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Francisco Miranda Rubio
zas españolas cortar la comunicación con Francia que mantenían los ejércitos
franceses desplegados en Castilla.
Después de las acciones de Alcañiz y María de Huerva, Aréizaga ordenó a
Mina su regreso a Navarra para organizar la resistencia armada contra los franceses.
Allí trató de unificar bajo un mismo mando a las guerrillas, bandas de voluntarios
que recorrían el territorio sin disciplina ni respeto a las autoridades municipales,
dedicándose al pillaje y saqueo de los pueblos. En julio de 1809, se reunió
con Félix Sarasa Cholín, Elordio, Azcárate y Lucas Górriz, y acordaron formar una
guerrilla. Contaron con el apoyo incondicional del prior de Ujué, Casimiro Xavier
De Miguel Erice, a quien la Junta Central, a través de su secretario, Martín de
Garay, le había concedido, en enero de 1809, plenos poderes para reunir dinero y
hombres con el fin de coordinar la resistencia armada contra los franceses en Navarra.
El prior designó a Xavier Mina como jefe de la guerrilla armada en Navarra,
con la aquiescencia de sus colaboradores, el Abad de Abáiz, el prior de Larraga,
Manuel Erice y Pedro Gúrpide. Al mismo tiempo se creó una red de confidentes
que se extendía hasta Francia 13 , la información procedente del otro lado de la
frontera favoreció las acciones bélicas tanto a Mina como al general Blake.
V. Comandante del «Corso Terrestre»
Desde el primer momento Mina contó con la decisiva ayuda del prior de Ujué.
Por un lado, le facilitó la financiación económica, por otro, dispuso de una red de
confidentes pagados por el prior. En julio de 1809 Mina marchó a Lérida para que
los generales Blake y Aréizaga, al mando del ejército de Aragón, le reconocieran
como líder o comandante de la guerrilla, que se denominó «Corso Terrestre de
Navarra». Inmediatamente convocó en Monreal a los jefes más destacados de las
guerrillas para mostrarles el nombramiento obtenido y proceder al alistamiento de
los mozos 14 . En muy poco tiempo logró aumentar espectacularmente los efectivos
de su guerrilla. En agosto de 1809 tan solo disponía de una docena de hombres,
alcanzó un regimiento, unos 1000 voluntarios, en marzo de 1810. Al crecimiento
de sus efectivos militares contribuyó un haz de factores: la paga de la guerrilla era
mayor que la del ejército regular; el derecho al botín de guerra en la guerrilla; la
menor disciplina que tenían los voluntarios, ya que en ocasiones estos regresaban
13. Pérez Ollo, «El prior de Ujué...», pp. 226 y ss.
Archivo General de Navarra. A partir de ahora (AGN). Sección Guerra, leg. 21, carp. 22. «Relación
de los sucesos de la Francesada». Según relata la villa de Ujué en 1817.
14. Iribarren, Espoz y Mina. El guerrillero, pp. 81 y ss.
36 Huarte de San Juan. Geografía e Historia, 25 / 2018