notas religiosas
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Aunque no es fácil conocer a los hombres por más<br />
familiares que nos sean, y por grande é íntimo que sea<br />
el trato o la amistad que con ellos nos unan, debo decir<br />
que el P. Pascual era una de esas personas que se revelan<br />
en seguida. Hijo de una tierra hidalga que ha criado<br />
siempre caracteres nobles y francos, aunque graves y<br />
recios como su clima, el P. Pascual fue siempre delicado<br />
en su proceder e ingenuo en sus palabras; y si alguna vez,<br />
como sucede a todo hombre, las circunstancias le aconsejaban<br />
la prudente reserva, era siempre velada con la<br />
más fina discreción, para hacer sentir en seguida a los<br />
que eran capaces de apreciar esta cualidad de un verdadero<br />
castellano viejo, la lealtad y la espontaneidad de<br />
aquellos caracteres que así se dejan querer, y aparecen y<br />
son simpáticos, sean cualquiera las cualidades físicas que<br />
hayan recibido de la naturaleza.<br />
Yo conocí al P. Pascual, joven profeso, de votos simples,<br />
corista-estudiante, teólogo, neo-presbítero y celoso<br />
sacerdote, y siempre aparecía en él esa mezcla de seriedad<br />
y de espíritu franco, que sin perder nada de su gravedad,<br />
atraía insensiblemente.<br />
De ahí que era siempre para sus compañeros objeto<br />
de aprecio y de visible simpatía; para sus superiores que<br />
supieron apreciar su valer, motivo de distinción y de estima,<br />
y para la gente en general de afecto y de veneración<br />
a la vez.<br />
Se distinguió por su puntual observancia en la que dió<br />
pruebas inequívocas de fidelidad corno súbdito y como<br />
superior; tuvo siempre afición al estudio y demostró capacidad<br />
no vulgar, lo que hizo que los superiores se fijaran<br />
en él para desempeñar algunas de las clases de los grados<br />
superiores de la casa de estudios de San Juan de<br />
Poyo (Pontevedra).<br />
Pequeña todavía la provincia de Castilla y escasa en<br />
personal, le nombró la obediencia Superior de los Conventos<br />
de Verín (Orense) y Sarria (Lugo), demostrando<br />
en estos puestos una prudencia y tacto no comunes. Al<br />
ser enviado a Méjico para restaurar aquella antigua Pro-<br />
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vincia de la Orden, el Maestro general se fijó en él para el<br />
cargo de Vicario Provincial, y en él le sorprendió el nombramiento<br />
de Administrador Apostólico de la Prelatura del<br />
Buen Jesús de Gargueia (Brasil), que el Papa Benedicto<br />
XV, de f. m., confió a la Orden, pasando a regirla<br />
el P. Pascual con la mayor abnegación con los Padres<br />
Francisco Freiría y Mariano Ferrer, uniéndose a ellos<br />
luego los Reverendos Padres Pedro Sánchez, peruano,<br />
Pedro Pascual Taborda, argentino, y Ramón Bolados,<br />
chileno, y los sacerdotes Terciarios, D. Horacio Morales,<br />
chileno, y D. Benjamín García, de Lugo, celosos cooperadores<br />
en el sagrado ministerio.<br />
De su celo apostólico y obras misionales dan testimonio<br />
todos los que han visto su labor constante y abnegada<br />
en los sitios por donde pasó; en Galicia vivenmuchos<br />
que le vieron trabajar sin descanso; en Méjico se recuerda<br />
su asiduidad al confesonario, donde era frecuente pasar<br />
ocho y diez horas diarias, su constancia en la predicación<br />
de todas clases, como han asegurado nuestros<br />
religiosos y declarado los Prelados mismos; y por fin,<br />
en los tres años de gobierno de la Prelacía del Buen<br />
Jesús, del Piauhy, sólo aquellas extensas selvas que recorrió<br />
haciendo bien, en todas direcciones, un poco aquellos<br />
atrasados, aunque sencillos buenos habitantes, y algo<br />
más también sus abnegados compañeros de fatigas podían<br />
decir de lo mucho que allí hizo el venerable Prelado<br />
que acaba de morir.<br />
Allí faltaba todo, puesto que faltaban sacerdotes; por<br />
eso la preocupación primera del P. Pascual fué proveer<br />
de ellos a las cinco parroquias, únicas que están erigidas<br />
en un territorio de cien mil kilómetros que próximamente<br />
tiene la indicada Prelatura. Cuán fecunda haya sido la<br />
obra del primer Prelado y de sus sacerdotes, lo dicen los<br />
siguientes datos, tomados exactamente de la relación que<br />
aquél presentó a la Santa Sede el año pasado, en cumplimiento<br />
de lo que ésta dispone.<br />
cA pesar de que las leyes civiles del país, son palabras<br />
.del Ilmo. P. Pascual, poco ayudan y más bien son hosti-