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ANTOLOGÍA DE CUENTO JOVEN NORMALISTA

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ANTOLOGÍA DE CUENTO JOVEN NORMALISTA

COORDINADOR

ROBERTO COMPEÁN MARTÍNEZ



DIRECTORIO

MVZ. Francisco Domínguez Servién, Gobernador Constitucional del

Estado de Querétaro

M. en C. José Carlos Arredondo Velázquez, Secretario de Educación

Lic. Fernando Urbiola Ledesma, Director de Educación

Lic. Jesús Hernández Briseño, Director de la Escuela Normal Superior

de Querétaro

Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción,

distribución, comunicación pública o transformación de esta obra

sólo puede ser realizada con la autorización expresa de su titular,

salvo excepción prevista por la ley.

D.R. © 2021 Escuela Normal Superior de Querétaro

Colón 14, Centro Histórico, C.P. 76000

TEL: 2144941

Querétaro, Qro.

Primera edición: Mayo 2021

ISBN: 978-607-9435-14-1

Impreso en México

Printed in Mexico

5



“Nos prometieron que los sueños podrían volverse realidad,

pero se les olvidó mencionar que las pesadillas, también son

sueños”

Oscar Wilde

7



ÍNDICE

PRESENTACIÓN..............................................................................11

Acerca de una despedida................................................................13

Alicia ...............................................................................................17

Ana .................................................................................................21

Animalia...........................................................................................27

Aquel día.........................................................................................35

Corazón de oro...............................................................................39

Duske, la anciana.............................................................................45

El costo de la felicidad....................................................................49

El hijo del padre tiempo..................................................................57

El Lobo Tonino.................................................................................63

Encontrarse al chico 100% perfecto una bella mañana de abril.....67

Errores..............................................................................................73

La Gran Lección...............................................................................87

Mi bibliobiografía........................................................................... 91

La magia..........................................................................................97

La melodía de papá ......................................................................103

La última prueba............................................................................111

Las maravillosas desventuras de un hechicero en formación........117

Susurro de vida............................................................................. 131

¿Quién dijo que podría ser maestro de Historia?..........................143

9



PRESENTACIÓN

Una de las grandes competencias a desarrollar en todas las

instituciones de educación superior, aparte de las investigativas,

son las que se refieren a difusión y publicación. Como consecuencia

del fomento a la lectura, la Escuela Normal Superior de Querétaro

(ENSQ.) emitió una convocatoria en el 2021 para publicar escritos

de los estudiantes de la institución; en la cual, se ha tenido una

respuesta formidable por parte de aquellos estudiantes lectores que

hoy se han dispuesto a iniciar y a fortalecer su competencia en la

escritura.

Nos hemos olvidado que la construcción de textos no es una acción

privativa de los escritores o de quienes nacieron con el talento

innato de escribir. Los maestros, por un buen tiempo, nos hemos

olvidado de escribir y con ello hemos proyectado que nuestros

propios alumnos no lo hagan o peor aún que piensen que no saben

hacerlo. Por ello es satisfactorio para la ENSQ contar con docentes

responsables que invitan y exhortan a sus estudiantes a realizar

esta actividad con el ejemplo. Durante varios años hemos tenido la

participación de los docentes, hoy vivimos una realidad de publicar

una colección de 6 libros de estudiantes coordinados por un maestro.

Felicito y agradezco al Lic. Roberto Compeán Martínez por dar el

acompañamiento a sus estudiantes a descubrir sus talentos como

escritores.

Escribir no es una capacidad natural del ser humano. Pero estamos

dotados naturalmente para desarrollarla. Las relaciones sociales

que están en la base de los usos escritos con complejas, como

lo son también las formas de lenguaje que se han de adoptar en

ellas. La particularidad de la situación interactiva característica de

la comunicación escrita, en la que el interlocutor, el destinatario,

no está presente, hace mucho más compleja su representación y

gestión. Escribir es necesario para aprender a escribir, pero no es

suficiente. Para aprender a escribir, se hace escribiendo. Y en ese

sentido es imprescindible que el maestro le proporcione al alumno

motivos para escribir.

Es por ello, que los estudiantes deben darse cuenta que escribir es

existir y preservar. Es la forma de transmitir nuestras ideas, vivencias,

aprendizajes y de conquistar a los lectores.

11


Siempre ha sido un objetivo propuesto de quienes trabajamos

en esta Escuela Normal Superior de Querétaro (ENSQ) que sean

nuestros alumnos quienes produzcan, construyan y publiquen textos

narrativos o incluso poéticos. Que sean los protagonistas de sus

propios escritos. Queremos que nuestros alumnos deslicen sobre

el papel todo lo que contienen sus mundos, sus ideas, su sentir, sin

ningún límite.

En este libro se presentan una serie de textos narrativos construidos

por los estudiantes normalistas que algún día llegarán a ser maestros.

Escribieron narrativa acerca de lo que quisieron de acuerdo a su

área de interés, lo que pensaron, imaginaron, vivieron o inclusive

les aconteció a otros, son textos libres de límites. Hablaron sobre

aventuras, romances, cuentos de terror, sueños que tuvieron y

decidieron plasmarlos en papel, hechos verídicos o relatos fantasiosos

producto de su imaginación desbordada. Escribieron cuentos

biográficos, ficticios, abordaron con plena libertad el subgénero

que quisieron y de ello surgieron narraciones muy interesantes que

presentamos en este volumen.

En la ENSQ, tenemos el interés por escuchar la voz de nuestros

estudiantes, queremos sean libres a través de la escritura, que sean

los autores auténticos y felizmente radiantes por la riqueza y tesoros

de la escritura y para que extiendan su encanto llevando al lector por

el sendero de sus líneas. Queremos que expresen con libertad y sin

tapujos su verdad, su sentir, su crítica del mundo y nos lleven a través

de su estilo, a conocerlos.

Espero que la publicación de libro de “Cuento Joven Normalista”

sea el primero de muchos otros en donde cada estudiante motivado

por su propio deseo, plasme sobre el papel la magia infinita de su

imaginación, que sea el principio de la aplicación de los talentos

normalistas que hay en nuestra Institución que se mantienen ocultos

y que es necesario atreverse a salir a la luz, cuando lo único que se

necesita es permitir el desplazamiento de la pluma sobre el papel

motivados por nuestra propia conciencia.

Lic. Jesús Hernández Briseño

Director de la ENSQ

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Acerca de una despedida

Nada es eterno, eso lo confirmé el sábado, te vi partir, pero no solo

eso, te vi llevándote mis sueños, mis anhelos, los planes que alguna

vez hice, o hicimos juntos y me dejaste entonces preguntándome

¿qué hice mal?, ¿fue mi culpa?, ¿de ambos?, ¿pudimos haberlo

evitado? Las dudas me atormentaban como se atormentan los que

esperan noticias de su familiar luego de una operación a corazón

abierto, y es que así me sentía, tenía el corazón expuesto.

Si hubiera sabido que seríamos tan efímeros, seguramente habría

cambiado los momentos en que estuve triste por razones sin

importancia cuando tenía lo más valioso, no pude darme cuenta y

lo lamento. Verte huir con tal deseo, con tanto vuelo que diste antes

de despegar me desplomó, me rompió y espero que nunca vuelvas

a marcar porque sé que soy tan frágil, sé que soy tan cobarde que

correría a refugiarme en tus brazos una y otra vez hasta el cansancio.

Recuerdo hasta el más insignificante detalle del día anterior, te

recuerdo llamándome amor como acostumbrabas hacerlo todos los

días, deseándome la mejor de las mañanas… Pienso en todo eso y

lo que sigue me aterra, frena mis pasos, me asusta y me intimida, no

soy capaz de imaginar planes distintos, una vida sin tu compañía, sin

la seguridad que me dabas, ¿qué nos pasó?, ¿cómo pude ser tan

despistada? Pero el hubiera no existe y el tiempo no perdona, algún

día levantaré la cabeza y sacaré el pecho para hacerme fuerte, pero

a quién engaño, ahora siento que me dolerás toda la vida.

Fue un día 12 de diciembre que desperté emocionada por verte,

por contarte mis historias, matarnos uno al otro de risa, compartir

tiempo juntos, besar tus labios, acurrucarme en tus brazos. Después

de mucho me había sido posible conseguir saldo para mi teléfono,

lo sentía innecesario ya que pasaba la mayor parte del tiempo en

casa, bien, resultó que ese día me tocó trabajar, yo contaba las

horas para poder verte, jamás las horas fueron tan eternas, tenía el

humano sentimiento de cualquier enamorado ansioso por ver a su

ser amado una vez más, recuerdo que salí un poco más temprano

de lo habitual del negocio gracias a que fue un buen día, yo me

emocioné mucho, tomé mis cosas, esperé a que me acercaran un

13


14

poco, luego de eso observé la calle, vi aproximarse la ruta que

tomaría y sin pensarlo dos veces corrí hacia ella.

Ya en camino pude analizar las caras de los pasajeros, la mayor parte

parecía ser indiferente, unos se veían sencillamente normales, otros

aburridos, exhaustos, se notaba a simple vista que lo único que

deseaban era llegar a su destino lo más pronto posible, nadie de ellos

se detenía ni por error a admirar sus alrededores, podría deberse

a que están aburridos de tomar el mismo camino a diario o a que

solo no les importaba. Me acordé de haber leído alguna vez que en

cierto lugar del mundo, los pasajeros conversaban unos con otros y

ni siquiera se veía a la gente mirar sus teléfonos celulares, ¡pero qué

lejos está esta ciudad de eso! Al final de cuentas, ¿qué importaba?

Todos lucían tan serios, pero yo no, yo estaba entusiasmada, sería

un gran día y yo estaba feliz por eso, era mi aniversario contigo,

cumplíamos 11 meses de relación y además era mi cumpleaños,

habías sido la primera persona en felicitarme.

Una vez que llegué a mi casa, pedí a mi mamá que me ayudara

a prender el calentador para poder bañarme más rápido, ella

amablemente me ayudó, yo corrí a buscar ropa linda para ponerme,

saqué también mi estuche de maquillaje, abrí la regadera y me

duché lo más rápido que pude, de repente escuché un sútil ruido,

mi teléfono timbraba, eras tú, me decías que te había surgido otro

plan, me pregunté qué plan sería, tú y yo teníamos un plan desde

hace una semana y ahora lo cambiabas por otro, sentí tu directa y

cruel mentira, sentí mi corazón quebrarse tal cual vaso de cristal al

caer, quería llorar, gritar, sin embargo, solo me quedé ahí, viendo

como seguías mintiendo, ¡claro! Para ti siempre fui la misma niña

crédula y yo me adiaba a mí misma por ello, porque no me veías

como mujer, solo como una niña que te amaba hasta donde le era

posible hacerlo, según tus inventos, estarías en una fiesta esa tarde.

__Salud, hoy no será el gran día que imaginé. Me dije a mí misma.

Tenía en mi pecho una combinación de rabia, melancolía, coraje,

tristeza, ¿por qué no me podías extrañar de la misma forma que yo

a ti?


Entonces comencé a llamarte, la desesperación se acrecentaba más

y más, quería saber un poco más del “imprevisto”, tú no hiciste más

que olvidarte de la fecha, tan especial para ambos, o al menos para

mí.

La verdad es que tiempo atrás yo ya me había dado cuenta de tu

frialdad hacia mí, me hice ciega por no hacernos daño, protegí mi

corazón metiéndolo en una armadura de hierro para que nunca

pudieses lastimarme, sin embargo, siempre encontrabas una rendija

por la cual pasar y lo lograbas, no había nada que pudiera evitarlo.

Caí en picada cuando te conocí, me hiciste imaginar futuros

espectaculares, soñé muy alto o me elevé demasiado, pero es

que la mente hace jugadas que no nos explicamos, todos en mi

casa pensaban que vendrías, me dijeron que te invitara a la cena

de año nuevo, cuando noté que no podría ser me recosté, desde

el segundo piso de mi casa escuché a mi sobrina reír, ella es tan

alegre, posee un brillo que contagia de felicidad a todo aquel que

la escuche, a pesar de tener solo cuatro años es la más divertida,

dulce, atrevida, coqueta y cambiante, todo un ejemplo de vida. Fue

ella quien pudo hacerme salir de mi recámara, abrió lentamente la

puerta de mi cuarto y me dijo: -¿Lupita? –Mande, respondí. -¿Me

haces una gelatina? –Sí princesa, baja con abuelita yo ahorita la

preparo. –Ven ya tía, quiero una gelatina de limón o rosa de fresa,

corre. Me dijo entusiasmada. –Baja con abuelita, respondí. –Está

bien tía, dijo denotando una ligera decepción.

Pero, ¿qué sabe una niña de tristeza? Nada, -Nada, repetí lo que me

dijo mi cabeza. Salí minutos después de mi habitación, tan cómoda,

caliente, aquella habitación que me protegía de preguntas de parte

de mi familia, pero quería ver feliz a mi sobrina, así que salí de ahí y

me dirigí hacia la cocina y la vi tan bella esperándome, me dio una de

algo parecido a la grosella, tal vez era fresa, no me fijé, sinceramente

solo pensaba en estar contigo, dolía de una manera inexplicable, con

viejos amores había experimentado rupturas, pero es que contigo

hice planes, fui visionaria, quería que algún día tuviéramos nuestra

familia, pero no podrá ser, mi amor, podré amarte mucho pero no te

detendré, quiero que quien esté conmigo sea por voluntad propia y

no por lástima. Mi sobrina se me quedó viendo y me preguntó: - Tía,

¿estás enferma?, -Ojalá estuviese enferma, pensé.

15


Después de sobrevivir al sábado, logré poder verte el domingo, me

pareció tan raro que salieras de tu casa en domingo, siempre preferías

descansar, amor mío, quién diría que ese día sería el último de

nuestra historia, cuando te vi llegar, tan serio, ni siquiera hice nada al

respecto, estaba tan enojada contigo que solo quería explicaciones,

quería que todo volviera a ser como antes, me intentaste saludar

con un beso, lamento no haberte podido corresponder

En ese instante, la rabia estaba acabando conmigo, procedí a

sentarme en donde siempre lo hacíamos, quisiste tomar mi mano y

no lo hice, lo que tú nunca supiste fue que solo no quería tomarla

en ese momento, realmente me habría encantado poderla tomar

por siempre hasta el final y vencer juntos todos esos obstáculos

que la vida nos pusiera, sentía que contigo todo era posible en este

universo y sé que sin ti también lo es, confío en que cumpliré todas

esa metas y sueños que un día te conté, aunque en el camino la

tristeza me impida avanzar con la misma velocidad.

Sabré apreciar todo lo que contigo viví, me abrazaré al proceso de

extrañarte con toda la confianza de que valió la pena cada segundo y

cada momento que vivimos juntos, así que no, este no es un cuento

con final feliz, lamento decepcionarlos, es lo que tengo por decir

acerca de una dura despedida que por siempre llevaré en el corazón

como la historia de amor verdadero más hermosa del mundo.

Autor: Ma. Guadalupe Maldonado Saavedra

16


Alicia

Dedicado a María Luisa Mendoza Álvarez

Quería irme de ahí, no lo soportaba más. Mamá me gritaba y me

pegaba todo el tiempo. Decía que me parecía tanto a mi padre, y

me odiaba por eso. Me lo recordaba todos los días. No sabía qué

hacer, lo único que pensaba cada que peleábamos era que quería

irme. Quería huir lejos, en donde nadie me encontrara.

Vivíamos en una casa pequeña que mi madre compartía con su

nuevo esposo. Estaba ubicada en la bella Ciudad de México. Era

muy grande y yo muy pequeña e insignificante para ella.

Una vez, intenté huir, había peleado con mamá. Yo ardía en furia. Así

que tomé mis cosas, sólo lo necesario. Un par de ropa, unas galletas

y mi muñeca favorita. Las puse en una bolsa color amarilla y salí a

la calle. Estaba decidida a irme. Pero cuando cerré la puerta y miré

a la calle me di cuenta de que no tenía a donde ir. Era demasiado

pequeña, tenía 6 años.

Ese día me di cuenta de que no iba a ser tan fácil. Tenía que esperar

a crecer para poder salir de ahí. Tenía que esperar mucho. Mi madre

salió, me miró, se rió y después me ordenó entrar a la casa.

__¿A dónde pensabas ir?- preguntó riendo. No dije nada, bajé la

mirada y empecé a llorar.

__¿Llorar? no me digas, llora todo lo que quieras. De aquí no te

podrás ir. ¡Vete a tu cuarto!, __ gritó.

Esa tarde escuché como ella y su esposo se burlaban de mis acciones.

Y es que era cierto, no tenía a donde ir.

Pasaron los años, y mi vida seguía siendo exactamente igual. Todos

los días eran gritos y discusiones con mamá. Pero no podía irme

de ahí. Para colmo, el asqueroso de su esposo ya había intentado

tocarme, le dije a mamá pero no me creyó y solo me regañó. Mi

vida era un total infierno. Aunque no me podía quejar del todo.

Afortunadamente nunca me faltó que comer y mamá siempre

cumplió con mandarme a la escuela.

17


18

Cuando cumplí 16 estaba tan feliz, ya no faltaba mucho para poder

salir de casa. Cumplí 17 y estaba aún más feliz. Cuando por fin cumplí

los 18, fui corriendo al INE para tramitar mi credencial de elector.

Eso no me solucionaría la vida, pero ya era una ayudadita. Podría

salir de mi casa, empezaría a trabajar y con mi sueldo pagaría mis

gastos y la universidad. Era buena en la escuela, así que las becas

serían fáciles de conseguir.

Aún estaba ultimando algunos detalles de mi vida como ciudadana

independiente, hasta que algo pasó. Tuve una fuerte discusión con

mamá y supe que ese era el momento de salir. Tomé todas mis cosas

y salí de la casa. Mi hermana menor salió corriendo, me alcanzó, me

abrazó, lloramos, nos despedimos y antes de irme me dio todos sus

ahorros. Es el mayor gesto de amor que he visto en toda mi vida.

Llamé a mi novio, me recogió unas cuadras más adelante de mi

casa. Estaba hundida en un mar de lágrimas, mi chico me abrazó.

Me ayudó a subir mis cosas al auto, y me llevó a casa de su mamá.

Sus padres estaban divorciados, así que yo me quedé con su madre

y él con su padre. Olivia, su madre, se convirtió en mi mamá y su

hermana en mi mejor amiga.

Pasaron los meses, y las cosas con mi novio cambiaron y terminamos,

sin embargo, Olivia fue muy amable conmigo y me permitió quedarme

ahí. Y tal como había planeado. Me puse a trabajar, colaboré con los

gastos de la casa, cubrí mis gastos de la escuela, conseguí una beca

y así terminé mi universidad.

Salí de la casa de Olivia cuando terminé mi carrera. Me dediqué a lo

que me gustaba, hice grandes amigos y me dediqué a disfrutar de

mi vida. Escalé a la cima del éxito y conseguí grandes ascensos en

empresas importantes. Mi vida estaba bien. A mi mamá no la veía

desde que salí de casa. Solo tenía contacto con mi hermana, con

quien me escribía casi a diario.

Tuve oportunidades de salir del país y tomé todas. Viajé a Europa,

hice muchos amigos ahí, recorrí grandes lugares. Me fui a vivir a

Canadá por algunos años. Así que todo iba bien pero no tenía

prácticamente a nadie.


Hasta que un día llegó un mensaje de un número desconocido.

Por desconfianza contesté hasta varios días después. Todo fue muy

extraño. Yo sabía que tenía familia, mi mamá había huido de un

pueblo muy pequeño cuando estaba embarazada de mí. El joven,

del número desconocido dijo ser mi sobrino, me explicó todo su

árbol genealógico y llegamos a la conclusión de que era cierto. Así

que me invitó a su casa.

Viajé hasta aquel pueblo. Era muy pequeño. El chico me recibió en

la central de autobuses. Me llevó a casa de todos sus tíos, es decir

mis hermanos. Quienes tenían a sus familias. Pasé de no tener nada

a tener una familia enorme en cuestión de horas. Estaba feliz por

ello. En casa de mamá había escuchado los nombres de todos mis

hermanos. Nunca había dicho nada en casa de Olivia, no era tonta,

me enviaron a casa y no podía llegar de la nada.

Hablé con todos mis hermanos y por fin llegó el momento de

conocer a mi padre. Entré a una casa vieja y ahí estaba él, sentado

en su habitación. Se veía viejo, era más grande que mamá, así que

era normal. Me presentaron con él, hablamos un rato, pero no se

dijo mucho. Ya tenía 30 años, no podía esperar más.

Luego de unos días volví a casa. El encuentro con mi familia había

sido maravillosa, sin embargo, yo ya tenía una vida aquí, en la ciudad,

una vida que me gustaba.

Pasaron los años, y constantemente iba a visitar a mi familia. Pero no

pasaban muchos días y volvía a mi hogar. Todo estaba de maravilla.

Hasta que...hasta que un día mi hermana me llamó llorando. dijo

que mamá estaba muy grave y que ya le quedaban pocos días

de vida. No sabía si ir o no, pero luego de una gran lucha en mis

pensamientos fui.

Cuando llegué a casa abracé a mi hermana y me hizo pasar a su

habitación. Ella estaba acostada en su cama. Me miró y sonrió. Me

pidió que la abrazara. Lo hice y lloré. Nos quedamos por mucho

rato en silencio, sin decir nada. Fui la primera en tomar la palabra y

pregunté el porqué de mi presencia.

Suspiró, lloró y empezó a contarme todo.

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Dijo que su madre la había obligado a casarse con mi papá, que ella

la vendió por unos litros de pulque. Que no quería casarse con mi

padre. Él la trataba mal, la golpeaba todos los días y que lo odiaba.

A causa de los malos tratos ella se desquitaba con todos sus hijos,

confesó que los golpeaba a todos, en especial a Javier, porque

nunca lloraba cuando le pegaba.

Dijo que se fue de su pueblo porque su madre la amenazó, que ella

la había corrido, y que a pesar de los malos tratos que le daba a sus

hijos los amaba, que estaba arrepentida. Y que le había dolido tanto

el haberlos lastimado y lo peor, le había dolido haberlos abandonado.

Que se sentía culpable y que había sido y no valiente. Si porque se

requiere de mucho valor para abandonar a 6 hijos y no porque puso

hacer más por ellos.

La entendí, pero le reclamé por nunca antes haberme dicho todo

eso. Tal vez si lo hubiera dicho la hubiera entendido y no habría

tenido que estar separadas tanto tiempo. Le hablé de todos sus

hijos, le conté de todos mis sobrinos, y de sus pocos bisnietos, de lo

maravillosos que eran, le mostré las fotos de la mayoría. Le conté de

las fiestas, los cumpleaños de papá y de cómo todos habían sabido

salir adelante.

Le dije que aunque ellos no estuvieran ahí para decirlo, ellos la

querían mucho, que seguramente entienden sus razones y que

siempre preguntaban por ella. Quedó tan sorprendida, lloramos

mucho ese día. Unos pocos días después ella murió, lloré mucho y

me arrepentí de tanto.

En estos momentos voy en el autobús, con todos mis hermanos y

sus familias. Vamos camino a Mazatlán, a esparcir sus cenizas por el

mar. Tan grande, tan bello, tan libre, como mi mamá Alicia.

Autor: Sheyla Itzel Martin Pérez

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Ana

¿Les he contado ya, la historia de mi prima Ana?

Ana era una joven como todas las demás. Sin mayor peculiaridad.

O al menos eso parecía. Ella era alta, alrededor de 1.70m, tenía

un hermoso cabello color castaño que se desbordaba a través

de su espalda hasta la cintura. Cómo olvidar su cabello pelirrojo

cuando los rayos del sol tocaban su lisa cabellera. Piel blanca, muy

a menudo acompañada de sonrosadas mejillas. En su bello rostro,

dibujaba una inocente sonrisa marcada por sus labios rojos. Y sus

ojos grandes color café, mantenían una mirada tierna que al mismo

tiempo denotaba tristeza.

A simple vista, parecía una chica normal. Se caracterizaba por su

amabilidad con las personas, siempre curiosa, trabajadora, obediente

y sencilla. Solía vestir con atuendos desgastados y repetidos. Faldas

largas, vestidos y sandalias. En ocasiones, pantalones deportivos y

playeras holgadas. Le gustaba mantener limpia su casa y día con día

realizaba las mismas labores, barrer y trapear las habitaciones de

su casa, fregar los trastes, lavar la ropa, barrer el patio, limpiar las

ventanas y regar las coloridas plantas del jardín.

Su familia estaba compuesta por sus padres, José y Ángela, y sus

dos hermanos mayores, Ismael y Luis. Ana creció en un ambiente

violento, pues continuamente su padre agredía física y verbalmente

a su mamá.

Cuando Ana tenía tres años, sus padres decidieron mudarse a la

Ciudad de México, por cuestiones laborales. El padre de Ana era

músico. Tocaba el acordeón y la guitarra en eventos sociales.

Pocos años después, Ana entró a la escuela, pero se encontró con

un gran problema. Ella deseaba aprender a leer y a escribir como

los demás niños. Pero nunca lo consiguió. Repitió primer año de

primaria dos veces y, aun así, no lograba pasar al siguiente. Los

maestros hablaron con sus padres acerca de que necesitaba atención

especial, sin embargo, ellos hicieron caso omiso y, por el contrario,

tomaron la decisión de sacarla de la escuela para evitar las burlas de

los demás estudiantes. Ana nunca regresó a la escuela.

21


22

Pasaron los años y Ana llegó a la adolescencia escuchando frases

negativas por parte de su madre y de sus hermanos. Dado que su

madre tenía preferencia por sus hijos mayores, nunca demostraba la

más mínima señal de amor, cariño o afecto por su hija Ana.

__ ¡Eres una tonta Ana, no sirves para nada! __le decía su madre

comparándola con sus hermanos, ellos si aprendieron a leer, no son

burros como tú.

Los ojos de Ana se llenaban de lágrimas al escuchar a su madre.

Un día su madre Ángela regresó de hacer las compras y encontró a

su hija tirada en el suelo con heridas en las muñecas.

__ ¿Qué hiciste niña loca? -__le dijo su madre espantada.

__Tú no me quieres mamá-, __respondió Ana con las manos llenas

de sangre.

__¡No!,¡ no!, ¡no!, tú estás loca Ana. Solamente a una persona loca se

le ocurre hacer esas cosas, __volvió a decir su madre.

Frente a esta situación, los familiares aconsejaron nuevamente a los

padres de Ana que la llevaran con un psicólogo para atenderla si

es que existía algún problema con ella. Pero otra vez, sus padres

ignoraron el consejo argumentando que no tenían ni dinero ni

tiempo para estar atendiendo cosas sin importancia.

Al poco tiempo, Ana y su familia regresaron a su antigua casa en un

humilde rancho del estado de Guanajuato. Los insultos hacia Ana

cada vez se hacían más fuertes, pues en su casa, ella no era libre de

comer hasta quedar satisfecha.

__¡Ana! para ya de comer. Pareces marrana, todo el día quieres estar

comiendo, __ decía su mamá cada vez que se encontraban sentados

a la mesa.

__Pero tengo hambre mamá-, protestaba Ana.


__ No es cierto, ¿cómo vas a tener hambre si te la pasas comiendo

como cerda? Ah, y ni se te ocurra agarrar las cosas que compré esta

mañana en el mercado, son para tu hermano.

__Está bien; dijo al fin resignada.

El hermano de Ana, Luis, lamentablemente había perdido un

pulmón practicando karate. Estuvo un largo tiempo internado en el

hospital y cuando salió, era el centro de atención para sus padres.

Principalmente para su madre.

Ana disfrutaba pasar tiempo con su abuelita paterna y constantemente

la visitaba.

__Hola abuelita, ¿cómo estás? __decía Ana cariñosa.

__Bien hija, ¿cómo te encuentras tú? __respondía la abuelita.

__Pues más o menos abuelita, ya ves cómo es mi mamá. Esta mañana

se enojó porque me comí un pan de dulce que tenía guardado para

Luis. Pero, ¿qué puedo hacer abuelita? yo también tengo ganas de

comer y a mí no me compran nada. __dijo Ana cabizbaja.

__¡Ay hija!, no sé por qué es así tu mamá, pero no le hagas caso.

Mira, aquí puedes tomar todo lo que gustes. Esta es tu casa.

__Gracias abuelita. Pero es que no logro comprender por qué mi

mamá es así conmigo. A mis dos hermanos mayores no los trata mal

como a mí. Yo creo que no me quiere, continuó diciendo Ana con

los ojos llorosos.

La abuelita de Ana no sabía qué más decir, y aunque ella estaba

consciente de las cosas que pasaban, prefería mantenerse al margen

de la situación, pues su hijo, el padre de Ana, era muy grosero y no

aceptaba los consejos de su mamá.

Pocos meses después, Ana comenzó a tener comportamientos

extraños. Algunas veces, Lydia y Sonia, las primas de Ana, venían de

la Ciudad de México a visitar a la familia.

23


__¡Hola Anita!, __decían las primas encantadas.

__ ¡Hola primas!, entren -, respondía Ana abriendo la puerta de su

casa, __¿Cómo está mi tía?

__Muy bien, muchas gracias. Hemos decidido quedarnos aquí todas

las vacaciones de verano.

__¡Qué bueno!, me da mucho gusto que nos visiten, Ana no solía

tener amigas y muy pocas veces hablaba con las personas de su

misma edad, así que le agradaba ver a sus primas.

Después de una larga charla, las primas decidieron salir a dar una

caminata a los alrededores del rancho, entre los secos y punzantes

matorrales. El sol estaba a punto de ocultarse y con él, la llegada

de la noche se acercaba cada vez más. Fue entonces, cuando Ana

comenzó a dar señales de rareza.

__¡Esperen! - advirtió Ana repentinamente, interrumpiendo los pasos

de Lydia y Sonia.

__¿Qué? - dijeron las gemelas deteniéndose al mismo tiempo.

__ Cierren los ojos, indicaba Ana con los ojos apretados como si

estuviese intentando concentrarse en algo.

__¿Para qué? , __ pronunció Lydia con rostro sorprendido.

__ ¿No escuchan esas voces que llaman a lo lejos? - dijo Ana aún con

los ojos cerrados y prestando especial atención para escuchar mejor.

__ ¿Qué dices?, ¿Cuáles voces Ana? yo no escucho nada, __dijo

Sonia asustada-. ¿Tú escuchas algo Lydia?

__No, yo tampoco logro escuchar nada, __aseguró Lydia.

__ ¿No?, yo sí las puedo oír. Cierren los ojos y escuchen, __volvió a

decir Ana con firmeza.

__¿Qué es lo que están diciendo Ana? - preguntó Lydia.

24


__Me están llamando- insistió Ana

Las gemelas asustadas se vieron una con otra sin comprender lo que

estaba pasando.

__Creo que es mejor que nos vayamos a casa antes de que termine

de oscurecer, dijo Sonia temerosa.

__Sí, es mejor que nos vayamos, mamá nos debe de estar buscando,

segundó Lydia.

Y así, las tres primas regresaron cada una a su casa.

Al llegar a casa, las gemelas se toparon en la entrada de la puerta

con su madre que no lucía muy contenta.

__ ¿Dónde estaban hijas? Ya casi es hora de la cena- preguntó la

mamá de Sonia y Lydia.

__Salimos a caminar con Ana mamá- contestaron las gemelas.

__ ¿Y quién les dio permiso niñas? Las estuve buscando y no las

encontraba por ningún lado. Ya les he dicho que no deben alejarse

tanto de la casa.

__No estábamos tan lejos mamá. Fuimos por el baldío, atrás de la

cerca de nopales. Tal vez por eso no nos veías.

__ ¡Ay hijas!, es mejor que ya se vengan a cenar, __ dijo la madre.

Durante la cena, las gemelas comenzaron a platicar con su madre y

su abuelita acerca de lo que había pasado con Ana.

__ ¿Qué crees lo que pasó mamá? -, empezó Sonia, Ana decía que

escuchaba voces a lo lejos que la llamaban.

__Pero nosotras no escuchábamos nada, volteábamos por todas

partes y no veíamos a nadie- siguió Lydia.

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__ No hijas, eso no es cierto, no le hagan caso. Su mamá dice que

ella siempre inventa cosas- dijo la madre despreocupadamente.

Las gemelas sin darle importancia, terminaron su cena y se fueron a

la cama, listas para dormir. Mientras tanto, la mamá y la abuelita se

mantuvieron charlando.

__Fíjate hija que hace poco, Ana se salió de su casa durante la noche.

Sus papás preocupados salieron a buscarla y no la encontraron

hasta que llegó acompañada de tu hermana Lupe. Lupe dijo que

Ana había caminado hasta su casa y que por eso la había traído

de vuelta- comentó la abuelita__ De un tiempo para acá ha hecho

cosas extrañas.

__ Yo ya no sé si creer en Ana o no mamá. En una ocasión, Ana me

contó que su hermano Ismael había abusado de ella. Yo le creí y muy

enojada le reclamé a su hermano. Él preocupado me dijo: “no es

cierto tía, Ana está enferma o no sé qué tiene porque dice muchas

cosas que no son ciertas.” Después, fui con Ángela y le comenté lo

mismo. Ella muy enojada volvió a decir que Ana estaba loca, que

ella siempre contaba a toda la familia esa historia falsa __ platicó la

madre de las gemelas. Por eso, ya no sé si creer en ella o no.

Y así, pasaron dos años desde que Ana regresó a vivir al rancho. Ana

seguía comportándose inusualmente y la familia, ignorándola.

Triste fue el día, cuando recibí la noticia de que mi prima Ana había

muerto. Fue encontrada en la casa de su abuela con un balazo en

el estómago. Hasta la fecha, se desconoce aún la manera en la que

falleció. Sus padres dicen, que tomó la pistola que su abuela guardaba

bajo llave en el viejo cajón del ropero, y se suicidó. Esto sonaría

lógico si se hubiera encontrado la presunta arma, sin embargo, a

lado de su cuerpo no había nada. No existía nada, solo su cuerpo.

Autor : Ruth Ramírez Pegueros

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Animalia

Hace mucho, existió el reino de Animalia, un próspero lugar, donde

todos los animales vivían felices y libres. Este reino era gobernado

por Baltra, un lobo sabio y justo. Éste, tenía un joven aprendiz, quien

algún día sería su sucesor al trono, pues tenía un gran potencial,

un joven bondadoso y curioso, pero increíblemente torpe, por lo

mismo, nadie en el reino confiaba en que el fuera la mejor opción

para el reino. Este aprendiz era un pequeño zorro llamado Simón,

hijo del comandante del reino, y mejor amigo del rey, quien había

muerto protegiendo el reino.

Un día, llegó un extraño a las puertas del castillo, un joven búho de

ropa andrajosa, quien solicitaba una audiencia con el rey. Al principio,

los guardias se negaron a dejarlo pasar, pero Simón, quien pudo ver

todo desde su balcón, le explicó todo al rey y le pidió que dejara

pasar a aquel búho, ya que podía necesitar ayuda. El rey Baltra, ante

esta petición, decidió dejarlo pasar y lo citó en el salón principal

para escuchar lo que este joven tuviera que decir.

Una vez ahí, el rey Baltra comenzó a hablar:

— ¿Qué es lo que te trae por aquí, joven búho? — dijo con voz

suave.

— Muchas gracias por permitirme hablar con usted, ¡oh gran

rey!— respondió el búho.— Mi nombre es Búhoberto, soy un

esclavo quien apenas y logró escapar de su amo. Vengo de una

lejana tierra, la cual ha sido azotada por el caos y la anarquía.

Por eso vengo ante usted, oh gran rey, para pedirle asilo, para

que me permita vivir en esta gran tierra, y me cubra con su

protección, como a cualquier otro ciudadano de Animalia—

— ¿Y qué es lo que puedes ofrecerle a este reino, para poder

aceptarte como a cualquier otro habitante de Animalia? —

Respondió intrigado el rey

— ¡Oh gran rey! No poseo grandes riquezas o grandes

habilidades para ofrecerle. Lo único que puedo ofrecer es mi

vida y toda mi devoción hacia usted— respondió Búhoberto.

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— Pues eso es más que suficiente para aceptarte como otro

hijo de Animalia— respondió dulcemente el rey. — Mientras te

estableces, dejaré que te quedes en una habitación del palacio

y tomes lecciones junto con mi aprendiz, para poder ver todo

de lo que eres capaz de hacer.

— ¡Oh mi rey!, ¡realmente es tan bondadoso como dicen!, ¡le

agradezco mucho! ¡y le juro que no le fallaré! — respondió

felizmente Búhoberto.

Al pasar de los días, Búhoberto demostró ser increíblemente diestro

para la batalla, además de ser educado e inteligente, logro aprender

todo sobre el reino, así como del palacio. Esto agrado tanto al rey

Baltra que dejo que viviera con él y con Simón en el palacio, y tal

vez, grandes cosas le esperarían en el futuro.

A Simón le agradaba bastante Búhoberto, aunque, a veces, Simón

se sentía un poco mal cuando estaba a un lado de él, ya que a todos

parecía agradarles más Búhoberto, e incluso escucho que alguien

decía que Búhoberto sería mucho mejor rey que el “torpe” de Simón.

Además, nunca terminó de convencerle por completo la historia de

Búhoberto, pero prefería mejor no mucha importancia.

Un par de meses después, la noche del día del escudo (un día festivo

muy importante en Animalia), el castillo se encontraba totalmente

vacío, no había nadie, salvo por los guardias y unas cuantas mucamas,

Simón, Búhoberto y el rey Baltra. Debido a la tranquilidad en los

pasillos del palacio, Simón decidió salir a caminar un poco mientras

leía. Ya estando entrada la noche, alcanzó a ver una sombra extraña

desvanecerse tras de un pasadizo. Simón sintió mucha curiosidad,

así que decidió seguirla. Resulta que este pasadizo era muy antiguo

y lúgubre, él no sabía hacia donde lo llevaría, pero su curiosidad fue

más grande que su miedo.

Tras caminar un buen rato, al fin se topó con una puerta. Al tocar

la perilla para abrir la puerta, un escalofrió corrió por el pequeño

cuerpo de aquel zorro, tuvo un muy mal presentimiento, algo que

jamás había sentido en su vida.


Tras pensarlo un rato, Simón se armó de valor y finalmente abrió

la puerta. Nunca se imaginó encontrarse tal cosa, aquel pasadizo

llevaba a la habitación del rey Baltra. Pero algo no estaba bien,

así que decidió acercarse al rey quien se encontraba en su cama,

tenía un cuchillo clavado en el pecho. ¡Baltra había sido asesinado

mientras dormía!

Simón soltó un gran grito. De inmediato, entró Búhoberto, quien, al

ver a Simón junto al rey sin vida, gritó:

— ¡Asesinaste al rey! ¡Asesino! ¡Guardias! Llévense a este

asesino— gritaba Búhoberto mientras varios guardias entraban

para llevarse a Simón.

— ¡NO! ¡Yo no lo maté! ¡Búhoberto, tienes que creerme! —

gritaba Simón sin éxito

Los guardias se llevaron a Simón al calabozo más profundo y lúgubre

del castillo. Mientras, éste lloraba desconsoladamente la muerte de

su maestro, así como por la impotencia de no poder defenderse, ni

poder descubrir quién fue el que le arrebató todo lo que amaba.

Mientras tanto, luego de haber despedido correctamente al rey

Baltra, todos los miembros del consejo real, un par de los nobles

más ricos y poderosos del reino, Búhoberto, y un par de líderes más,

se reunieron para hablar sobre el destino de aquel que asesinó al

rey, así como el destino de Animalia. La asamblea duró alrededor de

2 días enteros, pero por fin llegaron todos a un acuerdo:

— Entonces… de acuerdo a todo lo expuesto en esta

asamblea— dijo Rajah, un viejo tigre, líder del consejo. —

hemos llegado al acuerdo de que, al ser el sucesor de Baltra,

Simón, el mismo que lo asesino, y al no haber un heredero

aparente, el nuevo rey de todo Animalia será Búhoberto,

quien será coronado en dos días. También se ha decidido que

Simón debido a las atrocidades cometidas hacia el reino, será

ejecutado públicamente la semana después a la coronación.

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— Acepto humildemente este peso, que me ha sido asignado

por todos ustedes, por el bien de todo Animalia y por la

memoria del rey Baltra. —dijo sería, pero orgullosamente,

Búhoberto. — ¡POR EL REY BALTRA! — gritó

— ¡POR EL REY BALTRA! — gritaron todos en la habitación.

Después de que todos se fueran, Búhoberto se dirigió silenciosamente

a los calabozos del palacio, cuidando de que nadie se diera cuenta

de su ausencia. Al llegar allí gritó:

— ¡SIMON!, ¡Simón, ¿Dónde estás?!

— ¿Búhoberto?, ¿Eres tú?, ¡Aquí estoy! ¡Ayúdame! — respondió

Simón.

— ¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué fue lo que hiciste? —preguntó

Búhoberto.

— ¡Te juro que yo no hice nada! ¿Por qué nadie me cree? — se

lamentaba Simón. —yo solo seguí una sombra por un pasadizo

secreto y encontré así al rey. Maldita mi curiosidad. ¡te juro por

el mismísimo Baltra que no hice nada!

— ¿Un pasadizo secreto? —

— ¡SI! ¡Te lo juro! Pero aun no logro entender quién pudo

haber sido, nadie dentro del palacio sabia la existencia de

estos pasadizos, además, todos los que estaban allí llevaban

trabajando fielmente para el rey Baltra toda la vida. — se

preguntaba Simón— Él era un hombre muy bueno, nadie podría

odiarlo… la única persona con alguna razón para hacer esto,

que además tuviera conocimiento de los pasadizos ocultos en

el catillo, serías… ¡TÚ! ¡TÚ LO ASESINASTE! ¿POR QUÉ LO

HICISTE? —gritaba Simón mientras lloraba amargamente.

— ¡Vaya!, no eres tan despistado y tonto como creí— respondió

Búhoberto jactanciosamente


— ¡MONSTRUO! ¡¿Cómo pudiste hacerle esto a Baltra?! ¡¿Con

todo lo que hizo para ayudarte?! ¡El confió en ti! ¡Yo confié en

ti! — gritaba Simón

— Él no hizo nada por mí, fue igual que iluso que tú al dejarme

entrar como si nada al reino. Baltra ahora está muerto, igual

que tú en un par de días, dejándome el reino y sus riquezas

sólo para mí. Y no podrás hacer nada para detenerme. — se

jactaba Búhoberto.

— ¡Aun no sé cómo, pero te juro que no dejaré que el reino

acabe en manos de alguien como tú! — gritaba furiosamente

Simón

— Lo dudo, pero te deseo suerte. —dijo Búhoberto

burlándose mientras se marchaba.

Ya estando solo, Simón lloro amargamente durante horas, hasta

que se quedó dormido en ese sucio calabozo. Por la mañana, ya un

poco más calmado y pensante, decidió que el no intentar nada para

salvar Animalia seria fallarle a su maestro y tirar a la basura todas sus

enseñanzas.

— ¿Cómo podré lograrlo? — se preguntaba. — ¿Cómo puedo

demostrar que el asesino es Búhoberto y no yo? Tendré que

enfrentarme a el— pensó. — Pero primero ¿Cómo voy a salir

de aquí—

Tras pensar un rato concluyó, si hay pasadizos secretos en todo el

castillo, también habría un par de ellos en los calabozos. Así que

se puso a buscar cualquier cosa que pudiera abrir la entrada a un

pasadizo. Después de un rato, y tras mover algunas rocas, por fin

la encontró: la puerta a su libertad. Logro escabullirse entre los

pasadizos hasta que logró encontrar el salón principal, donde sería

la coronación. Simón decidió disfrazarse de sirviente, para poder

pasar desapercibido hasta que llegara el momento de la coronación.

Y mientras, puliría su plan para que todo saliera perfecto.

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Cuando llegó el momento de la coronación, se escabulló detrás del

palco principal y esperó a que apareciera Búhoberto, y, justo antes

de hacer su juramento, Simón salió de entre las sombras y grito:

— ¡ALTO! ¡DETENGAN TODO! ¡Él fue quien asesino al Baltra!

— ¡¿QUE DIABLOS HACES AQUÍ?! ¡GUARDIAS! ¡DETENGANLO!

¡Detengan al asesino del rey! — grito furioso Búhoberto.

— ¡ESPEREN! ¿De verdad creen que yo sería capaz de matarlo?

él era como mi padre, todos saben que él me acogió desde

que yo era muy pequeño. ¡YO SERIA INCAPAZ DE HACERLE

ALGO! —dijo Simón.

Los guardias, así como todos los presentes, empezaron a dudar.

¿Simón decía la verdad? ¿Por qué querría matar al rey?

— ¡IDIOTAS! ¡Deténganlo! — gritaba Búhoberto.

— ¿Por qué no admites lo que hiciste? Eres un mentiroso. Pero

yo soy un idiota por dejarte entrar a este palacio. — dijo Simón

— ¡¿QUÉ NADIE VA A DETENERLO?! Bien, ¡entonces lo haré

yo mismo! —dijo Búhoberto mientras sacaba su espada,

abalanzándose hacia Simón.

De pronto, Simón sacó también una espada y empezó una reñida

batalla. Aunque búhoberto era más diestro con la espada, la

determinación de Simón era increíble.

— ¡¿Que no piensas rendirte nunca?! — decía Búhoberto.

— ¡Jamás! ¡Nunca dejaría a Animalia en manos de una basura

como tú! Un despreciable y vil Búho cobarde— le respondió

Simón

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— ¡CALLATE! ¡DEBI MATARTE IGUAL QUE AL INGENUO DE

TU MAESTRO! —grito Búhoberto cegado por la rabia, mientras

todos en la sala los miran asombrados.


— ¡MATEN AL TRAIDOR! —gritaban los soldados mientras se

abalanzaban ferozmente contra Búhoberto.

Al ver tal sanguinaria escena Simón retrocedió y dejo que los

soldados hicieran el resto.

Tras toda esta revelación, y después de que todos en el consejo le

ofrecieran una gran disculpa a Simón, este fue coronado y nombrado

por fin como el rey Simón, el único soberano de todo Animalia.

Autor: Elizabeth Saldaña Montes

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Aquel día

Esta historia comienza en una ciudad, sí, una ciudad. Ésta tenía

grandes pinos, que, si los mirabas desde abajo, parecía como si

tocaran el cielo con su punta, y cuando el viento soplaba parecía

que estos hablaban e incluso algunas personas, decían haberlos

escuchado cantar alguna vez. Había también una gran camelina de

color rosa que adornaba la entrada a una pequeña casa de aspecto

solitario. Pero, ¿los pinos, el cielo, el viento, la casa y la camelina son

importantes? En esta ciudad, vivía Sara, una chica alta, de cabello

esponjoso que, si bien en los días nublados parecía ser chino, en

los días soleados se esponjaba tanto que daba un aire de afro. Sara

tenía ojos color marrón obscuro que se perdían tras unos anteojos

rojos que durante años la habían acompañado en mil aventuras. Ella

casi siempre portaba jeans azules, una playera de algún estampado

divertido, unas zapatillas converse que dejaban ver en su desgastado

aspecto los infinitos caminos que ella había recorrido y, por último,

siempre traía en su cuello una pequeña cruz de madera, atada a un

cordón marrón que cambiaba de vez en cuando.

Era un lunes lo recuerdo bien, era una niña de 14 años: alegre, dura

y simpática. Ese día, ella me miró y con esa hermosa sonrisa tan

característica suya, dijo:

__ ¡Hola!, y se alejó, sin embargo, hasta el día de hoy esa simple

palabra para mí fue una señal, una señal de que había encontrado al

¡¡gran amor de mi vida!! ¡Así es! A mis 14 años había encontrado al

fin el amor. Paso el tiempo y platicamos durante meses, yo creí que

ella sentía el mismo amor que yo, pero un día al salir de clases Sara

camino hacia un joven alto, fornido y de gran porte que sin dar un

aviso previo sólo la besó, si, ¡él maldito beso al amor de mi vida!

Sara se convirtió en la novia de Javier, si, ese era su nombre, Javier

Torres. En repetidas ocasiones Javier la llevaba a comer, cenar, al

cine, y la llenó de mil regalos, unos pequeños y otros muy grandes.

Sara y Javier acostumbraban besarse con gran pasión detrás de

la gran camelina rosada y esta parecía que los abrazaba entre sus

grandes flores haciendo ver una escena digna de una película de

amor. Una noche cuando llovía y el viento soplaba tan fuerte que se

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escuchaba a los pinos cantar, Sara y Javier estaban caminando por la

vereda, de pronto Sara se detuvo de forma brusca y Javier sin saber

que sucedía se acercó a ella y sin mas ella habló.

__Javier, ¿me quieres?

__¡Qué pregunta es esa, niña!

__¡Contéstame!, porque si no me quieres tienes que decirlo, yo soy

nueva en esto y no sé qué hacer cuando alguien me quiere, entonces

si tu no me quieres como yo te quiero tengo que saber que hacer

cuando te tengas que ir.

__Ir, ¿a dónde tonta!?

Tonta, tonta… me pregunto si fue la mejor forma de llamar a una

niña tierna, alegre y con una característica sonrisa, tal vez sí.

__No lo sé, irte lejos de mi lado.

Y en este pequeño momento, en estos segundos siguientes, Javier

dio una respuesta digna de él, una respuesta que Sara jamás olvidó.

__Mi Sara, eres lo más precioso que tengo, eres el amor de mi vida

y claro que te quiero, si no ¿porque estaría contigo? Dime, ¿porque

te compraría tantas cosas sino te quisiera?

Sara lo miró, con un amor que nadie más vio en alguien, lo miró con

admiración, lo miró como nunca había mirado a alguien, ni siquiera

a mí. Porque esa noche Sara se enamoró. Pero tristemente y sin

darse cuenta ella entró poco a poco a una historia de “amor” que le

cambiaría la vida por completo.

El día que todo pasó, era un día frío de julio, me atrevo a decir que

el mismo cielo sabía que iba a pasar aquel día y por eso lloraba

gotas grandes de tristeza por lo que acontecería. Sara llegó a clases,

pero algo había cambiado, no era tierna, no era alegre, no tenía esa

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sonrisa característica de ella, simplemente no era Sara. Con miedo y

mil dudas, pregunté:

__¿Estás bien?

__¡Claro que lo estoy!, ¿Qué te hace creer que no?

__Bueno, estaré a tu lado si me necesitas.

__¡Claro.

Saliendo de clases aquel día, Javier pasó como siempre por ella,

con mucha prisa se la llevó a su casa y al llegar él con una furia

desenfrenada le grito mil palabras hirientes que le dolieron más

que los golpes que a continuación le proporcionaría. Maltrato cada

centímetro de su cuerpo y de su alma, moreteó mucho mas que

su piel, Javier aquel día destruyó su espíritu, su alegría, su gran y

característica sonrisa, en cada golpe y grito. Él se llevaba un pedacito

de Sara con él. Y sin saber que hacer, Sara sólo gritó, gritó de una

manera tan desgarradora que con su garganta y las pocas fuerzas

que le quedaban, clamaba a Dios piedad, ella solo tomaba entre sus

dedos aquella pequeña cruz de madera que colgaba de su adolorido

cuello y en un momento de dolor y desesperación soltó un grito de

auxilio, que le salvaría la vida.

Lo recuerdo bien, aquel día el cielo lloraba desconsolado por lo

acontecido. Los vecinos entraron a la casa, la tomaron entre sus

manos y la sacaron de ahí. Sara no volvió a ser la misma, en cada

momento, en cada regalo, en cada flor rosa, en cada gota de lluvia

estaba ahí, estaba la imagen de Javier en su mente y junto con su

imagen estaba su voz, su olor, su esencia. Pero, así como estaba

Javier en cada momento de su vida, también estaba yo. Porque yo

llegué antes, porque yo la vi crecer, yo la vi soplar su primera vela

de cumpleaños, porque yo la vi enamorase y levantar cada trozo de

ella para seguir adelante. Yo estaba ahí porque ella me necesitaba,

porque yo la vi cada noche orando a Dios por un día mejor, yo estaba

ahí porque a cada segundo de su vida la acompañé sin decir nada,

sin entrometerme, porque yo la deje volar y cuando cayó, yo estuve

ahí para levantarla.

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Yo estaré ahí cada mañana que mire el espejo como aquel lunes,

y cuando vea su reflejo estaré ahí para entre lágrimas en los ojos

simplemente decir:

__¡Hola!

Autor: Karol Guadalupe Silva Arce.

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Corazón de oro

¿Has vivido el estar con una persona… pero no es esa persona?

En tu vida pasarán grandes y significantes personas. Unas se quedan,

otras se van. No hay puntos medios. Ni siquiera si ese ser sigue

en tu vida. ¿Curioso no? Esta es la historia de Ari, o mejor dicho:

mi historia. Después de vivir tantos puntos suspensivos y tantas

despedidas, finalmente comprendí que somos seres fugases.

Soy una joven de 20 años de edad. Vivo en algún lugar del mundo y

creo verme como una persona normal. ¿Pero, lo soy? Puedo afirmar

que tengo un corazón más grande que cualquier persona. No me

malinterpreten, no tengo un corazón que se me sale del cuerpo o

alguna malformación. Realmente tengo los sentimientos más fuertes

y puros, y suelo compartirlos con las personas que tienen la suerte

de robarse un pedacito de mi corazón. Remontándonos a mi pasado,

en mi infancia fui una niña muy feliz y crecí en un hogar con mucho

amor. Pero sabemos que el mundo no es el mismo. Que la sociedad

va sufriendo cambios. Que el amor ha perdido su valor. ¿Y cómo

puede sobrevivir un corazón con tanto amor por dar en un mundo

lleno de personas con un pecho vacío?

Desde pequeña, sabía dar amor a la vida. Nunca me costó ser

esa amiga leal para alguien. Aunque puedo decir que la forma

de transmitirlos nunca fue fácil. Mi nobleza era grande, y por eso

desde chica he sufrido bastante al ver que los demás son diferentes

a mí, indiferentes a la vida, al amor, a la empatía, al respeto, al

compañerismo, etc. ¿Qué más da? Nunca fue una razón importante

para mí. Nunca fue una excusa para volverme igual al resto. O quizá

la inocencia de la infancia me hizo pensar que podría ser la misma

todo el tiempo.

La adolescencia no tardó en llegar y puedo decir con franqueza que

fue un golpe bajo para mí. No puedo quejarme del todo. Conocí a

buenas personas, fui a muchas fiestas, me divertí, me reí, llené con

mi alegría y calidez los corazones de los demás. Pero un día, casi

de la nada, todo eso se fue apagando. Mentiría si dijera que no

recuerdo el momento en el que empezó a hacerse más pequeño

mi corazón, porque sé con exactitud en qué momento comenzó a

quebrarse y perder su brillo. ¿Qué más da? La vida siguió.

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No lo olvidemos, lo mencioné… Vivimos en un mundo lleno de

sentimientos vacíos y apagados. Hasta que un día inoportuno, me

tocó toparme con una de esas personas sin amor.

“-Eres realmente linda… pero siendo sincero, eres muy aburrida. Ya

estás grande para seguir pensando de esa forma y no empezar a

divertirte”.

Una sencilla frase puso mi existencia de cabeza. No había día y noche

que no estuviera pensando que todos los ojos alrededor de mí me

miraban y solo podían ver a una persona tonta y aburrida, quizá loca

y fuera de este mundo. No quería que me vieran así, y sin darme

cuenta, me había dejado contagiar por lo que jamás pensé. Solía ser

apagada, vacía, hacía cosas que no quería hacer solo por encajar.

Estaba con personas que no me querían y quizá, yo tampoco a ellas.

Pensé que todo estaba resultando bien, también me divertía y lo

mejor de todo era que no sufría. No obstante, algo no estaba bien.

Al llegar a casa y acostarme en mi cama, me sentía sola, me sentía

vacía y perdida.

Pero, la vida es una cosa extraña. Estaba atrapada siendo como el

resto cuando lo conocí. Lo conocí y el tiempo se detuvo. No hizo

falta más que un intercambio de palabras para saber que él era otro

corazón gigante que estaba destinado a conocer. “-Él también es

uno de los míos.” –pensé para mis adentros. Su nombre era Dan y

nuestros corazones brillaron con mucha intensidad al primer instante.

Sentí como si volviera a nacer. No exagero. Él me hizo volver a ser

quien realmente era. Él me trajo a la vida de nuevo.

Con los corazones enlazados, comenzamos a estar juntos. Estaba

asombrada de haber tenido la suerte de toparme con Dan. Cada

vez que lo veía, era como ver a un espejo. Éramos tan parecidos que

explotaba de felicidad al saber que había encontrado a una persona

que brillara tanto como yo. Era ver a la multitud en blanco y negro.

Luego vernos juntos apreciar una explosión de color.

Mientras más tiempo pasaba, me sentía más feliz. Yo le enseñaba

cosas que él aun no conocía, y le daba todo el amor que nadie

jamás le dio. Y él me enseñó a mí no solo a amarlo a él, me enseñó

a amarme a mí misma, tanto como para no volver a caer ante las

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palabras de personas vacías que no soportaban que fuera diferente

a las demás, que no soportaban que el amor existiera.

Disfrutábamos la vida. Y juntos comenzamos a contagiar nuestro amor

a los demás. Todo comenzó a llenarse de color y alegría. No puedo

decir que nunca hubo inconvenientes, porque los hubo. Veníamos

de estar rodeados de personas sin color. No importó, siempre fuimos

más fuertes para vencer todo obstáculo, para permanecer unidos.

Pero un día, sin darnos cuenta, le robaron el corazón, su corazón de

oro. Y así, sin más, desapareció. Desapareció sin previo aviso. No

sabía a donde había ido, ni porqué había decidido marcharse. No

lograba entender porque había permitido que se lo llevaran sin poner

ninguna resistencia. Él seguía a mi lado, pero no era él. Todo el color

que lo caracterizaba se había perdido. Todo el amor que irradiaba se

esfumó. Y sabía que había alguien que lo había contagiado tal como

me habían contagiado a mí en el pasado.

No crean que fue el fin. Él me había hecho regresar a ser quien era.

¿Por qué yo no le ayudaba a él a regresar? Inicié motivadamente

una lucha entre nuestro pasado, presente y futuro. Quería traer a la

vida a la persona que me habían arrebatado y sabía que necesitaba

recuperar ese corazón de oro.

Me aferré a Dan con todas mis fuerzas queriendo hacer por él lo

que hizo por mí. Pero cada paso que daba era sentir como se partía

mi corazón. ¿Cómo una persona que volvió a encender la luz en

mí estaba apagándola? No me importaba. Veía las ventajas en las

desventajas y no me daba por vencida. Pasaba el tiempo y solo

podía ver como mi corazón se iba partiendo debido a que él no

reaccionaba, entonces empecé a utilizar los pedazos que caían para

armar un nuevo corazón para él.

Cada día me era más difícil mantener el paso. Estaba agotada. Y

estaba incompleta. Dan no hacía más que todas aquellas cosas que

la gente vacía realizaba: sus sentimientos habían sido apagados

y decía cosas aun sin sentirlas, mi miraba sin ese destelló en sus

ojos que siempre tenía, mentía… Incluso empecé a olvidar quien

realmente era. Pero debido a tantos golpes siempre recordaba

porque seguía ahí: concluir con mi plan. Y sí, había terminado de

construir un nuevo corazón.

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Recuerdo aquel día como si hubiese sido hoy. Pasé un último día con

su nueva versión. No podía esperar más para darle aquel corazón

que haría que las cosas volvieran a ser como antes. Llegó la noche, y

en uno de esos momentos silenciosos decidí dárselo.

__¿Qué es esto? , dijo Dan.

__Es un corazón. Es ahora tu corazón. He pasado cada día de mi vida

recogiendo los pedazos del mío que se fue rompiendo cuando se

fue tu brillo, tu esencia. Y todo para armar uno que te ayude a volver

a ser como antes.

Luego de decir eso, pude ver como sus ojos dieron un último destello

de luz.

__Lo siento, Ari. Lo siento por todo lo que te he hecho pasar. Nunca

fue mi intención lastimarte. Nunca fue mi intención apagarme. Ni

siquiera sé en qué momento pasó. –mencionó Dan con los ojos

llenos de lágrimas. – ¿No te das cuenta? Tú has intentado que vuelva

a ser el mismo desde el primer día que me apagué. Has intentado

todo, me has soportado, has llorado y casi hago que tú misma

pierdas tu luz. Incluso intentas darme lo más valioso de ti. Pero no,

no puedo aceptarlo Ari. Quizá esa versión de mí desapareció para

siempre. Nunca más voy a volver a ser el Dan que fui, y lo lamento.

Ahora tengo que desaparecer completamente de ti para que puedas

continuar. Ese corazón te pertenece a ti.

Él se paró, y se fue. Y en ese momento parecía que habían abierto el

grifo de mis ojos. “Se fue. Realmente se fue” –me dije a mí misma.

Fue tan grande y tan corto el tiempo que estuvimos juntos. No puedo

ocultarlo. Me costó un tiempo aceptar lo que había pasado. Lo seguí

viendo alguna vez al pasar. Pero definitivamente él nunca volvió a ser

el mismo. Es cuando comprendí que algunas personas son fugases

en nuestra vida. Que muchas veces entran y luego tienen que irse,

y eso no significa que sean malas personas. Significa que el tiempo

en nuestra vida se terminó. Aprendí muchas a su lado. Pude ser la

más feliz y también ser la más triste. Pero en ambos casos me llevé

una gran lección. A pesar del dolor, jamás sentí rencor u odio hacía

él. Siempre sentí que podía dar más si era para lograr traer el bien.

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Pero me enseñó que antes que él, estoy yo. Si fui capaz de ofrecerle

mi corazón a alguien más, ¿qué cosa no podría hacer por mí misma?.

Fue el inicio de una nueva época en mi vida. Comencé a brillar, pero

ahora por mí. Y poco a poco pude irradiar mi luz a las personas que

me permitían hacerlo.

Ahora todo era un recuerdo, y a pesar de todo, yo seguí teniendo el

corazón de oro.

Autor: Mariana Sánchez Lugo

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Duske, la anciana.

El vecindario estaba desconcertado, ¿quién podría haber hecho

tal cosa? ¿qué mente y qué alma tan desgraciada pudo cometer

tal aberración? Nadie paraba de murmurar aquellas preguntas, los

vecinos, los pocos conocidos, los comerciantes de aquella transitada

calle “Venus”, en esa casa que nadie había sido capaz de entrar en

35 años, la número 54, donde vivía la señora Amanda Duske.

En vida, la anciana, no tenía otra alma que velase por ella más que su

gata Melquiades, sí, ese era el nombre de la gata, producto de una

pequeña confusión de vista y género por parte de su dueña. Tenía

una loca obsesión por las naranjas, no había día que no comiera una,

o vistiera de ese color, y la razón era la siguiente:

__El olor me recuerda al campo donde crecí, por allá de mi natal

Kotyaslk, donde cada mañana llegaba a mi ventana el maravilloso olor

de éste fruto, y mi habitación se llenaba de diferentes tonalidades

de naranja al caer el atardecer. Mi madre preparaba un sabroso jugo,

fresco, y por la tarde cuando mi padre llegaba de acarrear carbón,

comíamos en la merienda deliciosas naranjas frescas que mi mamá y

yo juntábamos durante el día.

Las pocas personas que llegaron a escuchar esta historia no quedaban

tan impresionados por el relato como quedaban al escuchar el

nombre del pueblo. Decían que aquel lugar no existía, son puros

cuentos de una viejita de setenta y siete años que confunde el sexo

de un gato.

Nadie sabía dónde quedaba aquel lugar, y mucho menos si su

historia por el amor a las naranjas era verdad. Lo que sabían con

certeza era que nunca se había casado. Llegó aquel vecindario,

cuando tenía 42 años, con un niño en brazos, que no volvieron a

ver cuando éste cumplió 16 años. Se dice que el muchacho tomó

malas decisiones y por ende un mal camino. Pues ella trabajaba en

una fábrica de textiles y lo que ganaba no le alcanzaba para mucho.

Siempre fue una mujer fría y distante con todos. Las malas lenguas

decían que por esa razón su hijo se había ido, otros, que ella misma

había matado al padre del niño, y se había venido a esconder a la

calle “Venus” para no ser descubierta. Desde que el muchacho se

fue la señora está sola con Melquiades cada día festivo y no festivo.

45


Era un 4 de noviembre, y como de costumbre, la señora Amanda

Duske había salido a comprar el mandado para toda su semana.

La primera parada que hizo fue con don Jesús, un hombre de 45

años que al parecer pasar 30 de esos años despachando carne no

le habían sentado bien pues parecía rondar cerca de los sesenta y

tantos, se decía la señora Amanda Duske.

__¿Cómo se encuentra el día de hoy señora Duske?

Ella sólo encogió los hombros y torció los labios.

__Deme lo de siempre.

El buen don Jesús apenado le dio como siempre los retazos del

pollo para la consentida gata Melquiades. Le cobró, y ella salió de

la carnicería.

La siguiente parada fue en la tienda de abarrotes, donde casi

siempre eran peleas entre la señora Amanda Duske y la muchacha

Valerya. Valerya era hija de los dueños, tenía apenas 16 años y era

más rebelde que el viento del natal Kotyaslk. Pues ponía mal los

abarrotes o se equivocaba con los precios. Y esta vez no sería la

excepción.

__¿Qué quieres? - Dijo Valerya.

__Si ya sabes que siempre pido lo mismo. -Exclamó la señora Amanda

con tono de indiferencia.

__No me voy a estar acordando de lo que piden los clientes siempre

señora, ¿que vas a querer? Y apúrate porque no tengo todo el día.

__¡Eres una irrespetuosa! - Gritó la anciana Duske.

__Y usted una vieja que solo me hace perder el tiempo. Y además

molesta, por eso el hijo se le fue.

La señora Amanda Duske, se salió furiosa, directo a la tienda de las

frutas y verduras. Don Clemente siempre despachaba allí, procuraba

darle las naranjas más bonitas y frescas, lo cual le encantaba a la

señora Amanda Duske.

46


__Señora Amanda, ya le tengo sus naranjas, permítame ponérselas

en una bolsa de papel.

__Sí don Clemente, muchas gracias.

__Se ve muy bien hoy señora Amanda, esos aretes de naranja se le

ven preciosos.

__Ay, favor que usted me hace, me los puse pensando en usted.

Ambos se quedaron viéndose, cuando detrás de la tienda se

escuchó que llamaron a don Clemente, era su esposa, enojada. Pues

sospechaba que estos dos se traían algo.

__Mejor me voy, gracias don Clemente, nos vemos la próxima

semana.

Llegando a su casa se percató que una carta estaba en su buzón.

Hacía más de 30 años que un papel no tocaba aquel oxidado pedazo

de metal.

De inmediato observó quién la mandaba, era de su hijo, que estaba

muy emocionado por presentarle a su familia, vendrían la próxima

semana y él le pedía una respuesta para saber qué día podían

llegar. La señora Amanda Duske dejó su mandado en la mesa, de

la emoción fue a buscar a Melquiades para bailar de la felicidad,

después del pequeño baile, la anciana fue por una hoja y un lápiz

para contestar la carta, cuando la gata saltó hacia la mesa, guiada

por el aroma de los retazos de pollo. Sin querer movió su cola y

volteó la bolsa de papel de las naranjas las cuales salieron rodando

y quedaron tiradas por todo el piso de la cocina. La señora, al entrar

no se percató de lo sucedido, y accidentalmente pisó uno de los

frutos, lo que ocasionó que cayera al piso, no sin antes haber girado

en la cortina de la cocina, provocando que los grandes aretes de

naranja se le enredaran en aquella cortina estampada de los ya

mencionados frutos.

Y así, sin más, quedó tirada la señora Amanda Duske, siendo víctima

de lo que más amó en la vida, su hijo, la gata Melquiades y sus

naranjas.

47


Para colmo, la que dio aviso fue Valerya, que en ese momento iba

llegando con los abarrotes, sin embargo ella no se dio cuenta de lo

sucedido y creyó que alguien se había metido a la casa de la anciana

a robar lo que fuera, pero antes habían realizado tal crimen.

En poco tiempo el vecindario se llenó de gente y oficiales investigando

la escena. La señora había fallecido, su hijo nunca llegó, pues no

recibió respuesta alguna de su madre, la gata se fue y jamás volvió,

las naranjas fueron directo a la basura y el crimen está aún sin resolver.

Autora: Mariana Almanza Vega

48


El costo de la felicidad

Todos tenemos alguna historia que contar, sin importar nuestra

forma de vivir o de dónde es que venimos, pero es cierto que en

la mayoría de las ocasiones; los trabajos con mayor número de

aventuras vividas son aquellas donde arriesgas tu vida al ponerla

entre la fina línea de la vida y la muerte. Ya sea por el bienestar de

alguien o simplemente por propia experiencia personal, en el caso

de los valerosos oficiales de policía, quienes arriesgan su vida por

encima de experimentar un día normal para así comprender el valor

del bien común del que tanto se habla en boca de políticos que

quizá en su vida han tenido el infortunio de sostener un arma en

defensa de ellos y de las personas con miedo a sus espaldas.

Buck siempre fue un hombre de pocas palabras, reservado, pero con

una gran afición por realizar las cosas de la mejor manera posible pues

desde muy pequeño; al perder a su padre, él y su madre tuvieron

que mirar a futuro para seguir adelante y que sus dos hermanos

menores no quedaran varados junto con ellos. A tan corta edad,

más o menos unos once años de edad, Buck tuvo que aprender

que el mundo era un lugar cruel; su padre era un ex sargento de

renombre en las fuerzas armadas que pelearon en Vietnam durante

la infancia de su primogénito. Si bien el apego emocional de Buck

hacia Fredrick, su padre, no era el más afianzado por la confianza; lo

que devastó al tímido niño fue el hecho de ver a su madre rogando

a las pinturas de Jesucristo por alguna alternativa a ser una amada

de casa que recibiría una indemnización por los años de trabajo

de su marido. Dentro de ella, muy adentro sabía que unos cuantos

miles de dólares no iban a bastar para por lo menos unos años en el

futuro y por supuesto, un hombre valeroso como lo era su marido se

había ido; el primer amor de la joven Petra que no encontró más que

discriminación al ser estudiante de intercambio antes de conocerlo

por mera casualidad en un baile escolar.

Desde muy joven Buck supo que tenía la obligación moral de ser

un apoyo para su madre, una mujer que, al igual que su padre

en las pocas ocasiones que su memoria le permiten recordar con

entusiasmo; fue una figura materna ejemplar, jamás les faltó el

tan necesario cariño de mamá que los bebés necesitan. Dreyfus y

Ann, los hermanos menores, de tan solo nueve y seis años de edad

49


cuando un vengativo maleante cuyos padres fueron enviados a

pelear a territorio desconocido y asesinados en ese suelo Asiático

del cual nunca regresaron ni en ataúdes; les arrebató no solamente

el sustento de una numerosa familia feliz de un rincón casi inhóspito

al Norte del Estado de Washington sino que, tomó a una figura

paterna ejemplar.

A cuarenta años del incidente a mano armada en las tranquilas calles

de su propio vecindario, Buck y Dreyfus se reunían en la vieja casa

donde crecieron para darle el pésame a su padre, un día triste pues

la lluvia tomó por sorpresa ambos mientras cruzaban la autopista

principal para tomar un atajo que ambos conocían donde por instinto

los autos que parecían ser gemelos al ir en unísono se bifurcaron en

unos estrechos caminos pavimentados.

__Jamás fuiste precavido hermano, papá siempre lo dijo.

Buck fue el primero en bajar del auto con un paraguas, nunca salía

de casa sin estar preparado para todo, incluso portaba cadenas

para la nieve en la cajuela por si era necesario; no le importaba en

lo más mínimo que su hermano lo viera fumando a pesar de que

hace algunos días en la Navidad le hicieron ver que no era bueno

para un hombre de su edad que siguiera con tantos malos hábitos

como era la bebida y fumar constantemente desde que lo jubilaron

hace dos años del cuerpo policiaco conocido por todo el mundo

como “SWAT” donde era sargento de su hermano y mejor hombre:

Dreyfus.

__N-no, jamás lo fui hermano, escucha hay algo que debo entregarte.

Dreyfus no se notaba con la misma aura de inquietud o incredulidad

de la cual era partícipe siempre, esta vez se notaba genuinamente

asustado por alguna razón en particular, llevaba un maletín de color

marrón oscuro el cual le ofreció a su hermano; pues llevaba una

inscripción la placa con el nombre famliar de ambos, Moore. A lo

que Buck alzó una ceja antes de tomar el pesado maletín con ambas

manos, las facciones de este hombre pasaban de estar tranquilas

a mostrar las arrugas por el peso de la edad a la que se estaba

adentrando ya hace algunos años, pero no se notaba ya que al estar

en una división tan especializada y rigurosa en cuanto a ejercicio y

50


bienestar personal se refiere; la edad era un contrincante más al cual

vencieron ellos y varios de sus compañeros.

__¿Qué es esto, Dray?

Apodo significativo entre conocidos de Dreyfus, pues si bien su

nombre no se escribía con la letra con la que sonaba, era mucho

más fácil llamarlo por tal apodo y jamás le incomodó la verdad. Los

cristales azulados que eran los ojos de Buck solamente reflejaban

curiosidad, pero a la vez inquietud muy cautiva dentro de su ser

pues si ya no tenía ninguna preocupación de su jubilación donde

comenzó a recibir una jugosa cantidad de dinero por sus años de

renombre y servicio, nada le impresionaba salvo el ver a su familia

nerviosa de verdad ya que habían crecido como seres reservados a

su manera.

__Un trabajo que no puedo aceptar, hermano. Tengo familia, lo

siento, pero tengo que pedirte que lo aceptes pues sabes que no

podemos dejar un caso de esta índole atrás.

Duro golpe para su hermano de sangre, Buck tenía demasiadas

exesposas, siempre una cara nueva en cada festividad donde

comúnmente se llevaba a una pareja para poder tener temas de

conversación; pero jamás algo que no fuera fugaz. Salvo una chica

cuyo nombre vio en los reportes policiacos hace no menos de un

mes atrás, Samantha. No era de sorpresa, pues el recuerdo de esta

mujer fue lo que apareció en su mente con la palabra “familia” ella

fue lo más cercano que tuvo a una hace algunos años cuando todavía

detenía redadas y ponía balas en las piernas de maleantes que

querían pasarse de listos para huir de su captura; al abrir el maletín

sobre el cofre de su auto, con la protección de su paraguas y con

la compañía de su hermano en el costado izquierdo de su persona

tan imponente y corpulenta, las fotos de esa mujer asesinada en la

escena del crimen salieron a la luz del poco día que quedaba.

__Esta mujer no tiene nada que ver conmigo Dray, llévate tu papeleo

a otra parte.

Inmediatamente después de negar la conexión de su persona con

esta difunta mujer, Buck estuvo a punto de caminar hacia la placa

51


conmemorativa de su padre, que yacía en la cadena que protegía

su hogar de algún indigente o persona que buscara violentar la

integridad del hogar donde los recuerdos de su madre y padre

descansaban en paz; Dreyfus alcanzó su braquial derecho para

detenerlo y tragar saliva mientras miraba al suelo para esperar a que

su hermano volteara a verlo.

__¿Dray? Di que es lo que esperas de esto de una buena vez.

Efectivamente, al final, después de algunos segundos de estar

refunfuñando entre dientes y negar la idea de ver a su hermano a

los ojos; Buck volteó la cabeza para mirar la desgastada mirada de

su hermano que, si bien se mantenía constante con su edad al igual

que él, ambos ya sufrían de todo el tiempo prestado por la vida al

estar llenos de arrugas cuando era necesario expresar cualquier otra

emoción que no fuera serenidad en sus sienes.

__La persona que asesinó a esa mujer, a tu ex esposa fue el mismo

hombre que mandó a ese asesino para matar a nuestro padre.

Además. . .

El sonido de la puerta del automóvil de marca reconocida por un

juego de letras conformado por una “V” y una “W” fue escuchado

para que de él, bajara una pequeña niña de apariencia de unos

ocho o nueve años, con los mismos ojos que parecían gemas azules

pertenecientes a Buck.

__Acaba de salir de su cadena, juntó hombres para poder completar

su tarea pues al parecer su verdadero objetivo era toda la familia de

nuestro padre. Quiso comenzar contigo, quitando a tu esposa más

amada y bueno, a la hija que engendró ese amor.

En el reporte, la niña se había ocultado dentro de un armario del cual

los hombres armados no pudieron hacerse cargo pues la unidad de

Dreyfus llegó a la escena cuando su madre fue asesinada tratando

de proteger a su hija.

__¿Mi hija? Ella jamás me. . .

52


Fue entonces que, dentro del enojo y la confusión, una llamada de

una mujer anónima hace algunos meses con la intención de pedirle

algo a Buck llegó a su mente. La discusión que tuvieron al final de

su relación quizá fue la causante de que no haya querido compartir

su embarazo hasta que fue demasiado tarde, jalando su brazo con

fuerza para quitarse el agarre de su hermano y mirar en dirección a

su supuesta hija; Buck dejó salir un suspiro pesado antes de asentir

con la cabeza.

__Entonces, ¿Quieres que la lleve a un lugar seguro?

Avanzó a su propio auto, con la insignia reconocible de un caballo

en el cofre, Buck abrió la puerta delantera para que la niña pudiera

subir al vehículo. Lo cual no dudó en hacer pasados unos segundos.

__Eso, y que termines con esto, porque ese hombre te irá a buscar y

si no lo logras hermano. . .Ann y yo tendremos que dejar todo para

enfrentar fantasmas que no son nuestros.

Claro que comprendía, tanto su hermano como su hermana tuvieron

buenas vidas, éxito en el amor y una buena carrera segunda a la

principal que era policiaca. Buck jamás tuvo nada hasta ahora, la

idea de pensar que su hija estaba en peligro le motivaba a cumplir

esta repentina misión con éxito para al fin tener la felicidad que

este rubio siempre había querido tener; pero nunca consiguió por

disposición de la vida.

__Voy a. . .a tratar, Dray. Pero ya no soy lo mismo de antes, me he

vuelto lento.

Una mueca de felicidad salió de este hombre pues estaba jugando,

jamás se había sentido con mayor vitalidad en toda su vida, ofreciendo

su mano derecha llena de cicatrices y magullada de tomar un arma

con tanta fuerza y golpear incontable cantidad de maleantes con

sus propias manos para poder terminar bien con esas situaciones

tan complicadas y personales pues lo que impulsaba su cuerpo era

la idea de cumplir con la justicia de la cual le privaron a su padre en

algún momento.

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__Huh, siempre siendo un peleador humilde. Cuídate, hermano.

Y así sin más, ambos hermanos se despidieron de su padre y madre,

quien descansaba a un lado de la placa con una propia para recalcar

que fue todo lo que significó para su familia tan unida; rumbo a

caminos distintos los cuales pueden llevar a su destrucción o salvación

dependiendo de cómo es que salgan las cosas en las batallas que

cada uno tiene por lidiar en un futuro.

__Y bien, ¿Te gusta. . .algo?

Estar dentro de un lugar tan cerrado con su hija desconocida era

algo incómodo, pero fue él quien decidió romper el hielo mientras

conducían bajo la incesante lluvia por un camino rodeado por árboles

que los recibió al salir del bloque de calles privadas con un mismo

patrón de casa tradicional de esas tierras; alta y con varios ventanales

imponentes que daban a la calle, una ventana insignia casi en el

techo que daba al ático con forma circular y una cruz como marco de

ventana. Los árboles nublaban la vista panorámica, la niña no parecía

querer hablar por cualquier trauma pues había vivido varios, Buck se

quedó callado luego de hacer una mueca de decepción consigo

mismo ya que hacía tiempo no hablaba con niños y no tenía idea

de cómo tratar a esos jóvenes de la misma manera que con adultos;

pero por arte del destino ambos estuvieron a punto de tragar su

orgullo y voltearse a ver con toda su valentía cuando un disparo de

bala atravesó el cristal para terminar cortando un pedazo de la oreja

derecha de aquél hombre mayor quien soltó un grito antes de frenar

el auto de manera abrupta y sujetar a su hija con la mano derecha

para prevenir un accidente al golpearse con alguna parte del auto.

__¡Abajo!

Gritó Buck mientras se deshacía del nudo que era el cinturón de

seguridad, casi al mismo tiempo que quedó libre, unos cuantos

más disparos cayeron a la misma altura del asiento aterciopelado y

cómodo para la mayoría de gente cuando se sentaban sobre este

mismo. Pudo voltear en tan apretado espacio debajo del volante

después de tomar su arma cargada de un compartimento utilizado

para papeles o algún objeto de valor para revisar a su hija quien

se encontraba debajo del mismo compartimiento, pero del otro

54


lado del vehículo. Ambos sonriendo pues estaban vivos, era lo que

importaba.

__Moore heredero, cuánto tiempo.

La voz de otro hombre inclusive un poco más viejo que el propio lobo

de mar fue escuchada entre la lluvia, su hija notoriamente estaba

dispuesta a aferrarse a su vida, pues apoyó a su padre al tomar un

espejo de mano de su bolsillo izquierdo para así mirar en el reflejo

lo que tenían delante. Al terminar de revisar los alrededores y no ver

a nadie, le haría la seña a su viejo de que solamente era el hombre

viejo y dos hombres jóvenes, a lo que Buck asintió al preparar su

arma con el distintivo “click”.

__Una disculpa, mis demás hombres están de vacaciones en la cárcel,

pero creo que tu edad y que somos más, será suficiente para…

Un sonoro ruido canceló la charla del hombre pues Buck se le

adelantó y puso una bala en la clavícula derecha del anciano para

después apuntar al hombre a su costado derecho, disparando sin

dudar a la cabeza de este mismo; pero del que no pudo encargarse

fue quien decidió dejar al último, el hombre asiático a la izquierda de

este anciano de la misma descendencia. Este hombre disparó dos

veces en el cuello y clavícula izquierda del lobo de mar, provocando

que este simplemente respondiera con dos disparos mal ejecutados

que dieron en el costado derecho y pecho del hombre quien se

desplomó aparentemente sin vida.

Buck, antes de caer por el dolor de las balas, una de ellas atravesó

limpiamente su cuello; puso otra bala en el anciano para asegurarse

de que no se fuera a levantar. Cayendo de espaldas sobre el asiento

al soltar el arma y voltear a ver a su aterrada, lloriqueante hija quien

saltó hacia él sin dudarlo para intentar socorrerlo a lo cual Buck le

negó con la cabeza mientras sonreía al utilizar las últimas fuerzas

para tomar en su mano derecha la suave y tersa piel de su hija. No

podía hablar, la bala hizo lo suyo y cortó demasiadas venas y fuerzas

de este hombre, así que simplemente apuntó con su otra mano al

cajón personal que había mandado a construir en su auto, debajo

del volante para que lo pudiera revisar después.

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__Me gusta patinar. . .papá.

Fueron las últimas palabras que pudo escuchar el nuevo padre antes

de sonreír de una manera espectacular al aceptar la muerte con

gusto, un último suspiro antes de dejar caer su cabeza sin vida sobre

el suave asiento y al mismo tiempo soltar el rostro de su hija quien

por respeto; le ayudó a cerrar sus ojos con sus propias manos y se

prepararía para afrontar la vida una vez esta tormenta que comenzó

con la muerte de su madre termine para poder tomar lo que sea que

su padre le dejó, probablemente dinero, y caminar lejos de todo

esto.

Pues desde temprana edad, al igual que su padre, ella entendió lo

que es y siempre será; el costo de vivir una vida feliz en un mundo

lleno de adversidades que no son objetivas a la hora de buscar

víctimas.

Autor: Jair Alejandro Servín Bustamante

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El hijo del padre tiempo

En el meridiano 7, en la zona central, lejos del límite y cerca del

final, entre dos valles con el cielo despejado, sobre un campo con el

horizonte estrellado, habitaba un viejo sabio en una choza bastante

peculiar, la cual, si la veías desde afuera parecía ser muy pequeña,

casi diminuta; sin embargo, en su interior, se volvía una verdadera

travesía el intentar no perderse entre tantos pasillos largos y

estrechos, con una gran variedad de estanterías en donde yacían

cientos de esferas las cuales contenían una especie de humo en su

interior color blanquecino y casi transparente, mismas que se dice

que guardan los secretos más grandes de la humanidad.

El padre tiempo se encargaba de hacer que los segundos, los

minutos y las horas transcurrieran de forma correcta y funcional, ya

que era él era el único que entendía como manejar tan semejante

habilidad. Conocedor de múltiples maniobras, era quien controlaba

una enorme máquina que contaba con botones casi de todos los

colores y formas, palancas chistosas y llaves de diferentes clases que

hacían funcionar una serie de procesos complejos.

El viejo poseía características muy peculiares, y se dice que aunque

tenía algunos rasgos propios de un humano, no podríamos decir

que se tratara de uno. Había heredado lo mejor de cada especie,

branquias como las de cualquier pez, fuerza incontenible de elefante,

la capacidad de camuflajearse cual camaleón, elasticidad digna de

lagartija, velocidad de un guepardo y por lo que más se distinguía

era por su inigualable inteligencia.

Entre tanto trabajar y trabajar arduamente, pasaban los días y las

noches casi sin darse cuenta y en su soledad tan agobiante debido

a que no existía ningún otro habitante en el alrededor, pensaba que

vivir no era tan bonito cuando se vive todos los días lo mismo. Se

trató de suicidar de diferentes maneras y cada vez que lo intento fue

la misma en que fracaso: no moriría aunque su cuerpo se comiera

pues es como las salamandras rápido se regenera, podrían pasar los

años pero a este ermitaño el tiempo no le hace daño, es inmortal y

sin oxígeno respira como quiera.

57


¿Pero entonces como eliminaría ese sentimiento tan deprimente?,

¿cómo podría salir de esa atemorizante monotonía? Entre tanto

detenerse a analizarlo se le ocurrió una magnífica idea:

__ ¿Por qué no replicarme?, pensó para sí misma.

Mi creación no solo tendría todas y cada una de mis capacidades

excepcionales si no que también se volvería el cómplice perfecto,

un excelente acompañante y hasta un posible lo podría criar como

si fuese mi hijo propio,

__¿Qué pudiera salir mal?

Dicho así se escuchaba estupendo y si de alguna manera logrará

conseguirlo se convertiría en un hecho extraordinario, una verdadera

hazaña que no se había visto jamás y que ninguna mente podría

llegar a imaginar que sea siquiera una posibilidad, hasta ahora.

Empezó a buscar entre tantos artefactos y sobre todos aquellos

intentos fallidos de inventos geniales, algunos materiales que

pudieran ser de utilidad y, ¡manos a la obra!, se puso a trabajar en

lo que sería una capsula que funcionaria sin combustible, muy poca

energía y casi autónoma, la cual extraería los maravillosos dotes del

viejo.

El plan era simple: lo único que tendría que hacer seria oprimir un

botón para que el iniciara el proceso y rápidamente pudiera ser

completado.

Pero, ¿sería posible hacerle mejoras a esta nueva creación?, ¿Qué tal

si ahora posee facultades que no fueran de este mundo?, ¿poderes

telepáticos?, ¿posibilidad de teletransportarse?, eran cientos las

ideas que pasaban por la mente del viejo sabio, el cual tenía una

visión muy clara de lo que quería lograr y no se daría por vencido

hasta lograr su cometido.

Podría decirse que pasaron cientos y cientos de cambios de estación

y con ello un acercamiento cada vez más profundo para el término

del proyecto. Ya había pasado casi medio siglo y apunto de pasar

al borde de la desesperación y el desasosiego cuando ¡por fin lo

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consiguió!, se trataba de un artefacto imponente, exquisito, aunque

no muy fácil de manejar.

Era hora de probarlo y necesitaba colocar en un pequeño contenedor

una muestra de su ADN, para entonces no había decidido si quería

que fuera exactamente igual que él respecto a su sentir y a su forma

de asimilar y asociarse con el mundo, por si acaso, muy ingenioso,

había preservado sus recuerdos en hielo seco ochenta grados bajo

cero.

Quizás era momento de realizar un intercambio de ideas y opiniones

por lo que decidió no utilizar el elixir que probablemente contenía

saberes y anécdotas que serían dignas de revelar. Así es como

comenzó la transición y en cuestión de minutos habría nacido el ser

que se convertiría en el más peculiar de todos los tiempos.

Al salir de la capsula el ser se encontraba desconcertado, y su

comportamiento era retraído y casi a la defensiva, por lo que el viejo

tuvo que convertirse en su mentor, enseñándole con detenimiento

todo lo que él ya dominaba, las estrategias y la metodología para

realizar todas las labores de controlar el transcurso del tiempo.

Pasaban los años y el hijo del padre tiempo no se encontraba muy

convencido de hacer todo lo que se le tenía impuesto, él estaba

seguro de que era capaz de realizar cosas más importantes, estaba

consciente de sus capacidades y no se limitaría a quedarse en una

choza tan aburrida haciendo cosas tan aburridas, por lo que comenzó

a desobedecer y a oponerse a lo que el padre le imponía.

Su deseo más anhelado era que un día pudiera salir de ese horrible

encierro que se volvía prisión y conocería lo que hay mucho más

allá de las paredes, se imaginaba lo mejor de las cosas de cualquier

mundo y no veía la hora para explorar el sin fin de posibilidades y

nuevas oportunidades que encontraría allá afuera.

No encontraba explicaciones del porque su padre era un sujeto tan

amargado, ¿por qué él no tenía el interés de experimentar nuevos

eventos y nuevas sensaciones?, ¿por qué no divertirse un poco de

vez en cuando? y entonces, se le ocurrió que quizás si viajara en el

tiempo, unos cuantos años atrás, podría obtener dichas respuestas en

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el momento en el que su padre se volvió en alguien sin aspiraciones,

solo interesado en cumplir con el trabajo y sus responsabilidades.

Un día con mucha cautela, el joven se escabulló entre tantas

máquinas enormes y ruidosas, para así, poder llegar al aparato que

representaba el labor más importante de la existencia en sí: “la

máquina del tiempo”, la cual nunca se había utilizado con dicho

propósito de viajar en el tiempo y se limitaba sólo a controlar el

transcurso de los hechos, cosa que no era imposible si se le aplicaba

un poco de ingenio y creatividad, unos cuantos cálculos matemáticos,

ajustes de programación y algo de fe para que pudiera volverse una

realidad; después de todo el alumno siempre supera al maestro y

en este caso esa no era la excepción, su viejo padre era brillante

aunque le hacía falta un poco de visión.

Tras unos cuantos apretones de tuercas por fin había quedado listo y

al teclear cualquier fecha la maquina sería capaz de trasladar al joven

a ese sitio espacio-tiempo a través de una pequeña cabina que éste

había anexado y condicionado para esa finalidad.

La única condición era regresar antes de que se cumpliera una hora

pues si esto no sucedía, el ritmo en el que transcurría el tiempo se

vería perjudicado y entonces su padre que monitoreaba cada cierto

periodo la máquina, se daría cuenta de su ausencia y de la falla, cuya

situación no había ocurrido nunca antes.

Preparó una mochila con algunas herramientas, por si era el caso de

que se presentara alguna falla en el aparato tuviera la posibilidad de

arreglarla y se dispuso a cumplir el cometido: solo iría unos cuantos

años atrás en el pasado, antes de su nacimiento para ver cómo era el

estilo de vida de su padre y él como la pasaba día con día y que fue

aquello que lo obligaría a ser tan dependiente del trabajo.

Y así fue, entre pequeños estruendos y luces parpadeantes, en

un abrir y cerrar de ojos la cabina lo llevó a la puerta de aquella

choza, 300 años antes, unas horas antes de su nacimiento, y el joven

muy precavido miró a través de la ventana que daba vista hacia

la habitación principal y con una expresión de desconcierto pudo

observar la cara de cansancio y fatiga de su padre al realizar las

labores, sentimientos que no había detectado antes en la actualidad,

60


ya que el viejo siempre se mantenía alegre y comprometido con

lo que se dedicaba, entusiasmado de enseñar todo lo que alguna

vez él también tuvo que aprender y pasar tiempo con su hijo, no

obstante, cuando no era así, alguno que otro regaño dirigido al

joven por no estar atento a las lecciones profanaba la tranquilidad

de la habitación.

Siguió mirando por la ventana y presenció el momento en el que al

anciano se le había ocurrido la estupenda idea de traerlo al mundo,

poniéndole ahora extra atención a mirar de que se trataban los

planos que su padre elaboraba con tanta apuración, a lo que se

percató que en uno de ellos resaltaba un gran título el cual decía “el

gran proyecto que cambiara mi vida”.

Entonces fue cuando entendió el propósito de su llegada a la vida del

anciano, para cambiar tal estado tan deprimente que atormentaba su

existencia; por lo que decidió volver a casa y nunca más abandonar

al viejo además de disfrutar cada momento a su lado.

Autor: Anel Alejandra Ugalde Camacho

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El Lobo Tonino

En un lugar oculto en las orillas de Guanajuato se encuentra un

pueblito, en el que ya hace mucho tiempo atrás vivía un joven pobre

y una muchacha. El joven llamado Tonino, a pesar de trabajar, era

alguien pobre y la muchacha era alguien rica, cabe recordar que

en aquellos tiempos una persona rica era una persona con muchos

animales, es decir, cuya familia se dedicaba a la crianza de ganado.

Este joven quedó impresionado con la belleza de esa muchacha y así

que decidió acercarse y hablarle pero la joven lo rechazó una y otra

vez entonces Tonino junto con su familia decidieron ir por la chica

para que se casara con él pero lamentablemente la familia de la

joven no aceptó por lo poco que era y que llevaba. Entonces Tonino

triste y decepcionado decidió irse de su casa y del pueblo.

La familia de Tonino preocupada buscó por muchos de los

ranchitos que estaban cerca pero jamás lo encontraron y así los años

pasaron, durante el paso del tiempo se fue quedando en el olvido a

Tonino.

En una noche la gente del pueblo escuchó a los animales

alterarse, todo el pueblo asustado y preguntándose qué es lo que

había sucedido salieron con lámparas y armas y se llevaron una

sorpresa al ver que las vacas de un señor habían sido masacradas

completamente pero no encontraron rastro de nada, creyeron que

había sido un coyote.

Así transcurrieron los días y pasaron cuando en otra noche

lo mismo sucedió nueva mente otro ganado había sido masacrado

vacas muertas pero el misterio se hizo más grande ya que aquella

cosa no se los comía o se los llevaba, sino que solo los mataba y

luego se iba la gente del pueblo al no saber qué era lo que estaba

atacando su ganado decidieron hacer guardia durante la noche

todos los hombre preparados con armas, machetes, trinches y

hachas, listos ya para atrapar a lo que sea que estaba detrás de

esto. Esperaron pero aquello jamás apareció y así se turnaron los

hombres del pueblo hasta que entonces en una noche de luna llena

volvió a aparecer los hombres que estaban haciendo guardia aquella

noche quedaron sorprendidos al ver esa cosa. Al día siguiente al


explicar lo que habían visto no creían en las palabras, en ese mismo

día los 2 hombres que se habían quedado de guardia enfermaron

gravemente y a los 2 días murieron ellos explicaron que era en esa

noche llegó un hombre que en instante se transformó en una bestia

parecida a un perro enorme y ataco al rebaño.

Los hombres decidieron ir con el sacerdote y le explicaron

lo que vieron esos 2 hombres antes de morir y él les dijo que no se

trataba de otra cosa más que de un nahual.

Hartos de que siguiera matando al ganado muchos salieron en busca

del nahual pero no tuvieron éxito en capturarlo o encontrarlo, a la vez

que muchos murieron siendo atacados por el entonces regresaron

con el sacerdote y preguntarle como podían hacer para acabar con

el nahual, él les comentó que la forma de acabarlo era con una bala

y una cruz dibujada en la punta de la bala, pero a ver que nadie

regresaba con vida aquellos que se lanzaban por él, no hubo nadie

capaz de ir tras él.

Una noche un hombre llamado Rogelio decidió ir tras él así

que esperó noche tras noche esperando a ver que pasara y así fue

cuando una noche mientras él estaba escondido entre los arboles vio

pasar a lo lejos a un hombre en plena oscuridad, lo observó y lo siguió

entonces fue ahí cuando vio que aquel hombre se transformaba en

una especie de perro enorme atacando a un rebaño.

Rogelio estando preparando y sabiendo el sendero el cual

transitaba el nahual se lanzó a esperarlo en una noche, lo esperaba

firmemente en la copa de un árbol con un rifle listo y cargado para

disparar, entonces cuando llegó la hora de la verdad, cuando el

nahual venia de regreso, él jálo el gatillo del rifle pero se le olvidó

lo más importante que tuvo que hacer antes de disparar el cual era

dibujarle la cruz en la punta a la bala. El tiro acertó pero sin eso no

le pudo hacer ningún daño el nahual dando se cuenta de donde

estaba Rogelio corrió tras él pero ya era tarde para escapar el tiempo

no estaba a su favor como para bajar del árbol y corre a pedir ayuda,

rápidamente sacando otra bala de su bolsillo dibujo la cruz y en la

punta de la bala y cargó; mientras tanto el nahual ya subía por el

tronco del árbol, Rogelio nervioso y apresurado disparó hacia abajo,

entrando la bala por la boca del nahual y atravesando hasta la parte

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de atrás, cayendo el nahual del árbol y Rogelio bajando del árbol

también cayó desmayado junto con el nahual.

En la mañana mientras un par de personas caminaban por ahí

encontraron a don Rogelio junto con el nahual el cual los llevaron

hacia el pueblo lo más rápido posible y fue entonces en el que

reconocieron inmediatamente aquel que era el nahual y era Tonino

aquel joven desaparecido ya hace años atrás el cual se había hecho

nahual para vengarse y así matar a todo los ganados de las personas

y principalmente del ganado de la joven que lo rechazó. Mientras

tanto Don Rogelio se encontraba muy mal en el pueblo ya que el

susto fue tan grande que lo enfermó y a los tres días murió.

Autor: Jesús Alejandro Sánchez Linares

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Encontrarse al chico 100% perfecto una bella mañana de abril

Una bonita mañana de abril, en una estrecha calle del barrio

Downtown de Los Ángeles en California, me crucé andando con

el chico 100% perfecto. Diciendo la verdad, él no era tan guapo,

no destaca de una manera concreta ni popular, sus ropas no tienen

nada especial, la parte de un lado de su pelo todavía está aplastada

por haber dormido, no es joven, tampoco, debe estar cerca de los

treinta, nada cercano a un chico, hablando con propiedad, pero, aun

así, lo sé desde 50 metros a la distancia: él es hombre 100% perfecta

para mí.

En el momento en que lo vi, sentí un retumbar en mi pecho y mi

boca estaba tan seca como un desierto. Quizás ustedes tengan

su particular tipo favorito de chico perfecto; con piernas grandes,

digamos, pequeños ojos, dedos graciosos, o se vean atraídas sin

una razón, por aquellos que se toman su tiempo con cada comida.

Yo tengo mis propias preferencias, por supuesto.

Algunas veces en un restaurante, cuando me doy cuenta, estoy

mirando a un chico de la mesa de al lado de la mía, porque me

gusta la forma de su nariz. Pero nadie puede insistir en que, el chico

perfecto se corresponde con algún modelo preconcebido. Aunque

me gustan mucho las narices, no puedo recordar la forma de la nariz

de él, o incluso si tenía una. Todo lo que puedo recordar con certeza

es que él no era una gran belleza y eso es muy extraño.

__Ayer en la calle me crucé con un chico perfecto- le dije a mi amiga.

__ ¿Sí? ¿Y es guapo? – dijo ella.

__No realmente- contesté yo.

__ ¿Tu tipo favorito, entonces? - me preguntó

__No lo sé. No parece que recuerde algo de él: la forma de sus ojos

o el tamaño de su pecho, le expliqué.

__ Extraño, dijo ella.

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__Sí, demasiado extraño, agregué.

__De cualquier manera, ¿qué hiciste, hablaste con él? ¿lo seguiste?

__dijo ella ya un poco aburrida.

__ No, solo me crucé con él en la calle- dije yo, él iba hacia el Oeste,

y yo hacia el Este. Era una bonita y fresca mañana de abril.

Hubiera deseado hablar con él, media hora hubiera sido todo: sólo

preguntarle de él, hablarle de mí, y, lo que más me hubiera gustado

hacer es, haberle podido explicar las complejidades del destino que

condujo a nuestro encuentro en una estrecha calle de Dowtown

California, una bonita mañana de abril de 1981. Después de hablar,

habríamos comido en cualquier sitio, quizás visto una película de

Woody Allen, o parado en un bar de hotel para tomar unos cocktails.

Con algo de suerte, podríamos haber acabado en la cama.

La potencialidad llama a la puerta de mi corazón. __¿Cómo me

puedo aproximar a él? ¿qué?

__ Buenos días, señor. ¿Piensa que podría compartir media hora de

conversación conmigo. Ridículo. Hubiera sonado como un vendedor

de seguros.

__ Perdóneme, ¿sabría por casualidad si hay una tintorería abierta las

24 horas en el barrio? No, igual de ridículo. No llevo ni ropa sucia,

en primer lugar, ¿quién va a creerse una cosa así?

Quizás, la simple verdad lo haría. Buenos días, usted es el chico

perfecto para mí.

No, él no lo creería. Incluso si lo creyese, no querría hablar conmigo.

Perdón, podría decir, puede ser que sea el hombre perfecto para

ti, pero tú no eres la mujer perfecta para mí. Podría pasar, y si me

encontrase en esa situación, probablemente me querría morir. Nunca

me recuperaría de ese shock, pero tengo 32 años y esto es lo que

significaría hacerse mayor.


Pasamos frente a una floristería. Una cálida, y suave brisa de aire

tocó mi piel, el asfalto está húmedo y siento el olor de las rosas,

no me atrevo a hablarle. Él viste un pantalón gris y en su mano

derecha sostiene un sobre blanco que carece de sello, por lo que

deduzco que ha escrito a alguien una carta, quizás estuvo toda la

noche escribiendo, lo digo por las ojeras que observo en sus lindos

ojos. El sobre podría contener todos los secretos que hubiese tenido

siempre. Avanzó un poco más y me doy la vuelta, él se pierde entre

la multitud.

Ahora, por supuesto, sé exactamente qué debí haberle dicho. Habría

sido un discurso largo, demasiado, quizás para haberlo desarrollado

adecuadamente. Las ideas que pasan por la cabeza no son siempre

muy prácticas.

Bien, hubiera comenzado “Érase una vez” y terminado “Una triste

historia, ¿no cree?”

Érase una vez, un chico y una chica, él tenía 16 años y ella 18. Él no

era especialmente guapo, y ella tampoco, solo eran un hombre y

una mujer solitarios como todos los demás, pero ellos creían con

todo su corazón que, en alguna parte del mundo había un hombre

y una mujer perfectos para ellos. Sí, ellos creían en un milagro y ese

milagro ocurrió realmente.

Un día los dos se encontraron en la esquina de una calle:

__ Esto es increíble, ella dijo. Te he estado buscando toda mi vida.

No lo creerás, pero tú eres el hombre perfecto para mí.

-Y tú- dijo él, -eres la mujer perfecta para mí, exactamente como te

había soñado, en cada detalle, es como un sueño.

Se sentaron en un banco del parque, se cogieron de las manos,

y se contaron sus historias el uno al otro, hora tras hora. Ellos ya

no estaban más solos, habían encontrado y sido encontrados por

su pareja perfecta (qué cosa tan maravillosa es encontrar y ser

encontrado por tu pareja perfecta). Es un milagro por supuesto, un

milagro cósmico.

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Mientras conversaban sentados, una pequeña sombra de duda

entró en sus corazones: ¿estaba bien que los sueños de alguien se

hicieran realidad tan fácilmente? Y así, cuando se produjo una pausa

momentánea en su conversación, la chica le dijo al chico:

__Vamos a probarlo para nosotros una vez, si realmente somos el

amor perfecto del otro, entonces alguna vez, en algún lugar, nos

encontraremos otra vez sin duda, y cuando pase, sabremos que

somos la pareja perfecta, y nos casaremos, ¿qué piensas?

__Sí- dijo ella, -eso es exactamente lo que deberíamos hacer-. Y

entonces, se separaron, él iba al Oeste, y ella al Este.

La prueba que habían acordado, sin embargo, era innecesaria, no

la deberían haber realizado porque eran real y verdaderamente la

pareja perfecta y era un milagro que se hubiesen encontrado, pero

era imposible para ellos saberlo porque eran muy jóvenes.

Las frías e indiferentes olas del destino continuaron sacudiéndolos

despiadadamente. Un invierno, el chico y la chica cayeron enfermos

de una terrible gripe, y después de luchar entre la vida y la muerte,

perdieron la memoria de sus años más tempranos y cuando se

dieron cuenta, sus cabezas estaban vacías. Fueron dos brillantes y

decididos jóvenes, que, gracias a sus esfuerzos constantes, fueron

capaces de adquirir otra vez el conocimiento y el sentimiento que les

posibilitó volver como miembros hechos y derechos a la sociedad.

Gracias a Dios, se convirtieron en ciudadanos que sabían cómo utilizar

el transporte público o ser capaces de enviar una carta especial al

correo. También, experimentaron el amor otra vez; algunas veces,

como mucho al 75% u 85%.

El tiempo pasó con una rapidez espantosa, y pronto la muchacha

tuvo 32 años y el muchacho 30. Una preciosa mañana de abril, en

busca de una taza de café para comenzar el día, la muchacha andaba

del Este al Oeste, mientras el muchacho, teniendo la intención de

enviar una carta, andaba del Oeste al Este, los dos sobre la misma

estrecha calle del barrio de Downtown en Los Ángeles, California.


Se cruzaron en el centro mismo de la calle. El destello más débil

de sus memorias perdidas, brilló tenuemente por un pequeño

momento en sus corazones. Cada uno sintió un retumbar en su

pecho. Y en ese momento supieron: él es el hombre perfecto para

mí y ella, es la mujer perfecta para mí, pero el brillo de sus memorias

era demasiado débil, y sus pensamientos ya no tenían la claridad de

catorce años antes.

Sin una palabra se cruzaron, desapareciendo entre la multitud para

siempre. Una triste historia, ¿no cree? Si, eso es, eso es lo que debí

haberle dicho.

Autor: Vanesa Frías Hernánde

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Errores

A Gabriel Feregrino nunca le había faltado compañía femenina, ni

siquiera ahora a sus cuarenta y nueve años. Con su 1.85 m. de altura,

constitución fuerte y sonrisa pícara casi sugerente, el buen poder

adquisitivo que había forjado a lo largo de su vida como abogado

pasaba a segundo plano entre las féminas. El pequeño gran detalle

es que estaba casado hacía dos décadas, sin embargo la culpa no

hacía mella en él porque sabía que su esposa Martha frecuentaba

compañeros extramaritales mucho antes de que él iniciara sus

“aventuras”.

Esa mañana de Mayo salió a trompicones de la casa de su compañera

en turno, con la ropa desaliñada, y el estómago vacío se dirigió a su

hogar ubicado al otro lado de la ciudad. Durante el trayecto veía su

caro reloj frecuentemente pues debía asistir como invitado a una

conferencia en la Facultad de Ciencias Políticas en alguna universidad

local. Tenía menos de treinta minutos para llegar a su casa, ducharse,

cambiarse, y salir a camino. El desayuno lo pospondría para después.

Al llegar se topó en la entrada con su esposa Martha, quién era una

atractiva mujer que rondaba los cuarenta y seis años, de tez banca,

cabello como el trigo y mirada sagaz. Las arrugas debajo de sus ojos

y el entrecejo eran notables, pero era su altura, de casi 1.75 mts

y su esbelta figura lo que más llamaba a atención. Aunque el aire

de superioridad que emanaba podría competir con sus rasgos más

destacables.

— ¡Al fin llegas, Gabriel!—exclamó con un tono burlesco y ligeramente

ácido—Debiste avisarme que no llegarías, para cancelar la cena con

mis padres a tiempo.

—Lo siento, se me pasó el tiempo en el despacho y decidí dormir

allá— dijo Gabriel sin la más mínima preocupación.

Martha murmuró algo y se fue, mientras Gabriel entraba a su hogar

y procedía a ejecutar sus planes. En menos de veinte minutos

estaba listo y enfilando hacia la avenida. Tardó solo siete minutos

en llegar a la universidad destino, y observó el lugar en busca de

algún espacio para estacionarse. Cuando por fin lo encontró, una

motocicleta apareció en su campo de visión, ocupando el lugar

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que el había divisado primero. Con molestia asomó la cabeza por

la ventana y exclamó algunas barbaridades al motociclista de casco

con pegatinas de círculo.

Cuál fue su sorpresa cuando el motociclista retiró el casco de su

cabeza y apareció una cabellera tan negra como el carbón, que caía

en ondas largas hasta la cintura. Un ovalado rostro de ojos vivarachos,

cejas pobladas, y labios carnosos de sonrisa divina, volteó a verlo y

con un tono de voz algo ronca pero amable le respondió:

—Disculpa amigo, pero estos lugares son exclusivos para los del

consejo escolar. — Y regalándole una penetrante mirada llena de

jovialidad y una sonrisa encantadora que denotaba una buena

genética o un buen tratamiento de ortodoncia, se retiró trotando

hacia la Facultad de Ciencias Políticas.

Gabriel sintió como si hubiera recibido un golpe inesperado al ver

a aquella joven. Y retomando el control decidió estacionarse en un

lugar algo alejado. Se tomó algunos minutos para meditar por qué

se había sentido como un niñato al ver a aquella muchacha, al fin

que ya iba tarde y su participación seria de las finales.

Bajó de su auto con el estómago manifestando su necesidad de

comida, sentía como si trajera a un león en él. Se dirigió al auditorio

buscando alguna cafetería en el camino, pero no tuvo éxito. Cuando

ingresó observó el panorama, en busca de aquellos ojos vivarachos,

pero no los vio en algún lado. Luego de su intervención y de varios

aplausos conversó con su amigo Fabián, quien lo había invitado a

asistir ese día y después de despedirse se marchó a su despacho.

Esa noche al llegar a su hogar, no pudo conciliar el sueño, aquella

bonita sonrisa lo torturaba impidiéndole descansar. Así pasaron dos

semanas, hasta que ese viernes al ver la hora notó que apenas eran

las once pm tal vez un trago le caería bien para relajarse. En diez

minutos ya estaba listo y conduciendo por la ciudad pero no tenía

ganas de frecuentar los mismos lugares de siempre. Sabía que si lo

hacía terminaría con alguna mujer en algún recóndito lugar y eso no

era lo que quería esa noche.


Terminó así en un bar bastante peculiar de espectáculo en vivo, entró,

ordenó y para el final de su última ronda cuando estaba a punto

de marcharse, por los altavoces se escuchó una melodía y con ella

una voz ronca, envolvente y ligeramente cadenciosa, se sentía como

tomar un whisky en invierno, Gabriel se encontraba ligeramente

achispado, así que se quedó hasta el final del espectáculo, cuando la

cantante dueña de aquella singular y preciosa voz bajó del escenario

quedó impactado. No sabía que lo sorprendió más, si la manera en

que la joven cantó, que usaba un vestido tan ceñido que le ajustaba

como una segunda piel y lucía como una deidad o que esa joven era

la misma motociclista de la conferencia.

Al ver a la joven pidiendo un trago en la barra decidió encararla, y

ofreció pagar su bebida. La bonita muchacha lo reconoció y le dijo:

— ¡Eres tú! ¡El del estacionamiento y la conferencia! Casi me dejas

sorda con tremendo lenguaje tan florido que te cargas. —y comenzó

a reír algo apenada. — Aunque no puedo juzgarte, realmente te

mentí, ese lugar no es exclusivo para nadie.

Gabriel, algo sonrojado al recordar la escena y la manera tan grosera

en la que le habló murmuró una disculpa y preguntó su nombre.

—Soy Victoria. Sé que tú eres Gabriel, te presentaron en la

conferencia.

— ¡Vaya, al parecer sí prestaste atención! Me alegra saber que a los

jóvenes como tú les interesa la rama jurídica.

—Bueno, realmente no me considero tan joven, ya estoy a punto de

terminar la carrera. Creo que eso en automático te añade algunos

años encima. — dijo Victoria mostrando una amplia sonrisa.

Gabriel no sabía si eran esos pocos tragos extras que había ingerido,

o que Victoria se encontraba muy cerca de él, pero empezó sentir

que temblaban sus manos y algo de mareos. Con una disculpa y una

despedida rápida intercambiaron contactos y tomando la mano de

la bella joven, depositó un beso en ella.

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Salió casi corriendo y justo al llegar al maletero de su auto, vomitó

sin control. Al parecer el alcohol en ese lugar era de dudosa calidad.

Subió a su auto color negro y se observó en el retrovisor, no tenía

mala apariencia. Los cabellos color azabache con algunos hilos de

plata emergiendo de ellos, la mandíbula fuerte, ojos oscuros como

la media noche, ligeramente enrojecidos por el alcohol, las cejas

pobladas y la barba bien cuidada, le daban un aire varonil, diría que

hasta atractivo. Pero fueron las arrugas alrededor de sus ojos las

que le bajaron el ánimo, ya no estaba en la flor de su juventud para

estar persiguiendo jovencitas. Esa noche regresó a su casa en donde

soñó con ojos vivaces, sonrisas bonitas y cabelleras oscuras como el

carbón.

Así pasaron algunos fines de semana, él asistía al bar y se sentaba

en la barra a observar el espectáculo que Victoria ofrecía. Al finalizar

ella bajaba y lo acompañaba con un trago, platicaban de todo y

de nada, de temas tan complicados como la política del país o tan

vanos como que Victoria era pésima en matemáticas. Así es como

se enteró que viernes y sábados ella trabajaba cantando en aquel

bar, y lo hacía más por gusto que necesidad, que asistía al último

semestre de la carrera y se inició en el motoclismo por un amigo del

bachillerato pero lo dejó después de una fractura en las costillas. En

ocasiones parecía que ella a su corta edad, tenía más anécdotas que

contar que él en su larga trayectoria.

A pesar de todo ese tiempo compartido, incluso mensajeando,

ninguno había cuestionado la edad del otro. Él sabía que ella no

pasaba las veinticinco primaveras y ella notaba que el rondaba ya

los cuarenta años, sin embargo la química era tan buena que ambos

temían que al revelarse este dato se mermara el lazo invisible entre

ellos que los unía e iba fortaleciéndose noche tras noche.

Eran los mediados de agosto y Gabriel se encontraba en su despacho,

comenzaba su hora de comida y aprovechó para enviar un mensaje

a Victoria, se había decidido invitarla a cenar esa noche. Le gustaba

Victoria, no lo negaba. No sabría decidir si eran esos ojos oscuros de

hechicera tan llenos de vida que transmitían felicidad a quien hiciera

contacto visual con ellos, si era su curvilínea figura que lo atraía

como canto de sirena o era la emoción de sentirse un jovenzuelo

cuando convivía con ella pero de algo estaba seguro, quería llegar

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a algo más con ella que solo charlas de fines de semana. La semana

anterior incluso le había insinuado una separación definitiva a su

esposa Martha, quien le respondió un pensativo:

—Dame un par de semanas más, por el momento necesito la fachada

de feliz matrimonio que hemos llevado los últimos diez años. Me han

ofrecido un cargo federal y sabes que son muy conservadores con el

tema del matrimonio, sobre todo en nosotras las mujeres.

Victoria respondió positivamente el mensaje de Gabriel. Y éste

comenzó a planear inmediatamente el evento que acaecería esa

noche. La llevaría a la finca de sus padres, que tenía unas vistas

deslumbrantes, contrataría un banquete, algún trio para acompañar

la velada y tendría un vehículo listo para cuando ella quisiera regresar.

Victoria llegó deslumbrante, con el cabello recogido, un vestido en

tonos crema, que dejaba descubiertos sus hombros, y contrastaba

su piel morena, tan tersa que parecía de seda, pero era la manera

en como el vestido abrazaba sus caderas dejó a Gabriel sin habla.

Era algo inefable de describir, pero Gabriel sabía que daría su propia

libertad por poder reflejarse en esos ojos bonitos. Era oficial, estaba

enamorado.

Gabriel jamás se había esmerado tanto en su imagen y por las miradas

que vislumbraba en Victoria, supo que a ella le había encantado el

resultado, aunque había algo más en su mirada, notaba que había

tomado una decisión pero no logró descifrar qué.

Conversaron, cenaron y bailaron hasta entrada la media noche

envueltos en las notas de Consuelo Velázquez __quiero tenerte

muy cerca, mirarme en tus ojos, verte junto a mí, cuando ella en un

momento repentino, cambió su humor alegre y vivaz por uno más

reservado, casi nervioso. Él lo notó y detuvo el baile, pero ella de

puntillas, tomó el rostro de Gabriel y planto un tierno y cálido beso

en sus labios.

Él, sin perder el tiempo correspondió el acto y así pasaron varios

minutos hasta que la temperatura comenzó a tornarse febril. Y fue

así, con las luces de la ciudad de fondo y la oscuridad de la noche

como testigo, que en sublime comunión sus cuerpos unieron.

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Los días pasaron y el mes de octubre anunció su llegada con algunas

hojas secas decorando las calles. Gabriel y Victoria vivían en una

burbuja, aunque ella constantemente asistía a revisiones médicas y

se excusaba con que tenía una ligera anemia y no era nada grave.

Él la notaba un poco más delgada, pero confiaba en que pronto se

recuperaría. Todo fluía bien, al menos así sería hasta aquella noche,

cuando él llego a su casa Martha lo esperaba con el celular en mano,

era la primera vez que hacía eso por lo que Gabriel dedujo que algo

no marchaba bien. Con un tono de voz fúrico pero bajo, Martha le

dijo:

—Te pedí que me dieras algunas semanas para concretar la

separación y tal parece que no entendiste. Hoy por la tarde me

llegaron estas fotografías tuyas paseando con una joven tomados

del brazo. Y adivina ¿quién las envió? ¡Laura, la esposa de mi jefe! Tú

sabes que a mí no me importa quién es la tonta en turno, pero quería

guardar las apariencias y sales con esto. ¿Sabes cómo afectará a mi

imagen y aspiraciones tu pequeño desliz? Te doy dos días para que

te encargues de tus... asuntos y olvídate del divorcio. Hazte la idea

de que vamos a estar juntos al menos hasta que asegure mi futuro

político. — Y de manera digna, Martha salió rumbo a su dormitorio.

Gabriel quedó estupefacto, no sólo seguía casado con Martha

sino que ella se rehusaba al divorcio. Secretamente él ya quería

formalizar su relación con Victoria. No sabía cómo reaccionarían sus

amistades o familiares, eso ya sería preocupación para otra ocasión

pero estaba seguro de que esa muchacha le había robado la paz

del alma y revivido la juventud a sus casi 50 años. Parecía ridícula la

diferencia de edad entre ellos, y estaba seguro que cuando los veían

juntos por la calle la gente murmuraba a sus espaldas, esa situación

lo desanimaba un poco. No había pensado que cuando tuviera

que presentar a Victoria a las esposas de sus socios y amigos no

tendrían mucho que ver con ella, primero por la brecha generacional

y segundo por el distinto ámbito social.

Eso sumado a la postura tomada por Martha, dificultaría todo a

su paso. Tenía que encontrar la forma de que todo funcionara sin

perjudicar a nadie, eso sin incluir el hecho de que Victoria aún no

sabía de su situación civil. En fin, tenía mucho por delante pero hasta

que nada malo pasara dejaría fluir todo.

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Victoria por su parte, estaba segura de querer avanzar más con

Gabriel aunque en el fondo temía que la edad fuera un obstáculo,

sobre todo que él la considerara algo inmadura o se aburriera de

ella. Otro de sus temores era lo que le diría a sus padres, a quienes

consideraba como algo conservadores. Ellos verían con malos ojos

su relación eso estaba seguro, pero tenía la esperanza de que al ver

el grado de formalidad que Gabriel tenía y que no lucía tan mayor,

éstos finalmente le aceptaran. Tenía planeado presentarlos dentro

de dos semanas justo después de su ceremonia de graduación y

quería que todo saliera perfecto. Se levantó de su asiento y vio

su reflejo en el espejo frente a ella, notaba como sus ojeras eran

más pronunciadas y le faltaban algunos kilos. Sabía que en algún

momento tenía que confesar la verdad a Gabriel, pero no quería

arruinar el próximo encuentro, así que decidió aplazar la noticia.

Pasaron las dos semanas y después de la hermosa ceremonia de

graduación Victoria y sus padres Marcos y Elena acudieron a una

elegante villa a cenar para celebrar el importante logro de su hija, sin

saber que allí se encontraba Gabriel esperándolos. Victoria procedió

a presentarlos, en primera instancia la señora Elena mostró algo de

sorpresa pero supo disimularla bastante bien, fue el señor Marcos

que con un semblante algo molesto e incrédulo, saludo a Gabriel

con un apretón de manos bastante rudo, demostrando que no le

agrado ni un ápice la noticia de la relación.

Después de una incómoda charla, Gabriel decidió tomar el fresco al

jardín y excusándose con los invitados procedió a salir, justo cuando

llevaba un par de pasos escuchó como Marcos increpaba a Victoria:

— ¿Acaso estás loca? Estoy seguro que tiene nuestra edad, podría

ser tu padre.

—¡Shhh!, silencio—susurró Elena— Esto lo discutiremos más tarde,

y Marcos más vale que te comportes, porque si de algo podemos

jactarnos es que descorteses no somos.

Victoria al ver que Gabriel no regresaba, decidió salir en su busca.

Debajo de una camelina que aún conservaba algunas florecillas en

tonos violetas, estaba sentado Gabriel con la cabeza entre las manos

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y las piernas abiertas. El cuadro era desolador, así que decidió

animarlo un poco. Se sentó a su lado y lo abrazó diciéndole:

—Te pido disculpas por la actitud de mi padre, es sólo que soy su

única hija y es la primera vez que le presento a mi pareja formalmente.

Sabe que vamos enserio y se ha puesto nervioso.

—Vicky, sabes que ha sido más que eso. Realmente está molesto,

escuché como te increpaba cuando salí — dijo Gabriel con un ligero

tono de reproche— aunque de cierta manera lo entiendo. Pero

¿sabes qué? no dejaré que eso arruine nuestra dicha, hoy te estamos

celebrando así que volvamos a la mesa, pidamos algunas bebidas y

te daré una sorpresa más tarde.

Volvían tomados de la mano cuando él se congeló en el acto,

palideciendo de un segundo a otro. Victoria dirigió su mirada al

punto que Gabriel miraba con gran horror pero solo divisó a sus

padres algo exaltados y con ellos una mujer de cabello rubio,

grandes ojos, y notable estatura. Parecía rondar los 40 años y en

cuanto hicieron contacto visual, la rubia mujer esbozó una sonrisa de

suficiencia como si supiera algo que ella no.

Victoria no sabía que pasaba, a partir de ese momento todo se tornó

confuso, escuchó gritos de su madre, y frente a ella la escena de su

padre golpeando a Gabriel pasaba en cámara lenta. Pronto espabiló

y con ayuda de dos meseros logró separarlos. No estaba segura de

lo que sucedía pero decidió que lo mejor era salir del lugar. Al llegar

al estacionamiento se topó con aquella mujer, y la alcanzó en busca

de una explicación.

— ¿Quién eres y por qué pasó todo esto?—pregunto de manera

atropellada Victoria.

—Soy Martha la esposa de Gabriel y tú eres la aventura en turno.

Debo darle algo de crédito, eres la compañera más joven que ha

tenido, eso sí que es un logro, bueno me quedaría pero mi agenda

está saturada— dijo de manera juguetona y con un rápido giro se

internó en un auto que aceleró como si no hubiera mañana.

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Victoria quedó anonadada, no sabía cómo procesar aquella

información. Poco a poco sintió formarse un nudo enorme en la

garganta pero el llanto no llegó, sentía furia, desasosiego, tristeza y

vergüenza. Detrás de ella se escucharon algunos pasos, era Gabriel

con la cara amoratada y una expresión de desconsuelo que en

lugar de provocar pena a Victoria, le provocaba ira pero se sentía

demasiado débil físicamente para demostrarlo.

—Es más complicado de lo que parece, no es lo que estás pensando,

te juro que no lo es.

— ¿Entonces esa mujer no es tu esposa y todo este tiempo no fui tu

amante?—preguntó Victoria— no seas cínico, eres la persona más

sinvergüenza que conozco.

—Sé que te debo una explicación pero necesito que me acompañes

a un lugar más tranquilo.

— ¡Vámonos Victoria, si permanezco un minuto más aquí lo mataré!—

exclamó Marcos caminando hacia ellos— prometo que si la vuelves a

buscar no dudaré en volarte los sesos— siseó fúricamente a Gabriel.

Y con paso apresurado se dirigieron al auto, dejando atrás a un

Gabriel golpeado y arrepentido que se encaminó con paso tortuoso

a su vehículo.

Pasaron varias semanas en las que Gabriel intentó contactar a Victoria

sin éxito, acudía al bar todos los fines de semana sin falta pero su

acceso ya no era permitido. Fue hasta ese frío sábado de diciembre

que acudió con la esperanza de encontrarla al finalizar su acto, y

para su sorpresa entró sin dificultad alguna. Uno de los meseros

lo reconoció y con cara de pena le informó que lamentablemente

Victoria había dimitido la noche anterior.

El abogado le agradeció el dato y con el alma arrastrando por los

suelos se dirigió a su despacho. Allí se sumergió en aquellas bebidas

que lo abrasaban como una hoguera por dentro en cada trago que

les daba, así transcurrió hasta el domingo en la noche, cuando se le

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ocurrió una idea. Decidido traspasar una barrera que jamás imaginó,

acudió a su amigo Fabián en busca de los datos personales de

Victoria Gálvez y logrando persuadirlo obtuvo el domicilio, eso le

bastaba para ponerse en contacto con ella.

Al día siguiente decidió acudir a la dirección y al tocar la puerta se

encontró cara a cara con la señora Elena que rápidamente cerró la

puerta detrás de ella y con tono molesto le dijo:

—Parece que no valoras tu vida, ¿Qué haces aquí? Victoria no desea

verte.

—Lo sé, pero tengo que explicarle muchas cosas y también quiero

hablar con usted y su esposo, si me lo permiten claro.

—No tienes vergüenza, ya supimos lo suficiente para decidir que no

eres lo que ella necesita y mucho menos ahorita— dijo en un tono

amenazante Elena.

— Discúlpeme, pero usted no es quién para decidir eso, Victoria ya

tiene edad suficiente para tomar decisiones.

— ¡Pero no la salud suficiente!—interrumpió Elena alterada

— ¿A qué se refiere?

—No me corresponde decírtelo, pero lleva algunos meses enferma.

Le diagnosticaron leucemia y desde aquel horroroso suceso en la

villa parece que ha decaído. Por lo que te pido de buena manera

que si te preocupas por ella tal y como presumes, la dejes tranquila.

— y con un último gesto de desprecio dio media vuelta e ingresó a

su hogar, dando un portazo.

Gabriel sentía que su mundo se resquebrajaba, y volviendo algunos

recuerdos llegaron aquellas frecuentes visitas al médico y la gradual

debilidad física que presentó Victoria en los últimos meses. Por un

instante creyó que desfallecería frente aquella puerta pero logró

arribar a su auto, el shock inicial se fue transformando en furia

dirigida a sí mismo. Observó su reflejo en el retrovisor y la imagen

que vio le produjo un asco descomunal, se sentía como una escoria.

82


Y conduciendo sin control, condujo hasta llegar a su casa, tenía que

hablar con Martha.

Al llegar efectivamente, Martha se encontraba en casa y con cierto

enojo en la voz Gabriel le reclamó:

— ¿Estás feliz? Ya conseguiste lo que querías, ¿sabías que está

gravemente enferma?

—Gabriel—interrumpió Martha— lo sé desde hace mucho. La

investigué y supe que acudía a una clínica oncológica. Te advertí

que solucionaras tu relación con ella, no quería involucrarla como lo

hice pero no me diste elección—dijo con semblante serio.

Él sintió como una bofetada aquella confesión, que Martha supiera

la condición de Victoria mucho antes que él lo hizo darse cuenta de

que nunca prestó atención a lo que pasaba a su alrededor. No era

más que un deplorable, egoísta y mezquino ser.

—No soy una mala persona del todo, me contacté con el director

de su clínica para vincularlos a un centro especializado ubicado en

Nuevo León. Si de algo estoy segura es que la chica no tiene la culpa

de que seas un pérfido. –—sentenció la rubia mujer —Y para quitarte

la duda, el centro oncológico es de internado, a ver si así el tiempo

o la distancia borra de tu cabeza la idea de tener algo que ver con

ella, si por alguna razón se te ocurre ir a buscarla ten en cuenta que

no dudaré en echar mano de todos mis recursos para desquitarme

con esa muchacha.

Y sin más que agregar, Martha dio media vuelta y desapareció al

cruzar por la puerta. Gabriel quedó estupefacto, agradecía el gesto

de su esposa con Victoria pero que lo condicionara a costa de esta,

le resultaba desagradable. Tenía que tomar una decisión aunque

no era difícil elegir cuál. Tenía claro que no podía remediar lo que

había hecho pero sí tenía la capacidad de salir de la vida de aquella

muchacha de ojos vivarachos con tal de verla bien.

Con el frío llegó un sinfín de decisiones, entre ellas el traslado de

Victoria a la ciudad de Monterrey, Gabriel y su llegada a la Ciudad de

México y el ascenso de Martha como secretaria de seguridad pública

83


84

en el nuevo sexenio. Los días pasaban uno tras otro, y parecía que

el abogado no lograba salir de su melancolía, poco quedaba de

aquel hombre coqueto y alegre que disfrutaba de su trabajo más

que cualquier otro y que cada fin de semana salía por un trago.

Había caído en una rutina bucleica y amarga desde el día de su

separación con Victoria y no había logrado sobreponerse a ello. Y

así fueron avanzando los años, cinco años para ser exactos hasta que

Martha decidió que era tiempo de regresar a su ciudad natal, cuna

de los meses más felices de Gabriel.

Él no resistía la emoción de regresar, muy en el fondo existía una

pequeña llama de esperanza de poder encontrarse con Victoria.

No sabía que le diría pero estaba seguro de que tenía que verla,

abrazarla y poder ofrecerle una merecida explicación. Pasaron

dos semanas durante las cuales él se estacionaba por largas horas

cerca de la casa de los padres de ella, con la intención de ver si ella

llegaba pero sus esfuerzos fueron en vano, jamás la vio. A veces sus

pensamientos lo traicionaban cayendo a los más profundos pozos

de oscuridad en donde estaba la posibilidad de que la leucemia se

la hubiera arrebatado.

Justo esa tarde cuando el sol estaba en el horizonte poco antes de

ocultarse y el cielo se teñía de tonos cálidos para darle paso a la

oscuridad de la noche, un auto de color blanco arribó justo en la

puerta de la casa de Marcos y Elena. De este descendió una mujer,

era ella, estaba seguro, llevaba el cabello a la altura de los hombros

en un liso perfecto, seguía tan oscuro como la media noche, usaba

un ligero vestido de tirantes, estampado con pequeñas florecillas y

en su mano cargaba lo que parecía una mochila. Lucía hermosa, los

años le habían sentado bien, tenía una expresión de suficiencia en

el rostro pero cuando esbozó una sonrisa hacia el asiento trasero

del auto sus facciones se dulcificaron. Gabriel comenzó a acercarse

pero se detuvo abruptamente cuando observó cómo Victoria bajaba

de aquel asiento a un pequeño niño de cabellos color azabache de

aproximadamente tres años y le besaba su regordeta mejilla. Tenían

la misma sonrisa, ese niño era sin duda hijo de ella. Rápidamente

Gabriel giró y se fue trotando hasta su auto, arrancó y desapareció

por la carretera.


Fue así como estableció una rutina, salía de su trabajo e

inmediatamente se estacionaba cerca de aquella casa en donde

arribaba el auto de Victoria y se dedicaba a ver por algunos minutos

aquel hermoso rostro. Era un muerto en vida, sin ánimos de seguir

y poder poner un alto a todo escribió una carta para ella que decía

lo siguiente:

Querida Victoria:

Años han pasado y he notado que tus ojos han vuelto a brillar desde

la última vez que te vi, podría matar si es necesario con tal de ser

merecedor de alguna de tus sonrisas. En mi memoria he guardado

el recuerdo del roce de nuestros labios y me he aferrado a este para

sentirte por siempre. El día que supe de tu enfermedad y que te

marcharías, quería arrancarme el corazón del pecho, más como soy

un cobarde, aprendí a vivir con ese sentimiento tan amargo como

la hiel. Me arrepiento profundamente del daño causado y no hay

día que no me torture pensando en ello. Sé que lo que tuvimos se

encuentra derrumbado y quedé enterrado bajo los escombros, sin

embargo necesito una última cosa, tu perdón. Me he convertido en

un lunático viviendo de sublimes recuerdos que hacen desarreglos

en las más oscuras y solitarias noches. Una vez, soñé que te sujetaba

entre mis brazos y cuando desperté vi que me equivocaba así que me

envolví entre las nubes de llanto, me siento tan cansado para seguir

como lo hago ahora. Los motivos para vivir han desaparecido, tú

eres la única constante pero quiero poder recostarme para siempre

en el sueño profundo. No sé, que más escribir, no tengo experiencia

con este tipo de despedidas, solo queda decir que te amo,

Con cariño, Gabriel F.

Deslizó la carta por debajo de la puerta de su amada, caminó por

kilómetros hasta topar con aquel bonito lago en donde solía pasar las

tardes de su infancia, el día era hermoso. Dejó que el sol acariciara

su rostro, se quitó el abrigo e incluso sus caros zapatos y se sumergió

en aquellas cristalinas aguas para ya no salir jamás.

Autor: Daniela Licea López

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La Gran Lección

La historia empieza en un día soleado, en el municipio de Tolimán

cuando los papás de Luna y Leo dos cuates de la misma edad les

dan la sorpresa de que por problemas económicos tendrán que ir a

vivir a la Ciudad de Querétaro. Al escuchar esto El par de hermanos

quedaron completamente atónitos, por un lado Luna se sintió muy

contenta ya que tendrían una nueva casa y nuevos amigos en la

nueva escuela a la que asistirían, aunque por otra parte Leo estaba

muy triste ya que dejarían su casa, juguetes y lo que más estrujaba

su alma era el tener que abandonar a sus abuelos y amigos.

Transcurrió una semana completa con cuatro días y con esto llegó la

hora de partir y abandonar aquellas tierras que lo habían visto crecer.

Los dos hermanos abordaron el autobús con destino a la ciudad de

Querétaro un jueves a las 5:30 de la tarde, ambos con una tristeza

en sus ojos pero con el sueño de vivir grandes aventuras en la gran

ciudad.

Una vez que arribaron se sorprendieron al ver tantos carros como

hormigas y edificios más grandes qué los mismísimos árboles de

guayabos que existen en Tolimán.

Esperaron unos cuantos minutos en la central hasta que llegó uno de

los tíos de Luna y Leo.

__¡Tío, tío!- gritaron de emoción Luna y Leo al ver llegar a su tío

favorito Chuy.

__ ¡Paisanitos!- dijo el tío Chuy mientras corría a abrazarlos.

__ ¡Tío¡ ¿Acaso nos quedaremos contigo en tu casa? ¿no creo que

vayamos a caber todos?- dijo Luna algo confundida.

__ Pues casi casi paisanitos, su papá consiguió que le rentaran la

casa que está enfrente de la mía en la privada en la que vivo así qué

estaremos muy cerca. __Dijo el tío Chuy.

__ ¡Wow! Exclamó Luna, __entonces podremos jugar todos los días

con mi prima Ángela ¿verdad?

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__Claro que sí paisanitos podrán ir a la casa a jugar cuando gusten

pero por mientras vamos a conocer su nueva casa- Dijo el tío Chuy

mientras subía a su automóvil y nos llevaba a conocer nuestro nuevo

hogar.

Al llegar a su nueva casa Luna y Leo se emocionaron bastante ya que

compartirían habitación, aunque también algo decepcionados por

el poco espacio que tendrían para poder jugar. En menos de cinco

minutos de haber llegado a la casa se escuchó una voz muy delicada

y dulce qué gritaba el nombre de los dos hermanos.

__ Luna, Leo- gritaba Ángela la prima de los dos hermanos.

Al ver la luna y Leo saltaron de emoción ya que pudieron ver a su

prima con la cual al día siguiente asistirían a la escuela y se sintieron

un poco más seguros.

__ Hola Angelita- dijeron Luna y Leo.

Platicaron el resto del día hasta que tuvieron que irse a casa para

poder descansar para el día siguiente llegar con toda la actitud a su

nueva escuela.

Luna y Leo se levantaron muy temprano para ir a la escuela,

desayunaron y su mamá los llevó hasta el plantel, en donde en la

puerta ya se encontraba la prima Angelita esperándolos con ansias.

Entraron con gran emoción, una vez que empezaron las clases la

Maestra Anju los presentó con sus compañeros y les pidió apoyarlos

en lo que necesitaran, Luna Y Leo se presentaron con sus nuevos

compañeros, el resto de los niños los miraron de una forma

desagradable durante toda la clase hasta que llegó la hora del recreo.

En el patio de la escuela los niños se reían de ellos por su forma de

hablar ya que ellos hablaban otomí, Leo quiso jugar con Axel uno

de los niños que están jugando en el patio a la pelota pero le dijo

que él no jugaba con niños de color chocolate ya que Axel era de

tez blanca.

__Que tal si me contagias tu rara forma de hablar- dijo Axel.

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Lo que ocasionó que Leo se sintiera muy mal, mientras que del otro

lado del patio de la escuela se encontraba Luna queriendo jugar

con Karla pues ella traía una hermosas muñecas y Luna traía una

muñequita que su mamá le hizo con telita, Karla de igual manera

no quiso jugar con ella y se burló de su muñeca le dijo que era fea

y rara.

Luna se sintió muy mal y vio a su hermano corrió y le contó lo que le

había dicho Karla de su muñeca, Leo también le dijo lo mal que Axel

lo había hecho sentir y se pusieron a llorar, en ese momento llegó

su prima Angelita quien les preguntó qué les pasaba, ellos contaron

lo triste que se sentían al sentirse rechazados por su compañeros,

Angelita decidió llevarlos con la Maestra Anju para que Luna y Leo

le contaran lo que había pasado en el patio con sus compañeros.

Los dos hermanos con inmenso llanto en los ojos le dijeron a la

Maestra que mejor querían regresar a su pueblo con sus amigos que

eran igual que ellos y así nadie se burlaría de su forma de hablar

o de vestir. La Maestra Anju les dijo que no se sintieran mal que

ella hablaría con sus compañeros y que no se avergonzaran de esa

lengua materna tan hermosa que hablan, ni del color de su piel ni

mucho menos de la ropa que portaban.

Llegó la hora de entrar nuevamente al salón, pero antes de esto la

Maestra Anju y Angelita prepararon una lección para los niños del

salón, una vez que entraron al aula todos sus compañeros Angelita

comenzó a hacer preguntas en voz alta.

__¿A ver a quien le gusta que lo hagan sentir mal?¿ Se han puesto a

pensar en que si se van a vivir a otro lugar les gustaría ser rechazados?-

Dijo Angelita con un tono decepcionado de sus compañeros.

__No claro que no me gustaría, dijeron Axel y Karla de inmediato.

__Entonces debemos tratar bien a los demás para que ser tratados

igual.- dijo Nancy una compañera del salón.

Otro compañero dijo: _ mi mamá siempre me dice que debo jugar y

convivir con los demás sin importar de dónde vienen.

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__ Ari dijo- a mí me gusta el color de piel de Luna y Leo.

__Brenda dijo: __a mí me encantaría aprender hablar otomí como

Luna y Leo.

Y así cada uno de los alumnos de luna y Leo comentaron como les

gustaría ser tratados.

Al terminar de escucharlos a todos la maestra Anju les explicó lo

importante que es el respeto a la diversidad y lo malo de tratar mal

a los demás por su forma de hablar, su vestimenta o el color de su

piel, además de que explicó de que existen diferentes culturas y

tradiciones que deben de ser respetadas ya que son patrimonios

sumamente apreciados por la humanidad.

Al escuchar esto Luna y Leo se sintieron muy contentos ya que se

dieron cuenta de que su forma de ser era única entre las demás y

que ellos forman parte de una diversidad cultural grandiosa y no

debían de sentirse mal por su forma de ser.

Al terminar de hablar con los alumnos su prima Angelita le preguntó

a todos los demás:

__¿Entonces cómo debemos de tratar personas que tienen culturas

diferentes?-

Todos corrieron gritando, respetándolos y queriéndolos por como

son.

La maestra Anju los felicitó a todos y los calificó con 10 a todos en

ética y valores por su gran desempeño en ese día.

Al a salir de clases la mamá de Luna y Leo les preguntó cómo les

había ido, ellos muy felices contestaron que muy bien y le platicaron

a su mama de la gran lección y como su prima Angelita y la Maestra

hablaron de la importancia del respeto a la diversidad.

Ahora Luna y Leo ya querían que fuera el siguiente día para estar con

su prima Angelita y con sus nuevos amigos.

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Autor: Miguel Angel Valencia Reséndiz


Mi bibliobiografía

Todos los que escogimos como forma de vida la docencia,

seguramente fue porque fuimos marcados para bien, por uno de esos

mentores que invirtieron su vida en construir la de muchos otros y

que en algún momento nos llegó esa luz, ese llamado a realizar algún

día lo que ellos hicieron con nosotros. Esta lectura está dedicada a

la Maestra Silvia Rodríguez, quien fuera docente de la asignatura de

español de la Escuela Secundaria Federal No. 2 “Dionicio Zavala”

de mi natal San Luis Potosí. Y de cómo de manera incansable nos

motivaba a hacer del hábito de la lectura, una forma de vida.

Cursé la Secundaria entre los años 1975 y 1977, ahí conocí a una

maestra que con su sola presencia marcó mi vida para siempre.

La maestra Silvia, de español, llegó puntualmente a su clase. Jamás

llegaba tarde. Y con una sonrisa alegre, franca y jovial nos dio los

buenos días. Su cabello largo y chino le caía siempre sobre sus

diminutos hombros. Su estilo siempre fue conservador, pues nunca

mostró una sola parte de cuerpo que no fuera su rostro y sus manos,

pues su cuerpo delgado jamás lo mostró; con sus faldas largas y

pantalones siempre oscuros. Su cuerpo era delgado y muy estético.

Seguramente era bien conocedora de la rebelde, inquieta y muchas

veces morbosa personalidad adolescente, que nunca dio pauta

a mostrar sus encantos, que seguramente los tenía muy ocultos

bajo su atuendo. Lo más distinguido de sus rosto era muy finísima

y puntiaguda nariz perfectamente proporcional a sus otros rasgos

faciales. De estatura mediana, boca pequeña discretamente pintada

con labial rosita intenso, tirándole a carmesí, en donde apenas se

distinguía la comisura de su labio superior de su diminuta boca. Sus

intensos ojos negros de mirada profunda, siempre estaban atentos

a que ninguno de sus alumnos se le escapara de su campo visual

y con una simple mirada ejercía tal control del grupo que al entrar

todos nos poníamos de pie y al unísono de un “buenos días” todos

guardábamos un silencio absoluto.

Su atuendo, demasiado elegante como que no concordaba con

el estereotipo de los maestros a quienes se nos ha considerado

siempre de clase media. Vestía por lo general blusas de cuello alto,

o como le dicen “de tortuga”, falda de paño casi siempre oscuro y

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92

zapatilla negra de tacón puntiagudo. Falda de corte recto, abajito

de la rodilla. En otras ocasiones llegaba con pantalón acampanado

al estilo “setentero” también oscuro y de pañito, que en ocasiones

acompañaba con una especie como de caperuza negra. Su tez

blanca contrastaba con el tono siempre oscuro de su vestimenta.

Era una maestra muy diferente a todas de porte elegante,

personalidad impactante y un compromiso único para educar a sus

alumnos.

Pero por lo demás, quiero decir que la maestra Silvia, fue un modelo

que he seguido durante muchísimos años y a continuación les diré

por qué:

Con sus libros bajo el brazo, su singular porte distinguido, llegaba

siempre a la clase con una chispa en los ojos que nunca he olvidado.

Fue el primero de todos mis maestros a quien le vi utilizar por primera

vez el gis compacto, que no era una tiza tierrosa y quebradiza

que todos los demás maestros utilizaban pues era el material que

recibían gratis de la Dirección.

No, ella llegaba con su gis compacto y su portagis, además, un

artefacto raro para aquel tiempo, de tono metálico color aluminio

desconocido por todos los demás maestros en forma como de

pluma, pero en donde solo se le podía insertar el gis compacto a

presión y no el otro porque al intentar meterlo se desmoronaba. Y

así, empezaba a escribir las indicaciones de la clase en el pizarrón

verde con una letra palmer o cursiva única, de ensueño que no le he

vista a nadie más.

Detalles como ese y muchos otros que pudieran parecer insignificantes

para muchos, para mí sólo hicieron que creciera más mi admiración

por ella y mi deseo incipiente de alguna vez hacer lo mismo: enseñar

Pero sin duda, lo que llegó para siempre como un llamado divino

fue: el amor por la lectura que desde que la conocí llegó a mi vida

para quedarse para siempre. Con su libro: “El galano arte de leer”,

iniciaba siempre sus clases leyendo para nosotros y sobre todo,

haciéndonos leer.


Desfilaron ente mis ojos lecturas inolvidables: como el cuento de

Angel del Campo: EL PINTO”, la historia de un triste perrito de

vecindario que atraviesa mil vicisitudes antes de ser envenenado,

“El contador de cuentos” de Carmen Báez, _¿De donde sacas tus

cuentos, __del pozo. ¿Del pozo?__si del pozo, y qué decir, del primer

acercamiento con la poesía a través de las redondillas de Sor Juana,

“el cuadro mejor vendido” de Gerardo Murillo, ensayos de Alfonso

Reyes, leyendas mexicanas, tarascas, juchitecas, mayas, cantares,

corridos como el de “Catarino Maravillas”, poemas de Amado Nervo,

Salvador Novo, López Velarde, Gabriela Mistral y hasta fragmentos

del inmortal Quijote de la Mancha.

En muchas otras ocasiones sacaba lecturas de otros libros que

siempre traía, iniciaba con su melodiosa voz una lectura que jamás

llegaba al desenlace, mismos que nosotros teníamos que imaginar

y redactarlos para compartirlos al final de la clase para ver cuál era

el final que más se acercaba al desenlace verdadero de la lectura,

pero, ¿qué creen?, nunca supimos cuáles eran los desenlaces. ¡Qué

grandes estrategias tenía para encauzar la lectura!. Muchos de ellos

hasta la fecha no he podido dar con esas lecturas que como por

arte de magia, nos embobaba con su narración y porqué no decirlo

también con su belleza, porque quiero que me digan quien no se ha

enamorado alguna vez de sus mentores.

Mis ojos emocionados esperaban con ansia la llegada de la maestra

día tras día, cada día, era una aventura, cada día era una lectura

diferente y además un buen día decidió implementar un juego

maravilloso. Dijo, que el alumno que mejor contestara las preguntas

de sus lecturas de comprensión obtendría un premio adicional: un

vale para una torta de la cooperativa.

¡¡¡ No!! __me dije a mí mismo. Esa torta tiene que ser mía. Y movido

por esa motivación adicional, que solíamos tener los adolescentes de

aquellas épocas en donde la mayoría de los alumnos proveníamos

de familias numerosas y una torta adicional de la cooperativa escolar

podía ser una aliciente muy poderoso para incentivar la lectura. Ya

que las tortas o el almuerzo de mi adorada madre siempre eran la

mayoría de las veces de puros frijoles, cuando había “vacas gordas”

que era casi nunca, eran de frijoles con huevo y cuando había “vacas

flacas” que era casi siempre, eran frijoles con arroz o de puro arroz.

93


__Claro que esto no es una queja, pues al tener yo otros 10 hermanos

era prácticamente imposible que conociera en aquellos años lo

que significaba una buena rebanada de jamón en un virote. Por lo

que una torta de cooperativa de jamón, con mayonesa, jitomate y

abundante lechuga era un manjar bastante apetitoso que habría que

perseguir además de posicionarme con la Maestra Silvia como uno

de sus alumnos más aplicados.

Para llevar mayor ventaja aún, no recuerdo como le hice pero compré

mi primer libro, “ El galano arte de leer”, el mismísimo libro que mi

maestra preferida llevaba bajo su regazo en cada clase, que me costó

una fortuna en oro de aquel tiempo: $12.00. No recuerdo cuánto

tiempo tuve que ahorrar para conseguir tal suma. Pero al fin, tenía

una ventaja adicional por encima de cualquier competidor. De tal

forma que cuando la maestra decía: __Ahora vamos a leer la lectura

de Octavio Paz, “el ramo azul”, yo ya me sabía la biografía del autor,

personajes, trama, desenlace y hasta el número de renglones. Y así,

día tras día, clase tras clase, yo era el dueño de la deliciosa torta de

la cooperativa que a mí me sabía a gloria-

Aún siento en mi boca esa deliciosa sensación de saborear tan

suculento.

Pero, lo clásico. No faltó a quien le molestara mi audacia por conseguir

semejante premio diario que un día después que la maestra Silvia

anunciara por enésima vez que yo lo había conseguido, cuando se

oyó la voz, de Martín Niño Alcocer un alumno fastidioso y engreído

a quien merecidamente le decíamos el “Chore” por sus prominentes

orejas, gritó: __ La borrega siempre quiere ganar el premio, porque

en su casa es un muerto de hambre y no le dan de comer.

Ya se imaginarán quien era “la borrega” pues en mi adolescencia

tuve una cabellera ensortijada y abundante que quizá ahora fuera mi

orgullo, en mi pubertad fue motivo de muchas peleas y broncas en

las que me vi envuelto porque me apodaran así.

Después de estas palabras, al unísono retumbó en el salón la burla

de todos los demás compañeros, pero con mi pancita bien llena y la

satisfacción de era yo el alumno estrella de la maestra Silvia, ignoré

por un momento la ofensa, pero tan pronto hubo salido me volteé

para ver al agresor y gritarle con mucha rabia, le grité:

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__Nos vemos a la salida, güey. Iba a ver bronca segura.

Terminó el primer grado de secundaria y en segundo y tercero el

“Galano Arte de Leer”, me acompañó todo el tiempo y ha sido

parte de mí y de mi vida. Han pasado más de 40 años y aun recuerdo

a mi maestra a mi maestra Silvia, quien me enseñó que la lectura es

una ventana por la cual vemos y conocemos al mundo pero sobre

todo nos conocemos a nosotros mismos, me enseñó que leer es

caminar con los ojos por un mundo lleno de sorpresas, pleno de

sensaciones, emociones, estados de ánimo y pensamientos. Me

enseñó que leer es conocer otros universos, viajar en el mundo

infinito de la imaginación sin límites. Las personas estamos hechas de

cosas buenas y malas, de luces, de sombras, truenos y relámpagos,

de sonrisas, de carcajadas y lloriqueos, siempre dijo que la lectura

nos haces diferentes, porque como decimos en México: “Si lees, se

nota”.

Autor: Roberto Compeán Martínez

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La magia

Había una vez tres amigos que lograron encajar muy bien entre sí:

Isa, Lu y Ana. No llevaban mucho tiempo de conocerse, pero les

eran muy fácil comprenderse entre ellos. Cuando estaban juntos se

olvidaban de lo desastrosas que podían ser sus vidas.

Un día común como cualquier otro estando juntos, decidieron

hacerse algunas preguntas para conocerse más. Entre pregunta y

pregunta, empezaron a ser más divertidas:

__Si pudieran tener un súper poder, ¿cuál elegirían? __dijo Isa

riéndose.

__No lo sé, quizá teletransportarme a donde quiera. Sería más fácil

mi vida si solo pudiera chasquear los dedos y aparecer en el lugar

que quiero. __mencionó Lu. ¿Y tú Ana?

__Fácil, siempre he dicho que me gustaría leer los pensamientos

de las personas. Todos mis problemas existenciales se resolverían.

Podría saber las verdaderas intenciones de las personas, e incluso mi

novio no podría mentirme nunca más, _dijo Ana pensando lo feliz

que sería si eso estuviera a su alcance.

__Yo elegiría ser invisible. ¿Se imaginan las múltiples posibilidades

que eso tendría? Ingresar a muchos sitios gratis, agarrar algunas cosas

para mí, o seguir a las personas que me gustan. ¡Sería interesante!

__exclamó Isa riéndose.

La risa de Isa fue muy contagiosa y los tres comenzaron a burlarse de

lo que acababan de decir, tratando de evitar pensar lo interesante

que sería que eso fuera una realidad. En ese momento prendieron

la televisión y estaban anunciando la lluvia de estrellas fugases que

habría esa misma noche en unas horas. “-Saquen sus mejores deseos

que hay muchas estrellas a las cuales pedirles unos cuantos, dijo el

hombre de las noticias entre risas.

__Yo digo que nos mantengamos despiertos para ver las estrellas al

rato. __mencionó uno de los tres amigos.

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Y así fue. Esperaron a la hora que había acordado el noticiero para

salir y ver el gran espectáculo que estaba por apreciarse. Estuvieron

esperando en la fresca y oscura noche, pero las estrellas no aparecían.

Cuando estaban por darse la vuelta para meterse al calor de la casa,

una estrella decidió hacerse presente e Isa no tardó en abrir la boca:

__¡Que se nos cumplan nuestros súper poderes! Lo siento, no se me

ocurrió nada mejor al quedar decepcionado de ver que no fue más

que una estrella y no puedo tomarme esto en serio.” Rieron todos

juntos por el decepcionante momento y regresaron a dormir.

La noche era oscura y silenciosa. Por lo tanto, no tardaron en conciliar

el sueño. Era de esas veces en las que caes profundamente dormido

después de un día agotador, y empezaron a soñar.

Isa soñó que por fin tenía el poder de ser invisible. Dentro de su

sueño quería ir a un concierto de su artista favorito. Sin embargo,

el boleto era muy costoso y su arduo trabajo no le alcanzaba para

darse ese lujo. Entonces recordó que tenía ese gran truco bajo la

manga: hacerse invisible. A pesar de esta ventajosa oportunidad

que tenía, no podía evitar sentirse nervioso de que algo pudiera

salir mal. Pero no importó. Decidió no echarse para atrás y vivir el

momento. Se mentalizó y con solo pensar en hacerse invisible logró

desaparecer. Él saltó una de las barreras que impedía que pasara

la gente y se dirigió a los lugares que más en frente estaban del

escenario. Después de pasar por tan difícil y tenso momento, el

concierto comenzó y no podía creer que su plan había sido exitoso.

En el sueño de Lu podía vérsele demasiado a gusto y feliz. No tenía

que levantarse una o dos horas más temprano para ir al trabajo, o

pasar por el miedo de ir por las calles en la noche y que alguien

apareciera de la nada, tampoco tenía que pagar transportes o

estancias a lugares lejanos. Lo único que tenía que hacer, como

había mencionado, era pensar en el lugar en el que quería estar y

chasquear los dedos para trasportarse allá en un abrir y cerrar de

ojos.

Ana estaba moviéndose a un lado y otro en la cama. Ella soñaba

que podía leer la mente de las personas con sólo voltearlas a ver.


Las personas iban caminando y ella tenía el registro de todo lo que

tenían en mente en esos momentos. Al notar eso, fue preparando

una visita a casa de su novio para hacerle unas preguntas. No

estaba nerviosa pues finalmente podría saber la verdad aunque él

no quisiera. Al hacerle preguntas se dio percató de todas las cosas

que le había estado ocultando y su capacidad tan grande de mentir.

Decepcionada, se fue corriendo a su casa. Pero en el camino se

perturbó al ver todas las mentes tan extrañas alrededor de ella. –Y a

mí que me importa ver lo que todo lo mundo piensa. ¡ASH!.

El sol finalmente salió y Lu y Ana empezaron a platicar sobre lo que

habían soñado.

__Y con sólo chasquear los dedos aparecía en otro lado. Imaginar

que lo hago es divertido, pero soñarlo y sentir por un instante que lo

estoy viviendo es aún mejor. –dijo Lu.

__Que genial por ti. Yo no pude evitar ver los pensamientos de los

demás y es terriblemente horrible. No quería leer la mente de todos

sin antes tener la intención. Iugh, pero bueno.

En eso, entró Isa a la habitación. -¿Qué creen niñas? Soñé que podía

ser invisible y entrar al concierto de mi ídolo. –dijo emocionado y

risueño.

__¿Quéeeeeeee? ¿Lo dices en serio? –dijeron Lu y Ana sorprendidas.

Nosotras también soñamos con eso.

__¿También soñaron que era invisible y me iba al concierto? –dijo

atónito.

__No seas tonto. Soñamos con nuestros súper poderes. –dijeron con

tono obvio.

__Ah, claro. ¿Y qué Ana? ¿Ya te quedó claro que sí te engaña o

todavía sigues creyéndole? __dijo Isa burlándose.

Lu se adelantó a contestar: __Eso no importa. Nada mejor que

chasquear los dedos e irme a donde quiera.

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__¿Y ya sabes a donde podrías ir? O nada más vas a chasquear los

dedos para irte del cuarto a la sala, de la sala a la cocina, etc. __

mencionó Isa con su tono burlón.

__Muy gracioso, pero sería un buen comienzo decir “Quiero salir del

cuarto” y realmente aparecer a fuera. Riéndose de la conversación

decidió chasquear los dedos para darle más motivo de reírse, y al

momento de hacerlo apareció a fuera del cuarto, parada justo frente

a la puerta. Todos se detuvieron al instante, impactados por lo que

acababa de pasar. No podían distinguir si el sentimiento era de

terror o de una emoción indescriptible. Y aún más Lu, que quedó

en shock por lo que acababa de pasar. El primero en soltar un grito

fue Isa. – ¿Saben lo que significa eso? Si ella tiene la capacidad de

teletransportarse… entonces yo puedo… __y pensándolo con toda

emoción gritó: __ ¡ser invisible!

Y en ese momento dejó de ser visible para sus amigas, quienes solo

podían oír sus gritos de alegría emocionado por lo que estaba por

venir. Ana era la más preocupada, pues a simple vista no podía ver

lo que pensaban Isa o Lu, pero recordó lo que había dicho hace un

rato. __-Quizá necesite pedir la activación del poder como Isa, o

chasquear los dedos como Lu.

100

–dijo en su mente. Sin decir ni una palabra, pensó “__

__Quiero leer su mente” viendo a Lu, y en ese momento empezaron

a mostrarse todos sus pensamientos como si fueran suyos. Podía ver

lo impactada que estaba pero todos los planes que le esperaban

después de descubrir tan gran poder.

Lu dejó su shock y sin más se despidió de sus amigos para irse a

casa a planear su esplendoroso futuro. Chasqueó sus dedos y se fue.

Se escuchó la voz de Isa pidiendo ser visible y volviendo con una

sonrisa. Ana, a comparación de su sueño, ahora podía controlar a

quien leerle la mente. Sin embargo, estaba nerviosa por los hallazgos

que podía descubrir. Ya no era solo un sueño, era una realidad. Y no

sabía si estaba lista para hablar con su novio y saber la verdad de

todo. Decidió partir a su casa y pensar en lo que estaba pasando.


Al estar acostada en su cama, recibió un mensaje en su celular sin un

número registrado: “Solo es por un día”. Al cabo de cinco minutos

llegaron mensajes al grupo de Isa y Lu: __¿Creen que se trate de una

broma? ¿Y si realmente es verdad? ¿Y quién envió eso? Ana pensó en

la situación, ¿y si realmente solo tenían un día para hacer todo lo que

querían? Entonces contestó en el grupo: Hagan todo lo que tengan

que hacer. Estas oportunidades no se dan dos veces en la vida. Si

es una broma, mañana despertaremos y seguiremos teniendo los

poderes. Y sino, mínimo habremos hecho lo que queríamos. Envió

el mensaje y salió corriendo de ahí.

Ana, tal como lo había hecho en su sueño. Fue rumbo a casa de su

novio decidida a averiguar la verdad. Estaba confundida y aterrada

por lo que estaba por venir, pero sabía que no podía perder esa

oportunidad. Tocó la puerta y salió él.

__Ana, ¡qué sorpresa! No sabía que ibas a venir. ¿Pasó algo? __dijo

su novio.

__No, realmente no. Solo quería verte un rato, platicar. Ya sabes,

pasar un buen momento juntos.

__Sabes que sí, ¡pasa! __dijo él confundido.

Luego de ver una de sus películas favoritas, ella decidió conversar

acerca de lo que había estado evitando. Al comenzar con la plática

en su mente activó el leer su mente. Le dijo todo lo que sentía y le

hizo muchas preguntas. Para su suerte y asombro, su novio le estaba

diciendo la verdad. Él realmente la quería y todo el tormento que

había estado causándose fue cosa de su mente e inseguridades. Ella

atónita y feliz, decidió comenzar a preparar la comida para seguir

pasando un buen día a su lado.

Lu, por su parte. Estaba haciendo una lista de lugares a los cuales ir.

Faltó al trabajo, pues no perdería la gran oportunidad de irse a visitar

el mundo. Había preparado una maleta con todo tipo de ropa para

los diferentes climas que atravesaría. No se preocupó por la comida,

pues al tener hambre solo volvería a su hogar para comer y volver a

101


irse a otro sitio. Comenzó por muchos sitios de su lugar de origen y

empezó a tomarse fotos en muchos lugares turísticos. Luego siguió

por Paris, Londres, Canadá, Brasil, Japón, y tantos países como pudo.

La noche iba cayendo y ella no perdió el tiempo en regresar a comer,

pues de la emoción nunca sintió hambre. Además, hizo amigos por

todo el mundo y se llevaba lo que podía para recordar cada lugar.

Isa estaba preparándose para su gran concierto. Se había pasado la

tarde yendo a centros comerciales y llevándose unas cuantas cosas

sin pagar. Ropa, accesorios y comida. Se acercaba a su concierto en

la noche y emprendió su pequeño viaje hacia el lugar. Él era el más

decidido de los tres, y en cuanto pudo se hizo invisible y se metió al

lugar. Era enorme, con un gran escenario y muchas luces de colores.

Sabía que era la noche de su vida. Y tal como lo imaginó, caminó

hasta el lugar VIP. El concierto comenzó, y gritó y bailó como nunca.

Los tres, desde sus perspectivos lugares, faltando diez minutos para

las 12:00, agradecieron por esa oportunidad que se les brindó, y

regresaron a sus respectivos hogares. Al llegar a sus camas empezaron

a mensajearse.

Lu: Acabo de regresar a mi casa. ¡Fue la mejor experiencia de mi

vida!

Isa: Vengo llorando de la emoción. No puedo creer que mi sueño se

cumplió.

Ana: Yo tampoco puedo creerlo. Y lo mejor es que todo salió bien.

Se llegaron las 12:00 y se sintieron algo tristes por no poder haber

hecho más cosas o tener más tiempo con sus poderes. Lu intentó

hacer una prueba chasqueando sus dedos. Quizá había sido una

broma el mensaje, pero no. Todo había terminado. Sin embargo, es

algo que guardarían toda su vida como la experiencia más mágica

que habían vivido y que les trajo sus mejores momentos. Y se dieron

cuenta que, aunque sea por una vez en la vida, los sueños se cumplen.

Autor: Mariana Sánchez Lugo.

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La melodía de papá

Hace mucho tiempo existió una pequeña familia de poco dinero,

pero muy rica en amor, era una familia que amaba la música y aunque

no tuvieran el suficiente dinero, salían a las calles a demostrar su

gran talento. Kim era un niño lleno de sueños e ilusiones soñaba con

ser un gran cantante algún día, todas las tardes él y su madre salían

a cantar en las calles, los camiones o cualquier otro lugar donde

hubiera gente. Había días buenos y malos, a veces atraían toda la

atención del público y en ocasiones ni un alma se detenía a ver,

ellos sabían que era así pero nunca se desanimaban, al contrario, se

preparaban más para cada vez ser mejores. Y así eran todos los días,

de mañana a noche, de lunes a domingo expresando su amor por

la música.

Una tarde mientras cantaban en la plaza, su madre se desvaneció al

punto de desmayarse y quedar inconsciente, Kim entró en pánico y

gritaba:

__ ¡Auxilio, mi madre se muere!

La gente al ver tan fatal escena, de inmediato actuaron y pidieron

ayuda. Por fortuna, había una ambulancia cerca. La llevaron al

hospital y rápidamente la atendieron.

Pasaron los días y la madre de Kim seguía en el hospital mientras

que él y su padre trabajaban. Una tarde, recibieron una llamada de

parte del doctor que atendía a su madre:

__Necesitamos que vengan, es urgente y queremos hablar con

ustedes.

Al escuchar estas palabras, Kim y su padre se tornaron angustiados,

así que, sin más, se dirigieron al hospital con la cabeza llena de

muchas ideas y dudas de lo que podría estar pasando.

__Tranquilo papá, todo estará bien.

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Eran las palabras de Kim a su padre mientras le mostraba una sonrisa.

Su padre sólo asintió con la cabeza y siguieron su camino. Al llegar

al hospital, el doctor ya los estaba esperando para que empiece tan

esperada plática que angustiaba a Kim y su padre.

__Lamento mucho decirles esto, pero necesitamos hacer una

operación muy costosa para poderle salvar la vida a su esposa.

104

__ ¿Qué tan costosa es? - Preguntaba el padre.

__ Para ser sincero son más de $20,000 ya que es una operación de

alto riesgo y necesita mucho material médico para realizarse.

__Hijo sal por favor, necesito hablar con el doctor. - Fueron las únicas

palabras del padre de Kim. Kim sin entender nada salió del cuarto.

__Doctor nosotros no contamos con mucho dinero ¡¿cómo vamos a

pagar semejante cantidad?!

__Lo siento en mis manos no está esta operación. el padre de Kim

sólo asintió la cabeza.

Cuando Kim vio salir a su padre del cuarto, le preguntó

__Papá, ¿qué te dijo el doctor? __

__Hablamos algunas cosas, mientras que en la cabeza del padre sólo

pasaba por su mente como pagarían esa operación.

__Nosotros no tenemos todo el dinero que pide el doctor ¿verdad? -

su padre sólo agachó la cabeza y unas lágrimas comenzaron a brotar.

Kim lo abrazo y con una cálida sonrisa dijo, todo estará bien, no te

angusties demás, conseguiremos ese dinero.

Pasaron los días y ellos con su mayor esfuerzo trataban de conseguir

todo el dinero. Ahora iban a mas lugares a cantar se quedaban

hasta tarde y hacían muchos sacrificios para ayudar a su madre. Kim

a pesar de ser un niño fue madurando y con las situaciones que

pasaba comenzó a escribir canciones.


Él fue expresando por las calles sus grandes canciones escritas por

él mismo. Realmente eran canciones que encantaban al público

tanto que un día se le ocurrió vender dichas letras. Mientras daba su

concierto de siempre en la calle contaba su triste historia y pedía que

lo ayudaran con alguna moneda o comprando una canción (sólo a

personas profesionales) y así fue como las empezó a vender. Cuando

llegaba a su casa le daba el dinero que juntaba a su padre, aunque

no era mucho era una ayuda, comían cosas poco costosas y así era

todos los días.

Kim se iba desde temprano para juntar más dinero él pensaba y se

daba fortaleza con aquel dicho “al que madruga Dios lo ayuda”,

había veces donde el padre de Kim lo acompañaba a cantar, Kim

logró vender muchas canciones escritas por él y así se llegó a juntar

más dinero. Un día mientras estaba cantando en una plaza, su padre

fue a ver a su esposa al hospital y ahí estaba el doctor

__ Doctor ya puede empezar la operación ya casi tenemos el dinero

completo de la operación,

__Bien, en un rato más la pasaremos a quirófano.

En la tarde cuando Kim llegó a su casa, conversó con su padre

acerca de la operación, comieron y pasaron la tarde juntos hasta que

recibieron una llamada del hospital la cual su padre atendió.

__ Lo sentimos, su esposa no resistió a la operación.

Su padre colgó y no dijo más que “buenas noches” a Kim. Ya no

quiso preguntar más, pero se imaginaba lo que pasaba.

Al otro día, Kim fue a cantar a la plaza, mientras que su papá iba en

camino al hospital; al llegar el doctor sólo le toco el hombro y le dijo,

__lo siento mucho.

__ ¡No puede ser!, como le voy a decir a mi hijo, él se esforzó mucho,

decía con lágrimas en los ojos.

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Kim seguía en la plaza sin saber nada, cuando se hizo de noche se

dirigía a su casa, al llegar, vio a su papá.

106

__ Hey pa´, ¿cómo te fue en el hospital? ¿cómo está mamá?

__Kim, hay que ser honestos, ¿recuerdas que el doctor nos dijo

que la operación era riesgosa? __ Kim sólo asintió con la cabeza

-Tu mamá falleció, no resistió la operación- Kim comenzó a llorar,

su padre de inmediato fue a abrazarlo y le dijo, __Kim vamos a salir

adelante como siempre.

En el transcurso de los días, Kim estuvo muy triste, las ganas que

tenía por cantar y el amor por la música se fueron apagando. Seguía

yendo a cantar, pero por compromiso, sólo para ayudar a su padre.

Y así eran sus días, tocaba y cantaba desafinado, ya no atraía la

atención del público y lo más terrible, ya no escribía canciones,

mucho menos podía venderlas.

Una tarde, mientras cantaba, se acercaron cuatro chicos a disfrutar

de ese desanimado concierto.

__Vaya chico, tocas muy bien bro.

Kim con cara de asombro, se preguntaba el porqué de dicho

comentario si él sabía que no estaba haciendo las cosas bien.

__Mis respetos, tocas muy bien, era otro comentario que le hacían.

__Gracias, pero realmente no estoy haciendo las cosas bien, de

verdad no veo el motivo para que me halaguen.

__Eres increíble amigo, y como músicos sabemos que hay días

buenos y malos. No hace mal animar a alguien que está pasando

por momentos difíciles.

__ ¿Músicos? ¿Y cómo saben que estoy pasando por momentos

malos?

__Tranquilo, la cara y forma de actuar lo dicen todo.


__¿Tan mal me veo?

__Tú dímelo, mírate y mira cómo estás tocando.

Kim con cara de angustia comenzó a analizar la situación y se dio

cuenta que estaba haciendo las cosas mal y que eso no pondría feliz

a sus padres.

__Vaya amigos, muchas gracias por sus palabras.

__Nombreeeee nada que agradecer, sólo queremos que toda la

música que se hace, se toque con entusiasmo y amor no sólo por

compromiso.

__Son realmente increíbles, ¿cómo se llaman?

__ Nos presentamos somos Jimin, Agust, John y Ramón.

__ Un gusto colegas, yo me llamo Kim.

__Bueno pues ahora que ya estás mejor, vamos a comer, Agust invita.

Los cinco músicos se fueron a una cafetería a comer y pasaron un buen

rato, charlando y riéndose, contando sus aventuras y conociéndose

un poco más, cuando de repente Kim recibe una llamada de un

número desconocido.

__ ¿Bueno? ¿Quién habla?

__ Buenas tardes, ¿el señor Kim?

__ Si, él habla.

__ Llamamos del hospital, su padre está aquí. Necesitamos que

venga rápidamente.

Kim colgó y salió corriendo de la cafetería.

__ Lo siento amigos, mi padre está en el hospital y necesitó ir a verlo.

Una disculpa.

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__No te preocupes, vamos te llevamos al hospital.

Salieron los cinco, dirigiéndose al hospital, al llegar Kim pregunta

por su padre y le dan el número de habitación, él va y se encuentra

con su padre acostado en la camilla.

__ Papá, ¿qué pasa? ¿por qué estás aquí? Le dice angustiado.

__Hijo desde que falleció tu madre, la he pasado muy mal. Perdón

por no decirte, pero me he enfermado y cada vez empeoró más, no

quiero causarte problemas.

__ ¿Cómo pudiste ocultarme eso papá? Eres la única persona que

me queda, no te quiero perder.

__Tranquilo hijo, si me llegará a pasar algo, tengo un regalo para ti.

Su padre, saca por debajo de la almohada una hoja de papel con un

escrito. __Toma hijo, le dice con mucho cariño.

__ ¿Qué es esto papá?

__Es una letra de una canción, expresando mi amor por ti y tu madre,

tú debes ponerle la melodía y el nombre, pero hazlo, que no la hice

en vano, le dijo con una voz casi apagada.

__Claro que lo haré, pero para que la escuches así que te tienes que

poner bien-. Su padre sólo asintió con la cabeza y le tomo la mano.

Al salir Kim del cuarto, sus nuevos amigos estaban esperándolo.

__¿Qué pasó Kim? ¿Cómo está tu papá?

__ Bien amigos, pero me ha encargado una tarea-. Él les contó todo

lo que hablo con su padre.

__Pues a trabajar se ha dicho, nosotros te ayudaremos, respondió

Agust.

Pasaron unos meses y los cinco trabajaron en la canción de su padre,

más a parte en un nuevo proyecto y en nuevas canciones ya que el


cariño y la unión se hicieron más fuerte y juntos decidieron hacer un

grupo.

Finalmente llegó el día en el que terminaron la canción del padre de

Kim.

__ ¡Al fin! Gracias amigos por ayudarme a hacer la tarea que me

encargo mi papá.

__ No agradezcas, aparte de ser un grupo somos amigos.

__ Lo sé, ahora iré al hospital y le mostraré a mi papá lo que hemos

hecho. Nos vemos al rato.

Kim salió de casa, se dirigió al hospital con una gran sonrisa y con

la canción grabada lista para mostrársela a su padre. Después de 20

minutos llegó. Su padre estaba dormido.

__ Papá, ¿cómo estás? Disculpa molestarte, pero te tengo una

gran noticia, he terminado tu canción, así que despierta- No hubo

respuesta de su padre. __Hey papá, no duermas más y despierta

para que la oigas. Kim se preocupaba ya que su padre no respondía.

Así que comenzó a llamar al doctor.

__Doctor mi padre no despierta, ¿qué pasa?

__Sal Kim, parece que a tu padre le dio un paro cardiaco, necesitamos

reanimarlo.

Kim salió de la habitación con los ojos llorosos y con su canción.

Después de un largo rato, salé el doctor.

__Lo siento Kim.

Kim empezó a llorar desconsoladamente por un momento, hasta

que se calmó y decidió regresar a su casa. Al llegar estaban sus

amigos trabajando en sus proyectos.

__ ¿Qué pasó amigo? ¿Qué opina tu papá de la canción? - preguntó

Ramón entusiasmado.

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Kim no pudo ser fuerte y comenzó a llorar.

__No pude mostrarle la canción, fue muy tarde, sus amigos sólo lo

abrazaron.

-Tranquilo, él donde está ahora escuchará la canción y apuesto que

le encantará. Así que te quiero ver bien que a tu papá no le gustaría

verte así y debemos sacar nuestros proyectos adelante, dijo mientras

lo abrazaba.

Pasaron años y los cinco amigos que se habían conocido en una plaza

ya eran grandes artistas, reconocidos mundialmente y atrayendo a

millones de gente, su gran fama fue gracias a “la melodía de papá”.

Autor: Fernanda Martínez Ferruzca

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La última prueba

Emilia no sabía que le deparaba el destino cuando arribó a ese

autobús que la llevó desde su natal ciudad hasta Nuevo Laredo,

Tamaulipas. El miedo y los nervios la traicionaban, quería bajar en

la próxima parada y regresar a la seguridad de su hogar, pero el

recuerdo de la necesidad la mantenía firme. Hacía esto por su hija, si

no era ella nadie más lo haría. Llevaba casi diez horas dentro de ese

camión y sólo había comido un par de galletas sabía que necesitaría

fuerzas para llegar a su destino pero el nudo en el estómago no la

dejaba ingerir nada más.

Un mes atrás una vecina y amiga suya a sabiendas de la difícil situación

económica de Emilia, le contó que su hermano fue en busca del

sueño americano y que vivía muy bien, desde entonces, le sugirió

que hiciera lo mismo y le dio el contacto del coyote que lo había

cruzado. Parecía una idea descabellada pero no pasaron ni dos días

cuando Emilia decidió que sería lo mejor, no quería vivir toda su vida

con un sueldo que apenas alcanzaba para subsistir, justo esa semana

tuvo que pedir prestado para comprar algo de víveres. Su hija ya no

tomaba fórmula por el elevado costo de ésta, cuando había suerte

tomaba leche entera y cuando no, una simple agua de arroz cocido

como sustituto era suficiente. Económicamente su madre Rosario no

podía apoyarla, pero la dejó a cargo de su pequeña hija junto con

$ 2000 pesos que de algo le servirían en lo que llegaba a Estados

Unidos.

El autobús se detuvo en la central, ya eran las 8:00 horas y el día

prometía ser soleado y caluroso. Con paso firme bajó y se dirigió

hacia el punto de encuentro que el coyote por celular había indicado.

Al llegar notó que otras diez personas estaban allí por los mismos

motivos que ella. Al parecer serían sus compañeros de “viaje”, todos

oscilaban entre los veinte y cuarenta años incluyéndose, a excepción

de un joven que estaba segura no pasaba los dieciocho años, tenía

la cara infantil, cabello corto de no más de un centímetro de largo y

de expresión amable. Se acercó a él y preguntó si también esperaba

al coyote a lo que él respondió:

__Sí, todos los que ves aquí lo estamos esperando. Por cierto soy

Ramón ¿Cómo te llamas? __le inquirió el muchacho.

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—Emilia Guzmán—dijo con voz gruesa, tragó y prosiguió— oye ¿no

eres muy joven para estar aquí?

—Tengo quince años, en mi tierra ya es edad suficiente para cruzar

al otro lado—dijo sonriendo el joven.

Emilia no dijo nada, se sentó a un lado de Ramón hasta que llegó

una camioneta algo oxidada y de ella bajaron dos hombres, uno alto,

con el rostro lleno de pecas, cabello rojizo y algo corpulento. El otro

hombre un poco más bajo, de tez morena clara y más delgado que

el anterior, lucía una expresión hosca, llevaba una camiseta oscura y

encima una camisa, Emilia pudo notar que le faltaba un brazo y que

portaba una “38” en la pretina del pantalón.

—Pongan atención—dijo el hombre del arma— yo soy Checo y ese

grandulón es Mario. Nosotros nos vamos a encargar de que crucen

a salvo al otro lado. Para eso tienen que seguir mis órdenes, a partir

de aquí abandonan toda libertad y se ponen en mis manos, créanme

que es por su bien.

—La ruta que manejamos es de las más cortas, son tres días y dos

noches caminando por el monte, descansaremos cuatro horas

nocturnas para que no haya contratiempos. Si alguien se queda, por

la circunstancia que sea, no podemos esperarlo ni ayudarlo. Que

quede bien clara esta última parte— dijo seriamente Mario— todos

saquen el dinero, cuando nos topemos con los encargados de la

plaza yo les doy su parte y ustedes ni una palabra. Con esa gente no

se juega.

Todos comenzaron a pagar, y subieron a la camioneta que se internó

entre los árboles, durante una hora aproximadamente que duró el

viaje, Ramón iba contando a Emilia que iba en busca de una vida

mejor para sus hermanos Su madre había muerto hacía un par de

años atrás y su padre no podía mantenerlos a todos por lo que

dependían de él para poder sobrevivir.

Cuando por fin llegaron al punto de partida notó como dos vehículos

salían de entre la naturaleza y descendían varios hombres armados

bloqueando el paso. Checo bajó del asiento del copiloto y sacó

112


un fajo de dólares, cruzó algunas palabras con aquellos hombres y

después de contar el dinero desbloquearon el paso.

— ¡Listo, vámonos que pa´ luego es tarde!— exclamó Mario.

Todos descendieron velozmente de la camioneta, Ramón sin

despegarse de Emilia, formando una fila con Checo al frente y el

pelirrojo Mario al final. Comenzaron una caminata de velocidad

moderada durante seis horas hasta llegar a unos enormes árboles de

grandes y verdes hojas en donde descansaron diez minutos. El clima

se sentía húmedo y caluroso. Debían ser cerca de las 17:00 horas,

Emilia sentía que los muslos le escocían debido al constante roce de

la mezclilla del pantalón con su piel. Volteó y notó que el ánimo con

el que todos iniciaron se había esfumado, lucían algo cansados más

no agotados.

Terminó el descanso y siguieron con su caminata hasta que llegó la

oscuridad de la noche, las estrellas brillaban en su máximo esplendor

y Checo ordenó parar para descansar mientras él montaba guardia.

A lo lejos se escuchaban lobos aullando, Ramón observó su reloj

de muñeca y dijo a todos que era media noche antes de recostarse

sobre la hierba y dormir.

A las 4:00 horas Emilia sintió como la sacudían para despertarla,

se paró sintiendo cómo sus músculos adoloridos se estiraban y

prosiguió con la caminata. A medio día sacó su paquete de galletas

a medio comer y ofreció a Ramón quien aceptó gustoso. Cerca

de las 14:00 horas sentía que no podía con la sed, veía que sus

compañeros pasaban por lo mismo pero el último trago de su botella

lo había tomado hacía un kilómetro atrás. Comenzó a mordisquearse

la lengua para salivar y poder aguantar en lo que encontraban algún

charco de donde pudieran beber. No faltaba mucho para llegar al

Río Bravo, escuchaba como corría poderosa el agua chocando con

las rocas, no pasaron ni quince minutos cuando se detuvieron frente

a éste. Mario sacó una cámara de aire y entre las hojas descubrió una

cuerda algo gastada de grosor considerable que cruzaba el río. Uno

por uno fue internándose en la bulliciosa corriente y con la ayuda del

grandulón cruzaban, al llegar a la orilla Checo lanzaba otra cuerda y

los ayudaba a subir por el lodoso borde.

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Cuando el pelirrojo ayudaba a cruzar al último hombre, se escuchó

cómo la cuerda cedió por el peso de ambos. Inmediatamente Checo

lanzó su cuerda, lazándole el brazo a Mario, mientras este sujetaba la

cámara del borde intentando acercar al hombre a su propio cuerpo.

Todos corrieron a jalar la cuerda pero el brazo de Mario no soportó

mucho dislocándose al momento y la corriente era tan fuerte que

por momentos hundía a los dos hombres, más entre todos lograron

sacarlos.

Checo examinó el brazo dislocado e intentó recolocarlo sin éxito,

no quedó de otra que seguir adelante con su ruta. Alrededor de

las 22:000 horas se detuvieron a descansar, estaban a poco más de

medio día de llegar al destino, Ramón sentía una fuerte punzada

en el tobillo pero en la oscuridad de la noche no lograba ver nada,

probablemente eran las ámpulas por el roce del calzado. Por su

parte, Emilia sentía el líquido caliente entre los dedos de sus pies,

no necesitaba ver para saber que era sangre y pus de las llagas

infectadas hechas en el camino. Pero lo que más le preocupaba era

que la sed no la abandonaba y no creía resistir otro medio día de

caminata. A las 2:00 horas siguieron su camino, y cuando el cielo

empezaba a clarear notó como varios de sus compañeros a falta de

agua comenzaban a tomar su propia orina.

Ramón ya no tenía sensibilidad de la pantorrilla para abajo, al

despertar esa mañana se revisó y notó dos puntitos oscuros entre lo

amoratado del tobillo, no se tenía que ser experto para saber que

alguna serpiente lo había mordido. Decidió guardar silencio para no

alarmar al grupo y seguir sin contratiempos.

Como a las 10:00 horas Checo les indicó que estaban a punto de

llegar a la carretera en donde un vehículo los estaría esperando, y

que ese era de los peores de los obstáculos de pasar.

—En esa zona hay una franja de “guachos” de migración. Nosotros

vamos a pasarles por la lateral derecha arrastrándonos por treinta

metros, después de ahí todos deberán levantarse pero solo hasta

la mitad, para que la maleza nos cubra. Si tenemos suerte, unos

metros antes de la carretera nos podremos levantar y correr cómo

si no hubiera un mañana. Tengan en cuenta que si algo sale mal y

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nos ven, ellos van a proceder de la manera en que quieran. Nos ven

como simple escoria ilegal —sentenció Mario.

Todos acataron las órdenes, comenzaron a arrastrarse cuidadosamente

enterrándose pequeñas espinas en el transcurso, Ramón ya no sentía

su pierna derecha ni parte del torso, tenía la vista nublada y la fiebre

a tope. Muy dentro de sí, sabía que se encontraba en una situación

difícil, y que pronto llegaría a ese punto sin retorno en donde incluso

consiguiendo algún antídoto no le haría efecto, principalmente por

lo disperso que traía el veneno.

Casi a punto de llegar, Mario al no soportar el dolor de cargar su peso

en el hombro dislocado se levantó antes de tiempo. Al momento se

escuchó un grito y un par de torretas se encendieron. Los habían

descubierto. Emilia inmediatamente se irguió y vio que a menos

de veinte metros se encontraba una camioneta con las puertas

abiertas, sin dudarlo corrió cómo nunca en su vida dando un salto

final para subir al vehículo. Tardaron en llegar los siguientes tres,

aún faltaban nueve personas incluyendo a Ramón y los dos coyotes.

Observó la escena que se desarrollaba entre la maleza, todos se

habían dispersado y los agentes de migración habían detenido a

dos. Cuando ambos coyotes llegaron y el conductor estaba a punto

de abandonar a los demás, un gritó se escuchó. Era Ramón tratando

de llamar la atención de los agentes para que los demás tuvieran

oportunidad de huir, sabía que no le quedaba mucho tiempo de

vida, pues sentía cómo su corazón latía cada vez más despacio.

Parecía que había logrado su objetivo, mientras los agentes lo

detenían sus demás compañeros lograron alcanzar la camioneta

que ya estaba en marcha. Ramón hizo un último contacto visual con

Emilia regalándole una sonrisa y un asentimiento de cabeza, antes

de caer inerte en el suelo.

Autor: Daniela Licea López

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Las maravillosas desventuras de un hechicero en formación

Este cuento comienza en la Edad media en un reino llamado

Querétaro. Era un lugar fantástico lleno de criaturas asombrosas y

mágicas, dentro de ese reino había una gran academia de hechiceros

a la cual era “La ENSQ” la academia era de las más reconocidas

del reino y sólo admitía a los mejores hechiceros ahí solo estaban

los más capaces de aprender nuevas técnicas y habilidades para

su formación de maestros hechiceros esto con la finalidad de que

posteriormente ellos serían los encargados de enseñar a otros

hechiceros principiantes las habilidades y hechizos para su formación

aparte de guiarlos por el buen camino como lo hicieron con ellos.

La academia sólo estaba conformada por los maestros hechiceros

y sus aprendices, los maestros eran los más capaces y preparados

para enseñar los hechizos más poderosos se ganaron el título de

maestros hechiceros ya que eran los mejores para hacer ese trabajo

por que sólo ellos tenían las herramientas y métodos para guiar a los

futuros maestros por el buen camino ya que muchos se corrompían

por la maldad y se convertían en malos maestros manchando el

nombre de esta profesión que es tan esencial en la vida de cualquier

persona. En el reino ellos eran temidos por sus malos métodos y se

les caracterizaba por hacerles la vida difícil a sus aprendices.

Pero nuestra historia se enfoca en un pequeño hechicero

llamado “Alex el estrafalario” él era una persona muy alegre y

se llevaba bien con todas las personas de su alrededor, el joven

hechicero vivía a las afueras del reino en una pequeña cabaña, su

actividad principal era ayudar a quien lo necesitara ya que el aparte

de ser muy alegre era una persona muy noble y no le gustaban las

injusticias, él ya tenía el conocimiento de algunos hechizos básicos

ya que él había estado en otras academias para hechiceros pero su

principal meta era entrar a la gran academia. “La ENSQ” ya que

solo ahí podía volverse el maestro hechicero que siempre quiso ser

solo ahí podría aprender lo necesario para combatir contra los malos

maestros que estaban aterrorizando las academias, pero eso no iba

ser una tarea fácil.

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Un día el joven Alex se encontraba alas horillas del Rio

Bravo hablando con su amigo “Crispín el Zascandil” ellos tenían

una gran amistad ya que se conocían desde hace mucho tiempo el

joven Crispín era un tanto perezoso y tonto, pero siempre estaba

con su amigo cuando lo necesitara. El joven Alex no dejaba de dar

vueltas como si algo le molestara y su fiel amigo Crispín lo miraba

sentado debajo de un árbol hasta que se empezó a marear por los

movimientos de Alex así que le pregunto:

__¡Alex! Tranquilo, ¿Por qué estás tan molesto? No paras de dar

vueltas, ¿Qué es lo que te atormenta en este hermoso y tranquilo

día? ¡Ven siéntate a mi lado para disfrutar de este día!

__ No tengo tiempo de sentarme estoy muy molesto, hoy en la

mañana que viaje al reino pase por una academia de nivel básico

y observé como un maestro les hablaba mal a sus aprendices y eso

me recordó cuando lo hacían con nosotros. Estoy harto de los malos

maestros no soporto la actitud negativa y malvada que tienen, no es

justo que traten así a sus aprendices, un maestro es para enseñarles

técnicas y ayudarlos en su formación, ellos son los que nos guían por

el buen camino, pero con maestros así no se puede.

__¿Entonces que planeas hacer? ¿Inscribirte a la gran academia?

¡Ja,ja,ja,ja!, mejor vamos a buscar algo de comer porque muero de

hambre.

__No es mala idea, ¡si me preparo en la gran academia así podré

hacerles frente a los malos maestros y cambiar la forma de enseñar

hechizos!

__ Ja,ja,ja, ja tranquilo, sólo es una broma no hablaba en serio, ¿no

estarás pensando en ir a la gran academia verdad?

__ Por supuesto que voy a ir a la gran academia, ¡Gracias por la idea!

__ ¿Estás loco? El camino para llegar al reino es muy peligroso está

lleno de criaturas, y lugares horrorosos ¿cómo le harás para llegar tu

solo?

__ ¡No voy solo! Tú vas conmigo en esta gran aventura, así que

prepara tus cosas por que partimos mañana antes de que salga el

sol.

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__ Pero mañana tenía una cita, ¡además es muy temprano!

__Te veo mañana en el puente que esta al final del pueblo.

El joven Alex emocionado por esta aventura salió corriendo hacia

su casa, una vez en ella empezó a preparar todo para su gran viaje,

preparo su bolso lo lleno de comida, de libros.

Ese mismo día en la hora de la cena se sentó a comer con

sus padres y no encontraba la manera de explicarles que se iba del

pueblo para cumplir su sueño de convertirse en el mejor maestro

hechicero, El ambiente se sentía tenso por la situación hasta que su

madre le pregunto si ocurría algo.

__ Hijo ¿estás bien? Te veo un poco nervioso y tenso ¿ocurre algo?

__ Si hijo sabes que puedes contarnos lo que sea, ahora habla ¿qué

ocurre

__Sí yo lo sé que puedo contar con ustedes, pero esta es una

decisión un poco complicada. ¡he decidido irme de la casa para ir

a estudiar a la gran academia que está en el reino! salgo mañana al

salir el sol, he tomado esa decisión porque no quiero que los futuros

aprendices pasen por lo que yo pase.

__Bueno hijo, aunque esta decisión es un poco agridulce es tu vida

y es lo que quieres así que yo te apoyo

__ Aunque me duela con toda mi alma que te vayas, como lo dijo tu

padre es tu decisión final y no nos queda nada más que apoyarte en

tu viaje, pero antes de que te vayas te queremos dar algo.

Sus padres subieron a su cuarto y sacaron un baúl que tenían oculto

en su ropero dentro de él estaban una daga y un anillo

Sabía que llegaría este momento estoy preocupado por el camino,

no es nada fácil llegar al reino.

¡Ay! no puedo creer que se vaya, ¿Qué tal si le pasa algo? ¿Qué tal

si lo roban? Y ¡si cae en alguna trampa!, estoy muy preocupada por

él.

119


__Tranquila nosotros le daremos nuestra bendición además de que

tendrá consigo la daga que me dio mi padre y el anillo encantado de

tu madre le va a ir muy bien.

__Tienes razón le va a ir muy bien es un gran muchacho y tiene

un gran un coraje y un gran corazón, solo estoy pensando cosas

negativas, bajemos a verlo.

Regresaron al comedor y el joven Alex vio como bajan sus padres

con una bolsa, al instante que los vio bajar les preguntó qué era lo

que traían en las manos.

__Ya vi que ya les urgía que me fuera de la casa, ya hasta tienen mis

cosas listas jajaja.

__ Jajaja no para nada, simplemente te queremos dar algo para tu

viaje el camino no va ser nada fácil así que toma.

__ Si en esa bolsa están algunas cosas que te puede ayudar para los

obstáculos que se presenten en tu camino en ella se encuentra una

daga y un anillo de la fortuna úsalos sabiamente.

___Alex el estrafalario: ¡Les agradezco su apoyo! Entonces la decisión

está tomada mañana partiré al amanecer.

Y fue así el joven hechicero ansioso por su aventura fue a dormir,

pero estaba tan impaciente e inquieto que no pudo hacerlo, llegó

el amanecer y tomó sus cosas y fue directo hacia el puente donde

se encontraría con Crispín el zascandil. Una vez reunidos decidieron

emprender su viaje hacia la capital del reino para conseguir su sueño

de aprender nuevos hechizos en la gran academia, pero esto no le

iba a resultar tan fácil ya que en el camino había grandes obstáculos

y retos solo los más capaces y preparados lograban llegar al reino y

eso no era todo era mucho más complicado entrar a la academia ya

que sólo los más puros de corazón entraban.

El camino iba a estar lleno de pruebas y enemigos, pero esto

no le importó a los viajeros, ellos ya se habían fijado un meta e iban

a lograrla cueste lo que cueste, así que empezaron su viaje. Primero

120


tenían que cruzar los montes que estaban a las afueras de su pueblo

era un camino difícil ya que estaba demasiado inclinado y en ciertas

zonas estaba lleno de yerbas que no les permitían caminar con

fluidez, caminaron por horas el sol cada vez se ponía más intenso,

esto provocó que empezaran a sudar como si estuvieran en una

caldera, sus pies no sólo con cansancio sino también se cansaban

los jóvenes necesitaban descansar un poco, a lo lejos se percataron

de un manantial y con abundante sombra era el lugar perfecto para

descansar.

__ Estoy realmente cansado, ya no puedo más, dijo Crispín

__¡Vamos no te rindas! con suerte llegaremos a alguna sombra para

descansar un poco.

__ ¡Alex, mira! Eso parece ser un manantial necesitamos llegar a él

quiero descansar un poco, este sol me está matando ¡mis pies ya no

pueden más!

Tienes razón, ¡Estoy exhausto! Vamos hacia ese lugar se ve que no

está muy lejos hagamos un último esfuerzo vamos rápido.

Los dos jóvenes emocionados empezaron a correr pese a su cansancio

ellos querían llegar a ese pequeño paraíso a descansar. ¡Pero una

sorpresa se avecinaba! Llegaron al lugar y se dieron cuenta que no

era más que una simple alucinación que su mente cansada había

creado habían sido engañados, en realidad sólo era un pequeño

árbol que alcanzaba a dar sombra suficiente para que los dos se

cubrieran debajo de ella.

__Espera ¿Qué es esto? Es solo un pequeño árbol, ¿Dónde está el

manantial que habíamos visto?

__ ¡No puede ser posible! Solo fue una alucinación, nuestras mentes

nos jugaron una broma muy pesada, pero incluso esa pequeña

sombra luce como un paraíso no es tiempo de quejarnos, ven vamos

a descansar un poco.

__Tienes razón, vamos.

121


Los dos amigos se sentaron al pie del árbol a descansar y beber

el agua que traían, paso el tiempo y el sol se fue ocultando está

llegando el momento de seguir su camino.

Ya que habían recobrado sus fuerzas y habían descansado lo

suficiente decidieron continuar con su viaje, siguieron caminando

por un sendero de yerbas, la yerba aumentaba de tamaño mientras

seguían caminando llegó un punto donde no podían ver nada de tan

alta que estaba la yerba ellos siguieron caminando sin importarles

nada hasta que Alex el estrafalario recordó que en su bolsa estaba su

daga así que se decidió sacarla y cortar toda la yerba de su alrededor,

pero se percató que esta volvía a crecer al instante asustados de esta

situación se empezaron a preocupar.

__¿Qué es lo que le pasa a esta yerba? La corto y vuelve a crecer.

__ Mi abuela me contó que por esta región tiene una maldición, todo

lo que permanezca en este lugar crece de una manera descomunal

hasta morir

__¡Qué!, entonces tenemos que salir de aquí de inmediato.

Y así fue los dos jóvenes que en ese momento ya no eran tan jóvenes

empezaron a envejecer de una manera descomunal, se empezaron a

encorvar, de su cuerpo empezaron a salir arrugas y su pelo se empezó

a llenar de canas tenían que salir de ahí lo más rápido pronto posible.

__¡Alex! ¿Qué te está pasando? Pareces mi abuelo estás lleno de

arrugas y canas.

__¿Qué no te has visto en un espejo? Luces como una pasa, es el

hechizo que esta en este lugar tenemos que darnos prisa y salir de

aquí

Alex apurado empezó a cortar la yerba de su alrededor hasta que

ambos ya viejos tropezaron con una piedra y estos rodaron por

una colina muy inclinada, mientras iban cayendo el hechizo iba

desapareciendo de sus cuerpos, hasta que llegaron al punto más

bajo se dieron cuenta que habían salido de esa situación. ¡Auch!,

__expresaron ambos.

122


__¡ Mira ya volvimos a la normalidad ya no huelo a pasas ni parezco

mi abuelito!

__¡Qué bien ya me empezaba a doler la espalda y mis rodillas!

Los jóvenes empezaron a saltar de alegría, pero esta les iba a durar

muy poco con el sol ya ocultó la noche se iba asomando y el frío

aumenta, esto porque detrás de ellos se encontraba un gran desierto

que era el punto intermedio para llegar al reino.

__¡Crispín! Deja de saltar hemos llegado al desierto de los

desolados__ ¡Ay por merlín! No puedo creer que hemos llegado

hasta aquí, pensé que sólo era una leyenda.

El desierto de los desolados era uno de los lugares más mortales que

existía, esto porque nadie aguantaba el intenso calor que azotaba al

desierto y eso no era todo, por las noches la temperatura bajaba

hasta temperaturas extremas

Pero eso no fue impedimento para nuestros jóvenes ellos

siguieron adelante hacia su destino, caminaron por horas y la

temperatura estaba en su contra ya que cada vez bajaba más, por

suerte llevaban consigo un par de abrigos, pero estos no eran lo

suficientemente calientes para repeler el frío que azotaba esa noche.

__Talvez deberíamos parar un poco, hemos caminado mucho tengo

arena en partes de mi cuerpo que ni siquiera sabía que existían

vamos a descansar un poco.

__ Si paramos ahora nos vamos a enfriar más de lo que estamos,

__dijo Alex.

__Nos podemos abrazar para mantener el calor, claro si gusta.

__ Esta bien descansemos un poco, pero aléjate de mí.

Y así fue, nuestros jóvenes hechiceros pasaron la noche en el frío

desierto, pasaron las horas y no soportaron tanto frío que decidieron

seguir caminando. A lo lejos observaron una fogata y se creían

salvados pero ellos estaban dudosos de que eso fuera posible ya

123


que su mente les había jugado una mala broma anteriormente,

ambos reflexionaron al respecto y llegaron a la decisión de seguir

por su camino no le dieron importancia a esa fogata, Pasaron las

horas y la luna se iba ocultando para así traer consigo a un cálido y

hermoso amanecer.

Ambos se sintieron aliviados por ver al sol salir, pero también

angustiados por el intenso calor que se avecinaba, dejaron las

preocupaciones a un lado y siguieron caminando, el calor iba

aumentando mientras el sol se alzaba llego un punto donde este

estaba en su punto máximo, parecía el infierno en la tierra de lo

caliente que estaba el suelo y el aire los dos jóvenes empezaron

a sudar como nunca en su vida sus municiones de agua se habían

acabado y este camino iba para largo.

__Hace un calor insoportable, las plantas de mis pies se están

quemando, estoy sudando muchísimo, tengo demasiada sed, pero

nos terminamos el agua necesitamos encontrar un río.

124

__Alex estoy muy cansado, me duelen los pies.

__Crispín amigo, estoy viendo borroso me siento muy mareado, creo

que me voy a desmayar…

__ ¡Alex despierta! ¿estás bien? Despierta…

Sorpresivamente ambos cayeron desmayados y quedaron varados en

medio del desierto, pero inesperadamente una caravana de elfos los

encontró y sin pensarlo los subieron a unos caballos y los llevaron a

su campamento, los jóvenes hechiceros tardaron horas en despertar

una vez que despertaron se dieron cuenta que ya no estaban en el

desierto sino en una pequeña comarca donde recibieron ayuda les

dieron algo de alimento para que se recuperaran.

__ ¿Dónde estamos? ¿Y el desierto?

__ ¡No lo sé, pero esto es mil veces mejor que el desierto! Tenemos

todo a nuestras manos, hay comida, un lugar donde dormir ¿Por qué

no nos quedamos aquí?


__ ¡Nooo! Recuerda porqué estamos aquí tenemos que llegar al

reino y a la gran academia.

Mientras los dos amigos conversaban afuera de la tienda, Sir Han los

estaba escuchando él era el líder de la comarca se ganó ese título

por su experiencia en batalla y todos los conocimientos de magia y

hechizos que poseía era un maestro jubilado, y ahora se dedicaba

a cuidar su hogar y ayudar a quien lo necesitara, al escuchar a los

jóvenes hechiceros decidió entrar a la tienda para conversar con

ellos.

__ Muchachos buen día, me presento soy Sir Han el líder y protector

de esta comarca, los encontramos desmayados en el desierto de

los desolados, por suerte los encontramos ya que tuvimos una

expedición para la recolecta de materiales sino fuera por eso ya

estarían muertos.

__ Le agradecemos de corazón su buena acción, le prometemos

recompensarlo.

__ ¡Si! Muchas gracias ¿Pero porque nos ayudó?

__ Un buen ex estudiante de la gran academia siempre ayudará a

quien lo necesite uno como maestro hechicero jubilado nunca deja

a nadie atrás, es una promesa que hicimos en la gran academia.

__ Es todo un honor para mí, __ dijo Alex muy emocionado. Estar

enfrente de una persona que estuvo en la gran academia, nosotros

también aspiramos a ser grandes hechiceros como usted.

__Supuse que ustedes aspiran entrar a la gran academia. Agregó

Sir-Han un poco arrogante.

__ Así es ¿cómo lo supo? ¿Usó alguno de sus hechizos para leer

nuestras mentes o algo por el estilo?

__ ¡Ja-ja-ja-ja! nada de eso los escuchó hablando sobre eso.

__ ¿Es en serio? Nosotros quisiéramos pedirle un favor.

125


__¡Hablen!, ¿qué desean?

__ ¡Queremos que sea nuestro maestro por favor.

__ Primero tengo que hacerles una prueba para ver si son dignos de

ser entrenados.

__¡Claro! las pruebas que sean.

Sir han Les encomendó ayudar a quien lo necesitara en la comarca y

en base a su actitud vería si eran dignos o no, así los dos muchachos

decidieron ayudar a quien lo necesitara, hicieron tareas de campo, de

granja, y de apoyar a los ancianos y a los pequeños de la comarca, Sir

Han los observó en todas estas tareas y notó que tenían un corazón

puro y las cosas las hacían con dedicación y amor, así que decidió

entrenarlos.

__ Jóvenes vengan un momento, estuve observando como ayudaban

a la comarca y he decidido ser su maestro.

__ ¡Siiii! Muchas gracias, Sir-Han , ¿cuándo iniciamos? Exclamaron

ambos muy emocionados.

__Mañana al amanecer. Dijo el Gran Maestre.

Y así fue Sir-Han los estuvo entrenando por un corto tiempo, les

enseñó como hacer las cosas con dedicación y amor, también les

enseñó las bases de los hechizos, como ser un buen maestro, y sobre

todo como seguir siempre por el buen camino y no corromperse.

Pasaron tres meses de duro entrenamiento, y por fin estaban listos

para continuar su camino hacia la gran academia.

__ Muy bien jóvenes les enseñé todo lo que estaba en mis manos

para continuar su preparación tienen que llegar a la gran academia,

como último regalo para ustedes los voy a transportar al reino con

un hechizo único.

__ Le agradecemos por todo lo que nos enseñó, no lo vamos a

defraudar se lo prometemos.

126


__¡Venga ese hechizo!, ¡que quiero llegar al reino para ver a las

doncellas! Gritó Crispín.

__Mucha suerte chicos, máximo respeto.

Sir Han dibujó un círculo en el suelo y utilizó un hechizo supremo el

cual consiste en trasportar cualquier objeto material y así fue el gran

hechicero los transportó a la capital del reino.

Los jóvenes estaban asombrados de estar en el reino ya que era

la primera vez que estaban ahí lo primero que hicieron fue ir a

compra comida ya que siempre estaban hambrientos, después de

darse un festín llegaron a la gran academia “La ENSQ” esta estaba

resguardada por caballeros cuya armadura era dorada, de fondo

sonaba una orquesta, ambos estaban maravillados de tan prestigiosa

academia, lo primero que hicieron fue ir con la máxima autoridad de

la academia el Hechicero Supremo al cual le querían pedir que los

admitiera, pero esto no iba a ser una tarea fácil, una vez que llegaron

a la habitación principal hablaron con el Gran Director:

__ Hola, buen día es un honor para nosotros estar ante usted, nos

presentamos, soy Alex el estrafalario y él es mi compañero Crispín el

zascandil, estamos ante usted este día ya que le solicitamos que nos

admita en la Gran Academia.

El Gran Líder, los barrió con la mirada y un poco despectivo afirmó:

__ Creen que es tan fácil entrar aquí, sólo los mejores lo logran,

les daré una oportunidad, les haré la prueba que todos hacen para

entrar, mañana los quiero en el campo de batalla a media noche,

por lo mientras se pueden alojar en una de las habitaciones de la

academia.

Nuestros jóvenes hechiceros lo habían logrado, habían llegado a la

Gran Academia sólo les faltaba la parte más difícil: ser admitidos.

En ella tenían que pasar la prueba más difícil de todas, enfrentar a un

gran dragón, sólo así serían capaces de ver si eran dignos de entrar.

Ambos se fueron a descansar estaban a sólo un paso para su

objetivo, pero ellos no sabían lo que les esperaba. Finalmente llegó

la hora de ir al campo de batalla.

127


__Finalmente ha llegado nuestro gran momento nuestra prueba

final. __Le dijo a su compañero.

__ Casi puedo saborear esa victoria no creo que la prueba sea difícil.

__ Ok jóvenes espero que estén listos les abriré la puerta para que

puedan enfrentar a ese gran dragón. Les dijo el guardia de la puerta.

__ Espera, ¡ qué, ¿un dragón? Exclamaron temerosos.

__ Esto no pude ser posible ¿cómo nos vamos a enfrentar a un

dragón?

__ Sabes que ni quería ser maestro hechicero, nos vemos.

__ ¡Espera!, no hemos llegado tan lejos para arrepentirnos ahora,

vamos a enfrentar a ese dragón con todas nuestras fuerzas.

__Tienes razón hemos pasado por mucho para rendirnos ahora.

__ ¿Listos? Los apresuró el guardia.

__ ¡Listos!

Entonces el guardia abrió la puerta para que los jóvenes hechiceros

entraran a la arena de batalla y a lo lejos se empezaron a escuchar

pisadas y gruñidos, era el dragón al cual se enfrentarían, el escenario

era un coliseo y la acción estaba al centro de él, a sus alrededores se

escuchaban los gritos de euforia de los que estaban presentes.

Fue una batalla increíble, el dragón soplaba llamas de su

boca estaba furioso, pero eso no detuvo a nuestros valientes

hechiceros, ellos siguieron peleando a pesar de todo, la batalla se

fue desarrollando y los jóvenes iban adquiriendo más confianza y

sus golpes eran más certeros y críticos a tal punto de que el dragón

ya no podía más estaban a un golpe de terminar con él, Crispín

le concedió el golpe final a Alex, el destino de ingresar a la Gran

Academia estaba en sus manos tomó una espada y miro al dragón

fijamente a los ojos, unos ojos cansados y llenos de miedo, Alex

había presenciado esos ojos antes, en todos los aprendices de

128


maestros malos estaba esa mirada de cansancio y miedo. Alex tiro su

espada y no pudo dar el golpe final, Crispín sorprendido se estaba

cuestionando tal decisión.

__ ¿Qué estás haciendo? Remátalo está a solo un golpe.

__ (Gritando a la audiencia con una voz firme) Alex dijo con voz firme:

_¡No lo haré! No es justo tratar a alguien indefenso de esa forma, los

verdaderos maestros están para ayudar y no para castigar, así que no

lo haré, no importa si no nos admiten en la Gran Academia.

El Hechicero Supremo que observó toda la escena desde su inicio se

levantó de su asiento aplaudiendo. ¡clap! ¡clap! ¡clap! Felicidades, __

les gritó: Ahora ambos pertenecen a la Gran Academia, justamente

esa era la prueba, ayudar a los más necesitados y siempre hacer el

bien, han pasado la prueba y veo que son dignos de estar aquí ya

que son unas personas de corazón muy puro y siguen las normas

y pensamientos de un maestro hechicero. Enseguida los felicitó

diciéndoles: __desde ahora forman parte de esta gran familia de

maestros.

Alex y Crispín se abrazaron muy emocionado y gritaron llenos de

alegría:_ ¡Lo hicimos, lo logramos estamos adentro!

Y así concluye la gran aventura de estar par de amigos, ambos

siguieron preparándose para ser buenos maestros, eso les iba a

resultar una tarea fácil ya que están llenos de amor y son personas

de un corazón puro y solo los verdaderos maestros poseen estas

cualidades.

Autor: Alberto Alexandro Reyes Estrada

129



Susurro de vida.

La vida es un susurro, un soplo de aire, una vela que cuando menos

lo imaginas apaga su luz. Cuando tienes 18 años, no lo piensas y

tampoco lo imaginas así, crees tener todo el tiempo del mundo, vas

de prisa sin detenerte ni un segundo, dejas lo de hoy para mañana

y olvidas a las personas de tu alrededor por cosas sin importancia.

Pero, el día menos esperado todo llega a su fin y el tiempo que crees

interminable desvanece , ya no corre, ahora caminas y las personas

de tu alrededor son lo único verdaderamente importante.

Ojalá hubiera entendido esto antes, antes de que fuera tarde y sólo

tuviera unos días para aprender a caminar. Mi historia, inicia el 14

de Marzo del 2020, ese día aun no lo sabía, pero todo cambiaría, mi

tiempo se esfumaría y mi vida no volvería a ser igual. Mi nombre es

Cassandra, pero todos me conocían por Cass.

Todo comenzó como un día normal, estaba emocionada por el

cumpleaños número 3 de mi sobrina. Mi hermana, le había organizado

una gran fiesta con música, meseros y en un salón enorme que le

costó más que si se hubiera ido de viaje por una semana a París.

Días antes, fui a comprar un vestido para la ocasión, un hermoso

vestido corto, color dorado con flores cafés. Ese día me maquillé,

me alacié el cabello, me puse mi hermoso vestido y una diadema

de color dorado que combinaría con el atuendo. Durante la fiesta,

ayudé a mi hermana con algunos contratiempos que surgieron,

cuidé a mi sobrina mientras jugaba con sus invitados y le cambié la

ropa, después de que la ensucio con el pastel. Todo marchaba en

orden, los invitados parecían divertirse, mis papás se encontraban

en una mesa con mi hermana y su esposo, hablaban y reían. Pero

de repente, mi mundo se desvaneció, mi vista se tornó borrosa,

escuchaba ruidos sin entender qué decían, caí al suelo y perdí la

noción. Desperté después de 3 días, me encontraba en el hospital.

Al principio, fue algo difícil de entender, no comprendía porque me

encontraba en la cama de un hospital o cómo había llegado ahí. Mis

papás, se acercaron a verme, sonrieron y dijeron:

__Por fin despertaste. No lograba entender por qué me decían

eso, por qué tenían cara de asombro y por qué mi hermana se

131


encontraba sentada llorando. Me empezaron a explicar lo que me

sucedió durante la fiesta, mi hermana lloraba porque pensaba que

era su culpa, por darme tanto estrés con la fiesta y mi sobrina. Yo

sólo trataba de entender, mi corazón palpitaba rápidamente, mi

respiración era agitada y mi cuerpo transpiraba.

Después de unos minutos, entraron al cuarto el doctor y algunos

residentes. Uno de ellos empezó a explicar mi caso, mencionó

que lo que tengo es esclerosis lateral amiotrófica, es decir, una

enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta rápidamente

a las neuronas motoras del cerebro y la médula espinal, que dejan

de funcionar y, por lo tanto, de enviar mensajes a los músculos,

ocasionando debilitamiento muscular e incapacidad de movimiento.

Una enfermedad que afecta a muchas funciones del cuerpo no sólo

a la motora, funciones como la respiración, la nutrición o la social

y psicológica. Mencionó, que las causas que provocan la aparición

de la ELA son desconocidas en la mayoría de los casos; sólo entre

el cinco y el 10% de los diagnósticos se establecen causas genéticas

hereditarias.

Después de la explicación, mi mamá preguntó si esta enfermedad

tiene cura, a lo que el doctor le dijo:

__Desafortunadamente, aún no existe cura para esta enfermedad.

Haremos lo posible para que su hija viva el mayor tiempo posible,

pero es una enfermedad que con el tiempo la va a debilitar, tendrá

pérdida de movilidad absoluta y puede existir un fallo respiratorio.

Hubo un silencio profundo, sentía que mi mundo se venía abajo, mi

mamá y hermana lloraban y mi papá solo estaba en silencio. Después

le pregunto al doctor:

__¿Qué pasará con ella antes de que…..? . - No pudo terminar la

pregunta, se hizo un nudo en su garganta y el doctor contestó :

__Es una enfermedad, que normalmente se da en personas de 50

años y más, casi siempre en hombres; su hija es una en un millón.

El primer síntoma, es la pérdida de la fuerza muscular en brazos

y piernas, por eso, su hija Cassandra se desmayó, su cuerpo no

aguantó el debilitamiento muscular combinado con el estrés. Con

132


el tiempo irá perdiendo más fuerza, en ocasiones esto llega a los

músculos de la boca impidiendo la correcta respiración, la capacidad

de comer y hablar. Tendrá contracciones musculares, rigidez muscular

y cansancio.

No podía asimilar todo, veía a mi familia llorando y mi papá

caminando de un lado a otro, solo podía pensar que mi tiempo se

estaba acabando y no quería vivir lo último que me quedaba en un

hospital.

__Quiero irme del hospital.

__¿Qué? - Respondió mi papá.

__No quiero vivir lo que me queda en un hospital, con medicamentos,

con gente viniendo por lastima a verme, no quiero eso para mí.

Quiero vivir los 5 años o menos que me quedan de vida fuera de una

cama, no quiero desperdiciar ni un segundo. Porque, ya desperdicie

demasiados durante estos 18 años. Ahora, ya no tengo tiempo para

seguir haciéndolo.

__Pero…. Dijo mi mamá , pero antes de dejarla terminar, le contesté:

__Pero nada mamá, estoy enferma y no hay cura para eso, pronto no

podré moverme o comer, pronto moriré y debemos aceptarlo y vivir

con eso. Quiero poder vivir los días que aún me quedan bien, antes

de que deba estar acostada sin poder hacer nada.

El doctor me miró y respondió:

__Existe medicamento que te ayudará a hacer este proceso un poco

más largo, te ayudará a tener más días con movilidad y tus músculos

estarán bien. Pero, aún así, llegará el día que no puedas moverte,

días en los que sentirás depresión y es mejor que cuando ese día

llegue, te encuentres con las personas que quieres. Estoy de acuerdo

con su hija señores , es mejor que vaya a casa y esté rodeada de

personas que le den apoyo y la cuiden. Solo tendrá que venir una

vez a la semana a revisión.

133


Mis papás aceptaron y firmaron el alta médica. Por la tarde nos

retiramos a casa. Al llegar a ella, subí a mi habitación y me acosté.

Quería estar sola y asimilar esto, tengo 18 años, tenía una vida por

delante, con metas y sueños, ahora solo tengo un hoy. Tal vez, no

pueda llegar a mi graduación, que es dentro de 5 meses, tal vez

deje de moverme antes. Mis amigos, vivirán y triunfarán y yo no

estaré aquí para celebrarlo; mi novio tendrá esposa y yo no seré ella;

mi sobrina crecerá y no podré estar para ella; mis papás vivirán y no

podré compartir ese camino con ellos; mi hermana estará sola, sin

nadie que la apoye. Mi vida, está terminando antes de comenzar.

Al día siguiente asistí a la preparatoria, no tenía claro si quería que

mis amigos y novio supieran de mi enfermedad. Tenía miedo de

decirlo , ya que, sabía que todo cambiaría, ellos me verían con

lástima y me tratarían como una persona enferma, con privilegios

que no necesitaba. Pero sabía, que tenían el derecho de saberlo,

tenían derecho de decidir si seguirían a mi lado durante este camino.

Sobre todo Oscar, mi novio.

Primero hablé con mis amigos, les comenté cuál era mi enfermedad

y cómo me afectaría. Ellos reaccionaron con asombro, en sus ojos

se notaba la tristeza, no me veían con lástima, me veían con amor.

Maya tomó mi mano y me dijo:

__Jamás te veremos con lastima. Pero, si haremos que vivas los

mejores días de tu vida, aquí estaremos para apoyarte y sostenerte

cuando no puedas tu sola, siempre seremos tu sostén. Porque somos

familia.

En ese instante, supe que no me había equivocado en escogerlos

como mis amigos, en elegirlos como mi segunda familia.

Después, hablé con Oscar, de sus ojos salieron lágrimas, no podía

mirarme. Lo tomé de la barbilla, alce su mirada y le dije:

__Te quiero y deseo que seas feliz. Mereces toda la felicidad que el

mundo te pueda ofrecer, debes triunfar por ambos y seguir con tu

camino después de que yo me muera.

__No sé si pueda, no sin ti. - Contestó él, con lágrimas en los ojos.

134


__Podrás, porque yo quiero que lo hagas. Quiero que llegues lejos

, porque tienes todo para hacerlo. Quiero que seas feliz, porque lo

mereces. Quiero que vivas por mí y por tí. Necesito que vivas, que

disfrutes y que aproveches cada segundo de tu vida.

Él guardó silencio y agachó la mirada. Después de unos minutos

contestó:

-Lo haré, cada triunfo que tenga será por ti, en cada caída me

levantaré por ti y siempre te recordaré. Siempre serás el amor de

vida. Te prometo que seré feliz, y siempre estarás en mi corazón.

Pero, debes permitirme estar contigo hasta el final.

Con lágrimas en los ojos, lo tomé de la mano y le dije:

-Juntos hasta el final.

Pasaron tres semanas después de que hablé con Oscar, cada día

me sentía más débil. Pero, todos los días me repetía, que debía

ser fuerte y luchar por mí, por mi familia, por Maya y Oscar, debía

sobrevivir unos días más.

Era hora del almuerzo, en la fila estaban Oscar y Maya, los demás

ya se encontraban almorzando. Al llegar mi turno, la cocinera me

dio la charola de comida. Al momento de sostenerla, mis manos

temblaban, no encontraba la fuerza y la charola cayó al suelo. Sólo

podía observar la comida en el piso, sentía un miedo profundo. Omar

y Maya recogían la comida, y decían que no me preocupara, pero

yo solo escuchaba ruidos y sentía miradas sobre mí. Salí corriendo,

me refugié en el baño, me senté en el suelo y empecé a llorar. Maya

entró y se sentó del otro lado del baño cerrado y me dijo:

__Eres la niña más fuerte que he conocido, eres la niña que defendió

a la rana que entró ese día al kinder, cuando los niños le lanzaban

piedras. Eres esa clase de mujer, la que no se rinde y defiende lo que

cree correcto. Y lo correcto aquí, es que sigas peleando, que no te

rindas, ni permitas que las miradas de los demás te tumben , porque

eres más fuerte que eso. Debes vivir cada día que te reste, con una

sonrisa en el rostro.

135


En ese momento Maya, pasó su mano por debajo de la puerta y me

dijo:

__¿Vamos a almorzar? .

Sostuve su mano , me levanté y abrí la puerta.

Por la tarde, mis papás me acompañaron a mi revisión médica, días

antes había tenido complicaciones para respirar y dolores en el

pecho. Para lo cual, me hicieron algunos exámenes y hoy me darían

los resultados. Al llegar al hospital, entramos a una sala donde se

encontraban tres doctores. El doctor que me ha atendido desde el

primer día, el doctor Rivera, empezó a hablar.

-Los estudios, nos ha revelado una nueva complicación. La

enfermedad, ha afectado al corazón, lo está debilitando, al igual que

tus pulmones. No tenemos una respuesta exacta para decir por qué

está sucediendo esto, seguiremos haciendo estudios para encontrar

el problema y buscar una solución.

Al terminar, otro de los doctores que se encontraban en la sala,

empezó a hablar.

-Esto podrá traer complicaciones, al tener débiles el corazón y los

pulmones, tendrás ataques o en el peor de los casos podrías tener

un paro cardíaco. Debes cuidarte, no esforzarte de más y reposar el

mayor tiempo posible.

Pensé unos segundos, sabía que mi tiempo pronto acabaría, que mi

cuerpo no aguantaría esta enfermedad y no quería hacer sufrir a mi

familia más, así que tomé una decisión.

-El día que tenga un ataque o un paro, no quiero que traten de

revivirme, quiero que me dejen ir.

Mi mamá volteó a verme con ojos llorosos y mi papá agachó la

mirada. Seguí hablando.

__Cuando eso pase, deben entender que mi tiempo ya acabó,

no quiero volver si mi vida se basara en una cama, en tener que

136


pedirle ayuda a todos para poder moverme o comer. No quiero esa

vida para mí y tampoco la quiero para ustedes. Quiero vivir el poco

tiempo que me queda, siendo yo.

Los doctores dijeron que era mi decisión, que aún no había cura

para esta enfermedad y por esa razón era libre de elegir hasta donde

quería llegar. Mis papás, se preocuparon y me pidieron que siguiera

peleando, para lo cual les dije.

__Voy a pelear hasta el último día, voy a luchar por vivir, eso téngalo

por seguro. Pero, cuando tenga un paro o un problema respiratorio,

quiero que me dejen ir. Porque estaré cansada, porque tal vez ya

no sea yo en mi totalidad, porque no quiero verme a un espejo y

sentir que una parte de mí ya no está. Quiero vivir, pero quiero vivir

plenamente, no quiero vivir con aparatos, con medicamentos y con

que los demás deban de hacer lo que yo ya no puedo hacer. Eso,

ya no será vida, eso, ya no será mi vida, en ese momento, estaré

peleando una batalla que no tiene sentido, porque sabemos cuál

será el resultado.

Mi mamá lloraba, mi papá se rascaba la barbilla. Hace eso, cada

que algo le preocupa o no puede expresarse. Al final aceptaron, los

doctores pidieron una orden que debía firmar, donde se establecía

que no podían revivirme.

Pasaron los días, cada día era un poco más difícil, perdía la fuerza de

mis brazos y piernas, me costaba respirar y me cansaba rápidamente.

Ya no podía jugar más con mi sobrina, mi mamá me ayudaba a comer,

mi papá me cuidaba y trataba de que yo no hiciera esfuerzos. Dejé

de ir a la escuela por unos días, pero Oscar y Maya venían diario

a verme. Maya, me distraía contándome todo lo que sucedía en

la escuela. Oscar, se acostaba a mi lado, me abrazaba y siempre

me decía en voz baja: __debes ser fuerte, debes luchar. Eso me

reconfortaba, pero había días que ya no tenía ganas de pelear, que

ya no sentía fuerza para hacerlo y sólo quiero dormir.

Un mes antes de la graduación, fui a mi revisión médica. Le pedí a

los doctores que me dejaran regresar a la escuela, que necesitaba

volverme a sentir viva. Primero, me dijeron que no, que era arriesgado

y podría complicar más mi estado. A lo cual les contesté:

137


__Debo regresar, porque un día más acostada en esa cama no lo

resistiré, ya no siento fuerzas para pelear, escucho a mis papás llorar

noche tras noche, y me estoy cansado. Siento, que mi vida la perdí

en el momento que me acosté en esa cama, mis papás la perdieron

junto conmigo.

Debo vivir y dejarlos vivir, prefiero vivir aunque sea 5 días, pero

realmente hacerlo. A qué estar viva por 5 años, pero sólo poder

estar acostada, arrastrando la vida de mis papás conmigo. Por favor,

déjenme regresar a la escuela.

Al final aceptaron, con unas condiciones. Debía ir en silla de ruedas,

para no forzar mis pulmones al caminar. También en el momento

dado, tendría que usar oxígeno y por ningún motivo debía hacer

esfuerzos de más.

Llegó el día de regresar, mi mamá me acompañó hasta el salón, ahí

ya estaba esperándome Oscar. Mi mamá, me besó en la frente y le

pidió a Oscar que cuidará de mí. Después, él tomó la silla de ruedas

y me llevó al interior del salón. Y ahí estaba Maya y todos mis amigos,

con un cartel de bienvenida, con muchas fotos de nosotros pegadas

y en la mesa un pastel de fresa. Nos acercamos, me abrazaron y

empezaron a decir que me extrañaban, que sin mí no era igual la

preparatoria. Me sentí muy feliz, sabía que mis papás retomarían su

vida y yo estaba en un lugar donde me cuidaban y hacían sentir viva.

Pensé, que al regresar a la escuela todo mejoraría, que mi salud sería

más estable y encontraría más fuerzas para seguir peleando. Pero,

no fue así, cada día me cansaba más, ya no podía comer como antes,

mi piel cada vez era un poco más pálida y ya no podía pronunciar

algunas palabras. Aún me queda mucho por decir, y ya no podía. Mis

amigos y familia me ayudaron a comunicarme, hicieron notas, en las

cuales venían algunas palabras que me costaba pronunciar. Jamás

me sentí sola, tenía familia , amigos y un novio que me apoyaban y

sostenían para no caerme, pero estaba agotada.

Días antes de la graduación, tuve problemas para respirar, sentía que

no tenía oxígeno, que mi cuerpo ya no podía más, caí al suelo y la

silla de ruedas fue a dar al otro lado del pasillo. Estuve acostada en

138


el piso por 5 minutos, nadie me veía o escuchaba y cada vez sentía

que tenía menos aire dentro de mí. Después de unos segundos, un

compañero me vio y pidió ayuda, quedé inconsciente.

Al despertar, me encontraba en mi habitación, con oxígeno que

me ayudaba a respirar. En mi cuarto se encontraban algunos amigos,

Maya, Oscar, mi familia y el doctor. El doctor, me dijo que mis

pulmones cada vez fallaban más, que no podía seguir asistiendo a

la escuela, no si quería seguir viviendo. Empezaron a salir lágrimas

de mis ojos, observaba el daño que le estaba causando a mi papás,

el daño que me causaba esta enfermedad a mí, ya no podía más. Les

pedí que se retirarán. Quería descansar y estar sola por un momento.

Mis amigos se despidieron, Maya se acercó, me tomó la mano y me

dijo: __Resiste, Oscar me besó la frente y dijo __¡Te amo! y mis papás

tomaron la puerta y me dijeron: __descansa ranita y la cerraron.

Pasaron los días, la graduación se acercaba y yo cada día me sentía

más triste, más débil y sin fuerza. Mi familia, era un gran apoyo para

mí. Pero, sentía que el final estaba a unos días de llegar, así que

escribí una carta para mi familia y amigos. No quería que después de

mi partida, estuvieran mal, no quería que detuvieran su vida por mí.

Al contrario, quería que con mi muerte, encontrarán un motivo más

para seguir viviendo . Empecé a escribir, casi terminaba cuando mi

mamá abrió la puerta, guardé rápidamente la carta en el cajón de

mi buro, que se encontraba a mi derecha. Al entrar mi mamá, vi que

llevaba en las manos una enorme caja blanca , y con tono sorpresivo

le pregunté:

__¿Qué llevas ahí?

__Sabía las ganas que tenías de ir a tu baile de graduación, así que

moví algunos contactos y le rogué a tu doctor por varios días, hasta

que me dijo que sí. Éste, es el vestido que llevarás puesto.

Mis ojos empezaron a derramar lágrimas, me sentía feliz. El vestido

era hermoso, era largo, de color negro brillante y copa de corazón.;

lo amé por completo. Mi mamá se sentó a lado mío, la abracé y le

dije gracias con lágrimas en los ojos y ella respondió: __Te amo mi

niña.

139


Me sentía muy emocionada, contaba los días para que llegará el

baile, hasta que por fin llegó. En la mañana desperté muy temprano,

terminé la carta y después mi mamá me ayudó a bañarme y

arreglarme. Cuando estaba lista, me sostuvo y me llevó al espejo y

me dijo:

140

--Luces Hermosa.

Sonreí y de nuevo le dije:

--Gracias por regalarme esta noche.

En ese momento, mi papá entró al cuarto, me veía con ojos de

ilusión y dijo:

__Eres preciosa.

Me ayudó a sentarme en la silla de ruedas y besó mi frente. Después,

me llevó a la sala donde se encontraba Oscar, el se paró, se acercó

a mí y dijo:

__Serás la envidia de todas las del baile y yo seré el más afortunado

de ser tu acompañante.

Se agachó y besó mis labios. Después, mi hermana comenzó a tomar

fotos para la prosperidad, como diría ella. Aunque, no me agradaba

la idea de que tal vez yo no estaría para ver esas fotos, sabía que

mis papás las verían con una sonrisa en el rostro y ese es mi mayor

regalo.

Al llegar al baile, Maya se acercó con su acompañante Peter. Ella me

abrazó y fuimos a la barra de bebidas. Toda la noche bailamos, yo

en mi silla de ruedas y ellos disfrutando la noche. Era la persona más

feliz del mundo, ver a Oscar tranquilo me daba alegría; ver a Maya

feliz con su nuevo novio, me daba tranquilidad; y saber, que mis

papás nunca estarían solos, porque tendrían a Maya, Oscar y a mi

hermana, me daba paz. Sabía que el momento había llegado, tomé

fuerzas, me levanté de la silla, y le pedí a Oscar que me concediera

este baile.


-Amor, debes descansar.

-Por favor, dame la alegría de bailar con el hombre más guapo del

baile. Solo son 2 minutos, luego me sentaré.

Lo pensó por un segundo y después me dijo:

__Esta bien , te amo.

La canción que sonaba era la de “Everglow” de Coldplay. Bailamos,

me recargué en su hombro, le susurré en el oído: __Te amo y me

desvanecí.

Ya no tenía fuerzas para seguir peleando, y tampoco quería seguir

deteniendo la vida de las personas que amo. Era el momento, era

momento de partir y lo supe al abrir mis ojos en la mañana. Sabía,

que había llegado mi tiempo, no podía seguir peleando sin fuerzas,

ni tampoco, podía seguir peleando sin sentido. Sabía, que después

de mi muerte, ellos triunfarían, seguirían peleando por su vida, sabía

que estarían bien, que mi muerte sería una inspiración. Porque, fue

lo que les pedí.

La carta la dejé en mi buró, sabía que mi mamá la vería y después se

la enseñaría a cada uno.

Familia:

Si leen esto, es porque mi tiempo ha llegado a su fin. No quiero que

lloren , que detengan su vida por mí, quiero que triunfen , que sean

felices y siempre se mantengan unidos , dando el ejemplo de amor

más grande que he conocido. Ustedes, fueron mi motivación todos

los días de mi vida , eran mi ejemplo a seguir y por ustedes me

convertí en la persona que era. Aún me quedaba mucho por darles,

pero quiero que sepan, que desde donde esté los cuidare y velaré.

Pero, deben prometerme que serán felices.

Querida Susi, hermana. Te amo con mi alma, fuiste mi amiga y guía.

Y deseo que seas feliz, que cuides y protejas a mi pequeña sobrina y

juntas salgan adelante. No quiero que me recuerdes con las lágrimas

141


en los quiero que me recuerdes con una sonrisa, porque tú fuiste mi

inspiración todos los días de mi vida.

Maya, no sé cómo empezar. Te conocí a los 4 años de edad, jamás

nos separamos desde entonces. Pero las cosas han cambiado,

debo irme y no quiero irme sin saber que serás feliz, que lucharás

y triunfarás en la vida, que jamás te darás por vencida y siempre

tendrás esa hermosa sonrisa en tu rostro. Te amo hermana, nos

vemos del otro lado cuando seas viejita y tengas muchas cosas que

contarme.

Y por último, Oscar. Promete que serás feliz, que volverás a abrir

tu corazón a nuevas oportunidades y no dejarás que mi muerte te

detenga, debes pelear por ambos y cumplir nuestras metas. Debes

ser feliz y dejar que alguien te haga feliz Te amo con mi alma y

siempre te amaré.

Posdata: Los amo, sigan brillando.

Att: Cass.

Hoy 5 de Agosto del 2020, he muerto de un paro cardiorrespiratorio,

en los brazos de mi novio. He partido dejando atrás metas, sueños y

personas. Aún me quedaba mucho por decir, por hacer o por cumplir,

pero, mi tiempo se acabó. A lo largo de estos meses, aprendí a vivir,

a disfrutar de cada momento y a valorar lo que tenía. Lo aprendí

demasiado tarde, pero estos últimos días, fueron los mejores de mi

vida. Puedo irme tranquila, sabiendo que mi familia y amigos estarán

bien y que he dejado una huella en cada uno de ellos; una huella

que los llevará lejos.

Autor: Saraí Ruiz Estrella

142


¿Quién dijo que podría ser maestro de Historia?

No me lo dijo un maestro, no me inspiró un maestro. No quiero

ser maestro pues se gana muy poco, si tengo suerte como maestro

de historia el gobierno me dará algunas horas para poder ejercer y

ganar unos cuantos pesos, me mandará a algún lugar en la sierra, a

alguna comunidad lejos de donde radico.

El maestro toma carreteras, casetas, hace plantones y lo peor, no sabe

lo que enseña, al menos, es eso lo que los medios de comunicación

se han dedicado durante tantos años a profesar con tanta fe hacia la

sociedad. ¿Es esto lo que quiero? ¿pertenecer a un grupo de gente

que han sido manchados por calumnias dimes y diretes durante

tantos años? La respuesta por lógica parece apuntar a decir que no.

¿Quién está dispuesto a que lo apunten con el dedo, por un salario

que apenas y alcanza pa´ comer?

Pues bien, el propósito de mi escrito no es reivindicar al magisterio

desde mi nuevo contexto como estudiante normalista, de ser así

podría tomarse como un esfuerzo por hacer entender, a quién me

lea, que todo lo que se ha dicho a través de la radio, televisión y

demás medios masivos de comunicación no han sido más que

falacias y lo que se ha hecho es con un propósito para la educación

en México, por ahí se dice que “cada quien defiende lo que tiene”.

No, no lo haré de esa forma, tengo una mejor manera de llegar, y es,

a través de mi experiencia.

Debo decir que, a lo largo de mi paso por los diferentes niveles

académicos, no he sido un estudiante fácil.

Inician la década de los 90’s, y un año después, mis andares por el

jardín de niños, en esta etapa tuve a la maestra María Esther, etapa

que duró tres años, pues no pude ingresar a la primaria por cuestiones

burocráticas. La docente mencionada fue la tercera implicada en mi

formación y ¿por qué no menciono a las dos anteriores?, la verdad

es que no las recuerdo, creo que todos recordamos a las personas

que nos dejan marcados, sea para bien o para mal, o simplemente

no las recuerdo por haber sido hace tanto tiempo.

143


La maestra María Esther era la más cariñosa del kínder, y yo, yo era

su consentido. Alguna ocasión salió a atender a un papá, en ese

tiempo los maestros podían dejar a los niños solos dentro del salón y

no sucedía nada, bueno eso creía yo, porque en cuanto salió yo hice

de las mías. Se armó la reta de futbol, el partido estaba muy reñido,

uno de los guardametas era yo, el portero estrella. En una atajada

impresionante que ni el mismísimo Jorge Campos hubiera podido

atajar, es más ni el propio Richard Tex Tex de los Supercampeones

hubiera podido con semejante jugada, me lucí tanto que el despeje

tenía que ser épico, así hubiera sido si no es porque a falta de balón

jugábamos con una canica, en ese despeje ocurrió la desgracia, fue

tan largo mi despeje que rompí una ventana. La maestra se hizo

presente, no sé si por el ruido o porque había terminado su reunión

con aquel padre de familia, que de no ser por él yo no habría roto

ninguna ventana, pues la maestra no habría tenido porque salir,

bendita ley de Murphy.

Ahí estaba ella frente a un alumno indefenso y pequeño de tan

solo unos 6 años, era todo suyo, no había hacia donde correr, hacia

donde esconderme, esperaba el regaño y castigo como todo un

valiente, sabía lo que venía. Tenía que avisar a mi madre y de ella,

podía esperar una buena tunda.

Llegó la hora de la salida, mi juez estaba dispuesta a dictar sentencia,

de facto ordenaría al verdugo mi transitar hacía el patíbulo. Llegué a

donde no sería visto ni por los ojos de Dios, es momento del azote,

esperaba con gallardía y cada minuto de espera aumentaba más la

agonía. El resto del día transcurrió con normalidad, será que el juez

decidió apiadarse de mí, ¿será un ente benevolente? Pues ante mi

incredulidad así fue, no sabía que la maestra había abogado por

mi bienestar, mentiría si dijera cuáles fueron las palabras que usó

la maestra para intervenir por aquel portero que había jugado su

último partido dentro de un aula, pues había aprendido la lección, el

miedo no anda en burro.

Ella me apreciaba y yo a ella, era tanto mi afecto hacia la maestra

que yo la nombre maestrita, sentí tanto cariño por ella que aun la

recuerdo, y se hace más presente este sentimiento al redactar estas

líneas, con muestras de afecto de este tipo transcurrió mi tercer año

en el jardín de niños.

144


Llegué a la primaria, ahora la maestra en turno es la de segundo año,

la maestra Alicia. No hubo cariñitos, pero desde mi perspectiva y

según mis recuerdos, fui uno de sus consentidos.

Si había algo que me gustaba de la primaria eran los libros de lecturas

que entregaba la SEP, cómo olvidar el cuento de Febrero Loco que

me marcó y me volvió un ávido lector desde primer año. Español y

matemáticas han sido materias que se imparten a diario, español

era algo que me gustaba, no me importaba cargar mi mochila por

más de medio kilómetro, con un peso que para un niño de esa edad

parecen ser más de 50 kilos.

Debo decir que la maestra Alicia me incentivó aún más en el hábito

de la lectura. Recuerdo que el libro de lecturas de segundo año en

sus primeras páginas tenía una en blanco antes del índice y ¿por qué

es importante?, pues porque siempre hay un por qué.

Pues bien, llegó la hora de lucirse el primer día de clases, la

actividad, leer El país del pan. La maestra solicitó un participante

para comenzar con la actividad, me ofrecí como voluntario. Para ese

tiempo los alumnos debían ponerse de pie cuando alguien entraba

y salía del salón, así como ofrecer los buenos días, siempre con un

tono cantadito. Eso mismo debíamos hacer cuando se realizaba una

participación.

Me puse de pie y comencé con la lectura, no recuerdo estar nervioso,

antes era más seguro de mí mismo. Primero vi el texto, era muy corto,

después observé la imagen, leerlo no presentaba mayor problema.

En un tris tras terminé con él, la maestra me felicitó por la gran hazaña

que había realizado, me llamó a su escritorio y me dio una estrellita

de color plateado que, de primer momento me pegué en la frente,

después recordé el espacio vacío en el libro. Desde ese momento

esa página en blanco con una sola estrellita, sería mi muro de los

reconocimientos, sí, como el muro que tienen los profesionistas

donde cuelgan todo tipo de cuadros con cursos realizados, diplomas

recibidos, la foto de su graduación, etc., ¿quién no se siente orgulloso

de que otras personas reconozcan sus logros?, no estoy seguro de

cuántas estrellitas pude coleccionar al terminar el ciclo, pero puedo

recordar que cubría la mitad izquierda de esa hoja y es que en cada

lectura que realizaba era un diploma más para mi pared.

145


Otro dato que se me estaba pasando es que mi reconocimiento por

la lectura, no sólo quedaba registrado en esa pared de papel del

libro de texto gratuito que otorga la SEP, no, el registro también se

hacía por escrito y mi mamá podía sentirse orgullosa de mí cada

firma de boleta.

Algunos años después, quizás a los nueve o diez años de edad, mi

hermana conoció a un maestro de teatro, el maestro Mario. Más

o menos mí hermana entró a la compañía teatral a principios de

octubre y por falta de actores me llevaría a participar con ella, fue

la decisión más acertada. Estábamos en la recta de fin de año, la

misión era preparar una pastorela, teníamos el tiempo encima, pues

había que presentarla a principios de diciembre.

El maestro Mario nos enseñó lo básico para pararnos en un escenario y

sobre la marcha afinábamos detalles. Presentamos la obra, cubrimos

las fechas, para mi hermana esa pastorela fue debut y despedida,

como dice la canción, por mi parte yo seguí preparando obras de

teatro con el maestro Mario y aprendiendo actuación teatral, mímica

y teatro guiñol, nos presentábamos en casas de cultura, en diferentes

SECOI (Sistema de Servicios Comunitarios Integrados), en eventos

culturales o gastronómicos que organizaban las delegaciones del

D.F., y/o a cualquier lugar donde nos invitara la secretaría de cultura.

Es importante señalar que el maestro no cobraba ni un centavo por

las participaciones, a pesar de que el equipo era de su propiedad, y

tampoco nos cobraba por lo que nos enseñaba, literalmente lo hacía

por amor al arte y yo también.

Hicimos muy buena mancuerna, pues a donde lo invitaran fuera de

la compañía teatral pero dentro de las actividades culturales iba yo,

nos llegó una invitación para tomar un taller de lectura en voz alta

por parte de esta secretaría de cultura, en el edificio que está en la

estación del metro Normal.

A partir de ahí presentábamos obras de teatro y lecturas en voz alta,

nuestro primer espacio para ensayos fue la casa del maestro, después

conforme nos fuimos acomodando con los centros culturales, se

nos brindó un espacio en el SECOI San Lucas Xochimanca, tiempo

después compartiríamos espacio con el “libro club”, mismo que

146


también se le ofreció administrar a mi maestro de teatro. Tristemente

me llegó la adolescencia y para tercer año de secundaria me fui

alejando del maestro Mario. Hoy en día aún mantengo contacto con

él.

Bueno mantengámonos en el contexto de la secundaria, ahora sí,

les voy a hablar de una maestra de Historia, la maestra Carmen. Ella

tenía una hermana que también daba clases en la secundaria técnica

a la que asistí, la hermana daba clases de biología, yo creo que el

enseñar y hacerlo de una manera que a mí me gustara les venía de

familia, pues ambas materias eran mis favoritas, no hablemos de las

otras porque a pesar de que mantenía buenas calificaciones no eran

de mi agrado, más bien lo que pasa es que aún tenía temor del

“brazo largo de la ley” ósea de mi madre.

Lo que tenía la maestra Carmen es que cada ocho días nos mandaba

a museos al centro de la ciudad, había tenido acercamientos con

otras maestras a zonas arqueológicas y a museos, pero no con la

misma relevancia que cuando estaba en la secundaria, quizá fue la

etapa la que hizo que me interesara más por la historia y las visitas

a museos o que después me iba a la casa de mi abuelita que vivía

en Aragón, ahí aprovechaba los adelantos tecnológicos, con los

que contaba mi tío y me ponía a transcribir todos mis apuntes en la

computadora, además él contaba con la Enciclopedia Encarta y con

Internet, con estas herramientas hacía investigaciones más extensas

y no importaba el número de páginas pues contábamos con mucho

tóner y me daban dinero para engargolar mis trabajos.

Llegaba el día de la entrega y siempre obtenía buenas calificaciones

por mis trabajos, con esta maestra no había estrellitas, solo buenas

notas y felicitaciones.

Se acercaba un evento académico donde asistirían padres de familia

de los seis grupos que conformaban los talleres, de los 3 grados, la

maestra pidió que se elaboraran maquetas para ese día, tristemente

lo mío no son los trabajos manuales donde se requiera el empleo de

motricidad fina, entonces mi maqueta creo que no merecía la pena

ser presentada en público, pero mi investigación sí, me acuerdo que

trataba de la antigua Grecia.

147


La maestra me solicitó que fuera yo quien explicara ese tema y me

apoyara de la maqueta, por suerte no me daba miedo hablar en

público y podía expresarme más o menos bien.

Un día antes preparamos los salones donde estarían las exposiciones,

ese día previo al evento yo creo que mi maestra no durmió y no

fue gracias al nerviosismo que provocaba el suceso, más bien fue

porque después del horario escolar se tuvieron que quedar los

maestros a afinar detalles, además de que el evento era individual y

no integraba al turno vespertino, entonces a parte se quedaron los

maestros para vigilar que los alumnos de la tarde no estropearan

nuestro trabajo.

¡Vaya trabajo! además de docentes tienen que desempeñar funciones

de centinelas y estar apostados en los salones como si fueran

garitones para evitar actos vandálicos. Contaba la leyenda que los

de la tarde son maleantes, los casi adultos que fueron rechazados

del turno de la mañana y que se dedican a hacer desmanes en la

escuela en el turno de la tarde.

La muestra académica salió como lo habíamos esperado, nos valió

felicitaciones para todos, ya que fue un trabajo en conjunto, para

mí la satisfacción más grande no serían solamente las palabras de

agradecimiento y congratulaciones que nos daban los maestros, en

esta ocasión sería el haber hablado frente a los padres de familia

de un tema que a mí me gustaba mucho, el resolver dudas, el que,

inconscientemente haya sido yo el que dio una clase de historia.

A partir de ahí me di cuenta que la historia era lo mío, al decir lo mío

no me refiero a que soy un as de la historia, sino más bien que los

temas históricos serían de gran interés para mí.

Nunca pensé en ser maestro y mucho menos maestro de historia,

pero ahora que estoy aquí en la Escuela Normal sé que es lo que

tengo que hacer, mi meta no es volverme rico enseñando historia,

no pretendo que el Estado me dé una plaza de tiempo completo,

las horas que se me den las aprovecharé al máximo para enseñar

lo que sé, estoy consciente que no se vive solo de amor (como mi

maestro Mario, él ya era jubilado), pues también se debe generar

para poder vivir, y que mejor que sea haciendo algo que me guste.

148


No importa dónde sea ese lugar en el que me tenga que parar

para enseñar o en qué rincón del país me tenga que aventurar para

poder generar conocimiento. Lo importante es participar dentro

del rol social para poder propiciar un cambio, qué importa que

los medios nos llenen de estigmas, sé que por muy pequeña que

sea una participación, esta puede crear un gran cambio, así como

los maestros han ayudado a mi formación y a ser lo que soy, sé

que también lo hicieron con más alumnos de mi generación, de

generaciones pasadas y de generaciones que prosiguieron a la mía,

todos vamos sumando y contribuimos con nuestro granito de arena

formando una gran red a la que llamamos sociedad.

Autor: César Manuel Montiel Guzmán

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ANTOLOGÍA

DE

CUENTO

JOVEN

NORMALISTA

COORDINADOR

ROBERTO COMPEÁN MARTÍNEZ

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