MARZO PERIODICO TRABAJADOR INMIGRANTE-No
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10 www.trabajadorinmigrante.com Marzo/2024
Evelyn Heilbron:
“Yo creo en los milagros”
La organización CCSO germinó en el corazón de la barranquillera y fue
apoyado por un grupo de madres y mujeres del vecindario. Su lema es
“No más hambre”. Más de 20,000 familias se han beneficiado
New York. Mauricio Hernández.
Evelyn Heilbron volvió al
servicio social 19 años
después de haber sido
voluntaria en el Pabellón
de niños del Hospital Universitario
de su Barranquilla, en 2005.
Pero la pandemia y la salud de
su hijo, que quedó completamente
ciego tras un derrame cerebral,
la devolvieron al camino de la solidaridad
y la ayuda comunitaria,
ahora ya En Nueva York.
Fueron dos grandes motivaciones
que le llevaron a renunciar
a todo para dedicarse al servicio
de los demás, sin sueldo,
solo con las ansias de ayudar: el
hambre y el frío de los inmigrantes
en la pandemia y refugiar el
dolor que le partía el alma al ver
a su hijo completamente ciego
tras un derrame cerebral.
A la semana siguiente convoqué
a las madres de los compañeros
de la escuela de mi
hijo, les dije que quería hacer
una organización, que quería
ayudar. “Ocupar mi mente en el
servicio de los más vulnerables
fue mi mejor terapia”.
Hambre, pandemia y vulnerabilidad.
“Todo comenzó con la
pandemia, las cosas fueron muy
duras”, recuerda Helibron en el
Centro de Servicios Comunitarios
CCSO (Community Centers
Services Organization), la organización
que comenzó en la
calle, sin recursos, solo con las
ansias de ayudar, y hoy atiende
a diario entre 150 a 200 familias.
“CCSO fue el templo donde
germinaron los milagros”,
dijo con los ojos cristalinos
Evelyn. “En el 2019 mi hijo,
con 13 años, tuvo un derrame
cerebral y perdió completamente
la vista. En noviembre
los médicos especialistas me
anunciaron que mi hijo Germán
no volvería a ver”, agregó.
“Y decidí servir. Pedí a Dios
un intercambio de mi vida
al servicio a cambio que mi
niño volviera a ver, entregué
mi vida al servicio ese día, e
hice una petición.”
El proceso de duelo la devolvió
al servicio comunitario como
una forma de olvidar el dolor.
Comenzó pegando carteles
en el vecindario anunciando la
repartición de comida en un parque.
Su hijo German, que recién
había perdido la vista, ayudaba a
su mamá y a su hermana a pegar
los carteles en Jackson Heights
anunciando la repartición de comida.
“Recuerdo que el primer
día, entre los tres desembarcamos
el camión, ayudados por
una voluntari” nos relató.
Pero con el tiempo, se sumaron
más ángeles. “Oscar (Escobar)
se sumó a la obra a los
siete meses; llegó con una de las
Comunidad
CCSO atendió en la pandemia hasta 800 familias cada día; hoy, cuatro años después, más
de 150 familias inmigrantes reciben alimentación, ropa, educación y asesoría
madres que fundaron conmigo la
organización y su trabajo y apoyo
han sido y son maravillosos”.
Las necesidades fueron creciendo,
entonces Heilbron
pidió ayuda a varios líderes
y candidatos electos, “pero
solo me escuchó Jessica
Ramos”, afirma.
Con el tiempo se sumaron también hombres y hoy la cifra de voluntarios supera los 300. Más de 20,000
personas vulnerables han visitado el banco de alimentos de CCSO desde su fundación hace cuatro años.