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relacionada con los procesos de
envejecimiento celular y con el cáncer.
Esta enzima protege a los cromosomas
del desgaste asociado a la división
celular, pero también ayuda a que las
células cancerosas puedan reproducirse
continuamente e invadir nuevos tejidos
(metástasis). Un año después consiguen
aislar esta importante enzima. Es
entonces cuando comienzan a crear
telómeros artificiales, con el fin de
estudiar la división celular y así poder
controlarla. En 1986 es nombrada
directora de laboratorio, convirtiéndose
en líder mundial en la manipulación de la
actividad de la telomerasa en las células.
Elizabeth fue una de las primeras,
entre las bioquímicas y bioquímicos,
en estudiar los telómeros, junto a John
Gall y Jack Szostak. Los telómeros son
los extremos de los cromosomas de las
células eucariotas, necesarios tanto para
la división celular, como para mantener
la integridad y la estabilidad de los
cromosomas. La enzima telomerasa,
quien forma los telómeros durante las
duplicación del ADN, es quien pauta
la vida de las células: cuanto menor
sea la actividad de la telomerasa más
cortos serán los telómeros, hasta llegar
a un momento en que la división celular
sea imposible y las células terminen
muriendo. Por lo tanto, los telómeros
están relacionados con el envejecimiento
celular.
Blackburn y Greider también
descubrieron que las células cancerosas,
sin embargo, son capaces de seguir
produciendo mayor cantidad de
telomerasa, provocando la aparición de
tumores. Este descubrimiento puede
contribuir a encontrar sustancias,
métodos o dianas eficaces para frenar la
actividad de esta enzima y así ayudar en
el tratamiento contra el cáncer.
Actualmente trabaja como
profesora de Biología y Fisiología
en la Universidad de San Francisco,
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