ESCAPULARIO Julio-Agosto 2022

16 DE JULIO
uando el P. Tito llega al campo de concentración de Dachau
C el 19 de junio de 1942, se encuentra con un hermano carmelita
holandés que estaba destinado en la fundación de Maguncia
(Mainz) en Alemania y que había sido detenido porque en una carta
interceptada por la policía se quejaba de los precios en el glorioso
III Reich. Éste le informa de que en el Lager hay otros carmelitas
prisioneros. Se trataba de un grupo de polacos detenidos por
diversos motivos. Dos de ellos habían fallecido semanas antes de
llegar el P. Tito a Dachau.
Cuentan que cuando Brandsma llegó al campo, tras pasar
los duros trámites de admisión (desinfección con ácidos, largas
esperas, humillaciones…) y conocer a varios de los carmelitas que
allí se encontraban, exclamó: “¡Pero si esto parece un convento!”.
Pronto se daría cuenta de que no era así. Dachau era un lugar
terrible en el que murieron más de 40.000 personas y en el que
él mismo recibiría varias palizas y sería sometido a experimentos
médicos espeluznantes.
El P. Tito se encontraba ya muy debilitado físicamente cuando
llegó a Dachau, tras pasar por diversos campos y cárceles, pero,
a pesar de todo, el 16 de julio se levantó algo más temprano de
lo habitual y, de forma muy discreta para no ser golpeado, fue
estrechando las manos de cada uno de los carmelitas. Parece ser
que, con uno de los polacos, recitó en voz baja el Flos Carmeli, el
himno ancestral a la Virgen del Carmen. Incluso dio la profesión
en la Orden Tercera del Carmen a un sacerdote diocesano polaco,
Tadeusz Zielinski, a quien pidió que, cuando la guerra terminase,
hiciese la profesión de forma solemne.
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