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Rock Bottom Magazine Número 7

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“Dios salve a las tiendas pequeñas, las

copas de porcelana, y la virginidad”.

(“The Village Green preservation society”).

del “swinging London”, todo un

movimiento a mitad de camino

entre la crudeza de las bandas

que comenzaron a formarlo en la

primera mitad de los sesenta, y

la muy acertada incorporación de

vanguardias artísticas de diverso

trapo: psicodelia, moda, teatro,

performances.

La apuesta temática de Ray

era ciertamente arriesgada; la

carrera de los Kinks hasta ese

momento era una sólida muestra

de lo que triunfaba en aquellos

días: singles sencillos y directos

que se beneficiaban de una

contundente apuesta sonora

capitaneada por las guitarras

de los hermanos Davies. No era

por tanto fácil pretender sacar

adelante un proyecto mucho

más personal. De hecho, el

resultado comercial inmediato es

clara muestra de que en 1968 el

mundo no estaba aun preparado

para tomarse un género como

el rock como algo trascendente

mas allá de la inmediatez del

hit single de consumo rápido. El

término “concept album” aún no

estaba extendido por aquellos

días, aunque las cosas ya

estaban cambiando en el mundo

de la música y su industria. Las

grandes compañías apretaban

para la producción de singles

de éxito y la realización de giras

en ultramar. La fragmentación

del mercado en una doble vía

USA/UK imponía diferentes

estrategias de mercado, ya que

en aquella época se consideraba

que la idiosincrasia del mercado

americano requería tiempos y

formatos diferentes a los del

viejo mundo. Los Beatles, no

hay que ir más lejos, llevaban

un buen tiempo intentando huir

de esta vorágine productiva

pero despersonalizada; los de

Liverpool habían editado un

año antes “Sgt. Peppers”, su

primera salida de la curva de un

establishment comercial que les

tenia encorsetados y hastiados.

Era por tanto, hora de asumir

riesgos; la escena inglesa

comenzaba a cambiar y nuevas

bandas surgidas de los más

diversos estratos comenzaban a

empujar en direcciones diferentes

a los recorridos habituales

marcados por las compañías.

En 1968 un joven llamado Syd

Barrett estaba también a punto de

romper con todos los esquemas

de la vieja y encorsetada crítica

inglesa. Lennon, Davies, Barrett

no son sino los mejores ejemplos

posibles para comprender de

dónde procedían los nuevos

vientos que comenzaban a azotar

a la acomodada, pérfida y vieja

Albión. No obstante, los Davies

mantenían, como vemos, cierta

postura conservadora ante la

desbocada creatividad de la

época. Pero, en lo que respecta

a Ray, la guerra entre clasicismo

y espíritu transgresor estaba a

punto de conformar un nuevo

rumbo para su banda.

“TKATVGPS”, analizado en

su contexto, ofrece una doble

vertiente que se deja abrazar de

manera conjunta, ya que la obra

maestra lo es tanto en lo lírico

como en lo musical. Se puede

disfrutar del disco sin entrar en su

fondo temático, pero zambullirse

en este confiere a la escucha un

plus que eleva la experiencia a

un nivel superior. A esa riqueza

literaria que alberga, y a la que tal

vez se haya dado históricamente

mayor relevancia por lo peculiar de

su temática, podemos sumar por

tanto un amplio arco iris musical

que imprime a cada tema un sello

propio y distintivo. De este modo,

podríamos hablar de pequeños

episodios diferenciados que dan

forma al conjunto aportando cada

uno su propio espíritu. Desde el

pop coral del tema que da título

al disco, pasando por el vibrante

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