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LO BELLO DE LAS hISTORIAS ENTRE BRAGuETAS | — Por José Gandour — [ @gandour]<br />
No recuerdo exactamente<br />
la primera vez<br />
que vi una película<br />
porno. Es posible<br />
que haya sido, como<br />
les pasó a muchos de<br />
mi generación, en el recién instalado<br />
Betamax de la casa, en las horas de la<br />
tarde, con tres o cuatro amigos de colegio<br />
o del barrio, con más granos en la<br />
cara que pelos en el pecho y con la sonrisa<br />
más idiota del planeta. Alguno de<br />
ellos habrá traído el cassette metido en<br />
muchas bolsas de plástico, disimulado<br />
en su maleta de colegio, y alquilado de<br />
manera pirata en la videotienda de la<br />
esquina. Estoy seguro de que no faltaron<br />
los personajes típicos de este tipo de<br />
situaciones: el que jugaba a experto por<br />
haber visto ya dos o tres películas más;<br />
el gracioso que le sacaba chiste a todo; el<br />
asustadizo, cuya paranoia lo hacía vigilar<br />
la puerta del cuarto cada treinta segundos;<br />
y, por último, el que veía cómo<br />
el pantalón se le hacía carpa cuando salía<br />
la gringa rubia peinada como Farrah<br />
Fawcett calentando su peludo pubis.<br />
En esos momentos, observando seguramente<br />
a Ginger Lynn, Tracy Lords o<br />
cualquier estrella de aquellos tiempos,<br />
no imaginaba que un día la gente de La<br />
Recontra iba a pedirme un artículo sobre<br />
la belleza del porno.<br />
En todos estos años he visto mucho<br />
material calificado xxx, y me excité,<br />
me emocioné, me asqueé, me aburrí,<br />
me reí, pero pocas veces me puse a reflexionar<br />
si dicho material entraba o no<br />
en los estándares de la belleza tradicional.<br />
Huí desde temprano de las discusiones<br />
en las cuales se planteaba si una<br />
película porno podía ser nominada a los<br />
Óscar. Escapo todavía de aquellos que<br />
quisieron añadir romanticismo a estas<br />
artes y buscaron hacernos pensar que<br />
la elegancia de la fotografía de películas<br />
como Bilitis o Emmanuelle nos iban a<br />
hacer sentir más cachondos sin culpabilidad<br />
alguna. El sexo solo es sucio si<br />
se hace bien, lo decía Woody Allen, y yo<br />
le creo (claro, dudo que él a su edad se<br />
la pase viendo páginas como YouJizz o<br />
YouPorn).<br />
Entonces, ¿dónde puede haber belleza<br />
en el porno? Mi respuesta sería: allá<br />
donde no está. Lo primero que uno debe<br />
admirar en las buenas escenas porno es<br />
cómo los autores, los actores y los espectadores<br />
se dan cuenta de que esos son de<br />
los momentos donde menos en serio<br />
uno se toma la vida. Si alguien en medio<br />
de una orgía intenta citar a Rimbaud o<br />
a Antonio Machado se va todo al carajo.<br />
El camarógrafo no está pensando en<br />
imitar las escenas de los videos de Sigur<br />
Rós, está concentrado en mostrar cómo<br />
todo entra y sale, sin perder detalles. La<br />
actriz es creíble en la medida en que se<br />
olvida de que la están filmando y más<br />
bien piensa que lo que está haciendo le<br />
sirve no solo para engordar su billetera<br />
sino para cobrar también en orgasmos.<br />
josé gAndour. director de<br />
z o n A g i r A n t e . c o m , sueñA<br />
con ver A cAmpeón A rAcing de<br />
AvellAnedA y poder dArle un beso A<br />
lexi belle sin recibir unA pAtAdA en<br />
sus pArtes nobles.<br />
— 6/11 —<br />
El editor pretende que los espectadores<br />
vean el producto final y abran la cremallera<br />
de sus pantalones con todo el deleite<br />
del caso, sin que piensen por unos<br />
instantes en la cuenta de la luz que hay<br />
que pagar mañana.<br />
La belleza del porno también está<br />
en delatar nuestra hipocresía. Pocos y<br />
pocas admiten ver porno y sin embargo<br />
se descubre cuando saben quién es<br />
Jenna Jameson o, pasando al plano local,<br />
Esperanza Gómez. Se nota cuando<br />
ellas reconocen el poder de Nacho<br />
Vidal y cuando todos nosotros perdemos<br />
en la comparación. El porno hace<br />
parte importante de la cultura pop de<br />
nuestros días y es tonto pensar que<br />
todavía sigue siendo un sector underground<br />
de la economía mundial. De las<br />
descargas diarias de Internet, el 35%<br />
corresponde a material pornográfico y<br />
no solo participamos usted, el que lee<br />
este artículo sin ocultarse en la parte<br />
trasera de Transmilenio, y yo. Un día<br />
de estos se nos acercará un conocido (o<br />
conocida) y nos dirá que trabaja en la<br />
industria porno de su país y se siente<br />
orgulloso (u orgullosa) de ello. Ese será<br />
un momento que celebraremos juntos,<br />
no lo duden.<br />
Mientras esto ocurre, señor, señorita,<br />
disfrute, en privado o en público,<br />
de lo que nos ofrece el exquisito mercado<br />
cinematográfico adulto y aprenda<br />
más bien a diferenciar entre lo que lo<br />
pueda excitar y lo que lo avergüenza.<br />
Hágalo, y si un admirador del procurador<br />
Ordoñez viene y lo critica, dígale<br />
que un experto en la materia escribió en<br />
un periódico tan serio como este que lo<br />
que usw ted está viendo y lo que hace al<br />
respecto tiene un gran valor estético, y<br />
ríase un rato en la cara de ese reprimido.<br />
Ahí comprenderá que en ese tipo de<br />
libertades también existe lo bello.<br />
| Diciembre de 2012 |