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2016-2020

Relatos premiados 2016-2020

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ES

2 016

Bien, ya puedo salir a fuera a tomar el sol. ¿Qué te pasa, no quieres

que me vaya? Bueno, no hay nada interesante por aquí, salvo esa caja en

la que me he caído antes. Sí, esa en la que estás poniendo una ampolla.

¿Ahora sí que quieres que me ponga dentro? Vale, pero no la cierres.

¿Me oyes?

Schrödinger, esto no me hace ninguna gracia…

Yo no creía en el Satori

Luis Neira Tovar

ganador de la categoría Adulto

ES

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Todo empezó cuando el yogui llegó al campus. No podía dejar de

hacerse notar, sin duda con la intención de buscar prosélitos, con su aire

de santón, sus túnicas chillonas y su barba patriarcal. Comenzó a pegar

carteles anunciando un curso de meditación y ciencia. No podíamos

consentirlo. ¿Qué podía decir aquel mamarracho sobre ciencia? ¡Bastante

teníamos con un máster en Reiki en la Universidad! Así que fuimos a

reventarle la sesión inaugural.

Me decepcionó comprobar que entre los asistentes se encontraba el

rector y varios catedráticos, todos con su chándal y su esterilla. Se

produjo un silencio respetuoso y el yogui comenzó ufanándose de haber

desarrollado una serie de técnicas que permitían llegar a un control

absoluto de la mente sobre la materia. Me chirrió tanto su palabrería que

en seguida le interrumpí diciéndole que con la respiración no se podía

cambiar la trayectoria de un planeta. El yogui no se alteró.

—No hay nada que no se pueda conseguir con un correcto estado mental.

—¡Qué locura!

—No es locura, sino ciencia. La meditación induce estados en los que

se pueden generar ondas de diversa naturaleza. Se emplean las bases

de la mecánica cuántica a partir de la hipótesis de De Broglie.

¿Qué estaba farfullando aquel loco? ¿Qué sabía él de mecánica

cuántica? Era el típico vendedor de crecepelos que no sabe una palabra

de lo que dice pero emplea vagamente conceptos científicos para

justificar cualquier disparate.

—¿Pero qué sabes de De Broglie?

—¿Conoce usted la hipótesis de De Broglie?

—Por supuesto. –No era así, pero no me achanté. Sabía que estaba

ahí, después de Plank y antes de Schrödinger, en los libros de química.

Pero estaba seguro de saber más que él.

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