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2019
Taller de escritura y astrología
Ansiosa aprendí a escribir y a leer para crear nuevos mundos. Y en el andar de las palabras me
encontré sanando las heridas también.
Agradezco a quienes siempre supieron subirse a mis verborragias poéticas, mis anécdotas llenas de
sensaciones y sobre todo a quienes me dieron más historias para compartir.
A las pibas de los jueves e infinitas gracias a Clau por su generosidad.
Prologos
(prologos compas)
Receta para disfrutar en familia
Para ir a visitar a la abuela
Antes debe preparar la guarnición.
Ponga los huevos en un bowl,
Bata fuerte y saque todo tipo de dudas,
Vierta los ingredientes familiares:
Una pizca de pimienta del tío Horacio,
Unos chistes ácidos del tío Héctor,
Un poquito de ralladura de su hermano mayor,
Cuatro historias de la infancia,
Que debe hidratar antes de mezclar,
Busque bien, de esas verdes y ridículas.
Pique finito el ajo y las envidias ajenas,
Rellene con las novedades y las bendiciones.
Ligue todo con la mezcla
De comentarios libres de la abuela.
Bata suave y con cariño,
El tema de los confites,
La profesión, el sueldo, el futuro
Unos cinco minutos, de forma pareja
Para que no se corte con la mirada
De alguna tía que husmea el guisado.
Una vez que la mezcla esté lista
Deje enfriar unos minutos.
Puede servirle a la guarnición
Un té de tilo antes de salir,
O una cerveza según el tipo de evento.
Decorelo a gusto con todos los chirimbolos que se le ocurran.
Y siéntese a comer con su familia.
Alguna vez
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Negra y florida,
con el aliento susurra,
y se cuela desde los pies
como un frío intenso,
como un alfiler directo
al carozo de cada ciervo.
No pasa desapercibida,
tan negra, tan florida
huele a humedad en los huesos,
a tierra en las uñas,
es como barro entre los dientes,
es muerte
que alguna vez
fue vida.
Ahicito
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La vida está ahicito nomás,
es la sombra de la vereda,
esa que te acompaña en cada paso,
en la lluvia alojada en los charcos,
en un mensaje inesperado,
en el cuartito de helado de medianoche.
La vida está ahicito nomás
en los besos con sabor a flores,
en los pies fríos que buscan refugio,
en las semillas que crecen en el balcón,
en los aguayos que abrigan rincones,
en la sensación del pasto acariciando la piel.
La vida está ahicito nomás,
solo que a veces andamos
con los ojos velados y pestañas caídas,
amargos de tacto, de voz
o más bien perdidos
en fábulas, en canciones maltrechas.
La vida está ahicito nomás...
Jugar
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Para mi es un juego,
lo que algunos llaman amor,
cada tanto un retruco,
o destapo una birra y te pregunto:
¨verdad o consecuencia¨.
Te juego en la cancha,
con uno, dos o tres jugadores,
no importa si no me quedan soldados.
Siempre tengo una reina,
para dejarte en jaque.
Te apuro hasta con falsos envidos,
y me entrego a la suerte del giro
de una botellita.
Tejo estrategias para conquistar,
tus territorios, tus barcos, tus tesoros.
¿Qué sería de mi
sino te juego la revancha?
¿Qué sería de vos
si la pelota está en tu cancha?
Pavón
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Los pasillos de Pavón tenían la suerte
de encontrarse con nuestros besos,
y las baldosas nos tironeaban la ropa,
las paredes se caían de sudar a la par.
Sin pausa y con prisa,
nos aventurábamos en tu jardín florido.
La luz mezquina alentaba al tacto,
y esas noches de primavera verano,
entre risas y coqueteos.
Recorrí cada uno de tus tatuajes,
besaste mis heridas y mis pieles.
Sin pausa, pero sin prisa ya,
no importaba si el mundo estaba de paro,
si llegábamos tarde a algún lugar
sólo queríamos empezar de nuevo,
en eso estábamos infinitamente de acuerdo,
eran mis labios desayunándote
o tus manos diciéndome buen día.
Los pasillos de Pavón tenían la suerte
de vernos inmersos en nuestros juegos,
y las baldosas eran un camino de ida,
testigos de nuestras maravillosas revueltas.
Boyacá / Super dulce de leche
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Nos vimos y nos dejamos de ver hartas veces…
pensé que era una más de tantas...
me conté que sabía del desapego.
Pero claro, ya no eran más,
los pasillos de Pavón,
sino que quizás,
el café con huevos pericos del desayuno,
envueltos en el poncho,
iban dejando huellas.
Quizás el frío en Boyacá,
hizo que nos amuchemos un poco.
La cercanía con Aranguren,
te trajo más noches
a contarme cuentos.
Quizás porque ambos
sabíamos
que los caminos
se iban a abrir pronto,
fue más relajado conectar.
Sin tanto peso,
sin tanta necesidad de ser o no ser...
teníamos las llaves para estar
en el "aquí y ahora".
Quizás, se me pase pronto.
Quizás no.
Pero no me arrepiento.
Al menos para mi
"sentir", "querer", son sinónimos de vida…
Y a veces andamos por la vida
con sonrisas dibujadas.
Y otras veces
las sonrisas son genuinas,
son el reflejo perfecto de lo que estamos viviendo.
Y se siente como esos días
grises y lluviosos.
con ese temple melancólico,
como si se vaciara el cielo de alegría.
Pero a la vez, la lluvia es tan armoniosa.
Tan hermosa escucharla deslizarse en cada gota.
Hace frío y no hay aguayo que abrigue...
la luna es la misma, ya me lo dijiste.
Como también me dijiste que no te extrañe.
Que extrañar era ilusionarse.
Lo único que sé, es que ambos,
le pedimos algo al otro que no pudimos hacer.
Vos me pediste que no te extrañe.
Yo te pedí que no te fueras…
Y te quedaste clavadito
en el sabor de los recuerdos…
super dulce de leche.
Carta a mi futura Casa
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Querida casa:
Creo que no me había dado cuenta de lo mucho que te deseaba. Esta vez te busqué, bastante. En
algunos barrios un tanto alejados de mi zona, en algunos barrios más cercanos a mis amigues, con
plazas cercas, con avenidas que me llevarán hasta vos. Te imaginé rodeada de diferentes
comestibles, siendo parte del placer las cercanías: heladería, panadería, chinos, carnicería, verdulería,
empanadas y pizzas. Te vi, te vi, te vi… como dice la canción y supe que era ahí. Dudé un poco más
que cuando me enamoro, pero porque entendía que está iba a ser una relación sería. Más seria que
cualquier amor que pudiera haber tenido. Transitando durante dos años las buenas y las malas, el frío
y el calor, la soledad y la compañía. Seguramente muchos envidien nuestra relación de refugio, por
compartirnos los silencios, las creaciones, los amores. Pienso en los detalles para vestirte, para
comprarte, para mimarte. Pienso en quienes van a disfrutarte al igual que yo. Creo que también
seremos buena compañía para aquellos que necesiten esconderse un rato, o dormir en otros techos.
Antes tuve otras casas, pero no tan mías como ahora. Porque ahora te elegí, te encontré y me muero
de ansiedad por habitarte. Querida casa, espero que seamos más que un contrato de matrimonio y
convivencia. Prometo hasta el último de los días compartidos, habitarte con el compromiso de saberte
mi guarida donde mis monstruos, mis miedos y sin fines de alegrías descansen y nos sanen las
heridas. Que las flores y los verdes, se rieguen en cada rincón y traigan el sol a la ventana. Además de
dibujar con crayón el piso y hacerte brillar luego de las visitas. Querida casa, seremos nuestro reflejo
genuino, caótico, poliamoroso y federal.
Estimada Belén
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Me alegra saber de sus ansias por habitar este espacio. Creo que podríamos llevarnos muy bien y que
el cambio de inquilinos es una buena oportunidad para sumar colores y formas.
Sé que te preocupan algunas faltas de pintura en el living, pero en cuanto tengas tiempo un repaso lo
va a dejar increible. La luz que entra durante el día va a demostrarte que este lugar es ideal para tus
tardes de mate y que despliegues tu creatividad. El balcón está un poco venido abajo, pero es porque
los inquilinos anteriores estaban más preocupados por cuidar de su pequeño niño y sólo les alcanzó el
presupuesto para poner la redecilla de precaución. Los colores te sobran y pronto harás más cálido
ese balcón. Me lo imagino entre verdes y coloridos murmullos.
Tengo un gran recuerdo de tu cara apenas entraste. Y eso que puedo recordar bastante el desfile de
expresiones estas últimas semanas. Se ve que venías un tanto cansada de abrir puertas y no
encontrar ese "No sé qué "... que te diera la señal. Pero enseguida tu rostro se encendió, me recorriste
de un lado al otro. Y en cada paso más convencida. La segunda vez, viniste decidida a tomar medidas.
Ya te habías apropiado del lugar y tenías ideas maravillosas para mis rincones. Tu hermano ayudó un
monton en organizarte las dudas y pronto retomaste la confianza. Quédate tranquila que tu cama va a
entrar perfecta. No tendré el vestidor soñado de película, pero confío en que vas a poner los estantes
de tal modo que vas a seguir combinando y jugando con tus belus.
Ya sé que aún tenés dudas de si tus chongos van a participar de esta nueva etapa. Sé que están
tentados entre ayudarte a hacer remodelaciones, pintura y retoques… hasta veladas llenas de calor,
con cenas y vinos de celebración. Me pregunto si estás lista vos para el desfile de chongos, O si en
esta ocasión te vas a refugiar más en tus mundos…
Que no te preocupe que mi dueña te haya hecho tantas preguntas e inundado de situaciones
desconfiadas. Finalmente entendió que ser mujer e independiente, es más que vivir y sostener sola tu
propia casa. Que no hay garantías en trabajos mal llamados estables, ya que muchas veces la suerte
es la decisión de unos pocos. No hay garantías si son dos o tres personas conviviendo… o al menos
que son las mismas que una persona. Y se que te enoja que te digan ¿vos sola? ¿vos sola vas a
poder con todo? No estás sola, nunca estamos solos… y tu red de amigues y vínculos quedó marcada
en el contrato. Así que respira y disfruta… que después de la mudanza, vamos a tener mucho por
contar.
Atte.
Boyaca 5a
Hay ex novios y ex novios
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Hay ex novios y ex novios… asi picanteó la tarde de chicas, Josefina. En ese instante hubo un silencio.
Un flashback interno. Personal. Y luego nos miramos a las caras entre nosotras.
Yo me estalle de la risa enseguida. Me sentí la menos experimentada quizás. Quizás por una loca
suerte que me dificulta las etiquetas en los vínculos. O seguramente una inseguridad que levanta
paredes a oportunidades maravillosas.
Siempre me detengo a pensar en la facilidad que algunas personas tienen de tener “relaciones serias”,
donde se untan en declaraciones amorosas y se dicen “Te Amo” al tercer día, después de salir del cine
y haber masticado pochoclos mientras miraban alguna comedia romántica repiten el final de “y fueron
felices para siempre”. Seguro que la protagonista es un poco torpe y tiene una voz estridente, como la
de Felicitas. Que lleva unas seis familias, suegras, cuñados y combos exquisitos para los fines de
semana desde los doce años que arrancó con Juancito. Después vino Martín en el secundario. Viaje
de egresados, Pedro. Agustín en la facu, Esteban y el de ahora que ya ni me acuerdo el nombre.
Al lado estaba Cami, un ex novio, mi mejor amigo. Y luego llegó Luis y se quedó… y se quedó… y se
quedó.
Mientras tanto, mientras se cocinaba su futura familia, yo habré pasado por una cantidad de
chongos… pfff...ni yo sé ya.
Eso sí, con una mano puedo contar esos supuestos ex novios que llevo en mi mochila. Particulares
cada uno. Diferentes entre sí. Un tanto valientes para saltar o romper la pared y quedarse en mi jardín
alguna temporada.
Enseguida las comenzaron a hablar y señalarse a carcajadas. Cada tanto se felicitaban por haber
terminado algunas relaciones.
Siempre sentí empatía con Flor, porque de alguna forma nos manteníamos al margen de estas
cuestiones. Y a la vez, aun con nuestras inseguridades, estudiamos lo que quisimos, vivimos de eso y
ni hablar de los viajes que hemos hecho. Y lo increíble que se siente el chamuyo en la montaña con un
francés, o bailar salsa con un gringo o apenas entender el idioma porque estas pasada de copas pero
las miradas lo dicen todo.
Flor y yo nos reímos, y al toque el resto en comunión unieron sus índices para denunciarnos…
“Las solteronas!” casi como un juicio en una plaza del medioevo.
Es tan hermoso, volver a la frase del principio casi como abrazo de devolución, Flor responde: “hay ex
novios y ex novios… tenemos un álbum completo con ustedes. Y todavía quieren más? en serio? Vale
más una colección de ex novios intentos de príncipes que una linda historia con alguien en un lugar
equis? Vale más llorar diez ex novios?” Se hizo silencio en la mesa, y era obvio abrieron el tema de
pañales y tipos de crianzas.
Agarré dos birras y con una sonrisa cómplice le entregué a mi amiga la solterona, una para el brindis.
Siesta
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Cerrábamos los ojos con fuerza . A falta de algunos dientes, nos costaba esconder las risas. Alguna
que otra vez, podíamos simular que dormíamos. La abuela hacía la vista gorda y se escapaba al living
para soltar la carcajada. Nuestros ojitos en movimiento nos delataban, aun convocando algún
superpoder de la niñez.
La hora de la siesta, la hora de la novela. Quiero volver a la hora de la siesta e inventar juegos y
mundos, hasta que el cansancio nos venciera. No como ahora, que la señora siesta se hace desear o
me tienta después del almuerzo en el trabajo.
Quiero cerrar fuerte los ojos y viajar a esos mundos donde un par de cajas hacían de castillos o naves
espaciales. Donde jugábamos a imitar a los personajes de la novela con sus declaraciones de amor y
las manos llenas de galletitas robadas. Nos guardábamos mielcitas bajo la almohada, monedas de
chocolate, palitos de la selva con adivinanzas o torres de caramelos sugus.
La siesta, como renegamos en esa época!
Repulgue / Carne picante
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Cuando Alejandro se levantaba con los demonios cruzados, entre mate y mate iba soltando sus
bestialidades. No te perdonaba ni el suspiro. Era mejor decir alguna barbaridad, que quedarse en
silencio.
Ella llevaba unos minutos escuchándolo. Su mirada recorría la cocina, que no le sobraba ni un lujo.
Quizás se iba perdiendo en el recorrido de la cucaracha que se colaba entre la vajilla.
Alejandro era como un volcán en erupción con su mala onda. Su lengua acribillaba, pero su cuerpo
estaba ajeno. Estaba armando las empanadas de carne del dia.
Ella seguía muda. Pero esta vez, su mirada cambio. Sus labios parecían humedecerse en cada
pestañeo.
Sus pupilas recorrían el contorno de cada empanada. Hasta que se topó con las manos de Alejandro.
Luego cayó en su dedo índice. Luego en el mayor. Muy delicadamente se mojaba los dedos y rozaba
suavemente la masa para humedecerla. Daba un giro muy refinado. Casi como una caricia. Una y otra
vez. Una y otra vez. Más de dos docenas de carne picante.
La voz de Alejandro se perdió. Las pupilas de ella se dilataron, sus labios se hincharon y sus fantasías
eran demonios bailando de placer. En ese acto repetitivo, suave y sensual.
Una y otra vez. Y otra vez. Sus yemas húmedas le erizaban la piel a cualquiera. Sus yemas recorrían
el laberinto llegando al punto.
Alejandro no tenía idea, que Venus estaba de fiesta, bailando en la entrepiernas de su compañera.