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Listín Diario 01-04-2023

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2 THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY<br />

SÁBADO 1 DE ABRIL DE <strong>2023</strong><br />

EL MUNDO<br />

INTELIGENCIA/NICHOLAS KRISTOF<br />

¿No sabes leer? Hay un ‘colegio descalzo’ para ti<br />

Tilonia, India<br />

Es la Universidad de Harvard de<br />

la India rural: una institución de<br />

50 años llamada Barefoot College<br />

(Universidad Descalza) que ofrece<br />

lecciones para empoderar a las<br />

personas en todo el mundo.<br />

El Barefoot College hace empoderamiento<br />

tan bien como cualquier<br />

institución que yo haya visto,<br />

y este es el aspecto que toma en<br />

el estado rural de Rajasthan: una<br />

mujer analfabeta llamada Chota<br />

Devi que no asistió ni un solo día<br />

a la escuela está encorvada sobre<br />

un tablero de circuitos, usando<br />

cuidadosamente instrucciones codificadas<br />

por colores para soldar<br />

resistencias y diodos en su lugar.<br />

Chota, que no tiene idea de cuántos<br />

años tiene, es una dalit, aquellos<br />

en la parte inferior del sistema<br />

de castas alguna vez conocidos<br />

como intocables, y de un grupo de<br />

rango particularmente bajo llamado<br />

valmiki que a menudo limpiaba<br />

los desechos humanos.<br />

Pero ahora, Chota está aprendiendo<br />

a ser técnica en energía<br />

solar. El Barefoot College capacita<br />

a aldeanos analfabetos y de bajo<br />

estatus como ella para fabricar<br />

linternas impulsadas con energía<br />

solar e instalar sistemas de iluminación<br />

solar. Después de tres a seis<br />

meses de capacitación, regresan a<br />

sus comunidades y se ganan la vida<br />

decentemente mientras llevan<br />

energía solar a lugares sin electricidad<br />

confiable —y en el proceso<br />

trastocan la jerarquía social.<br />

“Tendré más conocimientos<br />

que mi esposo”, señaló Chota con<br />

picardía. Cuando regresa a casa,<br />

los aldeanos ahora la llaman “Señora”.<br />

Es en parte broma, en parte<br />

una muestra de respeto.<br />

Con un nuevo ingreso de quizás<br />

US$80 al mes, Chota planea pagar<br />

deudas, comprar un teléfono celular<br />

sencillo y construir una letrina.<br />

Chota tiene cinco hijos, ninguno<br />

de los cuales ahora va a la escuela,<br />

pero sus maestros en el Barefoot<br />

College han dejado huella. “Estoy<br />

trabajando con mujeres que saben<br />

Envíe sus comentarios a<br />

intelligence@nytimes.com.<br />

Las mujeres del campo aprenden a hacer lámparas solares en el Barefoot College, en Tilonia, India.<br />

leer y escribir, así que ahora quiero<br />

que mis hijos también aprendan”,<br />

dijo.<br />

Bunker Roy, hoy de 77 años, era<br />

tres veces campeón nacional indio<br />

de squash y un activista inspirado<br />

por Mahatma Gandhi cuando en<br />

1972 se mudó a esta aldea remota<br />

para ver qué podía hacer para<br />

abordar la pobreza arraigada. Ese<br />

año fundó el Barefoot College.<br />

Roy se centró en poner habilidades<br />

tecnológicas en manos de las<br />

personas menos educadas y más<br />

despreciadas de la comunidad<br />

—porque eran las que más necesitaban<br />

la ayuda y porque creía que<br />

fomentar la dignidad y la confianza<br />

en uno mismo eran elementos<br />

cruciales para superar la pobreza.<br />

“Queríamos fundar una universidad<br />

diferente, donde las personas<br />

no fueran penalizadas por ser<br />

analfabetas”, me dijo Roy.<br />

Así que el Barefoot College toma<br />

a aldeanos analfabetos —la mayoría<br />

dalits o mujeres— y los capacita<br />

en habilidades técnicas como<br />

instalación de paneles solares. Con<br />

fondos de fundaciones, donativos<br />

y el Gobierno indio, la universidad<br />

también ofrece clases de alfabetización,<br />

campañas de salud, un departamento<br />

de recursos hídricos,<br />

centros de estudio y una fábrica de<br />

toallas sanitarias.<br />

La brecha urbano-rural existe<br />

en todo el mundo, con oportunidades<br />

rezagadas en las zonas rurales<br />

de Estados Unidos así como en<br />

la India rural. Los que se quedan<br />

atrás a veces se automedican,<br />

creando ciclos de desesperación;<br />

en India, todo esto se ve complicado<br />

por la casta y el género. El<br />

Barefoot College fomenta la oportunidad<br />

al ofrecer capacitación en<br />

habilidades de la misma manera<br />

que lo hacen los colegios comunitarios<br />

en Estados Unidos, pero aquí<br />

hay un énfasis particular en los<br />

absolutamente más pobres.<br />

Una de las primeras iniciativas<br />

del Barefoot College fue capacitar<br />

a dalits para instalar bombas de<br />

agua. Inicialmente, esto fue en sus<br />

propias comunidades, porque no<br />

se les permitía usar los mismos pozos<br />

que los de castas superiores.<br />

El resultado fue que la fuente de<br />

agua más confiable en un pueblo se<br />

convirtió en una en el barrio más<br />

despreciado. Cuando los aldeanos<br />

de castas altas hallaron que sus<br />

pozos se estaban secando, torpemente<br />

obtenían agua de la bomba<br />

dalit. “Es solo para el ganado”,<br />

decían al principio.<br />

Cuando sus propias bombas<br />

se descompusieron, también tuvieron<br />

que llamar a un técnico de<br />

bombas dalit. Dado que tradicionalmente<br />

los dalits no debían tocar<br />

los recipientes de comida o agua<br />

usados por las personas de castas<br />

SMITA SHARMA PARA THE NEW YORK TIMES<br />

superiores, la confusión aumentó.<br />

Los estadounidenses podrían<br />

aprender de este enfoque en la India<br />

rural. Estados Unidos también<br />

debe proporcionar mejor capacitación<br />

en habilidades técnicas a las<br />

personas que se han quedado atrás<br />

para que puedan ganarse la vida<br />

—como electricistas, instaladores<br />

de turbinas eólicas, carpinteros y<br />

más.<br />

A lo largo de las décadas, el Barefoot<br />

College ha atraído fondos<br />

internacionales y locales para expandirse.<br />

Ahora tiene programas<br />

de agua en toda India, y el Gobierno<br />

indio trae a mujeres de África<br />

y otros lugares para que estudien<br />

ingeniería solar en cursos de seis<br />

meses y luego regresen a casa para<br />

llevar electricidad a sus aldeas.<br />

“Los analfabetos del siglo XXI<br />

no son los que no saben leer ni escribir,<br />

sino los que no saben aprender<br />

y volver a aprender”, dijo Roy.<br />

Bali no quiere a los huéspedes groseros<br />

Por SUI-LEE WEE<br />

y MUKTITA SUHARTONO<br />

El año pasado, miles de rusos y<br />

ucranianos acudieron en masa a la<br />

isla indonesia de Bali. Allí encontraron<br />

refugio en un paraíso tropical<br />

donde los lugareños acogieron<br />

calurosamente a los ucranianos<br />

que huían de los bombardeos y a los<br />

rusos eludiendo la conscripción.<br />

Luego, una influencer rusa se subió<br />

desnuda a un árbol sagrado de<br />

700 años. Un artista callejero ruso<br />

pintó un mural antiguerra en una<br />

casa particular. Y rusos y ucranianos<br />

han estado involucrados en una<br />

serie de colisiones de motocicletas,<br />

ALAN MATTINGLY Editor<br />

The New York Times International Weekly<br />

620 Eighth Avenue, New York, NY 10<strong>01</strong>8<br />

algunas mortales.<br />

Ahora, el pueblo balinés ha tenido<br />

suficiente. Enfrentando una<br />

marejada de quejas, Wayan Koster,<br />

el gobernador de Bali, anunció<br />

el mes pasado que solicitó al Gobierno<br />

de Indonesia que revoque el<br />

acceso de Rusia y Ucrania al programa<br />

de visado a la llegada del<br />

país. Dijo que muchos de los que<br />

han acudido en masa a Bali no solo<br />

han violado una serie de leyes locales,<br />

sino que han estado buscando<br />

trabajo con visas de turista a corto<br />

plazo. También prohibió recientemente<br />

a todos los extranjeros conducir<br />

motocicletas, en respuesta a<br />

INTERNATIONAL WEEKLY<br />

CONSULTAS EDITORIALES:<br />

nytweekly@nytimes.com<br />

CONSULTAS DE VENTAS Y PUBLICIDAD:<br />

nytweeklysales@nytimes.com<br />

NYIMAS LAULA PARA THE NEW YORK TIMES<br />

las recientes colisiones.<br />

“Para ellos, está bien andar medio<br />

desnudos, solo con un bikini y<br />

conduciendo sin casco. Pero no ven<br />

que no es así para los lugareños que<br />

los rodean”, dijo I Wayan Pardika,<br />

de 33 años, un guía turístico balinés,<br />

expresando su frustración con<br />

los turistas.<br />

Los balineses inicialmente simpatizaron<br />

con los nuevos emigrados.<br />

Muchos otorgaron crédito para<br />

la renta de automóviles y casas<br />

a rusos, que se vieron aislados del<br />

sistema de pagos internacionales<br />

debido a las sanciones. Pero más<br />

tarde, descubrieron que muchos rusos<br />

habían tomado trabajos en la isla<br />

—como instructores de surfing y<br />

guías turísticos. Algunos iniciaron<br />

negocios de renta de automóviles y<br />

casas, violando las leyes que rigen<br />

las visas de turista y restando a los<br />

ingresos locales.<br />

Muchos balineses dicen que las<br />

autoridades están batallando para<br />

hacer frente a la repentina afluencia<br />

de rusos, que ahora constituyen<br />

el segundo grupo más cuantioso de<br />

turistas en Bali después de los australianos.<br />

El año pasado, 58 mil rusos<br />

y siete mil ucranianos visitaron<br />

Bali. Tan solo este enero llegaron 22<br />

mil 500 rusos a la provincia.<br />

El programa de Indonesia de visas<br />

a la llegada permite a los rusos,<br />

ucranianos y ciudadanos de otros<br />

85 países quedarse por un período<br />

Rusos y ucranianos<br />

hospedados en<br />

Bali han estado<br />

involucrados en una<br />

serie de colisiones<br />

de motocicletas,<br />

algunas mortales.<br />

inicial de 30 días y por<br />

otros 30 días si solicitan<br />

una extensión.<br />

Sandiaga Uno, ministro<br />

de Turismo, indicó<br />

que el Gobierno<br />

no va a revocar el programa<br />

de visas. En un<br />

discurso el mes pasado,<br />

dijo que la cantidad<br />

de personas que causaban<br />

problemas “no es demasiado<br />

significativa”.<br />

Aún así, muchos lugareños dijeron<br />

estar hartos.<br />

“Abrimos nuestras puertas, abrimos<br />

nuestros brazos y les dimos la<br />

bienvenida con una gran sonrisa”,<br />

dijo Niluh Djelantik, fundadora de<br />

una marca de zapatos de lujo en Bali.<br />

“Pero nuestra amabilidad ha sido<br />

dada por hecho”.<br />

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