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Sábado <strong>20</strong> <strong>de</strong> <strong>marzo</strong><br />
A RE Í TO <strong>de</strong> <strong>20</strong>21 H OY 7<br />
JOCHY HERRERA<br />
Aporte<br />
Memoria<br />
esquiva ,<br />
<strong>de</strong> José<br />
Alcántara<br />
Almánzar<br />
El oficio <strong>de</strong> escribir se nutre <strong>de</strong> la incontenible necesidad <strong>de</strong>l autor comunicar, no<br />
necesariamente por elección propia; tal urgencia, persigue una insoslayable epifanía: el<br />
reconocimiento <strong>de</strong> la realidad circundante, y, en atrevidas ocasiones,elatrevido intento <strong>de</strong><br />
transformarla. En otras, se constituye en expresión catártica <strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong> quien escribe<br />
interesado en compartirloa la vista <strong>de</strong>l lector. Estas son algunas <strong>de</strong> las afirmaciones <strong>de</strong>l reconocido<br />
educador, narrador, ensayista y crítico literario José Alcántara Almánzar plasmadas en las páginas<br />
<strong>de</strong> su más reciente libro Memoria esquiva (SANTUARIO, <strong>20</strong>21), curiosa combinación <strong>de</strong> cuentos y<br />
textos ensayísticos breves que, en una suerte <strong>de</strong> bitácora confesional, revelan sus meditaciones<br />
sobre la literatura y su ejercicio.<br />
La obra cuenta con un índice <strong>de</strong> veinte<br />
cuentos cortos acompañados <strong>de</strong> seis<br />
reflexiones sobre el lector-escritor y el<br />
ser escritor en las que más que sentenciar<br />
con la firmeza convencida <strong>de</strong>l experto,<br />
Alcántara Almánzar sugiere, insinúa provocadoras<br />
i<strong>de</strong>as a fin <strong>de</strong> que, a nuestro modo<br />
<strong>de</strong> ver, el lector curiosose sirva <strong>de</strong> ellas en su<br />
condición <strong>de</strong> sujeto provocado por la palabra.<br />
Despliega aquí el también Premio Nacional<br />
<strong>de</strong> Literatura <strong>20</strong>09 una no menos importante<br />
apología al carácter evasivo y escurridizo<br />
<strong>de</strong> la memoria en la que pon<strong>de</strong>ra, a<br />
la semblanza <strong>de</strong> Borges, la inexorabilidad <strong>de</strong>l<br />
tiempo arquitecto <strong>de</strong>l “abismo entre pasado<br />
y presente”.<br />
Porque ante el tiempo, como revela Alcántara<br />
Almánzar en el cuento “Los estragos<br />
<strong>de</strong>l olvido”, no solo yacemos in<strong>de</strong>fensos en el<br />
transcurrir <strong>de</strong> nuestras vidas, sino que los<br />
que nos ro<strong>de</strong>an se apropian <strong>de</strong> las circunstancias<br />
acontecidas a través <strong>de</strong> su curso para<br />
constituirse en juez y parte <strong>de</strong> la historia colectiva:<br />
“?Pero, ¿cómo fue posible? le pregunté.<br />
Sus ojos habían perdido el fuego <strong>de</strong> la<br />
mocedad y ahora se escondían tras los pliegues<br />
<strong>de</strong> unos párpados hinchados. La boca<br />
se <strong>de</strong>sdibujaba en un rictus <strong>de</strong> conformidad,<br />
robándole la gracia que había sido su sello<br />
distintivo. ¿La vida se encargó <strong>de</strong> todo? susurró,<br />
agregando una frase misteriosa?: nunca<br />
la vida es nuestra, es <strong>de</strong> los otros”.<br />
El origen <strong>de</strong> la conciencia humana sobre<br />
el tiempo partió justamente <strong>de</strong>l lenguaje<br />
(<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la palabra como lo primero, Verbo <strong>de</strong>l<br />
dios creador según el cristianismo), en tanto<br />
que el surgimiento <strong>de</strong> la comunicación oral<br />
(gracias a la fonación, <strong>de</strong> acuerdo con el criterio<br />
científico) permitió al primate or<strong>de</strong>nar<br />
el entorno y con ello establecer marcos <strong>de</strong><br />
referencia respecto a sí mismo y los <strong>de</strong>más. A<br />
partir <strong>de</strong> entonces, el Hombre perseguirá<br />
cuasi obsesivamente las coor<strong>de</strong>nadas <strong>de</strong> su<br />
<strong>de</strong>venir a mano <strong>de</strong> las clepsidras babilónicas<br />
medidoras <strong>de</strong> las variaciones fluviales y celestiales;<br />
a través <strong>de</strong> las lucubraciones <strong>de</strong> Heráclito<br />
y Parméni<strong>de</strong>s sobre la noción <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n<br />
cósmico; en el mecanicismo <strong>de</strong> Galileo y<br />
la fría racionalidad <strong>de</strong> Newton; en la cuarta<br />
dimensión <strong>de</strong> la realidad impuesta por la relatividad<br />
einsteineana, hasta arribar por supuesto<br />
al Borges reivindicador <strong>de</strong>l instante<br />
apéndice <strong>de</strong> la eternidad: “Lo grave no es<br />
que las cosas terminen, sino que no hayan<br />
s u c e d i d o. ..”<br />
En este fajo <strong>de</strong>stacan historias, insistimos,<br />
don<strong>de</strong> la reconstrucción <strong>de</strong> la memoria asume<br />
un papel protagónico en la creación <strong>de</strong> la<br />
voz <strong>de</strong> los personajes: ya sea a través <strong>de</strong> viejas<br />
melodías pululando entre las alamedas <strong>de</strong><br />
una ciudad que ya no es, pero que a manos<br />
<strong>de</strong> la sinestesia permitieron al hombre maduro<br />
relacionarse con su mundo y los incluidos<br />
en él (“Concierto italiano”); en el<br />
tránsito <strong>de</strong> recuerdos <strong>de</strong>l muchachito <strong>de</strong><br />
diez años besado en la boca por un diablo<br />
cojuelo que le llenaba <strong>de</strong> pavor, al ahora consagrado<br />
médico que le atien<strong>de</strong> en las postrimerías<br />
<strong>de</strong> su malograda y arrepentida vidaen<br />
una suerte <strong>de</strong> “drama inverso” don<strong>de</strong> la<br />
relación débil-fuerte se convierte en po<strong>de</strong>roso<br />
viceversa (“Despedida <strong>de</strong> Niño El Malo);<br />
y en los días transcurridos a la<br />
‘‘<br />
espera <strong>de</strong> una muerte anunciada A<br />
por la propia víctima al final <strong>de</strong><br />
sus días durante los cuales, esta<br />
anciana luce más viva y sana que<br />
nunca (“Los días contados”).<br />
En el territorio <strong>de</strong> la literatura,<br />
trátese <strong>de</strong> la ensayística, la poesía<br />
o la ficción, lo referente al ejercicio<br />
y acciones humanas es revelado<br />
pocas veces en su estado<br />
natural; ello así porque la realidad<br />
siempre estará invariablemente<br />
filtrada por la pupila y el imaginario<br />
<strong>de</strong> quien escribe. Valiéndose <strong>de</strong>l talento y su<br />
dominio <strong>de</strong>l lenguaje, el autor nombrará los<br />
hechos y las cosas presentes en la colectividad;<br />
creará y dará sentido a los símbolos<br />
espejo <strong>de</strong> las emociones y acciones <strong>de</strong> los<br />
hombres en su relación con las i<strong>de</strong>as. En íntima<br />
batalla con las letras, se transportará<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los confines <strong>de</strong> su interior hasta los<br />
lin<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> lo exterior patentes en su época y<br />
hábitat social; una tarea <strong>de</strong> exploración <strong>de</strong> lo<br />
l cá n t a ra<br />
A l m á nza r<br />
plasma en este<br />
libro apreciaciones<br />
p ersonales<br />
referentes al<br />
escritor como<br />
creador y lector<br />
a p a s i o n a d o.<br />
no dicho en continuo tránsito <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el corazón<br />
a los avatares <strong>de</strong> la polis, como una vez<br />
enunció Barthes.<br />
Despojado <strong>de</strong> todo portento académico y<br />
<strong>de</strong> las señas <strong>de</strong>l discurso experto, en un llano,<br />
pero conciso lenguaje, Alcántara Almánzar<br />
plasma en este libro apreciaciones personales<br />
referentes al escritor como creador y lector<br />
apasionado. Sobre sus caminos, motivaciones<br />
y compromiso;sobre la ética, y pasión<br />
que a su juicio <strong>de</strong>finen el oficio <strong>de</strong> la palabra<br />
escrita, todo ello acompañado <strong>de</strong> observaciones<br />
pertinentes a la literatura como instrumento<br />
para enten<strong>de</strong>r el mundo y como<br />
expresión <strong>de</strong>l alma humana. Aborda también<br />
los <strong>de</strong>safíos <strong>de</strong>l cuentista que anegado<br />
por el espacio con que dispone en la página,<br />
es perseguido por su ímpetu cuasi utópico<br />
<strong>de</strong> “cazador <strong>de</strong> imágenes instantáneas, pasajeras<br />
y breves pero eternas, dirigidas al corazón<br />
<strong>de</strong>l lector”.<br />
En el párrafo a continuación, el autor que<br />
nos ocupa hace referencia a aquello que<br />
pensadores y académicos han <strong>de</strong>batido sobre<br />
el oficio <strong>de</strong> escribir; <strong>de</strong>sprovisto <strong>de</strong> intención<br />
aleccionadora, a nuestro ver, estas<br />
palabras son útiles consi<strong>de</strong>raciones tanto<br />
para el lector interesado como para el escritor<br />
joven: “Todo cabe en el ámbito infinito<br />
<strong>de</strong> la literatura y, aunque resulte muy difícil<br />
<strong>de</strong>slindar las fronteras entre realidad y fantasía,<br />
verdad y mentira, hechos y ficciones, lo<br />
cierto es que la literatura nos ayuda a enten<strong>de</strong>r<br />
mejor el mundo; un mundo que se<br />
resiste a la comprensión y que, a medida que<br />
el tiempo transcurre, se torna mas abstruso,<br />
complejo y huidizo. Pero, sobre todo, hacemos<br />
literatura como reflexión sobre el ser y<br />
su <strong>de</strong>stino, porque intentamos <strong>de</strong>sentrañar,<br />
muchas veces sin conseguirlo,<br />
el misterio <strong>de</strong> nuestra andadura<br />
por la vida, tratando al menos<br />
<strong>de</strong> saber qué hacemos aquí en<br />
este efímero instante”.<br />
Michel Tournier <strong>de</strong>cía que<br />
contrario al orador quien es escuchado<br />
por múltiples oyentes,<br />
el escritor es un solitario que se<br />
dirige a un lector solitario. Paradójicamente,<br />
las palabras, tan<br />
breves como el instante, recorren<br />
un cortísimo viaje antes <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>saparecer; la escritura, sin embargo, permea<br />
a través <strong>de</strong>l tiempo y el espacio <strong>de</strong>positando<br />
en su trayectoria una in<strong>de</strong>leble marca<br />
en el pensar y la memoria <strong>de</strong> los hombres.<br />
Yacen, pues, en estas consi<strong>de</strong>raciones los<br />
trazos que dibujan el privilegio y la responsabilidad<br />
<strong>de</strong>l escritor ante la razón; su rol <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> la verdad hecha palabra y <strong>de</strong><br />
creador sorprendido que, ante todo, <strong>de</strong>berá<br />
abrazar la libertad. Las páginas <strong>de</strong> “Memor ia<br />
esquiva”felizmente dan constancia <strong>de</strong> ello.