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Unopiu’
Si hay zonas donde la madera aparece abierta
puede aplicar una capa de cera o masilla.
Los rasguños los puede eliminar con una lija.
Finalmente aplique un aceite protector, a ser
posible que contenga algún compuesto fungicida.
Lo ideal es que los muebles de exterior durante
el invierno permanezcan a cubierto
dentro de casa, pero si ello no es posible al
menos ubíquelos en un zona en la que el sol
incida más directamente y cubiertos por un
toldo o capota. Otra solución es cubrirlos
con fundas de plástico para evitar que se
mojen con la lluvia.
El frío, el agua y las inclemencias del tiempo
durante esta estación terminará por deteriorarlos
si no se llevan a cabo una serie de
mínimas precauciones, por mucho que el fabricante
nos asegure que son resistentes a la
intemperie.
Una opción para poder seguir disfrutando
del confort que proporcionan los conjuntos
de exterior consiste en diseñar un invernadero
o “jardín de invierno” que puede agregarse
a la vivienda principal como un nuevo
ambiente o funcionar en medio del jardín en
una estructura convenientemente cerrada.
Es el caso por ejemplo de los balcones o terrazas
cerradas.
Además es importante tener en cuenta otras
cuestiones, como por ejemplo la utilización
de vidrios termoacústicos, que impiden el
paso del frío y el ruido del exterior.
Materiales resistentes
A pesar de que lo más aconsejable es siempre
protegerlos de la intemperie, lo cierto es
que hay materiales que resisten mejor las
condiciones climatológicas adversas. Los más
empleados en los muebles de jardín son:
– La teca: es una de las maderas que mejor
resiste en el exterior, soporta muy bien
la humedad y las bajas temperaturas, al
igual que otras de la misma familia, como
el iroco. Su color es amarillo oscuro y su
resistencia a la lluvia la convierte en uno
de los peores enemigos de la humedad,
aunque el agua puede provocar la aparición
de manchas.
– El hierro: se trata de muebles muy sensibles
a la humedad, pero muy duraderos.
El principal problema que presentan es la
oxidación, por lo que hay que protegerlos
frente a ésta. En los casos más extremos,
cuando el óxido ha atacado, puede
ser necesario lijar la zona afectada para
eliminar cualquier signo de deterioro.
También hay pinturas específicas para superficies
oxidadas que evitan tratar el
mueble y otras que dificultan la aparición
de óxido.
– El aluminio: es muy resistente y no se
oxida, pero hay que tener cuidado si éste
se combina con algún tipo de madera o
algún tipo de fibra natural para dar más
estabilidad al mueble.
– Las fibras naturales: las fibras vegetales
soportan la intemperie. La caña de bambú,
el mimbre o el ratán resisten bien la
humedad, aunque conviene cubrir los
muebles en las épocas más frías.
– Las fibras sintéticas: imitan a las naturales
casi a la perfección y tienen la ventaja
de ser más resistentes aún.
– Las resinas: como el resto de materiales
sintéticos, éstas resisten muy bien en el
exterior, aunque con el paso del tiempo se
deterioran, pueden doblarse y adquirir un
tono amarillento. �
Pregola
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