COOLTURA REVISTA INFANTIL: Primera edición

OJO POR OJO,
LÉEME LÉEME
UNA SEGUNDA
OPORTUNIDAD
Por: Miguel Mendoza Luna
Hoy, miles de años después
El pequeño Ian observa maravillado la inmensidad del mar. Él proviene de la ciudad, ese
lugar donde algunos viven solo preocupados por su propio bienestar, generando desechos
y contaminación, sin importarles el daño que provocan a lugares distantes como este.
Con pesar el chico recuerda que allí, hace unos meses, murieron muchos peces
por culpa de una fuga de desechos tóxicos provenientes de un barco.
A sus pies el mar le trae un collar de conchas tan viejo
como el mundo. Se lo cuelga, convencido de que se
trata de un regalo de la naturaleza.
Hace miles de años
El joven Kablum jugaba en la playa, iluminado
por el sol, con los pies saludando al mar.
El mundo era aquel paraíso de árboles y animales
fabulosos. Su vida diaria consistía en convivir con
ese armónico lugar que a cambio de alimento y
hogar tan solo le pedía respeto.
En su antigua lengua le dijo a la naturaleza:
—Gracias por esta hermosa casa. Cuidaré de ti.
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Kablum divisó un pájaro atrapado en la arena. Con sigilo, se acercó para ayudarlo.
Mientras liberaba sus alas, no se dio cuenta de que su collar de conchas cayó y una
ola bromista lo arrastró hacia su reino.
El ave pudo volar feliz. Kablum imaginó esperanzado que, al otro lado del mundo del
agua, un chico igual a él también cuidaba de la vida y sus criaturas.
—Te pido perdón por el daño que te hemos
causado —grita Ian mirando al horizonte—.
Te prometo que haré todo lo que pueda
para salvarte.
Un ave ha quedado atrapada en la arena. Ian la levanta
con cuidado para conducirla a la libertad.
Por supuesto, Kablum e Ian nunca se conocieron, pero ahora la voz del primero habita
en el segundo. El amor que los dos sienten por su planeta, por ese lugar especial al que
alguien llamó Tierra, los une a través del tiempo y hace renacer la esperanza de que
podremos salvar nuestra casa, esa que nada nos pide a cambio, tan solo respeto.
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