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HL: Cuando nos encontramos en la<br />
Villa Massimo de Roma, hace algo más un<br />
año, te encontrabas en una fase de cambio<br />
radical y deseabas cambiar de género. Hasta<br />
entonces, te habías dedicado sobre todo a<br />
interiores, pero en aquel momento querías<br />
sumergirte en el paisaje y pintar en la naturaleza.<br />
Si miras hacia atrás, ¿supuso esto<br />
una enorme ruptura para ti?<br />
MW: En realidad, este corte ya había ocurrido<br />
con anterioridad, cuando en Leipzig<br />
tomé la decisión de que debía trabajar de<br />
otro modo. En Roma, afortunadamente, tuve<br />
la oportunidad de inmediato de indagar en<br />
un nuevo tema.<br />
HL: El nuevo tema fueron, ante todo los<br />
jardines y parques de Roma, pero ¿cómo se<br />
concretó verdaderamente esa decisión que<br />
ya habías tomado en Leipzig?<br />
MW: Se trataba fundamentalmente de<br />
una decisión sobre otro modo de trabajar, lo<br />
que ya había considerado hacía tiempo.<br />
HL: Pero en Leipzig no habías creado<br />
todavía ninguna pintura de paisaje …<br />
MW: Se dieron los primeros pasos en esa<br />
dirección, en la medida en que me procuré<br />
situaciones espaciales por medio de escenarios<br />
que había construido yo mismo. Por<br />
aquel entonces, aún no salía de mi taller,<br />
pero me acondicioné un espacio que me incitaba<br />
a trabajar. Yo quería crear algo paralelo<br />
a ese especie de naturaleza muerta, con<br />
lo que poder ponerme a trabajar.<br />
HL: Fue una decisión de entrar en contacto<br />
directo con los fenómenos, sin atajar a<br />
través de las imágenes fotográficas. ¿Pero<br />
esta diferencia entre el objeto y su reproducción<br />
se manifiesta con la misma fuerza en<br />
el modo de trabajar?<br />
MW: Quizás no fuera inevitable, pero<br />
este paso para mí implicaba que debía empezar<br />
casi desde el principio. Por otra parte,<br />
rápidamente comprendí, supe de inmediato<br />
que sería un camino duro y que debía empezar<br />
por una observación minuciosa. El<br />
nuevo punto de partida era la percepción<br />
directa de la realidad a través de la pintura,<br />
y por ello me sentía en parte como en una<br />
carrera de fondo.<br />
HL: ¿Nunca habías buscado este contacto<br />
directo con la realidad en todos los<br />
años precedentes ni lo habías echado en<br />
falta?<br />
MW: Tenía el anhelo de pintar directamente<br />
en la naturaleza y, con ello, también<br />
lograr otra calidad de vida. Viví la salida<br />
al paisaje como una liberación. Siempre me<br />
hacía la misma pregunta: «¿cuándo debo<br />
hacerlo? ¿Debo esperar a tener setenta años<br />
para poder permitirme esta libertad o puedo<br />
empezar ahora mismo?» La decisión fue<br />
simplemente que me dije: «vale, voy a empezar<br />
ahora».<br />
HL: ¿Qué temores, tabúes u obstáculos<br />
te habían impedido hacerlo? ¿Se trataba<br />
sólo de que únicamente deseabas pintar<br />
paisajes o había etapas, sobre todo cuando<br />
te dedicabas a los interiores, en las que en<br />
realidad no había ningún tema? ¿Simplemente<br />
no tuviste ningún otro interés en los<br />
últimos años?<br />
MW: En realidad, empecé como un pintor<br />
observador; siempre he dibujado y me<br />
he ocupado de una realidad en particular.<br />
Durante mis estudios, hasta el año 2000, en<br />
verano trabajaba la mayor parte del tiempo<br />
en el exterior. A ese periodo pertenecen<br />
muchos de los cuadros de casas unifamiliares<br />
en las afueras de Leipzig, pero también<br />
hice un trabajo gráfico completo sobre este<br />
tema. El ‹matarme trabajando con objetos<br />
reales› ya era algo muy propio de mí.<br />
HL: ¿Cómo llegó entonces este primer<br />
cambio hacia el género de los interiores,<br />
30 31<br />
hacia estos espacios interiores cargados de<br />
objetos e historias? ¿Existía en aquella época<br />
un malestar contrario a la pintura al aire<br />
libre?<br />
MW: La pintura de interiores estaba vinculada<br />
simultáneamente con una vuelta al<br />
taller, con un aislamiento del mundo exterior,<br />
con una interiorización y una concentración<br />
en el cuadro. En comparación con<br />
los años precedentes, llegué a un mayor<br />
grado de diálogo con el cuadro, creando un<br />
espacio pictórico desde mi interior hacia el<br />
exterior. Durante mucho tiempo, me fascinó<br />
este hecho y, sobre todo, por primera vez<br />
tuve la sensación de «haber encontrado algo<br />
realmente nuevo, realmente propio»; tenía<br />
un tema que abordaba con grandes retos<br />
técnicos. Estaba seguro de que en los interiores<br />
había encontrado mi lenguaje.<br />
HL: Por ello, se plantea de un modo más<br />
insistente la pregunta de partida: ¿por qué<br />
este cambio renovador después de seis, siete<br />
años? ¿Qué razones hay para alejarse de los<br />
interiores? ¿Se ha agotado para ti el tema de<br />
los espacios interiores?<br />
MW: Hoy por hoy, sí. En estos últimos<br />
años, el trabajo se remitía mucho a sí mismo<br />
y vivía demasiado de los recuerdos, porque<br />
en este espacio de tiempo apenas podía<br />
asimilar nuevas impresiones. Se trataba de<br />
un flujo de energía casi unidireccional en el<br />
que corría el peligro de que uno acabase consumiéndose.<br />
Para mí, Roma fue la oportunidad<br />
de abrir los poros a este estímulo exterior.<br />
Lo más importante de este nuevo<br />
inicio fue no sólo expirar, sino también poder<br />
volver, al fin, a aspirar.<br />
HL: ¿Podrías describir de un modo más<br />
preciso qué ha cambiado en tu modo de<br />
trabajar tras este cambio de género?<br />
MW: Para los espacios interiores disponía<br />
de una estrategia especial. Tenía reglas<br />
según las cuales me comportaba.<br />
HL: ¿Cuáles eran estas reglas?<br />
MW: Con el tiempo, un pintor aprende<br />
cuáles son los medios que necesita para que<br />
funcione cada uno de los cuadros. En mi<br />
caso, se trataba ante todo de la estrategia de<br />
las citas, collages y muestreos.<br />
HL: ¿No pertenece también a esta estrategia<br />
la elección del material pictórico que<br />
copiabas en los interiores?<br />
MW: Sí, sin ninguna duda. La mayoría<br />
de las veces me basaba en modelos de fotográficos<br />
de revistas y catálogos de mobiliario<br />
de los años 50 y 60, en fotografías ricas<br />
en contraste que obedecen a una clara composición<br />
y, en este sentido, producen también<br />
una buena escenificación. A menudo<br />
se trataba de fotografías en blanco y negro,<br />
en las que encontraba situaciones espaciales<br />
muy precisas. Casi siempre me he basado<br />
en semejantes modelos fotográficos y he<br />
procurado, con un despliegue de materiales<br />
considerablemente grande, generar un sólido<br />
desarrollo del espacio.<br />
HL: ‹Despliegue de materiales› significa<br />
que los cuadros nacen pausadamente a partir<br />
de un lento proceso de sobrepintado …<br />
MW: Sí, es un permanente sobrepintar;<br />
en parte incorporaba en los cuadros viejos<br />
restos resecos de colores, de modo que con<br />
ello se consigue una superficie táctil que,<br />
por ejemplo, recuerda a una pared o a un<br />
suelo. Se me ocurrió que con esto puedo visualizar<br />
mis experiencias táctiles en el cuadro<br />
y transmitirlas al espectador.<br />
HL: Pero lo sorprendente es que tus interiores,<br />
a pesar de que te has basado en<br />
nítidas fotografías de los años 50 y 60, no<br />
son nítidos del mismo modo. A menudo se<br />
trata de cuadros muy complejos y llenos<br />
de detalles, que precisamente no permiten<br />
‹ver a través›. Algunos espacios interiores