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ESTEREOTIPOS, PREJUICIOS Y DISCRIMINACIÓN EN EL ...

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<strong>ESTEREOTIPOS</strong>, <strong>PREJUICIOS</strong> Y<br />

<strong>DISCRIMINACIÓN</strong> <strong>EN</strong> <strong>EL</strong> CONTEXTO<br />

MIGRATORIO


MUJER INMIGRANTE Y BRASILEÑA: <strong>ESTEREOTIPOS</strong> Y <strong>PREJUICIOS</strong> 1<br />

Maria Aparecida Laureano Assis y Maria José Marco Macarro<br />

Universidad Pablo de Olavide<br />

La inmigración es un fenómeno antiguo, pero ampliamente debatido en la actualidad, despertando gran<br />

interés tanto por sus dimensiones crecientes, como por sus aspectos psicosociales y, obviamente, por la incidencia<br />

social y política en diversos ámbitos. En el contexto europeo, su relevancia actual se relaciona con el<br />

aumento del flujo migratorio hacia Europa y España en los últimos años, con los cambios que el propio fenómeno<br />

ha tenido y con los efectos que éstos cambios generan en las personas, en las relaciones entre éstas, y<br />

en las políticas de intervención. Entre estos cambios está la feminización de buena parte de estos flujos migratorios<br />

en las últimas dos décadas. Ahora, por decisión propia o por imperativo económico, con frecuencia es la<br />

mujer quien inicia el camino de la emigración y deja su casa, su familia, sus amigos y su trabajo buscando<br />

mejores condiciones de vida, y convirtiéndose, en ocasiones, en cabeza de la familia o ”jefas de hogar”<br />

(Rodríguez, 2007; Oso, 2005). En el Estado español, esto es así, especialmente, en el caso de las migraciones<br />

latinoamericanas (Vicente, 2005). Son mujeres que viajan solas, sin garantías de un futuro en muchos<br />

casos y obligadas a separarse de sus familias.<br />

En las últimas dos décadas los estudios sobre migraciones femeninas se han incrementado considerablemente,<br />

desarrollándose interesantes perspectivas sobre las razones para ello o el impacto que tienen sobre las<br />

mujeres mismas y su entorno. (Gregorio, 1998). No obstante, consideramos que no ha sido suficientemente<br />

explorada la amplitud de efectos que el proceso migratorio en general, y el posible cambio de rol en particular,<br />

puede desencadenar en estas mujeres. De entre las distintas miradas posibles hacia los procesos migratorios<br />

-quienes migran, quienes “reciben” en destino-, nos centraremos principalmente en la mirada de quienes<br />

llegan, y además de sufrir sus duelos y pérdidas (Achotegui, 2000 y 2010; Laureano, 2005 y 2008), sufren<br />

la mirada prejuiciosa de los que están. Es desde esa mirada desde donde queremos conocer los efectos<br />

de la discriminación ligada a prejuicios y estereotipos, las percepciones y actitudes de las personas migrantes<br />

sobre estos y el rechazo que suponen.<br />

Nuestro interés por el tema nació del contacto directo con inmigrantes de nacionalidades diversas que nos<br />

relataban sus experiencias e historias de inmigración. Historias tristes, sufridas, pero llenas de ilusiones, esperanzas<br />

y sueños. En el trabajo se aborda la experiencia migratoria de mujeres brasileñas que eligieron a<br />

España, en especial Badajoz y Sevilla, para vivir su sueño de una vida mejor y se encontraron con la discriminación<br />

y el rechazo, con prejuicios y estereotipos que minusvaloraban y malentendían sus motivaciones y actuaciones.<br />

Considerando su experiencia y su trayectoria, pretendemos visibilizar esos estereotipos y prejuicios<br />

y su reacción ante éstos. Con ello, damos continuidad a la investigación inicial sobre los impactos de la inmigración<br />

en la salud mental de brasileños en la ciudad de Badajoz, ahondando con nuevos datos recogidos en<br />

la ciudad de Sevilla y ampliando el marco conceptual. Con el conjunto de estos trabajos pretendemos detectar<br />

los efectos de la inmigración en la salud psíquica de inmigrantes, los procesos de duelo migratorio y su afrontamiento,<br />

así como su percepción de los juicios previos que sobre ellas maneja la sociedad receptora.<br />

La muestra utilizada se compone de mujeres brasileñas de distintas provincias de Brasil, con un rango de<br />

edad entre 18 y 55 años, y un nivel educativo que oscila entre la enseñanza secundaria y el grado superior.<br />

Fueron entrevistadas individualmente. La mayoría vinieron a España solas, dejando hijos pequeños, familia y<br />

padres.<br />

1. MIGRACIONES FEMINIZADAS. <strong>EL</strong> CASO DE LAS MUJERES BRASILEÑAS<br />

En los últimos años, junto a un aumento significativo de la inmigración hacia España, podemos observar una<br />

creciente feminización de los flujos migratorios (INE, 2009). Si hace dos décadas la inmigración era fundamentalmente<br />

de hombres, o de hombres con sus familias (Moya y Puerta, 2008), en nuestros días este panorama<br />

está cambiando. Si antes las familias emigraban unidas, apoyándose mutuamente (Achotegui, 2010), y,<br />

en todo caso, era el hombre quien iniciaba el proyecto migratorio en España para, después de un cierto tiempo,<br />

reagrupar a su familia, hoy vemos que ya no siempre emigran familias enteras, y no sólo los hombres<br />

inician el proceso migratorio, sino que son cada vez más las mujeres inmigrantes que inician solas ese proyec-<br />

1Maria Aparecida Laureano Assis. Inmigración, Identidad. Impactos en la Salud Mental -Tesis Doctoral en curso-. Dpto. Ciencias Sociales.<br />

Universidad Pablo de Olavide (Sevilla).<br />

Laureano Assis, M. A. y Marco Macarro, M. J. (2011). Mujer inmigrante y brasileña: estereotipos y<br />

prejuicios. En F. J. García Castaño y N. Kressova. (Coords.). Actas del I Congreso Internacional sobre<br />

Migraciones en Andalucía (pp. 2213-2221). Granada: Instituto de Migraciones. ISBN: 978-84-<br />

921390-3-3.<br />

2 2 1 3


MUJER INMIGRANTE Y BRASILEÑA: <strong>ESTEREOTIPOS</strong> Y <strong>PREJUICIOS</strong><br />

to, sea propio o compartido con la familia. Pero, aunque la inmigración hacia España sea mayoritariamente<br />

masculina, la distribución por sexo de las personas extranjeras residentes difiere según la procedencia.<br />

A fines del año 2000, y sólo contando con las personas inmigradas regularizadas, las mujeres suponían casi el 48% del total de<br />

la inmigración y, en el caso de algunos colectivos, la feminización es muy relevante: el 80% en el caso de la República Dominicana,<br />

en torno al 70% entre los colectivos de Colombia, Ecuador, Brasil y Guinea Ecuatorial. Las mujeres filipinas, peruanas y caboverdianas<br />

son el 60%. Las mujeres marroquíes, pese a ser el colectivo de mujeres más numeroso, representan sólo el 33% de su<br />

comunidad (Holgado, 2001).<br />

La misma idea se repite en el trabajo de Trinidad Vicente (2005) que apunta como es fundamentalmente la<br />

inmigración procedente de Latinoamérica -54% de mujeres frente al 46% de hombres- la que tendría ese<br />

perfil feminizado, variando además en función de las comunidades y nacionalidades de origen. Aunque los<br />

flujos y tendencias migratorias por países van cambiando, parece claro que, en el caso de Latinoamérica,<br />

muchas mujeres ya no esperan que sus compañeros o familiares varones consigan un espacio en el país de<br />

acogida, sino que en gran medida son ellas las que dan inicio a la cadena migratoria y asumen las responsabilidades<br />

derivadas. Se trata así de un fenómeno con aspectos diferenciados respecto de anteriores movimientos<br />

migratorios, y que introduce nuevos efectos, tanto desde la perspectiva de las propias mujeres inmigrantes<br />

como de la sociedad receptora. Como sugiere Francisco Checa:<br />

Nuestras plazas se han llenado de mujeres extranjeras venidas desde muchas latitudes del Planeta, a los colegios han entrado<br />

sus niños y niñas, en los edificios viven con sus familias, en muchas de nuestras casas el servicio domestico habla otro idioma. Los<br />

espacios de socialización (como las calles y plazas, la escuela, el centro de salud, la comunidad de vecinos, etc.) están viéndose<br />

modificados y, con ellos, el panorama social de nuestro país, que, a su vez, está imprimiendo nuevas expectativas, desde el punto<br />

de vista laboral y cultural… (2005, p. 7).<br />

Muchas de ellas optan por su proyecto migratorio en solitario y acaban por dejar atrás sus familiares, marido,<br />

hijos y padres en el país de origen, vislumbrando conseguir una nueva vida y esperanzas de un futuro<br />

mejor. Como en el caso de los varones, estas mujeres junto con su familia dejan redes de apoyo, costumbres…,<br />

a la espera de conseguir otros logros que compensarán todo el esfuerzo y las pérdidas en el camino.<br />

La mayor parte de ellas, como muchos de ellos también, lo hacen con la firme decisión de instalarse en el país<br />

de acogida y, una vez que pueden contar con medios económicos suficientes, poder traer a sus familias. Como<br />

muchos varones enfrentarán también prejuicios y rechazo pero, en el caso de las mujeres, a estos se añaden<br />

la vulnerabilidad y discriminaciones sufridas por ser, además de inmigrantes, mujeres (Juliano, 2000,<br />

2005; Parella, 2003). Además, estas mujeres cargan consigo con fuertes sentimientos de culpa por dejar<br />

atrás hijos y familia (Laureano, 2005, 2008; Rodríguez, 2008), lo que aumentará, si cabe, su duelo.<br />

Siendo así, ¿Por qué tantas mujeres se marchan a otro país? ¿Por qué dejan atrás a los seres queridos? Los<br />

factores que las motivan son diversos y podríamos encontrar una historia por cada mujer. A algunas las motiva<br />

la búsqueda de sueños, de una vida más prospera, de mejora en las condiciones de vida de los suyos;<br />

otras huyen por motivos de seguridad, miedo por haber sido perseguidas, maltratadas e incluso por problemas<br />

de índole sexual. Como algunas de ellas señalan2 ,<br />

(...) aqui é uma tranquilidade sem comparação, sabe?... a tranquilidade de deixar seu carro aí fora e deixar... 3<br />

Eu vim para cá para poder dar melhor estudo para meus filhos... 4<br />

Eu vim para cá para ter meu curso. Não vou voltar para o Brasil sem ter curso algum... 5<br />

Meu sonho é poder pagar uma faculdade para meus filhos, comprar uma casa para eles, dar a eles uma vida melhor... 6<br />

En estos discursos esas mujeres hablan de la seguridad que el país de acogida proporciona para vivir. Valoran<br />

también que en España pueden encontrar mejores condiciones de estudio para los hijos. Otras presentan<br />

como motivación la realización de estudios y formación para ellas mismas, buscan realizar un doctorado o una<br />

carrera. Estos objetivos formativos parecen encontrarse en mayor proporción en las mujeres que en los hombres,<br />

puesto que ellas aspiran a tener más independencia y más posibilidades de decidir que en sus países<br />

de origen (Izquierdo, 2000).<br />

En este trabajo nos centraremos en mujeres inmigrantes brasileñas que, como tantas otras, dejan sus orígenes<br />

y marcha llena de ilusiones a un camino de incertidumbre, pero en el que creen tendrán un futuro mejor y<br />

una vida con más éxitos de la que tenían en su país. Buscamos, por un lado, conocer las motivaciones que<br />

llevan a cada una de nuestras personajes -sean madres, hijas, esposas-, a elegir la emigración como camino,<br />

y, por otro, conocer los prejuicios y estereotipos que sufren en esa trayectoria.<br />

2 Entrevistas realizadas con mujeres inmigrantes en la ciudad de Badajoz<br />

3 “Aquí es una tranquilidad, no hay como comparar. Puedo dejar el coche aparcado en la calle y no pasa nada”<br />

4 “Yo vine para España para que mis hijos puedan tener un estudio mejor”<br />

5 “Yo vine para España para ter mi diploma, no vuelvo sin tener conseguido”<br />

6 Entrevistas con mujeres inmigrantes brasileñas en la ciudad de Sevilla<br />

“Mi sueño es poder pagar un curso superior para mis hijos, comprarles una casa, darles una vida mejor”<br />

2 2 1 4


MUJER INMIGRANTE Y BRASILEÑA: <strong>ESTEREOTIPOS</strong> Y <strong>PREJUICIOS</strong><br />

1.1 ¿Por qué acercarnos a las mujeres inmigrantes brasileñas?<br />

Dado que en España hay diversas nacionalidades coexistiendo, podríamos habernos ocupado de las motivaciones<br />

y percepciones sobre los prejuicios de otras muchas mujeres migrantes. Pero, además de ser la nacionalidad<br />

de una de las autoras, elegimos la brasileña por el escaso número de estudios realizados aún sobre<br />

este contingente y también porque aglutina algunos aspectos que nos resultan significativos. Como señala<br />

Cavalcanti (2010): el brasileño es uno grupos nacionales que más ha crecido en los últimos años; sus movimientos<br />

migratorios se conforman “según pautas migratorias distintas a las identificadas para otros colectivos<br />

de migrantes que han sido más estudiados” (p. 33); sus proyectos migratorios no se corresponden sólo con<br />

la necesidad de subsistencia o la mejora económica, de hecho el aumento del flujo se corresponde con la<br />

pujanza económica de Brasil; y su nivel educativo supera la media del de los extranjeros no comunitarios.<br />

Es un colectivo, además, claramente feminizado, probablemente de los que más lo están de los que se encuentran<br />

en España (Vicente, 2005, Cavalcanti, 2010). Según datos publicados por el INE, correspondientes al<br />

Padrón de 1 de enero de 2010, el número total de brasileños empadronados en España era de 145.676,<br />

de los que 56.989 (39%) eran varones y 88.687 eran mujeres (61%) 7 . Con estos valores podemos decir que<br />

la inmigración brasileña en España es predominante de mujeres. Como ellas mismas señalan, muchas pasaron<br />

por dificultades económicas y decidieron dejar su país de origen y con ello una larga historia de alegrías y,<br />

a veces, de sufrimiento, para poner rumbo a España a escribir una nueva y feliz historia.<br />

Otra razón por la que nos interesa especialmente acercarnos a las mujeres inmigrantes brasileñas, es su imagen<br />

diferenciada, casi siempre asociada a la sensualidad, al exotismo y a la disponibilidad sexual. Como señala<br />

Jordi Roca en un reciente trabajo<br />

Uno de los principales adjetivos que socorren al ejercicio de “caracterizar” a la mujer brasileña por parte de los hombres españoles,<br />

como nos ha mostrado nuestra investigación, es sin duda el de mulata. Como ha señalado Corrêa (1996), el tópico de la mulata<br />

surge de la asociación entre raza y género. La mujer brasileña es asociada a lo moreno u oscuro, a la samba y a la sensualidad,<br />

en el marco de un ejercicio ideológico que naturaliza la asimetría de las relaciones sociales de género, clase y etnicidad. El<br />

resultado es la construcción de una triple subalternidad: la de mujer, pobre y no blanca (2010, p. 78).<br />

Esta imagen estereotipada, atribuible en gran medida a la imagen transmitida por los medios de comunicación,<br />

parece conllevar cierta admiración y atracción, pero se reviste con frecuencia de valoraciones negativas,<br />

convirtiendo a las mujeres inmigrantes brasileñas en objeto de discriminaciones añadidas, cuya percepción<br />

merece ser analizada.<br />

En cuanto a las razones para localizar el estudio en las ciudades de Badajoz y Sevilla, fueron diversas. Antes<br />

de iniciar formalmente el proyecto de investigación (Laureano, 2005), ya habíamos contactado con mujeres<br />

inmigrantes brasileñas que vivían en la ciudad de Badajoz; ellas nos hablaron de sus historias, trayectorias de<br />

inmigración, sueños, desilusiones, perjuicios sufridos por su condición de inmigrante, mujer y brasileña. Junto a<br />

esto, el significativo y creciente número de personas de nacionalidad brasileña en esa ciudad aumentó nuestro<br />

interés por conocer las razones de esta creciente migración, las formas que tomaba, qué perjuicios tenia la<br />

inmigración sobre sus vidas sus vidas y si sufrían algún tipo de prejuicio o exclusión; en la gráfica 1 puede<br />

observarse como entre los años 2001-2009, el número de mujeres brasileñas censadas en el conjunto de la<br />

provincia de Badajoz se ha multiplicado por seis.<br />

Del mismo modo, el contacto con inmigrantes de diversas nacionalidades en la ciudad de Sevilla, y la posterior<br />

consulta a las bases del INE, permitieron detectar que actualmente en dicha ciudad existe un significativo<br />

número de inmigrantes brasileños y que gran parte de estas personas son mujeres: Mujeres de edad diversa<br />

y con un nivel de instrucción que va desde la educación primaria hasta la formación de postgrado. Muchas de<br />

estas mujeres llegaron a la ciudad de Sevilla solas y, al igual que reflejan los testimonios de mujeres entrevistadas<br />

en Badajoz, muchas buscaban una mejora en su situación económica y/o en su formación académica,<br />

seguridad, o la realización de un sueño. Como muestra el Gráfica 1, también en la provincia de Sevilla se ha<br />

incrementando significativamente la población de mujeres brasileñas, multiplicándose por cuatro entre 2001 y<br />

2009.<br />

Los datos reflejados en la gráfica se refieren a mujeres empadronadas en las dos provincias8 pero, basándonos<br />

en las entrevistas y pesquisas realizadas, podemos afirmar que, dado que gran número de esas mujeres<br />

no están empadronadas, el número total de inmigrantes brasileñas podría triplicarse.<br />

Aunque los objetivos del trabajo de investigación son más amplios -incidiendo en los cambios identitarios, los<br />

duelos y la salud mental de estas mujeres brasileñas-, nuestro interés aquí es, como señalábamos, conocer<br />

qué les llevó a elegir el camino de la emigración, y, por otro, conocer sus percepciones en torno a los prejuicios<br />

que sufren en ese caminar, comparando sus experiencias en Badajoz y Sevilla, dos ciudades muy diferentes<br />

tanto en número de habitantes, como en número de inmigrantes y recursos.<br />

7 Fuente - Padrón - INE - 2009 - Explotación Estadística del padrón 30260.<br />

8 No ha sido posible obtener datos de los municipios, para ese rango de años.<br />

2 2 1 5


MUJER INMIGRANTE Y BRASILEÑA: <strong>ESTEREOTIPOS</strong> Y <strong>PREJUICIOS</strong><br />

La muestra total es de 25 mujeres inmigrantes brasileñas, procedentes de diversos estados de Brasil residentes<br />

en Badajoz y Sevilla. En la primera fase, desarrollada en Badajoz, la muestra se compuso de 15 de mujeres<br />

que vivían en la ciudad de Badajoz; en la segunda fase, desarrollada en Sevilla, la muestra se compone<br />

de 10 mujeres. La franja de edad de ambos grupos oscila entre los 18 y los 55 años, y el nivel educativo entre<br />

la educación secundaria y el grado superior.<br />

1800<br />

1600<br />

1400<br />

1200<br />

1000<br />

800<br />

600<br />

400<br />

200<br />

0<br />

208<br />

Gráfico 1. MUJERES BRASILEÑAS <strong>EN</strong> BADAJOZ Y SEVILLA<br />

369<br />

681<br />

701<br />

Badajoz Sevilla<br />

2001 2005 2007 2009<br />

972<br />

1103<br />

Mujeres Brasileñas - Badajoz/Sevilla<br />

En el estudio recurrimos a entrevistas individuales en las que solicitábamos a estas mujeres que nos hablasen<br />

de su proyecto migratorio y las experiencias vividas. Las citas para las entrevistas eran fijadas con antelación,<br />

y el contacto se establecía a través de centros de Educación de Personas Adultas o la Universidad Popular -en<br />

el caso de Badajoz- y de asociaciones y “bola de nieve” -en el caso de Sevilla-. Las entrevistas solían realizarse<br />

en las viviendas de esas mujeres, eran grabadas con el consentimiento de las entrevistadas y solían durar<br />

aproximadamente 120 minutos. Los primeros momentos de las entrevistas estaban casi siempre marcados<br />

por cierto distanciamiento y limitaciones en los temas a tratar. Con el discurrir de la entrevista, las barreras<br />

bajaban y hablaban con mayor naturalidad y confianza.<br />

1.2 ¿Cómo parecen y cómo dicen ser las mujeres brasileñas?<br />

Son mujeres que muestran autonomía, valientes, dejan todo lo conocido y solas intentan luchar contra todas<br />

las adversidades, enfrentan verdaderas batallas para lograr sus objetivos y se deparan con una vida de<br />

sacrificios y sin garantías. Son espontáneas, extrovertidas, alegres, afectuosas y tiene como su meta personal<br />

la voluntad de cambiar los prejuicios y romper los tabúes. A las mujeres brasileñas se les atribuye el estereotipo<br />

de sensualidad, exotismo, alegría, simpatía, aunque el exotismo no sea erotismo, mas si amabilidad; pero<br />

la mujer brasileña siente la presión de tener siempre una sonrisa en los labios, con humor para reaccionar y<br />

participar de las bromas (Padilla, 2008). Estos rasgos de su forma de actuar y expresarse son interpretados,<br />

muchas veces, de manera equivocada, haciendo que sufran discriminación y desprecio. Con frecuencia, son la<br />

propia sociedad y medios de comunicación brasileños los que ofrecen al mundo esa imagen de las mujeres<br />

brasileña, ligándola a la sensualidad, la belleza e incluso la sexualidad. Las campañas publicitarias, las novelas<br />

y la publicidad turística potencian aun más esta imagen, depreciándola, al explotar la figura de la mujer<br />

como objeto y producto de consumo. ¿Qué dicen las brasileñas de sí mismas y de sus paisanas?<br />

Querendo ou não brasileiro tem esse jeito extrovertido de ser... 9<br />

as brasileiras são muito comunicativas, brincalhonas, risonhas...<br />

porque brasileiro tem uma diferença do estrangeiro (....) o brasileiro é muito pegajoso ele quer abraçar, falar com a pessoa....ele<br />

tem um carisma+, aqui eles são mais frios... 10<br />

a imagem da brasileira é muito ruim (.. ) ficam escondendo bolsas... 11<br />

La propias mujeres brasileñas observan que aquí, en el país de acogida, su imagen frente a la sociedad está<br />

marcada por juicios previos, juicios que otras personas han interiorizado y aceptado como verdaderos y que,<br />

de alguna forma tendrá que cambiar, mejorando su imagen y consiguiendo su integración en la sociedad<br />

receptora. A pesar de todas estas dificultades, no se abaten y siguen en la búsqueda de sus objetivos. Son<br />

mujeres que muestran fuerza interior, luchan frente a las adversidades y se muestran siempre dispuestas a<br />

seguir rumbo a sus ideales.<br />

eu não vou voltar pior que eu já vim (...) (pausa)... agora voltar pior que vim, não, porque eu tinha que levar alguma coisa boa,<br />

não é possível... 12<br />

9 Entrevistas mujeres Brasileñas en la ciudad Badajoz: “brasileños son extrovertidos”<br />

10 Tesina en Inmigración e Identidad - p. 104 “Porque brasileño es diferente del extranjero…el brasileño es muy cariñoso, le gusta<br />

abrazar, hablar, tiene un carisma, las personas de aquí son más cerradas”<br />

11 Entrevistas mujeres brasileñas Badajoz: “La imagen que la gente tiene de la mujer brasileña es muy mala”<br />

1189<br />

1687<br />

2 2 1 6


MUJER INMIGRANTE Y BRASILEÑA: <strong>ESTEREOTIPOS</strong> Y <strong>PREJUICIOS</strong><br />

eu quero ter meu curso e não vou voltar para o Brasil sem ter curso algum... 13<br />

Comprobamos también en los discursos de estas mujeres inmigrantes brasileñas que, por más dura que sea<br />

la realidad en el país de acogida, sus objetivos son más fuertes y nada, ni nadie, los cambiará, ni les impedirá<br />

lograrlos. Son mujeres que, en general, suelen emigrar solas, con poca frecuencia migran en familia, y son<br />

obligadas por la situación económica que enfrentan a dejar en su país hijos, marido, hasta que obtenga mejores<br />

condiciones de vida y poder reagruparlos. Poseen poder de decisión y pueden elegir cómo migrar, cuándo<br />

y con quién hacerlo.<br />

1.3 ¿De dónde venían, qué papel habían jugado las mujeres brasileñas en su sociedad?<br />

En Brasil, como en tantos lugares, durante siglos las mujeres fueron educadas de manera distinta al hombre.<br />

Su educación se centraba en la obediencia, en ser buena esposa y madre, mientras a los hombres les enseñaban<br />

a dominar, asumir el control y ser el señor de la familia. Mientras estaban solteras, las mujeres estaban<br />

bajo dominio del padre; al casarse el dominio era transferido al marido. En el Brasil colonial, a las mujeres<br />

no les estaba permitido aprender a leer ni a escribir. Con la transferencia de la Corte Portuguesa al Brasil, se<br />

abrieron escuelas no religiosas que posibilitaron a las mujeres formarse, aunque sólo conocimientos de actividades<br />

manuales y domésticas. En el año de 1827 deviene la primera Ley Nacional sobre la educación de las<br />

mujeres, lo que les permite asistir a las escuelas primarias. En 1890, con el régimen republicano se restringe al<br />

marido el derecho a castigar físicamente a la mujer. En 1916 la mujer es considerada parcialmente incapaz<br />

por el Código Civil: no podía ejercer profesión, ni mandatos, ni asumir compromisos. En el año de 1928, las<br />

mujeres consiguieron derecho al voto en las elecciones, pero sus votos fueron después anulados. Es ese año<br />

cuando es elegida la primera Alcaldesa de la historia de Brasil. Getulio Vargas, entonces Presidente, promulga<br />

en 1932 el nuevo Código Electoral y garantiza el derecho a voto a las mujeres. Entre los años 60/70 con el<br />

movimiento feminista, aumenta la reivindicación de la igualdad entre mujeres y hombres, y en 1962 las mujeres<br />

casadas obtienen el derecho del patrio poder ante la falta o imposibilidad del marido. Es ya con la Constitución<br />

de 1988, cuando las mujeres alcanzan la igualdad de derechos.<br />

De la figura de madre, esposa, de mujer “sin voz “, sin representatividad, sin voluntad propia nace otra imagen de mujer, pero<br />

con una gran variedad de atributos: ser madre, esposa, mujer, trabajadora, compañera, amiga etc. Así la mujer aprende a luchar<br />

por sus ideales, por sus hijos, sueños y también vencer los desafíos… (Laureano, 2008: 2)<br />

La lucha de las mujeres para ser reconocidas como personas con iguales derechos en la sociedad brasileña<br />

viene de décadas. Décadas en que gritaron por todo tipo de libertad, ya sea moral, intelectual, social e incluso<br />

libertad sexual. Con la vindicación de sus derechos, asumieron también los deberes. Desde entonces, nace<br />

una nueva mujer distinta en su forma de pensar, ser y actuar frente a las dificultades. Aprenden a luchar sin<br />

miedo por sus derechos y a hacerse presente en la sociedad como personas y como mujeres. De amas de<br />

casa pasan a frecuentar escuelas, universidades y ocupar cargos directivos en empresas e incluso en la política.<br />

Sin duda, el camino fue largo, pero el avance de las mujeres en la sociedad brasileña ha sido enorme.<br />

En esa trayectoria, las mujeres han pasado por etapas diversas y, a veces, contrarias: desde una condición<br />

de sumisas y desprotegidas pasan ahora, tanto por procesos de emancipación como por la obligatoriedad<br />

de cubrir distintas necesidades, a asumir el papel de jefa de la familia y en algunos casos, cargan sobre sus<br />

espaldas todas las responsabilidades de la educación, mantenimiento de sus hijos y del hogar. En los datos<br />

referentes al año de 1999, según el IBGE, el número de hogares mantenidos por mujeres representaban el<br />

25% del total; ya en el año 2005, ese número pasa a 30,6% del total de las familias brasileñas residentes en<br />

hogares particulares14 . Eso significa un total de 1,9 millones de familias brasileñas sostenidas por mujeres. El<br />

27% de las Jefes de hogares tenían más de 60 años. Frente a la nueva realidad vivida y agravada por la<br />

crisis, bajos sueldos, paro e incertidumbre, las mujeres brasileñas se ven obligadas a buscar soluciones para<br />

cambiar su situación. Algunas de ellas, motivadas por las noticias positivas que les llegan de las amigas que<br />

viven en otros países, se plantean también su proyecto emigratorio, creyendo que esta será la mejor salida<br />

para solucionar sus problemas y proporcionar una vida más digna para los suyos.<br />

2. MUJERES BRASILEÑAS <strong>EN</strong> BADAJOZ Y SEVILLA: EXPECTATIVAS Y CONFRONTACIÓN DE <strong>PREJUICIOS</strong><br />

La decisión de marcharse y dejar todo atrás no es fácil, son noches y noches pasadas en vela, llenas de angustia,<br />

dolor por aquellos que se quedan y temor por lo desconocido. Son días muy largos de dudas, preguntas<br />

sin respuestas, aburrimientos e incertidumbres. Los sentimientos que experimentan son intensos, ambivalentes,<br />

así como de alegría por creer haber encontrado una salida a sus problemas, pero también de tristeza<br />

por separarse de aquellos a los que ama y que son muy importantes para ellas. Las mujeres entrevistadas<br />

12 Entrevistas mujeres Brasileñas en la ciudad Badajoz“:Yo no vuelvo en peores condiciones do que vine…!volver peor no! Yo tengo que<br />

llevar de aquí algo de bueno.<br />

13 Yo lo que quiero es tener mi curso, y no me voy si tener mi curso.<br />

14 Fuente: FIBGE - Familia Instituto Brasileño de Geografía y Estadística - Año 2006 - pág.163 - grafico 5.1<br />

2 2 1 7


MUJER INMIGRANTE Y BRASILEÑA: <strong>ESTEREOTIPOS</strong> Y <strong>PREJUICIOS</strong><br />

refieren los días que anteceden a la partida como de continúa reflexión, miedo, ansiedad, insomnio, pérdida<br />

del apetito,<br />

os dias antes de eu vir foram muito angustiosos, pois eu sentia muita dor em deixar meus filhos 15<br />

Sienten la necesidad de aprovechar cada minuto, cada segundo que le queda junto a los suyos. Las despedidas<br />

están llenas de dolor y llanto, pero dentro de sí, llevan como veíamos en las intervenciones de más<br />

arriba, el fuerte deseo de triunfar, ser feliz y también hacer feliz a sus seres queridos, y poder volver a estar<br />

junto a ellos.<br />

Al llegar a España, como otras inmigrantes, las brasileñas experimentan varios sentimientos entre ellos el<br />

deslumbramiento por lo nuevo y el deseo de conocer todo a su alrededor, pero transcurridos los primeros<br />

momentos de la novedad, siente miedo de lo nuevo y desconocido, y también de no hacerse entender, de no<br />

saber expresarse. Grimberg (1984) sugiere que, al marcharse, el emigrante siente que tiene que mantener<br />

sus vínculos, pues a través de ellos se expresará su personalidad, su identidad, aunque sabe que, para poder<br />

lograr su adaptación en el país de acogida, debe buscar nuevos vínculos en el nuevo país. Observa a su<br />

alrededor y tiene la percepción clara de que será una larga y difícil travesía; sabe que tendrá que buscar<br />

medios para integrarse y adaptarse a la nueva realidad. Las entrevistadas en la ciudad de Badajoz referían<br />

cómo buscaban establecer contactos con sus paisanos y conocer un poco de la realidad vivida por estos en<br />

esa ciudad. Pero las informaciones que obtenían de sus compatriotas no resultaban ser muy ilusionantes,<br />

pues ellas les hablaban de los estereotipos y prejuicios sobre las mujeres inmigrantes brasileñas. Si el camino<br />

parecía duro, aun se complicará más. Ante esta inesperada, triste y dura realidad, las mujeres se sienten<br />

angustiadas, entre la rabia y el miedo, al saber que podrán sentir por sí mismas el dolor de la discriminación.<br />

Aunque en esta ocasión no entraremos en profundidad en ese aspecto, si es necesario aludir a los perjuicios<br />

que las actitudes de rechazo pueden llegar a tener sobre estas u otras personas inmigrantes, el estrés generado<br />

puede llega a desembocar en riesgos para la salud física y mental (Achotegui, 2000; 2002). Sobre ello<br />

profundizaremos en próximos trabajos (Laureano, Tesis Doctoral en curso).<br />

2.1 ¿Qué estereotipos y prejuicios confrontan las mujeres brasileñas?<br />

La noción de estereotipo hace referencia a una imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad<br />

con carácter inmutable (RAE) 16 . Con frecuencia, este conjunto de creencias compartidas se refiere a los<br />

atributos personales que poseen los miembros de un grupo (Morales y Moya, 1996). En las distintas definiciones<br />

sobre el término, observamos que los estereotipos son creados por un grupo, que los cree verdaderos,<br />

aunque no siempre lo creído se corresponda con la realidad, o se someta a su contraste. Sin embargo, en<br />

cuanto que conocimiento compartido adquirido durante la socialización, podrá ser rechazado cuando grupos o<br />

personas se impliquen en un debate social sobre ello (Valencia, Gil y Elejabarrieta, 2004).<br />

En cuanto a los prejuicios, muchas definiciones refieren a pensamientos o conductas que no sólo implican un<br />

juicio previo, sino que además conllevan afectos negativos, en el caso que nos ocupa hacia ciertos grupos y<br />

las personas que los integran. Como señalan Moya y Puertas,<br />

es una ideología que justifica la desigualdad entre los grupos, y esto se consigue no solo con una imagen negativa de otros grupos,<br />

sino a veces transmitiendo una imagen positiva de ellos, aunque limitada a ciertas dimensiones (e.g., los miembros de ciertos<br />

grupos pueden ser vistos como “espontáneos”, “afables”, “divertidos”, y aunque esto sea positivo, puede estar favoreciendo<br />

el mantenimiento de este grupo en una situación de inferioridad 17 ) (2008,-p.9).<br />

Es decir, los prejuicios, en cuanto que ideas previas negativas sobre un grupo de personas -en nuestro caso,<br />

mujeres brasileñas inmigrantes-, que son compartidas por otro grupo -en nuestro caso, habitantes de Badajoz<br />

y Sevilla, pueden ser utilizadas por este último como argumento para el rechazo del primero.<br />

Estos mismos autores (Moya y Puertas, ob. cit.) refieren investigaciones realizadas en España (como la de<br />

Díez Nicolás, 2005), que no evidencian valoraciones tan negativas como podría esperarse. Los sudamericanos<br />

resultan ser el segundo grupo más valorado (tras los europeos occidentales). Sin embargo, como veremos en<br />

sus propios discursos, la percepción de las mujeres inmigrantes brasileñas sobre la existencia de prejuicios<br />

sobre ellas es bien distinta. Como señalan Juliano (2005) y Parella (2003) las mujeres inmigrantes son prejuzgadas<br />

por su condición de inmigrante, mujer y con bajos recursos, pero la nacionalidad de procedencia también<br />

es, a veces, aludida en los prejuicios, y las mujeres perciben el trato desigual que pueda ocasionar.<br />

não quero que saibam que sou brasileira, pois já te tratam diferente. 18<br />

15 Entrevistas brasileñas en la ciudad de Sevilla: “Los días que precedieron a mi partida, fueron muy angustiosos, pues yo sentía mucho<br />

dolor en dejar mis hijos”<br />

16 Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua<br />

17 Esta idea de valoración positiva que, sin embargo, puede favorecer la exclusión y la minusvaloración la retomaremos luego al analizar<br />

algunos de los estereotipos y prejuicios en torno a las mujeres brasileñas.<br />

18 No quiero que sepan que soy brasileña, pois laminada es distinta<br />

2 2 1 8


MUJER INMIGRANTE Y BRASILEÑA: <strong>ESTEREOTIPOS</strong> Y <strong>PREJUICIOS</strong><br />

Si entre los estereotipos más comunes sobre las mujeres inmigrantes en general, y las latinoamericanas en<br />

particular, están los de analfabeta, inculta, pobre y dependiente, veremos que, con frecuencia, en el caso de<br />

las mujeres brasileñas se añade el de sensual, y asociado a éste el de prostituta. Como más abajo veremos,<br />

los relatos de mujeres brasileñas en la ciudad de Badajoz muestran el desasosiego y malestar que la vivencia<br />

de estos prejuicios ocasiona y algunos intentos de resistencia.<br />

Estas atribuciones son, en ocasiones fáciles de desmentir con datos. Por ejemplo, en cuanto al nivel educativo,<br />

los datos generales recogidos en las entrevistas realizadas en la ciudad de Badajoz con mujeres brasileñas<br />

muestran que el 50% poseía estudios universitarios, el 30% habían concluido el Bachillerato y el 20% habían<br />

estudiado hasta la secundaria obligatoria. Es decir, en general son mujeres cualificadas, con buen nivel<br />

académico y con buena capacitad intelectual. Estos datos desmienten los estereotipos hacia a las mujeres<br />

inmigrantes.<br />

Otro dato importante para desmentir estos estereotipos sobre las mujeres inmigrantes, es el que presenta<br />

una investigación sobre adolescentes, originarios de Latinoamérica en la que se encontraron diferencias de<br />

género en los niveles educativos de padres y madres de los adolescentes entrevistados: las madres se caracterizaban<br />

por contar con mayores niveles educativos que sus pares varones (Delfino, 2007). Otros estudios<br />

realizados apuntan que la gran mayoría de las personas que emigran, están por encima de la media de su<br />

país con respecto a escolaridad, recursos económicos y clase social.<br />

También en el informe anual sobre inmigración de la OCDE (2007), observamos datos relativos a España que<br />

comparan el nivel de estudios referente a las mujeres autóctonas y las extranjeras; los resultados muestran<br />

que: el nivel de estudios superiores resulta más elevado entre las personas extranjeras (29,8%) que entre las<br />

autóctonas (25,4%), siendo la tasa de abandono del 43% para las personas inmigrantes y 24,2% para las<br />

autóctonas.<br />

Otro estereotipo atribuido a la mujer inmigrante de Latinoamérica, y también a las brasileñas, es su complacencia<br />

y su carácter dulce y cariñoso, lo que hace que sean preferidas para trabajar, por ejemplo, con ancianos<br />

debido a ese carácter afable y a su tranquilidad. Pero aunque ese estereotipo se sustente en una cualidad<br />

valorada para el trabajo, esto no implica que sea una cualidad valorable en términos económicos; esto<br />

es, se las prefiere, pero no se les remunera por ello. Así lo señalan Moya y Puertas (2008)<br />

También aquí puede observarse una poderosa influencia de los estereotipos: las mujeres latino americanas son mayormente<br />

demandadas para servicios domésticos internos puesto que se cree que son “dóciles y cariñosas”, mientras que cuando se trata<br />

de trabajos por horas las autóctonas son más demandadas (se piensa que son más rápidas en su trabajo y más limpias). Pero,<br />

en general, los clientes prefieren a las trabajadoras extranjeras porque creen que van a ahorrarse dinero ya que presuponen<br />

que se les pagará menos por sus servicios y que van a ser menos exigentes y reivindicativas que las autóctonas. (2008, p.7).<br />

Dolores Pérez incide también en la idea de que este juicio previo, supuestamente cargado de valoración positiva,<br />

puede, sin embargo ser origen de discriminación y dominación:<br />

este estereotipo de complacientes y abnegadas puede incidir en mayores expectativas de sumisión y un riesgo más elevado de<br />

prácticas de dominación por parte de empleadores/as, al suponer que estas mujeres pueden, incluso «deben» aguantar y soportar<br />

cualquier cosa con resignación (1999, p147).<br />

Como decíamos, si el supuesto bajo nivel educativo y la dulzura y complacencia parecen estereotipos y prejuicios<br />

compartidos por las mujeres inmigrantes brasileñas con otras inmigrantes latinoamericanas, los relativos a<br />

la sensualidad, al exotismo y a la pretendida disponibilidad sexual, se les asignan con más frecuencia que a<br />

otras, asociándolas, sin cuestionamientos, a la práctica de la prostitución. Es decir, a la triple discriminación por<br />

su condición de inmigrante, presumiblemente pobre, y mujer (Juliano, 2005; Parella, 2003), a las mujeres<br />

brasileñas se les añade el “agravante” de ser eso, “brasileñas”. Esa discriminación añadida se deriva, como<br />

señalábamos, de un juicio previo sobre las características de las mujeres brasileñas que las relaciona con la<br />

sensualidad, con la disponibilidad sexual, y que ha sido construido a través de informaciones e imágenes<br />

profundamente estereotipadas, elaboradas y/o difundidas ampliamente por los medios de comunicación<br />

(Roca, 2010). Dichas esas imágenes han sido aceptadas y divulgadas como verdaderas, atribuidas a todo el<br />

contingente de mujeres brasileñas, con lo que han entrando a formar parte del imaginario sobre ellas. Por su<br />

contenido de sensualidad y exotismo, pudiera parecer que esta imagen estereotipada tiene más un efecto<br />

de atracción que de rechazo, pero este efecto es mínimo y el estereotipo se carga de valoraciones negativas<br />

sobre la persona juzgada y deviene en rechazo, como sugerían Moya y Puertas (ob. cit.). Como casi cualquier<br />

estereotipo se convierte en una imagen fija, no presta a matices, diferencias o individualidades, que crea<br />

expectativas sobre las propias actitudes y comportamientos, y obliga a su cumplimiento, coartando la libertades<br />

y reduciendo los derechos y las posibilidades de actuación. En palabras de estas mujeres:<br />

(...) cuando saben que é brasileira, é muito difícil que você encontre alguém que não venha com segundas intenções... 19<br />

você andar na rua, é aquela primeira impresão né, de você falar que é brasileira, é tudo puta... 20<br />

19 Cuando se interan que es una brasileña, simpre hay segundas intenciones.<br />

20 Entrevistas brasileñas Badajoz: “cuando tu sales a la calle y si dices que eres brasileña, ya luego piensan “es puta”<br />

2 2 1 9


MUJER INMIGRANTE Y BRASILEÑA: <strong>ESTEREOTIPOS</strong> Y <strong>PREJUICIOS</strong><br />

entrei na loja e o homem me disse: Você é brasileira? Então é puta!... 21<br />

Esa imagen sensual, que entra a formar parte del imaginario sobre las brasileñas, sin posibilidad de cuestionamiento,<br />

se convierte en ideología discriminatoria que no sólo las minusvalora, sino que además legitima la<br />

posibilidad de control sobre estas mujeres.<br />

o primeiro choque, foi por causa do tema da prostituição. Me conheceram, viram que eu tinha um sotaque diferente,a primeira<br />

coisa que perguntaram para mim foi de onde eu era. Quando eu falei que era brasileira, já me deram aquela olhada assim, de<br />

cima a baixo como dizendo assim, esta eu já levei para a cama.. 22<br />

Como señala Dolores Juliano,<br />

(…) las ideologías discriminatorias se construyen históricamente a través de procesos complejos de estigmatización, marginación<br />

y exclusión social, que rotulan a las personas sancionadas como diferentes (e inferiores) y que legitiman las opciones sociales de<br />

control, mostrándolas como tendentes a la defensa de la norma y del bien común… (2005, p.13).<br />

Ver su imagen asociada casi siempre a la sensualidad y a la disponibilidad sexual es uno de los prejuicios que<br />

generan más daños a las mujeres brasileñas, pues se sienten molestas con las miradas en la calle, con las<br />

bromas que les gastan, y se duelen por sentirse minusvaloradas por el hecho de pertenecer a esa nacionalidad.<br />

(...) por ser inmigrante brasileira.Oh! essa aí deve ser uma mulher qualquer, deve ser isso ou aquilo...<br />

(...) em Badajoz tem muito preconceito com a brasileira, sabe.Você fala que é brasileira... muitos já acham(pausa) não é bem<br />

vista... 23<br />

(...) um dia saí, estava na rua caminhando, estava vestida normal, me olhavam de baixo a cima ,como se eu estivesse nua e<br />

ficaram com piadinhas por eu ser brasileira... 24<br />

(...) até hoje tem preconceitos , a gente, com brasileira por exemplo que acha que é biscate... 25<br />

Sienten la necesidad de probar que son distintas, que son personas iguales al resto de mujeres de otros<br />

países, o de España. En algunos casos hasta prefieren no hablar en la calle para que no se identifique su<br />

nacionalidad:<br />

quando estou na rua, prefiro não falar para que não saibam que sou brasileira... 26<br />

Otras optan por aislarse o apenas mantener contacto con sus iguales:<br />

com todos estes preconceitos prefiro me isolar. 27<br />

En cuanto al estereotipo de que las mujeres brasileñas inmigrantes ejercen la prostitución, los datos de las<br />

entrevistas realizadas a mujeres brasileñas que vivían en la ciudad de Badajoz indican que 90% de estas<br />

mujeres ejercían actividades en otras áreas como el turismo y la limpieza y, sólo en un número menor, en la<br />

prostitución. Sin embargo, la percepción de las mujeres entrevistadas es que todas son incluidas en un mismo<br />

grupo y caracterizadas como prostitutas:<br />

(...) é brasileira, é tudo puta, até que você tem, meio tipo assim, nem vou rir porque eu sou meio escandalosa, você pode ver<br />

que eu falo alto, tenho a gargalhada forte... 28<br />

(...) e perguntam o que você faz e tal ,e onde , assim querendo saber o que você faz porque já acha que você trabalha em um<br />

put club 29<br />

(...)Para ela já perguntaram assim se era...puta. Que isso! Foi uma coisa imprensionante! Isso é fora de sério. 30<br />

Sentirse discriminada por su condición de mujer, inmigrante y incluso por pertenecer a una cultura y país considerado<br />

como inferior es algo que causa angustia y sufrimiento a la mujer inmigrante:<br />

choro muito, tenho muita depressão, me olham como se eu fosse diferente... 31<br />

Pues sabe, que no es el color de la piel, o las creencias y costumbres, o su alegría, o espontaneidad, o afectividad,<br />

o el propio hecho de ser mujer lo que determina realmente sus cualidades, y la posibilidad de ser más<br />

o menos competente que otra persona de una nacionalidad diferente.<br />

21 He ido en una tienda, el hombre me dijo: Tu eres brasileña! Entonces eres puta.<br />

22 Entrevistas brasileñas en la ciudad de Badajoz: “El primer choque que tuve fue por el tema de la prostitución. Me conocieron, vieron que<br />

yo tenía el acento distinto del de aquí, lo primero que me preguntaron: ¿De donde era? Cuando yo dije que era brasileña, ya me miraron<br />

así de arriba abajo, como si pensasen, “a esa me la llevo a mi cama”<br />

23 En Badajoz la brasileña es muy discriminada. Se ellos saben que tu es brasileña, ja te miran diferente<br />

24 Sali a la calle, me vestia normal, pero me miraron de bajo a riba como se estuviese desnuda. Luego enpiezaran las bromas por yo ser<br />

brasileña.<br />

25 Tiene discriminaciones. Piensan que brasileña es mujer vulgar, fácil.<br />

26 Se estoy en la calle no me gusta hablar para que no sepan que soy brasileña<br />

27 Hay tanta s discriminaciones, me aislo<br />

28 Es brasileña! Es puta! Digo ni me voy a sonreír porque soy un poco escandalosa para hablar y reir. Me pongo a reír a carcajadas.<br />

Tengo un tono de voz muy alto.<br />

29 Preguntan en que trabajas, pero luego ya insinuan se trabajas en un put club<br />

30 Ya preguntaran a mi amiga se ella era puta. Fue una cosa horrible.<br />

31 Lloro mucho! Tengo depresión. Me miran como se yo fuera rara<br />

2 2 2 0


MUJER INMIGRANTE Y BRASILEÑA: <strong>ESTEREOTIPOS</strong> Y <strong>PREJUICIOS</strong><br />

La vivencia continúa y recurrente de esta serie de prejuicios, difíciles de erradicar desde su estatus, constituye<br />

una fuente de estrés que pueden derivar en daños a su salud, tanto física como psíquica, contribuyendo al<br />

llamado estrés migratorio (Achotegui, 2010).<br />

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2 2 2 1


<strong>ESTEREOTIPOS</strong>, MIGRACIÓN Y CASAMI<strong>EN</strong>TO: BRASILEÑAS <strong>EN</strong> ESPAÑA 1<br />

Adriana Piscitelli<br />

Universidade Estadual de Campinas, Brasil<br />

Una de las ideas presentes en el debate sobre trata internacional de personas en Brasil es que los matrimonios<br />

con extranjeros de países ricos ofrecen serios riesgos para las mujeres migrantes. En este texto trato de<br />

esos casamientos, tomando como referencia procesos migratorios de brasileñas en España, país donde las<br />

mujeres brasileñas son una presencia altamente visible en la industria del sexo y también constituyen uno de<br />

los principales colectivos nacionales de extranjeras que se casan con hombres españoles (Piscitelli, 2007,<br />

2009).<br />

En las discusiones sobre los peligros implicados en esos casamientos, dos “modalidades” de uniones reciben<br />

especial atención. Una de ellas es la de “casamientos serviles,” denominación que re-crea y da un sentido<br />

diferente a la idea del casamiento como práctica análoga a la esclavitud, 2 considerado como una de las principales<br />

vías utilizadas por la trata internacional de personas. Otra de esas modalidades es la de los casamientos<br />

“de conveniencia,” utilizados para la regularización del estatuto migratorio. En el debate, estos últimos<br />

provocan preocupación también por su vínculo con la ampliación de mecanismos fraudulentos para evitar<br />

las restricciones migratorias. Esas inquietudes son frecuentemente transformadas en problemas analíticos en<br />

la literatura académica. Un ejemplo es la producción sobre matrimonios como puerta de entrada para la<br />

migración, donde se considera que apenas los matrimonios con base en “sentimientos” son seguros para las<br />

migrantes de regiones pobres del mundo (Daphne Program, 2003).<br />

Dialogando con esas discusiones muestro como, en los casamientos entre brasileñas y españoles, hay una<br />

interpenetración constante entre sentimientos, “conveniencia” e “intereses”, en la que eses aspectos adquieren<br />

diferentes matices. Con base en los datos de una investigación en curso, a partir de un abordaje antropológico,<br />

argumento que la presencia de “intereses” no hace que esos casamientos sean particularmente<br />

inseguros. Los diferentes tipos de intereses y los estilos de afecto que a ellos se mesclan enmarañan, a su<br />

vez, nociones presentes en las discusiones sobre la problemática. Y esa mescla muestra nuevas configuraciones,<br />

en los contextos migratorios, de los enlaces entre intereses, sexo y afecto existentes en los lugares de<br />

origen, en Brasil. Eso es particularmente evidente cuando se trata de mujeres con origen en estratos populares,<br />

con menos años de escuela y/u originarias de lugares rural/urbanos.<br />

Sitúo primero las discusiones sobre casamientos como puerta de entrada para la migración en el ámbito más<br />

amplio de la producción sobre la “transnacionalización de los afectos.” En seguida, describo el universo de la<br />

investigación y analizo las nociones de interés, sexo y afecto presentes en los relatos de las personas entrevistadas.<br />

Finalmente, comento en que sentido los resultados de la investigación alteran los argumentos presentes<br />

en el debate.<br />

1. LA TRANSNACIONALIZACIÓN DE LOS AFECTOS<br />

En la reciente producción socio-antropológica, diferentes líneas de discusión contribuyen para pensar respecto<br />

al aumento de los casamientos que, en el nuevo orden global (Appadurai, 1998), unen personas de países<br />

del norte y del sur. Una de ellas es el debate sobre la relación entre mercantilización de la intimidad y globalización.<br />

En esa discusión se presenta la idea de que la interpenetración entre prácticas económicas y relacionamientos<br />

afectivos o sexuales en el ámbito de la intimidad están adquiriendo matices particulares en las últimas décadas<br />

(Zelizer, 2009). En el marco de la creciente mercantilización de los afectos, se intensifica la noción de que<br />

las relaciones íntimas, física o emocionalmente próximas, predominantemente vinculadas al sexo, al amor y al<br />

cuidado, se pueden comprar o vender (Constable, 2009). Ese proceso tiene relaciones con la interconexión<br />

1 Este texto hace parte de una investigación post-doctoral en curso, iniciado en 2009 en una estancia como investigadora de Terceros<br />

Países en el GEMMA de la Universidad de Granada, continuado en un post-doctorado en la Universidad Rovira i Virgili, con el apoyo de<br />

la agencia brasileña CAPES y retomado en este momento, en la Universidad Autónoma de Barcelona, con el apoyo de la agencia<br />

brasileña FAPESP.<br />

2 En la Convención Suplementar Sobre la Abolición de La Esclavitud, el Tráfico de Esclavos y Prácticas Semejantes a la Esclavitud, de las<br />

Naciones Unidas (1956) se considera semejante a la esclavitud toda institución o práctica en virtud de la cual: 4. Una mujer sea, sin<br />

derecho a negar-se, prometida o dada en casamiento, mediante remuneración en dinero o especie dada a sus padres, tutor, familia o a<br />

cualquier otra persona o grupo de personas; 5. El marido de una mujer, su familia o clan del mismo tenga el derecho de cederla a un<br />

tercero, mediante pago o no; 6. La mujer pueda, por muerte de su marido, ser dada por herencia a otra persona.<br />

Piscitelli, A. (2011). Estereotipos, migración y casamiento: brasileñas en España. En F. J. García<br />

Castaño y N. Kressova. (Coords.). Actas del I Congreso Internacional sobre Migraciones en Andalucía<br />

(pp. 2223-2232). Granada: Instituto de Migraciones. ISBN: 978-84-921390-3-3.<br />

2 2 2 3


<strong>ESTEREOTIPOS</strong>, MIGRACIÓN Y CASAMI<strong>EN</strong>TO: BRASILEÑAS <strong>EN</strong> ESPAÑA<br />

entre procesos globales y locales. Los flujos de personas del sur en dirección al norte favorecen la oferta de<br />

mano de obra barata para los servicios domésticos, de cuidado y sexuales en los países “ricos” (Hoschild,<br />

2003). La migración de asistentas domésticas, niñeras, enfermeras, trabajadoras sexuales y de esposas<br />

para desempeñar servicios que en el pasado eran parte de los roles domésticos de mujeres del primer mundo<br />

tendría lugar en lo que Saskia Sassen (2002) llama de “circuitos globales de sobrevivencia,” en relaciones<br />

de servicios marcadas por la precariedad y por la fragilidad de la posición social de las migrantes.<br />

Las discusiones feministas sobre los casamientos como puerta de entrada para la migración incorporan esas<br />

ideas relativas al lugar desigual ocupado por las migrantes en esos procesos. En Europa, la preocupación con<br />

esos casamientos se ha acentuado en la década de 2000, con la expansión de la inmigración extracomunitaria,<br />

la creciente presencia de trabajadoras del sexo extranjeras y la intensificación del debate sobre<br />

la trata de personas (Piper, 1997; So, 2003; 2006; Suzuki, 2007; Lauser, 2006; Grassi, 2006).<br />

Una de las líneas presentes en los estudios desarrollados en la Unión Europea tiende a clasificar los casamientos<br />

“mixtos” en que las mujeres vienen de partes pobres del mundo en distintas categorías: 1) resultado de<br />

relaciones sentimentales; 2) arreglados; 3) de conveniencia (para huir de reglas referidas al ingreso o permanencia<br />

en un país extranjero, implicando en “venta” de casamientos y/o por conveniencia en términos económicos);<br />

4) forzados; 5) vinculados a la reunificación familiar y, finalmente, 6) casamientos de reparación del<br />

honor. Se considera que los casamientos por conveniencia, los forzados y también los de reunificación familiar<br />

amenazan a las mujeres con el riesgo de violencia doméstica y también de explotación sexual, en situaciones<br />

en las cuales el casamiento conduzca al ingreso forzado en la industria del sexo (Daphne Program, 2003;<br />

Campani, 1998).<br />

Así, apenas los casamientos que resulten de relaciones sentimentales serian seguros para las mujeres. Esa<br />

lectura es ingenua y, en algunos casos, etnocéntrica, ya que ignora la violencia doméstica que afecta a las<br />

mujeres de países “ricos,” en casamientos “por amor,” celebrados entre personas supuestamente iguales.<br />

Empero, lo que me interesa subrayar son los supuestos sobre los cuales se apoya esa lectura, que plantean<br />

una separación radical entre sentimientos e intereses y ofrecen escasa margen de agencia (agency) a las<br />

mujeres de regiones del mundo consideradas pobres.<br />

Esos aspectos son problematizados por un tercer conjunto de reflexiones, centrado en el análisis de la “política<br />

global del amor,” que se consideran como sentimientos y prácticas económicas se articulan en distintos contextos<br />

(Padilla et alii, 2007). Esas lecturas son interesantes porque conceden relevancia crucial a las diferencias<br />

y desigualdades sociales en términos de raza, clase y nacionalidad en ça circulación de nociones vinculadas<br />

a los sentimientos. Sin embargo, ellas están particularmente interesadas en la difusión de nociones euro<br />

americanas sobre amor, intimidad y sexualidad y, en ese punto, presentan problemas. Esas perspectivas<br />

tienden a considerar apenas flujos de ideas en el sentido “centro-periferia,” dando poca atención a otros<br />

ámbitos y sentidos de circulación de nociones vinculadas a sentimientos y, además, tornan exóticas “otras”<br />

culturas, clasificándolas en función de su supuesto grado de “occidentalización,” traducido por la presencia o<br />

ausencia del “amor euro occidental.” Ese conjunto de discusiones es el marco en que sitúo el análisis de cómo<br />

sentimientos, intereses y conveniencias actúan en los casamientos entre brasileñas y españoles.<br />

2. ESC<strong>EN</strong>ÁRIOS<br />

En años recientes, la migración brasileña adquiere particular destaque en España, y presenta aspectos significativos.<br />

En ese país, el contingente de brasileños/as es numéricamente reducido en relación a los migrantes<br />

de otras nacionalidades. Según las estimativas de agentes consulares brasileños, en fines de 2009 eran 130<br />

mil personas. Ese flujo presenta una serie de particularidades. Se trata de una migración predominantemente<br />

femenina que ha crecido aceleradamente, triplicando entre 2004 y 2008. El flujo migratorio sigue, no obstante<br />

la disminución de las llegadas vinculada a los efectos de la crisis económica en España. Esa persistencia<br />

estaría asociada al “efecto llamada,” cuando los migrantes “estabilizados” llaman parientes3 (Piscitelli, 2010).<br />

A lo largo de esos años, la visibilidad de Brasil en España se ha intensificado. Ese aspecto está en parte<br />

vinculado al aumento del número de organizaciones de brasileños y a las acciones promovidas por ellos, que<br />

incluyen festivales artísticos y musicales, con particular destaque a danzas y capoeira [forma de lucha con<br />

fuerte influencia de danza], que dan destaque también a los hombres brasileños. Sin embargo, en ese escenario,<br />

las mujeres brasileñas son particularmente evidentes, afectadas por la asociación a la prostitución.<br />

Estudios relativos a la información difundida por la TV española en 2008 indican que, en ese año, a diferencia<br />

de las noticias sobre migrantes de otros países, que se referían básicamente a hombres, las noticias sobre<br />

Brasil aludían predominantemente a mujeres, asociadas a tres temas: prostitución, violencia de género y delitos<br />

(Badet Souza, 2009). El trabajo en ese sector de actividad no es la principal ocupación de las brasileñas<br />

3 Entrevista realizada con agente consular brasileño en Barcelona, 14/11/2009.<br />

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<strong>ESTEREOTIPOS</strong>, MIGRACIÓN Y CASAMI<strong>EN</strong>TO: BRASILEÑAS <strong>EN</strong> ESPAÑA<br />

en ese país, pero, en ese escenario, la sexualización que marca a las brasileñas también afecta mujeres desvinculadas<br />

de la industria del sexo.<br />

Paralelamente a eso, en términos del mercado matrimonial, el mayor número de casamientos heterosexuales<br />

“mixtos” entre dos nacionalidades, realizados en España en 2008 era formado por un hombre español y una<br />

mujer brasileña (Roca i Girona et alii, 2008). Eso ocurría en un momento en que los casamientos entre personas<br />

españolas y extranjeras eran vistos con particular desconfianza cuando se trataba de migrantes de regiones<br />

“pobres” del mundo.<br />

En los medios de comunicación, esos casamientos son frecuentemente asociados a contratos de “compra” por<br />

valores entre 2000 y 15000 euros para obtención de papeles y son denominados “casamientos por interés,”<br />

“por conveniencia” o “casamientos blancos.” La idea es que la utilización de la web ha tenido como efecto el<br />

aumento del número de esos casamientos, pues los sitios están llenos de solicitaciones de compañeros/as<br />

para ese fin (Piscitelli, 2010). En lo que se refiere a las brasileñas, la sombra del “interés” adquiere matices<br />

particulares por la vinculación que se hace entre ellas y la prostitución.<br />

3. <strong>EL</strong> UNIVERSO DE LA INVESTIGACIÓN<br />

En 2009 realicé trabajo de campo durante 5 meses en Barcelona, en Granada y en Antequera. Barcelona es<br />

la segunda ciudad española en términos de la concentración de brasileños. Granada es una de las ciudades<br />

del sur de España que atrae migrantes de distintas nacionalidades. En ellas tuve acceso a una gama variada<br />

de brasileñas originarias de diferentes estratos sociales y con variados niveles de escolaridad. Antequera es<br />

una ciudad de Andalucía con 45000 habitantes, cuya principal actividad económica es la agricultura. En 2008<br />

llegó a tener un contingente de más de 1000 brasileños, originarios de distintos estados, pero principalmente<br />

de Mato Grosso, Paraná, Roraima y Rondonia, varios de los cuales tenían fuerte tradición migratoria interna y<br />

origen rural (Larentes da Silva, 2009). En esa ciudad, he entrevistado a brasileñas originarias de estratos<br />

sociales bajos que se casaron con hombres españoles vinculados, de una u otra manera, al trabajo agrícola.<br />

En las tres ciudades, además de la observación en espacios de trabajo y sociabilidad, en hogares y organizaciones<br />

de apoyo a migrantes, he realizado entrevistas en profundidad, registradas en grabadora, con 15<br />

migrantes brasileñas, con 3 hombres brasileños y con 3 españoles. El conjunto de mujeres entrevistadas<br />

compone un universo marcado por la heterogeneidad, que remite a la diversidad presente entre los brasileños<br />

en España. Incluye mujeres entre los 20 y los 50 años, originarias de diversos estados de Brasil, São<br />

Paulo, Minas Gerais, Rio de Janeiro, Goiás, Mato Grosso, Rio Grande do Norte, con variado tiempo de residencia<br />

en España (entre 18 meses y 16 años). En términos de los criterios raciales vigentes en Brasil, la mayoría<br />

de ellas se considera blanca, tres se auto clasifican como negras o mulatas y una como morena, pero<br />

todas se consideran afectadas por los criterios de racialización presentes en España.<br />

Algunas tuvieron hijos en España, otras en Brasil. Entre las últimas, la mayoría llevó los hijos para España,<br />

después de establecidas en ese país. Aproximadamente la mitad de las entrevistadas tiene el liceo completo<br />

o incompleto y la otra parte, que incluye una trabajadora del sexo, tiene estudios superiores. Algunas son<br />

alumnas de post-grado y otras son profesoras universitarias, médicas y enfermeras que ejercen sus profesiones<br />

en España. Otras se dedican a cuidar ancianos, trabajan como asistentes domésticas y, ocasionalmente,<br />

en agricultura, y otras en la industria del sexo. Algunas de las entrevistadas creen que, a pesar de los ingresos<br />

menores, sus ocupaciones en Brasil eran mejores. Es el caso de mujeres que fueron vendedoras en tiendas,<br />

peluqueras, profesoras en escuelas y que, en España, trabajan como asistentes domésticas, cuidando a<br />

ancianos o en agricultura. Según una entrevistada de 48 años, de Campinas, São Paulo, madre de 4 hijos<br />

nacidos en Brasil, que hace un año se casó con un español de la región de Antequera:<br />

He trabajado como interna, cuidando a personas mayores… Es una experiencia muy dura… Te quedas encerrada dentro de<br />

una casa con una persona toda la semana, y cuando sales al sábado quieres reírte, y acabas por emborracharte, porque<br />

es mucha la presión… Yo aprendí la manera de cuidar, sabes? Aquí no tienen cariño… También [trabajé] en el campo… fui a<br />

recolectar aceitunas, habas… Y es duro. Casi me reventé la espalda y yo gritaba… Dicen que aquí es el primer mundo [pero]<br />

esta es una tierra de esclavos. 4<br />

Otras, como las trabajadoras sexuales, desempeñan la misma actividad que ya ejercían en Brasil, pero, hasta<br />

el comienzo de la crisis económica en España, con mayores ingresos y en condiciones de trabajo que consideraban<br />

más satisfactorias. Los niveles de ingresos individuales varían entre 600 euros mensuales, en el caso<br />

de una joven que cuida a una anciana en Antequera, hasta los 4000 euros mensuales, de una trabajadora<br />

del sexo que ofrecía servicios en la calle, al comienzo de la crisis, en Barcelona.<br />

4 Entrevista realizada en Antequera, febrero de 2009.<br />

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<strong>ESTEREOTIPOS</strong>, MIGRACIÓN Y CASAMI<strong>EN</strong>TO: BRASILEÑAS <strong>EN</strong> ESPAÑA<br />

4. “PAP<strong>EL</strong>ES”<br />

En ese universo, varios de los encuentros que llevaron a la migración tuvieron lugar en el contexto del turismo,<br />

de viajes asociados a la cooperación internacional y de acuerdos inter universitarios. Uno de ellos empezó en<br />

Jericoacoara, bella playa del litoral nordeste de Brasil, donde una entrevistada preparaba caipirinhas en el<br />

forró, local donde se bailan danzas regionales. Ella está hoy casada con un ingeniero catalán, es dueña de<br />

casa, madre de una niña nacida en España y vive en un enorme departamento con vista al mar, en Barcelona.<br />

Otras historias empezaron en São Paulo, en Rio o en Europa, en momentos en que ellas hacían viajes de<br />

turismo o a trabajo.<br />

En ese universo de entrevistadas, esos viajes adquieren mayor relevancia que la web en términos de espacios<br />

que favorecen los encuentros que las llevaron a migrar. En algunos casos, los novios españoles intentaron<br />

permanecer en Brasil y, ante la dificultad de conseguir trabajo, posibilidad de ingresar en algún pos grado<br />

y/o visado de permanencia, retornaron a España y fueros seguidos por las novias brasileñas. Esos traslados<br />

parecen remitir, de una u otra manera, a la idea de “migrantes por amor,” en el sentido de desplazamientos<br />

vinculados a relaciones amorosas (Roca i Girona, 2008). Sin embargo, la mayoría de los casamientos ha<br />

resultado de encuentros que tuvieron lugar cuando las brasileñas, solteras o separadas, ya estaban en el<br />

contexto migratorio. Eso vale tanto para las mujeres haciendo pos grado, como para las que cuidaban ancianos,<br />

trabajaban en agricultura o en la industria del sexo.<br />

La sombra del interés se proyectó sobre unas y otras relaciones, provocando incómodos en todas las entrevistadas,<br />

pero las afectó de maneras distintas, en función del estrato social de origen, del nivel de escolaridad,<br />

del “color” de la piel y también de los contextos migratorios, con efectos particularmente intensos en las<br />

que se consideran “negras” y en las brasileñas con menos años de escolaridad que residen en Antequera.<br />

Los relatos de tres entrevistadas, colectados en Barcelona, Granada y Antequera, ofrecen una idea de esos<br />

efectos. En los términos de una carioca de 42 años que se considera negra, enfermera en un hospital de<br />

Granada, madre de una niña nacida en España, que conoció su actual marido, andaluz, viajando por España<br />

y después lo recibió en Brasil, donde era profesora en una de las universidades con mas prestigio en el país:<br />

Aquí en España dicen, “ah, que bien que te has casado con un español”… Son llenos de prejuicios… Aquí, escura, de color, no?<br />

Solo yo y mi hermana… Todos “ah, eres brasileña, no?” Ya piensan en nosotras en cosas ligadas al sexo, no porque “trabajes<br />

en eso?” Hija, estás equivocada, soy enfermera… Desde el comienzo tuve muchos problemas con la familia de el, por ser de color…<br />

Lo primero que piensan, brasileña que se casa con español, tiene el estigma de que la sacó de un prostíbulo. Y no es así.<br />

Hay muchas brasileñas que se casan con españoles y que tienen su profesión, su trabajo… estudios, educación… Pero ellos generalizan…<br />

No me aceptaron. Entonces, para que veas, tengo un auto, si tienes un auto, debes ser una puta de lujo… Si vas<br />

muy bien vestida, ui, debes cobrar caro… Los españoles dicen que, cuando nos casamos con ellos, es como si hubiéramos ascendido<br />

y mejorado. Y no es así. Adriana, vivo aquí hace 13 años. [Esto] es el norte de África, no es Europa. Rio es mucho más<br />

evolucionado. 5<br />

La entrevista con una pareja “mixta,” un profesor universitario catalán, de 51 años, y su esposa brasileña de<br />

28, profesora en el Ayuntamiento de Barcelona y alumna de pos grado, con un hijo nacido en España, muestra<br />

la percepción de esa noción y las estrategias para neutralizar la idea de “casamiento por interés” en la<br />

ciudad de origen del marido. El relato, con algún humor, es atravesado por una mescla de irritación e indignación.<br />

El: Hay dos cosas que tenemos que contarte. La primera es la boda y después también el tema legal… La boda, en el pueblo,<br />

era una boda civil. Pero lo hicimos de tal manera, que fuera una especie de presentación, que se demostrara que no es ninguna<br />

boda por interés... En todo caso, que es una boda buena porque ella es guapa y yo soy más viejo… Fue muy estratégico el<br />

hecho de llegar al pueblo, decir que nos casamos, ir a un bar, presentarla en el bar... E invité a los que gobiernan la ciudad, el<br />

alcalde. La presenté a todo un círculo… La boda fue en el ayuntamiento, en una sala gótica. Había gente del gobierno allí. Lleno<br />

de simbolismo brasileño, con una... bromelia gigante… Y ella, claro, ha podido hablar con todos. Después la segunda cosa… en<br />

el juzgado.. [fue la ] entrevista para matrimonios extranjeros... A mi primero, me daba vergüenza que mi país o que el juez me<br />

preguntara cosas. Y me daba aún más por ella, no?... Finalmente, le dije “A ver, lo que usted quiere saber? Usted me pregunta<br />

las cosas para saber si me caso por interés, o si ella se casa por interés, por los papeles y así? Pues sí. Si señor, me gustaría ser<br />

brasileño.”… Siempre se parte de la idea de que es la brasileña que quiere ser de aquí. Nunca se parte de la idea de que yo<br />

quiero ser brasileño 6 .<br />

El tercer relato, de una entrevistada de 42 años, con liceo completo, madre de dos hijos brasileños, que trabaja<br />

como asistenta doméstica y en un bar en Antequera, remite a la fuerza que, en esa ciudad, adquieren<br />

las narrativas sobre casamientos “por conveniencia,” a punto de interferir en el fin de una relación duradera<br />

con un español:<br />

Conocí al español en el bar. Era muy guapo. Alto… Después, cuando fuimos a vivir juntos, el se quedó sin trabajo y entonces se<br />

iba mucho a la calle y se quedaba conversando con uno y otro, y aquí hay muchos problemas de extranjeros… Las rumanas, la<br />

mora, que no quiere más que sacar plata, que se yo, sabes?... Los españoles, que estaban casados a veces con mora, con rumana,<br />

también con brasileña, porque aquí hay muchas brasileñas también… O tienen interés, de papeles, también de dinero.<br />

[Pero] yo no necesitaba nada, tenía papeles, tenía trabajo. Me separé por eso… Los dos años en que estuve con el no miré a<br />

5 Entrevista realizada em Granada, marzo de 2009.<br />

6 Entrevista realizada en Barcelona, marzo de 2009.<br />

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<strong>ESTEREOTIPOS</strong>, MIGRACIÓN Y CASAMI<strong>EN</strong>TO: BRASILEÑAS <strong>EN</strong> ESPAÑA<br />

otro hombre, lo respeté, como una tiene que respetar… [Pero el] empezó a cavilar… Yo llegaba en casa, trabajaba en dos lugares.<br />

El no hablaba más, no teníamos diálogo… empezaba a decir cosas que había escuchado en la calle…<br />

En las narrativas, entre las mujeres que sufrieron con las sospechas de familiares del marido, de conocidos y<br />

vecinos, de que se casaron “por interés,” muchas habían regularizado su situación migratoria antes de las<br />

bodas. Parte significativa de las personas, sin embargo, se había casado “por papeles.” Pero esos enlaces<br />

fueron resultado de relaciones duraderas y estables, que fueron formalizados para resolver la situación migratoria<br />

del o de la compañero/a. Eso ocurrió en casamientos celebrados en España y también en Brasil,<br />

cuando el que necesitaba de visado era el español.<br />

Los casamientos “por papeles” fueron realizados por mujeres de diferentes orígenes sociales y económicos,<br />

ocupadas en distintos sectores de actividad en España, profesionales liberales o trabajadoras del sexo. Entre<br />

las últimas, los casamientos con “clientes” aparecieron como el principal mecanismo utilizado para regularizar<br />

su permanencia en el país. Sin embargo, en los relatos, en esa gama diversificada de personas, que incluye<br />

brasileños casados con españolas, la busca de “papeles” es considerada una solución “administrativa.” En<br />

las palabras de un sociólogo brasileño, de 38 años, casado hace dos años con una catalana de 34, que conoció<br />

cuando ella trabajaba como cooperante internacional en Brasil, con dos hijos nacidos en España:<br />

Llegué aquí enamorado, con alguna plata, fueron meses excelentes y después [tuve que enfrentarme] con la realidad de buscar<br />

trabajo… Nunca me quedé sin papeles, porque [tenia] una invitación de una ONG, entonces conseguí un visado de estudiante.<br />

Y entonces pensaba, cuando expire… Y vino la solución del casamiento… para tener los documentos… Necesito decirte que un<br />

casamiento es una conciliación de intereses y de mucha conveniencia para las dos partes. Esta entrevista me está ayudando a<br />

tener esto más claro (risas). Que es un casamiento sino una conciliación de intereses? Por eso hacia un chiste, porque sé que<br />

existe la expresión “casamiento de conveniencia.” Y si, claro que [el mío] fue un casamiento de conveniencia, o sea, no nos habríamos<br />

casado… [si no fuera por los papeles]. 7<br />

Según una trabajadora del sexo, originaria de Minas Gerais, de 48 años, casada con un español:<br />

[Mi] marido sí que es bueno (risos). [Lo encontré] trabajando. En esa época, trabajaba, vivía en un hotel. Pagaba caro… casi<br />

400 euros. Y cuando conocí a ese hombre, fui un día a su casa y pensé: es aquí que quiero vivir (risos). Para dividir gastos y todo.<br />

Y el se enamoró, sabes? Y me llamó para ir a vivir con el. Tiene 50 años… Un año después nos casamos. Como vivíamos<br />

bien, me dijo: no, para ayudarte, nos casamos y consigues los papeles. Y entonces nos casamos.<br />

Es digno de nota que en ningún de esos relatos los casamientos, “por papeles” o no, aparecen marcados por<br />

la violencia doméstica, ni vinculados a la trata de personas, ni siquiera en el caso de las trabajadoras del sexo<br />

que se casaron con clientes, cuyas relaciones remiten a tensiones específicas, pero no a la “explotación<br />

sexual” (Piscitelli, 2011). Durante el transcurso de esos meses de campo, de hecho, he visitado albergues<br />

destinados a víctimas de trata y en situación de exclusión social. Colecté diversos relatos sobre noviazgos y<br />

casamientos que resultaron en situaciones de trata, pero que incluían principalmente mujeres del este de<br />

Europa.<br />

5. INTERÉS<br />

Varias de las entrevistadas hacen esfuerzos para separar la noción de “interés” de sus casamientos. Ese<br />

procedimiento, asociado a la necesidad de enfrentar los estigmas que afectan los casamientos “mixtos” que<br />

incluyen personas de países “pobres,” remite a nociones diseminadas sobre la contaminación que la presencia<br />

de los intereses, principalmente los económicos, produce en las relaciones íntimas (Zelizer, 2009). En<br />

términos analíticos, sin embargo, los “intereses” se hacen presentes en el conjunto de relaciones consideradas,<br />

lo que no es en absoluto original ni sorprendente, llevando en cuenta la larga tradición antropológica de<br />

estudios sobre estrategias matrimoniales.<br />

Me refiero al análisis de Bourdieu (1972) de cómo tradiciones culturales particulares desarrollan principios<br />

dirigidos a la reproducción social, interiorizados por los agentes sociales. Se trata de principios que incluyen<br />

“cálculos” cuidadosos, pero que operan de manera predominantemente inconsciente y, según la clase social,<br />

se dirigen a asegurar la transmisión del patrimonio o la reproducción de la fuerza de trabajo. El problema<br />

aquí es comprender como los matrimonios “mixtos” propiciados por el nuevo orden global intervienen en la<br />

reconfiguración de esos principios que, según esa literatura, en ámbitos sociales europeos, hace algunas<br />

décadas, orientaban hacia la realización de casamientos homogámicos (entre iguales) y homocromáticos/homoétnicos<br />

(entre personas del mismo color/etnicidad) (Desroisières, 1978).<br />

En su conjunto, los relatos permiten percibir que, más allá de los “papeles” e incluso entre las personas que ya<br />

tenían una situación migratoria regular cuando se casaron, los matrimonios implican otros intereses que, a<br />

veces, abarcan aspectos económicos, pero no se reducen a ellos. Entre las mujeres originarias de estratos<br />

sociales más bajos y con menos escolaridad, dos nociones difundidas en Brasil, ayuda y estabilidad, contribuyen<br />

para que comprendamos esos intereses.<br />

7 Entrevista realizada em Barcelona, marzo de 2009.<br />

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<strong>ESTEREOTIPOS</strong>, MIGRACIÓN Y CASAMI<strong>EN</strong>TO: BRASILEÑAS <strong>EN</strong> ESPAÑA<br />

En Brasil, la ayuda implica en contribuciones económicas que, aunque consideradas relevantes, no constituyen<br />

la principal fuente de recursos para la subsistencia (Gregg, 2006). En el marco de relaciones sexuales y afectivas,<br />

la ayuda es frecuentemente canjeada por sexo, no necesariamente vinculado a la prostitución, ni exenta<br />

de afecto. Esas relaciones que, en las lecturas locales, no son vistas como prostitución, tienen connotaciones<br />

de sexo transaccional (Hunter, 2002). Ese término fue utilizado al analizar los intercambios sexuales y económicos,<br />

en el Caribe, entre jóvenes de las clases trabajadoras con hombres y mujeres mayores. Esos canjes no<br />

tienen lugar en espacios destinados a la prostitución y no implican una negociación explicita de sexo por dinero,<br />

pero permiten la compra de ropas de moda, tratamiento para el cabello, disfrutar del status económico de<br />

personas que ostentan automóbiles caros, pagan viajes y dan regalos lujosos (Kempadoo, 2004). No solo el<br />

sexo, sino también los casamientos pueden ser transaccionales, cuando permiten u ofrecen la ilusión de viabilizar<br />

la obtención de beneficios económicos y/o migrar para algún país rico (Brennan, 2008).<br />

Ese tipo de canje, frecuentemente traducido en la expresión ayuda, está difundido en diversas partes de<br />

Brasil. A veces, esos intercambios se hacen entre hombres, generalmente mayores, y mujeres (Fonseca,<br />

1996). En lugares de “turismo sexual,” mujeres y hombres locales substituyen la ayuda que recibían de personas<br />

locales por la ofrecida por extranjeros (Piscitelli, 2007; Trindade, 2009). La ayuda puede contribuir<br />

para la estabilidad, en el sentido de permitir una vida sin dificultades económicas, con algún “futuro.”<br />

Esos dos términos nativos, ayuda y estabilidad, son reconfigurados en el exterior. En el contexto migratorio,<br />

en el ámbito de las relaciones con hombres españoles, esas nociones van más allá de los aportes económicos<br />

directos. Por distintos motivos, varias de las entrevistadas obtienen ingresos más elevados que sus maridos<br />

españoles. Algunas con más escolaridad que ellos, después de homologar sus diplomas universitarios, principalmente<br />

en las áreas médicas, que tienen gran demanda de mano de obra en España, tuvieron acceso a<br />

trabajos con ingresos más elevados que los de sus maridos. Otras, con menor escolaridad, porque los ingresos<br />

obtenidos en la industria del sexo eran superiores a los de los maridos, o porque la crisis económica en<br />

España afectó con mayor intensidad el trabajo de los compañeros, en la construcción y en la agricultura, que<br />

el trabajo femenino como asistentes domésticas o cuidando ancianos.<br />

En el contexto migratorio, la ayuda también evoca un apoyo emocional que, en algunos casos, contribuye<br />

para el abandono de la industria del sexo o para la fuga de los trabajos como asistenta domestica o como<br />

cuidadora de ancianos en los cuales hay una intensa presión para que las migrantes también ofrezcan servicios<br />

sexuales. En las palabras de una brasileña de 24 años, que había llegado cinco años antes a Antequera,<br />

de una ciudad de 15 mil habitantes en Mato Grosso y se casó con un andaluz 10 años mayor que ella,<br />

hijo menor de una familia de pequeños propietarios rurales:<br />

Fui a trabajar, cuidando a una mujer mayor... Pero ella tenía 4 hijos, ya mayores también y uno de los hijos empezó a pasarse<br />

un poco. A abusar… Eran 4 hijos solteros. De 48 años, 50 y tantos años. Me decían cosas. Yo dormía al lado de la mujer mayor<br />

y para ir para la habitación de ellos, tenían que pasar dentro de esa habitación. Cuando nosotras ya estábamos acostadas…<br />

él venía a tocarme los pies y se pasaba sabes? Y yo le decía que me dejara en paz, que lo iba a denunciar, y la madre<br />

como no estaba muy bien de la cabeza decía, niño déjala quieta. He estado seis meses, para pagar el billete que estaba debiendo<br />

en Brasil… Mi marido, me lo han presentado, estaban buscando una novia para él, le presentaron unas tres o cuatro<br />

brasileñas, mira. (risas) Es que él nunca ha tenido novia antes. Tenía 30 años… nos presentaron… nos fuimos conociendo, ya<br />

vino a llamarme para salir, para ir ver películas, esas cosas y ya está… 8<br />

La idea de estabilidad alude a cierto bienestar económico. Según la peluquera de Campinas, que trabajó en<br />

la agricultura y hoy es ama de casa después de haberse casado con un camionero de Antequera:<br />

Mi marido está bien. Trabaja en una empresa, hace ya seis años, es un buen empleo, gana 1800 euros. Es una persona dedicada.<br />

Español, cuando es para ser trabajador, es trabajador. Hoy mismo salió a las 4 de la mañana de mi casa. Trabaja mucho…<br />

Tengo una vida estable con el.<br />

Sin embargo, esa noción también lleva al proceso de completar de manera exitosa el proyecto migratorio, por<br />

la realización del casamiento y la integración a una familia europea. Los lazos conyugales permiten una considerable<br />

ampliación de redes sociales que ofrecen diversos tipos de recursos, incluso emocionales y, de manera<br />

directa o indirecta, posibilitan el acceso a una posición social y política mas elevada, en términos transnacionales.<br />

Y, en ese punto, la noción de estabilidad también encuentra ecos en las relaciones de las entrevistadas<br />

de mayor nivel de escolaridad. Estas últimas destacan el nivel socioeconómico equivalente o hasta<br />

superior, que tenían en Brasil, en relación a los compañeros españoles. Pero, como observa Thai (2002), al<br />

evaluar las posiciones sociales de las personas que realizan casamientos transnacionales, más allá de las<br />

posiciones sociales en sus países de origen, es relevante considerar las jerarquías entre nacionalidades en<br />

términos globales.<br />

La importancia concedida a esas relaciones contribuye para comprender la atribución de estereotipos de<br />

género relativamente negativos a los estilos brasileños de masculinidad, mediante los cuales son justificadas<br />

8 Entrevista realizada en Antequera, febrero de 2009.<br />

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<strong>ESTEREOTIPOS</strong>, MIGRACIÓN Y CASAMI<strong>EN</strong>TO: BRASILEÑAS <strong>EN</strong> ESPAÑA<br />

las opciones por compañeros españoles, particularmente por las entrevistadas con menos escolaridad. En los<br />

términos de una trabajadora sexual que se casó con un cliente español:<br />

Los españoles como maridos son totalmente distintos de los brasileños. El mío es así cariñoso, es muy amable. [El] respeta tu<br />

voluntad. Es un hombre que limpia toda la casa, que pone la ropa para lavar, plancha, hace la comida, entiendes? (risas). Todo,<br />

todito…<br />

Los relatos de esas mujeres reiteran el procedimiento de utilizar el género como lenguaje para aludir a la posición<br />

desigual de las nacionalidades, o “culturas,” en juego. En ellos, los estilos de masculinidad valorizados<br />

remiten a nociones de “avance” y “modernidad,” que se expresan en el igualitarismo en las relaciones entre<br />

hombres y mujeres. En ese punto, nada original, hacen uso de un recurso muy difundido, asociado a la propagación<br />

y descontextualización de ideas feministas. Me refiero a la utilización del género, principalmente en<br />

los medios de comunicación y en el debate público, para jerarquizar culturas y naciones, destacando el “retraso<br />

cultural” de ciertos países.<br />

En esas relaciones entre masculinidades hay, sin embargo, prácticamente una convergencia entre entrevistadas<br />

de distintos niveles sociales en considerar de manera positiva la peculiar sexualidad atribuida a los hombres<br />

brasileños. Y, no obstante ello, los estilos europeos de masculinidad, asociados al privilegio de la familia<br />

sobre el sexo, y a la calidad de las relaciones, vinculada a estándares igualitarios, son los preferidos para la<br />

realización de casamientos. En los términos de la peluquera de Campinas, casada con el camionero de Antequera:<br />

“el brasileño te agarra, te tira contra la pared, te llama de lagartija, es bien vagabundo, es gustoso.<br />

Ya el español no, pero quiere mantener la casa, la familia.” Según una empresaria brasileña, casada con un<br />

catalán, entrevistada en Barcelona:<br />

Acabamos adaptándonos uno al otro, pero para mí, sexualmente, fue complicado… En relación a la calidad del encuentro<br />

sexual, eso no, y creo que hay una cosa que es un súper amor… Pero, por ejemplo, con relación a la frecuencia, yo soy brasileña,<br />

mi frecuencia es una, la de el es otra. Digo así, madre santísima, es difícil esperar… (Risas). En ese aspecto… con los brasileños…<br />

las cosas que he vivido, hay una diferencia enorme… soy más parecida con ellos… Entonces me parece así: que si mi<br />

relación con el no fuera tan interesante del punto de vista global, si fuera una relación muy fundada en el sexo, ya habría terminado…<br />

9<br />

6. AFECTO<br />

En ese universo, los distintos intereses se entrelazan constantemente con la afectividad. Pero los vínculos<br />

afectivos son traducidos de distintas maneras por las entrevistadas. Y esa diversidad, que incluye diferentes<br />

nociones, desde el “amor” hasta el “respeto,” conduce a considerar las discusiones sobre amor y “occidentalización.”<br />

Según Castro e Araújo (1978), en la formación cultural occidental, el amor designa una modalidad de afecto o<br />

sentimiento y también relaciones sociales en que predomina el componente afectivo, asociado a la idea de<br />

selección, de opción individual. Amor y opción como base para el matrimonio integran lo que historiadores,<br />

demógrafos y antropólogos llaman de complejo amoroso romántico, considerado como marca occidental<br />

particular (Goode, 1959). Algunas vertientes teóricas asocian ese conjunto al desarrollo del capitalismo y a<br />

las revoluciones urbanas e industriales que habrían dado lugar a un nuevo sentimiento y a un nuevo sistema<br />

de matrimonio fundado en el individualismo (Shorter, 1975). No obstante, según algunos autores, en países<br />

como Inglaterra, ese complejo ya se hacía presente en el siglo XVI, es decir, en un periodo anterior al movimiento<br />

romántico en literatura y en las artes, y a las revoluciones urbanas e industriales, y aún fuera de centros<br />

urbanos (MacFarlane, 1987).<br />

En los relatos aquí contemplados, la idea de afecto vinculada al complejo amoroso romántico es reconocida<br />

por todas las personas entrevistadas y se expresa en términos de “estar enamorado/a,” “amar,” “súper<br />

amor.” Sin embargo, la valorización de ese sentimiento como fundación para el matrimonio y la vinculación de<br />

ese amor y la realización de las propias uniones aparecen apenas en parte de los relatos. Esa distinción es<br />

asociada no al hecho de que los matrimonios empezaron en espacios vinculados o no a la industria del sexo,<br />

pero principalmente al nivel de escolaridad. En los términos de una de las trabajadoras del sexo, universitaria,<br />

sobre una reciente separación:<br />

Estaba enamorada de él, y eso me afectó de una manera… Mira, creo que eso nunca me sucedió, de terminar con una persona<br />

y creer que me iba a morir. Me dolía tanto que creía que me iba a morir… No conseguía ni comer.<br />

En los otros relatos, los casamientos son asociados a un afecto vinculado, sobretodo, al apoyo emocional, al<br />

compañerismo y a un “respeto,” que se traduce en que son “bien tratadas,” cuidadas, lo que permite que la<br />

ayuda que reciben alcance también a sus hijos, nacidos de relaciones anteriores. Varias de esas historias<br />

fueron contadas por mujeres que migraron a partir de ciudades pequeñas, en diversos estados brasileños,<br />

pero no se limita a ellas. En las palabras de la peluquera de Campinas:<br />

9 Entrevista realizada en Barcelona, noviembre de 2009.<br />

2 2 2 9


<strong>ESTEREOTIPOS</strong>, MIGRACIÓN Y CASAMI<strong>EN</strong>TO: BRASILEÑAS <strong>EN</strong> ESPAÑA<br />

Mis hijos decían así: “mamá, [el] es una buena persona,” empezó a conocer mi familia, mis amigos, y todos vieron que era una<br />

buena persona. Entonces dije: “Ah, está bien… a partir de abril nos ponemos de novios.” Me compró un anillo nupcial… Y decidimos<br />

casarnos… Me casé porque las personas me pusieron en la cabeza que tenía que casarme, pero no me estaba muriendo<br />

de amor por el y ni me muero hasta hoy… Pero el me trata como una reina. Llega a hacer la comida y traérmela. Es un hombre<br />

que, esto que está aquí, ya se lo lleva para la cocina… [Me apegué] como con un pariente muy cercano… Deja que ayude a mis<br />

hijos… Trabaja con frutas, y manda las frutas para mis hijos, verduras, lo que puede ayudar. Tengo un auto, y voy para arriba y<br />

para bajo. Un auto de estos jamás tendré en Brasil, es un Citroen C5… Tengo mi departamento, no es de los mejores, pero es<br />

bien arregladito.<br />

Y, en ese punto, entre las entrevistadas con menos escolaridad, no hay diferencias entre las trabajadoras<br />

brasileñas del sexo y mujeres que tienen otras actividades. El comentario de la trabajadora del sexo casada<br />

con un ex cliente, después que pasamos un día los tres juntos, da una idea de ese tipo de afecto: “viste como<br />

es? El es bueno. Estoy bien con el, no estoy enamorada. Pero la pasión, eso pasa, el es bueno, es alegre,<br />

se toma una cervecita y ya está, le gusta la fiesta, es compañero.” Términos semejantes fueron utilizados por<br />

la joven que se casó con un hombre de Antequera, huyendo del asedio de los hijos de la anciana que cuidaba:<br />

“no estoy enamorada, pero con la convivencia está todo bien. Es que el hombre español da mucho valor<br />

a la familia y el quiere formar una familia.”<br />

En Brasil aún hay pocos estudios sobre el amor en estratos populares y en lugares rural/urbanos. Los análisis<br />

sobre ese sentimiento tienden a concentrarse en estratos medios urbanas, mientras los estudios sobre grupos<br />

populares parecen considerar, sobretodo, sistemas morales y sexo (Duarte, 1987). Las investigaciones existentes,<br />

sin embargo, muestran que los estilos de afecto presentes en los relatos de las entrevistadas remiten<br />

a nociones presentes en diversas partes del país. Algunos estudios observan que, entre mujeres de estratos<br />

populares, el término “respeto” alude a las obligaciones sociales que sostienen la vida familiar y puede ser<br />

privilegiado en relación al “placer” por las mujeres que quieren tener casa y familia (Duarte, 1987). Esos estudios<br />

también muestran que en algunos locales rural/urbanos, la recurrente interpenetración de sentimientos<br />

y prácticas económicas se expresa en un amor/”consideración” que implica diversas transacciones económicas<br />

consideradas como dones, provisión de alimentos, dinero, ropas, acceso a créditos y oportunidades de empleo<br />

(Rebhun, 2006).<br />

Llevando en cuenta esos aspectos, es posible levantar dos puntos relevantes en términos de las discusiones<br />

presentadas. El “amor” como base para el matrimonio está presente en los relatos de las entrevistadas,<br />

dividido por líneas que remiten a distintos niveles de escolaridad y a orígenes más próximas al mundo rural.<br />

Además, la interpenetración entre afectos e intereses presentes en los casamientos aquí contemplados, particularmente<br />

en los casos en que los factores económicos son más visibles y el afecto no se expresa en términos<br />

del complejo amoroso romántico, conduce a reconfiguraciones de estándares existentes en Brasil. Este<br />

punto contribuye para problematizar la vinculación linear de los casamientos entre hombres de países “ricos” y<br />

mujeres de regiones “pobres” del mundo con la intensificación de la mercantilización de la intimidad.<br />

7. CONCLUSIONES<br />

Retomando los puntos a los que me referí en el inicio de este texto, explicito en que sentido las narrativas<br />

presentadas mezclan ideas presentes en el debate sobre casamientos “mixtos.” En primer lugar, ellas niegan<br />

la separación radical entre sentimientos e intereses. En ese universo, los matrimonios entre brasileñas y españoles<br />

no se pueden separar de la idea de interés. Pero esos casamientos, incluso aquellos en que las mujeres<br />

tienen menores recursos sociales y también los que comenzaron en los mercados del sexo, no llevaron a la<br />

violencia doméstica, ni tampoco a la trata.<br />

En segundo lugar, si la creciente mercantilización de los afectos, visible en Europa, contribuye con la inclusión<br />

de esas mujeres en sectores de trabajo vueltos hacia los cuidados, incluso el trabajo sexual, en términos de<br />

las relaciones conyugales, las narrativas conducen, sobretodo, a re-creaciones, en escala global, de interpenetraciones<br />

de afectos e intereses presentes en Brasil, particularmente entre entrevistadas con menos recursos<br />

sociales. Esas reconfiguraciones son parte de la construcción de espacios de actuación femenina, en esfuerzos,<br />

no exentos de tensiones, para obtener, por la vía de los casamientos, mejor posición social y política<br />

en términos transnacionales. Considerando las desigualdades globales que afectan de manera particularmente<br />

intensa las brasileñas con menores recursos, varias de las entrevistadas parecen desafiar su destino<br />

social en Brasil, mediante procesos migratorios que incluyen el casamiento. Y, en ese punto, parecen desafiar<br />

también la idea de “amor feliz” en el sentido que Bourdieu (1972) atribuye al término, es decir, el amor socialmente<br />

aprobado y, luego, destinado al suceso, que no es otra cosa que el amor al destino social, que<br />

reúne los compañeros socialmente predestinados.<br />

En conclusión, vale considerar como la producción internacional que trata de la “política global del amor” incluye<br />

los análisis sobre Brasil. Estudios centrados en el afecto o en la “falta” de amor romántico en lugares pobres<br />

de Brasil, como las favelas de Recife (Gregg, 2006), son integrados en colecciones sobre recortes tan<br />

distintos como los Huli de Papua, Nueva Guinea, y los Kalasha, del noroeste de Pakistán (Padilha et alii,<br />

2006). En esas discusiones, se considera que la difusión del amor romántico en esos distintos lugares, incluso<br />

2 2 3 0


<strong>ESTEREOTIPOS</strong>, MIGRACIÓN Y CASAMI<strong>EN</strong>TO: BRASILEÑAS <strong>EN</strong> ESPAÑA<br />

Brasil, es un índice no apenas de modernidad o de la difusión de concepciones urbanas, pero también de<br />

“occidentalización.”<br />

La idea de occidente presente en esos textos es cuestionable. Pero, además, la utilización de la presencia del<br />

“amor” como operador de clasificación de las relaciones debe ser problematizada. Muchas de mis entrevistadas<br />

se integraron a los flujos globales, incorporando estilos de habitus afectivo-sexuales presentes en estratos<br />

populares y en algunas regiones de Brasil. Sin embargo, considerar que esas relaciones pueden ser<br />

clasificadas y situadas en alguna jerarquía a partir de la “falta” del “amor” seria un error antropológico semejante<br />

al de atribuir a las reconfiguraciones, en el contexto migratorio, de interpenetraciones entre afecto e<br />

intereses presentes en Brasil mayores riesgos para las mujeres y menores márgenes de actuación femenina.<br />

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2 2 3 2


PROCESOS DE MOVILIDAD SOCIAL E ITINERARIOS LABORALES DE LAS INMIGRANTES A TRAVÉS DE LOS<br />

PROGRAMAS DE INSERCIÓN <strong>EN</strong> <strong>EL</strong> EMPLEO 1<br />

Cristina García Sainz*, María Lourdes Santos Pérez** y Nelcy Yoly Valencia Olivero***<br />

*Universidad Autónoma de Madrid<br />

**Universidad de Salamanca<br />

***Universidad Autónoma de Madrid<br />

La presente comunicación recoge algunos resultados de una investigación “Procesos de movilidad social e<br />

itinerarios laborales de las inmigrantes a través de los programas de inserción en el empleo”, que se desarrolla<br />

en el marco del Instituto Universitario de Estudios de la Mujer (IUEM), de la Universidad Autónoma de Madrid,<br />

subvencionado por el Instituto de la Mujer, del Ministerio de Salud e Igualdad (ahora: Ministerio de Sanidad,<br />

Política Social e Igualdad).<br />

El objetivo de esta investigación es analizar los procesos de movilidad e inserción laboral de las mujeres inmigrantes<br />

cuyos itinerarios laborales pasan por la mediación de distintos programas de empleo. Los datos estadísticos<br />

que sirven de base a nuestro trabajo se limitan al municipio de Madrid. De manera concreta, se<br />

trata de analizar, por un lado, hasta qué punto la gestión de las demandas de empleo se va adecuando a<br />

las ofertas, con especial mirada a la orientación de las mismas hacia el sector del servicio doméstico y contemplar<br />

el proceso de ajuste entre los niveles de educación previa, los requisitos de formación según composición<br />

de las ofertas y las aplicaciones prácticas de las cualificaciones. Por otro lado, se busca conocer la manera<br />

como esta herramienta institucional determina la calidad de la ocupación, prestando particular atención a su<br />

impacto en términos de igualdad de género.<br />

El sector doméstico está llamado a ser un fenómeno social de primera magnitud en las sociedades mediterráneas<br />

por las funciones que cumple en áreas fundamentales de la estructura socioeconómica. Aparece como<br />

una estrategia privada de los hogares ante el déficit de cuidados derivado del cambio de roles entre géneros;<br />

responde a necesidades sociales no cubiertas desde las administraciones públicas en un contexto de<br />

envejecimiento de la población, interviene en el reparto del trabajo tanto en lo que se refiere a su dimensión<br />

en el ámbito mercantil como en el no mercantil; y juega un importante papel en el reparto del trabajo doméstico,<br />

entre mujeres y hombres y entre distintos miembros de la familia, más o menos extensa. Todo ello contrasta<br />

con la invisibilidad que afecta a la ocupación doméstica por la consideración marginal que tiene al estar<br />

ubicada mayoritariamente en el empleo informal y porque quienes lo desempeñan son, principalmente, mujeres<br />

inmigrantes.<br />

Partiendo de la constatación de que los servicios de proximidad (Parella, 2003), entre los que sobresale el<br />

servicio doméstico, se convierten en la única vía de acceso para su regularización, la investigación está orientada<br />

a demostrar que el hecho de que las mujeres inmigrantes se orienten hacia ese sector de ocupación no<br />

es, en buena medida, una cuestión elegida por ellas. De forma más general, se sostiene la hipótesis de que,<br />

entre los factores que determinan la configuración de sus trayectorias laborales en las sociedades de acogida,<br />

la institucionalidad ocupa un lugar destacado.<br />

Así, mediante la articulación de un aparato normativo que define su status personal como extranjeras o ciudadanas,<br />

se les asigna un lugar concreto dentro de la estructura ocupacional. Por otra parte, a través de los<br />

denominados programas de empleo, cuya gestión se externaliza a través de asociaciones privadas, lo institucional<br />

interviene decididamente en la regulación del mercado de trabajo.<br />

El conjunto de actuaciones de formación e intermediación laboral promueve que las inmigrantes estén llamadas<br />

a cubrir ciertos puestos de trabajo, como la prestación de servicios de limpieza en hogares y/o oficinas, el<br />

cuidado de niños y ancianos, o el servicio doméstico (los denominados servicios de proximidad), para los que<br />

existe una fuerte demanda. Esta coyuntura, marcada por la participación de las inmigrantes en la transformación<br />

del mercado de trabajo de la sociedad receptora, facilitando el acceso de las mujeres autóctonas el empleo<br />

formal, plantea ámbitos de reflexión, como la reorganización de los trabajos remunerados y no remunerados,<br />

la continuidad de los espacios entre empleos formales, irregulares y domésticos, así como el cuestionamiento<br />

de la frontera que separa lo privado y lo público.<br />

1 Trabajo de investigación realizado en el marco del proyecto de investigación “Procesos de movilidad social e itinerarios laborales de las<br />

inmigrantes a través de los programas de inserción en el empleo”, que se desarrolla en el marco del Instituto Universitario de Estudios de<br />

la Mujer (IUEM), de la Universidad Autónoma de Madrid, subvencionado por el Instituto de la Mujer, del Ministerio de Salud e Igualdad<br />

(ahora: Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad).<br />

García Sainz, C., Santos Pérez, M. L. y Valencia Olivero, N. Y. (2011). Procesos de movilidad social e<br />

itinerarios laborales de las inmigrantes a través de los programas de inserción en el empleo. En F. J.<br />

García Castaño y N. Kressova. (Coords.). Actas del I Congreso Internacional sobre Migraciones en<br />

Andalucía (pp. 2233-2242). Granada: Instituto de Migraciones. ISBN: 978-84-921390-3-3.<br />

2 2 3 3


PROCESOS DE MOVILIDAD SOCIAL E ITINERARIOS LABORALES DE LAS INMIGRANTES…<br />

Nuestro propósito no es realizar un análisis exhaustivo de toda la normativa y de las políticas que determinan<br />

la definición del status personal de los inmigrantes, sino que resulta más limitado. Por una parte, nos detenemos<br />

en el estudio de la ley de extranjería y de su reglamento de desarrollo, por ser el instrumento básico,<br />

específico, de regulación de los derechos y obligaciones de la población extranjera; por otro, prestamos una<br />

atención específica a la regulación del trabajo doméstico por constituir, de acuerdo con los resultados obtenidos<br />

a partir de nuestro trabajo empírico, el sector de ocupación en el que preferentemente se desarrolla la<br />

vida laboral de las mujeres inmigrantes.<br />

La legislación de extranjería se ha visto sometida a continuas revisiones desde su entrada en vigor; en este<br />

sentido, aunque en el período de tiempo que tomamos de referencia (2005-2009) el marco institucional ha<br />

permanecido invariable (con todo, diciembre concluyó con la aprobación de una nueva ley), lo cierto es que<br />

estuvo precedido de unos años especialmente convulsos. En efecto, durante la séptima legislatura (2000-<br />

2004), la ley de extranjería ha sido reformada tres veces. La legislación específica en esta materia arranca de<br />

la Ley Orgánica 7/85, cuyo Reglamento sería aprobado mediante el Real Decreto 119/86, reformado luego<br />

mediante Real Decreto 155/96. El 1 de enero de 2000 sería promulgada, con gran consenso entre las fuerzas<br />

políticas, una nueva ley de extranjería, la Ley Orgánica 4/2000, que sería reformada mediante la Ley Orgánica<br />

8/2000 (cuyo Reglamento fue aprobado mediante Real Decreto 864/2001), objeto de dos reformas sucesivas<br />

en 2003 (Ley 11/2003 y Ley 14/2003). A ello habría que añadir los procesos extraordinarios de regularización,<br />

el último, de un total de 6, de 2005, que deben ser interpretados como una enmienda de facto a lo<br />

dispuesto en dicha normativa.<br />

El nuevo Reglamento de 1996 introdujo un sistema de permisos de trabajo que es el que sigue prácticamente<br />

en vigor. Dejando a un lado en este momento una valoración en detalle, interesa subrayar cómo el principio<br />

de equiparación en derechos, entre españoles y extranjeros en general, y entre extranjeros que se hallan en<br />

situación administrativa regular y extranjeros que se hallan en situación administrativa irregular en particular,<br />

que se postula en la norma y en las restantes del ordenamiento jurídico pertinentes al caso (en particular, la<br />

Constitución), debe ser matizada o, al menos, puesta en sospecha. Aunque quede fuera del alcance temporal<br />

de nuestro trabajo, no debemos olvidar, en este sentido, que la última reforma de la Ley de Extranjería, que<br />

tuvo lugar a finales de 2009, ha debido adaptar su contenido a algunos pronunciamientos del Tribunal Constitucional<br />

que declararon inconstitucionales algunos de sus preceptos por entender que atentaban contra el<br />

citado principio de equiparación (STC 238/2007 y STC 259/2007 a 265/200). Por lo demás, la exigencia de<br />

contar con un permiso de residencia y de trabajo, en los términos estipulados, para el disfrute pleno de derechos<br />

y libertades, asociados a la adquisición de la nacionalidad, debe ser también revisada en contextos de<br />

fuerte crisis como el actual.<br />

Por lo que se refiere a la regulación del trabajo doméstico, aunque son muchas las voces críticas que se han<br />

alzado contra la normativa que es de aplicación, lo cierto es que su regulación permanece invariable desde<br />

que se aprobase el Real Decreto (el 1424) de 1985. Sin entrar en una valoración detallada, el principal reproche<br />

que puede dirigirse es que provee un marco de actuación que, paradójicamente, privatiza la relación laboral<br />

manteniendo la esfera privada (doméstica) del empleador al margen de los derechos y la intervención<br />

pública. Frente a la tendencia general que se observa en la legislación laboral a proteger al trabajador, la<br />

norma que acabamos de reseñar no solo mantiene la precariedad del trabajo doméstico sino que además<br />

institucionaliza la inestabilidad de la trabajadora.<br />

Recientemente, las investigaciones centradas en el mercado de trabajo han incorporado la perspectiva de<br />

género. Desde este presupuesto, investigar la manera como las mujeres buscan, acceden y permanecen en<br />

las ocupaciones a través de los programas de empleo y/o de sus propias redes sociales permite hacer un<br />

balance de los procesos de ascenso y movilidad socio- laboral. Los itinerarios laborales, determinados la mayoría<br />

de las veces por la doble condición de mujer e inmigrante, no garantizan aquéllos. Los actores institucionales<br />

(normativas, políticas y programas), sociales y culturales (relaciones tradicionales de género en relación<br />

al trabajo productivo y reproductivo, redes y otros) contribuyen a que este grupo de población termine desarrollando<br />

los trabajos menos valorados relacionados con cuidados, limpieza, servicio doméstico y otros empleos<br />

no formales de atención a las personas reduciendo las posibilidades de ocupación fuera de estos nichos<br />

ocupacionales. Este grupo de población adquiere un interés especial, dada su invisibilidad social y el carácter<br />

sumergido o no declarado, en muchos casos, del trabajo. Mujeres inmigrantes sin papeles, empleadores<br />

invisibles, trabajadoras clandestinas y otros grupos que actúan en ámbitos de trabajo no declarados son el<br />

rostro cotidiano y actores principales de este mercado de trabajo. En este contexto, aún cuando las condiciones<br />

de movilidad laboral varían, dependiendo de que las mujeres tengan o no tengan permiso de residencia<br />

y de trabajo, las características de los empleos ofertados no establecen diferencia. En ambos casos se observa<br />

una tendencia a la baja en lo que se refiere a garantías y condiciones generales de desempeño del<br />

trabajo.<br />

Esto conduce a verificar las relaciones que pudieran existir entre los procesos de precariedad y los itinerarios<br />

laborales que se diseñan a través de los programas de empleo y la intervención de redes sociales. En este<br />

2 2 3 4


PROCESOS DE MOVILIDAD SOCIAL E ITINERARIOS LABORALES DE LAS INMIGRANTES…<br />

sentido, no es sólo que la edad, el género, la etnia, la formación académica, la experiencia laboral anterior, la<br />

coyuntura biográfica, la relación con el grupo familiar o su ubicación en determinadas redes sociales limiten sus<br />

posibilidades de ocupación, sino que los propios itinerarios laborales están diseñados de acuerdo con prejuicios,<br />

valores sociales, culturales e ideológicos que están presentes en la sociedad de acogida y no favorecen<br />

la integración social.<br />

Aunque resulta un lugar común afirmar que el modo como estas mujeres responden a estas coyunturas es a<br />

través de redes sociales y familiares, lo cierto es que son finalmente las estrategias individuales las que terminan<br />

prevaleciendo en la búsqueda de empleo y en el cumplimiento de aquellas exigencias institucionales.<br />

El comportamiento del mercado de trabajo necesariamente es producto y a su vez causante de situaciones<br />

que se dan a otros niveles como el doméstico y la vida misma de las mujeres. De ahí que también busquemos<br />

estos enlaces en el ámbito de la investigación. En este caso nos preguntamos por la manera como la regulación<br />

del trabajo doméstico, pese a las herramientas institucionales habilitadas al efecto, sigue estando confinada<br />

al ámbito privado. En efecto, los empleos de servicio doméstico, regulados por un régimen especial se<br />

benefician de unas garantías institucionales para la prestación de dicho servicio. Pero es la regulación misma<br />

la que confina dichas relaciones laborales al ámbito doméstico. Esto desencadena, de manera paralela,<br />

prácticas informales de contratación directa por parte de los hogares, que hacen uso de una cifra importante<br />

de mujeres en situación administrativa regular e irregular, usuarias de estos programas de empleo, en muchas<br />

ocasiones sin protección laboral.<br />

1. LA <strong>EN</strong>TRADA Y PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES INMIGRANTES <strong>EN</strong> <strong>EL</strong> MERCADO DE TRABAJO A<br />

TRAVÉS DE LOS PROGRAMAS DE EMPLEO<br />

Las transformaciones sociales ocurridas en la sociedad española en los últimos treinta años, especialmente<br />

relacionadas con la creciente participación laboral femenina, la estructura demográfica, en particular la fecundidad,<br />

el envejecimiento y la inmigración, la tendencia a un mayor equilibrio en los roles sociales asignados a<br />

hombres y mujeres, cambios en las formas de convivencia, el tamaño de los hogares, así como con el proceso<br />

de individualización de los miembros del hogar hacia la realización de proyectos o biografías personales, etc.,<br />

han influido considerablemente en las estrategias que los individuos y las familias ponen en marcha para<br />

atender la demanda de cuidados y prestaciones que generan los menores y las personas mayores dependientes.<br />

Tal y como señala Baudelot (2000), la incorporación de la mujer al mercado de trabajo ha estado acompañada<br />

de un proceso de segregación por género en el que las mujeres han ido ocupando, en la nueva “sociedad<br />

de servicios”, el mercado secundario, produciéndose un desplazamiento de la esfera privada a la pública.<br />

En este contexto, ha surgido lo que algunos autores denominan las “familias con un inmigrante” (Bettio et al.<br />

2006:272), que consiste básicamente en que la demanda de fuerza de trabajo reproductivo se cubre con<br />

mujeres extranjeras. Esta tendencia a que las actividades relacionadas con servicio doméstico, limpieza, cuidados<br />

y otros trabajos que se desarrollan dentro del hogar sean desarrolladas por las inmigrantes es claramente<br />

perceptible en el mercado de trabajo español.<br />

Según la Encuesta de Población Activa del INE, para el año 2007 (III trimestre), la tasa de actividad femenina<br />

en España se incrementó en un 48,98%. Si se desagrega dicha tasa de participación por grupos de nacionalidad<br />

o de procedencia, encontramos que la tasa de las españolas representa el 46,47%; la de la UE-27, el<br />

61,51%; el resto de Europa, el 70,67%; América Latina, el 79,48%; y el resto del mundo, el 44,21% (Castelló,<br />

2009:83). Esta situación ha estado acompañada de un incremento del 498% de trabajadores extranjeros<br />

que se han dado de alta en la Seguridad Social entre los años 1999 y 2007, con una concentración de<br />

mujeres en el sector del servicio doméstico del 97,54%, que supera en número a las españolas en el mismo<br />

sector (2,52%), generando así una nueva etnoestratificación (Castelló, 2009: 84).<br />

Teniendo en cuenta que el mercado de trabajo preferente en el que se desenvuelven las mujeres inmigrantes<br />

en España es el del servicio doméstico, asociado al desempeño de tareas de limpieza, cuidados y otras actividades<br />

que se desarrollan dentro de los hogares, nos preguntamos por la manera como se gestiona la<br />

búsqueda y oferta de empleos en este sector, analizando en particular la mediación de los programas de<br />

empleo para la gestión de mano de obra inmigrante preferentemente de mujeres. Nos preguntamos, en este<br />

sentido, hasta qué punto la gestión a través de dichos programas orienta y cualifica una mano de obra que<br />

se dirige a este sector de actividad, y si esta herramienta institucional determina la calidad de la ocupación y<br />

contribuye o no a una relación laboral confinada al ámbito privado.<br />

1.1 Recursos para el empleo<br />

Los recursos de empleo son gestionados por diversas instituciones de carácter público y privado como la Comunidad<br />

de Madrid, el Ayuntamiento, los sindicatos, patronatos cámaras de comercio, entidades sociales,<br />

etc. Se enmarcan dentro de diferentes planes de empleo y formación, como los Programas de Orientación<br />

Profesional para el Empleo y Asistencia para el Autoempleo (OPEA), los Programas de Orientación e Informa-<br />

2 2 3 5


PROCESOS DE MOVILIDAD SOCIAL E ITINERARIOS LABORALES DE LAS INMIGRANTES…<br />

ción para la Inserción Laboral de Inmigrantes (POPI), los Centros de Apoyo e Intermediación Laboral (CAIL),<br />

etc. Consisten, básicamente, en la articulación y la puesta en marcha de una gama diversa de servicios que<br />

ofrecen formación, atención social, orientación socio-laboral y jurídica, intermediación laboral, iniciativas empresariales<br />

y otros.<br />

Para nuestro estudio, hemos tomado como base el programa de empleo de una asociación privada, que<br />

tiene su domicilio social en Madrid, que atiende fundamentalmente a inmigrantes en situación administrativa<br />

irregular. El programa ofrece información permanente sobre búsqueda de empleo y recursos sociales del<br />

municipio y de localidades cercanas. Además de la primera atención, desarrolla actividades de orientación<br />

laboral, social y jurídica, talleres para la búsqueda activa de empleo, y el desarrollo de habilidades sociales<br />

que permitan el inicio o el fortalecimiento de itinerarios laborales que faciliten su integración social y laboral.<br />

También dicha asociación lleva a cabo actividades de intermediación laboral.<br />

De la población que asistió al programa de empleo (en adelante, P.E.) durante el período 2005-2009, hemos<br />

seleccionado las fichas de 4741 mujeres, que equivalen al 59,4% del total de hombres y mujeres atendidos<br />

en esas fechas.<br />

La información analizada corresponde a datos relacionados con su perfil socio-laboral. La experiencia laboral<br />

y de formación es suministrada por la propia usuaria en su primera atención; por tanto, corresponde a un<br />

perfil que la persona pretende ofrecer en un mercado de trabajo específico en el que pretende encajar, ya<br />

sea por su experiencia en él o por la necesidad de cambiar de sector de actividad. Se trata, pues, de una<br />

información que permite acercarse a las estrategias que las mujeres inmigrantes desarrollan en la búsqueda<br />

de trabajo.<br />

1.2 Lugar de residencia como factor de rotación en los Programas de Empleo<br />

Cuando se trata de buscar trabajo, sólo el 27,7% de las usuarias viven en el mismo distrito donde se desarrolla<br />

el programa; esta cifra se eleva al 30% sumando distritos contiguos o barrio cercanos pertenecientes a<br />

otros distritos. Eso significa que el 70% restante utilizan recursos para la búsqueda de trabajo fuera de su<br />

entorno cercano, lo que denota una importante rotación. En este sentido, del número de mujeres que pertenecen<br />

al distrito y buscan trabajo en él y en sus alrededores, las que se encuentran en situación administrativa<br />

irregular representan el 46,9%, respecto a las que están regularizadas (un 53,7%), lo que estaría indicando<br />

un mayor dinamismo en la búsqueda de empleo por parte de las que están irregulares.<br />

En la búsqueda de recursos fuera del distrito, las inmigrantes se dirigen sobre todo a aquellos programas que<br />

son ofrecidos por instituciones privadas, en su mayoría ONGs, ya que los servicios ofrecidos por las administraciones,<br />

a los que acuden preferentemente, tienen un carácter territorial.<br />

De lo anterior podemos inferir que la información analizada y descrita en esta investigación corresponde a una<br />

población similar o representativa del municipio de Madrid, dado que el 70% de las usuarias que proceden de<br />

otros distritos realizan búsquedas rotativas y periódicas.<br />

1.3 Perfil de las inmigrantes que acuden a los Programas de Empleo<br />

Las mujeres que acuden a los P.E. proceden en su mayoría de América Latina (83,3%), Europa del Este<br />

(7,6%), África (6,0%), y la Unión Europea (3,1). Por nacionalidad, destacan las bolivianas que representan el<br />

35,4%, seguidas de las ecuatorianas (16,8%), las paraguayas (8,5%), las peruanas (7,0%), las dominicanas<br />

(5,3%), las marroquíes (4,0), las rumanas (4,0), y las colombianas (2,6%).<br />

En su mayoría están desempleadas (el 97.2%) y acuden con el fin principal de recibir información sobre ofertas<br />

de trabajo y, en su caso, inscribirse como demandantes de empleo. Aunque algunas de estas instituciones<br />

ofertan otro tipo de actividades que ya hemos reseñado, dado que la mayoría de las usuarias se encuentran<br />

irregulares, su atención se limita a labores de intermediación laboral.<br />

En efecto, como podemos observar en la tabla 1, el 52,8% de las mujeres que asistieron durante los años<br />

2005 al 2009 a un P.E. no tenían permiso para residir y/o trabajar en España, frente a un 47,2% de regulares<br />

(sea con permiso de residencia y trabajo, permiso de residencia, DNI, o comunitarios). Otro dato que conviene<br />

destacar es que el 70% del total llegaron a España en ese período y que, de ellas, el 79,1% lo hicieron como<br />

irregulares después del proceso extraordinario de regularización que se llevó a cabo en 2005. Es decir, los<br />

datos anteriores confirman que las usuarias de estos programas de empleo son preferentemente las que<br />

llevan menos tiempo en España y buscan un trabajo para cumplir los requisitos de arraigo laboral y social o<br />

de cotización a la Seguridad Social para llevar a cabo la renovación de documentos.<br />

Tabla 1. SITUACIÓN ADMINISTRATIVA DE USUARIAS D<strong>EL</strong> PROGRAMA DE EMPLEO 2005‐2009<br />

No %<br />

Asilo 1 ,0%<br />

Comunitario 74 1,6%<br />

DNI 190 4,0%<br />

2 2 3 6


PROCESOS DE MOVILIDAD SOCIAL E ITINERARIOS LABORALES DE LAS INMIGRANTES…<br />

Permiso de residencia 153 3,2%<br />

Permiso de residencia y trabajo 1822 38,4%<br />

Sin permiso de residencia y trabajo 2501 52,8%<br />

Total 4741 100,0%<br />

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Programa de Empleo en Madrid<br />

1.3.1 NIV<strong>EL</strong> EDUCATIVO Y EXPERI<strong>EN</strong>CIA LABORAL <strong>EN</strong> ORIG<strong>EN</strong><br />

La trayectoria laboral de las inmigrantes está marcada por diferentes rupturas que se producen en el momento<br />

de partir. Además de las sociales, las personales y las familiares, deben desprenderse de su experiencia<br />

laboral. Con ello queremos decir que cuando una mujer inmigrante acude a los P.E., en función de cuáles sean<br />

las características de los empleos ofertados, ofrecerá un perfil u otro, real o figurado, que se ajuste a éstos.<br />

Con carácter general, con independencia de su situación administrativa, la experiencia laboral previa en el país<br />

de origen no es tenida en cuenta. En el caso de las irregulares, tampoco su formación previa, puesto que su<br />

hipotética contratación está basada solamente en su experiencia anterior en trabajos similares en la sociedad<br />

de recepción.<br />

La información recabada a través del P. E. nos muestra que la formación académica de las usuarias es desigual<br />

y que los perfiles cambian según su procedencia. El porcentaje de mujeres que sólo han realizado la<br />

primaria o que nunca han estado escolarizadas es del 23,9%, siendo de un 39,8% para las procedentes de la<br />

UE y un 41,8% para las procedentes de África. Para el resto de regiones, es más bajo: Europa del Este, el<br />

10,2%; Rumanía y Bulgaria, el 20,2%; y América Latina, el 22,60% (Ver gráfico 1).<br />

Sabiendo que el 83,8% de usuarias proceden de América Latina, es importante destacar que, de este grupo,<br />

el 77,4% han terminado al menos los estudios secundarios. Del porcentaje restante, que han realizado solo<br />

estudios de primaria o que no han estado escolarizadas, el 51% proceden de Bolivia y el 26,9% de Ecuador.<br />

Sin embargo, la situación administrativa irregular se detecta en todos los niveles académicos, siendo más alto<br />

en aquellas mujeres que han realizado estudios secundarios.<br />

100%<br />

90%<br />

80%<br />

70%<br />

60%<br />

50%<br />

40%<br />

30%<br />

20%<br />

10%<br />

0%<br />

7,60%<br />

42,10%<br />

Gráfico 1. FORMACIÓN ACADÉMICA POR PROCED<strong>EN</strong>CIA<br />

10,30% 7,40%<br />

33,10%<br />

6,80%<br />

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Programa de Empleo en Madrid<br />

Como ya se ha dicho, la formación académica no es un mérito que sea reconocido de manera abierta a la<br />

hora de contratar. Tener estudios en origen es un elemento que se aprecia como un valor agregado pero no<br />

como un factor decisivo. En este sentido, llama la atención que, para el cuidado de niños, se demanden personas<br />

con estudios u otras habilidades como idiomas o conocimientos en informática (se supone que para<br />

que la actividad de cuidados vaya acompañada del seguimiento académico del niño), pero no así para el<br />

cuidado de personas mayores o la realización de tareas de limpieza, donde se tienen en cuenta otros aspectos<br />

como la disponibilidad para estar interna.<br />

Desde estas premisas, los P.E, dentro de los recursos ofertados orientados a la adaptación de las demandantes<br />

de empleo a las necesidades del mercado de trabajo, ofertan una serie de cursos como cocina sencilla,<br />

cocina española, limpieza, uso de electrodomésticos, atención a niños, atención a personas mayores, etc.<br />

A la vez, estos cursos vienen acompañados del aprendizaje de “habilidades sociales” para el desenvolvimiento<br />

en la búsqueda de empleo y en el trabajo.<br />

1.3.2 EDAD, ESTADO CIVIL Y MATERNIDAD<br />

13,40% 17,80%<br />

37,30%<br />

26,80%<br />

15,10%<br />

48,40%<br />

11,20%<br />

11,40%<br />

20,60%<br />

16,30%<br />

8,90%<br />

2,00% 1,30% 3,90%<br />

UE África A.L. Antigua URSS y<br />

E. E<br />

Nuevos<br />

Comunitarios<br />

El promedio de edad de las inmigrantes que asisten a los P.E. en Madrid es de 35 años. Las más jóvenes<br />

proceden de África, seguidas de las latinoamericanas, las nuevas comunitarias, otras ciudadanas de la Unión<br />

Europea, las de la Antigua URSS y/o las procedentes de países de Europa del Este. De acuerdo con los ran-<br />

53,20%<br />

25,30%<br />

15,20%<br />

43,60%<br />

20,90%<br />

UNIVERSITARIOS<br />

SECUNDARIA Y/O<br />

BACHILLEATO<br />

FORMACIÓN<br />

PROFESIONAL<br />

FORMACIÓN<br />

PROFESIONAL<br />

PRIMARIA<br />

SIN DATO O SIN<br />

ESCOLARIZAR<br />

2 2 3 7


PROCESOS DE MOVILIDAD SOCIAL E ITINERARIOS LABORALES DE LAS INMIGRANTES…<br />

gos de edad del gráfico 2, el 96,2 % se encuentra en edad de trabajar; de ellas, el 80,8% son menores de<br />

45 años y tienen 20 años de vida activa, mientras que el 15,4 % restante se encuentra entre los 46 y los 55<br />

años. Además, se puede observar que las que tienen entre 26 y 45 años llegaron hace 2,24 años y que las<br />

mayores de 45 años vinieron hace 3. En el conjunto de mujeres que están activas buscando trabajo en los PE,<br />

la mayoría proceden de América Latina representando las menores de 35 años un porcentaje del 57%. Tal y<br />

como muestra el gráfico 3, es este grupo de mujeres el que presenta mayor inestabilidad, dado que no tienen<br />

permiso de residencia y/o trabajo.<br />

50<br />

45<br />

40<br />

35<br />

30<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

0<br />

45<br />

40<br />

35<br />

30<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

0<br />

Gráfico 2. PROMEDIO DE EDAD, REGIONES DE PROCED<strong>EN</strong>CIA<br />

33,5<br />

34,78<br />

38,1<br />

África América Latina Nuevos<br />

Comunitarios<br />

39,63<br />

42,27<br />

Unión Europea Antigua URSS<br />

y/o países de<br />

Europa del Este<br />

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Programa de Empleo en Madrid<br />

Gráfico 3. PROMEDIO DE EDAD AMÉRICA LATINA SEGÚN SITUACIÓN ADMINISTRATIVA<br />

50<br />

42,6<br />

37,4<br />

ASILO DNI PERMISO DE<br />

RESID<strong>EN</strong>CIA Y<br />

TRABAJO<br />

34,4<br />

PERMISO DE<br />

RESID<strong>EN</strong>CIA<br />

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Programa de Empleo en Madrid<br />

32,7<br />

SIN PERMISO DE<br />

RESID<strong>EN</strong>CIA Y<br />

TRABAJO<br />

El estado civil dominante entre las usuarias del P.E es el de casadas o unión de hecho, en total un 43,3%. Por<br />

lo demás, el 44,8% son solteras, mientras que el resto se encuentran separadas (3,1%) o están viudas<br />

(2,9%). El 38,6% tienen 1 hijo de promedio; el 33,4 %, 2; el 17,3%, 3; y el 6,4%, 4.<br />

1.4 La irregularidad como punto de partida en el mercado de trabajo<br />

La proporción de mujeres en situación regular aumenta cada año; es decir, después de transcurridos 5 años,<br />

son menos las mujeres que en situación irregular participan en la búsqueda de trabajo, al pasar de un<br />

64,90% en 2005 a un 25,9% en 2009. Este dato lo podemos observar en el gráfico No 4.<br />

Gráfico 4. USUARIAS D<strong>EL</strong> PROGRAMA DE EMPLEO POR AÑO, SEGÚN SITUACIÓN ADMINISTRATIVA<br />

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Programa de Empleo en Madrid<br />

2 2 3 8


PROCESOS DE MOVILIDAD SOCIAL E ITINERARIOS LABORALES DE LAS INMIGRANTES…<br />

Con todo, llama la atención el hecho de que permanezcan en situación irregular una proporción tan alta de<br />

mujeres durante los 4 años siguientes a la regularización que se llevó a cabo en 2005. Se sabe que son mujeres<br />

que llegaron a España después de dicho proceso (excepto 126 casos que no pudieron regularizarse). De<br />

acuerdo con el gráfico No 5, el promedio de antigüedad en España de las mujeres que se dan de alta en el<br />

P.E. es de un 1,17 años (aproximadamente año y medio) entre 2006 y 2009. Durante al año 2005, era de de<br />

0,43% años (menos de 6 meses).<br />

Gráfico 5. MUJERES <strong>EN</strong> SITUACIÓN ADMINISTRATIVA IRREGULAR. PROMEDIO DE ANTIGÜEDAD AÑOS<br />

39%<br />

19%<br />

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Programa de Empleo en Madrid<br />

Es decir, los P.E. absorbieron un número elevado de mujeres que llegaron a España y quedaron en situación<br />

irregular durante los años siguientes a dicho proceso de normalización administrativa. Si al término del período<br />

estudiado, 2009, el número de mujeres en situación irregular disminuyó notablemente, se debió al hecho de<br />

que habían transcurrido tres años, que es el plazo requerido para gestionar los documentos y entrar en un<br />

proceso de regularización individual por arraigo, o como resultado de los convenios suscritos con algunos países<br />

que limitarían la entrada al país (como es el caso de las bolivianas, a las que, a partir de 2007, comenzó<br />

a exigírseles visado).<br />

1.5 Perfil ofrecido por las inmigrantes en los Programas de Empleo<br />

El perfil ofrecido por las inmigrantes en los P.E se refiere a experiencia de trabajo y formación para el empleo.<br />

Sobre este último extremo, las inmigrantes afirman tener formación en los siguientes aspectos:<br />

Tabla 2. TIPO DE FORMACIÓN<br />

Tipo de formación ¿Ha realizado cursos de formación?<br />

SÍ (%) NO (%)<br />

Formación para realizar trabajos dentro del hogar (limpieza, cuidados,oficios domésticos, cocina.) 15,7 84,3<br />

Formación para cuidado de personas mayores y/o discapacitados, geriatría o similares 7,6 92,4<br />

Formación para trabajar en el área de la salud (no licenciaturas) 4,9 95,1<br />

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Programa de Empleo en Madrid<br />

Como podemos observar, la mayoría no tiene formación ni en origen ni en destino. Tampoco la experiencia es<br />

muy significativa; la razón es que llevan poco tiempo en España y la prioridad es el trabajo por encima de la<br />

formación.<br />

En el siguiente cuadro presentamos un resumen por sectores de actividad con el fin de analizar cuál es la evolución<br />

que muestran las inmigrantes. De un lado tenemos la experiencia que traen de sus países de origen,<br />

luego la que tienen en España en el mismo sector, así como sus expectativas de permanencia y/o de cambio.<br />

Como podemos observar, en los trabajos dentro del hogar como internas hay pocas mujeres con experiencia<br />

en origen (6,2%); el 81,7% han trabajado alguna vez como tales y las que tienen expectativas o ven en este<br />

sector de actividad una posibilidad de contratación son más que las que han tenido experiencia (83,3%). Sin<br />

embargo, en los mismos trabajos, pero como externas, considerados por ellas mismas como un trabajo en<br />

mejores condiciones, solo tienen experiencia en origen y destino poco más del 7%; sin embargo, siendo un<br />

sector mejor valorado por las condiciones laborales que ofrece, el 33,9% aspira a trabajar en ellos. Por lo<br />

demás, solo la hostelería y aquellos oficios que no requieren cualificación son sectores a los que aspiran en<br />

menor proporción (el 13,1% y el 12,5% respectivamente). De igual manera, se observa que la experiencia<br />

laboral, además de las actividades de servicio doméstico dentro del hogar o como externas, se alterna con<br />

experiencias en menor proporción en hostelería, comercio y en aquellos otros empleos que no requieren de<br />

cualificación. Por lo demás, es de destacar que la experiencia laboral en origen no es relevante en ningún<br />

sector de actividad.<br />

18%<br />

13%<br />

11%<br />

2005<br />

2006<br />

2007<br />

2008<br />

2009<br />

2 2 3 9


PROCESOS DE MOVILIDAD SOCIAL E ITINERARIOS LABORALES DE LAS INMIGRANTES…<br />

Tabla 3. EXPERI<strong>EN</strong>CIA DE TRABAJO <strong>EN</strong> ORIG<strong>EN</strong>, <strong>EN</strong> ESPAÑA Y EXPECTATIVAS DE FUTURO<br />

Sectores de actividad Experiencia<br />

¿Ha trabajado alguna vez en<br />

este sector?<br />

Origen España Expectativas<br />

Trabajos dentro del hogar (limpieza, cuidados,oficios domésticos)<br />

No<br />

Sí<br />

93,8%<br />

6,2%<br />

18,3%<br />

81,7%<br />

16,7%<br />

83,3%<br />

Trabajos de cuidados y actividades del hogar, externalizados<br />

No<br />

Sí<br />

99,3%<br />

,7%<br />

93,6%<br />

6,4%<br />

66,1%<br />

33,9%<br />

Agricultur<br />

No<br />

Sí<br />

99,8%<br />

,2%<br />

98,3%<br />

1,7%<br />

99,8%<br />

,2%<br />

Salu<br />

No<br />

Sí<br />

98,4%<br />

1,6%<br />

95,8%<br />

4,2%<br />

99,0%<br />

1,0%<br />

Industria Manufacturer<br />

No<br />

Sí<br />

98,8%<br />

1,2%<br />

96,4%<br />

3,6%<br />

98,7%<br />

1,3%<br />

Trabajos en Oficinas<br />

No<br />

Sí<br />

96,4%<br />

3,6%<br />

93,9%<br />

6,1%<br />

95,7%<br />

4,3%<br />

Hostelería<br />

No<br />

Sí<br />

98,0%<br />

2,0%<br />

79,5%<br />

20,5%<br />

86,9%<br />

13,1%<br />

Comercio<br />

No<br />

Sí<br />

94,4%<br />

5,6%<br />

86,6%<br />

13,4%<br />

91,4%<br />

8,6%<br />

Otros cualificados o profesiones<br />

No<br />

Sí<br />

98,5%<br />

1,5%<br />

99,9%<br />

,1%<br />

99,1%<br />

,9%<br />

No requiere cualificación /ninguno de los anteriores<br />

No<br />

Sí<br />

96,7%<br />

3,3%<br />

74,3%<br />

25,7%<br />

87,5%<br />

12,5%<br />

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Programa de Empleo en Madrid<br />

1.6 Las ofertas de trabajo canalizadas a través de estos programas<br />

Hemos analizado un total de 568 ofertas. De éstas, el 95,8% son realizadas por hogares y el 4,2% por<br />

agencias o instituciones intermediadoras. Del total de ofertas realizadas por hogares, el 80% son solicitadas<br />

por una mujer del hogar y el resto por un hombre.<br />

Son ofertas que se caracterizan por la especificidad y flexibilidad de horarios y condiciones de trabajo: la ayuda<br />

a domicilio representa el 0,9%; el trabajo de externa durmiendo algún día, el 3%; el de externa trabajando<br />

por horas, el 17,1%; el de externa trabajando a tiempo completo, el 16,2%; el de interna con descanso, el<br />

55,1%; el de interna durante los fines de semana, el 0,7%; el de interna para las noches, el 0,4%; el de interna<br />

sin descanso, el 0,5 %; y para limpieza fuera del hogar, el 0,7%.<br />

Como podemos ver, el 94,7% de las ofertas corresponden al sector estudiado y, de ellas, el 56,75% se corresponden<br />

a un trabajo como internas.<br />

Los requisitos para contratar a una inmigrante son muy variopintos y no siempre quedan registrados, aunque<br />

en las entrevistas con los técnicos de empleo se insiste en este dato. Pueden ir desde la nacionalidad, hasta<br />

su condición física o costumbres, la edad (prefiriendo las de menor edad para el cuidado de niños y las de<br />

mayor edad para el trabajo como internas), o el conocimiento de idomas.<br />

Tabla 4. REQUISITOS DE NACIONALIDAD<br />

Requisito de Nacionalidad %<br />

No pide nacionalidad o le es indiferente 84,0<br />

Prefiere y/o exige alguna nacionalidad 8,6<br />

Excluye alguna nacionalidad y/o raza 6,2<br />

Sólo quiere españolas 1,2<br />

Total 100,0<br />

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Programa de Empleo en Madrid<br />

El 55,99% de las ofertas requieren de experiencia en la actividad que se va a desempeñar y el 44,37% pide<br />

informes y referencias. Sólo el 1,8% requiere que la persona tenga formación. Como pudimos ver más arriba<br />

en la información relativa al perfil que la inmigrante ofrece, éste se corresponde con dichas exigencias. Como<br />

ya reseñamos, es un perfil que ella elabora para ofrecer a un mercado de trabajo que conoce a través de su<br />

propia experiencia o la de las redes sociales y familiares.<br />

También la situación administrativa se convierte en un valor agregado, que no siempre se explicita, sobre todo<br />

cuando lo que se requiere es una mujer sin permiso de trabajo que les representa menores costes en su contratación.<br />

Variables como “le es indiferente que tenga o no tenga permiso de trabajo y residencia” (46,7%),<br />

“no sabe o no contesta” (24,1%), “preferiblemente con permiso de trabajo” (4,8%), o cuando directamente<br />

requieren que no tenga permiso de residencia ni de trabajo (10,2), son un claro indicio del tipo de empleos<br />

ofertados. Cuando en un programa de empleo, solamente el 14,3% de las ofertas especifican con claridad<br />

que pagan la seguridad social y hacen contrato, hay que afirmar sin tapujos que la institución que lo desarrolla<br />

está canalizando mano de obra barata, en condiciones de desprotección social y desventaja para las inmigrantes.<br />

2 2 4 0


PROCESOS DE MOVILIDAD SOCIAL E ITINERARIOS LABORALES DE LAS INMIGRANTES…<br />

Tampoco es claro, a la hora de conocer la oferta, si las prestaciones sociales se van a cumplir (solo el 3,7%<br />

dice que le reconocerá pagas extras), ni el número de horas que se va a trabajar durante el día, ni otras condiciones<br />

básicas como si va a hacer contrato de trabajo, con alta en la seguridad social, o si va a disfrutar de<br />

vacaciones.<br />

Tabla 5. ¿LE HARÍA CONTRATO DE TRABAJO?'<br />

%<br />

Más adelante 3,0<br />

No hará contrato 1,8<br />

No especifica 84,9<br />

Según valía 3,0<br />

Si hará contrato 7,4<br />

Total 100,0<br />

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Programa de Empleo en Madrid<br />

Tabla 6. ¿LE DARÁ DE ALTA <strong>EN</strong> LA SEGURIDAD SOCIAL?<br />

%<br />

Más adelante 4<br />

No le dará de alta en la SS 8,1<br />

No especifica 78,9<br />

Sí le dará de alta en la SS 12,7<br />

Total 100,0<br />

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Programa de Empleo en Madrid<br />

2. CONCLUSIONES<br />

Sintetizamos a continuación algunos resultados provisionales alcanzados en el transcurso de la investigación.<br />

Los datos obtenidos a través del trabajo de campo demuestran que las mujeres inmigrantes se ocupan en su<br />

inmensa mayoría en aquellos trabajos relacionados con los servicios a las personas.<br />

El servicio doméstico remunerado que es, entre los trabajos relacionados con los servicios a las personas, el<br />

que ocupa a la mayor parte de la población inmigrante femenina constituye una pieza fundamental a la hora<br />

de explicar los cambios acontecidos en la sociedad española en las últimas tres décadas y está llamado a ser<br />

un sector central en el futuro. Varias son las razones que avalarían este hecho. En primer lugar, el incremento<br />

de las tasas de ocupación de las mujeres españolas en las últimas décadas se explica, parcialmente, por la<br />

posibilidad de cubrir demandas de trabajo doméstico por medio de la contratación de mano de obra inmigrante.<br />

En segundo lugar, el desequilibrio demográfico que presenta la estructura poblacional española es un<br />

factor que refuerza la necesidad de seguir contando con trabajadoras domésticas remuneradas para cubrir<br />

las demandas de cuidados generadas por el incremento de personas mayores dependientes en el futuro.<br />

Ahora bien, aunque debido a la escasez e insuficiencia de servicios públicos para atender dichos reclamos, la<br />

acción de las instituciones, en general a través de la normativa en materia de extranjería, en particular a<br />

través de los programas de empleo, estaría justificada, en el sentido de generar condiciones para la creación<br />

de un espacio de ocupación en dicha área, lo cierto es que la valoración última de dicha intervención debe<br />

realizarse teniendo en cuenta algunas consideraciones.<br />

En primer lugar, frente a los modelos existentes en otras partes de Europa, en los países del sur el reparto del<br />

trabajo adquiere una fuerte impronta familiarista. Eso significa, básicamente, que son las familias las que<br />

adquieren un papel protagonista en la cobertura de necesidades sociales de sus diferentes miembros, lo que<br />

avalaría y reforzaría la articulación y defensa de un modelo de Estado de bienestar escaso y limitado, tanto<br />

por la extensión de los servicios disponibles como por la cuantía de las prestaciones sociales.<br />

En segundo lugar, los escasos cambios en materia de reparto de responsabilidades domésticas entre géneros<br />

conduce a una transferencia de los trabajos domésticos y de cuidados de unas mujeres, autóctonas, a<br />

otras, inmigrantes, en el servicio doméstico (Tobío, 2005). De esta manera, se mantiene la adscripción de<br />

este trabajo en base al género en los países de acogida y a escala internacional -las denominadas cadenas<br />

globales de cuidado- (Hochschild, 2000; Orozco, 2007). En este punto, se constata un efecto, cuando menos<br />

paradójico; y es que, si por un lado, el trabajo de estas mujeres contribuye a reforzar los avances experimentados<br />

en la sociedad de recepción en términos, entre otros, de igualdad y de no discriminación, al mismo<br />

tiempo las excluye de los mismos.<br />

En tercer lugar, el hecho de que los servicios de atención a las personas, el servicio doméstico en particular,<br />

presenten un carácter fuertemente feminizado y etnizado invita a pensar en la presencia en este mercado de<br />

ocupación, por lo demás, fuertemente segmentado y desregularizado, de elementos discriminatorios que, en<br />

último término, estarían operando como un valor agregado para la obtención del empleo.<br />

2 2 4 1


PROCESOS DE MOVILIDAD SOCIAL E ITINERARIOS LABORALES DE LAS INMIGRANTES…<br />

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2 2 4 2


LA EUROPA IMAGINADA. MIGRACIONES “NO COMUNITARIAS” Y CONSTRUCCIÓN SIMBÓLICA DE LA UE 1<br />

Luca Sebastiani<br />

Universidad de Granada<br />

Sin duda, las temáticas relacionadas con las migraciones remiten a un debate político y social muy relevante<br />

hoy día. Comparto la idea de De Lucas (2003), según el cual la inmigración es un hecho político radical, pues<br />

constituye una oportunidad para reflexionar sobre las condiciones del vínculo social y político. Observar las<br />

prácticas aplicadas al tratamiento de las personas inmigrantes permite “tender hasta el límite” las filosofías<br />

nacionales existentes y, por ende, la concepción nacional. Según Balibar (2003), la institución nacional se funda<br />

en una regla de exclusión, en unas fronteras, visibles o invisibles, que se materializan en leyes y prácticas,<br />

permitiendo diferenciar la comunidad nacional de otros grupos. Las políticas hacia las migraciones conllevan la<br />

creación de un sujeto interior, poseedor de determinados derechos y condiciones y de un sujeto exterior otro,<br />

diferente y separado del ciudadano “auténtico”. Por consiguiente, indagar sobre las representaciones que<br />

emergen desde las mencionadas policies nos permite entender no sólo cómo los actores políticos conciben a<br />

las personas inmigrantes, sino también de qué manera entienden la sociedad y a sí mismos (Favell, 2000).<br />

Cabe preguntarse si este prisma de análisis puede aplicarse no sólo a los Estados-nación, sino también al<br />

nivel parcialmente “supranacional” de la UE. En la medida en que la Unión Europea se ha convertido en un<br />

relevante sujeto productor de políticas migratorias, considero que la respuesta es positiva. Además, conforme<br />

la UE ha venido eliminando crecientemente los obstáculos a la libre circulación entre sus ciudadanos, la inmigración<br />

“no comunitaria” se ha convertido, en cierto sentido, en la representación prototípica de la otredad. En<br />

líneas generales, las personas migrantes han venido a constituir un sujeto excluido de la sociedad receptora,<br />

eternos parias y constantemente fuera de sitio (Sayad, 2002). Dentro de esta óptica, una publicidad oficial<br />

del Parlamento Europeo para las elecciones europeas de 2009 vinculaba explícitamente el proceso de construcción<br />

de la UE con el control de las migraciones “no comunitarias”, representando dos posibles opciones<br />

constituidas por las metáforas de la “fortaleza” y el “cesped” e invitando a los ciudadanos a elegir, por lo<br />

tanto, entre dos hipotéticos modelos (imagen 1).<br />

Debido a las razones expuestas considero fundamental analizar cómo se (re)producen mecanismos de alteridad<br />

desde la esfera política de la Unión Europea, utilizando como “pretexto” los discursos aplicados a personas<br />

inmigrantes “no comunitarias”. El primer interrogante que ha guiado esta reflexión ha sido entonces: ¿qué<br />

imagen tenemos de “nosotros”, al hablar de los “otros”? Digo de antemano que la representación emergente<br />

de “nuestra” supuesta “identidad” me parece estar arraigada en una concepción fuertemente esencialista, en<br />

la cual el prisma etnocultural tiene una importancia central. Es más: argumentaré e intentaré mosotrar que,<br />

incluso cuando se concibe la naturaleza de la Unión Europea en términos aparentemente “abstractos”, “cívicopolíticos”<br />

o “procedimentales”, en realidad los principios llamados en causa tienen un trasfondo cultural muy<br />

claro.<br />

Por lo que respecta a la herramienta teórica, me he servido ampliamente de la “antropología de las políticas<br />

públicas” (Shore y Wright, 1997) o “antropología de lo político” (Balbi y Boivin, 2008), una perspectiva que<br />

consiste en deconstruir las racionalidades subyacentes en las políticas públicas, mostrando cómo las problematizaciones<br />

y las “soluciones” propuestas no son una descripción “realista”, “científica” u “objetiva” de la<br />

realidad, sino que están condicionadas por valores morales y preconcepciones. Lejos de adoptar un enfoque<br />

prescriptivo me he centrado en una óptica deconstructiva, indagando sobre las definiciones proporcionadas<br />

por los actores políticos con la finalidad de ver “qué hay detrás”, de qué manera se construyen clasificaciones<br />

que a su vez vehiculan significados sociales (Agrela, 2009), (re)producen procesos de inclusión/exclusión y a<br />

menudo legitiman desigualdades.<br />

A veces en este trabajo hablaré de “identidad”. Lejos de tener aquí el tiempo para desentrañar la complejidad<br />

y las ambigüedades de este término, sólo quiero resaltar que siempre esta palabra estará entre comillas<br />

y que su uso está justificado en términos emic, siendo un concepto muy recurrente en los discursos de los actores.<br />

Por mi parte, prefiero hablar de identificaciones, o procesos/dinámicas de identificación, siendo estas<br />

últimas expresiones más pertinentes. En efecto, deberíamos evitar esencializar la “identidad”, convirtiéndola<br />

1 Esta comunicación se basa en algunas partes de mi tesina para el Diploma de Estudios Avanzados (“Inmigración e integración de<br />

inmigrantes: políticas comunitarias y proceso de construcción identitaria de la UE”) y de la investigación para la tesis doctoral en vías de<br />

desarrollo, dentro del Departamento de Antropología Social de la Universidad de Granada, con directora Aurora Álvarez Veinguer y<br />

financiada por el programa 6A del Plan propio.<br />

Sebastiani, L. (2011). La Europa imaginada. Migraciones “no comunitarias” y construcción simbólica<br />

de la UE. En F. J. García Castaño y N. Kressova. (Coords.). Actas del I Congreso Internacional sobre<br />

Migraciones en Andalucía (pp. 2243-2251). Granada: Instituto de Migraciones. ISBN: 978-84-<br />

921390-3-3.<br />

2 2 4 3


LA EUROPA IMAGINADA. MIGRACIONES “NO COMUNITARIAS” Y CONSTRUCCIÓN SIMBÓLICA DE LA UE<br />

de antemano en un objeto teórico certero. Desde mi punto de vista, está muy claro que las “identidades” no<br />

son “cosas” estáticas, sino que se contruyen a través de un proceso relacional (Hall, 2003); así como las “comunidades”<br />

-otro término recurrente en estos debates- no existen en realidad como entidades independientes,<br />

sino que son histórica y socialmente construidas, o mejor dicho: imaginadas (Anderson, 1996; Hobsbawn,<br />

2002).<br />

Una vez hechas las necesarias aclaraciones y en aras de ilustrar las consideraciones arriba mencionadas,<br />

organizaré esta exposición en dos apartados diferentes: en el primero, describiré a rasgos generales procesos<br />

y debates relativos a la construcción de la Unión Europea2 , sus fundamentos políticos y/o culturales y la<br />

relación entre esta dinámica y las políticas migratorias comunitarias. En la segunda, me centraré de una manera<br />

más detallada en algunos de los tópicos más frecuentes a través de los cuales se tematiza la presencia de<br />

personas migrantes desde las políticas públicas de la UE. En las conclusiones recapitularé las observaciones<br />

principales.<br />

IMAG<strong>EN</strong> 1<br />

Esta imagen iba acompañada de la siguente frase: “Asuntos claves de la elecciones europeas de junio de 2009. ¿Como deben ser<br />

nuestras fronteras? Haga oír su voz”. Parlamento Europeo, 2009.<br />

1. LA CONSTRUCCIÓN DE LA UE “HACIA AD<strong>EN</strong>TRO” Y “HACIA AFUERA” 3<br />

Los padres fundadores de la Comunidad Europea consideraban el establecimiento del mercado común como<br />

el comienzo de un proceso que llevaría a una unión política más profunda; lo que se planteaba era la perspectiva<br />

de un nuevo orden, que sobrepasaría el del Estado-nación. Si hasta los años ’80 en el marco neofuncionalista<br />

de lo que se llamó el “método Monnet” se pensaba que, una vez desarrolladas las instituciones<br />

económicas, se crearían las condiciones para una unificación política y cultural casi de manera natural, después<br />

de esa fecha comenzó a abrirse paso la reflexión de que era necesario actuar activamente para crear y difundir<br />

un nuevo sentido de pertenencia a la Comunidad, una nueva “Europeidad”.<br />

Fue así que se empezó a adoptar políticas culturales, con ánimo de ganar los corazones de los Europeos, a<br />

partir de la invención de una serie de símbolos que supuestamente debían afianzar la imagen de la Comunidad,<br />

hacerla sentir más cercana a la población (Shore, 2001). Era la campaña de la “Europa de los pueblos”,<br />

de la que formaban parte, por ejemplo, la ocurrencia de la bandera (1986) y del himno. Las políticas culturales<br />

llevadas a cabo no procuraban simplemente promover un sentimiento de pertenencia a Europa, sino que<br />

aspiraban a construir un nuevo tipo de conciencia europea, capaz de movilizar a los ciudadanos comunitarios<br />

hacia una nueva concepción de sí mismos, como europeos antes que nacionales. Eso no significaba eliminar<br />

las identificaciones particulares, sino sublimarlas dentro de un sistema supranacional que se estimaba superior,<br />

inclusivo y dotado de un discurso con fuertes tintes universalistas. Sin embargo, Shore (2001) subraya<br />

que la integración europea deseada por las élites ha sido un fracaso, un proceso falto de legitimidad que se<br />

ha dado por encima de las cabezas de los ciudadanos. La propaganda ha descendido de una manera elitista<br />

de arriba abajo, impulsada por un grupo de profesionales del marketing y la simbología utilizada ha imitado<br />

los rasgos típicos del Estado-nación y no de una identificación supranacional, donde la adopción de una conciencia<br />

europea se antepusiera a las demás identificaciones nacionales o regionales (Shore, 2001). Si a eso le<br />

añadimos el reciente fracaso en Francia y Holanda (2005) del referendum sobre la Constitución Europea y la<br />

consecuente aprobación por vía parlamentaria -con la excepción del (repetido) referendum irlandés- del nuevo<br />

Tratado de Lisboa (2009), resulta evidente la persistencia de un vacío no sólo en términos “identitarios”,<br />

sino también en lo que respecta a la legitimidad y la participación política. En resumidas cuentas, la tentativa<br />

de moldear un pueblo europeo a través de una campaña publicitaria no ha surtido efectos positivos, ni ha<br />

2 Aunque tengo claro que en términos jurídico se puede hablar de UE sólo a partir del Tratado de Maastricht, en este texto el uso de la<br />

terminología no será tan estricto; tanto por el enfoque antropológico del mismo, como por la exigencia de sintetizar conceptos.<br />

3 Las reflexiones presentadas a continuación se fundan en la observación y participación en algunos actos públicos-académicos sobre la<br />

Unión Europea; en la etnografía de Internet, navegando por bitácoras, sitios de periódicos y asociaciones; en el análisis del discurso, a<br />

través de la lectura de textos diferentes, como directivas comunitarias, documentos fundativos de la UE, conclusiones de Consejos<br />

Europeos, Comunicaciones de la Comisión Europea, actas de las sesiones de encuentros de instituciones y plataformas vinculadas con<br />

asuntos migratorios, etc.. Todos estos materiales me han servido según los casos de fuentes primarias o secundarias, así como también<br />

han sido útiles para una necesaria contextualización histórica. He intentando uniformar el marco lingüístico, sobre todo en el análisis de los<br />

materiales oficiales de la UE, utilizando como idioma de referencia el castellano siempre que fuera posible, aunque también he leído<br />

textos en inglés, italiano y francés. La selección de las citas y fragmentos relevantes se ha hecho exclusivamente según criterios de<br />

pertinencia, significatividad y representatividad cualitativa, obviamente tan cuestionables como mi lugar de enunciación teórico-crítico, que<br />

quiero explicitar desde una epistemología reflexiva.<br />

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LA EUROPA IMAGINADA. MIGRACIONES “NO COMUNITARIAS” Y CONSTRUCCIÓN SIMBÓLICA DE LA UE<br />

asentado la legitimidad de la UE; la unidad en la diversidad -lema del proyecto de Constitución Europeasigue<br />

siendo para la mayoría de los ciudadanos un desideratum, ya que sólo las élites pueden disfrutar de<br />

ella (De Lucas, 2004: 9).<br />

Ahora bien, volvamos de nuevo atrás en el tiempo: justo en la misma década en la que se lanza la campaña<br />

de la Europa de los pueblos, también inicia la cooperación comunitaria en asuntos migratorios. Después de la<br />

crisis económica del '73 las personas inmigrantes presentes dentro de las fronteras comunitarias, anteriormente<br />

consideradas como “trabajadores invitados”, comienzan a ser problematizadas bajo un prisma cultural, en<br />

tanto que (supuestamente) portadoras de “otredad” y sujetos a “integrar” dentro de la sociedad mayoritaria.<br />

A la vez que se cierran las fronteras, la posible llegada de nuevos flujos migratorios -una metáfora “acuosa”<br />

de por sí amenazadora (véase Santamaría, 2002)- se convierte en un peligro para el orden público. Estamos<br />

ante el estreno de la lucha contra los “irregulares”: en 1985 el Grupo de TREVI, creado diez años antes<br />

con el objetivo de combatir contra el Terrorismo, el Radicalismo, el Extremismo y la Violencia Internacional,<br />

amplía sus competencias a la inmigración “ilegal” y la criminalidad organizada, creando una vinculación discursiva<br />

muy estrecha entre dos cuestiones en realidad diferentes. A partir de entonces se crea toda una serie de<br />

dispositivos policiales y seguritarios, como la Oficina Europea de Policía EUROPOL (1992), el Sistema Informativo<br />

Schengen SIS (1995), reemplazado por el SIS2 (2006) o la agencia FRONTEX (2004), encargada del<br />

control de las fronteras exteriores y denunciada por actuaciones poco respetuosas de los derechos humanos<br />

(véase Paleologo, 2007). A lo largo de los años Noventa se van difundiendo en todo el continente centros de<br />

detención para extranjeros en condición irregular, siendo de hecho campos cerrados que privan a los internados<br />

de su libertad por una simple infracción administrativa (Migreurop, 2009). También ha sido denunciada la<br />

sucesiva difusión de estos centros en otros países no pertenecientes a la UE como Libia, Marruecos y Ucrania,<br />

con la finalidad de impedir directamente la llegada de emigrantes al área Schengen, abaratando los “costes”<br />

económicos del control migratorio y “humanitarios” de eventuales solicitudes de asilo. Todos los anteriores<br />

acontecimientos remiten a la difusión preocupante de zonas de sombra donde los derechos no son respetados,<br />

de espacios grises donde reina el “estado de excepción”, esa condición por la cual las normativas vigentes,<br />

aun estando operativas, se desaplican (Agamben, 2004).<br />

Los anteriores acontecimientos muestran el desarrollo de una normativa cada vez más áspera orientada al<br />

control fronterizo -hasta entrado el nuevo siglo, de las políticas de “integración” se hablará apenas-4 . En este<br />

contexto, el inmigrante “imaginado” -no tanto el que ya está “aquí”, sino el que aún no ha llegado- es concebido<br />

de una forma estereotipada como posible perturbador del orden social, una presencia amenazadora<br />

que ronda en los confines europeos, esperando la buena ocasión para poderse “colar” (Santamaría, 2002:<br />

123). Sin embargo, resulta aún más interesante contrastar la representación de los “otros” con la autoimagen<br />

europea que se desprende analizando algunos documentos. Un ejemplo es la propuesta, hecha en<br />

1998 por la Presidencia austriaca de la UE, de que los estados miembros vinculen las ayudas oficiales al desarrollo<br />

al compromiso, de parte de los países beneficiarios, de reducir los “flujos migratorios” hacia la UE. La<br />

filosofía subyacente radica en una suerte de “cosmovisión” que considera a la Unión Europea como un “centro”<br />

rodeado de muchas “periferias”, dentro de un mecanismo de círculos concéntricos donde quien ocupa el<br />

“núcleo” tiene que ejercer presiones hacia afuera, para controlar y “gestionar” los desplazamientos migratorios<br />

(Gil, 2006b). Así pues, si por un lado se refuerzan los instrumentos de control fronterizo directamente<br />

poseídos por la UE, por el otro se pretende articular un sistema jerárquico de externalización de las fronteras,<br />

en el cual se corresponsabiliza a terceros países “no comunitarios” y se los convierte en “guardianes de las<br />

fronteras” (López Sala, 2006).<br />

El planteamiento austriaco, lejos de ser abandonado es asumido en sus rasgos generales como una política<br />

“oficial” de la Unión Europea: en efecto, sus principios generales se encarnarán en un Documento Estratégico<br />

de mayo de 2004, que estrenará la Política Europea de Vecindad (PEV). Tal y como se sostiene, los objetivos<br />

de la PEV -garantizar “estabilidad” y “seguridad” no sólo dentro de las fronteras comunitarias, sino a todas<br />

las regiones limítrofes- requieren de la elaboración de un planteamiento específico hacia los terceros países<br />

colindantes5 :<br />

La UE ofrece a nuestros vecinos una relación privilegiada, creando un compromiso mutuo con los valores comunes (democracia y<br />

derechos humanos, estado de derecho, buen gobierno, principios de economía de mercado y desarrollo sostenible). La PEV va<br />

más allá de las relaciones existentes para ofrecer una relación política y una integración económica más profundas. El grado de<br />

ambición de la relación dependerá de hasta qué punto se comparten estos valores (Europa, 2009).<br />

Como podemos ver, más allá de declinarse en medidas específicas, la PEV engloba una visión de “Europa” (y<br />

de los “demás”), centrada en los “valores” de la democracia, los derechos humanos y la economía de mercado.<br />

Que la UE se conciba cono detentora privilegiada de esos valores, se destaca en el uso del verbo ofrecer:<br />

4 Y por otra parte, tal y como podré argumentar sólo en parte dentro de este trabajo, ni las unas pueden ser entendidas sin las otras, ni<br />

las políticas de “integración” representan necesariamente un dispositivo “inclusivo” y “acogedor” alternativo a las medidas de “control<br />

fronterizo”. Numerosas veces, se trata exactamente del contrario.<br />

5 De ahora en adelante todas las cursivas dentro de una cita son mías.<br />

2 2 4 5


LA EUROPA IMAGINADA. MIGRACIONES “NO COMUNITARIAS” Y CONSTRUCCIÓN SIMBÓLICA DE LA UE<br />

si los países vecinos deciden comprometerse a promover los citados valores, entonces se les ofrecerá una<br />

relación más estrecha. Por lo que se refiere a las políticas concretas, con la PEV se establece una agenda de<br />

“reformas políticas y económicas” a través de planes de acción bilateral con estados cercanos (como Marruecos,<br />

Túnez, Moldavia, Ucrania, etc.). De hecho, los convenios estipulados sirven para monitorear las actuaciones<br />

de los países aledaños, como es el caso de Marruecos, que es criticado por no haber estrechado acuerdos<br />

de readmisión de inmigrantes subsaharianos, aunque también es alabado por gestionar esta urgencia a<br />

través de operaciones ad hoc6 . Vemos así que la retórica jerárquica y unilateral manifiesta en las declaraciones<br />

de principio de la PEV se refleja en las modalidades, igualmente jerárquicas, a través de las cuales se pretende<br />

establecer una relación con los terceros países. En definitiva, estamos ante un dispositivo de control que<br />

tiende a desplazar aún más las fronteras hacia fuera, reforzando el mecanismo de círculos concéntricos y<br />

“tragándose” a nuevos estados, que son responsabilizados del control de los “flujos” migratorios hacia una UE<br />

la cual, no podemos olvidarlo, justo en 2004 conoce la ampliación más relevante de su historia.<br />

Con los anteriores ejemplos he pretendido mostrar, sin ninguna pretención de exaustividad, un proceso en<br />

cierto sentido simétrico -aunque se trate de una simple constatación y no del establecimiento de necesarios<br />

causalismos- por el cual, a la par que “hacia adentro” no se asienta ni una conciencia europea compartida, ni<br />

se desarrolla una legitimidad evidente que afiance el proyecto comunitario, “hacia afuera” se emprenden<br />

políticas que sí reflejan, en su relación con los “otros” -ya sean individuos inmigrantes o países ajenos- , una<br />

visión europea, la cual, lejos de ser verdaderamente “democrática” y “universalista”, en cambio expresa una<br />

concepción excluyente, con fuerte tintes esencialistas. Nos encontramos ante la contradicción entre un universalismo<br />

proclamado en la retórica y desaplicado -por no decir desmentido- en situaciones concretas.<br />

Esta situación evidencia la existencia de un procedimiento reactivo-defensivo (De Lucas, 2004), que funciona<br />

según la lógica centrípeta de la necesidad de defenderse de un (supuesto) agresor externo. Así pues, tal y<br />

como recuerda López Sala (2006), si antes las invasiones eran protagonizadas por ejércitos, ahora el papel<br />

antagónico se encarna en las personas inmigrantes, los nuevos invasores. Cabe subrayar que esta visión se<br />

expresa, de una manera muy transversal, tanto en los planteamientos políticos de fuerzas de “derechas”<br />

como de “izquierdas” (al menos las izquierdas mayoritarias). A manera de ejemplo, valga la intervención de<br />

un mentado europarlamentario socialista, que en un texto sobre los fundamentos de la “identidad europea”<br />

plantea lo siguiente:<br />

Habida cuenta de la complejidad del tema en su conjunto, me limitaré a la definición de identidad como aquello que puede oponerse<br />

a lo exterior, a los otros, de ahí que mi propuesta dé prioridad a la política exterior (Rocard, 2004: 49).<br />

Tomando en cuenta todo lo expuesto hasta ahora, es menester señalar la afirmación de un concepto ampliamente<br />

esencialista de la civilización europea, vista como algo único, cuya dinámica histórica es presentada<br />

de una forma algo positivista y selectiva, donde las influencias principales serían la Filosofía griega, el Derecho<br />

romano, el Cristianismo, la Ilustración, la Revolución científica etc.. Lo que no se menciona -o cuanto menos se<br />

minimiza- son otras “creaciones” europeas, como el Fascismo y el Nazismo, el Colonialismo o la Inquisición,<br />

como si se tratara de “cuerpos ajenos”. Es lo que Wolf (1982) llama la genealogía del progreso, una representación<br />

lineal de la historia europea, pensada además en clave endógena, ya que todo el progreso parece<br />

venir desde dentro del continente, y teleológica, pues la construcción de la UE es representada como la cumbre<br />

de este proceso de marcha lineal, como si los conceptos “Europa” y “Unión Europea” coincidieran.<br />

En las palabras del eurodiputado socialista Rocard, el corpus jurídico europeo en materia de mercado y derechos<br />

humanos incluso sería el mejor del mundo (Rocard, 2004):<br />

Dos corpus legales componen este conjunto de reglas: uno se refiere a los derechos humanos y el otro, al marco legal en el que<br />

se puede producir, intercambiar y competir. Estos dos bloques de reglas son los mejores del mundo (Rocard, 2004: 57).<br />

Ahora bien, es necesario hacer una aclaración. Aun insistiendo en que el cuadro general definido por los discursos<br />

mainstream tiene este trasfondo esencialista, no quiero negar la existencia de otras visiones más abiertas<br />

y, al menos en las intenciones, inclusivas. En particular, algunos pensadores políticos se han comprometido<br />

a buscar los fundamentos de una posible identificación europea, entendida en términos exclusivamente “cívico-políticos”;<br />

en otras palabras, según una concepción que no se base en la “posesión” de una supuesta<br />

cultura común ni tampoco de una herencia histórica -al menos en sentido “fuerte”- , sino simplemente en la<br />

creencia en algunos principios de “convivencia” básicos.<br />

En esta línea, Castells plantea la construcción de una “identidad” basada en unos valores políticos que de<br />

hecho serían ya compartidos por los ciudadanos europeos, como los derechos sociales y humanos, la preocupación<br />

por los “pobres”, la igualdad de género, etc. (Castells, 2004: 17).<br />

6Operaciones que según colectivos de activistas consistirían en redadas y deportaciones al desierto, sin ninguna garantía de respeto de<br />

los derechos humanos (Gil, 2006b: 12).<br />

2 2 4 6


LA EUROPA IMAGINADA. MIGRACIONES “NO COMUNITARIAS” Y CONSTRUCCIÓN SIMBÓLICA DE LA UE<br />

Habermas, desde una visión procedimental de la democracia, también plantea que ya existen los posibles<br />

fundamentos de una “identidad” política europea compartida y no excluyente, que desde su punto de vista,<br />

serían:<br />

La secularización sin compromiso, la confianza en el papel civilizador del estado, un sentido peculiar de la dialéctica de la Ilustración,<br />

un ethos colectivista de justicia social, la apropiación reflexiva de tres experiencias negativas fundamentales: el totalitarismo,<br />

la historia colonial y los nacionalismos radicales (Habermas, 2004: 47).<br />

En la opinión de Nanz, finalmente, el desarrollo de una identificación europea inclusiva podría darse a través<br />

de un proceso dialógico, donde los actores se pongan de acuerdo continuadamente sobre los significados de<br />

sus enunciados, en aras de resolver cooperativamente los problemas -un ejemplo de este procedimiento es el<br />

Open Method of Coordination de la UE- . En esta visión, el proceso prima sobre el contenido y permitiría la<br />

“implementación” de una identificación pastiche -plural, dialógica, procesual- sin la necesidad de establecer un<br />

demos europeo pre-fijado y pre-establecido (Nanz, 2009).<br />

Si esta última concepción, a mi modo de ver, aun siendo interesante obvia las relaciones de fuerza que existen<br />

entre los diferentes actores que estarían implicados en el diálogo, las dos anteriores, en cambio, pese a presentar<br />

un contenido cultural “reducido” con respecto de otras visiones anteriormente expuestas, no por eso<br />

resultan menos problemáticas. El problema consiste en que ni siquiera la definición de lo que es político y lo<br />

que no lo es queda fuera del debate. La concepción de la “política” y de lo “político” no está exenta de supuestos<br />

y racionalidades subyacentes. Por lo tanto, términos aparentemente claros como “espacio público” y<br />

“espacio privado”, “igualdad de género” o “derechos humanos” resultan en realidad ampliamente ambiguos<br />

y resbaladizos. Sólo para traer dos ejemplos: ya desde los tiempos coloniales, los “derechos de las mujeres”<br />

habían sido utilizados como pretexto para invadir y “liberar” a otros territorios. Lord Cromer, consul británico en<br />

Egipto, había justificado la colonización de ese país a finales del siglo XIX en estos términos, no obstante, en<br />

su país -el Reino Unido- era un empedernido enemigo de la lucha de las sufragistas. También en tiempos más<br />

actuales, las políticas “lacistas” que han llevado a la prohibición del “velo”, así llamado, “islámico” en ciertos<br />

lugares públicos en Francia han funcionado como mecanismo paternalista de segregación de las mujeres<br />

musulmanas. Estos ejemplos nos llevan al meollo de la cuestión: hasta las definiciones “cívicas”, “políticas”,<br />

“técnicas” o “neutras” de los “valores europeos” tienen un punto de partida que está histórica, social y culturalmente<br />

determinado. No existe un “punto cero de neutralidad”. Tanto el menosprecio esencialista y eurocentrico<br />

de las identificaciones “otras”, como su no reconocimiento desde una perspectiva supuestamente “cívica”,<br />

coinciden en manifestar un universalismo jerárquico (Kilani, 2002: 42) y unilateral. Balibar, con respecto de la<br />

situación francesa, ha definido los planteamientos “laicistas” de algunos actores político-intelectuales como<br />

“comunitarismo republicano”:<br />

Así, por una inversión continua que engendra unos mimetismos extraños, la lucha contra los comunitarismos más o menos reales,<br />

cuya amenaza se percibe, se transforma en construcción de una identidad exclusiva que, a pesar de definirse de forma 'abstracta'<br />

y 'política' (en particular a través de la sacralización del Estado, de las instituciones y símbolos de la historia republicana francesa),<br />

no es menos utilizada de forma concreta para trazar unas líneas étnicas de demarcación (pues, por un lado, existe el<br />

pueblo de la República, con su historia, sus símbolos y sus tradiciones... y, por otro, los otros) (Balibar, 2003: 15).<br />

Un poco en esta línea, una escuela de estudiosos -los así llamados pensadores decoloniales (véase a manera<br />

de ejemplo Quijano, 2002; Dussel, 2005; Grosfoguel, 2008)- ha acuñado la expresión colonialidad del poder<br />

para hacer referencia a los mecanismos coloniales de dominación que están ínsitos en el eurocentrismo<br />

epistémico/cognitivo aún presente en la “tradición” europea de pensamiento. Se trataría de una verdadera<br />

forma de racismo epistémico, implícito, interiorizado e históricamente arraigado y por lo tanto todavía más<br />

difícil de detectar. En el pensamiento decolonial asistimos a un cambio de paradigma, ya que, si otras escuelas<br />

críticas cuestionan la mala realización de las ideas ilustradas y el falso universalismo occidental, la perspectiva<br />

decolonial pone en tela de juicio la misma Ilustración, la Modernidad y el Universalismo, con su pretensión<br />

de descalificar, a través de la (nada neutral) lógica cartesiana, cualquier otra forma de saber que no esté<br />

formulada y explicada según el patrón científico-racionalista occidental.<br />

A raíz de todo lo dicho podemos concluir afirmando que no sólo el proceso de construcción de la UE parece<br />

estar fundamentado en el predominio de un paradigma culturalista excluyente, sino también que este proceso<br />

puede ser criticado al menos desde dos perspectivas diferentes: por un lado, haciendo hincapié en la discordancia<br />

que hay entre principios declarados y realidad cotidiana -los “derechos humanos” que se traducen a<br />

menudo, al menos con respecto de las políticas migratorias, en un simulacro vacío- ; por el otro, resaltando la<br />

unilateralidad de los principales conceptos de referencia y adoptando un verdadero “giro” epistemológico. En<br />

el siguiente apartado me centraré en algunos de los tópicos encontrados sobre las personas inmigrantes, con<br />

el objetivo específico de mostrar, más allá de la existencia de ciertos culturalismos evidentes y fáciles de detectar,<br />

la presencia de otros tantos estereotipos más “políticamente correctos”, aparentemente “cívicos”, “neutrales”<br />

y “democráticos”, que sin embargo también revelan la presencia de un esencialismo “oculto” y de un<br />

trasfondo ideologico particular.<br />

2 2 4 7


LA EUROPA IMAGINADA. MIGRACIONES “NO COMUNITARIAS” Y CONSTRUCCIÓN SIMBÓLICA DE LA UE<br />

2. LA REPRES<strong>EN</strong>TACIÓN DE LA INMIGRACIÓN DESDE LA UE<br />

En todos los principales documentos de la UE los procesos migratorios son descritos como algo positivo y<br />

aportador de un enriquecimiento sociocultural. Sin embargo, la justificación última para fundamentar la presencia<br />

de inmigrantes en el territorio comunitario es de tipo económico:<br />

La inmigración es un elemento positivo de la composición de la población europea; si la Unión quiere evitar una disminución significativa<br />

de su población en edad de trabajar ya en 2017 se deberá mantener, como mínimo, el saldo positivo neto de 2 millones<br />

de inmigrados entre 2004 y 2005 para ralentizar la disminución de la población en edad de trabajar (Parlamento Europeo, 2007:<br />

4).<br />

...Promover una política de inmigración laboral prospectiva y general que responda con flexibilidad a las prioridades y necesidades<br />

de los mercados de trabajo (COM(2010) 2020: 20).<br />

Según parece en las citas anteriores, la inmigración no puede ser concebida sino de una manera instrumental,<br />

en tanto que “factor económico”. Su última razón de ser es el trabajo, al cual se encuentra “encadenada” (Gil,<br />

2005: 7); por lo tanto, para estar justificada tiene que ser útil para la economía de la UE. Esta inversión a<br />

largo plazo va mucho más allá de la “coyuntura” de la crisis, estando fundamentada en la Estrategia de Lisboa<br />

(2000) y la nueva Estrategia 2020 (2010), que en aras de convertir la UE en la primera potencia mundial<br />

del conocimiento y la comunicación, establecen varios “perfiles migratorios”, diferenciados según las cualificaciones<br />

(altas, medias o bajas) de cada cual. De manera simétrica, medidas como la reciente “Directiva sobre<br />

la Tarjeta Azul” plantean establecer diferentes niveles de derechos, tanto de circulación como sociales, dependiendo<br />

de la cualificación laboral. De hecho, se crea un régimen de ciudadanía diferenciada a través de la<br />

producción de diversos estatus sociales para las personas inmigrantes: desde el “irregular” al residente legal,<br />

desde el residente de larga duración al con “tarjeta azul”.<br />

Dentro de esta lógica, los anteriormente citados aspectos positivos de la diversidad también son concebidos<br />

como una posible mercancía, capaz de generar beneficio económico. En este sentido, numerosos textos subrayan<br />

la relevancia que puede llegar a tener la creciente difusión del empresariado étnico:<br />

Existen más indicios de las ventajas que en los negocios puede tener la diversidad, por ejemplo la diversidad<br />

étnica (COM(2007) 780 final: 8).<br />

Las empresas propiedad de inmigrantes y minorías étnicas ejercen a menudo su actividad en un nicho de mercado étnico [...].<br />

Como proveedores, los empresarios inmigrantes contribuyen muchas veces con nuevas ideas de productos, flexibilidad y un conocimiento<br />

real de los grupos de clientes en un mercado cada vez más diversificado (Comisión Europea, 2007: 65).<br />

Vemos así que el discurso político, imbuido de valores mercantiles, a la vez que declara su apertura a la pluralidad<br />

realiza una operación reduccionista en tanto en cuanto la escenifica; la representa de una manera cosificada<br />

como un objeto susceptible de valorización económica y, en última instancia, la banaliza (Augé, 2009:<br />

19).<br />

En líneas generales hemos visto que los aspectos “positivos” de la inmigración radican en su capacidad de<br />

generar beneficio económico. No obstante, a la hora de problematizar las consecuencias “negativas”, no sólo<br />

y no tanto se remite a la misma orden de razones -por ejemplo hablando de capital humano desaprovechado,<br />

que también se hace (véase Bildt, 2009)- , sino que se llama en causa otra vez un prisma culturalista.<br />

¿Cuál es la inmigración “mala”? En primer lugar, la irregular, de la que ya he hablado. Sólo quiero añadir que,<br />

aunque últimamente se haya producido una mayor atención con respecto del lenguaje utilizado, todavía falta<br />

una reflexión profunda sobre la producción institucional y jurídica de categorías, como la de “irregular” -o peor<br />

“ilegal”- , que terminan (re)produciendo discriminaciones y sugieren una suerte de separación entre inmigrantes<br />

“buenos” y respetuosos de la legislación e inmigrantes “malos” y “peligrosos”.<br />

En segundo lugar, es mala la inmigración “mal gestionada”, la inmigración que no da lugar a procesos de<br />

integración. Al respecto, cabe observar que al menos en los últimos diez años se ha producido, al nivel comunitario,<br />

un marco crecientemente común de normativas, principios y dispositivos orientados a definir, medir,<br />

alcanzar lo que se considera una “integración” eficaz7 . Ahora bien, aun dejando de lado una reflexión más<br />

esmerada sobre el trasfondo “durkheimiano” y organicista de la susodicha palabra (véase Gil, 2006a), no<br />

puedo dejar de subrayar la naturaleza algo funcionalista del paradigma epistemológico latente, que aplica a<br />

la realidad social el modelo experimental proprio de las ciencias naturales y considera posible “activar”, “gestionar”<br />

y “dirigir” la integración a través de políticas adecuadas. Al igual que un médico interviene en el paciente<br />

a través del diagnóstico y la prescripción de terapias adecuadas para sus males, la integración se “logra”<br />

operando en sus factores determinantes y difundiendo las “buenas prácticas”, concebidas como aquellas<br />

7 Los instrumentos más relevantes han sido el Primer Programa Común sobre Integración (2005), los once Principios Básicos Comunes<br />

(2004), el establecimiento de un Fondo para la Integración (2007-2013) y la redacción de tres Manuales sobre la integración de<br />

inmigrantes para responsables de formulación de políticas y profesionales (2004, 2007, 2010). También, se han realizado cuatro<br />

conferencias ministeriales centradas únicamente en la integración de inmigrantes en Gröningen (2004), Potsdam (2007), Vichy (2008) y<br />

Zaragoza (2010).<br />

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LA EUROPA IMAGINADA. MIGRACIONES “NO COMUNITARIAS” Y CONSTRUCCIÓN SIMBÓLICA DE LA UE<br />

formulas que han demostrado ser sobresalientes y aplicables en situaciones distintas (Comisión Europea,<br />

2004: 13).<br />

La inevitable necesidad de la acción política en aras de “encauzar” la integración se manifiesta en la siguiente<br />

afirmación:<br />

Las comunidades en transición, si se dejan a su aire, pueden experimentar temporalmente unos niveles más bajos de entendimiento<br />

y confianza mutuos dentro de la población mayoritaria, dentro de los grupos minoritarios, entre mayorías y minorías, y<br />

con las administraciones públicas locales (Comisión Europea, 2010: 79).<br />

Entonces, ¿qué pasa con las personas inmigrantes que no se integran? Como he adelantado, en este caso el<br />

paradigma laboral, utilizado para justificar los “flujos migratorios” en términos de necesidades económicas, es<br />

abandonado para dejar lugar a una mezcla de argumentaciones culturalistas y mecanismos de responsabilización<br />

personal. Es decir, no se explica el “fracaso” en el proceso de integración haciendo referencia a las<br />

características de la estructura social, sino que a través de un “desliz” esencialista, se remite a las responsabilidades<br />

individuales, o sea las elecciones erróneas del individuo, a su vez potencialmente favorecidas por ciertas<br />

pre-determinaciones culturales relativas a su “comunidad” cultural, étnica o religiosa de pertenencia (Gil,<br />

2006a). El fracaso es leído a través de las figuras de la “falta”, la “carencia”, la “discapacidad social” o el<br />

“déficit” de competencias y formación, que a su vez, estarían condicionadas por la “cultura” de origen de la<br />

persona. Esta ausencia puede ser superada a través de la aplicación y el esfuerzo individual; en otras palabras<br />

la cuestión de la voluntad, a través de la cual se demuestra querer salir de las pre-determinaciones culturales,<br />

se vuelve central. El “individuo-inmigrante ideal” tiene que manifestar su firme y determinada convicción<br />

de quererse integrar. Se trata de sentir esta elección en términos casi afectivos. En este contexto, si no se<br />

tiene “éxito” en la sociedad y, por ejemplo, no se encuentra trabajo, se debe a que no se ha sido capaz de<br />

buscarlo, no se han adquirido las competencias o la formación laboral necesarias para desempeñar un oficio o<br />

dedicarse al “autoempleo”; se debe a que no se ha logrado una suficiente empleabilidad, entendida como<br />

atributo individual y específico del sujeto, capaz de determinar sus mayores o menores posibilidades de encontrar<br />

un puesto (Gil, 2006a: 304-307). En conclusión: si la persona inmigrante no se ha “integrado” es porque<br />

no ha querido o no ha sabido hacerlo. Vemos que el modelo “antropológico” de la persona que se expresa<br />

a través de estos conceptos no es nada neutral, no es simplemente un enfoque “cívico” o “técnico”, sino<br />

que se funda en el ideal “neoliberal” del individuo racional y hacedor de sí mismo; al igual que la instrumentalización<br />

económica de la presencia de inmigrantes no puede ser entendida si no se vincula al predominio de<br />

los valores de mercado. Tiene un contenido político específico y, además, al considerar que ciertas “culturas”<br />

estarían “faltas”, o no estarían totalmente capacitadas como para adquirir ciertas modalidades de comportamiento,<br />

manifiesta una naturaleza esencialista.<br />

Es necesario puntualizar a estas alturas que en los documentos oficiales de la UE difícilmente se encontrarán<br />

formulaciones abiertamente culturalistas, sino que más bien será necesario indagar esmeradamente, para<br />

hallar y “abrir” pequeñas “ventanas” que nos ayuden a detectar los elementos anteriormentes citados. Por<br />

ejemplo, los últimos dispositivos de integración establecidos por la UE -como las tres ediciones de los Manuales<br />

sobre la Integración- , a primera vista manejan una concepción “cívico-política” de la misma y hacen referencia<br />

a palabras como “empleo”, “educación” y “participación” en tanto que ejes vertebradores del proceso<br />

de integración. Sin embargo, un estudio más atento destaca que estos conceptos aparentemente universales<br />

son utilizados para vehicular una concepción en realidad particularista. A manera de ejemplo, hágase caso a<br />

la problematización del concepto de participación presente en la siguiente cita, donde se habla del establecimiento<br />

de plataformas de diálogo intercultural y de su función y finalidades:<br />

Brindan a los inmigrantes unas oportunidades de visibilidad e influencia que tendrían que aprovechar plenamente, ya que la<br />

existencia de un “punto de referencia” bien organizado hace más difícil que los interlocutores tanto públicos como privados soslayen<br />

la consulta. Habría que fomentar su función como “escuela de democracia” para los inmigrantes, sin dejar que se reduzcan a<br />

meras tertulias (Comisión Europea, 2004: 55).<br />

El supuesto implícito de esta formulación es que la democracia es cosa “nuestra”, supuestamente desconocida<br />

por las personas inmigrantes. En este etnocentrismo que, de manera bastante implícita, se apropia desde<br />

una perspectiva culturalista y jerárquica de conceptos presentados como universales, se manifiesta el “comunitarismo<br />

de los republicanos” del que hablaba en otros apartados, un esencialismo muy peligroso en tanto en<br />

cuanto no declarado. Otro ejemplo muy pertinente se refiere a la manera de pensar el proceso de integración:<br />

La integración es un proceso que dura varios años, en muchos casos hasta después de adquirida la ciudadanía o incluso hasta la<br />

segunda y tercera generación. Se sustenta sobre un compromiso cuando la sociedad receptora se propone acoger a los inmigrantes<br />

y les ofrece oportunidades para familiarizarse con la lengua, los valores básicos y las costumbres y cuando los inmigrantes,<br />

por su parte, muestran la determinación de formar parte de esa sociedad receptora (Comisión Europea, 2004: 16).<br />

La anterior cita manifiesta un evidente trasfondo esencialista desde dos puntos de vista: en primer lugar porque<br />

insiste en la importancia de familiarizarse con las “costumbres” del país receptor y secundariamente, lo<br />

que no es menos importante, porque problematiza el mismo proceso de integración desde una perspectiva<br />

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LA EUROPA IMAGINADA. MIGRACIONES “NO COMUNITARIAS” Y CONSTRUCCIÓN SIMBÓLICA DE LA UE<br />

culturalista: en este caso, hasta personas que no han emigrado en su vida, las “segundas” y “terceras” generaciones<br />

y que, dependiendo de las diferentes legislaciones estatales, podrían hasta tener la ciudadanía del<br />

país receptor, pueden ser objeto de políticas de integración exclusivamente en virtud de su procedencia.<br />

Dentro de esta lógica no es de extrañarse de que en los últimos años, en diferentes países europeos, se<br />

hayan implementado (o propuestos) dispositivos de vario tipo, como los “contratos de integración” (establecidos<br />

por ejemplo en Países Bajos, Francia, Holanda...) o los cursos de “introducción” para los recién llegados,<br />

siendo la asistencia a tales cursos y la aprobación de los exámenes, en algunos casos, necesaria para la<br />

obtención/renovación del permiso de residencia. El notorio “Pacto Europeo sobre Inmigración y Asilo” (2008)<br />

incluso habla de respeto a la identidad del país de acogida: solo queda por preguntarse qué es y en qué<br />

consistiria este concepto tan borroso.<br />

En resumen: en este apartado, a través de un breve recorrido por algunos documentos he intentado mostrar<br />

cómo la representación de las migraciones no comunitarias, incluso en las perspectivas más “individualistas” o<br />

“técnicas”, así como en el lenguaje “cientificista” de las medidas de integración, en realidad está repleta de<br />

valores y supuestos culturales. En este sentido, se confirma la intuición expresada en el primer capítulo, donde<br />

en líneas generales he mostrado la construcción de una concepción europea excluyente, cuyo desarrollo se ha<br />

dado de manera paralela a la tentativa -fracasada- de moldear hacia adentro un “pueblo” europeo con una<br />

propia “identidad” específica.<br />

3. CONCLUSIONES: <strong>EL</strong> ES<strong>EN</strong>CIALISMO OCULTO <strong>EN</strong> <strong>EL</strong> <strong>EN</strong>FOQUE “CÍVICO”<br />

Haciendo una breve recapitulación, en este texto he abordado una serie de cuestiones entrelazadas. En primer<br />

lugar, he puesto de relieve el desarrollo de políticas culturales, a partir de los años Ochenta, para ganar<br />

los corazones de los europeos; una tentativa que sin embargo no ha producido los resultados esperados, ya<br />

que la UE sigue hoy día sin haber puesto los cimientos de una “conciencia común”, compartida por la ciudadanía,<br />

sobre su identificación, así como se encuentra en una situación de dificultad desde el punto de vista de<br />

la legitimación política. Por otro lado, he recordado que también en los años Ochenta arrancan unas políticas<br />

migratorias que ponen el control fronterizo y la lucha contra la inmigracion "irregular" en el centro de la agenda,<br />

a la vez que externalizan crecientemente las fronteras encargando a terceros paises de controlar los "flujos".<br />

De esta manera se ha dibujado un escenario jerárquico fundado en una filosofia eurocéntrica, que concibe<br />

la UE como el punto central de un mecanismo de círculos concentricos, irradiando sus valores y su espíritu<br />

economico a los demas paises. En esta auto-representación excluyente, hasta ciertos intentos “cívico-políticos”<br />

por definir unos elementos identitarios “débiles” manifiestan la presencia de un sesgo culturalista, al concebir<br />

esos mismos valores como algo “único” y característico de la UE.<br />

Finalmente, en lo especifico de la representacion de las personas inmgirantes hemos visto como efectivamente<br />

se reproducen estereotipos que, por un lado, justifican su presencia a traves de un prisma economico, y por el<br />

otro, explican las consecuencias negativas de la inmigración y el "fracaso" social de los que no se “integran” a<br />

través de las figuras de la falta y de la predeterminacion cultural. Esta manera de ver las cosas no es nada<br />

objetiva, sino que manifiesta una concepción tecnocrática y neoliberal del sujeto, imaginado en términos de<br />

individuo responsable, racional y hacedor de sí mismo.<br />

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2 2 5 1


LA CONSTRUCCIÓN D<strong>EL</strong> OTRO A PARTIR DE <strong>ESTEREOTIPOS</strong> Y LA REPRODUCCIÓN DE LOS <strong>PREJUICIOS</strong> A<br />

TRAVÉS D<strong>EL</strong> L<strong>EN</strong>GUAJE Y D<strong>EL</strong> DISCURSO DE LAS ÉLITES<br />

Rebeca Martínez Rodríguez<br />

Universitat de les Illes Balears<br />

En el estudio sobre la formación de prejuicios es indispensable tener en cuenta la identificación y la construcción<br />

del otro a partir de estereotipos y prejuicios. Por eso son interesantes las aportaciones de L. Zanfrini<br />

(2004) y È. Balibar (2005) en el análisis de conceptos como racismo, discriminación, prejuicios y estereotipos,<br />

identificación, identidad ficticia, etc. Todos estos conceptos son analizados desde la idea de que el trato que<br />

recibe una persona depende de cómo la defina la sociedad y de los procesos de clasificación que generan<br />

expectativas de comportamiento y crean las distancias sociales. Así, la raza es una construcción centrada en<br />

una gradación fenotípica como proceso mediante el cual una sociedad construye sus criterios de rechazo a los<br />

otros. Nacida históricamente, dispone una naturaleza más social que biológica de las diferencias tendiente al<br />

etnocentrismo que, en ciertos aspectos, se postula como un elemento imprescindible y constitutivo de la propia<br />

identidad de grupo; el prejuicio y la discriminación son elementos presentes en casi todas las culturas y se<br />

hallan asociados a la estima propia expresando la superioridad sobre los demás con la pretensión de imponer<br />

determinados esquemas culturales. Como consecuencia: se transforma la diferencia en desigualdad. En<br />

este punto es donde se hacen necesarios los planteamientos de T. A. van Dijk sobre el análisis del discurso y<br />

del poder.<br />

Este tema es tratado en base a la importancia de las prácticas discursivas que tematizan la diversidad cultural<br />

y la no asimilabilidad de los inmigrantes, discurso que se encuentra en manos de los que detentan el poder<br />

que son los que difunden el racismo en la sociedad. Van Dijk analiza cómo se introduce el prejuicio étnico en el<br />

discurso de las relaciones interpersonales, en los medios de comunicación y en la política.<br />

Su estudio ha mostrado que los discursos controlados por las élites simbólicas (políticos, periodistas, científicos,<br />

escritores, burócratas) constituyen, perpetúan y legitiman formas de desigualdad social, de género, clase<br />

y raza. Por eso es necesario examinar el control que ejercen las élites mediante el discurso sobre la opinión<br />

pública y la creación y reproducción de estereotipos con el propósito de legitimar actitudes racistas que sirvan<br />

para perpetuar el poder de las élites en su propio beneficio.<br />

En general, las mayorías nunca interactúan con las minorías, con lo cual sólo saben de éstas a partir de la<br />

comunicación interpersonal y pública y suelen aparecer como no dispuestas a adaptarse, con conductas desviadas<br />

y potencialmente peligrosas para nuestra cultura, nuestro bienestar y nuestros intereses. Se atribuye a<br />

la inmigración problemas de otra naturaleza como las dificultades económicas, convirtiéndolos en chivos expiatorios<br />

y ocupándose de ellos sólo cuando surge el conflicto y la amenaza, y promoviendo la construcción y<br />

circulación del miedo haciendo ver que es representativo de lo que la gente piensa.<br />

Así, se analiza la construcción y reproducción de estereotipos en distintos tipos de discursos y el abuso de<br />

poder desde el discurso racista, discriminatorio y estereotipado de las élites.<br />

1. LA CONSTRUCCIÓN D<strong>EL</strong> OTRO. <strong>EL</strong> PREJUICIO, LA <strong>DISCRIMINACIÓN</strong> Y <strong>EL</strong> RACISMO<br />

Las distancias entre los grupos étnicos son el producto de prácticas de autodefinición y heterodefinición que<br />

pretenden distinguir un grupo de otro basándose en criterios que se consideran ventajosos.<br />

A pesar de la tendencia a conferirles características naturales, las que habitualmente llamamos “razas” y “etnias” son consecuencia<br />

de procesos complejos de construcción social” (Zanfrini, 2004: 68).<br />

De esa naturaleza más social que biológica de las diferencias surge la tendencia al etnocentrismo que, en<br />

ciertos aspectos, es un elemento imprescindible y constitutivo de la propia identidad de grupo, el cual se<br />

formó precisamente distinguiéndose de otros grupos y otras etnias. Este es uno de los elementos que más<br />

distorsionan la percepción y el conocimiento de los otros, ya que se tiende a favorecer al propio grupo (ingroup)<br />

y, en consecuencia, se le atribuye un valor negativo a los otros (out-group). El prejuicio y la discriminación<br />

son elementos presentes en casi todas las culturas y se hallan asociados a la estima propia expresando<br />

la superioridad sobre los demás con la pretensión de imponer nuestros esquemas culturales y nuestra voluntad<br />

transformando la diferencia en desigualdad.<br />

Aunque la reciente elaboración del mapa del genoma humano tendría que haber probado la falta de fundamento<br />

científico de las divisiones raciales, no ha desarraigado la idea de que existen distintas razas humanas<br />

que se caracterizan por un patrimonio genético concreto, responsable no sólo de las diferencias de los rasgos<br />

Martínez Rodríguez, R. (2011). La construcción del otro a partir de estereotipos y la reproducción de<br />

los prejuicios a través del lenguaje y del discurso de las élites. En F. J. García Castaño y N. Kressova.<br />

(Coords.). Actas del I Congreso Internacional sobre Migraciones en Andalucía (pp. 2253-2261).<br />

Granada: Instituto de Migraciones. ISBN: 978-84-921390-3-3.<br />

2 2 5 3


LA CONSTRUCCIÓN D<strong>EL</strong> OTRO A PARTIR DE <strong>ESTEREOTIPOS</strong> Y LA REPRODUCCIÓN DE LOS <strong>PREJUICIOS</strong>…<br />

somáticos, sino también de una dotación variable de actitudes y de capacidades para ocupar determinadas<br />

posiciones sociales, que se acompañan de formas diferenciadas de acceso a las oportunidades y a las recompensas<br />

sociales.<br />

En relación a esto, la discriminación se refiere a la actitud concreta que causa la exclusión de algunos individuos<br />

de recompensas y oportunidades sociales con una tendencia a la etnización de las diferencias. Es decir,<br />

las diferencias condicionan la vida cotidiana y los procesos de incorporación de los inmigrantes y de su descendencia.<br />

Así, la sociedad receptora dispone de una base legitimadora de las actitudes discriminatorias que<br />

sirve para que los autóctonos mantengan sus privilegios y oportunidades sociales.<br />

Según algunos psicólogos sociales, el ser humano tiene una tendencia innata a formular prejuicios pero, como<br />

bien señala Zanfrini, eso no significa que no debamos impedir que dé lugar a actitudes discriminatorias.<br />

La autora señala como las raíces del prejuicio la socialización, el sentir común del grupo en el que vivimos y<br />

que se extiende por los mensajes distribuidos por los medios de comunicación, y el tipo de interacción y sus<br />

resultados. De hecho, los datos confirman que la mayor parte de los estereotipos no proceden de la interacción<br />

directa con el otro, sino del aprendizaje social. Es decir, el prejuicio se basa normalmente en creencias<br />

socialmente compartidas y culturalmente condicionadas. Sin embargo, para los sociólogos, el proceso de categorización<br />

social cumple una función positiva y es el que nos permite identificar a los individuos como miembros<br />

de un grupo. El problema aparece cuando ese proceso nos lleva a exagerar los elementos de semejanza<br />

dentro de un mismo grupo y a exaltar las diferencias entre un grupo y otro presuponiendo sus características<br />

y lo que se puede esperar de él, negando la posibilidad de variabilidad interna. Pero un estereotipo, por<br />

mucho que refleje características de un grupo nunca podrá aplicarse a todos los miembros de éste.<br />

En este punto, me gustaría añadir el concepto de identidades ambiguas de Ètienne Balibar. El autor afirma<br />

que la identidad se corresponde con el prototipo de identidad nacional o étnica y aquí ya nos encontramos<br />

con la ambigüedad del concepto de nacionalismo. Aunque sí existen nacionalismos dominantes y nacionalismos<br />

dominados, no existe un nacionalismo puro. Para Balibar (2005) no hay identidad dada sino identificación,<br />

que se recibe de los otros. Las instituciones reducen la multiplicidad de las identificaciones creando la<br />

identidad ficticia: ninguna nación reposa sobre una base étnica pura, sino que construye por medio de sus<br />

instituciones una etnicidad ficticia que la diferencia de las otras con marcas perceptibles como rasgos de comportamiento<br />

típicos. Además, se crea un patriotismo que implica un destino en común y un deber de cada<br />

individuo de trasmitir de generación en generación un símbolo propio como la lengua y el sueño nacional (como<br />

el nacionalismo estadounidense como pueblo elegido para salvar el mundo y luchar contra el mal).<br />

De esta manera, el prejuicio étnico genera la amenaza y la competencia por unos recursos escasos, bien porque<br />

lo sean, bien porque se perciban como tales. Se materializa subrayando el origen distinto, la apariencia<br />

peculiar, la atribución de actitudes oportunistas relacionadas con la esfera económica, la diferencia de tradiciones<br />

o de hábitos inferiores, agresivos, sucios o ruidosos, que probablemente tiene que ver con las malas<br />

condiciones de la vivienda y la fatiga física y psíquica. Y se les responsabiliza del aumento de la delincuencia,<br />

como una amenaza contra el orden público y la seguridad personal. Así, la Zanfrini habla del mecanismo psicológico<br />

de la transferencia cuando los sentimientos de hostilidad, rabia y frustración o temor se dirigen hacia<br />

un objeto que no es la fuente de tales tensiones, convirtiéndose en chivos expiatorios para que la población<br />

descargue sus temores.<br />

No es casual que los rasgos característicos que se atribuyeron en otros tiempos a los italianos que emigraban al extranjero se<br />

parezcan tanto a los que se atribuyen hoy a los inmigrantes que llegan a Italia desde el Tercer Mundo (Zanfrini, 2004: 78).<br />

Así, el prejuicio étnico tiende a reflejar el puesto que ocupan las naciones en la división internacional del trabajo.<br />

Los estereotipos tienden a describir a los grupos de modo que sus características les hacen merecer los<br />

roles que desempeñan y la situación social que ocupan, justificando las desigualdades sociales y las prácticas<br />

discriminatorias. En este sentido, Zanfrini llama estratificación étnica a un sistema de estratificación en el que la<br />

pertenencia a determinados grupos es el criterio para la asignación de roles sociales y sus correspondientes<br />

ventajas diferenciadas, existiendo una correlación entre el modelo de estratificación socioeconómico y el étnico<br />

de una sociedad, de manera que todo grupo étnico ocupa un nicho económico que refuerza las diferencias<br />

étnicas. De hecho, en el análisis de E. Balibar y I. Wallerstein (1998) la atribución de los roles sociales se enmarca<br />

en una nueva división internacional del trabajo, que se beneficia de los prejuicios étnicos para revisar el<br />

conflicto de clase según modalidades coherentes con las exigencias del capitalismo global. El recurso a la<br />

etiqueta de “inmigrante” designa con una única categoría a extranjeros muy distintos entre sí y los destina a<br />

ocupar los escalones más bajos de la pirámide profesional.<br />

Para la autora, la manera de evitar el prejuicio étnico sería mediante la ampliación de los derechos reconocidos<br />

a los extranjeros que enriquecería sus posibilidades y produciría efectos de tipo simbólico, por el contrario,<br />

cuando se establece un trato diferenciado se está dando una especie de autorización para tratar a los extranjeros<br />

con menor respeto.<br />

2 2 5 4


LA CONSTRUCCIÓN D<strong>EL</strong> OTRO A PARTIR DE <strong>ESTEREOTIPOS</strong> Y LA REPRODUCCIÓN DE LOS <strong>PREJUICIOS</strong>…<br />

De hecho, aun existe la división entre los derechos sociales, de los que disfrutan la mayoría de los inmigrantes<br />

y algunos de los que se encuentran en situación irregular también, y los derechos políticos, reservados a los<br />

titulares de la ciudadanía, sin tener en cuenta la contribución del trabajo de los inmigrantes para la financiación<br />

del bienestar público. Por eso, la idea que defiende Zanfrini, junto con otros analistas, es que se amplíen los<br />

derechos políticos a los inmigrantes, por lo menos en el plano local, no sólo por las consecuencias prácticas de<br />

estas medidas sino también por su valor simbólico, ya que reconocer la ciudadanía política de los inmigrantes<br />

es un modo de hacerlos beneficiarios y al mismo tiempo responsables de los bienes colectivos. No obstante,<br />

Zanfrini resalta que no debe acusarse siempre a las mayorías como culpables de prejuicio étnico; lo que determina<br />

los resultados de la convivencia interétnica es la relación entre la mayoría y la minoría y sus actitudes<br />

recíprocas.<br />

Así se destaca la importancia de las actuaciones de las instituciones y de las políticas sociales, así como también<br />

los actores que desempeñan un papel informativo y formador de la opinión publica, que deberían se<br />

conscientes de las consecuencias de la estereotipación y de la influencia que ejercen sobre la población (Van<br />

Dijk, 1987), que obstaculiza la valoración del potencial inmigrante, se alimenta el conflicto interétnico y se niegan<br />

los principios universales de las sociedades democráticas generando, como consecuencia, el racismo.<br />

Este concepto, el racismo, es necesario en este análisis. Como definición general, se establece como aquella<br />

ideología que produce un sistema de estratificación jerárquica con las siguientes características: se basa en<br />

elementos del aspecto físico-somático, considera inferiores a ciertos grupos humanos, justifica con la inferioridad<br />

la dominación y la explotación de dichos grupos. Es decir, el racismo supone la atribución infundada de<br />

características heredadas de personalidad y conducta a individuos con un aspecto físico concreto, con la creencia<br />

de que existen razas inferiores y superiores, basada en una explicación biológica.<br />

En nuestros días somos testigos de numerosos ejemplos de racismo: agrupaciones que proponen la expulsión<br />

de los extracomunitarios, victorias electorales de grupos políticos antiinmigrantes, abundantes actos de racismo<br />

y movimientos neonazis. Para Zanfrini es importante distinguir entre racismo biológico y racismo cultural. El<br />

biológico considera que las características biológicas, que hacen inferiores a unos y superiores a otros, son tan<br />

profundas e innatas que no pueden cambiar nunca. El racismo cultural, en cambio, afirma la existencia de una<br />

jerarquía entre los distintos grupos y sostiene que los pueblos que han dado lugar a las civilizaciones más<br />

“evolucionadas” son superiores. En ambos casos se trata de un racismo de dominación que atribuye a los<br />

miembros del out-group una posición subordinada. Además, Zanfrini señala el concepto de racismo diferencialista<br />

o nuevo racismo, que es aquel que reivindica el derecho a preservar nuestra cultura de la amenaza de la<br />

contaminación y la hibridación. En este caso la xenofobia es temor a la invasión, a que la presencia de los<br />

otros nos convierta en extraños en nuestra propia cultura, junto con la percepción de que competimos por el<br />

acceso a unos recursos escasos. Además se siente un resentimiento por las formas de discriminación inversa,<br />

que favorecen a los extranjeros y, por tanto, traicionan el ideal de la igualdad de trato, que se agrava cuando<br />

se contraponen “nuestros verdaderos necesitados” a los otros, calificándolos de parásitos sociales que se<br />

aprovechan de nuestra generosidad.<br />

Según la teoría de la elección racional, el racismo nace de la rivalidad entre los inmigrantes y los autóctonos<br />

por el acceso a los recursos escasos como el trabajo y la vivienda. La idea de que es justo reservar a los nativos<br />

estas oportunidades, como explicación racional, se encuentra en la opinión pública y es una estrategia<br />

para traducir de un modo tolerable en el plano normativo las formas latentes de racismo y ha servido de base<br />

para legitimar la mayor parte de políticas que regulan el acceso y la entrada de los inmigrantes cuando, en<br />

realidad, nunca se ha demostrado la relación entre la entrada de inmigrantes y la degradación de las condiciones<br />

laborales de los trabajadores autóctonos. Pero los partidos políticos xenófobos aprovechan la situación<br />

de las clases sociales más vulnerables a los cambios socioeconómicos para evidenciar sus teorías. Ya no se les<br />

acusa, según la autora, de robar el trabajo a los autóctonos sino más bien de suponer una carga para las<br />

instituciones del Estado del Bienestar (sin embrago, con la crisis económica actual esas acusaciones han vuelto<br />

a resurgir y a endurecerse). Además, la reserva de los puestos de trabajo para los autóctonos ha terminado<br />

por hacer aumentar el número de inmigrantes inactivos y en situación irregular. En definitiva, la discriminación<br />

basada en prejuicios étnicos posee una racionalidad que hace más difícil su erradicación porque la defienden<br />

personas que en absoluto se consideran xenófobas.<br />

De hecho, Balibar (2005) se plantea la pregunta de si existe un racismo europeo ya que el racismo se ha<br />

intensificado y expandido en todo el continente como reacción a una situación de bloqueo social e impotencia<br />

política inmersas en la economía neoliberal y en el sistema político representativo (que cada vez representa<br />

menos a sus mandantes). Los estudios de opinión revelan que se trata de una reacción defensiva de una<br />

identidad nacional y una seguridad social amenazadas, que se dirige a grupos de inmigrantes de países<br />

subdesarrollados. Se trata de una autorracialización de Europa y de exclusión del extranjero que para Balibar<br />

se encuentra en crecimiento en la juventud principalmente marginal.<br />

2 2 5 5


LA CONSTRUCCIÓN D<strong>EL</strong> OTRO A PARTIR DE <strong>ESTEREOTIPOS</strong> Y LA REPRODUCCIÓN DE LOS <strong>PREJUICIOS</strong>…<br />

Por otro lado, según la tesis del modelo funcional, el conflicto y los problemas de convivencia surgen de la<br />

incompatibilidad cultural entre nativos e inmigrantes. La distancia cultural sería la causa de la baja integración<br />

y de las reacciones xenófobas basadas en la necesidad de proteger la cultura y los valores propios de la<br />

contaminación con personas distintas. Esta idea refleja el concepto predominante de cultura que la entiende<br />

como algo puro y homogéneo criticada también por Benhabib (2006). Este modelo viene acompañado por la<br />

idea de que ciertos grupos de inmigrantes son más asimilables que otros, siendo los de origen europeo los<br />

más cercanos y los extraeuropeos más exóticos culturalmente como más lejanos con la consecuente dificultad<br />

de integración y de convivencia. Sin embargo, como dice Zanfrini (2004), los que hoy nos parecen cercanos<br />

fueron calificados en otros tiempos de no asimilables. De hecho, siempre han sido considerados peligrosos<br />

tanto si deciden conservar sus tradiciones como si deciden adoptar las nuestras, pero existen ejemplos que<br />

demuestran que conceder el derecho de ciudadanía y pertenencia a una sociedad nacional permite superar<br />

diferencias culturales y raciales. Además, el problema de la integración no es tanto la distancia cultural, sino la<br />

percepción de dicha distancia, resultado a su vez de un proceso social de construcción y amplificación de las<br />

diferencias. Así, no hay que buscar el origen del racismo en la incompatibilidad cultural de los inmigrantes, sino<br />

en la exageración del problema dentro del discurso político y mediático.<br />

En relación a la discriminación, solemos referirnos a ella como una diferencia de trato motivada por una característica<br />

concreta, como el color de la piel. La discriminación indirecta se produce cuando una disposición, un<br />

criterio o una actuación en apariencia neutral es capaz de repercutir negativamente en una persona debido a<br />

su pertenencia étnica, de género, religiosa, etc.<br />

Los elementos que determinan la discriminación son múltiples, pero Zanfrini distingue cuatro factores cuyas<br />

causas suelen superponerse y dar lugar a un proceso de acumulación de las desventajas sociales: el género,<br />

la clase social, la afiliación religiosa y la etnia; de modo que es muy difícil calcular el peso de cada una a la<br />

hora de condicionar la discriminación individual. Por ejemplo, y como también analiza N. Fraser (2006), la discriminación<br />

múltiple afecta a las mujeres inmigrantes o de minorías étnicas, que sufren doble desventaja.<br />

La explicación tradicional de la discriminación, igual que la del racismo, se basa en la teoría del capital humano,<br />

según la cual la concentración de los inmigrantes en los peldaños más bajos se debe a que son poco<br />

instruidos, tienen escasa competencia con la lengua y un conocimiento insuficiente de las normas de funcionamiento<br />

de la nueva sociedad y no a la actitud discriminatoria de la sociedad receptora. Además, vivir en un<br />

determinado barrio es una tarjeta de presentación muy negativa que se añade a la procedencia étnica y a<br />

una escolarización precaria. Así, las segundas generaciones tienen que hacer frente a la discriminación racial,<br />

al mercado de trabajo polarizado y a las subculturas difundidas en los barrios menos aventajados.<br />

La reflexión sociológica más reciente registra el paso hacia un modelo que subraya la naturaleza interactiva<br />

del proceso, incluyendo la capacidad y la voluntad de la sociedad receptora para ofrecer situaciones de inclusión.<br />

Por ejemplo las características del mercado de trabajo (mayoritariamente de tipo informal) producen<br />

exclusión y discriminación en el acceso al empleo con trabajos precarios y salarios reducidos, contribuyendo a<br />

crear categorizaciones previas de base étnica, es decir de formar estereotipos según la supuesta predisposición<br />

de los inmigrantes a desempeñar ciertos oficios independientemente de sus aspiraciones individuales. En<br />

el terreno educativo no se trata de por qué los alumnos extranjeros fracasan en el colegio, sino de por qué el<br />

colegio es tan poco eficaz con ellos; la escuela, encargada de igualar las oportunidades de instrucción y de<br />

ascenso social, puede servir también de agencia productora de las desigualdades sociales (ejemplo de la<br />

Sonderschule en Alemania, Zanfrini, 2004: 119). Esto produce un efecto de desánimo entre la juventud ya que<br />

tener un buen currículum pero ser miembro de una minoría no anula la posibilidad de ser víctima de actuaciones<br />

discriminatorias en el mercado de trabajo, ya que muchos acaban realizando los mismos trabajos precarios<br />

que sus padres.<br />

También la regulación político-institucional puede dar lugar a discriminaciones ya que los inmigrantes de primera<br />

generación no suelen disfrutar de la ciudadanía y se encuentran con una serie de limitaciones injustificadas.<br />

Aquí aparece el concepto de estratificación cívica, que se refiere al sistema de desigualdades basadas en la<br />

relación entre el Estado y las distintas categorías de individuos, y de derechos que se les reconocen o se les<br />

niegan. En Europa se establece un trato distinto en función de si el individuo es ciudadano de un país miembro<br />

o de un tercer país (Balibar, 2005). Para Zanfrini, las políticas migratorias no sólo limitan las posibilidades de<br />

entrada y de estancia sino también las posibilidades de trabajo mediante barreras legales. En este sentido<br />

hablamos de discriminación institucional. De hecho, como dice Balibar, las fronteras nunca tuvieron la misma<br />

función para todas las personas por igual. Se crea un nuevo modo de discriminación entre lo nacional y lo<br />

extranjero, de la pertenencia de los individuos a un Estado, que se torna una condición y un punto de referencia<br />

para su sentimiento colectivo y su identidad.<br />

Así, la discriminación, que tradicionalmente era una estrategia para garantizar el acceso privilegiado a los<br />

recursos de los grupos sociales aventajados, ahora es un fenómeno éticamente indeseable y disfuncional<br />

para la sociedad. Las iniciativas pueden ser muy diversas: cursos de alfabetización para los recién llegados,<br />

2 2 5 6


LA CONSTRUCCIÓN D<strong>EL</strong> OTRO A PARTIR DE <strong>ESTEREOTIPOS</strong> Y LA REPRODUCCIÓN DE LOS <strong>PREJUICIOS</strong>…<br />

las intervenciones dirigidas hacia los inmigrantes que presentan dificultades para su inserción, apoyo escolar y<br />

profesional a las segundas generaciones. No obstante, Zanfrini asegura que estas iniciativas contribuyen a<br />

definir como socialmente problemáticas ciertas categorías, llevando a cabo una discriminación inversa que<br />

provoca reacciones de racismo simbólico y cumplen una función meramente cosmética que oculta las formas<br />

más graves de desigualdad social.<br />

En el marco legal, la Unión Europea ha dado un impulso a la prevención y a la lucha contra la discriminación<br />

creando comisiones encargadas de evaluar los problemas de discriminación, hacer recomendaciones y proporcionar<br />

asistencia a las víctimas. Sin embargo, sólo existen entidades de este tipo en una minoría de países<br />

de la UE y por no contradecir a algunos países miembros no extienden las prohibiciones de discriminación a<br />

quienes no poseen la ciudadanía del país en el que residen. Por lo tanto, se está justificando una discriminación<br />

contra ciudadanos de terceros países y privando de eficacia la iniciativa. Además, las leyes buscan asegurar<br />

la igualdad de todos los ciudadanos, pero ¿qué pasa con los que no son ciudadanos? Sin embargo,<br />

como Benhabib, Balibar (2005) afirma que en Europa no existe ninguna cultura nacional que sea homogénea,<br />

por lo que hay que apuntar a que las instituciones reconozcan la diferencia cultural existente y al desarrollo de<br />

movimientos culturales y políticos de una ciudadanía europea transnacional abierta. En este sentido entramos<br />

en uno de los conceptos más importantes a la hora de entender el proceso de integración y de discriminación,<br />

así como a la hora de proponer soluciones: la ciudadanía.<br />

A pesar de los efectos globalizadores de nuestros tiempos, el mundo continúa dividido en Estados, cada uno<br />

de los cuales ejerce su soberanía sobre su territorio y su población, basados en una ideología unificadora muy<br />

poderosa que ha permitido la formación de comunidades políticas, étnicas y culturales pretendidamente<br />

homogéneas.<br />

El concepto de ciudadanía, además de definir el vínculo que une al individuo con el Estado, indica el conjunto<br />

de derechos políticos, sociales y civiles que se reconocen a los ciudadanos en virtud de su pertenencia a cierta<br />

comunidad nacional y de los deberes a que están obligados, además de su dimensión participativa. En términos<br />

psíquicos, la ciudadanía es la identidad de una persona en la vida pública y colectiva con la idea de pertenencia<br />

a una comunidad sociopolítica. Pero los flujos migratorios obligan a plantearse la línea que separa a<br />

los incluidos de los excluidos y la coincidencia entre los conceptos ciudadano y nacional, de reconocer el asentamiento<br />

estable de poblaciones con distintos patrimonios culturales y religiosos y que, incluso obteniendo la<br />

condición de ciudadanos, podrían mantener un profundo apego a su nación de origen o incluso reclamar un<br />

trato jurídico diferenciado debido a sus diferencias étnicas.<br />

Las soluciones aplicadas en los distintos contextos nacionales giran en torno a dos polos: la asimilación, que<br />

convierte en ciudadano mediante la adhesión voluntaria a la ley y a la cultura de la nación; y la exclusión diferencial,<br />

que reserva la pertenencia a los descendientes del grupo étnico mayoritario. Esta última solución contradice<br />

los principios constitutivos de nuestras democracias, especialmente cuando la inmigración que se ha<br />

creído temporal se transforma en definitiva y produce nuevas generaciones. La primera, resulta incoherente<br />

con la realidad de transnacionalismo y la reivindicación del derecho a la diferencia por parte de los grupos<br />

étnicos minoritarios. El reto que afrontan los países de inmigración es conciliar la conservación de las diferencias<br />

étnicas con la posibilidad de participar en la esfera pública reservada a los ciudadanos, sin por ello esperar<br />

la conformidad absoluta de los valores del modelo asimilacionista. Esta es la perspectiva defendida por el<br />

multiculturalismo que, aunque mayoritaria, es muy controvertida ya que no resuelve la tensión entre los derechos<br />

individuales y los derechos étnicos (Benhabib, 2006). De esta manera, los temas referentes a la evolución<br />

del estatus jurídico y de los derechos de los no ciudadanos, los criterios para convertirse en ciudadano y<br />

la aparición de nuevas formas de ciudadanía, son de total actualidad y nos obligan a preguntarnos si la ciudadanía<br />

vinculada a un Estado-nación es adecuada para garantizar el estatus, los derechos y las identidades<br />

en el mundo contemporáneo.<br />

Además, con la perspectiva del transnacionalismo se abre un modelo de pertenencia transnacional, con la<br />

posibilidad de que una persona sea al mismo tiempo miembro de su comunidad de origen y de la de residencia<br />

con el disfrute de los derechos (también políticos) en ambos países; lo cual beneficia a los sujetos afectados,<br />

ya que no se verían obligados a elegir, y a las sociedades de origen y de inmigración por el cosmopolitismo<br />

de la vinculación con otras partes del mundo. Además, existe el modelo de la pertenencia postnacional<br />

en base a la doctrina de los derechos humanos universales, que extiende a todos los individuos los derechos<br />

y beneficios que antes se reservaban a los ciudadanos. De esta manera, la pertenencia de la ciudadanía<br />

nacional se sustituye por una pertenencia universal y desterritorializada, que permite superar el problema del<br />

reconocimiento de las minorías ya que garantiza a los no ciudadanos un conjunto de derechos sociales y civiles<br />

que ya no se basan en la nacionalidad sino en la pertenencia a la humanidad. Algo parecido sería la Unión<br />

Europea, que prevé el reconocimiento de la ciudadanía europea con derechos complementarios a la ciudadanía<br />

nacional. No obstante, se arriesga a consolidar la marginalidad de los residentes extranjeros, cuando<br />

aún falta la unión de la sociedad civil europea que, por ahora, es más de tipo simbólico y fruto de un proyecto<br />

aún pendiente de realizar.<br />

2 2 5 7


LA CONSTRUCCIÓN D<strong>EL</strong> OTRO A PARTIR DE <strong>ESTEREOTIPOS</strong> Y LA REPRODUCCIÓN DE LOS <strong>PREJUICIOS</strong>…<br />

En relación a esto, Zanfrini plantea la pertenencia transnacional. Esta cuestión pone en entredicho el principio<br />

de la organización política moderna. En los países de inmigración, la doble nacionalidad suele significar la<br />

pertenencia étnica de la primera y la pertenencia política de la segunda, pero aunque los inmigrantes disfrutan<br />

de los derechos civiles y sociales, ven limitados sus derechos políticos que muchos identifican como la diferencia<br />

básica entre quien posee y quien no posee la ciudadanía. Los partidarios de la concesión de derechos<br />

políticos a los inmigrantes argumentan que es la contrapartida a la aportación al bienestar económico del país<br />

y que de lo contrario queda en entredicho la integridad democrática del Estado cuando se excluye de la participación<br />

política a una parte significativa de la población. Por otro lado, hay quien piensa que sería un modo<br />

de devaluar el estatus de ciudadano y del peligro de injerencia de terceros países en las decisiones estatales<br />

mediante sus ciudadanos residentes.<br />

En este punto es donde se hace necesario un análisis de la producción y reproducción de los prejuicios en<br />

torno a la identificación del otro que se perpetúa a través del lenguaje.<br />

2. LA REPRODUCCIÓN DE LOS <strong>PREJUICIOS</strong> A TRAVÉS D<strong>EL</strong> DISCURSO Y <strong>EL</strong> ABUSO DE PODER DE LAS<br />

ÉLITES<br />

Los medios masivos de comunicación se han diversificado en una amplia variedad de fuentes alternativas de<br />

información, pero debemos preguntarnos hasta qué punto los ciudadanos están mejor informados y pueden<br />

resistirse a la manipulación de la que son objeto a través de mensajes que les involucran en ideologías racistas<br />

dominantes creando la ilusión de libertad y diversidad.<br />

Para llevar a cabo este análisis Van Dijk (2009) define el poder social a través del control que ejerce un grupo<br />

sobre otros grupos. Si además se produce en beneficio de aquellos que lo poseen y en detrimento de los<br />

sujetos controlados estamos hablando de abuso de poder. Más concretamente van Dijk se centra en el abuso<br />

de poder desde el discurso y de cómo se relacionan el discurso y el poder de manera que las personas dejan<br />

de ser libres de hablar o de escribir lo que quieran. Este control no sólo se ejerce en la interacción social sino<br />

que también se aplica a las mentes de los sujetos, su conocimiento, sus opiniones, sus actitudes, etc. Quienes<br />

controlan el discurso controlan indirectamente las mentes de la gente y esto implica el control directo de la<br />

acción. Las élites y las organizaciones poderosas pueden decidir quién, cómo, cuándo, dónde y con qué objetivos<br />

se participa en un determinado evento comunicativo.<br />

Tradicionalmente, el poder social de los grupos se definía en relación con el acceso preferencial a los recursos<br />

materiales o al conocimiento y la educación. Sin embargo, muchas formas de poder contemporáneo deberían<br />

definirse como poder simbólico, en relación con el acceso preferencial y el control del discurso público, ya que<br />

no hace falta la coerción si se puede influenciar, manipular, adoctrinar al pueblo. Así, van Dijk se interesan más<br />

por el análisis crítico del abuso de poder de los políticos que en su ejercicio legítimo de poder, en cómo desinforman<br />

los medios más que en lo que informan.<br />

Pero, ¿cómo distinguimos entre el uso y el abuso de poder? El abuso de poder implica la violación de las normas<br />

y los valores fundamentales, en beneficio de quienes retienen el poder y contra los intereses de los demás<br />

como violación de los derechos sociales y civiles del pueblo, provocando desinformación, manipulación,<br />

formación de estereotipos y prejuicios, falta de conocimiento y adoctrinamiento y, en definitiva, la desigualdad<br />

social.<br />

Como ejemplo, van Dijk muestra un reportaje racista (2009: 44-45) en el que sólo se presentan como negativas<br />

las acciones de los jóvenes negros y se minimizan las acciones de la policía, especificando en términos<br />

étnicos o raciales utilizando fuentes blancas que culpan a la juventud negra y dedican sistemáticamente un<br />

espacio importante en los periódicos a este tipo de noticias. Así, no hay dudas de que el énfasis repetido de<br />

las características desviadas o criminales de las minorías crea y confirma actitudes racistas socialmente compartidas<br />

en la sociedad.<br />

Los que tienen acceso al discurso, las elites simbólicas, están formadas por periodistas, escritores, artistas,<br />

directores, académicos, y pueden fijar las agendas de las discusiones públicas, influir en la importancia de los<br />

temas tratados, intervenir en la cantidad y tipo de información.<br />

Sin embargo los intereses y las ideologías de las elites simbólicas no son muy diferentes de quienes les pagan,<br />

es decir, el Estado o corporaciones privadas, los medios, la educación, la Iglesia o la familia. Así, una<br />

ideología es un marco cognitivo complejo que controla la formación, transformación y aplicación de otras cogniciones<br />

sociales como el conocimiento, las opiniones y representaciones sociales en las que se incluyen los<br />

prejuicios. De manera que la ideología da coherencia a ciertas actitudes sociales que determinan ciertas<br />

prácticas sociales mediante instrumentos retóricos y la repetición o mediante la descripción de situaciones o<br />

acciones futuros o posibles con predicciones y advertencias cargados de numerosas formas de consejos,<br />

siempre mediante la difusión selectiva de información que es favorable a las élites del poder o limitando la<br />

que le es desfavorable.<br />

2 2 5 8


LA CONSTRUCCIÓN D<strong>EL</strong> OTRO A PARTIR DE <strong>ESTEREOTIPOS</strong> Y LA REPRODUCCIÓN DE LOS <strong>PREJUICIOS</strong>…<br />

En el caso del discurso racista suele darse el poder de un grupo mediante el ejercicio del maltrato verbal o<br />

trato despectivo a miembros de grupos minoritarios. Para el autor los comentarios racistas aun existen en la<br />

conversación cotidiana de los blancos en EEUU y en Europa. Entre las élites, en los últimos años, el discurso<br />

racista ha tomado una orientación más cultural en relación con el concepto de nuevo racismo de Zanfrini<br />

(2004), que pone énfasis en las supuestas diferencias culturales entre los grupos negando cualquier intención<br />

racista por parte del hablante mediante el relato de alguna experiencia negativa sobre miembros de alguna<br />

minoría junto con una representación positiva del sí mismo de la persona que habla como ciudadano tolerante,<br />

no racista y comprensivo: “no tengo nada en contra, pero…”, “también hay algunos buenos, pero…”,<br />

“nosotros trabajamos mucho y ellos vienen a no hacer nada”. Tales estrategias semánticas y retóricas se<br />

aplican exponiendo argumentos y contando anécdotas concretas basadas en la experiencia personal y que<br />

por tanto son prueba fiable de las conclusiones negativas. La elección del léxico y el empleo de pronombres<br />

personales y demostrativos que identifican sugieren la distancia social (nosotros/ellos, esa gente), mientras<br />

que al mismo tiempo los miembros del grupo que comparte la conversación confirman verbalmente su pertenencia<br />

a dicho grupo y a su poder.<br />

Por otro lado, el discurso de los medios, en concreto las noticias de actualidad, son los más penetrantes de<br />

todas las formas de discurso y los más influyentes. Los medios cumplen su propia función productiva y reproductiva<br />

de las estructuras sociales de poder que no son arbitrarias ni determinadas por el interés periodístico,<br />

ya que está demostrado que las personas más poderosas obtienen una cobertura de rutina en los medios y<br />

eso legitima y confirma más su poder. Que un hecho merezca ser noticia se basa en criterios ideológicos y<br />

profesionales y favorece la tendencia a buscar la noticia en los contextos que garantizan una fuente constante<br />

de reportajes. A parte de ser un portavoz de la élite, los medios son una parte inherente de poder de la sociedad<br />

cuya dimensión simbólica manejan. También es cierto que los medios critican la política y los negocios,<br />

pero siempre dentro de un margen de un consenso flexible pero dominante y rara vez se cuestionan las normas,<br />

los valores del poder.<br />

Así, van Dijk analiza el grado en que están representados los grupos minoritarios en las noticias de actualidad.<br />

Con frecuencia se representa a las minorías, refugiados, países en desarrollo e inmigrantes ilegales de manera<br />

bastante parecida. Las conclusiones de estos estudios muestran que tienen un acceso limitado a los medios<br />

masivos dominantes, que tienden a ser menos consultados como fuentes creíbles y de rutina, que aparecen<br />

descritos con estereotipos, como un problema, una carga o una amenaza a nuestros recursos valiosos, se<br />

presentan indirectamente como deficientes en comparación con nuestras aptitudes y que necesitan nuestra<br />

ayuda y comprensión. Así se excluyen las fuentes alternativas y se perpetúan los estereotipos y las descripciones<br />

etnocéntricas.<br />

Van Dijk examinan algunas formas en que se reproduce y legitima el poder social en una de las principales<br />

esferas de la dominación: la que ejercen los blancos o grupos europeos sobre las minorías étnicas a partir de<br />

conversaciones cotidianas, libros de texto, artículos, debates parlamentarios, discursos científicos, etc. Una de<br />

las estrategias de este discurso dominante es definir persuasivamente el statu quo étnico como algo natural,<br />

inevitable y democrático; negando que haya discriminación o relación con la raza en la base de la desigualdad;<br />

sino refiriéndose a la clase, la diferencia cultural o las consecuencias de la condición de los inmigrantes.<br />

En cuanto al acceso al poder de las minorías, en el ámbito de la política casi no hay miembros de los gobiernos<br />

nacionales pertenecientes a minorías, así como al poco acceso sobre la toma de decisiones y de representación<br />

política. En cuanto a los medios, a pesar de que muchos medios de autodefinen como liberales,<br />

prácticamente no hay periodistas pertenecientes a minorías y mucho menos que ocupen puestos editoriales<br />

decisivos. El hecho de que el personal sea mayoritariamente blanco tiene una serie de consecuencias en la<br />

producción de noticias, ya que se considera que las minorías como fuentes de información son menos creíbles,<br />

sobretodo cuando critican a las élites dominantes. Por tanto, la selección de cuestiones y temas y la importancia<br />

que se les da responden al enfoque estereotipado y negativo de las elites blancas. Así, la cuestión de la<br />

inmigración se define como una invasión y como una situación problemática con cobertura sobre todo de temas<br />

relacionados con el crimen, la violencia, las drogas enfatizando, a la vez, las acciones definidas como<br />

positivas de las elites para las minorías; sin abordar temas que afectan a las minorías como la discriminación,<br />

el racismo, la brutalidad policial, las condiciones miserables de trabajo, los fracasos educativos, etc. Por parte<br />

de las empresas, se da un alto nivel de desempleo entre las minorías utilizando argumentos que culpan a la<br />

victima por deficiencias en el uso del lenguaje, escasa educación, falta de espíritu de trabajo. Son muy pocos<br />

los miembros de minorías que ocupan puestos altos en empresas y las acusaciones de discriminación se invierten<br />

acusando a las minorías de ser las causantes de su propia situación desventajosa.<br />

De esta manera, se puede demostrar cómo las elites dominantes y, por tanto, controladoras del discurso y de<br />

la persuasión, construyen la definición que tenemos del “otro” siempre con características negativas y la definición<br />

del “nosotros” con características positivas y, así, perpetuar la condición dominante de esas elites y de<br />

su acceso preferencial a los recursos y privilegios.<br />

2 2 5 9


LA CONSTRUCCIÓN D<strong>EL</strong> OTRO A PARTIR DE <strong>ESTEREOTIPOS</strong> Y LA REPRODUCCIÓN DE LOS <strong>PREJUICIOS</strong>…<br />

De la misma manera, el texto y la charla tienen una importancia vital en la reproducción del racismo contemporáneo.<br />

Van Dijk entiende el racismo como un sistema societal complejo de dominación fundamentado racialmente<br />

y su consecuente inequidad. El subsistema social está constituido por prácticas sociales discriminadores<br />

a nivel local y por relaciones de abuso de poder por parte de grupos dominantes a nivel global. Por<br />

otro lado, las prácticas de dominación por parte de estos grupos dominantes también tienen una base mental<br />

enraizada en prejuicios e ideologías racistas. Esto no significa que las prácticas racistas siempre sean intencionadas<br />

pero presuponen representaciones mentales socialmente compartidas y negativamente orientadas<br />

respecto de “Nosotros sobre Ellos”. En el discurso podemos encontrar distintas formas de transmisión del<br />

racismo, por ejemplo mediante estructuras no verbales como un gesto despreciativo, mediante sonidos o<br />

entonaciones insolentes, con el léxico seleccionando palabras negativas sobre ellos y positivas sobre nosotros,<br />

etc.<br />

Algunas de esas conversaciones donde se afirma lo positivo del nosotros y lo negativo de los otros están<br />

encubiertas en el discurso y muchas de ellas empiezan con una característica positiva del otro y a continuación<br />

un “pero” contradiciendo la primera parte positiva y que tienen que ver con hechos innegables de la experiencia<br />

personal y que conducen a conclusiones. Como he señalado antes, gran parte de las conversaciones cotidianas<br />

se inspiran el la información que dan los medios de comunicación que supone una fuente de conocimiento<br />

y de generación de opinión sobre las minorías étnicas. Así, la televisión y los periódicos son una autoridad<br />

incuestionable y fuente de la verdad.<br />

Indudablemente, después del discurso de los medios el de la educación es el que más influye en la sociedad<br />

y donde los discursos alternativos tienen menos posibilidad de desarrollarse. Muchos libros de texto contemporáneos<br />

en occidente siguen siendo abiertamente eurocéntricos, los países del Tercer Mundo tienden a ser<br />

tratado homogéneamente a pesar de las diferencias que existen entre ellos e ignoran la presencia de niños<br />

miembros de minorías en las aulas. La educación es una herramienta básica para transmitir valores no racistas<br />

y eliminar estereotipos.<br />

En los últimos años el discurso racista ha reaparecido abiertamente con predominio de frases como: “no podemos<br />

dejarles entrar a todos”, “no tenemos los recursos”. También las jugadas argumentativas como argumentos<br />

estándar o topoi repletas de falacias de varios tipos. Una de las cualidades del racismo contemporáneo<br />

es su negación ilustrado en las fases de descargo de responsabilidad del tipo: “yo no tengo nada en<br />

contra de los extranjeros, pero…” destinadas a mantener las apariencias de tolerancia con la consecuente<br />

negación del racismo. Las normas sociales prohíben las formas explicitas de racismo y discriminación y los<br />

miembros de los grupos dominantes conocen estas restricciones sociales de manera que se molestan si se les<br />

percibe individualmente como racistas por ser un símbolo amenazador de su prestigio. De hecho, la persona<br />

que acusa a otra de racista, finalmente acaba siendo acusada de racismo invertido contra los blancos, exagerada<br />

e intolerante por ver racismo donde no lo hay. Además existe la tendencia a insinuar que las acusaciones<br />

de racismo impiden hablar libremente y evaluar verdaderamente la situación étnica (van Dijk, 2009).<br />

Sin embargo, actualmente comienza a producirse un cambio en esta tendencia y cada vez más personas que<br />

hace unos años se consideraban antirracistas, ahora muestran abiertamente su actitud intolerante y declaradamente<br />

racista por sentirse en consonancia con la mayoría de la opinión pública que acusa a la inmigración<br />

de los males, sobretodo económicos, de la sociedad como si fuera una evidencia incuestionable y como si<br />

fueran meros transmisores de la realidad.<br />

Además, la condición para no ser culpable de racismo está en las intenciones. Si no tenía mala intención no es<br />

racista. Es muy efectivo estratégicamente puesto que el acusador tiene muy pocas maneras de probar las<br />

intenciones negativas, sobretodo en el caso de la publicación en los medios de noticias negativas sobre minorías<br />

ya que el argumento es el de publicar lo que ocurre, la verdad. Hay además una negación de la responsabilidad,<br />

ya que si hubo consecuencias negativas es porque escapaban a su control. Otra forma de negación<br />

es la mitigación utilizando eufemismos, incluso cuando se producen actos de innegable racismo, la prensa<br />

utiliza palabras como desviaciones, estereotipos, motivación racial, etc., pero rara vez la palabra racista, en<br />

cuyo caso aparece entre comillas como connotación de acusación infundada. Esto también es debido a que se<br />

entiende el término racismo en sentido clásico, según el cual el racismo implica considerar inferiores a otros<br />

grupos que implique prácticas para someter a estos grupos a la dominación de la mayoría. Las formas más<br />

modernas de racismo se basan en las diferencias y en la incompatibilidad cultural así como de legítima “defensa<br />

propia” cultural, a lo que Zanfrini llama nuevo racismo (Zanfrini, 2004).<br />

Así aparecen las justificaciones, las excusas como alegar provocación y culpar a la victima por no integrarse,<br />

no aprender el idioma, etc. Que sufran una mayor proporción de desempleo y de fracasos escolares, viviendas<br />

miserables y que dependan de la asistencia publica son situaciones desventajosas que rutinariamente se<br />

atribuyen a las víctimas negando un fallo de las políticas. Es más, la forma más decidida de negación es la<br />

inversión: “ellos son los verdaderos racistas”.<br />

2 2 6 0


LA CONSTRUCCIÓN D<strong>EL</strong> OTRO A PARTIR DE <strong>ESTEREOTIPOS</strong> Y LA REPRODUCCIÓN DE LOS <strong>PREJUICIOS</strong>…<br />

Además, en la mayoría de países occidentales se comparte la creencia oficial de que, ya que la discriminación<br />

y el racismo están institucionalmente prohibidos, no existen. Se trata como un incidente individual, el racismo<br />

institucional siempre es negado porque la tolerancia racial es símbolo de progreso social y modernidad. Así, la<br />

negación del racismo cumple un papel en la reproducción misma del racismo ya que cuando existe un consenso<br />

general sobre que no existe racismo, las minorías y sus protestas encuentran serias dificultades para que<br />

se las tome seriamente y se reconozcan las injusticias y nada cambiará en el sistema de relaciones de poder<br />

puesto que los valores de la cultura occidental es tolerante y, por tanto, superior a las demás culturas.<br />

En definitiva, tales conversaciones o textos no son individuales sino que corresponden a un discurso social de<br />

grupo y expresan las representaciones socialmente compartidas. Para el grupo dominante esto significa reproducir<br />

las relaciones de dominación pero protegiéndose de acusaciones que contradicen las normas de la<br />

sociedad democrática y tolerante. El Nosotros y el Ellos es típico del discurso, refleja las representaciones mentales<br />

que se expresan en un léxico preciso, estructuras sintácticas y rasgos del sonido, imágenes y artificios<br />

retóricos. La expresión “peligroso estallidos” para referirse a la inmigración musulmana no sólo tiene un matiz<br />

negativo sino una función retórica de expresión negativa del Otro.<br />

3. CONCLUSIÓN<br />

Zanfrini analiza los problemas que surgen en torno a la inmigración, los cuales comienzan cuando se concibe al<br />

otro como una amenaza contra la identidad étnica y cultural y como motivo de degradación del bienestar<br />

económico y de la vida civil. Así, Zanfrini afirma que la raza es una construcción histórica y señala el concepto<br />

de nuevo racismo como aquel que reivindica el derecho a preservar nuestra cultura de la amenaza de la contaminación<br />

y la hibridación, de lo que se desprende el concepto predominante de cultura que la entiende<br />

como algo puro y homogéneo. Por tanto, es necesario replantear y cuestionar este concepto de cultura y<br />

propiciar un cambio hacia un concepto que la entienda como parte de un cambio y un diálogo constante y que<br />

no asuma una homogeneidad que no existe.<br />

Por otro lado, Zanfrini propone que se amplíen los derechos políticos a los inmigrantes como un modo de<br />

hacerlos beneficiarios y al mismo tiempo responsables de los bienes colectivos reclamando, así, una pertenencia<br />

transnacional que recoja las demandas de derecho a la diferencia que se dan en nuestros días y que<br />

concilie la igualdad de todos los ciudadanos con el reconocimiento de las diferencias individuales que la actual<br />

concepción de la ciudadanía no puede resolver. Sin embargo, se plantea un escenario de dificultad para la<br />

ampliación de estos derechos en el contexto político, económico y social actual<br />

Por otro lado, como nos muestra van Dijk, tenemos que ser conscientes de la reproducción de prejuicios y<br />

actitudes racistas que se perpetúan y se extienden con el leguaje, sobretodo de mano de los medios de comunicación<br />

y de las élites dominantes y que se introducen en el imaginario y en la conversación cotidiana<br />

dando lugar a una lucha interétnica entre Nosotros y el Otro, sin ser conscientes de que esa concepción del<br />

Nosotros y del Otro no se corresponde con la totalidad de las personas que pretenden representar, sino que<br />

responde a una identificación o identidad ficticia en torno a una homogeneidad supuesta y que distancia a las<br />

personas y nos aleja de un futuro entendimiento y de una convivencia multiétnica pacífica.<br />

En mi opinión, tenemos que ser críticos con ese tipo de lenguaje, saber identificarlo y rechazarlo para no formar<br />

parte de él y, así, no contribuir a la reproducción y perpetuación de los prejuicios y de las actitudes discriminatorias<br />

y racistas que no van a dar solución a los problemas económicos y sociales que vivimos en nuestros<br />

días. Me parece muy peligroso, como he comentado anteriormente, que el racismo ya no aparezca como un<br />

tabú socialmente rechazado, y que estemos asistiendo en este contexto de crisis a un aumento de racismo<br />

socialmente compartido y fuertemente justificado en falsas evidencias que cada vez penetran más hondo en<br />

el imaginario de los ciudadanos de todas las edades y de todas las ideologías. En este sentido, también se<br />

hace necesario el análisis de la formación de prejuicios, de actitudes discriminatorias y del racismo para no<br />

caer en el recurso fácil de convertir al Otro en el chivo expiatorio de los males de nuestros días.<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

Balibar, È. (2005). Violencias, identidades y civilidad. Barcelona: Gedisa.<br />

Balibar, È. y Wallerstein, I. (1998). Race, nation, clase. Les identités ambiguës. París: Éditions la Découverte.<br />

Benhabib, S. (2006). Las reivindicaciones de la cultura. Buenos Aires: Katz.<br />

Fraser, N. y Honneth, A. (2006). ¿Redistribución o reconocimiento? Madrid: Moranta.<br />

Van Dijk, T. A. (1987). Communicating Racism: Ethnic Prejudice in Thought and Talk. London: Sage.<br />

Van Dijk, T. A. (2009). Discurso y poder. Barcelona: Gedisa<br />

Zanfrini, L. (2004). Sociologia Della convivenza interetnica. Roma-Bari: Laterza & Figli. (Trad. Zanfini, L. (2007).<br />

La convivencia interétnica, Madrid: Alianza Editorial).<br />

2 2 6 1


LA EVOLUCIÓN DE LAS ACTITUDES DE LA POBLACIÓN AUTÓCTONA ANDALUZA ANTE LA INMIGRACIÓN:<br />

UNA APROXIMACIÓN CUALITATIVA<br />

Sebastian Rinken, María Soledad Escobar Villegas, Saúl Velasco Dujo e Iria Cameán Bao<br />

Observatorio Permanente Andaluz de las Migraciones, Junta de Andalucía<br />

Instituto de Estudios Sociales Avanzados, CSIC<br />

Como es bien sabido, tras una década de fuerte crecimiento económico, España está experimentando desde<br />

principios de 2008, al igual que otros muchos países, una serie de importantes dificultades económicas, dificultades<br />

que en el caso español, se han ido agudizando sobre todo en los ámbitos financiero, por un lado, y<br />

laboral, por otro. Desde que iniciara la crisis, la evolución del empleo fue tan nefasta que en cuestión de año y<br />

medio, se deshicieron buena parte de los logros (aumento de la población ocupada; disminución de la tasa<br />

de paro) conseguidos durante la década anterior. Junto con otros colectivos, como notablemente los jóvenes,<br />

la población inmigrante se ha visto especialmente afectada por este cambio de ciclo tan extraordinariamente<br />

brusco y profundo; sus tasas de paro superan las ya abultadas cifras observadas para el conjunto de la población,<br />

con matices de relieve entre los distintos grupos de procedencia; según la Encuesta de Población<br />

Activa, la tasa de paro roza el 50% en algunos casos. Esta tónica, poco alentadora ya a nivel nacional, se<br />

acentúa aún más a escala regional, puesto que el tejido productivo andaluz se ha mostrado especialmente<br />

vulnerable al impacto de la crisis (OPAM, 2010a; OPAM, 2010b; Pajares, 2010; Oliver Alonso, 2009; Medina<br />

et al., 2010).<br />

Cabe preguntarse por el efecto de la crisis económica sobre las opiniones y actitudes de los españoles y concretamente,<br />

de los andaluces, en materia migratoria. Durante los años del boom, la opinión pública española<br />

se mostró relativamente condescendiente con la inmigración en comparación con otros países de nuestro entorno,<br />

y pese a los elevados flujos inmigratorios recibidos por España (SOPEMI, 2008: 74-86). La razón de<br />

ello radicó justamente en la apreciación, por parte de la población autóctona, de la necesidad de un notable<br />

volumen de mano de obra inmigrante, necesidad que se asumió con cierta naturalidad como ingrediente indispensable<br />

del fuerte crecimiento económico. Dicho reconocimiento ejercía de contrapeso a la percepción de<br />

una serie de inconvenientes, como por ejemplo la impresión de que la regulación de los flujos no estaba siendo<br />

lo suficiente eficaz como para conseguir un verdadero control de las fronteras (Méndez Lago, 2007: 68-<br />

81). En resumidas cuentas, durante los primeros cinco o seis años del Siglo XXI podemos caracterizar como<br />

aceptación condicional la visión general predominante en la población española respecto de la inmigración y<br />

sus efectos.<br />

En Andalucía en concreto, esta visión se plasmó, en pleno auge del boom económico, en la amplia difusión<br />

social de la llamada actitud funcionalista (Rinken y Pérez Yruela, 2007), una actitud generalmente favorable<br />

ante el hecho migratorio, basada en la apreciación de beneficios económicos (sobre todo, en materia laboral)<br />

y un fuerte compromiso con valores igualitarios, como la igualdad de derechos y oportunidades con independencia<br />

de la procedencia social o geográfica. Los funcionalistas apoyaban sin fisuras la integración social de<br />

los inmigrantes de países menos desarrollados que viniesen a Andalucía en busca de un mejor nivel de vida y<br />

dispuestos a desempeñar aquellos trabajos que, según una afirmación muy reiterada, “ya no queremos” los<br />

andaluces autóctonos. Por mucho que algunos investigadores avisaran de que la sobrerrepresentación de los<br />

inmigrantes en empleos pertenecientes al llamado mercado laboral secundario, caracterizado por salarios<br />

bajos, un escaso reconocimiento social y unas duras condiciones de trabajo, podría acarrear riesgos a medio<br />

plazo para la cohesión social (Pérez Yruela y Rinken, 2005: 147-150; Cachón, 2006: 175-201), lo cierto es que<br />

el empleo fue, durante la etapa de bonanza,, el principal mecanismo de integración de los inmigrantes en la<br />

sociedad de acogida. Sin menospreciar el importante papel de la política española -y andaluza- de integración<br />

de la población inmigrada (cuyo elemento vertebrador es el planteamiento universalista de los servicios<br />

públicos esenciales, empezando por la educación y la sanidad), conviene reconocer la relevancia del empleo<br />

como el verdadero motor del proceso de integración social. Y para el tema que nos concierne aquí, conviene<br />

reconocer, sobre todo, que ambas vertientes (empleo inmigrante y políticas de integración social) contaron<br />

con el firme respaldo de una amplia mayoría de la población autóctona.<br />

En el actual escenario macroeconómico, bien distinto desde luego del panorama boyante de la década de<br />

oro, ¿se mantienen esencialmente estables los razonamientos y las valoraciones de la población autóctona<br />

acerca del hecho migratorio y sus efectos? ¿En qué sentido y en qué aspectos se observan las principales<br />

modificaciones, si las hubiese?<br />

Rinken, S., Escobar Villegas, M. S., Velasco Dujo, S. y Cameán Bao, I. (2011). La evolución de las<br />

actitudes de la población autóctona andaluza ante la inmigración: una aproximación cualitativa. En F.<br />

J. García Castaño y N. Kressova. (Coords.). Actas del I Congreso Internacional sobre Migraciones en<br />

Andalucía (pp. 2263-2271). Granada: Instituto de Migraciones. ISBN: 978-84-921390-3-3.<br />

2 2 6 3


LA EVOLUCIÓN DE LAS ACTITUDES DE LA POBLACIÓN AUTÓCTONA ANDALUZA ANTE LA INMIGRACIÓN…<br />

En este texto aportaremos algunos elementos a tener en cuenta a la hora de reflexionar acerca del interrogativo<br />

planteado, sin pretender desde luego poder dar aquí una respuesta completa. Nuestros datos empíricos<br />

proceden del estudio OPIA (Opiniones y actitudes de la población andaluza ante la inmigración), concretamente,<br />

de las tres ediciones del mismo realizadas en 2005, 2008 y 2010 respectivamente, así como de una<br />

profundización cualitativa de la segunda edición, ejecutada en 2009. Estos datos permiten apreciar la evolución<br />

de las opiniones y actitudes acerca del hecho migratorio desde el auge de la expansión económica hasta<br />

la actualidad.<br />

El estudio OPIA es la principal actuación del Observatorio Permanente Andaluz de las Migraciones (OPAM) en<br />

lo que a la generación y el análisis de datos originales se refiere. Igual que otras líneas de actuación del Observatorio,<br />

proyecto que pertenece a la Consejería de Empleo de la Junta de Andalucía (Dirección General de<br />

Coordinación de Políticas Migratorias) y es gestionado desde 2007 por el IESA-CSIC1 , el estudio OPIA tiene la<br />

finalidad de contribuir a la generación de conocimiento fidedigno sobre la inmigración internacional con destino<br />

a España (y especialmente a Andalucía), conocimiento que desde el Observatorio, se difunde ampliamente<br />

tanto a los policy makers implicados en la gestión del hecho migratorio, como a la comunidad científica y a la<br />

ciudadanía en su conjunto (muchos de nuestros productos están disponibles en versión digital:<br />

http://www.juntadeandalucia.es/empleo/OPAM/).<br />

En el primer apartado del texto, describimos nuestra fuente empírica y motivamos la decisión de centrarnos,<br />

en esta exposición, esencialmente en los hallazgos cualitativos, más concretamente, en la evolución del llamados<br />

“principios discursivos”. En los apartados segundo, tercero y cuarto, resumimos los principales resultados<br />

obtenidos al respecto por las antes aludidas tres ediciones del estudio OPIA (de 2005, 2008 y 2010, según el<br />

caso). Concluiremos con una breve discusión de estos resultados, enfocada en la pregunta de cómo hemos de<br />

interpretar la evolución constatada (apartado quinto).<br />

1. CONSIDERACIONES METODOLÓGICAS Y DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS<br />

El estudio OPIA combina una amplia encuesta telefónica, con muestras de entre 3.000 y 4.000 entrevistados -<br />

según la edición de la que se trate-, con una también amplia producción de datos cualitativos, entre los que<br />

destacan un nutrido número de grupos de discusión realizados con personas autóctonas (un total de 24 en el<br />

período 2005-20102 ). Uno de los rasgos metodológicos más destacables de OPIA es el hecho de que el estudio<br />

deriva sus conclusiones de la combinación de ambos tipos de datos, con el objetivo de alcanzar un alto<br />

grado de validez sustancial de unos resultados que además, gocen de representatividad estadística. Tal<br />

“triangulación” metodológica (Teddlie y Tashakkori, 2009) sigue siendo poco usual en las ciencias sociales<br />

españolas en su conjunto y, más en concreto, en el campo de investigación que nos concierne aquí.<br />

Aunque este diseño metodológico “mixto” sea una de las señas de identidad del estudio, nuestra exposición<br />

se centrará en los resultados cualitativos. Junto con el hecho de que una presentación razonablemente detallada<br />

de ambos tipos de datos ocuparía más espacio del que disponemos aquí, estando además tal presentación<br />

pormenorizada ya disponible para los estudios OPIA-I y OPIA-II (Rinken y Pérez Yruela, 2007; Rinken et<br />

al., 2009) y encontrándose en preparación para el OPIA-III, la razón de ello es que ya los datos cualitativos de<br />

OPIA-II evidenciaron un cambio de relieve respecto de las actitudes en materia migratoria; estos datos fueron<br />

recogidos en la primavera de 2008, es decir, justamente cuando la percepción de una crisis económica de<br />

envergadura empezaba a generalizarse entre los ciudadanos. Desde una perspectiva metodológica (Rinken y<br />

Velasco Dujo, 2010), es altamente significativo que en aquel entonces, la encuesta OPIA siguiera generando<br />

esencialmente los mismos resultados que en plena bonanza económica; es decir, los datos cuantitativos de<br />

OPIA-II apenas difirieron de los obtenidos en 2005 por el OPIA-I, mientras sí lo hicieron, como veremos a continuación,<br />

los resultados cualitativos.<br />

Un segundo rasgo metodológico destacable de OPIA consiste en procurar que ambos tipos de datos (los<br />

cualitativos y los cuantitativos) tengan en cuenta la distribución residencial de la población inmigrada. Así, las<br />

encuestas OPIA están estratificadas en función del nivel de presencia de inmigrantes -procedentes todos ellos<br />

de países económicamente menos desarrollados que España- en el barrio o zona de residencia de los encuestados.<br />

Por su parte, los grupos de discusión (y algunas entrevistas en profundidad con informantes cualificados)<br />

se celebran en municipios o, en su caso, barrios con proporciones relativamente elevadas de inmigrantes.<br />

De este modo, el estímulo lanzado por la moderadora para iniciar la dinámica grupal, no incluía la<br />

1 La gestión operativa del Observatorio por el IESA-CSIC se establece en el otoño de 2007 mediante un convenio de colaboración entre la<br />

Consejería de Gobernación de la Junta de Andalucía (a la que en aquel entonces corresponden las competencias de coordinación de las<br />

políticas migratorias) y el CSIC. A finales de 2010, ambas partes renuevan su compromiso de colaboración mediante la firma de un<br />

convenio “para la gestión del Observatorio Permanente Andaluz de las Migraciones durante el período 2011-2013, con objeto de realizar<br />

actividades de investigación y diseminación”. El OPAM cuenta con co-financiación del Fondo Social Europeo (Programa Operativo de<br />

Andalucía 2007-2013).<br />

2 Esta cifra de 24 grupos de discusión incluye seis dinámicas grupales realizadas en 2009 como profundización exclusivamente cualitativa<br />

(OPAM, 2009) llevada a cabo a partir de los resultados de la segunda edición del estudio OPIA.<br />

2 2 6 4


LA EVOLUCIÓN DE LAS ACTITUDES DE LA POBLACIÓN AUTÓCTONA ANDALUZA ANTE LA INMIGRACIÓN…<br />

inmigración, sino que se pidió a los participantes debatir sobre la convivencia vecinal y su evolución durante<br />

los últimos años. En la mayoría de los grupos, este tema generó discusiones enfocadas en gran parte en el<br />

hecho migratorio, lo cual constituye de por sí un primer resultado destacable de la investigación. En los pocos<br />

casos en los que ello no ocurrió, la moderadora hizo preguntas más concretas para conducir la conversación<br />

hacia la inmigración.<br />

Como contexto espacial de producción de datos cualitativos, el barrio con cuotas relativamente elevadas de<br />

habitantes inmigrados presenta otras ventajas más, aparte de la posibilidad de iniciar las dinámicas grupales<br />

con un estímulo temático transversal. En este sentido, cabe señalar que justamente los barrios o pequeños<br />

municipios en los que la inmigración presenta cierta concentración territorial, constituyen un marco destacado<br />

para relaciones de convivencia, o cuanto menos contacto, entre inmigrantes y autóctonos (González Enríquez<br />

y Álvarez Miranda, 2005: 163-165). Unido con la naturaleza dinámica del hecho migratorio, ello implica que los<br />

barrios con alta presencia inmigrante son una especie de laboratorio respecto de la configuración de unas<br />

pautas de convivencia que en años venideros, podrían generalizarse a otras zonas.<br />

A la hora de definir las muestras cualitativas, intentamos reflejar la diversidad de la población autóctona andaluza<br />

en cuanto a su composición social (edad; sexo; nivel universitario; situación laboral; etc.), así como la<br />

diversidad de los contextos locales cuyo tejido socio-económico predetermina en gran parte las opciones de<br />

inserción y movilidad ocupacional, es decir, una parte no indiferente del trasfondo a partir del que se plasman<br />

sus percepciones y razonamientos acerca de la realidad social. Para información detallada sobre los perfiles<br />

de los participantes, consúltense las publicaciones disponibles al respecto en el espacio digital del Observatorio<br />

(Rinken y Pérez Yruela, 2007; Rinken et al, 2009; OPAM, 2009); baste decir aquí que los grupos de discusión<br />

tuvieron lugar, en una amplia variedad de municipios y con grupos sociodemográficos bien diferenciados,<br />

en cuatro fases distintas:<br />

en la primavera de 2005 (seis grupos);<br />

a principios de 2008 (cuatro grupos);<br />

en la primavera de 2009 (seis grupos) y<br />

a principios de 2010 (ocho grupos).<br />

En otro resumen de los hallazgos cualitativos obtenidos por el estudio OPIA en el período 2005-2010 (Rinken,<br />

en prensa), incluimos un repaso de los temas más destacados; es decir, de aquellos aspectos temáticos que<br />

fueron verbalizados con especial profusión por los participantes, apareciendo en la amplia mayoría o hasta en<br />

la totalidad de los grupos. En el presente texto, hemos optado por centrarnos exclusivamente en la evolución<br />

de los principios discursivos; es decir, aquellos razonamientos subyacentes que configuran una visión global<br />

del hecho social en cuestión, en este caso, el hecho migratorio. Según la terminología que empleamos aquí,<br />

los “discursos” son principios organizativos en base a los que se plasma un posicionamiento relativamente<br />

coherente ante la inmigración. Esta definición no implica que la adhesión subjetiva deba ser absoluta, ya que<br />

pueden existir relatos en los que se aprecian huellas de varios principios discursivos. Dicho esto, como norma<br />

general, la propia calidad vertebradora de los principios discursivos conllevará el claro predominio de uno de<br />

ellos en los posicionamientos de cada sujeto. En resumidas cuentas, la terminología empleada aquí enfatiza la<br />

parsimonia de los elementos básicos, entre otros motivos, para evitar que el seguimiento longitudinal se vea<br />

complicado por idiosincrasias semánticas o particularidades sociodemográficas de los participantes.<br />

2. DISCURSOS ANTE LA INMIGRACIÓN <strong>EN</strong> ÉPOCA DE BONANZA ECONÓMICA<br />

Como no puede ser de otra manera, el mapa discursivo derivado de los resultados cualitativos del primer<br />

estudio OPIA constituye el punto de partida de nuestra exposición. A partir del análisis de los grupos de discusión<br />

realizados en 2005, se identificaron cuatro discursos (en el sentido antes especificado) bien diferenciados;<br />

los dos primeros conllevan una valoración general decidida o tendencialmente favorable de la inmigración,<br />

mientras que los dos restantes se inclinan hacia valoraciones tendencial o decididamente desfavorables<br />

del hecho migratorio y sus efectos. Veamos brevemente, uno por uno, los cuatro discursos en cuestión.<br />

El discurso solidario radica en la empatía, es decir, en la identificación mental y afectiva con las circunstancias<br />

sociales, económicas y personales de los inmigrantes. La actitud solidaria hace hincapié en los aspectos positivos<br />

de la inmigración, sobre todo en el plano cultural, es decir, valora positivamente la diversidad y el enriquecimiento<br />

cultural que provoca la convivencia entre personas con costumbres y creencias distintas, subrayando<br />

que los problemas que pudiesen generar algunos inmigrantes no han de generalizarse a todo el al colectivo.<br />

El siguiente fragmento verbal, correspondiente a una dinámica grupal realizada en una localidad de la Costa<br />

del Sol, ejemplifica esta idea:<br />

M: Además, que todo el mundo es bueno. (…) En todos los sitios cuecen habas, pero luego las costumbres…A mí me gusta mucho<br />

probar lo de todos sitios. (OPIA-I. G3. Mujeres. Torremolinos. Trabajadoras en ramas con presencia de inmigrantes y pequeñas<br />

comerciantes).<br />

2 2 6 5


LA EVOLUCIÓN DE LAS ACTITUDES DE LA POBLACIÓN AUTÓCTONA ANDALUZA ANTE LA INMIGRACIÓN…<br />

En comparación con el marcado énfasis en el enriquecimiento cultural, el plano económico está presente en<br />

este discurso tan solo en un segundo orden de importancia, manifestándose como apreciación de la aportación<br />

relevante de los inmigrantes al desarrollo económico de Andalucía. Sin embargo, en esta primera edición<br />

de OPIA, el discurso solidario podría perfectamente prescindir de esa aportación económica, al encontrar en la<br />

dimensión cultural, así como en la necesidad de los propios inmigrantes para acceder a un mejor nivel de vida,<br />

razones más que suficientes para motivar un apoyo prácticamente incondicional a la inmigración.<br />

El discurso funcionalista, por su parte, se centra justamente en consideraciones económico-laborales. En base<br />

a la constatación de que se precisa mano de obra inmigrante para desempeñar trabajos pertenecientes al<br />

mercado laboral secundario, el discurso funcionalista cuenta con la utilidad como principio unitario. Para los<br />

seguidores de esta actitud, los puestos de trabajo en los que se emplean la mayoría de inmigrantes son rechazados<br />

por los trabajadores autóctonos debido a la precariedad de las condiciones laborales; así pues, la<br />

utilidad económica de la inmigración está intrínsecamente vinculada con las preferencias de los autóctonos. A<br />

modo de ejemplo, he aquí un verbatim procedente de una dinámica grupal realizada en un municipio donde<br />

la presencia de inmigrantes se relaciona en gran medida con la actividad agraria:<br />

H: Cogen los puestos que nadie quiere, la mayoría de las veces. (OPIA-I. G2. Varones. Almería. Trabajadores en ramas con presencia<br />

de inmigrantes y pequeños comerciantes sin empleados).<br />

Los razonamientos de los funcionalistas se presentan como una especie de adquisición popular de la teoría de<br />

la segmentación del mercado laboral, teoría según la cual existe, por un lado, un segmento primario compuesto<br />

por trabajos más o menos estables, con niveles de remuneración relativamente altos y elevadas dosis<br />

de prestigio social, y, por otro lado, un segmento secundario formado por aquellos trabajos caracterizados<br />

por la inestabilidad, la dureza de las condiciones, los bajos salarios y la escasa deseabilidad social. Esta teoría,<br />

de procedencia eminentemente académica (Piore, 1983; Cachón, 2003), “casa bien” con unos hechos<br />

empíricos y con unas preferencias normativas muy difusas en una sociedad marcada por el boom inmobiliario,<br />

en el sentido de que la adscripción popular de los inmigrantes a empleos del mercado laboral secundario,<br />

aparte de referirse a una realidad contrastable, guarda relación también con los deseos de los trabajadores<br />

autóctonos respecto de su propia posición en la pirámide de oportunidades. Aunque con matices y salvedades,<br />

la integración social funcionalista es y quiere ser esencialmente una integración estratificada.<br />

Ya en esta primera edición de OPIA, advertimos la volatilidad inherente de este discurso. Aparte de ser el<br />

razonamiento básico con menor recorrido semántico, debido quizás a que en aquellos años articulaba una<br />

idea que muchos considerarían una obviedad empírica, es necesario señalar que su validez como forma de<br />

pensar en materia migratoria depende, en buena medida, de la situación económica y de su percepción por<br />

parte de la opinión pública autóctona.<br />

Pasando ahora a razonamientos que motivan una postura general dubitativa o desfavorable hacia el hecho<br />

migratorio, el discurso desconfiado presenta el agravio comparativo como elemento central. Desde esta<br />

perspectiva, se articulan un sinfín de incertidumbres y potenciales amenazas percibidas en relación con la inmigración,<br />

tanto en el ámbito cultural como en el laboral. Aunque en ocasiones alude a temas que también se<br />

encuentran presentes en los discursos solidario y/o funcionalista, éstos se enfocan con una impronta pesimista.<br />

Así, en la esfera económico-laboral, en lugar de mencionar la aportación de los inmigrantes al desarrollo<br />

económico del país de acogida, se enfatiza la percepción de una serie de agravios comparativos, mientras<br />

que en el ámbito cultural, la adaptación a las normas básicas de la sociedad de acogida deja de constituir el<br />

horizonte lógico de la evolución a medio plazo -visión desenfadada que es articulada por el discurso solidariopara<br />

convertirse en una exigencia urgente, al percibirse como condición indispensable para alcanzar una convivencia<br />

satisfactoria. Los siguientes ejemplos ilustrativos proceden de dinámicas grupales llevadas a cabo en<br />

municipios dedicados esencialmente a servicios turísticos y a la agricultura intensiva, respectivamente:<br />

M: (…) Lo que sí me importa, de verdad, y muchísimo, es eso, que vengan a desequilibrar, a meter otras costumbres que no<br />

son las nuestras. Y no sólo de comidas o cosas de esas, sino de algo que nos pueda, de verdad, echar por tierra la sociedad<br />

nuestra que tenemos (OPIA-I. G3. Mujeres. Torremolinos. Trabajadoras en ramas con presencia de inmigrantes y pequeñas comerciante)<br />

M: Es que ellos se tienen que hacer a nosotros, no nosotros a ellos, nosotros estamos en nuestro sitio. (OPIA-I. G4. Mujeres. Lepe.<br />

Amas de casa).<br />

Al igual que los discursos solidario y funcionalista, si bien de forma algo menos explícita, los sujetos desconfiados<br />

abogan por la integración de los inmigrantes en igualdad de condiciones, eso sí: a condición de que<br />

acepten las reglas básicas de la sociedad de acogida. A diferencia de los anteriores discursos, el planteamiento<br />

desconfiado no concede demoras para hacer efectiva dicha adaptación sino que la exige de manera<br />

categórica e inmediata, como se expresa en el siguiente texto:<br />

M: Pero desde luego lo que no puedes hacer es, por ser nosotros tan permisivos como somos, tan democráticos y tan tan democráticos<br />

y tan guays, que se nos estén metiendo cosas y problemas gordos que luego la sociedad no sepa resolver. ¡Eso hay<br />

que atajarlo!. Perfectamente inmigración, toda la que digamos la que se…la que una sociedad pueda aceptar, pero que las costumbres<br />

las acepten las costumbres del país donde van. (OPIA-I. G3.Torremolinos. Trabajadoras en ramas con presencia de inmigrantes<br />

y pequeñas comerciantes)<br />

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LA EVOLUCIÓN DE LAS ACTITUDES DE LA POBLACIÓN AUTÓCTONA ANDALUZA ANTE LA INMIGRACIÓN…<br />

En la monografía basada en el estudio OPIA-I, se incluye todo un capítulo acerca de cuáles serían, desde el<br />

punto de vista de los andaluces autóctonos, esas costumbres a las que los inmigrantes deberían adaptarse.<br />

Por último, el discurso excluyente tiene como principio organizativo básico el rechazo frontal y manifiesto hacia<br />

la inmigración. Mientras el discurso desconfiado insiste en una serie de precondiciones y exigencias para que<br />

la convivencia entre autóctonos y alóctonos pueda funcionar satisfactoriamente, el excluyente parece dar<br />

prácticamente por imposible cualquier posibilidad de integración, atribuyendo a los inmigrantes una falta generalizada<br />

de adaptación a las normas y costumbres de la sociedad de acogida. Este sentimiento se recoge<br />

en el siguiente fragmento, correspondiente al grupo de discusión realizado con jubilados y prejubilados de un<br />

municipio de interior dedicado a la agricultura:<br />

H: Yo lo que digo es que no tienen vergüenza (silencio). Porque si aquí ahora mismo por ejemplo estamos en una reunió aquí y<br />

hay cinco moros y diez españoles, o un español, en la reunión también se debe hablar el lenguaje que estamos ahora mismo<br />

aquí en España.<br />

H: ...Y sin embargo se enganchan a hablar entre ellos el moro...<br />

H: Claro<br />

H: ...estando nosotros aquí. ¡No señor! ¡Tú hablas aquí español o te vas a la mierda! (da un golpe en la mesa y chasquea los<br />

dedos). (OPIA-I. G6. Varones. Villanueva del Arzobispo. Inactivos)<br />

Como se desprende del anterior verbatim, la actitud excluyente manifiesta una fuerte sensación de perjuicio<br />

hacia lo propio; sentimiento que se agudiza aún más cuando se justifica en base a una lógica nacionalista,<br />

según la cual quienes han nacido en el seno de una sociedad poseen el status de ciudadano con todos los<br />

derechos, mientras que quienes llegan después han de mantenerse dentro de un estado de minoría subordinada<br />

a las normas y reglas de la mayoría. Por mucho que se pueda sospechar que el protagonista del citado<br />

verbatim despacharía, en un tono igualmente antipático, también a quienes hablaran en su presencia el gallego<br />

o el catalán, no deja de ser cierto que ante semejante agresividad (verbal en este caso pero agresividad<br />

al fin y al cabo), los inmigrantes se encuentran mucho más indefensos que los representantes de aquellas<br />

minorías lingüísticas que forman históricamente parte integrante de la sociedad española.<br />

Por resumir, en época de expansión económica, el conjunto de las actitudes ante la inmigración estaba relativamente<br />

equilibrado, en el sentido de que dos actitudes benévolas, una de ellas muy decidida (discurso solidario)<br />

y la otra, volátil pero bastante difusa (funcionalismo económico), constituían un contrapeso a las posturas<br />

más o menos reacias (discursos desconfiado y excluyente). Veamos ahora qué sucede a principios de<br />

2008, justo al inicio del periodo recesivo de la economía.<br />

3. DISCURSOS ANTE LA INMIGRACIÓN: <strong>EL</strong> INICIO DE LA CRISIS ECONÓMICA<br />

En la segunda edición de OPIA registramos modificaciones importantes en los discursos de los autóctonos<br />

ante la inmigración, en comparación con los resultados del OPIA-I. Como veremos, en ello influyó, a todas<br />

luces, la creciente percepción entre la ciudadanía del advenimiento de una crisis económica con graves repercusiones<br />

para el mercado de trabajo, en cuanto a niveles de empleabilidad y precariedad de los empleos<br />

disponibles.<br />

De entre los hallazgos principales de OPIA-II destaca el desmoronamiento del discurso funcionalista. A diferencia<br />

de la edición anterior del estudio, en este estadio inicial de la crisis económica, los razonamientos relativos<br />

a la utilidad de la mano de obra inmigrante ya no conforman una postura consistente ante el hecho migratorio,<br />

es decir, no constituyen un discurso ante la inmigración en el sentido manejado aquí. Sin embargo, lejos de<br />

desaparecer, las referencias a la utilidad de la mano de obra inmigrante se convierten en materia prima para<br />

la verbalización del resto de actitudes (solidaria, desconfiada y excluyente), aunque llevando la huella dactilar,<br />

por así decirlo, de uno de los tres principios discursivos vivos en aquel momento: la empatía, el agravio comparativo<br />

o la hostilidad, según el caso.<br />

De este modo, a principios de 2008 nos encontramos con un discurso solidario que, pese a no abandonar su<br />

impronta culturalista, hace más hincapié que antes en la aportación económica de los inmigrantes al sistema<br />

de bienestar y al desarrollo económico de la sociedad de acogida, enfatizando especialmente el mérito que<br />

supone realizar trabajos duros y con escasos niveles de remuneración, así como la legitimidad de buscar una<br />

vida mejor lejos del país de origen. En el extracto que recogemos a continuación, una empleada en la administración<br />

pública recurre al antecedente histórico de la emigración española para dar más fuerza a dicha<br />

idea:<br />

M: Eso también es una realidad, que los emigrantes también vienen para levantar los países, como por ejemplo ha habido muchos<br />

españoles que nosotros hemos ido a Inglaterra y hemos hecho los trabajos como de servicios. Pues como aquí lo hacen un<br />

poquillo ellos también, y eso también es una necesidad, para levantar el país en muchas situaciones. (OPIA-II. G2. Mujeres.<br />

Marbella. Empleadas en ramas con presencia de inmigrantes y en la administración pública).<br />

Mientras la percepción de deterioro macroeconómico parece alterar algo los argumentos de la postura solidaria,<br />

quizás para cubrir parcialmente el hueco discursivo dejado por los funcionalistas de antaño, el discurso<br />

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LA EVOLUCIÓN DE LAS ACTITUDES DE LA POBLACIÓN AUTÓCTONA ANDALUZA ANTE LA INMIGRACIÓN…<br />

solidario de OPIA-II mantiene firmemente la idea de plena igualdad de los inmigrantes en cuanto a derechos,<br />

obligaciones y oportunidades, de igual forma que se registró en OPIA-I.<br />

Por su parte, el discurso desconfiado continúa advirtiendo en 2008 situaciones de agravio comparativo en los<br />

planos cultural y laboral, remarcando que el bajo nivel de vida de muchos inmigrantes explicaría su mayor<br />

predisposición para trabajar y vivir en condiciones precarias, sobre todo en el caso de los extranjeros de llegada<br />

reciente. Esta observación le vale prácticamente al discurso desconfiado como indicio de competencia<br />

desleal, como se expresa a continuación a través del relato de un empleado de la rama de la hostelería,<br />

habitante de un municipio con fuerte presencia del sector de la construcción y los servicios:<br />

H1: […] Tanta gente que hay aquí… ¿hay trabajo para todo el mundo? No sé, yo lo veo un poco complicado…<br />

H2: Muchos extranjeros, rumanos, del Este, moros y gente de color… la mitad todos sin papeles, trabajando a bajo precio que<br />

son los que también se nota aquí, en el trabajo. Si tú tienes que ganar dos mil euros, pues ponte por ejemplo y yo voy por mil…<br />

(OPIA-II. G1. Varones. Motril. Empleados en ramas con presencia de inmigrantes)<br />

La principal novedad del discurso desconfiado en OPIA-II es la aparición de una variante que puede etiquetarse<br />

como “incipiente”, variante en la que se sitúan los autóctonos más jóvenes y con mayores niveles educativos<br />

entre los participantes a las dinámicas grupales de OPIA-II. Mientras que el discurso desconfiado consolidado<br />

-aquel que más elementos en común presenta con la actitud desconfiada de OPIA-I- encaja a los inmigrantes<br />

como personas insertadas de manera tendencialmente horizontal en la estructura social, el desconfiado<br />

incipiente los observa desde una perspectiva vertical en la pirámide de oportunidades laborales, ocupando<br />

puestos de trabajo de rango muy inferior al de los autóctonos en cuestión. Ello no quita, sin embargo,<br />

que expresen valoraciones recelosas, más inhibidas que en la variante consolidada en cuanto a estilo y claridad<br />

pero muy parecidas en el fondo.<br />

Por lo que respecta al discurso excluyente, éste apenas registra cambios en 2008. La actitud de rechazo expreso<br />

hacia los inmigrantes se mantiene como elemento central del discurso, como inalterable se conserva<br />

también la asociación entre inmigración y perjuicios en los ámbitos laboral, residencial y educativo, por este<br />

orden. No obstante, el matiz funcionalista de la actitud excluyente lo encontramos, en OPIA-II, en el manifiesto<br />

descontento que se expresa hacia los trabajadores autóctonos por no emplearse en trabajos duros, lo cual<br />

obligaría a muchos empresarios a contratar inmigrantes, muy a su pesar. Así verbaliza esta idea una autóctona,<br />

esposa de un empresario agrícola y habitante de un municipio dedicado a la agricultura intensiva:<br />

M: Es que los españoles ¿dónde están? El gobierno no debería de dar [subsidio de] paro: ¡todo el mundo a trabajar! (OPIA-II.<br />

G4. Mujeres. La Mojonera. Empleadas en pequeño comercio y amas de casa).<br />

Resumiendo, los grupos de discusión realizados para OPIA-II apuntan a una polarización de las actitudes de<br />

los andaluces ante la inmigración. Ya en su etapa inicial, la crisis económica deja huérfano al funcionalismo<br />

económico, cuyos seguidores tenderán, según los indicios recopilados mediante este estudio, a inclinarse<br />

hacia el posicionamiento desconfiado, entre otros motivos por la afinidad intrínseca entre sus correspondientes<br />

lógicas discursivas. Dependiendo de las circunstancias y el contexto, el beneficio (percibido) de ayer bien puede<br />

convertirse en el agravio (percibido) de hoy o mañana. Por inevitable y “natural” que resultase para muchos<br />

enfocar el hecho migratorio, durante la bonanza económica, desde una valoración de su utilidad, en<br />

virtud de esta misma perspectiva, en época de vacas flacas el beneficio no es, ni mucho menos, igual de evidente.<br />

Por reiterar una alusión que no tendrá mayor desarrollo en este texto, la clara evolución del mapa discursivo a<br />

principios de 2008, en comparación con 2005, fue más llamativa aún con relación a la estabilidad de los resultados<br />

cuantitativos obtenidos en ambas ocasiones. Aparte de realizar una profundización cualitativa para<br />

comprobar la fiabilidad de estos resultados (véase OPAM, 2009), desde el equipo investigador reflexionamos<br />

sobre las implicaciones metodológicas de esta discrepancia, que contrasta con la sinergia entre los hallazgos<br />

cuantitativos y cualitativos del OPIA-I. Dicha reflexión nos llevó a constatar una mayor capacidad de las herramientas<br />

cualitativas de producción de datos, y singularmente de los grupos de discusión, para captar cambios<br />

de actitudes en épocas de efervescencia social, como pudo ser la percepción cada vez más generalizada de<br />

un agotamiento del largo ciclo de crecimiento del nivel económico y del bienestar social en España (Rinken y<br />

Velasco Dujo, 2010)<br />

4. <strong>EL</strong> MAPA DISCURSIVO ANTE LA INMIGRACIÓN <strong>EN</strong> PL<strong>EN</strong>A CRISIS ECONÓMICA<br />

Aunque nadie sepa con certidumbre cuándo empezarán a remitir los efectos negativos de la crisis económica,<br />

no cabe duda de que la tercera edición del estudio OPIA, cuyo trabajo de campo se realizó a principios de<br />

2010, recoge las opiniones y actitudes de los andaluces en materia migratoria en un momento marcado plenamente<br />

por ella, tanto en la dimensión económica-laboral como en otras vertientes de la realidad social. Los<br />

resultados cualitativos del OPIA-III guardan muchos elementos en común con los antecedentes inmediatos<br />

(2008-2009), aunque también se observan algunos hallazgos novedosos, relacionados sobre todo con la<br />

persistencia de la adversa coyuntura económica y concretamente, con la percepción de unos efectos cada vez<br />

más agudos de la misma respecto de los niveles y condiciones de empleabilidad de la población autóctona.<br />

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LA EVOLUCIÓN DE LAS ACTITUDES DE LA POBLACIÓN AUTÓCTONA ANDALUZA ANTE LA INMIGRACIÓN…<br />

En cuanto al discurso solidario, aunque siga conservando su característica apreciación de la dimensión cultural,<br />

en 2010 hace un hincapié mayor que en anteriores ediciones del estudio en la vertiente económico-laboral del<br />

hecho migratorio. De hecho, se refuerza el razonamiento, ya observado en 2008, relativo al mérito de desempeñar<br />

una actividad laboral en sectores productivos que tendían a ser evitados por los autóctonos durante<br />

el periodo de bonanza. En la tercera edición de OPIA, este reconocimiento se convierte en una especie de<br />

garantía de cara al futuro, siendo interpretado por los solidarios como raíz del derecho a seguir empleándose<br />

en ellos, por mucho que pueda variar la deseabilidad de los mismos por parte de algunos trabajadores<br />

autóctonos.<br />

Junto con los derechos adquiridos por los trabajadores inmigrantes, la actitud solidaria enfatiza cada vez más,<br />

y he aquí otra novedad respecto de 2008, la necesidad de condicionar la entrada y permanencia de inmigrantes<br />

a las necesidades económicas de la sociedad de acogida, como forma de contener el volumen de la<br />

población desempleada, ya sean nativos o foráneos. En una dinámica grupal realizada en un municipio de la<br />

costa malagueña, se expone así esta idea:<br />

M1: Que ahora no hay trabajo ni para los que estamos aquí, pues ya, claro, se está cambiando mucho la opinión. Pero no hay<br />

que llegar a ser racistas. Ni decir: “venga todos fuera”, sino que los que estén regularizaos, los que no estén regularizados...<br />

Como hay cosas que Zapatero no ha hecho bien, y cosas que sí. Como por ejemplo; que el paro adelantárselo con la condición,<br />

todo junto y que se vaya a su país. Porque luego se acabaría el paro y ¿qué hacen? Cuando aquí falta trabajo para nosotros.<br />

Digamos incentivar que los que están aquí sin trabajo, antes de delinquir, ni de robar ni de hacer cosas, pues a su país porque<br />

no, no hay trabajo. Es lo que yo veo correcto. Y que se queden los que, los que tengan aquí trabajo. [OPIA-III. G3. Mujeres.<br />

Vélez-Málaga (Málaga). Empleadas temporales en la agricultura, el servicio doméstico y amas de casa].<br />

Aunque quizás no esté claro a primera vista, considerando sólo este verbatim, la protagonista es una decidida<br />

defensora del discurso solidario, subrayando en reiteradas ocasiones el mérito que conlleva la actividad laboral<br />

de los inmigrantes en España, así como el respeto que se merecen éstos. Ahora bien, el hecho de que<br />

esta participante en concreto perciba la necesidad de que a los inmigrantes en situación de paro, se les adelanten<br />

sus prestaciones a condición de que se comprometan a volver a su país de origen, da una idea de<br />

hasta qué punto el discurso solidario se encuentra a la defensiva en el contexto macroeconómico actual.<br />

El discurso desconfiado sigue siendo, al igual que en 2008, la actitud con un mayor grado de difusión social, si<br />

interpretamos como indicio de ello la adhesión a este discurso por parte de un abanico muy amplio de perfiles<br />

sociodemográficos de participantes; de hecho, esta actitud surgió en todas las dinámicas grupales, dominándolas<br />

en su mayoría. Al mantenimiento de sus tradicionales temores en el ámbito cultural, se añade ahora un<br />

clamor aún más fuerte que dos años atrás, en relación con el agravio comparativo percibido en el acceso a los<br />

principales servicios públicos (sanidad, educación, prestaciones sociales, etc.), así como a los escasos puestos<br />

de trabajo que pudieran estar disponibles. En una dinámica realizada en un municipio de interior con fuerte<br />

implantación del sector de la construcción, boyante durante la bonanza pero deprimido hoy en día, un varón<br />

desempleado describe así su experiencia personal:<br />

H4: Lo que termina pasando es que, por el precio tuyo, meten a dos de ellos [=inmigrantes]. Y te terminan echando.<br />

H5: Claro. Si la última empresa que me han dejado parado a mí, han metido a tres, ¡a tres han metido! Además que me lo han<br />

dicho muy clarito. [OPIA-III. G5. Varones. Antequera (Málaga). Empleados y ex - empleados del sector de la construcción].<br />

La profusión de este tipo de relatos de agravio comparativo, tanto en lo laboral como también respecto de<br />

otros ámbitos, aumenta aún más en la tercera edición del estudio, respecto de las anteriores; en algunos<br />

casos, los relatos se tiñen de enfado y rabia indisimulados. Pese a que las referencias semánticas no son<br />

siempre las más elegantes, constatamos que como regla general, la actitud desconfiada no manifiesta, en<br />

esta tercera edición de OPIA, reproches hacia los inmigrantes; no se les responsabiliza de las situaciones de<br />

agravio, sino que a título individual, articula en reiteradas ocasiones respeto por sus necesidades y opciones.<br />

Es más, de todas las ediciones del estudio, en 2010 hemos recogido el mayor despliegue semántico de razonamientos<br />

funcionalistas; razonamientos que, sin embargo, se refieren a la época de la bonanza económica y<br />

sus correspondientes necesidades de mano de obra importada. Aunque se trate, por tanto, de reflexiones<br />

retrospectivas, de ellas se deriva en ocasiones un reconocimiento explícito de la aportación inmigrante al desarrollo<br />

durante aquellos años, lo cual contribuye, cuando menos, a anclar el discurso sobre la situación actual.<br />

En ocasiones, se observa incluso un grado notable de madurez en las recapacitaciones de estos autóctonos,<br />

en el sentido de que reconocen una corresponsabilidad propia en la gestación de la crisis: retrospectivamente,<br />

les resulta innegable que el nivel de endeudamiento de muchas familias y empresas (nos referimos a autóctonos)<br />

fue insostenible.<br />

Finalmente en 2010 registramos un discurso excluyente que mantiene prácticamente intacto el hilo argumental<br />

de OPIA-II. El matiz diferenciador lo encontramos en su extensión hacia segmentos sociales que en las ediciones<br />

pasadas del estudio se mostraron proclives a adoptar posiciones más benignas ante la inmigración, como<br />

es el caso del perfil de jóvenes con estudios superiores.<br />

En conclusión, los resultados del análisis cualitativo llevado a cabo en 2010 nos proporcionan un mapa discursivo<br />

marcado fuertemente por la crisis, de modo que la preeminencia de la vertiente económico-laboral de la<br />

2 2 6 9


LA EVOLUCIÓN DE LAS ACTITUDES DE LA POBLACIÓN AUTÓCTONA ANDALUZA ANTE LA INMIGRACIÓN…<br />

inmigración se hace mucho más evidente que dos años atrás, al tiempo que se acentúa su interpretación en<br />

términos escépticos o recelosos.<br />

5. DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS<br />

Aunque este texto abarque tan sólo una parte del conjunto de resultados generados por el estudio OPIA en<br />

el período 2005-2010, consideramos que los hallazgos resumidos aquí son de envergadura y calidad más<br />

que suficientes para discernir la pauta de evolución en la que se encuentra a día de hoy la percepción del<br />

hecho migratorio en Andalucía; pauta que además, es probable que sea muy similar a la del conjunto de<br />

España.<br />

En este sentido, desde que iniciara la crisis económica, constatamos cambios importantes en el mapa discursivo<br />

ante la inmigración. La variedad de discursos que registramos durante la anterior etapa de crecimiento<br />

económico (solidario, funcionalista, desconfiado y excluyente), se reduce a partir de 2008. El funcionalismo<br />

utilitarista, actitud centrada en valorar la presencia de inmigrantes en base a su aportación al desarrollo de<br />

aquellos sectores laborales menos deseables para los trabajadores nativos, padece un proceso de desintegración<br />

como discurso autosuficiente ante la inmigración. En las dinámicas grupales realizadas desde el inicio<br />

de la crisis, las referencias a la mano de obra inmigrante están marcadas, siempre que se refieran a la situación<br />

actual, por consideraciones ajenas a la utilidad en cuanto tal. Esas consideraciones van desde la legitimidad<br />

y el mérito del empleo inmigrante para ocupar trabajos duros y mal remunerados (discurso solidario),<br />

hasta la hostilidad manifiesta hacia los inmigrantes (discurso excluyente) y comprenden, de modo especialmente<br />

profuso, la expresión de agravios percibidos (discurso desconfiado). De ser una idea con aceptación<br />

casi automática, capaz de sostener un posicionamiento coherente sin necesidad siquiera de argumentarlo<br />

mucho, la utilidad de la mano de obra inmigrante ha pasado a ser un tema a debatir de manera acalorada,<br />

debate que tiene un punto de anclaje en el reconocimiento generalizado de que durante el boom, las economías<br />

española y andaluza necesitaban un elevado volumen de mano de obra inmigrante. Este reconocimiento,<br />

enfatizado especialmente por la actitud solidaria, se extiende también a los seguidores del discurso<br />

desconfiado, con la salvedad sin embargo de que éstos no parecen dispuestos a derivar de ello una especie<br />

de “derecho adquirido” respecto del desempeño continuado de tales actividades laborales, a diferencia de<br />

cómo piensan los solidarios. Por lo que concierne al discurso excluyente, es el que menores modificaciones<br />

presenta en cuanto al glosario de argumentos y temas tratados, así como respecto de su difusión social, a<br />

tenor de los indicios que podemos derivar mediante la metodología empleada aquí.<br />

En principio, no nos debería sorprender que la opinión pública reaccione ante la evidencia de la crisis y que<br />

esa reacción, suponga un cambio respecto de determinados aspectos de sus actitudes ante la inmigración.<br />

Dada la naturaleza eminentemente laboral de una elevada proporción de la inmigración internacional recibida<br />

por España a lo largo de la última década, sería prácticamente inconcebible que ello no ocurriera. En realidad,<br />

el núcleo del actual proceso evolutivo de la opinión pública en materia migratoria corresponde a una lógica<br />

que, por ineludible, orienta desde principios de la crisis la actuación gubernamental. En términos generales, la<br />

actual situación del mercado laboral sugiere que todos aquellos empleos que se generen conforme se reanime<br />

la actividad económica, deberían cubrirse con trabajadores ya residentes; ello comprende tanto a los<br />

trabajadores extranjeros ya asentados en España de manera estable, como obviamente a los trabajadores<br />

con nacionalidad española. En este sentido se ha movido el Gobierno desde el año 2008 (reducción drástica<br />

del catálogo de empleos de difícil cobertura; lanzamiento de programas de retorno voluntario; etc.) y cabe<br />

esperar que seguirá haciéndolo mientras perduren los efectos de la crisis.<br />

Consideramos que los datos empíricos que resumimos en este texto no implican, en cuanto tales, una deriva<br />

imparable de las actitudes hacia posturas que fueran incompatibles con una convivencia cohesionada e incluyente.<br />

Sin embargo, nuestro pronóstico acerca de la evolución futura de la opinión pública en materia migratoria,<br />

caso de persistir la situación crítica de la economía y del mercado laboral, sería de erosión progresiva del<br />

apoyo ciudadano, abrumadoramente mayoritario solo pocos años atrás, a la universalización de los derechos<br />

sociales. Según cómo evolucione el panorama económico-laboral, no descartaríamos que puedan producirse<br />

riesgos para la cohesión social y la convivencia, incluyendo un posible aumento de los seguidores del discurso<br />

excluyente.<br />

A día de hoy, no nos parece justificado denunciar una supuesta “radicalización” de la sociedad española en<br />

contra de la inmigración, como sí lo hicieron algunos medios de comunicación (concretamente, el diario El País<br />

en su edición del 3 de marzo de 2010) con referencia a un informe del OBERAXE (Cea D’Ancona y Valles<br />

Martínez, 2009). Es más, en vez de convertir en posible indicio de xenofobia cualquier posicionamiento desfavorable<br />

o receloso ante la inmigración, consideramos que debería hacerse exactamente lo contrario, a saber:<br />

diferenciar con suma pulcritud entre actitudes ante la inmigración (sus efectos, su gestión, etc.) por un lado, y<br />

posicionamientos ante la alteridad (religiosa, étnica, racial, etc.), por otro. Ciertamente, en no pocas ocasiones<br />

se producen mezclas entre ambas dimensiones, entre otros motivos porque en España la alteridad se ha<br />

manifestado, en los espacios públicos y lugares de trabajo, en buena medida al hilo del boom inmigratorio.<br />

2 2 7 0


LA EVOLUCIÓN DE LAS ACTITUDES DE LA POBLACIÓN AUTÓCTONA ANDALUZA ANTE LA INMIGRACIÓN…<br />

No obstante, si nuestra perspectiva analítica no admitiese la posibilidad de que la complicada situación<br />

económica pueda inducir cambios en las valoraciones del hecho migratorio y de sus mecanismos de regulación,<br />

sin derivar necesariamente en un rechazo hacia las personas inmigradas ni en el apoyo a medidas que<br />

lesionen sus legítimos derechos, flaco favor estaríamos haciendo a la calidad de la convivencia.<br />

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2 2 7 1


USO D<strong>EL</strong> DIFER<strong>EN</strong>CIAL SEMÁNTICO PARA CONOCER LOS <strong>ESTEREOTIPOS</strong> D<strong>EL</strong> PERSONAL DE <strong>EN</strong>FERMERÍA<br />

RESPECTO DE LOS MARROQUÍES 1<br />

Fernando Jesús Plaza del Pino* y Encarnación Soriano Ayala**<br />

* Complejo Hospitalario Torrecárdenas de Almería y Universidad de Almería<br />

** Universidad de Almería<br />

El aumento de extranjeros en nuestro país está produciendo el asentamiento creciente de grupos culturales<br />

de todas las partes del mundo; con sus costumbres, sus tradiciones, sus valores, sus creencias y su visión del<br />

mundo, de la vida, de la muerte y del proceso salud-enfermedad, de cómo se enferma, cómo se sana, quién<br />

puede sanar, qué hacer y qué no hacer para sanar, etc. (Plaza-del Pino et al, 2005).<br />

Este incremento en diversidad cultural se puede observar en los servicios sanitarios públicos con un aumento<br />

en el porcentaje de pacientes extranjeros, un hecho que está suponiendo un importante reto para todo el<br />

sistema y para los profesionales de la salud, en especial para el personal de Enfermería, al encontrarse en<br />

esa primera línea de contacto y asistencia a estos nuevos usuarios.<br />

Este contexto multicultural en los hospitales andaluces nos ha llevado a investigar acerca de las actitudes de<br />

los profesionales de Enfermería hacia los pacientes extranjeros a los que cuidan.<br />

En esta comunicación presentamos los resultados de la aplicación de un diferencial semántico para analizar<br />

cómo ve el encuestado a las personas de origen marroquí, grupo nacional más numeroso en la zona de estudio<br />

(INE, 2010), la provincia de Almería.<br />

Diversos estudios muestran que en España el colectivo peor valorado es el de los inmigrantes magrebíes,<br />

seguido por los gitanos y los inmigrantes subsaharianos (Navas et al. 2004: 263-267). Por nacionalidades, los<br />

marroquíes son los extranjeros que son ubicados a una mayor distancia cultural por la población autóctona,<br />

principalmente por su religión musulmana. Existe un rechazo a la religiosidad intensa que se atribuye a los<br />

musulmanes porque se considera que afecta demasiado a su vida cotidiana y dificulta su integración en la<br />

sociedad española. “La religión aparece también como principal factor de subordinación de las mujeres, en<br />

una relación tan desigual con los hombres que ofende a sus vecinas españolas” (Cea D´Ancona, 2001).<br />

1. OBJETIVO<br />

Conseguir una primera aproximación a la opinión de los profesionales de Enfermería respecto de los marroquíes.<br />

2. MATERIAL Y MÉTODO<br />

Para el trabajo exploratorio que presentamos se ha realizado un estudio observacional descriptivo transversal,<br />

como mejor manera para tener esta aproximación a los estereotipos que marcan la opinión de la muestra.<br />

En nuestro estudio utilizamos el diferencial semántico, este tipo de instrumento fue creado por Osgood<br />

(1957), es un procedimiento destinado a medir la significación que tienen ciertos objetos, hechos, situaciones<br />

o personas para los encuestados. Concretamente se mide esa significación a partir de la situación del concepto<br />

del objeto analizado en un espacio semántico de dimensiones valorativas. Los diferenciales semánticos<br />

ponen de relieve los estereotipos que el individuo maneja y que determinan sus opiniones sobre un tema en<br />

concreto. Su estructura es sencilla, consta de una serie de adjetivos bipolares relacionados con el tema a estudiar.<br />

2.1 Ámbito de estudio<br />

El estudio se ha desarrollado entre los profesionales de Enfermería de las áreas de hospitalización de los<br />

hospitales públicos de la provincia de Almería; Hospital Torrecárdenas de la capital, Hospital de Poniente de El<br />

Ejido y Hospital La Inmaculada de Huércal Overa, tanto enfermeras como Auxiliares de Enfermería (AE).<br />

Se decidió realizar el estudio entre las áreas de hospitalización al valorar que es en estos espacios donde el<br />

personal tiene una relación más estrecha no sólo con el paciente extranjero sino también con su familia.<br />

1 Esta comunicación forma parte de una investigación más amplia desarrollada durante los años 2008 y 2009 financiada por la Consejería<br />

de Salud de la Junta de Andalucía titulada “Competencia comunicativa intercultural de los profesionales de enfermería hacia pacientes<br />

inmigrantes musulmanes” (PI 424-2007)<br />

Plaza del Pino, F. J. y Soriano Ayala, E. (2011). Uso del diferencial semántico para conocer los<br />

estereotipos del personal de enfermería respecto de los marroquíes. En F. J. García Castaño y N.<br />

Kressova. (Coords.). Actas del I Congreso Internacional sobre Migraciones en Andalucía (pp. 2273-<br />

2276). Granada: Instituto de Migraciones. ISBN: 978-84-921390-3-3.<br />

2 2 7 3


USO D<strong>EL</strong> DIFER<strong>EN</strong>CIAL SEMÁNTICO PARA CONOCER LOS <strong>ESTEREOTIPOS</strong> D<strong>EL</strong> PERSONAL DE <strong>EN</strong>FERMERÍA…<br />

2.2 Muestra<br />

La población de estudio se encuentra en torno a los 1400 profesionales<br />

De las 560 encuestas repartidas se recuperaron un total de 243 de las que se consideraron válidas 226.<br />

Las enfermeras suponen en los hospitales estudiados aproximadamente el 60% del total del personal de<br />

Enfermería, mientras que AE suponen algo más del 40%. En la muestra estudiada las proporciones son similares,<br />

aunque el porcentaje de enfermeras respecto del total aumenta hasta un 67,3%.<br />

2.3 Recogida de datos<br />

El instrumento de recogida de datos que se ha utilizado ha sido un cuestionario anónimo al que se añadió los<br />

diferenciales semánticos que analizamos en esta presentación.<br />

La estructura de los diferenciales semánticos utilizados es sencilla, consta de una serie de conceptos que el<br />

sujeto debe valorar a través de escalas de adjetivos bipolares relacionados con el tema a estudiar.<br />

La manera de expresar sus opiniones consiste en poner una sola cruz en uno de los 7 espacios que separan<br />

para cada par de adjetivos opuestos, debajo de cada palabra, situando el concepto a evaluar en la parte<br />

superior. Se valoraron seis pares de adjetivos opuestos:<br />

- Limpios - Sucios.<br />

- Tolerantes - Fanáticos.<br />

- Trabajadores - Holgazanes.<br />

- Honrados - Delincuentes.<br />

- No machistas - Machistas.<br />

- Pacíficos -Violentos.<br />

A continuación se muestra un ejemplo de cómo quedó reflejado un par de adjetivos en el cuestionario.<br />

MUY BASTANTE POCO NADA POCO BASTANTE MUY<br />

PACÍFICOS VIOL<strong>EN</strong>TOS<br />

2.4 Aplicación de las encuestas<br />

Los datos se recogieron durante los meses de octubre y noviembre de 2008, administrándose de forma colectiva<br />

en el estar de Enfermería de cada área de hospitalización, garantizando el anonimato y la confidencialidad<br />

de las respuestas.<br />

2.5 Análisis de datos<br />

Una vez recogidas las encuestas, los datos se han sometido al Sistema SPSS para Windows, versión 15.0<br />

Para las variables cualitativas, se realizarán tablas de frecuencias.<br />

3. RESULTADOS<br />

En la siguiente tabla aparecen los distintos porcentajes obtenidos en cada uno de los 7 espacios que separan<br />

para cada par de adjetivos opuestos, mostrando las seis parejas de adjetivos opuestos utilizados en el diferencial<br />

semántico.<br />

Tabla 1. DIFER<strong>EN</strong>CIAL SEMÁNTICO <strong>EN</strong> PORC<strong>EN</strong>TAJE DE LA MUESTRA TOTAL.<br />

Limpio‐ Tolerante‐ Trabajador‐<br />

Honrado‐ No machista‐ Pacífico‐<br />

Sucio Fanático<br />

Holgazán<br />

Delincuente<br />

Machista<br />

Violento<br />

Válidos Muy 1,8% 0% 3,5% 0,9% 4,9% 1,3%<br />

Bastante 7,5% 6,2% 28,8% 24,8% 1,3% 10,2%<br />

Poco 27,4% 23% 14,2% 20,4% 1,8% 24,8%<br />

Nada 2,7% 5,3% 8,4% 19,0% 8% 20,4%<br />

Poco 5,3% 10,6% 21,7% 7,5% 6,6% 11,5%<br />

Bastante 31,9% 30,1% 18,6% 18,1% 18,6% 24,3%<br />

Muy 22,6% 23,9% 4% 8,4% 58% 6,6%<br />

Total 99,1% 99,1% 99,1% 99,1% 99,1% 99,1%<br />

Perdidos Sistema 0,9% 0,9% 0,9% 0,9% 0,9% 0,9%<br />

100% 100% 100%<br />

Fuente: Elaboración propia.<br />

100% 100% 100%<br />

Según los resultados de la Tabla, para los profesionales encuestados la opinión acerca de los marroquíes es:<br />

Con un 63,5% que son bastante o muy sucios.<br />

Que son poco tolerantes (un 23%) y bastante o muy fanáticos (un 54%).<br />

2 2 7 4


USO D<strong>EL</strong> DIFER<strong>EN</strong>CIAL SEMÁNTICO PARA CONOCER LOS <strong>ESTEREOTIPOS</strong> D<strong>EL</strong> PERSONAL DE <strong>EN</strong>FERMERÍA…<br />

Un 28,8% les considera bastante trabajadores.<br />

Son bastante honrados para la cuarta parte de la muestra.<br />

Se puede observar como el porcentaje mayor lo alcanza el diferencial “No machista-Machista”, donde un 58%<br />

de la muestra opina que los marroquíes son muy machistas.<br />

Finalmente en el diferencial “Pacífico-Violento”, la mayoría de la muestra les da valores moderados.<br />

A continuación se presentan los resultados del diferencial semántico en mujeres y en hombres, expresado<br />

cada par de adjetivos según la puntuación media obtenida.<br />

Tabla 2. DIFER<strong>EN</strong>CIAL SEMÁNTICO. MUJERES.<br />

Limpio‐ Tolerante‐ Trabajador‐<br />

Honrado‐<br />

No machista‐ Pacífico‐<br />

Sucio<br />

Fanático<br />

Holgazán<br />

Delincuente<br />

Machista<br />

Violento<br />

N Válidos 171 171 171 171 171 171<br />

Perdidos 2 2 2 2 2 2<br />

Media 4,9532 5,0994 3,8947 4,0117 6,1930 4,3743<br />

Fuente: Elaboración propia.<br />

Tabla 3. DIFER<strong>EN</strong>CIAL SEMÁNTICO. HOMBRES.<br />

Limpio‐ Tolerante‐ Trabajador‐<br />

Honrado‐<br />

No machista‐ Pacífico‐<br />

Sucio<br />

Fanático<br />

Holgazán<br />

Delincuente<br />

Machista<br />

Violento<br />

N Válidos 53 53 53 53 53 53<br />

Perdidos 0 0 0 0 0 0<br />

Media 4,7170 5,0189 3,8491 3,8113 5,3962 4,1132<br />

Fuente: Elaboración propia.<br />

Tabla 4. ESTADÍSTICO DE CONTRASTE DS. VARIABLE DE AGRUPACIÓN: GÉNERO.<br />

Limpio‐ Tolerante‐ Trabajador‐<br />

Honrado‐ No machista‐ Pacífico‐<br />

Sucio<br />

Fanático<br />

Holgazán<br />

Delincuente<br />

Machista<br />

Violento<br />

U de Mann-<br />

Whitney<br />

4114,000 4427,500 4486,000 4309,500 3689,000 4136,500<br />

Sig. asintót.<br />

(bilateral)<br />

0,294 0,795 0,910 0,583 0,022 0,328<br />

Fuente: Elaboración propia.<br />

Como se puede ver en la Tabla 4, sólo se ha encontrado una diferencia estadísticamente significativa por<br />

género en el diferencial “No machista-Machista” con una P=0,022.<br />

4. CONCLUSIONES<br />

Los resultados obtenidos del diferencial semántico denotan los prejuicios y estereotipos que marcan la opinión<br />

de los profesionales de Enfermería respecto de los marroquíes.<br />

A los marroquíes se les percibe como personas que no cuidan su higiene, que son intolerantes y tendentes al<br />

fanatismo y extremadamente machistas (percepción que es mayor entre las mujeres), en cuanto a si son<br />

honrados y trabajadores las opiniones son más moderadas y no son valorados tan negativamente.<br />

Esta visión estereotipada y prejuiciosa del otro supone un sesgo que condiciona negativamente la relación<br />

que la enfermera establece con estos pacientes (Kessar, 2010).<br />

Es necesario tomar conciencia de que estas opiniones negativas de los profesionales existen y que hay trabajar<br />

activamente para modificarlas. Las instituciones públicas tienen que hacer un enorme esfuerzo para formar<br />

al personal sanitario para que sean competentes para la comunicación intercultural, conocedores de otras<br />

culturas, otras maneras de vivir el proceso salud-enfermedad, fomentando el contacto intercultural, mejorando<br />

y adaptando la atención sanitaria y ofreciendo cuidados culturalmente sensibles tanto a los pacientes marroquíes,<br />

procedentes de otros países musulmanes como a otros grupos culturales diferenciados (Lawrence and<br />

Rozmus 2001, Leininger 2002, Plaza del Pino 2010: 114, Reitmanova and Gustafson 2008, Tuohy et al 2008).<br />

La formación específica de los profesionales de la salud para modificar estas ideas erróneas y, de esta manera,<br />

afrontar con garantías de éxito el encuentro intercultural que supone la atención sanitaria a pacientes extranjeros<br />

es necesaria en la actual sociedad multicultural en la que vivimos, más aún en el caso de los profesionales<br />

de la salud que trabajan en alguno de los dispositivos del Sistema Sanitario Público Andaluz donde<br />

hay que asegurar el derecho a la sanidad de todos los ciudadanos extranjeros residentes en Andalucía como<br />

defiende la legislación de nuestra comunidad autónoma.<br />

2 2 7 5


USO D<strong>EL</strong> DIFER<strong>EN</strong>CIAL SEMÁNTICO PARA CONOCER LOS <strong>ESTEREOTIPOS</strong> D<strong>EL</strong> PERSONAL DE <strong>EN</strong>FERMERÍA…<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

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2 2 7 6


IMMIGRANT´S PERCEPTIONS ABOUT ETHNIC AND RACIAL DISCRIMINATION: PATTERNS AND<br />

SINGULARITIES IN LISBON METROPOLITAN AREA (LMA)<br />

Maria Manuela Mendes* y Pedro Candeias**<br />

* ISCTE-Instituto Universitário de Lisboa, CIES-IUL, Lisboa e FA-UTL<br />

** ISCTE-Instituto Universitário de Lisboa, CIES-IUL, Lisboa<br />

NOTA INTRODUTÓRIA<br />

Em Portugal, os estudos sobre a discriminação face aos imigrantes concentram-se quase que exclusivamente,<br />

ora sobre a população autóctone, ora sobre a população estrangeira. Os primeiros têm privilegiado o uso de<br />

metodologias quantitativas/ extensivas, enquanto os segundos revelam uma preferência bem clara por metodologias<br />

qualitativas/ intensivas, focalizando-se em segmentos específicos da população (jovens ou imigrantes<br />

de uma dada nacionalidade). Assim, há poucos estudos longitudinais, assim como aqueles em que a<br />

população imigrante é extensamente estudada, atendendo à sua diversidade em termos de origem, trajectória<br />

e posição na estrutura social da sociedade de acolhimento. É nosso objectivo discutir alguns dos resultados<br />

derivados de uma pesquisa de pendor dominantemente quantitativo em que se usou a técnica do inquérito<br />

por questionário aos imigrantes residentes num dos municípios da Área Metropolitana de Lisboa (Oeiras) 1 , é<br />

nossa intenção analisar os principais factores que influenciam a percepção dos imigrantes no que diz respeito<br />

à discriminação étnica e racial. Para além de se fazer uma contextualização dos movimentos migratórios que<br />

têm tido como destino Portugal, nomeadamente a Área Metropolitana de Lisboa e o concelho de Oeiras em<br />

particular, discute-se alguns dos conceitos que fundam a problemática teórica, como o de representações<br />

sociais, racismo e discriminação, bem como as hipóteses, passando-se à discussão e apresentação dos resultados.<br />

1. CONTEXTUALIZAÇÃO DO F<strong>EN</strong>ÓM<strong>EN</strong>O IMIGRATÓRIO EM PORTUGAL E NO CONC<strong>EL</strong>HO DE OEIRAS<br />

Os primeiros movimentos migratórios para Portugal com algum peso tiveram início em meados dos anos 60,<br />

sendo de destacar os cabo-verdianos que vieram para Portugal colmatar necessidades de mão-de-obra<br />

causadas pela emigração portuguesa para a Europa e pela saída de militares para as guerras coloniais.<br />

Mas, foi a partir dos meados dos anos 70 que se tornou mais significativa a presença de estrangeiros na<br />

sociedade portuguesa, sobretudo na sequência da descolonização (entre os cidadãos portugueses que regressaram<br />

à metrópole, também chegaram estrangeiros que alegavam motivos económicos para a sua entrada<br />

e razões relacionadas com a turbulência política e militar). Com a revolução de 1974 o fluxo de imigrantes<br />

oriundos das ex-colónias diversificou-se e intensificou-se. Portugal acolhia não só, mas também imigrantes<br />

dos cinco PALOP (Países Africanos de Língua Oficial Portuguesa: Angola, Cabo Verde, Guiné-Bissau, Moçambique<br />

e São Tomé e Príncipe). Nesta época chegaram a Portugal quer os imigrantes oriundos dos PALOP,<br />

quer cidadãos portugueses repatriados e naturais dos mesmos países sem raízes portuguesas. A natureza<br />

destes fluxos foi em grande parte laboral, de estudantes e posteriormente de reagrupamentos familiares; no<br />

caso dos imigrantes guineenses, angolanos e moçambicanos os motivos políticos também estiveram presentes.<br />

A partir do final da década de 1980 estes fluxos migratórios avolumaram-se, dando até origem a dois<br />

períodos de regularização extraordinários, em 1992/3 e 1996 (Machado, 2009: 135-138).<br />

Actualmente, um dos grupos imigrantes com maior representação em Portugal é o dos brasileiros; embora a<br />

história da imigração oriunda do Brasil para Portugal não seja recente, esta tem vindo a alterar-se nos últimos<br />

anos. Os primeiros fluxos com alguma relevância situam-se entre meados da década de 80 e meados de 90,<br />

nesta época a imigração brasileira era em grande parte composta por profissionais qualificados em áreas<br />

como o marketing, a publicidade, a informática ou a estomatologia, por exemplo (Malheiros, 2007: 25). Por<br />

outro lado, estes nacionais não deixaram de se sentir atraídos certamente pelo estatuto que Portugal adquiriu<br />

em 1986, com a adesão à CEE (Peixoto, 2001). Para Peixoto (2001) esta condicionante criou um novo<br />

ambiente económico propício ao investimento directo estrangeiro e ao aparecimento de novas iniciativas<br />

económicas e por isso favorável à fixação de profissionais qualificados. Posteriormente a esta fase, aflui a<br />

Portugal uma segunda vaga de imigração brasileira, caracterizada pelo seu fluxo mais intenso e por uma<br />

inserção laboral em profissões menos qualificadas (Peixoto e Figueiredo, 2007: 98-103) e em segmentos do<br />

mercado de trabalho mais informal. Foi a partir de 2007 que os brasileiros passaram a constituir o grupo es-<br />

1 A presente comunicação resulta de parte de um estudo financiado pelo Fundo Europeu para a Integração de Nacionais de Países<br />

Terceiros e pela Câmara Municipal de Oeiras<br />

Mendes, M. M. y Candeias, P. (2011). Immigrant´s perceptions about ethnic and racial discrimination:<br />

patterns and singularities in lisbon metropolitan area (lMA). En F. J. García Castaño y N. Kressova.<br />

(Coords.). Actas del I Congreso Internacional sobre Migraciones en Andalucía (pp. 2277-2288).<br />

Granada: Instituto de Migraciones. ISBN: 978-84-921390-3-3.<br />

2 2 7 7


IMMIGRANT´S PERCEPTIONS ABOUT ETHNIC AND RACIAL DISCRIMINATION…<br />

trangeiro dominante em Portugal. Várias explicações são avançadas por Padilla (2009) para esta forte presença<br />

de imigrantes brasileiros em Portugal: uma delas remete para a proximidade cultural a nível da língua,<br />

religião e outras tradições, resultado dos processos de colonização e evangelização portuguesa. Outra causa<br />

apontada prende-se com os movimentos migratórios de natureza laboral de Portugal para o Brasil, situados<br />

entre os finais do século XIX e meados do século XX, movimentos estes que implicaram um contra-fluxo migratório,<br />

ainda que não protagonizado pelo próprios migrantes mas sim pelos seus descendentes. É ainda<br />

considerado relevante o aumento do controlo fronteiriço levado a cabo pelos EUA a partir do 11 de Setembro<br />

de 2001, que fez com que Portugal se tornasse uma segunda opção como país de destino, não sendo de<br />

negligenciar a importância da acção das redes organizadas de ajuda à imigração ilegal (Machado citado em<br />

Peixoto e Soares, 2005: 310).<br />

A partir de 2001 deram entrada dezenas de milhares de imigrantes com origem no leste da Europa. Em 2001<br />

os efectivos imigrados oriundos desta região suplantaram as Autorizações de Permanência (títulos de permanência<br />

temporários que existiram no sistema legal português) dos africanos e de outras proveniências<br />

(Mendes, 2007). Estes imigrantes eram oriundos de países como a Ucrânia, a Moldávia, a Roménia e a<br />

Rússia e outras ex-repúblicas da URSS. O extraordinário deste afluxo foi a inexistência de laços históricos,<br />

culturais ou económicos entre Portugal e estes países. Vários motivos são apontados para este fenómeno: a<br />

recessão económica e a crise financeira, o desemprego e o subemprego na Rússia e na Ucrânia principalmente<br />

desde os finais na década de 90 (Mendes, 2007); as diferenças nos salários praticados em Portugal relativamente<br />

aos praticados nos países de origem; a existência de “agências de viagens” e de grupos organizados<br />

de apoio à imigração (ilegal) que facilitavam a viagem para Portugal; a ideia publicamente difundida de<br />

que haveria um período de regularização extraordinário em 2001 e o grande investimento que foi feito em<br />

Portugal nesta época na área da construção civil e obras públicas, investimento este que implicou um elevado<br />

recrutamento de mão-de-obra (Baganha et al., 2004: 96-99).<br />

1.1 O concelho em análise<br />

O concelho de Oeiras encontra-se a 15 minutos de Lisboa e do Aeroporto Internacional, inserindo-se na Costa<br />

do Estoril e Sintra, fazendo parte da Região de Lisboa e Vale do Tejo e da Área Metropolitana de Lisboa.<br />

Situa-se na margem norte do rio Tejo, sendo delimitado a Norte e Poente pelos concelhos de Sintra e Cascais,<br />

a Nascente pelos concelhos de Lisboa e Amadora e a Sul pela barra do rio Tejo, numa frente ribeirinha com<br />

cerca de 9 Km de extensão. Oeiras abrange uma área de 45,8 km² e estima-se que no ano de 2009 a população<br />

residente fosse de 172 609 habitantes.<br />

2. NOTA METODOLÓGICA<br />

No presente estudo utilizou-se como técnica principal de recolha de informação o inquérito por questionário,<br />

tendo-se delimitado como população a inquirir: os imigrantes com idade igual ou superior a 16 anos com<br />

nacionalidade ou naturalidade de um país não pertencente à União Europeia. Para a selecção da amostra<br />

baseámo-nos na técnica de amostra focalizada (targeted sampling) (Lages et al., 2006: 52-53). O estudo<br />

comportou ainda uma componente de carácter qualitativo, que consistiu na análise documental de fontes<br />

diversas, bem como, a aplicação de 12 entrevistas a actores sócio-institucionais com intervenção directa e<br />

indirecta junto dos imigrantes e detentores de um conhecimento aprofundado sobre o fenómeno migratório<br />

no concelho.<br />

3. <strong>EN</strong>QUADRAM<strong>EN</strong>TO TEÓRICO: DAS REPRES<strong>EN</strong>TAÇÕES SOCIAIS AO RACISMO E À DISCRIMINAÇÃO<br />

As representações sociais dizem respeito ao modo como nós, sujeitos sociais, apreendemos a realidade que<br />

nos circunda, remetem para o conjunto de fenómenos e explicações, criados no quotidiano e decorrentes da<br />

comunicação interindividual (Simões, 2007). Pela investigação em representações sociais podemos entender<br />

a forma como os indivíduos apreendem o mundo envolvente, num esforço para o compreender e resolver os<br />

seus problemas (existenciais, emocionais, relacionais, etc.) (Simões, 2007). Mas para além de ser algo de<br />

iminentemente cognitivo, está-se perante um acto de conhecimento que é activado por uma prática e é influenciado<br />

pelo discurso que circula na sociedade. Neste sentido toda a representação é social e dependente<br />

das culturas, das ideologias e das práticas (Guimelli, 1994 in Vergés, 2001).<br />

As representações sociais são performativas, partilhadas, e definem uma dada situação social (Moscovici, 1988). Funcionam<br />

como um “mapa” cognitivo, tornando a realidade social compreensível, ordenando as relações sociais e os comportamentos de<br />

cada um face aos outros, servindo para que cada um se localize, a si e aos outros, no seio da comunidade (Moscovici, 1988;<br />

Rodrigues et al., 1986: 387).<br />

Constituindo campo de análise nesta pesquisa as representações veiculadas discursivamente sobre racismo e<br />

discriminação insertas em relações de poder e são aqui, concebidas como pontos de referência a partir dos<br />

quais o indivíduo comunica com outrem, situando o seu mundo e situando-se nele (Mendes, 2007).<br />

O conceito de racismo abrange um amplo conjunto de fenómenos, sendo evidente a imprecisão e a elasticidade<br />

que marca muitas das suas definições (Machado, 2000: 9) já que remete não só para aspectos de<br />

2 2 7 8


IMMIGRANT´S PERCEPTIONS ABOUT ETHNIC AND RACIAL DISCRIMINATION…<br />

ordem ideológica (forma de classificação e de hierarquização biológica, social e cultural), mas também para<br />

práticas não intencionais e processos de consequências não expectáveis (racismo institucional), alargando-se<br />

o seu significado a todas as práticas e actividades que levam à subalternização e exclusão continuada de um<br />

dado grupo.<br />

Num esforço de síntese e numa tentativa de sistematização perante a diversidade de definições possíveis,<br />

Taguieff (1991: 14) identifica no racismo 3 dimensões constitutivas, articuladas entre si: o racismo-ideologia, o<br />

racismo-preconceito e o racismo-prática discriminatória.<br />

A ideologia racista pode manifestar-se sob a forma de doutrina nas concepções face ao mundo, numa determinada<br />

visão da história, na filosofia e em teorias pseudo-científicas (Taguieff, 1987: 228). Fundamenta-se<br />

em ideias que postulam o determinismo biológico dos comportamentos, associado à hereditariedade bio<br />

psíquica ou bio cultural diferencial, bem como às desigualdades entre grupos “superiores” e “inferiores” (Taguieff,<br />

1987: 229).<br />

O pressuposto base desta ideologia é o conceito controverso de “raça pura” aplicado aos humanos. Para<br />

afirmar a superioridade racial, é preciso pressupor a existência de raças humanas; o racista subentende ou<br />

defende claramente que existem raças puras: umas são superiores às outras, facto que autoriza e legitima<br />

toda e qualquer tentativa de hegemonia política e histórica. Esta ideologia assenta em ideias deterministas e<br />

essencialistas. A superioridade biológica condiciona a superioridade psicológica ou cultural. A enfatização das<br />

diferenças biológicas entre seres humanos pode dar lugar a diferenciações de outra ordem, psicológicas ou<br />

culturais, reais ou até imaginárias (Mendes, 2007). Refira-se que o racismo de base biológica tem sido paulatinamente<br />

abandonado, a favor de outras configurações ideológicas (racismo culturalizado) (Machado, 2000:<br />

11). A reificação da diferença racial e cultural permanece, ainda que os referentes básicos do discurso racial já<br />

não sejam os aspectos biológicos (Mendes, 2007).<br />

O racismo enquanto preconceito pode traduzir-se em atitudes, disposições de matriz imaginário-afectiva,<br />

sentimentos (hostilidade latente) e em estereótipos (Taguieff, 1987: 228). As opiniões e crenças serão em<br />

algumas das suas manifestações mais exteriorizáveis.<br />

Mas não raro o racismo aparece ligado a um sentimento de medo face ao Outro. Desconfia-se e teme-se o<br />

desconhecido, o estranho, o estrangeiro. O medo desculpa e legitima a agressão, que pode ser motivada<br />

pela necessidade de legitimar e monopolizar privilégios (Taguieff, 1987: 228). Perante o estranho, o diferente,<br />

ou seja, o “estrangeiro”, acentua-se especialmente aquilo que não é comum, enquanto os elementos<br />

comuns assumem um carácter mais geral e irrelevante; deste modo, produz-se o distanciamento. O racismo<br />

parece associar dois princípios: o da inferioridade e o da diferença. A inferiorização corresponde a processos<br />

sociais que visam colocar o Outro numa posição de discriminado ou de dominado. A diferenciação deriva de<br />

referências identitárias, comunitárias ou culturais; ela rejeita, exclui ou apela à destruição do Outro. O primeiro<br />

tipo considera o Outro como um ser inferior, que pode ser explorado e até ser relegado para a execução de<br />

tarefas mal pagas, encontrando assim o seu lugar na sociedade. O segundo nega essa possibilidade, já que<br />

o Outro é um invasor, deve ser mantido à distância, deve ser expulso ou destruído. Hoje em dia, Wieviorka<br />

reconsidera que a produção do racismo corresponde a um jogo de combinação entre estas duas modalidades<br />

(Wieviorka, 1992), em que se associam as diferenciações e contrastes culturais às desigualdades sociais<br />

e contrastes sociais.<br />

Mas Pettigrew (1998) ressalta que a discriminação directa, tal como como o preconceito flagrante, é simples<br />

e ocorre em contextos e situações em que a desigualdade é gerada, muitas vezes intencionalmente. A discriminação<br />

indirecta, como o preconceito subtil, é menos evidente. Ela envolve a perpetuação ou ampliação de<br />

um dano original. Ela ocorre quando os resultados de carácter desigualitário da discriminação directa são<br />

usados como base para decisões posteriores ou decisões em instituições afins (discriminação com efeitos<br />

colaterais).<br />

Atendendo ao racismo enquanto prática discriminatória, é de sublinhar que a discriminação, nomeadamente<br />

racial, tem reflexos em práticas e comportamentos de carácter colectivo, que podem ser observáveis e mensuráveis<br />

e que não podem ser dissociados de “modos de funcionamento social”. As práticas discriminatórias<br />

surgem ligadas à defesa dos interesses de determinado grupo (Mendes, 2007).<br />

O mecanismo explicativo já foi aqui referenciado, a partir de uma diferença, institui-se a discriminação (tratamento<br />

desfavorável) que se torna a regra fundamental do poder, da ordem e da segurança. Machado<br />

(2000) chama a atenção para o facto de o racismo não se manifestar só em contextos institucionais e em<br />

preconceitos individuais; o racismo inscreve-se na própria multiplicidade dos contextos quotidianos, constituindo<br />

um “complexo de práticas cumulativas” (Essed citada por Machado, 2000: 25).<br />

A discriminação impõe ao grupo racizado um tratamento diferenciado em diversos domínios da vida social,<br />

inferiorizando os modos e as formas segundo os quais ele participa. A discriminação racial remete assim para<br />

um tratamento desigual e desfavorável (e injusto) de indivíduos, tendo em conta as suas origens raciais. Para<br />

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IMMIGRANT´S PERCEPTIONS ABOUT ETHNIC AND RACIAL DISCRIMINATION…<br />

além da raça, outros critérios a partir dos quais se poderão gerar comportamentos discriminatórios são a cor,<br />

a ascendência, a origem nacional ou étnica, etc. Feagin (1989, citado por Brüß, 2008: 877) define discriminação<br />

as ‘actions carried out by members of dominant groups, or their representatives that have a differential<br />

and harmful impact on members of subordinate groups’.<br />

A sua importância atesta a não continuidade entre preconceito e discriminação. Contudo, o racismo quotidiano<br />

não se manifesta apenas nas relações impessoais e anónimas, estendendo-se igualmente à esfera institucional.<br />

O racismo interindividual (relacional) e o racismo institucional (estrutural) relevam de duas esferas distintas<br />

- a esfera privada e a esfera pública. O racismo quotidiano não se manifesta apenas nas relações impessoais<br />

e anónimas, estende-se igualmente à esfera institucional. O conceito de racismo quotidiano permite<br />

assim articular o micro-nível (nível do vivido) e o macro-nível (nível estrutural e ideológico). Para Essed (1991),<br />

este tipo de racismo concretiza-se numa espécie de ideologia da diversidade que está subjacente à norma<br />

anti-racista (flagrante); a autora vai mais longe e explica as suas manifestações: a objectivação do Outro,<br />

sobrevalorizando-se e exagerando-se as diferenças, a difamação cultural do Outro, enquanto inferior e incivilizado;<br />

faz alusão ainda ao que chama de “eurocentrismo”, bem presente por exemplo num país como a<br />

Holanda, em que a norma é a forma de ser, pensar e agir da maioria (Essed, 1991: 189-194). Esta ideologia<br />

da diversidade assenta na objectivação do Outro, tendendo-se a sobrevalorizar e a exagerar as diferenças,<br />

verificando-se, frequentemente que essas diferenças são mais sentidas do que comunicadas e exteriorizadas<br />

verbalmente.<br />

4. OBJECTIVOS E HIPÓTESES DE ANÁLISE<br />

O objectivo é analisar as representações sobre as práticas sociais, nomeadamente sobre eventos e experiências<br />

percepcionados como discriminatórios. Tal como (provavelmente) em qualquer outro fenómeno social<br />

existem diferentes formas de operacionalizar o mesmo conceito, cada uma delas com as suas potencialidades<br />

e limitações. No presente trabalho tomamos como objecto a perspectiva das vítimas de racismo e discriminação.<br />

Como diz Neto (2006: 90), “perceived ethnic discrimination may be referred to as a group member’s subjective<br />

perception of unfair treatment of ethnic groups or members of such groups, based on racial prejudice<br />

and ethnocentrism.” A percepção do racismo parece depender da forma como as representações colectivas<br />

face ao racismo estão enraizadas nos grupos discriminados e nos grupos perpetradores. Uns tendem a sobrevalorizar,<br />

mesmo nos discursos, eventos que quotidianamente são percepcionados como tal e os outros<br />

tendem a minimizar tais acontecimentos. Há pessoas e grupos que encaram o racismo como uma ameaça<br />

ambiental, tendendo a proteger-se e a manter níveis de vigilância e de alerta face a essa ameaça, mas por<br />

outro lado, tais pessoas podem também estar motivadas para minimizar (em vez de percepcionar) o racismo<br />

no quotidiano (Adams et al. 2006: 617).<br />

Em Portugal têm vindo a ser levados a efeito estudos em que a temática do racismo é abordada na óptica<br />

das vítimas, sendo o racismo o tema principal de alguns destes estudos, noutros apenas um tópico desenvolvido<br />

no âmbito de um projecto mais abrangente. Estes trabalhos tendencialmente têm incidido o seu enfoque<br />

de análise em segmentos específicos da população imigrante, ora nos jovens imigrantes ou imigrantes de<br />

segunda geração (Vala et al.: 2003, Neto: 2006 e 2010); ora em imigrantes de origens específicas como o<br />

caso dos cabo-verdianos (Saint-Maurice: 1997), guineenses (Machado: 2002), jovens angolanos (Cabecinhas:<br />

2007), europeus de Leste (Mendes: 2007; Fonseca et al: 2004; Baganha et al.:2004; Marques e Góis:<br />

2010) ou africanos no geral (Marques: 2007). Assim, parece-nos que existe uma lacuna na investigação em<br />

Portugal sobre os fenómenos do racismo, pois ainda não foram desenvolvidos estudos que abrangessem os<br />

cidadãos imigrantes em diferentes fases do seu ciclo de vida e com diversas origens nacionais, intentando<br />

perceber regularidades, diversidades e similaridades nas suas situações de vida, trajectórias, experiências e<br />

representações.<br />

4.1 Explicações sócio‐demográficas<br />

Alguns estudos sobre esta temática (Neto: 2006; Paradies e Cunninggham: 2009) defendem que as explicações<br />

com base em variáveis sócio-demográficas tendem a ser inconsistentes e pouco significativas quando<br />

comparadas com variáveis de ordem psico-social.<br />

4.1.1 IDADE<br />

É esperado que o sentimento de discriminação tenha maior incidência nos estratos mais jovens da população<br />

imigrante. Duas justificações são avançadas: por um lado deve existir um maior desejo de mobilidade social<br />

nos estratos mais jovens; concomitantemente, deve existir uma maior tendência para a população jovem<br />

comparar as suas condições de vida/a sua qualidade de vida com a da população autóctone (Brüß, 2008:<br />

881).<br />

2 2 8 0


4.1.2 GRAU DE ESCOLARIDADE<br />

IMMIGRANT´S PERCEPTIONS ABOUT ETHNIC AND RACIAL DISCRIMINATION…<br />

A relação entre o sentimento de discriminação e a escolaridade deve seguir o sentido em que quanto mais<br />

elevada for a escolaridade do imigrante, maior será a sua propensão para denunciar práticas de discriminação.<br />

Isto porque pessoas com qualificações escolares mais elevadas devem possuir maior discernimento e<br />

sensibilidade para se dar conta de situações de discriminação (Brüß, 2008: 881). Também para Essed (1991)<br />

a formação escolar é um dos factores que permite às minorias possuírem uma maior capacidade para interpretar<br />

situações de racismo quotidiano como tal.<br />

4.1.3 PROFISSÃO<br />

A condição socioeconómica tem vindo a demonstrar-se relacionada com o sentimento de discriminação, no<br />

sentido em que indivíduos que ocupam posições superiores tendem a sentir-se mais discriminados. Contudo,<br />

ainda não existe uma explicação clara para este fenómeno, uma vez que, através do simples cruzamento<br />

entre estas duas variáveis não é possível inferir se tal se deve a uma maior exposição a contextos/ situações<br />

racistas ou a uma maior propensão para interpretar situações racistas como tal (Paradies e Cunningham,<br />

2009: 567). Para o presente trabalho iremos tomar a profissão como indicador da condição socioeconómica.<br />

4.1.4 NACIONALIDADE<br />

Wilpert (citado em Pettigrew, 1998: 89) classifica como “discriminação indirecta” os constrangimentos que são<br />

impostos aos imigrantes que não possuem nacionalidade de países membros da UE a nível de habitação,<br />

emprego, e acesso à educação. No caso português acrescentamos ainda as limitações a nível de participação<br />

cívica e política. A um outro nível, a naturalização pode dar ao imigrante um maior sentimento de bem-estar<br />

psicológico e alívio, bem como um maior sentimento de integração.<br />

Por estes dois motivos é de esperar que imigrantes que tenham obtido a nacionalidade portuguesa tendam a<br />

considerar-se menos frequentemente discriminados que imigrantes com nacionalidade estrangeira.<br />

4.2 Hipóteses de contacto<br />

A residência num bairro com uma elevada heterogeneidade étnica e homogeneidade a nível de posicionamento<br />

na estrutura social pode potencializar o contacto com a população autóctone, dando origem a uma<br />

maior convivência e a menores níveis de preconceitos negativos para com o grupo minoritário (Pettigrew et<br />

al.: 2010). Alguns estudos realizados no campo da psicologia social evidenciam que o contacto intercultural<br />

enquanto factor pessoal e situacional está relacionado com as atitudes face aos imigrantes (Ward e Masgoret,<br />

2006).<br />

Dailey et al. (2010) demonstraram que nos EUA, em bairros onde existe uma maior proporção de africanos<br />

(blacks) existe uma menor probabilidade dos inquiridos declararem que já foram alvo de discriminação. No<br />

sentido contrário, minorias que habitam em zonas maioritariamente compostas por autóctones com status<br />

socioeconómico mais elevado tendem a ter uma maior percepção da sua posição inferiorizada e a sentiremse<br />

mais frequentemente discriminados.<br />

Embora levantemos esta hipótese ancorada nos resultados destes estudos devemos ter em conta que, no<br />

que toca a esta temática, não existe consenso, quer a nível teórico, quer a nível empírico. Isto porque em<br />

muitos casos, a coexistência multi-étnica a nível de bairro pode ser marcada por tensões e conflitualidades. A<br />

isto, acrescentamos que a vivência em zonas com elevado número de co-étnicos possibilita um suporte emocional<br />

e social (Mesch, 2002: 161). Para testar esta hipótese recorremos à variável tipo de arrendamento,<br />

isolando as três principais respostas (arrendamento privado, arrendamento público e proprietário), uma vez<br />

que nos bairros de habitação social em Oeiras existe uma elevada proporção de população estrangeira.<br />

4.3 Hipóteses de similaridade/ Aculturação<br />

Segundo as hipóteses da similaridade, uma maior distância cultural em relação ao grupo maioritário pode<br />

provocar alguma hostilidade para com o grupo minoritário. Goto et al. (2002) e Neto (2006) mostraram que<br />

a aculturação dos imigrantes revelou ser mais determinante no sentimento de discriminação do que variáveis<br />

sócio-demográficas.<br />

Segundo Byrne (citado por Neto, 2006: 93) existe a tendência para uma menor discriminação de imigrantes<br />

mais aculturados, uma vez que possivelmente estamos perante indivíduos mais semelhantes culturalmente<br />

face à população autóctone. Por sua vez, imigrantes que culturalmente se aproximam mais do ideal-tipo de<br />

separação ou marginalização como definidos por Berry (Berry e Sam: 1996) devem percepcionar-se como<br />

mais discriminados.<br />

2 2 8 1


4.3.1 NATURALIDADE/GRUPO ÉTNICO<br />

IMMIGRANT´S PERCEPTIONS ABOUT ETHNIC AND RACIAL DISCRIMINATION…<br />

Em Dion e Kawakami (1996) os grupos étnicos mais próximos da população autóctone a nível cultural e fenótipico<br />

revelaram ser os que menos se sentiram discriminados. Assim, é esperado que na sociedade portuguesa<br />

se verifique um padrão semelhante.<br />

Lages et al. (2006) procuraram identificar os grupos étnicos culturalmente mais próximos e mais distantes da<br />

população portuguesa. Apuraram que, dos três grupos étnicos mais representados em Portugal (africanos,<br />

brasileiros e europeus de Leste), os brasileiros foram considerados pelos portugueses os mais semelhantes<br />

consigo a nível cultural, os africanos numa posição intermédia e os europeus de Leste os mais distantes (p.<br />

273). Seguindo esta lógica, é de esperar que, de acordo com a naturalidade dos inquiridos, os brasileiros se<br />

considerem menos discriminados do que a população de origem africana.<br />

4.3.2 USO DA LÍNGUA ESTRANGEIRA<br />

O uso da língua mãe pode estar relacionado com o sentimento de discriminação no sentido em que, imigrantes<br />

que comunicam mais na sua língua materna terão maior probabilidade de se sentirem discriminados (Goto<br />

et al.: 2002; Neto: 2006). Acrescentamos ainda que dificuldades de comunicação podem criar obstáculos à<br />

interpretação de situações discriminatórias ambíguas.<br />

Para testar esta hipótese recorremos às respostas recolhidas numa pergunta sobre a principal língua falada<br />

em casa, dicotomizando a variável em “língua portuguesa”/”língua estrangeira”.<br />

4.3.3 TEMPO DE RESIDÊNCIA<br />

O número de anos na sociedade de acolhimento pode influenciar o sentimento de discriminação. Goto et al.<br />

(2002: 216) argumentam que o tempo de enraizamento na sociedade de acolhimento está relacionado como<br />

um sentimento discriminação mais acentuado no sentido em que imigrantes mais recentes são imigrantes<br />

menos aculturados, mais distantes culturalmente da sociedade autóctone.<br />

4.3.4 DIM<strong>EN</strong>SÃO DO AGREGADO FAMILIAR<br />

Para Brüß (2008: 881) a dimensão do agregado familiar influencia o sentido de discriminação. Isto porque é<br />

esperado que imigrantes que vivam em agregados familiares de menores dimensões se sintam mais vulneráveis<br />

que imigrantes residentes em agregados de maior dimensão devido a uma falta de apoio psicológico, e<br />

a um maior sentimento de pertença a um grupo minoritário.<br />

5. DOS DADOS AOS FACTOS<br />

Foram inquiridos 422 imigrantes em Oeiras, sendo o número de mulheres ligeiramente superior ao dos<br />

homens numa relação de quase 60/40. As idades estão equitativamente distribuídas entre os escalões decenais<br />

dos 20 aos 59 anos, encontrando-se a grande maioria em idade activa (86%), existindo alguns idosos<br />

(14%). No que concerne ao grau de escolaridade atingido os casos mais comuns são o 1º ciclo (23%) e o<br />

secundário ou curso médio/profissional (22%) destacando-se a proporção de imigrantes com escolaridade<br />

inferior ao 1º ciclo (18%) e a baixa percentagem de diplomados do ensino superior (7%). A nível profissional<br />

32% desempenhavam tarefas como “trabalhador não qualificado”, 30% como “pessoal dos serviços e vendedores”<br />

e 20% no grupo dos “operários e artífices”. Quanto às naturalidades metade dos inquiridos nasceu<br />

em Cabo Verde e 20% no Brasil. No que respeita às nacionalidades 21% destes imigrantes encontra-se naturalizado<br />

e 22% possui dupla nacionalidade. Sobre a situação habitacional pouco mais de metade dos inquiridos<br />

(51%) vive em habitação social. O português é a principal língua falada em mais de metade das casas<br />

dos imigrantes inquiridos (61%). Um terço da amostra encontra-se em Portugal há mais de 30 anos. Atendendo<br />

à dimensão do agregado familiar as situações mais comuns são as famílias com duas pessoas (23%)<br />

e também famílias mais numerosas (+ de 5 elementos) (24%), agregados familiares singulares constituem a<br />

situação menos frequente (12%).<br />

Tabela 1: CARACTERÍSTICAS DOS IMIGRANTES INQUIRIDOS EM OEIRAS<br />

n % n % n %<br />

Idade Profissão Naturalidade<br />

≤19 12 3 Quadros superiores + prof. intelectuais e<br />

científicos<br />

16 4 Angola 57 14<br />

20 - 29 87 21 Técnicos e profissionais intermédios 13 4 Cabo Verde 203 48<br />

30 - 39 83 20 Pessoal administrativo 14 4 Outros PALOP 52 12<br />

40 - 49 81 19 Pessoal dos serviços e vendedores 10 3 Brasil 79 19<br />

6 0<br />

50 - 59 83 20 Trab. agricultura e pesca + operários e 76 2 Outros países 31 7<br />

artífices<br />

1<br />

60 - 69 39 9 Operadores de máquinas e montagem 19 5<br />

>70 37 9 Trabalhadores não qualificados 11<br />

3<br />

3<br />

2<br />

Principal língua falada em<br />

casa<br />

2 2 8 2


IMMIGRANT´S PERCEPTIONS ABOUT ETHNIC AND RACIAL DISCRIMINATION…<br />

Português 259 61<br />

Escolaridade Nacionalidade Outras línguas 163 39<br />

Inferior ao 1º ciclo 75 18 Estrangeira 24 5<br />

9 9<br />

1º ciclo 96 23 Dupla 87 2<br />

1<br />

Número de anos em Portugal<br />

2º ciclo 49 12 Portuguesa 85 2<br />

0<br />

0 - 9 114 27<br />

3º ciclo 79 19 10 - 19 80 19<br />

Secundário + curso 91 22 Tipo de arrendamento 20 - 29 82 20<br />

médio/profissional<br />

Superior 30 7 Arrendamento privado 14 3 >30 139 33<br />

3 5<br />

Arrendamento público (social) 20 5<br />

5 0<br />

Proprietário 60 1 Dimensão do agregado<br />

5 familiar<br />

1 52 12<br />

2 99 23<br />

3 88 21<br />

4 80 19<br />

5 ou mais<br />

Fonte: Estudo de Diagnóstico de Caracterização da População Imigrante em Oeiras, 2009/2010<br />

103 24<br />

Cerca de metade dos imigrantes (46%) responderam afirmativamente à questão “Já alguma vez se sentiu<br />

discriminado(a) por motivos raciais ou étnicos em Portugal?”. A tabela 2 apresenta essas respostas afirmativas<br />

de acordo com a distribuição das variáveis predictoras, o que permite perceber quais as variáveis que<br />

apresentam alguma relação com o sentimento de discriminação.<br />

5.1 Variáveis sócio‐demográficas<br />

5.1.1 IDADE<br />

Tal como esperado, a variável idade revela-se relacionada com o sentimento de discriminação no sentido em<br />

que são os inquiridos mais novos os que mais declaram já terem sido discriminados.<br />

5.1.2 GRAU DE ESCOLARIDADE<br />

O grau de escolaridade parece ser uma das variáveis com maior relação com a variável dependente, sendo<br />

no grupo dos inquiridos com grau de escolaridade inferior ao 1º ciclo que se verificam as proporções mais<br />

baixas de denúncias de discriminação, e, por sua vez, é no grupo dos imigrantes com o ensino superior que<br />

as percentagens assumem valores mais elevados.<br />

5.1.3 PROFISSÃO<br />

O sentimento de discriminação apresenta valores mais elevados nos grupos profissionais superiores (“quadros<br />

superiores”, “profissionais intelectuais e científicos”, “técnicos e profissionais intermédios”) o que pode ser<br />

explicado pelas teorias já mencionadas (Paradies e Cunningham, 2009: 567). Acrescentamos ainda que se<br />

podem tratar de contextos de inserção profissional caracterizados por uma maior competitividade, em que<br />

pode ser propícia a emergência de situações de conflito. Verificamos também que existem proporções elevadas<br />

de inquiridos que declaram que já foram discriminados no grupo profissional do “pessoal dos serviços e<br />

vendedores”, o que pode estar associado ao facto de estarmos perante um grupo profissional que tem um<br />

maior contacto com a população autóctone, logo mais expostos a uma diversidade de situações potencialmente<br />

discriminatórias.<br />

Nos restantes grupos profissionais menos qualificados julgamos estar perante contextos laborais co-étnicos<br />

onde existe uma menor presença de autóctones, logo uma menor possibilidade de exposição a situações que<br />

possam ser interpretadas como discriminatórias.<br />

Tabela 2: PERCEPÇÃO DE DISCRIMINAÇÃO DE ACORDO COM AS CARACTERÍSTICAS DOS IMIGRANTES<br />

n % n % n %<br />

Sócio-demográficas Hipóteses de similarida-<br />

Idade** Profissão*<br />

de/aculturação<br />

Naturalidade<br />

Até 19 7 58 Quadros superiores + prof. intelectuais e<br />

científicos<br />

10 63 Angola 32 56<br />

20 - 29 47 54 Técnicos e profissionais intermédios 7 54 Cabo Verde 73 36<br />

30 - 39 53 64 Pessoal administrativo 5 36 Outros PALOP 24 46<br />

40 - 49 36 44 Pessoal dos serviços e vendedores 63 59 Brasil 53 67<br />

50 - 59 29 35 Trab. da agricultura e pesca + operários<br />

e artífices<br />

29 38 Outros países 14 45<br />

2 2 8 3


IMMIGRANT´S PERCEPTIONS ABOUT ETHNIC AND RACIAL DISCRIMINATION…<br />

60 - 69 14 37 Operadores de máquinas e montagem 7 37<br />

>70 10 27 Trabalhadores não qualificados 46 41 Principal<br />

casa**<br />

língua falada em<br />

Português 140 54<br />

Escolaridade** Nacionalidade verifica Outras línguas 56 34<br />

Inferior ao 1º ciclo 17 23 Estrangeira 11<br />

4<br />

46<br />

1º ciclo 37 39 Dupla 49 56 Número de anos em Portugal<br />

2º ciclo 26 53 Portuguesa 33 39 0 - 9 62 54<br />

3º ciclo 51 65 10 - 19 37 46<br />

Secundário + curso 45 49 Hipóteses de contacto 20 - 29 40 49<br />

médio/profissional<br />

Superior 19 63 Tipo de arrendamento** >30 54 39<br />

Arrendamento privado 77 54<br />

Arrendamento público (social) 80 39 Dimensão do agregado familiar<br />

Proprietário 34 57 1 21 40<br />

2 43 43<br />

3 45 51<br />

4 41 51<br />

* qui-quadrado significativo p≤0,05<br />

** p≤0,01<br />

5 ou mais 46 45<br />

Fonte: Estudo de Diagnóstico de Caracterização da População Imigrante em Oeiras, 2009/2010<br />

5.1.4 NACIONALIDADE<br />

Quando observamos a distribuição da variável sentimento de discriminação de acordo com a nacionalidade<br />

dos imigrantes percebemos que, em parte, a hipótese verifica-se, uma vez que a proporção de imigrantes<br />

naturalizados que indicaram ter sido vítimas de discriminação é inferior à média; contudo, o valor para os<br />

inquiridos com dupla nacionalidade revela-se mais elevado que o esperado. Tal pode ser devido a esta categoria<br />

ser muito diversificada nas suas origens por um lado, e por a situação de dupla nacionalidade não ser<br />

tão favorável como a situação de possuir a nacionalidade portuguesa a nível de benefícios/direitos.<br />

5.2 Hipótese de contacto<br />

A hipótese de contacto, cujo postulado defende que em bairros com maiores proporções de minorias étnicas,<br />

o contacto da população autóctone com a minoria imigrante é mais frequente, implicando assim um maior<br />

inter-conhecimento e menor preconceito negativo, verificou-se significativa. Os valores mais baixos de imigrantes<br />

que já se sentiram discriminados residem em habitação social, sendo os que possuem habitação própria<br />

os que mais frequentemente declaram já ter sido discriminados.<br />

5.3 Hipóteses da similaridade/aculturação<br />

5.3.1 NATURALIDADE/GRUPO ÉTNICO<br />

No caso do cruzamento pelas principais naturalidades os dados não seguiram o sentido esperado, pois de<br />

acordo com as hipóteses da similaridade cultural seria de esperar que fossem os brasileiros a sentir-se menos<br />

discriminados que os africanos. Contudo, observámos que são os imigrantes brasileiros os que mais se sentem<br />

discriminados (67%) e, no extremo oposto, os cabo-verdianos os que com menos frequência declararam<br />

ter sido discriminados (36%). Estes dados contrariam as representações e opiniões veiculadas pelos nacionais<br />

inquiridos no estudo de Lages et. al. (2006) e já aqui referenciado. Há estudos que têm mostrado que alguns<br />

grupos de imigrantes, que são percepcionados como mais culturalmente distantes, diferentes ou desviantes,<br />

são também os mais desvalorizados e discriminados (Hagendoorn & Hraba, 1987; Hagendoorn, Masson, &<br />

Verkuyten,1996 , cit. in Kosic e Phalet, 2006: 770).<br />

Segundo Pettigrew (1998 citado em Pettigrew 2010: 638) um dos factores associado ao aumento de posições<br />

anti-imigração é o aumento abrupto do fluxo migratório de uma determinada minoria. O longo historial<br />

das relações entre a população portuguesa e dos PALOP, nomeadamente cabo-verdiana, e o recente aumento<br />

da imigração brasileira pode ser uma das explicações para os dados obtidos.<br />

No já citado estudo de Lages et al. (2006) foi inquirida tanto a população autóctone como os grupos imigrantes<br />

mais representados em território português (brasileiros, africanos e europeus de Leste). No inquérito aplicado<br />

junto à população imigrante os resultados apontavam a população de origem africana como sendo a<br />

percebida como mais discriminada segundo a opinião dos inquiridos estrangeiros (p. 310). O que vai no sentido<br />

contrário dos dados agora obtidos.<br />

Pettigrew (1998: 80-81) considera que existe uma hierarquia no status dos imigrantes de acordo com a sua<br />

origem e a sua situação legal, por ordem decrescente: 1ºo grupo mais favorecido, os imigrantes nacionais, ou<br />

retornados das ex-colónias, 2ºcidadãos da UE, 3ºnaturais das ex-colónias chegados em elevados contingentes,<br />

4ºimigrantes laborais de países terceiros, 5ºrefugiados políticos, 6ºimigrantes ilegais aceites informalmen-<br />

2 2 8 4


IMMIGRANT´S PERCEPTIONS ABOUT ETHNIC AND RACIAL DISCRIMINATION…<br />

te, 7º imigrantes ilegais não aceites informalmente. Seguindo esta lógica, os imigrantes oriundos dos PALOP<br />

encontram-se melhor posicionados que os imigrantes brasileiros.<br />

Estas evidências empíricas levam-nos a questionar a pertinência do luso-tropicalismo de Gilberto Freyre<br />

(2003) para interpretar estes resultados. Segundo alguns autores (Marques: 2007; Vala (coord.), 1999;<br />

Alexandre: 1999) a teoria do luso-tropicalismo, desenvolvida nos anos 30, defendia que devido ao seu passado<br />

colonial, Portugal é um país de ”brandos costumes” e de fácil miscigenação com outros povos, afirmando-se<br />

que o racismo em Portugal nunca assumiu as configurações que assumiu nos contextos coloniais anglosaxónicos.<br />

Esta teoria foi utilizada pelo regime político autoritário do Estado Novo (1933-1974) para propagandear<br />

a inexistência de racismo em Portugal. Existia uma visão romantizada de um “colono perfeito”, especialmente<br />

até meados dos anos 40 (Castelo, 2007: 248), cuja relação com os povos colonizados era de amor<br />

e não de interesse (p. 374). Tendo em conta que as ex-colónias em África e na Ásia estiveram durante mais<br />

tempo expostas à propaganda política desta época, é possível que em parte também tenham assimilado ou<br />

tenham sido influenciadas essa ideologia (já que a descolonização do Brasil ocorreu muito mais cedo).<br />

Em contraponto não deixa, contudo, de ser surpreendente a atitude de desvalorização que marca a avaliação<br />

que os portugueses fazem do contributo dado pelos grupos imigrantes e étnicos (indianos, europeus da<br />

UE, africanos, brasileiros e ciganos) à sociedade portuguesa (Garcia (org.), 2000). Não raro encontra-se em<br />

Portugal uma atitude paternalista face aos imigrantes negros, de benevolência (e de caridade) face aos que<br />

provêm da Europa de Leste e de repúdio manifesto (por vezes, de forma aberta e radical) relativamente aos<br />

ciganos (Mendes, 2007).<br />

5.3.2 USO DA LÍNGUA ESTRANGEIRA<br />

A hipótese da aculturação, operacionalizada através da principal língua falada em casa não se verificou no<br />

sentido esperado, uma vez que os imigrantes que falavam em língua estrangeira em casa apresentavam<br />

valores mais baixos no sentimento de discriminação que os que falavam em português. Julgamos que tal não<br />

se deve ao facto da aculturação não estar relacionada com o sentimento de discriminação, mas sim porque o<br />

simples uso da língua mãe em casa não implica por si só um isolamento relevante para com a cultura da sociedade<br />

de acolhimento.<br />

5.3.3 TEMPO DE RESIDÊNCIA<br />

Embora os valores do qui-quadrado de independência não sejam estatisticamente significativos, são os imigrantes<br />

que estão em Portugal há menos tempo (entre 0 e 9 anos) os que mais frequentemente declaram<br />

que já foram discriminados. O que segundo as hipóteses da similaridade se deve ao facto de estarmos perante<br />

imigrantes ainda pouco aculturados.<br />

5.3.4 DIM<strong>EN</strong>SÃO DO AGREGADO FAMILIAR<br />

A variável dimensão do agregado familiar não se revelou significativa quando cruzada com o sentimento de<br />

discriminação. A nossa explicação para tal é que não é apenas em contexto familiar que os imigrantes procuram<br />

apoio moral, podendo este apoio muito bem ser obtido através de membros do mesmo grupo étnico,<br />

em contexto de trabalho ou de bairro. Talvez fosse possível obter resultados mais significativos se existissem<br />

perguntas no questionário que permitissem inferir situações de isolamento face à comunidade co-étnica.<br />

5.4 Percepção grupal de discriminação étnico‐racial<br />

Foi ainda pedido aos imigrantes que indicassem se consideravam que no geral, todos os imigrantes eram ou<br />

não discriminados, independentemente de terem declarado que alguma vez se tenham sentido discriminados.<br />

Verifica-se que a maioria dos imigrantes (52%) considera que os imigrantes no geral são “algumas vezes”<br />

discriminados e que 39% consideram que são “muitas vezes”, o que perfaz 91% dos inquiridos. Comparando<br />

esta proporção de imigrantes que considera que no geral os imigrantes são discriminados com a percepção<br />

de discriminação individual verifica-se uma elevada discrepância no sentido em que existe uma tendência para<br />

os inquiridos considerem que no geral os imigrantes são discriminados, mas o próprio não o é, 91% vs. 47%<br />

se considerarmos as respostas “sim, algumas vezes” e “sim, muitas vezes”.<br />

Tabela 3: PERCEPÇÃO DE DISCRIMINAÇÃO ÉTNICO‐RACIAL INDIVIDUAL E DOS IMIGRANTES NO GERAL<br />

n %<br />

Percepção de discriminação do individual<br />

Sim 196 47<br />

Não 225 53<br />

Percepção de discriminação dos imigrantes no geral<br />

Sim, muitas vezes 159 39<br />

Sim, algumas vezes 210 52<br />

Não 36 9<br />

Fonte: Estudo de Diagnóstico de Caracterização da População Imigrante em Oeiras, 2009/2010<br />

2 2 8 5


IMMIGRANT´S PERCEPTIONS ABOUT ETHNIC AND RACIAL DISCRIMINATION…<br />

A existência de valores mais elevados para a percepção de discriminação nos imigrantes em geral do que<br />

para o próprio inquirido é um fenómeno recorrente, geralmente classificado como PGDD (Personal/ Group<br />

Discrimination Discrepancy) (Taylor et al.: 1990; Dion e Kawakami: 1996). Teorias de diversas ordens são<br />

avançadas para explicar o fenómeno. Para Crosby (1984: 380) membros de grupos discriminados sentem<br />

algum desconforto ao admitir a sua própria vitimização, uma vez que é necessário indicar um perpetrador;<br />

para o caso de denúncia de injustiça para com um grupo no geral o agente perpetrador é impessoal. Tal<br />

implica uma propensão para a negação da discriminação pessoal e uma denúncia da discriminação para com<br />

o endogrupo.<br />

Também podem ser atribuídas explicações de ordem cognitiva, de processamento de informação. É defendido<br />

que o indivíduo acrescenta à sua experiência as situações de discriminação dos seus próximos, havendo<br />

assim um efeito de acumulação, tornando-se evidente que os valores para a percepção de discriminação<br />

grupal sejam assim mais elevados do que para a percepção de discriminação individual. Outra explicação de<br />

ordem cognitiva remete para a capacidade limitada que os indivíduos possuem para armazenar informação<br />

sobre situações concretas de discriminação, socorrendo-se assim tanto de informações veiculadas pelos media<br />

bem como de boatos e rumores (Taylor et al., 1990: 260-261).<br />

6. NOTAS CONCLUSIVAS<br />

Tal como em qualquer outro tema estudado por ciências sociais, tomar o sentimento de discriminação como<br />

indicador do fenómeno do racismo e discriminação levanta algumas limitações e dificuldades, passamos a<br />

enunciar algumas delas.<br />

Usarmos o racismo percebido como indicador de racismo implica que as vítimas interpretam as situações de<br />

racismo como tal. Por outro lado, podem também ser consideradas pelo imigrante/interlocutor como racistas<br />

situações que mais objectivamente não o são (Neto, 2006: 91; Brüß, 2008: 879). Assim, corremos o risco de<br />

subestimar o fenómeno no primeiro caso e de o subvalorizar no segundo.<br />

Krieger (citado por Dailey et al., 2010: 158) avança que pessoas em posições socioeconómicas desfavorecidas,<br />

sujeitas a múltiplas formas de exclusão social e privação podem resignar-se à sua condição interiorizando<br />

(naturalizando) a sua condição, tendendo assim a não considerar como discriminatórias situações comummente<br />

interpretadas como tal. Barnes e Moorman (citados por Dailey et al., 2010: 158) acrescentam ainda que,<br />

por estarmos perante uma questão delicada, a sua denúncia em contexto de inquérito ou entrevista pode ser<br />

uma experiência embaraçosa.<br />

Por fim, consideramos que, na perspectiva das vítimas, pode ser difícil distinguir as práticas de discriminação<br />

baseadas na categoria étnico-racial da discriminação com base em outras características como o sexo, a idade,<br />

a classe social, etc.<br />

Dado que uma das grandes diferenças encontradas no sentimento de discriminação foi entre os imigrantes<br />

cabo-verdianos e brasileiros, seria interessante compreender melhor a causa desta diferença. Em primeiro<br />

lugar, com base nos inquéritos recolhidos em outros concelhos do país, poderíamos verificar se esta diferença<br />

se observa a nível nacional ou se estamos perante um fenómeno local. Em segundo lugar, através de metodologias<br />

qualitativas (entrevistas com um maior grau de profundidade) poderíamos verificar se estas diferenças<br />

que parecem ser condicionadas pela variável naturalidade se mantêm e também perceber melhor quais<br />

as percepções e interpretações que os membros de cada um destes grupos faz do racismo.<br />

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LA PERCEPCIÓN DE <strong>DISCRIMINACIÓN</strong> A NIV<strong>EL</strong> <strong>EN</strong>DO Y EXOGRUPAL <strong>EN</strong> LA MIGRACIÓN DE BOLIVIANOS Y<br />

ECUATORIANOS <strong>EN</strong> LAS CC.AA. DE ANDALUCÍA, MURCIA Y VAL<strong>EN</strong>CIA 1<br />

Pilar Cruz Zúñiga, Rocío Medina Martín y Jairo Rozo Castillo<br />

Universidad de Sevilla<br />

España -al igual que otros países de la Europa Mediterránea como Italia y Grecia-, durante la primera década<br />

del siglo XXI se consolida como “país de inmigración” con el incremento paulatino de la población extranjera<br />

en su territorio: de representar 1% de la población total en 1985, actualmente los extranjeros representan<br />

12,2% del total de las personas empadronadas (INE, 2010). Paralelamente a la implementación de las políticas<br />

de regulación y control del nuevo flujo migratorio, se ha dado una transformación en la percepción que las<br />

personas autóctonas tienen de los nuevos vecinos y vecinas de origen extranjero2 . En las encuestas periódicas<br />

que desde los años ochenta del siglo XX realiza el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) o del Centro de<br />

Investigación sobre la Realidad Social (CIRES), se muestra la variación de las opiniones y los discursos de la<br />

población española respecto a la población extranjera, con tendencias que oscilan entre los polos de la aceptación<br />

y el rechazo. Además, no han dejado de registrarse en la sociedad conductas xenófobas (racistas) y<br />

estereotipos acerca de la población inmigrante3 que, sin ser mayoritarias, en determinados contextos emergen<br />

con fuerza a pesar de los esfuerzos desplegados desde 19924 a distinto nivel para contrarrestarlos. Tales<br />

conductas negativas y de rechazo explicitan -como señala el Colectivo IOE (2001)- un racismo de “raíces históricas<br />

profundas” que se amalgama con otro renovado y contemporáneo, que resignifica las diferencias en el<br />

contacto de los nuevos colectivos de extranjeros sobre los cuales la población autóctona quiere mostrar su<br />

superioridad, construyendo un imaginario discriminador y etnocéntrico en el que los individuos y poblaciones<br />

foráneas aparecen como problema o la fuente de las dificultades que atraviesa la sociedad.<br />

En la presente comunicación vamos a aproximarnos a la percepción que tienen las personas inmigrante de<br />

esa discriminación, pues resulta sin duda importante abordar y conocer también cómo es vivido ese rechazo y<br />

qué reacciones genera entre la propia población extranjera. Para ello nos situaremos en un contexto local y<br />

específico, donde identificaremos y examinaremos algunas prácticas, actitudes y conductas discriminatorias<br />

que son percibidas por personas originarias de Bolivia y Ecuador, y que residen en localidades de las CC.AA.<br />

de Andalucía, Murcia y Valencia. Tal análisis es relevante, pues sobre todo en las localidades situadas en el<br />

Arco Mediterráneo de tales Comunidades, los nacionales de ambos países andinos, junto a los de Colombia y<br />

otros países latinoamericanos, han adquirido un peso demográfico y social importante. En este sentido, el<br />

análisis quiere ofrecer elementos para abordar la complejidad que encierra la discriminación actual en espacios<br />

concretos en los cuales se conjugan lógicas y dinámicas de exclusión y desigualdad global, local, nacional<br />

y transnacional, y también mostrar cómo operan en contextos marcados por la crisis económica, articulando<br />

relaciones sociales más excluyentes que solidarias y produciendo representaciones sociales cada vez más<br />

cerradas y limitadas. Además, la intención es indicar no solamente la discriminación procedente de la sociedad<br />

autóctona española sino también la que se teje en el interior de cada colectivo de población migrante y que<br />

reproduce patrones de discriminación vigentes en las sociedades de origen.<br />

De interés especial en este análisis son los resultados que se ofrecen sobre la situación de discriminación de<br />

personas procedentes de pueblos indígenas bolivianos y ecuatorianos. En primer lugar, porque en los estudios<br />

a nivel mundial y en el ámbito español, sobre los flujos migratorios transfronterizos contemporáneos, son<br />

todavía escasas las investigaciones centradas en la migración de personas procedentes de los países andinos,<br />

donde tienen un peso demográfico significativo. En segundo lugar, porque con los resultados que aquí se<br />

1 Trabajo realizado en el marco de proyecto “Migraciones de pueblos indígenas de Ecuador y Bolivia en España. Situaciones concretas y<br />

perspectivas en las CC.AA. de Andalucía, Murcia y Valencia” (PO7-HUM-03040). Este proyecto de la Universidad de Sevilla se desarrolla<br />

desde 2008 con el auspicio financiero de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía (Convocatoria 2007 de<br />

Proyectos de Excelencia) y el director es el Dr. David Sánchez Rubio. A lo largo del texto será referido como “Proyecto de Migraciones de<br />

Pueblos Indígenas”.<br />

2 La creciente presencia entre la población autóctona de personas provenientes de diversas culturas, da a los entornos sociales un<br />

carácter más multicultural, con nuevas configuraciones en los barrios y en los usos sociales del espacio y también con modificaciones en las<br />

dinámicas de interacción y sociabilidad en las que transcurre la convivencia (Checa et al., 2007; Carrasquilla et al., 2008; Cruz, 2011a).<br />

3 El término “inmigrante”, por ejemplo, poco a poco ha pasado a ser usado casi en forma exclusiva para designar y/o nombrar a las<br />

personas provenientes de países pobres (del Sur), considerados “subdesarrollados” e “inferiores”.<br />

4 El asesinato en 1992 de Lucrecia Pérez (dominicana), por una banda de ideología neo-nazi en Madrid, “constituyó una señal de alarma<br />

y permitió la puesta en marcha de diversas iniciativas y campañas bajo la bandera del anti-racismo” (Colectivo IOE, 2010). El ensayo de<br />

Sequén-Mónchez (2010) ofrece abundantes opiniones y ejemplos sobre el racismo y xenofobia en la España “inmigrante”. Sobre el<br />

nuevo racismo ver Wieviorka (2007).<br />

Cruz Zúñiga, P., Medina Martín, R. y Rozo Castillo, J. (2011). La percepción de discriminación a nivel<br />

endo y exogrupal en la migración de bolivianos y ecuatorianos en las CC.AA. de Andalucía, Murcia y<br />

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Migraciones en Andalucía (pp. 2289-2298). Granada: Instituto de Migraciones. ISBN: 978-84-<br />

2 2 8 9


LA PERCEPCIÓN DE <strong>DISCRIMINACIÓN</strong> A NIV<strong>EL</strong> <strong>EN</strong>DO Y EXOGRUPAL <strong>EN</strong> LA MIGRACIÓN DE BOLIVIANOS Y ECUATORIANOS…<br />

ofrecen se apoya la reflexión de cómo la discriminación constituye un factor a tomar en cuenta en la reproducción<br />

social e identitaria de estas personas más allá de las fronteras nacionales y en espacios transnacionales<br />

más globalizados.<br />

Para desarrollar una explicación sintética de la propuesta -dados los límites del texto- la comunicación se divide<br />

en cuatro partes: (1) la primera donde se señalan algunos aportes a partir de los cuales se han interpretado<br />

los datos empíricos; (2) la segunda en la cual se caracteriza la zona de investigación-intervención social<br />

del proyecto, ofreciéndose el perfil de los colectivos bolivianos y ecuatorianos ahí residentes; (3) la tercera y<br />

central, en la cual se identifican las situaciones, los tipos y los ámbitos sociales en los que los migrantes bolivianos<br />

y ecuatorianos perciben la discriminación así como la forma en que la enfrentan. (4) En la cuarta y<br />

última parte, se ofrecen algunas reflexiones finales a modo de conclusión. El material empírico con el que se<br />

construye la comunicación tiene tanto un carácter cuantitativo como cualitativo y fue recopilado durante el<br />

trabajo de campo y de la intervención social desarrollados en el marco del Proyecto de Migraciones de Pueblos<br />

Indígenas en 51 localidades andaluzas, murcianas y valencianas entre 2008-2010 y proceden de 466<br />

encuestas de personas bolivianas y ecuatorianas, 140 entrevistas a informantes clave y 20 grupos de discusión<br />

y talleres. 5<br />

1. CONTEXTOS DE DESIGUALDAD Y <strong>DISCRIMINACIÓN</strong><br />

En primer lugar, resulta conveniente destacar el carácter de desigualdad y exclusión que prima en las relaciones<br />

que se tejen en el plano global, nacional y local. Las últimas décadas del siglo XX constituyen un contexto<br />

global marcado por los procesos de expansión del capital económico y por la difusión de las nuevas tecnologías<br />

de información y se observa la emergencia de nuevas territorialidades: estas territorialidades están asociadas<br />

a la acción de las instituciones globales en cuestión del control de la economía, el ambiente, la política y<br />

del control de los flujos migratorios, pero también a la construcción de mercados de trabajo globales estratificados,<br />

con alto grado de flexibilidad en la demanda de trabajadores que provienen de países pobres o empobrecidos<br />

(Pedone, 2006). Como señala Sassen (en Pedreño, 2009: 7), la movilidad del capital y del trabajo<br />

ha generado la incorporación de nuevos espacios de producción y consumo, generándose una serie de transformaciones<br />

a nivel espacial: se consolidan las ciudades globales como nuevos centros económicos, desde<br />

donde se dirige y analiza la economía mundial. Precisamente, “la nueva economía urbana no solamente refuerza<br />

desigualdades pre-existentes sino que también moviliza un conjunto de nuevas dinámicas de desigualdad”<br />

(Pedreño, 2009: 10). Allí, en los nuevos nichos laborales se emplea la población local y foránea, y existe<br />

una cada vez mayor proporción de empleos con requerimientos de escasa cualificación y mal remunerados, y<br />

en los que con frecuencia se emplea a personas extranjeras de países pobres porque las personas autóctonas<br />

no quieren ocupar este tipo de empleos caracterizados por la precariedad (Pedone, 2006).<br />

En segundo lugar, tal como dice Castles (2005), en las sociedades contemporáneas, con frecuencia las personas<br />

inmigrantes son etiquetados como la causa de los problemas que allí se padecen. España no resulta<br />

ajena a esta tendencia. En los resultados que ofrece el MIPEX (2007: 169) para medir las políticas de integración<br />

de los inmigrantes en 25 estados de la Unión Europea a través de la percepción pública de la inmigración,<br />

el 71% de la población española “opina que la discriminación étnica está extendida y el 61,5% cree que los<br />

extranjeros se encuentran en una situación de desigualdad de oportunidades en el mercado laboral. Estudios<br />

más específicos corroboran que la discriminación en España se concentra sobre todo en los espacios laborales<br />

y en los entornos sociales (Parella, 2003; Carrasquilla et al., 2007; Gil y Andréu, 2007; Martínez Veiga, 2009;<br />

<strong>EN</strong>RED, 2009), e incluso que el propio marco institucional es discriminatorio para los inmigrantes (Cachón,<br />

2009): es el Estado quien al definir categorías de residentes en situación regular está definiendo también a<br />

los otros (aquellos que no tienen la condición de residentes) como irregulares. Además, este “marco institucional<br />

discriminatorio” estatal no ofrece medidas que consigan compensar los efectos discriminatorios del mercado<br />

e incluso, tiende a ratifica sus efectos excluyentes.<br />

En tercer lugar, en esta comunicación se usará la categoría de discriminación para indicar:<br />

cualquier postergación, segregación o minusvaloración” que un grupo ejerce sobre otro cuando tal proceso excluyente viene asociado<br />

a una diferencia entre ambos colectivos” […] La discriminación tiene lugar entre dos polos asimétricos: el grupo discriminante<br />

-activo, dominante- y el grupo discriminado -pasivo, dominado-. Implica, por tanto, una “práctica de poder” que produce un<br />

estatus de inferioridad en las víctimas de la discriminación. Cuando la relación entre las partes se produce en pie de igualdad, no<br />

de dominación, cabe hablar de confrontación o competitividad, no de exclusión de un grupo sobre otro. […] Las personas parti-<br />

5 En el proyecto participan investigadores de tres grupos PAI (HUM-2009, SEJ-026 y SEJ-40) y constituye una iniciativa pionera que<br />

combina la investigación con la intervención social aplicada a los procesos migratorios. Por un lado, quiere hacer visibles las diferencias<br />

que existen al interior de los diversos grupos de personas extranjeras en España, en particular, el caso de los pueblos indígenas en los<br />

colectivos boliviano y ecuatoriano, y, por otro, aplicar el enfoque de la Investigación Acción Participativa (IAP) en la búsqueda de<br />

estrategias para involucrar a los propios inmigrantes en la solución de sus problemas y necesidades. En otros lugares se ofrecen detalles<br />

más específicos de sus objetivos, así como algunos avances y condicionantes de la investigación en estos años (Cruz, 2010, 2011a y<br />

2011b).<br />

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LA PERCEPCIÓN DE <strong>DISCRIMINACIÓN</strong> A NIV<strong>EL</strong> <strong>EN</strong>DO Y EXOGRUPAL <strong>EN</strong> LA MIGRACIÓN DE BOLIVIANOS Y ECUATORIANOS…<br />

culares son discriminadas, al margen de sus valores y comportamientos individuales, por su adscripción a tales grupos marcados<br />

por esa diferencia (Colectivo IOE, 2001).<br />

En esta larga cita del Colectivo IOE, nos parece importante matizar y aclarar que cuando la relación entre partes<br />

se da en términos de igualdad no siempre “cabe hablar confrontación o competitividad”, porque puede<br />

también surgir una relación de solidaridad, de cooperación y de apoyo mutuo. En este sentido, la discriminación<br />

es más compleja que antaño6 y tiene un lugar central en la vida pública: los comportamientos y actitudes<br />

discriminatorias no siempre tienen un referente físico-biológico, por lo que en forma preferente, el objetivo de<br />

ese “racismo sin razas” son precisamente los inmigrantes, grupo formado por personas de distinta procedencia<br />

(Colectivo IOE).<br />

En cuarto lugar, hay que indicar que en esta comunicación se mencionarán las “situaciones” de discriminación,<br />

es decir, hechos recogidos a través de la subjetividad de las personas que contestaron a los cuestionarios y<br />

pudimos entrevistar. Así, interesa identificar estereotipos y prejuicios presentes en discursos y prácticas sociales,<br />

puesto que la discriminación parece conducirse mayoritariamente por “vías indirectas y ocultas”, siendo<br />

menos frecuente la discriminación en forma directa. Para ello, resulta útil conocer las distinciones que establece<br />

Baron y Byrne (2005) entre prejuicio y discriminación: mientras el prejuicio es una actitud, usualmente negativa,<br />

hacia miembros de algún grupo social, la discriminación es la acción negativa o el comportamiento dirigido<br />

hacia un miembro social de otro grupo. Para analizar los espacios relacionales donde se percibe discriminación,<br />

serán útiles dos términos de la psicología social:<br />

En los procesos de creación de identidad, tanto individual como grupal, es básica la definición por contraposición al "otro"; por<br />

tanto, utilizando los términos de la psicología social, definimos endogrupo por contraposición a exogrupo y viceversa; y en estos<br />

procesos de reconocimiento mutuo aparecen los prejuicios. Según la psicología social, los prejuicios sociales se adquieren desde<br />

la infancia y se traducen en determinadas actitudes que se dirigen contra grupos enteros; la concepción de estos grupos se forma<br />

a partir de estereotipos (Casas, 1999).<br />

Por tanto, en el espacio de las relaciones sociales, las personas tienden a mostrar identificaciones y asociaciones<br />

con determinados grupos y al hacerlo, se logra en su interior cierta autoestima. A esto se denominará<br />

aquí como “endogrupos”. Más también se aprecia que existe una tendencia a comparar a los grupos propios<br />

(“nuestro grupo”) con otros grupos (exogrupos), y en esa comparación dar un sesgo favorable hacia el grupo<br />

propio (Myers, 1995). La definición grupal de quién se es (teniendo en cuenta la raza, la religión, el género, el<br />

nivel de estudios, por ejemplo) implica una definición de quién no se es. El círculo que incluye al propio grupo, -<br />

“nosotros” (endogrupo)- excluye a los otros (exogrupo). Así pues, la mera experiencia de estar integrado en<br />

grupos puede promover el sesgo endogrupal. Esta tendencia a favorecer al propio grupo es más alta cuando<br />

el propio grupo es pequeño y tiene un menor estatus que el exogrupo. Según dice Myers (2007: 254-255),<br />

cuando se forma parte de un grupo pequeño, rodeado por un grupo mayor, se suele ser más consciente de<br />

la pertenencia al propio grupo; pero cuando el endogrupo es mayoritario, se suele pensar menos en él.<br />

Finalmente, se usará el sugerente concepto de “tramas sociales” o “tipos de relacionamiento” (Gallardo,<br />

2000: 285) referidas a la sociabilidad humana más importante: es decir, los “relacionamientos humanos fundamentales,<br />

sin los cuales la existencia humana es imposible (economía y producción, sexualidad y goce,<br />

reproducción social o transformación y producción simbólica e imaginaria)” y que “constituyen el campo de lo<br />

político”. Estas tramas sociales, pueden ser “tendientes a consolidar y reforzar dominaciones e imperios […] o<br />

tendientes a potenciar (empoderar) a sus distintos actores para que transformen o superen los límites que<br />

niegan o sobrerreprimen su autoconstitución como sujetos […]” (Gallardo, 2000: 286).<br />

2. CARACTERISTICAS D<strong>EL</strong> CONTEXTO Y AMBITO D<strong>EL</strong> ESTUDIO<br />

En esta comunicación se proporcionan datos para configurar el perfil de los colectivos de personas procedentes<br />

de Ecuador y Bolivia y residentes en las CC.AA. de Andalucía, Murcia y Valencia. En este sentido, no solamente<br />

se ofrecerán datos estadísticos sociodemográficos, sino también que se procurará aproximar circunstancias<br />

más micro, aportadas sobre todo a partir de la información cualitativa. Es importante mencionar que<br />

en los datos se incluyen los relativos a la población boliviana y ecuatoriana en situación irregular, y no solo<br />

aquellos de la población que tiene los permisos de residencia y trabajo.<br />

2.1 El “perfil” general de las zonas de estudio<br />

En las tres CC.AA. en las cuales se llevó a cabo tanto la investigación como la intervención social, existe una<br />

importante cantidad de población inmigrante que busca ubicarse en sectores laborales de alta demanda en<br />

las zonas. Así, la comunidad andaluza tiene como locomotora de su economía a los sectores del turismo y la<br />

agricultura, así como la industria agroalimentaria (excepto en Granada, donde la agricultura no es fuerte).<br />

Esta es una característica que es común a las Comunidades de Murcia y de Valencia, donde también se de-<br />

6 A decir de Wieviorka (2007: 20) el racismo ha mudado, y contemporáneamente es velado y sutil, entremezclando rápidamente,<br />

juegos internos y los externos para dirigirse a individuos que son 'racializados', aunque no tengan ninguna pertenencia común". Este sería<br />

el caso de los inmigrantes.<br />

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LA PERCEPCIÓN DE <strong>DISCRIMINACIÓN</strong> A NIV<strong>EL</strong> <strong>EN</strong>DO Y EXOGRUPAL <strong>EN</strong> LA MIGRACIÓN DE BOLIVIANOS Y ECUATORIANOS…<br />

manda mano de obra inmigrante para los sectores agrícolas, de la construcción y de los servicios. Las tres<br />

comunidades por tanto, se han convertido en polos de atracción segmentada de trabajadores extranjeros. En<br />

el sector servicios existe una importante demanda de mano de obra femenina centrada en el trabajo doméstico,<br />

en el cuidado de los niños, ancianos y las tareas de limpieza mientras la construcción, antes de la crisis,<br />

demandaba una gran cantidad de mano de obra masculina.<br />

La concentración de inmigrantes suramericanos y especialmente ecuatorianos y bolivianos es importante en<br />

las provincias de Sevilla, Málaga, Granada y Almería en la Comunidad de Andalucía; en la Región de Murcia<br />

su presencia es predominante en los municipios de los Alcázares, Torre Pacheco, San Javier, San Pedro del<br />

Pinatar, Lorca, Totana, Murcia, Jumilla y Yecla (Martínez Carrión, 2005; Cruz, 2010 y 2011b), y en la Comunidad<br />

Valenciana cada vez adquieren más peso en las provincias de Alicante y de Valencia.<br />

2.2 La investigación desarrollada y el “perfil” de ecuatorianos y bolivianos<br />

La recopilación de la información del proyecto de investigación-intervención se hizo entre 2008-2010 en tres<br />

zonas específicas: a) Zona 1: en municipios de Sevilla, Málaga y Granada en Andalucía; b) Zona 2: en municipios<br />

de la provincia de Almería y la Región de Murcia, y c) Zona 3: en municipios de la provincia de Valencia<br />

de la Comunidad Autónoma Valenciana.<br />

En la zona 1 el trabajo de campo se desarrolló en las ciudades de Sevilla, Málaga y Granada más las localidades<br />

de Torrox (Málaga) y Coria del Río (Sevilla), mientras la intervención social se hizo en Sevilla. En la zona<br />

2 el trabajo de campo abarcó a 18 localidades7 , y para la intervención social se seleccionaron cuatro: Vera,<br />

Lorca, Totana y San Javier. En la zona 3 el trabajo de campo abarcó 11 poblaciones de la provincia de Valencia<br />

(Valencia capital, y las poblaciones de Rafelbunyol, Massamagrell, la Pobla de Farnals, Burjassot, Betera,<br />

Musol, Paterna, Meliana, Museros y Lliría), y la intervención se hizo en Valencia capital.<br />

El perfil sociodemográfico de las personas originarias de Bolivia y Ecuador que viven en estas tres zonas se<br />

construye en base a los datos de una muestra total de 475 personas que fueron encuestadas en distintos<br />

períodos en 2008-2009. Por zonas, la distribución de la muestra es la siguiente: zona 1, n=177; zona 2,<br />

n=150 y zona 3, n=148 personas. Hay que señalar que esta muestra se construyó teniendo como condicionante<br />

el objetivo central del proyecto (Cruz, 2010 y 2011a), por lo que la misma se recogió en aquellas localidades<br />

en las cuales un recorrido previo posibilitó conocer el terreno y situar los principales enclaves donde vive<br />

la población indígena/campesina de ambos países andinos. Por ello, las características que aquí se señalan no<br />

pueden ser generalizadas para todo el colectivo de ecuatorianos y bolivianos de las tres comunidades autónomas,<br />

pero sí son representativas de la que tiene la población boliviana y ecuatoriana que residen en las<br />

localidades en las cuales se hizo el estudio.<br />

Así, en primer lugar, mencionar que se detecta una mayor presencia de personas ecuatorianas en las zona 1<br />

y 2 (55,3% y 69,3%, respectivamente) mientras en la zona 3 se registró una mayor proporción de bolivianos<br />

(62,8%). En las zonas 1 y 3 existen más proporción de mujeres (63,8% y 57,4%, respectivamente) y en la<br />

zona 2 de hombres (58%). En las tres zonas la mayoría de los encuestados estaban casados o en unión libre<br />

(55,4%, 64% y 55,4% respectivamente), siendo el rango de edad predominante de 30 a 44 años (50,8%,<br />

54% y 53%) y en su mayoría son personas con un nivel de estudios secundarios (41.2%, 43,3% y 66,2%).<br />

En cuanto al tiempo de estancia en España, en la zona 1 la mayoría de personas residen entre 4-6 años<br />

(31%) seguido de aquellos que viven ahí entre 1-3 años (29,9%); en la zona 2, en cambio, predomina el<br />

grupo entre 7-10 años (39,3%) seguido del de 4-6 años (34%); y en la zona 3, el grupo que reside entre 1-3<br />

años (39,2%) es el predominante seguido por el de 4-6 años (29,7%).<br />

En la muestra la mayoría de personas tiene permiso de trabajo y residencia en las zonas 1 y 2 (47,5% y 66%,<br />

respectivamente), mientras el porcentaje de personas que se encuentran en situación irregular alcanza en una<br />

y otra 29,4% y 26,7%. Este “perfil” se invierte en la zona 3, porque allí predominan las personas en situación<br />

de irregularidad (48,3%) con respecto a los que tienen permiso de trabajo y residencia (44,2%). Esta situación<br />

se explica por el predominio de encuestados de origen boliviano en la zona 3 y con menor tiempo de<br />

estancia en España.<br />

De acuerdo al sector de ocupación, cuando se realizó la encuesta, en la zona 1 predominan quienes trabajan<br />

en el sector doméstico y cuidado de personas (23,2%), lo que se correlaciona con el mayor número de mujeres<br />

encuestadas. En la zona 2, donde el número de varones es mayor, predominan sectores como la agricultura<br />

(31,3%) y la construcción (15,3%). En la zona 3 se detecta un predominio de mujeres, por lo que es más<br />

alto el porcentaje en el servicio doméstico (19%), seguido de la actividad agrícola (11,6%). Para las tres zonas<br />

es similar el alto porcentaje de personas desempleadas al momento de la encuesta: 40,1%, 32% y<br />

46,9% respectivamente.<br />

7 Las localidades son: Águilas, Albox, Antas, Arboleas, Cartagena, Cuevas del Almanzora, Fuente Alamo, Jumilla, Lorca, Los Alcázares,<br />

Mazarrón, Murcia, Pulpi, San Javier, Torre Pacheco, Totana, Vera y Yecla.<br />

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LA PERCEPCIÓN DE <strong>DISCRIMINACIÓN</strong> A NIV<strong>EL</strong> <strong>EN</strong>DO Y EXOGRUPAL <strong>EN</strong> LA MIGRACIÓN DE BOLIVIANOS Y ECUATORIANOS…<br />

Finalmente, la población boliviana o ecuatoriana que se autodefine como indígena o campesina está distribuida<br />

en forma desigual en las tres zonas. En la zona 1, se detectó una escasa presencia de colectivos indígenas:<br />

de 83 entrevistados originarios de Bolivia, 12% se autoidentificaron como Cambas, 7.2% como Indígenas,<br />

3.6% como Campesinos; mientras de 94 entrevistados de Ecuador, 32.9 % se autoidentificaron Indígenas. En<br />

la zona 2, entre los bolivianos, se autodefinen como indígena 2,1% y campesino 20,8% (la mayor parte son<br />

quechuas y en menor proporción aymaras); entre los ecuatorianos se autoidentifican como indígenas 34,3% y<br />

provienen de distintos pueblos de lengua quichua, principalmente cañari, saraguro, otavaleño y salasaca<br />

(Cruz, 2010). En la zona 3, el 27.7% de la muestra son indígenas de origen saraguro y otavaleño, entre los<br />

nacidos en Ecuador, y quechua y aymara, entre los de Bolivia.<br />

3. ESPACIOS SOCIALES DE DISCRIMINACION<br />

Para distinguir mejor los ámbitos en las cuales se dan situaciones de discriminación, se usará la concepción de<br />

espacio señalada por Santos (2003: 310-325) porque resulta muy útil para distinguir mejor (antes que separar),<br />

aspectos que en la realidad concreta están entremezclados. Estos espacios son: a) el espacio doméstico<br />

(matrimonio, familia y parentesco); b) el espacio de la producción (trabajo) y de la distribución (mercado); c)<br />

espacio de la comunidad (entre grupos y colectivos en general); y, d) espacio de la ciudadanía (entre ciudadanos<br />

con relación al Estado). En las localidades en las cuales se llevó a cabo el estudio, las relaciones sociales<br />

se caracterizan por ser de desigualdad y de exclusión, identificándose -como se verá a continuación- sobre<br />

todo experiencias de discriminación de tipo negativo en cada uno de los cuatro espacios sociales.<br />

3.1 Discriminación en el espacio doméstico<br />

Las situaciones de discriminación mencionadas por los encuestados en las tres zonas pertenecen esencialmente<br />

al nivel endogrupal. Esta discriminación está generada por la desigualdad y exclusión de las condiciones<br />

estructurales y/o materiales de las familia migrantes que tiene, como factores coadyuvantes, a los imaginarios<br />

y las representaciones sociales construidos sobre los lugares de procedencia; la clase social; la etnia y/o identidad<br />

étnica; la pertenencia generacional, pero sobre todo por el patriarcalismo.<br />

Dentro del entorno familiar podemos resumir las principales situaciones de discriminación de la siguiente forma:<br />

a) el patriarcalismo y el machismo propios de sus culturas de origen. Vemos relaciones familiares en las<br />

cuales las negociaciones a nivel doméstico se construyen, en muchos casos, sobre lazos de dependencia y<br />

subordinación por parte de las mujeres; b) la dependencia económica y emocional de muchas de las mujeres,<br />

sobre todo, cuando han sido reagrupadas. Esta dependencia es mayor cuando viven en condiciones de irregularidad<br />

en España, como es el caso de las mujeres bolivianas de migración más reciente; c) la discriminación<br />

producto de las relaciones asimétricas de poder, se manifiesta en los conflictos del hombre hacia su pareja, al<br />

ver afectado su rol productivo dentro de la familia y por el empoderamiento progresivo de la mujer, al convertirse<br />

en motor económico de la familia y adquirir un rol protagonista en la misma: el cambio de roles es manifiesto<br />

y los hombres, especialmente ecuatorianos, están sintiendo una grave crisis de identidad de género al<br />

tener que realizar las tareas de cuidado del hogar y de la familia asignadas históricamente a las mujeres. De<br />

todas maneras, la renegociación de los roles para las mujeres migrantes aún es limitado, y a menudo genera<br />

tensiones y estrés por los sentimientos encontrados8 ; d) los conflictos intergeneracionales y la insatisfacción de<br />

los más jóvenes en el nuevo país, situación agravada por la asimétrica relación de poder de los adultos sobre<br />

sus hijos. Una vez se desarrollan las reagrupaciones familiares, se da el choque generacional debido a las<br />

diferentes expectativas y necesidades, e incluso, a ideas muy diferentes sobre su futuro (volver o quedarse<br />

en el nuevo país); e) a nivel cotidiano, la discriminación en las tramas relacionales familiares, tanto de bolivianos<br />

como ecuatorianos, se manifiesta en la descalificación que se da entre cónyuges o entre familiares cuando<br />

existen disputas o peleas, pero también en los abundantes chismes y rumores que impregnan las relaciones<br />

transnacionales familiares: hay discriminaciones sobre otros familiares por su lugar de procedencia (ciudad<br />

o región), por su color de piel, por ser más joven o tener más edad; f) casos de violencia de género y<br />

baja tasa de denuncias por parte de las mujeres víctimas, por el temor a la expulsión de sus parejas o el miedo<br />

a perder sus hijos.<br />

El proceso de enfrentamiento de la institución familiar ante tales situaciones de discriminación, se puede definir<br />

como ambiguo y cambiante (y muchas veces deficiente), pues estamos frente a relaciones de género, relaciones<br />

inter-generacionales y de reproducción familiar en pleno proceso de transformación y adaptación.<br />

3.2 Discriminación en el espacio de la producción y la distribución<br />

En las localidades donde se realizó el estudio, predominan condiciones estructurales de desigualdad y exclusión<br />

en la esfera de la producción (trabajo) y la distribución (mercado), por lo que las tramas de relaciones<br />

sociales se tejen bajo condiciones jerárquicas de subordinación. En este sentido, las personas inmigrantes<br />

8<br />

Tales cuadros coinciden con lo detectado por Pedone (2006) y Cruz (2006 y 20011b) en estudios de los roles socialmente atribuidos a<br />

la mujer como madre, esposa y ama de casa.<br />

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LA PERCEPCIÓN DE <strong>DISCRIMINACIÓN</strong> A NIV<strong>EL</strong> <strong>EN</strong>DO Y EXOGRUPAL <strong>EN</strong> LA MIGRACIÓN DE BOLIVIANOS Y ECUATORIANOS…<br />

presenta un acceso subordinado al mercado laboral y casi siempre concentrados en “nichos laborales” específicos<br />

caracterizados por la baja cualificación, las limitadas condiciones laborales, la baja remuneración y valoración<br />

social, 9 y el peso de la economía sumergida, condiciones que por la crisis económica se han deteriorado.<br />

Con la crisis, las condiciones laborales han descendido, tornando más competitivo el acceso al mercado laboral<br />

e incrementándose el desempleo, con tasas cada vez más altas de desocupación entre la población tanto<br />

autóctona como inmigrante. En los datos de las encuestas del proyecto, por ejemplo, se detectó una parte<br />

significativa de la población de origen boliviano y ecuatoriano que está desempleada, como se mencionó en<br />

páginas anteriores. Este panorama de precariedad se complementa con los datos de quienes no tienen papeles,<br />

con lo que se incrementa la vulnerabilidad jurídica y las situaciones de indefensión (los porcentajes de<br />

las tres zonas alcanzan, respectivamente, 29,4%, 26,7% y 48,3%).<br />

Es en este marco en el cual se ubican tanto las percepciones como las actitudes de discriminación identificadas,<br />

tanto a nivel endogrupal como exogrupal en las zonas de estudio, básicamente referidas a las condiciones<br />

de producción y del mercado laboral y las condiciones imperantes en el mercado de alquiler de la vivienda.<br />

A nivel exogrupal, la percepción de discriminación que señalan los colectivos de bolivianos y ecuatorianos<br />

apunta a que se da mayoritariamente desde la población autóctona, cuando determinados segmentos, por<br />

ejemplo: a) culpan a los inmigrantes como causantes de la crisis económica actual; b) piden que se expulse a<br />

los inmigrantes que no tienen documentación ni trabajo; c) atribuyen a los inmigrantes los bajos salarios y la<br />

precarización de las condiciones laborales; d) algunos empresarios no contratan a inmigrantes (en Valencia,<br />

por ejemplo, algunos empresario colocan letreros como aquí sólo trabajan españoles) 10 ; e) se da explotación<br />

y precariedad laboral de las mujeres que se trabajan en el servicio doméstico, sobre todo si son internas; y f)<br />

abusos y explotación de inmigrantes en situación irregular. Pero también se percibe discriminación exogrupal<br />

en las acusaciones que se cruzan mutuamente ecuatorianos y bolivianos cuando: a) se acusan de que se<br />

ofrecen para realizar el mismo trabajo por más bajo salario; b) se indica el uso prácticas desleales y trampas<br />

para conseguir el favor de quienes ofrecen empleos; c) algunos encargados favorecen a sus compatriotas<br />

tanto para que sean contratados como para que otros sean despedidos.<br />

A nivel endogrupal, principalmente hay percepción de discriminación en los siguientes sentidos: a) las personas<br />

indígenas y/o a quienes provienen de zonas rurales señalan que son acusados por sus compatriotas no<br />

indígenas y/o urbanos de trabajar con lentitud y dar mala imagen ante los empleadores (se los trata despectivamente<br />

y se dice que son rústicos y primitivos); b) comportamientos machistas entre compañeros de trabajo<br />

y, sobre todo, por los encargados, que humillan a las mujeres, acosándoles sexualmente en ocasiones; c)<br />

algunos tratos despreciativos que se da a las personas de más edad.<br />

A nivel exogrupal y en el ámbito del mercado de la vivienda, se señalan prácticas discriminatorias de la población<br />

autóctona para: a) restringir el acceso de las personas inmigrantes para alquilar viviendas, a través de<br />

innumerables requisitos que se piden; b) algunos propietarios no alquilan sus viviendas a inmigrantes (en los<br />

anuncios se escribe explícitamente: no extranjeros o sólo españoles); c) algunos propietarios cobran precios<br />

excesivos de alquiler a las personas inmigrantes (muchas veces pagan por persona o habitación alquilada). A<br />

nivel exogrupal, se aprecian discriminaciones básicamente entre colectivos bolivianos y ecuatorianos cuando:<br />

a) se comparte vivienda exclusivamente con compatriotas; b) cuando algunas personas mestizas y urbanas<br />

no acceden a compartir la vivienda con personas indígenas y/o provenientes de zonas rurales, porque los<br />

consideran inferiores; y c) se busca compatriotas provenientes de determinadas zonas del país de origen<br />

para compartir la vivienda.<br />

Hay que señalar, además, que en el actual contexto de crisis económica la interrelación entre personas de<br />

diversos países con las autóctonas parece estar tornándose más reducida y limitada, por lo que la convivencia<br />

es aún incipiente y resulta enrarecida por los discursos xenófobos que empiezan a intoxicar los discursos políticos<br />

y los medios de comunicación. Ha proliferado la desconfianza y la competitividad entre ambos colectivos<br />

en lo que al acceso al mercado de trabajo se refiere, entrecruzándose acusaciones de “competencia desleal”<br />

o abusos sobre las personas que no tienen documentación. Resulta interesante comprobar cómo en este<br />

discurso no sólo se confrontan ecuatorianos y bolivianos, sino que además se argumenta que no tener pape-<br />

9 Este tipo de vulnerabilidad en el mercado de trabajo para la población inmigrante, tal como ha puesto de manifiesto Cachón (2009)<br />

está dada por: mayores tasas de paro, nivel de temporalidad elevado, salarios bajos, peores condiciones laborales, nivel elevado de<br />

accidentes y de enfermedades profesionales. Como dice Cachón, en España las actividades laborales de los inmigrantes se califican con<br />

la triple “P”, por: penosas, peligrosas y precarias.<br />

10 Solé identifica muy bien que “la situación de competencia entre las trabajadoras inmigrantes y determinados segmentos de la fuerza<br />

de trabajo autóctona genera criterios de diferenciación, discriminación y exclusión que ponen el acento en los factores de etnia y de<br />

cultura” (en Parella, 2003: 369).<br />

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LA PERCEPCIÓN DE <strong>DISCRIMINACIÓN</strong> A NIV<strong>EL</strong> <strong>EN</strong>DO Y EXOGRUPAL <strong>EN</strong> LA MIGRACIÓN DE BOLIVIANOS Y ECUATORIANOS…<br />

les posibilita tanto el abuso laboral como poder acceder a un puesto de trabajo fácilmente por el menor salario<br />

del trabajador, lo que también enfrenta a personas inmigrantes con y sin documentación.<br />

Las formas de afrontar las situaciones de discriminación que proceden de la sociedad autóctona aquí señaladas,<br />

resultan ambiguas en tanto que están condicionadas por la posición subordinada en la relaciones de<br />

poder que establecen las personas inmigrantes de ambos colectivos (ecuatorianos y bolivianos). Además, las<br />

personas inmigrantes de Ecuador y Bolivia tienen una conexión limitada con ONG, además de un papel subordinado<br />

en los sindicatos de trabajadores, y apenas realizan denuncias de los abusos laborales que padecen.<br />

Esta condición de vulnerabilidad y fragilidad no es exclusiva de las personas de ambos países andinos,<br />

puesto que es característica de la condición de la mayor parte de los trabajadores inmigrantes en España<br />

("obreros extranjeros procedentes de países (más) pobres") (Cfr. Cachón, 2009b: 18).<br />

Finalmente, existen diferentes maneras como los inmigrantes de pueblos indígenas ecuatorianos sortean la<br />

discriminación en sus espacios de trabajo. En este sentido, una anécdota referida por un indígena residente<br />

en la Comunidad Valenciana alude a que se pusieron a hablar en quichua (su idioma nativo) cuando sus compañeros<br />

valencianos no atendieron su pedido de que en su presencia no hablaran el valenciano y sí el castellano,<br />

porque de lo contrario no les entendían; cuando los indígenas ecuatorianos empezaron a comunicarse<br />

solo en quichua, los valencianos dejaron de usar el idioma valenciano y comenzaron a hablar en castellano.<br />

3.3 Discriminación en el espacio de la comunidad<br />

En un análisis todavía preliminar de la información cualitativa y cuantitativa compilada entre las personas bolivianas<br />

y ecuatorianas en las localidades andaluzas, murcianas y valencianas de nuestro estudio, es posible<br />

observar percepciones de la discriminación que señalan que ésta se da tanto en el ámbito endogrupal como<br />

exogrupal.<br />

Desde una perspectiva de la discriminación endogrupal, al interior de los colectivos ecuatorianos y bolivianos,<br />

es preciso señalar que en las tres zonas de investigación-intervención social, los datos cualitativos confirman la<br />

repetición de los patrones de racismo y exclusión presentes en los países de origen por diferentes causas: se<br />

destacan entre ellas la articulación estereotipada que desde las nociones de clase social, etnia y la procedencia<br />

rural sirve para denigrar a las personas indígenas. 11 Las situaciones de discriminación, en términos generales,<br />

indicadas por las personas autodefinidas como indígenas y campesinas, sobre todo de Ecuador más que<br />

las de Bolivia, se refieren a distintos tratos discriminatorios por parte de sus compatriotas: a) sentirse mirados<br />

con desprecio en el día a día; b) ser considerados inferiores, particularmente por aquellas personas que provienen<br />

de ámbitos urbanos; c) reproducción de las mismas pautas de discriminación cotidiana que en el país<br />

de origen.<br />

Desde una dimensión exogrupal, en cada zona, existe matices distintos de la percepción de discriminación en<br />

función de quién es y de dónde procede la persona que ejercita el trato discriminatorio. La discriminación por<br />

parte de personas autóctonas tiene tres motivaciones específicas: a) por la nacionalidad de origen (Bolivia o<br />

Ecuador). La percepción de la discriminación por este motivo alcanza 27,4%% de la muestra de la zona 1,<br />

39% en la zona 2 y 35,9 % en la zona 3, porcentajes que sin duda se correlacionan con el perfil de las personas<br />

encuestadas; b) “por el color de la piel o raza”, señalado por 31,8% de personas de la zona 1, 30,5% de<br />

la zona 2 y el 7,6% en la zona 3, y c) “por ser indígena”, discriminación que fue indicada por sólo 11,7% de la<br />

muestra en la zona 1, 9,8% de la zona 2 y 4,1% en la zona 3. La mayoría de situaciones de discriminación por<br />

estos motivos ocurre en lugares como los transportes públicos (autobús o metro), la calle o el trabajo, en los<br />

cuales perciben tratos displicentes (incluso algún maltrato físico) por tener alguna característica física como el<br />

color de piel más oscura, ser de la estatura más baja, etc. Destaca, en este nivel, la discriminación por parte<br />

de la población gitana en localidades donde hay una población significativa.<br />

En cuanto a la discriminación exogrupal de personas procedentes de otros países, es muy testimonial y apenas<br />

registra una mínima incidencia, por la general escasa interrelación cotidiana que mantiene las personas<br />

ecuatorianas y bolivianas con otros extranjeros (que no sean españoles), estando circunscritos normalmente<br />

sus espacios de encuentro (o disputa) al ámbito laboral o a cuando todos frecuentan calles, plaza y mercadillos<br />

en las localidades, e inclusive, espacios de ocio y diversión.<br />

3.4 Discriminación en el espacio de la ciudadanía<br />

Por la información recopilada en entrevistas, encuestas y observación en las localidades, vemos que la percepción<br />

de la discriminación en el espacio de la ciudadanía (Estado) se produce sobre todo a nivel exogrupal,<br />

ya que las relaciones de poder y las instituciones que operan en este espacio están delimitadas y construidas<br />

desde las legislaciones, políticas y servicios generadas por el estado del “país de acogida”.<br />

11 Hay que matizar que según el posicionamiento social entre los grupos indígenas en Ecuador, el caso otavaleño resulta distinto: desde<br />

hace décadas poseen un discurso propio de “orgullo” sobre su origen e historia que permea su manera de visibilizar y entender las<br />

posibles discriminaciones.<br />

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LA PERCEPCIÓN DE <strong>DISCRIMINACIÓN</strong> A NIV<strong>EL</strong> <strong>EN</strong>DO Y EXOGRUPAL <strong>EN</strong> LA MIGRACIÓN DE BOLIVIANOS Y ECUATORIANOS…<br />

En este sentido, tal como expone Cachón (2009), existe un “marco institucional discriminatorio” desde el cual<br />

se generan prácticas y políticas de control de los flujos migratorios, en especial sobre las personas extranjeras<br />

en situación irregular, que están en más alto riesgo de vulnerabilidad y explotación en la economía sumergida.<br />

Además, debido a las cada vez más restrictivas políticas de inmigración y a la crisis económica galopante, hay<br />

un mayor número de personas inmigrantes que empiezan a perder sus autorizaciones temporales de residencia<br />

y trabajo, al resultarles imposible poder cotizar lo suficiente como para renovar esos permisos o porque<br />

tienen algún tipo de sanción. Las personas ecuatorianas y bolivianas indican que las situaciones más frecuentes<br />

de discriminación institucional se dan: a) por parte de las instancias policiales, que muchas veces acosan,<br />

persiguen y detienen a las personas de determinado rasgo fenotípico, produciendo una clara discriminación<br />

étnico-racial; esto condiciona también, por ejemplo, que las personas indígenas indocumentadas se dediquen<br />

al cuidado de fincas o cortijos en el campo, porque este aislamiento les proporciona un refugio estable frente<br />

al aparato policial; 12 b) por el personal del sector sanitario tratos, que ha veces usa términos displicentes y,<br />

ofensivos especialmente contra personas que aparecen como más humildes, sencillas y que provienen de las<br />

áreas rurales de Bolivia y de Ecuador; c) por los docentes de institutos educativos que, a veces, realizan algún<br />

comentario que resulta ofensivo para los alumnos migrantes, mostrándose en ocasiones poco asequibles y<br />

receptivos para escuchar y actuar ante las quejas de acoso por parte de sus alumnos migrantes.<br />

A nivel endogrupal, básicamente interesas indicar que se perciben comportamientos despreciativos que, en<br />

forma puntual, han dado algunos funcionarios de las embajadas y consulados de Ecuador o Bolivia.<br />

4. REFLEXIONES FINALES<br />

Como se aprecia en esta comunicación, al valorar las situaciones de discriminación endogrupal o exogrupal,<br />

existen diferencias dependiendo del espacio del cual hablemos. En la mayoría de los espacios se ha detectado<br />

discriminación exogrupal por parte de la población española, a excepción del espacio doméstico, donde ha<br />

sido predominantemente endogrupal. Esta última discriminación, que se genera al interior de cada grupo<br />

inmigrante y reproduce -independientemente del espacio que hablemos- patrones de discriminación propios<br />

del país de origen y basada en la situación regional, racial, social y de género.<br />

En cuanto a la discriminación exogrupal, vemos que las personas perciben tanto en el espacio de producción,<br />

como en el de comunidad y ciudadanía, una discriminación exogrupal ejercida por la población autóctona.<br />

Tradicionalmente, algunos estudios han señalado la menor discriminación que existe desde la población española<br />

hacia los inmigrantes de origen latinoamericano (Gil Araujo, 2008). Sin embargo, tal como mostramos en<br />

esta comunicación, existen factores que diferencian el mayor o menor grado de discriminación de latinoamericanos<br />

(en este caso, de bolivianos y ecuatorianos), y parece resultar clave, dependiendo de la nacionalidad,<br />

el estar o no regularizado.<br />

De acuerdo a las zonas de estudio y observando los datos cualitativos -mayoritariamente- se detecta una<br />

leve variación en el perfil de las percepciones de discriminación, resultando siempre más vulnerables tanto<br />

social como jurídicamente las personas en situación irregular (sobre todo de origen boliviano). En la zona 1,<br />

son los bolivianos quienes perciben mayor discriminación en general, y los que están en condiciones de irregularidad<br />

por parte de la policía, en particular. En la zona 2, son predominantemente las personas de Ecuador<br />

que están regularizadas y las personas de Bolivia que están en situación en irregularidad, mientras en la zona<br />

3, se repite la tendencia de las personas bolivianas y en situación de irregularidad a percibir mayor discriminación.<br />

Por otro lado, al reflexionar sobre cada uno de los espacios en los cuales se percibe la discriminación, se puede<br />

caracterizar como constantes las relaciones asimétricas de poder expresadas en las condiciones jerárquicas<br />

de subordinación. En el espacio doméstico, por ejemplo, del hombre sobre la mujer o de los padres sobre los<br />

hijos. En el espacio de producción, principalmente de los españoles sobre los inmigrantes, concentrándolos en<br />

nichos laborales y limitando su acceso al mercado laboral. En el espacio de la comunidad, a nivel exogrupal y<br />

endogrupal, se desarrollan discursos y prácticas discriminatorias para disminuir la valía del colectivo con el cual<br />

se compite: los colectivos de autóctonos sobre los inmigrantes, pero también de inmigrantes sobre otros inmigrantes<br />

y de inmigrantes no indígenas sobre sus compatriotas indígenas. Finalmente, en el espacio de la<br />

ciudadanía, se observan relaciones de subordinación en la población inmigrante por el “marco institucional<br />

discriminatorio”, donde se genera prácticas y políticas de control de flujos migratorios, que intrínsecamente<br />

legitiman la desigualdad en la medida que criminalizan y sancionan a los mal llamados “sin papeles”, siendo<br />

justamente las personas que más protección institucional necesitan por el alto riesgo de vulnerabilidad y explotación<br />

laboral que padecen. Esta discriminación institucionalizada opera a través de redadas y registros<br />

policiales -ilegales en muchos casos- y se detiene a las personas inmigrantes en función de determinados<br />

12 En ciudades como Málaga o Valencia, donde existen centros de internamiento, la inestabilidad emocional y el miedo al encierro<br />

acompañan a todas aquellas personas que carecen de la documentación, muchas de las cuales se ven obligadas a permanecer en la<br />

clandestinidad el máximo tiempo posible.<br />

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LA PERCEPCIÓN DE <strong>DISCRIMINACIÓN</strong> A NIV<strong>EL</strong> <strong>EN</strong>DO Y EXOGRUPAL <strong>EN</strong> LA MIGRACIÓN DE BOLIVIANOS Y ECUATORIANOS…<br />

fenotipos, generándose una clara discriminación étnico-racial y “racismo institucional”, además de que se condena<br />

a la clandestinidad, a la exclusión y discriminación social a todas aquellas personas susceptibles de ser<br />

expulsadas del país, a través de las diversas fórmulas, que dificultan tanto la adquisición de la documentación<br />

de residencia legal, como la renovación y mantenimiento de la misma.<br />

En cuanto a la percepción de discriminación dentro de la población indígena abordada en este estudio, como<br />

se mencionó anteriormente, sufren la reproducción de los patrones de discriminación del país de origen y muchos<br />

de ellos viven situaciones cotidianas de menosprecio por parte de sus propios compatriotas no indígenas.<br />

Además, esos patrones se resignifican dentro del contexto migratorio y se acentúan en la medida que al ejercer<br />

la discriminación marcan la diferencia entre “ellos” (los ecuatorianos y bolivianos indígenas/campesinos que<br />

provienen de contextos rurales y que se ven como inferiores) y “nosotros” (los ecuatorianos y bolivianos de<br />

origen citadino y mestizo que se consideran superiores). Mucha de la población indígena puede llegar a sufrir<br />

una triple discriminación: por ser indígena, por provenir del contexto rural y por ser mujer.<br />

Todo esto nos lleva a una reflexión final, ¿cómo estos hechos de discriminación, pueden incidir en la inserción e<br />

integración de los colectivos ecuatorianos y bolivianos? y ¿qué tipo de convivencia se va a desarrollar en la<br />

nueva sociedad española?<br />

No es difícil vaticinar, que en el contexto de crisis económica que vive España actualmente, aumentará la percepción<br />

de competencia por los recursos y por tanto, la percepción de riesgo por parte de los autóctonos,<br />

propiciando posibles episodios de discriminación y rechazo a los inmigrantes, convirtiéndolos en chivos expiatorios.<br />

Como dice Cachón (2009) en tanto que compiten inmigrantes con colectivos de trabajadores autóctonos<br />

peor situados en el mercado laboral, se va construyendo el terreno natural donde se alimenta la demagogia<br />

xenófoba de extrema derecha. Por tanto, es importante que se tomen medidas a distinto nivel para contrarrestar<br />

estas situaciones. Como estrategias para apoyar el encuentro entre los diversos grupos culturales y<br />

mitigar el prejuicio y la discriminación, es fundamental hacer cambios a dos niveles:<br />

A nivel institucional: cambios en políticas institucionales a nivel estatal, autonómico y local para que no se<br />

criminalice y persiga a la población inmigrante más vulnerable (aquella que está en situación irregular), y<br />

para que se encuentren mecanismos que reduzcan la economía sumergida, por las condiciones de abusos<br />

y explotación que genera.<br />

A nivel cotidiano, impregnando los diferentes espacios de interrelación social y retomando algunos planteamientos<br />

que han mostrado su eficacia en la investigación social (Baron y Byrne, 2005:259) como puede<br />

ser la generación de espacios de contacto, comunicación y expresión cultural de los diferentes grupos, así<br />

como utilizar estrategias de “recategorización”, para cambiar el límite entre “nosotros” y “ellos” al introducir<br />

a personas, en principio pertenecientes al exogrupo dentro de la categoría “nosotros”. Esto se puede expresar<br />

en algunas medidas concretas para desarrollar en las localidades, como: (a) tener en cuenta que<br />

es necesario disminuir el desconocimiento de las otras culturas, pues muchos de los prejuicios y estereotipos<br />

surgen de la ignorancia y desconocimiento del otro grupo. En este punto, es importante resaltar la necesidad<br />

de apoyar investigaciones a nivel local y en su dimensión microsocial, con grupos específicos de<br />

población y no solamente las grandes investigaciones a nivel macro; (b) buscar mecanismos para que se<br />

de una visión más amplia de la cultura, y así puedan enfrentase visiones estereotipadas y escencialistas,<br />

que exotizan las costumbres de los colectivos (incluido el de la población autóctona); (c) fomentar el respeto<br />

por la diferencia con medidas concretas a nivel educativo, también en medios de comunicación, en discursos<br />

políticos, etc. (d) romper la construcción de espacios cerrados de cada grupo cultural, que aísla e<br />

impide la mutua comunicación, para lo cual es imprescindible potenciar más espacios de interrelación entre<br />

los vecinos y vecinas (recategorización en un “nosotros”) de las localidades; (e) mayor visibilidad de personas<br />

inmigrantes y que se incremente su participación en los espacios públicos locales; (f) mayor inclusión<br />

de niño/as, adolescentes y jóvenes de origen inmigrante y autóctono en actividades conjuntas; (g) Sensibilizando<br />

y convocando a las personas para generar una cultura de derechos humanos, que los haga reales<br />

no solo en el marco institucional y jurídico sino en lo cotidiano (Gallardo, 2000; Sánchez, ).<br />

Todas estas medidas constituyen un reto social que implica la participación de grupos de investigación, profesionales,<br />

universidades, instituciones públicas, asociaciones pro-inmigrantes, asociaciones de autóctonos y de<br />

inmigrantes, que a su vez consigan implicar a las personas sin considerar su origen o lugar de nacimiento,<br />

para que entre todas asuman una mayor participación ciudadana y para que desde los espacios locales se<br />

generen tramas de empoderamiento y no sólo de dominación, propiciando un verdadero espacio de convivencia<br />

e integración cultural y social.<br />

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<strong>EL</strong>EM<strong>EN</strong>TOS COGNITIVOS QUE CAUSAN LA <strong>DISCRIMINACIÓN</strong> AL TRABAJADOR INMIGRANTE 1<br />

Antònia Cerdá Fiol<br />

Universitat de les Illes Balears<br />

A partir de los años 70 las diferencias étnicas se han impuesto como variable explicativa de las dinámicas<br />

sociales y de la distribución de los roles. Sobre todo, debido a la aceleración del fenómeno migratorio internacional.<br />

Según Zanfrini existen dos mecanismos fundamentales que condicionan los procesos de distribución de<br />

los roles relacionados con las diferencias étnicas: el prejuicio y la discriminación. El primer concepto, lo analizaré<br />

en relación al trabajo ya que el mercado de trabajo, no queda huérfano de este fenómeno, sino que se convierte<br />

en el espacio tangible del prejuicio. He utilizado las aportaciones de Cachón y Wallerstein para identificar<br />

cual es el lugar que ocupan los inmigrantes en el mercado de trabajo.<br />

En este nuevo contexto, donde hay cambios estructurales y un aumento de los flujos migratorios, hay un espacio<br />

para el racismo, una forma histórica de categorización negativa, indisociable de los movimientos migratorios<br />

que es también consustancial a la extensión del capitalismo y la industrialización. Las aportaciones de<br />

Wallerstein me han ilustrado la relación del capitalismo y el racismo, y como dicha relación se instaura en el<br />

mercado de trabajo, forjando las condiciones laborales del trabajador inmigrante.<br />

Según Wierwiorka, el racismo científico ha sido sustituido por el racismo cultural. Un racismo diferencialista que<br />

ve al otro como una amenaza y exalta la identidad. Las prácticas discursivas de Van Dijk dan a conocer el<br />

racismo que aparece en el propio discurso. También he utilizado a Wacquant, para introducir un ejemplo de<br />

segregación.<br />

Asimismo, he analizado también la discriminación, basándome en el concepto de Zanfrini, aunque enfocado<br />

de forma más general ya que me centrado en el mercado laboral en el punto del prejuicio étnico y el racismo,<br />

puesto que son las categorías que a priori gestan la discriminación a posteriori del inmigrante. He desarrollado<br />

los factores, legales, estructurales de la discriminación.<br />

Para finalizar he analizado el concepto de ciudadanía, centrándome en el concepto de frontera de Balibar, en<br />

donde se aprecia que el trabajador inmigrante queda en manos de la ley de la oferta y la demanda, formando<br />

parte del entramado justificado institucionalmente, para ser mano de obra barata del mercado. Para<br />

ilustrar la situación del trabajador inmigrante he analizado a rasgos generales, tres modelos de instalación,<br />

siguiendo a Miquel, el modelo francés, alemán y inglés, para ver como se forma el significado de pertenencia<br />

y de ciudadanía, y como, el trabajador inmigrante está lejos de una inclusión en la sociedad de acogida.<br />

1. PREJUICIO ÉTNICO Y MERCADO LABORAL<br />

A partir de los años 70, y poco a poco con mayor evidencia debido a la aceleración del fenómeno migratorio<br />

internacional, las diferencias étnicas se han impuesto como variable explicativa de las dinámicas sociales; especialmente<br />

de los procesos constitutivos de la identidad social y la distribución de roles.<br />

Existen dos mecanismos fundamentales que condicionan los procesos de distribución relacionados con las<br />

diferencias étnicas: el prejuicio y la discriminación. El prejuicio se manifiesta mediante una racionalización a<br />

priori que legitima y dota de sentido a la discriminación o la interpreta a posteriori.<br />

El prejuicio no es más que un juicio del otro y se relaciona con nuestro modo de organizar la realidad para<br />

darle sentido. Pero la significación del Otro, está llena de implicaciones hacia éste; como el etnocentrismo. Al<br />

igual que los mitos, que en este nuevo contexto resurgen para reivindicar otredades acentuando la diferenciación.<br />

Para Zanfrini (2007) lo que llamamos “razas” y “etnias” son consecuencia de procesos de construcción social,<br />

intrínsecamente vinculados a las modalidades de cada grupo para definir su identidad, es decir, son el producto<br />

de prácticas de autodefinición y heterodefinición. Pero estas construcciones tienen enormes consecuencias<br />

para las relaciones interétnicas, igual que el etnocentrismo; en cuanto ideología que expresa la superioridad<br />

del grupo sobre los demás, legitima la pretensión de imponer a estos últimos nuestros esquemas culturales<br />

y nuestra voluntad, así como un orden asimétrico en la división del trabajo social.<br />

1 Este texto es parte de mi tesis doctoral en curso.<br />

Cerdá Fiol, A. (2011). Elementos cognitivos que causan la discriminación al trabajador inmigrante. En<br />

F. J. García Castaño y N. Kressova. (Coords.). Actas del I Congreso Internacional sobre Migraciones en<br />

Andalucía (pp. 2299-2308). Granada: Instituto de Migraciones. ISBN: 978-84-921390-3-3.<br />

2 2 9 9


<strong>EL</strong>EM<strong>EN</strong>TOS COGNITIVOS QUE CAUSAN LA <strong>DISCRIMINACIÓN</strong> AL TRABAJADOR INMIGRANTE<br />

Los procesos de definición de las fronteras étnicas tienen una función: las diferencias son “naturalizadas”,<br />

para después legitimizar las relaciones sociales asimétricas, lo que conlleva a una consecuencia importante:<br />

transforma la diferencia en desigualdad. Las diferencias causan desigualdades en la distribución de los roles<br />

sociales y, en consecuencia, en el acceso de las recompensas sociales de riqueza, prestigio y poder.<br />

El prejuicio puede ser caliente o frío; el primero es especialmente “potente y virulento”, como el que justificó el<br />

holocausto judío o las operaciones de limpieza étnica de los Balcanes. El segundo tipo es más “inocuo en apariencia”:<br />

la convicción de que un cierto grupo carece de la disposición o de la capacidad necesaria para desarrollar<br />

una determinada función; es el ejemplo de la mujer, que se considera que tiene mayor disposición<br />

para las labores del hogar y por eso, carga con todo el peso.<br />

El prejuicio se basa en uno o más estereotipos, es decir, en creencias socialmente compartidas y culturalmente<br />

condicionadas sobre las características de una categoría de personas. La llamada categorización social es lo<br />

que nos permite identificar a los individuos como miembros de un grupo social cuyas características típicas<br />

comparten. El problema aparece cuando se resaltan las diferencias del Otro en lugar de las semejanzas.<br />

Nuestro pensamiento entonces es víctima de la estereotipización o, lo que es igual, a la tendencia a representarnos<br />

cognitivamente un determinado grupo adjudicándole ciertas características y emociones. Así, el estereotipo<br />

se convierte en el núcleo cognitivo del prejuicio. Es más, así siempre veremos lo que queramos, ya que<br />

nuestro proceso cognitivo está condicionado por la categorización.<br />

Según Teun A Van Dijk (2007), en las interacciones más comunes de la vida cotidiana los individuos del grupo<br />

despliegan estrategias de persuasión y de presentación de sí mismos que recurren al prejuicio racial para<br />

poder establecer mejor la comunicación con los miembros de un grupo y dar una imagen positiva de sí mismos.<br />

El mercado de trabajo no queda huérfano de este fenómeno, sino que se convierte en el espacio tangible,<br />

cuando los contratistas extienden estereotipos a todo un grupo nacional o étnico- positivos o negativos, y<br />

condicionan la contratación y la gestión del personal contratado,<br />

el extranjero es inventado dentro de las fronteras nacionales, son objeto de xenofobia y racismo como gente de “afuera” y se<br />

les descalifica como ciudadanos y trabajadores; se les estigmatiza para justificar su explotación, exclusión laboral y territorial (T.A.<br />

Van Dijk, 2007: 289)<br />

En efecto, los estereotipos tienden a describir a los grupos de modo que sus características les hagan “merecer”<br />

los roles que desempeñan y las situaciones sociales que ocupan. De tales ejemplo se deduce también la<br />

naturaleza autopropulsora de los estereotipos y su capacidad de justificar las desigualdades sociales y las<br />

prácticas discriminatorias mediante la activación de mecanismos ideológicos de ocultamiento; la convicción de<br />

la superioridad de la raza blanca permitió aprovechar el trabajo de los esclavos negros y hoy la perpetuación<br />

del estereotipo de que las mujeres inmigrantes sudamericanas están “naturalmente” dotadas para las labores<br />

de cuidado y atención de los demás, permite que sólo se las vea capaz de realizar ese trabajo, sin tener<br />

oportunidades para acceder a otros trabajos.<br />

El estereotipo que establece que los inmigrantes de una determinada nacionalidad estén dotados para desempeñar<br />

un oficio en concreto facilita su concentración en ese ámbito, ya que el empleador se dirigirá preferiblemente<br />

a uno de ellos, confirmando así la verdad de una especie de predisposición natural, pues si “hay<br />

tantos que lo hacen, será porque se les da bien”. El ejemplo de Mallorca: el 64 % de marroquíes que residen<br />

en la Puebla trabajan en la agricultura: la idea de precariedad laboral está presente ya que su financiación y<br />

contratación está en manos de la arbitrariedad del empresario. Sin mencionar la dificultad de éstos a la hora<br />

de conseguir un permiso de trabajo. Una vez enviada la tramitación, el Ministerio envía una carta de las tasas<br />

correspondientes del trabajador y de la empresa. La totalidad de las tasas es asumida obligatoriamente por<br />

el trabajador. Frente a la idea de permanecer en la lista negra a causa de denunciar un empresario local o de<br />

sufrir el gasto, éste elige la segunda opción. Entonces el trabajador inmigrante se ve aceptando la discriminación<br />

y formando parte de una sociedad de acogida segmentada en la que aparece una fuerte estratificación<br />

(Miquel, 1996).<br />

El problema reside en que los roles sociales marcan los empleos de los trabajadores inmigrantes, manteniéndolos<br />

siempre en la misma posición en el mercado y sin darles oportunidades para ascender o trabajar en<br />

otros trabajos.<br />

Los procesos de asignación de empleos que se efectúan en el mercado de trabajo producen una estratificación de la estructura<br />

ocupacional que podemos calificar de etnoestratificación cuando uno de sus componentes fundamentales es el origen nacional o<br />

étnico. La estructura ocupacional de las migraciones ha sido comparada a un reloj de arena con una parte alta más reducida que<br />

la parte baja y con una zona intermedia muy reducida. Pero los inmigrantes no se ubican en esta estructura de modo indeterminado.<br />

Aparece como una regularidad (sistemática, valga la redundancia) la marcada influencia del origen (nacional o étnico) en<br />

el lugar que ocupan los inmigrantes en esa (rara) pirámide ocupacional (Cachón, 2003: 33).<br />

El hecho de que tantos estereotipos se repitan en el tiempo y se transmitan de un grupo a otro demuestra<br />

que, más que identificar al grupo, reflejan la posición que éste ocupa en la sociedad. En el análisis de Étienne<br />

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<strong>EL</strong>EM<strong>EN</strong>TOS COGNITIVOS QUE CAUSAN LA <strong>DISCRIMINACIÓN</strong> AL TRABAJADOR INMIGRANTE<br />

Balibar e Inmanuel Wallerstein (1991), esos procesos se enmarcan en la nueva división Internacional del trabajo,<br />

que se beneficia de los prejuicios étnicos para revisar el conflicto de clase según modalidades coherentes<br />

con las expectativas del capitalismo global. De hecho, siempre cargan con los trabajos más pesados, ya<br />

que la marca del estereotipo justifica que puedan ser utilizados como mano de obra para esos fines.<br />

El recurso a la etiqueta de “inmigrante” designa con una única categoría a extranjeros muy distintos entre sí, y<br />

los destina a ocupar los eslabones más bajos de la pirámide profesional. Aunque la categoría de inmigrado<br />

no tenga una connotación racial, la línea de demarcación étnica se convierte en una forma de cierre que permite<br />

segmentar el mercado de trabajo y establecer una jerarquía rígida que impida su acceso a los trabajos<br />

más cualificados (E. Colombo, 1999).<br />

2. RACISMO Y CAPITALISMO<br />

En este nuevo contexto, donde hay cambios estructurales y un aumento de los flujos migratorios, hay un espacio<br />

para el racismo que va de la mano de la colonización, es indisociable de los movimientos migratorios y<br />

es también consustancial a la extensión del capitalismo y la industrialización.<br />

Al finalizar la segunda guerra mundial se empiezan a percibir las consecuencias del racismo; el holocausto<br />

judío y las víctimas de la guerra crean una consciencia nueva frente al racismo. Pero, como veremos, por desgracia<br />

no será suficiente para su desaparición.<br />

Hasta los años setenta las relaciones en el trabajo centradas en el modelo de fábrica, enfrentaban a los patronos<br />

y al movimiento obrero en un conflicto que estructuraba el conjunto de la vida colectiva. Había otros<br />

grupos sociales distintos a los que estaban comprometidos las relaciones de clase, y no todos se reconocían a<br />

imagen de estas relaciones, sin embargo no dejan de alimentar los debates políticos mayores, los movimientos<br />

de ideas y la producción intelectual o también las luchas sociales en otros lugares más allá de la fábrica. El<br />

racismo encontraba su lugar en las relaciones de producción. Para Wieviorka (2009) el racismo tal y como él<br />

observa en su propia sociedad, es producto del capitalismo y se inscribe en las relaciones de dominación,<br />

donde una clase superior, blanca, explota al proletariado negro. El racismo no estructura las relaciones capitalistas<br />

de producción, sino que más bien las acompaña, facilitando la sobreexplotación de los trabajadores<br />

inmigrantes.<br />

Llegados ha este punto podemos recordar la explicación de Wallerstein desde la perspectiva del universalismo<br />

y el racismo. Para Wallerstein (1991) el universalismo y el racismo son ideologías que acompañan al capitalismo.<br />

Durante mucho tiempo se ha pensado que la supuesta curva ascendente de la ideología universalista correspondía teóricamente<br />

con una curva descendente del grado de desigualdad determinado por la raza o el sexo, tanto en la teoría como en la práctica.<br />

Desde el punto de vista empírico, este no ha sido el caso. Se podría incluso observar lo contrario y constatar que, en el mundo<br />

moderno, las gráficas relativas a las desigualdades raciales y sexuales han registrado una progresión o que, al menos, no se<br />

han reducido realmente ni en los hechos ni probablemente en la ideología (Wallerstein, 1991: 54).<br />

Un sistema capitalista en expansión (...) necesita toda la fuerza de trabajo disponible, ya que es ese trabajo el que produce los<br />

bienes de los cuales se extrae y acumula el capital. La expulsión del sistema no tiene mucho sentido. Pero si se quiere obtener el<br />

máximo de acumulación de capital es preciso reducir al mínimo simultáneamente los costes de producción (y por ende en los costes<br />

que genera la fuerza de trabajo) y los derivados de los problemas políticos, y por tanto reducir al mínimo simultáneamente -<br />

y no eliminar, ya que es imposible - las reivindicaciones de la fuerza de trabajo. El racismo es la fórmula mágica que favorece la<br />

consecución de ambos objetivos (...).<br />

Desde el punto de vista operativo, el racismo ha adoptado la forma de lo que podemos denominar ‘etnización’<br />

de la fuerza de trabajo. Es decir, en todo momento ha existido una jerarquía de profesiones y remuneraciones<br />

proporcionada a ciertos supuestos sociales. Pero mientras el modelo de etnización (de la fuerza de<br />

trabajo) ha sido constante, sus detalles han variado de un lugar a otro y de un tiempo a otro, dependiendo<br />

de la localización de los pueblos y de las “razas” que se encontraban en un espacio-tiempo concretos y de las<br />

necesidades jerarquizadas de la economía en ese espacio-tiempo. Quiere esto decir que el racismo ha conjugado<br />

siempre las pretensiones basadas en la continuidad de un vínculo con el pasado (definido genética o<br />

socialmente, o las dos a la vez) y una extrema flexibilidad en esta definición presente de las fronteras entre<br />

estas entidades reificadas denominadas razas o grupos étnicos, nacionales y religiosos. La flexibilidad que<br />

ofrece la reivindicación de un vínculo con las fronteras del pasado, unida a la revisión continua de estas fronteras<br />

en el presente, adopta la forma de una creación y una continua recreación de comunidades y grupos<br />

raciales y/o étnicos, nacionales y religiosos. Siempre están presentes, y siempre clasificados jerárquicamente,<br />

pero no siempre son exactamente los mismos. Ciertos grupos pueden desplazarse en la clasificación: algunos<br />

pueden desaparecer o unirse entre sí, y otros se desgajan mientras nacen nuevos grupos. Pero entre ellos<br />

siempre hay algunos individuos que son ‘negros’ (‘nègres’). Si no hay negros (‘noirs’), o si su número es excesivamente<br />

reducido, pueden inventarse ‘negros blancos’ por utilizar una expresión introducida en Quebec”<br />

(Wallerstein, 1991: 56-57).<br />

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<strong>EL</strong>EM<strong>EN</strong>TOS COGNITIVOS QUE CAUSAN LA <strong>DISCRIMINACIÓN</strong> AL TRABAJADOR INMIGRANTE<br />

Las organizaciones del movimiento obrero suelen ser un lugar de integración para estos trabajadores que allí<br />

encuentran recursos y participan en sus combates, aún así, se dan claves diferentes entre su papel y el de los<br />

trabajadores nativos.<br />

En la década de los setenta, el taylorismo era cuestionado por todas partes, al mismo tiempo que los beneficios<br />

de la productividad y las deslocalizaciones de fábricas hacia los países emergentes conducían a supresiones<br />

masivas de empleo en las industrias europeas. El movimiento obrero pierde su carácter central, cada vez<br />

es menos el actor contestatario cuyas luchas tienen un carácter universal que van más allá de los intereses<br />

particulares de los grupos obreros. Los partidos políticos de izquierdas tienen dificultades para las demandas<br />

sociales, los debates se alejan de la clase obrera y de la crítica al capitalismo. El capital no es cuestionado. En<br />

esta transformación social, la figura del trabajador inmigrante también se modifica, ya no se vincula con el<br />

trabajo, sino con el asentamiento poblacional. En este contexto aparece la nueva figura del inmigrante y con<br />

ello, un nuevo racismo, el diferencialista, que tiende a rechazar, a excluir y no incluir, a destruir o a aplastar. En<br />

las sociedades occidentales está en marcha una tendencia al reforzamiento de la lógica de diferenciación, con<br />

un fondo de fragmentación cultural y un brote de los nacionalismos.<br />

El racismo diferencialista o cultural ha substituido al racismo científico, que surgió en el periodo entreguerras.<br />

El racismo científico propone, con diversas variantes, una pretendida demostración de la existencia de las “razas”, cuyas características<br />

biológicas o físicas corresponderían a capacidades psicológicas e intelectuales, a la vez colectivas y validas para cada<br />

individuo ( Wieviorka, 2009: 29),<br />

y afirma la superioridad cultural, indiscutible en la raza blanca, ya que la civilización está asociada a los blancos,<br />

mientras la barbarie está asociada a otras razas.<br />

El racismo es aquella ideología que establece un sistema de estratificación jerárquica con las siguientes características:<br />

se basa en elementos del aspecto físico-somático; considera inferiores a ciertos grupos humanos en<br />

cuanto pertenecientes a categorías definidas por naturaleza, inferiores; justifica con la inferioridad la dominación<br />

y la explotación de los citados grupos. Se trata, pues, de la atribución infundada de características hereditarias<br />

de personalidad y conducta a individuos con un aspecto físico concreto, y expresa la creencia de que<br />

existen razas superiores y razas inferiores.<br />

La decadencia del racismo científico aparece con el nazismo, marca el apogeo de este poderoso movimiento<br />

de ideas. Alberto Riazza rompe con la idea clásica de la existencia de razas,<br />

el estudio de la diversidad genética nos enseña sobre todo la historia de la geografía de las poblaciones, lo que hace de la raza<br />

“un concepto sin fundamento biológico ( Wieviorka, 2009: 67).<br />

La raza, desde esta perspectiva, es una construcción social y política, fundada en atributos fenotípicos, en la<br />

que se despliega las relaciones entre los grupos raciales.<br />

La “relación de razas” es una relación social; por ejemplo, permite a la clase obrera británica blanca minimizar<br />

a su favor los trabajadores inmigrantes y constituirlos en underclass (término muy controvertido, que remite a<br />

la idea de un grupo social indefenso, de subcultura singular, y particularmente desfavorecido en el mercado<br />

laboral).<br />

El racismo institucional implica una propiedad estructural; el problema radica en el funcionamiento de la sociedad,<br />

el racismo se presenta, por tanto, como un sistema generalizado de discriminación que se alimentan o se informan unas a otras:<br />

existe un circulo vicioso, que asegura la reproducción casi automática de la discriminación de los negros en la vivienda, en la escuela<br />

o en el mercado de trabajo. (Wieviorka, 2009: 37).<br />

El problema del racismo institucional es que es un sistema enmascarado, difícil de detectar y combatir, y que<br />

forma parte de la lógica del sistema capitalista. Aunque no sea presentado así, el racismo institucional se<br />

convierte en un factor de producción. Otras manifestaciones, como la xenofobia son ideologías surgidas del<br />

temor a los extranjeros cuando se les percibe como una amenaza, sin necesidad de presuponer la existencia<br />

de una jerarquía de las culturas. Este fenómeno puede observarse en el trabajo, ya que muchos conciben a<br />

los trabajadores inmigrantes como amenazas para la conservación de sus puestos laborales.<br />

La argumentación racista diferencialista ve al Otro como una amenaza y exalta la identidad. La diferenciación<br />

es dada a causa de la cultura, su lengua, su religión, sus tradiciones y sus costumbres. La cultura se considera<br />

la base fundamental de la identidad del grupo y de los inmigrantes, con valores y costumbres irremediablemente<br />

distintas y amenazadoras.<br />

El modelo de las prácticas discursivas y comunicativas de Teun A. Van Dijk (2007) nos dice que, partiendo de<br />

supuestos claramente explícitos (según los cuales somos nosotros, es decir, la mayoría, quienes producimos y<br />

difundimos el racismo en la sociedad), se puede analizar cómo se manifiesta el prejuicio étnico en el “discurso”<br />

y se introduce en las relaciones interpersonales, sociales y en otros sistemas más complejos en los que se<br />

inserta en la conversación, los cuales comprenden también los discursos institucionales de los medios y la polí-<br />

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<strong>EL</strong>EM<strong>EN</strong>TOS COGNITIVOS QUE CAUSAN LA <strong>DISCRIMINACIÓN</strong> AL TRABAJADOR INMIGRANTE<br />

tica. Un ejemplo es el discurso racista en México. Los discursos racistas y prácticas racistas y antirracistas se<br />

basan en el concepto de identidad y cultura. Por un lado, se utilizan los discursos racistas para excluir:<br />

El indígena es una raza morena (…), es mal hablado (…), peor que los mestizos ignorantes (…) Pero son mucho más trabajadores<br />

y soportan mucho (…) más el trabajo pesado (Dijk, 2007: 293).<br />

Pero el discurso antirracista también profundiza en distintos discursos y formas de resistencia y lucha por los<br />

sujetos racializados y excluidos reivindicando la identidad. Es el ejemplo el discurso del comandante Marcos,<br />

cuando reivindica los derechos para quienes son “el color de la tierra” (Dijk, 2007).<br />

Según Zanfrini (2007), los problemas de convivencia surgen de la incompatibilidad cultural entre los nativos y<br />

los inmigrantes. La escasez de introducción y de cualificación profesional de los inmigrantes, pero sobre todo<br />

de su distancia cultural respecto a la sociedad de acogida, serán los factores responsables de la baja integración<br />

(incorporación subordinada en el mercado de trabajo y segregación residencial), y de las reacciones<br />

xenófobas contra ellos.<br />

A modo de crítica, los inmigrantes no entran en el mercado laboral por su cualificación profesional ya que ellos<br />

están sobrecualificados, la mayoría de ellos ocupan puestos laborales que no corresponden a su nivel formativo<br />

o profesional. Aunque en el país de origen ocupasen puestos laborales cualificados en el país receptor<br />

entran en el mercado ocupando los trabajos menos cualificados. Según Cachón (2007), los inmigrantes ocupan<br />

los empleos categorizados como las “3P”; los más precarios, los más penosos, los más peligrosos. Esto<br />

no significa, que afirme una polarización en el mercado de trabajo entre cualificados y no cualificados, ya que<br />

no hay que olvidar que los dos grupos no se distribuyen homogéneamente por origen nacional o étnico.<br />

Hoy como ayer los inmigrantes pueden parecer peligrosos, tanto si pretenden conservar sus tradiciones culturales<br />

como si prefieren adoptar las de las sociedades de instalación. El modelo de la elección racial nace de<br />

esa rivalidad entre los inmigrantes y los autóctonos por el acceso a recursos escasos, que se manifiesta en<br />

espacios donde la competencia es más dura: el mercado de trabajo.<br />

Las formas del racismo necesitan una estrategia para traducirse de un modo tolerable en el plano normativo.<br />

El argumento ha servido de base para legitimizar la mayor parte de las políticas que regulan el acceso y la<br />

entrada de los inmigrantes al mercado de trabajo: nunca se ha demostrado la relación entre el flujo de inmigrantes<br />

y la degradación de las condiciones laborales y salariales de los trabajadores autóctonos.<br />

Los inmigrantes son vistos como enemigos para la conservación de los puestos laborales, pero en la realidad<br />

los inmigrantes ocupan los puestos que dejan libres los trabajadores nativos ya sea por los bajos salarios, las<br />

pésimas condiciones de trabajo, son entonces ocupados por los inmigrantes.<br />

A los inmigrantes no sólo se les acusa de “robar” el trabajo de los autóctonos, sino de representar una carga<br />

para las instituciones del Estado de Bienestar y para la balanza pública, en competición con las categorías<br />

sociales más débiles por acceder a ciertas ventajas, como la vivienda subvencionada.<br />

Los inmigrantes suelen pertenecer a las clases sociales más débiles; se les considera, tanto a ellos como a sus<br />

descendientes grandes receptores de prestaciones sociales,<br />

¿tú sabes cuánto le quitan de presupuesto al gasto federal? (…) Es gente improductiva (…), es mejor dejarlos así (…) (Dijk,<br />

2007: 293).<br />

El sistema de los medios de comunicación suele constituirse en protagonista de un racismo insidioso que, mediante<br />

artificios editoriales como los titulares, el estilo narrativo, la selección de determinados prestamos de la<br />

jerga bélica… asocia la conducta censurable de los individuos pertenecientes a ciertas minorías étnicas con su<br />

grupo de referencia, de modo que la exclusión de los inmigrantes y la xenofobia hacia ellos puedan atribuirse<br />

a la distancia y al conflicto cultural. La consecuencia de la mala información es que manipula la opinión pública<br />

y incentiva la desconfianza hacia los inmigrantes convertidos en chivos expiatorios de los malestares sociales y<br />

se les relaciona en espacios donde prima la violencia y la delincuencia. Lo cierto es que los grupos nacionales<br />

víctimas de la llamada “etnización” de la delincuencia por parte de los medios, son también los más expuestos<br />

a la acción represora que ejercen las agencias de control social así como el riesgo de ser discriminados en<br />

materia de empleo y vivienda. Desde los atentados del 11 de Septiembre se fomenta una desconfianza hacia<br />

los árabes.<br />

El escenario actual se caracteriza por una tensión creciente entre el principio de adscripción, que pretendería<br />

reservar el disfrute de los derechos de la ciudadanía a los propietarios legítimos del Estado, y el principio universalista,<br />

que acepta las distancias de tipo solidaria y plantea el refuerzo del status jurídico de los inmigrantes<br />

como una estrategia de promoción de la convivencia pacífica interétnica (Zanfrini, 2007).<br />

Los Estados-nación se basan en la concepción “etnizada” de la ciudadanía equiparable a una estrategia de<br />

cierre social; el Estado es una especie de propiedad de los individuos que forman la nación, de donde se<br />

deduce el derecho exclusivo de los bienes públicos de naturaleza política, económica y social.<br />

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<strong>EL</strong>EM<strong>EN</strong>TOS COGNITIVOS QUE CAUSAN LA <strong>DISCRIMINACIÓN</strong> AL TRABAJADOR INMIGRANTE<br />

La segregación es un proceso y un resultado del racismo: El apartheid en Sudáfrica fue la política oficial de<br />

Sudáfrica a partir de 1948. Una política fundada en la segregación sistemática y que encuentra sus raíces en<br />

sus relaciones coloniales. El gueto es otro ejemplo de segregación y exclusión. La Escuela de Chicago, Louis<br />

Wirth (1928, The guetto), pretende demostrar que tanto el gueto medieval como el gueto moderno de la<br />

ciudad de Chicago corresponde a protecciones y a conjuntos de recursos, y no solamente es un espacio de<br />

rechazo. En el gueto los individuos participan en la vida de la gran ciudad, beneficiándose de algunos recursos.<br />

Para Wacquant (1996), el gueto funcionaba como arma de doble filo. El gueto era una identidad social,<br />

para quienes formaban parte de él y, al mismo tiempo, una frontera dentro del mismo país. Pero una vez<br />

desaparece el gueto, los afroamericanos entran dentro de la economía capitalista, pero no en condiciones de<br />

igualdad, sino como mano de obra barata. Por ahora no hay ningún sistema de control; para Wacquant las<br />

prisiones han sustituido a los guetos, por eso, el Estado norteamericano invierte tanto en prisiones privadas y<br />

endurece las penas penitenciarias. Así puede reproducirse la segregación racial y de clase.<br />

La modernidad es indisociable del individualismo. La sociedad postindustrial opera en la acentuación del individualismo,<br />

y éste tiene incidencia sobre el racismo. El individualismo presenta dos dimensiones complementarias;<br />

1) es una petición de participación en la vida moderna, 2) es una exigencia del sujeto, una tensión personal<br />

para construirse a sí mismo. El racismo contemporáneo se presenta para sus víctimas como limitante o<br />

prohibiéndoles doblemente el acceso al individualismo. Por un lado, se refuerza la exclusión social de los inmigrantes,<br />

bloqueándoles el acceso a la vida económica, y por otro, se les niega la posibilidad de construirse y<br />

afirmarse en tanto sujetos, es decir, al negarles esa dignidad y sustituirla con el desprecio, insertándoles un<br />

tratamiento radicalmente opuesto a los valores culturales que mantienen la vida colectiva. El racismo, en estas<br />

dimensiones de violencia simbólica, es doblemente insoportable y frustrante.<br />

3. LA <strong>DISCRIMINACIÓN</strong><br />

La discriminación es el elemento tangible a posteriori del prejuicio étnico y el racismo.<br />

El fenómeno de la discriminación desmiente una de las creencias más arraigadas de los teóricos de la modernización: la paulatina<br />

pérdida de importancia del status adscrito en todo lo relacionado con los procesos de la división social y distribución de los recursos<br />

y oportunidades. El concepto de discriminación se refiere, en efecto, a la actitud, positiva o negativa, que se manifiesta<br />

hacia un grupo social y sus componentes. En el lenguaje corriente solemos emplear el término para indicar la discriminación negativa,<br />

es decir, la que penaliza a un determinado grupo; pero toda discriminación contra alguien implica inevitablemente una discriminación<br />

positiva para otro. Por tanto, el índice de discriminación hay que buscarlo en el intento, más o menos manifiesto y más<br />

o menos consciente, de un grupo (en general, el que forma la mayoría) de reservarse el acceso privilegiado a los recursos y a las<br />

oportunidades sociales. Esto es particularmente evidente en aquellos casos en que la propia ley garantiza mayor poder y riqueza<br />

a uno de los grupos, como el apartheid sudafricano, hoy por fortuna, abolido. Con todo, en la vida cotidiana se registran actos<br />

discriminatorios hasta en las sociedades más democráticas, aunque los prohíban las leyes (Zanfrini, 2007: 105-106).<br />

Existen unos factores estructurales que determinan y tienen relación con la discriminación, por eso, al analizar<br />

la discriminación, se tienen que tener en cuenta los factores de tipo estructural; es decir, aquellos que se relacionan<br />

con la arquitectura y el funcionamiento de la sociedad receptora, dentro de la cual tienen que operar<br />

los propios recursos individuales y étnicos. Uno de los temas principales son las características del mercado de<br />

trabajo. La exclusión del mercado de trabajo y la discriminación en el acceso al empleo son fenómenos extendidos.<br />

El carácter de la demanda de empleo, junto con las características de los canales, generalmente informales<br />

de acceso, contribuyen a crear categorizaciones previas de base étnica, es decir, a formar estereotipos<br />

según la supuesta predisposición de los inmigrantes a desempeñar ciertos oficios, lo que impide el acceso a<br />

puestos de trabajo más apetecidos. La tendencia a las generalizaciones basadas en la pertenencia étnica se<br />

manifiesta mediante el efecto aureola, los que pertenecen a un estigma negativo tienen dificultades para<br />

encontrar empleo. La consecuencia es el fenómeno llamado discriminación estadística, que levanta barreras<br />

para impedir la entrada de un determinado grupo. La discriminación dependiente de la actitud de los empleadores<br />

presenta otras dos manifestaciones importantes: la discriminación en las condiciones de trabajo y la<br />

discriminación en los recorridos de la carrera, ambas mucho más difíciles de demostrar que la discriminación en<br />

el momento de la contratación. La primera manifestación, las formas pueden ser muchas y relacionarse con un<br />

nivel de inserción por debajo de la media de los restantes trabajadores, con una distribución desigual de tareas<br />

y turnos de trabajo y con episodios de acoso racial en la empresa o en la relación con los clientes. En<br />

otros tiempos, la introducción de los inmigrantes en el mercado de trabajo dependía de los acuerdos entre las<br />

grandes empresas y los gobiernos de los países de procedencia, la incorporación económica de los trabajadores<br />

extranjeros se produce hoy en mayor parte por canales de tipo informal.<br />

La intermediación es discriminante por naturaleza, pero se arriesga con facilidad a volverse discriminatoria cuando la expectativa-<br />

real o supuesta-del empleador constituye un criterio indiscutible y acaba por imponerse a la propia lógica del servicio público<br />

(Zanfrini, 2007: 117).<br />

La estructura funcional obedece a este principio para mantener una relación entre la mano de obra autóctona<br />

y la mano de obra del inmigrante; el sistema proporciona los empleos con mayor interés a los autóctonos,<br />

dejando los empleos más pesados a los inmigrantes. Un ejemplo es el que tenemos en muchos pueblos de<br />

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<strong>EL</strong>EM<strong>EN</strong>TOS COGNITIVOS QUE CAUSAN LA <strong>DISCRIMINACIÓN</strong> AL TRABAJADOR INMIGRANTE<br />

las Islas que viven del sector servicios; cuando había una demanda muy elevada, los trabajadores nativos<br />

accedieron a ellos, dejando los peores empleos a los trabajadores inmigrantes.<br />

La escuela puede servir también de agencia reproductora de las desigualdades sociales. El hecho de que los<br />

propios jóvenes escolarizados les resulte difícil el acceso al empleo puede actuar como un factor de desánimo,<br />

que reduce tanto la motivación como los resultados obtenidos por otros muchachos de origen extranjero. Los<br />

colegios donde hay alumnos de origen extranjero tienen mala fama y, por eso, sus padres prefieren llevarlos<br />

a escuelas privadas, ya que la educación pública se identifica con mala calidad en la enseñanza. En el caso<br />

de EEUU ocurre el proceso a la inversa, previamente conscientes de las pocas posibilidades de obtener un<br />

trabajo y entre la opción de buscar el éxito escolar o mantener una fidelidad al grupo, se inclinan hacia la<br />

segunda opción, ya que interpretan que será la que les proporcionará más beneficios.<br />

Otro ámbito de interés es el tradicionalmente representado por las características del mercado de vivienda.<br />

Aparece el rechazo cuando pretendan alquilar e incluso comprar una casa, se les imponen unas condiciones<br />

injustas o cláusulas contractuales ilegales. Además de producirse en el funcionamiento espontáneo del mercado<br />

de la vivienda, la discriminación puede ser el resultado paradójico de las políticas dirigidas a la integración<br />

residencial de los inmigrantes.<br />

Se trata de estrategias que reservan a ciertas categorías, como los inmigrantes o los pobres, un trato más<br />

“social” que “habitacional”, lo que separa sus problemas de los del resto de la población y les sitúa en un<br />

campo semántico distinto, menos expuestos a las críticas y a los juicios del electorado. En suma, una modalidad<br />

para garantizar que las necesidades de los inmigrantes no compitan con las de la población nativa, perfectamente<br />

comprensible a la luz de las lógicas que presiden la elaboración de las políticas (piénsese lo dicho<br />

a propósito del llamado racismo simbólico), pero decididamente antiética con la afirmación de un prejuicio de<br />

igualdad de trato y oportunidades.<br />

El tema de la discriminación no ha sido tratado desde los sindicatos, éstos no han sabido introducirlo en la<br />

opinión pública como si no formara parte del mercado de trabajo, cuando hemos visto que es desde allí donde<br />

se articulan la mayoría de relaciones discriminatorias. La entrada de contingentes importantes de inmigración<br />

que, ingresando ya en el mercado laboral segmentado, conlleva a una segmentación más profunda de<br />

la consciencia social que, así, se traslada de la clase al grupo de pertenencia cultural.<br />

Los factores legales, en este caso, la regulación político-institucional también puede dar lugar a discriminaciones,<br />

considerando que los inmigrantes de la primera generación no suelen disfrutar de la ciudadanía del país<br />

receptor, por lo que pueden encontrarse con una serie de limitaciones “injustificadas” en el acceso de los derechos<br />

de los ciudadanos, el mercado de trabajo y a los aparatos de bienestar. En efecto, casi todos los Estados<br />

tienden a reservar un cierto número de derechos a ciudadanos y ni siquiera los acuerdos internacionales<br />

que establecen al principio de la paridad de trato, y que constituyen un punto de referencia para las distintas<br />

normativas nacionales, protegen a los inmigrantes extranjeros de la discriminación basada en la nacionalidad.<br />

El primer aspecto interesante es el de las políticas que regulan la entrada y posibilidades que tienen los trabajadores<br />

extranjeros de acceder al mercado de trabajo y que suponen un filtro cada vez más selectivo.<br />

Aunque se han cambiado los criterios que se consideran legítimos para justificar los accesos a las oportunidades<br />

sociales-partiendo en la propia entrada del país-, lo que no cambia es la característica esencial de las<br />

políticas migratorias, es decir, la discriminación de los inmigrantes efectivos y potenciales según su grado de<br />

“admisibilidad” y “asimilabilidad”.<br />

Las políticas migratorias no sólo limitan las posibilidades de entrada y estancia de extranjeros, sino que en<br />

muchos casos circunscriben también su inserción en el mercado de trabajo. En todas partes existen “barreras<br />

legales” que reservan algunos empleos y profesiones a los que poseen la ciudadanía del país receptor (o de<br />

un país de la Unión Europea).<br />

Las restricciones de la entrada y la existencia de barreras legales constituyen sólo un aspecto del problema.<br />

Por Discriminación institucional nos referimos a los resultados discriminatorios- intencionadas o no- de ciertos<br />

dispositivos institucionales que penalizan incluso a los titulares de la ciudadanía. Por ejemplo, las normas que<br />

rigen el atuendo durante el horario de trabajo han sido causa de conflictos en varios países, cuando han chocado<br />

con las prescripciones culturales y religiosas de algunos grupos de inmigrantes que se creían injustamente<br />

penalizados. Otra forma de discriminación institucional es cuando los inmigrantes carecen de la posibilidad<br />

de que se les reconozcan legalmente sus títulos académicos, un problema de enorme importancia en la actualidad,<br />

en relación con la formación y el vínculo de trabajo.<br />

4. CIUDADANÍA, FRONTERA Y MOD<strong>EL</strong>OS DE INSTALACIÓN<br />

El concepto de ciudadanía vigente va unido al concepto de frontera. El concepto de frontera asumió parcialmente<br />

su significado contemporáneo, no sólo delimitando el territorio de ejército de la autoridad estatal, sino<br />

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<strong>EL</strong>EM<strong>EN</strong>TOS COGNITIVOS QUE CAUSAN LA <strong>DISCRIMINACIÓN</strong> AL TRABAJADOR INMIGRANTE<br />

también actuando como filtro para seleccionar los que, sin ser ciudadanos de un determinado Estado-Nación,<br />

aspiran a trabajar y a residir dentro de su territorio.<br />

Las fronteras no tienen una esencia propia sino que dependen de las condiciones de los individuos, de las<br />

experiencias individuales y colectivas. El concepto de frontera incluye discriminación, dentro y fuera, entre lo<br />

nacional y lo extranjero. Pero también, marca unas condiciones de pertenencia de los individuos a un Estado.<br />

La relación con las fronteras siempre ha sido violenta, en primer lugar porque son constitutivas de esta condición<br />

de violencia, y en segundo lugar, para mantenerlas. Es más,<br />

la normalidad del ciudadano- sujeto nacional, una apropiación de esta índole también es interiorizada por los individuos, entonces<br />

se vuelve una condición, un punto de referencia esencial por su sentimiento colectivo, comunitario, y por tanto, más de su<br />

identidad (Balibar, 1997).<br />

Balibar nos dice que aparecen tres conceptos erróneos respecto al concepto de frontera.<br />

1. La sobredeterminación. No existe ninguna frontera que sea tan sólo una limitación entre Estados, sino que<br />

cada frontera tiene su historia. Como los valores culturales, la identidad, los derechos…<br />

2. Polisemia de las fronteras. No tienen el mismo significado para todo el mundo. La frontera se ha convertido<br />

en un reconocimiento simbólico del status social.<br />

3. La heterogeneidad y la ubicuidad de las fronteras, hay una tendencia a la confusión entre fronteras políticas,<br />

económicas, y sociales…plasmada por el Estado- nación. Aparece una complejidad histórica en el<br />

concepto de frontera.<br />

El concepto de frontera necesita una revisión ya que está definida bajo unas características erróneas. Pero,<br />

¿cómo se puede desarticular la institución de frontera?, si ésta es antidemocrática por naturaleza y va unida a<br />

episodios trágicos de la historia.<br />

Un mundo sin fronteras, en el sentido jurídico-político, correría un riesgo, de la dominación salvaje de las potencias privadas que<br />

monopolizan el capital, las comunicaciones, y el armamento (Balibar, 1997).<br />

Y mi pregunta es, ¿y no pasa exactamente esto, ahora?<br />

La política de gestión de los flujos migratorios en las fronteras debería ir acompañada de una auténtica estrategia de integración<br />

de los inmigrantes en el país de acogida, pues es el modo de acceder a la ciudadanía” (S. Nair, 2006: 197)<br />

El caso es que no se da así, ya que la política de gestión está liderada por las leyes del mercado y por tanto<br />

privatizada. En esta situación la inmigración se ve desamparada en el país de acogida y sometida a una lucha<br />

salvaje con éste y con las leyes de la oferta y la demanda.<br />

Actualmente, las poblaciones que viven y trabajan en Europa se hallan divididas en tres categorías. Uno, los<br />

nacionales, que disponen de todos los derechos; otros, los ciudadanos europeos, que disponen de derechos<br />

equivalente, y aquellos que se les aplica el derecho de los extranjeros, los inmigrantes. Se trata de una categorización<br />

injusta, no igualitaria y creadora de conflictos.<br />

Para revisar el concepto de ciudadanía y pertenencia explicaré algunos modelos de instalación migratoria.<br />

ALEMANIA. El concepto de trabajador invitado gastarbaiter, corresponde al modelo alemán que define al<br />

inmigrante sólo como trabajador en función de su capacidad productiva, pero no lo admite como participante<br />

político. Dejando de un lado la idea de pertenencia y la de reagrupamiento. Todas las políticas y las normas<br />

migratorias se pensaban para la migración rotatoria; circulación entre el trabajo y el país de origen. Este modelo<br />

tiene un carácter puramente instrumental, sólo interesa la fuerza de los migrantes al menor costo económico<br />

y social posible, con la finalidad que los inmigrantes no causen desequilibrio. La puesta en práctica de<br />

esta concepción desemboca en lo que se ha llamado la invisibilidad social de los inmigrantes. (Provansal,<br />

1991). La concepción de ciudadanía alemana está impregnada de etnonacionalismo; el derecho de sangre<br />

(ius sanguinis), como reconocimiento alemán se mantuvo hasta los años noventa. La consecuencia fue la creación<br />

de más etnificación. Pero Alemania tuvo que afrontar un cambio dado su contexto e introdujo elementos<br />

en el concepto de ciudadanía como el derecho de nacimiento.<br />

FRANCIA. El modelo republicano, una república laica, donde el protagonista es el ciudadano individual y la<br />

idea de igualdad absoluta delante la ley, dificulta la diversidad cultural, sólo asimila individuos no colectivos, ni<br />

culturas y valores. En este caso la diversidad no tiene cabida en el espacio público. La ciudadanía definida<br />

entorno al ius soli refuerza está concepción, que invisibiliza al inmigrante. Todas las manifestaciones religiosas<br />

se hacen dentro del espacio privado, la escuela pública crea ciudadanos franceses. El problema es que no<br />

hay unas instituciones de integración y socialización, este hecho causa que se busquen expresiones de etnización<br />

para revindicar su invisibilidad ante un Estado totalmente homogéneo. La consecuencia de este modelo<br />

es la creación de más segregación laboral y más exclusión social.<br />

INGLATERRA. Este país recibe los inmigrantes de sus excolonias, con la particularidad de los acuerdos económicos<br />

y específicos de la Commonwealth que marcaron claras diferencias de tratamiento en función de la<br />

procedencia. La diferencia es que Inglaterra incorpora desde el principio la posibilidad de reconocer la diversi-<br />

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<strong>EL</strong>EM<strong>EN</strong>TOS COGNITIVOS QUE CAUSAN LA <strong>DISCRIMINACIÓN</strong> AL TRABAJADOR INMIGRANTE<br />

dad cultural dentro del ámbito público. La diversidad cultural refuerza la diversidad de las condiciones. El vínculo<br />

social es el diferencialismo de clase, apoyado, potenciado y reproducido por el diferencialismo cultural. Por<br />

eso, los colored people sufren una doble discriminación: una socialmente igual a las clases asalariadas y populares<br />

británicas y, otra etnizadora, legitimada por la diferencia de color. A pesar que la integración cultural<br />

y social es prácticamente total en el caso de las viejas inmigraciones antillanas y asiáticas. Es un modelo con<br />

un apartheid light, es esta la razón que dificulta el reconocimiento del problema ya que no está institucionalizado.<br />

5. ALGUNAS REFLEXIONES<br />

El prejuicio es el juicio del otro, pero éste juicio no es neutral ya que está lleno de implicaciones que condicionan<br />

y determinan el trabajo del inmigrante. Como hemos visto, los procesos de definición de fronteras étnicas<br />

naturalizan las diferencias, causando la desigualdad en la distribución de los roles y donde en el mercado<br />

laboral quedan establecidos mediante la convicción de que un cierto grupo tiene una cierta disposición natural<br />

para ciertos trabajos. El inmigrante, así, queda estancado en el puesto laboral sin poder tener acceso a mejores<br />

puestos laborales y negándole su capacidad de realización profesional en el mercado laboral. Además<br />

todo este escenario hace que el inmigrante termine aceptando unas condiciones precarias como única alternativa.<br />

La percepción que tenemos del inmigrante es de alejamiento y extrañeza ya que se resaltan las diferencias<br />

entre unos y otros. La construcción del inmigrante se hará en relación al mercado laboral, justificando su papel<br />

en él y siendo utilizados como mano de obra barata. Entonces, la línea de demarcación étnica se convierte en<br />

una herramienta para segmentar el mercado de trabajo y establecer una jerarquía rígida, que se reproduce y<br />

se repite en el tiempo.<br />

¿Nos es posible hablar de racismo, sin hablar de capitalismo? Desde mi parecer el sistema capitalista desde<br />

sus inicios necesita de una fuerza de trabajo a la que explotar, para sí obtener ganancias y consiguiendo de<br />

este modo su propósito: la acumulación del capital.<br />

En la lógica capitalista el prejuicio étnico y el racismo se convierten en un factor de producción. El modelo de<br />

etnización de la fuerza de trabajo ha existido siempre aunque con características y detalles que se han ido<br />

adaptando a las transformaciones económicas. Entonces, cuando hablamos de inmigración no podemos obviar<br />

la perspectiva económica ya que el capitalismo da las pautas para que se produzcan las condiciones de<br />

migración.<br />

No se puede combatir el racismo sin un análisis crítico de la económica capitalista. Mucho menos el racismo<br />

institucional, que es aquel que radica en la misma estructura del sistema, donde la discriminación se retroalimenta<br />

y lo más grave, se justifica forjando, así, una barrera entre unos y otros, donde la cultura y la identidad,<br />

son los símbolos de incompatibilidad entre nativos y inmigrantes.<br />

Muchos autores defienden que es a través del mercado laboral donde podrán acceder a su integración. Sin<br />

embargo, uno de los problemas es que a priori el mercado laboral está prediseñado por todos los condicionantes<br />

citados arriba, para poder esperar una situación de igualdad.<br />

La inmigración siempre es vista como un problema. Se les responsabiliza de todos los males. Se les acusa de<br />

“robar” el trabajo y de quedarse con las prestaciones del Estado de Bienestar. Todas estas concepciones son<br />

reproducidas para mantener la situación de desigualdad. Existen unos factores estructurales y legales que<br />

mantienen la discriminación, y los conceptos de ciudadanía, de frontera y de pertenencia dificultan la integración<br />

y fomentan la exclusión. Del rechazo a ofrecer la ciudadanía subyace la voluntad expresa de hacer de la<br />

inmigración un vector de la ley de la oferta y la demanda, formando parte de un entramado institucionalmente<br />

justificado para ser mano de obra barata.<br />

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