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EL NARRATORIO ANTOLOGIA LITERARIA DIGITAL NRO 75 MAYO 2022

Antologia de cuentos de autores de habla hispana

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El homínido permanecía impávido esperando el momento exacto. Era

extremadamente delgado con el pelo largo y sucio enredado a su hirsuta barba. Le

ardían los ojos y la garganta reseca no le permitía respirar con normalidad. Le

recordaba a esa agua barrosa que debía beber en ocasiones cuando la fuente

madre estaba seca. Poco a poco fue cayendo en el letárgico sopor que le indicaba

que el trance se hacía cada vez más profundo. Se dejó inundar por los penetrantes

aromas de las plantas sagradas quemándose en el fuego y siguió sus consejos al pie

de la letra.

Al amanecer ya no quedaban rastros de la fogata y sus fumaradas y supo

que era el instante de emprender la caza. El sol aún no había despuntado en el

borde del cielo y aprovechó eso para descender del refugio hacia las partes bajas

donde las presas se alimentaban y reproducían; allí donde los peligros acechaban a

cada paso dado, pero también, si la ceremonia de la noche anterior había sido

efectiva le brindaría abundancia y protección por varias lunas.

El sol ya se encontraba en el medio cielo, pero ninguna presa se había

dejado ver. Giró en círculos cada vez más amplios tratando de ensanchar la zona

de caza. Confiaba plenamente en las visiones que las plantas sagradas le habían

hecho vislumbrar así que persistió en la búsqueda.

Y de repente la vio. Al inicio solo fue la alerta del ramaje moviéndose

desordenadamente a poca distancia. Estaba al alcance de su flecha por lo que

tensó el arco y con mano firme sostuvo el culatín conteniendo la respiración. Su

mente estaba alineada en perfecta sincronía con la piedra afilada del extremo de la

vara proyectil. “No te apures, no respires, espera, espera…” se decía a sí mismo. Y

entonces soltó la mano cuando divisó parte del cuerpo del animal abriéndose paso

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