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ANTOLOGÍA DE CUENTO JOVEN NORMALISTA
COORDINADOR
ROBERTO COMPEÁN MARTÍNEZ
DIRECTORIO
MVZ. Francisco Domínguez Servién, Gobernador Constitucional del
Estado de Querétaro
M. en C. José Carlos Arredondo Velázquez, Secretario de Educación
Lic. Fernando Urbiola Ledesma, Director de Educación
Lic. Jesús Hernández Briseño, Director de la Escuela Normal Superior
de Querétaro
Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción,
distribución, comunicación pública o transformación de esta obra
sólo puede ser realizada con la autorización expresa de su titular,
salvo excepción prevista por la ley.
D.R. © 2021 Escuela Normal Superior de Querétaro
Colón 14, Centro Histórico, C.P. 76000
TEL: 2144941
Querétaro, Qro.
Primera edición: Mayo 2021
ISBN: 978-607-9435-14-1
Impreso en México
Printed in Mexico
5
“Nos prometieron que los sueños podrían volverse realidad,
pero se les olvidó mencionar que las pesadillas, también son
sueños”
Oscar Wilde
7
ÍNDICE
PRESENTACIÓN..............................................................................11
Acerca de una despedida................................................................13
Alicia ...............................................................................................17
Ana .................................................................................................21
Animalia...........................................................................................27
Aquel día.........................................................................................35
Corazón de oro...............................................................................39
Duske, la anciana.............................................................................45
El costo de la felicidad....................................................................49
El hijo del padre tiempo..................................................................57
El Lobo Tonino.................................................................................63
Encontrarse al chico 100% perfecto una bella mañana de abril.....67
Errores..............................................................................................73
La Gran Lección...............................................................................87
Mi bibliobiografía........................................................................... 91
La magia..........................................................................................97
La melodía de papá ......................................................................103
La última prueba............................................................................111
Las maravillosas desventuras de un hechicero en formación........117
Susurro de vida............................................................................. 131
¿Quién dijo que podría ser maestro de Historia?..........................143
9
PRESENTACIÓN
Una de las grandes competencias a desarrollar en todas las
instituciones de educación superior, aparte de las investigativas,
son las que se refieren a difusión y publicación. Como consecuencia
del fomento a la lectura, la Escuela Normal Superior de Querétaro
(ENSQ.) emitió una convocatoria en el 2021 para publicar escritos
de los estudiantes de la institución; en la cual, se ha tenido una
respuesta formidable por parte de aquellos estudiantes lectores que
hoy se han dispuesto a iniciar y a fortalecer su competencia en la
escritura.
Nos hemos olvidado que la construcción de textos no es una acción
privativa de los escritores o de quienes nacieron con el talento
innato de escribir. Los maestros, por un buen tiempo, nos hemos
olvidado de escribir y con ello hemos proyectado que nuestros
propios alumnos no lo hagan o peor aún que piensen que no saben
hacerlo. Por ello es satisfactorio para la ENSQ contar con docentes
responsables que invitan y exhortan a sus estudiantes a realizar
esta actividad con el ejemplo. Durante varios años hemos tenido la
participación de los docentes, hoy vivimos una realidad de publicar
una colección de 6 libros de estudiantes coordinados por un maestro.
Felicito y agradezco al Lic. Roberto Compeán Martínez por dar el
acompañamiento a sus estudiantes a descubrir sus talentos como
escritores.
Escribir no es una capacidad natural del ser humano. Pero estamos
dotados naturalmente para desarrollarla. Las relaciones sociales
que están en la base de los usos escritos con complejas, como
lo son también las formas de lenguaje que se han de adoptar en
ellas. La particularidad de la situación interactiva característica de
la comunicación escrita, en la que el interlocutor, el destinatario,
no está presente, hace mucho más compleja su representación y
gestión. Escribir es necesario para aprender a escribir, pero no es
suficiente. Para aprender a escribir, se hace escribiendo. Y en ese
sentido es imprescindible que el maestro le proporcione al alumno
motivos para escribir.
Es por ello, que los estudiantes deben darse cuenta que escribir es
existir y preservar. Es la forma de transmitir nuestras ideas, vivencias,
aprendizajes y de conquistar a los lectores.
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Siempre ha sido un objetivo propuesto de quienes trabajamos
en esta Escuela Normal Superior de Querétaro (ENSQ) que sean
nuestros alumnos quienes produzcan, construyan y publiquen textos
narrativos o incluso poéticos. Que sean los protagonistas de sus
propios escritos. Queremos que nuestros alumnos deslicen sobre
el papel todo lo que contienen sus mundos, sus ideas, su sentir, sin
ningún límite.
En este libro se presentan una serie de textos narrativos construidos
por los estudiantes normalistas que algún día llegarán a ser maestros.
Escribieron narrativa acerca de lo que quisieron de acuerdo a su
área de interés, lo que pensaron, imaginaron, vivieron o inclusive
les aconteció a otros, son textos libres de límites. Hablaron sobre
aventuras, romances, cuentos de terror, sueños que tuvieron y
decidieron plasmarlos en papel, hechos verídicos o relatos fantasiosos
producto de su imaginación desbordada. Escribieron cuentos
biográficos, ficticios, abordaron con plena libertad el subgénero
que quisieron y de ello surgieron narraciones muy interesantes que
presentamos en este volumen.
En la ENSQ, tenemos el interés por escuchar la voz de nuestros
estudiantes, queremos sean libres a través de la escritura, que sean
los autores auténticos y felizmente radiantes por la riqueza y tesoros
de la escritura y para que extiendan su encanto llevando al lector por
el sendero de sus líneas. Queremos que expresen con libertad y sin
tapujos su verdad, su sentir, su crítica del mundo y nos lleven a través
de su estilo, a conocerlos.
Espero que la publicación de libro de “Cuento Joven Normalista”
sea el primero de muchos otros en donde cada estudiante motivado
por su propio deseo, plasme sobre el papel la magia infinita de su
imaginación, que sea el principio de la aplicación de los talentos
normalistas que hay en nuestra Institución que se mantienen ocultos
y que es necesario atreverse a salir a la luz, cuando lo único que se
necesita es permitir el desplazamiento de la pluma sobre el papel
motivados por nuestra propia conciencia.
Lic. Jesús Hernández Briseño
Director de la ENSQ
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Acerca de una despedida
Nada es eterno, eso lo confirmé el sábado, te vi partir, pero no solo
eso, te vi llevándote mis sueños, mis anhelos, los planes que alguna
vez hice, o hicimos juntos y me dejaste entonces preguntándome
¿qué hice mal?, ¿fue mi culpa?, ¿de ambos?, ¿pudimos haberlo
evitado? Las dudas me atormentaban como se atormentan los que
esperan noticias de su familiar luego de una operación a corazón
abierto, y es que así me sentía, tenía el corazón expuesto.
Si hubiera sabido que seríamos tan efímeros, seguramente habría
cambiado los momentos en que estuve triste por razones sin
importancia cuando tenía lo más valioso, no pude darme cuenta y
lo lamento. Verte huir con tal deseo, con tanto vuelo que diste antes
de despegar me desplomó, me rompió y espero que nunca vuelvas
a marcar porque sé que soy tan frágil, sé que soy tan cobarde que
correría a refugiarme en tus brazos una y otra vez hasta el cansancio.
Recuerdo hasta el más insignificante detalle del día anterior, te
recuerdo llamándome amor como acostumbrabas hacerlo todos los
días, deseándome la mejor de las mañanas… Pienso en todo eso y
lo que sigue me aterra, frena mis pasos, me asusta y me intimida, no
soy capaz de imaginar planes distintos, una vida sin tu compañía, sin
la seguridad que me dabas, ¿qué nos pasó?, ¿cómo pude ser tan
despistada? Pero el hubiera no existe y el tiempo no perdona, algún
día levantaré la cabeza y sacaré el pecho para hacerme fuerte, pero
a quién engaño, ahora siento que me dolerás toda la vida.
Fue un día 12 de diciembre que desperté emocionada por verte,
por contarte mis historias, matarnos uno al otro de risa, compartir
tiempo juntos, besar tus labios, acurrucarme en tus brazos. Después
de mucho me había sido posible conseguir saldo para mi teléfono,
lo sentía innecesario ya que pasaba la mayor parte del tiempo en
casa, bien, resultó que ese día me tocó trabajar, yo contaba las
horas para poder verte, jamás las horas fueron tan eternas, tenía el
humano sentimiento de cualquier enamorado ansioso por ver a su
ser amado una vez más, recuerdo que salí un poco más temprano
de lo habitual del negocio gracias a que fue un buen día, yo me
emocioné mucho, tomé mis cosas, esperé a que me acercaran un
13
14
poco, luego de eso observé la calle, vi aproximarse la ruta que
tomaría y sin pensarlo dos veces corrí hacia ella.
Ya en camino pude analizar las caras de los pasajeros, la mayor parte
parecía ser indiferente, unos se veían sencillamente normales, otros
aburridos, exhaustos, se notaba a simple vista que lo único que
deseaban era llegar a su destino lo más pronto posible, nadie de ellos
se detenía ni por error a admirar sus alrededores, podría deberse
a que están aburridos de tomar el mismo camino a diario o a que
solo no les importaba. Me acordé de haber leído alguna vez que en
cierto lugar del mundo, los pasajeros conversaban unos con otros y
ni siquiera se veía a la gente mirar sus teléfonos celulares, ¡pero qué
lejos está esta ciudad de eso! Al final de cuentas, ¿qué importaba?
Todos lucían tan serios, pero yo no, yo estaba entusiasmada, sería
un gran día y yo estaba feliz por eso, era mi aniversario contigo,
cumplíamos 11 meses de relación y además era mi cumpleaños,
habías sido la primera persona en felicitarme.
Una vez que llegué a mi casa, pedí a mi mamá que me ayudara
a prender el calentador para poder bañarme más rápido, ella
amablemente me ayudó, yo corrí a buscar ropa linda para ponerme,
saqué también mi estuche de maquillaje, abrí la regadera y me
duché lo más rápido que pude, de repente escuché un sútil ruido,
mi teléfono timbraba, eras tú, me decías que te había surgido otro
plan, me pregunté qué plan sería, tú y yo teníamos un plan desde
hace una semana y ahora lo cambiabas por otro, sentí tu directa y
cruel mentira, sentí mi corazón quebrarse tal cual vaso de cristal al
caer, quería llorar, gritar, sin embargo, solo me quedé ahí, viendo
como seguías mintiendo, ¡claro! Para ti siempre fui la misma niña
crédula y yo me adiaba a mí misma por ello, porque no me veías
como mujer, solo como una niña que te amaba hasta donde le era
posible hacerlo, según tus inventos, estarías en una fiesta esa tarde.
__Salud, hoy no será el gran día que imaginé. Me dije a mí misma.
Tenía en mi pecho una combinación de rabia, melancolía, coraje,
tristeza, ¿por qué no me podías extrañar de la misma forma que yo
a ti?
Entonces comencé a llamarte, la desesperación se acrecentaba más
y más, quería saber un poco más del “imprevisto”, tú no hiciste más
que olvidarte de la fecha, tan especial para ambos, o al menos para
mí.
La verdad es que tiempo atrás yo ya me había dado cuenta de tu
frialdad hacia mí, me hice ciega por no hacernos daño, protegí mi
corazón metiéndolo en una armadura de hierro para que nunca
pudieses lastimarme, sin embargo, siempre encontrabas una rendija
por la cual pasar y lo lograbas, no había nada que pudiera evitarlo.
Caí en picada cuando te conocí, me hiciste imaginar futuros
espectaculares, soñé muy alto o me elevé demasiado, pero es
que la mente hace jugadas que no nos explicamos, todos en mi
casa pensaban que vendrías, me dijeron que te invitara a la cena
de año nuevo, cuando noté que no podría ser me recosté, desde
el segundo piso de mi casa escuché a mi sobrina reír, ella es tan
alegre, posee un brillo que contagia de felicidad a todo aquel que
la escuche, a pesar de tener solo cuatro años es la más divertida,
dulce, atrevida, coqueta y cambiante, todo un ejemplo de vida. Fue
ella quien pudo hacerme salir de mi recámara, abrió lentamente la
puerta de mi cuarto y me dijo: -¿Lupita? –Mande, respondí. -¿Me
haces una gelatina? –Sí princesa, baja con abuelita yo ahorita la
preparo. –Ven ya tía, quiero una gelatina de limón o rosa de fresa,
corre. Me dijo entusiasmada. –Baja con abuelita, respondí. –Está
bien tía, dijo denotando una ligera decepción.
Pero, ¿qué sabe una niña de tristeza? Nada, -Nada, repetí lo que me
dijo mi cabeza. Salí minutos después de mi habitación, tan cómoda,
caliente, aquella habitación que me protegía de preguntas de parte
de mi familia, pero quería ver feliz a mi sobrina, así que salí de ahí y
me dirigí hacia la cocina y la vi tan bella esperándome, me dio una de
algo parecido a la grosella, tal vez era fresa, no me fijé, sinceramente
solo pensaba en estar contigo, dolía de una manera inexplicable, con
viejos amores había experimentado rupturas, pero es que contigo
hice planes, fui visionaria, quería que algún día tuviéramos nuestra
familia, pero no podrá ser, mi amor, podré amarte mucho pero no te
detendré, quiero que quien esté conmigo sea por voluntad propia y
no por lástima. Mi sobrina se me quedó viendo y me preguntó: - Tía,
¿estás enferma?, -Ojalá estuviese enferma, pensé.
15
Después de sobrevivir al sábado, logré poder verte el domingo, me
pareció tan raro que salieras de tu casa en domingo, siempre preferías
descansar, amor mío, quién diría que ese día sería el último de
nuestra historia, cuando te vi llegar, tan serio, ni siquiera hice nada al
respecto, estaba tan enojada contigo que solo quería explicaciones,
quería que todo volviera a ser como antes, me intentaste saludar
con un beso, lamento no haberte podido corresponder
En ese instante, la rabia estaba acabando conmigo, procedí a
sentarme en donde siempre lo hacíamos, quisiste tomar mi mano y
no lo hice, lo que tú nunca supiste fue que solo no quería tomarla
en ese momento, realmente me habría encantado poderla tomar
por siempre hasta el final y vencer juntos todos esos obstáculos
que la vida nos pusiera, sentía que contigo todo era posible en este
universo y sé que sin ti también lo es, confío en que cumpliré todas
esa metas y sueños que un día te conté, aunque en el camino la
tristeza me impida avanzar con la misma velocidad.
Sabré apreciar todo lo que contigo viví, me abrazaré al proceso de
extrañarte con toda la confianza de que valió la pena cada segundo y
cada momento que vivimos juntos, así que no, este no es un cuento
con final feliz, lamento decepcionarlos, es lo que tengo por decir
acerca de una dura despedida que por siempre llevaré en el corazón
como la historia de amor verdadero más hermosa del mundo.
Autor: Ma. Guadalupe Maldonado Saavedra
16
Alicia
Dedicado a María Luisa Mendoza Álvarez
Quería irme de ahí, no lo soportaba más. Mamá me gritaba y me
pegaba todo el tiempo. Decía que me parecía tanto a mi padre, y
me odiaba por eso. Me lo recordaba todos los días. No sabía qué
hacer, lo único que pensaba cada que peleábamos era que quería
irme. Quería huir lejos, en donde nadie me encontrara.
Vivíamos en una casa pequeña que mi madre compartía con su
nuevo esposo. Estaba ubicada en la bella Ciudad de México. Era
muy grande y yo muy pequeña e insignificante para ella.
Una vez, intenté huir, había peleado con mamá. Yo ardía en furia. Así
que tomé mis cosas, sólo lo necesario. Un par de ropa, unas galletas
y mi muñeca favorita. Las puse en una bolsa color amarilla y salí a
la calle. Estaba decidida a irme. Pero cuando cerré la puerta y miré
a la calle me di cuenta de que no tenía a donde ir. Era demasiado
pequeña, tenía 6 años.
Ese día me di cuenta de que no iba a ser tan fácil. Tenía que esperar
a crecer para poder salir de ahí. Tenía que esperar mucho. Mi madre
salió, me miró, se rió y después me ordenó entrar a la casa.
__¿A dónde pensabas ir?- preguntó riendo. No dije nada, bajé la
mirada y empecé a llorar.
__¿Llorar? no me digas, llora todo lo que quieras. De aquí no te
podrás ir. ¡Vete a tu cuarto!, __ gritó.
Esa tarde escuché como ella y su esposo se burlaban de mis acciones.
Y es que era cierto, no tenía a donde ir.
Pasaron los años, y mi vida seguía siendo exactamente igual. Todos
los días eran gritos y discusiones con mamá. Pero no podía irme
de ahí. Para colmo, el asqueroso de su esposo ya había intentado
tocarme, le dije a mamá pero no me creyó y solo me regañó. Mi
vida era un total infierno. Aunque no me podía quejar del todo.
Afortunadamente nunca me faltó que comer y mamá siempre
cumplió con mandarme a la escuela.
17
18
Cuando cumplí 16 estaba tan feliz, ya no faltaba mucho para poder
salir de casa. Cumplí 17 y estaba aún más feliz. Cuando por fin cumplí
los 18, fui corriendo al INE para tramitar mi credencial de elector.
Eso no me solucionaría la vida, pero ya era una ayudadita. Podría
salir de mi casa, empezaría a trabajar y con mi sueldo pagaría mis
gastos y la universidad. Era buena en la escuela, así que las becas
serían fáciles de conseguir.
Aún estaba ultimando algunos detalles de mi vida como ciudadana
independiente, hasta que algo pasó. Tuve una fuerte discusión con
mamá y supe que ese era el momento de salir. Tomé todas mis cosas
y salí de la casa. Mi hermana menor salió corriendo, me alcanzó, me
abrazó, lloramos, nos despedimos y antes de irme me dio todos sus
ahorros. Es el mayor gesto de amor que he visto en toda mi vida.
Llamé a mi novio, me recogió unas cuadras más adelante de mi
casa. Estaba hundida en un mar de lágrimas, mi chico me abrazó.
Me ayudó a subir mis cosas al auto, y me llevó a casa de su mamá.
Sus padres estaban divorciados, así que yo me quedé con su madre
y él con su padre. Olivia, su madre, se convirtió en mi mamá y su
hermana en mi mejor amiga.
Pasaron los meses, y las cosas con mi novio cambiaron y terminamos,
sin embargo, Olivia fue muy amable conmigo y me permitió quedarme
ahí. Y tal como había planeado. Me puse a trabajar, colaboré con los
gastos de la casa, cubrí mis gastos de la escuela, conseguí una beca
y así terminé mi universidad.
Salí de la casa de Olivia cuando terminé mi carrera. Me dediqué a lo
que me gustaba, hice grandes amigos y me dediqué a disfrutar de
mi vida. Escalé a la cima del éxito y conseguí grandes ascensos en
empresas importantes. Mi vida estaba bien. A mi mamá no la veía
desde que salí de casa. Solo tenía contacto con mi hermana, con
quien me escribía casi a diario.
Tuve oportunidades de salir del país y tomé todas. Viajé a Europa,
hice muchos amigos ahí, recorrí grandes lugares. Me fui a vivir a
Canadá por algunos años. Así que todo iba bien pero no tenía
prácticamente a nadie.
Hasta que un día llegó un mensaje de un número desconocido.
Por desconfianza contesté hasta varios días después. Todo fue muy
extraño. Yo sabía que tenía familia, mi mamá había huido de un
pueblo muy pequeño cuando estaba embarazada de mí. El joven,
del número desconocido dijo ser mi sobrino, me explicó todo su
árbol genealógico y llegamos a la conclusión de que era cierto. Así
que me invitó a su casa.
Viajé hasta aquel pueblo. Era muy pequeño. El chico me recibió en
la central de autobuses. Me llevó a casa de todos sus tíos, es decir
mis hermanos. Quienes tenían a sus familias. Pasé de no tener nada
a tener una familia enorme en cuestión de horas. Estaba feliz por
ello. En casa de mamá había escuchado los nombres de todos mis
hermanos. Nunca había dicho nada en casa de Olivia, no era tonta,
me enviaron a casa y no podía llegar de la nada.
Hablé con todos mis hermanos y por fin llegó el momento de
conocer a mi padre. Entré a una casa vieja y ahí estaba él, sentado
en su habitación. Se veía viejo, era más grande que mamá, así que
era normal. Me presentaron con él, hablamos un rato, pero no se
dijo mucho. Ya tenía 30 años, no podía esperar más.
Luego de unos días volví a casa. El encuentro con mi familia había
sido maravillosa, sin embargo, yo ya tenía una vida aquí, en la ciudad,
una vida que me gustaba.
Pasaron los años, y constantemente iba a visitar a mi familia. Pero no
pasaban muchos días y volvía a mi hogar. Todo estaba de maravilla.
Hasta que...hasta que un día mi hermana me llamó llorando. dijo
que mamá estaba muy grave y que ya le quedaban pocos días
de vida. No sabía si ir o no, pero luego de una gran lucha en mis
pensamientos fui.
Cuando llegué a casa abracé a mi hermana y me hizo pasar a su
habitación. Ella estaba acostada en su cama. Me miró y sonrió. Me
pidió que la abrazara. Lo hice y lloré. Nos quedamos por mucho
rato en silencio, sin decir nada. Fui la primera en tomar la palabra y
pregunté el porqué de mi presencia.
Suspiró, lloró y empezó a contarme todo.
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Dijo que su madre la había obligado a casarse con mi papá, que ella
la vendió por unos litros de pulque. Que no quería casarse con mi
padre. Él la trataba mal, la golpeaba todos los días y que lo odiaba.
A causa de los malos tratos ella se desquitaba con todos sus hijos,
confesó que los golpeaba a todos, en especial a Javier, porque
nunca lloraba cuando le pegaba.
Dijo que se fue de su pueblo porque su madre la amenazó, que ella
la había corrido, y que a pesar de los malos tratos que le daba a sus
hijos los amaba, que estaba arrepentida. Y que le había dolido tanto
el haberlos lastimado y lo peor, le había dolido haberlos abandonado.
Que se sentía culpable y que había sido y no valiente. Si porque se
requiere de mucho valor para abandonar a 6 hijos y no porque puso
hacer más por ellos.
La entendí, pero le reclamé por nunca antes haberme dicho todo
eso. Tal vez si lo hubiera dicho la hubiera entendido y no habría
tenido que estar separadas tanto tiempo. Le hablé de todos sus
hijos, le conté de todos mis sobrinos, y de sus pocos bisnietos, de lo
maravillosos que eran, le mostré las fotos de la mayoría. Le conté de
las fiestas, los cumpleaños de papá y de cómo todos habían sabido
salir adelante.
Le dije que aunque ellos no estuvieran ahí para decirlo, ellos la
querían mucho, que seguramente entienden sus razones y que
siempre preguntaban por ella. Quedó tan sorprendida, lloramos
mucho ese día. Unos pocos días después ella murió, lloré mucho y
me arrepentí de tanto.
En estos momentos voy en el autobús, con todos mis hermanos y
sus familias. Vamos camino a Mazatlán, a esparcir sus cenizas por el
mar. Tan grande, tan bello, tan libre, como mi mamá Alicia.
Autor: Sheyla Itzel Martin Pérez
20
Ana
¿Les he contado ya, la historia de mi prima Ana?
Ana era una joven como todas las demás. Sin mayor peculiaridad.
O al menos eso parecía. Ella era alta, alrededor de 1.70m, tenía
un hermoso cabello color castaño que se desbordaba a través
de su espalda hasta la cintura. Cómo olvidar su cabello pelirrojo
cuando los rayos del sol tocaban su lisa cabellera. Piel blanca, muy
a menudo acompañada de sonrosadas mejillas. En su bello rostro,
dibujaba una inocente sonrisa marcada por sus labios rojos. Y sus
ojos grandes color café, mantenían una mirada tierna que al mismo
tiempo denotaba tristeza.
A simple vista, parecía una chica normal. Se caracterizaba por su
amabilidad con las personas, siempre curiosa, trabajadora, obediente
y sencilla. Solía vestir con atuendos desgastados y repetidos. Faldas
largas, vestidos y sandalias. En ocasiones, pantalones deportivos y
playeras holgadas. Le gustaba mantener limpia su casa y día con día
realizaba las mismas labores, barrer y trapear las habitaciones de
su casa, fregar los trastes, lavar la ropa, barrer el patio, limpiar las
ventanas y regar las coloridas plantas del jardín.
Su familia estaba compuesta por sus padres, José y Ángela, y sus
dos hermanos mayores, Ismael y Luis. Ana creció en un ambiente
violento, pues continuamente su padre agredía física y verbalmente
a su mamá.
Cuando Ana tenía tres años, sus padres decidieron mudarse a la
Ciudad de México, por cuestiones laborales. El padre de Ana era
músico. Tocaba el acordeón y la guitarra en eventos sociales.
Pocos años después, Ana entró a la escuela, pero se encontró con
un gran problema. Ella deseaba aprender a leer y a escribir como
los demás niños. Pero nunca lo consiguió. Repitió primer año de
primaria dos veces y, aun así, no lograba pasar al siguiente. Los
maestros hablaron con sus padres acerca de que necesitaba atención
especial, sin embargo, ellos hicieron caso omiso y, por el contrario,
tomaron la decisión de sacarla de la escuela para evitar las burlas de
los demás estudiantes. Ana nunca regresó a la escuela.
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22
Pasaron los años y Ana llegó a la adolescencia escuchando frases
negativas por parte de su madre y de sus hermanos. Dado que su
madre tenía preferencia por sus hijos mayores, nunca demostraba la
más mínima señal de amor, cariño o afecto por su hija Ana.
__ ¡Eres una tonta Ana, no sirves para nada! __le decía su madre
comparándola con sus hermanos, ellos si aprendieron a leer, no son
burros como tú.
Los ojos de Ana se llenaban de lágrimas al escuchar a su madre.
Un día su madre Ángela regresó de hacer las compras y encontró a
su hija tirada en el suelo con heridas en las muñecas.
__ ¿Qué hiciste niña loca? -__le dijo su madre espantada.
__Tú no me quieres mamá-, __respondió Ana con las manos llenas
de sangre.
__¡No!,¡ no!, ¡no!, tú estás loca Ana. Solamente a una persona loca se
le ocurre hacer esas cosas, __volvió a decir su madre.
Frente a esta situación, los familiares aconsejaron nuevamente a los
padres de Ana que la llevaran con un psicólogo para atenderla si
es que existía algún problema con ella. Pero otra vez, sus padres
ignoraron el consejo argumentando que no tenían ni dinero ni
tiempo para estar atendiendo cosas sin importancia.
Al poco tiempo, Ana y su familia regresaron a su antigua casa en un
humilde rancho del estado de Guanajuato. Los insultos hacia Ana
cada vez se hacían más fuertes, pues en su casa, ella no era libre de
comer hasta quedar satisfecha.
__¡Ana! para ya de comer. Pareces marrana, todo el día quieres estar
comiendo, __ decía su mamá cada vez que se encontraban sentados
a la mesa.
__Pero tengo hambre mamá-, protestaba Ana.
__ No es cierto, ¿cómo vas a tener hambre si te la pasas comiendo
como cerda? Ah, y ni se te ocurra agarrar las cosas que compré esta
mañana en el mercado, son para tu hermano.
__Está bien; dijo al fin resignada.
El hermano de Ana, Luis, lamentablemente había perdido un
pulmón practicando karate. Estuvo un largo tiempo internado en el
hospital y cuando salió, era el centro de atención para sus padres.
Principalmente para su madre.
Ana disfrutaba pasar tiempo con su abuelita paterna y constantemente
la visitaba.
__Hola abuelita, ¿cómo estás? __decía Ana cariñosa.
__Bien hija, ¿cómo te encuentras tú? __respondía la abuelita.
__Pues más o menos abuelita, ya ves cómo es mi mamá. Esta mañana
se enojó porque me comí un pan de dulce que tenía guardado para
Luis. Pero, ¿qué puedo hacer abuelita? yo también tengo ganas de
comer y a mí no me compran nada. __dijo Ana cabizbaja.
__¡Ay hija!, no sé por qué es así tu mamá, pero no le hagas caso.
Mira, aquí puedes tomar todo lo que gustes. Esta es tu casa.
__Gracias abuelita. Pero es que no logro comprender por qué mi
mamá es así conmigo. A mis dos hermanos mayores no los trata mal
como a mí. Yo creo que no me quiere, continuó diciendo Ana con
los ojos llorosos.
La abuelita de Ana no sabía qué más decir, y aunque ella estaba
consciente de las cosas que pasaban, prefería mantenerse al margen
de la situación, pues su hijo, el padre de Ana, era muy grosero y no
aceptaba los consejos de su mamá.
Pocos meses después, Ana comenzó a tener comportamientos
extraños. Algunas veces, Lydia y Sonia, las primas de Ana, venían de
la Ciudad de México a visitar a la familia.
23
__¡Hola Anita!, __decían las primas encantadas.
__ ¡Hola primas!, entren -, respondía Ana abriendo la puerta de su
casa, __¿Cómo está mi tía?
__Muy bien, muchas gracias. Hemos decidido quedarnos aquí todas
las vacaciones de verano.
__¡Qué bueno!, me da mucho gusto que nos visiten, Ana no solía
tener amigas y muy pocas veces hablaba con las personas de su
misma edad, así que le agradaba ver a sus primas.
Después de una larga charla, las primas decidieron salir a dar una
caminata a los alrededores del rancho, entre los secos y punzantes
matorrales. El sol estaba a punto de ocultarse y con él, la llegada
de la noche se acercaba cada vez más. Fue entonces, cuando Ana
comenzó a dar señales de rareza.
__¡Esperen! - advirtió Ana repentinamente, interrumpiendo los pasos
de Lydia y Sonia.
__¿Qué? - dijeron las gemelas deteniéndose al mismo tiempo.
__ Cierren los ojos, indicaba Ana con los ojos apretados como si
estuviese intentando concentrarse en algo.
__¿Para qué? , __ pronunció Lydia con rostro sorprendido.
__ ¿No escuchan esas voces que llaman a lo lejos? - dijo Ana aún con
los ojos cerrados y prestando especial atención para escuchar mejor.
__ ¿Qué dices?, ¿Cuáles voces Ana? yo no escucho nada, __dijo
Sonia asustada-. ¿Tú escuchas algo Lydia?
__No, yo tampoco logro escuchar nada, __aseguró Lydia.
__ ¿No?, yo sí las puedo oír. Cierren los ojos y escuchen, __volvió a
decir Ana con firmeza.
__¿Qué es lo que están diciendo Ana? - preguntó Lydia.
24
__Me están llamando- insistió Ana
Las gemelas asustadas se vieron una con otra sin comprender lo que
estaba pasando.
__Creo que es mejor que nos vayamos a casa antes de que termine
de oscurecer, dijo Sonia temerosa.
__Sí, es mejor que nos vayamos, mamá nos debe de estar buscando,
segundó Lydia.
Y así, las tres primas regresaron cada una a su casa.
Al llegar a casa, las gemelas se toparon en la entrada de la puerta
con su madre que no lucía muy contenta.
__ ¿Dónde estaban hijas? Ya casi es hora de la cena- preguntó la
mamá de Sonia y Lydia.
__Salimos a caminar con Ana mamá- contestaron las gemelas.
__ ¿Y quién les dio permiso niñas? Las estuve buscando y no las
encontraba por ningún lado. Ya les he dicho que no deben alejarse
tanto de la casa.
__No estábamos tan lejos mamá. Fuimos por el baldío, atrás de la
cerca de nopales. Tal vez por eso no nos veías.
__ ¡Ay hijas!, es mejor que ya se vengan a cenar, __ dijo la madre.
Durante la cena, las gemelas comenzaron a platicar con su madre y
su abuelita acerca de lo que había pasado con Ana.
__ ¿Qué crees lo que pasó mamá? -, empezó Sonia, Ana decía que
escuchaba voces a lo lejos que la llamaban.
__Pero nosotras no escuchábamos nada, volteábamos por todas
partes y no veíamos a nadie- siguió Lydia.
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__ No hijas, eso no es cierto, no le hagan caso. Su mamá dice que
ella siempre inventa cosas- dijo la madre despreocupadamente.
Las gemelas sin darle importancia, terminaron su cena y se fueron a
la cama, listas para dormir. Mientras tanto, la mamá y la abuelita se
mantuvieron charlando.
__Fíjate hija que hace poco, Ana se salió de su casa durante la noche.
Sus papás preocupados salieron a buscarla y no la encontraron
hasta que llegó acompañada de tu hermana Lupe. Lupe dijo que
Ana había caminado hasta su casa y que por eso la había traído
de vuelta- comentó la abuelita__ De un tiempo para acá ha hecho
cosas extrañas.
__ Yo ya no sé si creer en Ana o no mamá. En una ocasión, Ana me
contó que su hermano Ismael había abusado de ella. Yo le creí y muy
enojada le reclamé a su hermano. Él preocupado me dijo: “no es
cierto tía, Ana está enferma o no sé qué tiene porque dice muchas
cosas que no son ciertas.” Después, fui con Ángela y le comenté lo
mismo. Ella muy enojada volvió a decir que Ana estaba loca, que
ella siempre contaba a toda la familia esa historia falsa __ platicó la
madre de las gemelas. Por eso, ya no sé si creer en ella o no.
Y así, pasaron dos años desde que Ana regresó a vivir al rancho. Ana
seguía comportándose inusualmente y la familia, ignorándola.
Triste fue el día, cuando recibí la noticia de que mi prima Ana había
muerto. Fue encontrada en la casa de su abuela con un balazo en
el estómago. Hasta la fecha, se desconoce aún la manera en la que
falleció. Sus padres dicen, que tomó la pistola que su abuela guardaba
bajo llave en el viejo cajón del ropero, y se suicidó. Esto sonaría
lógico si se hubiera encontrado la presunta arma, sin embargo, a
lado de su cuerpo no había nada. No existía nada, solo su cuerpo.
Autor : Ruth Ramírez Pegueros
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Animalia
Hace mucho, existió el reino de Animalia, un próspero lugar, donde
todos los animales vivían felices y libres. Este reino era gobernado
por Baltra, un lobo sabio y justo. Éste, tenía un joven aprendiz, quien
algún día sería su sucesor al trono, pues tenía un gran potencial,
un joven bondadoso y curioso, pero increíblemente torpe, por lo
mismo, nadie en el reino confiaba en que el fuera la mejor opción
para el reino. Este aprendiz era un pequeño zorro llamado Simón,
hijo del comandante del reino, y mejor amigo del rey, quien había
muerto protegiendo el reino.
Un día, llegó un extraño a las puertas del castillo, un joven búho de
ropa andrajosa, quien solicitaba una audiencia con el rey. Al principio,
los guardias se negaron a dejarlo pasar, pero Simón, quien pudo ver
todo desde su balcón, le explicó todo al rey y le pidió que dejara
pasar a aquel búho, ya que podía necesitar ayuda. El rey Baltra, ante
esta petición, decidió dejarlo pasar y lo citó en el salón principal
para escuchar lo que este joven tuviera que decir.
Una vez ahí, el rey Baltra comenzó a hablar:
— ¿Qué es lo que te trae por aquí, joven búho? — dijo con voz
suave.
— Muchas gracias por permitirme hablar con usted, ¡oh gran
rey!— respondió el búho.— Mi nombre es Búhoberto, soy un
esclavo quien apenas y logró escapar de su amo. Vengo de una
lejana tierra, la cual ha sido azotada por el caos y la anarquía.
Por eso vengo ante usted, oh gran rey, para pedirle asilo, para
que me permita vivir en esta gran tierra, y me cubra con su
protección, como a cualquier otro ciudadano de Animalia—
— ¿Y qué es lo que puedes ofrecerle a este reino, para poder
aceptarte como a cualquier otro habitante de Animalia? —
Respondió intrigado el rey
— ¡Oh gran rey! No poseo grandes riquezas o grandes
habilidades para ofrecerle. Lo único que puedo ofrecer es mi
vida y toda mi devoción hacia usted— respondió Búhoberto.
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— Pues eso es más que suficiente para aceptarte como otro
hijo de Animalia— respondió dulcemente el rey. — Mientras te
estableces, dejaré que te quedes en una habitación del palacio
y tomes lecciones junto con mi aprendiz, para poder ver todo
de lo que eres capaz de hacer.
— ¡Oh mi rey!, ¡realmente es tan bondadoso como dicen!, ¡le
agradezco mucho! ¡y le juro que no le fallaré! — respondió
felizmente Búhoberto.
Al pasar de los días, Búhoberto demostró ser increíblemente diestro
para la batalla, además de ser educado e inteligente, logro aprender
todo sobre el reino, así como del palacio. Esto agrado tanto al rey
Baltra que dejo que viviera con él y con Simón en el palacio, y tal
vez, grandes cosas le esperarían en el futuro.
A Simón le agradaba bastante Búhoberto, aunque, a veces, Simón
se sentía un poco mal cuando estaba a un lado de él, ya que a todos
parecía agradarles más Búhoberto, e incluso escucho que alguien
decía que Búhoberto sería mucho mejor rey que el “torpe” de Simón.
Además, nunca terminó de convencerle por completo la historia de
Búhoberto, pero prefería mejor no mucha importancia.
Un par de meses después, la noche del día del escudo (un día festivo
muy importante en Animalia), el castillo se encontraba totalmente
vacío, no había nadie, salvo por los guardias y unas cuantas mucamas,
Simón, Búhoberto y el rey Baltra. Debido a la tranquilidad en los
pasillos del palacio, Simón decidió salir a caminar un poco mientras
leía. Ya estando entrada la noche, alcanzó a ver una sombra extraña
desvanecerse tras de un pasadizo. Simón sintió mucha curiosidad,
así que decidió seguirla. Resulta que este pasadizo era muy antiguo
y lúgubre, él no sabía hacia donde lo llevaría, pero su curiosidad fue
más grande que su miedo.
Tras caminar un buen rato, al fin se topó con una puerta. Al tocar
la perilla para abrir la puerta, un escalofrió corrió por el pequeño
cuerpo de aquel zorro, tuvo un muy mal presentimiento, algo que
jamás había sentido en su vida.
Tras pensarlo un rato, Simón se armó de valor y finalmente abrió
la puerta. Nunca se imaginó encontrarse tal cosa, aquel pasadizo
llevaba a la habitación del rey Baltra. Pero algo no estaba bien,
así que decidió acercarse al rey quien se encontraba en su cama,
tenía un cuchillo clavado en el pecho. ¡Baltra había sido asesinado
mientras dormía!
Simón soltó un gran grito. De inmediato, entró Búhoberto, quien, al
ver a Simón junto al rey sin vida, gritó:
— ¡Asesinaste al rey! ¡Asesino! ¡Guardias! Llévense a este
asesino— gritaba Búhoberto mientras varios guardias entraban
para llevarse a Simón.
— ¡NO! ¡Yo no lo maté! ¡Búhoberto, tienes que creerme! —
gritaba Simón sin éxito
Los guardias se llevaron a Simón al calabozo más profundo y lúgubre
del castillo. Mientras, éste lloraba desconsoladamente la muerte de
su maestro, así como por la impotencia de no poder defenderse, ni
poder descubrir quién fue el que le arrebató todo lo que amaba.
Mientras tanto, luego de haber despedido correctamente al rey
Baltra, todos los miembros del consejo real, un par de los nobles
más ricos y poderosos del reino, Búhoberto, y un par de líderes más,
se reunieron para hablar sobre el destino de aquel que asesinó al
rey, así como el destino de Animalia. La asamblea duró alrededor de
2 días enteros, pero por fin llegaron todos a un acuerdo:
— Entonces… de acuerdo a todo lo expuesto en esta
asamblea— dijo Rajah, un viejo tigre, líder del consejo. —
hemos llegado al acuerdo de que, al ser el sucesor de Baltra,
Simón, el mismo que lo asesino, y al no haber un heredero
aparente, el nuevo rey de todo Animalia será Búhoberto,
quien será coronado en dos días. También se ha decidido que
Simón debido a las atrocidades cometidas hacia el reino, será
ejecutado públicamente la semana después a la coronación.
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— Acepto humildemente este peso, que me ha sido asignado
por todos ustedes, por el bien de todo Animalia y por la
memoria del rey Baltra. —dijo sería, pero orgullosamente,
Búhoberto. — ¡POR EL REY BALTRA! — gritó
— ¡POR EL REY BALTRA! — gritaron todos en la habitación.
Después de que todos se fueran, Búhoberto se dirigió silenciosamente
a los calabozos del palacio, cuidando de que nadie se diera cuenta
de su ausencia. Al llegar allí gritó:
— ¡SIMON!, ¡Simón, ¿Dónde estás?!
— ¿Búhoberto?, ¿Eres tú?, ¡Aquí estoy! ¡Ayúdame! — respondió
Simón.
— ¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué fue lo que hiciste? —preguntó
Búhoberto.
— ¡Te juro que yo no hice nada! ¿Por qué nadie me cree? — se
lamentaba Simón. —yo solo seguí una sombra por un pasadizo
secreto y encontré así al rey. Maldita mi curiosidad. ¡te juro por
el mismísimo Baltra que no hice nada!
— ¿Un pasadizo secreto? —
— ¡SI! ¡Te lo juro! Pero aun no logro entender quién pudo
haber sido, nadie dentro del palacio sabia la existencia de
estos pasadizos, además, todos los que estaban allí llevaban
trabajando fielmente para el rey Baltra toda la vida. — se
preguntaba Simón— Él era un hombre muy bueno, nadie podría
odiarlo… la única persona con alguna razón para hacer esto,
que además tuviera conocimiento de los pasadizos ocultos en
el catillo, serías… ¡TÚ! ¡TÚ LO ASESINASTE! ¿POR QUÉ LO
HICISTE? —gritaba Simón mientras lloraba amargamente.
— ¡Vaya!, no eres tan despistado y tonto como creí— respondió
Búhoberto jactanciosamente
— ¡MONSTRUO! ¡¿Cómo pudiste hacerle esto a Baltra?! ¡¿Con
todo lo que hizo para ayudarte?! ¡El confió en ti! ¡Yo confié en
ti! — gritaba Simón
— Él no hizo nada por mí, fue igual que iluso que tú al dejarme
entrar como si nada al reino. Baltra ahora está muerto, igual
que tú en un par de días, dejándome el reino y sus riquezas
sólo para mí. Y no podrás hacer nada para detenerme. — se
jactaba Búhoberto.
— ¡Aun no sé cómo, pero te juro que no dejaré que el reino
acabe en manos de alguien como tú! — gritaba furiosamente
Simón
— Lo dudo, pero te deseo suerte. —dijo Búhoberto
burlándose mientras se marchaba.
Ya estando solo, Simón lloro amargamente durante horas, hasta
que se quedó dormido en ese sucio calabozo. Por la mañana, ya un
poco más calmado y pensante, decidió que el no intentar nada para
salvar Animalia seria fallarle a su maestro y tirar a la basura todas sus
enseñanzas.
— ¿Cómo podré lograrlo? — se preguntaba. — ¿Cómo puedo
demostrar que el asesino es Búhoberto y no yo? Tendré que
enfrentarme a el— pensó. — Pero primero ¿Cómo voy a salir
de aquí—
Tras pensar un rato concluyó, si hay pasadizos secretos en todo el
castillo, también habría un par de ellos en los calabozos. Así que
se puso a buscar cualquier cosa que pudiera abrir la entrada a un
pasadizo. Después de un rato, y tras mover algunas rocas, por fin
la encontró: la puerta a su libertad. Logro escabullirse entre los
pasadizos hasta que logró encontrar el salón principal, donde sería
la coronación. Simón decidió disfrazarse de sirviente, para poder
pasar desapercibido hasta que llegara el momento de la coronación.
Y mientras, puliría su plan para que todo saliera perfecto.
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Cuando llegó el momento de la coronación, se escabulló detrás del
palco principal y esperó a que apareciera Búhoberto, y, justo antes
de hacer su juramento, Simón salió de entre las sombras y grito:
— ¡ALTO! ¡DETENGAN TODO! ¡Él fue quien asesino al Baltra!
—
— ¡¿QUE DIABLOS HACES AQUÍ?! ¡GUARDIAS! ¡DETENGANLO!
¡Detengan al asesino del rey! — grito furioso Búhoberto.
— ¡ESPEREN! ¿De verdad creen que yo sería capaz de matarlo?
él era como mi padre, todos saben que él me acogió desde
que yo era muy pequeño. ¡YO SERIA INCAPAZ DE HACERLE
ALGO! —dijo Simón.
Los guardias, así como todos los presentes, empezaron a dudar.
¿Simón decía la verdad? ¿Por qué querría matar al rey?
— ¡IDIOTAS! ¡Deténganlo! — gritaba Búhoberto.
— ¿Por qué no admites lo que hiciste? Eres un mentiroso. Pero
yo soy un idiota por dejarte entrar a este palacio. — dijo Simón
— ¡¿QUÉ NADIE VA A DETENERLO?! Bien, ¡entonces lo haré
yo mismo! —dijo Búhoberto mientras sacaba su espada,
abalanzándose hacia Simón.
De pronto, Simón sacó también una espada y empezó una reñida
batalla. Aunque búhoberto era más diestro con la espada, la
determinación de Simón era increíble.
— ¡¿Que no piensas rendirte nunca?! — decía Búhoberto.
— ¡Jamás! ¡Nunca dejaría a Animalia en manos de una basura
como tú! Un despreciable y vil Búho cobarde— le respondió
Simón
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— ¡CALLATE! ¡DEBI MATARTE IGUAL QUE AL INGENUO DE
TU MAESTRO! —grito Búhoberto cegado por la rabia, mientras
todos en la sala los miran asombrados.
— ¡MATEN AL TRAIDOR! —gritaban los soldados mientras se
abalanzaban ferozmente contra Búhoberto.
Al ver tal sanguinaria escena Simón retrocedió y dejo que los
soldados hicieran el resto.
Tras toda esta revelación, y después de que todos en el consejo le
ofrecieran una gran disculpa a Simón, este fue coronado y nombrado
por fin como el rey Simón, el único soberano de todo Animalia.
Autor: Elizabeth Saldaña Montes
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Aquel día
Esta historia comienza en una ciudad, sí, una ciudad. Ésta tenía
grandes pinos, que, si los mirabas desde abajo, parecía como si
tocaran el cielo con su punta, y cuando el viento soplaba parecía
que estos hablaban e incluso algunas personas, decían haberlos
escuchado cantar alguna vez. Había también una gran camelina de
color rosa que adornaba la entrada a una pequeña casa de aspecto
solitario. Pero, ¿los pinos, el cielo, el viento, la casa y la camelina son
importantes? En esta ciudad, vivía Sara, una chica alta, de cabello
esponjoso que, si bien en los días nublados parecía ser chino, en
los días soleados se esponjaba tanto que daba un aire de afro. Sara
tenía ojos color marrón obscuro que se perdían tras unos anteojos
rojos que durante años la habían acompañado en mil aventuras. Ella
casi siempre portaba jeans azules, una playera de algún estampado
divertido, unas zapatillas converse que dejaban ver en su desgastado
aspecto los infinitos caminos que ella había recorrido y, por último,
siempre traía en su cuello una pequeña cruz de madera, atada a un
cordón marrón que cambiaba de vez en cuando.
Era un lunes lo recuerdo bien, era una niña de 14 años: alegre, dura
y simpática. Ese día, ella me miró y con esa hermosa sonrisa tan
característica suya, dijo:
__ ¡Hola!, y se alejó, sin embargo, hasta el día de hoy esa simple
palabra para mí fue una señal, una señal de que había encontrado al
¡¡gran amor de mi vida!! ¡Así es! A mis 14 años había encontrado al
fin el amor. Paso el tiempo y platicamos durante meses, yo creí que
ella sentía el mismo amor que yo, pero un día al salir de clases Sara
camino hacia un joven alto, fornido y de gran porte que sin dar un
aviso previo sólo la besó, si, ¡él maldito beso al amor de mi vida!
Sara se convirtió en la novia de Javier, si, ese era su nombre, Javier
Torres. En repetidas ocasiones Javier la llevaba a comer, cenar, al
cine, y la llenó de mil regalos, unos pequeños y otros muy grandes.
Sara y Javier acostumbraban besarse con gran pasión detrás de
la gran camelina rosada y esta parecía que los abrazaba entre sus
grandes flores haciendo ver una escena digna de una película de
amor. Una noche cuando llovía y el viento soplaba tan fuerte que se
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escuchaba a los pinos cantar, Sara y Javier estaban caminando por la
vereda, de pronto Sara se detuvo de forma brusca y Javier sin saber
que sucedía se acercó a ella y sin mas ella habló.
__Javier, ¿me quieres?
__¡Qué pregunta es esa, niña!
__¡Contéstame!, porque si no me quieres tienes que decirlo, yo soy
nueva en esto y no sé qué hacer cuando alguien me quiere, entonces
si tu no me quieres como yo te quiero tengo que saber que hacer
cuando te tengas que ir.
__Ir, ¿a dónde tonta!?
Tonta, tonta… me pregunto si fue la mejor forma de llamar a una
niña tierna, alegre y con una característica sonrisa, tal vez sí.
__No lo sé, irte lejos de mi lado.
Y en este pequeño momento, en estos segundos siguientes, Javier
dio una respuesta digna de él, una respuesta que Sara jamás olvidó.
__Mi Sara, eres lo más precioso que tengo, eres el amor de mi vida
y claro que te quiero, si no ¿porque estaría contigo? Dime, ¿porque
te compraría tantas cosas sino te quisiera?
Sara lo miró, con un amor que nadie más vio en alguien, lo miró con
admiración, lo miró como nunca había mirado a alguien, ni siquiera
a mí. Porque esa noche Sara se enamoró. Pero tristemente y sin
darse cuenta ella entró poco a poco a una historia de “amor” que le
cambiaría la vida por completo.
El día que todo pasó, era un día frío de julio, me atrevo a decir que
el mismo cielo sabía que iba a pasar aquel día y por eso lloraba
gotas grandes de tristeza por lo que acontecería. Sara llegó a clases,
pero algo había cambiado, no era tierna, no era alegre, no tenía esa
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sonrisa característica de ella, simplemente no era Sara. Con miedo y
mil dudas, pregunté:
__¿Estás bien?
__¡Claro que lo estoy!, ¿Qué te hace creer que no?
__Bueno, estaré a tu lado si me necesitas.
__¡Claro.
Saliendo de clases aquel día, Javier pasó como siempre por ella,
con mucha prisa se la llevó a su casa y al llegar él con una furia
desenfrenada le grito mil palabras hirientes que le dolieron más
que los golpes que a continuación le proporcionaría. Maltrato cada
centímetro de su cuerpo y de su alma, moreteó mucho mas que
su piel, Javier aquel día destruyó su espíritu, su alegría, su gran y
característica sonrisa, en cada golpe y grito. Él se llevaba un pedacito
de Sara con él. Y sin saber que hacer, Sara sólo gritó, gritó de una
manera tan desgarradora que con su garganta y las pocas fuerzas
que le quedaban, clamaba a Dios piedad, ella solo tomaba entre sus
dedos aquella pequeña cruz de madera que colgaba de su adolorido
cuello y en un momento de dolor y desesperación soltó un grito de
auxilio, que le salvaría la vida.
Lo recuerdo bien, aquel día el cielo lloraba desconsolado por lo
acontecido. Los vecinos entraron a la casa, la tomaron entre sus
manos y la sacaron de ahí. Sara no volvió a ser la misma, en cada
momento, en cada regalo, en cada flor rosa, en cada gota de lluvia
estaba ahí, estaba la imagen de Javier en su mente y junto con su
imagen estaba su voz, su olor, su esencia. Pero, así como estaba
Javier en cada momento de su vida, también estaba yo. Porque yo
llegué antes, porque yo la vi crecer, yo la vi soplar su primera vela
de cumpleaños, porque yo la vi enamorase y levantar cada trozo de
ella para seguir adelante. Yo estaba ahí porque ella me necesitaba,
porque yo la vi cada noche orando a Dios por un día mejor, yo estaba
ahí porque a cada segundo de su vida la acompañé sin decir nada,
sin entrometerme, porque yo la deje volar y cuando cayó, yo estuve
ahí para levantarla.
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Yo estaré ahí cada mañana que mire el espejo como aquel lunes,
y cuando vea su reflejo estaré ahí para entre lágrimas en los ojos
simplemente decir:
__¡Hola!
Autor: Karol Guadalupe Silva Arce.
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Corazón de oro
¿Has vivido el estar con una persona… pero no es esa persona?
En tu vida pasarán grandes y significantes personas. Unas se quedan,
otras se van. No hay puntos medios. Ni siquiera si ese ser sigue
en tu vida. ¿Curioso no? Esta es la historia de Ari, o mejor dicho:
mi historia. Después de vivir tantos puntos suspensivos y tantas
despedidas, finalmente comprendí que somos seres fugases.
Soy una joven de 20 años de edad. Vivo en algún lugar del mundo y
creo verme como una persona normal. ¿Pero, lo soy? Puedo afirmar
que tengo un corazón más grande que cualquier persona. No me
malinterpreten, no tengo un corazón que se me sale del cuerpo o
alguna malformación. Realmente tengo los sentimientos más fuertes
y puros, y suelo compartirlos con las personas que tienen la suerte
de robarse un pedacito de mi corazón. Remontándonos a mi pasado,
en mi infancia fui una niña muy feliz y crecí en un hogar con mucho
amor. Pero sabemos que el mundo no es el mismo. Que la sociedad
va sufriendo cambios. Que el amor ha perdido su valor. ¿Y cómo
puede sobrevivir un corazón con tanto amor por dar en un mundo
lleno de personas con un pecho vacío?
Desde pequeña, sabía dar amor a la vida. Nunca me costó ser
esa amiga leal para alguien. Aunque puedo decir que la forma
de transmitirlos nunca fue fácil. Mi nobleza era grande, y por eso
desde chica he sufrido bastante al ver que los demás son diferentes
a mí, indiferentes a la vida, al amor, a la empatía, al respeto, al
compañerismo, etc. ¿Qué más da? Nunca fue una razón importante
para mí. Nunca fue una excusa para volverme igual al resto. O quizá
la inocencia de la infancia me hizo pensar que podría ser la misma
todo el tiempo.
La adolescencia no tardó en llegar y puedo decir con franqueza que
fue un golpe bajo para mí. No puedo quejarme del todo. Conocí a
buenas personas, fui a muchas fiestas, me divertí, me reí, llené con
mi alegría y calidez los corazones de los demás. Pero un día, casi
de la nada, todo eso se fue apagando. Mentiría si dijera que no
recuerdo el momento en el que empezó a hacerse más pequeño
mi corazón, porque sé con exactitud en qué momento comenzó a
quebrarse y perder su brillo. ¿Qué más da? La vida siguió.
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No lo olvidemos, lo mencioné… Vivimos en un mundo lleno de
sentimientos vacíos y apagados. Hasta que un día inoportuno, me
tocó toparme con una de esas personas sin amor.
“-Eres realmente linda… pero siendo sincero, eres muy aburrida. Ya
estás grande para seguir pensando de esa forma y no empezar a
divertirte”.
Una sencilla frase puso mi existencia de cabeza. No había día y noche
que no estuviera pensando que todos los ojos alrededor de mí me
miraban y solo podían ver a una persona tonta y aburrida, quizá loca
y fuera de este mundo. No quería que me vieran así, y sin darme
cuenta, me había dejado contagiar por lo que jamás pensé. Solía ser
apagada, vacía, hacía cosas que no quería hacer solo por encajar.
Estaba con personas que no me querían y quizá, yo tampoco a ellas.
Pensé que todo estaba resultando bien, también me divertía y lo
mejor de todo era que no sufría. No obstante, algo no estaba bien.
Al llegar a casa y acostarme en mi cama, me sentía sola, me sentía
vacía y perdida.
Pero, la vida es una cosa extraña. Estaba atrapada siendo como el
resto cuando lo conocí. Lo conocí y el tiempo se detuvo. No hizo
falta más que un intercambio de palabras para saber que él era otro
corazón gigante que estaba destinado a conocer. “-Él también es
uno de los míos.” –pensé para mis adentros. Su nombre era Dan y
nuestros corazones brillaron con mucha intensidad al primer instante.
Sentí como si volviera a nacer. No exagero. Él me hizo volver a ser
quien realmente era. Él me trajo a la vida de nuevo.
Con los corazones enlazados, comenzamos a estar juntos. Estaba
asombrada de haber tenido la suerte de toparme con Dan. Cada
vez que lo veía, era como ver a un espejo. Éramos tan parecidos que
explotaba de felicidad al saber que había encontrado a una persona
que brillara tanto como yo. Era ver a la multitud en blanco y negro.
Luego vernos juntos apreciar una explosión de color.
Mientras más tiempo pasaba, me sentía más feliz. Yo le enseñaba
cosas que él aun no conocía, y le daba todo el amor que nadie
jamás le dio. Y él me enseñó a mí no solo a amarlo a él, me enseñó
a amarme a mí misma, tanto como para no volver a caer ante las
40
palabras de personas vacías que no soportaban que fuera diferente
a las demás, que no soportaban que el amor existiera.
Disfrutábamos la vida. Y juntos comenzamos a contagiar nuestro amor
a los demás. Todo comenzó a llenarse de color y alegría. No puedo
decir que nunca hubo inconvenientes, porque los hubo. Veníamos
de estar rodeados de personas sin color. No importó, siempre fuimos
más fuertes para vencer todo obstáculo, para permanecer unidos.
Pero un día, sin darnos cuenta, le robaron el corazón, su corazón de
oro. Y así, sin más, desapareció. Desapareció sin previo aviso. No
sabía a donde había ido, ni porqué había decidido marcharse. No
lograba entender porque había permitido que se lo llevaran sin poner
ninguna resistencia. Él seguía a mi lado, pero no era él. Todo el color
que lo caracterizaba se había perdido. Todo el amor que irradiaba se
esfumó. Y sabía que había alguien que lo había contagiado tal como
me habían contagiado a mí en el pasado.
No crean que fue el fin. Él me había hecho regresar a ser quien era.
¿Por qué yo no le ayudaba a él a regresar? Inicié motivadamente
una lucha entre nuestro pasado, presente y futuro. Quería traer a la
vida a la persona que me habían arrebatado y sabía que necesitaba
recuperar ese corazón de oro.
Me aferré a Dan con todas mis fuerzas queriendo hacer por él lo
que hizo por mí. Pero cada paso que daba era sentir como se partía
mi corazón. ¿Cómo una persona que volvió a encender la luz en
mí estaba apagándola? No me importaba. Veía las ventajas en las
desventajas y no me daba por vencida. Pasaba el tiempo y solo
podía ver como mi corazón se iba partiendo debido a que él no
reaccionaba, entonces empecé a utilizar los pedazos que caían para
armar un nuevo corazón para él.
Cada día me era más difícil mantener el paso. Estaba agotada. Y
estaba incompleta. Dan no hacía más que todas aquellas cosas que
la gente vacía realizaba: sus sentimientos habían sido apagados
y decía cosas aun sin sentirlas, mi miraba sin ese destelló en sus
ojos que siempre tenía, mentía… Incluso empecé a olvidar quien
realmente era. Pero debido a tantos golpes siempre recordaba
porque seguía ahí: concluir con mi plan. Y sí, había terminado de
construir un nuevo corazón.
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Recuerdo aquel día como si hubiese sido hoy. Pasé un último día con
su nueva versión. No podía esperar más para darle aquel corazón
que haría que las cosas volvieran a ser como antes. Llegó la noche, y
en uno de esos momentos silenciosos decidí dárselo.
__¿Qué es esto? , dijo Dan.
__Es un corazón. Es ahora tu corazón. He pasado cada día de mi vida
recogiendo los pedazos del mío que se fue rompiendo cuando se
fue tu brillo, tu esencia. Y todo para armar uno que te ayude a volver
a ser como antes.
Luego de decir eso, pude ver como sus ojos dieron un último destello
de luz.
__Lo siento, Ari. Lo siento por todo lo que te he hecho pasar. Nunca
fue mi intención lastimarte. Nunca fue mi intención apagarme. Ni
siquiera sé en qué momento pasó. –mencionó Dan con los ojos
llenos de lágrimas. – ¿No te das cuenta? Tú has intentado que vuelva
a ser el mismo desde el primer día que me apagué. Has intentado
todo, me has soportado, has llorado y casi hago que tú misma
pierdas tu luz. Incluso intentas darme lo más valioso de ti. Pero no,
no puedo aceptarlo Ari. Quizá esa versión de mí desapareció para
siempre. Nunca más voy a volver a ser el Dan que fui, y lo lamento.
Ahora tengo que desaparecer completamente de ti para que puedas
continuar. Ese corazón te pertenece a ti.
Él se paró, y se fue. Y en ese momento parecía que habían abierto el
grifo de mis ojos. “Se fue. Realmente se fue” –me dije a mí misma.
Fue tan grande y tan corto el tiempo que estuvimos juntos. No puedo
ocultarlo. Me costó un tiempo aceptar lo que había pasado. Lo seguí
viendo alguna vez al pasar. Pero definitivamente él nunca volvió a ser
el mismo. Es cuando comprendí que algunas personas son fugases
en nuestra vida. Que muchas veces entran y luego tienen que irse,
y eso no significa que sean malas personas. Significa que el tiempo
en nuestra vida se terminó. Aprendí muchas a su lado. Pude ser la
más feliz y también ser la más triste. Pero en ambos casos me llevé
una gran lección. A pesar del dolor, jamás sentí rencor u odio hacía
él. Siempre sentí que podía dar más si era para lograr traer el bien.
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Pero me enseñó que antes que él, estoy yo. Si fui capaz de ofrecerle
mi corazón a alguien más, ¿qué cosa no podría hacer por mí misma?.
Fue el inicio de una nueva época en mi vida. Comencé a brillar, pero
ahora por mí. Y poco a poco pude irradiar mi luz a las personas que
me permitían hacerlo.
Ahora todo era un recuerdo, y a pesar de todo, yo seguí teniendo el
corazón de oro.
Autor: Mariana Sánchez Lugo
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Duske, la anciana.
El vecindario estaba desconcertado, ¿quién podría haber hecho
tal cosa? ¿qué mente y qué alma tan desgraciada pudo cometer
tal aberración? Nadie paraba de murmurar aquellas preguntas, los
vecinos, los pocos conocidos, los comerciantes de aquella transitada
calle “Venus”, en esa casa que nadie había sido capaz de entrar en
35 años, la número 54, donde vivía la señora Amanda Duske.
En vida, la anciana, no tenía otra alma que velase por ella más que su
gata Melquiades, sí, ese era el nombre de la gata, producto de una
pequeña confusión de vista y género por parte de su dueña. Tenía
una loca obsesión por las naranjas, no había día que no comiera una,
o vistiera de ese color, y la razón era la siguiente:
__El olor me recuerda al campo donde crecí, por allá de mi natal
Kotyaslk, donde cada mañana llegaba a mi ventana el maravilloso olor
de éste fruto, y mi habitación se llenaba de diferentes tonalidades
de naranja al caer el atardecer. Mi madre preparaba un sabroso jugo,
fresco, y por la tarde cuando mi padre llegaba de acarrear carbón,
comíamos en la merienda deliciosas naranjas frescas que mi mamá y
yo juntábamos durante el día.
Las pocas personas que llegaron a escuchar esta historia no quedaban
tan impresionados por el relato como quedaban al escuchar el
nombre del pueblo. Decían que aquel lugar no existía, son puros
cuentos de una viejita de setenta y siete años que confunde el sexo
de un gato.
Nadie sabía dónde quedaba aquel lugar, y mucho menos si su
historia por el amor a las naranjas era verdad. Lo que sabían con
certeza era que nunca se había casado. Llegó aquel vecindario,
cuando tenía 42 años, con un niño en brazos, que no volvieron a
ver cuando éste cumplió 16 años. Se dice que el muchacho tomó
malas decisiones y por ende un mal camino. Pues ella trabajaba en
una fábrica de textiles y lo que ganaba no le alcanzaba para mucho.
Siempre fue una mujer fría y distante con todos. Las malas lenguas
decían que por esa razón su hijo se había ido, otros, que ella misma
había matado al padre del niño, y se había venido a esconder a la
calle “Venus” para no ser descubierta. Desde que el muchacho se
fue la señora está sola con Melquiades cada día festivo y no festivo.
45
Era un 4 de noviembre, y como de costumbre, la señora Amanda
Duske había salido a comprar el mandado para toda su semana.
La primera parada que hizo fue con don Jesús, un hombre de 45
años que al parecer pasar 30 de esos años despachando carne no
le habían sentado bien pues parecía rondar cerca de los sesenta y
tantos, se decía la señora Amanda Duske.
__¿Cómo se encuentra el día de hoy señora Duske?
Ella sólo encogió los hombros y torció los labios.
__Deme lo de siempre.
El buen don Jesús apenado le dio como siempre los retazos del
pollo para la consentida gata Melquiades. Le cobró, y ella salió de
la carnicería.
La siguiente parada fue en la tienda de abarrotes, donde casi
siempre eran peleas entre la señora Amanda Duske y la muchacha
Valerya. Valerya era hija de los dueños, tenía apenas 16 años y era
más rebelde que el viento del natal Kotyaslk. Pues ponía mal los
abarrotes o se equivocaba con los precios. Y esta vez no sería la
excepción.
__¿Qué quieres? - Dijo Valerya.
__Si ya sabes que siempre pido lo mismo. -Exclamó la señora Amanda
con tono de indiferencia.
__No me voy a estar acordando de lo que piden los clientes siempre
señora, ¿que vas a querer? Y apúrate porque no tengo todo el día.
__¡Eres una irrespetuosa! - Gritó la anciana Duske.
__Y usted una vieja que solo me hace perder el tiempo. Y además
molesta, por eso el hijo se le fue.
La señora Amanda Duske, se salió furiosa, directo a la tienda de las
frutas y verduras. Don Clemente siempre despachaba allí, procuraba
darle las naranjas más bonitas y frescas, lo cual le encantaba a la
señora Amanda Duske.
46
__Señora Amanda, ya le tengo sus naranjas, permítame ponérselas
en una bolsa de papel.
__Sí don Clemente, muchas gracias.
__Se ve muy bien hoy señora Amanda, esos aretes de naranja se le
ven preciosos.
__Ay, favor que usted me hace, me los puse pensando en usted.
Ambos se quedaron viéndose, cuando detrás de la tienda se
escuchó que llamaron a don Clemente, era su esposa, enojada. Pues
sospechaba que estos dos se traían algo.
__Mejor me voy, gracias don Clemente, nos vemos la próxima
semana.
Llegando a su casa se percató que una carta estaba en su buzón.
Hacía más de 30 años que un papel no tocaba aquel oxidado pedazo
de metal.
De inmediato observó quién la mandaba, era de su hijo, que estaba
muy emocionado por presentarle a su familia, vendrían la próxima
semana y él le pedía una respuesta para saber qué día podían
llegar. La señora Amanda Duske dejó su mandado en la mesa, de
la emoción fue a buscar a Melquiades para bailar de la felicidad,
después del pequeño baile, la anciana fue por una hoja y un lápiz
para contestar la carta, cuando la gata saltó hacia la mesa, guiada
por el aroma de los retazos de pollo. Sin querer movió su cola y
volteó la bolsa de papel de las naranjas las cuales salieron rodando
y quedaron tiradas por todo el piso de la cocina. La señora, al entrar
no se percató de lo sucedido, y accidentalmente pisó uno de los
frutos, lo que ocasionó que cayera al piso, no sin antes haber girado
en la cortina de la cocina, provocando que los grandes aretes de
naranja se le enredaran en aquella cortina estampada de los ya
mencionados frutos.
Y así, sin más, quedó tirada la señora Amanda Duske, siendo víctima
de lo que más amó en la vida, su hijo, la gata Melquiades y sus
naranjas.
47
Para colmo, la que dio aviso fue Valerya, que en ese momento iba
llegando con los abarrotes, sin embargo ella no se dio cuenta de lo
sucedido y creyó que alguien se había metido a la casa de la anciana
a robar lo que fuera, pero antes habían realizado tal crimen.
En poco tiempo el vecindario se llenó de gente y oficiales investigando
la escena. La señora había fallecido, su hijo nunca llegó, pues no
recibió respuesta alguna de su madre, la gata se fue y jamás volvió,
las naranjas fueron directo a la basura y el crimen está aún sin resolver.
Autora: Mariana Almanza Vega
48
El costo de la felicidad
Todos tenemos alguna historia que contar, sin importar nuestra
forma de vivir o de dónde es que venimos, pero es cierto que en
la mayoría de las ocasiones; los trabajos con mayor número de
aventuras vividas son aquellas donde arriesgas tu vida al ponerla
entre la fina línea de la vida y la muerte. Ya sea por el bienestar de
alguien o simplemente por propia experiencia personal, en el caso
de los valerosos oficiales de policía, quienes arriesgan su vida por
encima de experimentar un día normal para así comprender el valor
del bien común del que tanto se habla en boca de políticos que
quizá en su vida han tenido el infortunio de sostener un arma en
defensa de ellos y de las personas con miedo a sus espaldas.
Buck siempre fue un hombre de pocas palabras, reservado, pero con
una gran afición por realizar las cosas de la mejor manera posible pues
desde muy pequeño; al perder a su padre, él y su madre tuvieron
que mirar a futuro para seguir adelante y que sus dos hermanos
menores no quedaran varados junto con ellos. A tan corta edad,
más o menos unos once años de edad, Buck tuvo que aprender
que el mundo era un lugar cruel; su padre era un ex sargento de
renombre en las fuerzas armadas que pelearon en Vietnam durante
la infancia de su primogénito. Si bien el apego emocional de Buck
hacia Fredrick, su padre, no era el más afianzado por la confianza; lo
que devastó al tímido niño fue el hecho de ver a su madre rogando
a las pinturas de Jesucristo por alguna alternativa a ser una amada
de casa que recibiría una indemnización por los años de trabajo
de su marido. Dentro de ella, muy adentro sabía que unos cuantos
miles de dólares no iban a bastar para por lo menos unos años en el
futuro y por supuesto, un hombre valeroso como lo era su marido se
había ido; el primer amor de la joven Petra que no encontró más que
discriminación al ser estudiante de intercambio antes de conocerlo
por mera casualidad en un baile escolar.
Desde muy joven Buck supo que tenía la obligación moral de ser
un apoyo para su madre, una mujer que, al igual que su padre
en las pocas ocasiones que su memoria le permiten recordar con
entusiasmo; fue una figura materna ejemplar, jamás les faltó el
tan necesario cariño de mamá que los bebés necesitan. Dreyfus y
Ann, los hermanos menores, de tan solo nueve y seis años de edad
49
cuando un vengativo maleante cuyos padres fueron enviados a
pelear a territorio desconocido y asesinados en ese suelo Asiático
del cual nunca regresaron ni en ataúdes; les arrebató no solamente
el sustento de una numerosa familia feliz de un rincón casi inhóspito
al Norte del Estado de Washington sino que, tomó a una figura
paterna ejemplar.
A cuarenta años del incidente a mano armada en las tranquilas calles
de su propio vecindario, Buck y Dreyfus se reunían en la vieja casa
donde crecieron para darle el pésame a su padre, un día triste pues
la lluvia tomó por sorpresa ambos mientras cruzaban la autopista
principal para tomar un atajo que ambos conocían donde por instinto
los autos que parecían ser gemelos al ir en unísono se bifurcaron en
unos estrechos caminos pavimentados.
__Jamás fuiste precavido hermano, papá siempre lo dijo.
Buck fue el primero en bajar del auto con un paraguas, nunca salía
de casa sin estar preparado para todo, incluso portaba cadenas
para la nieve en la cajuela por si era necesario; no le importaba en
lo más mínimo que su hermano lo viera fumando a pesar de que
hace algunos días en la Navidad le hicieron ver que no era bueno
para un hombre de su edad que siguiera con tantos malos hábitos
como era la bebida y fumar constantemente desde que lo jubilaron
hace dos años del cuerpo policiaco conocido por todo el mundo
como “SWAT” donde era sargento de su hermano y mejor hombre:
Dreyfus.
__N-no, jamás lo fui hermano, escucha hay algo que debo entregarte.
Dreyfus no se notaba con la misma aura de inquietud o incredulidad
de la cual era partícipe siempre, esta vez se notaba genuinamente
asustado por alguna razón en particular, llevaba un maletín de color
marrón oscuro el cual le ofreció a su hermano; pues llevaba una
inscripción la placa con el nombre famliar de ambos, Moore. A lo
que Buck alzó una ceja antes de tomar el pesado maletín con ambas
manos, las facciones de este hombre pasaban de estar tranquilas
a mostrar las arrugas por el peso de la edad a la que se estaba
adentrando ya hace algunos años, pero no se notaba ya que al estar
en una división tan especializada y rigurosa en cuanto a ejercicio y
50
bienestar personal se refiere; la edad era un contrincante más al cual
vencieron ellos y varios de sus compañeros.
__¿Qué es esto, Dray?
Apodo significativo entre conocidos de Dreyfus, pues si bien su
nombre no se escribía con la letra con la que sonaba, era mucho
más fácil llamarlo por tal apodo y jamás le incomodó la verdad. Los
cristales azulados que eran los ojos de Buck solamente reflejaban
curiosidad, pero a la vez inquietud muy cautiva dentro de su ser
pues si ya no tenía ninguna preocupación de su jubilación donde
comenzó a recibir una jugosa cantidad de dinero por sus años de
renombre y servicio, nada le impresionaba salvo el ver a su familia
nerviosa de verdad ya que habían crecido como seres reservados a
su manera.
__Un trabajo que no puedo aceptar, hermano. Tengo familia, lo
siento, pero tengo que pedirte que lo aceptes pues sabes que no
podemos dejar un caso de esta índole atrás.
Duro golpe para su hermano de sangre, Buck tenía demasiadas
exesposas, siempre una cara nueva en cada festividad donde
comúnmente se llevaba a una pareja para poder tener temas de
conversación; pero jamás algo que no fuera fugaz. Salvo una chica
cuyo nombre vio en los reportes policiacos hace no menos de un
mes atrás, Samantha. No era de sorpresa, pues el recuerdo de esta
mujer fue lo que apareció en su mente con la palabra “familia” ella
fue lo más cercano que tuvo a una hace algunos años cuando todavía
detenía redadas y ponía balas en las piernas de maleantes que
querían pasarse de listos para huir de su captura; al abrir el maletín
sobre el cofre de su auto, con la protección de su paraguas y con
la compañía de su hermano en el costado izquierdo de su persona
tan imponente y corpulenta, las fotos de esa mujer asesinada en la
escena del crimen salieron a la luz del poco día que quedaba.
__Esta mujer no tiene nada que ver conmigo Dray, llévate tu papeleo
a otra parte.
Inmediatamente después de negar la conexión de su persona con
esta difunta mujer, Buck estuvo a punto de caminar hacia la placa
51
conmemorativa de su padre, que yacía en la cadena que protegía
su hogar de algún indigente o persona que buscara violentar la
integridad del hogar donde los recuerdos de su madre y padre
descansaban en paz; Dreyfus alcanzó su braquial derecho para
detenerlo y tragar saliva mientras miraba al suelo para esperar a que
su hermano volteara a verlo.
__¿Dray? Di que es lo que esperas de esto de una buena vez.
Efectivamente, al final, después de algunos segundos de estar
refunfuñando entre dientes y negar la idea de ver a su hermano a
los ojos; Buck volteó la cabeza para mirar la desgastada mirada de
su hermano que, si bien se mantenía constante con su edad al igual
que él, ambos ya sufrían de todo el tiempo prestado por la vida al
estar llenos de arrugas cuando era necesario expresar cualquier otra
emoción que no fuera serenidad en sus sienes.
__La persona que asesinó a esa mujer, a tu ex esposa fue el mismo
hombre que mandó a ese asesino para matar a nuestro padre.
Además. . .
El sonido de la puerta del automóvil de marca reconocida por un
juego de letras conformado por una “V” y una “W” fue escuchado
para que de él, bajara una pequeña niña de apariencia de unos
ocho o nueve años, con los mismos ojos que parecían gemas azules
pertenecientes a Buck.
__Acaba de salir de su cadena, juntó hombres para poder completar
su tarea pues al parecer su verdadero objetivo era toda la familia de
nuestro padre. Quiso comenzar contigo, quitando a tu esposa más
amada y bueno, a la hija que engendró ese amor.
En el reporte, la niña se había ocultado dentro de un armario del cual
los hombres armados no pudieron hacerse cargo pues la unidad de
Dreyfus llegó a la escena cuando su madre fue asesinada tratando
de proteger a su hija.
__¿Mi hija? Ella jamás me. . .
52
Fue entonces que, dentro del enojo y la confusión, una llamada de
una mujer anónima hace algunos meses con la intención de pedirle
algo a Buck llegó a su mente. La discusión que tuvieron al final de
su relación quizá fue la causante de que no haya querido compartir
su embarazo hasta que fue demasiado tarde, jalando su brazo con
fuerza para quitarse el agarre de su hermano y mirar en dirección a
su supuesta hija; Buck dejó salir un suspiro pesado antes de asentir
con la cabeza.
__Entonces, ¿Quieres que la lleve a un lugar seguro?
Avanzó a su propio auto, con la insignia reconocible de un caballo
en el cofre, Buck abrió la puerta delantera para que la niña pudiera
subir al vehículo. Lo cual no dudó en hacer pasados unos segundos.
__Eso, y que termines con esto, porque ese hombre te irá a buscar y
si no lo logras hermano. . .Ann y yo tendremos que dejar todo para
enfrentar fantasmas que no son nuestros.
Claro que comprendía, tanto su hermano como su hermana tuvieron
buenas vidas, éxito en el amor y una buena carrera segunda a la
principal que era policiaca. Buck jamás tuvo nada hasta ahora, la
idea de pensar que su hija estaba en peligro le motivaba a cumplir
esta repentina misión con éxito para al fin tener la felicidad que
este rubio siempre había querido tener; pero nunca consiguió por
disposición de la vida.
__Voy a. . .a tratar, Dray. Pero ya no soy lo mismo de antes, me he
vuelto lento.
Una mueca de felicidad salió de este hombre pues estaba jugando,
jamás se había sentido con mayor vitalidad en toda su vida, ofreciendo
su mano derecha llena de cicatrices y magullada de tomar un arma
con tanta fuerza y golpear incontable cantidad de maleantes con
sus propias manos para poder terminar bien con esas situaciones
tan complicadas y personales pues lo que impulsaba su cuerpo era
la idea de cumplir con la justicia de la cual le privaron a su padre en
algún momento.
53
__Huh, siempre siendo un peleador humilde. Cuídate, hermano.
Y así sin más, ambos hermanos se despidieron de su padre y madre,
quien descansaba a un lado de la placa con una propia para recalcar
que fue todo lo que significó para su familia tan unida; rumbo a
caminos distintos los cuales pueden llevar a su destrucción o salvación
dependiendo de cómo es que salgan las cosas en las batallas que
cada uno tiene por lidiar en un futuro.
__Y bien, ¿Te gusta. . .algo?
Estar dentro de un lugar tan cerrado con su hija desconocida era
algo incómodo, pero fue él quien decidió romper el hielo mientras
conducían bajo la incesante lluvia por un camino rodeado por árboles
que los recibió al salir del bloque de calles privadas con un mismo
patrón de casa tradicional de esas tierras; alta y con varios ventanales
imponentes que daban a la calle, una ventana insignia casi en el
techo que daba al ático con forma circular y una cruz como marco de
ventana. Los árboles nublaban la vista panorámica, la niña no parecía
querer hablar por cualquier trauma pues había vivido varios, Buck se
quedó callado luego de hacer una mueca de decepción consigo
mismo ya que hacía tiempo no hablaba con niños y no tenía idea
de cómo tratar a esos jóvenes de la misma manera que con adultos;
pero por arte del destino ambos estuvieron a punto de tragar su
orgullo y voltearse a ver con toda su valentía cuando un disparo de
bala atravesó el cristal para terminar cortando un pedazo de la oreja
derecha de aquél hombre mayor quien soltó un grito antes de frenar
el auto de manera abrupta y sujetar a su hija con la mano derecha
para prevenir un accidente al golpearse con alguna parte del auto.
__¡Abajo!
Gritó Buck mientras se deshacía del nudo que era el cinturón de
seguridad, casi al mismo tiempo que quedó libre, unos cuantos
más disparos cayeron a la misma altura del asiento aterciopelado y
cómodo para la mayoría de gente cuando se sentaban sobre este
mismo. Pudo voltear en tan apretado espacio debajo del volante
después de tomar su arma cargada de un compartimento utilizado
para papeles o algún objeto de valor para revisar a su hija quien
se encontraba debajo del mismo compartimiento, pero del otro
54
lado del vehículo. Ambos sonriendo pues estaban vivos, era lo que
importaba.
__Moore heredero, cuánto tiempo.
La voz de otro hombre inclusive un poco más viejo que el propio lobo
de mar fue escuchada entre la lluvia, su hija notoriamente estaba
dispuesta a aferrarse a su vida, pues apoyó a su padre al tomar un
espejo de mano de su bolsillo izquierdo para así mirar en el reflejo
lo que tenían delante. Al terminar de revisar los alrededores y no ver
a nadie, le haría la seña a su viejo de que solamente era el hombre
viejo y dos hombres jóvenes, a lo que Buck asintió al preparar su
arma con el distintivo “click”.
__Una disculpa, mis demás hombres están de vacaciones en la cárcel,
pero creo que tu edad y que somos más, será suficiente para…
Un sonoro ruido canceló la charla del hombre pues Buck se le
adelantó y puso una bala en la clavícula derecha del anciano para
después apuntar al hombre a su costado derecho, disparando sin
dudar a la cabeza de este mismo; pero del que no pudo encargarse
fue quien decidió dejar al último, el hombre asiático a la izquierda de
este anciano de la misma descendencia. Este hombre disparó dos
veces en el cuello y clavícula izquierda del lobo de mar, provocando
que este simplemente respondiera con dos disparos mal ejecutados
que dieron en el costado derecho y pecho del hombre quien se
desplomó aparentemente sin vida.
Buck, antes de caer por el dolor de las balas, una de ellas atravesó
limpiamente su cuello; puso otra bala en el anciano para asegurarse
de que no se fuera a levantar. Cayendo de espaldas sobre el asiento
al soltar el arma y voltear a ver a su aterrada, lloriqueante hija quien
saltó hacia él sin dudarlo para intentar socorrerlo a lo cual Buck le
negó con la cabeza mientras sonreía al utilizar las últimas fuerzas
para tomar en su mano derecha la suave y tersa piel de su hija. No
podía hablar, la bala hizo lo suyo y cortó demasiadas venas y fuerzas
de este hombre, así que simplemente apuntó con su otra mano al
cajón personal que había mandado a construir en su auto, debajo
del volante para que lo pudiera revisar después.
55
__Me gusta patinar. . .papá.
Fueron las últimas palabras que pudo escuchar el nuevo padre antes
de sonreír de una manera espectacular al aceptar la muerte con
gusto, un último suspiro antes de dejar caer su cabeza sin vida sobre
el suave asiento y al mismo tiempo soltar el rostro de su hija quien
por respeto; le ayudó a cerrar sus ojos con sus propias manos y se
prepararía para afrontar la vida una vez esta tormenta que comenzó
con la muerte de su madre termine para poder tomar lo que sea que
su padre le dejó, probablemente dinero, y caminar lejos de todo
esto.
Pues desde temprana edad, al igual que su padre, ella entendió lo
que es y siempre será; el costo de vivir una vida feliz en un mundo
lleno de adversidades que no son objetivas a la hora de buscar
víctimas.
Autor: Jair Alejandro Servín Bustamante
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El hijo del padre tiempo
En el meridiano 7, en la zona central, lejos del límite y cerca del
final, entre dos valles con el cielo despejado, sobre un campo con el
horizonte estrellado, habitaba un viejo sabio en una choza bastante
peculiar, la cual, si la veías desde afuera parecía ser muy pequeña,
casi diminuta; sin embargo, en su interior, se volvía una verdadera
travesía el intentar no perderse entre tantos pasillos largos y
estrechos, con una gran variedad de estanterías en donde yacían
cientos de esferas las cuales contenían una especie de humo en su
interior color blanquecino y casi transparente, mismas que se dice
que guardan los secretos más grandes de la humanidad.
El padre tiempo se encargaba de hacer que los segundos, los
minutos y las horas transcurrieran de forma correcta y funcional, ya
que era él era el único que entendía como manejar tan semejante
habilidad. Conocedor de múltiples maniobras, era quien controlaba
una enorme máquina que contaba con botones casi de todos los
colores y formas, palancas chistosas y llaves de diferentes clases que
hacían funcionar una serie de procesos complejos.
El viejo poseía características muy peculiares, y se dice que aunque
tenía algunos rasgos propios de un humano, no podríamos decir
que se tratara de uno. Había heredado lo mejor de cada especie,
branquias como las de cualquier pez, fuerza incontenible de elefante,
la capacidad de camuflajearse cual camaleón, elasticidad digna de
lagartija, velocidad de un guepardo y por lo que más se distinguía
era por su inigualable inteligencia.
Entre tanto trabajar y trabajar arduamente, pasaban los días y las
noches casi sin darse cuenta y en su soledad tan agobiante debido
a que no existía ningún otro habitante en el alrededor, pensaba que
vivir no era tan bonito cuando se vive todos los días lo mismo. Se
trató de suicidar de diferentes maneras y cada vez que lo intento fue
la misma en que fracaso: no moriría aunque su cuerpo se comiera
pues es como las salamandras rápido se regenera, podrían pasar los
años pero a este ermitaño el tiempo no le hace daño, es inmortal y
sin oxígeno respira como quiera.
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¿Pero entonces como eliminaría ese sentimiento tan deprimente?,
¿cómo podría salir de esa atemorizante monotonía? Entre tanto
detenerse a analizarlo se le ocurrió una magnífica idea:
__ ¿Por qué no replicarme?, pensó para sí misma.
Mi creación no solo tendría todas y cada una de mis capacidades
excepcionales si no que también se volvería el cómplice perfecto,
un excelente acompañante y hasta un posible lo podría criar como
si fuese mi hijo propio,
__¿Qué pudiera salir mal?
Dicho así se escuchaba estupendo y si de alguna manera logrará
conseguirlo se convertiría en un hecho extraordinario, una verdadera
hazaña que no se había visto jamás y que ninguna mente podría
llegar a imaginar que sea siquiera una posibilidad, hasta ahora.
Empezó a buscar entre tantos artefactos y sobre todos aquellos
intentos fallidos de inventos geniales, algunos materiales que
pudieran ser de utilidad y, ¡manos a la obra!, se puso a trabajar en
lo que sería una capsula que funcionaria sin combustible, muy poca
energía y casi autónoma, la cual extraería los maravillosos dotes del
viejo.
El plan era simple: lo único que tendría que hacer seria oprimir un
botón para que el iniciara el proceso y rápidamente pudiera ser
completado.
Pero, ¿sería posible hacerle mejoras a esta nueva creación?, ¿Qué tal
si ahora posee facultades que no fueran de este mundo?, ¿poderes
telepáticos?, ¿posibilidad de teletransportarse?, eran cientos las
ideas que pasaban por la mente del viejo sabio, el cual tenía una
visión muy clara de lo que quería lograr y no se daría por vencido
hasta lograr su cometido.
Podría decirse que pasaron cientos y cientos de cambios de estación
y con ello un acercamiento cada vez más profundo para el término
del proyecto. Ya había pasado casi medio siglo y apunto de pasar
al borde de la desesperación y el desasosiego cuando ¡por fin lo
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consiguió!, se trataba de un artefacto imponente, exquisito, aunque
no muy fácil de manejar.
Era hora de probarlo y necesitaba colocar en un pequeño contenedor
una muestra de su ADN, para entonces no había decidido si quería
que fuera exactamente igual que él respecto a su sentir y a su forma
de asimilar y asociarse con el mundo, por si acaso, muy ingenioso,
había preservado sus recuerdos en hielo seco ochenta grados bajo
cero.
Quizás era momento de realizar un intercambio de ideas y opiniones
por lo que decidió no utilizar el elixir que probablemente contenía
saberes y anécdotas que serían dignas de revelar. Así es como
comenzó la transición y en cuestión de minutos habría nacido el ser
que se convertiría en el más peculiar de todos los tiempos.
Al salir de la capsula el ser se encontraba desconcertado, y su
comportamiento era retraído y casi a la defensiva, por lo que el viejo
tuvo que convertirse en su mentor, enseñándole con detenimiento
todo lo que él ya dominaba, las estrategias y la metodología para
realizar todas las labores de controlar el transcurso del tiempo.
Pasaban los años y el hijo del padre tiempo no se encontraba muy
convencido de hacer todo lo que se le tenía impuesto, él estaba
seguro de que era capaz de realizar cosas más importantes, estaba
consciente de sus capacidades y no se limitaría a quedarse en una
choza tan aburrida haciendo cosas tan aburridas, por lo que comenzó
a desobedecer y a oponerse a lo que el padre le imponía.
Su deseo más anhelado era que un día pudiera salir de ese horrible
encierro que se volvía prisión y conocería lo que hay mucho más
allá de las paredes, se imaginaba lo mejor de las cosas de cualquier
mundo y no veía la hora para explorar el sin fin de posibilidades y
nuevas oportunidades que encontraría allá afuera.
No encontraba explicaciones del porque su padre era un sujeto tan
amargado, ¿por qué él no tenía el interés de experimentar nuevos
eventos y nuevas sensaciones?, ¿por qué no divertirse un poco de
vez en cuando? y entonces, se le ocurrió que quizás si viajara en el
tiempo, unos cuantos años atrás, podría obtener dichas respuestas en
59
el momento en el que su padre se volvió en alguien sin aspiraciones,
solo interesado en cumplir con el trabajo y sus responsabilidades.
Un día con mucha cautela, el joven se escabulló entre tantas
máquinas enormes y ruidosas, para así, poder llegar al aparato que
representaba el labor más importante de la existencia en sí: “la
máquina del tiempo”, la cual nunca se había utilizado con dicho
propósito de viajar en el tiempo y se limitaba sólo a controlar el
transcurso de los hechos, cosa que no era imposible si se le aplicaba
un poco de ingenio y creatividad, unos cuantos cálculos matemáticos,
ajustes de programación y algo de fe para que pudiera volverse una
realidad; después de todo el alumno siempre supera al maestro y
en este caso esa no era la excepción, su viejo padre era brillante
aunque le hacía falta un poco de visión.
Tras unos cuantos apretones de tuercas por fin había quedado listo y
al teclear cualquier fecha la maquina sería capaz de trasladar al joven
a ese sitio espacio-tiempo a través de una pequeña cabina que éste
había anexado y condicionado para esa finalidad.
La única condición era regresar antes de que se cumpliera una hora
pues si esto no sucedía, el ritmo en el que transcurría el tiempo se
vería perjudicado y entonces su padre que monitoreaba cada cierto
periodo la máquina, se daría cuenta de su ausencia y de la falla, cuya
situación no había ocurrido nunca antes.
Preparó una mochila con algunas herramientas, por si era el caso de
que se presentara alguna falla en el aparato tuviera la posibilidad de
arreglarla y se dispuso a cumplir el cometido: solo iría unos cuantos
años atrás en el pasado, antes de su nacimiento para ver cómo era el
estilo de vida de su padre y él como la pasaba día con día y que fue
aquello que lo obligaría a ser tan dependiente del trabajo.
Y así fue, entre pequeños estruendos y luces parpadeantes, en
un abrir y cerrar de ojos la cabina lo llevó a la puerta de aquella
choza, 300 años antes, unas horas antes de su nacimiento, y el joven
muy precavido miró a través de la ventana que daba vista hacia
la habitación principal y con una expresión de desconcierto pudo
observar la cara de cansancio y fatiga de su padre al realizar las
labores, sentimientos que no había detectado antes en la actualidad,
60
ya que el viejo siempre se mantenía alegre y comprometido con
lo que se dedicaba, entusiasmado de enseñar todo lo que alguna
vez él también tuvo que aprender y pasar tiempo con su hijo, no
obstante, cuando no era así, alguno que otro regaño dirigido al
joven por no estar atento a las lecciones profanaba la tranquilidad
de la habitación.
Siguió mirando por la ventana y presenció el momento en el que al
anciano se le había ocurrido la estupenda idea de traerlo al mundo,
poniéndole ahora extra atención a mirar de que se trataban los
planos que su padre elaboraba con tanta apuración, a lo que se
percató que en uno de ellos resaltaba un gran título el cual decía “el
gran proyecto que cambiara mi vida”.
Entonces fue cuando entendió el propósito de su llegada a la vida del
anciano, para cambiar tal estado tan deprimente que atormentaba su
existencia; por lo que decidió volver a casa y nunca más abandonar
al viejo además de disfrutar cada momento a su lado.
Autor: Anel Alejandra Ugalde Camacho
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El Lobo Tonino
En un lugar oculto en las orillas de Guanajuato se encuentra un
pueblito, en el que ya hace mucho tiempo atrás vivía un joven pobre
y una muchacha. El joven llamado Tonino, a pesar de trabajar, era
alguien pobre y la muchacha era alguien rica, cabe recordar que
en aquellos tiempos una persona rica era una persona con muchos
animales, es decir, cuya familia se dedicaba a la crianza de ganado.
Este joven quedó impresionado con la belleza de esa muchacha y así
que decidió acercarse y hablarle pero la joven lo rechazó una y otra
vez entonces Tonino junto con su familia decidieron ir por la chica
para que se casara con él pero lamentablemente la familia de la
joven no aceptó por lo poco que era y que llevaba. Entonces Tonino
triste y decepcionado decidió irse de su casa y del pueblo.
La familia de Tonino preocupada buscó por muchos de los
ranchitos que estaban cerca pero jamás lo encontraron y así los años
pasaron, durante el paso del tiempo se fue quedando en el olvido a
Tonino.
En una noche la gente del pueblo escuchó a los animales
alterarse, todo el pueblo asustado y preguntándose qué es lo que
había sucedido salieron con lámparas y armas y se llevaron una
sorpresa al ver que las vacas de un señor habían sido masacradas
completamente pero no encontraron rastro de nada, creyeron que
había sido un coyote.
Así transcurrieron los días y pasaron cuando en otra noche
lo mismo sucedió nueva mente otro ganado había sido masacrado
vacas muertas pero el misterio se hizo más grande ya que aquella
cosa no se los comía o se los llevaba, sino que solo los mataba y
luego se iba la gente del pueblo al no saber qué era lo que estaba
atacando su ganado decidieron hacer guardia durante la noche
todos los hombre preparados con armas, machetes, trinches y
hachas, listos ya para atrapar a lo que sea que estaba detrás de
esto. Esperaron pero aquello jamás apareció y así se turnaron los
hombres del pueblo hasta que entonces en una noche de luna llena
volvió a aparecer los hombres que estaban haciendo guardia aquella
noche quedaron sorprendidos al ver esa cosa. Al día siguiente al
explicar lo que habían visto no creían en las palabras, en ese mismo
día los 2 hombres que se habían quedado de guardia enfermaron
gravemente y a los 2 días murieron ellos explicaron que era en esa
noche llegó un hombre que en instante se transformó en una bestia
parecida a un perro enorme y ataco al rebaño.
Los hombres decidieron ir con el sacerdote y le explicaron
lo que vieron esos 2 hombres antes de morir y él les dijo que no se
trataba de otra cosa más que de un nahual.
Hartos de que siguiera matando al ganado muchos salieron en busca
del nahual pero no tuvieron éxito en capturarlo o encontrarlo, a la vez
que muchos murieron siendo atacados por el entonces regresaron
con el sacerdote y preguntarle como podían hacer para acabar con
el nahual, él les comentó que la forma de acabarlo era con una bala
y una cruz dibujada en la punta de la bala, pero a ver que nadie
regresaba con vida aquellos que se lanzaban por él, no hubo nadie
capaz de ir tras él.
Una noche un hombre llamado Rogelio decidió ir tras él así
que esperó noche tras noche esperando a ver que pasara y así fue
cuando una noche mientras él estaba escondido entre los arboles vio
pasar a lo lejos a un hombre en plena oscuridad, lo observó y lo siguió
entonces fue ahí cuando vio que aquel hombre se transformaba en
una especie de perro enorme atacando a un rebaño.
Rogelio estando preparando y sabiendo el sendero el cual
transitaba el nahual se lanzó a esperarlo en una noche, lo esperaba
firmemente en la copa de un árbol con un rifle listo y cargado para
disparar, entonces cuando llegó la hora de la verdad, cuando el
nahual venia de regreso, él jálo el gatillo del rifle pero se le olvidó
lo más importante que tuvo que hacer antes de disparar el cual era
dibujarle la cruz en la punta a la bala. El tiro acertó pero sin eso no
le pudo hacer ningún daño el nahual dando se cuenta de donde
estaba Rogelio corrió tras él pero ya era tarde para escapar el tiempo
no estaba a su favor como para bajar del árbol y corre a pedir ayuda,
rápidamente sacando otra bala de su bolsillo dibujo la cruz y en la
punta de la bala y cargó; mientras tanto el nahual ya subía por el
tronco del árbol, Rogelio nervioso y apresurado disparó hacia abajo,
entrando la bala por la boca del nahual y atravesando hasta la parte
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de atrás, cayendo el nahual del árbol y Rogelio bajando del árbol
también cayó desmayado junto con el nahual.
En la mañana mientras un par de personas caminaban por ahí
encontraron a don Rogelio junto con el nahual el cual los llevaron
hacia el pueblo lo más rápido posible y fue entonces en el que
reconocieron inmediatamente aquel que era el nahual y era Tonino
aquel joven desaparecido ya hace años atrás el cual se había hecho
nahual para vengarse y así matar a todo los ganados de las personas
y principalmente del ganado de la joven que lo rechazó. Mientras
tanto Don Rogelio se encontraba muy mal en el pueblo ya que el
susto fue tan grande que lo enfermó y a los tres días murió.
Autor: Jesús Alejandro Sánchez Linares
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Encontrarse al chico 100% perfecto una bella mañana de abril
Una bonita mañana de abril, en una estrecha calle del barrio
Downtown de Los Ángeles en California, me crucé andando con
el chico 100% perfecto. Diciendo la verdad, él no era tan guapo,
no destaca de una manera concreta ni popular, sus ropas no tienen
nada especial, la parte de un lado de su pelo todavía está aplastada
por haber dormido, no es joven, tampoco, debe estar cerca de los
treinta, nada cercano a un chico, hablando con propiedad, pero, aun
así, lo sé desde 50 metros a la distancia: él es hombre 100% perfecta
para mí.
En el momento en que lo vi, sentí un retumbar en mi pecho y mi
boca estaba tan seca como un desierto. Quizás ustedes tengan
su particular tipo favorito de chico perfecto; con piernas grandes,
digamos, pequeños ojos, dedos graciosos, o se vean atraídas sin
una razón, por aquellos que se toman su tiempo con cada comida.
Yo tengo mis propias preferencias, por supuesto.
Algunas veces en un restaurante, cuando me doy cuenta, estoy
mirando a un chico de la mesa de al lado de la mía, porque me
gusta la forma de su nariz. Pero nadie puede insistir en que, el chico
perfecto se corresponde con algún modelo preconcebido. Aunque
me gustan mucho las narices, no puedo recordar la forma de la nariz
de él, o incluso si tenía una. Todo lo que puedo recordar con certeza
es que él no era una gran belleza y eso es muy extraño.
__Ayer en la calle me crucé con un chico perfecto- le dije a mi amiga.
__ ¿Sí? ¿Y es guapo? – dijo ella.
__No realmente- contesté yo.
__ ¿Tu tipo favorito, entonces? - me preguntó
__No lo sé. No parece que recuerde algo de él: la forma de sus ojos
o el tamaño de su pecho, le expliqué.
__ Extraño, dijo ella.
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__Sí, demasiado extraño, agregué.
__De cualquier manera, ¿qué hiciste, hablaste con él? ¿lo seguiste?
__dijo ella ya un poco aburrida.
__ No, solo me crucé con él en la calle- dije yo, él iba hacia el Oeste,
y yo hacia el Este. Era una bonita y fresca mañana de abril.
Hubiera deseado hablar con él, media hora hubiera sido todo: sólo
preguntarle de él, hablarle de mí, y, lo que más me hubiera gustado
hacer es, haberle podido explicar las complejidades del destino que
condujo a nuestro encuentro en una estrecha calle de Dowtown
California, una bonita mañana de abril de 1981. Después de hablar,
habríamos comido en cualquier sitio, quizás visto una película de
Woody Allen, o parado en un bar de hotel para tomar unos cocktails.
Con algo de suerte, podríamos haber acabado en la cama.
La potencialidad llama a la puerta de mi corazón. __¿Cómo me
puedo aproximar a él? ¿qué?
__ Buenos días, señor. ¿Piensa que podría compartir media hora de
conversación conmigo. Ridículo. Hubiera sonado como un vendedor
de seguros.
__ Perdóneme, ¿sabría por casualidad si hay una tintorería abierta las
24 horas en el barrio? No, igual de ridículo. No llevo ni ropa sucia,
en primer lugar, ¿quién va a creerse una cosa así?
Quizás, la simple verdad lo haría. Buenos días, usted es el chico
perfecto para mí.
No, él no lo creería. Incluso si lo creyese, no querría hablar conmigo.
Perdón, podría decir, puede ser que sea el hombre perfecto para
ti, pero tú no eres la mujer perfecta para mí. Podría pasar, y si me
encontrase en esa situación, probablemente me querría morir. Nunca
me recuperaría de ese shock, pero tengo 32 años y esto es lo que
significaría hacerse mayor.
Pasamos frente a una floristería. Una cálida, y suave brisa de aire
tocó mi piel, el asfalto está húmedo y siento el olor de las rosas,
no me atrevo a hablarle. Él viste un pantalón gris y en su mano
derecha sostiene un sobre blanco que carece de sello, por lo que
deduzco que ha escrito a alguien una carta, quizás estuvo toda la
noche escribiendo, lo digo por las ojeras que observo en sus lindos
ojos. El sobre podría contener todos los secretos que hubiese tenido
siempre. Avanzó un poco más y me doy la vuelta, él se pierde entre
la multitud.
Ahora, por supuesto, sé exactamente qué debí haberle dicho. Habría
sido un discurso largo, demasiado, quizás para haberlo desarrollado
adecuadamente. Las ideas que pasan por la cabeza no son siempre
muy prácticas.
Bien, hubiera comenzado “Érase una vez” y terminado “Una triste
historia, ¿no cree?”
Érase una vez, un chico y una chica, él tenía 16 años y ella 18. Él no
era especialmente guapo, y ella tampoco, solo eran un hombre y
una mujer solitarios como todos los demás, pero ellos creían con
todo su corazón que, en alguna parte del mundo había un hombre
y una mujer perfectos para ellos. Sí, ellos creían en un milagro y ese
milagro ocurrió realmente.
Un día los dos se encontraron en la esquina de una calle:
__ Esto es increíble, ella dijo. Te he estado buscando toda mi vida.
No lo creerás, pero tú eres el hombre perfecto para mí.
-Y tú- dijo él, -eres la mujer perfecta para mí, exactamente como te
había soñado, en cada detalle, es como un sueño.
Se sentaron en un banco del parque, se cogieron de las manos,
y se contaron sus historias el uno al otro, hora tras hora. Ellos ya
no estaban más solos, habían encontrado y sido encontrados por
su pareja perfecta (qué cosa tan maravillosa es encontrar y ser
encontrado por tu pareja perfecta). Es un milagro por supuesto, un
milagro cósmico.
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Mientras conversaban sentados, una pequeña sombra de duda
entró en sus corazones: ¿estaba bien que los sueños de alguien se
hicieran realidad tan fácilmente? Y así, cuando se produjo una pausa
momentánea en su conversación, la chica le dijo al chico:
__Vamos a probarlo para nosotros una vez, si realmente somos el
amor perfecto del otro, entonces alguna vez, en algún lugar, nos
encontraremos otra vez sin duda, y cuando pase, sabremos que
somos la pareja perfecta, y nos casaremos, ¿qué piensas?
__Sí- dijo ella, -eso es exactamente lo que deberíamos hacer-. Y
entonces, se separaron, él iba al Oeste, y ella al Este.
La prueba que habían acordado, sin embargo, era innecesaria, no
la deberían haber realizado porque eran real y verdaderamente la
pareja perfecta y era un milagro que se hubiesen encontrado, pero
era imposible para ellos saberlo porque eran muy jóvenes.
Las frías e indiferentes olas del destino continuaron sacudiéndolos
despiadadamente. Un invierno, el chico y la chica cayeron enfermos
de una terrible gripe, y después de luchar entre la vida y la muerte,
perdieron la memoria de sus años más tempranos y cuando se
dieron cuenta, sus cabezas estaban vacías. Fueron dos brillantes y
decididos jóvenes, que, gracias a sus esfuerzos constantes, fueron
capaces de adquirir otra vez el conocimiento y el sentimiento que les
posibilitó volver como miembros hechos y derechos a la sociedad.
Gracias a Dios, se convirtieron en ciudadanos que sabían cómo utilizar
el transporte público o ser capaces de enviar una carta especial al
correo. También, experimentaron el amor otra vez; algunas veces,
como mucho al 75% u 85%.
El tiempo pasó con una rapidez espantosa, y pronto la muchacha
tuvo 32 años y el muchacho 30. Una preciosa mañana de abril, en
busca de una taza de café para comenzar el día, la muchacha andaba
del Este al Oeste, mientras el muchacho, teniendo la intención de
enviar una carta, andaba del Oeste al Este, los dos sobre la misma
estrecha calle del barrio de Downtown en Los Ángeles, California.
Se cruzaron en el centro mismo de la calle. El destello más débil
de sus memorias perdidas, brilló tenuemente por un pequeño
momento en sus corazones. Cada uno sintió un retumbar en su
pecho. Y en ese momento supieron: él es el hombre perfecto para
mí y ella, es la mujer perfecta para mí, pero el brillo de sus memorias
era demasiado débil, y sus pensamientos ya no tenían la claridad de
catorce años antes.
Sin una palabra se cruzaron, desapareciendo entre la multitud para
siempre. Una triste historia, ¿no cree? Si, eso es, eso es lo que debí
haberle dicho.
Autor: Vanesa Frías Hernánde
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Errores
A Gabriel Feregrino nunca le había faltado compañía femenina, ni
siquiera ahora a sus cuarenta y nueve años. Con su 1.85 m. de altura,
constitución fuerte y sonrisa pícara casi sugerente, el buen poder
adquisitivo que había forjado a lo largo de su vida como abogado
pasaba a segundo plano entre las féminas. El pequeño gran detalle
es que estaba casado hacía dos décadas, sin embargo la culpa no
hacía mella en él porque sabía que su esposa Martha frecuentaba
compañeros extramaritales mucho antes de que él iniciara sus
“aventuras”.
Esa mañana de Mayo salió a trompicones de la casa de su compañera
en turno, con la ropa desaliñada, y el estómago vacío se dirigió a su
hogar ubicado al otro lado de la ciudad. Durante el trayecto veía su
caro reloj frecuentemente pues debía asistir como invitado a una
conferencia en la Facultad de Ciencias Políticas en alguna universidad
local. Tenía menos de treinta minutos para llegar a su casa, ducharse,
cambiarse, y salir a camino. El desayuno lo pospondría para después.
Al llegar se topó en la entrada con su esposa Martha, quién era una
atractiva mujer que rondaba los cuarenta y seis años, de tez banca,
cabello como el trigo y mirada sagaz. Las arrugas debajo de sus ojos
y el entrecejo eran notables, pero era su altura, de casi 1.75 mts
y su esbelta figura lo que más llamaba a atención. Aunque el aire
de superioridad que emanaba podría competir con sus rasgos más
destacables.
— ¡Al fin llegas, Gabriel!—exclamó con un tono burlesco y ligeramente
ácido—Debiste avisarme que no llegarías, para cancelar la cena con
mis padres a tiempo.
—Lo siento, se me pasó el tiempo en el despacho y decidí dormir
allá— dijo Gabriel sin la más mínima preocupación.
Martha murmuró algo y se fue, mientras Gabriel entraba a su hogar
y procedía a ejecutar sus planes. En menos de veinte minutos
estaba listo y enfilando hacia la avenida. Tardó solo siete minutos
en llegar a la universidad destino, y observó el lugar en busca de
algún espacio para estacionarse. Cuando por fin lo encontró, una
motocicleta apareció en su campo de visión, ocupando el lugar
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que el había divisado primero. Con molestia asomó la cabeza por
la ventana y exclamó algunas barbaridades al motociclista de casco
con pegatinas de círculo.
Cuál fue su sorpresa cuando el motociclista retiró el casco de su
cabeza y apareció una cabellera tan negra como el carbón, que caía
en ondas largas hasta la cintura. Un ovalado rostro de ojos vivarachos,
cejas pobladas, y labios carnosos de sonrisa divina, volteó a verlo y
con un tono de voz algo ronca pero amable le respondió:
—Disculpa amigo, pero estos lugares son exclusivos para los del
consejo escolar. — Y regalándole una penetrante mirada llena de
jovialidad y una sonrisa encantadora que denotaba una buena
genética o un buen tratamiento de ortodoncia, se retiró trotando
hacia la Facultad de Ciencias Políticas.
Gabriel sintió como si hubiera recibido un golpe inesperado al ver
a aquella joven. Y retomando el control decidió estacionarse en un
lugar algo alejado. Se tomó algunos minutos para meditar por qué
se había sentido como un niñato al ver a aquella muchacha, al fin
que ya iba tarde y su participación seria de las finales.
Bajó de su auto con el estómago manifestando su necesidad de
comida, sentía como si trajera a un león en él. Se dirigió al auditorio
buscando alguna cafetería en el camino, pero no tuvo éxito. Cuando
ingresó observó el panorama, en busca de aquellos ojos vivarachos,
pero no los vio en algún lado. Luego de su intervención y de varios
aplausos conversó con su amigo Fabián, quien lo había invitado a
asistir ese día y después de despedirse se marchó a su despacho.
Esa noche al llegar a su hogar, no pudo conciliar el sueño, aquella
bonita sonrisa lo torturaba impidiéndole descansar. Así pasaron dos
semanas, hasta que ese viernes al ver la hora notó que apenas eran
las once pm tal vez un trago le caería bien para relajarse. En diez
minutos ya estaba listo y conduciendo por la ciudad pero no tenía
ganas de frecuentar los mismos lugares de siempre. Sabía que si lo
hacía terminaría con alguna mujer en algún recóndito lugar y eso no
era lo que quería esa noche.
Terminó así en un bar bastante peculiar de espectáculo en vivo, entró,
ordenó y para el final de su última ronda cuando estaba a punto
de marcharse, por los altavoces se escuchó una melodía y con ella
una voz ronca, envolvente y ligeramente cadenciosa, se sentía como
tomar un whisky en invierno, Gabriel se encontraba ligeramente
achispado, así que se quedó hasta el final del espectáculo, cuando la
cantante dueña de aquella singular y preciosa voz bajó del escenario
quedó impactado. No sabía que lo sorprendió más, si la manera en
que la joven cantó, que usaba un vestido tan ceñido que le ajustaba
como una segunda piel y lucía como una deidad o que esa joven era
la misma motociclista de la conferencia.
Al ver a la joven pidiendo un trago en la barra decidió encararla, y
ofreció pagar su bebida. La bonita muchacha lo reconoció y le dijo:
— ¡Eres tú! ¡El del estacionamiento y la conferencia! Casi me dejas
sorda con tremendo lenguaje tan florido que te cargas. —y comenzó
a reír algo apenada. — Aunque no puedo juzgarte, realmente te
mentí, ese lugar no es exclusivo para nadie.
Gabriel, algo sonrojado al recordar la escena y la manera tan grosera
en la que le habló murmuró una disculpa y preguntó su nombre.
—Soy Victoria. Sé que tú eres Gabriel, te presentaron en la
conferencia.
— ¡Vaya, al parecer sí prestaste atención! Me alegra saber que a los
jóvenes como tú les interesa la rama jurídica.
—Bueno, realmente no me considero tan joven, ya estoy a punto de
terminar la carrera. Creo que eso en automático te añade algunos
años encima. — dijo Victoria mostrando una amplia sonrisa.
Gabriel no sabía si eran esos pocos tragos extras que había ingerido,
o que Victoria se encontraba muy cerca de él, pero empezó sentir
que temblaban sus manos y algo de mareos. Con una disculpa y una
despedida rápida intercambiaron contactos y tomando la mano de
la bella joven, depositó un beso en ella.
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Salió casi corriendo y justo al llegar al maletero de su auto, vomitó
sin control. Al parecer el alcohol en ese lugar era de dudosa calidad.
Subió a su auto color negro y se observó en el retrovisor, no tenía
mala apariencia. Los cabellos color azabache con algunos hilos de
plata emergiendo de ellos, la mandíbula fuerte, ojos oscuros como
la media noche, ligeramente enrojecidos por el alcohol, las cejas
pobladas y la barba bien cuidada, le daban un aire varonil, diría que
hasta atractivo. Pero fueron las arrugas alrededor de sus ojos las
que le bajaron el ánimo, ya no estaba en la flor de su juventud para
estar persiguiendo jovencitas. Esa noche regresó a su casa en donde
soñó con ojos vivaces, sonrisas bonitas y cabelleras oscuras como el
carbón.
Así pasaron algunos fines de semana, él asistía al bar y se sentaba
en la barra a observar el espectáculo que Victoria ofrecía. Al finalizar
ella bajaba y lo acompañaba con un trago, platicaban de todo y
de nada, de temas tan complicados como la política del país o tan
vanos como que Victoria era pésima en matemáticas. Así es como
se enteró que viernes y sábados ella trabajaba cantando en aquel
bar, y lo hacía más por gusto que necesidad, que asistía al último
semestre de la carrera y se inició en el motoclismo por un amigo del
bachillerato pero lo dejó después de una fractura en las costillas. En
ocasiones parecía que ella a su corta edad, tenía más anécdotas que
contar que él en su larga trayectoria.
A pesar de todo ese tiempo compartido, incluso mensajeando,
ninguno había cuestionado la edad del otro. Él sabía que ella no
pasaba las veinticinco primaveras y ella notaba que el rondaba ya
los cuarenta años, sin embargo la química era tan buena que ambos
temían que al revelarse este dato se mermara el lazo invisible entre
ellos que los unía e iba fortaleciéndose noche tras noche.
Eran los mediados de agosto y Gabriel se encontraba en su despacho,
comenzaba su hora de comida y aprovechó para enviar un mensaje
a Victoria, se había decidido invitarla a cenar esa noche. Le gustaba
Victoria, no lo negaba. No sabría decidir si eran esos ojos oscuros de
hechicera tan llenos de vida que transmitían felicidad a quien hiciera
contacto visual con ellos, si era su curvilínea figura que lo atraía
como canto de sirena o era la emoción de sentirse un jovenzuelo
cuando convivía con ella pero de algo estaba seguro, quería llegar
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a algo más con ella que solo charlas de fines de semana. La semana
anterior incluso le había insinuado una separación definitiva a su
esposa Martha, quien le respondió un pensativo:
—Dame un par de semanas más, por el momento necesito la fachada
de feliz matrimonio que hemos llevado los últimos diez años. Me han
ofrecido un cargo federal y sabes que son muy conservadores con el
tema del matrimonio, sobre todo en nosotras las mujeres.
Victoria respondió positivamente el mensaje de Gabriel. Y éste
comenzó a planear inmediatamente el evento que acaecería esa
noche. La llevaría a la finca de sus padres, que tenía unas vistas
deslumbrantes, contrataría un banquete, algún trio para acompañar
la velada y tendría un vehículo listo para cuando ella quisiera regresar.
Victoria llegó deslumbrante, con el cabello recogido, un vestido en
tonos crema, que dejaba descubiertos sus hombros, y contrastaba
su piel morena, tan tersa que parecía de seda, pero era la manera
en como el vestido abrazaba sus caderas dejó a Gabriel sin habla.
Era algo inefable de describir, pero Gabriel sabía que daría su propia
libertad por poder reflejarse en esos ojos bonitos. Era oficial, estaba
enamorado.
Gabriel jamás se había esmerado tanto en su imagen y por las miradas
que vislumbraba en Victoria, supo que a ella le había encantado el
resultado, aunque había algo más en su mirada, notaba que había
tomado una decisión pero no logró descifrar qué.
Conversaron, cenaron y bailaron hasta entrada la media noche
envueltos en las notas de Consuelo Velázquez __quiero tenerte
muy cerca, mirarme en tus ojos, verte junto a mí, cuando ella en un
momento repentino, cambió su humor alegre y vivaz por uno más
reservado, casi nervioso. Él lo notó y detuvo el baile, pero ella de
puntillas, tomó el rostro de Gabriel y planto un tierno y cálido beso
en sus labios.
Él, sin perder el tiempo correspondió el acto y así pasaron varios
minutos hasta que la temperatura comenzó a tornarse febril. Y fue
así, con las luces de la ciudad de fondo y la oscuridad de la noche
como testigo, que en sublime comunión sus cuerpos unieron.
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Los días pasaron y el mes de octubre anunció su llegada con algunas
hojas secas decorando las calles. Gabriel y Victoria vivían en una
burbuja, aunque ella constantemente asistía a revisiones médicas y
se excusaba con que tenía una ligera anemia y no era nada grave.
Él la notaba un poco más delgada, pero confiaba en que pronto se
recuperaría. Todo fluía bien, al menos así sería hasta aquella noche,
cuando él llego a su casa Martha lo esperaba con el celular en mano,
era la primera vez que hacía eso por lo que Gabriel dedujo que algo
no marchaba bien. Con un tono de voz fúrico pero bajo, Martha le
dijo:
—Te pedí que me dieras algunas semanas para concretar la
separación y tal parece que no entendiste. Hoy por la tarde me
llegaron estas fotografías tuyas paseando con una joven tomados
del brazo. Y adivina ¿quién las envió? ¡Laura, la esposa de mi jefe! Tú
sabes que a mí no me importa quién es la tonta en turno, pero quería
guardar las apariencias y sales con esto. ¿Sabes cómo afectará a mi
imagen y aspiraciones tu pequeño desliz? Te doy dos días para que
te encargues de tus... asuntos y olvídate del divorcio. Hazte la idea
de que vamos a estar juntos al menos hasta que asegure mi futuro
político. — Y de manera digna, Martha salió rumbo a su dormitorio.
Gabriel quedó estupefacto, no sólo seguía casado con Martha
sino que ella se rehusaba al divorcio. Secretamente él ya quería
formalizar su relación con Victoria. No sabía cómo reaccionarían sus
amistades o familiares, eso ya sería preocupación para otra ocasión
pero estaba seguro de que esa muchacha le había robado la paz
del alma y revivido la juventud a sus casi 50 años. Parecía ridícula la
diferencia de edad entre ellos, y estaba seguro que cuando los veían
juntos por la calle la gente murmuraba a sus espaldas, esa situación
lo desanimaba un poco. No había pensado que cuando tuviera
que presentar a Victoria a las esposas de sus socios y amigos no
tendrían mucho que ver con ella, primero por la brecha generacional
y segundo por el distinto ámbito social.
Eso sumado a la postura tomada por Martha, dificultaría todo a
su paso. Tenía que encontrar la forma de que todo funcionara sin
perjudicar a nadie, eso sin incluir el hecho de que Victoria aún no
sabía de su situación civil. En fin, tenía mucho por delante pero hasta
que nada malo pasara dejaría fluir todo.
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Victoria por su parte, estaba segura de querer avanzar más con
Gabriel aunque en el fondo temía que la edad fuera un obstáculo,
sobre todo que él la considerara algo inmadura o se aburriera de
ella. Otro de sus temores era lo que le diría a sus padres, a quienes
consideraba como algo conservadores. Ellos verían con malos ojos
su relación eso estaba seguro, pero tenía la esperanza de que al ver
el grado de formalidad que Gabriel tenía y que no lucía tan mayor,
éstos finalmente le aceptaran. Tenía planeado presentarlos dentro
de dos semanas justo después de su ceremonia de graduación y
quería que todo saliera perfecto. Se levantó de su asiento y vio
su reflejo en el espejo frente a ella, notaba como sus ojeras eran
más pronunciadas y le faltaban algunos kilos. Sabía que en algún
momento tenía que confesar la verdad a Gabriel, pero no quería
arruinar el próximo encuentro, así que decidió aplazar la noticia.
Pasaron las dos semanas y después de la hermosa ceremonia de
graduación Victoria y sus padres Marcos y Elena acudieron a una
elegante villa a cenar para celebrar el importante logro de su hija, sin
saber que allí se encontraba Gabriel esperándolos. Victoria procedió
a presentarlos, en primera instancia la señora Elena mostró algo de
sorpresa pero supo disimularla bastante bien, fue el señor Marcos
que con un semblante algo molesto e incrédulo, saludo a Gabriel
con un apretón de manos bastante rudo, demostrando que no le
agrado ni un ápice la noticia de la relación.
Después de una incómoda charla, Gabriel decidió tomar el fresco al
jardín y excusándose con los invitados procedió a salir, justo cuando
llevaba un par de pasos escuchó como Marcos increpaba a Victoria:
— ¿Acaso estás loca? Estoy seguro que tiene nuestra edad, podría
ser tu padre.
—¡Shhh!, silencio—susurró Elena— Esto lo discutiremos más tarde,
y Marcos más vale que te comportes, porque si de algo podemos
jactarnos es que descorteses no somos.
Victoria al ver que Gabriel no regresaba, decidió salir en su busca.
Debajo de una camelina que aún conservaba algunas florecillas en
tonos violetas, estaba sentado Gabriel con la cabeza entre las manos
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y las piernas abiertas. El cuadro era desolador, así que decidió
animarlo un poco. Se sentó a su lado y lo abrazó diciéndole:
—Te pido disculpas por la actitud de mi padre, es sólo que soy su
única hija y es la primera vez que le presento a mi pareja formalmente.
Sabe que vamos enserio y se ha puesto nervioso.
—Vicky, sabes que ha sido más que eso. Realmente está molesto,
escuché como te increpaba cuando salí — dijo Gabriel con un ligero
tono de reproche— aunque de cierta manera lo entiendo. Pero
¿sabes qué? no dejaré que eso arruine nuestra dicha, hoy te estamos
celebrando así que volvamos a la mesa, pidamos algunas bebidas y
te daré una sorpresa más tarde.
Volvían tomados de la mano cuando él se congeló en el acto,
palideciendo de un segundo a otro. Victoria dirigió su mirada al
punto que Gabriel miraba con gran horror pero solo divisó a sus
padres algo exaltados y con ellos una mujer de cabello rubio,
grandes ojos, y notable estatura. Parecía rondar los 40 años y en
cuanto hicieron contacto visual, la rubia mujer esbozó una sonrisa de
suficiencia como si supiera algo que ella no.
Victoria no sabía que pasaba, a partir de ese momento todo se tornó
confuso, escuchó gritos de su madre, y frente a ella la escena de su
padre golpeando a Gabriel pasaba en cámara lenta. Pronto espabiló
y con ayuda de dos meseros logró separarlos. No estaba segura de
lo que sucedía pero decidió que lo mejor era salir del lugar. Al llegar
al estacionamiento se topó con aquella mujer, y la alcanzó en busca
de una explicación.
— ¿Quién eres y por qué pasó todo esto?—pregunto de manera
atropellada Victoria.
—Soy Martha la esposa de Gabriel y tú eres la aventura en turno.
Debo darle algo de crédito, eres la compañera más joven que ha
tenido, eso sí que es un logro, bueno me quedaría pero mi agenda
está saturada— dijo de manera juguetona y con un rápido giro se
internó en un auto que aceleró como si no hubiera mañana.
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Victoria quedó anonadada, no sabía cómo procesar aquella
información. Poco a poco sintió formarse un nudo enorme en la
garganta pero el llanto no llegó, sentía furia, desasosiego, tristeza y
vergüenza. Detrás de ella se escucharon algunos pasos, era Gabriel
con la cara amoratada y una expresión de desconsuelo que en
lugar de provocar pena a Victoria, le provocaba ira pero se sentía
demasiado débil físicamente para demostrarlo.
—Es más complicado de lo que parece, no es lo que estás pensando,
te juro que no lo es.
— ¿Entonces esa mujer no es tu esposa y todo este tiempo no fui tu
amante?—preguntó Victoria— no seas cínico, eres la persona más
sinvergüenza que conozco.
—Sé que te debo una explicación pero necesito que me acompañes
a un lugar más tranquilo.
— ¡Vámonos Victoria, si permanezco un minuto más aquí lo mataré!—
exclamó Marcos caminando hacia ellos— prometo que si la vuelves a
buscar no dudaré en volarte los sesos— siseó fúricamente a Gabriel.
Y con paso apresurado se dirigieron al auto, dejando atrás a un
Gabriel golpeado y arrepentido que se encaminó con paso tortuoso
a su vehículo.
Pasaron varias semanas en las que Gabriel intentó contactar a Victoria
sin éxito, acudía al bar todos los fines de semana sin falta pero su
acceso ya no era permitido. Fue hasta ese frío sábado de diciembre
que acudió con la esperanza de encontrarla al finalizar su acto, y
para su sorpresa entró sin dificultad alguna. Uno de los meseros
lo reconoció y con cara de pena le informó que lamentablemente
Victoria había dimitido la noche anterior.
El abogado le agradeció el dato y con el alma arrastrando por los
suelos se dirigió a su despacho. Allí se sumergió en aquellas bebidas
que lo abrasaban como una hoguera por dentro en cada trago que
les daba, así transcurrió hasta el domingo en la noche, cuando se le
81
ocurrió una idea. Decidido traspasar una barrera que jamás imaginó,
acudió a su amigo Fabián en busca de los datos personales de
Victoria Gálvez y logrando persuadirlo obtuvo el domicilio, eso le
bastaba para ponerse en contacto con ella.
Al día siguiente decidió acudir a la dirección y al tocar la puerta se
encontró cara a cara con la señora Elena que rápidamente cerró la
puerta detrás de ella y con tono molesto le dijo:
—Parece que no valoras tu vida, ¿Qué haces aquí? Victoria no desea
verte.
—Lo sé, pero tengo que explicarle muchas cosas y también quiero
hablar con usted y su esposo, si me lo permiten claro.
—No tienes vergüenza, ya supimos lo suficiente para decidir que no
eres lo que ella necesita y mucho menos ahorita— dijo en un tono
amenazante Elena.
— Discúlpeme, pero usted no es quién para decidir eso, Victoria ya
tiene edad suficiente para tomar decisiones.
— ¡Pero no la salud suficiente!—interrumpió Elena alterada
— ¿A qué se refiere?
—No me corresponde decírtelo, pero lleva algunos meses enferma.
Le diagnosticaron leucemia y desde aquel horroroso suceso en la
villa parece que ha decaído. Por lo que te pido de buena manera
que si te preocupas por ella tal y como presumes, la dejes tranquila.
— y con un último gesto de desprecio dio media vuelta e ingresó a
su hogar, dando un portazo.
Gabriel sentía que su mundo se resquebrajaba, y volviendo algunos
recuerdos llegaron aquellas frecuentes visitas al médico y la gradual
debilidad física que presentó Victoria en los últimos meses. Por un
instante creyó que desfallecería frente aquella puerta pero logró
arribar a su auto, el shock inicial se fue transformando en furia
dirigida a sí mismo. Observó su reflejo en el retrovisor y la imagen
que vio le produjo un asco descomunal, se sentía como una escoria.
82
Y conduciendo sin control, condujo hasta llegar a su casa, tenía que
hablar con Martha.
Al llegar efectivamente, Martha se encontraba en casa y con cierto
enojo en la voz Gabriel le reclamó:
— ¿Estás feliz? Ya conseguiste lo que querías, ¿sabías que está
gravemente enferma?
—Gabriel—interrumpió Martha— lo sé desde hace mucho. La
investigué y supe que acudía a una clínica oncológica. Te advertí
que solucionaras tu relación con ella, no quería involucrarla como lo
hice pero no me diste elección—dijo con semblante serio.
Él sintió como una bofetada aquella confesión, que Martha supiera
la condición de Victoria mucho antes que él lo hizo darse cuenta de
que nunca prestó atención a lo que pasaba a su alrededor. No era
más que un deplorable, egoísta y mezquino ser.
—No soy una mala persona del todo, me contacté con el director
de su clínica para vincularlos a un centro especializado ubicado en
Nuevo León. Si de algo estoy segura es que la chica no tiene la culpa
de que seas un pérfido. –—sentenció la rubia mujer —Y para quitarte
la duda, el centro oncológico es de internado, a ver si así el tiempo
o la distancia borra de tu cabeza la idea de tener algo que ver con
ella, si por alguna razón se te ocurre ir a buscarla ten en cuenta que
no dudaré en echar mano de todos mis recursos para desquitarme
con esa muchacha.
Y sin más que agregar, Martha dio media vuelta y desapareció al
cruzar por la puerta. Gabriel quedó estupefacto, agradecía el gesto
de su esposa con Victoria pero que lo condicionara a costa de esta,
le resultaba desagradable. Tenía que tomar una decisión aunque
no era difícil elegir cuál. Tenía claro que no podía remediar lo que
había hecho pero sí tenía la capacidad de salir de la vida de aquella
muchacha de ojos vivarachos con tal de verla bien.
Con el frío llegó un sinfín de decisiones, entre ellas el traslado de
Victoria a la ciudad de Monterrey, Gabriel y su llegada a la Ciudad de
México y el ascenso de Martha como secretaria de seguridad pública
83
84
en el nuevo sexenio. Los días pasaban uno tras otro, y parecía que
el abogado no lograba salir de su melancolía, poco quedaba de
aquel hombre coqueto y alegre que disfrutaba de su trabajo más
que cualquier otro y que cada fin de semana salía por un trago.
Había caído en una rutina bucleica y amarga desde el día de su
separación con Victoria y no había logrado sobreponerse a ello. Y
así fueron avanzando los años, cinco años para ser exactos hasta que
Martha decidió que era tiempo de regresar a su ciudad natal, cuna
de los meses más felices de Gabriel.
Él no resistía la emoción de regresar, muy en el fondo existía una
pequeña llama de esperanza de poder encontrarse con Victoria.
No sabía que le diría pero estaba seguro de que tenía que verla,
abrazarla y poder ofrecerle una merecida explicación. Pasaron
dos semanas durante las cuales él se estacionaba por largas horas
cerca de la casa de los padres de ella, con la intención de ver si ella
llegaba pero sus esfuerzos fueron en vano, jamás la vio. A veces sus
pensamientos lo traicionaban cayendo a los más profundos pozos
de oscuridad en donde estaba la posibilidad de que la leucemia se
la hubiera arrebatado.
Justo esa tarde cuando el sol estaba en el horizonte poco antes de
ocultarse y el cielo se teñía de tonos cálidos para darle paso a la
oscuridad de la noche, un auto de color blanco arribó justo en la
puerta de la casa de Marcos y Elena. De este descendió una mujer,
era ella, estaba seguro, llevaba el cabello a la altura de los hombros
en un liso perfecto, seguía tan oscuro como la media noche, usaba
un ligero vestido de tirantes, estampado con pequeñas florecillas y
en su mano cargaba lo que parecía una mochila. Lucía hermosa, los
años le habían sentado bien, tenía una expresión de suficiencia en
el rostro pero cuando esbozó una sonrisa hacia el asiento trasero
del auto sus facciones se dulcificaron. Gabriel comenzó a acercarse
pero se detuvo abruptamente cuando observó cómo Victoria bajaba
de aquel asiento a un pequeño niño de cabellos color azabache de
aproximadamente tres años y le besaba su regordeta mejilla. Tenían
la misma sonrisa, ese niño era sin duda hijo de ella. Rápidamente
Gabriel giró y se fue trotando hasta su auto, arrancó y desapareció
por la carretera.
Fue así como estableció una rutina, salía de su trabajo e
inmediatamente se estacionaba cerca de aquella casa en donde
arribaba el auto de Victoria y se dedicaba a ver por algunos minutos
aquel hermoso rostro. Era un muerto en vida, sin ánimos de seguir
y poder poner un alto a todo escribió una carta para ella que decía
lo siguiente:
Querida Victoria:
Años han pasado y he notado que tus ojos han vuelto a brillar desde
la última vez que te vi, podría matar si es necesario con tal de ser
merecedor de alguna de tus sonrisas. En mi memoria he guardado
el recuerdo del roce de nuestros labios y me he aferrado a este para
sentirte por siempre. El día que supe de tu enfermedad y que te
marcharías, quería arrancarme el corazón del pecho, más como soy
un cobarde, aprendí a vivir con ese sentimiento tan amargo como
la hiel. Me arrepiento profundamente del daño causado y no hay
día que no me torture pensando en ello. Sé que lo que tuvimos se
encuentra derrumbado y quedé enterrado bajo los escombros, sin
embargo necesito una última cosa, tu perdón. Me he convertido en
un lunático viviendo de sublimes recuerdos que hacen desarreglos
en las más oscuras y solitarias noches. Una vez, soñé que te sujetaba
entre mis brazos y cuando desperté vi que me equivocaba así que me
envolví entre las nubes de llanto, me siento tan cansado para seguir
como lo hago ahora. Los motivos para vivir han desaparecido, tú
eres la única constante pero quiero poder recostarme para siempre
en el sueño profundo. No sé, que más escribir, no tengo experiencia
con este tipo de despedidas, solo queda decir que te amo,
Con cariño, Gabriel F.
Deslizó la carta por debajo de la puerta de su amada, caminó por
kilómetros hasta topar con aquel bonito lago en donde solía pasar las
tardes de su infancia, el día era hermoso. Dejó que el sol acariciara
su rostro, se quitó el abrigo e incluso sus caros zapatos y se sumergió
en aquellas cristalinas aguas para ya no salir jamás.
Autor: Daniela Licea López
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La Gran Lección
La historia empieza en un día soleado, en el municipio de Tolimán
cuando los papás de Luna y Leo dos cuates de la misma edad les
dan la sorpresa de que por problemas económicos tendrán que ir a
vivir a la Ciudad de Querétaro. Al escuchar esto El par de hermanos
quedaron completamente atónitos, por un lado Luna se sintió muy
contenta ya que tendrían una nueva casa y nuevos amigos en la
nueva escuela a la que asistirían, aunque por otra parte Leo estaba
muy triste ya que dejarían su casa, juguetes y lo que más estrujaba
su alma era el tener que abandonar a sus abuelos y amigos.
Transcurrió una semana completa con cuatro días y con esto llegó la
hora de partir y abandonar aquellas tierras que lo habían visto crecer.
Los dos hermanos abordaron el autobús con destino a la ciudad de
Querétaro un jueves a las 5:30 de la tarde, ambos con una tristeza
en sus ojos pero con el sueño de vivir grandes aventuras en la gran
ciudad.
Una vez que arribaron se sorprendieron al ver tantos carros como
hormigas y edificios más grandes qué los mismísimos árboles de
guayabos que existen en Tolimán.
Esperaron unos cuantos minutos en la central hasta que llegó uno de
los tíos de Luna y Leo.
__¡Tío, tío!- gritaron de emoción Luna y Leo al ver llegar a su tío
favorito Chuy.
__ ¡Paisanitos!- dijo el tío Chuy mientras corría a abrazarlos.
__ ¡Tío¡ ¿Acaso nos quedaremos contigo en tu casa? ¿no creo que
vayamos a caber todos?- dijo Luna algo confundida.
__ Pues casi casi paisanitos, su papá consiguió que le rentaran la
casa que está enfrente de la mía en la privada en la que vivo así qué
estaremos muy cerca. __Dijo el tío Chuy.
__ ¡Wow! Exclamó Luna, __entonces podremos jugar todos los días
con mi prima Ángela ¿verdad?
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__Claro que sí paisanitos podrán ir a la casa a jugar cuando gusten
pero por mientras vamos a conocer su nueva casa- Dijo el tío Chuy
mientras subía a su automóvil y nos llevaba a conocer nuestro nuevo
hogar.
Al llegar a su nueva casa Luna y Leo se emocionaron bastante ya que
compartirían habitación, aunque también algo decepcionados por
el poco espacio que tendrían para poder jugar. En menos de cinco
minutos de haber llegado a la casa se escuchó una voz muy delicada
y dulce qué gritaba el nombre de los dos hermanos.
__ Luna, Leo- gritaba Ángela la prima de los dos hermanos.
Al ver la luna y Leo saltaron de emoción ya que pudieron ver a su
prima con la cual al día siguiente asistirían a la escuela y se sintieron
un poco más seguros.
__ Hola Angelita- dijeron Luna y Leo.
Platicaron el resto del día hasta que tuvieron que irse a casa para
poder descansar para el día siguiente llegar con toda la actitud a su
nueva escuela.
Luna y Leo se levantaron muy temprano para ir a la escuela,
desayunaron y su mamá los llevó hasta el plantel, en donde en la
puerta ya se encontraba la prima Angelita esperándolos con ansias.
Entraron con gran emoción, una vez que empezaron las clases la
Maestra Anju los presentó con sus compañeros y les pidió apoyarlos
en lo que necesitaran, Luna Y Leo se presentaron con sus nuevos
compañeros, el resto de los niños los miraron de una forma
desagradable durante toda la clase hasta que llegó la hora del recreo.
En el patio de la escuela los niños se reían de ellos por su forma de
hablar ya que ellos hablaban otomí, Leo quiso jugar con Axel uno
de los niños que están jugando en el patio a la pelota pero le dijo
que él no jugaba con niños de color chocolate ya que Axel era de
tez blanca.
__Que tal si me contagias tu rara forma de hablar- dijo Axel.
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Lo que ocasionó que Leo se sintiera muy mal, mientras que del otro
lado del patio de la escuela se encontraba Luna queriendo jugar
con Karla pues ella traía una hermosas muñecas y Luna traía una
muñequita que su mamá le hizo con telita, Karla de igual manera
no quiso jugar con ella y se burló de su muñeca le dijo que era fea
y rara.
Luna se sintió muy mal y vio a su hermano corrió y le contó lo que le
había dicho Karla de su muñeca, Leo también le dijo lo mal que Axel
lo había hecho sentir y se pusieron a llorar, en ese momento llegó
su prima Angelita quien les preguntó qué les pasaba, ellos contaron
lo triste que se sentían al sentirse rechazados por su compañeros,
Angelita decidió llevarlos con la Maestra Anju para que Luna y Leo
le contaran lo que había pasado en el patio con sus compañeros.
Los dos hermanos con inmenso llanto en los ojos le dijeron a la
Maestra que mejor querían regresar a su pueblo con sus amigos que
eran igual que ellos y así nadie se burlaría de su forma de hablar
o de vestir. La Maestra Anju les dijo que no se sintieran mal que
ella hablaría con sus compañeros y que no se avergonzaran de esa
lengua materna tan hermosa que hablan, ni del color de su piel ni
mucho menos de la ropa que portaban.
Llegó la hora de entrar nuevamente al salón, pero antes de esto la
Maestra Anju y Angelita prepararon una lección para los niños del
salón, una vez que entraron al aula todos sus compañeros Angelita
comenzó a hacer preguntas en voz alta.
__¿A ver a quien le gusta que lo hagan sentir mal?¿ Se han puesto a
pensar en que si se van a vivir a otro lugar les gustaría ser rechazados?-
Dijo Angelita con un tono decepcionado de sus compañeros.
__No claro que no me gustaría, dijeron Axel y Karla de inmediato.
__Entonces debemos tratar bien a los demás para que ser tratados
igual.- dijo Nancy una compañera del salón.
Otro compañero dijo: _ mi mamá siempre me dice que debo jugar y
convivir con los demás sin importar de dónde vienen.
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__ Ari dijo- a mí me gusta el color de piel de Luna y Leo.
__Brenda dijo: __a mí me encantaría aprender hablar otomí como
Luna y Leo.
Y así cada uno de los alumnos de luna y Leo comentaron como les
gustaría ser tratados.
Al terminar de escucharlos a todos la maestra Anju les explicó lo
importante que es el respeto a la diversidad y lo malo de tratar mal
a los demás por su forma de hablar, su vestimenta o el color de su
piel, además de que explicó de que existen diferentes culturas y
tradiciones que deben de ser respetadas ya que son patrimonios
sumamente apreciados por la humanidad.
Al escuchar esto Luna y Leo se sintieron muy contentos ya que se
dieron cuenta de que su forma de ser era única entre las demás y
que ellos forman parte de una diversidad cultural grandiosa y no
debían de sentirse mal por su forma de ser.
Al terminar de hablar con los alumnos su prima Angelita le preguntó
a todos los demás:
__¿Entonces cómo debemos de tratar personas que tienen culturas
diferentes?-
Todos corrieron gritando, respetándolos y queriéndolos por como
son.
La maestra Anju los felicitó a todos y los calificó con 10 a todos en
ética y valores por su gran desempeño en ese día.
Al a salir de clases la mamá de Luna y Leo les preguntó cómo les
había ido, ellos muy felices contestaron que muy bien y le platicaron
a su mama de la gran lección y como su prima Angelita y la Maestra
hablaron de la importancia del respeto a la diversidad.
Ahora Luna y Leo ya querían que fuera el siguiente día para estar con
su prima Angelita y con sus nuevos amigos.
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Autor: Miguel Angel Valencia Reséndiz
Mi bibliobiografía
Todos los que escogimos como forma de vida la docencia,
seguramente fue porque fuimos marcados para bien, por uno de esos
mentores que invirtieron su vida en construir la de muchos otros y
que en algún momento nos llegó esa luz, ese llamado a realizar algún
día lo que ellos hicieron con nosotros. Esta lectura está dedicada a
la Maestra Silvia Rodríguez, quien fuera docente de la asignatura de
español de la Escuela Secundaria Federal No. 2 “Dionicio Zavala”
de mi natal San Luis Potosí. Y de cómo de manera incansable nos
motivaba a hacer del hábito de la lectura, una forma de vida.
Cursé la Secundaria entre los años 1975 y 1977, ahí conocí a una
maestra que con su sola presencia marcó mi vida para siempre.
La maestra Silvia, de español, llegó puntualmente a su clase. Jamás
llegaba tarde. Y con una sonrisa alegre, franca y jovial nos dio los
buenos días. Su cabello largo y chino le caía siempre sobre sus
diminutos hombros. Su estilo siempre fue conservador, pues nunca
mostró una sola parte de cuerpo que no fuera su rostro y sus manos,
pues su cuerpo delgado jamás lo mostró; con sus faldas largas y
pantalones siempre oscuros. Su cuerpo era delgado y muy estético.
Seguramente era bien conocedora de la rebelde, inquieta y muchas
veces morbosa personalidad adolescente, que nunca dio pauta
a mostrar sus encantos, que seguramente los tenía muy ocultos
bajo su atuendo. Lo más distinguido de sus rosto era muy finísima
y puntiaguda nariz perfectamente proporcional a sus otros rasgos
faciales. De estatura mediana, boca pequeña discretamente pintada
con labial rosita intenso, tirándole a carmesí, en donde apenas se
distinguía la comisura de su labio superior de su diminuta boca. Sus
intensos ojos negros de mirada profunda, siempre estaban atentos
a que ninguno de sus alumnos se le escapara de su campo visual
y con una simple mirada ejercía tal control del grupo que al entrar
todos nos poníamos de pie y al unísono de un “buenos días” todos
guardábamos un silencio absoluto.
Su atuendo, demasiado elegante como que no concordaba con
el estereotipo de los maestros a quienes se nos ha considerado
siempre de clase media. Vestía por lo general blusas de cuello alto,
o como le dicen “de tortuga”, falda de paño casi siempre oscuro y
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zapatilla negra de tacón puntiagudo. Falda de corte recto, abajito
de la rodilla. En otras ocasiones llegaba con pantalón acampanado
al estilo “setentero” también oscuro y de pañito, que en ocasiones
acompañaba con una especie como de caperuza negra. Su tez
blanca contrastaba con el tono siempre oscuro de su vestimenta.
Era una maestra muy diferente a todas de porte elegante,
personalidad impactante y un compromiso único para educar a sus
alumnos.
Pero por lo demás, quiero decir que la maestra Silvia, fue un modelo
que he seguido durante muchísimos años y a continuación les diré
por qué:
Con sus libros bajo el brazo, su singular porte distinguido, llegaba
siempre a la clase con una chispa en los ojos que nunca he olvidado.
Fue el primero de todos mis maestros a quien le vi utilizar por primera
vez el gis compacto, que no era una tiza tierrosa y quebradiza
que todos los demás maestros utilizaban pues era el material que
recibían gratis de la Dirección.
No, ella llegaba con su gis compacto y su portagis, además, un
artefacto raro para aquel tiempo, de tono metálico color aluminio
desconocido por todos los demás maestros en forma como de
pluma, pero en donde solo se le podía insertar el gis compacto a
presión y no el otro porque al intentar meterlo se desmoronaba. Y
así, empezaba a escribir las indicaciones de la clase en el pizarrón
verde con una letra palmer o cursiva única, de ensueño que no le he
vista a nadie más.
Detalles como ese y muchos otros que pudieran parecer insignificantes
para muchos, para mí sólo hicieron que creciera más mi admiración
por ella y mi deseo incipiente de alguna vez hacer lo mismo: enseñar
Pero sin duda, lo que llegó para siempre como un llamado divino
fue: el amor por la lectura que desde que la conocí llegó a mi vida
para quedarse para siempre. Con su libro: “El galano arte de leer”,
iniciaba siempre sus clases leyendo para nosotros y sobre todo,
haciéndonos leer.
Desfilaron ente mis ojos lecturas inolvidables: como el cuento de
Angel del Campo: EL PINTO”, la historia de un triste perrito de
vecindario que atraviesa mil vicisitudes antes de ser envenenado,
“El contador de cuentos” de Carmen Báez, _¿De donde sacas tus
cuentos, __del pozo. ¿Del pozo?__si del pozo, y qué decir, del primer
acercamiento con la poesía a través de las redondillas de Sor Juana,
“el cuadro mejor vendido” de Gerardo Murillo, ensayos de Alfonso
Reyes, leyendas mexicanas, tarascas, juchitecas, mayas, cantares,
corridos como el de “Catarino Maravillas”, poemas de Amado Nervo,
Salvador Novo, López Velarde, Gabriela Mistral y hasta fragmentos
del inmortal Quijote de la Mancha.
En muchas otras ocasiones sacaba lecturas de otros libros que
siempre traía, iniciaba con su melodiosa voz una lectura que jamás
llegaba al desenlace, mismos que nosotros teníamos que imaginar
y redactarlos para compartirlos al final de la clase para ver cuál era
el final que más se acercaba al desenlace verdadero de la lectura,
pero, ¿qué creen?, nunca supimos cuáles eran los desenlaces. ¡Qué
grandes estrategias tenía para encauzar la lectura!. Muchos de ellos
hasta la fecha no he podido dar con esas lecturas que como por
arte de magia, nos embobaba con su narración y porqué no decirlo
también con su belleza, porque quiero que me digan quien no se ha
enamorado alguna vez de sus mentores.
Mis ojos emocionados esperaban con ansia la llegada de la maestra
día tras día, cada día, era una aventura, cada día era una lectura
diferente y además un buen día decidió implementar un juego
maravilloso. Dijo, que el alumno que mejor contestara las preguntas
de sus lecturas de comprensión obtendría un premio adicional: un
vale para una torta de la cooperativa.
¡¡¡ No!! __me dije a mí mismo. Esa torta tiene que ser mía. Y movido
por esa motivación adicional, que solíamos tener los adolescentes de
aquellas épocas en donde la mayoría de los alumnos proveníamos
de familias numerosas y una torta adicional de la cooperativa escolar
podía ser una aliciente muy poderoso para incentivar la lectura. Ya
que las tortas o el almuerzo de mi adorada madre siempre eran la
mayoría de las veces de puros frijoles, cuando había “vacas gordas”
que era casi nunca, eran de frijoles con huevo y cuando había “vacas
flacas” que era casi siempre, eran frijoles con arroz o de puro arroz.
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__Claro que esto no es una queja, pues al tener yo otros 10 hermanos
era prácticamente imposible que conociera en aquellos años lo
que significaba una buena rebanada de jamón en un virote. Por lo
que una torta de cooperativa de jamón, con mayonesa, jitomate y
abundante lechuga era un manjar bastante apetitoso que habría que
perseguir además de posicionarme con la Maestra Silvia como uno
de sus alumnos más aplicados.
Para llevar mayor ventaja aún, no recuerdo como le hice pero compré
mi primer libro, “ El galano arte de leer”, el mismísimo libro que mi
maestra preferida llevaba bajo su regazo en cada clase, que me costó
una fortuna en oro de aquel tiempo: $12.00. No recuerdo cuánto
tiempo tuve que ahorrar para conseguir tal suma. Pero al fin, tenía
una ventaja adicional por encima de cualquier competidor. De tal
forma que cuando la maestra decía: __Ahora vamos a leer la lectura
de Octavio Paz, “el ramo azul”, yo ya me sabía la biografía del autor,
personajes, trama, desenlace y hasta el número de renglones. Y así,
día tras día, clase tras clase, yo era el dueño de la deliciosa torta de
la cooperativa que a mí me sabía a gloria-
Aún siento en mi boca esa deliciosa sensación de saborear tan
suculento.
Pero, lo clásico. No faltó a quien le molestara mi audacia por conseguir
semejante premio diario que un día después que la maestra Silvia
anunciara por enésima vez que yo lo había conseguido, cuando se
oyó la voz, de Martín Niño Alcocer un alumno fastidioso y engreído
a quien merecidamente le decíamos el “Chore” por sus prominentes
orejas, gritó: __ La borrega siempre quiere ganar el premio, porque
en su casa es un muerto de hambre y no le dan de comer.
Ya se imaginarán quien era “la borrega” pues en mi adolescencia
tuve una cabellera ensortijada y abundante que quizá ahora fuera mi
orgullo, en mi pubertad fue motivo de muchas peleas y broncas en
las que me vi envuelto porque me apodaran así.
Después de estas palabras, al unísono retumbó en el salón la burla
de todos los demás compañeros, pero con mi pancita bien llena y la
satisfacción de era yo el alumno estrella de la maestra Silvia, ignoré
por un momento la ofensa, pero tan pronto hubo salido me volteé
para ver al agresor y gritarle con mucha rabia, le grité:
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__Nos vemos a la salida, güey. Iba a ver bronca segura.
Terminó el primer grado de secundaria y en segundo y tercero el
“Galano Arte de Leer”, me acompañó todo el tiempo y ha sido
parte de mí y de mi vida. Han pasado más de 40 años y aun recuerdo
a mi maestra a mi maestra Silvia, quien me enseñó que la lectura es
una ventana por la cual vemos y conocemos al mundo pero sobre
todo nos conocemos a nosotros mismos, me enseñó que leer es
caminar con los ojos por un mundo lleno de sorpresas, pleno de
sensaciones, emociones, estados de ánimo y pensamientos. Me
enseñó que leer es conocer otros universos, viajar en el mundo
infinito de la imaginación sin límites. Las personas estamos hechas de
cosas buenas y malas, de luces, de sombras, truenos y relámpagos,
de sonrisas, de carcajadas y lloriqueos, siempre dijo que la lectura
nos haces diferentes, porque como decimos en México: “Si lees, se
nota”.
Autor: Roberto Compeán Martínez
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La magia
Había una vez tres amigos que lograron encajar muy bien entre sí:
Isa, Lu y Ana. No llevaban mucho tiempo de conocerse, pero les
eran muy fácil comprenderse entre ellos. Cuando estaban juntos se
olvidaban de lo desastrosas que podían ser sus vidas.
Un día común como cualquier otro estando juntos, decidieron
hacerse algunas preguntas para conocerse más. Entre pregunta y
pregunta, empezaron a ser más divertidas:
__Si pudieran tener un súper poder, ¿cuál elegirían? __dijo Isa
riéndose.
__No lo sé, quizá teletransportarme a donde quiera. Sería más fácil
mi vida si solo pudiera chasquear los dedos y aparecer en el lugar
que quiero. __mencionó Lu. ¿Y tú Ana?
__Fácil, siempre he dicho que me gustaría leer los pensamientos
de las personas. Todos mis problemas existenciales se resolverían.
Podría saber las verdaderas intenciones de las personas, e incluso mi
novio no podría mentirme nunca más, _dijo Ana pensando lo feliz
que sería si eso estuviera a su alcance.
__Yo elegiría ser invisible. ¿Se imaginan las múltiples posibilidades
que eso tendría? Ingresar a muchos sitios gratis, agarrar algunas cosas
para mí, o seguir a las personas que me gustan. ¡Sería interesante!
__exclamó Isa riéndose.
La risa de Isa fue muy contagiosa y los tres comenzaron a burlarse de
lo que acababan de decir, tratando de evitar pensar lo interesante
que sería que eso fuera una realidad. En ese momento prendieron
la televisión y estaban anunciando la lluvia de estrellas fugases que
habría esa misma noche en unas horas. “-Saquen sus mejores deseos
que hay muchas estrellas a las cuales pedirles unos cuantos, dijo el
hombre de las noticias entre risas.
__Yo digo que nos mantengamos despiertos para ver las estrellas al
rato. __mencionó uno de los tres amigos.
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98
Y así fue. Esperaron a la hora que había acordado el noticiero para
salir y ver el gran espectáculo que estaba por apreciarse. Estuvieron
esperando en la fresca y oscura noche, pero las estrellas no aparecían.
Cuando estaban por darse la vuelta para meterse al calor de la casa,
una estrella decidió hacerse presente e Isa no tardó en abrir la boca:
__¡Que se nos cumplan nuestros súper poderes! Lo siento, no se me
ocurrió nada mejor al quedar decepcionado de ver que no fue más
que una estrella y no puedo tomarme esto en serio.” Rieron todos
juntos por el decepcionante momento y regresaron a dormir.
La noche era oscura y silenciosa. Por lo tanto, no tardaron en conciliar
el sueño. Era de esas veces en las que caes profundamente dormido
después de un día agotador, y empezaron a soñar.
Isa soñó que por fin tenía el poder de ser invisible. Dentro de su
sueño quería ir a un concierto de su artista favorito. Sin embargo,
el boleto era muy costoso y su arduo trabajo no le alcanzaba para
darse ese lujo. Entonces recordó que tenía ese gran truco bajo la
manga: hacerse invisible. A pesar de esta ventajosa oportunidad
que tenía, no podía evitar sentirse nervioso de que algo pudiera
salir mal. Pero no importó. Decidió no echarse para atrás y vivir el
momento. Se mentalizó y con solo pensar en hacerse invisible logró
desaparecer. Él saltó una de las barreras que impedía que pasara
la gente y se dirigió a los lugares que más en frente estaban del
escenario. Después de pasar por tan difícil y tenso momento, el
concierto comenzó y no podía creer que su plan había sido exitoso.
En el sueño de Lu podía vérsele demasiado a gusto y feliz. No tenía
que levantarse una o dos horas más temprano para ir al trabajo, o
pasar por el miedo de ir por las calles en la noche y que alguien
apareciera de la nada, tampoco tenía que pagar transportes o
estancias a lugares lejanos. Lo único que tenía que hacer, como
había mencionado, era pensar en el lugar en el que quería estar y
chasquear los dedos para trasportarse allá en un abrir y cerrar de
ojos.
Ana estaba moviéndose a un lado y otro en la cama. Ella soñaba
que podía leer la mente de las personas con sólo voltearlas a ver.
Las personas iban caminando y ella tenía el registro de todo lo que
tenían en mente en esos momentos. Al notar eso, fue preparando
una visita a casa de su novio para hacerle unas preguntas. No
estaba nerviosa pues finalmente podría saber la verdad aunque él
no quisiera. Al hacerle preguntas se dio percató de todas las cosas
que le había estado ocultando y su capacidad tan grande de mentir.
Decepcionada, se fue corriendo a su casa. Pero en el camino se
perturbó al ver todas las mentes tan extrañas alrededor de ella. –Y a
mí que me importa ver lo que todo lo mundo piensa. ¡ASH!.
El sol finalmente salió y Lu y Ana empezaron a platicar sobre lo que
habían soñado.
__Y con sólo chasquear los dedos aparecía en otro lado. Imaginar
que lo hago es divertido, pero soñarlo y sentir por un instante que lo
estoy viviendo es aún mejor. –dijo Lu.
__Que genial por ti. Yo no pude evitar ver los pensamientos de los
demás y es terriblemente horrible. No quería leer la mente de todos
sin antes tener la intención. Iugh, pero bueno.
En eso, entró Isa a la habitación. -¿Qué creen niñas? Soñé que podía
ser invisible y entrar al concierto de mi ídolo. –dijo emocionado y
risueño.
__¿Quéeeeeeee? ¿Lo dices en serio? –dijeron Lu y Ana sorprendidas.
Nosotras también soñamos con eso.
__¿También soñaron que era invisible y me iba al concierto? –dijo
atónito.
__No seas tonto. Soñamos con nuestros súper poderes. –dijeron con
tono obvio.
__Ah, claro. ¿Y qué Ana? ¿Ya te quedó claro que sí te engaña o
todavía sigues creyéndole? __dijo Isa burlándose.
Lu se adelantó a contestar: __Eso no importa. Nada mejor que
chasquear los dedos e irme a donde quiera.
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__¿Y ya sabes a donde podrías ir? O nada más vas a chasquear los
dedos para irte del cuarto a la sala, de la sala a la cocina, etc. __
mencionó Isa con su tono burlón.
__Muy gracioso, pero sería un buen comienzo decir “Quiero salir del
cuarto” y realmente aparecer a fuera. Riéndose de la conversación
decidió chasquear los dedos para darle más motivo de reírse, y al
momento de hacerlo apareció a fuera del cuarto, parada justo frente
a la puerta. Todos se detuvieron al instante, impactados por lo que
acababa de pasar. No podían distinguir si el sentimiento era de
terror o de una emoción indescriptible. Y aún más Lu, que quedó
en shock por lo que acababa de pasar. El primero en soltar un grito
fue Isa. – ¿Saben lo que significa eso? Si ella tiene la capacidad de
teletransportarse… entonces yo puedo… __y pensándolo con toda
emoción gritó: __ ¡ser invisible!
Y en ese momento dejó de ser visible para sus amigas, quienes solo
podían oír sus gritos de alegría emocionado por lo que estaba por
venir. Ana era la más preocupada, pues a simple vista no podía ver
lo que pensaban Isa o Lu, pero recordó lo que había dicho hace un
rato. __-Quizá necesite pedir la activación del poder como Isa, o
chasquear los dedos como Lu.
100
–dijo en su mente. Sin decir ni una palabra, pensó “__
__Quiero leer su mente” viendo a Lu, y en ese momento empezaron
a mostrarse todos sus pensamientos como si fueran suyos. Podía ver
lo impactada que estaba pero todos los planes que le esperaban
después de descubrir tan gran poder.
Lu dejó su shock y sin más se despidió de sus amigos para irse a
casa a planear su esplendoroso futuro. Chasqueó sus dedos y se fue.
Se escuchó la voz de Isa pidiendo ser visible y volviendo con una
sonrisa. Ana, a comparación de su sueño, ahora podía controlar a
quien leerle la mente. Sin embargo, estaba nerviosa por los hallazgos
que podía descubrir. Ya no era solo un sueño, era una realidad. Y no
sabía si estaba lista para hablar con su novio y saber la verdad de
todo. Decidió partir a su casa y pensar en lo que estaba pasando.
Al estar acostada en su cama, recibió un mensaje en su celular sin un
número registrado: “Solo es por un día”. Al cabo de cinco minutos
llegaron mensajes al grupo de Isa y Lu: __¿Creen que se trate de una
broma? ¿Y si realmente es verdad? ¿Y quién envió eso? Ana pensó en
la situación, ¿y si realmente solo tenían un día para hacer todo lo que
querían? Entonces contestó en el grupo: Hagan todo lo que tengan
que hacer. Estas oportunidades no se dan dos veces en la vida. Si
es una broma, mañana despertaremos y seguiremos teniendo los
poderes. Y sino, mínimo habremos hecho lo que queríamos. Envió
el mensaje y salió corriendo de ahí.
Ana, tal como lo había hecho en su sueño. Fue rumbo a casa de su
novio decidida a averiguar la verdad. Estaba confundida y aterrada
por lo que estaba por venir, pero sabía que no podía perder esa
oportunidad. Tocó la puerta y salió él.
__Ana, ¡qué sorpresa! No sabía que ibas a venir. ¿Pasó algo? __dijo
su novio.
__No, realmente no. Solo quería verte un rato, platicar. Ya sabes,
pasar un buen momento juntos.
__Sabes que sí, ¡pasa! __dijo él confundido.
Luego de ver una de sus películas favoritas, ella decidió conversar
acerca de lo que había estado evitando. Al comenzar con la plática
en su mente activó el leer su mente. Le dijo todo lo que sentía y le
hizo muchas preguntas. Para su suerte y asombro, su novio le estaba
diciendo la verdad. Él realmente la quería y todo el tormento que
había estado causándose fue cosa de su mente e inseguridades. Ella
atónita y feliz, decidió comenzar a preparar la comida para seguir
pasando un buen día a su lado.
Lu, por su parte. Estaba haciendo una lista de lugares a los cuales ir.
Faltó al trabajo, pues no perdería la gran oportunidad de irse a visitar
el mundo. Había preparado una maleta con todo tipo de ropa para
los diferentes climas que atravesaría. No se preocupó por la comida,
pues al tener hambre solo volvería a su hogar para comer y volver a
101
irse a otro sitio. Comenzó por muchos sitios de su lugar de origen y
empezó a tomarse fotos en muchos lugares turísticos. Luego siguió
por Paris, Londres, Canadá, Brasil, Japón, y tantos países como pudo.
La noche iba cayendo y ella no perdió el tiempo en regresar a comer,
pues de la emoción nunca sintió hambre. Además, hizo amigos por
todo el mundo y se llevaba lo que podía para recordar cada lugar.
Isa estaba preparándose para su gran concierto. Se había pasado la
tarde yendo a centros comerciales y llevándose unas cuantas cosas
sin pagar. Ropa, accesorios y comida. Se acercaba a su concierto en
la noche y emprendió su pequeño viaje hacia el lugar. Él era el más
decidido de los tres, y en cuanto pudo se hizo invisible y se metió al
lugar. Era enorme, con un gran escenario y muchas luces de colores.
Sabía que era la noche de su vida. Y tal como lo imaginó, caminó
hasta el lugar VIP. El concierto comenzó, y gritó y bailó como nunca.
Los tres, desde sus perspectivos lugares, faltando diez minutos para
las 12:00, agradecieron por esa oportunidad que se les brindó, y
regresaron a sus respectivos hogares. Al llegar a sus camas empezaron
a mensajearse.
Lu: Acabo de regresar a mi casa. ¡Fue la mejor experiencia de mi
vida!
Isa: Vengo llorando de la emoción. No puedo creer que mi sueño se
cumplió.
Ana: Yo tampoco puedo creerlo. Y lo mejor es que todo salió bien.
Se llegaron las 12:00 y se sintieron algo tristes por no poder haber
hecho más cosas o tener más tiempo con sus poderes. Lu intentó
hacer una prueba chasqueando sus dedos. Quizá había sido una
broma el mensaje, pero no. Todo había terminado. Sin embargo, es
algo que guardarían toda su vida como la experiencia más mágica
que habían vivido y que les trajo sus mejores momentos. Y se dieron
cuenta que, aunque sea por una vez en la vida, los sueños se cumplen.
Autor: Mariana Sánchez Lugo.
102
La melodía de papá
Hace mucho tiempo existió una pequeña familia de poco dinero,
pero muy rica en amor, era una familia que amaba la música y aunque
no tuvieran el suficiente dinero, salían a las calles a demostrar su
gran talento. Kim era un niño lleno de sueños e ilusiones soñaba con
ser un gran cantante algún día, todas las tardes él y su madre salían
a cantar en las calles, los camiones o cualquier otro lugar donde
hubiera gente. Había días buenos y malos, a veces atraían toda la
atención del público y en ocasiones ni un alma se detenía a ver,
ellos sabían que era así pero nunca se desanimaban, al contrario, se
preparaban más para cada vez ser mejores. Y así eran todos los días,
de mañana a noche, de lunes a domingo expresando su amor por
la música.
Una tarde mientras cantaban en la plaza, su madre se desvaneció al
punto de desmayarse y quedar inconsciente, Kim entró en pánico y
gritaba:
__ ¡Auxilio, mi madre se muere!
La gente al ver tan fatal escena, de inmediato actuaron y pidieron
ayuda. Por fortuna, había una ambulancia cerca. La llevaron al
hospital y rápidamente la atendieron.
Pasaron los días y la madre de Kim seguía en el hospital mientras
que él y su padre trabajaban. Una tarde, recibieron una llamada de
parte del doctor que atendía a su madre:
__Necesitamos que vengan, es urgente y queremos hablar con
ustedes.
Al escuchar estas palabras, Kim y su padre se tornaron angustiados,
así que, sin más, se dirigieron al hospital con la cabeza llena de
muchas ideas y dudas de lo que podría estar pasando.
__Tranquilo papá, todo estará bien.
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Eran las palabras de Kim a su padre mientras le mostraba una sonrisa.
Su padre sólo asintió con la cabeza y siguieron su camino. Al llegar
al hospital, el doctor ya los estaba esperando para que empiece tan
esperada plática que angustiaba a Kim y su padre.
__Lamento mucho decirles esto, pero necesitamos hacer una
operación muy costosa para poderle salvar la vida a su esposa.
104
__ ¿Qué tan costosa es? - Preguntaba el padre.
__ Para ser sincero son más de $20,000 ya que es una operación de
alto riesgo y necesita mucho material médico para realizarse.
__Hijo sal por favor, necesito hablar con el doctor. - Fueron las únicas
palabras del padre de Kim. Kim sin entender nada salió del cuarto.
__Doctor nosotros no contamos con mucho dinero ¡¿cómo vamos a
pagar semejante cantidad?!
__Lo siento en mis manos no está esta operación. el padre de Kim
sólo asintió la cabeza.
Cuando Kim vio salir a su padre del cuarto, le preguntó
__Papá, ¿qué te dijo el doctor? __
__Hablamos algunas cosas, mientras que en la cabeza del padre sólo
pasaba por su mente como pagarían esa operación.
__Nosotros no tenemos todo el dinero que pide el doctor ¿verdad? -
su padre sólo agachó la cabeza y unas lágrimas comenzaron a brotar.
Kim lo abrazo y con una cálida sonrisa dijo, todo estará bien, no te
angusties demás, conseguiremos ese dinero.
Pasaron los días y ellos con su mayor esfuerzo trataban de conseguir
todo el dinero. Ahora iban a mas lugares a cantar se quedaban
hasta tarde y hacían muchos sacrificios para ayudar a su madre. Kim
a pesar de ser un niño fue madurando y con las situaciones que
pasaba comenzó a escribir canciones.
Él fue expresando por las calles sus grandes canciones escritas por
él mismo. Realmente eran canciones que encantaban al público
tanto que un día se le ocurrió vender dichas letras. Mientras daba su
concierto de siempre en la calle contaba su triste historia y pedía que
lo ayudaran con alguna moneda o comprando una canción (sólo a
personas profesionales) y así fue como las empezó a vender. Cuando
llegaba a su casa le daba el dinero que juntaba a su padre, aunque
no era mucho era una ayuda, comían cosas poco costosas y así era
todos los días.
Kim se iba desde temprano para juntar más dinero él pensaba y se
daba fortaleza con aquel dicho “al que madruga Dios lo ayuda”,
había veces donde el padre de Kim lo acompañaba a cantar, Kim
logró vender muchas canciones escritas por él y así se llegó a juntar
más dinero. Un día mientras estaba cantando en una plaza, su padre
fue a ver a su esposa al hospital y ahí estaba el doctor
__ Doctor ya puede empezar la operación ya casi tenemos el dinero
completo de la operación,
__Bien, en un rato más la pasaremos a quirófano.
En la tarde cuando Kim llegó a su casa, conversó con su padre
acerca de la operación, comieron y pasaron la tarde juntos hasta que
recibieron una llamada del hospital la cual su padre atendió.
__ Lo sentimos, su esposa no resistió a la operación.
Su padre colgó y no dijo más que “buenas noches” a Kim. Ya no
quiso preguntar más, pero se imaginaba lo que pasaba.
Al otro día, Kim fue a cantar a la plaza, mientras que su papá iba en
camino al hospital; al llegar el doctor sólo le toco el hombro y le dijo,
__lo siento mucho.
__ ¡No puede ser!, como le voy a decir a mi hijo, él se esforzó mucho,
decía con lágrimas en los ojos.
105
Kim seguía en la plaza sin saber nada, cuando se hizo de noche se
dirigía a su casa, al llegar, vio a su papá.
106
__ Hey pa´, ¿cómo te fue en el hospital? ¿cómo está mamá?
__Kim, hay que ser honestos, ¿recuerdas que el doctor nos dijo
que la operación era riesgosa? __ Kim sólo asintió con la cabeza
-Tu mamá falleció, no resistió la operación- Kim comenzó a llorar,
su padre de inmediato fue a abrazarlo y le dijo, __Kim vamos a salir
adelante como siempre.
En el transcurso de los días, Kim estuvo muy triste, las ganas que
tenía por cantar y el amor por la música se fueron apagando. Seguía
yendo a cantar, pero por compromiso, sólo para ayudar a su padre.
Y así eran sus días, tocaba y cantaba desafinado, ya no atraía la
atención del público y lo más terrible, ya no escribía canciones,
mucho menos podía venderlas.
Una tarde, mientras cantaba, se acercaron cuatro chicos a disfrutar
de ese desanimado concierto.
__Vaya chico, tocas muy bien bro.
Kim con cara de asombro, se preguntaba el porqué de dicho
comentario si él sabía que no estaba haciendo las cosas bien.
__Mis respetos, tocas muy bien, era otro comentario que le hacían.
__Gracias, pero realmente no estoy haciendo las cosas bien, de
verdad no veo el motivo para que me halaguen.
__Eres increíble amigo, y como músicos sabemos que hay días
buenos y malos. No hace mal animar a alguien que está pasando
por momentos difíciles.
__ ¿Músicos? ¿Y cómo saben que estoy pasando por momentos
malos?
__Tranquilo, la cara y forma de actuar lo dicen todo.
__¿Tan mal me veo?
__Tú dímelo, mírate y mira cómo estás tocando.
Kim con cara de angustia comenzó a analizar la situación y se dio
cuenta que estaba haciendo las cosas mal y que eso no pondría feliz
a sus padres.
__Vaya amigos, muchas gracias por sus palabras.
__Nombreeeee nada que agradecer, sólo queremos que toda la
música que se hace, se toque con entusiasmo y amor no sólo por
compromiso.
__Son realmente increíbles, ¿cómo se llaman?
__ Nos presentamos somos Jimin, Agust, John y Ramón.
__ Un gusto colegas, yo me llamo Kim.
__Bueno pues ahora que ya estás mejor, vamos a comer, Agust invita.
Los cinco músicos se fueron a una cafetería a comer y pasaron un buen
rato, charlando y riéndose, contando sus aventuras y conociéndose
un poco más, cuando de repente Kim recibe una llamada de un
número desconocido.
__ ¿Bueno? ¿Quién habla?
__ Buenas tardes, ¿el señor Kim?
__ Si, él habla.
__ Llamamos del hospital, su padre está aquí. Necesitamos que
venga rápidamente.
Kim colgó y salió corriendo de la cafetería.
__ Lo siento amigos, mi padre está en el hospital y necesitó ir a verlo.
Una disculpa.
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__No te preocupes, vamos te llevamos al hospital.
Salieron los cinco, dirigiéndose al hospital, al llegar Kim pregunta
por su padre y le dan el número de habitación, él va y se encuentra
con su padre acostado en la camilla.
__ Papá, ¿qué pasa? ¿por qué estás aquí? Le dice angustiado.
__Hijo desde que falleció tu madre, la he pasado muy mal. Perdón
por no decirte, pero me he enfermado y cada vez empeoró más, no
quiero causarte problemas.
__ ¿Cómo pudiste ocultarme eso papá? Eres la única persona que
me queda, no te quiero perder.
__Tranquilo hijo, si me llegará a pasar algo, tengo un regalo para ti.
Su padre, saca por debajo de la almohada una hoja de papel con un
escrito. __Toma hijo, le dice con mucho cariño.
__ ¿Qué es esto papá?
__Es una letra de una canción, expresando mi amor por ti y tu madre,
tú debes ponerle la melodía y el nombre, pero hazlo, que no la hice
en vano, le dijo con una voz casi apagada.
__Claro que lo haré, pero para que la escuches así que te tienes que
poner bien-. Su padre sólo asintió con la cabeza y le tomo la mano.
Al salir Kim del cuarto, sus nuevos amigos estaban esperándolo.
__¿Qué pasó Kim? ¿Cómo está tu papá?
__ Bien amigos, pero me ha encargado una tarea-. Él les contó todo
lo que hablo con su padre.
__Pues a trabajar se ha dicho, nosotros te ayudaremos, respondió
Agust.
Pasaron unos meses y los cinco trabajaron en la canción de su padre,
más a parte en un nuevo proyecto y en nuevas canciones ya que el
cariño y la unión se hicieron más fuerte y juntos decidieron hacer un
grupo.
Finalmente llegó el día en el que terminaron la canción del padre de
Kim.
__ ¡Al fin! Gracias amigos por ayudarme a hacer la tarea que me
encargo mi papá.
__ No agradezcas, aparte de ser un grupo somos amigos.
__ Lo sé, ahora iré al hospital y le mostraré a mi papá lo que hemos
hecho. Nos vemos al rato.
Kim salió de casa, se dirigió al hospital con una gran sonrisa y con
la canción grabada lista para mostrársela a su padre. Después de 20
minutos llegó. Su padre estaba dormido.
__ Papá, ¿cómo estás? Disculpa molestarte, pero te tengo una
gran noticia, he terminado tu canción, así que despierta- No hubo
respuesta de su padre. __Hey papá, no duermas más y despierta
para que la oigas. Kim se preocupaba ya que su padre no respondía.
Así que comenzó a llamar al doctor.
__Doctor mi padre no despierta, ¿qué pasa?
__Sal Kim, parece que a tu padre le dio un paro cardiaco, necesitamos
reanimarlo.
Kim salió de la habitación con los ojos llorosos y con su canción.
Después de un largo rato, salé el doctor.
__Lo siento Kim.
Kim empezó a llorar desconsoladamente por un momento, hasta
que se calmó y decidió regresar a su casa. Al llegar estaban sus
amigos trabajando en sus proyectos.
__ ¿Qué pasó amigo? ¿Qué opina tu papá de la canción? - preguntó
Ramón entusiasmado.
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Kim no pudo ser fuerte y comenzó a llorar.
__No pude mostrarle la canción, fue muy tarde, sus amigos sólo lo
abrazaron.
-Tranquilo, él donde está ahora escuchará la canción y apuesto que
le encantará. Así que te quiero ver bien que a tu papá no le gustaría
verte así y debemos sacar nuestros proyectos adelante, dijo mientras
lo abrazaba.
Pasaron años y los cinco amigos que se habían conocido en una plaza
ya eran grandes artistas, reconocidos mundialmente y atrayendo a
millones de gente, su gran fama fue gracias a “la melodía de papá”.
Autor: Fernanda Martínez Ferruzca
110
La última prueba
Emilia no sabía que le deparaba el destino cuando arribó a ese
autobús que la llevó desde su natal ciudad hasta Nuevo Laredo,
Tamaulipas. El miedo y los nervios la traicionaban, quería bajar en
la próxima parada y regresar a la seguridad de su hogar, pero el
recuerdo de la necesidad la mantenía firme. Hacía esto por su hija, si
no era ella nadie más lo haría. Llevaba casi diez horas dentro de ese
camión y sólo había comido un par de galletas sabía que necesitaría
fuerzas para llegar a su destino pero el nudo en el estómago no la
dejaba ingerir nada más.
Un mes atrás una vecina y amiga suya a sabiendas de la difícil situación
económica de Emilia, le contó que su hermano fue en busca del
sueño americano y que vivía muy bien, desde entonces, le sugirió
que hiciera lo mismo y le dio el contacto del coyote que lo había
cruzado. Parecía una idea descabellada pero no pasaron ni dos días
cuando Emilia decidió que sería lo mejor, no quería vivir toda su vida
con un sueldo que apenas alcanzaba para subsistir, justo esa semana
tuvo que pedir prestado para comprar algo de víveres. Su hija ya no
tomaba fórmula por el elevado costo de ésta, cuando había suerte
tomaba leche entera y cuando no, una simple agua de arroz cocido
como sustituto era suficiente. Económicamente su madre Rosario no
podía apoyarla, pero la dejó a cargo de su pequeña hija junto con
$ 2000 pesos que de algo le servirían en lo que llegaba a Estados
Unidos.
El autobús se detuvo en la central, ya eran las 8:00 horas y el día
prometía ser soleado y caluroso. Con paso firme bajó y se dirigió
hacia el punto de encuentro que el coyote por celular había indicado.
Al llegar notó que otras diez personas estaban allí por los mismos
motivos que ella. Al parecer serían sus compañeros de “viaje”, todos
oscilaban entre los veinte y cuarenta años incluyéndose, a excepción
de un joven que estaba segura no pasaba los dieciocho años, tenía
la cara infantil, cabello corto de no más de un centímetro de largo y
de expresión amable. Se acercó a él y preguntó si también esperaba
al coyote a lo que él respondió:
__Sí, todos los que ves aquí lo estamos esperando. Por cierto soy
Ramón ¿Cómo te llamas? __le inquirió el muchacho.
111
—Emilia Guzmán—dijo con voz gruesa, tragó y prosiguió— oye ¿no
eres muy joven para estar aquí?
—Tengo quince años, en mi tierra ya es edad suficiente para cruzar
al otro lado—dijo sonriendo el joven.
Emilia no dijo nada, se sentó a un lado de Ramón hasta que llegó
una camioneta algo oxidada y de ella bajaron dos hombres, uno alto,
con el rostro lleno de pecas, cabello rojizo y algo corpulento. El otro
hombre un poco más bajo, de tez morena clara y más delgado que
el anterior, lucía una expresión hosca, llevaba una camiseta oscura y
encima una camisa, Emilia pudo notar que le faltaba un brazo y que
portaba una “38” en la pretina del pantalón.
—Pongan atención—dijo el hombre del arma— yo soy Checo y ese
grandulón es Mario. Nosotros nos vamos a encargar de que crucen
a salvo al otro lado. Para eso tienen que seguir mis órdenes, a partir
de aquí abandonan toda libertad y se ponen en mis manos, créanme
que es por su bien.
—La ruta que manejamos es de las más cortas, son tres días y dos
noches caminando por el monte, descansaremos cuatro horas
nocturnas para que no haya contratiempos. Si alguien se queda, por
la circunstancia que sea, no podemos esperarlo ni ayudarlo. Que
quede bien clara esta última parte— dijo seriamente Mario— todos
saquen el dinero, cuando nos topemos con los encargados de la
plaza yo les doy su parte y ustedes ni una palabra. Con esa gente no
se juega.
Todos comenzaron a pagar, y subieron a la camioneta que se internó
entre los árboles, durante una hora aproximadamente que duró el
viaje, Ramón iba contando a Emilia que iba en busca de una vida
mejor para sus hermanos Su madre había muerto hacía un par de
años atrás y su padre no podía mantenerlos a todos por lo que
dependían de él para poder sobrevivir.
Cuando por fin llegaron al punto de partida notó como dos vehículos
salían de entre la naturaleza y descendían varios hombres armados
bloqueando el paso. Checo bajó del asiento del copiloto y sacó
112
un fajo de dólares, cruzó algunas palabras con aquellos hombres y
después de contar el dinero desbloquearon el paso.
— ¡Listo, vámonos que pa´ luego es tarde!— exclamó Mario.
Todos descendieron velozmente de la camioneta, Ramón sin
despegarse de Emilia, formando una fila con Checo al frente y el
pelirrojo Mario al final. Comenzaron una caminata de velocidad
moderada durante seis horas hasta llegar a unos enormes árboles de
grandes y verdes hojas en donde descansaron diez minutos. El clima
se sentía húmedo y caluroso. Debían ser cerca de las 17:00 horas,
Emilia sentía que los muslos le escocían debido al constante roce de
la mezclilla del pantalón con su piel. Volteó y notó que el ánimo con
el que todos iniciaron se había esfumado, lucían algo cansados más
no agotados.
Terminó el descanso y siguieron con su caminata hasta que llegó la
oscuridad de la noche, las estrellas brillaban en su máximo esplendor
y Checo ordenó parar para descansar mientras él montaba guardia.
A lo lejos se escuchaban lobos aullando, Ramón observó su reloj
de muñeca y dijo a todos que era media noche antes de recostarse
sobre la hierba y dormir.
A las 4:00 horas Emilia sintió como la sacudían para despertarla,
se paró sintiendo cómo sus músculos adoloridos se estiraban y
prosiguió con la caminata. A medio día sacó su paquete de galletas
a medio comer y ofreció a Ramón quien aceptó gustoso. Cerca
de las 14:00 horas sentía que no podía con la sed, veía que sus
compañeros pasaban por lo mismo pero el último trago de su botella
lo había tomado hacía un kilómetro atrás. Comenzó a mordisquearse
la lengua para salivar y poder aguantar en lo que encontraban algún
charco de donde pudieran beber. No faltaba mucho para llegar al
Río Bravo, escuchaba como corría poderosa el agua chocando con
las rocas, no pasaron ni quince minutos cuando se detuvieron frente
a éste. Mario sacó una cámara de aire y entre las hojas descubrió una
cuerda algo gastada de grosor considerable que cruzaba el río. Uno
por uno fue internándose en la bulliciosa corriente y con la ayuda del
grandulón cruzaban, al llegar a la orilla Checo lanzaba otra cuerda y
los ayudaba a subir por el lodoso borde.
113
Cuando el pelirrojo ayudaba a cruzar al último hombre, se escuchó
cómo la cuerda cedió por el peso de ambos. Inmediatamente Checo
lanzó su cuerda, lazándole el brazo a Mario, mientras este sujetaba la
cámara del borde intentando acercar al hombre a su propio cuerpo.
Todos corrieron a jalar la cuerda pero el brazo de Mario no soportó
mucho dislocándose al momento y la corriente era tan fuerte que
por momentos hundía a los dos hombres, más entre todos lograron
sacarlos.
Checo examinó el brazo dislocado e intentó recolocarlo sin éxito,
no quedó de otra que seguir adelante con su ruta. Alrededor de
las 22:000 horas se detuvieron a descansar, estaban a poco más de
medio día de llegar al destino, Ramón sentía una fuerte punzada
en el tobillo pero en la oscuridad de la noche no lograba ver nada,
probablemente eran las ámpulas por el roce del calzado. Por su
parte, Emilia sentía el líquido caliente entre los dedos de sus pies,
no necesitaba ver para saber que era sangre y pus de las llagas
infectadas hechas en el camino. Pero lo que más le preocupaba era
que la sed no la abandonaba y no creía resistir otro medio día de
caminata. A las 2:00 horas siguieron su camino, y cuando el cielo
empezaba a clarear notó como varios de sus compañeros a falta de
agua comenzaban a tomar su propia orina.
Ramón ya no tenía sensibilidad de la pantorrilla para abajo, al
despertar esa mañana se revisó y notó dos puntitos oscuros entre lo
amoratado del tobillo, no se tenía que ser experto para saber que
alguna serpiente lo había mordido. Decidió guardar silencio para no
alarmar al grupo y seguir sin contratiempos.
Como a las 10:00 horas Checo les indicó que estaban a punto de
llegar a la carretera en donde un vehículo los estaría esperando, y
que ese era de los peores de los obstáculos de pasar.
—En esa zona hay una franja de “guachos” de migración. Nosotros
vamos a pasarles por la lateral derecha arrastrándonos por treinta
metros, después de ahí todos deberán levantarse pero solo hasta
la mitad, para que la maleza nos cubra. Si tenemos suerte, unos
metros antes de la carretera nos podremos levantar y correr cómo
si no hubiera un mañana. Tengan en cuenta que si algo sale mal y
114
nos ven, ellos van a proceder de la manera en que quieran. Nos ven
como simple escoria ilegal —sentenció Mario.
Todos acataron las órdenes, comenzaron a arrastrarse cuidadosamente
enterrándose pequeñas espinas en el transcurso, Ramón ya no sentía
su pierna derecha ni parte del torso, tenía la vista nublada y la fiebre
a tope. Muy dentro de sí, sabía que se encontraba en una situación
difícil, y que pronto llegaría a ese punto sin retorno en donde incluso
consiguiendo algún antídoto no le haría efecto, principalmente por
lo disperso que traía el veneno.
Casi a punto de llegar, Mario al no soportar el dolor de cargar su peso
en el hombro dislocado se levantó antes de tiempo. Al momento se
escuchó un grito y un par de torretas se encendieron. Los habían
descubierto. Emilia inmediatamente se irguió y vio que a menos
de veinte metros se encontraba una camioneta con las puertas
abiertas, sin dudarlo corrió cómo nunca en su vida dando un salto
final para subir al vehículo. Tardaron en llegar los siguientes tres,
aún faltaban nueve personas incluyendo a Ramón y los dos coyotes.
Observó la escena que se desarrollaba entre la maleza, todos se
habían dispersado y los agentes de migración habían detenido a
dos. Cuando ambos coyotes llegaron y el conductor estaba a punto
de abandonar a los demás, un gritó se escuchó. Era Ramón tratando
de llamar la atención de los agentes para que los demás tuvieran
oportunidad de huir, sabía que no le quedaba mucho tiempo de
vida, pues sentía cómo su corazón latía cada vez más despacio.
Parecía que había logrado su objetivo, mientras los agentes lo
detenían sus demás compañeros lograron alcanzar la camioneta
que ya estaba en marcha. Ramón hizo un último contacto visual con
Emilia regalándole una sonrisa y un asentimiento de cabeza, antes
de caer inerte en el suelo.
Autor: Daniela Licea López
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Las maravillosas desventuras de un hechicero en formación
Este cuento comienza en la Edad media en un reino llamado
Querétaro. Era un lugar fantástico lleno de criaturas asombrosas y
mágicas, dentro de ese reino había una gran academia de hechiceros
a la cual era “La ENSQ” la academia era de las más reconocidas
del reino y sólo admitía a los mejores hechiceros ahí solo estaban
los más capaces de aprender nuevas técnicas y habilidades para
su formación de maestros hechiceros esto con la finalidad de que
posteriormente ellos serían los encargados de enseñar a otros
hechiceros principiantes las habilidades y hechizos para su formación
aparte de guiarlos por el buen camino como lo hicieron con ellos.
La academia sólo estaba conformada por los maestros hechiceros
y sus aprendices, los maestros eran los más capaces y preparados
para enseñar los hechizos más poderosos se ganaron el título de
maestros hechiceros ya que eran los mejores para hacer ese trabajo
por que sólo ellos tenían las herramientas y métodos para guiar a los
futuros maestros por el buen camino ya que muchos se corrompían
por la maldad y se convertían en malos maestros manchando el
nombre de esta profesión que es tan esencial en la vida de cualquier
persona. En el reino ellos eran temidos por sus malos métodos y se
les caracterizaba por hacerles la vida difícil a sus aprendices.
Pero nuestra historia se enfoca en un pequeño hechicero
llamado “Alex el estrafalario” él era una persona muy alegre y
se llevaba bien con todas las personas de su alrededor, el joven
hechicero vivía a las afueras del reino en una pequeña cabaña, su
actividad principal era ayudar a quien lo necesitara ya que el aparte
de ser muy alegre era una persona muy noble y no le gustaban las
injusticias, él ya tenía el conocimiento de algunos hechizos básicos
ya que él había estado en otras academias para hechiceros pero su
principal meta era entrar a la gran academia. “La ENSQ” ya que
solo ahí podía volverse el maestro hechicero que siempre quiso ser
solo ahí podría aprender lo necesario para combatir contra los malos
maestros que estaban aterrorizando las academias, pero eso no iba
ser una tarea fácil.
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Un día el joven Alex se encontraba alas horillas del Rio
Bravo hablando con su amigo “Crispín el Zascandil” ellos tenían
una gran amistad ya que se conocían desde hace mucho tiempo el
joven Crispín era un tanto perezoso y tonto, pero siempre estaba
con su amigo cuando lo necesitara. El joven Alex no dejaba de dar
vueltas como si algo le molestara y su fiel amigo Crispín lo miraba
sentado debajo de un árbol hasta que se empezó a marear por los
movimientos de Alex así que le pregunto:
__¡Alex! Tranquilo, ¿Por qué estás tan molesto? No paras de dar
vueltas, ¿Qué es lo que te atormenta en este hermoso y tranquilo
día? ¡Ven siéntate a mi lado para disfrutar de este día!
__ No tengo tiempo de sentarme estoy muy molesto, hoy en la
mañana que viaje al reino pase por una academia de nivel básico
y observé como un maestro les hablaba mal a sus aprendices y eso
me recordó cuando lo hacían con nosotros. Estoy harto de los malos
maestros no soporto la actitud negativa y malvada que tienen, no es
justo que traten así a sus aprendices, un maestro es para enseñarles
técnicas y ayudarlos en su formación, ellos son los que nos guían por
el buen camino, pero con maestros así no se puede.
__¿Entonces que planeas hacer? ¿Inscribirte a la gran academia?
¡Ja,ja,ja,ja!, mejor vamos a buscar algo de comer porque muero de
hambre.
__No es mala idea, ¡si me preparo en la gran academia así podré
hacerles frente a los malos maestros y cambiar la forma de enseñar
hechizos!
__ Ja,ja,ja, ja tranquilo, sólo es una broma no hablaba en serio, ¿no
estarás pensando en ir a la gran academia verdad?
__ Por supuesto que voy a ir a la gran academia, ¡Gracias por la idea!
__ ¿Estás loco? El camino para llegar al reino es muy peligroso está
lleno de criaturas, y lugares horrorosos ¿cómo le harás para llegar tu
solo?
__ ¡No voy solo! Tú vas conmigo en esta gran aventura, así que
prepara tus cosas por que partimos mañana antes de que salga el
sol.
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__ Pero mañana tenía una cita, ¡además es muy temprano!
__Te veo mañana en el puente que esta al final del pueblo.
El joven Alex emocionado por esta aventura salió corriendo hacia
su casa, una vez en ella empezó a preparar todo para su gran viaje,
preparo su bolso lo lleno de comida, de libros.
Ese mismo día en la hora de la cena se sentó a comer con
sus padres y no encontraba la manera de explicarles que se iba del
pueblo para cumplir su sueño de convertirse en el mejor maestro
hechicero, El ambiente se sentía tenso por la situación hasta que su
madre le pregunto si ocurría algo.
__ Hijo ¿estás bien? Te veo un poco nervioso y tenso ¿ocurre algo?
__ Si hijo sabes que puedes contarnos lo que sea, ahora habla ¿qué
ocurre
__Sí yo lo sé que puedo contar con ustedes, pero esta es una
decisión un poco complicada. ¡he decidido irme de la casa para ir
a estudiar a la gran academia que está en el reino! salgo mañana al
salir el sol, he tomado esa decisión porque no quiero que los futuros
aprendices pasen por lo que yo pase.
__Bueno hijo, aunque esta decisión es un poco agridulce es tu vida
y es lo que quieres así que yo te apoyo
__ Aunque me duela con toda mi alma que te vayas, como lo dijo tu
padre es tu decisión final y no nos queda nada más que apoyarte en
tu viaje, pero antes de que te vayas te queremos dar algo.
Sus padres subieron a su cuarto y sacaron un baúl que tenían oculto
en su ropero dentro de él estaban una daga y un anillo
Sabía que llegaría este momento estoy preocupado por el camino,
no es nada fácil llegar al reino.
¡Ay! no puedo creer que se vaya, ¿Qué tal si le pasa algo? ¿Qué tal
si lo roban? Y ¡si cae en alguna trampa!, estoy muy preocupada por
él.
119
__Tranquila nosotros le daremos nuestra bendición además de que
tendrá consigo la daga que me dio mi padre y el anillo encantado de
tu madre le va a ir muy bien.
__Tienes razón le va a ir muy bien es un gran muchacho y tiene
un gran un coraje y un gran corazón, solo estoy pensando cosas
negativas, bajemos a verlo.
Regresaron al comedor y el joven Alex vio como bajan sus padres
con una bolsa, al instante que los vio bajar les preguntó qué era lo
que traían en las manos.
__Ya vi que ya les urgía que me fuera de la casa, ya hasta tienen mis
cosas listas jajaja.
__ Jajaja no para nada, simplemente te queremos dar algo para tu
viaje el camino no va ser nada fácil así que toma.
__ Si en esa bolsa están algunas cosas que te puede ayudar para los
obstáculos que se presenten en tu camino en ella se encuentra una
daga y un anillo de la fortuna úsalos sabiamente.
___Alex el estrafalario: ¡Les agradezco su apoyo! Entonces la decisión
está tomada mañana partiré al amanecer.
Y fue así el joven hechicero ansioso por su aventura fue a dormir,
pero estaba tan impaciente e inquieto que no pudo hacerlo, llegó
el amanecer y tomó sus cosas y fue directo hacia el puente donde
se encontraría con Crispín el zascandil. Una vez reunidos decidieron
emprender su viaje hacia la capital del reino para conseguir su sueño
de aprender nuevos hechizos en la gran academia, pero esto no le
iba a resultar tan fácil ya que en el camino había grandes obstáculos
y retos solo los más capaces y preparados lograban llegar al reino y
eso no era todo era mucho más complicado entrar a la academia ya
que sólo los más puros de corazón entraban.
El camino iba a estar lleno de pruebas y enemigos, pero esto
no le importó a los viajeros, ellos ya se habían fijado un meta e iban
a lograrla cueste lo que cueste, así que empezaron su viaje. Primero
120
tenían que cruzar los montes que estaban a las afueras de su pueblo
era un camino difícil ya que estaba demasiado inclinado y en ciertas
zonas estaba lleno de yerbas que no les permitían caminar con
fluidez, caminaron por horas el sol cada vez se ponía más intenso,
esto provocó que empezaran a sudar como si estuvieran en una
caldera, sus pies no sólo con cansancio sino también se cansaban
los jóvenes necesitaban descansar un poco, a lo lejos se percataron
de un manantial y con abundante sombra era el lugar perfecto para
descansar.
__ Estoy realmente cansado, ya no puedo más, dijo Crispín
__¡Vamos no te rindas! con suerte llegaremos a alguna sombra para
descansar un poco.
__ ¡Alex, mira! Eso parece ser un manantial necesitamos llegar a él
quiero descansar un poco, este sol me está matando ¡mis pies ya no
pueden más!
Tienes razón, ¡Estoy exhausto! Vamos hacia ese lugar se ve que no
está muy lejos hagamos un último esfuerzo vamos rápido.
Los dos jóvenes emocionados empezaron a correr pese a su cansancio
ellos querían llegar a ese pequeño paraíso a descansar. ¡Pero una
sorpresa se avecinaba! Llegaron al lugar y se dieron cuenta que no
era más que una simple alucinación que su mente cansada había
creado habían sido engañados, en realidad sólo era un pequeño
árbol que alcanzaba a dar sombra suficiente para que los dos se
cubrieran debajo de ella.
__Espera ¿Qué es esto? Es solo un pequeño árbol, ¿Dónde está el
manantial que habíamos visto?
__ ¡No puede ser posible! Solo fue una alucinación, nuestras mentes
nos jugaron una broma muy pesada, pero incluso esa pequeña
sombra luce como un paraíso no es tiempo de quejarnos, ven vamos
a descansar un poco.
__Tienes razón, vamos.
121
Los dos amigos se sentaron al pie del árbol a descansar y beber
el agua que traían, paso el tiempo y el sol se fue ocultando está
llegando el momento de seguir su camino.
Ya que habían recobrado sus fuerzas y habían descansado lo
suficiente decidieron continuar con su viaje, siguieron caminando
por un sendero de yerbas, la yerba aumentaba de tamaño mientras
seguían caminando llegó un punto donde no podían ver nada de tan
alta que estaba la yerba ellos siguieron caminando sin importarles
nada hasta que Alex el estrafalario recordó que en su bolsa estaba su
daga así que se decidió sacarla y cortar toda la yerba de su alrededor,
pero se percató que esta volvía a crecer al instante asustados de esta
situación se empezaron a preocupar.
__¿Qué es lo que le pasa a esta yerba? La corto y vuelve a crecer.
__ Mi abuela me contó que por esta región tiene una maldición, todo
lo que permanezca en este lugar crece de una manera descomunal
hasta morir
__¡Qué!, entonces tenemos que salir de aquí de inmediato.
Y así fue los dos jóvenes que en ese momento ya no eran tan jóvenes
empezaron a envejecer de una manera descomunal, se empezaron a
encorvar, de su cuerpo empezaron a salir arrugas y su pelo se empezó
a llenar de canas tenían que salir de ahí lo más rápido pronto posible.
__¡Alex! ¿Qué te está pasando? Pareces mi abuelo estás lleno de
arrugas y canas.
__¿Qué no te has visto en un espejo? Luces como una pasa, es el
hechizo que esta en este lugar tenemos que darnos prisa y salir de
aquí
Alex apurado empezó a cortar la yerba de su alrededor hasta que
ambos ya viejos tropezaron con una piedra y estos rodaron por
una colina muy inclinada, mientras iban cayendo el hechizo iba
desapareciendo de sus cuerpos, hasta que llegaron al punto más
bajo se dieron cuenta que habían salido de esa situación. ¡Auch!,
__expresaron ambos.
122
__¡ Mira ya volvimos a la normalidad ya no huelo a pasas ni parezco
mi abuelito!
__¡Qué bien ya me empezaba a doler la espalda y mis rodillas!
Los jóvenes empezaron a saltar de alegría, pero esta les iba a durar
muy poco con el sol ya ocultó la noche se iba asomando y el frío
aumenta, esto porque detrás de ellos se encontraba un gran desierto
que era el punto intermedio para llegar al reino.
__¡Crispín! Deja de saltar hemos llegado al desierto de los
desolados__ ¡Ay por merlín! No puedo creer que hemos llegado
hasta aquí, pensé que sólo era una leyenda.
El desierto de los desolados era uno de los lugares más mortales que
existía, esto porque nadie aguantaba el intenso calor que azotaba al
desierto y eso no era todo, por las noches la temperatura bajaba
hasta temperaturas extremas
Pero eso no fue impedimento para nuestros jóvenes ellos
siguieron adelante hacia su destino, caminaron por horas y la
temperatura estaba en su contra ya que cada vez bajaba más, por
suerte llevaban consigo un par de abrigos, pero estos no eran lo
suficientemente calientes para repeler el frío que azotaba esa noche.
__Talvez deberíamos parar un poco, hemos caminado mucho tengo
arena en partes de mi cuerpo que ni siquiera sabía que existían
vamos a descansar un poco.
__ Si paramos ahora nos vamos a enfriar más de lo que estamos,
__dijo Alex.
__Nos podemos abrazar para mantener el calor, claro si gusta.
__ Esta bien descansemos un poco, pero aléjate de mí.
Y así fue, nuestros jóvenes hechiceros pasaron la noche en el frío
desierto, pasaron las horas y no soportaron tanto frío que decidieron
seguir caminando. A lo lejos observaron una fogata y se creían
salvados pero ellos estaban dudosos de que eso fuera posible ya
123
que su mente les había jugado una mala broma anteriormente,
ambos reflexionaron al respecto y llegaron a la decisión de seguir
por su camino no le dieron importancia a esa fogata, Pasaron las
horas y la luna se iba ocultando para así traer consigo a un cálido y
hermoso amanecer.
Ambos se sintieron aliviados por ver al sol salir, pero también
angustiados por el intenso calor que se avecinaba, dejaron las
preocupaciones a un lado y siguieron caminando, el calor iba
aumentando mientras el sol se alzaba llego un punto donde este
estaba en su punto máximo, parecía el infierno en la tierra de lo
caliente que estaba el suelo y el aire los dos jóvenes empezaron
a sudar como nunca en su vida sus municiones de agua se habían
acabado y este camino iba para largo.
__Hace un calor insoportable, las plantas de mis pies se están
quemando, estoy sudando muchísimo, tengo demasiada sed, pero
nos terminamos el agua necesitamos encontrar un río.
124
__Alex estoy muy cansado, me duelen los pies.
__Crispín amigo, estoy viendo borroso me siento muy mareado, creo
que me voy a desmayar…
__ ¡Alex despierta! ¿estás bien? Despierta…
Sorpresivamente ambos cayeron desmayados y quedaron varados en
medio del desierto, pero inesperadamente una caravana de elfos los
encontró y sin pensarlo los subieron a unos caballos y los llevaron a
su campamento, los jóvenes hechiceros tardaron horas en despertar
una vez que despertaron se dieron cuenta que ya no estaban en el
desierto sino en una pequeña comarca donde recibieron ayuda les
dieron algo de alimento para que se recuperaran.
__ ¿Dónde estamos? ¿Y el desierto?
__ ¡No lo sé, pero esto es mil veces mejor que el desierto! Tenemos
todo a nuestras manos, hay comida, un lugar donde dormir ¿Por qué
no nos quedamos aquí?
__ ¡Nooo! Recuerda porqué estamos aquí tenemos que llegar al
reino y a la gran academia.
Mientras los dos amigos conversaban afuera de la tienda, Sir Han los
estaba escuchando él era el líder de la comarca se ganó ese título
por su experiencia en batalla y todos los conocimientos de magia y
hechizos que poseía era un maestro jubilado, y ahora se dedicaba
a cuidar su hogar y ayudar a quien lo necesitara, al escuchar a los
jóvenes hechiceros decidió entrar a la tienda para conversar con
ellos.
__ Muchachos buen día, me presento soy Sir Han el líder y protector
de esta comarca, los encontramos desmayados en el desierto de
los desolados, por suerte los encontramos ya que tuvimos una
expedición para la recolecta de materiales sino fuera por eso ya
estarían muertos.
__ Le agradecemos de corazón su buena acción, le prometemos
recompensarlo.
__ ¡Si! Muchas gracias ¿Pero porque nos ayudó?
__ Un buen ex estudiante de la gran academia siempre ayudará a
quien lo necesite uno como maestro hechicero jubilado nunca deja
a nadie atrás, es una promesa que hicimos en la gran academia.
__ Es todo un honor para mí, __ dijo Alex muy emocionado. Estar
enfrente de una persona que estuvo en la gran academia, nosotros
también aspiramos a ser grandes hechiceros como usted.
__Supuse que ustedes aspiran entrar a la gran academia. Agregó
Sir-Han un poco arrogante.
__ Así es ¿cómo lo supo? ¿Usó alguno de sus hechizos para leer
nuestras mentes o algo por el estilo?
__ ¡Ja-ja-ja-ja! nada de eso los escuchó hablando sobre eso.
__ ¿Es en serio? Nosotros quisiéramos pedirle un favor.
125
__¡Hablen!, ¿qué desean?
__ ¡Queremos que sea nuestro maestro por favor.
__ Primero tengo que hacerles una prueba para ver si son dignos de
ser entrenados.
__¡Claro! las pruebas que sean.
Sir han Les encomendó ayudar a quien lo necesitara en la comarca y
en base a su actitud vería si eran dignos o no, así los dos muchachos
decidieron ayudar a quien lo necesitara, hicieron tareas de campo, de
granja, y de apoyar a los ancianos y a los pequeños de la comarca, Sir
Han los observó en todas estas tareas y notó que tenían un corazón
puro y las cosas las hacían con dedicación y amor, así que decidió
entrenarlos.
__ Jóvenes vengan un momento, estuve observando como ayudaban
a la comarca y he decidido ser su maestro.
__ ¡Siiii! Muchas gracias, Sir-Han , ¿cuándo iniciamos? Exclamaron
ambos muy emocionados.
__Mañana al amanecer. Dijo el Gran Maestre.
Y así fue Sir-Han los estuvo entrenando por un corto tiempo, les
enseñó como hacer las cosas con dedicación y amor, también les
enseñó las bases de los hechizos, como ser un buen maestro, y sobre
todo como seguir siempre por el buen camino y no corromperse.
Pasaron tres meses de duro entrenamiento, y por fin estaban listos
para continuar su camino hacia la gran academia.
__ Muy bien jóvenes les enseñé todo lo que estaba en mis manos
para continuar su preparación tienen que llegar a la gran academia,
como último regalo para ustedes los voy a transportar al reino con
un hechizo único.
__ Le agradecemos por todo lo que nos enseñó, no lo vamos a
defraudar se lo prometemos.
126
__¡Venga ese hechizo!, ¡que quiero llegar al reino para ver a las
doncellas! Gritó Crispín.
__Mucha suerte chicos, máximo respeto.
Sir Han dibujó un círculo en el suelo y utilizó un hechizo supremo el
cual consiste en trasportar cualquier objeto material y así fue el gran
hechicero los transportó a la capital del reino.
Los jóvenes estaban asombrados de estar en el reino ya que era
la primera vez que estaban ahí lo primero que hicieron fue ir a
compra comida ya que siempre estaban hambrientos, después de
darse un festín llegaron a la gran academia “La ENSQ” esta estaba
resguardada por caballeros cuya armadura era dorada, de fondo
sonaba una orquesta, ambos estaban maravillados de tan prestigiosa
academia, lo primero que hicieron fue ir con la máxima autoridad de
la academia el Hechicero Supremo al cual le querían pedir que los
admitiera, pero esto no iba a ser una tarea fácil, una vez que llegaron
a la habitación principal hablaron con el Gran Director:
__ Hola, buen día es un honor para nosotros estar ante usted, nos
presentamos, soy Alex el estrafalario y él es mi compañero Crispín el
zascandil, estamos ante usted este día ya que le solicitamos que nos
admita en la Gran Academia.
El Gran Líder, los barrió con la mirada y un poco despectivo afirmó:
__ Creen que es tan fácil entrar aquí, sólo los mejores lo logran,
les daré una oportunidad, les haré la prueba que todos hacen para
entrar, mañana los quiero en el campo de batalla a media noche,
por lo mientras se pueden alojar en una de las habitaciones de la
academia.
Nuestros jóvenes hechiceros lo habían logrado, habían llegado a la
Gran Academia sólo les faltaba la parte más difícil: ser admitidos.
En ella tenían que pasar la prueba más difícil de todas, enfrentar a un
gran dragón, sólo así serían capaces de ver si eran dignos de entrar.
Ambos se fueron a descansar estaban a sólo un paso para su
objetivo, pero ellos no sabían lo que les esperaba. Finalmente llegó
la hora de ir al campo de batalla.
127
__Finalmente ha llegado nuestro gran momento nuestra prueba
final. __Le dijo a su compañero.
__ Casi puedo saborear esa victoria no creo que la prueba sea difícil.
__ Ok jóvenes espero que estén listos les abriré la puerta para que
puedan enfrentar a ese gran dragón. Les dijo el guardia de la puerta.
__ Espera, ¡ qué, ¿un dragón? Exclamaron temerosos.
__ Esto no pude ser posible ¿cómo nos vamos a enfrentar a un
dragón?
__ Sabes que ni quería ser maestro hechicero, nos vemos.
__ ¡Espera!, no hemos llegado tan lejos para arrepentirnos ahora,
vamos a enfrentar a ese dragón con todas nuestras fuerzas.
__Tienes razón hemos pasado por mucho para rendirnos ahora.
__ ¿Listos? Los apresuró el guardia.
__ ¡Listos!
Entonces el guardia abrió la puerta para que los jóvenes hechiceros
entraran a la arena de batalla y a lo lejos se empezaron a escuchar
pisadas y gruñidos, era el dragón al cual se enfrentarían, el escenario
era un coliseo y la acción estaba al centro de él, a sus alrededores se
escuchaban los gritos de euforia de los que estaban presentes.
Fue una batalla increíble, el dragón soplaba llamas de su
boca estaba furioso, pero eso no detuvo a nuestros valientes
hechiceros, ellos siguieron peleando a pesar de todo, la batalla se
fue desarrollando y los jóvenes iban adquiriendo más confianza y
sus golpes eran más certeros y críticos a tal punto de que el dragón
ya no podía más estaban a un golpe de terminar con él, Crispín
le concedió el golpe final a Alex, el destino de ingresar a la Gran
Academia estaba en sus manos tomó una espada y miro al dragón
fijamente a los ojos, unos ojos cansados y llenos de miedo, Alex
había presenciado esos ojos antes, en todos los aprendices de
128
maestros malos estaba esa mirada de cansancio y miedo. Alex tiro su
espada y no pudo dar el golpe final, Crispín sorprendido se estaba
cuestionando tal decisión.
__ ¿Qué estás haciendo? Remátalo está a solo un golpe.
__ (Gritando a la audiencia con una voz firme) Alex dijo con voz firme:
_¡No lo haré! No es justo tratar a alguien indefenso de esa forma, los
verdaderos maestros están para ayudar y no para castigar, así que no
lo haré, no importa si no nos admiten en la Gran Academia.
El Hechicero Supremo que observó toda la escena desde su inicio se
levantó de su asiento aplaudiendo. ¡clap! ¡clap! ¡clap! Felicidades, __
les gritó: Ahora ambos pertenecen a la Gran Academia, justamente
esa era la prueba, ayudar a los más necesitados y siempre hacer el
bien, han pasado la prueba y veo que son dignos de estar aquí ya
que son unas personas de corazón muy puro y siguen las normas
y pensamientos de un maestro hechicero. Enseguida los felicitó
diciéndoles: __desde ahora forman parte de esta gran familia de
maestros.
Alex y Crispín se abrazaron muy emocionado y gritaron llenos de
alegría:_ ¡Lo hicimos, lo logramos estamos adentro!
Y así concluye la gran aventura de estar par de amigos, ambos
siguieron preparándose para ser buenos maestros, eso les iba a
resultar una tarea fácil ya que están llenos de amor y son personas
de un corazón puro y solo los verdaderos maestros poseen estas
cualidades.
Autor: Alberto Alexandro Reyes Estrada
129
Susurro de vida.
La vida es un susurro, un soplo de aire, una vela que cuando menos
lo imaginas apaga su luz. Cuando tienes 18 años, no lo piensas y
tampoco lo imaginas así, crees tener todo el tiempo del mundo, vas
de prisa sin detenerte ni un segundo, dejas lo de hoy para mañana
y olvidas a las personas de tu alrededor por cosas sin importancia.
Pero, el día menos esperado todo llega a su fin y el tiempo que crees
interminable desvanece , ya no corre, ahora caminas y las personas
de tu alrededor son lo único verdaderamente importante.
Ojalá hubiera entendido esto antes, antes de que fuera tarde y sólo
tuviera unos días para aprender a caminar. Mi historia, inicia el 14
de Marzo del 2020, ese día aun no lo sabía, pero todo cambiaría, mi
tiempo se esfumaría y mi vida no volvería a ser igual. Mi nombre es
Cassandra, pero todos me conocían por Cass.
Todo comenzó como un día normal, estaba emocionada por el
cumpleaños número 3 de mi sobrina. Mi hermana, le había organizado
una gran fiesta con música, meseros y en un salón enorme que le
costó más que si se hubiera ido de viaje por una semana a París.
Días antes, fui a comprar un vestido para la ocasión, un hermoso
vestido corto, color dorado con flores cafés. Ese día me maquillé,
me alacié el cabello, me puse mi hermoso vestido y una diadema
de color dorado que combinaría con el atuendo. Durante la fiesta,
ayudé a mi hermana con algunos contratiempos que surgieron,
cuidé a mi sobrina mientras jugaba con sus invitados y le cambié la
ropa, después de que la ensucio con el pastel. Todo marchaba en
orden, los invitados parecían divertirse, mis papás se encontraban
en una mesa con mi hermana y su esposo, hablaban y reían. Pero
de repente, mi mundo se desvaneció, mi vista se tornó borrosa,
escuchaba ruidos sin entender qué decían, caí al suelo y perdí la
noción. Desperté después de 3 días, me encontraba en el hospital.
Al principio, fue algo difícil de entender, no comprendía porque me
encontraba en la cama de un hospital o cómo había llegado ahí. Mis
papás, se acercaron a verme, sonrieron y dijeron:
__Por fin despertaste. No lograba entender por qué me decían
eso, por qué tenían cara de asombro y por qué mi hermana se
131
encontraba sentada llorando. Me empezaron a explicar lo que me
sucedió durante la fiesta, mi hermana lloraba porque pensaba que
era su culpa, por darme tanto estrés con la fiesta y mi sobrina. Yo
sólo trataba de entender, mi corazón palpitaba rápidamente, mi
respiración era agitada y mi cuerpo transpiraba.
Después de unos minutos, entraron al cuarto el doctor y algunos
residentes. Uno de ellos empezó a explicar mi caso, mencionó
que lo que tengo es esclerosis lateral amiotrófica, es decir, una
enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta rápidamente
a las neuronas motoras del cerebro y la médula espinal, que dejan
de funcionar y, por lo tanto, de enviar mensajes a los músculos,
ocasionando debilitamiento muscular e incapacidad de movimiento.
Una enfermedad que afecta a muchas funciones del cuerpo no sólo
a la motora, funciones como la respiración, la nutrición o la social
y psicológica. Mencionó, que las causas que provocan la aparición
de la ELA son desconocidas en la mayoría de los casos; sólo entre
el cinco y el 10% de los diagnósticos se establecen causas genéticas
hereditarias.
Después de la explicación, mi mamá preguntó si esta enfermedad
tiene cura, a lo que el doctor le dijo:
__Desafortunadamente, aún no existe cura para esta enfermedad.
Haremos lo posible para que su hija viva el mayor tiempo posible,
pero es una enfermedad que con el tiempo la va a debilitar, tendrá
pérdida de movilidad absoluta y puede existir un fallo respiratorio.
Hubo un silencio profundo, sentía que mi mundo se venía abajo, mi
mamá y hermana lloraban y mi papá solo estaba en silencio. Después
le pregunto al doctor:
__¿Qué pasará con ella antes de que…..? . - No pudo terminar la
pregunta, se hizo un nudo en su garganta y el doctor contestó :
__Es una enfermedad, que normalmente se da en personas de 50
años y más, casi siempre en hombres; su hija es una en un millón.
El primer síntoma, es la pérdida de la fuerza muscular en brazos
y piernas, por eso, su hija Cassandra se desmayó, su cuerpo no
aguantó el debilitamiento muscular combinado con el estrés. Con
132
el tiempo irá perdiendo más fuerza, en ocasiones esto llega a los
músculos de la boca impidiendo la correcta respiración, la capacidad
de comer y hablar. Tendrá contracciones musculares, rigidez muscular
y cansancio.
No podía asimilar todo, veía a mi familia llorando y mi papá
caminando de un lado a otro, solo podía pensar que mi tiempo se
estaba acabando y no quería vivir lo último que me quedaba en un
hospital.
__Quiero irme del hospital.
__¿Qué? - Respondió mi papá.
__No quiero vivir lo que me queda en un hospital, con medicamentos,
con gente viniendo por lastima a verme, no quiero eso para mí.
Quiero vivir los 5 años o menos que me quedan de vida fuera de una
cama, no quiero desperdiciar ni un segundo. Porque, ya desperdicie
demasiados durante estos 18 años. Ahora, ya no tengo tiempo para
seguir haciéndolo.
__Pero…. Dijo mi mamá , pero antes de dejarla terminar, le contesté:
__Pero nada mamá, estoy enferma y no hay cura para eso, pronto no
podré moverme o comer, pronto moriré y debemos aceptarlo y vivir
con eso. Quiero poder vivir los días que aún me quedan bien, antes
de que deba estar acostada sin poder hacer nada.
El doctor me miró y respondió:
__Existe medicamento que te ayudará a hacer este proceso un poco
más largo, te ayudará a tener más días con movilidad y tus músculos
estarán bien. Pero, aún así, llegará el día que no puedas moverte,
días en los que sentirás depresión y es mejor que cuando ese día
llegue, te encuentres con las personas que quieres. Estoy de acuerdo
con su hija señores , es mejor que vaya a casa y esté rodeada de
personas que le den apoyo y la cuiden. Solo tendrá que venir una
vez a la semana a revisión.
133
Mis papás aceptaron y firmaron el alta médica. Por la tarde nos
retiramos a casa. Al llegar a ella, subí a mi habitación y me acosté.
Quería estar sola y asimilar esto, tengo 18 años, tenía una vida por
delante, con metas y sueños, ahora solo tengo un hoy. Tal vez, no
pueda llegar a mi graduación, que es dentro de 5 meses, tal vez
deje de moverme antes. Mis amigos, vivirán y triunfarán y yo no
estaré aquí para celebrarlo; mi novio tendrá esposa y yo no seré ella;
mi sobrina crecerá y no podré estar para ella; mis papás vivirán y no
podré compartir ese camino con ellos; mi hermana estará sola, sin
nadie que la apoye. Mi vida, está terminando antes de comenzar.
Al día siguiente asistí a la preparatoria, no tenía claro si quería que
mis amigos y novio supieran de mi enfermedad. Tenía miedo de
decirlo , ya que, sabía que todo cambiaría, ellos me verían con
lástima y me tratarían como una persona enferma, con privilegios
que no necesitaba. Pero sabía, que tenían el derecho de saberlo,
tenían derecho de decidir si seguirían a mi lado durante este camino.
Sobre todo Oscar, mi novio.
Primero hablé con mis amigos, les comenté cuál era mi enfermedad
y cómo me afectaría. Ellos reaccionaron con asombro, en sus ojos
se notaba la tristeza, no me veían con lástima, me veían con amor.
Maya tomó mi mano y me dijo:
__Jamás te veremos con lastima. Pero, si haremos que vivas los
mejores días de tu vida, aquí estaremos para apoyarte y sostenerte
cuando no puedas tu sola, siempre seremos tu sostén. Porque somos
familia.
En ese instante, supe que no me había equivocado en escogerlos
como mis amigos, en elegirlos como mi segunda familia.
Después, hablé con Oscar, de sus ojos salieron lágrimas, no podía
mirarme. Lo tomé de la barbilla, alce su mirada y le dije:
__Te quiero y deseo que seas feliz. Mereces toda la felicidad que el
mundo te pueda ofrecer, debes triunfar por ambos y seguir con tu
camino después de que yo me muera.
__No sé si pueda, no sin ti. - Contestó él, con lágrimas en los ojos.
134
__Podrás, porque yo quiero que lo hagas. Quiero que llegues lejos
, porque tienes todo para hacerlo. Quiero que seas feliz, porque lo
mereces. Quiero que vivas por mí y por tí. Necesito que vivas, que
disfrutes y que aproveches cada segundo de tu vida.
Él guardó silencio y agachó la mirada. Después de unos minutos
contestó:
-Lo haré, cada triunfo que tenga será por ti, en cada caída me
levantaré por ti y siempre te recordaré. Siempre serás el amor de
vida. Te prometo que seré feliz, y siempre estarás en mi corazón.
Pero, debes permitirme estar contigo hasta el final.
Con lágrimas en los ojos, lo tomé de la mano y le dije:
-Juntos hasta el final.
Pasaron tres semanas después de que hablé con Oscar, cada día
me sentía más débil. Pero, todos los días me repetía, que debía
ser fuerte y luchar por mí, por mi familia, por Maya y Oscar, debía
sobrevivir unos días más.
Era hora del almuerzo, en la fila estaban Oscar y Maya, los demás
ya se encontraban almorzando. Al llegar mi turno, la cocinera me
dio la charola de comida. Al momento de sostenerla, mis manos
temblaban, no encontraba la fuerza y la charola cayó al suelo. Sólo
podía observar la comida en el piso, sentía un miedo profundo. Omar
y Maya recogían la comida, y decían que no me preocupara, pero
yo solo escuchaba ruidos y sentía miradas sobre mí. Salí corriendo,
me refugié en el baño, me senté en el suelo y empecé a llorar. Maya
entró y se sentó del otro lado del baño cerrado y me dijo:
__Eres la niña más fuerte que he conocido, eres la niña que defendió
a la rana que entró ese día al kinder, cuando los niños le lanzaban
piedras. Eres esa clase de mujer, la que no se rinde y defiende lo que
cree correcto. Y lo correcto aquí, es que sigas peleando, que no te
rindas, ni permitas que las miradas de los demás te tumben , porque
eres más fuerte que eso. Debes vivir cada día que te reste, con una
sonrisa en el rostro.
135
En ese momento Maya, pasó su mano por debajo de la puerta y me
dijo:
__¿Vamos a almorzar? .
Sostuve su mano , me levanté y abrí la puerta.
Por la tarde, mis papás me acompañaron a mi revisión médica, días
antes había tenido complicaciones para respirar y dolores en el
pecho. Para lo cual, me hicieron algunos exámenes y hoy me darían
los resultados. Al llegar al hospital, entramos a una sala donde se
encontraban tres doctores. El doctor que me ha atendido desde el
primer día, el doctor Rivera, empezó a hablar.
-Los estudios, nos ha revelado una nueva complicación. La
enfermedad, ha afectado al corazón, lo está debilitando, al igual que
tus pulmones. No tenemos una respuesta exacta para decir por qué
está sucediendo esto, seguiremos haciendo estudios para encontrar
el problema y buscar una solución.
Al terminar, otro de los doctores que se encontraban en la sala,
empezó a hablar.
-Esto podrá traer complicaciones, al tener débiles el corazón y los
pulmones, tendrás ataques o en el peor de los casos podrías tener
un paro cardíaco. Debes cuidarte, no esforzarte de más y reposar el
mayor tiempo posible.
Pensé unos segundos, sabía que mi tiempo pronto acabaría, que mi
cuerpo no aguantaría esta enfermedad y no quería hacer sufrir a mi
familia más, así que tomé una decisión.
-El día que tenga un ataque o un paro, no quiero que traten de
revivirme, quiero que me dejen ir.
Mi mamá volteó a verme con ojos llorosos y mi papá agachó la
mirada. Seguí hablando.
__Cuando eso pase, deben entender que mi tiempo ya acabó,
no quiero volver si mi vida se basara en una cama, en tener que
136
pedirle ayuda a todos para poder moverme o comer. No quiero esa
vida para mí y tampoco la quiero para ustedes. Quiero vivir el poco
tiempo que me queda, siendo yo.
Los doctores dijeron que era mi decisión, que aún no había cura
para esta enfermedad y por esa razón era libre de elegir hasta donde
quería llegar. Mis papás, se preocuparon y me pidieron que siguiera
peleando, para lo cual les dije.
__Voy a pelear hasta el último día, voy a luchar por vivir, eso téngalo
por seguro. Pero, cuando tenga un paro o un problema respiratorio,
quiero que me dejen ir. Porque estaré cansada, porque tal vez ya
no sea yo en mi totalidad, porque no quiero verme a un espejo y
sentir que una parte de mí ya no está. Quiero vivir, pero quiero vivir
plenamente, no quiero vivir con aparatos, con medicamentos y con
que los demás deban de hacer lo que yo ya no puedo hacer. Eso,
ya no será vida, eso, ya no será mi vida, en ese momento, estaré
peleando una batalla que no tiene sentido, porque sabemos cuál
será el resultado.
Mi mamá lloraba, mi papá se rascaba la barbilla. Hace eso, cada
que algo le preocupa o no puede expresarse. Al final aceptaron, los
doctores pidieron una orden que debía firmar, donde se establecía
que no podían revivirme.
Pasaron los días, cada día era un poco más difícil, perdía la fuerza de
mis brazos y piernas, me costaba respirar y me cansaba rápidamente.
Ya no podía jugar más con mi sobrina, mi mamá me ayudaba a comer,
mi papá me cuidaba y trataba de que yo no hiciera esfuerzos. Dejé
de ir a la escuela por unos días, pero Oscar y Maya venían diario
a verme. Maya, me distraía contándome todo lo que sucedía en
la escuela. Oscar, se acostaba a mi lado, me abrazaba y siempre
me decía en voz baja: __debes ser fuerte, debes luchar. Eso me
reconfortaba, pero había días que ya no tenía ganas de pelear, que
ya no sentía fuerza para hacerlo y sólo quiero dormir.
Un mes antes de la graduación, fui a mi revisión médica. Le pedí a
los doctores que me dejaran regresar a la escuela, que necesitaba
volverme a sentir viva. Primero, me dijeron que no, que era arriesgado
y podría complicar más mi estado. A lo cual les contesté:
137
__Debo regresar, porque un día más acostada en esa cama no lo
resistiré, ya no siento fuerzas para pelear, escucho a mis papás llorar
noche tras noche, y me estoy cansado. Siento, que mi vida la perdí
en el momento que me acosté en esa cama, mis papás la perdieron
junto conmigo.
Debo vivir y dejarlos vivir, prefiero vivir aunque sea 5 días, pero
realmente hacerlo. A qué estar viva por 5 años, pero sólo poder
estar acostada, arrastrando la vida de mis papás conmigo. Por favor,
déjenme regresar a la escuela.
Al final aceptaron, con unas condiciones. Debía ir en silla de ruedas,
para no forzar mis pulmones al caminar. También en el momento
dado, tendría que usar oxígeno y por ningún motivo debía hacer
esfuerzos de más.
Llegó el día de regresar, mi mamá me acompañó hasta el salón, ahí
ya estaba esperándome Oscar. Mi mamá, me besó en la frente y le
pidió a Oscar que cuidará de mí. Después, él tomó la silla de ruedas
y me llevó al interior del salón. Y ahí estaba Maya y todos mis amigos,
con un cartel de bienvenida, con muchas fotos de nosotros pegadas
y en la mesa un pastel de fresa. Nos acercamos, me abrazaron y
empezaron a decir que me extrañaban, que sin mí no era igual la
preparatoria. Me sentí muy feliz, sabía que mis papás retomarían su
vida y yo estaba en un lugar donde me cuidaban y hacían sentir viva.
Pensé, que al regresar a la escuela todo mejoraría, que mi salud sería
más estable y encontraría más fuerzas para seguir peleando. Pero,
no fue así, cada día me cansaba más, ya no podía comer como antes,
mi piel cada vez era un poco más pálida y ya no podía pronunciar
algunas palabras. Aún me queda mucho por decir, y ya no podía. Mis
amigos y familia me ayudaron a comunicarme, hicieron notas, en las
cuales venían algunas palabras que me costaba pronunciar. Jamás
me sentí sola, tenía familia , amigos y un novio que me apoyaban y
sostenían para no caerme, pero estaba agotada.
Días antes de la graduación, tuve problemas para respirar, sentía que
no tenía oxígeno, que mi cuerpo ya no podía más, caí al suelo y la
silla de ruedas fue a dar al otro lado del pasillo. Estuve acostada en
138
el piso por 5 minutos, nadie me veía o escuchaba y cada vez sentía
que tenía menos aire dentro de mí. Después de unos segundos, un
compañero me vio y pidió ayuda, quedé inconsciente.
Al despertar, me encontraba en mi habitación, con oxígeno que
me ayudaba a respirar. En mi cuarto se encontraban algunos amigos,
Maya, Oscar, mi familia y el doctor. El doctor, me dijo que mis
pulmones cada vez fallaban más, que no podía seguir asistiendo a
la escuela, no si quería seguir viviendo. Empezaron a salir lágrimas
de mis ojos, observaba el daño que le estaba causando a mi papás,
el daño que me causaba esta enfermedad a mí, ya no podía más. Les
pedí que se retirarán. Quería descansar y estar sola por un momento.
Mis amigos se despidieron, Maya se acercó, me tomó la mano y me
dijo: __Resiste, Oscar me besó la frente y dijo __¡Te amo! y mis papás
tomaron la puerta y me dijeron: __descansa ranita y la cerraron.
Pasaron los días, la graduación se acercaba y yo cada día me sentía
más triste, más débil y sin fuerza. Mi familia, era un gran apoyo para
mí. Pero, sentía que el final estaba a unos días de llegar, así que
escribí una carta para mi familia y amigos. No quería que después de
mi partida, estuvieran mal, no quería que detuvieran su vida por mí.
Al contrario, quería que con mi muerte, encontrarán un motivo más
para seguir viviendo . Empecé a escribir, casi terminaba cuando mi
mamá abrió la puerta, guardé rápidamente la carta en el cajón de
mi buro, que se encontraba a mi derecha. Al entrar mi mamá, vi que
llevaba en las manos una enorme caja blanca , y con tono sorpresivo
le pregunté:
__¿Qué llevas ahí?
__Sabía las ganas que tenías de ir a tu baile de graduación, así que
moví algunos contactos y le rogué a tu doctor por varios días, hasta
que me dijo que sí. Éste, es el vestido que llevarás puesto.
Mis ojos empezaron a derramar lágrimas, me sentía feliz. El vestido
era hermoso, era largo, de color negro brillante y copa de corazón.;
lo amé por completo. Mi mamá se sentó a lado mío, la abracé y le
dije gracias con lágrimas en los ojos y ella respondió: __Te amo mi
niña.
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Me sentía muy emocionada, contaba los días para que llegará el
baile, hasta que por fin llegó. En la mañana desperté muy temprano,
terminé la carta y después mi mamá me ayudó a bañarme y
arreglarme. Cuando estaba lista, me sostuvo y me llevó al espejo y
me dijo:
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--Luces Hermosa.
Sonreí y de nuevo le dije:
--Gracias por regalarme esta noche.
En ese momento, mi papá entró al cuarto, me veía con ojos de
ilusión y dijo:
__Eres preciosa.
Me ayudó a sentarme en la silla de ruedas y besó mi frente. Después,
me llevó a la sala donde se encontraba Oscar, el se paró, se acercó
a mí y dijo:
__Serás la envidia de todas las del baile y yo seré el más afortunado
de ser tu acompañante.
Se agachó y besó mis labios. Después, mi hermana comenzó a tomar
fotos para la prosperidad, como diría ella. Aunque, no me agradaba
la idea de que tal vez yo no estaría para ver esas fotos, sabía que
mis papás las verían con una sonrisa en el rostro y ese es mi mayor
regalo.
Al llegar al baile, Maya se acercó con su acompañante Peter. Ella me
abrazó y fuimos a la barra de bebidas. Toda la noche bailamos, yo
en mi silla de ruedas y ellos disfrutando la noche. Era la persona más
feliz del mundo, ver a Oscar tranquilo me daba alegría; ver a Maya
feliz con su nuevo novio, me daba tranquilidad; y saber, que mis
papás nunca estarían solos, porque tendrían a Maya, Oscar y a mi
hermana, me daba paz. Sabía que el momento había llegado, tomé
fuerzas, me levanté de la silla, y le pedí a Oscar que me concediera
este baile.
-Amor, debes descansar.
-Por favor, dame la alegría de bailar con el hombre más guapo del
baile. Solo son 2 minutos, luego me sentaré.
Lo pensó por un segundo y después me dijo:
__Esta bien , te amo.
La canción que sonaba era la de “Everglow” de Coldplay. Bailamos,
me recargué en su hombro, le susurré en el oído: __Te amo y me
desvanecí.
Ya no tenía fuerzas para seguir peleando, y tampoco quería seguir
deteniendo la vida de las personas que amo. Era el momento, era
momento de partir y lo supe al abrir mis ojos en la mañana. Sabía,
que había llegado mi tiempo, no podía seguir peleando sin fuerzas,
ni tampoco, podía seguir peleando sin sentido. Sabía, que después
de mi muerte, ellos triunfarían, seguirían peleando por su vida, sabía
que estarían bien, que mi muerte sería una inspiración. Porque, fue
lo que les pedí.
La carta la dejé en mi buró, sabía que mi mamá la vería y después se
la enseñaría a cada uno.
Familia:
Si leen esto, es porque mi tiempo ha llegado a su fin. No quiero que
lloren , que detengan su vida por mí, quiero que triunfen , que sean
felices y siempre se mantengan unidos , dando el ejemplo de amor
más grande que he conocido. Ustedes, fueron mi motivación todos
los días de mi vida , eran mi ejemplo a seguir y por ustedes me
convertí en la persona que era. Aún me quedaba mucho por darles,
pero quiero que sepan, que desde donde esté los cuidare y velaré.
Pero, deben prometerme que serán felices.
Querida Susi, hermana. Te amo con mi alma, fuiste mi amiga y guía.
Y deseo que seas feliz, que cuides y protejas a mi pequeña sobrina y
juntas salgan adelante. No quiero que me recuerdes con las lágrimas
141
en los quiero que me recuerdes con una sonrisa, porque tú fuiste mi
inspiración todos los días de mi vida.
Maya, no sé cómo empezar. Te conocí a los 4 años de edad, jamás
nos separamos desde entonces. Pero las cosas han cambiado,
debo irme y no quiero irme sin saber que serás feliz, que lucharás
y triunfarás en la vida, que jamás te darás por vencida y siempre
tendrás esa hermosa sonrisa en tu rostro. Te amo hermana, nos
vemos del otro lado cuando seas viejita y tengas muchas cosas que
contarme.
Y por último, Oscar. Promete que serás feliz, que volverás a abrir
tu corazón a nuevas oportunidades y no dejarás que mi muerte te
detenga, debes pelear por ambos y cumplir nuestras metas. Debes
ser feliz y dejar que alguien te haga feliz Te amo con mi alma y
siempre te amaré.
Posdata: Los amo, sigan brillando.
Att: Cass.
Hoy 5 de Agosto del 2020, he muerto de un paro cardiorrespiratorio,
en los brazos de mi novio. He partido dejando atrás metas, sueños y
personas. Aún me quedaba mucho por decir, por hacer o por cumplir,
pero, mi tiempo se acabó. A lo largo de estos meses, aprendí a vivir,
a disfrutar de cada momento y a valorar lo que tenía. Lo aprendí
demasiado tarde, pero estos últimos días, fueron los mejores de mi
vida. Puedo irme tranquila, sabiendo que mi familia y amigos estarán
bien y que he dejado una huella en cada uno de ellos; una huella
que los llevará lejos.
Autor: Saraí Ruiz Estrella
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¿Quién dijo que podría ser maestro de Historia?
No me lo dijo un maestro, no me inspiró un maestro. No quiero
ser maestro pues se gana muy poco, si tengo suerte como maestro
de historia el gobierno me dará algunas horas para poder ejercer y
ganar unos cuantos pesos, me mandará a algún lugar en la sierra, a
alguna comunidad lejos de donde radico.
El maestro toma carreteras, casetas, hace plantones y lo peor, no sabe
lo que enseña, al menos, es eso lo que los medios de comunicación
se han dedicado durante tantos años a profesar con tanta fe hacia la
sociedad. ¿Es esto lo que quiero? ¿pertenecer a un grupo de gente
que han sido manchados por calumnias dimes y diretes durante
tantos años? La respuesta por lógica parece apuntar a decir que no.
¿Quién está dispuesto a que lo apunten con el dedo, por un salario
que apenas y alcanza pa´ comer?
Pues bien, el propósito de mi escrito no es reivindicar al magisterio
desde mi nuevo contexto como estudiante normalista, de ser así
podría tomarse como un esfuerzo por hacer entender, a quién me
lea, que todo lo que se ha dicho a través de la radio, televisión y
demás medios masivos de comunicación no han sido más que
falacias y lo que se ha hecho es con un propósito para la educación
en México, por ahí se dice que “cada quien defiende lo que tiene”.
No, no lo haré de esa forma, tengo una mejor manera de llegar, y es,
a través de mi experiencia.
Debo decir que, a lo largo de mi paso por los diferentes niveles
académicos, no he sido un estudiante fácil.
Inician la década de los 90’s, y un año después, mis andares por el
jardín de niños, en esta etapa tuve a la maestra María Esther, etapa
que duró tres años, pues no pude ingresar a la primaria por cuestiones
burocráticas. La docente mencionada fue la tercera implicada en mi
formación y ¿por qué no menciono a las dos anteriores?, la verdad
es que no las recuerdo, creo que todos recordamos a las personas
que nos dejan marcados, sea para bien o para mal, o simplemente
no las recuerdo por haber sido hace tanto tiempo.
143
La maestra María Esther era la más cariñosa del kínder, y yo, yo era
su consentido. Alguna ocasión salió a atender a un papá, en ese
tiempo los maestros podían dejar a los niños solos dentro del salón y
no sucedía nada, bueno eso creía yo, porque en cuanto salió yo hice
de las mías. Se armó la reta de futbol, el partido estaba muy reñido,
uno de los guardametas era yo, el portero estrella. En una atajada
impresionante que ni el mismísimo Jorge Campos hubiera podido
atajar, es más ni el propio Richard Tex Tex de los Supercampeones
hubiera podido con semejante jugada, me lucí tanto que el despeje
tenía que ser épico, así hubiera sido si no es porque a falta de balón
jugábamos con una canica, en ese despeje ocurrió la desgracia, fue
tan largo mi despeje que rompí una ventana. La maestra se hizo
presente, no sé si por el ruido o porque había terminado su reunión
con aquel padre de familia, que de no ser por él yo no habría roto
ninguna ventana, pues la maestra no habría tenido porque salir,
bendita ley de Murphy.
Ahí estaba ella frente a un alumno indefenso y pequeño de tan
solo unos 6 años, era todo suyo, no había hacia donde correr, hacia
donde esconderme, esperaba el regaño y castigo como todo un
valiente, sabía lo que venía. Tenía que avisar a mi madre y de ella,
podía esperar una buena tunda.
Llegó la hora de la salida, mi juez estaba dispuesta a dictar sentencia,
de facto ordenaría al verdugo mi transitar hacía el patíbulo. Llegué a
donde no sería visto ni por los ojos de Dios, es momento del azote,
esperaba con gallardía y cada minuto de espera aumentaba más la
agonía. El resto del día transcurrió con normalidad, será que el juez
decidió apiadarse de mí, ¿será un ente benevolente? Pues ante mi
incredulidad así fue, no sabía que la maestra había abogado por
mi bienestar, mentiría si dijera cuáles fueron las palabras que usó
la maestra para intervenir por aquel portero que había jugado su
último partido dentro de un aula, pues había aprendido la lección, el
miedo no anda en burro.
Ella me apreciaba y yo a ella, era tanto mi afecto hacia la maestra
que yo la nombre maestrita, sentí tanto cariño por ella que aun la
recuerdo, y se hace más presente este sentimiento al redactar estas
líneas, con muestras de afecto de este tipo transcurrió mi tercer año
en el jardín de niños.
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Llegué a la primaria, ahora la maestra en turno es la de segundo año,
la maestra Alicia. No hubo cariñitos, pero desde mi perspectiva y
según mis recuerdos, fui uno de sus consentidos.
Si había algo que me gustaba de la primaria eran los libros de lecturas
que entregaba la SEP, cómo olvidar el cuento de Febrero Loco que
me marcó y me volvió un ávido lector desde primer año. Español y
matemáticas han sido materias que se imparten a diario, español
era algo que me gustaba, no me importaba cargar mi mochila por
más de medio kilómetro, con un peso que para un niño de esa edad
parecen ser más de 50 kilos.
Debo decir que la maestra Alicia me incentivó aún más en el hábito
de la lectura. Recuerdo que el libro de lecturas de segundo año en
sus primeras páginas tenía una en blanco antes del índice y ¿por qué
es importante?, pues porque siempre hay un por qué.
Pues bien, llegó la hora de lucirse el primer día de clases, la
actividad, leer El país del pan. La maestra solicitó un participante
para comenzar con la actividad, me ofrecí como voluntario. Para ese
tiempo los alumnos debían ponerse de pie cuando alguien entraba
y salía del salón, así como ofrecer los buenos días, siempre con un
tono cantadito. Eso mismo debíamos hacer cuando se realizaba una
participación.
Me puse de pie y comencé con la lectura, no recuerdo estar nervioso,
antes era más seguro de mí mismo. Primero vi el texto, era muy corto,
después observé la imagen, leerlo no presentaba mayor problema.
En un tris tras terminé con él, la maestra me felicitó por la gran hazaña
que había realizado, me llamó a su escritorio y me dio una estrellita
de color plateado que, de primer momento me pegué en la frente,
después recordé el espacio vacío en el libro. Desde ese momento
esa página en blanco con una sola estrellita, sería mi muro de los
reconocimientos, sí, como el muro que tienen los profesionistas
donde cuelgan todo tipo de cuadros con cursos realizados, diplomas
recibidos, la foto de su graduación, etc., ¿quién no se siente orgulloso
de que otras personas reconozcan sus logros?, no estoy seguro de
cuántas estrellitas pude coleccionar al terminar el ciclo, pero puedo
recordar que cubría la mitad izquierda de esa hoja y es que en cada
lectura que realizaba era un diploma más para mi pared.
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Otro dato que se me estaba pasando es que mi reconocimiento por
la lectura, no sólo quedaba registrado en esa pared de papel del
libro de texto gratuito que otorga la SEP, no, el registro también se
hacía por escrito y mi mamá podía sentirse orgullosa de mí cada
firma de boleta.
Algunos años después, quizás a los nueve o diez años de edad, mi
hermana conoció a un maestro de teatro, el maestro Mario. Más
o menos mí hermana entró a la compañía teatral a principios de
octubre y por falta de actores me llevaría a participar con ella, fue
la decisión más acertada. Estábamos en la recta de fin de año, la
misión era preparar una pastorela, teníamos el tiempo encima, pues
había que presentarla a principios de diciembre.
El maestro Mario nos enseñó lo básico para pararnos en un escenario y
sobre la marcha afinábamos detalles. Presentamos la obra, cubrimos
las fechas, para mi hermana esa pastorela fue debut y despedida,
como dice la canción, por mi parte yo seguí preparando obras de
teatro con el maestro Mario y aprendiendo actuación teatral, mímica
y teatro guiñol, nos presentábamos en casas de cultura, en diferentes
SECOI (Sistema de Servicios Comunitarios Integrados), en eventos
culturales o gastronómicos que organizaban las delegaciones del
D.F., y/o a cualquier lugar donde nos invitara la secretaría de cultura.
Es importante señalar que el maestro no cobraba ni un centavo por
las participaciones, a pesar de que el equipo era de su propiedad, y
tampoco nos cobraba por lo que nos enseñaba, literalmente lo hacía
por amor al arte y yo también.
Hicimos muy buena mancuerna, pues a donde lo invitaran fuera de
la compañía teatral pero dentro de las actividades culturales iba yo,
nos llegó una invitación para tomar un taller de lectura en voz alta
por parte de esta secretaría de cultura, en el edificio que está en la
estación del metro Normal.
A partir de ahí presentábamos obras de teatro y lecturas en voz alta,
nuestro primer espacio para ensayos fue la casa del maestro, después
conforme nos fuimos acomodando con los centros culturales, se
nos brindó un espacio en el SECOI San Lucas Xochimanca, tiempo
después compartiríamos espacio con el “libro club”, mismo que
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también se le ofreció administrar a mi maestro de teatro. Tristemente
me llegó la adolescencia y para tercer año de secundaria me fui
alejando del maestro Mario. Hoy en día aún mantengo contacto con
él.
Bueno mantengámonos en el contexto de la secundaria, ahora sí,
les voy a hablar de una maestra de Historia, la maestra Carmen. Ella
tenía una hermana que también daba clases en la secundaria técnica
a la que asistí, la hermana daba clases de biología, yo creo que el
enseñar y hacerlo de una manera que a mí me gustara les venía de
familia, pues ambas materias eran mis favoritas, no hablemos de las
otras porque a pesar de que mantenía buenas calificaciones no eran
de mi agrado, más bien lo que pasa es que aún tenía temor del
“brazo largo de la ley” ósea de mi madre.
Lo que tenía la maestra Carmen es que cada ocho días nos mandaba
a museos al centro de la ciudad, había tenido acercamientos con
otras maestras a zonas arqueológicas y a museos, pero no con la
misma relevancia que cuando estaba en la secundaria, quizá fue la
etapa la que hizo que me interesara más por la historia y las visitas
a museos o que después me iba a la casa de mi abuelita que vivía
en Aragón, ahí aprovechaba los adelantos tecnológicos, con los
que contaba mi tío y me ponía a transcribir todos mis apuntes en la
computadora, además él contaba con la Enciclopedia Encarta y con
Internet, con estas herramientas hacía investigaciones más extensas
y no importaba el número de páginas pues contábamos con mucho
tóner y me daban dinero para engargolar mis trabajos.
Llegaba el día de la entrega y siempre obtenía buenas calificaciones
por mis trabajos, con esta maestra no había estrellitas, solo buenas
notas y felicitaciones.
Se acercaba un evento académico donde asistirían padres de familia
de los seis grupos que conformaban los talleres, de los 3 grados, la
maestra pidió que se elaboraran maquetas para ese día, tristemente
lo mío no son los trabajos manuales donde se requiera el empleo de
motricidad fina, entonces mi maqueta creo que no merecía la pena
ser presentada en público, pero mi investigación sí, me acuerdo que
trataba de la antigua Grecia.
147
La maestra me solicitó que fuera yo quien explicara ese tema y me
apoyara de la maqueta, por suerte no me daba miedo hablar en
público y podía expresarme más o menos bien.
Un día antes preparamos los salones donde estarían las exposiciones,
ese día previo al evento yo creo que mi maestra no durmió y no
fue gracias al nerviosismo que provocaba el suceso, más bien fue
porque después del horario escolar se tuvieron que quedar los
maestros a afinar detalles, además de que el evento era individual y
no integraba al turno vespertino, entonces a parte se quedaron los
maestros para vigilar que los alumnos de la tarde no estropearan
nuestro trabajo.
¡Vaya trabajo! además de docentes tienen que desempeñar funciones
de centinelas y estar apostados en los salones como si fueran
garitones para evitar actos vandálicos. Contaba la leyenda que los
de la tarde son maleantes, los casi adultos que fueron rechazados
del turno de la mañana y que se dedican a hacer desmanes en la
escuela en el turno de la tarde.
La muestra académica salió como lo habíamos esperado, nos valió
felicitaciones para todos, ya que fue un trabajo en conjunto, para
mí la satisfacción más grande no serían solamente las palabras de
agradecimiento y congratulaciones que nos daban los maestros, en
esta ocasión sería el haber hablado frente a los padres de familia
de un tema que a mí me gustaba mucho, el resolver dudas, el que,
inconscientemente haya sido yo el que dio una clase de historia.
A partir de ahí me di cuenta que la historia era lo mío, al decir lo mío
no me refiero a que soy un as de la historia, sino más bien que los
temas históricos serían de gran interés para mí.
Nunca pensé en ser maestro y mucho menos maestro de historia,
pero ahora que estoy aquí en la Escuela Normal sé que es lo que
tengo que hacer, mi meta no es volverme rico enseñando historia,
no pretendo que el Estado me dé una plaza de tiempo completo,
las horas que se me den las aprovecharé al máximo para enseñar
lo que sé, estoy consciente que no se vive solo de amor (como mi
maestro Mario, él ya era jubilado), pues también se debe generar
para poder vivir, y que mejor que sea haciendo algo que me guste.
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No importa dónde sea ese lugar en el que me tenga que parar
para enseñar o en qué rincón del país me tenga que aventurar para
poder generar conocimiento. Lo importante es participar dentro
del rol social para poder propiciar un cambio, qué importa que
los medios nos llenen de estigmas, sé que por muy pequeña que
sea una participación, esta puede crear un gran cambio, así como
los maestros han ayudado a mi formación y a ser lo que soy, sé
que también lo hicieron con más alumnos de mi generación, de
generaciones pasadas y de generaciones que prosiguieron a la mía,
todos vamos sumando y contribuimos con nuestro granito de arena
formando una gran red a la que llamamos sociedad.
Autor: César Manuel Montiel Guzmán
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ANTOLOGÍA
DE
CUENTO
JOVEN
NORMALISTA
COORDINADOR
ROBERTO COMPEÁN MARTÍNEZ