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notas religiosas

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— 162 —<br />

Aunque no es fácil conocer a los hombres por más<br />

familiares que nos sean, y por grande é íntimo que sea<br />

el trato o la amistad que con ellos nos unan, debo decir<br />

que el P. Pascual era una de esas personas que se revelan<br />

en seguida. Hijo de una tierra hidalga que ha criado<br />

siempre caracteres nobles y francos, aunque graves y<br />

recios como su clima, el P. Pascual fue siempre delicado<br />

en su proceder e ingenuo en sus palabras; y si alguna vez,<br />

como sucede a todo hombre, las circunstancias le aconsejaban<br />

la prudente reserva, era siempre velada con la<br />

más fina discreción, para hacer sentir en seguida a los<br />

que eran capaces de apreciar esta cualidad de un verdadero<br />

castellano viejo, la lealtad y la espontaneidad de<br />

aquellos caracteres que así se dejan querer, y aparecen y<br />

son simpáticos, sean cualquiera las cualidades físicas que<br />

hayan recibido de la naturaleza.<br />

Yo conocí al P. Pascual, joven profeso, de votos simples,<br />

corista-estudiante, teólogo, neo-presbítero y celoso<br />

sacerdote, y siempre aparecía en él esa mezcla de seriedad<br />

y de espíritu franco, que sin perder nada de su gravedad,<br />

atraía insensiblemente.<br />

De ahí que era siempre para sus compañeros objeto<br />

de aprecio y de visible simpatía; para sus superiores que<br />

supieron apreciar su valer, motivo de distinción y de estima,<br />

y para la gente en general de afecto y de veneración<br />

a la vez.<br />

Se distinguió por su puntual observancia en la que dió<br />

pruebas inequívocas de fidelidad corno súbdito y como<br />

superior; tuvo siempre afición al estudio y demostró capacidad<br />

no vulgar, lo que hizo que los superiores se fijaran<br />

en él para desempeñar algunas de las clases de los grados<br />

superiores de la casa de estudios de San Juan de<br />

Poyo (Pontevedra).<br />

Pequeña todavía la provincia de Castilla y escasa en<br />

personal, le nombró la obediencia Superior de los Conventos<br />

de Verín (Orense) y Sarria (Lugo), demostrando<br />

en estos puestos una prudencia y tacto no comunes. Al<br />

ser enviado a Méjico para restaurar aquella antigua Pro-<br />

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vincia de la Orden, el Maestro general se fijó en él para el<br />

cargo de Vicario Provincial, y en él le sorprendió el nombramiento<br />

de Administrador Apostólico de la Prelatura del<br />

Buen Jesús de Gargueia (Brasil), que el Papa Benedicto<br />

XV, de f. m., confió a la Orden, pasando a regirla<br />

el P. Pascual con la mayor abnegación con los Padres<br />

Francisco Freiría y Mariano Ferrer, uniéndose a ellos<br />

luego los Reverendos Padres Pedro Sánchez, peruano,<br />

Pedro Pascual Taborda, argentino, y Ramón Bolados,<br />

chileno, y los sacerdotes Terciarios, D. Horacio Morales,<br />

chileno, y D. Benjamín García, de Lugo, celosos cooperadores<br />

en el sagrado ministerio.<br />

De su celo apostólico y obras misionales dan testimonio<br />

todos los que han visto su labor constante y abnegada<br />

en los sitios por donde pasó; en Galicia vivenmuchos<br />

que le vieron trabajar sin descanso; en Méjico se recuerda<br />

su asiduidad al confesonario, donde era frecuente pasar<br />

ocho y diez horas diarias, su constancia en la predicación<br />

de todas clases, como han asegurado nuestros<br />

religiosos y declarado los Prelados mismos; y por fin,<br />

en los tres años de gobierno de la Prelacía del Buen<br />

Jesús, del Piauhy, sólo aquellas extensas selvas que recorrió<br />

haciendo bien, en todas direcciones, un poco aquellos<br />

atrasados, aunque sencillos buenos habitantes, y algo<br />

más también sus abnegados compañeros de fatigas podían<br />

decir de lo mucho que allí hizo el venerable Prelado<br />

que acaba de morir.<br />

Allí faltaba todo, puesto que faltaban sacerdotes; por<br />

eso la preocupación primera del P. Pascual fué proveer<br />

de ellos a las cinco parroquias, únicas que están erigidas<br />

en un territorio de cien mil kilómetros que próximamente<br />

tiene la indicada Prelatura. Cuán fecunda haya sido la<br />

obra del primer Prelado y de sus sacerdotes, lo dicen los<br />

siguientes datos, tomados exactamente de la relación que<br />

aquél presentó a la Santa Sede el año pasado, en cumplimiento<br />

de lo que ésta dispone.<br />

cA pesar de que las leyes civiles del país, son palabras<br />

.del Ilmo. P. Pascual, poco ayudan y más bien son hosti-

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