Revista influenSER Marzo 2024

LA CONFIANZA: Piedra Angular
del Autoconcepto y la Superación
de Limitaciones
Por Lisa Yolanda Rosario Torres
En el dinámico trayecto de nuestras vidas, la confianza en
nosotros mismos se erige como una fortaleza silenciosa, un faro
que nos guía a través de mares de incertidumbre y autocrítica.
Esta cualidad, más que un rasgo inherente, es un jardín que
cultivamos con paciencia y dedicación. Ahora, exploremos cómo
la confianza en nuestras propias capacidades, virtudes y competencias
no solo nutre una sana autoestima, sino que también nos empodera
para transformar los obstáculos en escalones hacia el éxito.
Adentrándonos en este tema, la confianza es una creencia en
nuestras propias capacidades para enfrentar los desafíos de la vida,
tomar decisiones y triunfar. Según el psicólogo Albert Bandura, la
autoeficacia, una creencia en nuestra capacidad para influir en
los eventos de nuestras vidas, juega un papel crucial en cómo
nos fijamos metas, nos motivamos y enfrentamos los desafíos.
De manera interconectada, el autoconcepto, nuestra percepción
y comprensión de quiénes somos, se ve directamente
influenciado por esta confianza. Por consiguiente, una
autoestima saludable se alimenta del reconocimiento de nuestras
fortalezas y limitaciones, permitiéndonos abrazar ambos con
aceptación y resiliencia.
En nuestra vida, muchas veces el miedo a lo desconocido se traduce
en pensamientos limitantes. Estos pensamientos, que nos encasillan
en una zona de confort, impiden nuestro crecimiento personal y
profesional. Sin embargo, la confianza nos equipa para desafiar estas
narrativas internas restrictivas.
Como sugiere la Dra. Carol Dweck en su trabajo sobre la
mentalidad de crecimiento, al adoptar una actitud de
aprendizaje continuo y flexibilidad, podemos superar estos
límites autoimpuestos.
Reflexionando sobre mi experiencia de vida, he enfrentado numerosas vicisitudes.
Desde mi niñez, me enfrenté a retos relacionados a mi salud física y emocional.
Como una joven con dificultades sociales e intereses distintos a mis compañeros,
sufrí acoso y bullyng en el ámbito escolar. Estas experiencias me llevaron a tomar
decisiones apresuradas, como un embarazo adolescente. Sin embargo, al
desarrollar la confianza en mí como individuo y como persona de valor, logré
completar la escuela superior con honores, ser admitida en la Universidad de
Puerto Rico en Humacao, y graduarme en Educación K-3 con un Componente en
Educación Especial. Más aún, pude ejercer como profesional, completar una
certificación en Coaching Educativo y avanzar en una maestría en Psicología
Organizacional Industrial, disfrutando en conjunto de mi maternidad y proceso
educativo a pesar de los retos en el trayecto, respetando mis tiempos y
aprovechando la experiencia que mi camino de vida me ofrecía. Con el pasar de
los años, la confianza se convirtió en mi pilar para la toma de decisiones, aceptar
el cambio y tomar las riendas de mi futuro. Es el desarrollo de la confianza en mis
habilidades lo que me abrió los ojos a oportunidades donde antes solo veía
barreras. Esta transformación no fue instantánea, sino un viaje de
autodescubrimiento y afirmación, donde todavía en esta hermosa y desafiante
travesía, continúo cosechando éxitos.
He comprendido que el papel de un educador trasciende la
mera transmisión de conocimientos; es un motor de inspiración
y guía para los estudiantes. En este contexto, la confianza en uno
mismo como educador desempeña un papel crucial. Esta
confianza me ha permitido crear un Ambiente de Aprendizaje
Positivo, donde, al confiar en mis habilidades y conocimientos,
he podido establecer un entorno de clase que fomenta la
curiosidad y el aprendizaje activo. Un educador seguro de sí mismo
es capaz de manejar las dinámicas del salón de manera efectiva,
promoviendo un ambiente de respeto y apertura. Además, la
confianza me ha dado la libertad de experimentar con diferentes
métodos de enseñanza, adaptándome a las necesidades y estilos
de aprendizaje de mis estudiantes. Esto ha resultado en
lecciones más dinámicas y participativas, donde los estudiantes
se sienten motivados a explorar y descubrir. Al demostrar
confianza en mis acciones y decisiones, he servido como modelo
a seguir para mis estudiantes, mostrándoles que la confianza en
uno mismo es fundamental para enfrentar desafíos y alcanzar metas.
Por otro lado, la confianza no solo es vital para los educadores,
sino también para los estudiantes. Al fomentar la confianza en
ellos, he observado cambios significativos en su
comportamiento y actitudes.
Los estudiantes con mayor confianza tienden a tomar decisiones más
informadas y responsables, alejándose de comportamientos de riesgo. Al
sentirse seguros de sus capacidades, buscan actividades y desafíos que
fortalezcan sus habilidades y conocimientos. Además, la confianza es un pilar
fundamental en el desarrollo de habilidades de liderazgo. Los estudiantes
con confianza son más propensos a tomar la iniciativa, trabajar en equipo y
asumir roles de liderazgo en proyectos y actividades. Al promover la
confianza, también estamos enseñando a los estudiantes a valorarse a sí
mismos y a los demás. Esto lleva a un mayor amor propio y a la capacidad de
empatizar con sus compañeros, creando un ambiente de apoyo y
comprensión mutua.