Revista Punto y Seguido N° 3

L E T R A S D E L M U N D O
Yo no entiendo nada de poesía
Yo no entiendo nada de poesía,
ni de milagros ni de hechizos,
pero en la alegría que me entra por tus ojos,
llevo la rima perfecta, dulzona cadencia de mar,
ritmo de concupiscencia.
Aún no he logrado en versos eruditos
encumbrar mi nombre, jactarme de
eternidad,
pero el sugerido alivio de tus labios
prensiles,
aún me tiene consternado,
me da más a imaginar.
A mí no se me da el proliferar
parábolas etéreas,
paralelos ablativos
pero me extravío a diario,
inmerso en el pequeño universo de tu cuello.
Yo no remonto ensoñaciones,
ni de la virtud hago derroche,
pero vuelvo cada noche, a mojar mis dedos,
a ser tu siervo,
tu testigo,
sidéreo anacoreta.
Yo no habito otros planetas,
ya no me enredo con la Luna,
(esa promiscua taciturna,
tan distante y tan fría,
amarga harpía
caprichosa como ninguna,
yo
a
l
u
n
i
z
o
en
tu
piel,
me solazo con tu desvelo,
soy quien hurta el tesoro del rey,
quien vierte el arenal del deseo.
No entiendo de escuelas, vertientes
"ismos" ni abismos,
pero reconozco el talento
de tu reposado aliento,
de tu repasado tacto,
numen de mi alimento,
En llamas consumado.
Ni silva ni madrigal,
ni oda ni escansión,
ni adagio ni elegía
yo me arrullo en la melodía,
el nítido timbre de tu voz.
Yo no domestico metáforas,
ni anáforas me embelesan,
no me atribulan paradojas,
ni silogismos me pueblan,
yo más bien,
me voy
quedandito,
aquí a tu lado,
a ver si le aprendo algo
al rumiar de tu silencio,
a ver si de tus
brazos,
salgo
congraciado.
Pabel
Ernesto
Aispuro
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