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BLACKBOOK AL DÍA Las ruinas incas de Llactapata en el Valle Sagrado VALLE SAGRADO REDESCUBIERTO Olvidado por mucho tiempo en las rutas hacia Machu Picchu, este antiguo paisaje inca en Perú por fin es más accesible. Por ELAINE GLUSAC E n el sureste de Perú, a unos 50 serpenteantes kilómetros al norte de la ciudad de Cusco y a medio camino entre Lima y la frontera boliviana, se encuentra el Valle Sagrado. Esta región a los pies de los Andes –unos 56 kilómetros entre Pisac y Ollantaytambo, el punto de partida de los trenes hacia Machu Picchu– abre ahora un nuevo acceso a la zona alta andina, un territorio donde los pastores de alpacas recorren grandes extensiones sembradas de glaciares. Los incas creían que Cusco, a 3,400 metros de altitud, era el “ombligo del mundo”. Desde aquí su cultura se fue expandiendo hacia el valle y la ciudadela de Machu Picchu, todavía en construcción cuando los españoles llegaron en 1532. Aunque los conquistadores arrasaron con el territorio inca, jamás descubrieron este yacimiento arqueológico levantado por los nativos. El turismo regional se ha desarrollado en sentido contrario partiendo de Machu Picchu, sin embargo parece que el antiguo orden ha comenzado a restablecerse. Gracias a la apertura de una serie de nuevos hoteles y alojamientos, el Valle Sagrado se está convirtiendo en un destino por derecho propio. Además, pronto llegarán más opciones de viaje, por ejemplo, el Andean Explorer, el primer tren nocturno de lujo de la región que Belmond tiene previsto inaugurar en mayo. «La gente no pasa suficiente tiempo en el Valle Sagrado, pero la tendencia está cambiando», explica Stephanie Gulledge, una guía que viaja por la zona para el operador turístico Butterfield & Robinson. FOTOGRAFÍA CYNTHIA LYNN 22 CENTURION-MAGAZINE.COM

FOTOGRAFÍAS DESDE ARRIBA: ISTOCK, © INKATERRA HOTELS E sto no quiere decir que el Valle Sagrado pase totalmente desapercibido. Desde que corrió la voz acerca de las excursiones en bicicleta de montaña hasta las antiguas salinas de Maras o el rafting por los rápidos de clase III en la parte alta del río Urubamba, el valle se ha ido transformando en campamento base para los más aventureros. Sin embargo, los íntimos hoteles de la región ofrecen sus servicios a aquellos viajeros que buscan aventuras más sosegadas como observar aves o contemplar las estrellas. «Hace dos años fue Cusco y luego le tocó el turno a Machu Picchu. Ahora la gente se queda en el valle un mínimo de tres días practicando deportes», señala Ovidio de Felipe, director general del Tambo del Inka ( tambodelinkaresort.com). Con seis años de antigüedad, este hotel de 128 habitaciones situado a orillas de un río es uno de los establecimientos más grandes de la zona. El hotel más nuevo, inaugurado en julio, es el minimalista Explora Valle Sagrado (explora.com), de 50 habitaciones, ubicado al final de un camino lleno de baches y cascadas en la localidad de Urquillos. Es el primer establecimiento de lujo todo incluido del valle. Con una oferta de 26 excursiones guiadas, desde senderismo hasta visitas a las ruinas, está especialmente indicado para los más activos. «No lo consideramos un hotel, sino más bien una empresa de exploración y aventura», explica Rodrigo Donoso, director de Explora, que también opera en otros destinos como Patagonia y Atacama (en este último se está reconstruyendo el hotel luego de un incendio en 2015), en Chile. La mayoría de los demás alojamientos de lujo se encuentran junto a la autopista INKATERRA HACIENDA URUBAMBA Un lounge en la casa principal 28B que conecta una serie de pequeñas poblaciones. José Koechlin, fundador de Inkaterra y dueño de siete propiedades en Perú, presagia que el valle se va a convertir en «una zona de contención turística» para los viajes por el estado de Cusco. Su primera propiedad en la región es Inkaterra Hacienda Urubamba (inkaterra.com), inaugurada en 2015, con 12 habitaciones en una hacienda de estilo colonial y 24 casitas en la ladera de la montaña. Tiene una granja orgánica donde los huéspedes pueden preparar chicha, la bebida local elaborada con elote fermentado. La apertura en el año 2000 del hotel Sol y Luna de Relais & Châteaux (relaixchateaux. com), con 43 habitaciones, marcó la pauta en el valle. Hospédese en una de las casitas con chimenea o jacuzzi al aire libre. En los establos, el caballo peruano “de paso”, conocido en el mundo entero por su paso ligero, traslada a los huéspedes hasta las ruinas incas. El Belmond Hotel Río Sagrado ( belmond.com) sirve de enlace entre las propiedades hermanas en Cusco y Machu Picchu. Los clientes pueden hacer rafting por el tramo de río Urubamba que bordea la propiedad. A pesar de que los excursionistas que vienen a pasar el día se están abriendo camino desde Cusco a lo largo de todo el Valle Sagrado, los auténticos viajeros siguen teniendo las llanuras solo para ellos. Además, la mayoría de los establecimientos hoteleros apenas alcanzan las 50 habitaciones, lo que ayuda a mantener el ambiente rural de la zona. Los canales construidos por los incas aún riegan las terrazas de cultivos y las tradiciones de la cultura quechua prosperan. «La costumbre de honrar la tierra se mantiene viva –explica Abel Santander, guía de Explora–. Nos preocupa más perder eso que el turismo». E L E S T A D O D E M A C H U P I C C H U El plan maestro aprobado reducirá las aglomeraciones y el deterioro del yacimiento arqueológico, pero la experiencia será diferente. A pesar del límite de 2,500 visitantes al día, Machu Picchu suele recibir muchos más (mi entrada para agosto, adquirida a través de una agencia de viajes, me sirvió perfectamente y sin causar asombro, a pesar de estar fechada para dos semanas después). Desde que Machu Picchu fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1983, el aumento de los visitantes ha provocado cierta preocupación debido a la gestión de los residuos y los daños derivados; por ello, la Unesco ha abogado por una regulación medioambiental más estricta. En consecuencia, el nuevo plan maestro adoptado en 2015, y cuya duración se prolongará hasta 2019, amplía el alcance de Machu Picchu con nuevas rutas y un centro de visitantes a los pies de la montaña (para acceder a la entrada actual hay que caminar 90 minutos o viajar 20 minutos en autobús desde Aguas Calientes). La entrada será escalonada y solo permitirá el paso a 100 personas cada diez minutos, alrededor de 6,000 al día, una cifra que duplica el máximo actual, por lo que el plan tiene como objetivo controlar el colapso imponiendo un límite de tiempo. Belmond Sanctuary Lodge ( belmond.com), el único hotel a las puertas, es la mejor opción para pasar la noche. En Aguas Calientes acaba de ser renovado el Sumaq Machu Picchu Hotel (machupicchuhotels-sumaq.com). CONTACT CENTURION SERVICE FOR BOOKINGS CENTURION-MAGAZINE.COM 23

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