COOLTURA REVISTA INFANTIL: Primera edición
Primer número de la única revista infantil colombiana en la actualidad. Cooltura llega pisando fuerte y ofrece 11 secciones increíbles e interesantes, desde literatura y naturaleza, hasta agenda cultural y experimentos.
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Los dientes
de leche
Por: MATEO TORRES
Yo sabía que Mariana iba a cumplir años en unos días
porque en el salón estaban todas las fechas. 16 de
septiembre: cumpleaños de Mariana. Era el próximo
martes. Recuerdo que estaba emocionado, porque
después de comprarle el collar que había visto tantas
veces camino a casa, ella de seguro entendería lo mucho
que me gustaba y quizás querría ser mi novia. El problema
con las niñas como Mariana, es que a todos nos gusta.
Cuando ella iba a tomar las onces no había forma de
disimular nuestro secreto, el secreto mío y de todos mis
amigos por el primer amor.
Sebastián decía que su papá tenía una pastelería y que
le llevaría un pastel tan grande que ella no le pondría
cuidado a nadie más; Camilo, por su parte, sabia dibujar
muy bonito y pensaba que con eso la podía conquistar;
Juan nos contó que su padre le iba a regalar una bicicleta,
y que cuando él la llevara de vuelta a casa, ella lo preferiría.
Era un largo listado y todos querían sorprender a Mariana.
Yo no tenía mucho para competir. Mi papá salía muy
temprano todos los días, y yo no entendía muy bien cuál
era su trabajo. Antes de salir me decía que, si todo
marchaba bien, pronto íbamos a tener algo de dinero. Mi
mamá, por otra parte, pasaba el mayor tiempo en casa y
a ratos remplazaba a alguien en el salón de belleza, pero
Mariana ya era muy bella, ella no necesitaba ir a ningún
lado, porque era la única persona del colegio a la que el
uniforme le quedaba bien, bonito.
Me porté muy bien ese fin de semana, hice todas las tareas, me gané dos
estrellas doradas —que lleve a casa con orgullo — porque le respondí bien a
la profesora una de sus preguntas. El domingo por la noche, cuando etábamos
comiendo les pedí a mis papás dinero para comprarle el collar a Mariana,
era un collar bellísimo, con una cadena plateada, pero al decirles, noté que
se pusieron un poco tristes.
Me dijeron que quizás el otro año le podría regalar ese collar a mi amiga,
pero que por ahora le escribiera algo, que teníamos papel y lápiz.
Esa noche me encerré en mi cuarto a llorar. No entendía porque Sebastián,
Camilo, Juan, y todos podían hacer feliz a Mariana, y yo no tenía esa
oportunidad. Al día siguiente le dije a mi mamá que me dolía el estómago
y que no quería ir al colegio. De hecho, no quería volver nunca. Mi mamá,
que siempre ha sabido todo, estaba segura de que a mí no me dolía el
estómago, me dolía Mariana.
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