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47Viajero de caminosCádiz, sirena de la marDedicado con cariño a losprofesores Piñero y BustamanteBalcón abierto al océano Atlántico, penínsulade claridades, “tacita de plata”, “noviadel aire”. Cádiz, trimilenaria, es lugar deobligada admiración, de pasear despaciodesde el istmo de “puerta de tierra” yrodear todo el entorno de sus murallas delsiglo XVIII para gozar con la visión de subahía desde la Alameda, con sus grandesmagnolios y la balaustrada con sus farolesde leyenda. El parque Genovés, el rompeolasde la catedral, La Caleta, los castillos deSan Sebastián y Santa Catalina, la plazade Mina, con el recuerdo del profesor delviajero Antonio Piñero Carrión, y el escritordon Miguel Martínez del Cerro; la plazade San Antonio, con la casa y la presencia,siempre en el recuerdo, del admirado donJosé María Pemán; el barrio de Santa María,el teatro Falla, la Facultad de Medicinay su drago canario; la iglesia de San FelipeNeri, San Agustín, etcétera, hacen de Cádizuna visita plena de admiración y de gozo.Fundada por los fenicios con el nombre deGadir, floreció con Cartago y Roma, fuedestruida por los visigodos y los árabes nole dieron valor. Fue reconquistada en 1266por Alfonso X el Sabio, que le dio el títulode ciudad. Y es con el descubrimiento deAmérica cuando surge de sus cenizas y esfaro de comercio y de esplendor. Resistióla invasión francesa y fue la única ciudadespañola en la que no entró el francés.En1812 se elaboró la Constitución.El viajero visita detenidamente la catedral,donde reposan los restos de Manuel de Falla,José María Pemán y los obispos gaditanos.Admira la iglesia de Santa Catalina o de losCapuchinos, donde existe la obra de MurilloDesposarios místicos de Santa Catalina. Murilloestaba pintando este cuadro cuando secayó del andamio y fue trasladado a Sevilla,donde murió, en su casa del barrio de SantaCruz. El cronista visita despacio el oratoriode San Felipe Neri, donde se elaboró por lasCortes la Constitución de 1812.Visita, también, la Santa Cueva, la Facultadde Medicina, la primera de España, con losrecuerdos del profesor Virgili.Mención especial en el recuerdo para el teatroFalla, donde las chirigotas, coros y comparsascantan en carnaval todo su extraordinariorepertorio. De sus bailes: la alegríay el tanguillo, lo mismo que sus cantes. Desu gastronomía: el pescaíto frito. “Señoritadel mar, novia del aire”, del inolvidable donJosé María Pemán, al que el viajero veíamuchas veces por el casino y la plaza deSan Antonio.“El mejor abanico / del mundo es Cádizporque produce muchos / y bellos aires”,nos dejó escrito don Ramón de la Cruz. Y elrecordado cronista don Miguel Martínez delCerro, profesor de la Universidad de Verano:“Al sur de España hay una isla hecha ciudad,Cádiz, en donde se han fundido la luz, la finura,la gracia airosa…”.Francisco Ruiz de la Cuesta(Mutualista de A.M.A.• GENTE AMA •Las grandes truchas del embalse de VillagudínComo es lógico, los que se inician y los más veteranos siempre piensan que engrandes ríos, lagos o embalses encontrarán lugares idóneos donde “clavar” el “truchón”de su vida. Tal es el caso del embalse de Villagudín (A Coruña). En sus aguasse pescan ejemplares de truchas comunes y arco iris que superan los 9 k de peso,aunque la media oscila entre 2 y 6 kilos. La Xunta de Galicia otorgó a este embalsela concesión de ser el primer Coto Turístico de Pesca de España y se accede a él porcarretera asfaltada hasta las instalaciones del Hogar del Pescador (tel. 981 19 8548), situado en la margen izquierda del embalse, a unos 50 m del muro de presa.En este local la guardería expide los permisos de pesca, asesora con relación a loscebos y señuelos más apropiados. De aquí, parte el todoterreno que transporta a lospescadores a las zonas más querenciosas de las orillas del embalse.Una vez que el pescador finaliza la jornada, en ese mismo lugar se controla elpeso y el número de las truchas pescadas. En las aguas de Villagudín se puedepescar durante todo el año con todo tipo de cebo natural (gusanos, lombrices,cangrejos, peces, pasta, masillas, etc.).Jesús Ángel Cecilia Gómez, Mutualista de a.m.a.