al 1Iüifl lóbt*IXT

ANIBAL DOMINICI
al
1Iüifl lóbt*IXT Iixuziiatw
(Ref,rmro tu 1896)
TOMO III
Reproducción Foto-offset de la Primera Edición
de 1904
EDICIONES J.C.V.
(JUVENTUD CATOLICA VENEZOLANA)
Capital B8.10.000100
CAflAÓAS 1951

ADVERTENCIA
La edición del presente volumen comienza á
hacerse siete años desftués de la muerte del autor,
quien escribíó su obra refiriéndola al C'ódzgo Civil
de z88o, pero habiendo él mismo formado Parte
de la Comisión C'oc4ficadora que revisó aquél en
1896, adaptó su trabajo al Código reformado, con
la muy notable ventaja de haber sido factor en las
enmiendas de éste y estar, por consiguiente, j5enefrado
del espíritu que animó á la Comisión y del
criterio que guió á dichas enmiendas.
Son estas las razones Porque, aun cuando
ese 6'ódio Civil fue nuevamente reformado en
algunos cos Puntos, en el corriente año, encontramos
que la obra del Doctor Dornínici conserva
su alta importancia y su utilidad íntegras hasta
iara el estudio del actual Código, y no liemos
querido ni siquiera intercalar notas. La ofrecemos
al j5úblico tal como la dejó su ilustre autor.
Caracas: octubre de zo1.
El Editor.

COMENTARIOS
Código Civil Venezolano,
(Reformado en 1896)
• SECCIÓN6
De la extinción de las obligaciones
Art. 1.200. Las obligaciónes se extinguen
Por el pago.
Por la noyaci6n.
Por la remisión.
Por la compensación.
Por la confusión.
Por la pérdida de la -cosa debida.
Por la anulación y por la rescisión.
Por efecto de la condición resolutoria.
Por la prescripción.
El Código enumera aquí los medios generales de
extinguirse las obligaciones. La palabra extinción se
toma en su sentido general. Vale decir fenecimiento, y
puede emplearse tanto en los casos en que la obligación
concluye por haber sido cumplida, como, cuando
desaparece por revocación, resolución, nulidad, anulación
6 rescisión del contrato, términos que son todos
distintos, se gobiernan por diversas, reglas y entrañan
consecuencias diferentes.
Según a1g"ns - • adistas, hay medios particulares
de extinción que se contraen á ciertas oblig .çiones: ta-

-6--
les son, la expiración del tiempo, cuando la obligación
se ha pactado por un plazo determinado, verbo y gracia,
en el arrendamiento, artículo 1.544, en la fianza, que se
otorgó por un término prefijo, etc: la muerte, en el
arrendamiento dé, obras, artículo i.600, la sociedad, artículo
1.634, el mandato, artículo 1.663, etc.
Podría decirse, en nuestro concepto, con más propiedad
que esos son modos de acabarse los contratos,
porque las obligaciones que de ellos se formaron están
en realidad sujetas á las reglas comunes establecidas
para su extinción. Por, mutuo consentimiento se revocan
los contratos, artículo 1.097, sin extinguirse las obligaciones,
las cuales siguen los principios que las determinan
en su existencia y para su ejecución: por im osibilídad
de cumplir lo pactado fenecen también las convenciones;
y la muerte les da igualmente punto, cuando por
disposición de la ley ó por la naturaleza del contrato, los
derechos y obligaciones no pueden continuar en los herederos,
por ejemplo, en la renta vitalicia. El aforismo
Mors omnia so/vil no es, pues, cierto sino con relación á
las obligaciones absolutamente personales.
Te he alquilado mi casa por un año: expira el término,
ó antes de expirar convenimos en finalizar el contrato
: acábase éste sin duda; pero, no me has pagado
el precio del arrendamiento, es claro que tu obligación
como arrendatario no se ha extinguido, ni podrá extinguirse
sino por el pago ú otro, medio ordenado por la
ley. Muere tu socio: la sociedad termina, mas no desaparecen
por eso los derechos y obligaciones que ella produjo.
hasta que por la liquidación se llegue al pago de
las utilidades ó de las pérdidas correspondientes.
Entre los medios especificados en este artículo,
unos dependen de la voluntad de las partes, como el
pago en los casos ordinarios, la novación y la remisión;
otros se efectúan por ministerio de la ley, como la compensación,
la confusión, la pérdida de la cosa debida, la
rescrztción, etc. La anulación y la rescisi6n se refieren
á los actos anulables, porque los inexistentes y los esen-

-7-
cialmentenulos no han producido ningún efecto, y así
no hay obligación que extinguir, y la declaratoria judicial
sólo tiende á hacer constar ese estado negativo.
La novación r la condición resolutoria explícita ó
implícita extinguen una obligación producen otras,
vito que por ellas desaparece ó serésuelve la obligación
antes creada, y se dan al acre'edor, nuevas acciones
ó el derecho de exigir que laI' cosas se repongan al estado
que tenían antes del cumplimiento de la condición,
artículos i. r 30 y 1 .'I 31.
Lafrescrij5cíón es más bien una manera de extinguir
la acción que de fenecer la obligación, porque el
deudor puede renunciar el beneficio que aquella le proporciona
y cumplir voluntariamente la obligación contraída.
§ j9
DEL PAGO
- ' "Del ftago en general
Art. 1.201. todo pago supone una deuda: lo qie se ha pagádo
sin deberse, está sujeto á repetici6n.
G repetición no se admite respecto de las obliaciones natur.ales
que voluntariamente han sido pagadas..
En la acepción Jurídica general, elftao no es meramente
la entrega de una suma de dinero ú otras cosas
fungibles ó no fungibles, sino el cumplimiento ó ejecución
de la obligación existente. Te debo mil bolívares, te
los entrego, te he pagado: me he comprometido á venderté
mi casa, te la vendo, te pongo en posesión de
ella4 te he pagado: me he obligado á construirte un
camino, á pintarte un cuadro, .á escribir tu defensa: he
hecho el camino, pintado el cuadro, escrito la defensa,
he cimplido mi obligación, te he pagado.
Lo propio debe decirse cuando la obligación es negativa.
Me he 'comprrnetido á no ir este año á Alemania:
lo he pasado en Caracas: he pagado la obligacióñ
que contraje.
Le asigna aún, el derecho á la palabra pago otra

ó
-8---
cepción más extensa: los Romanos, decían pagar sólveray
pago so1utio voces que equivalen á desligar, desatar,
solución, consecuentes con la idea de ,qu.'1a
obligación es un vínculo, obligar ob ligare. Todo medio
deliberación,, se llama á las .veces pa go, , y por,eso se
dice que la compensación, lanovación, etc., sohpag6s
t enen fuerza de pago, o efecto cuy principál n- e exti
guir la obligación con todos sus accesorios, de manera
que el acreedor debe devolver cancelados al deudor
los títuls que justificaban la existencia de la deuda
ó darle los comprobantes que , sean indispensables para
acreditar la liberación.
El primer concepto de este artículo tiene dos interpretaciones.
Todo pago supone una deuda, quiere
decir, que, siendo el pago la extinción de una obligación,
es preciso que la obligación exista para que se
haya pretendido cumplirla ; ó que el hecho de pagar
hace presumir que el deudor reconocía la existencia de
una deuda. Ambas son racionales y de ellas pueden
desprenderse consecuencias jurídicas importantes.
Respecto de la repetición de lo indebido, condicho
indehihi, nos remitimos al artículo 1.111, que trata del
cuasi contrato que. da lugar á ese derecho, y al artículo
I.ozo en lo relativo á la doctrina admitida sobre obiicciones
naturales.
Art. 1.202. Las, obligacionespueden extinguirse por el pago
hecho por toda persona que tenga interés en ello, como por un
coobligado 6 por un fiador.
Pueden también extinguirse por medio del .pago hecho poiun
tercero que no sea interesado, con tal que este tercero obre
'en nombre y en descargo del deudor, y que si obra en su propio
nombre no se subrogue en los derechos del acreedor.
Corresponde al deudor hacer el pago, puestoqe
al que contrajo la obligación toca cumplirla para extinguirla
conforme á la ley. Este artículo se refiere especialmente
á la obligación de dar que el deudor puede
ejecutar ,por sí ó por medio de mandatario.
Las obligaciones de ese género se extinguen por

-9-
ef ago hecho por los-'codeudores sean ó no solidarios
y poi- los fiadores.' Un tercero cualquiera puede pagar
la deuida y extiri'guir la obligación con tal que obre
en 'nombre y' en descargo del deudor, ó que si obra
en supropio nombre `no se subrogue, es decir, no se
sustituya en los derechos del acreedor, porque entonces
no se extingue la deuda sino que se verifica tan
sólo una traslación del 'crédito de una persona .á otra,
artículo 1.219."
La ley favorece la liberación del deudor, tanto
porque la causa de este es signo de oroteccion en esa
circunstancia, como porque al acreedor debe serle indiferente
recibir el pago en -la obligación de dar de cualquiera
persona que se lo haga sea ó no interesada
Estudimos ahora los casos que pueden presen-'
tarse con el tercero que efectúa el pago
terceçopuedepa.gar por mandato del deudor,
sin saberlo el deudor y, hasta contra la voluntad del
deudor, y siempre que. el, tercero procedaTendes.cargo
de aquél,está obligado el acreedor á recibir el'pago
que le haga sin pretender. subrogación..
Nada tenemos . que decir' si. el tercero pagó por
mandato expreso ó tácito: del pago resultaría para
el. deudor las obligaciones del mandato. Pero, si ha
pagado, sin saberlo el deudor, hallándose éste ausente.,
ó en la imposibilldad de' hacerlo por otro , motivo, 6
simplemente para evitarle las responsabilidades legálesde
la inéjcución ó, retardo, el tercero no adquiere
la calidad , , de subrogado del acreedor, más le asiste
el' dereho de reclamar del deudorlo que pagó por
él y 'lo deuñá que corxiesponda por la ácción de man.
dato si el deudor ratificó lo ejecutado por el tercero,
'6 por' la de geslión de negocios ajenos, en todo
caso.
Si el tercero procedió contra la voluntad del d-
dor, qué caprichosam onte s negabií. á pagat u- .ieüda
legítima, e- qu siempre accióii para 'ex-igir ib

- Jo -
que pagó, pero únicamente €n cuanto el , pago secon
virtió en provecho del deudor, de . manera que,,no
podrá ` cobrarle intereses si la deuda no lo devengaba,
ni los gastos que , hubiese heáho par llerar
t efecto el pago. Esa, es la acciÓn llamada nD
recho Romano de iii ;em verso, la cual se funda en
el princiolo de que ninguno tiene derecho de' enrquecerse,
con perjuicio de o tro.
Si el tercero pagó con — la expresa intención de
donar al deudor el valor de la deu'a, animo donandi,
nada pueden entonces exigirle él ni sus herederos,
bien entendido que la donación nunca se presume.
Art. 1.203. La. obligación de hacer, no se puede cumplir,
por un tercero contra la voluntad del acreedor, cuando éste tiene
interés en que sea cumplida por el misrno deudor.
Vemos en el artículo i.i86 que en caso de no
ejecución de la obligación de hacer el acreedor puede
ser autorizado' para hacerla ejecutar por otro á costa
del deudor. Combinado con el precedente, nos révelan
las disposiciones de' ambos que en la obligación
de hacer el pago no puede ser impuesto al acree -
dor, corno en la obligaciói de dar, por cualquiera
interesado 6 nó, que obre en nombre y en descargo
del deudor.
Art. 1.204. El pago en que debe trañsferirse la propiedad
no es válido, sino en cuanto el que paga es dueño de la cosa
pagada 6 la paga con el consentimiento del dueño.
Tampoco es válido el pago en que se debe transferir la propiedad,
sino en cuanto el que paga tiene facultad de enajenar.
Sin embargo, cuando la cosa pagada es fungible .y el acreedor
la ha consumido de buena fe, se valida el pago, aunque
haya sido hecho por el que no era dueño, 6 no tuvo facultad
de enajenar.
Importa mucho fijarse bien en la inteligencia de
esta disposición para no confundir principios fundamentales.
En general, por el pago no se transfiere la propiedad,
la cual según el artkiulo 691 se adquiere y

- II -
trasmite por efecto de los contratos. El pago es únicamente
el cumplimiento de la obligación de dar ó hacer,
derivada de fuente legítima, artículo 1.070.
Cuando estipulo contigo la venta de mi caballo
por quinientos pesos te transfiero desde ese misn'io
instante la propiedad 'que tengo en el animal expresado:
cuando te lo entrego, cuando te pago, porque
tal significa la tradición para el vendedor, no te
transfieró lo que ya estaba transferido, sino que cumplo
simplemente la obligación contraída.
Lo propio acaece en los casos dé donación, permuta
y en los demás contratos en que se traslada la
propiedad 6 algún derecho inherente á la cosa 6 uso
de ella.
El contrato 'por el cual se trasmite el dominio
debe ser hecho necesariamente por el propietario de
la cosa : la entrega 6 pago de ésta puede hacerse
por el que no es propietario, y aun por persona incapaz,
como la mujer del dueño y el hijo menor.
En Derecho Romano solvere es 'alienare, porque allá
la propiedad no se trasmitía por efecto de' lbs contratos,
sino por virtud de la tradición mientras que
en el Derecho moderno en que está calcado nuestro
Código pajar no es enajenar.
El artículo que analizamos se contrae, pues, exclusivamente
al pago en que se transfiere la propiedad,y
según nuestras leyes, ese pago es solamente
el en que por haberse determinado el objeto de la
obligación nada más que en especie, ha quedado en
suspenso la traslación del dominio hasta que el deudor
designe la cosa individualmente, lo cual se efectúa
en el pago, si antes no se hizo. Me he comprometido
á darte un caballo de mi propiedad: no te he
transferido dominio alguno todavía sobre los que poseo:
te entrego uno de mi caballeriza: el hecho del pago
te transfiere la propiedad, porque con la 'tradición he
designado ind'ividualr"e'1t2 la cosa prometida. Si hecha
la detern1in2- " m 'nada lo dejas en ¡ni poder,

- .12 -
la entrega subsiguiente no produciría el mismo efecto,
porque la entrega, es decir, el pago transfiere aquel
derecho, cuando concurre con la circunstancia predicha.
Ese pago y esa designación no pueden hacerlos
sino el propietario ó una persona que obre con el
consentimiento del dueño de la cosa pagada.
La ley establece otra excepción respecto de la
capacidad de la persona que efectúa en ese caso el pago,
porque entonces solvere es alienare. La mujer casada,
el menor, el entredicho, etc., no pueden pagar
una cosa debida in genere. El pago sería nulo,, como
sucede cuando la cosa es entregada por el no propietario,
y por consiguiente la deuda no queda válidamente
extinguida, pero con esta diferencia: que solo
el incapaz puede reclamar la rescisión del pago, artículo
1.079.
Veamos ahora cuáles son las acciones que resultan
de esas nulidades.. En primer lugar, el acreedor puede
invocar la nulidad del pago que se le ha hecho,
devolviendo la' cosa ajena para que se le pague con
otra del deudor: no sería posible forzarlo á esperar
la evicción. En segundo lugar, hallamos también justo
que el deudor pueda repetir lo que pagó, tanto si
fuere ajeno como si pagó careciendo de capacidad para
enajenar. Y por último, es evidente que el propietario
de la cosa dada en pago tiene derecho de reivindicarla,
ó reclamar su valor, si no existe, á menos que
haya sobrevenido prescripción.
Aunque el derecho de repetir concedido al deudor
choque con el principio jurídico de que no puede
causar la evicción el que eslá obligado á garantir, artículo
1.449, se le da en esas circunstancias, porque es legítimo
el interés del deudor en recobrar la cosa ajena
para restituirla á su dueño, y porque el acreedor no
sufre perjuicio en devolverla, antes bien mejora su
situación, puesto que ha de recibir otra de valor igual
y evita la acción reivindicatoria del propietario.
Exceptúase el caso en que la cosa es fungible y el

- '3 -
acreedor, la ha, consumido de buena fe, esto es, en la
creencia de - que le fue pagada por persona legítima,
con derecho de dominio y en conformidad con el objeto
debido. Cayo debe á Servio una barrica de vino .de
mediana calidad: la qujer del deudor le entrega una
barrica de supérior calidad, y que además no es de Cayo.
Reunirnos en este ejemplo los dos extremos del artículo.
Si Servio ha vendido el vino ó se lo ha bebido, cuando
Cayo . pretende réclamárselo, queda completamente
libre de obligación para con éste. El deudor no puede
exigirle ni siquiera la diferencia de precio y aun
sería lo mismo si fuese un menor, heredero de Cayo,
el que hubiera efectuado aquel pago, porque así lo
dispone el precepto termitiante de la ley.
En cuanto al propietario del - vino, podrá reclamar
su valor del que lo enajenó, pero sin acción contra
el que lb recibió y consumió de buena fe. Excusado
es añadir que.si ésta falta en el acreedor, podría ser
obligado á pagar al propietario el precio . íntegro de la
cosa consumida, ó al deudor la diferencia.
Art. 1.205. El pago debe hacerse al acreedor 6 á una persona
autorizada para recibirlo por el acreedor, por la autoridad
judicial ó por la ley.
El pago hecho al que no estaba autorizado para recibirlo por
el acreedor, es válido, cuando éste lo ratifica 6 se ha aprovechado
de él.
El pago debe hacerse al acreedor, si es persona
capaz, á su mandatario general ó especial: es opinión
aamitida por los autores que el poder concebido en
términos generales para administrar, basta para recibir
el pago, porque ese acto no excede de la simple administración,
visto que por él no se enajenan derechos ni
se contraen obligaciones. Puede hacerse también á
persona autorizada por el juez, como al curador del
inhabilitado, al administrador de bienes del ausente,
etc.; ó por la -ley, como al marido, al padre, al tutor,
etc.
El deudor está obligado .á averiguar - ;s gítima

-4--
la persona á. quien hace el pago, para no verse en la
necesidad de pagar dos veces, como le sucedería al que
pagase á un apoderado falso, al que tuviese un poder
nulo ó ,que tenía conocimiento de haber sido revocado.
Sin embargo, aun en esos casos el pago es válido,
si el acreedor lo aprobó después, porque la ratificación
equivale al mandato, artículo 1.657, ó si se aprovechó
del pago hecho, porque ninguno puede enriquecerse con
perjuicio de otro, artículo :.276.
Señálase algunas veces en el contrato la persona,
á quien además del acreedor, puede hacerse el pago,
persona que los juriscánsultos dicen: adjectus solutionis
gralia. Este mandatario designado por la voluntad de
ambas partes no puede ser revocado por el acreedor,
sin consentimiento del deudor.
Art. 1.206. El pago hecho de buena fe al que estuviere en
posesión del crédito es válido, aunque el poseedor haya sufrido
después evicción.
Poseedor del crédito es aquí el que para todo el mundo
es propietario de la acreencia. Trátase por consiguiente
de la posesión de derecho, que correspondiese, verbo y
gracia, al que por virtud de un testamento hubiera entrado
en la posesión de la herencia, al cual pertenecía el
crédito. El deudor que le paga de buena fe, esto es,
creyéndolo heredero verdadero y por tanto acreedor, se
libera válidamente de la obligación, aunque posteriormente
por la aparición de un testamento revocatorio de
aquel, fuese privado judicialmente, el heredero aparente
de la posesión hereditaria. Véase el comentario al
artícu'o 1-502 al fin.
No debemos confundir al poseedor del crédito con
el simple tenedor del documento. El pago hecho á éste
no sería legítimo sino cuando se tratase de un títul al
portador, y el deudor , procede de buena fe, ó cuando es
un título endosable y consta el endoso á favor del tenedor.
El pago hecho á la persona que lo reclama en vir-

- 15 --
tud de un traspaso 6 cesión falsa no libera -al deudor, á
menos que al error de éSte haya contiiiuido el acreedor
con su negligencia 6 irn:prudençi. En materia de
letras de cambio el pago hecho de buena fe, al vercimiento
de aquella, produce todos los 'efectos legales, artículo
323, Código de Comercio.
Art. 1.207. El pago hecho al acreedor no es válido, si éste
era incapaz de recibirlo, á menos que el deudor pruebe que la cosa
pagada se ha convertido en utilidad del acreedor.
Así, 'el pago hecho á la mujer casada, al menor, al
entredicho, etc., pueden ser anulados, á petición de
ellos mismos cuando dejen de ser incapaces, de sus representantes
legales ó sus herederos. El deudor no
puede pedir la rescisión 'del pago que por error ó inadvertencia
hizo á tales personas, artículos 187, 244, 368
y 383. Pero, en sentir de varios tratadistas el deudor
puede solicitar que se autorice al incapaz para el pago
recibido, 6 que sea ratificado en la forma legal, que se
ponga en depósito ó se le restituya hasta que haya constituida
persona capaz para recibir. Esto no lo dice la
ley, pero es de equidad, porque no perjudica al incapaz
y pone al deudor á cubierto de la obligación de un nuevo
pago.
Si el incapaz dilapidó, malgastó ó perdió de álgún
modo los valores que le fueron entregados en pago, el
deudor estará obligado á pagar otra vez. No así cuando
fueron invertidos en provecho propio; por ejemplo,
si con el dinero pagado compró una casa, solventó una
deuda, etc,
Art. 1.208. El pago hecho por el deudor á su acreedor, no
obstante embargo de la deuda 6 acto de oposición en las formas establecidas
por la ley, no es válido respecto de los acreedores, en
cuyo favor sé ordenó el embargo 6 de los oponentes : éstos en lo
que les toca pueden obligarlo á pagar de nuevo, salvo en este caso
únicamente su recurso contra el acreedor.
El acreedor puede ser deudor de otra persona, que
cuenta para pagarse con el crédito que su deuc 1 tiene
por cobrar, y s lo earga judicialmente impide el pa-

- ib -
go de la deuda. Por ejemplo: Antonio es acreedor de
Tulio por B. 2.000, al mismo tiempo que es deudor de
Hortensio por 3.900: Hortensio puede embargar ,el
crédito de Antonio contra Tulio, y en ese caso si Tulio
paga á Antonio estaría obligado á pagarle siempre á
Hortensio, salvo el derecho de reclamar á su acreedor
la restitución de lo pagado como indebido.
Lo mismo procede cuando ha habido oposici6n al
pago, verbo y gracia : HoFtensio sostiene por la vía judicial
que le pertenece en todo ó en parte el crédito que
Antonio reclama de Tulio y en consecuencia el Juez decreta
el embargo precautelativo del crédito, conforme á
la ley. Si Hortensio triunfa en su demanda obligará á
Tulio á pagarle de nuevo, si á pesar del decreto judicial
pagó á Antonio.
Art. 1.209 El acreedor no puede ser obligado recibir una
cosa distinta de la que le es debida, aunque el valor de la cosa ofrecida
sea igual 6 aun superior.
Contráese el artículo al caso en que se debe un
cuerpo cierto. El deudor no tiene derecho de cambiar
el objetó de la obligación. Como la propiedad se transfiere
por efecto del contrato, sin necesidad de tradición,
el acreedor puede perseguir la cosa, por la acción reivindicatoria,
donde quiera que se encuentre, excepto lo
que en cuanto á las cosas muebles se previene en el artículo
i.Ioo. Respecto de las cosas indeterminadas, el
artículo i • 2 13, y sobre los créditos y otros derechos, el
artículo 1.496. Véase también lo expuesto sobre las
obligaciones alternativas y las obligaciones facultativas,
artículos j . 143 y siguientes.
Si el acreedor ha convenido en recibir una cosa
distinta de la que le era debida, por ser de mayor valor,
de mejores condiciones para el fin á que la destina, ó
por cualquier otro motivo, se verifica entonces una dación
en j5ago, que supone una novación de contrato celebrada
entre las partes, y cuyos efectos se regirán por
el nuevo pacto.
Si se trata de pagos en dinero, el acreedor no está

- '7 -
obligado á recibir sino moneda corriente en el mercado,
á menos que se haya estipulado que aquellos deberán
hacerse en una moneda determinada, nacional ó extranjera.
El recibo de billetes de banco ú otro papel circulante
es, enteramente voluntario, cuando alguna disposi -
ción legal no les asigna curso forzoso.
En las leyes sobre moneda se fija hasta qué cantidad
de moneda feble están las partes en el deber de
recibir en los pagos.
Art. 1.210 Cuando el contrato no autorice los pagos parciales,
no puede el deudor obligar al acreedor á que acepte en parte el
cumplimiento de la obligación.
Entre el acreedor y el deudor la obligación se considera
indivisible en su esencia y en su ejecución, artículo
1.170.
Debo cuatro mil bolívares: no puedo obligar á mi
acreedor á recibir mil bolívares á cuenta. Seguramen-
-te, los pagos parciales le causarán perjuicio, puesto que
no podía colocar la suma recibida en una negociación
ventajosa, y se expone á gastarla tal vez de una manera
improductiva.
Esta regla puede sufrir excepciones en los casos
siguientes: 9 Cuando las partes convienen en dividir
el pago : 29 Cuando. se efectúa la cómpensación
entre dos deudas desiguales porque entonces se extingue
la , deuda mayor hasta concurrencia de la menor,
y el acreedor de aquella se halla en la situación del
que hubiese recibido un pago parcial :. 3 9 Cuando poivirtud
del beneficio de división la deuda se reparte
entre los fiadores, artículo 1.796; y 4 9. Cuando la deuda
no constituida por obligación indivisible pasa á los
herederos, artículo 1.170.
El que tiene contraídas varias deudas distintas en
favor de una sola persona puede obligarla á recibir
el pago de cada una por separado. Véase el artículo
1.225. Si una deuda devenga intereses no puede exi-
2--i 111.

18 -
gide que reciba el capital, qüedando pendiente el pago
de los intereses.
Art. 1.211. Si la deuda fuere en parte líquida, yenparte
ilíquida, podrá exigirse por el acreedor y hacerse por el deudor
el pago de la parte líquida, aun antes de que pueda tener lugar
el de la parte ¡líquida, si no apareciere que debe procederse de
otro modo.
I)ícese líquida la cantidad que resulta corno saklo
de la comparación del debe y haber en una cuenta.
La deuda puede ser en parte líquida y en parte ilíquieta,
si,, por ejemplo, corista de varios ramos. Ni
el acreedor ni el deudor están obligados á esperar
que lleguen todos á su término y balance, á menos
que se haya pactado otro modo de proceder, ó que
la obligación fuere por sí misma indivisible.
Art. 1.212. El deudor de uri q cosa cierta y determinada
se liberta, entregándola. en el estado en que se encuentre al
tiempo de la entrega, con tál que las deterioraciones que le hayan
sobrevenido no provengan de hecho 6 culpa del deudor, ó de
las personas de que él es responsable, y que no se haya cons
tituido en mora antes de haber sobrevenido las deterioraciones.
Sabernos que la enajenación se verifica por efecto
del contrato, y si la cosa ha quedado en poder del
deudor es á riesgo y peligro del acreedor, que es
el propietario de ella. Si la pérdida ó deterioro de.
la cosa ha ocurrido sin culpa del deudor y sin hallarse
en mora, aquellos son de cuenta del acreedor.
Cuando el deudor es culpable del hecho que produjo
la pérdida ó deterioro, ó cuando éstos se efectúan
después del día en que el deudor debió entregar
la cosa pagada, es decir, hallándose en mora, la
ley lo hace responsable para con el acreedor, tanto
respecto de los hechos propios como los de las personas
que están bajo su potestad y vigilancia, artículos
1.118 y 1.265.
Art. 1.213. Si la deuda es de una cosadeterminada únicamente
en su especie, el deudor no está obligado, para libertarse
de la obligación, á dar una de la calidad superior, pero
no puede tampoco dar una de la inferior.

- '9 -
Por ejemplo : me he obligado á darte un reloj de
oro: no puedes pretender que te entregue uno •de
precio extraordinario, ni yo puedo exigirte que recibas
uno de insignificañte valor. La ley impone al
deudor el deber de escoger un término medio entre
los dos extremos, según los fines á que la cosa está
destinada.
En las obligaciones alternativas y en las facultativas
la elección corresponde también al deudor, artículos
835 y 1.144.
Art. 1.214. El pago debe hacerse en el lugar fijado por
el contrato. Si el lugar no ha sido fijado, y se trata de cosa
cierta y determinada, el pago debe hacerse en el lugar en que
se encontraba la cosa que forma su objeto en la época del contrato.
Fuera de estos dos casos, el pago' debe hacerse en el domicilio
del deudor, saívo lo que se establece en el artículo
1.473.
Contráese especialmente este articulo á la obligación
de dar. Nada más natural cómo que ci pago
e verifique en el lugar que las partes han fijado esplícita
ó implícitamente en el contrato. Recibes á
préstamo mil pesos y te comprometes á pagarlos en
París, dentro de seis meses : allí deberás cumplir tu,
obligación, so pena de daños y perjuicios.
Pero si no se ha señalado lugar alguno, entonces
hay que distinguir dos casos: ¡9 Si se trata de
una cosa cierta y determinada, verbo y gracia, mi
coche de paseo, deberé entregarlo en el lugar en
que se encontraba cuando se celebró el contrato ; ni
tu puedes obligarme á llevarlo á otra parte, ni yo
exigirte que lo recibas en otro lugar: y 29 cuando
el objeto de la obligación está designado únicamente
in genere, verbo y gracia, diez vacas de mis rebaños;
deberé hacerte el pago ó enttega en mi domicilio,
aunque las vacas estuvieran en la época del
contrato y en los del pago muy distantes del lugar
en que hemos pactado

20
A falta de estipulación, la regla general es que
el pago debe hacerse en el domicilio del deudor. Es
un beneficio que le concede la ley y de que él puede
desprenderse por, virtud del contrato. Entiéndese que
ese domicilio es el actual, esto es, el que tiene-'el
deudor cuando llega la época del pago. Nos parece
que lo mismo debe resolverse acerca del domicilio del
acreedor, cuando el deudor se obligó á pagar allí y
el acreedor cambió posteriormente de domicilio.
En el contrato de venta el precio debe pagarse
en el lugar y tiempo en que se hace la tradición de
la cosa. Segin el artículo 1.473.
En las obligaciones de hacer, el pago ó sea el
cumplimiento de la obligación contraída, se verificará
en el lugar en que conforme á la naturaleza del contrato
debe ejecutarse el hecho. Si éste puede efectuarse
en cualquier parte serían aplicables las mismas
reglas de las obligaciones de dar: en el lugar estipulado
y en defecto de estipulación en el domicilio
del deudor.
Art. 1.215. La existencia en poder del deudor del documento
privado de la deuda hace presumir el pago, salvo prueba
en contrario.
Admítese prueba en contrario porque el documento
puede hallarse en poder del deudor por una
circunstancia independiente de la voluntad del acreedor,
que no ha pensado en remitirla deuda, artículo
1.246, como si lo hubiese sido robado ó lo hubiese
confiado momentáneamente al deudor para algún fin.
La presunción de la. ley es simplemente Juris, artículo
1.324.
Nótese que la disposición se refierd al documento
privado, inico titulo quizá del acreedor, pues del, documeiiio
público hay copias en los protocolos respectivos
y pudo el acreedor confiarlo al deudor, contando
con las copias antedichas.
Art. 1.216. Cuando la deuqia sea de pensiones censuales d
d€ cualquiera otra clase de cantidades que deben satisfacerse en

-- 21 -
períodos determinados, y se acreditare el pago de las cantidades
correspondientes á un período, se presumen pagadas las anteriores,
salvo la prueba en contrario.
El acreedor no está obligado á recibir el pago
de las pensiones, rentas, alquileres, etc., que se le
deben, imputándolo á los más recientes, cuando el
deudor tiene por ese respecto pendierte el pago de
otros anteriores. De aquí la presunción establecida
en este artícul6 contra el acreedor que admitió el
pago antedicho.
Esa presunción puede sin embargo, destruirse con
la prueba de que el pago se recibió por error, creyedo
satisfecha 's las anteriores. pensiones, rentas, etc.
Art.. 1.217. Los gastos del pago son de cuenta del deudor.
El acreedor tiene derecho á que se le haga el
pago íntegro, tanto en la obligación' de dar corno en
la de hacer. Los gastos del pago disminuirían la
cantidad debida, si carga con ellos el acreedor.
Además, el -pago interesa en primer término al
deudor, puesto que 'por él se libera de la obligación
contraída. Vemos en ci articulo 1.436 que en el contrato
de venta' que los gastos de tradición son de
cuenta del vendedor y los de trasporte de cuenta
del comprador.
Dc/pao con subrogación
Art. 1.218. La subrogación de los derechos del acreedor en
favor de un tercero que paga, es convencional ó legal.
Hay dos clases (le subrogación, la subrogación real
y la subrogación personal. La primera se efectúa siempre
que una cosa se sustituye jurídicamente á otra:
ejemplos de esa subrogación los hallamos en el Código
Civil en los artículos 1.268, 1.376 número 19, 1.377,
1.836, •1.868, etc. La segunda consiste en la sustitución
de una persona por otra, de la cual únicamente trata la
ley en este capítulo, tomn,doa en más estrict acepción.
. ' ' .'
El efecto ordinario del p.go es extinguir la obliga-

ción. Cuando el acreedor recibe lo que le es debido su
derecho se acaba, sea cual fuere la persona que le hace
el pago, según explicamos en el artículo 1.202, y el
deudor queda desligado de la obligación -que contrajo.
Tanto es así que por un solo pago se pueden extinguir
varias deudas: Primo le debe mil bolívares á Segundo,
quien debe igual cantidad á Tercio. Si convienen en
que Primo pague á Tercio sé extinguirán las deudas de
Primo á Segundo y de Segundo á Tercio.
Por una ficción de la ley, cuando hay subroKación
no se considera fenecida la obligación por efecto del
pago, sino trasladado el derecho del acreedor á la persona
que en su propio riombre hizo ci pago de lo debido
por el deudor. El derecho del acreedor se ha extinguido
en cuanto á él mismo, pero subiste con todos
sus accesorios, ó, mejor dicho, se reputa que existe en
la persona (Tel subrogado contra el deudor y esa es la
ficción..
Muého se ha disertado por los autores para explicar
este punto, pero ésta es en síntesis la doctrina que
prevalece, y no vale la. pena de averiguar más nada. Si
la ley no hubiese creado la sztbi'ozcz5n, el tercero que
pagara por el deudor no podría adquirir sino la acción
de manda/o ó la de res/in de neçocios, según lo hubiese
hecho con encargo <
ó sin encargo del obligado y aun
simplemente la de iii vem verso, cuando lo hubiera hecho
contra la voluntad del deudor artículo 1.182 : el que le
hubiera proporcionado,á este ci dinero necesario para
pagar no alcanzaría sino la acción de mutua. La subroçacun
lo pone en posesión de todos los derechos que el
primitivo acreedor tenía contra el deudor, lo asegura del
riesgo de insolvencia de este, y facilitando de ese modo
las transacciones, puede decirse con un ilustrado jurisconsulto
que es un elemento de crédito público.
Entre el pago que cualquiera; sea ó no interesado,
puede hacer en nombre y en descargo del deudor,
y el verificado con subrogación, existe la diferencia que
aquel no- puede hacerse valer contra los demás acreedo-

- 23.—
res del deudor que son preferentes, mientras que la subrogación
sitúa al tercero que paga en el mimo lugar
que tenía él acreedor' primitivo re 1 specto de los otros
acreedores, por razón de privilegios ó hipotecas, como
ya'herños dicho. ' rs
'Pude hacer iubiógacióñ el'mandatario autorizado
para recibir el pago; puesto que' ella no agrava en
manera alguna la sitúación idel acreedor.
En cierto modo está mal colocada esta materia entre
los medios de extinción de las obligaciones, pues el
Jagv con subrog-ación no' produce en susancia más que
una mutación de la persóna dé! acreedor. Pero, ya hemos
dicho'que extingue la deuda respecto del primer
acreedor que hace la subrogación.
Esta especie de pago no es aplicable sino: á las deudas
en que se trata de cantidad de dinero. Pudiera extenderse,
no obstante, á cosas muebles apreciables en
dinero y prometidas in ¿-e1ere, verbo y gracia, veinte litros
de vino español,' diez novillds, cincuenta quintales
de café, etc.
Es obvio que si el objeto de la obligación fuese un
cuerpo cierto y determinado, no sería posible por manera
alguna el págo con subrogación.
La ley divide la subrogación en convencional y legal:
aquella emana de la estipulación de las partes,
ésta se deriva sólo del precepto legal.
Art. 1.219. La subrogación es convencional:
j9 Cuando el acreedor, al recibir el pago de un tercero, lo
subroga en los derechos, acciones, privilegios 6 hipotecas, que tiene
contra el deudor : esta subrogación debe ser expresa y hecha
al mismo tiempo que el pago.
29 . Cuando el deudor toma prestada una cantidad fin de pagar
su deuda y de subrogar al prestamista en los derechos del
acreedor.
Para la validez de esta subrogación es nccesario que el acto
de préstamo y el de pago tengan fecha cierta : que en el acto de
préstamo se declare haberse tomado éste para hacer el pago; y
que en el de pago se declare que éste se ha hecho con el diñero suministrado
á este efecto por el nuevo acreedor. Esta subrogación
se efectúa sin el concurso de la voluntad del acreedor.

- 24 -
Analicemos el primer caso:
La ley, 1)0 ha dejarlo la sub iciial arbitrio de la
persona que paga por el deudor. Estadicho en el artículo
1.202 que cualquiera puede pagar por el deudor,
sin saberlo éste ,y hasta contra su voluntad, yel acredór
deberá recibir el pago, sin averiguar si el que paga tiene
ú no interésen ello, porque el pago extingue la obli-'
-ación. -
Pero el que paga no puede obligar al acreeior á
qiie lo subrogue en los derechos que tiene contra el
deudor, es decir, í que le traspase las acciones que 'le
corresponden por virtud del crédito para ejercerlas á su
tiempo contra el obligado. El legislador favorece el
pago, porque extingue la deuda; pero no puede iniponer
la subrogación,'porque por ella subsiste la . deuda y
porque .a nadie fuera del caso de utilidad publica puede
forzarse i.enajenar nlá contratar. ,i ,lo contrario fuese,
todo el mundo podría adquirirlos créditos que á bien
tuviera, contra la voluntad de] dueño de ellos, pagándolos
sin conocimiento y aun á pesar del deudor ya para
colocar dinero ventajosa mente, ya para perseguir quizá
al obligado con procedimientos ruinosos.
Es; pues, la' primera condición establecida.. por la
ley que el acreedor consiente y manifieste expresamente
la voluntad de subrogar ' al tercero en todo ó en parte de
la deuda, si bien es cierto que puede valerse para ello
de las frases que sean conducentes,, pues no hay en
nuestra legislación palabras sacramentales. Al subrogar
puede restringir los derechos. que por la deuda le
pertenecían ; excluir los intereses vencidos, por ejemplo,
como remitidos al deudor; reducir las garantías á
las hipotecas constituidas, 'liberando á los fiadores del
crédito, etc. La subroKauón nace del convenio de las
partes, y pueden fijar en esos puntos las cláusulas, que
quieran. -
- La segunda condición de la ley es que la subrogació
se haga al mismó tiempo que el pago porque si
mediase tiempo entre éste y aquélla lá deuda se extiñ-

25 -
-. guiría con todos sus accesorios, y no bastaría la ficción
de la ley para revivir lo que habíadejado de existir,
fuera de que se daría ocasión á uleriores bperaciones
fraudulentas para perjudicar á terceros. Cualquiera
declaración de subrogación "posterior no produciría efecto
respecto del deudor y de' terceros. El pago y la súbrogación
dehn constar, pues, de pu mismo acto: dos
escritos distintos aunque sean de la misma fecha no llenan
aquella exigencia. Admítese, sin embargo, la validez
de la subrogación cuando el qué la pretende ha
hecho al acreedor una ó más remesas de fondos con
mención expresa de que están destinados á la subrogación.
Considéranse entonces depósitos provisionales,
no pagos, y con ellos puede llegarse legalmente al fin
expresado.
Sise tratase simplemente de pagos parciales sucesivos,
y así constan en el recibo definitivo, la subrogación
no se efectuaría sino por el último pago que se hubiera
hecho al mismo tiempo que se declaró la subrogáción.
Enseñan los autores que los terceros pueden impugnar
la subrogación, aun cnando consten ella y el pago
de un mismo acto, si los hechos han pasado de un
modo distinto. Cuando la rechacen, porque aleguen
que el pago lo hizo antes el que quiere prevalerse de la
subrogación, pueden servirse de todo género de pruebas
en atención á que imputan un fraude al acreedor
que se dice subrogado: cuando afirman que la deuda
subrogada estaba extinguida por el deudor, ó por cualquiera
otra persona, en el tiempo en que se verificó la
subrogación, sin atribuir complicidad dolosa al subrogado,
no pueden probarlos fundamentos de su impugnación
sino con documentos de fecha cierta que acrediten
el pago anterior, dado que la cuantía de la deuda
exceda de la suma en que es admisible la prueba de testigos.
Estas son las únicas condiciones requeridas en
este primer caso para la validez de la subro,çncin convencional.
Puede constar de documento privado ó au-

- 26 -
ttico, ,':,aun , de tina manifestación verbal, pero que no
podría probarse sino conforme á las reglas establecidas
para la prueba de las obligaciones. El acto privado
deberá tener fecha cierta para oponerlo 'á terce-"
ro, artículo 1.292, por ejemplo, áun cesionario, á un
acreedor que pretende embargar el crédito, etc.
La subrogación de acreedor á acreedor, á que ' venimos
contrayéndonos, puede, hacerse con el concurso
del deudor ó s in él, cuya notificación no se necesita para
valer contra él ni contra terceros. Tiene esta subrogación
grandes similitudes con la cesión de e-réditos,
artículo 1.495 , porque en ambas hay mutación de acree-.
dores; pero, se diferencian, como en. elcomentario de
aquel artículo decimos, en la causa del contrato. El
acreedor ,subrogante no debe garantía al subrogado,
pues la garantía es debida en la c^sión di créditos por
el carácter de venta que revisfe ese contrato, y el subrogante
no vende sino recibe el pago de la deuda ' Si
se demuestra , que el crédito no existe, estará obligado
sniple mente á restituir lo pagado ¿orno indebido; 'y nada
más -oue lo recibido, por ,lo que conforme á la opi'iión
de algunos tratádistas se distingue también de la cesión,
en la 'cual el cedente está enel deber de pagar el valór
íntegro del ¿rédito, aunque haya recibido una suma. menor
del cesio'nario.
Estudiemos ahora el segundo caso:
Esta subrogación es convencional en cuanto al deudor
y al acreedor subrogado. Respecto del subrogante
es meramente legal, por q ue la ley se la impone, quiera
ó.nó subrogar. Se ha creado en beneficio del deudor, á
quien puede favorecer, sin perjuicio del acreedor, ni de
ningún otro interesado.
Se efectúa cuando el dudor toma dinero prestado
para pagar su deuda, y efectivamente la paga con la
cantidad adquirida para ese fin. Para qué valga se requieren
tr e s condiciones, según el artículo.
i Que en el acto del préstamo se declare que la

- 27
cantidad recibida se ha tomado para pagar al acreedor
tal deuda, prevención que tiene por objeto impedir que
el deudor aplique su propio dinero ála subrogación,
para cdnservar y hacer vaier en nombre de otro, cuando
le convenga, los derechos hipotecarios del crédito
contra otros acreedores;
2 Que en el acto del pago se declare también
que se ha hecho con el dinero suministrado al efecto
por el nuevo acreedor, á fin de que no haya tampoco
lugar al fraude sobredicho; y
3 Que si ambos actos constan de documentos
privados tengan fecha cíer/a, articulo 1.292, lo cual
puede conseguirse entre otros medios con el reconocimiento
judicial de ellos, condición que se exige para
impedir que se hagan aparecer documentos hechos posteriormente
al pago para arrebatar derechos legítimos
a otros acreedores. Demás está decir que la certeza
de la fecha no se necesita para hacer valer la subrogación
contra e1 deudor, sus sucesores universales y los -
que estén obligados como garantes de la deuda, artículo
1.292.
Añadiremos ahora: 19 que cumplidas esas formalidades
no se necesita que se haga por el acreedor declaración
expresa de subrogación en favor del nuevo
acreedor, porque ella se verifica por ministerio de la
ley: 29 que el acreedor no está obligado á recibir parte
del pago y que si se negare á recibir el pago íntegro,
ó si después de recibido se opusiere á que se hagan
constar los extremos de la ley en el recibo, ó no lo
quisiere firmar, etc., el deudor puede ocurrir para el
primer caso al medio de la oferta y la consignación del
artículo 1.226, expresando el motivo de eflas, y en el
segundo caso podrá compelerlo judicialmente á extender
y firmar el documento legal correspondiente; y 3
que los dos actos á que se-refiere la ley pueden comprenderse
en uno solo, dado que el préstamo y el pago
se verifiquen simultáneamente por las partes á quienes
corresponde.

28 -
Véase en el artículo 1.238 la diferencia que hay entre
esta subrogación y la delegación.
Art. 1.220. La subrogación tiene lugar por disposici6n de la
ley:
19 En provech del que, siendo acreedor, aun por documento
privado, paga á otro acreedor que tiene derecho á ser preferido
en razón de su privilegio 6 hipoteca.
29 En provecho del adquirente de un inmueble que paga
hasta concurrencia del precio de su adquisición á uno 6 varios
acreedores, en cuyo favor el fundo está hipotecado.
39 En provecho del que, estando obligado con otros ó por
otros al pago de la deuda, tenía interés en pagarla.
49 En provecho del heredero bajo beneficio de inventario,
que ha pagado con sus propios fondos las deudas de la sucesión.
La subrogación legal es obra exclusiva de la ley:
no se verifica, por consiguiente, sino en los casos en
que ella expresamente lo establece.
Examinemos los que contiene este artículo.
Primer caso. Se ha ordenado en provecho del
acreedor, que paga á un acreedor preferente. Por virtud
de ella un acreedor quirografario puede pagar á
un acreedor hipotecar'io para sustituirse en los derechos
de éste y asegurar el pago de su propio crédito: un
acreedor hipotecario puede pagar con el mismo fin á
otro hipotecario que por ser anterior en tiempo sea de
preferencia, ó un privilegiado .á otro privilegiado preferente
por la causa del crédito, etc., siempre que no
se siga ningún perjuicio al acreedor subrogante, que
puede entonces negarse á la subrogación. Ese caso se
presenta en el ejemplo siguiente: Franco tiene en garantía
de un crédito, primera hipoteca sobre los predios
A. y B. y al mismo tiempo segunda hipoteca por otro
crédito sobre el inmueble B. Máximo tiene segunda
hipoteca sobre el predio A., y le conviene pagar á Franco
su crédito para subrogarse en los derechos de éste,
libertar el predio A. para que pueda responder del crédito
de Máximo y atacar el predio B. por el crédito subrogado.
Esa operación perjudicará probablemente á
Franco porque el predio B. no podrá entonces respon-

- 29
der á la segunda hipoteca que pertenece i. Franco, y
por eso puede rehusar la subrogación con la cual la
ley se propone favorecer al subrogado sin dañar los
intereses del subrogante. La subrogación no se efectuaría,
desde luego, si el acreedor que paga es de
mejor ó igual derecho que el otro, aunque la síihrogación
lo favorezca cuan •do por ese camino aspira á allanarse
dificultades en el pago: por ejemplo con los acreedores
quirografarios, que acusan el excedente de la
cosa hipotecada. En esa circunstancia procedería la
subrogación convencional de acreedor á acreedof, no la
que la ley impone de pleno derecho.
Es opinión admitida que esta subrogacion no se
permite al acreedor que paga á un acreedor que sólo
tiene á su favor el derecho de retención, porque la ley
se refiere á los que gozan de hipotecas ó Privilegios.
El acreedor prendario tiene á su favor privilegio:
el anticresista no tiene más que el derecho de
retención, á menos que haya hecho registrar su título
como lo previene el artículo 1.833.
Segundo caso. Contráese al adquirente de un inmueble,
que paga hasta concurrencia del precio de
adquisición al acreedor hipotecario, etc. Supongamos
que Pedro compra un fundo por Bs. 50.000, el cual
está hipotecado á Pablo por 30.000, á Luis por 20.000
y á Diego por io.000. Pedro paga, los créditos de
Pablo y Luis que son las primeras hipotecas por el
orden de su registro, y queda liberado con él vendedor,
puesto que se subroga en los •derechos que
aquellos dos acreedores tenían contra él y cubren el
precio de adquisición.
La eficacia de esta subrogación viene á comprenderse,
si Diego, el tercer hipotecario del fundo, que no ha
prestado su aprobación á la venta y no ha sido satisfecho,
pide la ejecución y remate de la hipoteca. Puede
suceder que ésta se vezída en pública subasta por
Bs. 56.000: es posible que Pedro pierda el inmueble,
pero no perderá su dinero-,porque subrogado en

- 30 -
los derechos de Pablo y de Luis hará valer las acciones
hipotecarias preferentes de ellos, y sólo quedarán
6.000 á favor de Diego. Esta subrogación no se
puede extender á los bienes muebles, sobre los cuales
no se constituye hipoteca.
Para: la adquisición de un predio hipotecado es
medio más seguro el que establece el artículo 1.868.
Esta subrogación no es aplicable á las cosas muebles,
porque ellas no son susceptibles de hipoteca.
Tercer caso. Se refiere al que estando obligado
con otros ó'por otros tiene interés en pagar la deuda.
Dice un autor que en este caso está" comprendido
el anterior, y lo califica de ft1eonsrno /e4risla/ivo. Sea
lo que fuere, notemos que las palabras con otros aluden
al caso de varios codeudores de una obligación
solidaria' ó indivisible;' de los cuales uno solo paga
la totalidad de la deuda, ,y las palabras poi- otros se
refieren al fiador que paga por el deudor principal.
No corresponde ese derecho al codeudor de una
obligación simplemente conjuntiva divisible que paga la
porción ó porciones i que adeudan los otros obligados.
Asísteles contra ellos una acción de manda/o á de
gestión ne,g'ocios, sin, subrogación en los derechos del
acreedor, de suerte que no puede ejercer los derechos
de privilegio ó• hipoteca que el acreedor, tenía
contra los deudores liberados. En cuanto á losfiadores,
el artículo. , 1.799 les da el derecho de subrogación.
Esta subrogación es extensiva á todos los casos
en que el adquirente ó un trcero detentor de la cosa
paga las cargas ó gravámenes á que ella está afecta.
Cuar/' caso. En este se concede la subrogacióii
legal ,al heredero beneficiario. Propónese con ella la
ley facilitar la liquidación de la herencia en beneficio
de los acreedores, yasegurar, los derechos del
heredero, llamado á, aprovecharse d lo que quede
después , de cubiertas las deudas hereditarias. El heredero,
que paga con sus propios fondos las deudas

- 3' -
de la sucesión adquiere los derechos del acreedor
pagado, y puede hacerlos valer contra los bienes de
la herencia.
No goza de esta subrogación el heredero que
aceptó la herencia pura y simplemente, porque su
patrimonio se confunde con el patrimonio del difunto;
ni el curador ó administrador de la sucesión vacante,
porque carece de interés propio legítimo en el pago
de obligaciones que no recaen sobre él.
En el Código de Comercio, artículo 328, tenemos
otro caso de subrogación legal, que ocurre cuando se
paga la letra de cambio por intervención.
Diremos por último, que en todos los casos de
subrogación legal, ésta se verifica ipso jure, sin necesidad
de que se exprese que el pago se ha hecho
con tal objeto y el acreedor está obligado á recibir
el pago total so pena de indemnizar daños y perjuicios.
Art. 1.221. La subrogación establecida en los artículos precedentes
tiene lugar tanto contra los fiadores como contra los
deudores.
El acreedor que sólo ha sido pagado en parte y el que le
ha hecho el pago parcial, concurren juntos para hacer valer sus
derechos, en proporción de lo que les es debido.
El acreedor subrogado, convencional ó legalmente,
puede ejercer sus derechos adquiridos por virtud de
la subrogación contra los deudores y los fiadores.
En cuanto á los coobligados no puede reclamarles
sino la cuota con que deben contribuir al pago de
ella, artículo 1.165. - -
De lo expuesto en esta materia resulta que la
subrogación puede oponerse: 19 al deudor para que
pague la deuda al acreedor subrogado con todas las
consecuencias de la obligación contraída, en la inteligencia
de que si el subrogado adquirió el crédito
por menos de su valor normal, el deudor no está
obligado á pagar sino la suma que aquel efectivamente
desembolsó: 29 á los otros acreedores del deu-

32 -
dor para excluirlos por, virtud de las causas de pre
lación que correspondían al acreedor primitivo, ó para
concurrir con ellos al pago si los créditos son de
igual carácter 39 los fiadores, como lo expresa este
artículo, porque la caución se da por la deuda, cualquiera
que sea el acreedor y por consiguiente no se
acaba porque el crédito pase á 'otras manos ; y 49
finalniente á los terceros' detentadores de inmuebles
hipotecados en seguridad de la obligaci6n, qde no
padece cambio alguno por . tran sferirnien to de un acree -
dor á otro acreedor.
Cuando el acreedor subrogante sólo ha recibido
parte de la deuda, concurre con el subrogado sin derecho
alguno de preferencia, pues el efecto de la subrogación,
sea total ó parcial, es poner, al acreedor
subrogado en el lugar que el subrogantetenía.
Nos hemos separado en este punto de la regla
establecida en el Código francés y seguimos la del
Código italiano, que es sin duda 'más nacional.
be la ¿mj u/aci6n del pago
Art. 1.222. El que tuviere contra, ,sí varias deudasde ,la
misma especie tiene derecho de declarar, cuando paga, cuál de
ellas quiere pagar.
El. deudor que tiene una sola deuda á favor de
un acreedor, al hacer á éste la entrea de una cantidad
de dinero, extingue necesariamente •la , deuda
pendiente hasta concurrencia de la entrega hecha.
La cuestión de la impulación d1fta no puede
presentrse, por tanto, sino cuando un deudor tiene
varias deudas contraídas con un mismo acreedor,' y
se refiere á la 2plicaCi6fl del pago á una de ellas.
Esta imputación la hacen . .el deudor, el acreedor
ó la ley, según los principios del. Derecho Romanó,
adoptados ¿u los Códigos modernos.
Al deudor asiste en primer térmiiio el derecho
de imputar el pago, con tal que declare expresamente
e:i el momento del pago á qué deuda quiere impu-

- 33 -
tarlo. No obsta que la deuda no esté vencida, á menos
que el plazo se haya establecido en beneficio del acreedor,
artículo' 1.141.
Es necesario, sin embargo, advertir que si el
deudor tiene por ejemplo dos 'deudas exigibles, una
de la cuales quedaría cubierta con la' suma entregada,
mientras la otra no se solventaría sino en -parte,
pierde entonces la facultad de aplicar el pago á la
mayor de ellas, porque no tiene ' derecho de obligar
al acreedor á recibir en parte el pago de la deuda,
artículo 1.210.
Art. 1.223. Él deudor de una deuda que produce intereses
6 renta ,no puede, sin consentimiento del acreedor, imputar
sobre el capital lo que paga, con preferencia á los atrasos é
intereses: el pago hecho por cuenta del capital .y de, los intereses,
si no es íntegro,' se imputa primero á 'os' intereses.
Esta es una limitación del 'derecho de imputar
el pago concedido al deudor, limitación que se funda
en lo , que decimos al fin del artículo anterior y en
que no puede perjudicar al acreedor, obligándolo á'
disminuir ó extinguir el capital, estando pendiente el
pago de los intereses. Si el deudor lo ha pretendido
así al verificar el pago, la ley se sobrepone á
tal pretensión, no consentida por el acreedor, y permite
, á éste imputarlo primero á los intereses y luego
al 'capital, bien entendido que puede rechazarlo en
absoluto, si no alcanza para cubrir íntegramente ,la
deuda en principal y réditos, artículo 1.210 citado.
Art. 1.224. Si el que tiene contra sí Varias deudasen favor
de la misma persona acepta un recibo en el cual el acreedor
imputa especialmente la suma recibida á una de éllas, no puede
hacer la-imputación sobre una deuda diferente, cuando no ha
habido dolo 6 sorpresa de parte del acreedor.
La ley considera que la imputación hecha por
el acreedor en el recibo ha sido convenida entre él
y el deudor, puesto que éste lo acepta sin servación,
ó que el .de'i'dor ha dejado al acr ,jr la
3-T , Ifl

- 34
facultad de imputar entre las varias deudas pendien-,
tes. El acreedor debe hacer la imputación en el
momento mismo del pago y en que expide el recibo.
Si éste flO menciona ninguna, el acreedor no
podrá hacerla después, mucho menos alterar ó cambiar
la imputación . que consta en el recibo. En ambos
casos será preciso sujetarse á las reglas establecidas
en el articulo siguiente.
El deudor no puede objetar ni rechazar la imputación
hecha por el acreedor, cuando antes había aceptado
el recibo. No valdría alegar que la imputación lo
perjudicar está- autorizado para impugnarla en el caso
solamente-de que el acreedor haya empleado dolo para
inducir al deudor á admitir el recibo donde consta
la imputación, 6 que simplemente lo haya sorprendido.
Habr do/o, si el acreedór le ha hecho entender que
es la única deuda vencida, que el recibo contiene una
inh!)utación distinta, etc.; y sorpresa, cuando sin haber
en ganc, ha abusado de la ignorancia ó sencillez del dendcr
pira -me no se instruya de la cuenta ni examine el
recibo etc.
El deudor está, por supuesto, -obligado á p°robar
esas, circunstancias si las alega contra la imputación.
Art. 1.225. Cuando el recibo no expresa ninguna imputación,
ci pago debe imputarse ó la deuda que el deudor tenía mayor
interés en extinguir entre- las que estaban -vencidas: en caso
contrario, sobre la deuda vencida, aunque sea menos onerosa que
las' aún no vencidas.'
-
Si las deudas son de la misma naturaleza, la imputación se
hace é la más antigua; y en igualdad de todas las circunstancias,
la imputación se hace proporcionalmente á todas las deudas.
- La imputación se hace aquí por la ley, en aten—
cine ni el deudor ni el acreedor la han efectuado,
y tr; para ello de situarse en un justo medio entre
i ' i -.:ss d& deudor y los del acreedor.
Las reglas son sencillas.
Entre dos deudas, de las cuales una está vencida
y otra nó, el pago debe imputarse á la primera, sea ó
nó, más onerosa. Así se concilían los intereses del

- 35 -
deudor, que se liberta con el pago de los efectos de la
mora y los del acreedor, que recibe lo que le es debido.
Si las dos deudas son igualmente exigibles, es natural
que el deudor tenga mayor interés en solventar
primero la que para él es más gravosa, y entonces la
ley protege al deudor, sin perjudicar al acreedor: verbo
y gracia, la que devenga intereses ó los devenga
mayores; la que está asegurada con una fianza, 1porque
le conviene libertar- á su fiador y descárgase él mismo
de la responsabilidad subsecuente; la que está garantizada
por una hipoteca, por el natural deseo de poner
la cosa hipotecada á cubierto. de una ejecución, la que
tenga cláusula penal, etc.
Cuando las deudas son de igual naturaleza, es decir
todas son del propio modo gravosas ó ninguna lo
es; todas están vencidas ó ninguna lo está, entonces el
págo se aplica á lá más an/zua. Esta expresión designa,
probablemente, en el concepto de la 1ey, la deuda
que tuvo primero nacimiento, no la que se venció antes,
porque se habría referido á la que primero fue exigible.
Si todas las circunstancias son iguales en naturaleza,
condición y tiempo, la imputación deberá verificarse
en proporción al valor de cada deuda.
Cuando el acreedor hace la imputación la ley le
permite efectuarla de manera que no divida el pago
entre varias deudas, artículos 1.170 y 1.210.. Posees
tres créditos contra- una persona, todos vencidos, á saber:
uno por Bs. 500, saldo del precio de una casa que
le vendiste, otro por 400, valor de un caballo, y otro
por 300, prestados sin intereses. Te abona 700 sin imputación;
es racional que los imputes á cubrir las dos
últimas deudas, porque así no divides los pagos.
Pero, si el acreedor omitió declarar la imputación
en el recibo, la ley la ordena proporcionalmente, por
que juzga que el acreedor renunció la indivisibilidad
del-pago, y la imputación-á una sola de las de .s podría
perjudicar otros aGreedores del deuci . - Tal su-

- 36 -
cedería en el caso siguiente: la persona antedicha te debe
Bs. i.000 por un préstamo quele has hecho, y otros
1.000 como heredero de su hermano; te entrega B. I.000,
y ni él ni tu los imputáis. La ley los distribuye con
justicia á prorrata, porque así, caso de separación de
patrimonios, artículo 948, no padecen perjuicio los acreedores
hereditarios y los acreedores personales del deudor.
De la oferta de pago y la consiçnaci6n.
Art. 1.226. Cuando el acreedor rehusa recibir el pago, puede
el deudor obtener su liberación por medio del ofrecimiento
real y de la consignación subsiguiente de la cosa debida.
Los intereses dejan de correr desde el día del depósito legalmente
efectuado, y la cosa depositada queda á riesgo y peligro
del acreedor.
La ley da al deudor por estas disposiciones un medio
eficaz de liberarse de la obligación cuando el acreedor
se niega sin motivo á recibir el, pago, cuando no
está presente ó se oculta con malicia para hacer incurrir
al deudor en mora.
Necesítase á ese fin que haya primero ofrecimiento
real y luego conszçnación de la cosa, de conformidad
con lb que en los artículos siguientes se previene.
Hace falta en nuestro Código de procedimiento Civil
una ley que determine los trámites especiales que
deben observarse, pues no siempre son aplicables los
del juicio ordinario, artículos 1.231 y 1.232. Convendría
también designar funcionarios públicos, en cuyas
oficinas pudiera verificarse la consignación. La legislación
francesa no adolece de ese vacío.
El ofrecimiento real y la consignación hacen veces
de pago, por cuanto en razón de esos actos el deudor se
liberta de la acción del acreedor, cesan los intereses y
la cosa queda á riesgo y peligro del acreedor; pero no
s irrevocable como el pago, porque antes de la aceptación
del acreedor, puede el deudor retirar la cosa.
El ofrecirnienlo real consiste en la presentación
efectiva de la cosa debida al acreedor, lo cual es distin-

- 37 -
to de la simple oferta verbal, reducida á la manifestación
puramente de palabra.
La consignación es el depósito de la cosa debida en
el lugar designado por el Juez, ó por la ley, donde permanece
á disposición del acreedor. La palabra consignación
viene de cun sig-nare, porque las especies depositadas
se encerraban en sacos sellados.
Art. 1.227. Para que el ofrecimiento real sea válido es necesario:
19 ie se haga al acreedor capaz de exigir, 6 á aquel que
tiene facultad de recibir por él.
29 Que se haga por persona capaz de pagar.
39 Que comprenda la suma íntegra ú otra cosa debida, los
frutos y los intereses debidos, los gastos líquidos y una cantidad
para los gastos iliquidos, con la reserva por cualquier suplemento.
49 Que el plazo esté vencido, si se ha estipulado en favor
del acreedor.
59 Que se, haya cumplido la condición bajo la cual se ha
contraído la deuda.
69 Que el ofrecimiento se haga en el lugar convenido para
el pago: cuando no hay convención, especial respectop del lugar
del bago, que se haga á la persona del acreedor, 6 en su domicilio,
6 en el escogido para la ejecución del contrato.
79 Que el ofrecimiento se haga por ministerio del Juez 6 de
otro funcionario público autorizado para esta especie de actos.
El ofrecimiento debe ser real, esto es, que ha de
presentarse la cosa según antes .decimos, material y efectivamente,
pues no basta que se haga la manifestación
de estar á4isposición del acreedor, ni que se prometa
entregarla en tiempo oportuno, ó cuando quiera recibirla
el acreedor, 6 lo ordene el magistrado.
Debe hacerse á persona capaz de exigir ó al que
tiene facultad de recibir, ó á su representante legal,
como el marido, el tutor, el mandatario, etc., porque
si se hiciera á la mujer casada, al menor, etc., el ofrecimiento
real, aun aceptado, no produciría ningún efecto
legal como no lo produce el pago..
Debe ser hecho por persona capaz ó por su representante
legal, si no lo es, porque el deudor o gene-
.ralmente o2:' -tarse perjuicios ó ulteriç -es litigios,

- 38 -
y el acreedor tiene derecho de rehusar un pago que
putde exponerlo más adelante á repetición.
La suma ó cosa ofrecida debe ser íntegra con frutos,
intereses, gastos, etc.: no puede forzarse al acreedor
á dejar pendiente una parte del crédito. Debe presentarse
una cantidad prudentemente calculada para
los gastos no liquidados, y el deudor prometerá pagar
lo que falte por ese respecto, si no fuere suficiente lo
calculado.
Si el plazo se ha estipulado solo en beneficio del
deudor, puede éste ofrecer el pago antes de cumplirse
el término, y el acreedor no puede rehusarlo, artículo
1.141.. En caso de duda el plazo se supone concedido
en beneficio del deudor.
Antes de cumplirse la condición, el acreedor no
puede ser obligado á recibir e1 pago, porque estando en
suspénso la obligación es posible que falte la condición,
y el acreedor tenga que devolver el pago. Inútil es decir
que aquí se trata de la condición suspensiva, no de la
resolutoria, 'a cual no impide que se verifique la ob'igación,
y no se refiere sino á su ulterior disolución.
El ofrecimiento se hace en el lugar convenido para
el pago, pues el pacto que lo fijó obliga tanto al deudor
como al acreedor. Por la misma razón debe efectuarse
en el lugar escogido para la ejecución del contrato.
Cuando se trata de sumas de dinero el deudor puede
ofrecer el pago al acréedor en el domicilio de éste. Como
el deudor tiene el derecho de pagar en su, domicilio,
si no se ha estipulado nada encontrar' ¡o, artículo 1.214,
los gastos que en el caso antedicho se originen serían
en cuenta del acreedor, que dió lugar al ofrecimiento
real.
1
Para efectuar el ofrecimiento se ocurre al Juez. competente
con un escrito en 4ue se anuncia la oferta real
de la cosa. Hasta ahora la ley enezolana no ha autorizado
á ningún otro funcionario para intervenir en estos
actos.
Art. 1.228. Para la validez de la consignación, basta e

- 39 -
19 Que haya sido precedida de un requerimiento hecho al
acreedor, conteniendo-la indicación del día, hora y lugar en que la
cosa ofrecida será consignada.
29 Que el deudor se haya desprendido de la posesión de la
cosa ofrecida, consignándola con los intereses corridos hasta el día
del depósito, en el tribunal respectivo.
39 Que se levante un acta por ci juez indicando la especie dé
las cosas ofrecidas, la no aceptación por parte del acreedor 6 su no
comparecencia, y en fin, el depósito.
- 49 Que cuando el acreedor no ha comparecido, se le notifique
el acta del depósito, con intimación de tomar la cosa depositada.
Si el acreedor requerido para el ofrecimiento real
no comparece, ó se niega á recibir la cosa ofrecida y
presentada, se prócede entonces á la consignación, la
cual necesita para su validez la observancia de las formalidades
prevenidas en este artículo.
En primer lugar, debe prevenirse al acreedor el
día, la hora y el lugar en que la cosa será consignada,
esto es, depositada, para que acuda á recibirla antes del
depósito, y evite los gastos del depósito, etc.
El deudor debe desprenderse de la posesión de la
cosa ofrecida el día fijado para h consignación, porque
el ofrecimiento real sn la subsiguiente consignación nada
vale; y debe agregar los intereses corridos desde el
día del ofrecimiento hasta el del depósito.
El día fijado para la consignación puede acudir el
acreedor al tribunal y manifestar las .razones que le asisten
para no aceptar-eJ pago. De allí, puede partir un
juicio ordinario en que se deduzcan los derechos de las
partes. Para todos estos trámites hace - falta como
decimos una ley adjetiva. 1-
Dos notificaciones deben hacerse al acreedor: la
primera, para instruirle de que se ha hecho él ofrecimiento
'real y se ha fijado , día para la consignación, y la segunda
al no compareciente,, de que se ha hecho la consignación
y efectuado el depósito. Esta última va seguida.de
la intimación de, que tome la cosa denositada.
Si el ácr' c1nparece el día de la oferta real y

- 40
recibe la suma ó cosa ofrecida, termina toda diligencia
judicial, lo mismo que si ocurre á virtud de la intimación
dicha y toma la cosa depositada.
Puede suceder que el deudor no quiera conservar
la cosa en su poder, después dl ofrecimiento real hasta
el día fijado para la consignación, y en esa .situación no
vemos dificultad para que pida y el Juez acuerde el depósito
provisional mientras llega el momento de resolver
la consignación ó el recibo del acreedor. El deudor
quedaría así también descargado de las responsabilidades
de la deuda.
Art. 1.229. Los gastos del ofrecimiento real y del depósito,
si estos actos son vMidos, son de cargo del acreedor.
No bastará que sean válidos según lo determinado
en los artículos anteriores, se requiere también que el
acreedor haya rehusado recibir el pago ó dado lugar á
los actos antedichos por otro motivo que justifique el
proceder del deudor.
Art. i. 230. Mientras ci depósito no ha sido aceptado por el
acreedor, el deudor puede retirarlo ; y si lo retira, sus codeudores
ó sus fiadores no se líuertan de la obligación.
Mientras el acreedor no acepta el ofrecimiento del
deudor, éste es libre de retirarlo, cargando cori los gastos
ocasionados. Los codeudores y fiadores no pueden
obligarlo á mantener el ofrecimiento y conservar el depósito,
solicitado por el deudor. Si este procedió de
acuerdo con ellos tendrán acción para reclamarle los
daños y perjuicios que les sobrevengan.
Art. 1.231. Cuando el deudor ha obtenido una séntencia pasada
en autoridad de cosa juzgada, la cual ha declarado buenas y
válidas la oferta y consignación, no puede, ni aun con el consentimiento
del acreedor, retirar el depósito en perjuicio de sus codeudores
ó de sus fiadores.
La sentencia ejecutoriada confirma el cuasi-contrato
habido entre los interesados para la extinción de ia deuda.
Si por virtud de un convenio entre el acreedor y
el deudor se retira él depósito, debe considerarse que

4'
ha sobrevenido una novación, y los codeudores y fiadores
quedan libres, pues se ha creado una obligación
nueva á los ojos de la ley.
Art. 1.232. El acreedor que ha consentido en que el deudor
retirase el depósito, después que éste ha sido declarado válido por
una sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, no puede prevalerse
para el pago de su crédito, de lq, privilegios é hipotecas
que lo garantizaban.
Por las mismas razones enunciadas desaparecen los
privilegios é hipotecas que garantizaban el crédito, los
cuales no se pueden oponer á los demás acreedores,
que tienen derecho de considerar extinguida la deuda
que motivó l ofrecimiento real y subsiguiente consignación
y sustituida por otra nueva.
Art. 1.233. Si la cosa debida es un objeto determinado que
debe entregarse en el lugar en que se encuentra, el deudor requerir
al acreedor para que la tome. Hecho este requerimiento, si el
acreedor no toma la cosa, el deudor puede hacerla depositar por
medio del tribunal en otro lugar.
El deudor no está obligado á trasladar la cosa al
domicilio del acreedor, salvo estipulación, cuando es un
cuerpo cierto y determinado, bien que debe requerirlo
en aquel lugar.
Si se trata de un inmueble debe hacerle allí también
el requerimiento, para que venga á recibirlo ó autorice
persona que lo reciba por él.
En estos casos es suficiente como se ve un solo requerimiento
después de la oferta real, y el deudor procedeá
solicitar el-depósito.
Cuando el objeto de la obligación es una cosa individualmente
determinada que debe entregarse en un lugar
previamente designado, el deudor comenzará por
trasladar allí la cosa, y luego requerirá al acreedor conforme
á las reglas establecidas.
La ley no da: reglas para e1 caso en que se trate de
cosas determinadas sólo en su especie, cuya designación
pertenezca al deudor: por ejemplo, diez vacas, o ':ho caballos,
cien lit: -e no, etc., Como este artículo se

- 42 -
contrae á las cosas designadas individualmente, opinan
algunos autores que en cuanto a las otras debe seguirse
la regla dada para las sumas de dinero. El deudor
hará. la designación que le corresponde y luego el ofrecimiento
real, conforrpe á lo preceptuado.
Si al acreedor tocaba escoger, el deudor no podría
presentar los efectos ó cosas ya determinadas por él.
Deberá pedir al Juez que no compareciendo el acreedor
éjercer aquel dei-echo, mande el tribunal elegir y separar
las cosas debidas por medio de expertos, cosas que
serán luego depositadas por cuenta del acreedor, si no
ocurre á recibirlas.
.1 1
Guarda también silencio sobre la obligación de hacer;
por ejemplo: te has comprometido á hacerle su
retrato á una persona, pero ésta se niega luego á asistir
á tu galería para que puedas trabajar la obra contrata.
da. Por analogía tendrás derecho de requerirlo judicialniente,
y si notificado de la instancia insiste en negarse,
como ninguna autoridad puede compelerlo á que
se siente delante de tí para que lo retrates, puedes, entonces
réclamar la resolución del contrato, el precio de
la obra ó los daños y perjuicios que experimentes por
dolo ó culpa suya.
§ 29
De la novaci6n
Art. 1.234. - La novación, se verifica:
19 Cuando el deudor contrae para con su acreedor una
nueva obligación en sustitución de la anterior, la cual queda
extinguida.
29 Cuando un nuevo deudor se sustituye al anterior, dejando
el acreedor á éste, libre de su obligación.
39 Cuando un nuevo acreedor se sustituye el anterior, quedando
libre el deudor para con éste.
La novación es un medio por el cual se extiná
la vez que se' produce otra
gue una obligación,
nueva;' ó, en otros términos, es la sustitución de una
obligación por otra obligación.
Las personas que han celebrado un contrato

-- 43 -
pueden ampliarlo, adicionarlo, modificarlo, reducirlo,
etc., y con esos actos ulteriores crearán otras obligaciones,
extenderán, cambiarán ó disminuirán las existentes
; pero, no siempre efectuarán lo que en derecho
se denomina novación de obli-ación. Para 9ue esta
exista se requiere indispensablemente que desaparezca
una obligación y sea reemplazada por otra. En la
novación deben, pues, considerarse en todo caso dos
entidades jurídicas: la obligación antigua y la obligación
nueva, las cuales han de ser legalmente válidas
á fin de que la novación' produzca todos los efectos
determinados por la ley.
La extinción de la una y la creación de la otra
se sirven recíprocamente de causa. No habrá novación,
si, por ejemplo, el acreedor no ha hecho más
que estipular con su deudor una garantía hipotecaria,
una liquidación de intereses, etc.; ó, por el contrario,
si en el nuevo acto ha renunciado á la fianza
pactada, otorgado mayor plazo ó remitido intereses
vencidos, etc. La obligación primitiva sigue siendo
jurídicamente la misma, y para que pueda decirse que
hay bbligación nueva es necesario que ella sea incompátible
con la existencia de la obligación vieja que
'desaparece para dar lugar á la creada recientemente
por Ms partes.
Una obligación radicalmente nula no puede ser
sustituida por una obligación válida, ni viceversa, por
la razón que acabamos de exponer, Julio se obliga
á donarle una casa á Blas de los bienes que le tocarán
en una sucesión, cuyo autor vive aún, y comprendiendo
después que esa obligación es nula, se
compromete á darle en lugar de la casa la suma de
cincuenta mil bolívares, precio de aquella. Esta segunda
obligación será también nula, porque reconoce
por causa la extinción de la primera,y desde luego
no se ha producido novación ni acto legal alguno.
Supongámos el caso opuesto de que hallándose obligado
Julio á pagarle la suma enunciada á Blas con-

- 44 --
viene con él en darle en pago la casa referida cuando
se abra la sucesión: este pacto nulo no puede reemplazar
una obligación válida, y no podríamos reputar
novada ésta, visto que aquél no puede subsistir.
La obligación por otros motivos inexistente, tampoco
puede ser, novada por una obligación válida existente.
Crees que debes un caballo que te prestaron y murió
por culpa tuya: otorgas un pagaré por mil bolívares
como valor recibido : resulta probado después que el
caballo era tuyo: no ha habido novación, porque la
primera obligación no existía.
No sucede lo mismo si la obligación primitiva es
simplemente anulable, por ejemplo, Julio, menor de
edad, se ha obligado á darte una casa, y Blas se obliga
más tarde á darte otra en lugar de Julio que queda
libre de la obligación citada. La novación es eficaz,
porque si es cierto que no podías compeler á Julio
á que te diese la casa prometida, por razón de su
incapacidad, también lo es que él podía cumplir más
adelante voluntariamente lo pactado, atento á que la
acción rescisoria es un beneficio concedido exclusivamente
á las personas incapaces, del cual puedn valerse
6 nó á su arbitro, cuando son capaces. Si, pues,
es válido el pago de la obligación anulable, como
obligación natural, y no se admite repetición, artículo
1.181, no hay, motivo legítimo para que no sea válida
también la novación.
Es opinión muy racional la de los jurisconsultos
que sostienen que es igualmente válida la novación,
si, vice versa, se ha sustituido una obligación no anulable
por otra que lo es, siempre que aparezca el
propósito dçl acreedor de cambiar un crédito incobrable
por una esperanza de derecho. Tienes acción
por diez mil bolívares contra Lucio, que está mal en
sus negocios: aceptas como deudór á su sobrino, que
es menor, y te promete pagar á su mayoridad. Después
se niega á hacerlo: has perdido tu derecho contra
Lucio, porque hubo novación en el sentido expresado,

45
y la deuda antigua desapareció sustituida por una convención
aleatoria.
Es por lo demás indudable que una obligación
natural puede convertirse por vía de novación en una
obligación civil, excepto la que procede de juego ó
apuesta, artículo 1.780, ú otras reprobadas por las
leyes. Una persona ha pagado el cincuenta por. ciento
de su deuda según el convenio celebrado en el juicio
de quiebra correspondiente : está absolutamente liberado
de la totalidad de su obligación mercantil, y no
•hay acción para exigirle el pago de la parte que le
fue remitida, pero existe respecto de ella una obligación
natural que puede sustituirse con una obligación
civil, verbo y gracia, si se compromete después
á pagar á aquel acreedor cuarenta quintales de café
por la de»da mencionada. El obligado de ese modo
no podría alegar más tarde que ese compromiso era
nulo, porque provenía de una obligación civilmente
extinguida, pues pudo revivir por novación, dado que
existía como obligación naturai
Así .como es requisito indispensable de la novación
que la obligación primitiva haya existido verdaderamente,
lo es también que la obligación nueva
exista en realidad, visto que novar es sustituir una
obligación con otra. Has ofrecido dar en pago la
casa que posees en el lugar de tu domicilio por la
cantidad de dinero que recibiste en mutuo, pero no
posees allí ninguna por haberla vendido antes ó por
que la ha destruido un terremoto, es claro que la
primera obligación continuará existiendo porque la dación
en pago con que quiso sustituirse no pudo tener
existencia alguna.
Si . la obligación primitiva era conclzcioml ó á tc'rmino,
la nueva lo será también, á menos que las
partes hayan manifestado su voluntad de constituir por
la novación una obligación pura y simple en reemplazo
de lal antigua. Lo propio habríamos de resolver, si,
por el contrario, se tratase de sustituir una obliga-

----46-
ción pura y simple con una obligación condicional.
Exígese aquí también que el acreedor haya querido
cambiar una acreencia cierta por la esperanza de un
derecho, dándole así una forma aleatoria al contrato;
porque, al no ser así, la novación se juzgaría condicional,
y faltando la condición renacería la obligación
primitiya, visto que la extinción de ésta reconoce por
causa la existencia de la obligación creada para reemplazarla,
-la cual no llega á existir.
La novaci6n es una convención complexa de doble
efecto, que no se efectúa sino n los casosdeterrninados
en este artículo. -
El primer caso puede verificarse, ya cuando se
cambia la causa de la obligación, ya cuando se muda
el objeto de ella. Blas debe á Julio mil bolívares, que
le dio en depósito, y no puede restituírselos. A Julio
le es imposible probar el depósito, y conviene en que
B las otorgue un documento en que reconozca haber
recibido aquella suma en préstamo, para pagarla en
el término de un año. El deudor no sufre así en
su crédito, por haber dispuesto de un depósito que
se le confió, una vez que la obligación cambia de
causa
Ȯtro ejemplo: Blas debe á. Julio un caballo : no
puede pagarlo. El acreedor no quiere insistir en exigírselo,
y conviene en que le entregue dos vacas en
lugar del caballo en el plazo de un mes. Aquí se
ha cambiado el objeto y no la causa de la obligación.
Cuando se convierte una obligación en otra, la
novaci6n se llama objetiva, mientras que se dice subjetiva
cuando se cambian las personas del deudor ó
del acreedor. -
El segundo caso de novación se verifica, si, verbo
y gracia, Julio debe á Blas mil bolívares, y Fabio
le propone á éste que decargue á Julio y lo acepte
como deudor en lugar de él, y también cuando Julio
le propone á Blas que acepte por deudor á Fabio er

4
los té, 0 rminos -dí * chos. El P ri'M e r - ejemplo constn"t .uye lo que
Se llama. eúP I,----01.Míszolltg 57 e I , segundo. delle¿ antediC)
C.ho, descar* 9 andolo -de, la o b1.ip^»acion existente. El POre-
sente caso de novacion dí' fi e r e. de os de * Subiv*o

- 48 -
res como valor recibido en dinero á tres meses de plazo.
En este ejemplo se encuentran cambiados simultáneamente
en la novación estipuida, la causa, el objeto, el
acreedor y el deudor de la obligación vieja.
Ar. 1.235. La novación no puede efectuarse, válidamente,
sino entre personas. capaces de contratar.
Porque la novación extingue una obligación y cra
otra que _la reemplaza, actos para los cuales es preciso
capacidad en los contratantes. El cue es ḍueño de
una obligación debe ser persona legítima pará moveila,
esto es, para constituirla por otra nueva. El acreedor
renuncia el derecho que poseía, enajena una cosa suya,
su acreencia; el deudor por su parte. modifica ordinariamente
por la novación la posición que tenía en la deuda
contraída, y es racional que ambos puedan contratar.
El padre ó el tutor no pueden hacer novación del
crédito ó la obligación del menor sin cumplir las formalidades
que la ley prescribe para los actos que exceden
de la simple administración, salvo que se trate de
créditos quirografarios en los que no se han constituído
seguridades especiales. La creación de una obligación
nueva y aun el cambio de deudor no perjudicarían al
'menor, puesto qu .e si la convención no se cumple renacería
la antigua. Esa facultad no la poseen los representantes
del menor cuando el crédito es hipotecario,
porque pueden desaparecer las garantías primitivas,
y es racional que se proceda con aprobación previa
de la autoridad judicial respectiva.
Igual regla debe observarse en cuanto á la novación
de créditos pertenecientes á la mujer casada siempre
que se refieren á hipotecas ú otros derechos sobre
bienes inmuebles, artículo 1.381. -
El consentimiento de las-partes en la novación debe
estar exento de error, dolo ó violencia, porque si lo
cóntrario fuese, la obligación nueva sería anulable para
la parte que hubiese sufrido alguno de aquellos vicios,
y renacería la obligación primitiva.

49
Como en la novación que se realiza por mutación
de personas, 6 sea la novación subjeiiva interviene un
tercero, que ocupa el lugar del deudor ó del acreedor,
es obvio que ese también debe ser capaz. Si un acreedor
menor hace novación cediendo su crédito á una
persona capaz, la novación es anulable, pero la rescisión
no puede ser intentada sino por el menor, y si la reclama
se restablece la obligación primitiva: si el acreedor
capaz celebra ese acto con una persona incapaz, la novación
puede resultar también ineficaz por los propios
motivos y con iguales consecuencias.
Nos remitimos al comentario del artículo anterior
en cuanto al cambio de deudor incapaz por deudor capaz,
ó vice versa. En el caso del artículo 1.237 no se
requiere el consentimiento del deudor sustituido, y por
tanto no es indispensable su capacidad.
Nn es suficiente para ovar la obligación, la capacidad
que se posee para recibir él pago, por lo que es
doctrina corriente que un acreedor solidario no está investido
de faéultad para novar la obligación, sin el consentimiento
de sus cóacréedores, aun cuando puede por
sí sólo recibir el pago, artículo 1'244.
Art. 1.236. La novación no se presume: es necesario que
la voluntad de efectuarla aparezca claramente del acto.
Esta es otra consecuencia de los principios áque
nos referirnos en el artículo precedente, pues que la novación
envuelve para ci acreedor renuncia 6 enajenación
de derechos y para el deudor una obligación nueva á
veces en su- fondo, 6 distinta por la mutación (le acreedor
ó deudor. Cuando para la novación no es menester
el consentimiento del deudor -primitivo, artículo
1.237, en nada le comprende la regla expresada áquí.
,Al decir la ley que la nvación izo scjrcszmc ha
querido significar que la voluntad de cfectuarla no debe
deducirse de hechos 6 conceptos que puedan ser interpretados
afirmativa 6 nega-tivainnte con ¡elación al (n
mencionado. (. Leemos en el artículo que la voluntad de
4—T III.,

50 --
novar ha de aparecer 'claramente del acto, lo que nos
á creer que no es admisible la prueba que pretendiese
hacerse 'de la intención de los contratantes,
cuando esta no apareciese del mismo acto ó negocio
jurídico.
La novación no sepresüme, por la naturaleza de
ella y por, los efectos a explicados, pero la ley ro
exige que sea expresa: batrá que aparezca cláramente
del acto. Si te has obligado , á pagar mil bolívares en
lu gar del caballo que me 'prometiste: si te has óbliado
.á pagar por mí la stima didh, descargáhdome dé mi
deuda, ó si has traspásado á otro el crédito que tienes
contra mí, quedando libradó'respecto 3étí; e. ¿Vidente
que no es necesario que tu ni las demás partes digáis
que pretendéis hacer zovacu5ii, porque ella está héha
de una manera indudáble, visto' que las nuevas obliga
ciones nopueden exitir juntó on las obligaciones viejas..
La ley ordena que en el pago se exprse catégricarnente
la subroació;z cuando ésta se pacta, porque el
efecto natural del pago es extinguir , la deuda. Repetiremos
lo queotras ocasidnes liemo dicho déla pálabra
acto que el C('.digo emplea muchas veces, como en esta
disposición, en el sentido de hacho ó ñegcio juñdico, y
que no podemos tomar, en la . acepción de documento,
-porque nos conduciría á creen que ja, novación debe
hacerse por escrito, forma que se exige únicamente en
los contratos solemnes.
Tenemos, sin embargo, en esta misma ley. un caso
especial en- que la novación debe ser expresa, y es el de
-delegación contenido en el artículo.I.238.
Art, 1.237. La novación que consiste en s utituirun nuevo
deudor, en lugar del primitivo; puede hacerse sin el consentimiento
de éste. - -.
En es te caso que es él llamado expromisi3n en
Jurisprudencia, y del cual 'dimos ut ejepplo en el
artículo 1.234, no se exige el l consentimiento del deudor
á quien se reemplaza en la obligación porque,

- 5'
según se ve en el artículo 1.202, cualquiera persona
puede pagar por el deudor, sin saberlo éste y hasta
contra su voluntad. La promesa de pagar por otro
equivale al pago y produce sus mismos efectos.
Para que esta novación se verifique bastan el
consentimiento del acreedor y el del nuevo deudor.
Convengo contigo en pagarte mil bolívares que te
debe Fabio: me aceptas como deudor y descargas
á. Fabio de su obli'gación: extínguese el derecho que
tenías contra Fabio y podrás ejercerlo contra mí: el
cambio de obligación se ha realizado sin la concurrencia
de aquél, y la novación está hecha, y por
consecuencia de ella si no puedo pagarte el día del
vencimiento ninguna acción te será permitido ejercer
contra Fabio, quien te opondrá la excepción de navaci6n,
para combatir tu demanda, aunque no fue parte
en el convenio que celebré contigo, salvo que el
acreedor se haya reservado su derecho contra el
deudor primitivo, reserva que puede extenderse á los
privilegios é hipotecas que aquél había constituido en
seguridad de la deuda, sin que sea necesario el consentimiento
del deudor expresado, conforme al artículo
1.241.
El exromzsor difiere del fiador en que éste no descarga
al deudor sino lo garantiza, al paso que aquél lo
liberta de la deuda; lo cual no quiere decir que pierda
todo derecho respecto del deudor exonerado, porque en
razón del pago adquirirá una acción de mandato, si obró
por encargo de él, ó de gestión de negocios ajenos, si
procedió de conformidad con el artículo i.io6, ó simplemente
de in rem verso, pues nadiepuede enriquecerse
con perjuicio de otro, y sólo-carecerá en ver-
-dad de acción cuando conste indudablemente que procedió.
así animo donandi. -
Art. 1.238. La delegación por la cual un deudor asigna
al acreedor otro - deudor, el cual se obliga hacia el acreedor, no
produce novación, si el acreedor no ha declarado expresamente
:-;u voluntad de libertar al deudor que ha - hecho la delegación.

- 52 -
• Necesitase ahora el concurso de tres voluntades:
la del deudor que propone, la del acreedor que acepta,
y la de la persona que se obliga por el deudor. La
novación verificada por este cambio se llama en derecho
delegación, según indicamos en el artículo 1.234
el deudor se denomina dele çau/e, el acreedor deleçafario,
el que reemplaza al deudor es el delegado. En
la exromisión bastan dos consentimientos: el del que se
propone como deudor y el del acreedor que lo admite.
Si el acreedor no descarga expresamente al deudor
delegan/a para aceptar como único obligado al deudor
delcçado, la delegación se llama impefec/a, y no hay novación,
porque el acreedor de/ega/ario no ha hecho sino
adquirir un deudor más. De ordinario sucede que el
delegado es un deudor del delegante, y por medio de
la delegación se extinguen entonces las deudas : la del
delegado al delegante, y Ja del delegante al delegatario,
que son reemplazadas por una sola, que es la
obligación que contrae el delegado hacia el delegatario.
Así, Julio que debe á Blas mil bolívares le
propone que admita en lugar de él á Fabio que le
debe una suma igual, y lo descargue de la deuda
aceptada por Blas la delegación en que conviene Fabio,
se extinguen la deuda de Julio á Blas y la de Fabio
á Julio. y quedan sustituidas por la que Fabio contrae
á favor de Blas.
Art. 1.239. El acreedor que ha libertado al deudor por
quien se ha hecho la delegación, no tiene recurso contra él si
el delegado se hace insolvente, á menos que el acto contenga
reserva expresa, ó que el delegado estuviera ya en estado de
insolvencia quiebra en el momento de la delegación.
El deudor delegante no es responsable de la insolvencia
futura- del delegado, salvo estipulación expresa.
El delegante responde de la solvencia actual
hasta, el valor íntegro de la deuda, á menos que el
delegatario conociera el estado de insolvencia ó de
quiebra del delegado. El que cede uq crédito no
responde de la solvencia del deudor, sino cuando lo

- 53 -
ha prometido expresamente y sólo hasta concurrencia
del precio que se le ha dado por el crédito cedido,
artícülo 1.500: en este punto hay notable diferencia
entre la novación y la cesión.
Para que el delegante responda de la solvencia
futura será preciso que el delegatario se haya reservado
en el acto de la novación el derecho de
reclamar contra el delegante el pago de la deuda,
si el delegado se halla más tarde en la imposibilidad
de hcerlo. Inútil es repetir que la palabra acto
se emplea en este artículo en el sentido de convención,
no de documento, y que el delegatario en el
caso de que necesite probar la novación con la reserva
dicha, deberá acreditarla por los medios permitidos
por la ley.
Dedúcese además del texto del artículo, que el
delegatario debe comprobar la insolvencia del delegado,
promoviendo contra él las acciones que hubiere
lugar, á menos que estuviera ya en estado de quiebra
ó hubiera hecho cesión de bienes, y fuese por esto
notoria la insolvencia. La liberación del deudor primitivo
se hizo bajo la condición tácita de que el
deudor sustituto era solvente, y, si resulta no serlo,
renace la obligación que se pretendió novar con todos
sus privilegios é hipotecas.
Art. ¡.240. La simple indicación hecha por el deudor de
una persona que debe pagar en su lugar, no produce novación.
No la produce tampoco la simple indicación hecha por el
acreedor de una persona que debe recibir por él.
Las indicaciones mencionadas son regularmente
efecto de un mandato, el cual no altera en nada la
obligación existente. Indicando el deudor la persona
que debe pagar por él, no se liberta de la obligación,
ni obliga ñ. la persona indicada tocante al acreedor,
aunque éste manifieste su asentimiento. Sabemos
que esa clase de novacióh no se efectúa sino cuando
el acreedor conviene en admitir otra persona en sus-

- 54 -
titución del deudor y en descargar á éste de la deuda,
novación que se denomina de/cg-ación, si concurre también
el consentimiento del nuevo obligado.
Cuando el acreedor indica t una persona con ci
fin de que reciba el pago, no la hace ciertamente
por ese mero encargo dueño del crédito, y desde
luego no acarrea un cambio de acreedor, necesario
en tal novación para que se extinga el derecho del
acreedor primitivo, y se establezca otro en su lugar.
El acreedor que indica conserva todas sus acciones,
y puede hacerlas valer directamente, no obstante la
indicación.
Si ocurriere duda respecto del valor que quisieron
darle las partes á la indicación, deberá tenerse
prente para resolerla, conforme al artículo 1.236,
que la izovacrc;i ha de aparecer claramente del acto,
que no es permitido presumirla, y que siempre que
haya incertidumbre será lo más legítimo reputar existente
la obligación, sin cambio de nin gú p, género.
art. 1.241. Los privilegios é hipotecas del crédito anterior
no pasan al que le es sustituido, si el acreedor no ha hecho
de ellos reserva expresa.
Regla general es que extinguida la deuda desaparece
todo lo que de ella es accesorio, y el efecto
de la novación es extinguir una obligación para reemplazarla
con otra. Los privilegios é hipotecas que
aseguran un crédito son accesorios de la obligación,
y no duran sino el tiempo que ella subsiste. Pero,
el acreedor puede reservarlos expresamente, para que
sigan garantizando el crédito sustituido, según este
artículo, el cual se refiere á la novación llamada objetiva,
que se verifica por cambio de obligaciones, artículo
1.234, caso j?. Me debes diez mil bolívares por
valor recibido en mercaderías, deuda que has garantizado
con la hipoteca especial de una casa: por virtud
de una novación hemos convenido que en vez de
aquella cantidad me entregarás á principios del año
próximo cien vacas de cría. La primera obligación

ha fenecido, y con ella' terminaría también la hipoteca
constituida, si no me la reservo como acreedor, explícitamente,
al cambiar una deuda por otra.
La reserva dicha no necesita ser aceptada por
el deudor, que conviene en cambiar la causa ú objeto
de la obligación, pero se hará constar en el documento
que para la nueva deuda se formalice, pues
si la reserva apareciese hecha 'o posteriormente
no podría revivir la hipoteca, que desapareció
con la deuda antigua. El principal efecto de la reserva
permitida en este artículo ts conservar á la
hipoteca su prelación. De modo, que registrada la
escritura de la obligación nueva, la hipoteca á que
ella se refiera se considerará establecida desde la fecha
de su primer registro, y con ese motivo conservará
la preferencia que la prioridad del acto le asignó sobre
las demás hipotecas otorgadas por el deudor en el
mismo inmueble, lo cual es de gran trascendencia para
el acreedor.
Hay divergencia entre los expoitores acerca de
Si es necesario el consentimiento del deudor para que
los privilegios ó hipotecas pasen al crédito posterior.
El artículo no se refiere en verdad ino al caso más
frecuente, y es el de que el mismo deudor sea dueño
de los bienes gravados, en el que es indudable que
no se exige ci consentimiento mencionado, porque
nada contiene la disposición legal que autorice para
juzgar lo contrario. Pero, el consentimiento del dueño
de los bienes será indispensable cuando éste sea distinta
persona, porque su intervención era semejante
á la del fiador para e cual la obligación garantizada
terminó con la novación, y se necesita que conste
su voluntad de garantizar 1a deuda nuevá.
- En sentir de lós autores, ese derecho que poseen
el acreedor y el deudor (le extender al crédito ni'evo
las garantías, que fueron pactadas en seguridad del
antiguo, tiene respecto de terceros una restricción muy
importante, y es que si por la novación se ha aumen-

- 56 -
tado la obligación ¡)m1tiva. las garantías que se reservan
no valdrán más que hasta concurrencia de la
deuda mencionada, y en lo que exceda no podrá oponerse
perfectamente á los demás acreedores.
Observamos que la ley habla de privilegios é
lzzpoiecas y no de /ianas; omisión muy racional, por
que los deberes de los fiadores concluyen con la deuda
que garantizan. artículo 1.807, y no se podría extender
la caución sin la voluntad expresa de los fiadores
que, asegurasen la nueva deuda contraída. En
cuanto á los ftrivilegios, conviene recordar, que, excepto
el de la prenda, ninguno de los otros se constituye
por voluntad del deudor, sino por la causa del
crtdifo, artículo 1.837.
Si la novación se efectúa por el cambio de causa
de la obligación, y por ella le vienen los privilegios
de que goza para el pago desaparecerán indudablemente
junto con la deuda á que estaban anexos. Te
debo mil bolívares por alquileres, de una casa tuya
que habito : convienes en que te otorgue un documento
que contiene el reconocimiento de esa deuda,
como valor recibido en préstamo á interés. Aunque
te reserves ci privilegio sobre mis muebles que se
hallan . en la casa arrendada, habrás perdido ese derecho
con relación á mis otros acreedores, que podrán
ejecutarlos para pagarse.
Art. 1.242. Cuando la novación se efectúa por la sustitución
de un nuevo deudor, los privilegios é hipotecas primitivos
del crédito, no se transfieren á los bienes del nuevo deudor.
Sigue tratando la ley sobre los efectos de la novación
en lo accesorios de la deuda primitiva, y los
considera ahora en la que se verifica por sustitución
de la persona del deudor. Ningún precepto más lógico
que éste: la obligación clue contrae el nuevo
deudor reemplaza á la anterior que desapareció por la
novación, junto con los privilegios é hipotecas que
gravaban los bienes del antiguo deudor. Si el acreedor
aceptó el cambio de deudor, fue porque halló

-- 57 -
ventaja en eso. Para. obtener garantías semejantes
en los bienes del, nuevo deudor es indispensable que
éste las constituya en la forma légal, las cuales valdrán
desde la fecha en que hayan sido otorgadas y no
pueden perjudicar á otros acreedores hipotecarios anteriores
del deudor.
El acreedor puede pretender que el deudor antiguo
mantenga los privilegios 6 hipotecas que le di.ó,
para que continúen garantizando la obligación de que
responde el nuevo deudor. Nada hay contrario á
derecho en ello si el deudor anterior conviene en
estipularlo así, porque las garantías pueden constituirse
por un tercero, y tal vendría á set el deudor
precitado, después que por la novación se extinguió
el vínculo que lo unía con el acreedor.
No está de más volver á advertir que 1osriilégios
á que se contrae el artículo no pueden ser sino
los que se derivan de la prcndc, porque los otros los
constituye la ley.
Nada preceptúa el Código acerca de la suerte
que corren los privilegios ó hipotecas de la deuda
que ha sido novada por sustitución de acreedor, y
colejimos que debe observarse en ese punto la regla
general sobredicha. El nuevo acreedor debe estipular
con el deudor el mantenimiento de las garantías
acordadas al acreedor precedente, porque de no ser
así quedarían extinguidas con la obligación fenecida.
Art. 1.243. Si la novación severifica entre el acreedor y 'uno
de los deudores solidarios, los privilegios y las hipotecas del crédito
anterior no pueden reservarse, sino sobre los bienes del deudor
que contrae la nueva obligación.
La novación es un medio de extinción de la deuda
existente para reemplazarla con otra. La solidaridad
desaparece desde ¿ue el acreedor pacta con uno de los
deudores solidarios y cambia la obligación solidaria por
una no solidaria, y cesan por ese motivo las responsabilidades
de los codeudores extraños t la estipulación 1-(5-
tenor.

- 58 -
Lo dicho en los artículos que anteceden explica la
presente disposición. .Para que el acreedor conserve su
derecho hipotecario, respecto de] deudor solidario con
quien pacta la novación, es menester que así se estipule.
Los privilegios 6 hipotecas n6 valdrán sino contra los
bienes de ese deudor. Es imposible mantener semejante
derecho sobre las hipotecas que habían constituido
los otros deudores solidarios en sus bienes propios, porque
la novación' extinguió la deuda para ellos, y sería
necesario nuevo contrato para establecer las garantías
antes estipuladas. Ya hemos expuesto como puede
conciliarse tal convención en el fenecimiento de la deuda,
recordando que los terceros pueden asegurar el pago
de una obligación, y ese sería el carácter que asumirían
en la novación.
Art. 1. 244. Por la novación hecha entre el acreedor y uno de
los deudores solidarios quedan libres ¡os codeudores.
Efectuada la novación respecto al deudor principal, quedan libres
los fiadores.
Pero, si el acreedor exi ge en el primer caso el consentimiento
de los codeudores y en el segundo el de los fiadores, y ellos rehusan
darlo para la nueva convención, subsistirá el crédito anterior.
La novación hecha entre el deudor y uno de los
acreedores solidarios no extingue la obligación, sino en
la porción que se supone corresponder al acreedor enun
ciado, por analogía de lo que sucede con la quilci ó remisión,
artículo 1.151, á menos que la obligación sea invisible,
artículo 1 .168.
La novación entre el acreedor y uno de los' deudores
solidarios extingue la obligación para los codeudores,
porque la deuda es una sola para todos los deudores, y
la no'.'ación pone término á la obligación que se constituyó
con el vínculo de la solidaridad. Por razones semejantes
se extingue la fianza.
Si el acreedor exige el consentimiento' delos codeudores
solidariosy de los fiadores para estipular la
novación, es porque aspira á mantener su derecho contra
ellos, y para alcanzar, ese objeto es menester que lo

- 59
acuerden en forma. Si lo rehusasen, no habría novación.
Art. 1.245. El deudor que ha aceptado la delegación no puede
oponer al segundo acreedor las excepciones que habría podido
oponer al acreedor primitivo, salvo, sin embargo, su acción contra
éste último.
Frecuentemente acaece que la delegación se verifica
por el ofrecimiento que el deudor hace de un deudor suyo
al acreedor, para que admitiendo la sustitución lo liberte
de la deuda. La novación presenta entonces doble
faz: cambio de deudor para el delegatario, que acepta
al delegado en reemplazo del delegante, y cambio de
acreedor para el delegado, que debe al delegatario lo
que debía al delegante. A ese caso es que se contrae
este artículo. Julio debe á Blas mil bolívares, á tiempo
que es acreedor de Fabio por otros tantos, y por convenio
formal queda estipulada entre ellos la dcicçació;i referida.
Requerido Fabio por el pago no puede oponerle
á. Blas las excepciones que le asistían contra Julio,
porque consintió en la delegación. Supongamos quedespués
de convenida, descubre que la deuda había sido
pagada, remitida, compensada, etc., no podrá emplear
esos medios de defensa contra Blas: el único camino que
le permite la ley es intentar la acción (le lo indebido
- contra Julio, artículo 1 . 2 11 , atento A que la novación ha
- hecho las veces del pago.
Pueden ocurrir, empero, citros casos que no están
comprendidos en este artículo y para la resolución de
los cuales será preciso ocurrir alas reglas del Derecho
común. ¿ El expi-omisor y el delegado pueden oponer al
acreedor las excepciones personales que el deudor anti
guo tenía contra él Opinamos que no : ellos contraen
una obligación nueva, y no es posible, por otra parte,
reputarlos causa-habientes del deudor liberado por la novación.
En cuanto las excepciones que se encaminan
t combatir la obliackn anterior en sí misma, y de que
el deudor primitivo pudo hacer uso, nos inclinamos
creer que sí les corresi )JndeI1 ; porque aunque i nd-; 'en -

dientes en su existencia y modo de ser, la obligación antigua
y la obligación nueva son elementos necesarios de
la novación, la extinción de la una sirve de causa á la
creación de la otra, y viceversa, y si se prueba que la
deuda que se juzga extinguida era nula, ó que había fenecido
por el pago ú otro medio legal, viene á resultar
sin causa la obligación nueva, que no pudo reemplazar
una obligación que para la ley carecía de existencia.
De la obligación anulable puede asentarse igual principio
con la ya conocida salvedad de que la excepción de
rescisión no la pueden invocar sino las personas en cuyo
beneficio está ordenada.
No hay por qué confundir estos casos con el que es
objeto de este artículo. Julio debe á Blas mil bolívares
que prometió pagarle para que hiriese á Eloy, y no pudiendo
cumplir la obligación delega para aquel pago á
su deudor Fabio. Este puede oponer á Blas la excepción
de ser nula la obligación por la torpeza de 'la causa,
que Blas podía legalmente oponer, y declarada nula la
novación, renacerá la obligación de Fabio hacia Julio,io
cual puede interesar . á Fabio para hacer valer contra
Julio las excepciones de pago, compensación, etc., que
por haber consentido inconsultamente la delegación no
podía invocar sino asumiendo el carácter de demandante
en un juicio.
Parécenos también indudable que cuando la novación
se realiza por cambio de acreedor siendo uno mismo
el deudor, inciso 39 del artículo 1.234, puede éste
oponer al segundo acreedor las excepciones que tenía
contra el primero, si no consta que la sustitución se ha
efectuado con su consentimiento. .El artículo que analizamos
solo se contrae á la delegación acej5lada por el
deudor.
En el tratado de novación en el Código francés no
se lee ninguna disposición concordante con la nuestra:
ese punto se rige, pues, en la legislación francesa por el
Derecho común. En el Código italiano existe una (artículo
1.278), de la cual hemos reproducido en el nues

- 61 -
tro la mitad nada más: la otra se refiere á las excepciones
que dependen de las condiciones personales del
deudor delegado (menoridad, inhabilitación, interdicción,
etc) que este puede oponer si existían al tiempo de la
delegación. Nuestro Código omitió sin duda esa parte
por innecesaria.
§ 39
De la quila 6 remisión
Art. 1. 246. La entrega voluntaria del título original del crédito
bajo documento privado, hecha por el acreedor al deudor, es
una prueba de liberación, tanto en favor de este mismo deudor, como
en favor de los codeudores solidarios.
Remitir vale decir perdonar. La quita 6 remisión,
á que se contrae este artículo, es la que se hace graciosamente,
porque si el acreedor para hacerla recibió, en
todo ó en parte, del deudor mismo ó de otra persona,
el equivalente de la deuda, no sería el perdón lo que se
había verificado, sino la liberación por efecto del pago,
de una dación en pago, una novación, transacción ú otro
acto semejante.
Remitir un derecho, un crédito, etc., es renunciará
unvalor, á una cosa incorporal que hace parte de nuestro
patrimonio ; remitir es, pes, dnajenar, y como esa
enajenación se ejecuta á título gratuito, deducimos que
la remisión es una donación hecha indirectamente, y
para la cual se requiere la capacidad legal correspondiente.
La ley exonera la quita 6 remisión. de toda
solemnidad de forma, cuando se efectúa entre vivos.
Si se deriva de una disposición testamentaria deberá
constar de un testamento válido, otorgado con ari-eglo
á derecho. Preguntan algunos autores si la remisión
necesita ser aceptada por el deudor para que produzca
- efecto legal, y responden afirmativamente con mucha
razón, fundados en que es una renuncia del acreedor,
la cual se equipara á una donación. Ello escribe 't
Claudio para comunicarle que le remite la deuda que
tiene contra él, y Claudio muere en España antes

- 62
\
que llegue la carta á sus manos. El acreedor, que no
quiere acordar esa gracia á los herederos del deudor,
puede sostener que el crédito existe.
Por qué ?—Porque Elio podía retirarla manifestación
hecha mientras no había sido aceptada por Claudio,
y Claudio mismo pudo haber rechazado la remisión
que se le participó, en atención : á que es principio de
erecho que á nadie se hace beneficio contra.snvoluntad.
Invito beneficium noz datus. Antes de ser aceptada
no ha existido más que un ofrecimiento ó una
propuesta de remitir, que solo por la aceptación podía
alcanzar el carácter de remisión.
Los mismos expositores opinan que la aceptación no
está sujeta á ninguna formalidad, y que no es menester
la notificación al acreedor de que la quita ha sido
aceptada, la cual es indispensable en la donación, artículo
1.029. De donde se colige que si el acreedor muriera
antes de saber que la quita 6 remisión había sido aceptada
por el deudor, los herederos tendrían que considerar
extinguida la acreencia, cuya remisión quedó
perfecta.
En el propio orden de principios, por lo que se
reconoce que la remisión es una donación, es lógico
asentar que el valor de la deuda remitida debe ser
traído á colación en el caso prevenido en el artículo
982, que puede ser reducido según el artículo 1.055, y
revocada la quita en los mismos casos en que pueden
serlo las donaciones, artículo 1.064. Si no fuera así
habría un medio seguro de burlar las disposiciones sandonadas
en esa materia. No puedo donarte la mitad
de mis bienes, sin que mis herederos hagan reducir la
donación por inoficiosa. Nada más fácil: te presto esa
cantidad y transcurrido cierto tiempo te otorgo remisión
de la deuda. El resultado sería absurdo.
La remisión puede ser expresa ó tácita. Será expresa
siempre que conste de un acto verbal ó escrito
la voluntad del acreedor de perdonar la deuda, en la
inteligencia de que siendo la remisión un medio de

- 63 -
extinguir la obligación,, está sujeta para la prueba á las
reglas establecidas en , los artículos 1.311 1.317. Es
tácita en el caso. de este artículo y de otros hechos
que revelen incontestablemente el propósito de remitir
la deuda, como sería si el acreedor hubiese roto
ó quemado, voluntariamente, el único comprobante que
existiera de la deuda.
La entrega voluntaria del título privado hecha por
el acreedor. al deudor, forma una presunción juris el
de* re contra la cual nada puede alegarse, y por eso
dice la ley que es una prueba de liberación ; pero, es
necesario: 19 que la entrega sea voluntaria; 29 que
se haya hecho del título original constando la deuda
de documento privado; . 39 que haya sido efectuada
por el acreedor ó por una persona legalmente autorizada
para ese fin; y 49 que la entrega haya sido
hecha al deudor ó su representante legítimo.
El acreedor podría sostener que el título le había
sido robado, ó que se la dio junto , con otros , papeles
al deudor para que los guardase, y por consigLliente
no hubo entrega del documento. Este hecho le tocará
probarlo al que lo afirma, y para locual le es permitido
hacer uso de todos los medios legales de prueba.
La existencia en poder del deudor del documento
expresado establece por sí sola una presunción, ,furis
de pago, hasta prueba en contrario, artículo 1.215. Le
bastará al deudor presentar ci título original privado,
aunque carezca de nota alguna de recibo ó cancelación,
para gozar del beneficio de esta presunción. El acreedor
puede, sin embargo, justificar que no ha habido
pago, y que la obligación existe. Mas, cuando el
deudor produce el título yprueba que le fue entregado
voluntariamente por el acreedor, nada conseguiría
éste con, demostrar, siquiera sea evidentemente, que
no se ha efectuado el pago. Lo único que podría favorecerlo
sería la prueba de que no hubo entrega voluntaria,
de la cual se desprende la presunción de la ley.
Indispensable es que sea el título original de la

obligació'n que consta únicamente de documento privado:
si éste fuera público, la entrega no significaría
que el acreedor tuvo la intención de remitir la deuda,
porque podía haberse resexvado alguna copia legal
para reclamar sus derechos, llegada la oportunidad de
exigirel pago.
Que la entrega debe efectuarse entre el acreedor
y el deudor ó entre sus representantes ó mandatarios
es punto que no requiere den ostración: nadie puede
disponer del crédito sino la persona á quien pertenece,
y la entrega que se hiciera á individuó distinto del deudor
puede haber sido iiotivada por diferentes razones,
que no alcanzan á establecer, ni siquiera como verosímil,
la posibilidad de la renuncia del acreedor á sus
acciones.
El artículo que coinéntmosse limita á decir que
la mlreça vo/unlaria del título original es una prueba
de liberación ; cuál es, empero, el carácter de esa liberación,
la que proviene del pago, ó la que se deriva de
donación ó remisión de la deuda?—Para. determinar
mejor esta cuestión, propongamos este ejemplo: Elio
entrega á Claudio el documento privado de la obligación,
que éste contrajo á favor de aquél, sin agrégar
nipguna explicación del acto: ¿puede Cladio pretender
que la entrega se le hizo en virtud de pago hecho
por él, y no como perdón de la deuda?
El puíto es muy importante porque, si hubo pago,
la liberación vale, aun cuando se haya efectuado
por persona no autorizad para enajenar, artículo ¡.204,
y el deudor que pagó conserva todos sus derechos cdntra
sus codeudores ' solidarios, al paso que si solo ha de
estimarse corno —remisión es todo lo contrario, jí se rige
como donación 'para la colación y reducción legals
La opinión generalmente aceptada en jurisprudencia es
que debe perrnitire al deudor, ó á cualquier interesado,
probar cuál fue la verdadera causa de la entrega del
título, supuesto que la ley no ha éstablecido la presunción
de 9.-eq7zifz «(jn sino de liberación, que puede resultar
-.

65
también del pago ú otro medio de extinción semejante,
confl'rmá'do por la devólución del títiilo
Como en el comercio los aétos nb son nunca á
título gratuito, porque dejarían d ser operaciones
mercantiles, es ;lógico resumir que la entrega de una
deud mercantil" esefectó de un pagó, y si ese hecho
ha &' eritre comerciantes será' fácil comprobarlo,
dado que los libros del acreedor y los del deudor deben
ñencionar réspectivamente"la entrada ysalida de
valores. ' -
Para acrediár todos' estos puntos de' hecho' son
admisibles lbs medios de prueba perhiitidos por la ley
y aun la indirecta de presunciones que toca estimar á los
Jueces de la causa.'-,
Agregare nos que pára la remisión tácita de la
deüdabasará la áéeptación también tácita,que . en el
caso de la entrega del documento resulta del hecho
mismo 'de invocarla comó liberación.
Art. 1.247. La entrega de la prenda no bta para hacer
presumir la remisión de la deuda.
t La-entregá . de la pi"enda al dudor no significa'sino
que el acieedor tiene, confianza en él, y lo dispensa de
la garantía convenida. Lo propio se dirá si lo, eximé
de la . hipoteca. ó,la fianza ya constituida, ó renuncia lo
privilegios .que le acuerda la ley.
La mera, exitencia de la prenda en , poder del
deudor nada prueba en favor suya. para.reputarlo desargado
de la seguridd pignoraticia; y para libertarse
de, la obligación de restituirla;,.el deudor • tndría que
probar la extinción ,de la deuda, ó que se le había
exonerado del deber. de dar prenda, antes pacta.do.
Ninguna diferencia apreciable puede señalarse en-ese
punto, proveniehte, de la circunstancia de I3erten,ece
la prenda á-un tercero..
Art i 248 1 acreedor que a] declarar que remite It du
dá á uno de' Ids codudors s1idari, no qiiiere' 1iberti ''í to'dos
5—T.111. 1

66
lOS demás, debe reservarse expresainenU, sus derechos contra
ellos. Pero, en este caso, no puede repetir el crédito sino deduciendo
la parte de aquel á quien ha hecho la remisión.
De precepto general es que la i-emisión hechaá
uno de los deudores solidarios aprovecha á los codeudores.
Lo que se dice de la remisión tácita en el
artículo precedente se observa en cuanto á la expresa.
El acreedor debe reservarse explícitamente su derecho
contra los - codeudores, si sólo ha querido descargar á
uno de su parte en la obligación, porque el efecto natural
de la remisión es extinguir totalmente la deuda que
no es más que una.
No sucede lo mismo en el artículo i.i6i, porque el
acreedor que recibe de un de los deudores solidarios
su prte en la deuda, no hace más que dividir respec
to de ese la obligación solidaria.
Pero, ocurre preguntar ahora, cuál es la parte que
en el caso de reserva se remite al deudor solidario?
La porción viril ó la porción real ?—Cosme, Damián 'y
Feriiiín se han obligado solidariamente á pagar seis
mil bolívares á Fausto. Remite éste ulteriormente la
deuda á Cosme, reservándose la acción solidaria contra
los codeudores: es indudable que la cuota remitida
es una tercera parte de la deuda, que constituye la
porción y nl de Cosme. Supongamos que la deuda
contraída concierne únicamente á Cosme, quien por
tanto se encuentra en el caso del artículo J.167: la parte
real de Cosme se extiende á la deuda toda. En la
remisión, que el acreedor le concedió, se juzgará comprendida
la obligación total ?—Nó, porque el acreedor
que se reserva su derecho contra los codeudores no ha
'entendido seguramente hacer gracia sino de una tercera
parte, y la disposición precitada tiene por objeto
reglar las relaciones de los deudores solidarios entre sí
cuando se presenta aquel caso, conservando para el
acreedor la calidad de solidarios en todos los que de solidaridad
se trate.
Imaginemos que los tres deudores solidarios tie-

- 67
nen distribuida entre ellos la deuda en partes desiguales,-y
que.tal distribución es conocida del acreedor.
Nos parece evidente que entonces la cuota remitida
es la porción real, porque la remisión es una liberalidad
otorgada á uno solo de los deudores. De ese modo
ir'esulta que si la parte de Cosme es la mitad, la de
Damián dos sextos y un sexto la de Fermín, la remisión
acordada á alguno de ellos se determina por la cuota
que efectivamente le corresponde en la obligación.
Si los deudores no son solidarios sino simplemente
conjuntos en la obligación, el acreedor no necesita
hacer reserva alguna para mantener su acción contra
los deudores, á quienes no ha concedido la quita de la
deuda. Respecto de la obligación indivisible véase lo
que preceptúa el artículo 1.173. La reserva sobredicha
no es procedente sino en la remisión expresa.
se çoncibe muy bien que la remisión Mci/a ha de ser
siempre real y absoluta, y que no sería admisible la
prueba de que el acreedor limitó los efectos de la entrega
voluntaria del título al deudor solidario á quien
la hizo porque equivaldría á aceptar prueba contra la
presunción jzris e/ de jure del artículo anterior.
Remitida en parte la deuda solidaria, el acreedor
pierde el derecho de reclamar á los codeudores la totalidad
de ella Acordada la quita á Cosme, y suponiendo
que á éste correspondía el tercio deJa obligación,
no le será dado exigir á cada uno de los codeudores,
sino los dos tercios restantes, ó sean cuatro mil
bolívares, deducción hecha de dos mil que es la porción
de Cosme. El acreedor no puede agravar con
la renuncia de su derecho la situación de los codeudores,
á quienes él artículo 1.164 acuerda el beneficio
de dividir entre ellos la obligación solidaria. Y es
consecuencia de ese principio, que si uno de los dos
codeudores dichos cae en estado de insolvencia, la porción
de éste que había de reparirse entre el deudor
remitido y el otro codeudor, debe ser reducida á la
mitad para este último, quedando necesariamente com-

- 68 -
prendida la otra mitad en la remisión. En ese concepto,
el acreedor no puede exigir al deudor ejecutable
más que tres mil bolívares, así: la deuda era de
B. 6.000: remitió la tercera parte, quedaron 4.000.: un
codeudor se hizo insolvente; los 2.000 que debía pagar
su codeudor se dividen en i.000 que tocaba al
deudor que goza de la quita, y por tanto el acreedor
ha de exonerarlo también de esa cuota superveniente,
y i.000 de que responde el deudor solvente á más
de los 2.000, que es sil parte en la deuda.
Según el artículo 1.151 la quita ó remisión otorgada
por uno de los acreedores solidarios extingue la
obligación sólo respecto de la porción de la deuda
correspondiente á este acreedor, y aquí recordamos lo
que dejamos dicho acerca de la porción viril ó real.
Art. 1.240. La remisión 6 quita concedida al deudor principal
aprovecha a sus fiadores; pero la otorgada á éstos no aprovecha
á aquél.
La remisión concedida a] deudor principal aprovecha
á los fiadores, porque extingue la obligación: otorgada
á los fiadores sólo extingue la fianza, que es accesoria
de aquella. La fianza no puede, existir sin deuda,
mientras que la deuda puede existir sin fianza.
Si la remisión se hiciese al fiador, después de ehtablada
la demanda contra él por cumplimiento de la
obligación, valdría como renuncia ó desistimiento de la
acción principal y aprovecharía también al deudor, salvo
que el acreedor se hubiese reservado continuar el
juicio contra éste y que la discusión judicial no se
haya empeñado acerca de la validez de la caución.
Art. I.250 La remisión hecha por el acreedor á uno de
los fiadores sin consentimiento de los otros, les -aprovecha por la
parte de deuda de aquel á quien se hizo la remisión.
Sea ó nó solidtria la obligación contraída por
fiadores, la remisión de la fianza hecha á uno de ellos
sin consentimiento de los otros aprovecha á los que
quedan obligados. Supónese aquí con razón que cada

- 69 -
fiador ha tenido en cuenta para prestar la garantía dichá,
que la responsabilidad había de dividirse entre los
cófiadores firmados. Conviene recordar.en este puntó
el artículo i.81o, por el' que el fl.dor aunque sea
so1idaio se liberta, Cuando por hecho del acreedor, la
subrogacion en los derechos, hipotecas 3fr privilegios de
este último no puede tener ya efecto en su favor, •y.
tal' sería el caso en que el acreedor hubiese remitido
al deudor la prenda, hipouca, etc.
Para este caso es lo mismo que los fiadores se
hayan obligado juntos ó por separado y en distintas
fechas. El acreedor que ha libertado á un fiador no
puede exigir de los cofiadores sino la parte que resta
de la deud después de deducida aquella porción, á
semejanza de lo explicado en el artículo 1.248 acerca
de l los codeudores solidarios.
Art. 1.251. En todo caso, lo que el acreedor ha recibido
de un fiador para libertario de la fianza, debe imputarse á la deuda
en descargo del deudor principal y de los otros fiadores.
Prohíbese así toda negociación extraordinaria entre
el acreedor y el fiador, por la que el acreedor vendría
á recibir más de lo que le corresponde por el crédito.
Cosme debe á Damián diez mil bolívares pagaderos
en diez años y bajo la fianza de Fausto, quien paga á
Damián dos mil bolívares para que lo exonere de la
fianza. Esta cantidad debe imputarla el acreedor al
pago de la deuda, y por tanto el fiador tendrá derecho
de feclamarla del deudor, á quien aprovecha, pues
la deuda se ha disminuido en aquel valdr.
Generalmente censurada esta disposición,
porque despoja al acreedor de la ventaja que habría
de proporcionarle la convención celebrada con el fiador,
dede• el momento en que se le impone el deber
de reducir la deuda, perdiendo á la vez el beneficio
de la fianza y esta circunstancia aleja toda probabilidad
dé que ningún acreedor consienta en ello, puesto
que la' pérdida de la fiariz'a no está compensada COfl
nada. El carácter de esa convención es el de un con-

- 70 -
trato a/calor/o á lí/nio oneroso, que no colide con ningún
principio de orden público. Con Su prohibición
la ley pone á las partes en la necesidad de fingir una
liberación gratuita de la fianza, ocultando la entrega
de la suma de dinero que para acordarla recibe el
acreedor, acto que fuera de exponer al acreedor á graves
inconvenientes ulteriores, prueba que el precepto
legal no es conforme á la razón.
4 49
De la 'omftensaci6n.
Ar. 1.252. Cuando dos personas son recíprocamente deudoras,
se verifica entre ellas una compensación que extingue las
dos deudas, del modo y en los casos siguientes
La comcnsaci5n es la extinción de dos deudas
recíprocas que se pagan la una por la otra, ó, según
el Derecho Romano : J)cbi'le el crcdzlz mIer se con/ribnIw.
Hortensio debe á Marcelo diez mil bolívares, y
Marcelo á 1-lortensio igual cantidad. Si estas dos sumas
se pesan en una balanza, resultará!) equilibradas: de
aquí la compensación que viene de. las voces latinas CUfl
pensar », pesar dos cosas juntas. Si Hortensio debe á
Marcelo veinte r il, y Marcelo á Hortensio quince mil,
el equilibrio no se efectuaría sino hasta quince mil, y
Marcelo será acreedor sólo por el saldo de cinco mil,
porque lo demás. fenece por la compensación.
Este medio legal de extinguir las obligaciones se
funda en sentir de los jurisconsultos en motivos de conveniencia,
de justicia y de equidad. La compensación
evita á las partes gastos y diligencias inútiles : si no
existiera, Hortensio estaría obligado á entregará Marcelo
la suma que le debe, corriendo los riesgos inherentes
á una traslación de dinero, y Marcelo por . su
parte habría de hacer lo mismo respecto de Hortensio.
La compensación abrevia los dos pagos, suponiéndolos
hechos .el uno por el otro. No sería tampoco justo
que un acreedor pudiera forzar á su deudor á que le
pague, cuando le está debiendo quizás mayor cantidad,

- 71 -
ni se compadecería con los principios de equidad que
lo obligan á reclamar en juicio el pago de una acreencia
para defenderse del procedimiento intentado contra
él.
Dícese en Jurisprudencia que la compensación es
de tres maneras : la compensación leal, á que se refiere
especialmente este capítulo la compensación Jzculz'ativa
que es la que uno soló de los deudores puede
oponer, la cual explicamos en el articulo 1.256; y la
compensación judicial que puede resultar de la contrademanda
ó reconvención, de conformidad con el
artículo 196 del Código de Procedimiento Civil, y sobre
la que tratamos en el artículo 1.254.
Art. 1.253. La compensación se efectúa de derecho en virtud
de la ley, y aun sin conocimiento de los deudores, en el momento
mismo de la existencia simultánea de las dos deudas, que
se extinguen recíprocamnte por las cantidades concurrentes.
En consecuencia la compensación legal se verifica
de derecho, es decir, .por simple mandato de la ley:
19 aunque las deudas no sean conocidas de los
respectivos obligados; por ejemplo. si Hortensio debe
á Marcelo diez mil bolívares, y es después heredero de
Servio, acreedor de Marcelo, por otra suma, las dos
deudas se extinguen hasta la concurrencia de una y
otra en el momento mismo en que Hortensio sucede
á Servio, sin necesidad de convenio entre ellos, y aun
antes de que Hortensio sepa que Servio tenía un cré:
dito contra Marcelo. En el artículo 1.264 varemos si
la compensación puede realizarse contra la voluntad
dé los deudores respectivos:
29 aunque no tengan capacidad jurídica para contratar,
el deudor para pagar, ni el acreedor para recibir
el pago: as¡ las deudas de los menores, de las mu -
jeres casadas, lds entredichos, etc. se compensan como
las deriiá obligaciones:
3 9 aunque las deudas procedan de distintas causas,
por lo que son' compensables entre si las que se
derivan de contratos diferentes, cuasi—contratos, y has-

- 72
ta de cielitos y cuasi—delitos, saho las excepciones
stablccidas en el artículo 1.256 ; si Hortensio debe
á Marcelo diez mil bolívares por precio de un inmueble,
y Marcelo á Hortensio otros diez mil por una gestión
de negocios, reparación de un daño causado ó
indemnización de perjuicios en otro asunto, las dos deudas
se compensan y extinguen:
49 aunque sea desigual ci valor de las deudas,
pues entoncel la compensación se efectúa hasta concurrencia
de los dos créditos compensables
59 aunque, finalmente, las deudas sean pagaderas
en ligares diversos, con arreglo al artículo 1.259.
No obstante que la C01/1CIiSaCZn legal se verifica
por ministerio de la ley, debe oponerse formalmente
cii el caso de demanda por la persona á quien corresponde,
no porque sea necesaria tal oposicióti para que
la coinensación exista, sino para que el Juez pueda
declararla en la sentencia, pues no le es lícito suplirla
de oficio, esto es, de propia autoridad, como- no debe
hacerlo tampoco con los demás medios de extinción de
la deuda, no alegados por, la parle interesada.
Art. 1.254. La compensación. no tiene lugar sino entre do
deudas que tienen igualmente por obto una suma de dinero, ó
una cantidad determinada de cosas de la misma especie, que pueden
en los pagos sustituirse las unas á las otras, y que son i gualmente
líquidas y exigibles.
Para que la 'ombensa.cl67r legal su efectúe son indispensables
por este precepto cuatro requisitos : -
i? que se trate de sumas de dinero ó cantidades
determinadas de cosas de la propia especie, que puedan
en los pagos sustituirse las unas á las otras. El
Código francés se refiere solo á las cosas fungibles,.
el nuestro se extiende más: si Hortensio debe á Marcelo
cuarenta cabras, y Marcelo aHortensio veinticinco,
la compnsación se efectúa, y Marcelo no es
acreedor de Hortensio sino c quince cabras, porque
respecto de tales cosas están llenas las condiciones di-
- chas. En ese mismo sentido pueden compensarse tam-

- 73 -
bien las deudas que tienen por objeto cosas inmuebles;
verbo y gracia, Cayo debe á Ticio ochenta hectáreas
de tierras no cultivadas, y Ticio le debe cuarenticinco
de la, misma especie, es claro que su deuda se reduce
á la diferencia entre las dos cantidades de inmuebles;
pues. la ley lió distingue entre estos y los muebles.
La compensación podía efectuarse en, otro género
de muebles ó inmuebles, pero en tales casos no se verificaría
por disposición de la ley sino facultativamente
por las partes, quienes pueden por convenio compensar
por ejemplo, toros por caballos, casas por hacierdas,
etc. La extinción de las obligaciones no res& i
entonces de la compensación sino de la voluntad de los
contratantes.
Inútil es decir que la compensación legal no puede
efectuarse entre un cuerpo determinado y otro indeterminado,
, aunque sea de la misma especie; Servio
me ha legado en su testamento el caballo en que acostumbraba
montar, y yo te debo á tí, que eres su heredero,
un caballo. No puedes .: pretender •que hay
compensación entre aquel, que es un animal de particular
estimación, y ci otro que es un caballo cualquiera,
porque la compensación hace veces de pago, y no podrías
obligarme á recibir en pago del legado otra cosa
que n -sea la misma legada. 1.o propio es aplicable
á•la- coexistencia de dos obligaciones por cuerpos determinados,
que tampoco pueden compensarse por virtud
de la ley.
2- que, las deudas sean líquidas, lo cual significa
que conste la existencia de ellas y cuánto es su valor,
no contestado por las partes. No es líquida la deuda
que 1 está pendiente de una condición, ó que es materia
de una controversia no sentenciada tampoco lo es la
que aunque cierta en i misma, necesita un arreglo
de cuenta, una estimación (le pericos para determinar
el monto fijo de ella en cifras monetarias.
De este requisito no h- le colegirse que las

- 74 -
das ¡líquidas no son nunca compsables. Lo-que quiere
decir es que las deudas líquidas se compensan por
mandato de la ley: las otras pueden compensarse por
medio de la contradernanda ó reconvención, que el
deudor, considerándose acreedor, propone en el mismo
juicio para que quede probado y liquidado su crédito,
y se declare por sentencia la compensación, llamada
judicial, porque emana del acto del Juez, y de entonces
se cuentan los efectos de la compensación entre las
partes
39 que las deudas sean' exzibles, esto es, queen
la época en aue coexistanuan ser reclamadas en
juicio, respectivamente, por las partes. No es por tanto
compenable una obligación natural con una obligación
civil.; ni las que tienen término ó están sujetas
ácondiciói ó pueden ser tachadas de nulidad ó vicio
que las haga anulables son admitidas á compensación
con otras puras y simples Por el artículo 783 del Código
de Comercio son exigibles las deudas no vencidas
del fallido, desde el día de la declaratoria de la
quiebra, y lo mismo dispone el artícuLd 1.918 del Códig
6 .Civil en cuanto al deudor que hace cesión de biénes;
pero, ni en uno ni en otro caso es adniisible la
compensación, porque esta produce los efectos delpagó,
y el deudor no puede en aquellos estados, pagar
separadarneñte á ninguno de sus acreedores quirografari
o. -.
Las deudas contrcivertidas n juicio, ó que no
estuvieren comprendidas en los extremos de la ley,
pueden ser compensables por sentencia judicial, como
ante diji'mos.
49 el otro requisito necesario par a la copensación
m
lgal, es que el acreedor de una obligación, sa deudor
principal y personal de la obliáción cóexisténte, y,
recíprocamente, que el acreedor de éstas eadeudor coh
los mismos caracteres' del aquella;porque el tutor no
puede oponer en • compensación el. crédito de su pupilo,
ni el padre el del hijo, el maxido el de su mujer, etc.,

- 74 -
das ¡líquidas no son nunca cómpensables. Lo que quieredecir
es que las deudas líquidas se compensan por
mandato de la ley: las otras pueden compensarse por
medio de la contrademanda ó reconvención, que el
deudor, considerándose acreedor, propone ,en el mismo
juicio para que quede probado y liquidado su crédito,
y se declare por sentencia la compensación, llamada
judicial, porque emana del acto del Juez, y de entonces
se cuentan los efectos de la compensación 'entre las
Partes.
39 que las deudas sean , exiçibles, esto es, que en
la época en aue coexistan puedan ser reclamadas en
juicio, respectivamente, por las partes. No es por tanto
compenable una obligación natural con una obli -
gación civil; ni las que tienen término ó están sujetas
á condición ó pueden ser tachadas de nulidad ó vicio
que las haga anulables son admitidas á compensación
con otras puras y simples Por el artículo 783 del Código
de Comercio son exigibles las deudas no vencids
del fallido, desde el día de la declaratoria de la
quiebra, y lo mismo dispone el artícul4d 1.918 del Códigó
.Civil en cuanto al deudor que hace cesión de biénes;
pero, ni en uno ni en otro caso es adniisible la
compensación, porque esta produce los efectos del a-
'ó, y el deudor no puede en aquellos estados, pagar
separadamente á ninguno de sus acreedores quirogra-
'farios.
Las deudas contrdveitidas en juicio, ó que no
estuvieren comprendidas en los extremos de la 'ley,
pueden ser compensables por sentencia judicial, como
antes dijimos.'
49 el otro requisito necesario jara la conípensación
legál, es que el acreedor dé una obligación, sea deudor
principal y personal de la obliáción cdxisténte, y,
reciprocamente que el acreedor de estas sea deudor con
los mismoscaracteres de aquella; ,porque el tutor no
puede oponer en compensación el. crédito desuupilo,
ni el padre el del hijo, el matido el de su níujer etc.,

- 75 -
aunque los representen, ni á ellos pueden oponerse
cuando reclaman acreencias propias las deudas
de sus representados. El artículo 1.237 aplica este
principio.
El Juez puede ordenar la compensación cuando
en la contrademanda ó reconvención del demandado
resulta el demandante deudor del demandado, al mismo
tiempo que es acreedor suyo por la demanda, y
siempre que las obligaciones que las partes se deben,
por la misma causa ó por causas distintas, estén repre-
S entadas ,ó puedan conventirse en cantidades' líquidas
exigibles. Demandas á Pablo por la suma de cinco
mil bolívares que te debe por préstamo, y Pablo te reconviene
por ocho mil bolívares, provenientes de daños
y perjuicios que le has causado, por falta de cumplimiento
de la obligación que contrajiste con él de dirigir
como ingeniero la colocación de una maquinaria
en su hacienda de caña. Si el Juez declara con lugar
estas dos acciones puede disponer que se compense
una deuda con otra hasta concurrencia de su valor.
La contrademanda es la oposición de la compensación,
aunque no se - alegue en te'rminos expresos.
.Esta compensación no existe sino por la sentencia
del Juez, y de allí el nombre que se le da de compensación
judicial.
Art. 1.255. Los plazos concedidos gratuitamentepor el
acreedor no impiden la compensación.
Los plazos de esta especie sor; concedidos por
el acreedor en atención al estado de imposibilidad del
deudor para pagar, motivo que cesa desde que el deudor
por causas ulteriores es á su vez acreedor de aquél.
Permitirle sustraerse á la compensación equivaldría á
desconocer el pi .opósito con que se le acordó' la prórroga
y hacer de per condición el derecho del acreedor,
á quien se bligría á pagar lo que debe á su deudor,
sin poderle e3dgir lo que le adeuda.
Dícese que el plazo se ha concedido rríuzfamenle,
ó que es un Ui-mino de gracia, cuando ha sido

- 76 -
acordado al deudpr, después que se hallaba en mora y
que por consiguiente la deuda era legalmente exigible.
No se reputará gratuito el plaza si se h. .onvenido
en él ó prorrogado el ya vencido por efecto de
una novación de contrato, que sustituye con otra la
obligación primitiva. En nuestra legislación los jueces
no están autorizados para conceder términos de gracia,
salvo el que permite el artículo 1.716, para la restitución
del mutuo, cuando las partes no lo han fijado, que
puede juzgarse tal en cierto modo, y que desde luego
no da derecho al deudor para evitar la compensación
que reclame el acreedor.
Art. 1.256. La compensación tiene lugar, cualesquiera que
sean las causas de una ú otra deuda, excepto en los siguientes
casos:
19 Cuafido e trata de la demanda de restitución de la cosa,
de que ha sido injustamente dspojado el propietaHo.
29 Cuando se ttata de la demanda de la restitución de un depósito
6 de un comodato.
39 Cuando se trata de una deuda de alimentos, no sujetos
á embargo.
49 Cuando el de' dor ha renunciado , previamente á la compensación.
Tampoco se admite la compensación respecto de lo que se
debe á la Nación, á los Estados y sus Secciones por impuestos 6
contribuciones.
Examinemos ahora las excepciones dç la ley.
La primera está fundada en la necesidad de conservar
el orden legal, y de reprimir á los que sin derecho
se apoderan de la cosa ajena. Cayo debe á Ticio
diez mil bolívares, y Ticio despoja á Cayo de una cosa
ó valor que representa aquella cantidad. Demandado
por Cayo, no puede Ticio oponerle la compensación
de su acreencia: deberá comenzar por restituirle la
cosa ó valor dicho, y luego podrá reclamarle el pago
del crédito. Si la cosa ó valor es un cuerpo cierto
y determinado, la compensación es por sí misma improcedente
según el artículo 1.254: si era un cuerpo
indeterminado, como una cantidad de dinero, billetes

77
de banco, títulos al portador, etc., ó siendo determinado
en su origen, el despojador lo convirtió en cosas
indeterminadas, verbo y gracia joyas, alhajas, cuadros
conocidos por su mérito histórico y artístico, que la
persona indicada vendió ó cambió por mercaderías,
aunque no venga ser deudora sino del valor venal
que tengan ó se haya dado á aquellas cosas, no será
permitida tampoco la compensación, y en este punto
está la excepción dicha, porque sin el precepto establecido
la compensación sería admisible.
La segzmnda se apoya en que el dey5ósÜo y el comodato
son contratos de confianza,.y si demandado el deudor.
por la restitución de ellos le fuese permitido invocar
la compensación, se proporcionaría al acreedor medios
de hacerse pago á sí mismo, engañando al que le debe
para que le confíe en depósito alguna cosa valiosa
ó se la dé en comodato. Repetiremos lo dicho en la
anterior excepción. Aunque por la pérdida de la cosa,
ó por otro motivo, el depositario ó comodatari' esté
obligado á pagar una cantidad de dinero en lugar de
la cosa, la ley lo priva del derecho de reclamar la compensación,
ésto sin perjuicio por supuesto de lo prevenido
en el artículo 1.749, que se refiere á obligaciones
procedentes del depósito mismo.. Suponed que Cayo dió
en depósito 6 prestó á Ticio un carruaje que vale seis
mil bolívares: es evidente que Ticio no puede negarse
á devolver el carruaje á Cayo, fundándose en que es
acreedor de igual ó mayor suma respecto de éste: la
compensación no sería por manera alguna admisible
en ese caso, pues no se trata de dos deudas que tienen
por objeto una suma de dinero Ó una cantidad
determinada de cosas de la misma especie. conforme
al articulo 1.254, y por consiguiente sería inútil lo
prevenido en el número 29 de este artículo. Pero, por
culpa de Ticio pereció el carruaje dado en depósito
6 en comodato, y debe su valor: tampoco podía oponer
la compensación, porque no lo permite el origen
de la deuda que fue un depósito ó un comodato. Este

78 -
punto es sin embargo muy debatido entre los expositores,
algunos de los cuales sostienen que entonces es admisible
la compensación.
La tercera en que los alimentos constituyen una
deuda privilegiada, por cuanto no son embargables. Lo
que se debe por alimentos conforme los artículos 262
y siguientes no es compensable, porque ningún acreedor
puede ejecutar ese crédito para pagarse del que
tiene contra el que goza de ellos. Esta excepción la
vemos confirmada en el artículo 277. Es opinión admitida
que en el caso de los alimentos están comprendidas
todas las cosa que no son embargables por la
ley.
La cuarta se basa en que la compensación no es
de orden público: es un beneficio privado y puede ser
renunciado por cualquiera de las partes, antes ó después
de que las dos deudas coexistan, pero no puede
renunciarse en perjuicio de terceros como vemos en el
artículo 1.262.
Y la última establece que ningún ciudadano puede
oponer para el pago de lo que debe por contribuciones
públicas compensación de alguna suma que le adeuda
la Nación, el Estado ó Municipio: equivaldría eso
á ser pagado con preferencia á otros ciudadanos que
pueden ser acreedores, distraer el producto de los, impuestos
del objeto á que están destinados por las leyes
de presupuesto, y desatender los preceptos que para
la erogación de las rentas públicas se establecen. Pero,
la compnsacióri deberá ser admitida cuando, por ejemplo,
la Nación debe á un ciudadano por compra de
una casa, y el ciudadano á aquella por compra de un
predio. En esas ú otras operaciones semejantes, que
so meramente civiles, es racional reputarlos igualados
de todo en todo. La modificación introducida en
este aparte del artículo tiene por 'objeto establecer esa
regla jurídica.
Esta inadmisibilidad de la compensación es desconocida
en el Código Civil francés, en el italiano y en

- 79
el español vigente. El nuestro la ha conservado tradicionalmente,
aceptando el precepto de la antigua legislación
española que la stableció. (Ley 26, título 14,
Partida (5a).
Notemos que en todos los casos dichos, la coiiipensación
puede oponerse por las personas en favor de las
cuales se ha ordenado la excepción, y entonces procede
como compensación facui1aiva. Si me debes mil
bolívares, valor d tin depósito que te confié, y yo te
debo otros mil, precio de un caballo que me vendise,
no puedes oponerme la compensación de una de.uda
por otra, al reclamarte el pago del depósito ; pero, yo
puedo, si me conviene, oponerte la compensación cuando
me exijas lo que te debo por la venta. Es un beneficio
mío, que puedo renunciar. La compensación se
efectúa entonces, á contar del día en que fue invocada.
Art. 1.257. El fiador puede oponer la compensación de lo
que el acreedor debiere á su deudor principal, pero éste no puede
opóner la compensación de lo que el acreedor debe al fiador.
Tampoco el deudor solidario puede oponer la compensación
de lo que el acreedor debe á su codeudor, sino por la porción
correspondiente á su codeudor en la deuda solidaria.
Según el artículo 1.809, el fiador puede oponer al
acreedor todas las excepciones que pertenezcan al deudor
principal, y no le sean personales, porque la fianza
fenece con la extinción de la obligación principal, como
en el artículo 1.807 se declara.
El deudor principal no puede oponer al acreedor
compensación de lo que éste debe al fiador, porque
lo principal no se extingue por lo açcesorio, porque tal
compensación equivaldría á privar al fiador del derecho
que puede corresponderle de recurrir al beneficio de
excusión, artículo 1.791. El fiador puede, al ser requerido
por el acreedor, oponerle la compensación de
lo que á él le debe el acreedor, con lo que renuncia
implícitamente al beneficio precitado. Podría acontecer,
que, desconcertado el acreedor por la compensación
que alegue el fiador, pretendiera enderezar luego

- So -
la acción contra- el deudor principal; mas,, en 'essituación
el deudor puede- prevalerse de la compensación
opuesta por el fiador, y la deuda debe considerarse
pagda por el fiador .para todos los efectos jurídicos
de la fianza.
Opuesta la compensación por el deudor soliario
que ha llegado á ser acreedor del deudor, la deuda
se extingue en provecho de todos los obligados. Cualquiera
de- los codeudores que fuese requerido ultériormente
por el acreedor puede invocar la compensación
ya opuesta, como podría hacerlo CQO el pago. Si el
codeudor es requerido antes, podrá oponer la compensación
de lo que el, acreedor debe á otro codeudor,
hasta concurrencia de la parte de éste en la deuda solidaria.
Disposición es ésta qué el Código francés
omitió y que hemos adoptado del Código italiano.
Si 1-a deuda ha sido contraída por una persóna á
favor de dos 6 más acreedores solidarios, el deudor puede
oponer al acreedor que requierael pago la compenación
de - lo que éste le debe;,',y extingue la deuda
respecto del coacreedor, por -lis misrhas razones expresadas
y nos parece que el deudor podría oponer tam-
-bién .lo que le debe -el coacreedor en la porción qie á
éste toca en la obligación, conforme á, lo- explicado en
el artículo.r.r51. Niiíguna regla establecen las.leyes
en este punto, para el cual es racional aplicar por analogía-
las que se dan acerca de los deudores solidarios.
Art. 1.258. El deudor que h'bnse'ntido sincondición ni reserva
en la ,cési6n 'que 'el acreedor 'M ih'cho de- sus derechos á un,
tercéio, no píedcoponer al cesionarid la, compensación que habría
-podido oponer,al cedente , antes de la0aceptación.
- En todo caso,­ la ,,cesión no aceptadajor.el deudor, pero que
le ha sido notificada , , impide la compensación sino de los
créditos Posteriores cí la. notificacióñ. .
El deudor que- ha— , con§entido, sin cnicín meserva-
la cesión de südeuda á un;'tei:cero,.ha renunciado
Jel beneficio de la compensación que tocante al cedente
le corresponda, lo cual es libre de hacer. La coexis-

81 -
tencia d~ las deudas había producido la compensación
legal y por consiguiente su reciprocaextinción. Pero la
compensación es renunciable, antes ó después de adquirida,
y la renuncia s

- 82 -
Art. 1.259. Las deudas pagaderas en diferentes lugares pueden
compensarse mediante la indemnización de los gastos de trasporte
6 cambio al lugar del pago.
La diferencia de lugar no impide la compensain
con las indemnizaciones antedichas, esto dice el artículo,
que interesa aclarar. Si una persona domiciliada en
Caracas debe cinco mil bolívares á otra persona vecina
de Londres, y ésta á su vez es deudora de aquélla por
una suma igual, la compensación se efectúa entre las
dos deudas por mandato de la ley y sin lugar á ningún
resarcimiento, porque la compensación no modifica eh
manera algiína los derechos que las partes tenían adquiridos
cuanto á la forma y modo del pago, que cada
una habría de hacer á la otra en su domicilio, artículo
1.214.
Pero, cuando se ha estipulado que una de las deudas,
ó ambas, deben pagarse fuera del domicilio del deudor,
en lugar determinado, en que el acreedor tiene interés
en recibir la suma debida, el que á esto se obligó
no puede oponer compensación de lo que á él se le debe
por aquel acreedor, y cuyo pago se pactó para diferente
lugar, ó así resulta por disposición de la ley. Reclamar
la compensación es privar al acreedor de las
ventajas que se prometía dei pago en el lugar estipulado,
y obligarlo á gastos para remitir los fondos con que
allí contaba para algún negocio. El acreedor referido
no puede ser forzado á admitir la eompensacin, sino
mediante resarcimiento de los gastós de trasporte ó de
cambio respecto del lugar en que debió efectuarse el
pago.
Por ejemplo: te has. compro metido á entregarme en
Londres mil libras esterlinas ó sean veinticinco mil bolívares:
te debo por otros negocios una suma igual, que
me he obligado á. pagarte en Caracas, lugar de tu domicilio
: al demandarte por el pago de la cantidad pagadera
en Londres no puedes oponerme en compensación
mi deuda, porque modificas mi posición respecto del pago
que te obligaste á hacerme en Londres y me causa-

- 83
rás perjuicios, que debes indemnizarme para que sea procedente
la compensación propuesta.
Art. 1.260 Cuando la misma persona tiene varias deudas
compensables, se observan para la compensación las mismas reglas
que se han establecido para la imputación.
Fúndase también en que la compensación equivale
al pago. El dudor tiene el derecho de hacer la imputación
del pago cuando tiene varias deudas á favor de
un mismo acreedor; si no lo hace toca entonces al
acreedor la imputación, y si ninguno de los dos la determina,
la hace en reemplazo de dios la ley, según lo
previene el artículo 1.225. Esta será la regla cuando
se trata de compensación, porque ella se verifica por
mandato dela ley, sin que para ese efecto sea necesaria
la voluntad de las partes.
Art. 1.261. La compensación no tiene lugar con perjuicio de
derechos adquiridos por un tercero. -
Verbo y gracia: te debo tres mil bolívares, y un
acreedor tuyo obtiene que se embargue el crédito que
tienes contra mí para pagarse él. Si yo fuera tu acreedor
de igual stima por otra causa cualquiera antes del
embargo expresado, el ejecutante no podría obtener nada
por mi deuda, porque se había extinguido por compensación.
Si después de embargado lo que te debo,
engo á ser tu acreedor no puede verificarse la compensación,
porque no pudiendo pagarte,tampoco puedo retener
lo que te debo pará pagarme á mí mismo, con perjuicio
del acreedor ejecutante, artículos 1.208 y 1.497.
Si por alguna circunstancia ulterior se levantare el
embargo decretado, se restablecerán las relaciones jurídicas
entre las partes, y se realiza inmediatamente por
disposi'ión de la ley la compensación de la deuda con
la acreencia posterior al embargo y que estaba únicamente
en suspenso, á fin de no perjudicar al tercero ejecutante.
Inútil es decir que la compensación puede
eféctuarse entre éste y el deudor embargado, si viniesen
ser acreedores el uno del otro.

- 84 -
Otro ejemplo de que la compensación no puede
oponerse con perjuicio de derechos adquiridos por terceros
lo encontramos en el artículo 1.258, que es una
aplicación de ese principio.
Art. 1.262. El que ha pagado una deuda que estaba extin-
(ruida de derecho en virtud de.la compensación, y que después persigue
el crédito por el cual no ha opuesto la compensación, no puede,
en perjuicio de terceros, prevalerse de los privilegios, hipotecas
ó fianzas, unidas á su crédito, í menos que haya tenido justa causa
para ignorar el crédito que habría debido compensar su deuda.
Ya hemos dicho que la compensación es un beneficio,
de orden privado, y que por tanto es renunciable, así como
sabemos también que la renuncia no puede efectuarse
en perjuicio de terceros.
Si te debo diez mil bolívares por el precio de una
casa que me vendiste, al mismo tiempo que tu me debes
doce mil que te he dado en préstamo á interés,
puedo convenir en pagarte mi deuda y diferir para más
tarde el cobro de la tuya. Operaciones semejantes son
enteramente válidas, en cuanto no perjudiquen á terceros.
Te debo doce mil bolívares que me has prestado, y
después se abre á mi favor la sucesión de mi hermano, á
quien tu debes diez mil bajo seguridad hipotecaria. Si
te pago mi deuda, que ya estaba extinguida por compensación,
no puedo pretender posteriormente hacer valer
mi acción hipotecaria contra tus demás acreedores, porque
para ellos mi crédito contra tí no existe. Si hubiese
aceptado bajo beneficio de inventario la herencia de mi
hermano, la compensación no se efectuaría de pleno derecho
, porque entonces no se confunden los patrimonios,
artículo 935.
¿ Qué acción le queda al que pagó )a deuda que estaba
extinguida por la compensación? Es menester distinguir
tres casos: j9 pagó á sabiendas de que existía á
su favor la compensación, pues entonces le corresponde
la acción concerniente ásu crédito, porque el pago efectuado
indica que el deudor renunció la compensación, á

- 85 -
menos que conste la intención manifiesta de donar, y la
acción, que proponga no puede perjudicar á los otros
acreedores: 29 pagó simplemente por error, creyéndose
obligado á pagaré ignorando que le asistía el remedio
de la compensación, en ese caso podrá proponer la
acción de lo indebido, como en el caso en que hubiera
pagado lo que no debía, y tampoco tendrá derecho á
prevalerse de su crédito contra terceros; y 39 pagó por
ignorar que era acreedor de su acreedor, y esta ignorancia
está justificada con motivos racionales, lo cual la distingue
del simple error, como cuando pagó antes de saberque
era heredero de una persona acreedora del
acreedor, en tal circunstancia su crédito goza de todos
los privilegios, hipotecas y fianzas que le pertenecían y
puede invocarlas contra terceros.
Dos cosas tendría que probar para conservar esos
derechos contra los demás acreedores, á saber : que ignoraba
la existencia de su acreencia y que la casa de
esa ignorancia era jusÉa, corno dice el artículo, esto es,
fundada y racional en una persona de, su inteligencia,
educación y condiciones civiles, de lo que se colige ([ue
si hubo negligencia 6 falta de su previsión en su proceder,
sólo podría valer la acción contra el deudor. Para
el caso á que nos referirnos es indiferente que los terceros
acreedores sean anteriores ó posteriores á la coinpensación
efectuada por ministerio de la ley: gozan de
la extinción de la deuda en cuanto con ella fenecieron
las seguridades accesorias que la garantizaban, y que
las partes no tienen el derecho de mantener para perjudicarlos
ó para favorecerse ellas á su voluntad.
5!
D' la con/sián
Art. 1.263. Cuando las cualidades de acreedor y deudor se
reunen en la misma persona, se hace una confusión de derecho que
extingue la deuda y el crédito.
confusión es la reunión en una miSma persona de
las cualidades de acreedor y deudor. Er el usufructo

- 86
esa reunión se llama consolidación, artículo 533. Verifícase
también hn las servidumbres cuando se reunen en
una misma persona el predio dominante y el predio sirviente,
artículo 647. La mezcla de cosas muebles que
no pueden separarse se denomina tarnbiéii en Jurisprudencia
confusión, artículo 490.
La confusión de personas, á que especialmente se
contrae este artículo, se efectúa cuando el acreedor hereda
al deudor, el deudor al acreedor ó una tercera persona
los hereda á ambos. La herencia es el medio más
frecuente de realizar la canjiisión, pero podría averiguarse
igualmente por efecto de convenciones particulares.
La confusión extingue el crédito y la deuda, no
porque hace veces de pago, cómo la 'emisión, la com-
CnsaHó?i, etc, sino porque el pago viene á ser imposible,
pues ninguno puede reclarnarse ni pagarse á sí
mismo. Hay, sin embargo, una excepción, y es el heredero
beneficiario, en quien esta dividida la personalidad
jurídica, corno representante de la sucesión en los
derechos y obligaciones de ella y corno representante de
los (ltie individualmente le corresponden, artículo
La ¿onfusión exting1e toda clase de deuda aunque
esté sujeta á término ó cordición, puede extinguirla en
todo ó en parte, según el cuanto de los derechos que
han pasado al sucesor, pero sólo extingue en cada caso
una deuda, no dos como sucede en la compensación.
La confusión puede revocarse, si se anula ó se revoca,
por ejemplo, la aceptación de la herencia, y entonces
se acaba la r4,unión arriba expresada. Desaparece
también en parte en el caso de venta de la herencia,
artículo 1.502. La terminación de la confusión tiene
ó no efecto retroactivo respecto de terceros según que
la causa es necesaria ó voluntaria. Si lo primero las
acreencias extinguidas reviven, no sólo contra el deudor
sino también respecto de terceros por los privilegios, hipotecas
y fianzas de la obli gación, verbo y gracia, por

anulación del testamento, de la adición de la herencia,
etc : Si lo segundo, el crédito revive contra el deudor,
pero quedan extinguidas las' seguridades antedichas res-
3cto de terceros, sobre lo cual vemos especificado un
ejemplo en el citado artículo 1.502, que se contrae á la
venta de la herencia.
En esta materia la doctrina' jiirídica es que la con--
fusio'n extingue todos los derechos cuyo ejercicio es imposible,
pero por'lla no fenecen los demás.
De esto resulta que la obligación subsiste cuando
alguno tiene interés en que exista. Mevio es padre de
(los hijos y acreedor de uno de ellos por' B. 20.000: hereda
luegoa su hijo deudor: la confusión se verifica conforme
á derecho, y se extingue el crédito de padre contra
el hijo muerto, pero el otro hijo tiene derecho á, la
muerte de] padre, de exigir que se cuente aquella, acreencia
entre los bienes de éste, para que se- calcule el
valor deJa porción disponible.
Y que en el caso de que sean varios los deudores,
y uno de ellos herede al' acreedor, la confusión no se ,efec'-
túa sino por la porción que á ese deudor corresponde
en la obligación, bien entendido que si los demás deido
res no son más que garantes de aquél, la extinción de,la
deuda sería total, porque entonces el deudor cuya per-
- sona se confundió con la del acreedor, estaría obligad6
á pagarles lo que le pagaron al acreedr, lo cual equivale
á pagarse él mismo, y en iguales circunstancias se
encontraría si fuese garante de los otros, formando así
un círculo vicioso, sin ningún efectopráctico.
87
Art. 1.264. La confusión que se efectúa por la reunión de las
cualidades de acreedor y de deudor principal en la misma persona,
aprovecha á los fiadores.
La reunión en la persona del fiador de las cualidades de acreedor
y deudor principal, no produce la extinción de la obligación
principal.
La confusión en la persona de uno de los deudores solidarios
no aprovecha á sus codeudores, sino por la porción. , de que era
deudor....
Aprovecha á los fiadores, porque' extinguida la

- SS
obligaciñn principal SO extingue la fianza, artículo 1.807.
Si la nersona en quien se han reiin ido los caracteres de
acreedor y deudor pudiera por la Primera de esas dos
cualidades exigir el pago al fiador, sucedería que como
deudor estaría después obligado á restituirle lo que hu -
biese pagado por la fianza, y como dicen los autores,
no puede producir la evicción el que está en el deber de
garantirla por consecuencia del contrato, ó, en otros términos,
no tiene derecho de exigir el cumplimiento de una
obligación el que por las leyes viene á ser responsable
de ella.
La extinción de la fianza no produce, por el contrario,
la de la obligación principal, y por eso si la persona
del fiador se confunde con la (lel acreedor ó la del
deudor, queda subsistente la obligación, aunque desaparezca
la fianza. La copulativa' empleada en el segundo
inciso de este artículo da lugar á error. Debe
leerse de acreedor ó deudor, porque es claro que si en la
persona del fiador se reunen las cualidades de aquellos,
desaparecerán juntas la obligación principal y la
fianza.
Si son varios los fiadores la fianza no se extingue
sino en cuanto al fiador, que se confundió con el acreedor
ó el deudor. Respecto de los cofiadores la fianza
subsiste, pero el acreedor que heredó á un fiador, tiene
que deducir la parte de éste en la garantía, porque los
fiadores gozan entre sí del beneficio de división, artículo
1.803, y podrían pedir al acreedor que los indemnizase
de la porción que correspondía al coflador confundido.
La obligación del subfiador no se extingue por la
confusión que se verifica en la persona del deudor y del
fiador, artículo i.8o8. Como esta disposición. tada dice
respecto de la confusión del acreedor y el fiador, creemos
que en ese caso feneceia.obligación del subfiador,
puesto que el acreedor no puede fiarse á sí mismo.
Advirtamos quu la confusión de acreedor y deudor
aprovecha á los fiadores. pero no puede perjudicados.

- 89 -
Si el fiador pagó al acreedor toda ó parte de la deuda,
antes de haberse confundido las personas del acreedor
y del deudor, es evidente que tiene derecho de exigir al
que los representa la cantidad que pagó.
Si el acreedor hereda á uno de los deudores solidarios,
ó éste hereda aquél, la cofusión no aprovecha á
los codeúdores sino por la cuota que le correspondía en
la obligación. Bueno es recordar aquí, que conforme al
artículo 1.167, si el negocio por el cual se contrajo la
deuda solidaria concierne á uno solo de los deudores,
éste solo es responsable de toda ella y los otros deudores
no son sino fiadores suyos, de lo que inferimos que la
confusión de tal deudor produce los mismos resultados
que la del deudor principal.
Lo propio diremos si uno de los acreedores solidarios
hereda al deudor, ó vice versa. Los coacreedores
considerarán extinguido el crédito en la porción que al
acreedor' dicho corresponda.
o o-
De la ,j5íraida de la cosa debida
Art. 1.265. Cuando una cosa determinada, que formaba el
objeto de la obligación, perece ó queda fuéra clei, comercio; 6 se
pierde de modo que se ignore absolutamente su existencia, la nbli4
gación se extingue, si la cosa ha perecido ó puéstase fuéra dci cO-
-mercio, 6 perdídose sin culpa del deudor, y antes de que ha ya incurrido
en mora.
Aun cuando el deudor haya incurrido en mora, si no ha tomado
á su cargo el peligro (le los casos fortuitos, se extingue la obligación,
si la cosa hubiere debido perecer igualmente en poder del
acreedor, caso de que le hubiera sido entregada.. - -
El deudor está obligado á probar ci caso fortuito que alega:
De cualquier manera que haya perecido ó se haya perdido una
cosa robada, su pérdida no dispensa á aquel que la ha sustr:ubl(I de
restituir su valor.
La obligación se extingue por la J5JrdU/'i-d' /7 (OSCZ,
cuando ésta es un cuerpo cierto y determinad '. Si lo
fuese sólo en cuanto á su especie, no fenecería la deuda,
porque los neos siempre existen. Me he obligado á

- 90
darte mi caballo alazán ; si este caballo muere, desaparece
la cosa debida, y mi obligación concluye: me he
obligado á darte un caballo, aunque perezcan todos los
que poseo, no por eso dejaré de deberte un caballo, que
habré de adquirir para dártelo, artículos 1.212 y
1.213.
Si la cosa debida, indeterminada domo cuerpo cierto,
pertenece á una colección de otras de su especie, ó
se señala por alguna circunstancia limitativa la obligación
no se juzga extinguida sino cuando ninguna de ellas
existe, por ejemplo: me obligo á darte un caballo de los
de mis hatajos de Barinas, un cuadro de los que tengo
en mi casa de Maracaibo, un reloj de los que espero de
Suiza, etc. Para que se extinga la deuda es menester
que no me quede ningún caballo en Barinas, ningún
cuadro en Maracaibo, ó que se pierdan todos los relojes
que me venían de Suiza.
La cosa debida puede perecer de tres modos: porque
se destruya ó muera, porque se ponga fuéra del comercio,
como si ha sido tomada para uso público, ó porque
se ignore su paradero.
Por regla general, la obligación se extingue siempre
que la cosa perece, sin culpa del deudor y sin hallarse
éste en mora, artículo 1.188. Me he obligado á
darte mañana mi caballo alazán; lo mando- antes á hacer
un viaje largo y precipitado: viene enfe-rmo y muere:
mj obligación existe. No te entregué el día fijadoelcabailo
que te prometí.; enferma y muere: , estoy obligado
para contigo.
En cuanto á los casos fortuitos, el deudor no es responsable
de la pérdida de la cosa, si no estaba en mora
para su entrega, y los casos antedichos nó le son por
modo alguno imputables. Pero, aun estando en mora,
puede exonerarse de la obligación, si, no habiéndolo tornado
á su cargo, prueba que la cosa habría debido perecer
por el caso fortuito igualmente en poder del acreedor.
Dejé suelto en mi hacienda el caballo debido, y allá
murió de la mordedura de una culebra: soy responsable

9'
de la pérdida. El caballo pereció dentro de' la caballeriza,
en una inundación que desoló mi campo, el tuyo y
todos los demás circunvecinos : mi deuda ha concluido,
porque el caballo habría muerto en poder tuyo.
Respecto de las obligaciones alternativas, solidarias
é indivisibles, véanse los artículos 1.146, 1.147, 1.148,
1.157 y 1.171..
La responsabilidad que resulta del hurto y del robo
no desaparece para el autor del delito, por la pérdida de
la cosa robada, siquiera sea efecto de un caso fortuito
que habría ocasionado la pérdida en poder del propietario.
Este es un deudor especial, que no merece ninguna
consideración de la ley, la cual ha querido evitar al
acreedor una discusión probatoria sobre ese punto. Opinan
algunos autores que si la cosa robada ha perecido
después de la muerte del ladrón, hallándose los herederos
en posesión de ella, son responsables lo mismo que
su autor, sin que les sea dado excepcionarse por casos
fortuitos, porque no es racional que tengan en tal caso
ms derechos que su causante. -
El valor que debe ser restituido es el que tenía la
cosa cuando la poseía el propietario. Si estaba deteriorada
ó con algún vicio propio que la inutilizaba en, parte
para usar de ella, deberá pagar el que en ese estado justamente
le correspondía, ajuicio de expertos.
Si la cosa, prestación ó objeto de la obligaciun. consiste
en un hecho, se reputa que ha fenecido, cuando ese
hecho ha venido á ser imposible física 6 moralmente.
El pintor que se comprometió retratarte quedó ciego
fue prohibida la representación de tu obra, CS claro que
la obligación que el artista y el director del teatro contrajeron
contigo se extinguió, sin ninguna responsabilidad
de parte de ellos.
- Réstanos manifcstat en esta materia que el contrato
no se resuelve por la imposibilidad en que una de las
partes se encuen inculpablemente, de cumplir la obli -
gación poi- el perc cimiento de la cosa, cuya propiedad
fue trasmitiia. 1 nnos permutado mi estatua (lt

- 92 -
lo por tu .cuadro de la Anunciación, y fijamos el día de
mañana para hacernos mutua tradición de aquellos objetos.
Un rayo rompe esta noche mi estatua en mil
pedazos: nada puedo entregarte. Estás, empero, obligadoá
entregarme 'tu cuadro, porque el contrato fue
perfecto, nos transferimos recíproamente la propiedad
de las cosas cambiadas, y la estatua pereció para su
dueño, que eres tú, res peril domino suo, artículo 1.099.
Si mi estatua se destruyó por - mi culpa, ó estando en
¡nora de entregártela, es c1aroque te deberé su valor.
Cuando el objeto de la obligación, consiste en un
hecho, la imposibilidad de ejecutar el hecho resuelve de
todo en todo el contrato, porque desaparece la: causa de
la obligación para una de las partes:
Art. 1.266. Cuando la cosa ha perecido, puéstose fuéra del
comercio, 6 perdídose sin culpa del deudor, los derechos y las acciones
que le pertenecían respecto de esta cosa pasan á su acreedor.
Si la osa es un uerpo cierto, y me es imputable
su pérdida, mi obligación no se extingue; pero, en qué
consisteesa obligación ?
Es evidente que aunque se me considere culpado,
no puedo entregar lo que no existe: la obligación primitiva
se ha extinguido forzosamente, porque nadie está
obligado á lo imposible, ad impossibi/ium nemo z'eneur.
Mi obligación ha cambiado de forma, y se ha convertido
por necesidad en la de resarcimiento de daños y perjuicios,
artículo 1.190, yen ese sentido es que se dice que
la obligación subsiste en tales casos, por consecuencia
de culpa ó mora.
Si la cosa ha' perecido por fuerza mayor ó caso
fortuito que no me es imputable, á nada estoy obligado
entonces. Los derechos y acciones que tenía yo en la
cosa pasan á la otra parte, no como acreedora simplemente,
sino como propietaria que se había hecho de ella,
por virtud del contrato, y así se trasmiten sin que sea
menester cesión posterior. Corresponderán, pues, á la
parte expresada los derechos contra el asegurador, si la

- 93
cosa estaba asegurada, ó contra cualesquiera personas
que fuesen responsables del perecimiento de aquella.
El deudor está obligado á entregar lo que de la cosa
perecida haya quedado, si feneció en parte, é -igualmente
los accesorios de ella: Si fuera una casa, destruida
por un terremoto, entregará el solar y los materiales;
un carruaje roto, las ruedas, correajes, etc. existentes.
Véase e1 artículo 1.212.
Art. 1.267. Si reaparece la cosa perdida, puede reclamarla
el acreedor, restituyendo lo que había recibidó en razón de su
precio.
Esta disposición supone el caso en que habiendo
perecido la cosa por culpa del deudor, éste había satisfecho
el precio. Lo cual quiere decir que aunque se
hubiese extinguido por el momento la obligación de entregar
la cosa debida, y esa obligación se convirtió en la
de pagar el precio é indemnizar los daños y perjuicios,
etc., no desaparece el derecho de propiedad adquirido
por la otra parte contratante, quien puede reclamarlo,
si le conviene, sea ó no culpado de la pérdida el deudor,
cuando la cosa reaparece. Te he vendido un caballo,
-que no he podido entregarte porque se ha extraviado:
la -venta se ha resuelto necesariamente, y estoy obligado
á devolverte el precio que recibí, y aún á pagarte los
daños y perjuicios que te haya causado la pérlida si se
efectuó por mi culpa ó estando en mora. Algin tiempó
después se encuentra ci animal : puedes exigirme la
entrega, devolvién-dome el precio que te restituí: la pérdida
momentánea de la cosa no extinguió tu derecho de
propiedad sino que suspendió su ejercicio, por la imposibilidad
en que se halló el deudor de satisfacer su obligación.
-
- Art. 1.268. Si la cosa debida se destruye por un hecho
voluntario del -deudor que inculpablemente ignoraba la obligación,
se debe solamente el precio.
- Verbo y gracia: ignorando Paulo que su causante
-había legado á Tulio el buey que trabajaba en la éra,

- 94
mandó que lo mataran ó lo vendió en pie. Será
responsable sólo del precio. Adviértase que la ignorancia
debe estar legalmente excusada para ser inculpable,
como cuando proviene de que se ha hallado
un testamento posteriormente, en que consta la disposición
ú obligación de que antes no se tu'vo noticia.
Nada deberá Paulo si en tal Ignorancia la cosa se
perdió por negligencia suya, puesto que podía considerarse
dueño de ella sin deber especial de cuidarla.
- §79
De la rescisi6n y de la anulación.
Art. 1.269. En los casos en que una disposición especial
de la ley no dispusiere otra cosa, la acción para pedir la rescisión
6 la anulación de una convención dura cinco años.
Este tiempo no empieza á correr en caso de violencia, sino
desde el día en que ha cesado: en caso de error 6 de dolo, desde
el día en que han sido descubiertos: respecto de los actos de
los entredichos é incapaces, desde el día en que haya sido alzada
la interdicción. 6 la ihhabilidad: respecto de los actos de los menores,
desde el día de su mayoridad; y respecto de los actos de
las mujeres casadas, desde el día de la disolución del matrimó7
nio.
Al tratar de la nulidad del matrimonio en el artículo
123 apuntamos algunas ideas sobré esta materia, que
debernos completar ahora con otras observaiones más.
Interesa distinguir los contratós inexislentes, los
contratos nulos y los contratos anulables.
•Llámanse inexistentes los contratos que no tienen
por decirlo así sér real 6 verdadero, desde el punto
de vista legal, civil y' aun en ocasiones material. Faltan
en ellos, no los elementos indispensables para la
validez de las convenciones, sino los que se .requieren
para la existencia del hecho mismo. Hablando
del matrimonio, pusimos como' ejemplo de uno inexis
lente el que se hubiese celebrado entre dos personas
de un mismo sexo. En ese sentido podemos poner
por caso el de una convención celebrada por una.persona
consigo misma, 6 con un muerto, 6 sobre cosas

95 -
que 'no existen ni puedeii existir, ó con cláusulas oscuras
y contradictorias que es imposible interpretar ni
ejecutar.
Actos semejantes carecen hasta de las apariencias
jurídicas, son nada. Véase el artículo 1.076.
Contratos nulos son]s que por falta de alguno
de los elementos esenciales de la convención, ó por
omisión de alguna slemnidad constibtiva, ó por diposición
expresa de la ley carecen' de fuerza legal.
Por ejemplo: si vendes un predio ajeno, ó celebras una
transacción, sin estar revestido de la faciltad de transigir
en el poder que ejerces, así como también esnula
la donación de una cosa inmueble, que no consta
de escritura pública, o la enajenación de bienes perte
necientes á una sucesión futura. Estós actos existen
jurídicamente, aunque puédén ser impugnados por tódo
el que tenga interés en su destrucción. -
Son contratos •anulables les que por incapacidad
de alguna de las partes, •ó por defecto- en el consentimiento,
son imperfectos, pero tienen por lo demás existencia
jurídica, mientras no se reclama legalmente contra
los vicios existentes. Has celebrado una venta
con una mujer casada, un menor, un entredicho; la
- venta es válida en sí misma, tanto que sóló el inca
-paz ó sus representantes legítimos pueden reclamar
contra ella, artículos 187, 368, 383,390 y 1.079, -y ha
de ser en el término que la ley ha fijado con ese fin.
Has prestado tu consentimiento para una permuta por
error, violencia ó dolo; el contrato vale también. si no
pides oportunamente su rescisión, al contrario (le lo
que sucedería si no hubieses dado consenthniento alguno,
porque entonces la convención no sería anulable
sino nula, como si vendiéndote yo mi reloj lo recibieses
entendiendo que te lo donaba, ó creyeses comprarme
mi hacienda de caña cuando yo' pretendía venderte
mi hacienda de café. -
No es meramente especulativa la distinción que

- 96
de esta materia se hace en Jurisprudencia, pues indudablemente
de ella se derivan en la práctica consecuen
cias jurídicas muy graves y trascéndentales.
Resulta, por, tanto:, ¡? ,que .. la. inexistencia de un
contrato no necesita ser declarada judicialmente: llegaIo
el caso, ante los .tribui-jales, el Juez tendrá que céñirs
á hacer constar q'.i& el actocarece xitencia, de e ' es
tablecera las cns jcuencias que de ese estado se des
prenden He comprado una cosa imaginaria, tengo derecho
a que se me restituya el precio pagado y se mci
resarzan los, 1 daños y i rjuicios sufridos, etc: 29 que
el contrato 217111O debe ser impugnado por los que tienen
interes en eo y declarada la nulidad en juicio para
que cesen sus efecto' civiles Si nadie reclama contra
la compra que has celebrad de los derechos sobre la
sucesión dé una persona viVa, pódrías llegar hásta adqirir
poi pre CcripcióP lo compradó; y 9 que lós con-.
tratos anulables sólo pueden ser átacdos por las pera
so'nas en cúyo favor se ha establecido la anulaión ó
résisión, como cuando se tratade los bienes del incaL
paz, ó dél que padeció l error, la violencia Ó el dolo
en la ¿ónJnción que se controvierte.' .
Algunos autores clasiican las nulidades'en absolu/s
rela/izias. Entre las primeras -colocan todas las
que. producen genralmente acciói, en favor de los
qu'tienen interés én solicitarla declaratoria judicial
para destuir jurídicamente el acto; y'puedn ser dé
orden público, cuando la ley las ha étabIedido en defensa
dé lás instituci9ne sociale erboy gracia, las
que naden de convenciones hecha 'ádn czusa 1ore,
las de ciertos impedimentos ,dirimiit del iatrifnonio,
etc., iie no pueden purgarse or coñfirmación ni
ratificación;' ó de orden riiado, cuando resultan de la
omisión de formalidades que dtáñeñ á las partes úni:
camente, y que estas pueden remediar por un acto
ulterior confirmativó,' verbo y gracia, la falta dpoderes
especiales en el mandatario que eájenó tiánsigió;
etc. Entre las nulidades reialiva.s ponen las que dan

- -
lugar en los casos de anulación á ciertas acciones en
favor de determinadas personas, de que ya hablamos.
Aun ¿uandó la ley haya declarado la' nulidad de
un acto, la parte á quien perjudique está obligada,
como hemos dicho, ;á` solicitar en juicib la decisión respectiva,
icada vez que la parte dontrariá'pretenda aprovecharse
de los efectos del acto nulo; el medio para
obtenerlo se llama en Jurisprudencia acción de nulidad.
Ese mismo nombre se da á la acción por la que se pide
que se declare insubsistente un acto anulable, si bien
en tal caso es- más correcto acción de rescisión ó acción
rescisoria.
La rescisión y la resolución de un contrato son hechos
enteramente distintos. Se rescinden los contratos
anulables, esto es, los que se han celebrado con,
alguno de los vicios ó imperfecciones que antes enunciamos:
sé resuelven los contratos de todo en todo per-'
fectos, á consecuencia de la condición resolutoria explícita
ó implícitamente establecida en ellos, de conformidad
con losartículos 1.124 y . 1.131. Niel Código
francés ni . el nuestro han' sido bastante cuidadosos en
esta, tecnología, pot lo que encontramos usadas en
muchos textos 'como sinónimos las palabras nulidad,
rescisión, nulo,' anulable, rescindible, anular, resolver .y
rescindir,' que idudablemente poseen acepciones rectas
especiales..
La evocació.'z s también diversa de la inexis/encia;
nulidad, résolución 6 rescisión. Se. rvocan los
testamentos y las donacions, artculos 890 y I.o55. 'La
revocación se efectúa por la voluntad del otorgante en
las. disposiciones testamentarias, .ó de una sola de las
partes en la donaciones, por causa de ingratitud, ó por
mutuo consentimiento siempre que los contratantes quieren
poner de común acuerclofin por ese medio á las obligaciones,
que han: contraído. Revócaiise los actos ¡url_-
dicosi perfectos, lo mismo que acaece, con la resohición.
- Véanse los artídulos 850 y 1.097.
- 7-T' III.

98
Por donde resulta que la revocación es un' acto
que depende de la voluntad de las partes en todo caso,
ó de la voluntad de una sola de ellas cuando la ley
por motivos justificados se la permite.
La acción Wc nulidad es perpétua, en consonancia
con el principio de derecho que enseña que lo
que desde su orzen es nulo no puede convalescer con
el franscurso del fiemo. Ella es por su esencia imprescriptible.
Cuando se trata de reclamaciones de
nulidad lo que en verdad prescribe es la acción reivindicatoria,
artículo 1.956, porque si dejas poseer á
otro tu propiedad con un título nulo por más de
treinta años. pierdes tu derecho como si hubieses permitido
que poseyera sin título alguno.
• La acción de rcscisiói es temporal : dura cinco
años: salvo disposiciones especiales. Este término es
una verdadera prescripción en el sentido de que n
corre contra las personás enumeradas en los.artículos
1.940 y I '.941. El artículo que comentamos fija con
bastante claridad desde cuándo empieza á correr el
tiempo dentro del cual debe promoverse la acción
rescisoria. Si ese la'pso trans'curre sin haberse intentado
la acción, el contrato será considerado perfecto,
aunque se haya eclamado ó protestado contra él,
fuera de juicio. pues la ley infiere de la inacción, que
la parte' perjudicada se ha conformado. con el menoscabo
sufrido, ó que ha transigido privadamente, ó
que ha .renunciado á. su derecho por cualquiera otra
considernción.
Toca .l que promueve la acción rescisoria probar
no sólo el dolo, el error ó la violencia, 'sino también
cuándo descubrió aquéllos ó cesó ésta: para -todo
eso es hábil la prueba de téstigos.. En el caso de
interdicción óinhabilitación, el término corre desde
que lá interdicción ó inhabilitación desaparece por la
providencia judicial correspondiente, sin que sea 'menester
que le haya sido notificado al perjudicado el
acto de cuya validez reclama. Para los menores

- 99
cuando comiente la mayoridad, hayan estádo antes
emancipados 6 no. Aunque el marido puede pedir inmediatamente
la anulación de un contrato celebrado
sin su permiso por su mujer, la ley manda que se
cuente el lapso desde la disolución del matrimonio,
previendo tal vez que antes. podría abtenerse para
evitar disturbios en la paz conyugal, y que ese derecho
es también de los herederos á quienes se da
tiémpo para reclamarlo.
El término de cinco años se refiere únicamente
á las convenciones.. En los demás casos rigen las
prescripciones creadas especialmente por la ley, ó
las ordinarias que previenen los artículos 1.956 y
siguientes:
Art. .1.270.. Dichas acciones se trasmiten á los herederos;
pero no pueden ejercerlas sino en el tiempo que faltaba á sus
autores, salvo, sin embargo, las disposiciones relativas á la interrupción
6 á la suspensión del curso de las prescripciones.
Si el menor muere durante la m'enoridad sus here-'
deros pueden intentar la acción por todo el tiempo
en que faltaba á. aquél para ser mayor, y cinco años
á contar del día en que habría llegado á la mayoridad.
Si el heredero es menor no corre la prescripción
contra él. Véanselos artículos 1.940 y 1.941,
relativos á los casos en que se suspende aquélla y
los artículos 1.945 y 1.946 sobre las que la interrumpen.
Art. 1.271. La excepción. de nulidad 6 de rescisión puede
oponerse por aquél que es perseguido por á ejecución de un
contrato, en todos , los casos en que habría podido obrar el mismo
por nulidad ó rescisión.
Esta excepción no está sometida á la prescripción establecida
en el artículo 1.269.
Los emedios de nulidad ó iescisión pueden proponerse
por vía de acción 6 por vía de excepción.
La acción y la excepción de nulidad son perpétuas:
la acción de rescisión es temporal, pero la 'excepción

es l)erpétua, conforme al principio : quc.e lemporalici
suni adaçendnm ftcre1ua suni ad excipiendum.
Lp demostraremos con ejemplos. Sixto ha sido
inducido por dolo de Arsenio á permutar una casa
por un predio rural. Transcurrido cinco años después
de descubierto el dolo, sin haber pedido en juicio
la anulación del contrato, el agraviad(, ha perdido-su
derecho, y el contrato es válido.
Sixto ha sido constreñido violentamente á firmar
un documento de obligación á favor de Arsenio por
diez mil bolívares. El supuesto acreedor no le exige
el pago sino. después de cinco años. Sixto puede
oponerle la excepción de dolo y reclamar la rescisión
en cualquier tiempo: porque la ley no le obliga á
asumir la condición de demandante, ni le proporciona
ningún medio para compeler á Arsenio á que proponga
demanda por el pago. Mientras Arsenio no
moleste S. Sixto exigiéndole el cumplimiento de la
obligación anulable, ningún término puede correr para
Sixto, que debe racionalmente esperar ser atacado en
juicio para defende'se. La disposición legal que pusiese
á Sixto en la necesidad de perseguir la rescisión
en un lapso prefijo, le haría de peor condición
que al autor de la violencia, del error ó del dolo,
porque - le impondría el deber de incoar un juicio antes
de experimentar daño en- sus intereses.
Sin embargo, Sixto puede tomar si quiere la iniciativa
en la contienda, demandando á Arsenio por
la anulación del acto, aun cuando éste nada-le haya
reclamado, pero entonces deberá intentar la acción
en el tiempo predicho, pues renuncia volúntariamente
las ventajas/ que le daría esperar-ser atacado para
reclamar por vía de la excepción el efecto resciso
rio del vicio de que adoleció .el consentimiento prestado.
' Art. 1.272. En las obligaciones de/los menores, la acción
por nulidad se admite
i Cuando el menor no emancipado ha ejecutado por su

101 -,
cuenta un, acto, sir la intervención de su legítimo representante.
29 Cuando el menor emancipado ha ejecutado por su
cuenta un acto para el cual la ley requiere la asistencia del curador.
39 Cuando no se hanobservado las formalidades establecidas
para ciertos actos, por disposiciones especiales de la ley.
La acción de nulidad que aquí se dice es la
acción de rescisión de que hemos hablado. El • Código
usa indistintamente la palabra nulidad para los
dos casos, explicados al principio de nuestro, comentario
al artículo 1.269.
Examinemos los puntos de este 'artículo.
Conviene recordar que el menor que está
bajo la patria potestad tiene por representante legítimo
á su paçlr,e, y en defecto de éste á la madre,
artículos, 237 y 242. Si está en tutela lo representa
el tutor, artículo 321. En esos estados el menor no
puede celebrar ni ejecutar ningún acto jurídico de
óbligación, de disposición ni aun de simple adminis-
.tr,ón tocante á los bienes que le pertenezcan. Carece
en . abso1uto de , persona para ello. Esta incapacidad
nO se 'extiende, empero, á las obligaciones que
le impone directamente la ley, corno son las de alimentos
debidos conforme a los articulos 267 y si
..guiente, las que le vieneicpn ocasión de las 'cosas
que poee, por ejemplo, en las: servidumbi-s ,. predi a-
les, ó las prévistas en los artículos I.274 y I.75, en
Íin,guna. de 'las cuales goza dél"remedióde la rescisión.
Sabemos, que hay, actos ó contratos que el menor
puede celebrar válidamente 'solo: •el matrimonio y el
testárnento, para los qué si.cuena la edad 'competent
es hábil por la léy, ai.inqfe' rio lo asista s'u repesentante
legál.
20 Cuando el menor está emancipado necesita
de la asistehcia de su curador 'para todos los actos
no san de simple, admiriisfr.ciód, artículo 64.
Si celebra o ejecuta un acto d disposición u obli-

- 102 -
gación, sin que intervenga el curador, efectuará un
acto que no es esencialmente nulo pero sí anulable,
lo mismo que cuando procede por sí solo hallándose
bajo la .patria potestad ó en tutela. Advertiremos aquí
también que la circunstancia de estar sometido á la
intervención del curador no exonera al menor emana
cipado de las obligaciones que le impone la ley como
padre legítimo, padre naturJ ó como marido, y que
respecto de ellas no puede alegar nulidad ó rescisi6n,
aunque con ella sufriera perjuicio.
3 ? No basta que el menor haya sido representado
legalmente en los actos celebrados, requiérese,
además que para éstos hayan sido observadas las formalidades
prevenidas en los artículos 242, 339, 364,
345 y 347 en sus casos, pues de lo contrario aquellos
serán también anulables. Las mismas reglas son
aplicables á los actos de los entredichos, artículo 376,
y respecto de la mujer casada la disposición del artículo
1.381.
La autorización del representante legal, sin la observancia
de los requisitos ordenados por el legislador,
ó la observancia de éstos sin la autorización predicha
harían igalmente ineficaz el acto que se pretendiese
efectuar, ecepto únicamente cuando para la
mujer casada el permiso del Juez suple legalmente
la licencia del marido, artículo 184.
Art. 1.273. Los actos ejecutados en la forma prescrita por
la ley en interés de un menor, de un entredicho 6 de un incapaz,
tienen la fuerza que tendrían, si hubieran sido ejecutados
por un mayor de edad, plenamente capaz.
Nuestro Código, siguiendo al italiano, se ha separado
de la legislación francesa que refiere la rescisión
de los actos y contratos del menor únicamente
á los casos de lesión. Hemos abandonado también
los preceptos de las antiguas leyes -romanas y españolasque
establecieron la restitución in infrgrurn en
favor de los menores siempre que se probaba que
había daño ó perjuicio en sus intereses, siquiera se

- 103 -
hubiesen llenado en sus actos estrictamente todas las
formalidades que para protegerlos ordenaban las leyes.
Por las nuestras, e menor no goza de restitución
sino en los tres casos enumerados en el artículo
precedente, y para ellos s.l"ácuerda la acción
rescisoriá, no la de 'nulidad á que se refiere el Có..
digo francés. El incapaz que ha sido representado
conforme a a, ky • en un coitrato de enajenación de
una propiedad raíz, para la cual se han observado
todas las formalidades prescritas, 'np, tiene contra la
venta verificada más acciones que las, que podrían
asistir á una' persona capaz, aunque acreditase que
con aquel co , ntrato l . se re habían causado perjuicios en
sus 'intereses. -
Aboliendo el exorbitante pri'ilegio de la rescisión
por lesión, concedido antes ' á los incapaces, se
ha dado seguridad á las convenciones que con ellos
puedan pactarse, y así se ha mejorado también su
.condición, allanando las dificultades que se encon
traban para tratar con los representantes del incapaz,
que conducían á estipular grandes 'ventajas clandes-
'tinas, en mira de compensar la eventualidad de la
rescisión, siempre amenazante aunque se. procediese
con entera sujeción á la ley.
Art. 1.274. La bbligación no puede ser atacada por el
menor, que por maquinaciones 6 medios fraudulentos ha ocultado
su inenoridad: la declaración de ser mayor hecha por el
menor no basta para probar que ha obrado con dolo.
La condición de menor no lo liberta de la responsabilidad
que de su dolo se deriva Exígese, sin
embargo, que los medios empleados ppr el menor
para engañarhayan sido capaces de poducir:-el engaño
y por 'esó se dice, que no basta su declaración
de ser mayor, á fin , deque el otro, contrayénté
averigüe si es cierta la mayoridad que. .se
'atribuye, y no se :le autorice á convenir en el fraude.
El menor deberá presentar, por ejemplo, una partida
de ñacimiento de que aparezca mayor, con tal que

- 104 -
no sea visiblemente falsa o un acto público en que
e le califica como tal. Así podrá excusarse la parte
que contrató con el incapaz de que procedió de buena
fe, y reclamar el cumplimiento de lo estipulado, aunque
después se justifique que aquél se hallaba en
menoridad.
Lo que se dice aquí del menor se extiende al
entredicho, que hubiere contratado bajo engaño de
estar ya rehabilitado. No comprende :-í la mujer casada
que pactó probando falsamente que estaba autorizada
para contratar, ó que era soltera ó viuda, porque
las consecuencias del acto jurídico que por esa
circunstancia se quisiera revalidar no la perjudicarían,
á ella sola, sino al marido también, en interés del
cual ha declarado la ley la incapacidad de la mujer
durante el matrimonio.
El precepto es respecto de la mujer distinta en
materia mercantil, porque son otras las necesidades
del comercio que , exigen rectitud y celeridad en sus
operaciones, para que no padezcan terceros de buena
fe, artículo iS del Código de Comercio.
Art. 1.275. El menor se asimila al mayor en cuanto á las
obligaciones que nacen de su delito ó cuasi—delito.
Asimilase el menor en esos casos al myor cuando
por su edad es capaz de delito, según el. Código
penal.
Ya hemos dicho que se le considera también mayor
para las obligaciones que provienen de la ley, como
son las del matrimonio y la paternidad. Es apto para
testar, artículo 731 y para celebrar capitulacionós rnatrirnoniales
de acuerdo con el artículo 1.363. Resecto
de los cuasi—contratos, véase lo dicho con referencia
á los articules 1.105 y siguientes. En materia mercantil,
el menor, que ha sido autorizado para ejercer el
comercio, es considerado capaz para todos ls actos q-ue
como comerciante celebra y ejecuta. .
Aunque deba ser reputado mayór en las obligacions
que proceden del delito ó casi—delito, puede

- 105 -,
hacer anular por la acción rescisria las convenciones
que haya celebrado acerca de su responsabilidad, si
no fue debidamente representado en esos actos ó no
se cumplieron las formalidades establecidas por la ley
en las obligaciones de los incapaces.
Art. 1.276. Declarada la anulación ó la rescisión, los contrayentes
deben restituirse recíprocamente lo que hubieren recibido
uno de otro con frutos é intereses; pero nadie puede recla
mar el reembolso de lo que ha pagado á un menor, á un entredicho
ó.incapaz, 6 á una mujer casada en virtud de una obligación
que queda anulada, si no prueba que lo que ha pagado se ha
convertido en provecho de tales personas.
El que -por su parte no cumple con la restitución de aquello
á qüe está obligado por la anulación ó la rescisión declarada,
no puede obligará la otra parte á cumplir por la suya.
He aquí la restitución in ínlegrum que permite el
Código, proveniente de la acción rescisoria. En1os
contratos bil&terales ó. sinalagmáticos la restitución es
recíproca, en los unilaterales la hace la parte que trató
con 'el incapaz y recibió de él •los bienes ó valores,
objeto del contrato, dado que la acción de rescisión
no la puedenproponer' sino el incapaz, sus representantes
'legales' ó los herederos, según la ley.
La obligación de devolver frutos é intereses corñprende
únicamente al poseedor de mala fe: es obvio
que si el contrayente, en perjiicio del cual se rescinde
el contrato, procédió de buena Te, es decir, en la creet2icia
de que' trataba' con persona capaz, ó de que se habían
llenado los requisitos legales, no estará 'obligado
á restituir más que la cosa 6 su precio, de doriformidad
con los artículos 686•y 1.453.
El incapaz, está obligado á reembolsar lo que se
ha' convertido en Su provecho, por virtud de lá acción
que los' Romanos llamaban de in i-em verso, y según
el principio universal de justicia que ninnno debe enri-
72tecersé con perfuiío' de )h-o. Le has • comprado-tina
asa á un menor sin llenar ninguna formalidad legal
el menor -ha. 'empleado los veinte mil bolívares que
le diste por precio de la casa en un predio agrícola

- io6 -
que posees del que se beneficia: se anulará la venta,
estás en el deber de restituirle la casa comprada, pero
como los veinte mil bolívares existen invertidos en el
fundo predicho, deberá entregársete al mismo tiempo
el fundo ó e1 valor que desembolsaste por la casa. Lo
propio sucedería si aquella cantidad existiese en depósito
ó colocada!' á réditos, etc., puesto que el objeto
de 1a ley es reintegrar al incapaz de lo que ha
salido de -su patrimonio, no autorizándolo para apoderarse
de lo que no le pertenece.
Si el comprador que restituye la casa obró de mala
fe, y por tanto es requerido á satisfacer los alquileres
que aquella produjo ó pudo producir, opinan los
autores que en ese caso la mala fe no le impide reclamar
p01- su parte los intereses del reio que pagó,
porque la ley manda que las partes se restituyan mutuamente
frutos é intereses. - - -
Cuando el incapaz hubiese disipado el valor que
recibió, - ó lo hubiese perdido en un mal negocio, de lo
que resulta que no se convirtió en provecho de él, la
contra—parte no le puede exigir restitución alguna. La
ley impone á la parte que pretende la restitución dicha
la prueba de que el valor recibido se convirtió en
utilidad del incapaz, con lo que favorece en gran
manera á éste ó á sus representantes, quienes para
pedir la rescisión sólo deberán acreditar- , ue el acto
ó contrato impugnado se celebró en - contravención, de
las reglas legales. - - -
Enseñan también los expositores que no debe recaer
sobre la.parte -contra quien obra la anulación, la
pérdida ulterior padecida por el incapaz, á causa de
acontecimientos imprevistos ó de fuerza mayor, que
para cualquier poseedor y en cualquiera circunstancia
habrían sido inevitables. Por ejemplo: el predio agrícola
que adquirió el incapaz con el precio de la casa
desaparecerá por un incendio o por inundación extraordinaria.
No así cuando la pérdida sufrida, aunque
motivada por fuerza mayor, tue debida á la inexpe-

- 107 -
riencia ó falta de cuidado del menor, como si hubiera
comprado una fábrica de fósforos, ésta hubiese perecido
por explosión motvada por negligencia de los
empleados.
Nos resta decir aquí que si la acción rescisoria
fue propuesta durante la incapacidad, será la época de
la demanda al que deberá referirse para averiguar si
el contrato se ha convertido en utilidad del incapaz:
cuando se intenta dentro de los cinco años que permite
el artículo 1.269 la utilidad se fija con relación
al tiempo en que cesó la incapacidad, ó generalmente,
en que pudo proponerse la demanda de anulación. Las
pérdidas ulteriores no deben en justicia recaer sobre
la parte expresada.
Si la pérsona favorecida por el remedió rescisorio
se niega á devolver el valor existente de que hemos
hecho mención, la otra parte no está obligada á restitución
alguna. La' obligación es recíproca en los contratos
bilaterales, según diji?nost arriba. Cuando la
obligación fue sólo del incapaz éste no tiene el deber
de efectuar ninguna 1 restitución ni indemnización.
Agregaremos que las reglas expuestas se extienden
á' todas las-personas que gocn del beneficio de
la rescisión tanto por incapacidad jurídica corno por
error viilencia ó dolo que vician el consentimiento:
En el caso de que la convención debatida en juicio
se hubiese celebrado entre dos,personas incapaces, dos
menores, dos mujeres casadas, ó una menor y una mujer
casada, las, restituciones deberían ' hacerse también
conforme á los preceptos enunciados,, es decir, que cada
incapaz restituiría al otro lo que sé probase que se
había convertido en provecho suyo, y el que había perdido
la porción que le tocó en el contrato nada habría
de reembolsar, aun q ue • recibiese del otro la porción
equivalente.
Es doctrina corriente, que la- persona ácuyo favor
se declara la rescisión puede reclamar las cosas, materia
, de la —convención rescindida de cualquiera que . las

- 108 -
por virtud de enajenaciones posteriores, pues
por haber pasado i tercero no se extingue la acción
rescisoria ni se detienen los efectos de ésta.
Art. 1 .277. La rescisión por causa de lesión no puede intentarse
aun cuando se tratede menores, sino en los casos y bajo
las condiciones especialmente expresadas en lá ley.
Dicha acción en los casos en que es admitida, no produce
efecto respecto de los terceros que han adquirido derechos sobre
los 1 inmuebles, con anterioridad al registro de la demanda en
rescisión. -
Ya dijimos que el Código Venezolano ha abolido
el beneficio de la restitución in i'ntegrurn, por causa
de lesión, que las leyes antiguas concedían á los menores,
los, cuales son, restituidos ahora como incapaces
sólo en los casos, prevenidos en el artículo 1.272.
El menor no goza de rescisión por 1esiór sino en
los mismos casos, acordados á los m2yores, y son en
el juicio de partición, artículo i.oi8, y en el de venta
por los . artículos i..i y 1.442.
La rescisión por vicios que hacen anulable el contrato
produce efe'to tanto entre las partes como tocante
á terceros. Las cosas vuelven -al estado que tenían
antes del contrato rescindido, y quedan por consiguiente
sin ringún valor jurídico las enajenaciones,
hipotecas, etc. La declaratoria judicial posee completa
fuerza retroactiva. .
Distinto es el principio en la rescisión por causa
de leión cuando ésta procede: si, por- ejemplo, el heredro
había hipotecado una casa que le cupo en , la
partición, 'la acción hipotecaria del acreedor subsistirá
auhque rescindida la partición por lesión, fuese adju-
'dicada luégo -á otro copartíci'pe.' Así debe . §er,' porque
e1' acto no t'énía 'ningún vicio radical que lo- 'hiciera
nulo, ó anulable. Esto se entiende de las . hipotecas 6
enajenaciones anteriores todas gestión -judicial, porque
e consideran insubistentes''para terceros ypar3 las
partes , mismas los 'actos "que -se hayan efectuado después
de registrada la demanda de rescisión.

- 109
Art. 1.278. El acto de confirmación ó ratificación de una
obligación, contra la cual admite la ley acción de nulidad, no
es válido, si no contiene la sustancia de la misma obligación,
el motivo que la hace viciosa y la declaración de que se trata
de rectificar el vicio sobre el cual está fundada aquella acción.
A falta de acto de confirmación ó ratificación, basta que la
obligación sea ejecutada voluntariamente en totalidad ó en parte
por el que conoce -el vicio, después de llegado el tiempo en que
la obligación podía ser válidamente confirmada ó ratificada.
La confirmación, ratificación ó ejecución voluntaria, según
las formas y en los plazos prescritos por la ley, produce la renuncia
á los medios y á las excepciones que podían ser opuestas
á este acto, salvo, sin embargo, los derechos de terceros.
No todas - las obligaciones son susceptibles de
'onfirm&íón. No, pueden confirmarse las obligaciones
naturales, ni las que se juzguen inexistentes, ni
las que se contrajeron sin causa, ó con caua falsa
ó ilícita ó sobre materia torpe. Esas y otras seme
jantes no se revalidan ni adquieren fuerza legal, aunque
las partes las confirmen ,ó ratifiquen.
Pueden en general confirmarse todas las obligaciones
sujetas á una acción de nulidad ó de rescisión,
en el fondo ó en la forma, en asuntos de interés
privado ó de orden público. Pero esta regla sufre
según los autores varias excepciones:
i - Cuando la voluntad del obligado es impotente
para hacer desaparecer en todo tiempo l nulidad
que es por su esencia perpétua y de orden público,
de tal modo que ese vicio subsistiría en la
obligación confirmada. - Así sería verbo y gracia, si
se pretendiera revalidar por confirmación el pacto de
que el acreedor pueda apropiarse la prenda, prohibido
por el artículo 1.819, nulidad perpétua y de
orden público; pero -podría r.stablecrse por contirmaión
la cesión hecha á un juez, magistrado ó fiscal
en el caso 5 9 del artículo 1.428, Si la confirmación
se hiciera después que el cesionario hubiese dejado
de ejercer las funciones que lo inhabilitaban, porque
esa nulidad, aunque de orden público, es temporal.
2 Cuando se trata de frnialidades estableci-

- 110 -
das en interés de terceros, y en que la inobservancia
de ellas no podría cubrirse por la confirmación
de las partes, sin que aquellos interesados intervinieran
en el acto confirmatorio.
3 Cuando se trata de la omisión de solemnidades
esenciales del acto, porque entonces no es
posible llegar á revalidar la obligación sino observando
en otro acto las formalidades que antes se pretermitieron.
En cuanto al tiempo en que la confirmación
puede veríficarse, es también regla general que en
cualquiera época es procedente, después de la formacidn
del acto, á menos que subsista el impedimento
ó circunstancia especial, de que proviene el
vicio de nulidad ó rescisión. Son nulos, por ejemplo,
los pactos que celebrasen el marido y la mujer
para modificar las capitulaciones matrimoniales, pero
después de disuelto el matrimonio los herederos pueden
confirmar con el consorte sobreviviente aquellas estipulaciones,
porque cesó la razón de la nulidad.
Mientras duren el error y la violencia ó se ignore
el dolo, la confirmación de la obligación que se contrajo
con aquellos vicios sería ineficaz : es preciso
que la parte oue confirma teiga conocimiento del
error, esté libre de toda fuerza 6 sepa el engaño
para que pueda válidamente confirmar la obligación
celebrada, debiéndose recordar aquí que no es posible
renunciar una acción ó recurso legal sino cuando
se posee el derecho de ejercerlo.
Es fácil comprender además que como la confirmación
se encamina á hacer desaparecer un vicio
existente de nulidad ó rescisión, lo cual envuelve la
renuncia de un derecho, se necesita que el que confirma
sea capaz de obligarse, para no formar otra
obligación anulable. Tocará al acreedor probar que
el obligado confirma con conocimiento pleno del vicio
que invalidaba la obligación, y con capacidad bastante
para ello, y el deudor podrá excepcionarse, res-

I I I
pecto del primer punto, alegando y probandó que in•
currió en un eror. de derecho, artículo i.o8r.
Conviene señalar ahóra las diferencias que existen
entre la confirmación y otros actos, de efectos
semejantes. Hay confirmacio'n siempre que una persona
capaz para un acto jurídico hace desaparecer los
vicios de que adolece una obligación contraída por
ella misma, y contra la cual compete por razón de
esos vicios la acción de nulidad ó de rescisión. Se
distingue de la renuncia en que por ésta no se pretende
reparar los vicios' enunciados, sino traspasar el
derecho adquirido ó desistir dé su , ejercicio, y del
reconocimiento en que por éste sólo se refirma la obligáción
preexistente. De la novación que crea una
obligación nueva, mientras la confirmación juzga las
nulidades de la establecida ya; y aunque la ley emplea
aquí á veces con igual sentido las palabras con-
Amación y ratificación, ésta significa ,propiamente la
aprobación que una persona da á los actos que otra
ha celebrado en nombre de aquella sin mandato.
La confi-mación 6 ra,ñcación pueden ser exresas
ó tácitas, y aiñbas se dirigen á revestir de fuerza
legal la obligación en sí misma, no simplemente el
acto 6 dbcurnento, en el que pueden haberse llenado
las formalidades necesarias y no s'r válidalaobligación
contraída.
Bueno es saber también que en ctiálquira forna
que se hagan, la cozfirmación y la ralijicación son
actos unilaterales que no necesitan para valer que
sean aceptados por la parte á ciyo favor se efectúan.
Quiere la ley. que se observen todos los requisitos
,que el artículo prescribe, á. fin de acreditar cuelas
partes han procedido con, pleno 'conocimiento del
asunto al confirmar la convención nula ó anulable,
por un acto expreso. Unmenor ha vendido un predio
de su património sin cumplir ninguno de los precep-

- 112
tos de la ley: al llegar á la mayoridad desea revalidar
la enajenación efectuada, deberá para ello reproducir
la venta, expresar que por motivo de su incapacidad
el acto estaba viciado de rescisión y declarar
que siendo ya mayor lo confirma en todas sus partes.
Si se pretermitiese toda mención del acto anterior y
se redujese á otorgar la venta, ésta sería considerada
necesariamente como un contrato nuevo sin influencia
alguna n lo pasado. La convención ú obligación
confirmada ó ratificada se reputa como que
existe desde que fue formada y produce, por tanto,
efecto retroactivo entre los contratantes, mientras que
el contrato nuevo no se cuenta sino desde su Otorgamiento,
y de entonces principian sus efectos.
La coifi;-rnación ó va 1/ica.ción tácita se verifica por
la ejecución voluntaria, total ó parcial y á sabiendas de
la obligación nula 6 anulable. Hay ejecución para una
de las partes cuando paga lo que debe por razón del
contrato, y para la otra cuando recibe lo que se le paga,
ó reclama lo que se le debe por aquél respecto.
En esta maeria no bastan los actos de que se puede
presumir la intención de, ejecutar la. obligación, como
la. solicitud de plazo para pagar, ni aun la constitución
de garantía para ese fin. No puede juzgarse tampoco
que hubo ejecución ve/un/aria, cuando el cdnsentimiento
no fue libre de error, etc., ó cuando el deudor pagó
simplemente por evitar procedimientos judiciales.
Ya hemos dicho que la confirmación ó 7-a4/icación,
de cualquier modo que sean, han de hjcerse para
que alcancen validez, después que cesó el motivo que,
hizo viciosa la obligación contraída. La venta efectuada
por uii, menor no puede, ser conflriada por él
sino cuando llega á la mayoridad, ó cuando se cumplen
en otros actos leales ulteridres las formalidades
prescritas para las enajenaciones debienes de incapaces,
y se hace luego]a ratiflcacióñ por el representante
legítimo del vendedor. Si era mujer casada, cuando
venga á ser viuda, ó la ratifique el niarido con las for-

''3 .-
mal¡ dades 'debidas. Si hubo error, violencia ó dolo cuando
estos vicios sean conocidos.
Es racional que la confirmación ó rai-ificación contengan
la misma obligación nula ó rescindible á la cual
se pretende dar fuerza legal; porque, si al confirmarla,
se aumentase, disminuyese ó modificase de algún modo,
no se produciría la ratificación de la obligación
viciada sino otra nueva.
La rescisión produce la extinción de la obligación
anulable tanto entre las partes corno en cuanto á terceros.
. El que confirma ó ratifica, renuncia los mzdios
que le ' proporciona la ley para llegar á.aquei fin, pero
esa renuncia no puede hacerla con perjuicio de los derechos
adquiridos por terceros, después que cesó el
impedimento que hacía anulable ó rescindible ]a obligación
contraída con un vicio. Verbo y gracia: Carlos
siendo menor de edad vendió ó hipotecó una casa suya
á Rufo: al llegar á la mayoridad hipoteca ó vende esa
misma casa á Fabio, quien por tanto adquiere la propiedad
ó la acción hipotecaria de manera legal. Poco
después Carlos confirma la primera enajenación hecha
á favor de Rufo: esta ratificación no puede perjudicar
los deiechos adquiridos por Fabio, porque cuando confirmó
la obligación anulable ya no 'era dueño de la casa.
El hecho de la segunda venta efectuada en la mayoridad
envuelve una renuncia virtual del derecho de rescisión
ó de conuirmacióri con referencia á la primera
enajenación, de que se aprovecha el segundo adquirente
que contrató de acuerdo con Ja ley.
Art. 1.279. No se pueden hacer desaparecer por ningún
acto confirmativo les vicios de' un acto nulo de una manera
absoluta por falta de solemnidades, í menos que se observen
estas formalidades.
Las solemnidades que. l ley establece par a la
formación de ciertos actos, títulos ' docimen tos, se
estiman de orden público, pues están, destinadas á
proteger intereses generales de 1 l sociedad. Tales
8-'r. Iii.

- ''4 -
Son entre utras las formalidades del matrimonio, las
del testamento nuncupativo ó cerrado, las de la donación
y su aceptación, las de las capitulaciones matninonialcs,
las de la hipoteca, etc.
El otorgante ú otorgantes que las han omitido,
no pueden suplirlas por un acto cnfirmativo sino
llenando las solemnidades que faltaron, cuando es
tiempo todavía para verificarlas, porque de otro mod'
los interesados serían dueños de observar ó no á su
antojo, de modificar ó suprimir las fórmulas y trámites
legales. Nada valdría que confirmases por una
declaración «confesión judicial, I. dnacióh que hiciste
de una propiedad raíz en docurnent3 privado: para
ue la v:ilidcz del acto sea posible es indispensable
que confirmes la donación por escritura púbiic,'tque
es la forma consagrda'por la ley, artículd 1.035. En
ocasiones ni aun así es realizable la coiijirmación, porque
pasó la oportunidad en que debieron observarse
las solemnidades para que el acto tuviera existencia
legal, ó porque observadas después pueden hallaxse
en colisión con derechos de terceros.
Si se extendieran, por ejemplo, las capitulaciones
matrimoniales, comprensivas de bienes inmublé,
en documentos privados, y con ellos se celebró' el
matrinonin. la conflrrnción ulterior en escritura pública
sería absolutamente ineficaz, porque había corrido
el tiempo en que pudieron otorgarse con arreglo
á la ley, artículo 1:366. Darles valor por tal acto
confirmatorio equivaldría á permitir las capitulaciones
en época que la ley, prohibe, ó á favorecer cambios.
y alterac'io'nes en el régimen de los bienes durante el
matrimonio. Si se tratase de una hipoteca otorgada
en documento privado, la onfirmzciiz en escritura
pública podría encontrarse en contradicción con derechos
ó acciones adquiridos posteriormente por otros,
acreedores, y la confirmación habría de ser para ellos
nula é ineftcdz.
El derecho pleno de dbnfirmar lo tienen las part'es

- ''5 -
cuando la ley no ha preceptuado que se guarden las
formalidades externas del acto so pena de nulidad,
como acaece en los contratos en que la escritura no
se estima más que como medio de prueba. Los interesados
pueden por actos públicos ó privados ulterio-
•res remediar la omisión de documentos, reparar las
irregularidades y aun corregir los errores de que adolecían
las escrituras hechas, todo lo cual puede ser
independiente de la validez de las obligaciones contraídas,
que existen por sí mismas para las partes,
sin sujeción á determinadas solemnidades de orden
externo.
Art. 1.280. La confirmación, ratificación ó ejecución voluntaria
de una donación ó disposición testamentaria de parte
deJos hereddros ó causahabientes del donador 6 del testador,
después de su muerte, lleva consigo la renuncia á oponer los
vicios de forma y toda otra excepción.
El testamento y la donación son actos que están
sometidos á solemnidades especiales, so pena de nulidad,
artículos 772 y 1.035. El testador ó el donante
que han faltado ellas no pueden suplirlas
por ningún acto confirmativo posterior expreso ó tácito
en que no sean estrictamente observadas, según lo
preceptuado en el ?rticulo precedente. Lo que no
se le permite al testador ó al donante, la ley, empero,
se lo concede á los herederos ó causa habientes de
aquéllos después de la muerte d& causante, sin duda
por respeto á la voluntad de los que fallecieron, porque
ya no existe el inconveniente de que valga más
que la ley la voluntad de los otorgantes, y porque
son otras personas las que resuelven, sin el apremio
de las pasiones, ni la influencia de estos ó aquellos
intereses, si les conviene revalidar actos viciados é
imperfectos.
Hay otra razón más: débese suponer que . las
formalidades consabidas se han establecido principalmente
para garantizar á los herederos, y, si ellos
confirman ó ejecutan los actos ineficaces, es lógico

-
inferir que han renunciado al beneficio que por las
leyes les correspondía.
Por esos motivos pueden el heredero, el donatario
ó el legataria cumplir una disposición testamentaria
que consta de un testamento nulo en su forma,
6 ejecutar una donación que se hizo por documento
privado ó que no fue aceptada de manera legal. Renuncian
con la conjirmación ó ratificación expresa ó
tácita á los medios legítimos de nulidad, para lo cual
sólo es necesario que estén revestidos de capacidad
legal para esa renuncia y que procedan con conocimiento
de causa, pues si obrasen por ignorancia ó
falsa apreciación del asunto, podrían impugnar la confirmación
efectuada alegando error de derecho ó sea
error de causa para obligarse.
De más está añadir que cuando son varios los
herederos ó causa—habientes la confirmación, ratificación
ó .ejecución voluntaria de otros, no obliga á los
que no la consintieron.
SECCION 7
D' la prueba de la ç obligaciones y su extinción
Art. 1.281. El , que pide la ejecución de una obligación
debe probarla, y el que pretende que ha sido libertado de ella,
debe por su parte probar el pago 6 el hecho que ha producido
la extinción de su obligación.
No basta que la verdad sea : es preciso llevar
además al espíritu el convencimiento de. que ella
existe. En la acepción generaiprueba, es, pues, todo
lo que sirve para ese objeto.
En Jurisprudencia la idea de prueba es más concreta.
Tratándose de hechos creadores de derechos
ú obligaciones no era posible dejar al criterio de cada
persona estimar cuándo había 6 nó de considerarse
demostrada la existencia real de aquéllos, y por éso
la ley fija reglas para formar el criterio de la verdad
jurídica. Esas regias determinan los medios de prueba.
Aunque en algunos países se atribuye á los jura-

- ''7 -
dos, jueces ocasionales ó jueces de hecho, poder
soberano para apreciar en materia criminal, y aun
civil y mercantil, sin sujeción á ninguna regla preexistente,
si se ha efcctuado 6 nó el acontecimiento,
cuya comprobación se quiere establecer en juicio; no
por eso es menos cierto que en ellos también son
necesarios principios que regulen la prueba de las
obligaciones y de su extinción, porque la prueba no
se requiere en la sociedad tan sólo para quelos
jueces decidan sobre la existencia de los hechos sino
también para guiar muchas de las relaciones de los
hombres entre sí.
Interesa á todos saber cuáles son los medios
que la ley, establece para justificar la existencia de
los derechos personales y reales, y cuándo deben considerarse
acreditados ante ella. La determinación y sanción
de esas reglas pertenece al Código Civil ; por
que á ellas tenemos el deber de sujetarnos cuando
contratamos ó ejecutamos un acto, porque ellas están
comprendidas implícitamente en las estipulaciones que
celebramos, y que la consideración en que la g tienen
los que contratan para los pactos acordados las revisten,
del carácter de derechos adquiridos, dé que
no puede despojárseles por ulteriores derogatorias ó
modificaciones.
Si las disposiciones legales sobre pruebas estuviesen
colocadas en los Códigos de Procedimiento
tendrían efecto retroactivo, como los preceptos de los
cuerpos de leyes adjetivas, á las cuales toca únicamente
en este punto fijar la manera de instruir la
prueba y de haerla valer en juicio, la cual puede
variar sin alterar la calidad y mérito de ella.
- Los principios y reglas expresados aquí se contraen
á las obligaciónes convencionales y á las que
proceden de 2 la ley, de los cuasicontratos, délitos
y cuasi—delitds, tanto á los derechos personalés ¿brno
álasacciónes reales. Conviene agré'gar que la prueba
jidiciale ha de referir siempre á — lá demostráciÓn

- xi8 -
de un hecho : el derecho que del hecho se deriva
no se prueba, se deduce conforme á las reglas ordenadas
para la aplicación é interpretación de las
leyes. Ocasiones hay en que la controversia no
emana de la ley sino de un uso ó costumbre: la
prueba de la existencia del uso equivale á la prueba
del hecho como cuando se trata (le probar la vigencia
de una ley, cuya derogatoria se alega en el momento
en que tuvo nacimiento el hecho.
La demostración judicial de los hechos contendidos
no puede alcanzarse sino por los medios de prueba
que las leyes ordenan y en la forma que ellas
preceptúan. Las partes no podrían ni de común acuerdo
crear medios nuevos, ni 'dar á los establecidos
mayor extensión y eficacia de las que las leyes les
dan. En cuanto i los jueces es evidente que no
pueden formar su convicción fuera de los datos que
les suministre el expediente del juicio, aun cuando
tuvieran conocimiento personal, del hecho discntidb,
para ellos indudable.
Indispensable es igualmente que las pruebas aducidas
se refieran á hechos pertinentes al debate abierto
entre las partes, de suerte que de su comprobación
se infiera directa ó indirectamente el derecho que
se reclama. Frustra probatur quod probatur non releval.
Los medios de prueba ordenados en el Código
Civil son seis: la prueba por esø'ito, la prueba de
testigos, llamada impropiamente testimonial, las presunciones,
la coifesi6n, el juramento y la exfterticia. El
Código de Procedimiento Civil estableció además la
inspección ocular, sin duda para remediar la omisión
que de ella se nota en el Código Civil.
Las pruebas son directas e indirectas. Dícese que
la prueba es directct- cuando se averigua y justifica el
hecho mismo de que procede el derecho ó la obligación;
por ejemplo: trato de probar el pago presento
el recibo de mi acreedor ó invoco el testimonio de

- "9 -
dos personas, en cuya presencia entregué la cantidad
debida. Es indirecta cuando compruebo otro ú otros
hechos más ó menos conexionados con el hecho principal;
por ejemplo: no me es posible probar que' te
devolví el caballo que me prestaste, porque no me
has dadp recibo ni hubo testigos de mi entrega; pero,
prueb6 que andabas paseando en el' caballo, después
del día que dices que no lo recibiste, y así acredito
indudablemente qve el caballo te fue restituido por mí.
Dividense también Ja pruebas en plenas y semiplenas.
Hase critiado esta división, alegándose que la verdad
no es más que una, y que ella no puede existir á
medias en el entendimiento. Pero, si se atiende á que
la prueba se refiere á la certidumbre que adquirimos de
la existencia de las cosas, se comprende que sí puede
haber grados en el- convencimiento, y que por tanto
hay pruebas que nos lo dan' cabal y completo, corno
la escritura pública, que - acredita un contrato de venta,
y la declaración de' un testigo aislado con que se
pretende comprobar' un acto de violencia ó fraude.
El que pide la ejectici6n de una obligación debe
probar que la obligación existe, porque el estado
normal del hombre, así como el de los predios, es el de
libertad, y la obligación es una restricción de esa libertad,
restricción que no se presume y que es preciso
hacer constar. El que pretende que se ha libertado
de la obligación debe probar la extinción de ella; porque,
aduciendo tal defensa, confiesa que la obligación
ha existido, y es racional que se le considere atado
por el vinculo jurídico mientras no pruebe que se desligó
de él.
La carga de la prueba puede, pues, corresponder
tanto al actor como .al reo en el juicio, según la regla
: Onus probandi ci qui dicit non el qni nc.-f. Eii
general, al actor le toca la prueba, porque es el que
afirma: asume, empero, el reo el deber de probar cuando
opone una excepción, no cuando se limitaáiiear,
porque el demandado se hace actor en la excepción.

- 120
Reus cxcipicndo Jil actor. Si, me demandas por mil
bolívares estás obligado á probar la acción, cuando
me reduzco á decir, en mi contestación que nada te
debo. La prueba me tocaría á mí si contestae que
te había pagado, que me habías remitido la deuda,
etc., porque con estas excepciones afirmo que mi obligación
existió y que me he desatado de ella por un
medio legal.
Excluimos, desde luego, el-caso en qué la parte
tiene á. su favor una presunción legal, la cual produce
por efecto trasladar á la otra parte la carga de la
prueba. artículos '191, 650, 655, etc.
Con ,estas breves reflexiones , queda—demostrada
cuál es la razón de la regla-contenida en este artículo;
La ciencia desecha 'hoy por irconduce'ite el antiguo
debate de si pueden ó nó proba ,rsç las proposiciones
negativas. Lo cierto en esta materia es que cuando
las proposiciones negativas pueden convertirse en afirmativas
particulares, son susceptibles de prueba, y que
'las que nó pueden probarse son indefinidas, ora se
presenten en forma de afirmativas, ora tengan el carácter
de negativas.
Para probar que, no has .26 ,este, año á Europa
me bastará jusfificar que durante;es'e tiempo has permanecido
en Caracas: para probar que no eres, venezolano
será suficiente que .acredites que eres inglés. Las
proposiciones negativas; no te debo nada, nunca he tenido
negocios contiço, etc., son de difícil sino imposible prueba
por indefinidas, no por negativas, y por el mismo
motivo estas 'otras afirmativas: siempre lic cumplido mis
oblzaciones, lic hecho en todo tiempo honor á mis comromisos,
etc.
Finalizaremos este con'íentarió, diciendo qié será
condenada por la sentencia definitiva la parte á quien 'correspondiendo
la prueba de la açción 6 de la excepción,
no lo' presntarla 6 ins'fruirla, conforre á la léy, y
que en el caso de , que las pruebas 'producidas por
los litigántes no san suficientes, para esclarecer 1a

121
verdad, será absuelto el demandado, según el artículo
i 18 del Código de Procedimiento Civil.
§i9
De la pruebapoi- escrito
Art. 1.282. La prueba por escrito resulta de un documento
público ó de un documento privado.
La prueba por escrito ó prueba instrumental no es
en realidad sino la prueba de testigos preestablecida.
La escritura es el resultado del testimonio de los hpmbres,
así cuando se contrae á sucesos de carácter general,
que forman la historia de un pueblo en sus diferentes
edades, como cuando guarda el recuerdo de
hechos particulares relativos á las personas, y de los
cuales se derivan sus diferentes relaciones jurídicas.
La ley da mayor fe al relato escrito de los hechos,
cuando ello son presenciados y recogidos por el funcionario
á quien tal encargo está afribuido, sin que por
eso se la niegu al que en la misma forma han extendido
los particulares solos en asuntos que les interesan,
para hacer constar un hecho jurídico.
De allí las denominaciones de documentos públicos
y documentos privados, que en seguida explicamos.
Como sinónimo de documento, • escritura ó ins&umeizco
se usan en las leyes las palabras acto y título,
que tienen otras acepciones legales. Dícese también
acto un hecho del hombre que puede producir derechos
i obligaciones, y título la causa, la calidad, el derecho
mismo que nos compete y en virtud del cual procedemos.
Importa distinguir bien el significado que tiene
ó que se le ha dado á la voz en cada circunstancia.
Por lo demás, cualquiera que sea el término empleado,
es ,conveniente advertir que en el- lenguaje del Derecho
y de la Jurisprudencia documento, escritura, instrumento,
acto 6 título, vale decir un escrito destinado
á probar un hecho 6 nçocio Jurídico entre partes, y
que fuera de eso aquellos conceptos no se aplican sino

-- 122 -
por extensión, ,como acontece en historia, economía
política, administración, etc.
Hay documentos Jirnados y documentos no firmados,
y aun algunos que no son escritos, artículos 1300,
1.301, 1.302 y 1.303.
Art. 1.283. Instrumento público es el que ha sido autorizado
con las solemnidades requeridas por la ley, por un Registrador
Ci otro funcionario 6 empleado público, que tenga poder
para darle •un carácter auténtico en el lugar en que el instrumento
ha sido autorizado.
No es lo mismo escritura pública, instrumento ó
documento público, que acto ó documento .ạuténtico.
En el sentido estricto de la palabra e.critura pú
blica, instrumento ó documento público, es, el que se
otorga ante el. Registrador, ó ha sido autórizadopor
él en la forma requerida por la ley y siempre que sea
paraello; competente También puede llamarse documento
público, cualquier otro acto constante de un . .- registro
.público,, y el acto otorgado ante el .funcionario
áquien por la ley se permite acudir en defecto de Registrador
para darle ál escrito el carácter de tal,' como
en el artículo 1.365. Allí, sin embrgo, la ley -reserva
eP nombre de escritura pública para la que se formaliza
ante el Registrador, según dejamos dicho. Merecen
el nombre de documentos públicos los actos del estado
civil que autorizan los funcionaçioi civiles competentes,
artículo 399; el contrato de matrimonio que
presencia el Presidente del Concejo Municipal, afficulo
-I 15, la adopción que se efectúa ante el Trib4hal 'Stiperior
del territorio en que está domiciliado el adoptante,
artiçulo 227, y la emanciac.ión que. , se formaliza ante
el Juez de Primera Instancia, artículo 359.
-Son actos ó documentos auténticos los que pasan
ante los demás funcionarios en el ejercicio de sus
atribuciones legales.. Un poder otorgado ante un Re-
'gistrador es un documento público: ese mismo poder
autorizado por un Juez, es solamente un documento
auténtic. .. Una copia debidamente certificada de una

- 123 -
transacción 6 una sentencia definitiva es un documenz'o
auténtico. Lo mismó podemos decir de los decretos,
resoluciones, actuaciones ., certificaciones ó diligencias
verificadas por una autoridad civil, política 6 administrativa.
Pero .no todo acto registrado se puede denomidocumenlo
público. El Código determina en esta
Sección las reglas sobre la prueba de las obligaciones
y su extinción, y todo lo que se contrae á materias
distintas es extraño á estos principios. No será,
pues, propio llamar documen/os públicos los títulos de
empleados, de grados científicos, etc., que se mandan
protocolizar en lá Oficina Principal de Registro del
lugar donde se expiden, ni las leyes y decretos que
por orden del Gobierno, ó á instancia de un particular
se registrasen, porque esos actos no están destinados
á probar derechos y obligaciones entre partes.
Art. 1.284. El instrumento que no tiene la fuerza de público
por incompetencia del funcionario, 6 por defecto en su
forma, es válido como instrumento privado-,cuando ha sido
firmado por las partes, y conserva el carácter de auténtico que
tuviere antes de haberse llevado al registro.
No basta para que el documento alcance la calidad
de Público ó de auténtico que haya sido otorgado
6 formalizado ante un Registrador ú otro funcionario.
Es indispensable que uno y otro sean competentes,
por razón del territorio y por razón de la materia.
Si el Registrador presencia y protocoliza un contrato
fuera de su jurisdicción, ó si presencia y protocoliza
dentro de ella una acta de matrimonio ó un contrato
de adopción, esos documentos no serían públicos. Asimismo,
si un Juez saliese fuera de su circuíto á practicar
en jurisdicción ajena el reconocimiento de un
documento privado, el acto celebrado no sería tampoco
auténtico.
El .acto sería igualmente in'íicaz como báblico ó
corno auténtico, si hubiese sido -autorizado por un individuo
que se había arrogad) la calidad de Regis-

124
trador, Juez, etc., en aquella circunstancia. Distinto
sería si estuviese actuando como tal futcionario en
todas las diligencias de aquel género, á sabiendas de
todo el mundo, aunque su nombramiento no fuese
legal ó verdadero, 6 haya incurrido en una usurpación
de atribuciones. El error habría sido común á
todos los ciudadanos, y no podría perjudicar á uno
solo: e;ror communi jus facil. Así lo resolvían los juris
consultos romanos acatando la doctrina consagrada en
la famosa ley que se conoce con el nombre de Baibarius
PIií1ij5pus.
Nue.stras leyes no exigen formas sacramentales
para ningún acto jurídico: las partes son librespara
expresarse de la manera que tengan á bien, con tal
que lo hagan con claridad y precisión. La ley sobre
Registro Público prohibe á los Registradores que intervengan
en la redacción de los actos y contratos
que presenten las partes. No hemos de entender por
defectos de ¡olmas la falta de los requisitos intrínsecos
del acto, como son los nombres de los otorgantes, que
sirven para determinar su identidad, la firma deellos,
la convención, la cosa, que es objeto de ella, etc.,
porque tales faltas anularían en absoluto el documento.
Los de/ectos de forma, á que se refiere el artículo,
son los de formalidades puramente extinsecas, por
ejemplo: si el instrumento se registrase en idioma
extranjero, articulo i i, en papel común, ó de sello
incompetente, si el Registrador no estuviese acompañado
de dos testigos ó asistiese uno solo, si los
testigos fuesen menores ó no fuesen vecinos, no supiesen
escribir, etc. Estos últimos defectos serían .causa
de nulidad en los, testamentos, artículo 772, mientras
que en los actos entre vivos, registrados, los reducirían
á la condición de documentos privados. .
Si no han sido firmados .por las partes no valen
de modo alguno. El acto se considera firmado por
el otorgante cuando á ruego suyo lo suscribe otra

- 125 -
persona capaz, siempre que aquel no pueda hacerlo
por no saber escribir (i otro impedimento, y que así
se exprese. El documento debe estar suscrito por
el Registrador incompetente ó adolecer de los defectos
antedichos.
Esta disposición, tomada del Código frnncés, tiene
allá por objeto declarar que el acto vale en tales
casos como documento privado, aunque no se haya extendido
por duplicado, si contiene un contrato bilateral,
ó aunque se haya omitido la aprobación de puño
y letra del obligado, si fuere unilateral, etc. r Como
nuestras leyes no exigen esos requisitos en aquellos
documentos, el artículo es de poca importancia práctica
entre nosotros.
A este artículoj se ha añadido ahora, por vía de
advertencia, que el' documento cuyo registro es ineficaz
conserva el carácter de auténtico que antes tenía,
para que no se crea que se hace de peor condición
convirtiéndose en simple documento privado. Si después
de haber reconocido judicialmente las partes sus
firmas, lleva una de ellas el documento á la Oficina
de Registro y la protocolización resulta nula, el instrumento
no pierde la autenticidad que adquirió por
- el acto judicial sobredicho.
Art. 1.285. El instrurhento público hace plena fe de la convención
6 de la declaración que contiene; así corno de los
hechos sucedidos en presencia del funcionario público que lo
autoriza.
La fuerza probatoria del instrumento no impide que pueda
ser impugnada Ja convención 6 declaración que contiene, por
simulación, fraude en perjuicio de acreedores, pacto 6 disposición
nula, 6 por cualquiera otra causa legítima.
El instrumento túblieo hace plena prueba para
todo el mundo, erta ornes. Cuando dos personas
declaran en una escritura pública qt.ie han celebrado
un contrato de venta, la fuerza jurídica de la convención
se limita , á las partes, sus herederos y causa
habientes; p'ro, la fuerza probatoria del hecho cfec-

X26 -
tuado se extiende á la sociedad entera, para quien el
acto existe, sin ninguna duda, por estar revestido de
las solemnidades legales. Estos dos puntos deben
distinguirse muy bien para no confundir la prueba
de la convención con los efectos de ella, y tan diferentes
son entre sí que el documento puede ser absolutamente
nulo, y continuar siendo válida la convención
que las partes celebraron, salvo las que cual
la donación ó la hipoteca necesitan como formalidad
esencial la solemnidad de la escritura pública.
Además de la convención que contiene, el msirumenlo
público hace también plena fe de los hechos
efectuados ante el funcionario y que sean relativos
al contrato, por ejemplo: la entrega de la cosa ó
del precio, la devolución de títulos, etc.
El funcionario no puede dar fe de las referencias
de hechos ó circunstancias, que no han sucedido
en su presencia, ó que no le es posible comprobar,
como cuando las partes declaran que han recibido éstos
ó aquéllos valores en épocas anteriores ó que son
mayores de edad, capaces para contratar, que son
legítimos dueños de las cosas que enajenan, etc. Es
admisible la prueba contraria sobre esos puntos, porque
de que no sean ciertos nada se colegirá contra
la autenticidad y verdad del documento público.
Para destruir la fe que este merece se necesita
iclwrlo de falsedad, y probar que el funcionario ha
faltado á la verdad al afirmar que el acto contenido
en la escritura ha pasado en su presencia, que ha
sido leído y firmado por las partes, 6 que se han
hecho entregas de valores ó cosas que realmente no
se han efectuado, etc. Esa tacha envuelve la acusación
de un delito que acarrea pena corporal, y es
por tanto 'muy grave para el funcionario y para los
testigos y las partes, que han concurrido á cometer
la falsedad.
Se ha introducido en este artículo una disposición,
que no es en verdad un principio nuevo,

- 127 -
porque se deducía claramente de los preceptos sancionados,
pero que se ha considerado útil para evitar
dificultades en la practica. La ley nos dice aquí
que la fuerza probatoria del instrumento no impide
que pueda ser impugnada la ccnvención ó declaración
que contiene, por simulación, fraude en perjuicio de
acreedores etc, Con efecto, una cosa es la prueba
de la obligación y otra la obligación misma. Como
antes hemos dicho, ésta puede ser por sí misma
nula, y estar contenida en un documento perfecto
en su forma, ó por el Contrario, una obligación absolutamente
válida puede constar de una escrituraviciada,
de nulidad. Si á una persona se le opone
un documeflto público de venta, puede, sin desonocer
la fuerza probatoria del acto, impugnar el contenido
de la escritura, sosteniendo por ejemplo; que
la venta fue simulada, y qie en realidad no se
efectuó sino unadonación. No se trataría' allí de
negar la fe que es debida al instrumento público,
sino la eficacia de'la onvención que- aparece celebrada,
ocultando la verdad con perjuicio 'de intereses
legítimos.
Lo dicho respecto de la si?zu/at'n se extiende
al' caso de una enajenación . hecha por el deudor ei
- fraude de - sus acreedores, á los cuales concede -el
artículo 1.198 la acción denominada -auíLana, s, así
mismo al en que el documento contiene una conveñción
ó declaración bajo pactos ó disposiciones
nulas por estar prqhibidas en . derecho, como sería
una venta celébrada entre personas que no pueden
efectuar género de contratos. ese-
artículo 1.48 ó si
en un ,-contrato de anticresis apareciese 'estipulado
que el acredorpdrá disponer del predio dado en
anticresis, artftulo 1 .8o'. -
—La' acción para '-impugnar la eficacia del acto
puede corresponder tanto á 'las partes , como á. los
terceros -que tengan ',interés en ello'; y, 1desde luego
es menester advertir que siempre que la convención

- 128 -
ó declaración es atacada, por dolo contra las personas
ó fraude contra la ley, es admisible la prueba'
de , testigos sin limitación alguna, porque no se tratará,
entonces de probar la existencia de 'una 'obligación
convnciónal, .ó su extinción por- los medios
legales, sino de ci-.edita'r ui hecho que impidió la
formación jurídica de aquella y la creacióñ -de los
derechos consiguientes. Este caso es distinto del en
que alguna de las partes pretende desmentir lo elpresado
en la convención,' modificarla ó alterarla, sin
dejar fraude. 6 dolo, donde la ley no permite la
prueba de testigos, si no existe principio de prueba
por , ,escrito, artículos 1.311 y 113i6, porque sería
acabar con la fuerza probatoria de los documentos
públicos ó privados, admitir la de 'testigos ' 'para desvirtuar,.
corregir ó suplir o' ue ellos contienen según
lo expuesto por las partes..
Art. i.--86. El instrumento público y el instrumento privado
hacen prueba entre las partes, aun de las cosas que no
han sido expresadas sino de una manera enunciativa, con tal
que la enunciación tenga una relación directa con el acto.
Las enunciaciones extrañas al acto sólo puedeh servir de
principio de prueba.
En 'un documento .público . ¿. privo se ençuentran
ordinariamente cláusulas de dos especies: las
dispositivas que son . todaE las que concurren á formar
la convención, o declaracion, como son los nom
bres de los otorgantes, las que expresan la naturaleza
del acto, los pactos y condiciones estipuladas
por ellos, el objeto y materia del, ;contrat9, el precio,
la designación de la cosa, etc; y las enunciativas,
que no hacen parte integrante de la convención, y
que podrían. separarse .dei actó sifl •menoscabar ni
alterar su sustancia ni su forma ésencial.
Las enunciaciones dichas se subdividen en dos
clases: unas que . son relativas al acto, y, otras que
son extrañas á él. Las primeras hacen prueba entre

- 129 -
las partes;. las segundas pueden servir á las mismas
dé principio de prueb.
Por ejemplo: Antonio declara en un documento
que es deudor á Félix, según arreglo de cuentas,
de Ja suma de cinco mil bolívares, agregando que
le ha satisfecho los réditos anterioimente véncidos.
La declaración de la deuda es la cláusula dispositiva
de la convención, la de no deber nada por réditos
es una cláusula enunciativa, que vale entre los •otor
gantes prueba plena, pues el acreedor la ha dejado
xpesar sin objeción alguna, y significa por ,tanto
que el hecho es cierto para él.
Antonió declara que vende á Félix tina , casa,
qué h'ubo por donación que le hizo Clodio: esta
última es una enunciación extraña á la coniención,
que no alcanza fuerza de prueba entre las partes, porque
el dicho de Antonio en ese punto no da ningún
derecho á Félix en el acto celebrado, ni le impone
ninguna obligación con relación á él, peio puede
servir de principio de prueba á Félix para justificar
que Antonio recibió. de Clodio la casa en donación,
cuando ambos fuesen herederos de Clodio y estuviesen
sujetos á colación.
-:-¿Y cuál es el mérito probatorio que ls enunciaciones
tienen respecto de terceros? Los autórres
enseñan qué las cláüsulas enunciativas, relacionadas
directamente con el hecho jurídico que forma el objeto
. principal del acto, hacen fe en cuánto á erceros:
la manifestación del deudor de que ha , pagado los
réditos vencidos, á quo nos referimos en el ejempló
Propuesto arriba, puede ser opuesta por , el deudor
á un,acr.eedor que embarga el crédito ó á un cesionario.
La circunstancia de no haber sido rechazada
por la otra parte did á la declaración predicha el
carácter de un reconocimiento de ellos, con igual
furza probatoria qie la convención 'misma cn sus
cla'tsulas dispositivas La prueba la constancia del

- 130
hecho existe para todo el mundo y al decir la ley
que las enunciaciones mencionadas hacen fe en1e las
j5anfes se refería á los que inmediatamente están interesados
en 'la prueba del documento, teniendo únicamente
. en mira por el momento equiparar las cláusulas
disposilivas á las enunciaciones relativai del acto.
Pero, en esta materia hay que fijar dos puntos
impórtantes: 19 que si es verdad que los terceros
están obligados á respetar la fuerza probatoria de,
las enunciaciones referidas, como la de lo principal
del instrumento mismo, les asiste el derecho de impugnarlas
en los propios casos en que pueden reclamar
contra la convención ó declaración; según el
artículo anterior, porque una cosa es la prueba de
la enunciación y otra la verdad ó legalidad de ésta;
y 29 que una enunciación hecha en un acto auténtico
no puede hacerse valer contra un tercero, como
título constitutivo de un derecho que ninguna de
las partes estaba investida del poder de establecer;
nada valdría en çonsecuencia la enunciación del vendedor
de que el fundo vendido era dueño de una
servidumbre de paso por el predio vecino, para reclamar
su ejercicio contra el propietario del fundo
que no figuró en el 'contrato de venta y que niega
la existencia de la servidmbre; ni la mención que
haga el vendedor de haber adquirido el predio vendido
por venta que le hizo la 'persona que exprese,
en una fecha que determine, autorizaría al comprador
para calcular el tiempo de la prescripción desde'
aquel día, si no consta del documento respectivo.
Todo esto confirma la regla de que la prueba de
que existe la enunciación no impone el debér de
considerar cierto y legal lo que en ella se ha expresado.
Cuanto á las enunciaciones extrañas, es evidente
que no pueden 'hacerse valer contra terceros, pero
éstos pueden aprovecharlas como ftriwz.z5io de Prueba
por escrito contra la parte que las hizo conforme al

'
- '3" -
artículo 1.316. En el ejemplo antedicho, cualquier
tercero á quien inte'rese probar con testigos que
Clodio donó á Antonio una casa puéde inrocar,
para. la cbIación ó' reducción de la donación, la enunciació
'n' de Antonio en 1 la venta efectuada a favor
de Félix, 'no contra éste, porque la man ifstación
no emanó de l. y pudo dejarla exponer en el documeiitq
por.' no si'gnificar. nada para él en la con-
'ención.
Artículo 1.287. Los 'instrumentos privados, hechos para alterar
6 contrariar lo pactado en escritura pública, no producen
efecto sino entre los contrayentes y sus sucesores á título
universal. - . -
Estós instrumentos se llaman ordinariamente
contra-escrituras ó contra -documenlos. -Llevan por ,objeto
hacér constar que el acto ostensible es en todo.
ó en parte simulado. No contienen, pues, una conención
nueva. Aunque la ley se refiere únicamente
á los documentos privados, puede suéeder 'que la
contra-escritura se encuentre en un instrumento auténtico,
como, verbo y gracia, si los otorgantes
hubiesen reconocido sus firmas ante un juez. Esa
circunstancia no' ácría bastante para que valiera contra
el documento legalmente registrado, al cüai tocante
á terceros no es permitidó 'oponer siho 'otro
de igual carácter. .
Ckdio vende á Félix una cása por escritura -pública,
y al mismo tiempo, ó después declarán ambos
por un documento privado que la dicha venta
es simulada para determinados fines y que Clodio
es el verdadero 'propietario de la casa. Este 'documento
vale 'para Clodio y Félix y sus respectivos
herederos,' ésto es, sus sucesores á título universal.
Pero, fuera de ellos, no produce efecto alguno para
ningJna otra persona,' aun algún tercero que conociera
aquel contra-documento.' La' ley no distingue . ­entre
'los te'rceros' que sabían l- existencia' 'del. contra-docume,'to
y los que la ignoraban Lo unico que ellos

- 132 -
están obligados á saber es si existe ó no un documento
público.
Si Félix abusando del dominio simulado que le
ha otorgado Clodio, vende ó hipoteca á Antonio la
casa mencionada, el acto es perfectamente válido.
Clodio podía solamente reclamar contra Félix la indemnización
de daños y perjuicios que le corresponda.
Los acreedores de Félix pueden embargar
y ejecutar la casa, y no valdría para impedirlo el
contra—documento referido.
Es condición de la contra—escritura que sea redactada
en un acto separado : no pueden juzgarse tal
las cláusulas adicionales de un documento que alteren
ó deroguen el contenido de éste. Es indiferente
para apreciar el carácter de la contra—escritura la
fecha en que las partes la hayan suscrito. Pero
todo escrito en que éstas modifiquen ó desvirtúen lo
pactado en documento público, no asume precisamente
la calidad de una contra—escritura. Es posible
que sea una convenión nueva epcaminada
hacer constar una retrocesión, novación 6 remisión
de obligaciones, cuyas consecuencias se regirían por
los preceptos legales respectivos. Decidir si el acto
expresado es ó nó un contra—docume-nto es resolver
una cuestión de hecho, para lo cual son çompetentes
los Jueces de la causa.
Es indudable que lo pactado en el contrcj—documen/o
no puede perjudicar á terceros; mas, en sentir
de los expositores frapce-ses, aquellos ptieden prevalerse
de lo que se exprese en él, en cuanto los
favorezca. Los acreedores de Clódio pueden pedir
el embargo de la casa que aparece vendida á Félix
mientras éste no la haya enajenado, si llega á-conocimiento
de esos acreedores que existe el contra—
documento; y ésto aunque la venta no se haya he--
cho en fraude de sus derechos. Ellos ejercen entonces
por acción oblícua log derechos que pertenecen
al deudor, con arreglo al artículo 1.197.

'33 -
Creemos que en un conflicto de acreedores de
Félix y de acreedores de Clodio, que dirigen todas
sus acciones ejecutivas contra la casa de que figura
Félix como propietario, prevalecerán los acreedores
de Félix, porque 'ellos son verdaderos terceros en
este caso; contra los cuales ningún efecto puede
producir el conlra-'-documen/o, y está visto que 'los
acreedores de' Clodio no podrían ejercer sitio -los
derechos de su deudor, que subsisten mientras no
colidan -con los, de terceros, para quienes no hay
más título . que el de la escritura pública, otorgada
por Clodio á Félix.
Parece inútil agregar que, para valer entre las
partes y sus herederoslos contra—documentos, deben
contener convenciones lícitas, sin fraude, celebradas
con sujeción á las reglas establecidas para la validez
de los contratos, bien entendido que los otorgantes
deben estar autorizados por la ley para
cambiar las estipulaciones del documento ostensible.
De lo que se infiere que las contra—escrituras nada
valdrán ni aun entre las partes, si, pór ejemplo, se
pretendiese alterar en ellas el régimen de los bienes
del matrimonio establecido en las capitulaciones correspondientes.
Art. 1.288 El instrumento privado reconocido por la parte
quien se opone, 6 tenido legalmente por reconocido, tiene la
nis.rna fuerza probatoria que la escritura pública entre los que
u ho suscrito y entre sus herederos y causahabientes. -
Con el nombre de insÉru,,jenos ó docnmentos rivados
se comprenden todos lbs actos ó escritos que
emanan de 1-as partes, sin intervención del Registrador
ó de otro funcionario competente, y que se
refieren á hechos jurídicos á los cuales pueden servir
de prueba. Las cartas, esquelas, etc., son, por consiguiente,
documentos jriz'ados cuando en ellos se expresan
reconocimiento de /eudis, recibos, a-viso de una
no!i/icación, etc. En otros casos 1) 1e(len valer simple'-
mente como principio de prieba por escrito, en cali-

- '34 -
dad de papeles que hacen verosímiV un hecho, artículos
200 y 1.316.
Es condición esencial de la existencia de todo
documento privado que esté firmado por la persona
á quien se opone: la firma no puede reemplazarse
con unacruz, una marca, un sello, etc., aunque se
hayan estampado en presencia de testigos. La ley°
admite que pueda firmar una persona á ruego de otra
según vemos en los artículos 748, 750 y 1.291.
Los documentos privados no están sujetos á ningún
requisito de forma. Pueden estar escritos en idioma
extranjero, omitirse en ellos el lugar y 19 fecha, dejarse
de salvar las enmendaduras, interlineaciones,
etc., y no los anula tampoco el hecho de haber entregado
el que aparece obligado una firma en blanco
en un papel, que ha llenado después la persona á
cuyo favor se constituye la obligación, ó la prueba de
que se ha extinguido la contraída. Lo que sabemos
que puede hacerse conforme al Código de Comercio
en el endoso de las letras de cambio, es también
válido en opinión de los autores para los documentos
privados en materia civil. Exceptúase el caso en
que el papel firmado en blanco fue sustraído dolosamente
á la persona á quien el firmante lo confió
y llenado por el tercero sin saberlo ésta si el firmante
puede probar ese hecho, y para ello le son
permitidos todos los medios probatorios, le será po
testativo rechazar la obligación que de aquel modo
se haya hecho constar en el papel mencionado, aunque
éste se encuentre en manos de terceros de buena fe,
porque se trata de un delito de falsedad contra cuyas
consecuencias puede protestar.
En el artículo 1.291 encontramos el único requisito
de forma que exige nuestro Código en esta
clase de documentos. Aunque el contrato sea, bilateral,
no se necesita entre nosotros que el documento
privado que lo contenga se extienda en varios ejem-

- '35 -
piares, formalidad que para algunos contratos, como
el de compañía, impone el Código de Comercio.
Con documentos privados pueden probarse todos
los actos ó contratos que por disposición de la ley
no 'requieren ser extendidos en escritura pública 6
revestir solemnidades especiales. Pero, esa clase de
instrumentos no valen por sí mismos nada,, mientras
no son reconocidos por la parte á quien se oponen
Ó tenidos, legalmente por reconocidos. El documento
privado adquiere, entonces, fuerza de escritura pública
entre los que lo han suscrito, ó contra el que
lo ha suscrito si es uno sólo, ó, mejor dicho, entre
las partes del acto ó contrato contenido en él, y entre
sus herederos ó causahabientes. Para destruir la
plena prueba que del documento se desprende, sería
menester tacharlo de falso como á un documento
público, porque sólo probando que el acto ha
sido falsificado es que se pueden echar abajo las declaraciones
que contiene. En cuanto á las cláusulas
enunciativas siguen la misma regla de los documentos
públicos, conforme al artículo 1.286.
Es doctrina generalmente admitida 'en Jurisprudencia
que los documentos privados reconocidos, 6 tenj
dos por reconocido.s producen también efectos contra
terceros con estas 'distinciones la fuerza probatoria
del documento es para los terceros indiscutible desde
que está reconocido, con excepción de la fecha que
no llega á ser para ellos cierta, sino conforme 'a!
tículo 1.292; pero las consecuencias del acto privado
no afectan en nada á los terceros cuando la ley exige
expresamente un documento público, como acontece en
las convenciones que tienen por objeto la traslación
del dominio de bienes raíces ú otros derechos reales
sobre los mismos.
La declaración de una deuda ú otra ob1iación
personal, un contrato que crea derechos personales,
la extinción de una obligación ú otros actos seniejantes,
constantes de un docui'nento privado r'.cono-

- 136 -
cido y con fecha cierta, producen seguramente efectos
con relación á terceros. El artículo 1.550 nos ofrece
un ejemplo de lo que decimos.
Las palabras partes, sucesores universales, causahabientes
y terceros poseen cada una su significación
propia, que es conveniente fijar con precisión.
Son partes las personas que contraen, ó á nombre
de quienes se contraen las obligaciones; que adquieren
ó á nombre de quienes se adquieren los derechos,
que á las obligaciones corresponden.
Son sucesores universales los herederos de una de
las partes contratantes: son causa—habientes los que derivan
su título de alguna de las partes, y en ese
sentido se dice que los herederos son causa—habientes
universales; pero la palabra causa—habiente se emplea
más frecuentemente para designar á los que traen su
derecho á la cosa ó en la cosa, jus ad rem, jts in
re, por título singular, como el legatario, el donatario,
el comprador, el aríendatario, etc., que son denominados
también sucesores á título singular.
Son, finalmente, terceros todos, los que fundan
los derechos predichos en un título que no procede
de la persona con quien lo controvierten. Interesa
comprender muy bien que los causa—habien1es de una
persona son entre sí terceros, lo cual sirve para explicar
el verdadero sentido del artícelo 1.292. Véase
el artículo i. 101.
Algunos autores llaman también tercero al causahabiente
particular respecto de su propió causante, en
cuanto á los actos que éste ha verificado con posterioridad
al título de aquél. Es sabido que en materia
de trasmisión de inmuebles prevalece la fecha del
registro del título, y en la de las cosas muebles, la
del primero que ha tomado posesión; pero, suponiendo
que tales circunstancias falten, serán aplicables indispensablemente
las reglas sobre la certeza de la fecha.
Clodio ha vendido sucesivamente una misma casa á
Félix y Antonio, y un carruaje: ninguno de los dos

'37 -
ha registrado el título de la casa, ni tomado posesión
del carruaje: tendrá preferencia en esas ventas la que
conste del documento que tenga ficha cierta, ya respecto
del vendedor, ya respecto del comprador; y si
ninguno la tuviere será preciso admitir la prueba de
la anterioridad por cualquier género de probanza.
Los que se encuentran aquí en oposición son los dos
causa—habientes, esto es, los dos compradores. Iguales
reglas se aplican á los recibos y otros actos de extinción
ó cancelación privada.
Terceros son, en suma, los que no son por manera,
alguna partes en el contrato o en el juicio, y para
quienes se -observa el pvincipio de que no los favorece
ni los perjudica lo que se ha pactado ó litigado entre
otros: Res inter alias acta vi judicatiz a/jis ize que nocere
ñeque prodesse. potesi.
Art. 1.289. Aquel á quien se opone 6 se exige el reconociniento
de un instrumento privado en su contenido 6 en su firma,
está obligado á reconocerlo 6 negarlo formalmente. Si no lo
hiciere, .'se tendrá legalmente como reconocido.
Los herederos 6 causa-habientes pueden limitarse á declarar
que no conocen la escritura 6 la firma de su causante.
Presúmese reconocido - el documento privado cuando
habiendó sido presentado por una de las partes,
como prueba del derecho que pretende, la otra no lo
rechaza ni lo objeta. Esta disposición ha sido introducida
ahora en este artículo. Conviene decir que ella
es general: cualquiera que sea el documento privado,
emane ó no de la parte á quien seopone, su silencio
equivale á reconocer los hechos que en el docuiñento
se relacionan y que se alegan contra la parte que callando
los da por ciertos. No se necesita para ello que
se le haya pedido el reconocimiento.
El otro caso del artículo se verifica cuando una
persona interesada exige expresamente ci reconocimiento
del documento, lo cual ocurre ordinariamente antes
de 'que se haya incoada controversia alguna, y
tiene por objeto preparar las pruebas de un juicio

- 138 -
próximo, o autenticar simplemente un acto que sin
esa formalidad carece de mérito probatorio. Júzgase
confeso el otorgante que evade reconocer ó negar el
instrumento privado en su contenido ó en su'firma, ora
desobedeciendo al tribunal que lo cita, ora resistiéndose
á contestar categóricamente una ú otra cosa. La
ley no exige juramento para ese acto, formalidad que
no es menester sino en las posiciones que se absuelven
en juicio. -
Al referirse al reconocimiento de la escritura privada
habla la ley del contenido ó de la firma: ésto
no quiere decir que se puede negar el contenido y
reconocer la firma 6 al contrario. Esos conceptos son
aplicables al caso en que el documento aparece firmado
por otra persona, sea un causante, sea un mandatario,
sea meramente un firmante á ruego del que
se supone obligado en el acto. Entonces, el reconocimiento
se ha de dirigir al contenido, porque de otra
persona es la firma. Cuando el escrito no se halla en
esas circunstancias, el reconocimiento de la firma envuelve
necesariamente el reconocimiento del contenido,
á menos que éste se halle alterado, enmendado, tachado,
etc., y que el reconociente alegue y pruebe que
es falso, aunque reconozca la firma que lo autoriza.
La fuerza de la confesión, presunta que resulta
de no reconocer ó negar terminantemente el documento,
es mayor que la de la confesión judicial expresa,
porque ésta puede ser revocada si se prueba que fue
resultado de un erro;- de hecho, artcuio 1.333, y contra
aquella no cabe más recurso que la lacha de falsedad
del documento que se ha dado por reconocido,
artículo 1.309.
Los herederos y causa—habientes del otorgante no
están obligados á reconocer ó negar un acto que no
emana de ellos, pero deben declarar si conocen ó no
conocen la escritura, esto es, la letra, 6 la firma de su
causante. La resistencia á comparecer ante el Juez,
ó á declarar en los términos prescritos puede acarrear

- '39 -
al heredero ó causa—habiente las mismas consecuencias
que ocasionaria al causante, si hubiese' sido llamado
á ese fin. -
Art. 1.290. Cuando la parte niega su escritura, 6 su firma,
y cuando sus herederos 6 causa-habientes declaran no conocerla,
puede ocurrirse al cotejo, sin perjuicio de cualquiera otra prueba.
El cotejo de le/ras no.tiene en nuestras leyes fuerza
alguna probatoria. Las partes pueden promoverlo en
juicio para llevar al , ánimo del Juez los indicios posibles
de verosimilitud. Las experticias en general no son
sino pruebas auxiliares, artículo 1.356. Nada es racional
fundar en la semejanza ó desemejanza dé letras ó
firmas, porque es fácil imitarlas, y porque se ve muchas
veces que las letras ó firmas auténticas no guardan
completa igualdad, aun hechas en una misma época
y en idénticas circunstancias.
Si el documento privado fue firmado al mismó
tiempo por testigos, las declaraciones de éstos no serían
admisibles como prueba de la obligación en el caso de
que el otorgante negara su firma, sino en tanto que
ese medio de prueba fuese permitido por la ley. Lo
mismo sucedería con el testimonio del firmante á ruego.
Véase el artículo 1.311.
Art. 1.291. El instrumento privado en que una sola de
las partes se obligue hacia otra í entregarle una cantidad de
dinero ú otra cosa apreciable en dinero, debe estar suscrito por
el obligado 6 por otro, á su ruego, si no sabe 6-no puede firmar,
y la cantidad expresada en letras en el cuerpo del vale.
Este artículo simplifica la disposición correspon-
'diente del Código francés, con el cual concuerda el
Código italiano, por 'el que se requiere que el documento
privado, que contiene una obligación unilateral
de la especie mencionada, sea escrito po'r el mismo
otorgante, ó que á lo menos conste su aprobación
puesta al pie del documento de su puño y letra, antes
de la firma con expresión de la suma (le dinero, ó la
cantidad de las cosas apreciables en dinero, escrita toda
en letras.

- 1 4
Tiene allá por objeto ese piecepto impedir el abiiso
de la firma en blanco, y corresponde con el deber
de extender varios ejemplares cuando el documento
contiene una obligación bilateral.
Lo único que exige especialmente nuestro artículo
es que la cantidad se exprese en letras en el cuerpo
del vale ó documeñto, para impedir una alteración en
los guarismos, y ordena que sea firmado á ruego del
otorgante - cuando éste no sepa firmar, con lo que la
prueba por escrito puede convertirse en una prueba
de testigos, si no se opone á ello la cuantía de la obligación
que arriba decimos.
En la legislación francesa se considera de orden
público el precepto antedicho, por cuanto su objeto
es garantizar la buena fe contra el fraude, y
la fuerza probatoria del documento es ineficaz si se
han omitido aquellos registros, pero la parte interesada
tiene derecho de probar la obligación por
cualquier otro medio permitido por las leyes. Parécenos
que otro tanto debe juzgarse de la disposición
expresada en nuestro artículo.
Artículo 1,292. La fecha de los instrumentos privados no
se cuenta respecto de terceros, sino desde que alguno (le los
que lo hayan firmado ha muerto, ó ha quedado en la imposibilidad
física de escribir, 6 desde que haya sido copiado ó
incorporádo en algúh registro público, ó que conste haberse
presentado en juicio, ó que haya tomado razón de él 6 lo
haya inventariado un funcionario público, 6 haya sido archivado
en una oficina de registro ú otra competente.
El documento público ó auténtico tiene por sí
mismo fecha cierta, que es para todo el mundo,
ergcr oinnes, la del día en que fue protocolizado ó
formalizado ante el Registrador ú otro funcionario
competente. Esa fecha no puede ser desconocida ó
impugnada, sino atacando por falsedad el documento.
El documento privado está en distinto caso.
Obra exclusiva de las partes. Sin intervención de
ningún funcionario, ni sujeto á formalidad alguna,

- '4' -
los otorgantes pudieran muy bien, movidos por un
interés personal, que no era quizá ¿ilícito,? anteponer
la fecha del acto, y hacer aparecer, por ejemplo, lo
que se escribió y firmó ayer como si se hubiese escrito
y firmado uno, dos, cuatro, diez aros atrás.
Esa fecha valdrá para las partes que convinieron
en fijarla así; pero, en cuanto á terceros contra
quienes puede obrar el documento, ? ley ha debido
dictar reglas para determinar la certeza de la
fecha, dado que había de ser imposible las mas veces
probar la verdad del hecho por los medios ordinarios
de prueba, y á que no es justo acordar fe
á la fecha que las partes quisieron establecer y
de qúc podría resultar perjuicio á terceros. La fecha
de un documento privado es por tanto para éstos,
no la que aparece escrita por los otorgantes sino
la que se determina según los preceptos de este
artículo.
La ley considera cierta la fecha desde el día en
que alguno de los otorgantes. 6 de los testigos que
lo han firmado, ha muerto, ó ha quedado ciego 6
paralítico, ó le han amputado la mano derecha, 6
de cualquier modo quedó en la imposibilidad física
de escribir. Si se presenta un documento privado
que aparece firmado el 25 de enero de 1882, y el
otorgante 6 alguno de los testigos falleció el 8 de
marzo de 1886, ó queda ciego ó paralítico ese da,
el documento tiene como ¡cc/za cierta para terceros
el 8 de marzo predicho, porque después de ese día
no ha podido ser otorgado y firmado, á menos que
sea falsificado.
El día en que un documento privado fue reconocido,
copiado 6 incorporado en algún registro público,
presentado en juicio, inventariado por un funcionario
público, etc., viene á ser tambien la fecha
cierta de ese instrumento por los motivos enunciados.
Advirtamos que no basta la simple mención
del documento hecha en el inventario es preciso

- 142 -
que conste la sustancia del acto, de suerte que no
pueda ser sustituído con otro.
La escritura que por incompetencia del funcionario
6 por defecto , de forma no adquiere la fuerza
de instrumento público, según el artículo 1.284, es
un documento privado con fecha cier1, que será la
del día en que se protocolizó ó formalizó.
Dijimos que el documento privado posee para
las partes como cierta la fecha en que aparece extendido:
lo mismo para sus sucesores universales y
causa—habientes; pero ésto se entiende hasta prueba
en contrario, que puede ser hecha por todos los
medios probatorios. No necesitan en ese caso tacharlo
de falso, porque en los documentos privados
la antedata no constituye siempre falsedad, como er
los instrumentos públicos sucede. Las partes ó sus
sucesores y causa—habientes no tendrán interés en
impugnar la fecha aparente, sino cuando sostengan
que el documento fue antedatado para ocultar un
fraude, y entonces es evidente que no puede negárseles
el derecho de probar el dolo con arreglo
á las leyes.
Demostremos con un ejemplo lo establecido en
este artículo, respecto de la certeza de la fecha
cuanto á terceros, y para ello nos servirá de base
el artículo 1.550.
Clodio da un predio en arrendamiento á Félix
por cinco años, contrato que consta de un documento
privado. Corriendo el tercer año, Clo4io
vende á Rufo el mismo predio. El comprador ',á
quien Félix presenta su escritura de arrendamiento
está obligado á respetarlo, siempre que esa escritura
tenga fecha cierta.
Félix y Rufo son ambos causa—habientes de
Clodio; pero entre sí son terceros., Entre Clodio y
Félix, ó entre Clodio y Rufo, el documento privado
que ellos hayan suscrito tiene como fecha cierta la
que en el acto aparezca escrita, porque si fue ante-

'43 -.
datado es punto que á ellos nada más interesa.
Pero,.. entre Félix y Rufo no ha habido ningún con.
trato,, ni' el uno deriva su título del otro, y por eso
Ruf no está en el deber de aceptar la fecha que
consta en eldocumento de arrendamiento pues
Clodio y Félix han podido fiuígir ése contrato después
de la venta, y anteponer la fecha para per u-
dicar al comprador.
Veamos ahora las consecuencias que deducen
.los autores de los principios mencionados:
ii Que la fecha de los documentos privados se
considera cierta para los herederos de las partes,
siempre que se trate de los derechos ú obligaciones
que. por esa calidad les correspondan, cuando los
actos dichos versaren sobre convenciones ó declaraciones,
que no los ligarían si se hubiesen efectuado
en una época posterior á la fecha indicada.
Pueden, por tanto, oponérseles los documentos privados
firmados por su causante antes de habersido
sometido á interdicción ó inhabilitación, aunque ulteriormente
hayan adquirido fecha cieta, pero los
herederos tienen derecho de probar libremente que
los actos referidos fueron ántedatados para situarlos
en tiempo en que el ototgante era capaz. Es también
indudable que cuando el heredero obra en virtud de
underecho propio, verbo y gracia, por el de su legítima,
debe juzgársele , como un tercero, para quien
el documento debe tener fecha ci'ría conforme á la
ley; y lo mismo ha de entenderse del heredero beneficiario
cuando procede corno acreedor de la sucesión.
2 Que el documento privado no hace fe cuanto
á la fecha contra los sucores particulares á título
gratuito ú oneroso de ilma de las partes que figuran
en aquél, cuando quieran oponérseles las convenciones
ó declaraciones contenidas en el documento referido,
corno anteriores á sús títulos propios. Ya hemos
dicho arriba que estos causa—habientes deben ser

- '44 -
reputados entre sí como tece'os, porque no dciian
sus títulos unos de otros, aunque sus dereéhos
tengan un - origen común. Esta regla se aplica
igualmente á los recibos privados dados porel acredor
cedente al deudor cedido, que no pueden,,sé
opuestos al cesionario sino en tanto que tuviesen
fecha cierta anterior á la notificación ó acéptación
auténtica. El cedido y el cesionario son en
tal caso semejantes á terceros entre sí. Es práctica
en los tribunales franceses admitir cómo suficientes
los recibos dichos cuando el cedido los
ha hecho saber al cesionario en el momento en que
se le significó la cesión, ó inmediatamente después,
aunque no tuviesen fecha cierta, excepción que no
se extiende nunca á los pactos de remisión, novación,
transacción, etc., habidos entre el cedente y el cedido.
Y-.' Que la fecha se reputa cierta, tocante á los
acreedores de las partes que ejercen los derechos
que á éstas pertenecen, si bien les asiste el derecho
de rechazar la fecha antepuesta dolosamente y de
verificar el hecho por todos los medios de prueba.
Los acreedores son considerados terceros cuando
ejercen derechos propios, reales 6 personales, que
emanan de la ley y no del deudor, de suerte que
no obran en nombre de éste, sino contra éste, y
como sucede en los créditos privilegiados é hipotecarios,
y aun los quirografiarios cuando ha habido
embargo de bienes.
4 finalmente, que los a'tos de una mujer, anteriores
á su matrimonio, no pueden ser opuestos al
mado si constan de documentos privados sin fecha
cierta, ya se trate de bienes de la comunidad, ya
se refieran al patrimonio de la mujer. Aquellos documentos
deben haber adquirido fecha cierta antes
del matrimonio, porque el marido es respecto de
-llos un tercero; y es doctrina admitida que la mur
no podría, ni aun con el concurso del marido,

- '45 -
pedir la anulación con el mero testimonio de que
fueron otorgados después del casamiento,- sin el permiso
legal, á menos que probase la falsedad de la
fecha. .
Conviene añadir aquí que' los actos suscritos
por un mandatario convencional ó legal hacen fe en
cuanto á. la fecha, aunque la certeza de ésta no se
adquiera sino después dé revocado ó terminado el
mandatd.
Opinan algunos expositores que si el tercero á
quien se . opone un documento privado había reconocido
formalmente la sinceridad del acto, ó inanifestado
por sus proveedores su intención de no prevalerse
de la falta de fecha cierta, no podrá alegarla
después para desconocer la fuerza probatoria
del documento, aunque ese derecho lo tengan otros
terceros. Mucho menos cuando de acuerdo con el
autor del documento privado hubiese concurrido á
cometer un, fraude con ese acto. vero el simple
conocimiento que el tercero haya adquirido (le la
existencia del documento y las circunstancias en que
fue otorgado, no lo privan del derecho de rechazarlo
por carecer de fcc/tcl. cic;-ti7.
Por un favor concedido al comercio, la fecha
de las letras de cambio, de los pgm otros
documentes come ciales á -la la de sus endosos
y avales, se tiene por cierta hasta prueba contraria,
bien entendido que esti prohibido antedatar
esos actos bajo pena de falsedad, artículo oq del
Código de Comercio.
Art. 1.293. El documento privado tiene la fuerza i° batoria
que le atribuyen los'artículos anteriores, auhijflc no C5tt c tendido
en papel sellado, ni conste haberse satisfecho el inhl)ue s t o de estampillas
correspondientes: Esto sinperjuicio de la responsabilidad en
que hayan incurrido los otorgantes po tales misioues.
Reérese esta disposición al douim'n/o p/-l'z(rd(',
porque en el público ó auténtico toca al funcionario, an-
10---T III.

146 -
te quien se registra ó formaliza el acto, hacer cumplir
con los requisitos de forma externa relativos al papel
sellado y estampillas. El documento privadb no esta
sujeto por el Código Civil á ninguna formalidad extrínseca
para su validez, desde que es reconocido por lo
otorgantes, ,y puede constituirse en una .simple cártaó
esquela, que . vale tanto álos ojos de la ley como el escrito
en papel especial determinado, en estilo jurídico, con
testigos, etc. Someterlo para su eficacia al pago de
ciertos impuestos, que no son otra cosa que el papel sellado
y las estampillas, es derogar los principios establecidos
en materia de prueba; con un propósito extraño á la
Jurisprudencia, corno es el de asegurar la •reclattiación
de contribuciones públicas, que deben hacerse efectivas
con medidas prácticas de-administración. Este artículo
introducido ahora en el Código restablece la verdad en
este püito.
Art. 1.294. Pueden hacerse valer en juicio como prueba 6
principio de prueba por escrito, las cartas misivas dirigidas por
una de las partes á la otra, siempre que en ellas se trate de la existencia
de una 'obligación 6 de 'su e*tinción, así como de cualquier
otro hecho Jurídico relacionado con los puntos que se controvierten.
El autor de la carta puede exigir •la presentación de ésta á.la
persona á quien fué destinada, 6 ésta producirla en juicio para los
efectos mcnconados.
Ni el Código Civil francés ni el italiano contienen
regla alguna sobre esta materia. Las expresadas en este
artículo, y los siguientes hasta el 1.299 las tomó la
Comisión'Revisora de los Códigos Nacionales de la doctrina
y la jurisprudencia establecidas eir Francia é Italia,
según varios y muy notables expositores modernos.
Llámase misiva en general toda carta enviada por
una persona á otra, y se distingue por el objeto ó por la
materia de las' de recomendación, de c'édiÉo, credenciales,
de seguridad, etc. La ley se contrae aquí á las ca'las
misivas en que se tratan asuntos de interés pecuniario,
las cuales pueden servir de prueba en juicio. Nuestro

'47
artículo parte del principio de que las cartas de esa especie
pertenecen tanto al autor de ellas como á la persona
que las recibe, y que aquél y ésta poseen en las cartas
drecho de propiedad para presentarlas ó reclamar su
presentación, sin que por eso sea posible considerar violado
el secreto de la correspond'encia epistolar.
Es indudable que por cartas se pueden celebrarentre
dos personas capaces todos los contratos que no estén
sujetos por las leyes á formas solemnes, y que en
consecuencia de una carta puede constar el reconocimiento
de un crédito ó una obligación, un recibo ú otro
título de liberación" 'También puede aparecer comprobado
en ella un hecho del cual nazca un derecho ó acción
en lo civil ó en lo criminal, por ejemplo, la confesión
de un daño causado, una injuria inferida, etc. En semejantes
casos la carta es un elemento de prueba directa,
que la persona á quien favorece puede hacer valer en
defensa de su causa. Otras veces sucede que la carta
no contiene sino la referencia de algunas ciftunstancias
que no acreditan el hecho principal de la obligación ó
de su acabamiento pero que contribuyen á haoerlos verosímiles,
y forman un 15rflcij5i dpi' ucba por e.ci'i1o,
artículo 1.316, que puede aprovechar uno (le los litigantes
para el fin dicho.
En una correspondencia epistolar enitre, dOS personas
sobre un negocio determinado, lo que naturalmente
se escribe reviste ordinariamente la fuerza de confesiones,
notificaciones ó protestas. Uno de los corresponsales
avisa recibo al otro de los valores que le ha
remitido, conviene en pagar de cierto modo ó con ciertas
condiciones, etc: el corresponsal á quien esas cartas
fueron dirigidas las presenta para probar la existencia
de la obligación. Si éste pretende que el otro se obligó
á más, el autor de las cartas expresadas puede exigir
que sean presentadas, para que se vea cómo y hasta
dónde se obligó. Lo mismo sería cuando el autor hubiese
notificado á su corresponsal que no había recibido
los valores cuya remesa se a.unciaba, ¿) que le habían

148 -
llegado incompletos, en mal estado, etc., ó cuando le
escribió para reclamarle el pago de una cantidad ó el
resarcimiento de perjuicios causados, ó para protestar
contra una reclamación ó pretensión de derechos personales
ó reales. La presentación de las cartas escritas
con esos propósitos habrá de ser seguramente útil al
autor de ellas, y por eso está facultado para pedirla.
No puede la parte á quien se exige la presentación
negarse á cumplir el decreto del Juez. '¿ Cuál es la sanción
de este precepto? No se ha establecido expresamente
en la. ley; mas es lógico deducir que, estimándose
como una confesión el contenido de una carta misiva,
los tribunales pueden considerar confeso al que la recibió
y se niega á producirla sin causa justificada,'á semejanza
del que citado legalmente no comparece á absolver
posiciones, no contesta las que se le hacen ó responde
evasivamente á ellas.
Art 1.295. No puede una parte requerir la presentación de
una carta diriida á un tercero, por alguno de los interesados en el
juicio 6 por personas extrañas, si el tercero y el autor de la carta no
prestan su consentimiento para ello. El tercero tampoco puede
valerse de la carta como prueba, contra la voluntad del autor
de ella
Las cartas misivas, dirigidas y recibidas entre terceros, no pueden
en ningún caso emplearse como medios de prueba en juicio,
por personas para las cuales los terceros no eran causantes 6 mandatarios.
Los herederos y causa-habientes de las personas que dirigieron
6 recibieron las cartas misivas antedichas, pueden emplearlas como
medios de prueba en los mismos casos en que aquéllas habrían podido
hacer uso de ellas.
Aquí domina el principio de que el secreto de la
correspondencia epistolar es inviolable, consagrado en la
Constitución de la República. Además, si la carta fue
dirigida por una de las partes á un tercero, no valdría
á lo más sino como un indicio, en el supuesto de que se
repute el contenido de ella como uija confesión extrajudicial
hecha á un tercero, artículo 1. 33 1 ; y silo fue por
persona extraña no podría ser más que la declaración de

- '49 -
un testigo, promovida sin sujeción á las reglas que para
ese género de probanza establece el Código de Procedimiento,
y que por tanto sería necesario desechar.
La ley permite, sin embargo, que tales cartas se
produzcan como prueba enjuicio, cuando el autor y el
tercero prestan su consentimiento, no porque les atribuye
ápriori determinado mérito probatorio, sino porque
no quiere privar á las partes de medio alguno de defensa,
y los Jueces las apreciarán y valorarán legalmente
en definitiva.
El artículo niega al tercero el derecho de valerse de
la carta como prueba contra la voluntad del autor de
ella. Prueba respecto de quién? No dudamos que si
el tercero ha venido á ser parte posteriormente en el
juicio por saneamiento, por garantía ó porque pretende
tener mejor derecho que los que se disputan la cosa controvertida,
puede valerse de la carta como prueba: con
ls mismas facultades que á las partes corresponde, porque
tal es su carácter ya en el debate. La regla no es
aplicable sino al caso en que el tercero pretende hacer
uso de la carta, en un juicio distinto, que á él le concierne
y en que es parte; ó cuando en el que no lo es por
manera alguna, quisiese producir la carta en apoyo de
una declaración ó informe que fuese llamado á rendir.
Los autores estudian el caso en que el tercero
se encuentra en posesión de una carta que ha sido
escrita á otra persona, enteramente extraña para él,
y le niegan todo derecho de producirla en juicio,
sin el consentimiento del autor de la carta y de la:
persona á quien fue destinada, ya haya llegado á
las manos del tercero por error, ya la haya adquirido
por cualquier medio lícito, y mucho menos si
la posee por efecto de algún delito. Pero, le conceden
esa facultad cuando el tercero tiene interés
legítimo en producir la carta en un juicio, que es de
interés común para el tercero y algunas de aquellas
personas, siempre que no haya conseguido la carta
por ningún modo punible.

-- 150 -
Las cartas mis vas dirigidas y recibidas entre
terceros no pueden emplearse como medios de prueba,
porque ellas no pueden contener, en cuanto se
relacionen con los puntos controvertidos, sino afirmaciones
ó negaciones de personas extrañas, cuyo testimonio
para valer en juicio debió solicitarse por la
parte interesada en la forma preceptuada para promover
é instruir la prueba de testigos, como antes
decimos: Los causaizies ó mandalarios de alguna de
las partes no son para ellas terceros en el asunto las
han precedido en la obligación ó las han representado
en ésta. Lo manifestado en una carta por un
propietario anterior del fundo puede servir por ejempb,
para acreditar el hecho de que existía ó no existía
la servidumbre que se debate; lo declarado por.
un apoderado anterior en un escrito de esa especie
puede obligar á su poderdante y valer como prueba.
Las carias misivas, como los otros documents
y papeles de una persona, pasan á sus herederos, que
pueden hacer de ellos el mismo uso que han hech
sus causantes. El derecho de valerse de todos ellos
como prueba jurídica se extiende á los causa—habientes
ó sucesores particulares, y en consecuencia pueden
requerir á los heredros para que les proporcionen
con ese fin las cartas misivas que existan en el archivo
del causante para producirlas en juicio, si son
conducentes y pertinentes, ó presentarlas ellos mismos
si las tienen en su poder. Por las propias razones
pueden exigir á los herederos y causa—habieñtes de
las personas de quienes procedan los derechos que
sostienen, ó contra las cuales les oponen, que produzcan
las cartas que sobre el asunto recibieron de
ellos 6 de sus causantes.
Art. 1.296. Las cartas misivas de carácter confidencial, es
decir, en que no se trata de los asuntos expresados en el
artículo 1.294, no pueden publicarse ni presentarse en juicio,
sin el consentimiento del autor y de la persona á quien fueron
dirigidas.

'5'
La ley reputa confidencial toda carta en que no
se trate de la existencia ó extinción de una obligación,
ó de cualquier otro hecho jurídico relacionado con los
puntos que se controvierten. Una carta sobre ásuntos
de orden doméstico ó personal, ó de política, ó
sobre materias literarias ó científicas, deberá juzgarse
en ese sentido confidencial. Prohíbese su publicación
ó presentación en juicio sin el consentimiento del autor
y de la persona á quien fue dirigida, para garantizar
el secreto de la correspondencia epistolar. Aunque
las cartas de ese género no sean pertinentes para
probar las acciones ó excepciones deducidas en el
pleito, alguno de los litigantes podría pretender justificar
con ellas hechos ó circunstancias que próxima
ó remotamente pudiesen contribuir á esclarecer ciertos
puntos debatidos; por ejemplo, las buenas relaciones
existentes antes del pleito entre los contendores, la
confianza recíproca, sus vínculos de familia, ó por-el
contrario, los desacuerdos y recriminaciones precedentes,
lo incorrecto de sus procederes, etc. : los Jueces
no deberán admitirlas, si falta el concurso de volun
tades expresado.
Pero, cuando una de las partes solicita se le autorice
á presentar las cartas que tiene de la otra ó de
un tercero, ó que se obligue á , ésta ó aquélla á producir
las que por la postulante les han sido dirigidas,
y alguno de ellos niega su consentimiento, apoyado en
que las cartas referidas son con/idencia/cs, cómo debe
decidirse esta incidencia, y á quién toca apreciar
el carácter de la correspondencia dicha ?—Nos parece
racional que el Juez mande antes que todo presentar
las cartas, y una vez producidas le toca á él únicamente
resolver si son ó no confidenciales, apreciación que
por versar sobre un punto de hecho no puede ser sometida
á la censura de la Corte de Casación.
Acontecerá alguna vez que las cartas en cuestión
sean en parte confidenciales y en parte relativas á los
puntos controvertidos. Ese doble carácter no ha de

T 152 -
impedir que el Iinteresado aproveche los elementos
probatorios que de' ellas pueden desprenderse en favor
suyo, y para conciliar los preceptos legales el Juez
obraría con acierto disponiendo que se compulsen en
autos los párrafos no confidenciales y se devuelvan
las cartas á la persona á quien se impuso el deber de
presentarlas.
Art. 1.297. La fuerza probatoria de las cartas misivas producidas
en juicio, se determina por las reglas establecidas en la
ley respecto de los documentos privados y del principio de prueba
por escrito.
El Juez desestimará las que hayan sido presentadas en contravenci6n
con la ley, sin perjuicio de los derechos que correspondan
al agraviado por violación del secreto debido á la correspondencia
epistolar.
De las ¿arlas misivas puede resultar una prueba
cabal ó sólo un principio de prueba por escrito. Si
una carta misiva contiene la prueba directa de la
obligación ó la de su extinción, se estimará como un
documento privado reconocido, cuando ha sido opuesta
por una de las partes á la otra de quien emana,
y ésta no la ha rechazado ó tachado de falsa, .ó cuando
ha sido producida por la parte á quien fue dirigia á
exigencia del autor, y la parte que la presenta no ha
negado ó impugnado los hechos referidosen la carta.
Si es un tercero el que produce la carta que le fue dirigida
por una de las partes, se observarán las mismas
reglas, péro en ese caso la carta dicha no podrá ser
apreciada con más mérito que el de un indicio como
la confesión extrajudicial hecha á un tercero, artículo
1.331
Ṡi las cartas presentadas no contienen sino la
relación de hechos indirectos, que hacen verosímil la
existencia de la obligación ó su fenecimiento, serán estimadas
como principio de prueba por escrito, cuaqdo
ellas provienen de la parte contra quien se aducen
ó contra quien se oponen, artículo 1.316.
Consta, por ejemplo, de una carta que su autor
avisa recibo á la persona á quien la dirige de la suma

- '53 -
de dinero tomada á préstamo, cuyo pago se le reclama
en juicio ; ó, por el contrario, el mutuante se da por
satisfecho de la cantidad que dió en mutuo: tales cartas
valen como documentos privados otorgados entre las
partes, si la que tiene interés en ello no las niega, contradice
ó tacha. Si la carta fue dirigida á un tercero á
quien la parte dijo en ella, verbo y gracia, que debía á la
otra parte una suma de dinero que le había prestado,
esta manifestación no se aprecia sino como un indicio,
porque el autor de la carta pudo haber mentido para
excusarse de atender á una exigencia del tercero ó de
otro cualquiera, y en el concepto de que esa afirmación
no podía comprometerlo en nada.
Las cartas no contienen sino la solicitud del préstamo
que se dice efectuado, ó una autorización para que
le sea entregada una cantidad de dinero á determinada
persona, por cuenta del autor de la carta: no hay en ellas
prueba suficiente de que el préstamo ó la entrega se verificaron,
pero la solicitud y la autorización los hacen
verosímiles, y por consiguiente, valen como principip de
prueba por escrito y permitirán la admisión de la prueba
de testigos.
El artículo impone al Juez, el deber de desestimar
las cartas que han sido producidas en juicio contra lo
preceptuado en los artículos 1295 y 1296. No puede
fundar en ellas ningún fallo en favor ni en perjuicio de
ninguno de los litigantes, aunque hallase datos para eso.
Aquí está la sanción más eficaz, de lo prevenido por el
legislador, á la cual se agrega la acción penal de que
puede usar el agraviado por la violación del secreto de la
correspondencia.
Art. 1.298. El telegrama hace prueba como instrumento privado,
cuando el original lleva la firma de la persona designada en
él como remitente, 6 cuando se prueba que el original ha sido entregado
6 hecho entregar por la oficina telegráfica en nombre de la
misma persona, aunque ésta no lo haya firmado.
Si la firma del original ha sido autenticada legalmente, se aplicarn
las disposiciones que quedan establecidas respecto de instrumentos
privados.

- 154 -
Si la identidad de la persona que lo ha firmado 6 que ha entregado
el original ha sido comprobada por otros medios establecidos
cnAos reglamentos telegráficos, se admitirá la prueba contraria.
La fecha del telegrama establece, hasta prueba contraria, el día
y la hora en que fué efectivamente expedido 6 recibido por las oficinas
telráficas.
Trátase, por ejemplo, de pi-obar que una persona ha
trasmitido por telégrafo una orden á otra persona para
efectuar una venta ó una compra, para ultimar ,ó suspender'
una negociación respecto de la cual se le habían
mandado poder é instrucciones, ó se le remiten por el
mismo despacho telegráfico. Será entonces de gran interés
para las partes probar que el telegrama fué dirigido,
á fin de acreditar, que se procedió ó no se procedió
de acuerdo con lo ordenado por el remitente
En el telegrama puede aparecer la firma de la
persona que lo dirige, ó el de otra persona que no
es el remitente, pero que obra en nombre de éste.
El artículo se refiere al caso en que el telegrama ha
sido entregado ó hecho entregar por la oficina telegráfica
en .nombre de remitente, aunque el original
no aparezca firmado por él. Se considera entonces
que emana de la persona que lo dirige ó en cuyo nombre-
se dirige. La ley asigna en ambos casos al telegrama
la fuerza probatoria de un documento puvado,
pero es preciso tener en cuenta las formalidades
á que ese acto queda sujeto.
El ori,çinal de un telegrama es el papel que el
remitente entrega á la oficina para que se trasmita
el contenido á la persona á quien sedirige: ese papel
es conservado en el archivo de aquélla para comprobar
la trasmisión ó comunicación cuando, sea exigida
por alguno, y para verificar también la contabilidad.
Si algún interesado quiere valerse del papel
expresado para justificar un .hecho, deberá comenzar
por solicitar que sea reconocida por su autor la firma
que lo autoriza, ó se lo opondrá simplemente, conforme
al artículo .1.289. Si el original firmado es reconocido
6 aceptado por la parte, el telegrama adquiere

'55.-
el mérito probatorio de un documento privado reconocido,
que vale tanto como un documento público
Esto es lo que quiere decir el artículo con las palabras
autenticada legalmente relativas á la firma del
original, puesto que los documentos privados no se
hacen auténticos sino por el modo preceptuado en
el precitado artículo
Cuando el telegrama no aparece firmado, ó cuando
el que lo firmó no existe, ó no está presente 6
no lo reconoce, puede ser necesario acudir á la prueba
de que la persona que aparece firmada es la misma
que lo entregó en la oficina, ó de que la persona que
lo entregó lo hizo á nombre de aquélla. Esta prueba
puede resultar, por ejemplo, del registro que se lleve
en la bficina de los nombres de losque entregan los
originales para la trasmisión ; mas, como esos datos
pueden haber sido tomados sin exactitud, se admite
siempre la prueba contraria que se haga por cualquier
género de probanza.
Interesará también muchas veces justificar fijamente
la fecha, con expresión del día y la hora, en
que un telegrama fue expedido ó recibido por las
oficinas telegráficas. Es de regla en éstas anotar en
el original el día, no la hora, en que es entregado
aquél, y lo mismo se hace constar en el parte la fecha
en que se recibe, con advertencia, cuando lo hay,
de haber habido retardo en la trasmisión pcir interrupción
ú otro motivo. Esas menciones valen para la
prueba de esos hechos, pero pueden ser desmentidas
con la prueba contraria por las razones antedichas.
Debemos advertir que el Decreto Reglamentario
del Telégrafo Nacional está encaminado especialmente
á organizar las oficinas del ramo y regularizar su
administración. Contiene muy pocas disposiciones que
puedan corroborar las de este artículo. Obsérvase
que se impone á los receptores el deber de llevar un
libro destinado á asentar el lugar del destino, la dirección,
firma, Joras y minutos de los despachos //-

156 -
(zalcs que reciban para ser trasmitidos, y nada se dice
de losparticulares; á tiempo que á los anotadores se
les sujeta á una obligación semejante respecto de todos
los despachos que reciban sin distinción alguna.
Será, por tanto, difícil la prueba de las circunstancias
de tiempo y otras importantes cuando , se trate
de acreditar la entrega , de un telegrama particular; y,
como se manda que los Jefes de Estación remitan á
la Contaduría del Telégrafo, al término de cada quincena,
el legajo de telegramas trasmitidos junto con la
relación respectiva, se dificulta aun más para los ciudadanos
'el medio de justificar que ha sido entregado
un telegrama para su trasmisión y para obtener copia'
certificada que pueda figurar enjuicio.
Es de esperarse que cuando el Decreto dicho sea
reformado se establezcan reglas para facilitar á los interesados
la manera de obtener la repetición y certificación
de sus despachos telegráficos, la prueba de
de que han sido recibidos por la persona á quien se
destinaron y la compulsa en todo tiempo de los trasmitidos
por la oficina con referencia al asunto que
se ventila en justicia.
Art. ¡.299. Ph los casos de error, alteraciones 6 retardo
en los telegramas, las rectificaciones á que haya lugar deben
resultar de la prueba que se haga, y á ellas se atendrá el tribunal;
sin que esto obste á las responsabilidades legales que pue
dan originarse de la falta. Si quien envía el telegrama ha tenido
cuidado de hacerlo verificar 6 repetir, 6 de certificarlo, según
las disposiciones de los reglamentos telegráficos, se presume exento
de falta.
El .que recibe un telegrahiaque juga equivocado
puede pedir á lá oficina recépt6 ra que 'lo haga
rectificar por la que lo trasmite, lo mismo cuando
llega alterado 6 incompleto. Si viene con retardo puede
exig ir taiéii' nib que e haga constar el retardo. Si
el telegrama es rectificado en los mismos términos, y
el que lo recibe no procede, porque no lo encuentra
claro, ó p?ocede según la 'inteligencia que puede dár-

- '57 -
sele, su responsabilidad puede considerarse cubierta
en el asunto á que el telegrama se contrae.
Las diligencias que se practiquen para los objetos
antedichos á instancia del interesado por las oficinas
telegráficas, suministrarán al tribunal los elementos de
prueba que necesite para decidir. No parece posible
que re esté permitido sacarlos de otras fuentes, salvo
el caso en que el interesado pruebe que pidió las rectificaciones
conducentes y las oficinas respectivas se
negaron á.darlas, ó no las dieron aunque prometieron
hacerld, que entonces es indudable que debe ser autorizada
la parte para probar los hechos tales como ocurrieron.
El que envía el telegrama queda exento de falta,
si para asegurarse de que ha sido recibido en tiempo
y sin ninguna alteración ó error, pide á la oficina trasmisora
que lo repita y obtenga aviso de la oficina
receptora, que el parte ha llegado exacto, lo cual puede
exigir que se le certifique por el empleado que trasmitió.
Con estas precauciones se 1 pone á cubierto de
que se alegue posteriormente por la persona á quien
fue dirigido el telegrama, que lo recibió con retardo
ó que le llegó con errores. Es práctica pagar anticipadamente
la contestación del telegrama que se envía,
con lo que se adquiere el derecho de exigir de la ocina
á. quien se pagó que requiera la contestación del
telegrama.
Dice el artículo que quien ha tenido cuidado de
practicar aquellas diligencias se piesztlizc exento de fa//a,
ó lo que es lo mismo de culpa. Esa presunción puede
desvirtuarse con la pruba contraria, si se acredita
por ejemplo que pidió tarde la verificación, ó que al
repetir el telegrama alteró sus términos, 6 si era por
si mismo oscuro ó contradictorio de manera que se
hizo difícil interpretarlo, etc.
En materia de comunicaciones telegráficas la les,
no puede establecer regla alguna á )/riori porque de
ellas no queda ningún comprobante escrito. Bien pue-

158 -
de decirse, sin embargo, que una comunicación de la
especie dicha puede ser comprobada con testigos, cuando
esa prueba sea admisible, si fue hecha en presencia
de varias personas que la oyeron ó recibida en
las mismas circunstancias, y entonces los jueces tndiáh
que apreciarla conforme 4 los principios generals de
la prueba, pórque es lióy un medio de correpóhdcia
universalmente aceptado en el comercio y en las
relaciones civiles.
Sobre el fonógrafo tampoco puede precptui-se ea
todavía nada especial y concreto; pero, sise próbase
que á una persona se le ha dejado en ,un fonógrafo
una comunicación sobre un negocio jtirídico, de la cual
se ha enterado. con toda cabalidad, sería conformé a
la razón admitir el hecho. como ui medio regular de
comunicación, aceptado y practicado ya en algunos' países,
con más seguridad de acierto que en el teléfono,
porque lo que se habla. en el fonógrafo subsiste y puede
ser rekroducido y verificado mucho tiempo después,
por lo que la prueba de testigos se limitaría únicamente
á acreditar que la persona á quien fue dirikida
la cómunicación fonográfica se instruyó de élla.
Art. 1.300. Los libros de los comerciantes hacen fe contra
ellos; pero la parte contraria no podrá aceptar lo favorable, sin
admitir también , lo adverso en la combinación , que de ello resulte.
Según el artículo 38 del Código de Comercio,
los libros de los comerciantes llevados con, arreglo á
la ley pueden hacer fe entre ellos, en favor ó en
contra' por hechos de comercio. En materia ,mercantil
las pruebas no son en general sino elementos de
convicción, que los Jueces aprecian libremente para
la declaración de los hechos en litigio, y por eso se
establece en el artículo citado, que los libros,pueden
hacer fe, sin que su prueLa sea obligatoria.
En materia civil, ó. tratándose de personas que
no sean comerciantes, rige lo preceptuado en este artículo,
donde vemos que la prueba que emane de

- '59
los libros de un comerciante, es de aplicación obligatoria
contra él, y no queda por consiguiente al
arbitrio de lbs tribunales el admitirla ó desecharla.
El comerciante no pued'e invocar en su favor lo que
contengan sus libros, porque nadie puede crearse un
título ó una prueba á sí mismo ; pero, como es de
principio que la confesión es indivisible, la ley impone
á la parte que acepta las partidas de los libros
del comerciante que le son favorables, el deber de
admitir también lo adverso en la combinación que
resulta.
Refiérese ésto al debe y haber de una cuenta que
ha llevado una persona no comerciante con un comerciante.
Si la primera admite y se prevale de
las partidas en que se han hecho constar sus abonos,
no puede rechazar las en que aparecen los cargos:
la combinación de éstos y aquéllos es la que produce
el balance de que resulta acreedor el comerciante.
El precepto no sería aplicable á otra deuda,
no incluida en la cuenta dicha, que le reclamara el
comerciante, porque faltaría la razón de la indivisibilidad
enunciada, ó aunque la incluyese el comerciante
para facilitarse la cobranza, cuando evidentemente
representaba una operación ó negociación distinta
de las de la cuenta mencionada. Verbo y gracia,
si en una cuenta de frutos y mercancías, aparece una
partida referente á una cantidad de dinero, proporcionada
para comprar un inmueble ú otra cosa semejante.
La persona á quien se opone una cuenta, cuyos
cargos niega en todo ó en parte, deberá rechazarla
en absoluto, tanto en lo favorable como en lo adverso,
y entrar á probar por los medios legales los
abonos que ha hecho al acreedor, si la controversia
tiene por objeto determinar el balance contra el cual
se invocó la excepción de pago y esperar que se
prueben también los cargos, todo según las condiciones
de procedimientc en que se ha situado la con-

i6o -
tención por,virtud de las acciones y excepciones deducidas.
Los libros de comercio y los escritos expresados en
los dos artículos siguientes pertenecen á laclase de los
documentos no firmados, álos cuales acuerda la ley
fuerza probatoria.
Art. 1.301. Los registros y papeles domésticos no hacen fe
en favor del que-los ha escrito; pero hacen fe contra él
i9 Cuando eruncian formalmente un pago que se le ha
hecho.
29 Cuando contienen mención expresa de habersé hecho la
anotación para suplir la falta de'documento en favor del acreedor.
Habría sido útil .que la ley hubiera ecpresado qué
debe entenderse por i-c,-islrosj papeles domésticos. La
palabra rcçsfros hace nacer la idea de cuadernos ó li.-
brs destiadós por una persona á'la inscripción de sús
actos 'de administración doméstica, sus cuentas de ingreso
y egreso ior motivo de esa mima, sus compras y
ventas á crédito, ó al contado y otras operaciones particulares.
Los papeles domésticos comprended todos los
escritos y notas, firmados ó no, en hojas suelta ó'en
legajos, que sin estar obligada á hacerlo redacta 'una
persona con intención de conservarlos, para fijar el recuerdó
,de ajgiin hecho jurídico ó de acontecimientos de
otra especie. Estas son P00 más ó menos las définicionçs
qué 'd'e esos conceptos dan lo's autores.
Los registros yftczjeles domésticos pueden servir 'no
sólora la prueba de las obligaciones ó •de su extinción,
sino también para acreditar otros hechos de que
aquellaspuedh derivarse, como la filiación legítima ó
ilegítima, artículos oo y 212.
Nunca hacen fe en lavor del que los ha scrito, aun
cuando n ell9s se hallen apuntaciones favorables y 'adversas
correlativas; pero ' siempre que otra persona pretenda
alegaren su favor las notas constantes de ,esos
papeles ó registros tendrá que aceptar la combinación
que resulte de lo favorable y adverso, porque según di-

161 -
cen los jurisconsultos: Fides siztura indivisibilis esi.
Deben estar escritos de mano del mismo que aparece
obligado, en lo cual se distinguen de los libros de comercio,
que pueden estará cargo de un empleado especial,
y se consideran escritos por el dueño y jefe de los
negocios á que se refieren. Créese, sin embargo, que
pueden va1ertambin las notas escritas por un secretario
ó dependiente que esté encargado de llevar las apuntaciones
mencionadas, y que aun pueden hacer fe las,que
aparecieran escritas con letra del deudor, si se prueba
que fueron extendidas en presencia del acreedor y conforme
á sus instrucciones.
El artículo reduce lá dos los casos en que los egisfros
6 papeles doméslicos hacen fe contra el que los ha
escrito. Repárese que basta la enunciación formal, esto
es, determinada y expresa, de haberse recibido el
pago, para que tenga fuerza probatoria, cuando para la
anotación de la deuda contraída por el autor del registro,
se requiere la mención expresa de que se hace la anotación
para suplir la falta de documento. Por qué?
Si una persona apunta en su memorandum que
ha recibido de otra persona la cantidad que ésta le
debía, se ve la prueba clara de un hecho, que no
puede revocarse á duda. Si la apuntación se concreta.
á decir que debe una suma á tal persona por
..este 6 por aquel respecto. queda la duda muy fundada
de si para el día en que se presenta el registro, en
donde consta la anotación, ha sido pagada la deuda.
Esa duda no es racional cuando el deudor expresó
que hacía la anotación para suplir la, falta de documento,
porque se presume que entonces habría tenido
el cuidado de anotar, al solventar la deuda, que hizo
el pago, .para desvirtuar la apuntación anterior.
En sentir de algunos autores las anotaciones sobredichas
valen, aunque aparezcan testadas ó borradas,
con tal qde sean legibles; porque se infiere que
el dueño del registro quiso anularlas posteriormente
¡ T. 111.

- -
para que no lo perjudicaraü, sin que por •eso quede
destruida la verdad del hecho. Si anotó que había
recibido el pago, no es concebible que pueda destruir
el efecto de esa declaración por otra nota, á
menos que exprese en ella que padeció un error y
que el pago pertenecía í Otro deudor, i otro motivo
semejante : la anotación . que se contrae el otro caso
puede desvirtuarse con otro posterior de haber hecho
el jago respectivo ú celebrado un arreglo ó transacción,
como ya dijimos.
Cuando la nota se refiere á un reconocimiento
de una obligación favor de un tercero, . opinan algunos
tratadistas que la testadural indica que se ha
hecho ci pago de la deuda. Si la testadura se ha
puesto sobre una apuntación que el autor del registro
ó papel asentó con referencia. á un crédito constituido
su favor, es de creerse que carece de todo
mérito probatorio para el deudor, porque la nota en
sí misma nada valía, para la prueba del, crédito, y
porque este artículo señala los dos casos en que
unicamente hacen fe los ies/ros y papeles domés/icos
contra el que los ha escrito.
Puede admitirse prueba contra las declaraciones
ó menciones contenidas en los registros y papeles
enunciados. si se alega, por ejerñplo, que se hicieron
por error ó contando con que los hechos habían de
efectuarse y no se realizaron, etc.; prueba que puede
hacerse por medio de testigos y presunciones graves,
precisas y concordantes, aun cuando no exista principio
de prueba por escrito, porque la prohibición del
artículo 1.311 se contrae á los documentos públicos
Ó privados que son obra de las partes y no pueden
extenderse á la manifestación espontánea que una de
ellas ha escrito privadamente sin el concurso de la
otra, y que estimada como tina confesión extrajudicial
puede ser revocada por error de hecho, artículo
1.333.
Toca al Juez de la causa apreciar el mérito de

- 163 -
las anotaciones cuando están en contradicción unas
con otras en los regís/ros ó papeles domésticos. Es
un punto de hecho que puede decidirse por las circunsancias
generales del asunto, el carácter de la
persona y otros datos conexionados.
Nos resta examinar la cuestión de si una persona
puede ser obligada á producir en juicio sus registres
y papeles domésticos, á instancia, de la otra parte
que sostiene que hay en ellos declaraciones por las
cuales consta el reconocimiento de sus derechos.. Es
regla legal conocida, que los individuos no comerciantes'
están exentos del deber de llevar libros y registros
-de cualquier naturaleza que sean, y los tribunales
no pueden. por tanto exigirles en ningún caso que
presenten los apuntes- ó papeles domésticos que hayan-
llevado, ó que tengan procedentes de sus causantes
no comrciantes. Mandar que sean puestos á disposición
d la autoridad judicial sería quebrantar la
garantía constitucional que declara inviolable'el secreto
de la correspondencia y papeles domésticos. Distinta
cosa es cuando uno de los litigantes demuestra que
la parte contraria reserva en su poder documentos
emandos de - 1a otra parte ó de terceras personas, y
en los cuales fúnda el litigante los derechos que re
dama ó son necesarios para su defensa,: la negativa
á producirlos podría acarrearle la pérdida del pleito
conforme á las leyes. Ya hemos dicho que los re,çis-
• ti-os 'y papeles domésticos no se pueden calificar como
doumentos en tal sentido, porque no emanan de un
- acto común de las partes, ni el de otras personas
interesadas, y 'son en consecuencia del dominio exclusivo'
del que los '-ha escrito ó de sus causa—habientes.
La parte 'puede , ser compelida á presentarlos solamente.,
en el casó de que se pruebe que los iegistros
ó papeles citadbs son comunes í ella y á la parte
contraria, por haberlos escrito conj u ntamen te siendo
socios, coherederos, copropietaI-ios, etc., de lo qüe resultaría
. que pertenecen á ambos y ambhs pueden

- 164 -
emplearlos en las controversias qué entre'llos se susciten.
Fuéra de ese caso, no pueden hacerse valer
en juicio sino cuando el autor los produce pará que
se aprecien como prueba indivisible las declaraciones
adversas y favorables que contengan; ó'cuado por mótivo
de inventario en materia hereditaria' ó dei liquidación,
han sidó ocupados todos los papeles del finado
ó del déudor insolvente, y los herederos, acreedores
ú otros intere'sádbs invocan la prueba que de'los actos
dichos aparece.
Art. 1.302. Toda anotación puesta por el acreedor ácontinuación,
al margen 6 al -dorso de su título de crédito, cuando
tiende á demostrar la liberación del Jeídor, hace fe, aunque
no lleve la fecha ni la firma del acreedor, con tal 'que el títuló
haya permanecido siempre en sus manos.
Lo mismo sucede con las anotaciones puestas por el acreedor
á continuación, al margen 6 al dorso del duplicado de un
título personal al deudor, 6 de un recibo precedente, con tal
que este documento se encuentre en manos del deudor.
Esto se explica mejor con ejemplos.
1. Blas tiene un pagaré de Andrés, extendido
en esta forma: «Reconozco deber á Blas mil bolívares
que me ha prestado... etc.»; Andrés paga dosientos
bolívares á cuenta,' y en vez de darle Blas un recibo
se limita á anotarlo fi. continuación, al margen ó al
dorso del documento, sin pdner fecha ni firma. Esa
anotación vale como prueba de liberación parcial ó
total, siempre que concurran estas dos condiciones
ja que la nota sea escrita por- el acreedor,
y 2a que
el documento no haya salido de su poder; porque si
apareciese escrita por, otro cualquiera que no sea su
mandatario, ó si el documento hubiera estado en otras
manos, y vuelto después á poder del acreedor, nada
valdría por si sola la anotación indicada. ' - -
-. El origen , de esta ,regla se halla en la costumbre
que muchas personas tiener de envir el documento
de la deuda con la'nota del recibd á, ún tercero encargado
de percibir el pago: . Si éste no se verificar el,
documento es devuelto al acreedor; siel pago sé hizo,

- 165 -
el deudor obtuvo sin duda recibo de lá persona comisionada
para 'recibir, y el documento es entregado
con la nota firmada por el acreedor. La ley protege
al acreedor ordenando que sólo se estime como prueba
de liberación la nota no firmada, cuando se justifique
que el título no ha salido para acto ni diligencia•
alguna de manos del acreedor, pues entonces supone
que la anotación se puso como memoria de haber
recibido el pago. Esas notas se extienden ordinariamente
para hacer constar pagos parciales, esperando
el acreedor qu la solución sea total para cancelar
en términos explícitos la obligación contraída.
El artículo 1.215 establece una presunción de pago.
en favor del deudor que se encuentra en posesión
del título . privado de la deuda, sin recibo ni anotaciÓn
alguna,, , presunci6n que puede ser destruida por una
prueba en contrario, como la de haberse perdido el
documento. y haber ido por ese motivo á poder del
deudor, la de habérselo confiado el acreedor para cpmpaisano,
etc. La circunstancia de aparecer en el,documento
la nota antedicha no aumenta ni disminuye
,a fuerza de. la presunción , xpresada; pero , esa nota
vale prueba plena de liberación cuando siendo de puño
y letra del acreedor, e justifica que el título no ha
salido nunca . de las manos del acreedor, en cuyo poder
se encuentra. , El deudor está "entonces colocado
en una posición mas ventajosa, porque nada se puede
probar contra Ja preunción juris et de jure de que
el acreedor recibió elpago , y lo anotó, aunque no fechó
ni. firmó el recibo que en el propio documento
extendió.
II. Entre Blasy ;Andrés existe un contrato bilateral,
que se ha extendido' por duplicado.' : Andrés
exige á Blas que le'ote, en el ejemplar que le
corresponde la entrega — que le ha hecho.' Blas extiende
. la nota sin fecha ni firma. 'Es claro ' que si 'Blas
después de efectuada la anotación ha devuelto etduplicado
á Andrés, es porque verdaderamente ha reci-

i66
bido el valor anotado, pues al no ser así, suponindó
que . ci acreedor se añticipó á poner nota de una entrega
que se le ofreció para ese día, y que no se le
hizo, habría retenido ciertamente el ejemplar dichb.
Si Blas anotó la entrega en su propio duplicado, nos
hallaríamos en el caso del primer ejemplo. Igual' ¿osa
sucede cuando en un recibo precedente, el acreedor
agrega la anotación de otra entrega hecha con posterioridd.
Son indispensables también en estos casos }a circunstancias
de ser la anotación de puño y letra del
acreedor, y hallarse el duplicado ó recibo en podei- del
dudor. Si la anotación no fechada ni firmada apareciese
escrita por la mujer, el hijo, el secretario, el
dependiente del acreedor, sería ineficaz. Véase que 'la
ley, exige únicamente aquí que el documento se encuentre
en manos del deudor, y no que haya permanecido
siempre en su poder, como en el caso del documento
que ha sido otorgado al acreedor en un solo
ejemplar.
Contra estas pruebas de liberación no es admisible
1inguna otra, á 'menos que el acreedor pudiese
justificar que no es suya la letra de la nota ó que ha
habido falsificación, etc. Cuando la anotaciohes están
firmadas por el acreedoi, existe una prueba directa
de liberación, para la cual no es preciso, acudir al beneficio
de la presunción creada por este artículo, y
por tanto no son necesarias la8 condiciones analizadas
de que hayan sido escritas por el acreedor, mismo y
de que el título no haya salido de su poder, etc.
Admiten los autores que el acreedor puede probar
con testigos y aun por medid de simples presunciones,
que la mencióp liberatoria que extendió en el doctimeito
que se halla en su poder fue efecto de un error de hecho,
pero sostienen que toda prueba contraria sería inadmisible
cuando se tratara de la anotación hecha en el duplicado
ó el recibo que se devolvió al deudor. De más
parece añadir que si las notas escritas aparecen testadas

- 167 -
ó borradas nada valdrán, puesto que así ha indicado
claramehte el acreedor que fueron resultado de un error
corregido á tiempo. Difiere esta solución de la que se
da cuando hay testadura de la anotación extendida en
los regis/os doms1ícos, porque en opinión de algunos
tratadistas, aquí es mucho más posible que la anotación
se haya hecho contando con la promesa de que se haría
el pago inmediato que ocasionó aquélla, mientras que
en los k ejistros la nota se pone siempre después de recibido
el pago. El punto es controvertible.
Art: 1303. Las tarjas que corresponden con sus patrones hacen
fe entre las personas que acostumbran comprobar con ellas las
provisiones que hacen 6 reciben al detal.
La z'arja es un pedazo de madera partido por la
mitad, con encaje en las dos fracciones que lo componen,
y que pueden de esa manera servir para ir marcando con
rayas lo quese saca ó se compra á fiado: la mitad del listón
se la lleva el que compra ó entrega, y la otra mitad el
que vende ó recibe, y al tiempo del ajuste de cuentas
acercan las dos mitades y se ven las rayas que corresponden.
Estas ú otras formas semejantes son usadas entre
campesinos, que no saben leer ni escribir, para probar
contrafos bilaterales que tienen generalmente por objeto
entrega y recibo sucesivos y parciales de productos
naturalés. ElÇódigo las enumera entre las pruebas
por escrito, como documentos rudimentarios de ese medio
de justificación. Las tarjas pueden, por tanto, servir
á veces para probar obligaciones que en su resultado
final excedan dela cantidad en que no es permitida la
prueba de testigos:
Si una de las partes alega que se le ha perdido la
mitad del listón que le pertenecía, deberá pasarse por las
rayas que resulten marcadas en la otra mitad, mes noes
justo que una de ]s partes padezca por la mala te 6 culpa
de la otra. P&ro lé sert permitirlo probar iue no medió.
entre ellas /ai-js, y entonces no valdrán las rayas,

- 168 -
que la otra parte tenga en su listón, para reclamar el valor
de las entregas que aparezcan marcadas.
Art. 1.304. Los traslados, copias 6 testimonios de las escrituras
públicas y de cualquier otro documento auténtico hacen fe, si
han sido expedidos por el funcionario competente con arreglo á las
leyes.
Nuestra ley auerda entera fe á las copias de documentos
públicos ó auténticos, y aun á las copias de
copias auténticas, con tal que hayan sido expedidas en
la forma legal por los funcionarios competentes. Las
copias (le documentos privados valen según lo que valgan
los originales, en consonancia con su forma y -fuerza
probatoria.
Las palabras fraslad&s, copias y testimonios se emplean
en las leyes venezolanas como sinónimos, aunque
en la antigua práctica forense española tenían aquí distintas
significaciones, por razón del modo y ocasión en
que se expedían. Traslados eran ]as comunicaciones
que por el escribano de la causase hacían á una de las
partes de las formuladas por la otra: las
copias se referían ordinariamente á documentos o actas
aisladas, y decíanse lesz'imonios cuando se trataba de expedientes
íntegros ó de una porción considerable de
ellos, en cuya transcripción se observaban ritualidades
especiales para que merecieran fe en juicio ó fuéra de él.
Esos vocablos tienen actualmente la acepción común de
copias.
Art. 1.305. Las partes no pueden exigir que el original 6 la
copia que estén depositados en una oficina pública sean presentados
en el lugar donde está pendiente-el juicio, pero sí pueden exigir en
todo caso la confrontación de la copia con el original 6 copia, depositados
en la oficina pública.
Las partes pueden exigir siempre la confrontación
de la copia, aunque sea anténtica, con su original ó con
la copia de donde aquella se compulsó. La confrontación
debe hacerse en la oficina en que se encuentran los
documentos originales, los protocolos ó copias matrices,

169 -
á fin de no fponer1os á pérdida de alteraciones materiales,
si se extraen de allí.
A es. confrontación deben asistir expertos, si las
partes lo solicitan, que no bastará ciertamente algunas
veces la simple inspección ocular.
Por supuesto que silos originales, protocolos ó copias
matrices han desaparecido por caso fortuito ó fuerza
mayor como incendios, terremotos, saqueos, robos, etc.,
ó por cualquiera otra circunstancia particular no imputable
á los litigantes, las copias valdrán aunque no sean
confrontadas, salvo la prueba de falsedad.
Carecen desde luego de todo mérito probatorio las
copias simples, esto es, las que no aparecen certificadas
por ningún funcionario así como las que lo hubieren sido
sin las formalidades establecidas por la ley ó por empleado
incompetente. Por ejemplo: las que expidiese
el Secretario de un tribunal sin decreto del Juez; las que
autorizara un Jefe Civil con referencia á los protocolos
de la Oficina de Registro de su distrito;
Art. 1.306. Los nuevos títulos 6 instrumentos de reconocimiento
hacen fe contra el deudor, sus herederos y causa habientes,
si éstos no probaren, con la presentación del título primitivo, que
ha habido error 6 exceso en el nuevo título 6 instrumento de reconocimiento.
Entre varios documentos de reconocimiento prevalece el más
reciente.
Llárnanse 1/fulos 6 escrituras de i-econoc/mienlo las
que se extienden para reconócer un derecho real 6 personal,
que constan de un acto ó documento anterior.
Con las escrituras dichas se declarar la intención de mantener
en 16 futuro el ejercicio de los derechos establecidos
y el cumplimiento de las obligaciones respectivas.
La existencia de un acto precedente, al cual se refieren
las partes, es lo que distingue el titulo de reconocimiento
del simple reconocimiento de la confesión que sirven
para probar las obligaciones.
Los lífulos 6 escrituras de reconocimiento se hacen
con dos objetos principales: uno es suplir el título

- 1 7o•—
primitivo que se ha perdido ó está expuesto zl pérdida,
y otro interrumpir Ja prescripción de los derechos
emanados del título primitivo, corno lo permite
el artículo 1.957. En esas escrituras puede hallarse
reproducido íntegramente el título anterior, 6 haberse
relatado simplemente la sustancia del acto que se
reconoce. La reproducción íntegra ó en sustancia y
el propósito de coLiservar las disposicioues antes estipuladas,
son esenciales para que pueda sostenerse
que existe un reconocimiento de título. Si la nueva
escritura contiene modificaciones que aumentan ó disininuyen
los pactos celebradQs, no será un reconiecimiento,
aunque los otorgantes lo califiquen así, sino
una obligación nueva con que voluntariamente sustituyen
la obligación primitiva.
En el Código francés se establece que la existencia
del título de reconocimiento no dispensa al interesado
de la presentación del- título primitivo,cuando
en aquél no se ha reproducido literalmente el tenor
de este, disposición criticada por los jurisconsultos
franceses mismos, porque se separa de las reglas del
I)erecho común en materia de prueba, según las cuales
los actos públicos ó privados reconocidos hacen fe
de 1a convención ó declaraciónque contienen, artículos
1.285 y . 1.288; Nuestro artículo está tomado
del Código italiano, y vemos en él que los nuevos
títulos de reconocimiento hacen fe contra el deudor,
sus herederos y causa-habientes., si éstos no probaren
con la presentación del título primitivo, que ha habida
error ó exceso en el nuevo título. Así, el título de
reconocimiento merece fe por sí solo, sin que se presente
el título anterior, pero la persona á quien .se
opone puede imIignarlo por alguno de los fundamentos
mencionados, ó tacharlo de falsedad si alega
que no ha existido el título á que se refiere. Esa
regla es perfectanente conforme con los principios.
Ya hemos dicho que- si la nueva escritura contiene
modificaciones no será un título de recouocímieizto

- '7' -
sino una prueba de obligaciones nuevas, que deben
determinarse por el instrumento que les sirve de título.
La importancii de distinguir el carácter de tales documentos
puede presentarse especialmente cuando tratándose
de prescripción, quiera hacerse valer la escritura
nueva como reconocimiento de derechos anteriores':
los Jueces resolverán la diricultad, teniendo
eii consideración la intención de los otorgantes, el
contenido de las nuevas cláusulas y demás circunstancias
que hagan conocer si entre las nuevas obligaciones
están comprendidas las anteriores y si por
tanto tuvieron el propósito de mantener también los
derechos ó pretensiones precedentes.
El acto más reciente de reconocimiento prevalece
sobre los de fecha anterior para todos los efectos
jurídicos, aun cuando en los expresados aparezcan
alteraciones que desaparecen, por el último reconocimiento
que puede restablecer íntegramente el título
primitivo, ó viceversa, ' alterar lo que se reconocía
sin modificación.
Esbtieno recordar aquí lo dicho con referencia
al artículo 1.278, que trata de la confirmación. ó ralzftcacíón
de una obligación, que no debe confundirse
con el ih'uio de 'reconocimienio, porque el objeto de
éste es reproducir y mantener un acto legal preexistente,
mientras que el de aquélla es purgar 6 hacer
desaparecer los vicios que pueden anular una obligación.
Art. 1.307. El instrumento público puede ser impugnado
en juicio civil con acción principal, 6 como nulo 6 ineficaz .6
redargüido de tal en el- misnio juicio, cuando se pretenda que
se ha omitido en el otorgamiento alguna formalidad esencial,
ó no se ha cumplido ésta de la manera precepttiacli por la ley,
ó se ha omitido alguna mención también esencial ordenada por
la ley. En tal caso, la impugnación 6 la tacha se sustanciarán
y decidirán por el procedimiento especial establecido' en el Código
de Procedimiento Civil.
Este artículo y los'siguientes hasta el 1.310, introducidos
ahora en la reforma del Código, estable-

- 172
ccii la doctrina legal de que carecíamos en. materia
de falsedad de , documentos. Las reglas para su aplicación
se encontrarán en el nuevo Código de Proce
dimiento Civil, al cual casi podríamos decir que pertenecen
todas ellas.
- Los autores enseñan que de dos clases de falsedad
pueden. adolecer los documentos públicos ó privados:
una denominada civil, que consiste en la omisión
de alguna formalidad esencia! en su otorgamiento,
de no haberse cumplido alguna de las que impone
la. ley en la forma que ella preceptúa, ó cuando se ha
omitido alguna mención también esncial ordenada por
la ley; y otra llamada falsedad criminal, en la cual se
incurre siempre que en el documento 'se ha faltado á
la verdád por parte de los otorgantes y de los funcionarios
ante quienes fue formalizado.'
El artículo que ahora analizamos trata de la predicha
falsedad ivíl, y según lo que en él se previene,
el instrumento público puede ser rebatido en juicio
civil con ese propósito de dos maneras: con, acción
principal ó por redargución ó tacha. Verbo y gracia:
Tacio sabe que Hortensio tiene en su poder un testamento
por el que se ha instituido heredero á. éste
cori perjuicio de los derechos de Tacio, y que ese
testamento fue otorgado ante un Registrador y dos
testigos nada más. Tacio puede proponer inmediatamente
contra Hortensio, la acción de nulidad del testamento
para impedirle que reclame la posesión hereditaria,
ópara obligarlo á devolver los bienes recibidos
por ese motivo; ó, si Tacio está gozando de la
posesión, esperar que Hortensio la pretenda para rechazar
su demanda con la redargución de ser nulo el
testamento por carecer de una formalidad esencial.
Aquí vemos el falso civil corno acción principal y el
falso civil incidente en el juicio.
El falso civil incidente puede ocurrir también en
cualquier caso en que una parte rechac, por alguna
de las causales expresadas en este artículo, un docu-

nentqque, se presente, como prueba más ó menos
decisiva de la acción ó , la excepción propuestas:
Observemos que nuestro artículo se ha abstenido
de llamar falsedad civil las infracciones indicadas, y
se ha limitado á. señalar que ellas pueden dar lugar
á' la impugnación ó tacha del. documento para destrúír
su fuerza probatoria, que sin esos remedios' legales
.pódría quedar; subsistente, á menos que las formálidades
quebrantadas sean de 'orden' público, caso en
. ,que los Jueces estaríah ob1igadbs á declarar de oficio
la nulidad sobrevenida
Art. i.o8. Puede también ser impugnado en juicio civil
con acción principal, 6 redargüido incidentalmente, como falso,
el instrumento público, 6 que se quiera hacer valer como tal,
cuando; se alegue que en él aparece . una convención ó declaración
que no ha tenido lugar, 6 que se ha cometido alguno de
los actos calificados de falsdad en el C6digó Penal. En tal
caso, se procderá también de la manera especial preceptuada en
el 'Código de Procedimiento Civil, sólo para los efectos civiles.
rA:1Üí tenemos ' ahora la "falsedad própiamente dicha,
la fals'edad crimial que se encuentra cada vez
que 'en el' acto 'impugnado se ha faltado á la verdad,
'supcíhiendo una convención ó declaración que no
ha' te,nidó lugar, ya 'fingiendo ó contra-haciendo letra,
fiíñia ó rúbrica, 'ménciónando la intervención de personas
que no la han tenidó ó atribuyéndoles declara-
'ióñes ó "rnanifestacidnes diferentes de las que han
hecho, alterando fechas, haciendo . en - documento
"verdadero 'alteraciones ó intercalaciones 'que varíen su
sentidó'ya en suma mudando, disfrazando ú ocultando
los hehoscon perjuicio de' alguna de las partes. ó
de. ' teiceros interesados y en los demás casos .que
`detérina el Código PenaL
Distnguse en Jurisprudencia la falsedad ma/erial
de la falsedad in/eleclual " La primera consiste en las
alteraciones materiales qúe le han 'hecho sufrir ' al documento,
'como, 'son las interlinéaciones, enmiendas,
testaduias, etc., que 'mudan su sentido primitivo; la

unda se rehere especialmente á la prevaricación
del funcionario, que ha hecho constar en el acta una
declaración fi manifestación distinta ó contraria á lo
(1t' realmente ha pasado en su presencia. Esta distinción
puede tener grave importancia en el procedimiento
en cuanto á ios medios de prueba admisibles
pra la comprobación de la falsedad imputada.
Este artículo permite- los dos modo de proceder
que e indican en ci anterioy. Lo que es digno de
notarse particularmente en esta disposición es que la
ley, autoriza {i. las partes para averiguar un hecho enminal
en un juicio civil, sin necesidad de ocurrir á
la vía del enjuiciamiento penal El interesado ataca
el documento que se quiere hacer valer contra él,
proponienlo francamente la acción de falsedad ó tachándolo
de falso, con el Único fin de que se declare
su nulidad. La acción persecutoria de la pena y de
las reparaciones consiguientes son independientes de
la impugnación ó redargución de falso en el juicio civil.
Los beneficios de la querella ó de la facha defalsedad
criminal en el juicio civil, se comprenden perfectamerite
al reflexionar que si esos medios no existiesen,
las partes estarían obligadas á ocurrir, al procedimiento
penal para conseguir la declaratoria de nulidad
de un documento falso, y ese juicio no es siempre
posible, ya porque el autor de la falsedad haya fallecido
y es sabido que no se procesa á los muertos,
ya porque haya fenecido por prescripción la acción
penal. La parte á quien perjudique la escritura falsa
puede intentar la acción correspondiente contra los
herederos que prete.ndan valerse de aquel acto, y en
cunto á la prescripción para la acción. civil el término
es mucho más largo que el requerido para la prescripción
en lo cnim jnal, además de qué el derecho de
oponer la tacha de falsedad al documento producido
debe juzgarse imprescriptible, . según la regla quo femsuni
aKendum erefua .s'unf ad excipiendum,
artículo 1.271.

175 -
Según el artículo 1.285 el instrumento público hace
plena fe de la declaración ó convención que contiene,
así como de los hechos sucedidos en presencia del funcionario
que lo autoriza y de que se hace mención en él.
La fuerza probatoria del documento público no puede
ser combatida sino por la impugnación ó tacha de falsedad,
puesto que mientras no se pruebe que el funcionario
y otorgantes que han concurrido á la formación del
acto han faltado á la verdad, se tiene por- cierto lo explicado
en la escritura formalizada con las solemnidades
que la ley establece. Es regla sancionada en el artículo
131 i que no es admisible la prueba de testigos para
probar una cosa contraria ó que modifique la convención
contenida en instrumentos públicos ó privados: la prueba
de la falsedad había de hacerse ordinariamente por
ese género de probanza, pero para evitar los inconvenientes
que traería la impugnación ó tacha del documento,
encaminada únicamente á desmentir su contenido
con declaraciones de testigos, no puede procederse en
ese punto sino con absoluta observancia de las reglas
dadas para ese caso especial en el' Código que fija la
tramitación en los juicios civiles.
En esta materia todo es de derecho estricto y de
la más severa interpretación, porque está de por medio
el respeto debido á la fe pública que merecen los actos
y documentos otorgados en la forma legal cuando graves
motivos no autorizan para combatirla y desvirtuarla.
Art; 1.309. Los documentos privados pueden ser tachados 6
redargüidos de falsos. La tacha 6 redarguci6n deberá efectuarse
en el acto del reconocimiento, ó en la contestación de la demanda, 6
en la quinta audiencia después de producidos en juicio, si antes no
habían sido presentados para el reconocimiento 6 en apoyo de la
demanda, á menos que la tacha verse sobre el reconocimiento
mismo.
No sólo los instrumentos públicos sino también los
documentos privados pueden ser rebatidos como falsos.
Hemos leído en los artículos 1286 y 1 288 que el docu-

176 -
mento privado alcanza á revestir la misma fuerza probatoria
de la escritura pública entre los otorgantes, sus
herederos y causa—habientes, que puede extenderse
hasta terceros si tienefecluz cierta conforme al artículo
1.292. En la imposibilidad de contrariar directamente
el mérito probante del documento privado, la ley perrnite'que
se le ataque por la vía de falsedad, para demostrar
que aunque aparentemente esté revestido de las
formalidades legales, lo expresado 6 declarado en él no
es conforme á la verdad.
De los conceptos del artículo se deduce que el documento
privado no puede ser impugnado en juicio civil
por falsedad con acción principal. Fíjanse las oportunidades
en que puede ser tachado 6 redargüido de falso,
la parte á quien se pide el reconocimiento debe en el
acto en que para ese efecto se le presente redargüirlo de
falso, es decir, rechazarlo porque es obra de una falsedad.
Este deber comprende tanto al que aparece firmante
del escrito como á sus, herederos y causa—habientes.
Si en es'. ocasión no hiciesen uso de ese derecho,
pierden el remedio legal que no les valdrá más tarde.
Como el documento privado carece de toda fuerza cuando
no ha sido reconocido por la parte á quien se opone
después en el juicio, la ley juzgó inútil darle para eso
acción principal, atento á que nadie su adelantará á proponer
una demanda contra un acto al cual el reconocimiento
ó la pretensión de qie sea reconocido en, la forma
legal no ha concedido ningún valor jurídico.
Si no ha sido présentado para el reconocimiento
previo, la tacha del documento debe hacerse en el
acto de la contestación de la demanda. -Es de precepto
en el Código de Procedimiento Civil, que deben
acompañarse con el libelo los dotumentos en que se
apoya la acción, y es de suponerse qu el actor
presenta con ese fin el documento privado que el
demandado reputa falso. Hállase éste entonces en
el caso del artículo 1.289: Sl no reconoce ni niega
el instrumento, si no lo tacha, se infiere que lo ad.

- '77 -
mite, y será improcedente toda reclamación ulterior
en esé sentido.
Cuando el demandante se limitó á designar la
oficina ó lugar en que se encuentra el documento,
ó cuando por ser éste de fecha posterior, ó por no
haber tenido el actor conocimiento de él, se le permite
producirlo en el juicio con posterioridad á la
demanda, la parte contra quien obra podrá tacharlo
hasta la quinta audiencia después de su efectiva presentación.
Como los documentos privados no pueden
ser presentados sino dentro de la primera quincena
del término probatorio, habría tiempo suficiente para
sustanciar y decidir la incidencia que de la redargución
de falsedad resulte, con relación á-cualquier documento
de esa especie que se prodpzca como, medio
de zprueba por el demandante ó por el demandado.
Exceptúase el caso en qLle la tacha de falsedad
versa sobre ci acto mismo del reconocimiento. La
parte puede atacar ese 1 acto como falso en cualquier
tiempo que se produzca el documento, que por aparecer
reconocido puede hacerse valer como instrumento
público y venir al juicio en el tiempo que á
tales escrituras se permite según las reglas del procedimiento.
La tacha se opondrá entonces dentro
de las cinco audiencias siguients:.á contar del día en
que fue producido. Si el documento fue presentado
en apoyo de la demanda deberá ser tachado en el
acto de la contestación, de acuerdo con la regla enunciada.
Art. 1.310. Si durante el juicio civil en que se hace valer un
documento público ó privado, hyase 6 no tachado ya, se procediere
en juicio criminal ante el Juzgado competentepor falsedad del.
mismo documento, el Juez civil suspenderá el curso del juicio en ci
caso de que se libre auto cte prisión por razón del'-delito expresado,
siempre que el documento sea necesario para resolver la acción propuesti
6 la excepción deducida.
Mientras no se haya librad(- auto de prisión, el Juez podrá, se-
12--J'. ¡ti.

- 178 -
'úii las circunstancias, suspender provisionalmente ci juicio ó su
ejecución.
La parte contra quien se pretende hacer valer un
documento público (') privado, puede acusar ó denunciar
ante el Juez competente el delito de falsedad cometido
en ci ciocuniento dicho para que se siga el juicio que corresponda.
Este derecho es independiente de la impugnación
ó tacha de falsedad que proponga en juicio, civil.
También puede suceder que la acusación 6 denuncia de
falsedad haya sido formalizada por persona extraña al
debate entre las partes, y hasta que la causa criminal se
siga de oficio.
Sería absurdo que el Juez civil continuase respetando
como legal un documento que es materia de un juicio
criminal, en el que se ha librado auto de prisión por 'razón
del delito de falsedad. El auto referido supone necesariamente
dos cosas: que hay prueba plena de que
se ha efectuado el delito, esto e's, de que el documento
es falso, y fundados indicios de que es su, autor la persona
que se manda detener, que puede ser 6 no la que
quiso hacer valer el instrumento en el juicio civil. En tal
situación debe suspenderse el curso de éste, pero no en
todo caso sino cuando el documento es necesario para
resolver la controversia judicial. Verbo y gracia: si en ese
acto apoya el demandante su acción para reclamar el pago
de una cantidad de dinero dada en préstamo: ó si en él
se funda el demandado para sostener que ha solventado
su obligación. El expediente continuará por los trámites
legales cuando el documento sólo tienda á probar hechos
incidentales ó accesorios de los que forman la materia
principal de la acción ó la excepción, y que no son
decisivos aun dándolos por cierto.
Punto es ese que los Jueces de la causa aprecian y
juzgan soberanamente, porque la ley no puede dar reglas
áríori para su reolución, que depende de las circunstancias
de cada caso.
El juicio civil quedará indefinidamente paralizado
hasta que recaiga sentencia firme en el juicio criminal, es

- '79
decir, sentencia que subsista después de haber pasado
por la censura de la Corte de Casación si se hubiese
promovido tal recurso. 'Si la sentencia declaró que -se había
cometido el delito de falsedad en el documento, aunque
se absuelva al- encausado por falta de prueba para
condenarlo- Jueces civiles seguirán el debate pendiente
y lo sentenciarán conforme al mérito dejos autos,
desestimando el documento condenado por falsedad. En
esta materia predomina lo juzgado y sentenciado en el
juicio criminal, porque en ese fallo está representado el
interés general que se sobrepone al interés .de los pa,rticulares,
y es por tanto de orden público. La sentencia
dictada en lo civil que desconociera la que se libró,en
lo criminal, podría considerarse corno infractora del 'principio
de la cosa juzgada.
Si por el-contrario en el juicio criminal se declaró
que no existe el delito de falsedad, los Jueces civiles
continuarán el procedimiento hasta sentencia, en.la cual
tendrán en cuenta para apreciarlo.jurídicameute el documento
acusado y'absuelto. Ese resultado no obsta en
nuescra opinión para que los tribunales mencionados declaren
falso ci documento que fue tachado 5 redargüido
de falso en el juicio civil, si conforme al critelTio de los
magistrados sentenciadores está probada la falsedad. Este
'fallo no contradice con sus consecuencias l decidido
por los tribunales del crimen á los que et encomJndada
la aplicación de las penas que acarrean lo- delitos,
porque la sentencia civil no se contrae sino al mérito
peuniario de los litigantes. El interés general no padece,
por tanto, lesión alguna, cuando los Jueces civiles
establecen en sus fallos que el clocuóento es inefic¿U por
razón de falsedad. Advertiremos, sin embargo, que todos
estos puntos son todavía muy controvertidos en la
doctrina y la jurisprudencia. Véase el artículo 1.325.
Cualquiera que sea la influencia que se asigne í la
cosa juzgada en esos debates, nos parece fuera (le toda
duda que no alcanza sino á lspartes nunca t terceros
que no han intervenido en el -juicio y á los cuales les se-

- i8o
fá'perrnitido iempre'coritrovert'ir los hechos si se quiere
hacerlos valer'cntraéllos.
1
No Pasaríi'ios'en il'enc•iolacuestión diputada toda-
'vía" cnt'i'los autores,"de gi t l falsedad pircialde un
instrumento acarrét 'ó' 1 noia destrucción ..de todo e1
acto.`- Creenios la solución' deesta. dificultad se
halla' ,vefigdzinclo 'i is 1 partes del.'documento no
viciadas' pueden subisti?-' iridependintemente 'de las
que son 'falsas. Por 'ej'ehplo: 'pat1ece,enmendada ó
de oí t- "niodó -alterada 'una' cláusula por la que se
señalaba 'el p1ao de l.a obligación '6-los intereses
pactaclos del crdito.' T Esto'nodeberá impedir qie
valga' el clocurneito n'éánto •cómp'rueba la existenciá
de la deuda y' 'la obligación coh'siguiente de pago
las cláusulas falsas se considerán inexistentes, y el
Juez' suplirá ' la falta 'de, aquellas estipulaciones por
las' reglas- del Derecho comtmn.'Pero, si, se.tratade
un tstameiito t en que se 'han "fingido declaraciones
contrarias á la verdad ó se ha' 'supuesto la intervencióá
de personas que no estuvieron presentes en el
acto:'lá' falsedad lo afecta en totalidad. Esa doctrina
nós :\''' del Derecho Romano según una constitución
del EñWeradorlLeón, ' leyi,'Ç'. de Éransacf.
Aunque no se haya libdo 'utd' dé p'risión;l
Juez de la causa ci"il 'puede suspender próvisionalmente
el juicio ó su ejecución,' dado por supuesto
que el documento contra el Cí ual .sé ha intentado procedimiento
criminal es necesario para la decisión cómo
ant explicamos Concede aqui la ley al magistrado
u'ii facultaa ampn lt
"3 discrecional con l fn de que
no efectúe actos y' ; diligencias que hayan de ser anulados
al declararse la fals'edd del ddcumehtotcuyos
perjuicios sean tal vez' , irreprab1. ' Laley "no lo
autoriza para pedir' caución á 1a art.
J',2o
•De ¡a j5ruebtz de testigos
Art. 1:311. No. es admisible la' prueba de testigos para probar

- -
la existencia de ninguna convención celebrada, ya para formar
una obligación, ya para extinguirla, cuando el objeto excede de
la suma 6 valor de dos mil bolívares.
Tampoco es admisible para probar una cosa contraria, ó que
modifique la convención contenida en instrumentos públicos 6
privados, ni para justificar lo que se hubiere dicho antes, al
tiempo ó después de su otorgamiento, aunque se trate en dios
de un valor de menos de dos mil bolívares.
Queda, sin embargo, en vigor lo que se establece -en las
leyes relativas al comercio.
Nuestro Código llamaba impropiamente testimonial
esta prueba, cuando según el Diccionario de la
Academia ese nombre se da á la que resulta de
instrumentos auténticos. Había adoptado la denominación
que tiene en el Código francés: en el Código
españo l se dice simplemente przteóa por /cstzkos.
La corrección actual era, pues, necesaria.
El hombre no posee más que dos medios para
llegar al conocimiento de los hechos externos: el testimoriip
de sus propios sentidos ó el testimonio de los
demás hombres. Aquél ó éste le suministran á cada
instante los elementos indispensables para la inducción,
que es tino de los principales criterios de la
verdad. Pero, los Jueces no pueden atenerse para
la prueba de los hechos al conocimiento personal que
de ellos hayan adquirido. Si juzgaran, procediendo
as! en la apreciación de la verdad, dejarían de ejercer
el respetable sacerdocio de la justicia. Las convicciones
que necesitan para estudiar y fallar deben
venirle por el testimonio de los otros hombres, porque
ese testimonio puede ser discutido y examinado por
lós interesados, mientras que el conocimiento personal
que de los hechos controvertidos haya alcanzado
el magistrado, fuera de los datos suministrados por
el expediente, no ha sido sometido á debate alguno.
Dijimos en el artículo 1.282 que la prucí'a liferil/
ó .priicla por escrilo es en realidad la misña prii'br
de teS1lOs, establecida con anticipación sobre hechos
presentes :1 , tiempo del acto escrito. ¡ as leklaHo-

182
nes antiguas daban preferencia la prueba de testi-
OS respecto (le la prueba por escrito, fundadas en
que más fe merece el testigo que-habla que el testigo
mudo; pero. çlcs1)uós que ci irte de escribir se
generalizó en los pueblos con la difusión de las luces,
Se comprendió que la prueba por testigos es ocasionada
á engaños por la ignorancia ó mala fe de los
declarantes que deponen sobre hechos más ó menos
remotos, y los Códigos modernos la han limitado con
muchísimo acierto para garantizar la prueba de la
verdad y evitar, pleitos, obligando á los interesados
á precaverse de ellos con la constancia escrita de sus
contratos y estipulaciones.
La prueba de testigos descansa principalmente
sobre dos presuicio1es. i que el testigo no se ha
engañado, y 2'' po quiere engañar. De aquí las
re las eninneradas en este párrafo para asegurarnos,
por una parte, de la inteligencia y capacidad del testigo,
y por la otra, de su buena fe y honradez.
Nuestro Código fija como límite de la admisibilidad
de esta prueba la suma de los mil bolívares,
el francs clon/O cincuenta francos, y el italiano quinientas
¡iras, unidades un onetarias equivalentes todas.
El Código español la permite sin restricción. Propónense
aquellos facilitar las transacciones de poco valor,
teniendo en consideración que en tales negocios no
hay quizá tentación bastante para el. soborno de testigos.
La limitación de la ley se refiere al acto frrídico,
al contrato que ha servido para crear la obligación ó
para extinguirla, por ejemplo, el préstamo, la venta,
el pago, etc. El precepto no podrá, por tanto, extenderse
á los hechos que han dado origen sin convención
á derechos y obligaciones, como se verifica en
los cuasi—contratos, delitos y cuasi—delitos, ni á los
demás hechos humanos ó á los sucesos puramente naturales
que se relacionan directa ó indirectamente con
los derechos y obligaciones adquiridos. Así, pueden

T83 -
probarse con testigos, la posesión corporal, el ejercicio
de una servidumbre' o el no uso de ella, los
elementos que constituyen la posesión de estado, la
identidad de una persona, los hechos que justifican
la propiedad de una cosa hallada, los relativos á la
plantación ó construcción de un tercero en suelo ajeno;
lo mismo que un acontecimiento público, como
una sublevación, un asalto, un saqueo, una epidemia;
ó un caso fortuito, como una inundación, un incendio;
un hecho de fuerza mayor, como una captura á mano
armada, y también el dolo, el error, la virtud, la negligencia
ó imprudencia, los daños y perjuicios causados,
étc., cualquiera que sea la cuantía de la acción
que de ellos resulte.
Si el hecho que se trata de probar con testigos
es complexo, es decir, que se compone en parte de
elementos jurídicos y en parte de elementos materiales,
será preciso distinguirlos cuidadosamente pa-'
ra resolver si la prueba dicha es ó no admisible.
Verbo y gracia: @l punto' de hecha versa sobre
una reclamación de daños y perjuicios provenieite
de la falta de cumplimiento de un contrato : la
falta alegada puede ser probada por medio de testigos,
pero la de la existencia del contrato no admite ese
género de probanza, si el objeto de ia obligación que
emanó de la convención dicha excede de dos mil bolívares.
Si el deudor alega que ha agado la deuda
que se le reclama, puede probar el pago con testigos
cuando la suma pagada no excede de la, cantidad
mencionada, sea que el pago dicho lo haya liberado
total ó parcialmente de la obligación; pero si es el
acreedor el que invoca un pago á cuenta verificado
por el deudor, y lo hace con el propósito de sostener
que se interrumpió así la prescripción del crédito, deberá
rechazarse la prueba de tetigos siempre que el
monto total de la obligación supere la suma permitida
por la ley.
En éste y los artículos siguientes la ley parece

- 184 -
referirse especialmente al demandante, á quien incumbe
la prueba de la obligación. No es necesario decir
que e1 demandado está sometido á igual regla cuando
se excepciona con la extinción de la obligación fundada
en el paro, la ;'cmisión, la comcnsación, la novación
ú otro medio legal proveniente de una convención.
Podrá emplear la prueba de testigos, si la
extinción se deriva de un hecho ¿orno la confusión ó
la prcscrzbción.
Casos hay, en que la ley niega en absoluto la
prueba de testigos sin atender al valor para comprobar
la extinción del contrato, según vemos en la donación
de bienes inmuebles, las capitulaciones mat•rimoniales
y la hipoteca en que la escritura es solemnidad de
forma.
Advirtamos que el 'a1or de la obligación se calcula
1)o1 el que ella tenía en el momento en que se contrajo,
aunque ulteriormente haya aumentado ó disminuido.
Ese valor es el que las partes hubieron de
tener en cuenta para emplear ó no la forma escrita.
Dos ó más personas han celebrado verbalmente una
sociedad civil para sembrar un terreno los aportes de
ambos socios no llegan en su totalidad á dos mil bolívares,
pero al cabo de dos años de trabajo las utilidades
de un socio valen tres mil, y por el pago de
esa suma demanda á los que administraron el negocio.
Podrá admitírsele la prueba de testigos para
comprobar la formación del contrato social y la cuota
de utilidades que en la sociedad le corresponde.
La inadmisibilidad de esta clase de prueba es también
absoluta. cuando se pretende contrariar, alterar
6 complementar lo expresado en un documento público
ó privado, cualquiera que sea el monto de la
obligación constante de ellos, pues si no fuese así, la
prueba por escrito podría ser á cada paso falseada
por testigos. No es 1i'ito justificar con éstos que el
préstamo de que hace mención el documento no es
verdadero, que en realidad el que aparece obligado

- 185 -
no recibió sino la mitad de la suma expresada, que
se convino en que no pagaría intereses; etc. Si esas
ú otras circunstancias semejantes son ciertas, debieron
haberse 'hecho constar en otro escrito subsecuente.
De las leyes modernas ha desaparecido la excepción
de non nurnerala pecunia, por lo que en las antiguas
leyes españolas se permitía en los contratos de
mutuo, probar con testigos que no se había recibido
la cantidad enunciada en el documento, remedio cor
que se quiso favorecer al deudor contra la codicia d
los usureros.
El deudor que alega el pago de la obligación no
se reputa que contraría el documento, y por consiguiente
puede admitírsele la prueba de testigos, si el
pago no excede de la suma en que esa prueba es procedente
por la ley, como ya dijimos. La prohibición
de este artículo no comprende á terceros, quienes
tán autorizados para probar por testigos cuando ta
prueba es admisible, los hechos que las partes hayan
omitido, disfrazado ó tergiversado con perjuicio de ellos.
Lo cual es conforme con el principio de que los contratos
no producen efecto sino entre las partes, y no
pueden dañar ni aprovechar á terceros, artículo 1.104.
Bueno es advertir que lo que no puede combatirse
con testigos, desmentirse ó modificarse según este recepto
legal, e la convención extendida en un documento
público ó privado, que las partes redactaron y fornolizaron
para hacer constar SUS derechos y obligaciones. -
El contenido de un escrito que no es apreciable sino como
unprivciio depriz'eba, los registros y papelesdomésticos,
las menciones ó enunciaciones extraúas hechas
por las partes en los documentos otorgados, son
discutibles por todos los medios ieg'ales de prueba, artículos
1 . - 86-y 1.316; y así mismo los actos administrativos,
judiciales ó políticos en que se establecen como
ciertos, hechosque las partes tienen intcr(s en controvertir
y esclarecer, cuando se los veda la autoridad ie la
cosa juzgada. -

86
- Seún el artículo 107 del Código de. Comercio, la
prueba (le testigos es ad! nisjble para justificar las obligaciones
mercantiles sin tasa alguna, salvo lo que en el
artículo ioS se dispone respecto de los contratos mercantiles
que requieran la escritura como necesidad de forma.
Exígelo así la celeridad indispensable en las operaciones
ordinarias del comercio.
Las partes del juicio no pueden por su sola, voluntad,
explícita ó implícitamente declarada, hacer admisible
la prueba de testigos en los casos en que la ley la
prohibe. Los procedimientos y los medios de prueba
establecidos por la legislación son instituciones de orden
público, porque son reglas de interés gneral que importa
á la sociedad cc iservar uniformes y permanentes,
con el fin de que la administración de justicia decan'se
en principios fijos comunes á todos los asociados. Toca
á los Jueces determinar si es admisible ó no la prueba de
testigos promovida por los litigantes, para acreditar los
hechos controvertidos: ese es un punto de derecho que
debe ser resuelto de acuerdo con los preceptos legales,
y'su decisión puede ciar lugar al recurso de éasación. No
así cuando los tribunales deciden sobre la pertinencia
de la pueba, que es una cuestión de hecho en la cual el
fallo depende exclusivamente dei criterio de los magistrados.
Concluiremos el análisis de este artículo con una
observación que no carece de interés. Cuando la ley previene
que no es admisible la prueba de 'testigos para
acreditarla existencia ó extinción de una obligación que
exceda del valor de dos mil bolívares, no ha querido estatuir
con éso que tales actos deben justificarse precisamente
con pruebL por escrito. En esos casos la prueba
puede hacerse también por la confesión ó el juramento.
de la parte contra quien obra la obligación ó su extinción.
La prueba documental no es indispensable sino- cuando
ella ha sido establecida en derecho - como solemnidad
esencial del acto.
Art. 1.312. La regla precedente se aplica al caso en (jU( ¡a ac-

- 187
ción, ademas de la demanda del capital, contiene la de los intereses,
si éstos reunidos al capital exceden de dos mil bolívares.
El demandante está obligado á sumar los intereses
al capital para fijar el valor de la acción. Trátase aquí
de los inteses vencidos hasta el día en que se propone la
demanda. Los que corrieren durante el juicio no aumentan
la cuantía dicha. Aunque el acreedor no incluya
los intereses en ]a cantidad demandada, para que ésta
no pase del límite legal, ó porque le fueron satisfechos
ó porque quiere remitirlos al deudor, es doctrina aceptada
que no puede valerse tampoco en tal caso de la
prueba de testigos, porque el valor de lo demandado es
en realidad parte de una suma mayor, entonces no es
permitida esa prueba por el artículo 1.314.
Esta regla no éstá en contradicción con lo que referente
á los beneficios de una sociedad civil expusimos
en el comentario del artículo anterior: en ella el aumento
de valor es eventual como son las utilidades sociales,
y en el mutuo los réditos son prestaciones estipuludas,
que aumentan necesariamente e1 valor de la obligación,
y el.acreedordebió preverlo para exigir la formación de
un acto escrito que comprobara la deuda.
Art. - 1.313. Al que ha propuesto una demanda poi una suma
que exceda de dos mil bolívares, no se le admitirá la prueba de testigos,
aun cuando restrinja su pimitiva demanda.
Supone este artículo el caso en que una persona intente
una demanda por el cumplimiento de una obligación
que pasa de (los mii bolívares, y después la restringe
á menor cantidad para poder emplear la prueba (le
testigos. La ley no se lo permite. El (leiflandante se
propuso, sin duda, tentar si el demandado confesaba la
deuda por el valor exigido, y la reduce en la imposibilidad
de probarlo por otro medio que no sea el de testigos,
lo cual es un artificio inaceptable.
Ya hemos dicho que la prohibicun de admitir esta
prueba en los casos prescritos por el c liLrr) ( 5-d.c (;;Y(//
público, por lo cliw nada valdría que el detnand;inte ó el
demandado en su casos con'iniesun en que la 1 rm'1 )d

- i;s
dicha fuese acepta(la: (1 que promovida no se hubiese
hecho ninguna reclamación en contrario. El juez deberá
siempre rechazarla de oficio.
Art. 1.314. La pí-ucba di testigos, no puede admitirse cuando
se demanda una suma menor de dos mil bolívares, si resulta que
esta suma es residuo ó parte de un crédito mayor, que no está probado
por escrito. -
La persona á cuyo favor se contrae una obligación
que excede de 'dos mil bolívares está en el deber d
procurarse una prueba escrita de ella: la disposición de
este artículo confirma ese precepto. Los abonos parciales
hechos posteriormente: que han reducido la cuantía
á menos (le aquel valor, no ]o autorizan para probar
con testigbs la demanda del sal-do, porque la totalidad
de la obligaciñn puede ser sometida á discusión en el
Ji. icio ni le cia tampoco derecho á ello la renuncia que
hiciera de una porción del crédito, para hallarse en aptitud
de probar lo demás con testigos.
Refiérese el artículo al' caso en que lo demandado
es un residuo, es decir, el saldo 6 balance de. la deuda,
deducidos los pagos verificados; y al caso en que se
reclama una parte del crédito, lo que puede suceder,
ya cuando se estipuló que la obligación sería pagada por
cuotas periódicas, ya cuando muerto el deudr la deuda
se divide entre sus herederos, y se exige á•cada uno de
ellos la porción que según su derecho hereditario le corresponde.
Art. 1.315. Si en un mismo juicio se demandan varias sumas
que reunidas excedan de dos mil bolívares, puede admitirse la prueba
por testigos, respecto de los créditos que proceden de diferentes
causas, ó han sido contraídos en épocas distintas y no llegan asíseparados
á dos mil bolívares.
Por ejemplo: si Fabio te debe quinientos bolívares
precio de un caballo que le vendiste en enero, mil que
le prestaste en marzo, y mil ochocientos que le debía á
tu hermano de quien eres heredero, - puedes reclamarle
estas cantidades en una sola demanda, y tienes derecho
de usar tocante á cada una de ellas la prueba de testigos,

189
prque en realidad son distintas las acciones reunidas
en un rnisnó libelo.
Péro si el caballo eldihero se los:hasdado en un,
niismo día por una misma causa, esto es, por, un mismo
negocio, la ley considera esas cantidades corno una
sola deuda, acerca de lo cual debiste proporcionarte una
prueba escrita..
Nucstr.o artículo ditiere de las disposiciones qte sobre
este punto se hallan en el Código francé y en e.. el
CódigoS italiano.
Art. i. Tibién es adiiisihle la prueba de testigos cuando
hay u'ñ principio de prueba pór escrifo. Este .prmciplo de prueba
por escrito resulta de todo escrito en.auado de aquel ¿í quien se
le opone, ó de aquel (t quien él representa, que hace verosímil el
hecho alegado.
Es asimismó admisible dicha prueba cuando las presunciones
6 indicios resultantes de hechos ciertos probados no por testigos,
sean bastantes para determinar la admisión de esa prueba.
Cntint'a ahora a ley determinando las excepciones
de la regla que prohibe la prueba de testigos según
lo preceptuado en los -artículos precedentes, y nos encontramos
en primer lugar con el 151'z/u11510 d' p;'te/ír
po;- csciito, el cual se define en ci articulo q ue ana
liza mos.
Servio escribe á Paulo una -crta concebida en estos
término ,s : "Acudo á. ti en un gran apuro, porque
otras veces me has servido, con la ma yor bondad. Necesito
que me prestes cuatro s mil bolívares por pocos
días'para salir de un cl omproiniso --Muere Paulo inopinadamente,
y Servio no pósee imís documento que esa
carta para recliiar el pago á lás herederos Lse papel
no es pruba en verdad dú que Servio prestó la cantidad
pedida, pero hace vetbsímil el hecho -del préstlrno.
Lo mismo diríanio en el casó de ue Paulo -hubira
escrito á Servio: »'Va ni hijo guir su estudios
en esa ciudad: suruinistrel el dih'ero que necesité para
sus gastos mensal, y avíseuíe parieernbolstrselos.
Creo que nuestra ámistád m aitÓriza para exiiHe ete

-- 1 ()O
sCÍv1CiO, etc." 1n uno y otro caso procederá la prueba
de testigos para j ustiticar la obli gación. Cea el temor
(le que puedan presentarse testigos sobornados, porque
el hecho es ya verosímil por la existencia de esos escritos.
1 labría también rlv(y5zo de prueba, por escrito
cuando, por ejemplo, una persona contesta á otra que le
reclama un pago, diciéndole en términos generales' que
se encuentra én mala situación, , y que no puede cumplir
como desea, etc., sin expresará qué deuda se refiere ; y
lo había en cuanto al pago si el acreedor hubiese escrito
nl deudor •felicituidole por su eficacia en 'llenar sus
obligaciones y le ofreciera crédito, etc.
La ley no exige que elpri//c?71'o de prueba conste de
un 'scrito írmaclo.. Requiérense para que se juzgue
existente tres elementos. principales: i9 que haya un
¿'çtr//e, que puede ser una carta, una nota ó apuntación
de la persona, constante de un libro, registro doméstico
b de urja simple hoja volante, culesquiera que sean la
forma y el objeto con que fue redactado; puede constar
de declaraciones judiciales ó extrajudiciales, aunque sea
entre partes clistin tas, de libros y cuentas de comercio,
y aun de anotáciones hechas al margen, al dorso ó á
continuadión de instrumentos públicos ó privados : 29
que : el escrito emane de la persona á quién se opone, 6
de su causante ,ó de su representante ó mandatario, fir
-mado ó no, siempre que se pruebe qué la persona dicha
es autora del. escrito ó puede consider ,arse una misma
'con la ; persona de quien el escrito emana : 39 finalmente,
que el escritohaga verosímil el hcho controvertido,
de modo que ha de, tener conedón directa ó indirecta
con él lo cual seefectúaen los escritos que contienen
to das hs enunciaciones e cesarias, para comprobar el
hecho alegadp pero á js cuales falta una fórmalidad ó
condicion que se opon a que los actos mencionados me
;rezcancomp]et fe,y asimismo álbs escritos que no ex-
..presarde una inanera,pcisa el hecho en cuestión, pe-

- '9'
ro cuya existencia viene á ser verosímil por las enunciaciones
contenidas en el docimento.
A la primera clase de los escritos antedichos
corresponden los documentos que la ley priva de autenticidad,
por defecto de forma ó por incompetencia
del funcionario que los autorizó: en la segunda
clase se cuentan las promesas de compra ó de venta
para probar que ésta se verificó, el, reconocimiento
de una deuda cuyo monto no se dice ó las promesas
de pago relativas á entregas futuras sin determinación
de valor, y en general todas las declaraciones
que no reunen los elementos de claridad, certeza y
precisión que son indispensables para constituir una
confesión de la parte.
Enseñan los autores que la cuestión de saber si
un escrito presenta ó no los caracteres legales de un
principio de Pr2ícba bor escrito es una cuestión de derecho
cuya decisión puede ser materia de casación,
mientras que el punto de si e1 escrito, invocado hace
ó no verosímil el hecho alegado es una cuestión de
hecho cuya apreciación pertenece exclusivamente á los
tribunales de la causa.
Es desde luego necesario que el escrito sea reconocido
por la parte í quien se opone, demandante
ó demandada, ó por su herederos. La carta Ó papel
han podido ser escritos por otro individuo, á nombre
de aquélla, y en ese caso se juzga que emanan de
la parte misma, si ésta ó sus causa—habientes los reconocen.
Si falta el reconocimiento desaparece el
principio de prueba. Si para probar que ci escrito
emana de la persona dicha se admitiera la prueba de
testigos, se caería en un círculo vicioso, permitiendo
la prueba prohibida para dar lugar á lo mismo que
se prohibe.
El Código nos presenta un caso muy notable en
que el principio de prueba no emana (le' la persona
á. quien se opone, tal es ci de los artículos 200'5-

- 192
2 2, Ún que se contrae á una persona muerta, que
Si viviese seila perjudicada por la prueba.
La segunda excepción referida en este artículo es
también in u y i un l)ort1 u te.
Esas presunciones, 6 indicios resultantes de hechos
ciertos probados no por testigos, los hallamos,
por ejemplo, en ci artículo 1.215. El deudor en cu-
Y9 Poder s halla el documento privado de la deuda
no neces i ta j)rOl)ar este hecho con testigos, pues le
bastaría presentar el documento dicho, para que se
le admita la prueba de 'testigos que quiera presentar
con el íiu de justificar Ia -liberación. La verosirilitud
del hecho alegado es aquí también la base
de la admisión de la prueba. De donde resulta que
los Jueces pueden negarla, si de los indicios mencionados
hada puede deducirse que abone la pretensión
de la parte. -Las presunciones 6 indicios de' que se
trata :quí son en general los de mero hecho que se
llaman también ko;ni,zes, y deben tener las condicio-
1)esl'('(1uridas en el artículo 1.328:
- Art.- -1317. • Es igualmente admisible la prueba de testigos
siempre que no ha sido posible al ac"ec 1or procurarse una
prueba escrita de la ohljgación contraída con él, 6 que ha perdido
el título que le servía de , prueba, por escrito, por consecuencia
de •un caso fortuito irnprevístov proveniente de fuerza
mayor.
- La primera excepción tiene lugar:
i9 En las obligaciones resultantes de cuasi—contratos, d4
(1litos y de cuasi—delitos.
29 En los casos de depósito necesario hecho en caso de
incendio, ruina, tumulto ó naufragio, y por los viajeros en las
p'oadas donde se hospedan, 6 en las náves y demás vehículos
que los conducen, todo según la calidad 'de las personas y las
circunstancias del hecho.
3 9 Respecto de las obligaciónes contraídas en los parajes
-en que no se haya podido extender el documento, .y en
caso de, accidentes imprevistos que lo hagan tambi'n imposible.
La ley es justa no exigiéndole prueba escrita
al que rlt) ha podido proporcionársela en el momen-

- T93 -
to en que la obligación fue creada, ó al que por
fuerza mayor ó caso fortúito perdió el título que de
su crédito poseía.
Los tres casos que se refieren á la primera excepción,
contenida en este artículo, son fáciles de
comprender. La prueba de testigos es aquí, como
en el artículo anterior admisible, tanto para probar.
una obligación que excede de dos mil bolívares ó
su extinción legal, como para probar una ccsa contraria
ó que modifique un acto escrito.
Los cuasi—contratos, delitos y cuasi —delitos producen
obligaciones civiles, artículos 1.105 á 1.122, que
se forman por hecho del obligado solamente, en los
cuales no ha intervenido el acreedor. No olvidemos,
sin embargo, que en el cuasi—contrato resultante del
bajo de lo indebido, éste debe constar por escrito,, si
la suma pagada excede del valor qu.e puede probarse
por testigos, y que en la gestión de negocios, la tule/a,
etc., todos los pagos 6 erogaciones están sometidos
á la misma regla. Si el delito ó cuasi—delito se conexiona
con un contrato que debe justificarse por
escrito, no será permitido probarlo de otra manera
para acreditar la comisión del hecho ilícito. Establecida
aquella prueba en la forma legal, podrá probarse
por testigos Ja violación que constituye el delito
ó cuasi—delito:
El dep6sito necesario, artículo 1.750, supone naturalmente,
por las circunstancias mismas en que se verifica,
la imposibilidad de la pruba escrita, y que
para la ley basta que la imposibilidad sea moral. En
cuanto al que se hace en.las posadas, naves, vehículo,
etc., la ley lo asimila al motivado por incendio, terremoto,
tumulto, etc,, para mayor garantía de los viajeros,
artículo 1.752, pero toca siempre al Juez lpreciar
las cualidades de las personas y las circunstancias
del hecho, pues no es verosímil, por ejemplo, que
una persona de escasos bienes de fortuna ó de insig-
13-T. III.

- '94 -
nilicat1tes rehiciones de intereses y negocios, haya efectuado
un depósito ó perdido en una fonda una cantidad
considerable de dinero, ni que sin motivos muy
especiales la trajera en un baúl ó en una simple maleta
de viaje.
Las obligaciones contraídas en parajes en que
no haya sido posible extender documento deben haber
sido causadas 1)01 un hecho imprevisto, y que por su
carácter no pudieran diferirse ; verbo y gracia: has
siclo detenido por una gavilla de ladrones en medio
de un bosque, y te exigen cinco mil bolívares por
tu libertad : Emilio que acude á salvarte, los entrega
por tí, es claro que no has podido extenderle una
prueba escrita. Pero, no' sería lo mismo si se tratase
de una negociación ordinaria, que se dijera haberse
en j)ictado un camino ó en lugar desdoblado seinejante,
por(tt el contrato podía haberse celebrado
sin Iestinacióii en para je donde hubiese lo necesario
para sentar 1.)o1 escrito' las promesas, entregas ó recibos,
si eran mayores de dos mil bolívares. De
otra manera el interesado en hacer valer la prueba
do testigos, empezaría por aseverar que el negocio se
trató en una montaña sin medio alguno para escribir,
y conseguiría que se le permitiese probar con
testigos que era acreedor de diez mil bolívares, que
el supuesto deudor le ofreció pagar con tales ó cuales
estipulaciones, incurriéndose con un simple subterf u-
gio en lo que. la ley quiere evitar.
Los casos de accidentes imprevistos se efectuarían
cuando, por ejemplo, pactada una enajenación
sobreviniese un terremoto, una inundación, un asalto
de tropas que impidió extender el documento correspondiente
y causó la muerte á uno de los otorgantes.
Cuando se alega que el título se ha perdido, ó
ha sido destruido, es menester comprobar, en primer
término, que el documento de la obligación existía, y
C11, segundo lugar que perecú por consecuencia de un

I'5 -
• caso fortúito imprevisto, etc. Hecha con toda cabalidad
ésta prueba con testigos, el Juez puede apreciar
legalmente lo que por los mismos medios se instruya
para justificar la obligación cuyo cumplimiento se reclama.
Si el caso fortuito 'fuere, imputable por culpa
al que lo alega, de nada le valdría; porque habría
fundad' sospecha de que había dado lugar á él, para
pro'porcidnarse el derecho á la prueba de testigos. Los
conceptos del artículo : de un caso forf2ifo imprevisto
y pgóve7tienib .
de fuerza mayor, inducen á creer que el
accidente debe reunir las dos —circunstancias` dichas
pero, en nuestra opinión, hay allí meramente un error
deopia, porque lo que se quiere decir es que el
caso fortúito debe ser imp'evisto, como un terremoto,
ó emanar de fuerza mayor, como un tumulto popu
lar que 'ocasionó un saqiieo, un incendio, etc. La
cdnfusión proviene, pues, del' cambio de la disyuntiva
ó por la copulativa y que no se advirtió por los correctores:
La ley'ho - habla aqdí del caso en que el documento
1 de la obligación haya sido destruido por el
deudor, á cuyo poder fue á tener por hurto ó simple
'extravío del papel: parécenos que probados los
dos extremos antedichos, esto es, que el documento
existía y que- el deudor lo destruyó, deberá admi-
-tirse también 4a prueba de testigos para acreditar la
deuda, porque nadie puede aprovecharse de su dolo
'ó" delito para libertarse de una obligación.
Art. 1.318. Para la apreciación de la prueba de testigos
observarán ló tribunales las reglas`,Siguientes
Dos testigos 1 contestes hacen. prueba plena, salvp los casos
en que se &x ijá más por disposiciones' especiales. - -
Se etimarái- también como plena prueba las declaraciones
-de testigos no' contestes, que en su conjunto demuestren la
existencia deU hecho de que se trataS -
La declaración de un solo testigo l)o(1ri ser prueba plena,
unida ,,.á .dtra que: la complete.
El Tribunal examinará si las exposiciones de los testigos
concuerdan entre sí y con las otras pruebas ,; y estimarí cm-

196 -
(ladosalnentC los motivos (le las exposiciones y la confianza que
mre/\cm los testigos por su vida y costumbres, la profesión
lúe ejerzan y clens circunstancias.
Estas reglas son aplicables tanto á los juicios
civiles como á los juicios criminales y á las demás
controversias judiciales. La calificaciól? y apreciación
de la prueba de testigos es del domihio del Código
Civil los (le Procedimiento prceptúan únicamente
los modos de promoverla, instruirla ó evacuarla.
La prueba llamada antes testimonial puede ser
plena 6 scmi plena. Para hacer prueba plena se necesitan
dos testigos contestes, por lo menos. Dícense
con/esÉcs los testigos que concuerdan en todas las circunstancias
del hecho, timpo, lugar, etc. De un solo
testigo, ó de varios testibs no contestes, puede resultar
una prueba semi plena, y en ocasiones nada
rnts que un indicio.
La singularidad en la declaración de un testigo
puede ser aislada ó cumulativa. Esta última, reunida
á otra igualmente cumulativa produce también plena
prueba.
Fabio y Marcelo declaran que estuvieron presentes
cuando Anselmo entregó Carlos la cantidad de
dinero, por cuyo pago le hademandado : esta es
una prueba plena, proveniente de dos testigos. contestes.
Fabio dice que vió entregar el dinero; Marcelo
que vió salir á Carlos de la casa de Anselmo
con una suma de dinero, que le mostró; Blas que
Carlos le emplazó para pagarle una libranza que le
debía, al recibir de Anselmo una cantidad que éste
había ofrecido prestar-le; Juan refiere también un pago
que Carlos le hizo con circunstancias parecidas,
etc. Si ]os hechos de todos estos testigos singulares
guardan relación entre si, de suerte que las reclamaciones
rendidas se pueden acumular y completan
el hecho, de ello resulta -sin duda una prueba
plena. Si falta esa condición, los testimonios expresados
no pr6ducen sino indicios, á menos que se ex-

'97 -
cluyan 6 contradigan entre sí, unos á otros, pues
entonces nada valdrían.
Idéntica regla se observa en lo criminal. Fabio
y Marcelo declaran uniformemente que presenciaron
la disputa que Anselmo y Carlos tuvieron en el café
de la Paz á las io de la noche, y vieron cuando Anselmo
sacó el revólver y disparó un tiro'á quema ropa
contra Carlos, quien cayó muerto: de esas dos declaraciones
se deriva una trueba plena del homicidio.
Pero, Fabio fue el único que presenció el disparo;
Marcelo dice que pasó niomentos antes y oyó la disputa,
y poco después oyó en la calle la detonación;
Blas que entró pocos instantes después del tiro y
vió á Anselmo con el revólver en la mano y á Carlos
tendido en el suel Juan y Francisco oyeron
también el tiro, y vieron á Anselmo que salía corriendo
para fuera, etc. He aquí una serie de testigos
singulares, que para el Juez pueden constituir
una prueba plena del delito.
Los casos en que son necesarios más de dos
testigos contestes los tenemos en el testamehto, articulos
745 y 750, y en el matrimonio celebrado in
artículo monis, artículo i 16.
Para valorar la prueba de testigos el Juez comienza
por apreciar las declaraciones en sí mismas,
para examinar luego las conexiones ó desacuerdos
que tienen entre ellas ó con otras pruebas instruidas.
Los hechos deben ser posibles 6 verosímiles, considerados
intrínsecamente: los tetigos que hayan depuesto
sobre un hecho físicamente imposible ó inverosímil
por razon de las circunstancias de tiempo, de
lugar, etc., no deben ser creídos aunque sean varias
las declaiaciones y éstn del todo contestes.
En los procesos sobre sortilegios instruidos en
otras épocas, se quebrantaba esa regla fundamental,
porque los Jueces estaban imbuídos en la falsa creencia
de que existía1T realmente personasdotadas de poderes
sobrenaturales, debidos al comercio mantenido

- 198 -
con espíritus malignos. Un hecho posible en sí mismo
puede dejarde serio, por razón de lascircuntancias que
lo acompañen, como si un testigo dijese que ha conocido
una persona determinada á quinientos metros de
distancia, en unanoche oscura, etc.
En la comparación de la prueba de testigos c6n las
otras pruebas constantes del expediente, debe ténerse
presente lo prevenido en el artículo 1.311, inciso 29, y
en los artículos 1.327, 1.330 y 1.331. Si los testigos
declaran contra lo contenido. en el documento de la convención,
ó sobre hechos que modifiquen lo expresado
en él, salvo los casos en que tal prueba es permitida,
nada valdrán las deposiciones, aunque tengan todos los
requisitos constitutivos de la prueba plena. Tampoco valdrían
si con ellas se pretendiese combatir una presunción
legal respecto de la que no admite la ley prueba en
contrario: lo mismo si se promueven contra la confesión
judicial ó extrajudicial, efectuada con arreglo á los artículos
precitados. Los testigos pueden, sin embargo,
declarar sobre la existencia del hecho en que se funda
la presunción ó sobre la existencia de la confesión, lo
cual es enteramente distinto de deponer contra la presunción
Ó contra la confesión misma.
La concordancia de los testigos entre ellos mismos
es punto de gran trascendencia. Primero, el Juez debe
examinar, cuidadosamente, si el testigo no se contradice
en las declaraciones que ha rendido, respondiendo á
las preguntas de su presentante, á las repreguntas de
la parte contraria ó á las interrogaciones del Juez, porque
las contradicciones invalidan el testimonio dado, en
atención á que demuestran que el testigo careçe del conocimiento
cabal del hecho sobre que declara, y que
procede con malicia ó ligereza en las afirmaciones-que
hace: toca al Juez sentenciador exclusimamente apreciar
si hay ó no contradicción. Segundo, debe examinarse,
en seguida, la armonía de las declaraciones rendidas
por los testigos de una misma parte, para establecer
si con ellas se llega á una prueba plena ó semi-

'
- '99 -
plena, suponiendo que sean relativas y concordantes.
Tercero, en fin,, si los testigos de una parte afirman ó
desmienten lo que los testigos de la otra niegan ó aseveran,.
los Jueces deberán entonces valorarlos y estimarlos
comparándolos unos con otros para descubrir
la verdad de los hechos controvertidos.
Aunque naturalmente ha de influir mucho en el
ánirnó del tribunal el número de los testigos que declarañ
en pro y en contra de la existencia de un hecho,
la ley no impone ese criterio á los Jueces: el único precepto
legal es que dos testigos hábiles contestes hacen
prueba plena y que varios testigos singulares cumulativos
pueden producir igual prueba; pero, estos elernents
pueden 'hallarse con más de dos testigos por ambas
partes, y entonces el Juez no puede resolver simpleinente
por el número de los declarantes. Cinco, seis, , ocho
testigos deponen contestemente que vieron Anselmo
matar á Carlos: otros tantos ó más detaran que en el
momento de tal homicidio Anselmo estaba múy distante
del lugar del hecho.. ¿Qué regla deberá observar
el juez para formar su convicción? Este atículo se la
da en el último inciso : estimará cuidadosamente los motivos
de las deftt'siciones y cozfianza que mcre'can los
testigos jbo9,, su vida 3' costumbres, etc., ¿'/c.
El motivo de la declaración comprende la tazón
del dicho del testigo, esto es, de'qué manera y por
qué circunstancias hallegadoá su conocimiento el hecho,
si no ha podido confundir eón otrás la persona
de "que se trata, por el conocimiento personal qué tiene
de ella; yen algunos casos . importará siber también
qué lo ha impulsado á ' declarar. La vida y costumbres
del testigo son antecedentes que autorizan su
declaración';' nerecerá siempre más fe un ciudadano
de vida, arreglada y de costumbres conforme á los deberes
civiles y' morales, que otro cuyos procederes habituales
no están exentos e reproche en lt sociedad.
La profesión queejerce es ' una garantía. de .su inteligencia
y hasta de su imparcialidad: el testimonio

- 200
un hombre de ciencia vale r intrínsecamente -más que.e1
de un simple' jornalero, porque aquél etá menos ex'
puesto t engañase que éste: Finalmente, las demás
circnns1azcis persbnálés del tstigo, como lá de ser
jefe de una famili dé 'ocupar una, 'posición: polítiéa' ini
portantes gozar de una 'situación monetaria .eonocida
etc., le dan más -probabilidades de veracidad que al
que vi'e suelto, sin relaciones sociales, capital niprofesión,
aunque no sea tachable en rigor por la parte
contraria. '..
Si los téstigos contrapuestos fuesen iguales en número
Y calidad, procedería la absolución del reo, tanto
en lo civil como 'en lo criminal, pues según el artículo
ii8 del Código de Procedimiento Civil, en caso de
duda: se sentenciara , á favor del demandado.
En estas apreciacioiis los Jueces obran con facultades
sobéranas: aun 'cuando los testikos no hayan sido
tachados ; pero, es preciso entcndei- que esas aprecia
.ciones no se dében basar sino' en los datos que los
propios testimonios suministren y en la comparación de
unas pruebas con otras: el tribunal o podrá, sin fal-.
tar á sus deberes, rechazar la' prueba plena que resultase
de dos testigos contestes, no tachados ni Contradichos,
tundado en que no merecen fe por estas "ó
aquellas circunstancias, que los jueces supieran por
medios privados, no' constantes del proceso.
Art. 1.319. No podrán ser testigos en Juicio los furiosos,
dementes 6 mentecatos, los menores de' quince años, los jugadores
de profesión, los ebrios, losvagos,' los deudores fraudulentos,
y mientras no obtengan rehabilitación, los que hayan
sufrido una pena de presidio.
Los impedimentQs expresados aquí y los que se
enumeran en los tres artículos que siguen tienen'por
objeto excluir ,á todas las personas, que 'por defecto
de inteligencia son 'capaces de engañarse,.yá las que
por falta de imparcialidad y rectitud son capaces de
engañar; pues, como dijimos en el artículo 1;311, la
prueba de testigos 'descansa en las presunciones in -

201
4i*s.pensable.s pa.ra al,Ipanzar la fe que. en j uicio le corr.es~
PO.n., e Los..d,e es-te' -rt-1ec^ul*o -son, g ener ,,,. . al es e..inhabl 1
1 i,
d
Jé
.
.d' b#en
0* 19
ta.r P-4ara te,'stifi c`— ar en t o os os -julcios^ -y- ­ - e con star
en...él' ex'pedién't ir tile `d lo de as 1` -ta ch as.- opue sta' S
"las y probada.s. reg éo,n f as O"`',r m e el. a Có* 1.' d d* Igo, d e P,r0
Ced, imien t0 CI*v1*1-. o por cuaIquier otro-- 1 eoa lo
s u.y ra ci o.n Al q. t ie, n* o puedan 'd ec 1* ar arlos que
padece n-, -de..l...enage,nacion. mental, siquiera I'o hagan en
SU;,s il.0 cid.,os..,, 1 n;t, ervalos.. En, 1gual imposi. b*Ii 1 da - ­d se encu.entran
- ]os que, ..cuando,. decláran se'ha:llan e`n estado
d e . . cm brí i.aguez, ' mo, delirio, hipnotismo so
ág,netis
na, b 0-ulis.^M,, ..,.etc Porqu.e. no n en ejercicio
cabal . de sus faculta*des i.ntel,e'ctua'1es'.' Cp ige s e que
antes - de I.a. , ed ad, de quince anos e 1 1 iom b r**e carece
de'. verda-,d.:éro,. discer Di lento, y púede por ta nto con-
fu.ndir ^los, .,hechos. .,.que h a presenciado, 'P ero, que "d* 1-
re^ os s*, 1 ..'la -,perso-na,. que h^ a pasado'con'niuc h' o la -edad
encionada,' - es lla ada testioficár acércá de hec hos
que ocurrieron cuando no tenia quince anos, etc,
L a. ley ­ ._ se' c o n t rr á

- 202
tras leyes ninguna que nos periita aefinir'la palabra
vagos, que queda. por tanto sujeta á interpretaciones.
Según el Diccionario de la Academia, vago es él hombre
sin oficio y mal entretenido : debe reunir las dos
condiciones, bien entendido, que no se compreríde en
la denominación de hombi'c sinoficio al que posee
rentas ó medios de ubsistencia que le permiten vivir
sin trabajar, y qrfe es mal en/retenido no precisamente
el vicioso sino el que emplea su tiempo en diversiones
con gente de malas costumbres, ó n pegapetardo,
dar chascos, prornoer desórdenes, etc. Esto debe ser
habitual para qu el individuo pierda todo buen concepto
moral.
Para los deudores fraudulentos 'es menester que
conste judicialmente tal calificación, y su inhabilitación
es coiiio'uná pena de su delito, lo mismo que los que
han sido condenados á pena infamante en juicio criminal.
Art. 1.320. No puede tampoco testificar el ngistrado en
la causa en que está conociendo: el abogado 6 apoderado por
la parte á quien representa: el vendedor en causas de evicción
sobre la cosa vendida: los socios en asuntos que pertenezcan
á la compañía. El heredero presunto, el donatario, el que tenga
interés, aunque sea indirecto en las resultas de un pleito, y
el amigo íntimo no pueden testificar en favor de aquellos con
quienes les comprenden estas relaciones. El enemigo no puede
testificar contra su enemigo.
Los impedimentos contenidos en este articulo se
encaminan particularmente á asegurar la imparcialidad
del testigo.
Al magistrado le faltaría la necesaria para juzgar,
si fuese testigo en la causa, tanto que el haber
figurado como tal en ella es motivo legal de recusación.
Ocasiones habrá en que ún magistrado crea
deber de conciencia testificar en un juicio pará contribuir
al esclarecimiento de la verdad: podrá entonces
inhibirse y rendir si declaración. La ley no se
lo prohibe: lo que quiere in)edir es que concurr:n
en él la condiciones ie Juez y testigo

-- 203 -
El abogado apoderado no puede ser testigo por la
parte á quien representa, porque tiene interés en el pleito,
pero puede ser presentado por la parte contraria, y
en ese caso no puede excusarse de declarar, salvo lo
que adelante decimos sobre el secreto profesional, con
relaciónal artículo 1.323. El vendedor no es hábil para
declarar en el juicio que se sigue sobre evicción, porque
está obligado á responder de ella: la inhabilitación es
absoluta. Por las mismas razones no puede, declarar en
la causa el citado en garantía en los demás casos legales.
Los socios no pueden testificar en pro ni en contra
sobre asuntos que conciernen á la compañía. Esta regla
se limita, en nuestro concepto, á las relaciones con
tercero: no hallamos inconveniente en que un socio testifique
en uná controversia suscitada por un socio contra
otro socio por obligaciones dimanadas de la compañía,
y en que no se ventila el interés colectivo de la sociedad,
sino el particular de los litigantes.
Pueden declarar contra las personas con quienes los
ligan estas relaciones, pero no en favor; el heredero
presunto, es decir, el individuo que por la ley ó por testamento
otorgado y conocido será llamado á suceder á
tal litigante: no se refiere la ley al cónyuge, ascendiente
ó descendiente del heredero dicho; pero, dadas, ciertas
circunstancias que el Juez apreciará, podría ser desechado
el testimonio, como rendido por quien tiene interés
indirecto en que venza en el pleito y no sufranin-gún
menoscabo el que ha de dejar su patrimonio á persona
tan allegada al testigo: el donatario es quien aceptó
la çlonación, cualquiera que sea el carácter de ella
y su cuantía: el que tiene interés directo, como el ¿odeudor,
el fiador, el coacreedor, á quienes dañan ó aprovechan
las resultas del pleito, ó i'i/ers indirecto, como.
el acreedor, á quien importa que su deudor no sea arruinado
en el pleito quese le sigue, el socio que, aunue
no se trata de negocios de la compañía, le convieiie 'que
el iitigante gane e1 pleito para mantener y ensanchár las
operaciones emprendidas, el que tiene pendiente una

204
cuestión semejante con otra persona y reportaría benficio
en que Se sentase un antecedente favorable á la
resolución de su propio litigio, y así otros casos semejantes:
el zmi'o /11//mo, es decir, la persona ligada con
otra por un trato frecuente y constante y con estrechas
relaciones de afecto mutuo, significadas por obsequios. -
agasajos y servicios recíprocos.
Vale la declaración favorable del enemigo, pero no la
contraria. Merece crédito en verdad el que en tales circunstancias
depone en favor de la parte: la- ley no quiso
tomar en cuenta ci caso, no raro ciertamente, en que
el encmno por nobleza de carácter haya evitado con una
declaración favorable apárecer aprovechando una circunstancia
propicia á la venganza, ó que por debilidad
haya temido ahondar la enemistad existente y se haya
prestado á declarar en el sentido dicho. Mejor habría
siclo inhabilitar al enemigo en absoluto. Como el artículo
no califica la enemistad, es lógico creer que basta la simple
enemistad, aunque no sea capital, esto es, que no se
nccesta qu la originen serios agravios contra la vida,
e1 honor ó los bienes de la parte, de su cónyugue, descendientes
ó ascendientes, y bastarán desavenencias que
hayan dado punto á todo trato, con pública notoriedad
6 escándalo.
Art. 1. -,21. Ninguno puede ser testigo en contra, ni en
favor de sus ascendientes ó descendientes ó su cónyuge el
sirviente doméstico no podrá ser testigo en favor ni en contra
de aquel que lo tiene Ti su servicio.
Estas personas no pueden declarar en favor ni
en contra de las personas con quienes están estrechamente
unidas por los lazos de la sangre y del amor.
En favor, sería testificar en su propia causa é interés
: en contra. sería una monstruosidad moral y
legal. porque iOS padres y los hijos, así como los
cónyuges entre si están obligados á socorrerse y ampararse
Cli todo caso.
El si2'v/dn1 i/onu/ico es inhábil también para une)
y otro efecto, porque para declarar en favor no s

- 205
le considera con la independencia suficiente, y admitirlo
como testigo en contra sería inducirlo á convertirse
en espía dentro del hogar 6 proporcionarle medios
fáciles de vengarse' de los que lo tienen á suservicio
en cualquier momento de agravio, revelando hechos
que no ha podido presenciar sino por la confianza
que en él forzosamente se depositó.
Art. 1.322. Tampoco pueden ser testigos en favor de las
partes que los presentan los parientes consanguíneos ó afines,
los primeros hasta el cuarto grado civil, y los otros hasta el
segu ndo grado ambos inclusive. Se exceptúan aquellos casos
en que se tráte de probar parentesco t ó edad, en los cuales
pueden ser testigos los parientes, aun cuando sean ascendientes
ó descendientes.
Es también repugnante que el hermano declare
contra el hermano, y lo mismo los otros parientes
y afines hasta los grados expresados; pero la ley
lo, permite, si bien en el artículo siguiente vemos que
les da el derecho de excusarse.
Los casos de parentesco y edad son excepcio
nales, porque los ascendientes, descendientes y parientes
en general, son los , que con más razón pueden
saber esos puntos. Ellos mismos pueden ser testigos
en el matrimonio, artículo 14.
Art. 1.323. Toda persona hábil para ser testigo debe dar
su declaración.
Podrán, sin embargo, excusarse
j9 Los parientes consanguíneos hasta el cuarto 'grado y
los afines hasta el segundo
29 Lcs que por su estado ó profesión deben guardar-secreto,
respecto riel 'hecho de que se trate.
La declaración del testigo es una función pública
pliatoria. El artículo '247 del Código de Procedimiento
Civil ordena que los individuos cuyo testimonio
se necesitare en juicio, deben comparecer precisamente,
sin que sea menester previa licencia de sus
repectivos superiores, á prestar sus declaraciones ante
el fribunál que los haya citado, y no l)0drI1 excuare
por razón' de ' fuero, privilegio ni ninguna otra,

- 206 -
bajo la pena que establece. Sólo exceptúa la mujer
honesta, que deberá ser interrogada en su domicilio.
En materia criminal, y durante el estado umario,
permite el artículo 12o del Código de Procedimiento
respectivo, que rindan declaración por medio de certificación
jurada el Encargado del Ejecutivo Nacional,
sus Ministros y otros altos funcionrios y magistrados.
La persona que tiene impedimento para testifi.!
car, deberá manifestar el motivo que la inhabilita en
el acto tic ser interrogada, y el juez resolverá con
vista tic la razón alegada, si debe ser ó no exami-,
da. Inútil es decir que el tribunal no puedeobligar
á declarar al que por las leyes está impedido y por
tantd excusado de testificar.
Los parientes sobredichos pueden eccusarse para
no pasar por ci disgusto de declarar contra los 'parientes
en aquellos grados. El Juez no está autori
-ido para fundar ninguna presunción en esa excusa.
Son los sacerdotes, los abogados y los médicos,
los que principalmente por su ministerio ó' profesión
están obligados á guardar secreto: tanto como ellos
los empleados diplomáticos, los funcionarios públidos
á quienes están encomendadas ciertas gestiones reservadas.
los procuradores y mandatarios, las parteras
y enfermeras, etc. Debe entenderse que el se-.
creto es relativo á los hechos, cuyo conocimiento han
adquirido en ejercicio de su profesión ó ministerio. Si
así no fuere, no habrá diferencia entre ellos y los
demás que en la causa sean llamados á testificar.
Este artículo contiene una disposición de , carácter
más extenso que el, artículo 121 del Código de Prdcedimiento
Criminal, en el cual parece que se lirhita
la posibilidad de la excusa á los hechos que le han
sido comunicados, cuando el presente que comentamos
abraza en general todos los que sepa ycónozcan
por virtud de su profesin---ó-esta-d, háyanles
id o ó no revelados, ó que hayan descubierto en él

- 237 -
ejercicio predicho. Debe considerarse además que.á
los sacerdotes, abogados y médicos particularmente, les
están prohibidas por las leyes de sus respectivos institutos
todas las manifestaciones de ese género, porque
ellos no pueden alcanzar á conocer ciertos hechos
sino en razón de la confianza que inspiran á las personas
que los ocupan, y por tanto toda noticia, todo
testimonio, toda certificación que den en juicio ó
fuéra de juicio, en asuntos públicos ó privados designando
terceras personas, aunque se trate de intereses
generales ó de defender derechos propios, es
en la recta aplicación de aquellas leyes y en concepto
de escritores muy distin guidos, una violación
altamente rprobabIe del deber absoluto de guardar
secreto, que les impone su ministerio ó profesión.
Así, no dudamos en sostener, que en todo caso
es aplicable con preferencia este artículo del Código
Civil y que son responsables los que estando excusados
por la ley, declaran con violación del secreto
profesional.
De Zas resiincio;zes
Art. 1.324. Las presunciones son las consecuencias que la
ley ó el Juez sacan de • un hecho conocido para estabiecçr uno
desconocido.
La definición contenida en este artículo abraza
demasiado, puesto que en ella se encierra también la
idea de la prueba en general.
Si produzco un documento público ó privado reconocido,
si has confesado en juicio tu deuda, si pruebo
con testigos tu obligación en los casos en que esa
prueba es permitida ; en todos ellos queda establecido
el hecho conocido, del cual la ley 6 el Juez ' deducen
el hecho desconocido que es el vínculo cxistente,
el deber en que estás de pagarme. 11e aquí
la prueba direcla.
La idea de presunción se comprende mejor re-

-208
C0r(lafld() que ella resulta de la trucha iudi;-ea, como
dijimos en el artículo r.28 1; porque las presunciones
no son en realidad medios de prueba, sino
pruebas mismas de determinado orden ó graduaciones
deo la prueba en el criterio de inducción, á que
todas están sujetas por la razón y por la. ley. Convence
de esta verdad, que las presunciones necesitan
de los medios conocidos de prueba para llegar al
entendimiento del Euez, como son los documentos, la
confesión, los testigos, etc.
Cuando el artículo 1.215 previene que la existencia
en poder del deudor del documento privado de la
deuda hace presumir el pago, deduce de un hecho conocido
otro desconocido, pero esto se verifica de una
manera indirecta y en fuerza de una regla de inducción
preestablecida, porque la consecuencia que se
deduce no es rigurosamente cierta. Lo mismo sucede
en las demás presunciones, sea ó no permitida la prueba
en contrario.
Es verdad que toda prueba descansa en una ó
más 7-cs7tncioncs, de las cuales se deriva la fe que merecen
los documentos públicos ó privados, las declaraciones
de testigos, etc.; pero ellas son en las pruebas
como en otros actos de la vida civil, ficciones necesarias
para el establecimiento y conservación de la sociedad.
La prueba da lugar á las mismas consecuencias
que la presunción de una manera dirécta. Cuando
dos testigos nos dicen que vieron al deudor entregar
al acreedor el dinero que le debía, que fueron convocados
expresamente para presenciar ese acto y que
ambas partes se manifestaron recíprocamente satisfechas
de sus derechos y obligaciones, colegimos que
se ha efectuado el pago de la deuda y que ésta ha
quedado extinguida. Este razonamiento está fundado
en un hecho absolutamente cierto, á menos que se pruebe
la falsedad de los testigos.
En las j5resuncioizes, por lo mismo que resultan
1

- 209 -
de una prueba indirecta, el hecho conocido es causa
contingente riel hecho desconocido, y por eso las consecuencias
. inferidas son solamente probables, aunque
unas veces la ley estime eh tanto el grado de probabilidad,
que eleve a priori el hecho á la calidad de cierto,
y aunque otras veces sea el magistrado el que así le
aprecie en conciencia. - Algunos jurisconsultos llaman
las presunciones pruebas circunstanciales.
Las presunciones se hallan por lo regular establecidas
¿n materia civil. Veremos en los artículos siguientes
que ellas también ri gen en materia penal.
Art. 1.325. La presunción legal es la que una disposición
especial de la ley atribuye á ciertos actos ó á ciertos hechos.
Tales son:
9 Los. actos que, la ley declara nulos sin atender más
que á su cualidad, corno hechos en fraude de sus disposiciones.
29 Los casos en que la ley declara que la propiedad 6
la liberación resultan de algunas circunstancias determinadas.
39 La autoridad que da la ley il la cosa juzgada.
La autoridad de la cosa juzgada no tiene lugar, sino respecto
de lo que ha sido objeto de la sentencia. Es necesario
que la cosa demandada sea la misma; que la nueva demanda
esté fundada sobre la misma causa; que sea entre las mismas partes,
y que éstas Vengan al juicio con e1 mismo carácter que en
el anterior.
Las presunciones se dividen en /i'/i/iczoizcs ¿'cgales
ó de derecho y en resunciou.'s í2omi7is 6 de ¡ici-/to.
Las lega les se subdividen en presunciones Jiii-iis tautuin,
que sonlas que admiten prueba en contrario, y
presunciones juris el de fii-, que no la admiten. En
las primeras la ley impone al Juez que tenga por verdaderos
los hechos que se deducen de ciertas pruebas
circunstanciales, pero permite i los interesados que dc
muestren la inexactitud de la iuducciÚn en ellos
se funda; en las seu odas estal iec - como verdad incontestable
la exis:encia legal del hecho (le-Incido, y
rechaza toda discusión probatoria acerci (le di.
14- 1' III.

Los expositores han conservado esta ántigua clasificación,
aunque expresada en tr1niuQs impropios,
para determinar las diferencias que las caracterizan.
Son presunciones Juri1 el de jurc las comprendidas
en los tres números indicados en el artículo. En general
las presunciones legales son de derecho estricto,
por lo que no se pueden establecer, sino en viiLtud de
una disposición expresa de la ley y no se pueden extender
por analogía á otras materias.
En el número i " se encuentran las establecidas
por los artículos 74 y [.032 respecto de las personas
(lile se presumen interpuestas, y la referida en el articulo
í. 198 acerca de los contratos á título gratúito
que se suponen hechos por ci deudor en fraude
de sus acreedores en el número 29 tenemos la del
artículo 589, relativa á la medianería cuando no hay
título ó signo exterior que pruebe lo contrario, y el
artículo 1.246 á la entrega voluntaria del documento
privado de la deuda; y en el 39 la cosa Juzgada, cuyas
circunstancias características están muy bien definidas.
La ley ha colocado la cosa juzgada entr las
presunciones porque ella es en sí misma una ficción
(le la ley its judícala Pro ven/ate ¡jabetur. La
cosa j uzgada puede oponerse en juicio como excepción
dilatoria y como excepción perentoria, artículo
256 del Código de Procedimiento Civil, de lo que se
infiere que ella es más que una prueba un medio de
defensa.
La autoridad de la cosa juzgada es enteramente
relativa. Así como las convenciones no tienen fuerza
de ley SitiO entie los contratantes, del mismo modo
la cosa juzrada no obliga más que á las partes del juicio.
La jurisprudencia romana consagró ese principio
en esta máxima : Res mIer alios acta veijudicata
allls neque nocere neque j5rodesse potesi, que otras veces
hemos citado en estos comentarios.

211 -
Tres condiciones exige la ley iara que pueda invocare
la cosa»ízgada, á saber:
PRIMERA. IdenUdal de la cosa denandada. La
cosa, objeto ó materia de la demanda, es el beneficio
jurídico que se persigue en el juicio, la satisfacción
de,l derechb que se solicita, el cumplimiento de la obligación.
que se reclama. No puede vol':erse á :pedir
en juicio lo que ya se ha juzgado y senteniado, porque
entonces las decisiones judiciales no merecerían
ningún respeto. Si Néstor ha demandado á Cleto por la
propiedad de un predio y ha sido , encido en el
juicio, no podrá volver á demandarlo 'por la misma
cosa, fundado en que ha descubierto otros documentos
que demuestran incontestablemente l derecho de
dominio alegado. 'Aunque la sentenci,; dictada consagre
un error evidente, se considera cnmo la verdad
jurídica, pro crifa't /iahc/zr.
Ocurren casos, sin embar'o, en que puede confunir'se
la identidad de la cosa. Si Nésrni' re:]aina ahora el
derecho de usufructo en el predio, 110 se' 1 mede decir que
pide la misma cosa, aunque se refiera al mismo predio,
porque el usufructo puede estar sepa'(a(') de la propiedad.
Si después de habur sido rechn,',a su demanda
por ]os intereses del capita], reclama el p' de ­éste,
tampoco se dirá que es idéntico el obeto du la (ien)anda,
porque las acciones son en realidad
Conviene tener p 'I•eSelitcs parad'terminar la aplicación
de la máxima Iii's /ii fofo s/ las observaciones
que sobre ella hacen los tratadist as, á saber: si la primera
sentencia ha decidido sobre un derecho parcial,
distinto del derecho general reclamado despues, no ptieconsiderarse
idéntica la materia, como cuando habiúndose
denunciado primero el usufructo, se pide posteriormente
la propiedad plena si la riiiwi séntenci:u estatuyó
sobre la deiiianda (le una i a i'te de la cosa, sin
haber decidido nada sobre el todol tan' oco lla\' cosa
j iizgada respecto de la demanda' en(¡tic se reclamu la
propiedad del predio, demanda que por otro lado del'ie

- 212 -
estar fundada en otra causa; y finalmente, si la primera
sentencia al decidir sobre lo demandado con relación
á una parte de la cosa, abrazó en sus disposiciones la
cuestión referente á la - totalidad, produce desde luego
cosa juzgada en la reclainacin ulterior qu sobre ella
se intente, como cuando se ha declarado sin lugar una
(lelnanda 1)01' tina cuota parte vencida de la deuda. con
el fundamento de que ésta no existe, y se demanda deslnl(s
por el pago total de la obligación.
Añadiremos aquí que lo sentenciado en lo poseso-
¡'/0 no reviste autoridad de cosa juzgada en , lo pci//oria,
mas lo contrario resulta con lo fallado en lo pe/ilorio,
que es ccsa juz , (_)ada para lo 1&'scsor/o, porque una vez
decidido á quien Corresponde el derecho ḍe propied,ad
en la cosa, se resuelve á quien toca la posesión que es
consecuencia de aquella, mientras que el fallo sobre la
poscsidn 110 tiene regula rmnte sino efectos provisionales.
La regla más segura para resolver las dificultades
que puedan presentarse al J uez, en el propósit de 'determinar
si la materia de la demanda es ó no, la misma
sobre que antes se ha sentenciado, será estudiar cuál habría
de ser el efecto de li sentencia que haya de recaer
en la segunda demanda ; si tendrá que confirmar pura y
simplemente lo juzgado ya, o si debe alterarlo. En am-
1)05 casos la nueva acción es inadmisible, porque versa
sobre e1 mimc objeto, y fallando incurriría en la prohihiión
legal IVm bis Íii Ídem.
SEGUNDA. ¡deiz/idad de caus, esto es, el fundamento
legal de la acción, que no puede dejar de expresarse
en el libelo de la demanda. El objeto de ésta puede ser
el mismo de una acción anterior; pero no procederá la
excepción de cosa juz,.adc, si se pide por una razón ó
causa distinta. Néstor, que fue vencido en el juicio sobre
propiedad del fundo, que reclamó por haberlo coniprado
á Víctor, puede intentar una nueva demanda
contra Cletó, alegando , que le pertenece,por haberlo heredado
ó haberle sido tomado por Jua.n.

- 213. -
Dícese en Jurisprudencia que la causa es el hecho
jurídico que forma el fundanento directo ó indirecto del
derecho 6 del beneficio legal que una de las partes pretende
hacer valer por vía de acción ó de excepción; hechojurídico
que DO debe confundirse con los medios o
circunstancias que concurren á establecer la causa y que
no hacen ésta diversa. Conforme á estos principios
podernos sentar que dos demandas deben reputarse fundadas
en una misma causa cuando en la segunda de ellas.
se aducen medios nuevos, pero dt igual carácter á los
que antes se invocaron, y que pudieron aducirse en la
primera demanda, corno sucede en los vicios de forma
ó del consentimiento. Esas rregularidac!es ó defectos
constituyen en realidad una misma cansa, y sería contrario
á los motivos de orden pfiblico sobre que está
cimeíicada la autoridad de la cosa juzgada, admitir tantas
accionés distintas sucesivas cuantos pueden ser los vicios
é irregularidades alegabies. La parte interesada debió
haberlas presentado todas juntas, para no eternizar
el litigio, y se supone que renunció las que por impericia,
negligencia ó ignorancia no alegó COl) ls demás.
Sea mediata ó inmediata. sea remota 6 prúxitiia la
causa de la nueva demanda, el juicio será. Lucs. permi -
tido si la causa es en el fondo diferente de la alcit(la
anteriormente. Néstor reclama la nulidad del tes;Lncnto
hecho á favor de Cleto, fundado en que los tos tidos
instrumentales no son vecinos del 1 iai: 1)0 f)Iiode ¡utentar
una nueva acción de nulidad, apo yándose Cli
son menores. Ha propuesto una accioii rescisoria coatra,
una obuigacon, alegrando do/o, en la cual ha sido
vencido no puede proponerla nuevamento, fundado en
que hubo ziw/cncia.
El caso es diferente cuando las dos demandas, (lue
se han referido á la atuilciÚn u) nUli(líl(t (i(:i contrato,
se han fundado en hechos verdad '.:raiiicnc li\ ersos
verbo y gracia, si en una de las demandas S: teg() la
incapacidad del obligado y el) otra posterior la Cil 5;
dicita para obli garse. La sentencia que declaro sin li;

- 214
gar la priiert acción no puede oponerse como cosa juzgada,
dçi la segunda acción, ni podna sostenerse que debieron
haberse invocado en el primer juicio los dos
medios de nulidad, porque son materias diferentes.
'I'ER(.'ERA. !den/idrd de pi-es. No basta que sea
uno mismo el objeto y una misma la causa de la demanda:
e menester también que sean una mismas las partes,
es decir, las personas que han figurado en la conten;
ción antes sentenciada.
Para que las personas sean jurídicamente, las mismas
se necesitan dos circunstancias: r- que sean físicamente
las mismas que figuraron en el juicio anterior
ó que fueron representadas en él y 2 que
vengan ó sean llamadas a] pleito con el mismo carácter
que tuvieron en la primera contienda.
Néstor demanda í Cleto, heredero (le Tíctor,
por ci cumplimientd una obligaión indivisible, que
estima en Bs. 25.000: la sentencia dictada declara que
no existe la obligación : Néstor puede, no obstante
ese fallo, demandar á Juan, que es también heredero,
por la misma óbligación, y es posible que. el nuevo
J uicio dé un resultado enteramente distinto del anterior.
Juan demanda :i Cleto por la cuota que á este
corresponde en una obligación contraída en unión de
Víctor: la sentencia condena á Cleto á pagar; más
tarde, )uan demanda á Víctor por la porción que le
toca en la misma obligación, y los Jueces resuelven
que la obligación es nula.
Absurdo parecerá que lo tie es verdad en un
juicio no lo sea en otro; pero, la cosa juzgada es
una ficción necesaria en la sociedad, la autoridad de
ue la ley la reviste no puede extenderse de un juicio
á otro juicio en que son otras las • partes, según la
máxima citada: Res znÉer alios aet'a veijudicafa, etc.,
y sobre lo que sei presenta como una contradicción,
está el principio de garantía de los derechos del ciudadano
á los cuales no pueden alcanzar los efectos de
un fallo pronunciado en un juicio, donde no fueron

215
déf ,.I ndidos7 por la persona á quien pertenecen. Véase
el artículo 441.
Se dice que las personas soi las mismas cuando
la demanda se ha ventilado ya con el autor ó
causante de ella, por ejemplo, si se intenta contra
los herederos después que se siguió contra el de cz/us,
y se sentenció en todas sus instancias.. , El • causahabiente
particular, como el dort'atario, el comprador,
etc., puede oponer también la excepción de cosa
Juzgada -si la acción propuesta contra él fue resuelta
antes de la adquisición en juicio intentado contra el
causante del nuevo demandado.
Si un indiiduo ha figurado en la demanda anterior
como padre, tutor ó marido de otra
bien podrá presentarse en un juicio posterior o ser
llamado á él por sus derechos propios, ó viceversa
la diferencia de carcter impide la ideitidad de persona.
De estos principios se deducen los tres corolarios
siguientes
V ? Que la cosa puede oponerse por y contra
los acreedores quirograflirios del deudor, porque
ellos son representados por"sto y no pueden crcer
más derechos que los que al deudor corresponden. lsta
regla no se extiende á los icroedores hipotecarios, cuya
garantía no puede ser rnodiflc:da por los actos del dencior.
29 Que la (SeZ coltr:! ci (l(O.i(l01 fl()
oponerse al fiador, porque aquel no representa; , éste ni
en la convención ni :n el juicio, y , aunque lo representase,
ci fiador tendría siempre derecho do invocar la
nulidad d la obligación ó la nulidad de la iianza,
artículo i Pero, el fiador 1aicde pr val i - s e la
favor del deudor, poi'[!io l hiera
ir',tn(lría lCCi ')fl Contra el d. ta1 r. y
t()nCOS r''s' t;ía inoheaz la 1 de
—le, no podr a H n. i'h al hador.
? ( ) lo la ,jl/ :.'i/f c. )Iltr,I 1 c )ticu(h)r di
.Iarií . nn 1 LRdc oponerso al ..ti ilnlu, ;r) 1

216 -
jugada en favor del codeudor puede oponerse por ,otro
codeudor, cuando se refiere á la existencia de la'deud,
bien entendido que no será sino en la parte que 'al codeudor
dicho corresponde en la obligación. Militan
para 'éste las mismas razones expuestas, re.pecto del
fiador.
Otra's tres circunstancias se requieren para que pueda
sostenerse que hay cosa juçada, ásaber: 1,a, que la
sentencia se haya pronunciado en juicio contenciosc,
pues rio existe 'n los que se sustancian sin oposición
de' parte; 2a que se trate de' sentencia definitiva ejecutoriada,
ó de actos del 'juicio que tengan por la ley fuerza
de tal; y 3a que lo alegado ó solicitado, en , la nueva
causa se refiera á la .parte dispositiva de la, ,sentencia,
que es la que contiene la decisión de ladernanda, por
que la exposición, los motivos y considerandos e,ella
pueden variar. según los hechos 6 criterio el del juez.,
Un punto de gran 'importancia resta que examinar
'en esta materia, y es qué influencia tiene la cosa juzgada
en lo civil con relación á ,lo controvertido en juicio criminal,
y, vice Versa¡ si puede oponerse en lo civil,lojuzgado
y sentenciado en la-jurisdicción criminal. ,,Nos re
mitirnos para el estudio de. estas cuestione á los autores
que la tratan especialmente y nos ,limitaremos, aquí á
apuntar los principios fundamentales que sirven de guía
para resolver las dificultades que ellas entrañan.
La acción pública que se deduce, en juicio criminal
se considera 'siempre 'independiente -del pr9cedimiento
civil, y las consecuencias de ella se, reputan. e interés
superior, 'porque la acción pública está lla mada , á.. proteger
los intereses de todos, mientras,.que la acción , ,civil
no garantiza sino interesés' privados. No obstante esto,
las decisiones' de los tribunales civiles prevalecen en lo
criminal suando se trata de cüestiones prejud.jciales. de
'estado, de' propiedad de bienes inmuebles y otra , sernejantes.
Lajurisdicción criminal no puede , pasar ençonces
por'en'cima de lo resulto en sentencia,de.finitiva por
la jurisdicción civil. ' , . . .

- 217 -
Nii'guna influencia alcanzan, por lo demás,_ los actos
de instriÇcción efectuados en un juicio civil respecto
del jiicio criminal: la confesión de la parte, las declaraciones
de testigos, experticias, etc., constantes del' expediente
civil carecen de todo mérito legal en el 'proceso
criminal, y nopuedeii hacerse valer contra la parte aunque
la persona sea la misma y unos mismos los hechos
debatidos en ambas actuaciones.
Los tribunales del crimen están instituidos para decidir
sobre la'exist'éncia del cuerpo del delito, la-culpabilidad
del encausado y la pena que debe aplicársele.
Las declaratorias libradas en ese sentido revisten fuerza
de cosa jzKada pata todo el mundo, ei'g-c om.izes; y cualquira
puede fundarse en ellas para intentar una acción
civil consecueñcial de las sentencias expreadas, como
las de revocación dé donación por causa de ingratitud ó
la de ineficacia de disposiciones testamentarias por indignidad;
privación de la patria potestad, remoción de la
-tutela, etc. Los jueces. -civiles deben reputar probados
los hechos que sirvieron de fundamento á la sentencia
condenatoria; así como por el contrario el fallo
'absolutorio en favor del procesado obliga á los magitrados
dichos á desestimar cualquiera demanda de daios .y
perjuicios por la cual se pretenda discutir nuevamente la
criminalidad del absuelto.
Los Jueces civiles pueden decidir sobre los puntos
controvertidos ante ellos cuando la sentencia ciii e dictaren
no resulte en oposición con las declaratorias dadas
-en lo criminal. La sentencia que absuelve, verbo y gracia,
á un individuo del cargo de homicidio por impruclencia,
no impide que se le demande por resarcimiento tic
daños y perjuicios, onsiderado el hecho como mero delito
civil: la imprudencia pudo no ser tan grave como
para acarrear la aparición de la pena en juicio criminal,
pero bastante sin embargo para dlue los Jueces civiles
crean procedente la indemnización mencionada. Y por
los motivos enunciados la declaratoria tic no culpabilidad
del individuo acusado de falsedad, i1i obsta para que el

- 218
documénto indiciado (le falsificación sea declarado falso
en el juicio civil, como expusimos con referencia al artículo
1310.
Contri la presunción jitris el dejø'-e hemos dicho
ya quc no se admite prueba en contrario. Esto se entieflckrespect()
de las consecuencias que la ley deduce
(le ella, mas, el hecho de que nace la presunción sí puede
ser controvertido. Nada valdría probar, verbo y
gracia, que la' intención del testador fue realmente favorecer
á la madre y no al ordenado in scris, con
quien cultivaba ninguna amistad ó no conocía siquiera:
la disposición legal es inexpugnable, y esa prueba no
produciría ningún efecto; pero, puede ,controvertirse si
la mujer favorecida en el testamento es verdaderamente
madre del sacerdote en cuestión, y para justificar ó
negar ese hecho procede la prueba de testigos, cualquiera
que sea la cuantía. de la acción.
En materia criminal son aplicables también. las presunciones'juris
el dejure: tal es, por ejemplo, el caso en
que una persona alberga, oculta ó proporciona 'la fuga
del culpable de traición ó de algún delito atroz, artículo
15 del Código Penal, sin que le excuse probar qué obró
movido por dn 7 propósito puramente humanitario.
Fúndase también cii tina presunción de esa especie
la inmunidad de que goza el qiie matare en las circunstancias
previstas en el artícülb 356 del mismo Código,
porque la le) supone á prioi'i que están llenas' todás
las condiciones de id defensa propia, enumeradas
en el inciso 4° del artículo 19: Código citado, y no sería
admisible ningunaruba para demostrar lo contrario.
El artículo 3° del propid Cdigcea una presunción
juris, en virtud de;la cual toda acción ú omisión
I)Cnada por la ley se reputa 'íoIuntaria, mientras no se
pruebe lo contrario.'
Art. , 1326. La presunción leg:'tI 'clispensa de toda prueba al
I .''- i' tiene á su favor. ' '

Fijémonos bien en el sentido de esta disposición
para comprender las reglas de la prueba en este genero
de presunciones.
Por, regla general, las presunciones que no están
comprendidas en los tres casos del artículo anterior
admiten la prueba en contrario, es decir, quese hallan
sometidas al Derecho común, conforme al cual todos los
razonamientos alegados y los medios deducidos en juicio
pueden ser contradichos y discutidos por los litigantes.
Los hechos de que se deriva l. presunción legal,
cualquiera que ella sea, deben ser probados en juicio
por la parte á quien la presunción favorece, y pueden
serlo por toda clase de pruebas, pero con arreglo á la
naturaleza del acto ó del hecho á que debe su origen.
Cleto ataca una donación hecha por Juan á lavor de
Néstor, por haberse celebrado en fraude de acreedores—trátase
aquí de una pres1nción 1/Iris
Cleto deberá probar que la donación se ha ckcttiado y
que por efecto de ella Juan ha quedado
artículo 1. 198. 1)icc el artículo ¡ que se presumen
concebidos durante el matrimonio los hijos nacidos después
de ciento ochenta días contados desde sil
etc. Esta es una presunción ,iuris, 'que para hacerla
valer necesita el que la invoca probar que i ,l matrimonio
se celebró, y que de esa fecha han transcurrido
los días prevenidos por la ley. -
Todos esos puntos pueden ser materia de(liscusión
probatoria entre las partes.
Lo que' distingue Ja presunción jitris ¿'/ dejitre de
la presunción juris faitiim es que, en la l)ri11era, 1)0
son ni siquiera discutibles las consecuencias quela ley
deduce de los hechos probados y por consi guknte no
se admite ninguna prueba contra CSS consecuencias;
al paso que en la segunda, las consecuencias deducidas
son controvertibles y por tanto se aceptan prueb;s
contra ellas, conforme á las leyes.
Una vez CO flhI)robaclo qie Juan donó
\T (]
tle(ló í 51 -

- 220 -
hiendas insolvente por efecto de la donación, es imposible
argüir que lo hizo sin propósito de defraudar á sus
;ucreeclores, cine procedió por error, que su objeto fue
remunerar servicios recibidos del donatario, que se prov
is o ayudarlo para que se estableciese ventajosamente
y en seguida lo auxiliara para pagar á sus acreedores,
etc. La deducción de la ley es irrefutable. En el otro
caso citado, se puede rechazar la presunción, alegando
P°' ejemplo, que fue imposible físicamente al marido telcr
acceso con su mujer en los ciento veinte días primeros
del matrimonio, artículo 190. Esta prueba deberá
liaceria la quien la presunción perjudica, por
(IUC el que la tiene á su favor goza de la consecuencia
(]IIC la ley deduce, está por decirlo así en posesión de
liii cerccho, y por ese motivo se halla dispensado de
probar la vecdad de las deducciones establecidas á prio-
,)v por la ley.
Recorriendo las distintas materias del Código encontramos
en muchas de ellas diversas presunciónesju_
ns. de las cuales citaremos por vía de ejemplo las contenidas
en ¡os artículos 25, 29, 136, i88, 667, 673, 685,
895, 903, 1.093, 1.101 y 1.215.
1.327. No se admite ninguna prueba contra la presunci6iu
legal cuando fundada en esta presunción la ley anula ciertos
actos 6 niega acción en justicia á menos que haya reservado la
prueba en contrario.
Según esta disposición, lo que constituye la presunción
íunis ci dcjui-e es la fuerza que le da la ley para
anular ciertos actos ú negar acción contra ellos en Justicia.
Deja de ser tal cuando la ley ,reserva la prueba
contraria, y por ello se convierte en presunción simplementejiii-zs.
Analicemos los dos casos á que se refiere
el artículo.
1 Al de uit//dad fundado por la ley en la presunción.
Derívase de que la ley presume que esos actos
se han celebrado ó ejecutado para deíraudar las disposiciones
legales escablecidas por ejemplo, en las enagenaciones
hechas por el deudor, de que hace mención el

- 22! -
artículo 1:198 en las disposiciones testamentarias disimuladas'
bajo la forma de un contrato oneroso ó con personas
interpuestas, artículo 741 ; y
29 Al de denegación de acción en justicia. Observa
un autor que la ley no niega ni puede negar jamás el
derecho de acudir á los tribunales, para que resuelvan
sóbre las pretensiones de los ciudadanos, y que el concepto
del artículo debe entenderse en el sentido de que
la acción propuesta será declarada sin lugar por la virtud
del mérito que se atribuye á la presunción. contra la cual
no se admite prueba. Así sucede con la cosa juzgada,
laprescrzpci6n, la enti'ega voluntaria del título hecho por
el acreedor al deudor, etc.
No se halla en las leyes ningún caso en que
se reserve la prueba en contrario, cuando por ellas
se declara nulo un acto. Los encontramos con frecuencia
cuando se refiere á la denegación de acción,
sea en el mismo precepto, sea en Otros . relativos
verbo y gracia, en el artículo 1.215 y en el artículo
188, con los artículos i 90, 19 E y 19 ,5 que á él se
contraen.
Nuestro artículo, siuieiido ZI, al Códiio italiano,
suprimió las últimas palabras del artículo concordante
del Código francés : Salvo lo que se dirá sc:bre ci jii-a -
men/o. y ¿a coi ,fesióiz judicial, con lo, que se declara
que la fuerza probatoria absoluta de la presunción
puede quedar destruida cuandp la iersona misma, í
quien favorece, reconoce y confiesa que la presunción
es contraria á la verdad, ó cuando se nica t
prestar el juramento que se le defiere. Lxce1)tílanse
las presunciones basadas en un ii'iterés de orden pi'i-
Llico, como la que emana (le la cosa ii.:'adir, la del
artículo iSS, etc.
Parécenos que nuestro U'liu (:linuió !nellO
conceptos por reputarlos , innecesarios, porque con la
confesión ó el juramentá la parte reconoce ci derecho
con que se la olcma nda, y es racional q tic desaparezcan
las deducciones que la lev lial ía heno

- 222
lundada en la presunción. Recordemos que sólo las
prescripciones de cortó 'tiempo 13iedn someters'e á
juramento, artículo 1.965. *
Art. 1328. 1 Las presunciones que no están establecidas por
la ley quedarán .á la prudencia del Juez, que no debe admitir
sino las que sean graves, precisas y concordantes
Estas son las .presunciones simples, llamad.s de
hecho ó del hombre, • /iomini, y que se forman por
todas aquellas circunstancias que pruebar indirectamente,
es decir, por medio de inducciones,, la existencia
del hecho ó hechos. controvertidos.
Son admisibles tanto en juicio civil como en juicio
criminal. No se pueden acreditar en juicio civil por
medio de testigos, sino cuando este género de pruebas
es aceptable, pero, pueden probarse ó resultar
probadas en documentos, por la confesión de la parte,
por experticia, etc., porque, repetimos, ellas son ftrzíe-
¿is indirectas.
Deben ser çraves, esto es, capaces de establecer
una gran probabilidad para determinar la persuación
en el ánimo del Juez; precisas, que tengan relación
directá con el hechode que se derivan, y concordantes,
que no se: contradigan' entre ellas, cuando son varias,
para que puedan sier apreciadas en conjunto.
La prevención de que las presunciones simples han
de ser graves, precisas y cozcordaites, es un éonsejo
ciado al Juez, á cuya córiciencia déja la'lyel cuidado
de estimarlas, y que pór tanto puede atribuii- esos ca
ricteres á hechos que ,,para otras personas no merezcan
tales caificacione, por lo que esa apreciación ró pilede
ser motivo de recurso de casacion
Las presunciones pueden ser róirnas ó 'remotas,
eHl/Crzores, cozconiztai1es ó bostrzores; pero, para que
puedan ser apreciadas 1 legalmente deben estr relacionadas
con el hecho, que se trata deaveriguai: ó jutifi-
Lir
Si,no tienen ninguna con xion entre ellas, o con
Lis otras pruebas, no constituirá más que ihdicios, que

223
pueden servir al Juez para guiarle en la averiguación,
no para decidir sobre los puntos en litigio.
49
Dc la confesión.
Art. 1.329. La confeión es judicial ó extra judicial.
El consenlimianlo en derecho es la expresión de la
voluntad que concurre á crear la convención: la confesión
es el testimonio que contra sí mismo da el deudor
de la existencia de la dbligación ó el acreedor de la
extinción de ella.
La confesi6n es un acto unilateral, que no necesita
para su validez ser aceptado por la parte contraria. Se
refiere á un hecho : no constituye co;/esióu lo que uno
de los litigantes diga ó acepte con relacion á la aplicación
del derecho en el acto controvertido. La confesión
del derecho cqn que litiga la parte contraria puede estimarse
como una renuncia del derecho propio y que se
determina por otras reglas. Los autores están de
acuerdo en sostener que aunque la confesión se refiera
á un hecho, no toda declaración de una parte debe juzgarse
confesión, si en ella no se revela el propósito de
reconocer la verdad de las afirmaciones hechas por la
parte contraria. De lo que' podemos colegir que la
confesión debe existir por sí misma, y que no será licito
inferirla de los alegatos, argumentos y defensas de los
litigantes.
Tanto en los juicios civiles como en los criminales,
la confesión es la mayor de las pruebas, p?-o/11i? j'robcjlissiina,
y releva á la parte 4 quien favorece del deber
de presentar cualquiera otra en apoyo de su derecho,
con tal que se haya efectuado, librciiientc, sin (1010 ni
error.
Art. 1.330 La confesión hecha por la p;lrt, 6 su aI)odera(1(
dentro de los límites del mandato, ante un juez, aunque éste. sea u
competente, hace contra ella plena prueba.
La confesión jiiduia/ es la que se veritica en nici

- 224 -
y es ordinariamente verbal, ante el juzgado que conoce
de la causa. La que se hace por escrito fuéra del juicio
es una prueba literal, que será ó no auténtica, según
la forma en que se haga. La co/esión judicial, además
de terminante y precisa tiene que ser necesariamente
expresa. La (OnfcSi5fl láciÉa posee, sin embargo, en
derecho, fuerza de prueba plena en tres casos: en el
del artículo 1.289 y en los de los artículos 211 y 214
del Código de Procedimiento Civil, por virtud de los
cuales se reputa confesa la parte que citada ilegalmente
no comparece, sin motivo legal justificado, absolver
las posiciones que le haga la otra en el tribunal, así como
la que no responda de una manera categórica.
Para la fuerza jurídica de la confesión no importa
que ci Juez dé la causa sea incompetente, siempre que
se haya.iniciado el juicio' ante él. Promovido después
ante el tribunal á quien corresponde el conocimiento,
puede hacerse valer la confesión que consta efectuada.
Pero, no puede invocarse en un juicio la confesión que
se hizo en otro distinto, en los mismos casos en qUe
no es posible reclamar la autoridad de la' cosa juzgada,
artículo 1.325. En esas circunstancias no valdría más
que como conjesií5n ex/rajztdic?a/, la cual respecto de
terceros se ¿stima sólo corno indicio. -
En los juicios civiles la confçsi6n puede hacerse
por la parte ó su apodérado en la contestación de la
demanda, y entonces adquiere fuerza de cosa juzgada,
artículo 192 del Código de Procedimiento Civil. El
apoderado que conviene en la demanda, coníesa la deuda
y está dentro de los límites del mandato.
Pude verificarse también en oszciozes, articulo 209
del Código precitado, sólo por la parte: ci apoderado
necesita para' absolverlas facultad especial conferida por
el poderdante. No puede estimarse én rigor corno confesión
sino como declaración de un testigo la respuesta
que dé el representante ó apoderado á las posiciones
que se le, hagan según el artículo 210 del expresado Cd-

-225-
digo; y el podérdante tendrá el derecho de rechazarla si
lo perjudiça.
Corno las posiciones deben hacerse en forma asertiva
es claro que ,eHs constituyen también uña confesión
con relcón á la parte quejas formula, en cuanto á los
hechos referidos en. ellas, aunque sean obra del apoderado
no autorizado para hacer la confesión judicial,
porque 1 procededentro dé los límites del n-iandato, como
en la contestación de la demanda. Los expositores
franceses no admiten. qué tengan fuerza de confesión
las preguntas que en elinterrogatorio sur fails el ar
lides, equivalentes á las posiciones en nuestro procedimiento,
hace una parte á la otra. Se comprende la
razón de su négtiva: esas preguntas son simplemente
inquisitivas, de modo que el interrogante no afirma el
hecho que indaga cuando en las posiciones se da por
sentada la existencia del hecho, y se exige al absoivente
que lo afirme ó lo niegue. Sería inmoral que el mismo
que aseguró la 'verdad del hecho pretendiese desmentirlo
después.
Exígese el juramento en las posiciones, porque son
bases de la confesión que se solicita como prueba. La
confesión judicial puede efectuarse en cualquier estado
del juicio, en acta ó diligencia extendida en el expediente.;
pero, en ese caso como en -el de las posiciones
absolutas afirmativamente, no da término á la demanda,
que sigue su curso hasta la sentencia. .
La confesión no posee ningún valor en las materias
en que no sepuede transigir, por ejemplo: en las cuestiones
sobre nulidad de matrimonio, sobre divorcio y
separación de bienes y en las que e ref4eren al estado
civil, de las personas, artículo 196.
En los juicios criminales la confesión judicial necesita
para hacer prueba plena, que concurran las circunstancias
expresadas en el artículo 2 19 del Código de Procedimiento
Criminal, y siempre pueden admitirse pruebas
contra ella, lo que no es posible en eljuicio civil, salva
15---'r. !IJ,

- 226
lo prevenido en el artículo 1.333, cuando hubiere error
de hecho.
Art. 1.331. La confesión extrajudicial produce el mismo
efecto, si se hace á la parte misma 6 al que la representa.
Si se hace á un tercero, produce sólo un indicio.
La confesión extrajudicial es la que se hace fuera
del juicio, ora se verifique ante un Juez, ora se efectúe
ante una autoridad administrativa ó en presencia
dunQ ó varios particulares. Exígese -que se haga
á la parte misma, ó á la-persona que la represente, para
que produzca plena prueba, como la confesión judicial,
porque así se determina la intención de reconocer
la deuda ó su extinción.
Hecha en ausencia de la parte puede estimarse
como una simple conversación, á la cual no se dió importancia,
y por eso no vale sino como indicio para
ilustrar al Juez.
Art. 1.332. La confesi6n extrajudicial no puede probarse
por testigos, sino en los casos en que la ley admite ]aprueba de
testigos.
- Quedarían burladas las disposiciones legales relativas
á la prueba por testigos, si con éstos pudiera
acreditarse la confesión dicha. No será, pues, admisible
la prueba enunciada sino en los casos prescritos en
los artículos 1.311 á 1.317.
Art. 1.333. La confesión judicial •ó extrajudicial no puede
dividirse en perjuicio del confesante. Este no puede revocarla
si no prueba que ella ha sido resultado de un error de hecho.
-
El principio consagrado por la ley desde la antigüedad
de que la confesión es indivisible ha producido
siempre las más arduas dificultades en la ciencia
del Derecho, al decir de un ilustrado tratadista francés.
La confesión puede presentarse de tres modos:
Pziray. Sirnj5le, cuando es el reconocimiento absoluto
del necho alegado por la parte: me reclamas mil

227
bolívares que me has prestado, confieso que te los
debo por préstamo, esta confesión es esencialmente indivisible.
Ca4,ficada, cuando el hecho principal aparece modificado
por una circunstancia que altera su naturaleza
jurídica. Me reclamas mil bolíváres que me hasprestado
y los.intereses de un año al seis por ciento: confieso
que te debo los mil bolívares pero sin intereses,
porque el préstamo fue ratúito. Esta confesión eS
también indivisible, porque la circunstancia expresada
de que el préstamo fue gratüito está íntimamente ligada;
con el hecho principal. No puedes partir en dos
porcionés mi confesión. Si la aceptas como prueba de
tu dei-echo, quedas comprometido á admitir que 'no
te deb intereses, pero púedes aprovecharte de mi confesión'
eh lá parte que te •conviene y probar que son
ontario la verdad los hechos que 'alego, para lo
que p uede valrte de las presunciones legalés 'que
existan n tu favor yde otros medios legales de prueba.
Igual regla seguiríamos si demandada, por ejemplo,
una - persona por el pago .de diez miL bolívares
dados á préstamos, confiesa el deudor que recibió la
cantidad enunciada y agrega que le fue dada ,á' rena
vitalicia. -La confesión se refiere á circunstancias que
modifican el hecho conf el cual están perfectamente
.conexionadas. . ..
c'ürnlexa es la confesión cuando abrasa dos hechos
distintos: el principal cuya prueba pr.etnde,una
çde Jás partes, y otro nuevo, que tiende á establecer
una excepción enfavor de quien 'lo confiesa.
Es indiviiblé 'esa confesión Algunos , autores
'distinguen enre: el caso en qué el hecho, nuevo-esté
conexionado con 'el atíterior,' y el caso enIue.nó' bo
este Verbo y gracia Luis confiesa que recibió-mil
b'olívare n préstáiño de Marti ln y añade que se. los
pagó: esta 'bnfesión seríá ihdi 4visible,' porque el prétaíñó
y el- pago;:sor¡ dos hechos- que aunque,, distintos,
se conexionan, y lo mismo diremos de la novación

- 228 -
y la rescisión. Para esos expositores la confesión es
divisible si Luis al confesar que recibió la suma mencionada
dijera, que hay compensación con otra cantidad
que le debe Martín. La compensación no tiene
conexión 'con el hecho principal, porque la circunstancia
de ser el deudor acreedor de su demandante es
enteramente independiente de la obligación principal.
'El acreedor podrá, pues, considerar probado su crédito
por la confesión, y el deudor tendría que probar su
acreencia para que puedan efectuars la compensación
alegada.
Prescindiendo de todas las distinciones de escuela,
para nosotros es indudable que la confesión hecha en
la contestación de la demanda ,es de suyo divisible,
cuando contiene la afirmación de la existencia de la
obligación y la de la extinción de ésta. Por ejemplo:
es cierto que me prestaste tu caballo, pero te lo devolví
; es cierto que me obligué á darte mil bolívares,
pero te los pagué ó me los remitiste, 6 están compensados
con otros tantos 'que me debes, ó ha habido. nova.
ción, prescripción, etc."
- En tales casos el demandado opone en realidad una
excepción que debe probar, según la regla reus excipiendo
fil actor, y conforme al artículo 1. 28 1.
La confesión verificada en cualquiera otro estado ,ú'
ocasión, como en posiciones, etc., ó fuéra del juicio,
será indivisible, conforme al precepto establecido en es
te artículo, que es general y absoluto. El principio de
la indivisibilidad de la confesión no es aplicable al caso
.en que ésta . se invc'ca como principio de prueba por'
escrito. Entonces no se trata de -dar á la confesión la
fuerza de plena prueba sino de la verosimilitud del hecho
controvertido para permitir la prueba de testigos.
Por lo demás, si ese hecho consta probado en la causa
por otros medios legales, no habrá lugar ciertamente
á la aplicación del principio sobredicho, porque la prueba
puede encontrarse fuéra de la confesión.
Es dcictrina establecida que este principio de Ja in-

- 229 -
divisibilidad no priva al Juez del derecho que le asiste
de interpretar una confesión que presente alguna oscuridad
ó ambigüedad en sus conceptos, como puede
hacerlo con cualquiera declaración de voluntad de las
partes, sin que su interpretación dé lugar á casación.
Hay error de hecho en la confesión, cuando, por
ejemplo, él demandado confesó que debía la cantidad
reclamada, y aparece después un documento en que
consta que no la había recibido ó que la había pagado.
El confesante puede entonces revocar la confesión.
Igual regla seguiríamos si confesaras la obligación
de pagarle á Servio el legado que te reclama, y luego
resultara nulo ó. revocado el testamento de tu padre en
cuya virtud te lo exigía. El error es meramente de
hecho, porque no se ha controvertido e1 derecho con que
el actor pedía.
El erior de dercclw no es causa de revocatoria .de la
confesión, porque el demandado ha podido renunciar
al dereho que le correspondía y convenir en la eistencia
de la deuda. Si, por ejemplo, el legado que tu
padre hizo á Servio excedía de la porción disponible,
confesaste la obligación de pagarlo, sin alegar nada
en contrario; no puedes decir después que sufriste error
porque la ley presume que desististe de tu derecho, como
acontece en la transacción, artículo 1.678.
La regla es distinta en la fo'rmación de la obligación,
porque esta quedaría sin cazsci, si el error de
derecho no produjese la nulidad del contrato, conforme
con el articnlo 1.091.
El error de cálculo debe rectificarse lo mismo que
en la transacción, artículo 1.678 ; y nos parece indudable
que la confesión será también anulable, cuando hubo
error en la persona, en la cosa ó en la materia, como
en los contratos.
Art. 1.334. Para que la confesión produzca efecto ha de ser
hecha por persona capaz de obligarse en el asunto sobre que recae.
La confesión hecha por, el menor, el entredicho, la
mujer casada, nada vale.

- 230 -
El padre, el tutor y el curador no pueden sin aprobación
judicial convenir en la demanda, en que representán
al menor, artículos 242, 339, 364 1 376 y 388.
Las posiciones- absueltas por ellos no tienen fuerza de
confesión como dijimos en el artículo 1.330. Y necesitan
para transigir la aprobación antedicha.
El marido no ha menester previa aprobación judicial
para convenir en la demanda propuesta contra la
mujer: es evidente que no puede absolver posiciones
por ella; y para transigir solo se exige decreto judicial,
cuando en ese acto se enagenen, ó hipotequen bienes
raíces de la mujer, artículo 1.381.
Es opinión corriente que la mujer autorizada ¿ebidamente
para comparecer en juicio puede convenir
en la demanda, absolver posiciones, confesar la obligación,
etc., porque esos:son actos inherentes al juicio
y derechos de que puede usar como , persona legítima.
En cuanto á la transacción, enajenación é hipote-
¿a necesitará siempre de la aprobación antedicha para
que sean perfectas, según la disposición legal citada.
Excusado es decir, que si la confesión. se refiere á
deuda contraída en la simple administración de lo
bienes, pueden hacerlo válidamente todos los que por
la ley estén autorizados para ejercer aquélla.
§59..
Del juramento
Art. 1.335. El juramento debe prestarse. siempre personal-
-ipente, y no por medio de mandatario.
juramento es la invocación que se hace á la divinidad,
poniéndola por testigo ó garante de la verdad
del hecho que se promete ó se afirma,, é imprecando
el castigo de aquella, caso de falta.
En el juramento hay dos cosas: la invocación y
la imprecación: cuando se omite no hay más que simple
promesa. El juramento es5omisório si se refiere
á la promesa de un hecho futuro, y es asertorio si se
contrae á afirmar la existencia de un hecho pasado.

231
El juramento promisorio no pertenece al Derecho
civil sustantivo, porque la obligación no necesita ser
ratificada con juramento para ser eficaz. Usase en
el procedimiento con los testigos y los expertos, en
las posiciones y otros actos, y en general lo prestan
los funcionarios públicos. Acaso, el único ejemplo , de
juramento promisorio que hallamos en el Código Civil
es contenido en el artículo 518, por el que promete
el usufructuario restituir los muebles, comprendidos
en el usufructo, que se le entreguen por ser necesarios
para él y su familia. Es una especie de canción
jura/oria subsidiaria.
El juramento asertorio es la materia de este capítulo,
en el cual,se encuentra clasificado entre los
medios de prueba. Se subdivide en dos: juramento
decisorio y juramento supletorio, artículo 1.348.
La ley no establece la fórmula del juramento,
de lo que inferimos que toca al Juez fijarla en cada
caso, en consonancia con las. creencias religiosas de
lá persona que ha de jurar. El Código no prevee
el caso en que esa persona profese u.na religión que
prohiba el juramento, como sucede á los cuákeros;
pero, corno á ellos lo que no les está permitido es la
invocación de la divinidad, bastaría que presten afirmación
por su alinz y su cmzciencia,' según la práctica
adoptada en diversos países del mundo. El nuevo
Código de Piocedimiento Civil establece qué si el que
debe prestar el juramento no lo hiciere por alegar
que no profesa ninguna religión, se le adtáitirá'el
juramento por su /zoizor y su conciencia : y si, no lo
prestare se tendrá como si lo hubiere rehusado paia
todos los efectos de la léy. .
Nadie, pues, 'podrá ,excusarse de jurar en' este
ni en otros actos en que se requiere ei juramento so
pretexto de que es ateo, porque si taI excusa fuea
,admisible ' se iburlarían fácilmente los preceptos que
imponen el .juramento. T. .
El juramento es un acto' personalíirn6 ;que no

- 232 -
puede en manerá alguna delegarse, dado 'que en él
se apela al testimonio de la conciencia y á la fe religiosa
del que debe prestarlo. No somos partidarios
de este medio de prueba en que se coloca á una persona
en ci conflicto de consumar su ruina ó cometer
un perjurio. Son 'estigios de las legislacioiies de otras
épocas en que apenas se conocía el arte de escribir,
hoy generalizado en los pueblos. Es un remedio tan
desesperado y tan peligroso que nadie acude ya á él:
en Venezuela no existe memoria de que se 'haya
practicado en ocasión alguna, porque ninguno tiene
confianza en él. Podemos considerarlo en nuestro
Código como ley muerta, que, se estudia por interés
simplemente teúricc'.
Al decir de. algunos autores, el juramento puede ser
también ex/rirjudVcial, cuando por ejemplo, las partes
convienen en una transacción en someter la controversia
péndiente entre ellas al juramento de uno de los interesados;
mas entonces, la resistencia á prestarlo no daría
lugar sino al resarcimiento de daños y perjuicios, que
resultaren de la inejecución de la convención como erí
los casos comunes.
Art. 1.336. Cada parte puede deferir á la otra el juran1ent,
para hacer depender de él la decisión del juicio.
Creemos que el padre, el tutor y el curador no pueden
deferir al juramento de la parte contraria la deçisióri
del pleito del menor ó del entredicho sin previa autorización
judicial, puesto que han menester de ella, para convenir
en la demanda ¿ desistir, según el artículo 339 y
la delación del juramento es un acto que excedé de la
simple administración. Agréguese á esto qué por el
artículo 1309 quedarían obligados sus representados á
prestarlo, si les fuera referido, y eso sería impracticable
con personas incapaces, por lo que-el tçibunal no debe.
dar la aprobación antedicha, á fin de no colocar al menor,
entredicho 6 inhabilitado en la necesidad de- prestar
juramento, sin perfecta conciencia de los hechos contr'overtidos

-233---
El marido, , en representación de la mujer, y la mujer,
cuando está autorizada para comparecer en juicio,
pueden deferir y referir el juramento, por las mismas
razones que indicamos tocante á la confesión en el artículo
1.328. Cómo el juramento tiene fuerza de transacción,
advertimos que carecería de efectos legales
contra la mujer,si se tratase en el pleito de la propiedad
de bienes inmiebles de ella ú otros derechos reales
relativos á los mismos, que no pueden ser enajenados
sin permiso judicial con conocimiento de causa, de acuerdo
con el artículo 1.381.
La regla generl es que los actos del juramento no
son posibles sino á personas capaces de estar en juicio y
obligarse. Si fueren ejecutados por una iticapaz, podrán
aprovecharse de ellos en cuanto les favorezca y reclamar
contra, sus efectos si los perjudican, derecho que
no asiste á los capaces con relación á los incapaces, á la
manera- que en las. obligaciopes convencionales acon
tece. -.
El artículo 1.965 contiene un caso excepcional que
no altera la reglageneral que damos acerca de los representantes
del menor en la prestación del juramento
judicial.
Adviértase que en la deferencia del juramento no
se trata meramente de la prueba del hecho. Las partes
fundan -en el juramento la decisión del pleito, y por eso
dicen los expositores que ci juramento háce veces, de
transacción. El tribunal estt obligado á fallar según el
resultadodel juramento. Cayo demanda .á Licinio por
la cantidad de cinco mil bolívares que le debe, no pudiendo
probar su crédito defiere al juramento del demandado
«la decisión del pleito en esta forma: ''que jure
Licinio que no ha recibido de mí la cantidad por cuyo
pago le he demandado, y defiero á su juramento la
decisión de este juicio." Si Licinio ju1a que , no ha recibido
la suma mencionada, Cayo pierde el pleito.
La Iy no permite á la parte que defiere ninguna limitación
ni reserva, pues ha de declarar expresamente

- 234 -
C la fórmula adoptada, que somete al juramento que.
propone la decisión dé la causa.
Art. 1.337. El juramento decisorio puede deferirle en tod.
especie de juicio civil.
No puede deferirse sobre un hecho, que acarree pena que no
sea pecuniaria, ni se resuelva en pecuniaria, ni 'sobre una cnvención
para cuya validez exige la ley un acto escrito, ni.para contradecir
un hecho que un documento público atestigua haber pasado
en el acto mismo ante el funcionario público que lo' ha recibido.
La generalidad de esta regla está módificada por
las excepciones que varios preceptos legales y este
mismo artículo establecen. Por juicio civil debemos.
entender •toda contención entre 'partes, seguida' ante
los Jueces ordinarios competentes, , por derechos '
obligaciones civiles. El 'juramento no procede, pues,
en los juicios criminales, en las controversias adrni
nistrativas y otros asuntos semejantes.
Tenemos, en primer' lugar, que no puede deferirse
el juramento decisorio en los juicios en que no
puede transigirse. Los jurisconsultos reputan la de-
• lación del juramento como una transacción, que se
subordina á la condición de prestarlo. En consecuencia,
no es procedente en los juicios sobre nulidad de
matrimonio, divorcio, separación de bienes, estado civil.
de las personas, ni otros iguales, porque en esas
causas está interesado el orden público. Tampoco es
admisible por los mismos mo,tivos cuando con el juramento
se pretende combatir una presunción juris el
de jure, basada también en un interés de orden público,
como la de la cosa juzgada, artículoI..325.
Juzgó acaso innecesario el legislador repetir esa
doctrina en este 'artículo, y se redujo .á enumerar tres
casos nuevos de excepción.
i? Cuando el juramento se contrae .á un hecho
cuyo reconocimiento acarrea á. la parte que lo confiesa
una pena que no sea pecuniaria ó que no pueda resolverse
en pecuniaria. Coiio por el artículo 1.672
se permité transigir sobre la acción civil proveniente

- 235 -
de un delito, bien entendido que la transacción no impide
el procedimiento,, . criminal para la imosición de
la pena; la ley ha advertido en este primer caso que
la regla de que se puede diferir el juramento en las
causas en que se puede transiguir, no es aplicable
cuando la pena que' merece el hecho es de natiraIeza
distinta de la pecuniaria. Obligarlo á jurar sería forzarlo
ácondenarse: á sí mismo en asunto grave, en,
que podrá imponérsele una pena corporal.
El Código italiano, del' cual hemos adoptado la
segunda parte de este artículo, h Ió ditingue en cuanto
á la calidad de 'la pena que merezca el hecho, y iega
en absoluto la, admisión del juramento cuando el hecho
•es punible por la ley penal.
29 No se defiere en los actos que han medester
la forma escrita para su validez, cómo la donación,
las capitulaciones matrimoniales y la hipoteca,
porque la escritura es en ellos solemnidad esencial,
cuya falta no es subsanable por la mera voluntad de
las partes, á diferencia de los casos en que el es'
crito se exige únicamente como medio de prueba por
no ser admisible la de testigos, .en conformidad con
los artículos i , . 280 y siguientes. En ese concepto,
el que pretende ser propietario de un inmueble por
donación, que no ha sido documentada y registrada,
ño puede deferir il juramento del demandado el hecho
de la donación, porque eso conduciría á.establecer que
la donación puede ser válida por el simple consentimiento
á la manera de los contratos que no están
sujetos para su otorgamiento á formalidades esenciales.
39 Con él juramento no se pueden contradecir
los hechos de que da fe el funcionario público ante
quien se otorgó, porque si tal recurso se permitiese podría
acabarse con la prueba plena que resulta de la
escritura pública, y contra la cual no hay más medio
que la prueba de falsedad, artículo 1. 285. Si el Registrador
da fe que en su presencia se hizo la en-

- 236 -
trega del precio al veidedor, éste no puede exigirle
al comprador que j ure cú:no es cierto que no hubo
tal entrega : atacarla así la veracidad del funcionario,
que debe ser creído mientras no se pruebe que in'
cúriió en falsedad cuando afirmó la verdad del hecho.
Es aceptable el juramento acerca de los puntos
que se expresan de manera enunciativa, tengan ó no
relación directa con el acto, en atención á que la
certeza de ellos no está garantizada por la fe del
funcionario ante el cual ,son mencionados-por los otorgantes.
Si el comprador declara en el documento
que' tiene ya - recibido el precio de la venta, esa enunciación
hace prueba contra él, pero el comprador puede
deferir al juramento del vendedor para probar-que
éste po le ha pagado nada en realidad. Con mayor
razón puede deferirse, cuando por ser la enunciación
extraña a la convención solo constituye principio
de prueba por escrito, artículo 1.286.
Art. 1.338. No puede ser deferido sino sobre un hecho determinado
y personal de aquel á quien se le defiere; ó sobre el simple
conocimiento de un hecho.
- El hecho sobre, el cual se defiere el juramento debe
ser no sólo determinado, esto es, claro y preciso, sino
también erÉine-nic á la materia que se litiga. No exige
la ley que ese hecho sea necesariamente el plinto principal
de la controversia; pero, sí debe ser por sí mismo
decisivo, para que se haga depender de él la terminación
definitiva del pleito. Una circunstancia meramente
accesoria, que, probada ó confesada por los litigantes,.
no sería suficiente base para que el Juez apoyase en
ella la sentencia que ha de pronunciarse en el litis, no
puede ser materia del juramenio decisorio.
Debe ser persona/ pues ninguno puede ser obligado
á jurar sobre hechos ajenos, que tampoco pueden
ser materia de confesión. El heredero no puede
j'.irar sobre actos, de su causante, el comprador por los
del vendedor, el padre ó el tutor por los del menor que
está ba;o su potestad ó en su tutela. Pero, el conocí-

237 -
miento que tengan de esos actos es ya unhechopersona1,
y sobre ese punto permite la ley el juramento.
El juramento no se puede,-deferir sobre el derecho ó
sobre un punto ó cuestión de derecho. En la legislación
romana se permitía, según el edicto del pretor, fijar
por el juramento de la parte el derecho que se alegaba
y hasta la existencia misma del derecho reclamado,
cuando era dudoso. «Jura que tal ley no es aplicable
á esta controversia.)) «jura que no inc debes nada.)) «Jura
que has adquirido legítimamente este predio.)) Las leyes
modernas reducen e1 juramento al hecho que se controvierte,
porque el derecho puede ser apreciado de diversos
modos por los interesados y es el' Juez á 'quien
toca aplicarlo.
Art. 1.339. Puede ser deferido en cualquier estado (lela
causa; y aun cuando no haya ningún principiode prueba de la demanda
6 de la excepción sobre que se defiçre el juramento.
Es decir, antes ó después de la contestación (le la,
demanda. El Código de Procedimiento Civil no proporciona
ningún dato para conocer hasta qué oportunidad
puede hacerse uso de este medio de prueba,
del cual no hay en ci Código dicho mención alguna.
Es racional creer que debe ácIniltirse lo msmo que las
posiciones en los tiempos determinados por los artículos
209 y 290 del Código citado y así lo establece ci nuevo
Código.
Queda otro punto que resolver en la adniisióñ de
esa prueba, acerca de la que ignoramos que haya antecedente
alguno en la práctica, ocasionada graves dificultades.
Si se defiere el juramento durante los informes
en primera instancia 5 antes de 'la vista de la causa
en las ulteriores, ¿'debe suspenderse el curso de ella
hasta que se cumplan los trámites indispensables para
prestar el juramento deferido 6 referido?—Se. necesita
que la ley lo diga entretanto, los Jueces harán bien
en asimilar el juramento á las posiciones, que no suspenden
el curso del juicio pala evitar dilaciones maliciosas
6 simplemente perjudiciales, y porque es regla

- 238 -
de procedimiento que los lapsos judiciales no pue4en
prorrogarse ni abrirse después de cumplidos, por ningún
motivo.
En la sustanciación del recurso de casación no prócedería
nunca el juramento, porque allí no se trata
de la prueba delos hechos sino de la infracción de
las leyes.
Las partes pueden acudir á la prueba del juramento,
cualquiera que sea el valor del crédito ó el modo
de la obligación y ante cualquiera jurisdicción civil Ó
comercial. Es admisible esta prueba, tanto cuando no
hay ni siquiera j5rinczz5io de prueba de la demanda 6
de la excepción, como dice el artículo, esto es, ni siquiera
alguna prueba semiplena, algún indicio, como
cuando una ú otra está apoyada por una prueba
plena que ha sido inexpugnable en el decurso de la
contención. El litigante que no ha podido probar el
hecho en que estribasu derecho, encuentra en el jurar
mento su último recurso, y la parte contra quien obra
la prueba que favorece á su contrario puede recurrir,
racionalmente, á ese medio, para ver de destruir la que
existe en los autos, porque las pruebas judiciales no
producen sino una certidumbre moral relativa, muy lejos
de valer lo que vale la demostración de las verdades
materiales.
Art. 1.340. La parteá quien se defiere el juramento, puede
referirlo á su adversario.
A la delación del juramento puede seguir la referencia
deljuamento: nada más conforme á los principios
de la razón.. Si el demandante, en el ejemplo propuesto
en el artículo 1.305, se somete al juramento de.l
demandado, es justo. que éste pueda invocar á su vez
el de su contra-parte, silo tiene á bien. Así, Licinio
puede responder á Cayo: «md refiero al juramento de
Cayo ; 4ue jure que me ha entregado la suma por la
cual me demanda, y someto á su juramento la decisión
del juCiO.»

239 -
La referencia del juramento puede contraerse al
hecho en que se fundá la demanda, como en el caso antedicho,
ó al hecho que constituye la excepción. «Jura
que me has pagado la cantidad que te he prestado, dice
eldemandante, y el demandado puede replicar: «Jura
que no has recibido la cantidad que te pagué, etc.)) El
efecto jurídico sería el mismo. Inútil es añadir que las
condiciones de capacidad deben ser iguales en el que
defiere y en el que refiere.
Art. 1.341. Aquel á quien s defiere el juramento y rehusa
prestarlo y no lo reflere.á .su adversario, debe sucumbir en la demanda
6 excepción; y del mismo modo debe sucumbir aquel fi
quien se le ha referido, si rehusa prestarlo.
He aquí la sanción de las disposiciones anteriores.
La delación del juramento crea para la persona á quien
se defiere una ob1igacin alternativa: ó la de prestar el
juramento, ó la de referirlo á la parte que se lo exige,
mientras que la referencia del juramento produce una
obligación pura y simple, porque corno vemos en el artículo
siguiente queda en el forzoso deber de prestarlo.
El que rehusa prestar ul juramento deferido 6 referido,
ó que de algún modo evade ese deber, no se considera
simplemente confeso en ese punto de la prueba,
como sucede en: las posiciones, artículo 21 1 del Código
de Procedimiento Civil, sino que sucumbe en la demanda
ó en la excepción, de suerte que el juez debe dictar
sentencia contra él. El precepto de la ley es absoluto.
No le valdrá al vencido que tenga acumuladas otras
pruebas, aun cuando sean plenas, dado que el jurarnenha
sido deferido ó referido conforme á la ley.
Presúmese que se condena á sí mismo el que rehuye
poner á Dios por testigo de la verdad del hecho controvertido.
Art. 1.342 La parte á quien se ha deferido e1 juramento, no
puede referirlo, después que ha declarado que está dispuesta á
prestarlo.
La parte á quien se defiere el juramento tiene, co-

-240---
mo hemos .. dicho, dos caminos: prestar el juramento ó
referirlo pero, después que manifiesta su voluntad de..
prestarlo, no puede referirlo. Lo mismo nos parece que
sucede en el caso en que lo refiere, una vez que l
parte contraria expresa su voluntad dé prestarlo: la
parte que hizo la referencia no puede en tal cosa ofrecerse
á prestar el juramento, retractando la referencia
ya mencionada.
Quiérese, sin duda, con esto evitar que se oculten
con tales retractaciones en materia tan grave, enredos
ó subterfugios encaminados á oscurecer 6 dilatar la controversia.
Ar. 1.343. No puede referirse el juramento, cuando el he-:
cho sobre que . ha de recaer no es cornCin á las dos partes, sino personal
de aquella á quien se ha deferido.
El hecho es común á las dos partes en los ejemplos
indicados en el artículo 1.336. La' parte referente UG
puede sustituir otro hecho distinto del que contiene la
fórmula del juramento deferido. "Jura que me has dado
en préstamo la .cantidad que me pides en este juicio.":..
esa fórmula no puede al referirse el juramento en esta
otra: "Jura que no tela he pagado." Aunque ambas
,se contraen á hechos pertinentes, la primera se dirige á
comprobar la demanda y la otra la excepción. Si el hecho
del préstamo, absolutamente contradicho por el demandado,
es lo que se controvierte, sobre él debe versar
el juramento ; si al préstamo se opuso la excepción de
pago, negado por el demandante, ese hecho será el que,
debe ser objeto del juramento.
No debemos olvidar que, como la confesión, el ju-'
ramento prestado és indivisible. Si el actor formula así
el juramento que defiere: "Jura que no has recibido de
mis manos dos mil bolívares que te df en préstamo"; y
el demandado' presta el juramento así: "Juro que es
erto el préstamo y también que te pagué la cantidad
prestada," no podría considerarse el préstamo probado
por el juramento, dvidiéndolo del hecho del pago, co-

- 241 -
nexo con aquél, y por consiguiente la parte que defirió
el juramento sucumbiría en la demanda.
Art. I.344. Sisehaprestadoeljuramento deferido.6 referido,
no se admite á la otra parte probar sufa1sed
La decisión del pleito no se funda en la verdad del
juramento, sino en su prestación nada más. Si te sometes
á lo que yo afirme bajo juramento es porque me
crees incapaz de una mentira, ó porque quieres ponerme
en el forzoso caso de tr'iurfar en l litis por medio
de un perjurio.
Recordemos, además, que la • prestación del juramento
es obra de una convención que tiene para las par-
,tes la fuerza de una transacción condicional. Consistía
la condición enque se prestase el juramento, no en que
éste sea ajustado á la verdad. La condición está cumplida
desde que el acto se efectúa, y logrado el propósito
de la ley, que es dar punto al--litigio por ese medio,
lo cual sería irrealizable, si se permitiese abrir un nuevo
debate para probar que era falsedad en el juramento,
debate que suscitaría siempre la parte vencida.
La ley prohibe, por esos motivos, toda averiguación
ulterior en ese punto. Puedes tener reservado un documento
público, para presentarlo después de mi juramento,
y hacer evidente la falsedad de éste: nada te
aprovecharía, y así debe ser en justicia,- porque la deferencia
del juramento podría convertirse - en una celada
indigna de la sinceridad y respeto, que debe reinar en
los procedimientos judiciales. Igual decisión se adoptaría
en el caso de que la parte, que sucumbió por el
juramento, encontrase más tarde otros documentos,
que acreditaban la falsedad dicha.
Ni en juicio criminal sería admisible la querella
del que perdiese el pleito por un juramento notoriamente
falso; pero, eso no impide que el perjuro sea
perseguido de oficio ó por el ministerio público, en
la inteligencia de que aun siendo condenado aquél.
Jo 1. fI. -

242 -
la sentencia pronuniada en fuerza del juramento deferido
ó referido conserva todos sus efectos civiles.
El principio de, que la prestación del juramento
es un contrato, celebrado bajo esa condición, nos lleva
á establecer que puede ser impugnado por los mismos
recursos que para atacar la validez de esos actos
permiten las leyes, y que son relativos á la capacin.
dad de las partes, vicios del consentimiento, etc., de
donde ha de resultar que anulado el juramento, quedaría
inevitablemente anulado también el fallo, que de
aquel fue consecuencia. Si se probase que el juramento
lo prestó un menor ó entredicho, 6 que la
parte á quién se defirió el juramento le había, robado
á la otra los documentos en que apoyaba su derecho,
para inducirla á acudir al juramento, és claro
que éste podrá ser anulado y lo mismo la sentencia
librada.
En todo esto venimos suponiendo que el juramento
deferido ó referido fue prestado en la forma legal;
pues, si en el acto se hubiese faltado á los preceptos
legales, el Juez no estaría en el deber de arreglar
su sentencia á lo jurado.
Ofrece el artículo I. , $ 3 un caso singular de jura--
mento afirmativo en que puede admitirse prueba en contrario,
pero es indudable que ese juramento no es el decisorio
de que trata esta Sección. Ni siquiera pudiera
llamarse propiamente suple/oro, por..cuanto sus efectos
son meramente subsidiarios. Véase el artículo 1.965 que'
permite un juramento semejante al decisorio contra las
prescripciones de corto término.
Art. 1.345. El que ha deferido 6 referido el-juramento puede
dispensar de prestarlo á su adversario, que ha declarado estar dispuesto
á hacerlo pero el juramento se considera como prestado en
contra del que lo dispensa.
Fúndase en el artículo I.l-5, según el cual la condición
se tiene por cirnplida, cuando el deudor obligado
bajo esa condición impide su cumplimiento. Deferido
6 referido el juramento, y manifestada la voluntad de

- 243 -
prestarlo, la parte que dispensa á la otra de efectuar el
juramento, impide que se cumpla, la condición de, la
transacción, que es el acto referido, y por este motivo la
ley lo considera prestado en perjuicio del que -lo dispensa.
Evitase también con este precepto que alguno
de los litigantes use dolosamente de este medio de prueba
para tender un .lazo á su adversario, reservándose desistir
al ver que no teme eLjurament,-y pudiendo aprovecharse
de la negativa á prestarlo.
Art. 1.346. La parte que ha deferido el juramento puede retractarse,
mientras que su adversario no ha declarado que lo acepta
6 lo refiere, 6 mientras qut no haya recaído decisión irrevocable sobre
la admisión del juramento.
Puede retractarse aun después de la decisión, y después que
la parte contraria ha declarado que está dispuesta á prestarlo, si la
formula propuesta ha sido cambiada en la decisión, á menos que
por un acto posterior á ésta, haya aceptado la alteración de la
fórmula.
La parte que ha referido el juramenro no puede retractarse, si
la otra parte ha declarado que está dispuesta á prestarlo.
Puede mediar algún tiempo en tanto se notifica á
la parte de la delación del juramento, que ha de 5er personal,
ú ocurrir una incidencia acerca de si es ó no admisible
el juramento, conforme á lo prevenido en el artículo
1.337, y lo que en explicación de éste dijimos, incidencia
que puede pasar en su discusión por 'las 'diferentes
instancias del juicio. Durante esa controversia
cabe que la parte, que defirió el juramento, se arrepienta
y se retracte de su-propuesta. No ha llegado á perfeccionarse
la transacción, puesto que nofue aceptada, y el
que la propuso es dueño de retirar su solicitud.
Tanbién puede surgir una discusión en el caso del
juramento referido, si la Parte á quien se refiere niega
que el hecho es común áarnbas, artículo 1.343. Pendiente
esta articulación no puede, en nuestra opinión,
retractarse la que defirió el juramento, por que si
fuese, todo litigante que defiere buscaría un pretexto para
objetar la referencia que á l se hiciese, suscitar una
controversia sobre ello, argüir, apelar. etc., y mientras

- 244 -
se resolviese el punto, desistir del juramento deferido.'
Pero, decidido que la referencia es improcedente, podrá
retractarse mientras el adversario no manifieste que ,est,
dispuesto ájurar.
Estas mismas re .glas se siguen. tocante á la parte
que refiere el juramento, atento áque ella ocupa el hi-,
gar dela que antes defirió cambiando la condición de la
transacción, que va envuelta en la delación del juramento.
El Juez carece de potestad para mudar ó alterar la
fórmula del juramento. Si por algún motivo lo hiciere,
para establecer con mayor claridad el hecho, úotro propósito
semejante, y el que propuso el juramento aceptase
la fórmula modificada'' juramento se consideraría
para todos los açtos subsecuentes, como emanado de la
voluntad del deferente.
Art. 1.347. El juramento prestadó 6 rehusad no hace prueba,
sino en provecho 6 en contra del que io ha deferido y de sus
herederos 6 causahabientes;
El juramento deferido por uno de los acreedores solidarios al
deudor, no liberta á éste sino de la porción correspondiente á ese
acreedoi. -
Deferido al deudor principal, liberta igualmente á los fiadores
Ḋeferido uno de los deudóres solidarios, liberta á los co
deudores.
Deferido al fiador, aprovecha al deudor principal.
En los dos últimos casos, el juramento del deudor solidario y
del fiador no aprovecha los codeudores 6 al deudor principal, sino
cuando ha sido deferido sobre la deuda, y no sobre el hecho de la
solidaridad 6 de la fianza.
Ya hemos dicho que el juramento hace las veces de
una transacción, y es lógico que sus efectos no alcancen
sino á las partes, sus herederos y causahabientes. La
cosa juzgada no va tampoco más allá, conforme al artículo
1.325.
El artículo i . 15 i establece la regla que ha de observarse
en cuanto á la quita ó remisión otorgada por
uno de los acreedores solidarios, la cual está en consonancia
con la de este artículo. Cuando el acreedor

- 245 -
solidario, obra en interés común se le considera mandatario
de los demás; cuando obra eñ interés propio, el
crédito se reputa dividido, y no puede disponer más
que de la cuota que le corresponde.
Con el deudor no acaece lo mismo, por que la-deuda
solidaria es una sola, y cuando se extingue la extinción
aprovecha á todos los codeudores. Por seria fianza
una obligación accesoria se extingue cuando fenece
la deuda principal; pero, como por cesar lo accesorio
no desaparese lo principal. son perfectamenté lógicas las
reglas; que sobre ellas se establecen en cuanto á los
efectos del juramento;
Compréndese muy bien la distinción que se hace
CII el último inciso, porque si la controversia versa sobre
el hecho de la solidaridad ó de la fia;zza, no son los objetos
de-las obligaciones los que se reclaman, sino esos
modos de ser.
Observemos que este artículo comienza diciendo
que él juramento prestado 6 rehusado no hace prueba
sino en provecho ó en ontra del que lo ha deferido, etc.,
y luego establece las reglas relativas al juramento deferido
respecto del deudor, el fiador, etc. De esto se colige
que cuando es el deudor el que defiere d uno de los
acreedores solidarios, el juramento prestado 6 rehusado
por éste no perjudica á los demás coacreedores sirio en
la porción de aquel acreedor; que si es el deudor solidario
el deferente, no perjudica á sus codeudores, y lo
propio ha de decirse del deudor tocante al fiador.
La razón es que el poder, que á cada uno de ellos
se supone da la ley acerca de suscoobligados, noes para
dañarlos sino para favorecerlos; y que así conio los
coobligados pueden aprovecharse de lo que es para ellos
favorable en la transaçción celebrada por un codeudor y
-rechazar ló adverso, el mismo derecho les - corresponde
en el juramento. En sI!nia, si el deudor solidario, tratándose,
por ejemplo, de probar la extinción de la deudo,
defiere ó refiere, presta 6 rehusa prestar el jurameno,
y de cualquiera de estos modosresulta victorosc el

246
acreedor, no quedan obligados por eso los codeudores"
solidarios, pero sí quedarían libres de la obligación en el
caso contrario, porque la deuda fenece para todos.
Tal es la síntesis de lo preceptuado en este articulp.
Art. 1.348. -En los juicios sobre obiigciones civiles; •procedentes
de delito, culpa ó dolo, puede el juez deferir el juramento
al demandante, con las circunstancis y efectos siguientes.:
P? El delito, culpa 6 dolo han de resultar debidamente pro-'
.bados; .
- 29- 'La duda del Juez ha de recaer sobre el número 6 valor
real de las cosas, ó sobre el importe de los daños y perjuicios;
39 Que sea imposible probar de otra manera el número 6valor
de las cosas demandadas, ó ci importe de los daños y perjuicios.
Aquí se expresan las reglas para ¿1 fu-z.men/o ' supletorio.
La ley limita la aplicación de ese juramenio á"
los casos de delito, dolo ¿ culpa, porque probadós étos,
el demandado debe sufrir las consecuencias legal¿ del
hecho ó la omisión por que responde, y no ha de valerle
que no estén plenamente acreditados, por circunstancias,
que hayan imposibilitado la prueba, el númeroó
valor de las cosas 1 ó el importe de los daños y perjuicios.
1
Los daños y perjuicios, provenientes de la simple
inejecución 6 retardo en el cumplimiento de la obligación,
están fuéra de lo preceptuado en este artículo,
aunque-conste la imposibilidad de justificarlos. Los
interesados pudieron y debieron prever esa imposiblidad
y usar de los medios .prevenidos en el artículo
1.190, que no pueden enplearse en los casos de delito,
dolo ó culpa á que se contrae ese artículo.
El juramento suple/opio no se pide nunca ai demandado,
ni éste puede éxigirlo , al actor, quien puede
solicitar del Juez que lo ordene, manifestándose dispuesto
á prestarlo, y toca al tribunal decretar si procede
ó rió. --
La ley, no dice qué cónsecuencias acarréaría la
negativa del deinandante á prtar el juramento
pie/oria. Como de ese juramento no depende lade-

247 -
cisión del juicio, sino la estimación de los daños y
perjuicios, no es posible inferir que sucumba en la
demanda: el Juez entonces fijaría á su arbitrio aquellos,.
sin que pueda quejarse en mañera alguna el
actor - que : np quiso jurar.; .. .
Niel demandante ni el demandado puedem% deferir
ni referir á uñ'juiimenIo "decisorio la estimación
de los daños y 'péijuicios en -la ejecución del
juicio, por la sencilla-' rzóñ de que no se trata de
decidir elpleitó; qúe está ya Juzgado en lq principal.
Son visiblés las diferenciasque hay entre el juzmenlo
decisorio y ' el j7rancnfo .su1e10-i.'o: el primero
es repútado por la ley, como resiltantc dé tina convención
ó transacción entre' las `partes y obliga al
Juez; el segundo es tan sólóin elemento 'preparatorio
en las, diligencias ejecutivas para que el t'ribunal
fije el monto ó valor de ciertos datos, y no
es obligatorio para él. Por lo demás son ,semejantes
en que no pueden exigirse á personas inca pace s y
que deben contraerse t la, materia del juicio.
Art. 1.349. El Juez puede moderar. í si prucicne arbitrio
la fijación hecha por el demandante.
La estimación jurada que hace el demandante eñ
virtud del jit-a.mento .np/e/orio no es más que una
base para que el Juez aprecie-"el número ú valor de
las cosas demandadas Ó el importe de los daños y
perjuicios expresados en el artículo anterior. No sería
justo ni racional que el magistrado.- estuviese obligado
á aceptar una ¡ijación, en la cual las más de las
veces se sentirán las exageraciones del interés personal,
exacerbado por el pleito.
No e apelable, ennuestro concepto, la providencia
en que el Juez rebaje la estimación jurada del
-demandante : procede allí como árbitro en equidad,
más quer como. Juez de derecho.
Art. 1.350. El' juramento deferido (le oticiu í una de las
partes no puede ser referido por ésta 'Ii; otra parte.

248 -
Este artículo, que es el 1.376 del Código italiano,
es relativo en nuestro Código al juramento sup/.torio,
único. que puede deferir, el Juez, de oficio,
como arriba explicamos, y sólo al demandante, para
los efectos que expresa el artículo 1.347. . Añadiremos
aquí que el juramento supletorio se efectúa siempie
después de .la sentencia definitiva, ó acto con fuera
de tal que da término, al juicio, para llvar á. cabo
Su ejecución, pues entonces: es que el Juez puede, decIaar,
llenos los extremos del artículo 1.348. Uha re
solucion anterior prejuzgaria lo principal
Lareferencia del juramento supIetoiv no ésá permitida
por la ley, en.atençión. á que nada seria posi
ble deducir de la negativa de la parte contraria a jurar,
una vez que no se trata de un hechb ciertO y de
terminado.
En comercial coercial piede el Juez defeiir 'de
oficio el juramento á la parte, que ofrece estar y-
pasar por lo que constare de los . libros de su contendor,
si éste se niega á' exhibirlQs, sin causa suficiente,
artículo 43 del Código de Comercio. Este juramento
tiene todos los caracteres del ju'amento supletorio,
y no puede referirse; ni perjudica á la parte su
negativa á prestarlo, dadoque por otros medios pruebe
su pretensión.
§69
De la experticia
Art. 1.351. Siempre que se trate de una. comprobaci6n 6 de
una apreciación que exija conocimientos especiales, puede procederse
á una experticia.
La experticia no es propiamente una prueba, ni
un medio de prueba en materia civil, sino un auxiliar
de la prueba:' Los expertos no dan testimonio del hecho,
ni áfirman su existencia ó inexistencia. son llamados
ordinariamente á apreciar ciertas circunstancias
y á emitir opinión sobre ellas, más , ó menos probable,
según los conocimientos especiales que poseen y los

- 249 -
puntos que el tribunal Ó las partes someten al examen
pericial. Por ese motivo los Jueces no están obligados
á seguir el dictamen de lo expertos, artículo 1.356.
Aunque la experticia no tiene el carácter ni la fuerza
jurídica de la prueba en derecho, - es muy útil indudablemente
y en michos casos los Jueces no deben prescindir
de ella para formar su criterio y juzgar con acierto,
así en lo civil como en lo criminal.
Difícil será casi siempre comprobar sin juicio de
expertos la viabilidad, la locura, las causas de la muerte,
las lesiones corporales y todos los casos en que la ciencia
ó el arte ayudan con sus luces al descubrimiento de
la verdad.
El juicio de expertos no puede tener lugar sino sobre
pitillos de hecho, como lo dispone el artículo 222 del
Código de Precedimiento Civil. Los pritos desernpeñan
una función media entre jueces y testigos.
Semejante á laexperticia es el reconocimiento judicial
ó insftección ocular, medio de prueba que se halla
establecido en los artículos 229 y siguientes del Código
precitado, ydel cual, trata ahora también este Código.
Es igualmente un auxiliar de la prueba, que el magistrado
libremente estimará en la sentencia, puesto que la
ley no dice cómo debe valorarse.
La experticia se encamina á la cdmprobación ;de un
hecho para el cual son precisos conocimientós especiales,
por ejemplo, un defecto de construcción en un'
edificio, un envenenamiento; para 'él recoziocimienlo
ocular basta, que. el 'hecho ó las circunstancias 'del hecho
puedan acteditarse mejor por la inspección de
ellas,, que por. cualquier otro medio de prueba, verbo
y gracia, la existencia de un muro un poste, un árbol
en determidado lugar, la' demolición 'de una 1ared ó
-. una cerca, la caída de un techo, etc.; de que el Juez pue-
- 'de poner-constancia en autos, vali-ndose únicamente del
testimonio de sus propios sentidos
Art. 1.352.- - La experticia se hará por'tres expertos, á menos
- que las. partes cónvengan en quelahaga uno solo. -

250,-
• Búscase el número impar para evitar, que sobreviniendo
empate, quede la experticia sin rsltado práctico.
No es permitido á laspartes nombrar más .dé tríes,
expertos. Haría muy embarazoso el procedimiento un'
número mayor.. Las partes pueden convenir en que la
experticia sea practicada por un. solo experto, élegido
de común acuerdo ó. nombra4o por el Juez. Así facilitan
la instrucción de esta diligencia y abrevian el juicio.
Art. 1.353. Lb s expertos serán nombrados por las 'partes
de cQmúu acuerdo, 'y á falta de acuerdo de las partes, cada una de
ellas nombrará un experto y el tribunal nombrará el otro. .
La designación dé'lds litigates ofrecel inconve-.
niente de que muchas 'veces el experto asume el."ca-.
rácter de' arociiÍante ó défensor de la parte' que lo ha
nombvado. La 1e no hauerido sir embargo, privar
á los interesados de 'lo que para"ellos significa una .ga
rantía, pues elegir cada 'uno' su experto es escoger la;
persona en cuyos conocimientos tiene más confianza
para la apreciación de lbs 'puntos de hecho que la ne-
'cesitan. Del contextb de' esta disposición se ve clara..
meñte,'qu'e 'los tres expertos deben ser nombrados antes
de dar çoi+iieno al examen, sin esperar el caso de dis-'
'codia.' .
Art.. i . 35l• El dictamen de la mayoría de ..los expertos se
extenderá en un solo acto que sucribirán todos, y debe ser motivado,
sin cuya circunstancia no 'tendrá ningún' valor.
Si no hubiere unanimidad kodrán indicarse las diferente opi-'
niones y , sus fundamentos. .
El dita'iíen de la "mayoría es ib" qué constituye el
juicio de expertoi pero, corno el 'J'uz no está: obligado
a sujetarse a el, es Útil que el experto que difiere ex—
ponga también su opinión y los fundamentos de ella,
si bien puede limitarse .á expresar que no está de acuerdo
con los otos'dos. Ordénase' al' presente que e1dictamen
de la mayoría de' los expertos sea motivado á
fin de que el Juez pueda h.11ar en' l'a razones emitidas
'lóselementos de convicción necesarios para seguir 6

- 231 -
desechar el juicio pericial. La falta de exposición de
motivos autoriza al tribunal para rechazar la experticia
ó mandar practicar otra si requeridos los expertos para
exponer los motivos de su dictamen no quisieren 6 no
pudieren darlos. El experto ó expertos que emiten opiniones
divergentes deben manifestar también lqs fundamentos
de ellas.
No dice él artículo cómo deberá procederse, si por
tener cada uno de los expertos distinta opinión, ninguna
alcanza la mayoría. Parece racional que entonce se
proceda como en el caso del artículo siguiente.
Art. 1.355. Si los tribunales no encuentran en el dictamen
de los expertos la claridad suficiente, podrán ordenar de ,oficio
nueva experticia por uno 6 más expertos, que también nombrarán
de oficio, siempre en número impar, los cuales podrán pedir á los
anteriores expertos las noticias que juzguen convenientes.
Nuevos expertos, i1usi-ados por las noticias que
les suministren los anteriores, pueden dar mucha luz
al tribunal en los puntos 'de hecho sometidos á otro
examen, para mayor esclarecimiento de éstos. En las
ulteriores designaciones no intervienen los interesados.
El Juez puede ordenar, sucesivamente, varias experticias
hasta que considere claros los puntos dichos. Puede
nombrar más de tres expertos, si lo tiene á bien. La
limitación del artículo 1.352 es relativá á las partes: Lo
único que se previene al Juez es que mantenga 'en los
nombramientos el número impar. Es práctica que el
tribunal disponga en su auto que los peritos nuevos se
unan á los anteriores para que decidan juntos. Esto es
facultativo.
Art. 1.356. Los jueceslno están obligados á seguir ci dictamen
de los expertos, si su convicción se opone á ello.
Nos reférimos á lo expuesto en el artícúlo 1.351.
El Juez éstá obligado á atenerse para su fallo í lo que
resulte de lapi'ibpor escrilo, de la prileba de /es/iço..
de las rCSUUCÍO;ZCS, de la covfcsi'$n y del jui'amcnto: no
]oque aparezca del didrmc de ¡s c.icrfos y del ve

252 -
conocimit'nto judicial, porque estos no son sino auxiliares
de la prueba, que el Juez es dueño de estimar Ó
desechar en la apreciación final.
Necesario es hacer aquí una distinción muy importante:
el resultado de una experlicia como medio auxi
liar de prueba no liga á los Jueces; pero, la estimación
efectuada por los expertos, en virtud de una convención
de las partes, ó de lo ordenado en la sentencia,
tiene fuerza de ley y no puede ser desatendida por el
tribunal, verbo y gracia. en el artículo 125 del Código
de Procediniiento Civil. En materia criminal los Jueces
están en ocasiones obligados á conformarse con el dictamen
de los expertos, por jenlo, en el caso del artículo
y, Código Penal, para la calificación de las
heridas; porque, coñforine al artículo 251 del Código
de Procedimiento Criminal, las declaraciones de los.
facultativos, peritos ó reconocedores sobre los hechos
que estén sujetos a los sentidos, y lo que, según su
arte, oficio ó profesión, expongan con seguridad, corno
consecuencia de aquellós hechos, forman una prueba de
testigos, etc.
La convicción del magistrado de que en este artículo
se trata es la que ha formado, por virtud de los
datos reunidos en el expediente, conforme á la ley. El
conocimiento personal que el Juez posea de loshechos
en litigio, como ciudadano,- como hombre, no debe influir
absolutamente en su opinioli para fallar ; porque,
silo contrario hiciese, sobrepondría su propio testimonio
y lo haría superior á todas las pruebas acopiadas
en el procéso; porque setenciaría en mérito de pruebas
ó datos que no habían sido discutidos en el juicio, y
contra los cuales la parte condenada no había usado
de sus derechos; y porque, en fin, es regla incontestable
de procedimiento que nadie puede ser testigo y Juez
en la misma causa, y el perito se asimila al testigo.
Teólogos y moralistas opinan que el Juez, en lo civil
y en lo criminal, no debe tener más criterio que el que le
dan los autos, quc en ellos tan sólo ha de hallar las fuen-

253
tes de sus convicciones para juzgar, y que si por ventura
el conocimiento personal, que de los hechos- contravertidos
ha adquirido, como particular, estuviese en contradicción
con lo que aparece probado en los au1os,
podrá cuando más separarse de la causa para que
otro juzgue, aunque no falta á sus deberes, si reuelve
y juzga de acuerdo con lo alegado y probado en el
expediente.
7ç)
De la inspección, ocular.
Art. 1.357. El reconocimiento é inspección ocular puede
prornoverse como prueba enjuicio, para hacer constar las circunstancias
6 el estado de los lugares ó las cosas que no puedan
óno sea fácil acreditar de otra . manera, sin extenderse á apreciaciones
que necesiten conocimentos periciales. - -
El reconocimidlllo 6 inpccci 'óiz ocular como medio
de prueba, no se halla 'en las anteriores ediciones del
Código Civil. Su omisión no estaba justificada por modo
alguno. La creación y determinación de los medios
de prueba de las obligaciones es materia que corresponde
á las leyes sustantivas, según liemos dicho en
el artículo 1.281. Hacen d'esde cierto punto de vista
parte del contrato que se celebra, porque los contratantes
deben racionalmente tener en cuenta para aceptar
las obligaciones contraídas á su favor, de cuáles
medios les permite la ley valerse para- . comprobar sus
derechos. Las disposiciones legales , que derogan ó reforman
los medios dichos no tienen, pues, cl'cro n'lroac-
¿iva, como sucedería si ellos perteneciesen por su 1 naturaleza
al Código de Procedimiento Civil, al cual toca
únicamente fijarlos trámites para la instrucción de la
prueba. Este artículo corrige el error en que se había
incurrido, relegando la inspección ocnir á las leyes de
procediiniento
i'i objeto del 'recoiwcim.ie;zfo de esta especie es hacer
constar las circunstancias ó el estado de los lugares
ó las cosas 'para lo cual no se necesite examen de

254
peritos., 'Trátase sencilla mente de compxobar uQestado
de hecho, para lo qie basta que se vea lo queac
'tualménte existe, sin entrar á establecer las causas que
han podido producir ese estado, ni las consecueñcias
más ó meno próximas que de él puedan derivarse. Ese
estado podrá á veces justifi'carse por medio de testigos;
que declaren sobre el hecho y sus circunstancias, pero
esta prueba puede resultar insuficiente, y no llevar al'
ánimo del magistrado que no ha visto los lugares, y las
cosas todos los datos indispensables para formar si
convencimiento de una manera cabal. Tales dificultades
las remedia la inspecci6n ocular, y por eso será siempre
riuy iti1 que sin valerse de Ói'nisionado 1..a practique
siempré él juez ,que.ha. de sentnciar el pleito. Véase
lo que decimos con relación al artículo I.35I.
- A-: 1.358. Sn los casos en (IUC pudiere Aobrevenir perjuicio
por etardo; Ios interesados pueden promover la inspección ocular
ante del juicio, para hacer constar, el -estado 6 circunstancias que.
puedan desaparecer 6 .modificarse con el transcurso del tiempo.
LI articulo precedente autoriza la zns5ecczon ocular
durané eljtiiéio, como medio de'prueba ; aqdí se concede
la facultad de promv'erla y practicarla antes de
que e haya abieito el litiio Se requieren para 'esto
dos cirEunstancias :' que pueda bbrevenir perjuicio por
retardo al interesado, y qde sé trate de hacer constar un
''estado 6 circun Sta nçias'cue pueden desaparecer con , el
transcurso del tiempo. Por ejemplo: el propietario de
un fundo ha padecido pérjtiicio, eh sus sementerás con
moti\o d haber, loto la cerca las vacas del colindante,'.
penetrado en la: heredad y destruido varios' plantíés:
Si 'nd pudiera promover inmediatamente el recono-
¿-imienlo ocular, suédería' 'qúe c$ndo lo solicitase des-,
pués de intentada lademanda por indemnización, habría
desaparecido la mayor parte de los , vestigios del daño
causado' .y éste vendría '-á. ser dudoso para el Juez
mismo. Para manteneriaprueba 'de que la cerca había
- sido 'destruida, el interesadola-dejaría sin reparar y ésto
podría ocasionarle nuevos daños.

Esta disposición es nueva en el Código: equivale
á la justiÍicación anticipada do nudo hecho que es
permitido hacer con testigos, y puede ser combatida
con prueba contraria.
Art. 1.359. Los jueces estimarán en su oportunidad el
mérito de la prüeba dicha.
Ya hemos dicho que esta es una prueba auxilia',
cuya apreciación confía* enteramente al criterio del Juez,
tanto cuando se verificó - antes corno cuando se -hizo en el
juicio. La sentencia es la oportunidad de apreciarla.
TITULO V
DEI. CONTRATO DF, MATR1ONiO
SECCION
Disposiciones £('n('nl/es
Art. 1.360. La asociación convu al relati'anent los bienes
se rige por las convenciones de les partes y por la ley
El con/ralo dc matrimonio á que se refiere este Título
es distinto del contrato de matrimonio, imateria del
Título-IV del Libro I y que ordinariamente se expresá
con el simple nombre de mo/riiioizi'o..
El artículo 63 determina los caracte-res esencialés
del matrimonio, y -el contrato -celebrado ante el Presidente
del Concejo Municipal , tiene por obieto establecer
el vínculo entre los contrayentes, así cómo los derechos
y obligaciones personales que entre ellos produce. -Es
te otro contrato es relativq t la asociación con yugal, pero
sólo en cuanto á los bienes.
Aquel es el contrato principal -que puede existir por
sí mismo: este es un contrato accesorio, Y q.ie por tanto
corre-la suerte dl primero. Puede haber matrimonio
sin- convenio sobre los bienes, pero «o - puede haber contrato
acerca de éstos - -sin matrimonio legal ó siquiera'
fn/a/zvo, artículo 136. - - - - - - - -
-. Defínese el con/ralo '/c uia/-ímo;ifo, lkt-rnado tan
bi(-fl cap z/n(aczoncs ma/i-iui-onia/e, el' c'onj n nto de pactos

yesti-p-ulaciones por los cuales los 'futuros cónyuges reglañ
los derechos y obligaciones les corresponderán
en sus bienes y en los bienes que pertenezcan . ,á la aso
.iaci6n conyugal. Este contrato es consensual y solemne,
4ilateraly á Wulo oneroso.
El sistema sancionado por nuestro Código enordeír'
ála asociación conyugales mucho más sencillo que'el.
contenido en los Códigos francés é italiano.. Se ha inde-
,pendizaclo también de las disposiciones del Derecho Ro-,
mano y de las antiguas leyes españolas.
Podemos , refundir nuestro sistema en pocas reglas
i cada cónyuge conserva el derecho de propiedad en
• su patrimonio; son comunes los bienes adquiridos durante
la sociedad conyugal y los productos de los bienes
patrimoniales, salvo, pactos contrarios.
2a. No hay constitución de dote, ni hay difereiwia'
entre bienes dotales y bienes ,parafenales de la mujer
todos los que pertenecen á ella son iguales y están suje'-
tos á las mismas reglas.
3L
Para los bienes comunes óg-ananáía?es existen
dos maneras : .la de la comunidad legal, que es general"y
procede del Derecho común, y la de la comunidad con-'
venciorial, que es la que proviene de las convenciones
de las partes, y modifica dentro de los límites de Ia ley
la• comunidad ordinaria antedicha; y
4 En suma, los regímenes son dos: el de comunidad
de bienes según Ja ley ó según las çpnenciónes
de los contrayentes; y el de' sej5aración de bienes, en que'
cada cónyuge hace suyo, los productos de sus bienes, y
pertenecen al marido, que es el jefe de la failia, los bie.
nes adquiridos durante el matrimonio, , con las cargas y
obligaciones correspondientes.
Art. 'i.6i. Los esposos pueden celebrar cualesquiera pactos
que excluyan 6 modifiquen la sociedad conyugal, y establecer, como
lo tuvieren á bien, el régimen de sus bienes en el matrimonio,
salvo las disposiciones del artículo siguiente.
La ley consagra en esta materia la mayor libertad
posible, á fin de que el arreglo sobre los bienes é inte-

257 -
reses no sea nunca obstáculo para la celebración dei
matrimonio Los futuro consortes pueden excluir en
absoluto"la sociedad conyul establecer el 'Fegimen
de la sepaaczon de bienes, haciendo constar en los pactos
que celebren las reglas á que deberán quedar sujetoslos
bienes 1. gananciales, encuanto á su propiedad y
distribución , porqu e, iendo el regien m de la separación
de bienes un modo de ser excepcional, puesto jue el re
gimén de la comunidad es el de derecho cbniún, nÓ tke
aquél su fuerza sino de las estipulaciones de las ` parté
y o dó' ló qúe' est's ¿allén ú' omitan deberá- deteiiniiiarse
por Frégimen cómúñ y órdinario eñ 'el matrimonio.
Puden modifica simplemente el régimen deiconilinidad,'y
establecer un modo mixto que,- participe
déid os regíménes»atento á. que 1 la ley concede.am.
plia qibertad á ló' ésposos para determinar el régimen
de sui bieiies en el natrirfloñio, con ciertas limitaciones
inludibléspor'su orden público. -'
Las modificaciones que puedeti pactar. se reducen
á'los bien'es gananciales y á la administración de los
patrimoniales: les lés permitido, por ejeinplo, estipular
que los frutos de: .inó d más fundos de la mujer ó
del marido no entrarán como gananciales en la.masa
de bienes pertcnecientes'á'la asociación conyugal, que
tal .
cónyuge tendrá mayor porción que el: otro en los
beneficios comunes, que contribuirá con menor cuotaá
las cargas, etc.
En sentir dé , los atitores, sería "ñulo elpacto..por
eF que , los • contrayefltés' declaran entérmiños gene
rales que ádoptán' para 'el : régime'nd sus bienesel
sitemcondenado por-una ley nacional:dei-ogada ópor
iinale.y extranje i a ,: sin especificai- en qué! consiste es
sisténia"có'n la»'reproducción de sus disposiciones.LAsí
xplian un precepto del Código francés,; admitido ;Or
él Código haliaiio,, ilue el nh1cstro pasó en 'silellcipquir
za por inutil
'Art i 62 Ser in nulos ] p tosque los esposos 1 hicie
-
O)
1
(, 1 7, —7,11

- 258 -
contra las leyes 6 las buenas costumbres, 6 en detrimento de los derechos
y obligaciones que respectivamente tienen ,en la familia, y
los contrarios á las disposiciones, prohibitivas de este Código y á
las establecidas sobre divorcio, emancipaçi6n, tutela y sucesión hereditaria.
,!
La restricción prevenida aquí es común á todas
los contratos y parece que s.quiso al enunciarla en est2
materia, exponer algunos casos que reafirrharan el pfecepto
general.',
Ya hemos dicho que este contrato de matrimonio
tiene sólo pQr, objeto el régimen de los, bienes de los
éónyuges y de la sociedad conyugal. Son, por tanto,
ásuntosextrañoslos pactos -que se refieran al vinculo,
á los derechos y obligaciones personales de los consortes-y
á todos los demás puntos reglados por las leye.
Esas estipulaciones no son nulas, sin embargo, porque
contengan materias inconexas; sino ep cuanto sean contrarias
á las leyes ó á las buenas costumbres 6 cuando
resulten en detrimento de los derechos y obligaciones
antedichos, á las dispoones prohibitivas del Código
y á las' demás á que ci artículo se contrae, y que vamos
á analizar en seguida. -
En esa sentencia, todas las referencias que contiene
el artículo son casos de pactos contrarios á las leyes;
pero el precepto es general, y debernos considerar los
mencionados corno demostrativos de los emi que puede
'hallarse interesado el orden público Las estipulaciones
serían nulas, si por ellas se pretendiese despojar al marido
de su calidad de jefe de la familia y del poder
que como á tal le corresponde; si se le despojase del
derecho de administrar los bienes sociales para dárselos
á la mujer ó á un tercero; si se diese á la mujer facultad
'de tener un domicilio distinto del domicilio del
marido, de'estar en juicio, tratar y contratar con absoluta
libertad, dirigir y gobernar los hijos; gozar sola
del usufructo de los bienes pertenecientes, á éstos, etc.,
ó si vice versa se aumentase su i;icapacidad prohibiéndola
acudir al Juez por la licencia correspondiente en los

'10 pernii*te parel SU P Il*r. Ica elel 111 a r
do,.
.40, 0
cte.
.
0
Deb e, c o ns*derarse 1 - ' ^ ta * 11 lo gp ^
0 á1 ti-i.uiu-an contrarlo a` . las le reS
e os P
pacto los 11110S ó las Iiijas segi-uran ii-na re
(Y1011 determi*nadq', 'tal ca.rrerc.t 11 Oficio, porqu'e coarta el
dereclio V 1 10, I)aclre la de c -1 * i r * i o- -Y ir la edil
Cació n de, lo s II, los, 1. li- CS . 111 .01.1 a po t . (-_.1.s t ac.
Patern * a Y' conio optiestos 1 a s 1) ti n as y
à los fi-nes del,^,iiiatriii-ioi.iio (- ¡e 110 teneor HIJOS o ele te-
- ner hástalin n i > iniero pret'lj*(), el de . cesar, la vi' (1 -Litia. con
dICIO11,1 C.I dk_, 0 lerarse, iiitittiaiiieii -te c tia 1 el lile,, 140 falta ele -
fideli'dad, e-L.]].(-) (1CO los
1.-Iijos qti(-~^. si ..la niujer
71 11 \7 I el a n o . oz r -a cle ]-.-- j)atri*a
potestad n l*. de los --elereclios lile-x>os .4rI s t, a (1 11 co ¡los
nes P atrinioniales (Ie'l pa(1 r-e' ' se (lejaraii j? or testC-riilieilto
0 C1,1 ot,rCt forma. t)osible al 1-)t-inier II lo
rn,

- 260 -
la autoridad rnaritl que le concierne. Así opinan algunos
tratadistas iespetables.
iVo, se vicia l útil por lo ¿nútil dice un afoHsmo
jurídico, y en él podenlo9 fundarnos para decir que si
en un (oit/rato dc matrimonio, se halla alguña estipii1a
ción nula.por los motivos antelichos, no por, eso dé'-
jarán de subsistir las demás, que estén ájustads
la ley.
1 363. Li' ucnor que con arreglo (t la' ley puede casarse,
puede también hacer donaciones y cualesquiera otros pactos
matrimoniales, los cuales sercin vílidos, si prestan su aproba
ción las personas cuyo consentimiento necesita el matrimonio, y
adernis recae autorización judicial COfl conocimiento de causa.
Las donaciones que no excedan diez mil bolívares no están
sujetas á esta autorización'
El hombre puede casarse á los catorce' años cumplidos
y la mu jer á los doce también cun'iplidos, artículo
65. y á esa misma edad sn hábiles pára celebrar capilzi/acwflCS
matrimoniales, si prestan su - aprobación á
éstas las personas expresadas en .]osartículos 8o; 81,
82, 83 y 84, con más la autorización judicial. Con estas'
restricciones es áplicabie la regla jurídica: 'J-Iabiljs
ad it ujiias, /iablliS a.dpocta nuptialia.
En, las capituláciones mencionadas disponen los
futuros cónyuges el régimen de sús binesy los de la
sociedad conyugal, pueden hacerse donaciones simples
ó recíprocas y celebrar otros pactos lícitos. Esás donaciones
estarán sujetas á reducción, conforme ál artículo
1.064. Terceras personas pueden hacer en aquel acto
donaciones á uno de los esposos ó á ambos, de acuerdo
con el artículo i .043.
Si el matrimonio contraído es nulo, son nulas también
las capitulaciones celebradás, salvo lo expresado
en el articulo 136, acerca del matrimonio contraído de
buena fe. ' -•
Si el matrimonio era so anulable, por falta de
edad, consentimiento, etc., conforme á los artículos 1241
126, 127 y 128, y después se revalidó ó ratificó en la

- 261
forma prevista en los preceptos citados, las capitulaciones
se revalidantambin, porque aquellos vicios no
producían nulidad radical. Pero, i los esposos tuvieren
que contraer un nuevo, matrimonio, ya porque no se verificaron
las circunstancias á las cuales da la ley fuérza
de ratificación, ya porque el matrimonió anteriormente
celebrado era radicalnentenuló, entonces las capitulaciones
matrimoniIes deben formalizarse nuevamente, antes
de contraerse el nuevo matrimonio.
-Las capitulaciones mct/rimoniales pueden ser esencialmente
nulas por haber sido celebradas extemporáneamente
ó por carecer de las solemnidades de forma
establecidas para su otorgamiento, artículos 1.365 y
-1.366: en esos casos la nulidad puede ser reclamada y
opuesta por todo.el que tenga iuterés en ello; pero, ,
la
que se deriva de la falta de capacidad de uno de loesposos
y de la falta de aprobación de ls personas cuyo
consentimiento se necesita para la celebración del matrimonio,
no puede ser alegada sino por el menor ó incapaz,
sus representantes y sus herederos ó causa—habientes,
artículo I.079 I)e lo que se desprende, que,
si uno- de los contrayentes es mayor y el otro menor, tocará
á éste únicamente reclamar la nulidad dicha.
Notemos que las personas á.quienes incumbe él derecho
de prestar su aprobación á las capitulaciones,
son las llamadas á dar su consentimiento para el matrimonio,
estén ó io invéstidas de la tutela. Supongamos
que el cargo de tutor se ha encomendado , , á un tío
por haberse excusado legítimamente el abuelo, éste es
quien según el artículo 82 debe dar su consentimiento
al matrimonio del menor, y 'quien debe aprobar tambien
su, contrato matrimonial. Es racional admitir que
cuando sea el tutor el llamado á hacerlo será necesario
oír al consejo de tutela, porque, las capitulaciones contienen
actos de adquisición, enajenación ú obligación
para los cuales no.. está autorizado el tutor. Si por carecer
de tutor el menor, -correspondiese ci conseiltimiento
al Juez de parroquia del domicilio del huérfano,

- 262 -
artículo 83, ese magistrado será también el que apruebe
las capitulaciones.
La aprGbación antedicha puede otorgarse en la
misma escritura contentiva del contrato .ó en un auto
ulterior auténtico, con tal que se formalice antes de la
celebración del matrimonio. En seguida. se presentará
todo lo obrado al Juez de Primera Instancia dél domicilio
del menor para el efecto (le la autorización consiguiente.
El Juez puede exigir que se produzcan todos los documentos,
inventarios y cuentas que considere oportunos
para llegar á alcanzar pleno conocimiento de
causa, y aun examinar diversas personas COfl ese objeto.
Podrá, flnalfrente, negar su autorización, y en ese caso
nada valdr'in las capitulaciones celebradas.
El menor no posee más que dos medios legales para-disponer
de sus bienes á título gratuíto el primero
es el testamento, donde procede libremente, si tiene
la edad indispensable, artículo 731; y el segundo es el
de las cap ilm'aciones matr/monials, con las formalidades
que hemos explicado.
Están exentas de autorización judicial L ; donaciones
que no excedan de diez mil bolívares en bienes
muebles 6 inmuebles, exención que se hace para facilitar
estos contratos cuando son de poco valor los bienes
que se trasmiten gratuítamente en ellos.
Art. 1.364. Para la validez de las donaciones y demás convenciones,
hechas en el contrato de matrimonio por aquel contra
el cual se ha pronunciado sentencia, 6 se está siguiendo juicio de
inhabilitación, es necesario la asistencia y aprobación del cnrad6r
que tenga, 6 del que se nombre al efecto, si no se le hubiere nombrado
todavía; y la aprobación judicial en los mismos casos en que
se requiere respecto á menores.
La ley se refiere al inhabilitado no al evirediélio,
porque se supone que éste se halla privado del ejercicio
de sus. facultades intelectuales, y no puede casarse,
artículos 67 y 126 mientras que el inhabilitado se encuentra
en el uso ¿e su razón y lo que no puede es disponer
de sus bienes, artícui 383. El curador no interviene

- 263 -
en el matrimonio, sino en las capitulaciones. La inhabilitación
produce efectos desde que existe juicio pen:
diente sobre ella, y bastará que haya sido promovida'
por persona legítima, de acuerdo con el artículo precitado.,
Anticípase la léy á la declaratoria legal, porque
con esto no cabsa ningún perjuicio á la parte, antesbien
la ampara en caso de duda contra todo daño.
Recordamos que el artículo 389 considera legalmente.zithabi/i/ado
al sordo—vudo, al ciesa de. nacímidn/c
y-al que hubiere cegado durante la infancia, y que respecto
de éstos no se necesita que se promueva juicio,
por lo que deberá concurrir siempre el curador al otorgamiento
de las convenciones matrimoniales.
Art. 1.365. Las capitulaciones matrimoniales deberán hacerse
antes de la celebración del matrimonio y por escritura pública. so
pena de nulidad.
Pero, cuando no exceda de dos mil bolívares la totalidad de
los bienes aportados por marido y mujer, y no hubiere Registrador
en el pueblo de su residencia, podrán otorgarse las capitulaciones
matrimoniales y carta de pago de los bienes de la mujer ante, el
Juez de Parroquia y dos testigos que presencien la entrega de los
bienes aportados. Sin embargo, siempre que en los bienes aportados
al matrimonio hubiere algún inmuebie, se otorgarán las capiiulaiones
ñiatriiñonialés, en lo relativo 'i él, en escritura p(thlica.
- Las ¿ai/uiaczones mi/rinzonia/cs• se han de hacer
antes del matrimonio para impedir que los contrayentes
procedan, 'si las verifican después, bajo las naturales inf'luencias,
que en uno y otro produce la unión conyugal,
sobre todo en la mujer, á quien la-autoridad del marido
puede inducir á convenir en pactos desventajosos.
Exígese también que consten de escritura pública,
porque si se hiciesen por documento priv ido seria facil
modificarlas ó alteçarlas en, cualquier tiempo, anteponiendo
fechas, etc. . ... ..., .
Todo esto'so y5t;u de izi/ídüd,. un razón deque tales
solemnidades son de orden público, pues m klchas pers o-
nas,ueritre ellas la mujer misma;.polría•n ser viçtias de
engaños y.extorsiones inevitables.-Esta nulidad. se e:\-
ti ende !, todo el acto, en tanto que la nulidad que ] )revt(-.

- 264
nc el artículo 1.362 se reduce al pacto contrario á la ley,
dejando subsistentes las estipulaciones que no adolecen
de vicio alguno.
Para que las capitulaci'oi-ies puedan otórgarsé áñte
el Juez de parroquia y los testigos, magistrado, que
rásin duda el del domicilio de los cónyuges 6 dealgúiío
de ellos, se requieren tres condiciones : priii'r, que
los bienes todos no excedan de dos mil bolívares sgunda,
que no haya Registrador en l pueblo dicho:. ytercera,
que se 'trate (le bienes iiiuebles. Ordénaseaqu-í
que si entrelos bienes aportados hubiere alguno inmueble,
se llene respecto de éste la- formalidad del registro
cualquiera qdeea el valor, suponiendo que para el caso
¡as capitulaci6ne se dividen en dos actos ó documentos.
Con arreglo 'ste artículo las ftz./zdaciones mairimoma/es
se protocolizan en la Oficina de Registro del
lugar en que se celebran, el cual erá indudablemente el
de la residencia de alguno de los futuros cónyuges, puesto
que allí ha de verificarse el matrimonio: no se tiene
pues en cuenta la situación de los bienes. Pero, nos
parce también fuéra de duda, que si las capitulaciones
contienen donaciones ú otros actos de enajenación dé
bienes inmuebles, deberán ser registradas además en la
Oficina correspondiente al lugar en que aquellos están
situados, dado que- sea distinto del de la residencia de
los esposos, en obedecimiento á los. artículos 1881- 1884
y-' 1885, preceptos de derecho común cuyo cumplimiento
es indispensable, para que tale actos valgan contra
terceros.
« - Art. 1.366. Para la validez de las modificaciones en las capitulaciones
matrimoniales, es- necesario que se hagan con ante-
- rioridad á la celebración del -matrimonio, que consten de escritura
pública, y que todas las personas que han sido partes enlas capitu-
-laiones estén presentes, y presten su consentimiento a-la modicaci6n.
-
- El contrato de matrimonio puede ser modificado por
- las -partes, con tal que las modificaciones se- hagan -antes

- 265 -
de la celebración dl matrioIi. En'tre aquél y éste
puede mediar poco 'ó mucho tiempo, y ocurrir por diversos
motivos la necesidad de reformar lo pactado:
En lascapitulaciones no son verdaderamenteparles
sino los futuros consortes ; pero, si ellos ó alguno de
ellos fuere menor ó estuviere inhabilitado deben áoncurrir
también 1os atos de modificación lós representanl
de los contrayerites lega
expresados, y • ésó se tes
refiere igulmente este artícrílo bajo la denominación de
zr/es. Los teréeros que han` intervenido como donantés
debenser llamados también áasistir cuado las alteraciones
del contrato matrimonial se relacionan '¿oh' las
donaciones hechas por ellos.
Prohíbese que las alteraciones se veriríquen después
de contraído el matrimonio, para asegurar la observancia
del artículo anterior, pues de nada valdría que el
contrato matrimonial deba preceder al matrimonio, si
pudiese reforinarse por , ulteriores oncnios
Las modifl'cacioiiesajustada con posterioridad son
nulas, tanto para las partes, como respecto de tereros.'
Art. i . 367. Toda modificación, en las capitulaciones matri-
• nioniales, aunque revestida de las formalidades prescritas crí el
.rtículo añterior, queda sin efeéto respccto terceros. si ilnáren
de Ios protocolos de lii cs&itura rcst)éctiv ná se ha anotado la eistenci
dela escritura que contiene lLflOdif]CaCi6u1.
i No se daríi Copia de la escritura d capitulaci(-)ules matrimoniales,
sin la inserción. de la 1)rcdlcha nota, so pena. para el que lo hiciere,
de pagar dados perjuicios y de la 1u' se le irnpOflga . Cfl • juiio
crimini1, 'si hubiere luq'r 'í llo.
Cuando su falta : los re'quisitc)s exigidos 'u est irticulo,
la nulidad se produce sóío respecto de terceros
en cuanto á las pa'ites, son válidas las modificaciones,
que constan de documnto registrado.
El Registrador que expide la copia sobredicha, con
omisión de la nota 'de 4ue las jiWlaciones fueron modificad-s
por un 'acto posteridr, - puede ser causa de que
ia''er5ona a quien ch aquel testimonio \ c rifiquc una m
go'ciríéióh perjudicil s ihterdsé, cii 'el' oncetá 'de

266 -
que hubo 6 no hubo entre los esposos éstos ó aquellos
pactos: es justo que responda de los daños y perjuicios
que con su. omisión acarree. Si hubo dolo en prekrniitir
la not, merecerá aemás ser penado en juicio criminal.
Bueno es recordar aquí queel cónyuge comerciante
está obligado además á hacer anotar en el registro de
comercio de la jurisdicción en que tiene su domicilio mercantil
las capzL'€la-iones mafr'ímoniales que celebre, según
el número 49, artículo 24 del Código de Cómercio
en el término (le quince días que rija el artículo 25, y ba-'
jo las penas establecidas en el artículo del mismo ., Código.
.
Art. 1.368. El rimen del contrato de matrimonio, eualquiera
que él sea, no podrá can)blarse ni modificarse, después de
celebrado el matrimonio. - -
Esta prohibición se funda en las razones expresácias
en el artículo 1.365. Véanse los artículos y
1.415.
Los contrayentes no pueden pactar que estarán sujetos
á un régimen durante cierto ,tiempo y después á
otro régimen. En opinión de algunos autores pueden
sí someter el régimen futuro de los bienes á una condición;
siempre que, esta no sea bolestaliva, sino casual;
por ejemplo: si estipulan el , régimen de separación de
bienes con la condición de que si-tjenen hijos este régimea
se cambiará en el de comunidad legal. La disposición
de la ley nos paree. sin embargo, terminante, yno
admite ninguna interpretación que altere sus efectos.
SECCION
DE 1.A SOCIEDAD CONYUGAL -
Di fto çzczones gene; ale ç
Art. .1.369. Entre marido y mujer, si no hubiere convención
1..n contrario, existe la sociedad conyugal, cuyo efecto es hacer comunes
de ambos por mitad las ganancIas 6 beneficios obtenidos du

- 267 -
rante el matrmonio, según lo establecido en el párrafo 39 de esta
Sección.
Los cón\'uges no necesitan estipular la sociedad
conyugal: la ley establece por ellos y fija de antemano
las reglas que la determinan, cuando las partes no quieren
modificarlas. Si la sociedad pactada por los consortes
es nula, rige la sociedad legal.
Siguiendo la opinión de varios expositores, si dos
venezolanos se casan sin contrato en país extranjero.
donde es otra la regla en esta materia, deberá suponerse
que se someten á su ley nacional, que es la
que conocen, á menos que aparezca ser otra la intención
que tuvieron, y lo mismo podrá decirse (le dos
extranjeros que contraen matrimonio en- Venezuela.
Esta es una cuestión de hecho que los jueces deberán
resolver por las circunstancias de la causa.
Creemos que si el caso se presenta entre un venezolano
que se casa con una extranjera en ci país
de ésta, ó de un extranjero que se casa con una venezolana
en Venezuela, sin expresar á qué régimen
sjetan SUS bienes, ci punto debe resolverse conforme
á la ley del país en- que se celebra el matrimonio.
La sociedad conyugal se distingue en varios puntos
de la sociedad civil ordinaria, artículos i.6o8 y
siguientes.
En primer lugar. es 6 puede ser de ganancias
ti/ido uniz'ci-sal, lo cual está prohibido en las demás
sociedades, artículo .6io. En la asociación conyugal
cada contrayente tine ventajas fi derechos particulares
que no poseen los socios ordinarios: así, el márido
ejerce exclusivamente la administración sin tener
que rendir cuenta de ella. artículo 1 .393 puede en a-
jenar los bienes sociales, hacer de ellos donaciones
moderadas, sin el consentimiento de la mujer, artículos
¡ y y la mujer, por su parte, l)edle
hacer cesar la sociedad conforme al artículo 1 .396
puede- renunciar la soccdad después de disuelto el
matrimonio, artíc:) .4! . en n!fl9'u) caso Cst! ú:li-

268 -
acla 'p or las deudas sociales á más de lo que re-
Presenta su emolumento en la asociación, artículc
1.411.
' por (iltimo, las sociedades ordinarias pueden
establecerse por cierto tin'po, y tienen por objetó repartir
utilidades 6 beneficios, cuando la sociedad conyugal
es por su naturaleza perpetua, > su objeto es
satisfacer,, las cargas y obligaciones del matrimonio,
Art.n. Esta sociedad empieza, precisamente, el día
de la celebración (tel matrimonio cualquiera estipulación contraria
será nula.
Si antes de la celebración del matrimonio y después
formalizadas las capitulaciones de éste, el
futuro marido ha entrado en posesión de los bienes
aportados por la mujer, ninguna sociedad se ha verificado
entre ellos, y si el matrimonio no se efectúa,
aquel estaría obligado i restituir los bienes recibidos
con sus productos. Los contrayentes no pueden anticipar,
ni retardar el .día en que empieza la sociedad,
conyugal.
En Derecho civil ¡¡o hay ninguna diferencia entre'
el matrimonio consumado y e1 que no lo está., que
los canonistas llaman
Art. 1.371. La sociedad conyugal se rige por las reglas
del contrato de sociedad, en cuanto no se oponga á lo determinado
ex este título.
La sociedad ordinaria es el género, la sociedad
conyugal una especie. En el artículo 1.369, señalamos
los principales puntos de diferencia que entre
ellos existen. Esta disposición nos indica que la ley
no considera el estado de los bienes en el matrimocomo
un estado de comuzidad, ¿lue es 'simplemente
pasivo, aunque así se denoiiina algunas veces
en derecho de sociedad conyugal, que resulta solo
de los preceptos dl Código, sin estipulación de los
contrayentes, sino que oçena que se estime corno
una sociedad civil de carácter especial.

- 269-
De los bienes propios
de los cónyuges
Art. 1.372. El que promete patrimonio á alguno de los
c6nyug.es debe pagarlo de sus propios. bienes, aunque tenga en
su poder bienes del esposo á quien ha hecho 'la promesa, á
menos que al hacerla exprese lo coútrario.
Concuerda C011 los artículos 1.098, 1. LO [ Y 1. 184.
Se refiere al padre, al tutor y á otras personas que
administran bienes, así como al que sea deudor del
esposo a quien promete patrimonio, y en general al
que se obligue á ello: y ti~ne por objeto evitar dudas
que püedan ocasionar pleitos. .
Esta regla es semejante á la que se encuentra
establecida, respecto .de la. promesa de dote, en
las legislaciones que han sancionado principios espe- .
ciales para el r

270 -
desde el día en que debió hacerse la entrega; y á falta de plazo,
(lCSde la celebración del matrimonio.
El valor del patrimonio CS L1U4 deuda sujeta á
las reglas ordenadas para el cumplimiento de las obligaciones.
Al vencimiento del plazo, si lo hubo, el
deudor incurre en mora, artículo i.188; la celebracíón
del matrimonio es el término- señalado por la
ley, para el caso en que no se haya estipulado plazo
para . 'un día posterior. y no se necesita -requerimiento.
-
Cuando se haya prometido una cantidad de dinero
se deberán los intereses legales por la niora, artículos
1. 196 y
1. 720 Si el patrinlonio consiste en una
casa o héredad determinada, se deberán las rentas que
esos predios produzcan ó han debido producir.
Art. . 1.375. El P1tr11onio (le
no sólo de los bienes e derechos
aportan al matrimonio, al tiempo de
los que durante él 'adquieran por
gado. -
los cón yuges se compone
que la mujer y el marido
contraerlo, sino también de
donación, herencia 6 le-
El patrimonio de cada cónyuge se compone de dos
clases de biene, á saber: los que aportó al matrirnonio,
muebles ó i'nniueble, corporales ó incorporales
y los que de una y otra especie adquiere durante
el matriinnio por los títulos lucrativos ex. presados
Al decir la ley los bienes y derechos que'abor/an
no debe entenderse, que los cónyuges -pueden reservarse
alguno sin aportarlos como los socios ordinarios.
Sería más exacto decir: los bienes y derechos
que á cada cónyuge pertenecen el día de la celebración
del matrimonio. Como nuestro Código no reconoce el
ré'imev do/al, no pueden - excluirse ningunos bienes
del aporte, á menos que los cónyuges quisiesen adoptar
el — régimende la separación. en cuanto á algunos
bienes. De todos miÇdos;-eLartículo se contrae á determinar
qué bienes forman el afrimonio del cónyuge,
y allí no cabe distinción.
Todos los demás bienes no comprendidos en las

271 -
dos series mencionadas pertenecen á la sociedad conyugal.
Art. 1.376. Se hacen del patrimonio del respectivo cónyuge
los bienes inmuebles adquiridos durante el matrimonio:
i9 Por permuta con otros bienes propios del cónyuge.
29 Por derecho de retracto por parte del cónyuge.
39 Por dación en pago del patrimonio del cónyuge.
Los bienes expresados en los tres números de
este artículo provienen de los mismos orígenes referidos
en el precedente.
Es claro que si una propiedad se cambia por otra,
debe la adquirida ser del dueño de la permutada, en
tanto que la sociedad no haya teñido que deseiiibol-
.sar nada para cubrir diferencias del valor.
Si la sociedad ha suplido la cantidad necesaria
para rescatar el inmueble del cónyuge, vendido por
éste antes ó depués del matrimonio con pacto de refracto,
el inmueble rescatado pertenece al cónyuge, pero
la sociedad será acreedora del valor que para aquel fin
proveyó. Igual regla es aplicable en el caso de retracto
lgal, artículo 1.492.
La dación en ago se vc:ri1ca tanto cuando se paga
el patrimonio prometido ó alguna parte 1 tie qtiedd sin
satisfacerse, como cuando se le paga al cónyuge algún
crédito anterior al matrimcnio, y que por tanto le 'pertenecía.
En este mismo caso están los bienes adquiridos
por el cónyuge en virtud de un litis una prescripción,
si, comenzados antes y concluidos •después del
matrimonio, así como tarnhin por resolución ó reversión
de contratos precedentes, porque son todos derechos
anteriores á la sociedad conyugal.
1.377. Pertenece i la mujer io que se ha adquirido por
compra hecha con dinero de su patrimnin, previo consentimito
de ella.
Es indispenable que la mujer d previa lile nt( su
consentimiento en la forma legal para esa adquisición.
Este precepto se encamina á favorecer en primer ter-

mino á la mujer, atento á que puede no ser gentajoso
para ella Ia compra que con su dinero se hizo,
y dspués á determinar respecto de terceros el
doniinio de los bienes que se encuentran e n la nas
común,'a evitar dolo ó:error que losdae.
Si á la'tinijcr no le conviene la adquisición hecha
.sin su 1 voluntad, podrá. rechazarla al disolverse la sóciedad
y exigir el valoren dinero, como antes existía;
pero, nos parece indudable que aunque se haya JJ
efctuado sin el co9sentimiento de la mujer, puede
el a reclamar la cosa comprada con su dinero, len
oposicion a los acreedores del marido Ó'& la comuflidad,
en fu'e' rza de la bipoteca legal abhcedida' pdI ' 'el
articulo 1853, numero 50 en el upiiesto que tse hizo
el registro que ordena la lev
L. mujer no puede rechazar pdteriormente 1los
bienes que' , se han adquirido con su consentirninto
;y con , dinero de ella, á menos q 1, ,uebe que 'el
marido procedió, con dolo para 'jrjudicarla LiVese
caso ella seria acreedora de la sociedad conyual por.
el dinero de su patrimonio invertido en l adquisiéión
iñencionda.
La ley habla aquí del censnm 1zzento p eJzo? de, la
mujer. . Ese. caso se presenta , ,cuando.el marido,,como
administrador de. lOS bienes.patrinoniales de ella,
adquiere para la mujer,, lo que puede , hacer legalmente
porque, lo que la leyle próhibe efectuar por : sú.sola
voluntad es enajenar los bnes raíces de la .mujer,
artículo 1,381. Debe entonces constar, y sin, duda
por acto auténtico, que la mujer ha dado.s,u consentimiento
para la adquisición, consentimiento que
ella otórga sin necesidad dé ser autorizada por .el marido
ni por el Juez, pues la l'i'éencia del.maridova
implícita en el hecho de adquirir conforme á. la voluntad
"expresada por la mujer.' Púede sucedertambidn que.
la mujer figure' personalmente en él acto de adquisición'coii
permiso del 'n'iarido, 'y'allí'•queda establecida

273
la prueba CI e su cons,^entimnento d e a dqinrirg que. no po^,
drll9a--en man'Cra alguna contrad«ecnrseo,
Ar, tc^> x o 37. Lo,- s -b xenes adquirídoc,>- 0 por -e =4 ¡nar íd* o durante
el MatwRMO jo n_ ¡o 0 con dinero Propio suvo corresponden, ¡'A la -1510CLe 0
dad cony— Uga 1, á- no, >sér « que e inaricio . hub iere de'c
forma, auténtica al. t Í e -m 0, d e 1 a a ¿,ju's i i * c'6. x n que los , larado",-'en
PH el precio corresp.oñderá"o'
adquirió
para s, perol en el, imer caso
`del
al ea~*
pi-tal marítal, en la cant`dad q -# ue se saco MISMO
1 marndo, -es a d m. i n i st ra d-o.r, d.c la sociD edad`.-COHI-
C> 0
Uwal y debe .^TrItre s 11 m i 0
y rs e qu el- las _adquisiciones . , qbe
hace - s_on r'esultad.O-S de. la` adm-inis.tra,cion, art,Reulo
V4 .no el 900 D e, _aq un qu e cuand o- e. ornP ra bleries C con .1_ d k nercy
P r-OPno C leba ha-cer la d -e Claratoria ex-i

como , para los-efectos
conyugal.
274 -
de la liquidación de la sociedad
Art. 1.380. Corresponde al marido la adniinistraci6n del
patrimonio ele la mujer, y es responsable de todos los perjuicios
que ésta experimentare por Su culpa ó negligencia.
En esta adrninistracióii el marido tiene facultades
limitadas, como no sucede tocante á la sociedad conyugal.-
Es, sin embargo, un administrador privilegiado
en comparación con los demás administradores comunes,
pues no está obligado á dar fianza ni á rendir
cuenta de los productos de las cosas que administra.
Disuelta la- sociedad tiene el deber de restituir
los bienes, y derechos de la mujer, y es responsable
de las pdrdidas. daños 6 desmejoras que aquéllos hubiesen
padecido por hecho, imperici ó negligencia del
marido, artículo i.ro.
Art. 1.351. Los bienes raíces de la mujer no podrán ser
énaenados ni hipotecados, sin su consentimiento expreso, y
previo decreto judicial con conocimiento de causa.
Para enajenar otros bienes de la mujer, que el marido esté
6 pueda estar obligado í restituir en especie, basta el consentimiento
de ésta.
La mujer no puede enajenar, hipotecar ni empeñar
sus bienes sin licencia del marido, artículo 82;
pero, ni la mujer ni el marido pueden enajenar ni
hipotecar los bienes raíces de la mujer, en ningún
cago, sin que precedo aprobación judicial, conforme
á este artículo. No se exige para esto justificación
de utilidad 6 necesidad, como con al menor: basta
que el Juez tenga conocimiento de causa, el cual puede
formar con los documentos, cuentas -y papeles que se
le presenten y con los demás datos y pruebas que
quiera mandar instruir. -
- Bajo la denominación de bienes raíces compÑnde
la ley todos los bienes inmuebles, de la mujer,
así corbo ra/es romo zncorporales. De suerte que la regla
es extensiva no solo á los fundos y eificios,
sino también á los inmueb les por su destinación ó

'75
por ministerio de la ley, é igualmente á los derechos
reales sobre inmuebles; artículos 445,. 446 Y447-
Véase lo expuesto en el artículo 182.
Aquella comprobación se exige rigurosamente
cuando la mujers menor, porque entonces deben
observarse •por el marido las disposiciones relativas á_
la curatela, artículo .364.
Sin previo decreto del Juez no se pueden ena
jenar tampoco bienes müebles preciosos de la mujer
y otros cuerpos ciertos determinados, que son los que
el marido está obligado á restituir como cosas individuales,
como joyas, alhajas, cuadros históricos, etc.,
que poseen, un valor cuantioso y especial. No es así
cuando se trata de, ganados, géneros, frutos, papéles
de crédito, etc., que el marido deberá pagar á la mujer
con dinero ú otros , valores de la misma especie, pues
para.la enajenación de esos basta el consentimiento
de Ja mujer.
Es sensible que nuestro Código haya dejado desamparados
de la garantía judicial los demás bienes
muebles de la mujer, por haber seguido en este punto
al pie de la letra al Cgo francés, que fue redactado
á principios de este siglo, en una época en que
los principales valores patrimoniales de las. familias se
'constituían en bienes raíces, y los bienes muebles
eran de escaso interés é importancia. Hoy no acaece
lo mismo, pues el movimiento industi-a1 del mundo
de los tiempos posteriores ha dado á los bienes muebles
una significación econóniica incalculable, y muchas personas
radican gran parte de sus caudales en acciones
de . ferrocarriles, de empresas 1 agrícolas ó mercantiles,
títulos de Deuda .públia, etc. La misma
observación hemos hecho en cuanto á los bienes de
menores, artículo 33.
El consentimiento de la mur ha . de constar
en los actos de enajenación, para . que . el marido
pueda probar que se leió por aquel medio; á menos
que Jos negocios admitan por su cuantía la prueba

de testigos. N o hay inconveniente legal en que el
cOI)sentimiento dicho sea otorgado por un acto auténtico
anterior.
Art.] ..3X2. Cuando l1ubiere fundados motivos para considerar
en lwligro el patrilllonio ek la mujer, podrá el Juez,
á solicitud ele ella, del que hubi{;re constituido el patrimonio ó
de alguno de aquellos en quienes puede recaer la obligaci6n
de alíment:1r ,í ,dgul1o de los cónYl1ges 6 á tos hijos del ma-'
trimonio, dictar las providencias que estime condt'centes 6 evitar
aquel pdi,\!,TO.
Si tales medidas no bastarcl1 :t este tin, poclr6 la mujer
pedir la separación de bienes.
Esta disposición autóriza;t la mujer para solicitar
del Juez que dicte sumariamente las providencias precautelativató
necesarias á tin de asegurar el patrimonio
de ella, cuando por mala administración del marido corre
peligro de perderse. El tribunal puede nombrar
entonces un administrador auxiliar, sin el cual nada
puede ejecutar el marido,ó privarle enteramente de
la administración yaun poner los bienes en depósitc, según
la naturaleza de estos y la gravedad de las circunstancias.
Ademas de la mujer, pueden reclamar aquellas medidas
judiciales las personas expresadas en el artículo,
porque influida la mujer por el afecto al marido Ó' por
el temor que le infunde, puede resignarse á perderlo
todo antes que denunciar la mala conducta del marido,
y por eso acuden en auxilio dé ella lJersonas interesadas
por su suerte.
No concede la ley esa facultad á los acreedores de
la mujer, porque ellos no vendrían sino. dominados por
un interés exclusivamente pecuniario, y este recurso se
acuerda más bien en amparode la familia y por mi. interés
moral.
Estos motivos pueden autorizar á la mujer para pedir
la separación judicial de bienes, artículo 1.400. El incisp
que finaEza este artíéulo se ha agregado ahora para
hacer claro. 'i;rminante el derecho de la mujer á pedir

J'T277 ---. '-- --
la separacióñ de Iienes cuando las medidas precaute'-
lativas no bastan para garantizar el patrimonio de ella
contra la mala administración del marido. Antes ése
derecho se decta du de la , mente y propósitos' lel , legislador;
ahora es para todos indiscutible. Los tribunales
no pueden acordar por ese respecto, la separación
de bienes, sino cuando esté demostrado que las medidas
tomadas por los Jueces son insuficientes para el objeto
de evitar la ruina de 'la mujer. No debe' olvidarse
que el--rnarido trae de la' ley el derecho de - admi
nistrac'ión, que la sociedad conyugal la establece ella
también, y por tanto debe haber graves razones para'
sobreponerse á lo que la ley tiene de antemano ordenado.
Por lo demás sabemos que la mujer quç/ha obtenido
la separación de bienes debe contribuir' á la educación
y alimento de los hijos, artículo 1.412:
En el artículo 1.396 tenemos otro caso nuevo de separación
judicial de bienes durante el matrimonio.
Art. 1.383. El patrimonio de la mujer quedaráobligado al
importe de los gastos diarios 'y usuales de la familia, causados por
la mujer 6 de su orden, con tolerancia del marido; pero en este
caso deberá hacerse previamente excusión dejos bienes gananciales
y de los del marido.
Como es sabido, la mujer no queda obligada por
ningún acto ni contrato que ella celebre, sin expresa licencia
del marido ó del Juez en sus casos. Exceptúanse
los gastos de que habla este artículo, porque la
mujer tiene habitualmente á su cargo la administración
interna del hogar, y respecto de • éso conviene que merezca
crédito de las personas que cotidianamente traten
con ella. Esta obligación que recae sobre la mujer
y por cuyo cumplimiento puede ser éjecutado el patrirnonio
de ésta, es subsidiaria, pero debe hacerse primero
é-xcusz*óil. de los bienes gananciales y 'de los del
marido. Toma aquí la ley, esa palabra en el sentido de
que debe reclamarse el pago de la deuda al • marido
y ' seuirse ejecución contra loa- bienes sociales que admnistra
y contra sus bienes prpiosy cuando ha que-

- 278 -
dado comprobado que no hay con qué pagar al acxeedor,
podrá dste pedir qu se trabe ejecución contra los patrimoniales
de la mujer. Para la excusión mencionada
no se observan, pues, los trámites que previene el Código
con relación al fiador, artículo 1.794.
Sup6nese que ci marido otorga á la mujer manda/o
tácito para tomar á crédito los gastos referidos, y como
consecuencia de esa presunción no debería ella ser deudora,
puesto que procede como mandataria; pero, ya
hemos dicho el motivo especial que indujo al legislador
á ligarla personalmente en la deuda. Excusado es
añadir que el marido puede revocar esa especie de mandato,
ó mejor-dicho, des'irtuar la presunción que existe;
y sería, advirtiendo personalmente á los suministradores
que no responde de los suplementos que hagan á
su mujer, ú publicando avisos por la prensa, pero este caso
puede resultar- Ineficaz, porque nadie está obligado á
leer los periódicos ú otros impresos. En Fa tolerancia del
marido es que se funda el mandato tácito, y desaparece
desde que consta ser otra su voluntad.
Los gastos que permite el artículo son los diarios y
usuales de la familia, los cuales comprenden las provisiones«
de boca, los vestidos indispensables y otras cosas
necesarias para la vida y la conservación de la salud,
como los medicamentos, etc. Todo le, que exceda de ese
límite seria indebido, y no produciría obligacióp alguna
para el marido ni para la mujer, por ejemplo, vinos
y manjares de lujo, vestidos de gala, muebles y otros
efectos de simple recreo ú ostentación.
Tampoco habría obligación eficaz, si aunque usuales
y necesarios, los gastos hechos por la mujer fueron
excesivos respecto de la condición moñetaria del marido
y de la mujer, que el acreedor no ignoraba, por lo
que se expuso voluntariamente á perderlos por insolvencia
de los obligados.
39
Del haber de la sociedad conyugal.
Art. 1.384. Pertenecen í la sociedad:

-
i9 Los bienes adquiridos por título oneroso durante el matrimonio,
á costa del caudal común, bien se haga la adquisición
á nombre de la comunidad, 6 bien de uno de los cónyuges..
29 Los obtenidos por la industria, profesión, oficio, sueldo
6 trabajo de ambos cónyuges ó de cualquiera de ellos. -
39 Ls frutos, rentas 6 intereses devengados durante el ma- -
trimonio, procedentes de los bienes comunes «de los peculiares
de cada uno de los cónyuges. -.
Péro, en ningún caso podrán ser embargados los frutos de
los bienes propios de la mujer, por responsabilidades del marido
6 de la comunidad, 'dejando en descubierto los alimentos de ella
y de sus hijos,. salvo los casos en que la ley declara también resposab1e
á la mujer- .
Celebrado . el matrimonio se crean en cietomodo
tres personas jurídicas . distintas entre sí; la , sociedad
conyugal. que es un- ,cuerpo moral con sus derechos
y obligaciones peculiares, y las 'Personas de cada
uno de losóny.uges, que son independientes una
de, otra. Decimos en cierto modo, porque' conforme á
la doctritia, la sociedad enunciada no es un persona
lidad civil verdadera, atento á que la ley no la reconoce
corno tal, por lo que concurriendo acreedores de
la asociación con 1 acreedores de tino de los.cónyuges,
no tienen aquéllos preferencia para que se les pague
después de la disolución', con los bienes comunes.
En este. prrafo se enumeran los valores que con s-
titiyen el haber ó sean el. activo de ,la sociedad; en el
párrafo siguiente se expresan las (a;lças.,ó: sea
s.vo.
e rtenec1 a la sociedad todos los bicnes que no
han ido áportados por los cónyuges, ni han sido ad
quiridos por estos durante el matrimonio por uon icion
herencia o legado, ni están comprendidos en el articulo
1 376 Todos esos bienes se llaman comzinc o aiuv
cilei. No importa que la adquisición se haga á nombre
de . la .comunidad ó á hombre de uno d los consortes
la cosa adquiri ia nertenecera a la , soued i
1 enos que conste quc e adquirió —con dinero prop

280
del cónyuge, proveniente de su patrimonio, según lo
prevenido en los artículos 1:375 y r:376. -
Dé aquí que corresponden á la sociedad todos 'las
bienes adquiridos á 'título oneroso, durante el matrimonio,
por venta, permuta, etc. ,, COfl tal que esos cont?atos
se'efectúen á costa del caudal común, ya por dinero
de éste, ya por otros bienes ó valores comunes,
cualquiera que sea el nombre del cónyuge que figura
como adquirente.
Corresponden también la Sl ocieldad los que se bbtienen
por la industria, profesión, ofició, 'sueldo ó trabajo
de uno de loscónyuges porque se Presume que el
oto cónyue concurre también á ganarlos l con' su admiiitración,ciidádo
economía, y con mayor razón los
que sonadqúiridos con - el'trabajo - y esfuerzo de ambos
cónyuges..
Y corrponden, finalmente, á lámisma cmuidad,
los productos naturales y civiles de los bienes comunes
y de los p'atrim'o'ni 'ales,' conforme á lás feglás establecidas
en él Ust5Fiuc'rÚ. -- -
Los bienes gananciales respondede las obligaciones
de la sociedad y de las , deuas del marido. La ley
exceptúa, en beheficiode la familia, los frutos de los
bienes de la mujer, cuando si se érñbi-garan,' por obligaciones
del 'maidó ó por deudas dela comunidad, quedarían
sir álirnntos' ellsds hijos. E el texto del
Código antéri6r se leía': de él/os y de sus 4z/os, lo que
parecía indicar que los alimentos del marido, gozan de
igual protección : era un ,error de copia, , , y prueba que
el precepto legal se reherea la mujer y a los hijos so
lamente, que no es aplicable, al ¿aso en que la mujer es
responsable también de la obligacion ¿omo eni. el articulo
1383 En esta reforma se ha corregido y dice de
ella y de sus hijos, que es lo, coriforme al sntido de la
ley r Este inciso final del articulo que analizamos, es es
pecial de nuestro Código actual no ha sido tomado de
los Códigos extranjeros que sil vieron de guía 'á nuestros
codificadores, ni se halla en la edición de 1873'.'

--281
Art. Cuando pertenezca á uno de los cónyuges
una cantidad pagadera - en cierto número de años, no corres-
ponden í la s.ociecltd las sumas cobradas por los plazos vencidos
durante el matrimonio, sino quese estimarán como parte
del patrimonio propio, deducidos los gastos de su cobranza.
Esas cuotas periódicas no son productos del patrimonio,
sino partes integrantes de este.rnismo La cosa
aportada es un crédito cuyo pago entra por partes al
haber del cónyuge, deducidos los gastos que hayan sido
necesarios para ese efecto. Lo cual es distinto de los
rédifos qud satisfagan periódicamente : á un cónyuge sus
deudores, jor ctntidades de dinero que de él hayan recibido
ó por otros respectos: esos intereses son biene
ganan ciales, y lo serían también los que junto con las
cuotas antdichas se pagasen al cónyuge.
Art. -1.386. El derecho de usufructo 6 de pensión forma
parte de los bienes propios del cónyuge á quien, pertenece
pero las pensiones y frutos, correspondientes á los primeros
veinte años del matrimonio corresponden á la sociedad conyugal
en los cuatro quintos, y al cónyuge respectivo el quinto
restante. De los veinte en adelanté, todos los frutos y pensioiies
pertenecen á la . sociedad. -
El dereelw de usufruclo, de peflsión ó renta es parte
del patrimonio del cónyuge beneficiado, de suerte que
si este sobrevive á la disolucion de la sociedad. se lleva
íntegro aquel derecho, sin tener que dividirlo conel
otro cónyuge ó sus herederos. lo mismo que los otros
bienes propios.
La regla en cuanto á -los frutos y productos del
usufructo ó pensiones, es diferente de la expresada en el
anterior articulo, porque éstos no son capitales sino intereses
ó rentas, deque .goa- el cónyuge usufructuario ó
• pensionado para atender á sus gastos ó necesidades, y
es natural quecontribuya- con ellos .laS cargas comunes
de la sociedad. .
Sin embargo, la ley separa. por equidad, uñ quinto
del m.nto. de los frutos ó pensiones á favor del cónyur-e'
í quieu pertenece el derecho de'devengarlo, para. .uiner.ar.así
su patrimonio, con la acumulación succsi a

282 -
(le veinte años, y lo aplica toJo después á la masa de
binesgananciales. Supongamos que la mujer es el
cónyuge usufructuario y que - el usufructo representa un
beneficio liquido dediez mil bolívares: el marido, como
administrador, lo recibe todo, y abonará én los primeros
veinte años, ocho mil bolívares anuales á la sóciedad
conyugal-,) dos mil al habei d 11 muj er, por onde re
sulta que si, por ejemplo, ,
jeo, mueie el marido á los quince
años de esa cuenta, la mujer te'iidrá derecho de reclamar
treinta mil bolívares pbr los quintos "acumuladós, y
devengará en lo adelante todos los frufos por ser de ella
el usufructn.,
Art. r.3s. El usufructo de los cónyuges en los bienes de
sus hijos, aunque seande otro matrimonio, pertenecen á la sociedad.
lNr, en nintún caso podrán ser embargados por responsabilidad
del padre ó de la madre frutos de dichos bienes, dejando en descubiert
la ohl•iaci6n (le alimentos y educación de los hijos á quienes
perfenezcaii. -
El usufructo de los bienes del hijo pertenece al pa'--,
dre y en su defecto i la madre, como atributo de la pa1
tria potestad. artículo 247. La ley asigna á la sociedad
el beneficio del usufructo rnenciouado, aunque proceda
de los bienes de hijos dentro rnatriinon1o, porque son de
cargo de la sociedad elm,aiteniminto y educación de
ellos, artículo 1.391. flúIerO$
Y por la misma raón los fruto de tales bienes son'
embargables por deudas de la comunidad; pero no por
rsponsabilkades. del padre 6 de la madre en el extremo
previsto por l artículo que explicamos: La inmunidad
de los frutos qíi' se devérigan de los bienes del .hijo
menor qu 1 e la de los bienes propios de la mujer, articulo
1.384; j3orquó ellos formah parte empora1ménte de los
bienes de la sociedad, mientras q'u'e los otros entran permanentemente
en el capital social. -
"1.' •. . '
`Art. 1,15': en Los frutós de bienes restituibles especie, pendientes
.ála di golución dçl,matrimonio, seprorratearán, aplicándose
A la sociedad io.,que correspndeal, númeo de días 'qu . hayá dura:
do en el últim6 año, ci i1al se conienzaiá á contar de'sde el anivr
sano de la celebración del matrimonio.

- 283 -
Por virtud de esta disposición se reparten eqüitativainente
los frutos naturales ó civiles que se perciben ó
devenga por año. Limítase á los de bienes restiluibles
en ebecie, corno ganados, dinero, etc., han de observarse
los artículos 499 y 500.
Art. 1.389. El aumento de valor por mejoras hechas en
patrimonio de uno de los cónyuges, con anticipaciones de la sociedad,
ó por la industria de cualquiera de los cónyuges, pertenece á
la sociedad.
No es justo que el cónyuge propietario se enriquezca
solo con valores que pertenecían á la sociedad, 6 con
la industria del otro cónyuge. No se le contarán, pues,
en su haber sino los aumentos que provengan del incremento
natural de las cosas ó de circunstancias. independientes
de la industria ó del trabajo personal de uno de'
los cónyuges. Verbo y gracia: el predio vale en la
época de la disolución de la sociedad, cincuenta por ciento
más del precio, que tenía cuando fue aportado al matrimonio,
porque gran parte de las arboledas que estaban
recien sembradas se hicieron después fructíferas,
porque se abrió luego una carretera en las inmediaciones
del fundo, porque las propiedades agrícolas han subido
en precio; todos los aumentos provenientes de
esas causas pertenecen al Cónyuge propietario, porque
nada han costado á la sociedad ni al otro cónyuge.
Si el aumento de valor es debido á suplementos hechos
por el otró cónyuge, este es acreedor por el valor
mencionado, que es parte del patrimonio de ese cón-
Tuge.
Art. 1.390. Se presume que pertenecen i la sociedad iodos
los bienes existentes, mientras no se Pruebe que pertenecen privativamente
á alguno de los cónyuges.
Es una presunción legal conveniente para evitar
dificultades y litigios. La prueba en contrario, qué se
admite contra ella, debe íesultar en primer término de
las capitulaciones matrimoniales, cuando se otorgaron
en la forma legal; y, si estas no se hicieron, pues no son
ohiigatorias, de medios legales que justiquen ó la ante-

-284-
rior procedencia de los bienes al matrimonio, ó su adquisición
durante éste, én conformidad con los artículos
1.375 y 1.376. Los-cónyuges no pueden tener como
privativamente de ellos sino los bienes que les pertenecían
antes de la--celebración del -matrimonio, y los que
duranteéstead4idrkrwpórhrenciay legado ó donación,
así como los que han habido después ' por permuta,
dación en pago ó inversión de esos valores hécha
conforme á las lees.
/_) las e:zn,'as de la sou'dad
Art. 1. 391. Son de cai'go'de la sociedad
19 'Todas las (leudas y obligaciones contrídashurante el matrimonio
por el ,marido, y las que contraig 'la mujer en los casos
en que puede legalmente obligar ii la sociedad.,
2.' Los réditos caídos y los intereses vencidos durante el matrimonio,
de las dhligaciones (i que estuvieren afectos, así los bienes
propios- de los cónyuges como los de la sociedad,
39 • Los reparos menores 6 de conservación ejecutados durante
el matrimonio, en los bienes particulares del marido 6 de
la mujer.
49 Los reparos mayores ó menores de los hines de ia o-
ciedad.
59 El mantenimiento d la familia y educación de los hijos
cómunes y también dé los legítimos de uno solo de los cónyuges,
cuando los'segundos tienen derecho í alimentos.
69 Los alimentos que cualquiera de los cónyuges esté por ley
obligado á dar ásus ascendientes ; pero podrá el Juez moderar este
gasto si , lo juzgare excesivo, imputando el resto al haber del
cónyuge.
El Código francés establece numerosas reglás concernientes
al pasivo de la sociedad conyugal, reglas que
son objeto de inagotables comentarios de los expositores
de aquella legislación: el Código italiano por el contrarió
no ordena ninguna especial, en él concepto de que
ha déjado á las partes el cuidado d& estipularlas, con
motivo dé que e esa Náción no hay 'régimende coinunida'd
legal, porque, toda comunidad és -allá. convencional.

- 285 -
• Nuestro Código ha sancionado pocos preceptos,
muy sencillos, y que abraza toda la materia.
Así, vmo's que no'hay ninguna diferencia entre las
deudas ''obligaciones cdntraidas durante el matrimonio
por el'marido; todasson dé cargo de,la sociedad, aun- ­
que provengan de hechos ilícitos del marido. La razón
de tan absoluta disposición co'nsiste en que el marid,o
s uh adminitrador privilegiado, que no está obligado á'
dar cuenta, artículo 1.393, que es el jefe de la familia,
con el debei de satisfacer en 'todo caso las necesidades
de la mujer, y que los valores que invierta en aumento,
de las propiedades de uno ú otro consorte pertenecerán
á la comunidad, de cuerdo con el artículo 1 .389.
L. 'mujer no se halla en esas condiciones en el ma
trimoni, Y, como los actos de ella podrían comprometer
las bases de la subsistencia del matrimonio, no obligan
á la sociedad sino en los casos de los artículos 1.3.83,
1.397 y 1.398, 6 cuando el, marido le ha conferido poder'
para administrar la sociedad:, 'La licencia que el marido
6 él.juez en sus cao, cobceden á la' mujer para 'actos 6
contratos' propios de ella, 'no obligá al marido' ni á la comunidad,
á menos que el marido se hubiese constituido
garante - die la mujer.
Prolijo parece decir. que las deudas y obliga.
ciones del marido anteriores , al matrimonio, no son
de cargo de la sociedad; pero esto en cuanto 'á los
cónyuges, porque respecto de terceros la comunidad
administrada por el, marido está obligada por' todas
sus deudas, en la inteligencia de que ci cónyuge no
deudor tiene derecho de ser indemnizado por la poi--
ción aplicada á las deudas anteriores, cuando se liquide
la sociedad. Con este fundamento dicen los
autores que toda deuda del marido es deuda de, la
comunidad, y, vi ce ye rsa, , toda deuda de la comuiidad
es deuda del. marido, lo cual no es aplicablc.
á las deudas de •la mujer, y en consecuencia la Sociedad
conyugal no responde de las obiigaci 's con-

26
veiicioiales de - la blujer, ni de las que se deriven
de cuasi-contratos; delitos ó cuasi-delitos.
Los réditos é intereses f devenerados, durante el
matrimonio son de cargo de la sociedad, porque á
ella pertenecen los frutos de los bienes, y este mismo
motivo milita en cuanto á los reparos mayores ,ó
menores de los dichos bienes, cuyas, mejoras son de
la comunidad, se gún el artículo, 1.389. En cuanto á
las reparaciones, el. deber (le la sociedad es más extenso
que en el usufructo ordinario, donde, como
vemos en' 'los artículos 521 y 522, el usufructuario
tiene derecho á ser reembolsado por 'el propietario.
Y opinan los tratadistas que la sociedad está obligada
á ¡)agar' los impuestos) contribuciones que gravan
los predios patrimoniales de un cónyuge, y los
gastos que ocasionen los pleitos que se susciten contra
el goce de que se encuentra en póssiÓn la socie
dad, pies en esos puntos la situación de esta es
iival á la de cualquier usufructuario.
Respecto de las reparaciones mayores y iio-'
res, contribuciones, impuestos y gastos de los bienes
de. 'la sociedad, no 'es menester 'explicar la razón de
la regla establecida en el artículo, porque nadá es
tan natural como que el propietario satisfaga las cargas
que su dominio y posesión le acarrean.
El mantenimiento de la familia y la educación
de los hijos comunes es el principal fin para que se
instituye la sociedad conyugal, y por consiguiente
debe ella atender á las erogaciones que causen aquellas
obligaciones. La palabra familia está tomada
aquí en la estricta, acepción de padres é hijos, , que
viven juntos. Se hace extensivo este deber al hijo
ó hijos legítimos de uno de los consortes en un'matrirnonio
anterior, para la conveniente :armonía conyugal,
y porque la persona que se casó con otra
que tenía hijos de' una unión anterior debió prever
que no podría separarla de esos hijos, "mientras no
pudiesen alimentarse ellos mismo. Nada d ice este

- 287 -
artículo acerca de los hijos naturales ; pero, recordando
lo dispuesto en el' artículo 208, podemos deducir
que si los hijos naturales, cualquiera que haya
sido el tiempo de su reconocimiento, se encuentran
en la casa común con eFconsentimiento del otro cónyuge,
los gastos de manutención y educación que
originen son de cuenta de la sociedad.
Por, razón de humanidad y buena armonía son
también gastos comunes los alimentos dados á los
ascendientes, conforme á la ley, sean legítimos ó naturales.
La mujer podrá reclamar hasta después de
la disolución del matrimonio, que se rebaje por el Juez
el gasto hecho por el marido para alimentos de un
ascendiente de éste, y se le cargue á su cuenta particular.
Como el mirido ha de ser el que fije y pague
esos alimentos según sus proporciones, difícilmente
se dará el caso en que tenga que reclamar los que
haya suministrado á un ascendiente de la mujer, para
hacer recaer sobre ella la parte que se juzgue excesiva.
Cuando el monto de los alimentos 'fue señalado
desde el principio judicialmente, cabe la reclamación
del cónyuge en el sentido de que se asignen á
la sociedad y al cónyuge interesado de acuerdo con
este artículo. Los alimentos que hayan de suministrarse
á los demás' parientes son de cargo de cada
cónyuge.
Art. .392. También es de cargó cic' la sociedad el ¡niporte
del patrimonio constituido á los hijos comunes para su
colocación, por el marido y la mujer, de comin acuerdo.
Si los bienes 'gananciales no alcanzaren, responderán de Ja
diferencia por mitad, los cónyuges, -
- El establecimiento, matrimonio ó colocación de
los hijos comunes coronalos deberes que corresponden
á los padres para con los hijos, y es justo que
el importe de tales 'gastos 'ó erogaciones 'pertenezca
á la sociedad. Exígese que el marido y la mujer procedan
en ello de común acuerdo, y- si el marido lo

288 -
hiciese de propia autoridad. á él, solo sería imputable
en su patrimonio la porción' 'que rió' alcance de
los biepes gananciales No olvidemos, que, segun el
articulo 280, los hijos no tienen acuon contra el padre
ni , contra la madre para obligarlos a lacerles 'una aslgnacion
per- cadsa de matrimonio o 1 para establecerse
de otra' manera.
Además de los .
enrneados en te prrafo.'hr'
otros gastos que son cargas de la. sociedad 'coiiyugal,
y son los de 'inventario, 'partición ' y liquidación'
de ésta, los de,, indemnización y recompensas debidas
á la: mujer y i otros semejantes.
1*' la adminis1racin de la sociedad
'Art. 7.393.' El rnarido'administra 'exclusivamente la 'ocie
dád,'in 'teneri que dar cuenta de , la administraci6n.
l, ma'rido es 'un ádrninistradór privil'e'giado, cómo'
hemos dicho en las notas anteriores no esta obligad
a hacer inventario, a prestar fianza, ni adar
cuenta (le SU administracion Asi lo requiere su caracter
de jefe de la familia, sobre el cual pesan las
principales obligaciones del matrimonio En el man
do se resumen idos administraiones la de los bie
nesde la mujer y lade los bienes de la sdciedad
conyugal, que soh los bienes aÑanc'ale:,v.' Grands son
sus facultades en la primera, pero no tantas como en
la"sgunda; porque, si es verdad' que puede. disponer
libremente de los pioductos de los bienes de la"ffiujery.
no ló es' que pueda ehajénirlós, con'io' le es lícito .ha
cérlo con los de la ..sociedad conyugal, artículos 1.394
Y 1.395.
Contra f4tla mala administración del marido tiene.
la mujer, c'undo d tsis bienes se trata, los recursos
1(1,1
que 'le conceden los articulos 1.382 y 1.401: contra la
d:laiedd' gln& había n"ri las rle,e
ningun recursodirecto,
' ''' c
yera necesario, i 'las
" sn
cir'
cunstanclas del caso lo permitian,' ocurrir; al remedio

1
9
C> C>
(de Solicitar la ílilitzbi"lilticio7,t, artículo 388, contrq,-
289
MaR,Ido prodigo
0 0 delbÍl G'C ente.ndim.n'ento.que, con
conducta VICIOSa9 Impru dente 0 o temerari*a éstaba probando
al 0 p u b1neo 0 q¡ie 1 era incapaz de a.dministr,ar hasta..
su Pirropio -Datrimonio. El Cc^'^digo, 1-ia creado ahora en.
e arUCUIO lo 39 6 un 0 remedi'
.0 `o efica'z, 0 contra ese- ni-al, qUe
teni 0 a resultados cas*i 0. o.1 siempre irreparables*
La ley *ha exiniicto con razó 01 n al mari'do. del deber
de ren di`r cuenta de la* ad,niinistrac,ion de la sociedad
con0v40%f 9 u al. r Recordenios que el iiiatrí.íii-on.io le 41 i'ni í3one, 97 0 la
obligacion de -sufragar los astos de. la mu*jei . y,- ios Injos,
posea o no bi*.enes la, s ociedod refP,-,rI'*da, y que, en (--",.sC.-, or.~./
den de er»o.uacione,9, ^b
el otro coíiytik)-e no está ob] ia cra(-10 á*
satisfacerle nada ni tiene dcrecl~io'de', cosa al.-
guna poi SOIDr, antes d e la v d n-i i« n-1 s t ra c i o n C>
(1 e II L 12 a
p o- s si se le o, y
gase ál lle'va.r.y ^ rend` ir cu-entas,
1 . qtie, - 1-iabr,.i"faii (].e pasar las
mas veces. por los reparos ^y,^ ol)jeciones ele los li(1,rc-1,cleros
de la mujer .0 por los de cst#,j--t t^iil-Nnia 17)
citan*do la.socí

- 290 -
la sociedad, sin que para esos actos se necesite el
consentimiento del propietario que es la mujer, ni
valga la oposición que ella ha ga á los actos de enajenaciun
del marido, salvo e] caso en que hubiese intentado
la demanda de separación (le bienes que 1
permite el artículo i.3o6. Las facultades, que aquí se
confieren al niarido son consecuencia natural de la
supremacía que la ley le asigna como jefe de la familia.
Art. 1 sus. Fi iiiai'ido podr'í hacer donaciones moderadas
de los bienes sociales.
Autorízalo también la ley para disponer de los
bienes dichos por donaciones, con tal que estas sean
mode)'u(/,rs, palabra que necesariamente tiene un valor
relativo, según el valor de los bienes sociales. Lo
que puede , ser excesivo para un patrimonio escaso no
lo sería ciertamente para un gran caudal. Pero, advirtamos
que la ley no apercibe de nulidad las donaciones
del marido que no merezcan . el calificativo
de mdcradas. Los donatarios no están obligados á
averiguar cuando aceptan, si las donaciones son excesivas,
compararlas con ci patrimonio conyugal, cuya
estimación pueden muy bien ignorar. Lo cual no impide
que sean sujetas á reducción cuando llegue la
oportunidad establecida por la ley, artículo 1.064.
Esta disposición se encamina puramente á hacer
responsable al marido con relación á la mu jer, en el
caso de que las donaciones no Sean noderadas respcto
del valor de los bienes sociales. Si fueron
excesivas, se cargarán al haber del marido en la asociación
conyugal, por lo menos en la porción excedente,
y la mujer quedará libre del deber de contribuir
al pago de ellas; con la mitad que le corresponde.
en los bienes gananciales. -
La ley habla de donaciones y no de legados, porque
con la muerte del marido terñ'iina la sociedad
conyugal, y todo lo que 'él disponga por testamento
debe pagarse con su haber en la asociación anunciada.

Art. 1396. En caso de que e1marido dilapide los bicl!es
Je. la .so, y de. haber farmadounpa t:-imonio
que .asegura.á la familia contra las eventualidades. de
la lucha por la existencia, el marido se aparta de las
reglas ~e mqralque ha observado antes y se entrega
~.unapasión fun~sta que devora en poco tiempo
lo •.adquirid()'.'La mujer no. podía ..ecnnanccl:r impasible.
ante el espectáculo de' sÚTuina Ilró,ima yla
desgracia de los hijos, y el . Códig'o la autoriza hoy
para apersonarse con elt-ln de salvar Jo que ella COI1­
~ribüyó á, acumular, aunque ~L'is hienes propios no
corran ningúntiesgo.
CbrnéjI1zar¡íP?r .solicitar las 111edidas precautdativas
que p\ledan rcmedia,r cImal,. se~ún lo rxplicado
el1f;l artÍ~llk~ 1.30? y .. no rllerenhastantes. podrá
p~~irlé)o -sf;paraciónde biel1.~>par;¡_ .•(lUC ,scaliqui­
~ada lasociedéld cony.ugaL y le t~ntregllc :1 ella la
:;C:!~19ta. ql!~ P9\" ;suJ)al)f;r le (:()rresÍ)Onda,;lsí 1110 un
~ocio:cu~lqp¡yrél, qÚC\C peligro lc.'sff))lclos sociales
pqrnw1 prcedGr,delo;ocio al1rninislr:.ld(,)r puede pro­
I;nP\ferl~ extinci(>11 (If' J a. ?orj edad U,tra asc.~·ur;,r los
clerecho?qu~ tienecn ella.
Art. 1.397." ·L:ls.i¿t)líg·acillüc~ I:,intraídasli};lll

-292-
mitiiim'nte, esto es, juto, de óñún a'uedo, para
pagarlas de poi mitad ó en partes desiguales, 'y
ambi'n Lis

293
obligacióñ ó enajenación efectuada contra el tenor de la
regla expresada.
Art. 1.398. Los tribunales podrán autorizará la mujer para
aquellos actos de administración que sean indispensables, cuando
10 aparezca el marido y no haya proveído á la administración respecto
de esos actos.
Concuerda con el artículo 33. Este y el siguiente
artículo son los tres casos en que la mujer ,obliga con
sus actos al marido y á la sociedad. Véase el artículo
L383. La administración de la mujer se reduce á lo
más urgente y necesario, porque el marido puede aparecer
de un día, á otro. En las facultades concedidas
para administrar se comprenden todos los bienes que
manejaba el marido. La mujer do pódrá dar los bienes
en arrendamiento ni emprender reparaciones que las
circunstancias permitan diferir. La administración de
que trata este, artículo es enteramente transitoria.
Art. 1.399. La mujer en quien recaiga la administración de
los bienes del matrimonio, tendrá respecto de ellos las mismas
facultades y responsabilidad que competían al marido; pero, no
podrá enajenar ni gravar bienes inmuebles sin autorización judicial,
dada con, conocimiento decausa. .
Extiéiidese esta disp6sición á todos los casos en
que la' adninistración recaiga en la mujer, lo cual «pu
de'suce'det por ejemplo, cuando el marido es privado
dél" ejercicio de la patria potestad, cuando, se declara
la interdicción , civil ópenal del ñ'iarido, .etc. La mujer
o estáentonées obligada á hacer.in ven tario,; ni á prestar
fianza órendir cuenta Ejerce la administración,como
jefe sustituto de"la rfarnilia, péro como esa sustituión
no es bastante 'a , disipar la incapacidad de. 'que adolece
como-mujer casada, está sometida. , al ,,deber de pedir
autorizaión judicial, 'cada. vez que. .sea'necesarió para
enajenar 6 gravar áloruna propiedad, inmueble: ', •
( . , .
/ El poder dado por la ley a la mujer para' adminis.
tra' los bienes sociales la facult't paia administrar id
suyos nropios ylos dl marido, con las tiniiticiones di-

- 294 -
chas para todo acto que por su naturaleza exceda de la
simple administración.
la disolución y liquidación de la sociedad.
Art. i . 400. La sociedad conyugal se acaba por el heho de
disolverse, el matrimonio, por el divorcio en los casos y en los términos
expresados en la Sección que trata de él, y cuando hubiere
sido declarado nulo el matrimonio. En este último caso el cónyuge
que hubiere obrado con mala fe no tendrá parte n los gananciales.
-
Tnibién se disuelve la sociedad por la ausencia declarada y
por ión judicial la de bienes, separac
en los casos autorizados por
este Código.
Toda separación voluntaria es nula.
La sociedad conyuçal es un contrato accesorio del
matrimonio, y puede terminar de uno de los modos siguientes:
i—Por la ijinerte de upo de los cónyuges. La
muerte es el modo más natural y frecuente de extinguirse
la comunidad entre los cónyuges: no puede absolutamente
subsistir con los herederos del consorte
premuerto,.
ni seria admisible pacto anterior sobre eso,
por lo que muerto uno de los dos cónyuges se entiende
que los herederos de éste hacen suyo los frutos
de los bienes patrimoniales de su causante y lo
mismo el cónyuge sobreviviente, aun cuando esté pendiente
la liquidación de la sociedad.
29—Por la decla/oria de nulidad del matrimonio,
lá cüal termina la comunidad para lo futuro, á menos
que conste en el juicio que hubo antes mala fe de
uno ó ambos cotrayentes, . ó quecesó la buena fe
con que fue celebrado. casos en que el matrimonio
no produce.para él ó para ellos, ó deja de produciren
10 adelante efectos civiles, entre los que se cuenta
la comunidad de bienes, artículo Si el matrimonio
ha -sido ahulado y los anteriores cónyuges continúan viyiendo
maritalmente.no se verifica' entre ellos ninguna
especie de asociación, y el que antes se 11aii6 marido

- 295 -
puede verse obligado á restituir los frutos de los bienes
de la mujer que de hecho administró. Esta por su
parte no adquirirá ningún derecho en los bienés que
se obtengan durante la unión ilegítima, los cuales pertenecerán
al hombre aunque se deban al trabajo y
esfuerzos comunes, porque los bienes gananciales son
úñicamente resultados del matrimonio.
39—Por el divorcio, que en nuestra legislación no
está permitido sino en cuanto á cuerpos y bienes, no
respecto del vínculo, artículos 151 y 152, y'éste, como
'os que siguen, es un modo de terminar la sociedad
conyugal, sin fenecer el matrimonio. El divorcio
produce la extinción de la sociedad, cuando larnujer
es la que ha dado causa á la separación: el marido conservará,
si quiere, la administración dé la masa social,
artículo r66, sin que por eso se entienda que
continúa la sociedad conyugal. Cada cónyuge hará
entonces suyos los frutos de los bienes que le perteiiecen,
después de cubiertos los gastos comunes hasta
que se efectúe la liquidación fdrmal de la comunidad.
Según el artículo 163, puede la rnujei, si le écn\'iene,
conservar la comunidad, cuando fue él marido quien
dió causa al divorcio, aunque no subsista el estado social,
y obligarle á continuar dese ñpeñan do' la adniinistración,
porque la mujer soláménte es la que tiene en
ese caso derecho de pedir la separación y puede reportarle
ventajas permanecer en comunidad.
!--Por aiiscicia. dcciii-a.dr xpia'la sociedad conyugál,
de acuerdo con los irtículos y , y también
por oscsióu dejiníbv7, decretada en conornudad
c'on el articulo 46. El cónyuge present'e entra '
sesión dé los bienes propios que le córrspondeu recibé
su parte de gananciales y dbjaii (le ser (livisibit's
lb productos de'los bienes que ant( administraba, el
jéfe de la sociedad, así como también hace cl . uyue
'suyo Io'que adquiere con su trabajo o i nd Lstrrl.
í':tifica. eta separación la cifcurstancia de que
li . derr del cónyug é deólarao cl aTsente, ó del ";k¡' i

296 -
tiene sobre sí la presunción de muerte por desaparecimiento',.
piden ó pueden pedir' la posesión de bienes
y no hay, materia sobre que pueda versar la asociación,
instituida para atender á las cargas del matrimonio.
59—Finalmente, por la spa aci)n judicial de bienes,
que puede existir en nuestro Código sin separación
de cuerpos, efecto del divorcio legalmente declarado.
Esta seañ1ción judicii/ es cosa distinta de la separación
couz'cncional, es decir, la que se deriva del régi -
men (le este nombre, adoptado por los esposos en
las capzlztlaczoncs VictirimO2UaieS, y que impide la formación
de la sociedad conyugal. La separación judicial
de bienes puede resultar del derecho que los
artículos 1.396 y 382 dan á la mujer para poner á salvo
su patrimonio y el patrimonio social de las dilapidaciones
del marido 6 de otros hechos suyos. La seftarací6/!
voluntaria es nula, porque los contrayentes no
pueden cambiar ni alterar el contrato de matrimonio
después de celebrado éste, artículo 1.368, lo que equivaldría
á cambiar el régimen de bienes adoptado.
Art. 1.401. Demandada la separación, podrá el Juez; á
petición de la mujer, dictar las providencias que estime conducentes
á la seguridad de los intereses de ésta, mientras dure
el juicio.
Refiérese á los casos en que según l artículo anterior
es procedente la demanda de separación. Acuérdase
á la mujer el derecho de pedir que se le asegure
su patrimonio, porque se encuentra en manos del marido,
como administrador legal. Dále la ley . al Juez
esta facultad en el juicio de divorcio, por el artículo
157. Las providencias dichas pueden encaminarse á.
poner CII depósito lo bienes ó bajo el cuidado de otro
administrador, etc. Estos bienes serán los que perteneceit
la mujer, ó los de la sociedad conyugal, según
10 que se pida en la demanda de separación de bienes,
qie puede referirse á uno (i otro patrimonio ó á los
do'

-- 297 -
Art. 1.402. Decretadn. la separación, queda extinguida la
sociedad conyugai y se hani la liquidación de la misma.
La declara!ori de separación debe resultar de ' sentencia
ejecutoriada pronunciada en juicio contradictQ'-
rio. Es consecuencia de ese fallo la extinción de la sociedad
conyugal, y cumple á las panes promover y efectuar
la liquidación, que esta sujeta á las reglas expresadas
aquí y'álas de las sociedades ordinarias y de
partición de bienes, de acuerdo con los artícúlos 1371 y
1413. Si por acaso quedase la sociedad sin liquidarse
no se entendería prorrogada ésta, y en todo tiempo
debería tornarse la fecha de la sentencia, corno punto de
partida de la liquidación, para la división y adjudicación
de frutos y bienes.
Art. 1.403. La demanda de separación y la sentencia ejecutoriada
en que aquélla se declare, deben registrarse.
La protocolización de la demanda y la sentencia ejecutoriada
en el registro público tiene por objeto que
llegue conocimiento de terceros, para que esos actos
puedan obrar , contra ellos. La fecha de la, demanda de
separación fija la situación recíproca de las partes en
cuanto t,sus derechos y obligaciones, y la de la sentencia
enunciada eldía en que se extingue la sociedad conyugal.
Estas dos fechas vienen ; 'l reunirse después en
una sola, por virtud (le lo dispuesto en el articulo que
sigue. La falta de registro no pejLIdica á las partes
para quienes los actos precitados poseen toda la fuerza
legal que les corresponde. .
Art. 1.404. La separación de bienes no perjudica los dere-
'chos adquiridos' con anterioridad por los acreedores; pero, los
efectos de la sentencia se retrotraen á Ja fecha' del registro de la
demanda.
Las personas que. de buena fe trat 11 on con el mar¡-
do 'antes de la dem anda no sufren ningói teijuicio'los
p '
'actos de este pueden sin embargo ser anulados,. si 'de
su parte hubo dolo La mu jci puede inipunar antes 6
depues los que el muido h"iya ejecut ido e.0 fraude, de

298 -
los derechos de ella, como acreedora del mandó, artículo
1.192.
Por la retroacción de la sentencia -á la fecha del
registro de la demanda, quedan insubsistentes todas las
enajenaciones y obligaciones, que perjudiquen á la mujer
en, sus intereses y derechos. Esta retroactividad no
se verifica en los juicios de divorcio en que sólo se ha
pedido la separación de cuerpos. Para obtenerla sería
necesario que se hubiese solicitado conjuntamente la de
bienes.
Art. 4 ( 5 Si is suciedad se restableciere se hará constar
por escritura pública su restablecimiento.
En caso de restablecerse la sociedad, produce sus efectos, como
si la separación no hubiera tenido lugar, sin perjuicio de los
derechos adquiridos por terceros, durante la separación.
For una licción (le la ley se reputa que la sociedad
conyugal, restablecida por escritura pública, se ha mantenido
sin solucidn de continuidad pero, subsistirán
las enajenaciones ú obligaciones que la mujer haya Otorgado
en la forma legal, durante la interrupción de la sociedad.
La sociedad conyugal puede restablecerse, por
ejemplo, en el caso de reconcialiación después de declarado
el divorcio y verificada la separación de bienes, en
el caso de regreso dei cónyuge ausente, etc. Exígese
'que el restablecimiento de la sociedad conste de escritura
pública,' esto es, documento registrado, porque de
un acto revestido con esas solemnidades debe constar
la extinción de la comunidad. Es doctrina corriente que
la formalidad del registro, es menester no solo para
valer iespcto de terceros, sino también en cuanto á los
cónyuges. Si no fuese así, éstos podrían suprimir la
prueba del restlecimieno cuando les conviniera, éiinporta
á los herede Vos y ciusa-habientes de los consortes
que tal suceso est conprohado de una vez y para siempre
de manera evident. .'
Excusado es decir qie el acto registrado debe contener
una manifestación fonal y .expresa, mutuamente

- 299 -
aceptada, de que los cónyuges dan punto á la sepaiai6n
de bienes ordenada por sentencia y restablecen la
comunidad preexistente; ño sería, pues, bastante la re
nuncia que por sí únicamente hiciese la mujer con relación
al béneficio de separación que le fue concedido por
lo tribuhales. , Es'una convención de obligaciones bilaterales
álacual •ha de concurrir la voluntad de ambas
partés.
No es permitido á éstas, por supuesto, introducir
en ,
esa ocasión ninguna cláusula que altere ó modifique
la sociedad conyugal, que desde el principio del matri
monio fue establecida por contrato 6 por la ley. Es nula
toda convención por la cual los consortes retablezcan
la sociedad bajo otros pactos ó condiciones, dicen el
Código francés y el Código italiano: esta. disposición
fue omitida en el nuestro, sin duda por innecesaria, porque
es méra'conseduencia del artículo 1.368.' Discútese
en las Naciones donde aquellos Códigos rigen, si la nulidad
se extiende' á. todo el acto, ó si sólo deben considerarse
desvirtuados los pactos que contienen innovación.
Nos inclinamos á la opinión de los que esto último
sostienen, porque la ley confier á los cónyuges la
facultad de restablecer la sociedad disuelta, y asL debe
estimarse que se ha efectuado el restablecimiento pura y
simplemente, cuando consta la voluntad de las partes
de terminar el estado de separac ión, punc1os decir
aquí que lo 7/ii no se l(/7 1ho;' ¡o inúfil. (//i/.' per ,Tnuiile
"un vilie/lir.
Por efeto del restablcimieuito (le l sociedad, perteneceh
áésta los frutos y productos no cnsumidos dé
los bienes y los bienes mismos adquiridos durante la separación,
que sin la interrupción anunciada habían entracto
en el dominio 'cbiiiimn- Serán de cargo de la sociedad
las dúdasy obligaciones cantraídas por el mar¡-
do 'en el tidmpo clicho,iquier sean eñ provecho excluivamente
suyo, porpie, como antes dijimos, las deudas
de rnai-ido son deudas de ;a comunidad y las de la
comunidad son deudas del marido, 'iegla que no es

- 300 -
aplicable á la mujer. La única limitación que tiene la
retroactividad acordada;al restablecimiento es el respeto
á los derechos adjudicados por terceros. Los actos d.
administración de la mujer quedarán subsistentes,y lo
mismo los de enajenación, ú obligación á favor de tercer
ros, que hubiere celebrado en la forma legal. Así como
no podrá ella ejercer los derechos hipotecarios que le
asisten contra los bienes del marido, que éste haya enajenado
después de la separación y liquidación.
Art. 1.406. Los acreedores de la mujer no pueden, sin su
consentimiento, pedir la separación de bienes.
no estuviese escrita en el Código esta disposilos
acreedores podrían pedir la separación de bienes
sustituyéndose á los derechos de la mujer, deudora
de ellos,' porque se trata de un interés meramente pecuniario,
artículo 1.197, y les importa que la , mujer no
sedeje arruinar por el marido que dilapida 6 abandona
los bienes patrimoniales con que ella debe responder-.
les d las` obligaciones existentes. Pero, ha introducido
esta excepción al Derecho común, para impedir que los
sentimientos de la mujer no sean coaccionados poiIos
acreedores, quienes sin escrúpulo alguno turbarían la
paz y Id armonía entre S los cónyuges. Para salvar el'
patrimonio de 'la mujer, 'cuando esté amenazado de
pérdida, basta la intervención de las personas referidas
en el artículo i. 83.
La mujer no necesita licencia alguna para solicitar
la separación de bienes, . artículo 185, y del
mismo modo puede darles su consentimiento á los
acreedores.
La demanda de separación es un acto pers'onal
de los consortes. Los herederos no tendrían interés
en proponerla, porque la muerte de mio de los' cónyuges
termina la sociedad cónyugal y produce !aseparación
; pero, la -cuestión puede ocurrir en cuanto
á 'si les es dado ó nó continuar el juicio de separación
propuesto, en el cual tienen interés pecuniario,
porque es sabido que la sentencia ejecutoriada

- 301
se retrotrae á la fecha del registro de la demanda,
y si la. separaciÓn es decretada· serán devueltos á la
parte de su causante los frutos de sus bienes. propios,artículo
1.404, y quedarían sin efecto las enajenaciones
y obligaciones del marido relativas á los
bienes . gananciales después del registro de la demanda.
Art. 1.407. Cada cói1yuge, por sí 6 por sus herederos,
sacará de. la masa "las especies' ó cuerpos
tenezcan y los valores que constituyan el
ciertos que le per­
resto de su haber,
deduciendo previamente lo· que deban á la sociedad y al otro
cónyuge.
Contráese á la liquidación en general de la sociedad,
por cualqüiera causa que ocurra, disolución ó
anulación del matrimonio, ausencia. -divorcio (¡ sepa­
.ración judicial dé bienes.
Las reglas son sencillas: ha de formarse en primer
lugar el debe y /wbi'J' de las tres entidades j urfdicas
constituidas por el contrato de matrimonio, á
saber: la sociedad: el marido ylamujer. Si los
bienes ó v~lores aportadós por cada cónyuge están'
íntegros, sé entregan ó pagan amcsq ue todo, y lllego
se distribuyen. porn1ítad t'ntre el marido y la mujer
los bienes sociales. Si fuere lo contrario, se pagan
co.npreferencia los valores. que' Ltltan ;'l la. mujer~ y
de~pués los que faltan para cubrir el patrimonio del·
marido.
SiJQsbienes ó valores de la sociedad no alcanzan
para satisfacer el patrimonio de la. mujer, debe
pagar el marido lo que falta con los sUyos propios,
sobre lúscuales. tiene la mujer hipoteca legal, conforme
al artículo.l,.8S3, número S(?, á men(;s que los
bienes ó val{)res antedichos hayan perecido por caso
fortuít?Ó fuerza rnayor. Con esta g-arimtía cOll1pensa
ley á larnujerlas bCllltades administrativas, que
acuerda al marido durante elh1atrill1onio~
...... Por lo demás, la sociedad estú obligada á pa.gar
á cada' cÓ'nyuge 10 que haya tori1adode,.st) patri-

- 302 -
moniosatislacer obligaciones sociales, y cada
cónyuge está obligado á pagar á , la sociedad lo ,que
ella le haya. suplido, sin deberlo hacer, en beneficio
del pato lflOi)iO de] cónyuge. Esos pagos pieden hacerse
por 'of'o ¡bi, trayendo el cónyuge deudor á la
masa en eSl)cCie los valore; recibidos, por descuento
Ó iJn/511f(O'h)/l, deduciéndolos de los qu'e tiene derecho
de recibir, o por comciisiuín cutre las sumas
que uno: y otro cónyuge deben 't la masa social.
Los cónyuges han cte al onarse y cargarse tambión
recíprocamente lo que de sus respectivos patrimonios
se "hayan dado o hayan recibido. En este
como en el caso anterior, es actrnisible la camenscipero
e] marido l)(1udl( exigir que se proceda
por colación real, cuando la compensación disminuye
la masa de, bienes con que debe ser satisfecha la
mujer con pej nido del marido. Por ejemplo el mando
debe á la comunidad 13s. 20.0oo 'y la mujet otróá
tantos, mientras que el caudal común solo representa
20.000 y la mujer es acreedora por 6o.000. Admitida
la compensación entre a(juellç)s créditos y deudas,
el marido se vería obligado i pagar de su propio patrimonio
40.000 ó la mujer, para cbmpletar con los
20.000 existentes en la masa social el ' crédito' de la
mujer. En tanto que traídas ' colción las cantidades
que deben á la sociedad el marido y la mujer,
aquel solo , pagaría B 20.000. La compensación relativa
á lo que deben á la masa 'es facultativa'.
Cada cónyuge rivindica en la "partición los cuerpos
ciertos que aportó al matrimonio, ó que llevó posteriormenteá
la sociedad, con tal qíe - existan y proceden
así, por el derecho de propiedad que les corresponden
han conservado 'en- 'si's bid'ies.
Art. 1.408. También deducirán e1va1or de ios'bienes'propos
que hayan perecido sin culpa, , hasta concurrencia de los bienes
gananciales.
Si los bienes de la mujer han perecido sin culpa del
marido, no está éste obligado á pagarlos' cón sus bienes

- -
propios, en el supuesto ie que no alcanzan los bienes
gananciales para aquel fin. Pero, si los gananciales
son suficientes, entonces se pagan con igual derecho los
bienes de la mujer y del n'ar ido, que hayan desaparecido
por caso fortuíto 6 fuerza ma y or, porque los patrimonios
de los cónyuges hacen ]as veces del capital de la sociedad,
los gananciales son las utilidades de ésta, y no
puede haber beneficios sino después que se ha pagado
lo que á cada socio particularmente correspondía.
Art. 1.409. La restitución de los bienes existentes debe hacerse
desde luego y oon los frutos desde que hubiere mora.
Si el inmueble de la mujer ha sido arrendado durante el matrimonio
por el marido solo, se observará lo establecido par los arrendamientos
hechos por el usufructuario.
Desde el día en que cesa la sociedad conyugal, por
cualquiera de 1as causas sobrédichas, comienza el estado
de liquidación, y se debé cada cónvue la restitución
de la parte que le pertenece en los bienes existentes.
Los frutos de los que consisten en cuernos ciertos se
deben al cónyuge propietario ó Íl sus herederos desde ese
mismo día : los de los bienes que tienen que ser antes
señalados y adjudicados en la l)a1ticin desde que ésta
se verifica. Véase' el artículo 1.388.
En cuanto á los inmuebles de la mujer. arrenclado
por el marido, durante el matririioiiio. rige el artículo
512, y no subsisten por un tú-mino mayor de cipco
años.
Art. 1.410. Los créditos ó derechos ajortidos por alguno d
los cónyuges se restituirán en el estado que tengan (i no ser que,
siéndolo por la mujer, se hubieren dejado de cobrar, ( se hul)ieren
hecho incobrables por negligencia ó culpa del marido.
Esta responsabilidad pesa sobre el marido cóiiió
administrador de los bienes de la mujer. 10r i!npricia,
imprudencia ó negligencia; que son los elcmetos ue
constituyen la culpa. 1 En la Admiiistración eJinirid
debe prestar la diligencia y cuidado 1c un buen utdré
de familia, artículo '1. ¡89. Su responsabilidad

304
(le* 1, u 9 e iro nia Vor, s i en SLIS (aactos Ir- P rocederes húbo'
0 ..1 a ittit
tí o
Ax coily^l gi -L se le restíttiy^ será' resti
tuido tam^l-.)1^(. 11 1) (a r a q ti -el 10` rov eche j3or el tlempo que
reste.... C 1 Í_0. la sepai.-»ací(-)íi, N o iiijsíiio ^di,reii~-io-^s de
ti 11 *vi. s e r 1 *di i`n - 1 1, u, '(-1 c, # 1
te
1...a e() ni t. j n ¡(_1 1 110 lor
1-) 11 cl (-1 a.l^. inarido'de la perdida
0 ca(.1UCI*Cla(1_(.w 10SCI`OCIClítos o , (I.Cre>cllos-, N aportados. por e
q j^) a i(1111..iilistracio,-i socifflL.I. ti o P.iido., rec
niar
er, S y:O 1,1 14N lten(1er o, orttitiaii-i^cil..~
t e ii r^ to
tenifa * t 1-OH -C -S.1 1
_Cle 1 "k 1 Sociedad co»iiy(igl^li. 9 de - por
lanutad
res ponsábi.
de las
fidad dt dc*Y..,..-)ii de ounanciales,
resr).oii, d en (te 1 as )b1 i (yaciones. s ocia~
les (11-11 1ri. al)i*l.icla . d^ l^ '1'* m í ta '1 a. 1 e'y^ CI la porcion que
toca en ienes (ranancialeis, en con -ipensacion e :--a las
f a c i 1 1 ta I.J1 ^l. 1 le en calí.dad de,a^dniln,istrad
o r 'ej# e 1,0 c e' C., 1 114 ` 11.7 1
-E .s t,c dc*re c ll() de. 1 a JDUjer -es lla,mad.o, i)or '10.S"- a LI t Ó'.
re*s bt í Ye 'cií,lollt7.n, e -7,1 - (.;.9 r `I-) r e S ^e 1,1 ta mucha sen ejan
Za.. con. el 0? ', 0 . ac. -7 .1¡j¿ 1,7/ ', 1,0 .,.acord..!ado al h^e.r^eder^o
artículo 9 ,1 l.) C r o se d i S tí, ti (:r.ii e e-s' e ti cí e almente, e n :que
P ara croz a r. d»e, no se re(1inere hacer. previa.. -solicitud
01 -de-clarát:o.4.k.^*ia'(--Ieiitr,o. -nlazO^^^'d etc --^»minado, y.en.. que.
no. in^ipi^de q ti e. u. n los b1 e 11 e, n a n c g r^ec ib^i*^dos por l-a
da ,n-Uier se conf c o n. s -" -i P a,.11-r 1 M - n io por lo. -que.. os
acreedo're S p0 uc^den persé..guir. lo'... bien es". d e' ei 1
-1 Ulen, oponiendoles el L inefic 0 1 de ue
- -roza, d

- 305
reducir la acción á la cantidad, supracitada. Agreguenos
á ésto que la mujer puede enajenar los bienes que
recibió como gananciales, lo cual no puede hacér el
heredero beneficiario sin perder sus derechos de tal,
y que por el contrario no le es dado hacer abandono
de aquellos bienes en especie, después de aceptada la
liquidación, para que se paguen los acreedores, facultad
que posee el beneficiario para libertarse de toda
obligación.
En el hene/i' io de emolumento se entienden comprendidos
: los bienes gananciales, que han sido señalados
á la mujer; los frutos de esos bienes, que cija
ha recogido después que se halla en posesión; y los
valores de que la mujer era deudora á la comunidad,
y que le fueron descontados en su haber. En ningún
caso los que se le adjudicaron corno acrecdoa, y que
forman parte de su patrimonio, que no responde de
las deudas sociales.
Calcúlase el valor de los bienes gananciales por
el que tenían en la época de la partición, valor que los
acreedores pueden contestar, si lo creyeren inlerior ti
que tenían realmente los bienes.
La mujer puede oponer el ÓCIZCJiCIO d
mento, en primer término, á los acreedores de ki Comunidad
que quieran hacerla responsable en mi de
lo recibido; y, en segundo lugar, i su marido 6 :
IOS herederos de éste, para que la indemricn de lo
que ella hubiese pagado de más, aun en los casos en
que apareciese como deudora personal, por o1)l1aciones
que no eran legalmente de ella.
Nuestro Código no impone como condición especial
para que la mujer 1)UCt invocar el beneficio
consabido, ( tic se haya hecho inventario de los
nes sociales, como lo eie el Cócliço franc ' s. Es
punto de conveniencia i ara la mujer, que adelanta
así una prueba de imn;'rtancia para ella, aunque los
2,,.-r. iii

- 306
Acreedores mantienen ci derecho de justificar la verdad
en esa inatci-ia.
Art. 1. 4 12. La mujer que ha obtenido la separación de bienes
debe contribuir, en proporción de su fortuna y 1e la de su
marido, a los gastos de alimento y e:lucación de 'os hijos.
Refiérese este artículo á la separación de bienes
obtenida por causa superveniente al matrimonio. La
que es obra de las capitulaciones . matrimoniales se ri
ge por los pactos de los contrayentes. Nada se dice
aquí respecto de los deberes del marido, porque á él
le incumben antes que á nadie los de alimentar y educar
los' hijos que están bajo su patria potestad. El
Legislador creyó , necesario advertir que la mujer no. está
exenta de sus obligaciones para con los hijos comunes,
por el hecho de haber obtenido la separación de bienes.
Mientras existió la sociedad conyugal contribuía . ella
con ci. producto de su patrimonió '' el de los bienes
coniu'ne' á las cargas de la familia, y no t sería justo
que quedase exonerada de cumplirlas por efecto de la
liquidación, que le proporciona la posesión y administración
de sus propiedades.
Si el marido es más ri.ai que la mujer, da contribución
de ésta será menor. o vice vérsa. No puede
excusarse de contribuir coti pretexto de que ci caudal
del marido es bastante para sufragar abundantemente
aquellos gastos. Aunque separada de bienes, pesa' también
sobre ella la obligación del artículo, 176;
Art. 1.413. En cuanto á la división de la sociedad conyugal,
n lo que no esté determinado en el presente Título, se observará
lo que se prescribe en el tratado, de partición.
Son reglas generales á que están sujetas todas
las sociedades civiles y las comunidades de bienes, articulos
664 y,I64I .. La división de la sociedad conyugal
crea 'en favor de cada c6nyge un ululo declarativo
de propiedad, como en la partición de herencia, no
traslativo de, dominio, artículo 1.015. En sentir de los
que opinan, que la sociedad conyugal constitu ye una

307 -
personalidad civil independiente de la de los cónyuges,
reinontanél derecho del cónyuge adjüdicatario al moniento
en que cesa la asociación' y por consiguiente la iiiçlivisión;
'en concepto de los qué no la consid';ran , sino
-como la simple unión de los consortes, el derecho
debe retrotrarse al tiempo en que comenz la comunidad
por la celebración del matrimonio. Cada consorte
ha de ser considerado en esta doctrina, como si hubiera
sido siempre único propietario de los bienes qu
le tocan en la liquidación; pero, ese efecto retroactivo
no perjudica eh manera alguna los derechos leganente
adquiridos por terceras personas, durante la aclmnistración
del marido. Estos son los p rincipios que pctvalecen
en la jurispfudencia de la Corte de Casa&iúñ de
Francia.
Lo dicho arriba no se refiere á los bienes P10P10S
cic 1-os cónyuges que deben sus títulos á los derechos per
su;des de éstos.
-
De la renipiria Ó la sociedad.
Art. 1.414. La renuncia 'i la sociedad conyuai iw puede
hacerse durante el matrimonio.
La renuncia debe hacerse por escritura pública.
La 1'cizunci á la' sociedad conyugal, durante el matrimonio,
equivaldría á caibiar el régimen de los bienes,
contra los prescrito en el artículo 1.368.-
Debe ser 'éxpvsi. y constar (le escritura pública,
porquepr6duce los' efectos de una enajenación, importa
que sea cierta para todo ci mundo. La renuncia
lácila, es decir, la .que se dédujera de 1 hechos más ú
menos precisa , carecería de toda eficacia leal.
Nuestra ley' no 'c'reyú necesario estatuir nada resectb
dé la ae/ació;i de la sociedad: materia sobre la
cual contiene 'el Código francés varias disposiciones semejantes
á las que ' ,rireri la siicesióh testamentaria. f\
nos , atendremos 'jorque 'eFí sústancia la materia
es Ii misñ'ia, y era inútil reprodicirlas La aceptación

}lu.ede.scrt'/tjJr,'siZ: ó !ácitrf· No; q~perespe

- 309
denada á pagar por las deudas sociales más de lo que
en los bienes comunes recibe.
Mientras la mujer no ha renunciado se presume
que está dispuesta á aceptar. El Código francés fija
término dentro del cual debe la mujer hacer uso de
ese derecho, término que asimila al que se actierda
al heredero para obtener el b'neficío de inventario y
para deliberar, artículos 926 y 928. Nuestro Código no
señala ninguno, y por consiguiente la mujer conserva
en nuestra legislación el derecho de renunciar hasta el
último día que sea llamada á aceptar la liquidación de
la sociedad conyugal, y así mismo los herederos de la
mujer, si antes no hubo aceptación.
La mujer no puede despojarse por pacto enlas
capitulaciones matrimoniales, ni durante el matrimonio,
del derecho de renunciar, ni valdría la renuncia que hiciese
antes de fenecer la asociación. Lá renuncia de ese
derecho debe estimarse contraria á una ley de orden
-- público,, artículo 0. Por otra parte, la renuncia, hecha
en tiempo y en forma legal, es irrevocable, y no podría
rescindirse sino conforme al Derecho comin, por dolo,
'error y vi&eucza ó por incapacidad de la renunciante.
Como la renuncia es un acto de enajenación, este
rtíQulo establece que la mufcr nieno- ó los /,rcdcros
menores no pueden renunciar sino con aprQbaciún judicial.
Lo que se dice de la menoridad se extiende ;t cualquiera
. otra incapacidad, como la interdí zn y la inhabilitación,
ya de ,la mujer. ya de los herederos.
La mujer divorciada, aunque haya dado causa al divorcio,
puede renunciará la sociedad conyugal. Los
acreedores de la mujer en todo caso pueden atacar la
renuncia que haya hecho en fraude. de los derechos que
les corresponde, artículo 1.198.
Art. 1.416. La mujer que renuncia í los ganunciales conserva
sus derechos y obligaciones a las recompensas, indemnizaciones
y donaciones matrimoniales.
La'S Y. romen.as son las compensaciones que se han
efectuado ó deben efectuarse én 'l patrin\onio de :un

-: 310 -
cónyuge por valores que le pertenecían y de que se ha
dispuesto para el otro cónyuge ó pra la comunidad.
Hay tres especies de recompensas: 1a la que se deben
por uno de los consortes al otro 2" las qüe se deben
por un consorte 5 la comunidad; y 3' las que se deben por
la comunidad á un consorte. Recompensas é indemnizaciones
son en esta disposición palahi'as sinónimas:
La renuncia á los bienes gananciales 'no puede referirscá
las rccomcn.sas é indemnizaciones, porque éstas
son debidas por valores que pertenecían al patrimonio
de lá mujer. El marido, por ejemplo, ha comprado con
dinero de la mujer, sin el consentimiento de ella, •,una
casa, un campo. etc. : la muj er es acreedora-de la sociedad,
por mmpensa. de la cantidad que el marido tomó
en el patrimonio de la mujer, y debe pagarsé aquel valbr
por la comunidad Ó por el marido. Apenas se necesitaba
de que la ley, lo dijese. no se ha expresado sino para,
evitar dudas.
Las donaciones ni trimonia/es están en idéntico caso.
S'a que hayan sido otorgadas por terceras personas
i la mujer en las capitulaciones correspondientes,
sea qu- se las haya hechoel marido en aquel acto ó que
las haya oto rgado durante el matrimonio y haya muerto
sin. Liberlas revocado, artículo 1.033 ; forman parte ,del
patrimonio de la mujer, independientemente, de-los beneficios
que resulten de la sociedad,' los bienes en que
las dichas donaciones consistan, no pueden en manera
alguna juzgarse comprometidos á, responder de las- deudas
cli-' la sociedad conyugal, y no pueden entenderse
comprendidos en la renuncia consabida.
Areguemos para- finalizar esta materia, que'lai'-
comens.'r 6 ¿ndemnizacin es debida al marido óá la mujer
por consecuencia del principio según el cual. nadie
de//e t'n;--iqitecersc con perjuicio de o/ro, y ha de .pagarse
por el precio real que tenía el valor ó la cosa, cuando se
dispuso de ella para la comunidad ó para el otro cónyuge.
Si la comunidad fue la que se aprovechó de la ccsa
per t eneciente al marido, éste puedeejércer su derecho

- 311 -
de reeom/,ensa, contra la comunidad nada más; . si eri de
la mujer, ésta puede ejercerld contra la comunidad y el
marido.
TITULO VI
DÉ LA VENTA
SECCION i
De Za naturaleza y for»a de la venla. - •1
Art. 1.417. La venta es un contrato por, ei cual uno se obliga
á ciar una cosa y el otro á pagar el precio.
La definición que da este artícilo es inexacta, porquejo
que define no es la venia, sino la Pro gnesa dc venia.
Con más verdad se dirá que la venta es, ,ííiz contrato
or el cual se transfiere la ftroj?edacl de uia cosa
diante un !'recio convenido.
El Código francés y el Código itLaliaño, á quienes
inconsultamenté hemos imitado en este articulo, conservaron
en cierto modo la (JefiniiÓi-1 del Derecho Romao,
según el cual la venta producía solamente obligaciones,
y e1 vendedor y el comprador no eran por razón
del contrato sino deudor y acreedor d la cosa vendida,
que no pasaba á la propiedad del comprador hasta que
no se verificaba la tradición, doctrihá queiliantuvo
nuestro antiguo Derecho español, continuador d ]as
leyes-de Roma.
En los Códigos arriba expresddós, como en el
nuestro, el contrato de venta es traslativo de /a7-o7«cdad;
obedece así á la idea fundamental/ estahleida en el
artículo j.o99, por el que se previene que la propiedad
y los demás derechos reales e trasmiten por el
solo efecto del conentiiniénto, injnecesidad de tradición,
y de igual modo lode1ara e1 artículo que shue t
éste.
/
Fundados en estos pçIiicipio,
/
jurisconsultos eminentes
critican la definici sobídicha, en laque ap:-
rece que el vendedor no transfieij el dominio de la cosa,
sino que se obliga á transferiro, como si la trac;nisin

- 312 -
del dominio dependiese en las leyes citadas de la tradición
á la manera dei 1 )erecho antiguo, ó de alguna
otra formalidad ulterior á la celebración del contrato.
La ven/a es un contrato consensual, porque se perfecciona
con solo ci consentimiento: es /»'il€zlara/ó sina-
Iag7n€ili'O. porque produce desde su origen y simultáneamente
obligaciones recíprocas, en el vendedor de
entregar la cosa vendida y en el comprador de pagar el
precio es t'onmu/a/ivo, porque en la venta las partes
se dan valores que existen en el momento del contrato
y que estiman iguales para los efectos de él ; y es á
1//u/o Onc)'O»O, porque crea cargos y obligaciones para
ambos contratantes.
En nuestro Cúdi'o lapvomesa»óilatei'a/ de venta, es
decir, la lJrOn1es1 recíproca de vender y de comprar una
cosa, celebrada entre dos personas, no produce los efectos
de la venta 'misma, porque en vir.tud de la promesa
no se transfiere la propiedad, sine se ofrece transferirla.
Las partes adquieren, únicamente, el derecho de
obligarse mutuamente i llevar cabo' el contrato, que
existe en estado de proiliesa el uno á comprar, el otro
á vender bajo pella de,esarcimiento de daños y perjuicios.
Un documento del vendedor á favor del comprador,
sin queconste la, voluntad de comprar expresada
por éste, no valdría venta pero, como este çontrato
es consensual, basta que el comprador cumpla con el
deber de pagar el precio, para » que surta todos 'sus
efectos en "derecho, aunque no aparezca por escrito la
aceptación. ' » '
La »romesa uniaiera1 de vender ó de comprar
una cosa da solameñte á ja 'parte, á'quien se hizo lapromesa,
, el derecho de .exigfr su cuiiplirninto, bajo
la misma pena', sin estar obligado á nada ' respecto
del prornitente, mientras no se efectúe el contrato."
Art.- 1.418. , La venta es perfecta entre' las partes, y el
comprádor adquiere la propiedad respecto del vendedor,' desde
que están convenidos en latosa y en el 'précio, aunque , la cosa
no se haya entregado' ni pagado el precio.

- 313
Los elementos esenciales de la venta son tres:
cosa, precio y cojisentinuenlo. Para la trasmisión de
la propiedad, por medio de la, venta, entre los contratantes
no se necesita de la tradición ó entrega de
la cosa, del pago del precio, ni del otorgamiento d
escritura, que en este contrato sólo se considera como
medio de prueba, no como solemnidad constitutiva
del acto. Basta que las partes convengan en la cosa y
en el precio, según hemos dicho, para que del vende-.
dor se traslade el dominio al comprador.
La expresión del consentimiento sigue aquí la
regla general establecida para los contratos, artículos
1.076 y i.o80. La venta puede hacerse verbalmente ó
por escrito y aun por correspondencia: en este caso
se reputará formado el consentimiento cuando la aceptación
llega á noticia del proponente.
El consentimiento no es bastante, para transferir
la propiedad cuando la cosa vendida no se ha cleterminado
más que en especie, artículo 1.089; por ejempb
: te vendo uno de mis cabal/os de silla. Aunque
hayas convenido en pagarme mil bolívares por él,
queda en suspenso el contrato hasta que la cosa
llega á ser cierta por su determinación individual,
sin que después de hecha sea tampoco necesaria la
tradición para perfeccionar la venta.
Al decir este artículo que la propiedad la adqtiiere
el comprador, respecto del vendcdor, estatuye implícitamente
que se necesita otra formalidad para adquirirla
res çclo de te-ceros. Entre las partes, nuestro Código
no exige la escritura pública ó privada, sino cótno
medio de prueba, y la venta es, por tanto perfecta
entre aquéllas, sin ningún otro requisito, y es exigible
su cumplimiento, dado que se pruebe legalmente
su celebración, por testigos si esta prueba, es admisible
por la cuantía, ó por confesión de las partes.
Pero, tocante á terceros es menester, que cuando la
venta sea de bienes. inmuebles conste de documento
registrado en la forma legal, artículos 1.883, 1885 y

314
i.88. Si se trata de cosas iuebles rige entonces el
precepto del artículo 1. 100, conforme al cual preere
el derecho de la persona que primero tomó coi buena
fe posesión de la cosa vendida, aunque sti título sea
posterior en fecha, y aunque ci título anterior constase
de documento registrado que el segundo comprador
ignoraba.
Lucio vendió ayer su casa á Servio el contrato
quedó perfecto entre las partes, que lo celebraron
de palabra, reservándose extender la escritura otro
día. Hoy Lucio vende la misma casa á Sempronio.
¿ Cuál de las dos ventas valdrá ? La que se registre
primero en la loriiia legal, y, si ninguno de los dos
títulos . registrase, valdría entonces el contrato celebrado
lJriIneio, siempre que pueda probarse legalmente
su existencia anterior, ateniéndonos al principio del Derecho
común, por virtud del que la propiedad de la
cosa vendida se traslada del vendedor al comprador
por sólo el consentimiento, sin más formalidades. *
• El precepto ¿le que la enagenación de bienes ¡nimuebles
no produce efectos respecto de terceros, cuandono
consta de escritura pública,es una derogación
del principio general que gobierna los contratos consensuales;
.pro, es una derógacíón indispensable, brdenada
por el interés público, pues importa -ála soiédad
qué> se sepa de modo evidente á •qué, personas y
ih qué tiempo se traslada la propiedad raíz, para
seguridad de las transacciones y negocios deque.elIa
puede seis objeto. El comprador de buena- fe, cuyos
derechos quedaron burlados por el-registro de Ja escritura
otorgada á otro comprador, tendrá acción para
pedir el resarcimiento de daños y perjuicios, lo mismo
'que en el cso de entrega de la cosa mueble á uñ
cdhipradór i3osterior.
1 De más está .agre.gar que el otprgamiento de la escrituiç
será para.las partes un requisito de la vali(L:
de la venta, si *ella. han convenido • en diferir para

"5 -
ese acto el perfeccionamiento del contrato, en lo cual
proceden con plenitud de derecho.
El contrato con el que podría confundirse la venia
es la ilación en paro, pues ambos se componen de los
mismos elementos esenciales y transfieren el dominio
por modo idéntico. Se diferencian radicalmente en
que la causa de la venia es la traslación de la propiedad,
al paso que la de la ilación en pago es la liberación
de una deuda. De allí pueden emanar aplicaciones
legales de diversos efectos, entre las cuales
citaremos una por vía de ejemplo. Si después de celebrada
la venta arriba mencionada, Lucio conviene en compensar
con €1 precio una deuda de que se ha hecho
cargo y. que existía á favor de Servio, es indudable
que si la deuda resulta nula, ó consta que estaba ya
extinguida; subsistirá siempre la traslación del dominio
de la cosa vendida, teniendo Lucio su derecho
libre para reclamar el pago del precio.
Si se hubiese tratado de una dación en pro, y
fuese nula la deuda, que fue motivo de la dicha enajenación,
quedaría desde luego sin efecto el transfe-
- rirniento de la propiedad.
En. cuanto á las similitude de Ia venta con el
contrato de permuta, véanse los artículos. i. 424 y
I.503.
Art. 1.41g. La venta puede hacerse pura y siiiipleniente,
ó bajo condición suspensiva 6 resolutoria.
Puede tener por objeto dos 6 más cosas alternativapente.
En todos estos CaSOS, sus efectos se reglan por los principios
generales de los contratos.
La venta puede ser pública 6 Jn'ivada. La primera
es.. la que se hace en pública subasta: la segunda,
la que celebran las j)artes, aunque intervenga
alguna autoridad, como acontece en las enajenaciones
contratadas por personas incapaces. 1-la)' ventas que
no se pueden hacer sino en almoneda, como las lu
se' practican en ejecuciones ju(liciaIe. Ningun; h'

- 316 -
prohibe á los ciudadanos 'adoptar esta 'vía para vender
las cosas que les pertenecen.
La venta es , voluntaria ó forzada. La primera
es la que verifican espontáneamente las partes: la , segunda,
la que se efectúa en virtud de expropiación
por causa de utilidád pública ó por ejecución judi
cial, y.en otros casos'semejantes. .
La venta se regla por los principios generales
de los contratos en lo relativo á la capacidad de las
personas. el consentimiento, el objeto, la ¿ausa y - los
demás requisitos legales, artículo 1.076: -
Es pura y sinpIc cuando no está sujea á ninguna
modalidad: verbo y gracia: "te vendo ¡ni casa de.
Valencia por B. 100.000. " Acptada por -tí, produce
inmediatamente sus, efectos. Bajo ¿oiidiciónsusjeiisiva.:
"Si te casas este año", y bajo' condición 'esoéu/oriaen
este,. otro caso: "pero me devolverásja propiedad - de.
ella, si mi hijo se establece dentro de dós años eh esa
ciudad." En la vnta de dos ó más cosas alterativamente,
el dominio no se transfiere hasta que' señále la
cosa el vendedor ó el' comprador, á quien toque la elección,
artículo i. ¡43 y siguientes:
En la venta, copio en los deh.s contrátós'4 -Ue se
le áséí'nejan, las 'partes 'pu'eden introducir varios pactos
á saber.. I" 1
" ' . ' .,
19 el que los romanos llamaban de la adición en
día, que dejaba al vendedor la facultad de desdecirse,
si hasta un día prefi jo..otra ' peisopa ]e;ofrecía , mayor
precio,.
-29--el j5ac10 comisorio ó de la ly comisoria,
que es la condición resolutoria expresa, artículos-I.124
Y 1.131.
• 39—el pac/o de preferencia, por el cual se obliga
'el comprador á darle la preferencia al .vendedor en cualquier
tiempo que resuelva vender la cosa;. que de-éI , adquierd-;
- ' •- - : - •
4 ?--.el denbininado pacto de displicencia,': en virtud
del que cada •una- de,las partes, ó una, sola,de ellas, se -

-317----
reer{ra' la facultad despatarse del contrato , ó de ha-
¿rlo,. dentro de iin p1aÓ deterinado, ó al cumplirse
una condición.
50_inaI1fleijte ePjcuÉo de re&aczo artículo' ,1479
'Art.:ii.420. Cuando se trata demercancíts vendidas con
jeciÓnal psorcuenta 6 medida, 1a;vnta no es perfecta 1 énél sentido
de que las cosa vendidas cuedn á riesgo peligro del venddor
Ilasta que sean pesadas, coiitadas 6 medidas: Sin embargo,
el comprador puede pedir la entrega de las mercancías, ó (lafioS y
perjuicios en caso de inejecución del contrato.
JL
Este artículo y los tres que siguen se contraen exclusivamente
á la venta,-de .osas muebles. . La ,venta ,d e
cosas; con sujeción á poso; dueñta ó medida,no es p-
fecta por sdlo.elcónsentimiento :.el objeto l la venta
óel precio no está determinado, y falta por, tanto iinode
los elementos esenciales ¡del contrato.,' 7
Unh vez psadas,-contadas ó medidas las cosas' la
venta es perfecta, aunque noseanentregadas,ni se haya5agdo
el lirecio. Entretan'to, el contrato tnovale
sino coho'promesade venta, por ello las'cosas.nvend
.idas quedan á riesg'ó peligro del vendedor:
La indeterminación de la venta en las cosas dichas
puede ocurrir en el .objeto mismo de la venta ó en el
precio, que no es conocido por efecto de aquellas circunstancias.
P ¡rnci caso.--.-Liicio vende. 'i, Servio ,mil litros de
aguardiente de-los q tiene en un depósito, 'i razón - de
dos bolívares el litro el; precio de la vepta es conocido.
B. 2.000 ; nero, es preciso , medir el aguardiente vendido,
porque en el depósito expresado existe mayor. cah-
'tidad. Mientras no sehaya efectuado . 1a medida, \' convertido
en cuerpo çierto la cosa yendiaa, 1 no hay verda-
'r.ira venta en el sentido que dice el artículo, esto e, qüe
no se ha verificado traslación de dominio''. que si antes
de individualizar la cantidad vendida se incendia el deposito
pierde el vcndedoi cI aguardicnu sin accion -.1
gina'cóntia el oñpid-. - ' ' r •
Seitndo caso.—Lucio vende á Servio toda el agiir- -

diente q lIe tiene en el depÓ~,lto r.nencionado á razon de
dos .bolíva res el litro : pl,lUdcdecirse que la cosa vendida
está determinadaindirc.~c: an}e·¡tepor c11ugélr que o.cupa;
pero, ignorando la 011 cichd á que a1tanza,.desconocemos
el preciodc la venta.. Lamediclí.l espara ambos
fines indispensable, y hasta entónces la cosa vendida se
ha11

- 319 -
tivo de las cosas muebles que para su venta se pesan. se
miden ó se cuentan.
Art. 1.421. Si al contrario, las mercancías se han vendido
alzadamente 6 englobo, la venta queda perfecta inmediatamente.
Se juzga que la venta se ha hecho alzadamente, si las cosas
se han vendido por un solo precio, sin consideración al
peso, al número 6 la medida; 6 cuando, aunque se haya hecho
mérito de esto, ha sido únicamente para determinar el
ni,onto del precio.
Las cosas muebles que se negocian alzadamente
ó en globo se estiman como si formaran un todo ó
cuerpo cierto. Por' ejemplo: "te vendo por Bs. 50.000
el café que tengo en mi almacén de La Guaira; el
ganado que tengo en mi hato de Maturín; la harina
de trigo que espero este mes en el vapor Filadcljia,
etc." Dícese que la venta se efectúa en ,çlo/w ó alzdamente,
siempre que no es necesario para la perfección
de ella medir, pesar ó contar las cosas , muebies
vendidas, á fin de determinar la cantidad de ústas
ó el precio á que alcanza la venta, como hemos
visto en los ejemplos propuestos en el artículo anterior.
Advierte el artículo que la venta se reputa también
verificada alzadamente, cuando aunque se haya
hecho mérito del peso, cuenta ó medida, ha sido únzcamente
a;-a determinar el monto dcl/rccio, regla que
debemos entender como en estos ejemplos: "te vendo
por cinco mil bolívares cien toneladas de carbón.
de piedra á que alcanza un depósito que tengo
en Barcelona ''por diez mil bolívares quinientas
fanegas de maíz, que es ci cargamento embarcado
en mi goleta Rosa" ó "por quince inil bolívares el ganado
que tengo en el puerto de Nutrias y cuenta trescientos
novillos." Están determinadas la cosa y el precio: la
venta es perfecta : produce la trasmisión l: pmpi
dad, y los objetos vendidos quedan i riesb y pelir()
del oomprador, en la inteligencia de que el tinico

1
0
e 1% 0 ^oicarr*ca^i la iii¿licacioíl c lel peso cuen-ta o
Irí e e 1. d ^i "(le. la co 1 < expr.es del Pree*io total- es
Obli* (,-^l r* 'al veti(lc* (loí t. e i i t r a r cantí d ad me 11 C ona~
1.
.(.la, *.icorciarido al- c.oiiipr,i('-Ior el dere`éhO` d ^e !exjcrir la
d.Is'iii»iiiticloii p ro-j_,).o rcilo, -p r.( -lTio, caso, é* fal^.ta c--i n,
0 Y (-."0 1 'd`0,6 s e, f'i liz-ii lile, 11-ti(_-, q 1 a venta se ace e 11 0
cuando se ..contrac. .,1 11 j.)arte a.licU',ota d e -una ..tan *dad
H -ldu,&t e-1,0 n1 1 t di a ,a, 1) c r o, 11 ii^i 1 tad l. por el 1 t :)^a.r en que. Se.
l¡ 11. 1 1 «te e 11 d o^, r í o i 1 `l. bol j v a,r es, ,.I.a ii-iítad!. del c a fe
tc* ii (_.)- o (10 ti 1 1 a 1. 111 CI C (.1 11 «) tior dos ni1*1 peso's la terc c, i
í1 c., (,)-o % 21 IA c.. a c]. o de— Cunia,,, na en la
balai,,i^(--.Ira.
1-1 s i ua `_Iniente perfe-cta -des*
d CI nioin-C. 11to (I S 1 C e, 1,e b-r_,a*c* 1 0 il—y y i las, niercancias
p r. (—11 C i c y a i i j,)o r c t t.-,; o fo r.'t -t 11. t 0 e 1,1 e) 0 0., e II I)a rte "la ]De rd'~ 1 1 v d
d K Irl(1_ 1) ro C i 0. 11 11 tc, c.n t re e 1. Y e---indedor
y
a^l.(jr,. Coni.o
p
co i-.) ropaí etarioc; de' -ellas,-, a u n n.u,,e no,
se l 11, 1.) í 1. S e l e n t r c_. -Ya d o ia, f racci.o x ii dí' d a* e ii q ti e, lla f oro" .
P l. S, Sa^t:,.slc.,,.lclio' ^el p1 CCIO0 -C.StIOPIJIad
e. 11, (1111 t a C ente y. utras cosif OC -is - que
S
ti. un i r r oj * -ir , 11tes, de-"ÚO111PI a Y -1^a^. --.,n o queda
t i v~ c n a.a Lasta. que e C, omprac'I,Or ^(-Iad conveni
las 1 . haya 1 *da.
(yustado o p ro-.
—V, r c c, o n (-).c id o, q vi ú, si 0 11 (10.- la cal 1
l. 1 C r, e a (--1 as cosalo" tung1 *b1 es, q u e. pued' en
Ustars, ..,00p dor.
-1go c f,,2- e¡ _o,n de, tas., cosas. ant e'dí cl- as— p rod,u'c_e
m e t i..(:) S Cf e, C to S i ti,r"i. d lCos que. la d, e las m.,erc a_n .^ci as ven di~
das, al- peso., cuenta o,;- 1-11 e d1 *da -Le. e mos ti e, v e-n
ta. ízo 0 se trat -a de la—.s q U. e s e aces..^.
..tu*mbra» o "ustar
Pí d
o^ Y)roba' r a.ntes mientras q-ti e a 1 1- s e' d 1 e e
,,que no es perfecta ¡en el 1.-. -,.-n.t-'d t o d e que qi_ie da n a 1,,0,* z e
p
^7
b -.del. vendedor lias.. a.,q71,1,1 al?, C%) al, CI (t S co.7.1,1
low
y

j, F q ue ferímos cre-a ob -Jo ugacnones
es
in
-cas -rtícu no 0
entre part 0 »`' n" el' o. de - -e te- a lo^ nay --enverdad
contrato y, en ^cohsec*u^encia, InO. no^. ha'y obligaciones
^para nun guna d* e l. as - par s, a me s 'Iq U- el dueno -Si^
Com*prometa a v ender*. si. a que- s^ol.' icita I*e gustan.
cosa s -Io'. c u a 1', c`n- o, s,tituye^ úna -ve n.ta bajo coii"dlcio!n suS#=
piensiva y potes^tativa d- el . . c*omprador.,,.. sta es.or.di.na .,
tic rname>nte la ..'c.al-i'da*d - ..,,qué la«íntenci,ón-'-de 1-os'..contrayen,,*
s -da a:, es-ta ventá.
ede H,a concicion, enunciada p vi s e- r 7 ^sob^ lo oí a cuando
-el. comprado r*.. *recibe`. las cosas de' a,q~u . ella -especíle
en la.cónfia` nza qué *le. in.sp^ira. e¡ vende dor, r -(2^servan,d^ose
gustarlas o - pró'barla.s de^sp* pes, o cuan do la compra se
hace m*,ediant.c. una. *mues­ tr'á probad *a -yr. aceptada po^-r e
compra,dor.' C y re-sú-lta o -que lo 1110,04 *t 0 . lo Són d e buenas r'cali'da-
-,d-es co.m,erc.í.ál^es ..o que 001 1. .; son, 11 distintás 1 . d' e -la: -po* rCio *n dada`
CO,m o,." , M u estirá. 1 - a ventc! se, e f'e.c tu o jl ajo, b
I*C2-Un
9US eUSU) -de eb' pru a -pre via 1--ó:s ríesgos ^q ti e d-a n- a car-
go v* e n— d-. e d or si `.la -con',d" icio "`n era -re.sol2l.1.ol IJOUZ.,. son
-cuenta del -e*òv ^pracior,- m
salvo que, c.o ti lo :q u, e hay,a^ d la
m erca n-cí'a -púeda» j'usti

- 322 -
que comentamos; vemos que la ley considera sobreen-
;vndido entre las partes el pacto de que el comprador
guste ó pruebe las cosas vendidas y reconozca
que son de la candad convenida, ó lo que es lo
mismo, que le placen., Pero, ci comprador puede renunciar
expresa ó tácitamente ese requisito preliminar,
v entonces quedaría obligado por la negociación,
:1 menos que j ustifique la mala calidad de las cosas
que compró de buena fe, sin haberlas gustado-6 pro_-
bario previamente. La renuncz'a tácita es un punto
de hecho que los Jueces resolverán por las circunstancias
del ca-so. No es posible establecer reglas a
PJ/' ? pa dcscóhrir la intención de las partes.
será racional colegir, por ejemplo, que el cornpracior
ha renunciado á gustar ó probar antes las
mercancías, si ha dado orden para que le sean remitidas
á un lugar distante de la plaza en que las
ha negociado si después de Jiaberlas apartado, ó
mandarlo apartar, ordenó que fueran preparadas para
disponer de ellas, etc. Presúmese que reputa superfilia
la selección, porque conoce las cosas vendidas ó
por otro motivo, y se infiere también que de otro modo
ci vendedor no habría cumplido lj. orden de expedirlas.
Aig-unos autores establecen diferencia entre el
caso en que las cosas sujeta á prueba ó gusto
previo están destinadas al consumo personal del comprador.
y el caso en que se negocian con el fin de
revenderlas, para determinar cómo debe interpretarse
el pacto tácito que este artículo menciona, en cuanto
á la renuncia tambkn implícita. Opinan que n el
primer caso e] cemprádor tendrá el derecho de. devolverlas
al vendedor ó negarse á recibirlas, expresando
que no le gustan, aunque sean de la mejor
calidad vendible; y que en e] segundo no bastaría
esa nianifestción cuando las cosas son buenas y con-
Forcies al gusto general, punto que puede ftjarse por
ni juicio de expertos. Otros expositores no admiten

323
esa ''-.di-stinció p ti - . si el'- com radó'r p acre*dita- que- ha fun—,0%
dado-. la . ­ reputac. íón de -#su estab1 eclml' nto, en la, exce
le-ncia d e 1 las-', mercanci as., de,- ..g ese nero., que reve n de
y quiẹ.., no se.. gula -para,-.,escoge.rla. s '. -por..'e1 gusto gé~
nera.I,'. sino por su propio.,. gusto... que. tiene muy ex
perimentadó,_ etc,.'.'
.Ya,^-hemos d*cho pp,nto 1 . ^ d. -e si h'
41
a h.ab*do
renuncia lácila debe decl*.,dirse por, las.. circunstancias
e ^la. ca-%usa-
.
cha si
*ArL
eam
1.9423,9
P*re bajo
La
condici6n
ve. ñ ta,-
su^ș
suj .etá
p,en-siva..
á ensáyo pr.evio, . -se i uzga h.e-
DIfe'renciase esta venta. de'Ia—'.que* se* hace -e d co.-
sas que a,cos tum. -br a gustar - P. ro,bar- a-ntes,2 en, dos
P un.tos Firin.cip.a les 1 C*n qué la *f e ens
P.robar, la cosa, o b^j e Yar 0
tO_I:'d'e' venta:' no re^rulta d-
natura.e.za
la
, a e, ella misnia,i, sin*,o e ú n 4-1 es..tipL,ila,
de las. Pa-rtes'
cion
lo.q.ue. no suc d le eti 1,ị_..`,ótra -venta! ci~
-a t en d que es . e pact^o e., s o b reenten d-1,do,^y -Io', $_ establece
lá ley y .2. en, -qu.¡e el etísayo. de l'a -cos.a ao *'au,tortza
a'I c -o .m' Pr a d or p,ara- e o0a .. r s 4 rec ib* t.,r la por ,e S-.l m p 1 —., e
no, niotivo- s— C ---d 'que es d SU
Po ­ 0 ` U s,to si e a* n
la u'alídád,e-s. qu.e le,.c-orres n'den_.. ..a -men,o,s -qu.e ^s
haya " P a'ctad-o asi,
e
si 'lias coni. P rá do' c
d e, v i -no de-
tio, "l] e, &,s- i ta.s
Btirde:os,
;r que-, t(,z: i i c r a s
i cl L
a. #f 'cttl-c-ad d e
d e,, ­ d' evol-ver'lo'-"0 0
pr(Y-^
AIC UIrte a rec 1,rfo,
la 1 e ` te Conc ed -e le
tanto
y
ese--,"* de're'^cli-o,,,
no iay venta*,,,
C. V-1 11
liay,>as, (rust,ad(-)
rnail #f' l esta d o tt,
,Un
o^
(lebes e S, t 1* ¡).t i-I'- r
si com -pr,-as
e' 1
,trato, qu C.-
inonic-i Ito.
Ven a,
de C011
e Stoa.. su ti
no -e.staraș o b 1' i cra
y ( l ile
do.. r 1
El pi- C-N; t o -^d(*.0
c-a"b^a,ll^o Jió. te ". S t, CO"1
q,ne ser'a ^c a a el o
vierte. la
p.rev l '11 l
y -e n t at- eti
e, coti,
Uli, coiitrato.,
all C 1 o^z^ s*Us
c (.MIC 1CIO1
eitsiz^(1.9'
1 ir 1 )a o^ con
Esta ..-con d¡cion, pu-ede,* ta. i-n I)I*C ti rt
las "parte-s
s 0 1,u lo 7^,- (Ir
c el n *v i e n e,ti. en
Y..,#
-*q u e .1 cos.a .,ven- d iel,
>, al,'do ininio "dl^ e 1 r mpra^(,^,or^, 1 11 e, ­ Po' ( ra eN^,,^o.i d

- 324 -
la si en el tiempo que ha de ensayarla descubre alguna
circunstancia que no sea de su gusto ó conveniencia.
Si la condición es suspensiva la cosa queda
á riesgo del vendedor, mientras se efectúa el ensayo,
por manera que si perece entonces por caso fortuito,
á nada está obligado el comprador, aún cuando la
pérdida se haya véiiflcado en el ensayo mismo, que
de ella estaba hciendo. Y lo contrario acaece cuando
la condición no era sino resolutoria, porque el
comprador adquirió el dominio de la cosa vendida.
Si durante la 'condición suspensiva el comprador iTa
dado la cosa -en alquiler, esos rendimientos pertenecen
al vendedor por ci motivo dicho.. De más estfi
añadir que el comprador á quien ha sido entregada
la cosa para que la ensaye debe cuidarla como un
buen padre de fainilia.
Cuando se ha fijado plazo para el ensayo y el
comprador recibe con ese fin el objeto vendido, ha
de entenderse que lo ha aceptado, si deja vencer el
término sin declarar que lo rehusa. Repútáse inexistente
el contrato, cuando el vendedor ha dejado transcu:rir
el plazo sin entregar la cosa al comprador para
que la pruebe, si bien este tiene derecho de exigir
que se le entregue para aquel fin. El comprador
pierda 'también la facultad de devolver la cosa. diando
siendo resolutoria la condición de ensayo ó prueba,
no manifiesta dentro del plazo. convenido que no la
acepta ó deja de ensayarla. , La venta se transforma
en tal caso en pura y simple.
Art. 1.424. El precio de la venta debe ser determinado y
especificado por las partes.
Sin embargo, el precio puede quedar sometido al arbitrio
de un tercero nombrado por las partes, en el"acto de la venta.
También puede estipularse que la elección del tercero se haga
con ntcrioridad por las partes, de común acuerdo, con tal
que 'quede estipulado en la convención el modo de nombrar el
,'ero, á falta dé acuerdo entre las partes. Si el tercero esno
quiere 6 no puede haéer ,1a determinación del precio.
!a es nula.

- 325 -
También puede convenirse en que el precio se fije con re·
Jcrencia al· corriente en un mercado y en un día determinado.
Es esencial que el precio consista en dinero. La
ley no creyó quizá necesario decirlo, porque esa circunstancia
es lo que del cambz'o ó permuta distingue
la venta. Sin embargo, fijado en dinero el precio,
las partes pueden convenir al mismo tiempo en que
el. precio será satisfecho total ó parcialmente en cosas
individualmente señaladas como equivalentes. La venta
no se trocaría por eso en per.mufa: habría una dación.
en pag'o como consecuencia de la venta, que podría
Ó n6 sllbsistir independiente de aquella.
El precio debe ser determitzado, esto es, cierto.
N o habría venta, si se dijese que la cosa se vende
por su justo preci{) ó por lo que ualc, etc.: pero, sí
valdría cuando se estipulara que se vende por el precio
que costó al vendedor. si ese varar constase de
modo indudable. Ó cuando un agricultor, verbo y
gracia, vende los frutos de su hacienda al prec:io que
los otros propietarios de la comarc'a han vendido los
de ellos.
El JJ. ecio debe (:star I's/Jiújúal!o por las partes.
Seríaineiicaz. el contrato .si se expresase que la venta
se hace por la cantidad que quiera lIjétr el comprador.
ó la que pueda pagar según el estado de sus
negocios, lo mismo que si se confiase al vendt=dor
la f~lcultad de señalar el precio .ó se reservase:l
las partes ponerseulterionnente de acuerdo para
establecerlo. El precio puede. qllf~(br temporalmente
sin especilicar, 1Jara ser fijado de IIll(J ,le· estos dos
modos: ó por'lIl tercero elegido de éln tct1lano Ó que
1a;) partes se reservan designar: Ú SCgll!1 el precio que
ter;¿a la cosa n~nclielél en un mercado ,helo y en un
Ll' 'ÍJJo. .
i las parte:; no Jesigl1cllJ. el lcrcc['o. u .cste no
'tuierc aceptar el encargo, la venta Sl: juzgará· ic'
xisf-ente, porque los ]llcces no pueden obligar ~
pa;",~ á nombrado, m pueden· en ningún caso .:1;

- 326 -
punas ni suplir ' al tercero que rehusa admitir. Si la
venta no se efectuó por la negativa de una de las
partes á designar el experto, ella será responsable á
la otra de los daños y perjuicios resultantes.
La venta viene á ser obligatoria rara los contratantes
desde que el experto ó los expertos nombrados
han fijado el precio. Esa fijación no hace las veces del
cumplimiento de una condición suspensiva, sino que
determina -la existencia de uno de los elementos de la
venta, como lo es el precio. De esa' época es que el
comprador adquiere como propietario la cosa vendida y
quedan á su cargo los riesgos de ella. Cuando el precio
se ha de fijar por un hecho futuro, por ejemplo, el
que .tenga el café en el mercado de Caracas el día quince
del mes próximo, ci contrato SC considerará perfecto
después de trascurrida esa fecha, por el precio mencionado
; y si se señala por un hecho pasado, verbo y gracia,
el que tuvo en el Havre el primero del mes pasado,
desde que ese precio es conocido, pero la mercancía
vendida así, quedó á contar de la fecha del contrato á
riesgo del comprador, porque ci precio existía y sólo
faltaba conocerlo.
Pueden las partes estipular el precio que á bien
tengan, por pequeño que sea. Nuestro Código ha
abrogado la rescisión por causa de lesión, que reconocía
el Derecho antiguo, aunque sea enorme y hasta enormísima,
artículo 1.277. No poseemos en esta materia'
más rescisión que la que permite el artículo 1.442.
Los autores distinguen entre el precio vil y el precio
que no es seio. Los contratants han podido dar
á la cosa-un precio inferior con mucho al que ella ha
costado y podría valer, pero que es el único que imponen
ó permiten las circunstancias. Es vil mas es -serio,
porque lo consideran equivalente, y porque el vendedor
tiene el propósito de exigirlo para aprovecharse de él
y el comprador contrae la obligación de pagarlo. Vendes
una casa que justipreciada reprenta B i-oo.000 por
[0.000 el precio es vil pero s serio. La vendes por

- 327 -
dos bolívares: no puede considerarse que estimas tal
cantidad como precio, ni el que te compra puede imaginarse
que ha comprado. El precio así estipulado no
es serio, equivale á no haber pactado ninguno. Lo propio
sería si una persona vendiese una hacienda de. café,
exigiendo únicamente como precio que el comprador
debería mandarle un - quintal de café en la primera cosecha..
Los contratos .de esaclase no existen como ven
tas: son donaciones que pueden si constan legalmente
y salvo los, recursos que, las, leyes conceden á los
que están investido. de derechos para reclamar contra,
ellas, según los artículos 996. 9.98 y 1198.
Art. 1.425. Los gastos de escritura y demás accesoris.á la
venta, son de cargo del comprador, salvo convenciones particulares
entre las partes.
El vendedor transfiere su derecho' de propiedad: al
comprador le interesa la escritura, que ha de servirle
de medio de prueba para acrditar que se ha verificado
la traslación de dominio en favor suyo. A él es, pues,
á quien interesa el instrumento de su título y quien debe
pagar los gastos que .ocasione.
No es rpugnante ' por' otra parte ete gravamen
impuesto al comprador, poique de ordin.trio al que compra
se le súpone en mejore co6dicionesi pecuniariiis que
a] que vende .. Puede haber convenio entre` lós contratantes,
que modifiquen la re'gla establecida
A primera vista parece que hay colisión entre esta
disposición y la del artículó 107 de la Ley sobre Registro
Público de 30 de mayo de 1887; pero, obsérvsc que el
artículo citado dice que los gastos de registro se hará
conforme á la regla establecida allí sino liubiéte
diposción leKal ó judicialén contrario; y este artictilo
dé! CrIigo que comentamos'- fija precisamente un precepto
especial para. el págo 'dé los gastos, y es por
tanto el úiico aplicable.

- 328 -
SECCION 2
De las personas que pueden comprar ó vender
Art. 1.426. Pueden comprar 6 vender todas las personas á
quienes la ley no lo prohibe.
En efecto, la capacidad es la regla general, la inca
pacidad la excepción, articulo 1077. Son incapaces
desde luego los enumerados en el artículo ¡.078. Esa
incapacid,ad es absoluta, por cuanto se refiere á toda
venta en general y con toda clase de personas. Hay
incapacidades relativas, que son las expresadas en el.
artículo 1.423, además de la contenida en el artículo
siguiente.
Art. 1.427. Entre marido y mujer no puede haber venta
de bienes.
La venta de bienes está prohibida entre los cónyuges,
porque si se permitieran se daría un medio de.
cambiar el régimen del matrimonio, de disimular donaciones
y de burlar la acción de los acreedores, artículos
1.033 y 1.368. La nulidad de tales ventas puede ser
reclamada por el marido, por la mujer y los herederos
de ambos: la acción para pedir la anulación prescribe
en el término de las acciones rescisorias, á contar de la
disolución del matrimonio, porque no corre, prescripción'
entre cónyuges. Véanse los artículos 1.269 y 1.940.
El Código francés permite la d7ci6n en go entre,
cónyuges en tres casos, á saber: 9 cuando uno de los
dos cede bienes suyos al otro, hallándose separados judicialmente
de bienes, en pago de derechos que le debe;
29 cuando la cesión que el marido hace á la mujer, separada
ó no de bienes, reconoce una causa legítima, como
el reintegro de los inmuebles de esta antes enajenados,
ó por dinero perteneciente á ella, si esos valores
no corresponde z. la con u1dad; y -

- 329 -
podemos suponer comprendidas en los artículos I.36.
1.377 y 1.407.
Conviene mencionar aquí algunos puntos que dilucidan
los autores con relación á esta materia. En
primer lugar, opinan que si el cónyuge deudor aprovecha
la ocasión del pago para favorecer al otro cónyuge
más allá de lo que á éste corresponde, esa ventaja
puede ser reducida á instancia de los herederos
legitimarios como una donación indirecta: sostienen
también que si entre cónyuges se ha efectuado una
venta contra el precepto de la ley, la enajenación es
nula, ya se considere como venta, ya se estime como
donación, porque el articulo 3..034 declara nula la donación
que se hace á persona incapaz, bajo la apariencia
de un contrato oneroso; juzgan que en principio
y fuera de la venta no están prohibidos entre
cónyuges los contratos onerosos que no alteren ó
tiendan á modificar los pactos constantes de las capitulaciones
matrimoniales, ni • puedan, privar al marido
de su supremacía como jefe de la familia y de la
comunidad por lo que son lícitos los contratos de
sociedad civil ó comercial entre marido y mujer.
Art. I.48. No pueden comprar, ni aún en subasta pública,
ni directamente, ni por intermedio de otras personas, bajo
pena de nulidad: -
i9 El padre y la madre, los bienes de sus hijos soi1etidos-á
su potetad.
29 Los tutores, prótiitores y curadores, los bienes de las
personas. sometidas á su tutela, protutela 6 curatela.
39 Los mandatarios ., administradores 6 gerentes, los bienes
qne, estén encargados de vender 6 hacer vender.
49 Los empleados públicos, los bienes de la Nación' de los
Estados 'y sus Secciones, 6 de los establedmientós'públicos de
cuya adtninistraión 'estuvieren encargados, ni los bienes que se
vendan bajo su autoridad óp:r u,ministet-io
• 59 Los -magistrados, :teces, fiscales, secretarios de tribunales
, y ,juzgadosy oficiales de justicia no iuei ser cesionaios
de dei"rnos 6 accione,

- 1 )O -
que se trate de acciones b.t.-redii tri.ts ente coherederos, 6 de
cesión en, pago de créditos 6 deg rantía de los bienes, que ellos
poseen.
Por lo demás, los abol, ado g y los procuradores no pueden,
ni por medio de personas inter p uestas, celebrar con sus clientes
ningún pacto ni contrato de vcita, donación, permuta ú otros semejantes
sobre las cosas comprendidas en las causas á que prestan
su ministerio, bajo pena de nulidad y el pago de los gastos y
de los perjuicios.
Estas incapacidades son relativas á ciertas personas
en cuanto á la compra. No es aplicable en esta materia
el artículo 741, para calificar las personas que
deben reputarse interpuestas. Aquel arícLilo establece
una presunción legal, y las presunciones :de ese
género son de derecho estricto: Tocaal Juez apreciar
según las pruebas si la persona que ha hecho la
compra debe considerarse intermediaria de la incapaz.
El objeto de la prohibición es impedir que sean perjudicádos
los dueños de las cosas vendidas, por ser los
compradores los mismos que están encargados de representar
á los vendedores, administrar sus bienes, ó
velar por la legalidad de las ventas y porque aquéllos
obtengan , el mayor y más provechoso resultado de
ellas.
La excepción que se establece en el artículo, referente
á las acciones hereditarias entre 'coherederos, cesión
de pago de créditos, garantía de los bienes que
poseen, etc., es perfectamente racional; pero, en esos
casos han de ser otras las personas que intervienen e
representación de los incapaces y los que desempeñen
los cargos judiciales que ejercían los interesados en la
compra. Una persona que desempeña, por ejemplo,
el cargo de tutor ó curador de un menor puede ser ó
venir á ser 'después coheredero* de éste y'como tal condueño
en una propiedad raíz, en que posee también 'derechos
de dominio el pupilo: le sería permitido comprar
la parte del menor, en subasta pública .ó en negociación
'privada, siempre que se observen todas las
formalidades prescritas para las ventas de bienes de

- 33'
menores, y que además el pupilo copropietario sea
representado en la enajenación dicha por un curador
especial.
Al padre ó la madre que ejerce la patria potestad,
le está prohibido comprar los bienes de . sus hijos menores
no emancipados. . Para allanar ese impedimento
no sería permitido nombrar un curador que represente
al menor en aquel acto, ni sería de ningún valor
que se acreditase plenamente la necesidad ó utilidad
de la enajenación. La prohibición se extiende hasta
adquirir en subasta pública, que parecería libre de
sospecha. El padre puede tratar con sus hijos emancipados,
que no estén bajo su curatela. Creemos que
la madre no puede comprar bienes á sus hijos menores,
aunque no estén bajo su potestad, porque ó se hallarán
en la del padre ó en la curatela de é5te,' y prodediendo
la mujer con licencia del mismo, no puede
ser sino una simple intermediaria de aquél.
Prohíbese á los ¿u/ores, rotu/ores y curadores, no
á las personas 'que hayan autorizado la venta como
miembros del consejo de tutela, sin duda porque ellos
intervienen ocasionalmente en los asuntos del menor.
Los manda/aíos, adminis/radore3 y :e,entes á que
se contrae el artículo, son los que están encaados de
vender ó hacer vender. No están impedidos, pues, los
que tienen á su cargo la administración en general ú
otros asuntos distintos. El he-edei-o beneficiario se considera
mandatario de los acreedores hereditarios en la
administración y liquidación de la sucesión sin embargo,
es doctrina admitida que puede ser licitada en el
caso de que sean puestos en subasta pública bienes de
la herencia para . pagar aquellos cr(ditos. Por virtud
del beneficio mencionado sus1 'lios son distintos (le
los de la sucesión, y pie hac s cargo de pagar con
el valor de ld bienés' ematad e;.
• LOS ¿icos '\io de los Er/ae'os
9 I P— no piiede co ' los bienes que at:hni
nistran ó.de cuya venta etn encargados. Así el Pre-

332 -
sidente de la Répública, el Ministro d Fomento y aun
los Presidentes de los Estados, no pueden comprar
tierras baldías, porque son llamados á intervenir en la
administración y venta de ellas; ni el Ministro de Hacienda
y el de Crédito Público los bienes y valores nacionales.
Lo mismo diremos del Presidente y miembros
del Concejo Municipal y Administradores Municipales,
respecto 'de los terrenos, bienes, propiedades y
valores de los Distritos y parroquias.
También se prohibe á los magistrados, jueces, fiscales,
secretarios, ele., para precaver á las partes de la
influencia que fácilmente ejercerían para adquirir con
mayor ventaja los bienes y derechos que se litigan ante
el tribunal á que pertenecen ó • que deben ser ejecutados
l rematados por él. En la palabra o/icíales dejusticia
entenderemos los alguaciles y los encargados de
pregonar y rematar las cosas en pública subasta. Refiérese
la ley á toda especie de tribunales de cualquier
orden y categoría que se encuentren,en las circunstancias
dichas.
Los contratos de los abogados y procuradores á
que se refiere este artículo, llamados especialmente
quota litis, están reprobados desde' el tiempo de los
Romanos, corno inmorales y funestos para la buena
administración de justicia. Si esas enajenaciones fuesen
'lícitas, los litigantes serían inducidos muchas veces á
verificarlas con perjuicio de sus verdaderos intereses
por loá que tenían á su cargo el deber de defenderlos.
No conviene además que los abogados y procuradores
tengan interés personal en las causas confiadas á su
ministerio, para que ejerzan sus funciones con honradez
y sinceridad, de acuerdo con las leyes. -
La nulidad de las ventas enumeradas en la presente
disposición emana de la incapacidad de la persona
que las efectúa: ellas existen, pues, mientras la nulidad
no es reclamada; acción que no corresponde aquí al
incapaz de comprar, borque no ha sido creada, para .
pro-

tcg~r1o á él, sino al propietario de la cosa enajenada, á
é~tlSherederos y causa-habientes.
SECCION
3'!-
De las cosas que nojmeden
venderse
Art. 1.429. Es nula la venta de los derechos sobre la sucesi6n
de una persona viva, aún con su consentimiento.
Todas las cosas que están en el comercio, muebles
ó inmuebles, corporales ó incorporales, pueden ser materia
de venta, artículo 1.088. Son malienables las que
están fuera del comercio y ciertos derechos unidos exclusivamente
á la persona, como los derechos de usufructo,
uso y habitación.
Entre nosotros no se puede vender el derecho de
sucederen una función pública, como se acostumbra
en otros' países con los oficios de escribano, notario,
ugier, etc. ¿Podría venderse la clientela de un abogado,
de un médico ó de otra profesión semejante? En
realidad no, porque la clientela está fundada en la eunfianza
que inspira el letrado óel facultativo á las per"
sanas que lo conocen, yeso está fuera del comercio;
pero, sí pueden aquellos obligarse á recomendar la persona
que los ha de reemplazará todos los qüe tienen
relaciones profesionales con ellos, al mismo tiempo que
á no ejercer su oficio en aquel lugar, que es lo que verdaderamente
significa.z'clldn- 7t11a tiien/da.
Puédense vender las cosas futuras,. articulo r .090.
y hasta.laesperanza de adquirir un derecho «) una cosa.
Verbo y gracia: un agricultorvendelegalmente lapróxima
cosecha de su hacienda; una persona .cualquiera
el próximo parto de una yegua, fc:tc .Estas ventas son
condicionales: ha)'en ellas una.condicíón. sobreentendí··
. da,' si IlztbÚ:J>ecosec!ut, si ilaúerc dpo/r{). Júzgase~l1e
senegocía meramente la esperanza,. cuand.o, verb.o y
graci~,unpescadorven~e elrcsl1ltado c¡ue obterifra
;ea ell'aLfuere,. al tirar,sÚ$ redes al mar . Esta. serái.üúa
•\'f;'ta ale?toria:.~~l· cOll1prádor est~rá ...tlbligad~.~tR~lgar
.prt'c.iq,/,~~th)Ul?~-lo;
':>.;,
.•é.nlnqüe nada Jraig1n las redes: ...•...

-- 334 -
'Foca al Juez apreciar, según el pacto la intención
de las partes, si se celebró una venta conmutativa, suj
eta á la condición antedicha si exis/ire la cosa vendida,
cualquiera que sea su cantidad; ó si la venta es
aleatoria, en la cual sólo se compró la esperanza, que
es sin embargo distinta de la apuesta, artículo 1.780.
Se puede vender toda la cosa 6 parte de ella: la
plena propiedad ó una desmembración de la propiedad,.--,
como el uufructo, uso y habitación, hecho por el duño
de la cosa, y asimismo una servidumbre predial que se
establece en la cosa inmueble.
No se puede vender la cosa ajena. En el Derecho
Romano y en el antiguo español era permitida, porque
la venta en esas legislaciones producía inícuamente obligaciones
y el vendedor quedaba obligado por el contrato
á adquirir la cosa para entregarla al comprador.
En nuestro Código, que ha adoptado la doctrina del
Codigo francés, la venta transfiere inmediatamente el
dominio del vendedor al comprador, sin necesidad de'
tradición, y esto no puede efectuarse cuando la cosa es
ajena, porque nadie dá lo que no tiene. Memo dal quod
non ha bel. El Código francés declara nulo, expresamente,
la venta de la cosa ajena: el Código venezolano
suprimió el precepto, que es sin duda¡ n necesario, dados
los principios que rigen esta materia.
El contrato de venta relativo á la cosa - ajena puede,
empero, ser válido, cuando las partes se propusieron
crear con él obligaciones, no transferir el dominio, y
así acaece en los ejemplos siguientes: i?—Cuando la
venta se hace de cosas determinas solo en género, que
probablemente no posee el vendedor y que puede negociar
válidamente, cien quintales de arror,. treinta caballos
de 'tiro, mil sombreros 'de paja, etc, y
2-? -
Cuandb las partes contratan á sabiendas de que la
cosa es ajena, «te vendo por Bs. lOO. 000 la casa de Hor-
- lencio» «por Bs. 4.000 el caballo de T2cio.» No te he
trasmitido' ningún derecho de propiedad en cosas que
no están determinadas cornc cueipos ciertos,, ni en

4
los rmue n 0 'me P ertene... e n he conia,.Orat d, 0
.aci ó1,n d a,d,quirirías - para. :]p clierte, 011en ,-.po.s.esio n* d
.1 a- S Y- —tu 0 la 0 de agarme * s L, p recio tand IU e.go -como.
ese, a cón,teclm , íento,,,
p
se, verin- que., c 0 _n a,rre 9. lo.,a a y0
u H-e *a, q ú i -có9 m- ó p e de n octir,rir hoy- c a-s.. OIS de- ve la ro
ta 11 Derech.o inercant*1 e S v I.ída 1 *a v e n de_la
cosa .,.ajen,a, art`. 1 c 'Ü1o. r-i I'dél 'C` 0 d* 1 .go de *Come,' rcio, en
de qu.e la.. co_s,a sea mercan"ti T al con-
trato no transfi.-cre la - 'rQP p iedad', .sino es tabléce úr 11 t re
lás pártes- la.s obligacion,es d e acreed'or y deudó't cuan
d conio - vemos en, e P ri íne ro d1c los` e eíiip*I(-)s 1,^) r o"~
P uestos arri, "ba, - 'las éosas n o e* s t a` n indivl.-.tial d m e' ti t*t- determinada
» So S1, el v -e ti-declor lia "k. en d d o' y el- n ado
.la, _Cosa aj`e n* a en- conoci -ni 1 nt e 0 e d qt' ie i10 e, Ir¿I S 1.1 ya,
..y-, sin,. pod'er para 'ven' der*la- o s i_ la' N.7eri d lo corI.10 l,)¡
creyen-do q«ue 1. e p e ter' lecia.. reSLI Ita d e-, S l .) 11 e CI 11
,la .ven ta p,tiede, ser atacad.1 e i^-ul'I*dad' el Ve
. ­ _10
ob-ligado a respond e r dé cia'ñOS N peri llicios
Ostienese e n,.- ­ uri5pr U.de ncia 1 a do-c^iti< *iiia (1 u
a v en ta, que persona G ­
h cq c ...(I c t 11,1 c
propia, -sien do, ij ep a 1 4CO11SI (1 (--ira r S c..^ c.o 1-1,1 o t. 111
contrató- -,z 'IZCVISI ;l1c sin o 71,711^i
d*lc. I"()1w -a1,1111a~
-1, vicio d el .:contrato c o n s, s,tf, < 1 q
-or
d conipra- dor q. ­Lte -cont at(r r j ` c, ^, 10 (4 1 V(A 1 1 LO qLl^( a., — col,,s^ a per~
-.,te,n,ecia al * que.. la-sumio a 0
r
con,si uíente es,ta- n u ¡t dad e s ..i 1-/a " 0 0 _( I
e d e
ti e 11
,ínv ocar la s,ino el c 0 j1l 1 r, a cl^(-' -1 U ' (-,.# p a eclo
errorío. oca-s-ione:s, su c e- Ll
C. 1 1 d
d ide or .-)róce^. e
-ta-,,, m i e n. de, u en a -fe Sil C 171,60 f* , es
cusable, dicen.
ji"ie,-.íios ex
alcY'Linos'-'-*aLito-re-,s,% 0,11 ci, d
b
d
b
a,s -ia
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-,e - tran. sfe.riri. la , 1- 0 1 ) 1 e (—1 a.
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rar ,(e e 5 tgoce -e pa c i'fi-c-ó ,c, O'S ' 1 CI
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_p,or
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ntó ..la- ac-cioti...resc^ts~,.ort,,i
n7 da r en e. ca
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r cte* a r d"e j)ro p i. c. t.a r ( 1 ti e
0 rGs j consu os» d Iccil
y q u e t
li-^l '^d
p t.i d e en.,- ;a eu.
o d 0., 111 ni: e. 1 1-1"
1 k
v e.. n d e, d'ó r -el c o.ni ..p rad o' r` o rc u ÍfI, -C Ir C-ti n S t, a

33 -
haberse vendido corno propia la cosa ajena equivale
-i carecer de causa la obligación contraída; y hay
también quien defiende que la venta es simplemente
resoluble, de donde se derivaría que sólo podría solicitarse
la declaratoria de insubsistencia cuando el
comprador se viese privado de la cosa vendida. El
análisis de estos diferentes conceptos excedería del
reducido cuadro de estos comentarios, y hemos de
limitarnos - á consignar nuestro juicio en la materia.
Cabe advertir en esta materia que el contrato de venta
de la cosa ajena no es en rigor un contiato inexistente,
porque -puede producir efectos jiirídiéos en favor
del comprador que se halla por virtud de él en capacidad
de adquirir la cosa por prescripción y los frutos
por efecto de la buena fe con que contrató. Se ha
de considerar, pues, simplemente, desde el punto de
vista de la nulidad ó rescisión.
Nos inclinamos al dictámen de los que opinan
que el- comprador puede siempre alegar la nulidad
consabida, por vía de acción, pidiendo que se revoque
la venta, aun cuando esté en posesión de la cosa
vendida, y que se le restituya el precio; ó por vía
da excepción, negándose á recibir Aa cosa y pagar el
precio ; mientras que el vendédor sólo puede obrar
por vía- de axceciózz, reclamando la nulidad para libertarse
de la obligación de entregar la cosa, que
vendió como propia, siendo ajena; pero, si la tradición
se había efectuado, no puede intentar la acción
de nulidad para deshacer el contrato cumplido, porque
este puede producir efectos en favor del comprador.
- -
No sería justo que se obligase al vendedor á
cumplir -un contrato que celebró sin derecho y de
cuyas consecuencias ha de sér. responsable, 'y tampoco
lo sería que se le permitiese deshacer un contrato
ejecutado, porque de ese modo puede pTerjudi.
cár mayormente al compra

- 337 -
que es ajena la cosa omprada puede proponer la acción.
rescisoria: no está obligado á esperar que el verdadero
propietario intente la acción reivindicatoria que le corresponda,
y se verifique la evicción, ó sea la despose-
Sión ordenada por sentencia judicial, para exigir del vendedor
las indemnizaciones á que haya lugar. Le es lícito,
no obstante, aguardar que la cosa sea reclamada
en juicio, y puede aprovecharse entretanto de los frutos,
si comenzó á poseer de buena te, artículos 686 y
689, yaun prescribirla; si la acción mencionada ¡lo es
propuesta en tiempo.
Si compró la cosa sin ignorancia de su calidad no
tendría ningún derecho contra el vendedor, aunque éste
haya procedido de mala fe artículo 1465. La pose-
Sión de la cosa da al adquirente el derecho de cónservaria,
aunque no tenga título legítimo y no lo haya
prescrito, contra cualquiera persona que no sea el propietario
ó le asista derecho real en ella, artículo 668.
Del principio de que 7esta venta es un contrato que
existe viciado de nulidad, pero capaz de producir efectos
jurídicos, se sigue que ¡a nulidad queda cubierta, si
el que vendió la cosa que no era suya llega luego á ser
legítimo dueño de ella. El vendedor y el comprador
están obligados entonces á cumplir respectivamente el
contrato. Si el vendedor pretendiera, COQ causa habiente
del verdadero propietario reivindicar la cosa, se
haría responsable de la evicción, y es regla de jurispru.
dencia que no se pueden reunir en una misma persona
el derecho de reclamar una cosa y la obligación de saneamiento
que de la reclamación intentada debe sobrevenir.
El, comprador carece de fundamento para coiprobar
la nulidad, puesto que la rescisión se solicita por
temor de la futura evicción de la cosa, y esa no puede
efectuarse desde que el vendedor vino á ser propietario
verdadero. La cuestión se complica cuando- el vendedor
ha adquirido ese carácter después de propuesta la
acción rescisoria, por el comprador. Opinan los trata
2-T. IlE.

338
c s, cas-o de'be declara rs.e la n,,u 1 id
j)orq ut 1-os L t i u- ii^ -n,a les d e -b e
aQ.,...
r, r. e ef. r, i r.s.i2^ p, d "t« `d - 0
d
ara
enianda al
e i i r » ^ ti
e,stá -o,-.q'.u'< d
te.n.i *, t,
an.. las e osas e.0 a,n o el`! ^3 t a se
-pr,op,^iS.01 ya. porque el -co.,i-nprado,r -recla—m< ante, pued*'
_ber. adq.Lu'rId,Q., otra cosa ':-que. -re e m ,p laza aqu.ella
-contrarlo a s.11 S -1
ser
lit e i:^* é 1 ses actua.les Conserva a
R(_"firi e n d otios- a ior -a *.a o^, d i.sp -tu, s, t o en^
IS-0 e ar
b
t ICU o-
re a, sti t c e -.ión' d e ti n a p evs o."n a - v t va iremos
le a t) -t t I-a
qu e -.la
nec)-oci cion respect^ 0 '-de ell a".
^,p í(,-ros,a,
or. -inmora
S 11 -p e, 11 el `n ^^.o s q ú íe, a dq` tiiri,ese"í-i
p
d cre c
s.en-iej-aÍn, ,tes
. i,( ) s, e l. (l(---" Seo.(I,e.la-n]Llerte d e'­ á` ^pe-rs.e^na,,;
Ii,"é-r e'I c l a, sc t 1.^íq
dé c ii,y,a.
t(,f l ci^e.s e, o qu e* ued,e exten..ders>e,>.a numem
r oso 1 l* CI II o.SI, si ló s q . La-, 11,'C0111 pran- *traspasan- a..- otro.s
v e SI. os a, o.t 1.. o .r .1. 0. q, .0,d p ri,an resultar.' ._niu-e'ho,s
d
a, p e r_c_;.ó, na w -,h,^ á.,-.. ces.ek,..-,de Vt 1,,P y Lil^liC án P erm i,da 'lio -en: ­ ese' PU\ nt 0, e-s la ex
p ,p fesc 0 -lo' -7'80 0, 'E ti tre. los 0 ,.-Ro-man. Os eran
11CItols', o p Ictos toc-ati.t.es" una. s,uces^io.n, ut;_ura,. ,,SI a
Ppe r.so,ii a c ir q_t, 4 wn Iiab^. ia d e heredars,e Prestab-a - s ii con-
se n. t i, 111 l e II
pere i c Al (.1 ío.
t
en
4'm
-toti..lidad
Si 1
Ja enta --,e s n u I.a
ven ta la-
COSá*.v-endída-,-ha.-
r entre-
Si
o»i
sólo
ál)artco^Irse,.
lia'I)ere'Ci*d'o.pai-^te.-de-'Ia
..d el con t rat 01..0 IOP.. l-, Pedír,
cosa,,-.,e-«1
A a pa. rte
co*mpr^ador Puede..,. ele~
.natidos.e su precio por ^e-\,",per.tos,,"
exis.tentC determi-
s, nt 11 , de a
o s e M-CI. nt, os eselill-
cia A e -die 1, Cóntr'to a 1 a COS a.- Sí, e' ta. P ere,c--' d e' SP U.els. d
.. p,acta, d a a - v e n.ta--- a^nte_s de`;!" a tradición p,íer, des e ár a e
CO m,-pr -a d or. que es, el -du,*e,no, 7 erl ,.51 M. Uiv .to a,. me
110S...que 1 11, 1. -^.- i— 0. ` dDor 0 cu, ~.pa ve-ncue o r— - —o h á^ 1 *n
dóse,,-,,cste"- Í ^ , CL , .. r -1^. en - niora, Rl u.en­ ! en - - es ti!^. p 11 n, tó prece 5
..n * Lincia d os en el larticulo 1,* -2
CO ril PT o r en-er«
í^ s
i,n teres e n d—quirir
l'a
e' d e .s trti.l-da C 0 , n- P,^kt p G, e, r -e serva e st, e r4
-1 -Y
e- 1, 'd e r.,. -el e- m h -'0 ^d, - le e 1 -Ib ^¿" oS. CI., X.— ex t ..os S o n '. o —a,
leí r i a r q:
p d
^d e, a la-,- p,a ex i s ten te
*....o n a c i^ -9 a , 1 , que s e j1i a b ia conveni* d o P a a 0 da e a.,'

- 339 -
No se puede decir que hay venta de esa porción hasta
que los peritos no fijen ese valor.
Hablando correctamente la venta de la cosa que
antes había perecido en totalidad no es una venia nula,
sino una venia inexistente; en lo cual hay radical diferencia,
por que la venia nula puede producir efectos jurídicos,
como son los de posesión y prescripción, y la
venta inexisinie nó, dado que nada puede fundarse
conforme á la ley en lo que no existió nunca.
SECCION 4
De las obligaciones del vendedor
Art. 1.431. Las principales obligaciones del vendedor son la
tradición y el saneamiento de la cosa vendida:
Estas obligaciones emanan directamente de la ley,
no del contrato, que puede imponer otras ó rnódificar
las que la ley establece, pues las estipulaciones (le las
partes tienen entre ellas fuerza de ley, según el artículo
1.097.
Otra obligación legal del vendedor es conservar la
cosa hasta su entrega, artículo 1.185. Por virtud de la
traslación de dominio que produce la venta, el comprador
alcanza respecto del vendedor el doble carácter de
propietario y acreedor de la cosa vendida, mientras que
el vendedor no es para el comprador sino acreedor del
precio que no haya sido satisfecho.,
Jç
De la tradición de la cosa
Art. 1.432. La tradición se verifica poniendo la cosa \cdida
bajo el poder y en possi6n del comprador.
- La -tradición es la entrega de la cosa. La tradición
no tiene en nuestro Derecho la importancia que tenía en
el Derecho antiguo, y en el cual era uno de los medios
de adquirir la propiedad, que no sé transfería por efecto
de los contratos, como acontece en las leyes modernas,
artículo 1.099. Fueror, reproducidos en nuestro Cidigo

- 34° -
los conceptos bajo el poder y CJZ posesión del comprador,
puestos en la definición que de esa palabra trae el Código
francés, y que algunos expositores critican por incorrectos.
Aquella frase parece significar que es la tradición
la que da al cornprador el poder de propietario,
y si lo que denota es que pone la cosa á di:sjJosieióJI del
comprador, hemos de .consid~rar inútil que se haya
agregado: y en posesión.
Aunque la tradición no es indispensable para
transferir el dominio, es necesaria para proporcionar al
comprador la tenencia material de la cosa, y colocat'lo
en aptitud de ejercer los d~iechos de propietario, expresados
en el artículo 456. Mientras el comprador no ha
recibido la c;osa vendida no puede gozar de ella, ni ejercer
plenamente sus derechos de propietario. La ley.
le da acción para reclamar del vendedor la tradición de
la cosa, y puede acudir á los tribunales con ese fin.
No encontramos en nuestro Código más que un caso
en que la tradición decide el derecho de propiedad,
y es el referido en el artículo l. roo, con relación á las
cosas muebles. Disentimos. de la opinión de algunos
autores que afirman que en la. venta de cosas indeterminadas,
la tradición es menester para trasmitir la propiedad.
Lo que produce ese efecto no es latradición,
sino el señalamiento que individualmente se hace de las
cosas, por ·manera que si después de determinadas como
cuerpo cierto. ó de contadas, pesadas ó medidas, nose
efectóa la entrega de ellas, la propiedad queda, sin embargo.
transferida. «Te vendo por cien libras esterlinas
uno de mIs caballos de silla:» Nohe transferido propiedad,
porque el caballo no htlsido . determinado. El
día siguiente te digo: «I-Ie aquí el.caballo que te vendí » :
te he traspasado el dominio que mepertenecía, aunque
no tomes en esernomentoposesióndel . animal vendido.
Lo. propioacaeh~sitev~ndfcincuentalibrasde cáfé,
ocho litros··.de~in9 .•~.•.v~inticin~o.metros deipaño: despué~
depesadas'.rnedidasó·c0rltadgrs
sas, sigtlieralas.qejes,enl11i cás~.
son tuyas es.as~ü
'"

- ..)4' -
La tradición no es obiiratoria solamente en los
contratos que confieren derechos reales como la venta,
permuta, etc.: es exigible también en otros que producen
derechos personales, como el arrendamiento, y entonces
son en general aplicables las reglas preceptuar
das en este párrafo. Sin la entrega real de la cosa no
sería posible el ejercicio de los derechos de goce, que
sobre ella acuerden las estipulaciones celebradas.
Art. 1.433. El vendedor cumple con la obligación de hacer
la tradición de los inmuebles con el otorgamiento de la escritura
de propiedad, y la entrega de las llaves, si se trata de un edificio.
En los tiempos primitivos la Iradíci5n era siempre
un hecho material, que se verificaba entregando corporalmente
la cosa, si era mueble, ó llevando al comprador
al lugar donde estaba situado el inmueble, para que tomase
posesión con actos visibles é indisputables de
señor. Introdujéronse después las tradiciones llamadas
imbólicas y de breve mano, en las cuales se sustituyeron
á la entrega corporal ciertos signos ó procedimientos
representativos de la tradición, como poner en las
manos del adquirente un puñado de tierra cogido en
la superficie del fundo, un ramo de un árbol, etc.
La ley ha simplificado la tradición, sin que haya
vedado hacerlo por los modos antiguos. Los expresados
en el artículo debernos estimarlos como ejemplos.
Observemos que contrayéndose á los inmuebles se indica
el ofnrga;rn'eno de la e.critnra de propiedad como
manera de efectuar la tradición: el Código francés y el
Código italiano dicen : la entre,ça de ¡os É/nlosde ftropiedad,
y eso es lo que nos parece exacto. En ócasiones
el vendedor retendrá la escritura que otorgó, y en
tal caso no puede sostenerse que ha habido, tradición,
cuando por modo alguno ,ha entregado el inmueble al
comprador quien se verá forzado á ocurrir al Juez para
que obligue al vendedor á cumplir con el deber de la
tradición.
Puede haber Ira dición consensual de los inmuebles,
cuando la cosa la tiene el comprador por otro título,

- 342 -
COMO por arrendamiento ó en aui.inistración, y convienen
las partes en que la cjnside' rec ibida por virtud de
la venta celebrada, ó c iando el vendedor sigue en la
tenencia de. ella por e1.cto de arrendamiento, y posee
por tanto á nombre del comp .ack-.
La c;Ifrc»r ¿le las //e'e. se contrae especialmente
á los predios urbanos. Conviene añadir que el comprador
no podrá considerarse en posesión del inmueble,
cualquiera que sea, si el vendedor continúa usando ó
gozando de l. Trátase de una casa?—Deberá entregarla
desocupada. De un campo?—Se abstendrá de
cultivarlo ó de recoger ¡os frutos, á menos que el nuevo
propietario celbre algún contrato sobre eso con el
vendedor ó los que estén disfrutando del predio. De
otro modo la tradición sería inconcebible.
Art. 1.434. La tradición de los muebles se hace por la entrega
real
O por la entrega (le las llaves (le los edificios que los contiefleli
O por el solo consentimiento de, las partes, si la entrega real
no puede efectuarse en el momento de la venta,.6 si el comprador
los tenía ya en su poder por cualquier otro título.
En materia de muebles la f9-adición puede ser real
simbóuia. 6 consensual. ..
Es real, cuando' la eitrega se hace de mano á mano,
lo que se verifica con los' objetos pequeños, como
un libro, un reloj, una joya: también lo es cuandó no
siendo manuables laá cosas por su seso ó su volumen
se •pohekádisposición del comprador, corno una máquina
or, e d'p va una barrica de vino, un caballo, etc.
Simbólica, cuando se veritiéa pór la entrega de las
llaves del edificio dónde se hallan las ¿osas, por ejemplo,
riel almacén en ;óe se ncuentrii depositadas las
mercan ciis vendidas, o cuando se entregan los conoci
mient.ó Fas' car' tasi sirven para recibirlas.
Consensual; cuando, el comprador se da pbr'rebido
d. la. çosa que iopuedé efectuarse en el momento

- 342 -
como por arrendamiento ó en aU'ainistración, y convienen
las partes en que la rjnside", recbida por virtud de
la venta celebrada, ó c iando ',l vendedor sigue en la
tenencia de. ella por ef.cto do arrendamiento, y posee
por tanto ñ nombre del comp .ack-. -
La c;frc ,'i tic /s //ei'., se contrae especialmente
á los predios urbanos. Conviene añadir que el comprador
no podrá considerarse en posesión del inmueble,
cualquiera que sea, si el vendedor continúa usando ó
gozando de él. Trátase (le una casa?—Deberá entregarla
desocupada. De , un campo?—Se abstendrá de
cultivarlo ó de recoger los frutos, á menos que el nuevo
propietario celbre algún contrato sobre eso con el
vendedor ó los que estén disfrutando del predio. De
otro modo la tradición sería inconcebible.
Art. 1.434. La tradición de los muebles se hace por la entré-
.ga real
O por la entrega de las llaves de los edificios que los contienen
O por el solo consentimiento del las partes, .i la entrega real
no puede efectuarse en el momento de la venta, 6 si el comprador
- los tenía ya en su poder por cualquier otro título.
En materia de muebles la /radícz5n puede ser
• simbólica ó consensual. -
Es real, cuando' la etregase'hace de mano á mano,
lo que se verifica con los' objetos pequeños, como
un libro, un reloj, una:jdya: también lo es cuandd no
siendo manuables laá cosas por su peso ó su volumen
se ponen ádispoición del comprador, como una má-
'quina de va'por, una barrica de vino, un caballo, etc.
Simoolzca cuando se verifica poi la entrega de las
llaves 'del edificio donde se hallan las osas, por ejem -
plo, del almacén en que se encuentran depositadas las
mercancits vendidas, o cuando se entregan los conoci
- miento 6 las' carta de porte' ,que sirvén para recibirlas.
Gonsensual cuaiico el comprador se da por' rebido
d la cosa que noj'uedé efectuarse'en'el momento

343 -
de la venta; como en el caso 'en que se vende una cosecha
'p endiente de los árboles cuando el comprador tiene
ya en su poder la cosa por otro título, como si la había
recibido antes prestada ó alq'iiiiada; t también. cuando
por virtud de nuevo pacto el comprador cQnviene
con el vendedor en que éste conserve la cosa por préstamo,
ariendamiento, depósito, , etc., y por tañto:posee
en lo sucesivo á nombre del comprador, como ya dijimos
acerca de los inmuebles. -
Inútiles repetir que esto niodos,.de tradición no.
excluyen, otros que las partes adopten' para significar
la entrega; pero, no lo es advertir, qué . entre dos adquirentes
de una cosá mueble á quienes el vendedor ordena
que se haga tradición de ella, prevlecerá él que
primero lo haya obtenido 'de una manera real. Sudgamos
. que has vendido un caballo- sucsiyañíente á dos
personas, y á cada una de ellas le has dado una 'carta
en que mandas a tu mayordomo que se lo entregue el
primero que lo reciba de este, aunque s#i orden sea posterior
en tiempo conseguirá la posesión con tal que pro
ceda de buena fe, articulo i 100 si, podemos decir
que la tradición, real p'revalee sobre '­¡a fradi,ción'simbolica,
porque el hecho deentrai en la posesion efectiva
de la cosa es más que tenerlaá la disposicin del
adquirente.
Art. 1.435. La tradición de las' cosas incorporales se verifica
por la entrega de los títulos, 6 por el' uso que de ellas hace el
comprador, con el consentimiento del 'v'endedor.
La tradición de las cosas incorporales sepuede verificar
de dos modos:, por la en1rcr. (Ve -los título.ç, es
decir, de los documentos que comprueban los derechos
cedidos, no .-sirnplerne,nte..del.ep que consta Ja cesion hecha;
por jemplo, me cedes ,el crédit6 que posees contí'a
Servidio deberás entregarme las escrituras que justifi
can tu acreencia o autorarme u para r cihirhs de las
personas que las tengan en'si.i poder, pués 'no bastaría
la constancia que me dieses . de haberme trapasádb el
crédito. Si otro ha recibido de. tí los títulos, podría ha-

- 344 -
cer valer su tradición i,-cal sobre la que hubieses pretendido
darme en aquella simple forma, según explicamos
en el artículo ánterior. Cuando el crédito ó derecho
no consta de títulos escritos, la.notificación al cedido
viene á hacer las veces de tradición. Véase el artículo
1.496.
El otro modo de efectuar la tradición, de las cosas
incorporales se refiere principalmente á las servidumb'es.
Te he vendido el derecho de construir un canal, en 'ini
predio para pasar las aguas que necesita el tuyo: puedo
hacerte la tradición, poniendo en tus manos el documento
que acredita mi obligación, ó pretando mi consentimiento
pára que hagas -uso de la obra, lo cual se
acredi taría con el hecho mismo de haberla usado-!sin
oposición mía. Pero; si la servidumbre es de las que
denominan negativas, la tr4ditióü no puede resultar.
sino d elaertrega del títuloeñ que está constituido ó
del aSto de prohibición del dueño del predio doñiiñánte
al del :predio sirviente expresado'en él artícülo 623.'
Si se trata de billetes de banco bonos de Deuda
Pública Ú otros títulos al portador, la trasmisión de la
propiedad va: env'uelta en la tradición, qué' se hace de
mano á mano. Cuando los títulos ó docunntos de'crédito
haii sido trasmitidbs por eizdoso ó pdr' tcesión, la
tradickn no Isignifica sino ]á entrega 'desde la cual comieui
á contarse la posesión real posterioi- ' muchas
veces á la adquisición del derechode propiedad.
Art. 1,05 gastos de la tradición sor de cuenta del
vendedor, y los de traspdrte, de luenta del comprador, si rió
hay restipulación . en contrario.,
Esta disposición se ' ontrae 'escialmente' á1 las
cosas muebles Si estas necesitan contarse pésarse
ó medire, y para s ella se ocasionan gastos, son de
cuenta del ven ledór: al comprador corrésponderántlós
qie sen réiso' para erribalai- y acarrear ,los objetos
veqdidos hata el domlciho del comprador, salvo
pacto en contrario
La entrega d un 'innueble puede requerir tani-
' tiL'., 1:

- 346 -
suerte que el vendedor e encuentre en peligro inminente de perder
el precio, 'á menos, que el- comprador dé cauci6n ,.de pagar
en el plazo convenido.
La"ntiega de'lá cosa y 'el pago del precio son
obligaciones córrelativas,' qud nacen, simultáneamente
en el contrato d ',venta., Si 'el éoinprador no paga
el precio, el vndedor puede,-"reteniendo la cosa, exigírselo
juditialtnente' ó 'promover' la resolución. de 'la
venta. Iguales derechos asisten al comprador :cuándo
el vendedor se 'iiiéga' á verificar la tradición. Ni
el uno ni el otro puede por sí solo deshacer el contrato,
que subsiste hasta: que 'de común acuerdo las
partes lo resuelvan ó que la autoridad judicial lo declare
resuelto, articulo' 1.131.
Tanto la cósa como ,el precio debenntregarse
iimediatamente después de celebrada la convención,
á menos que se hayan estipulado plazos para, la tradición
de la cosa ó parael'pago del precio—- La parte
que exige á la otra el cumplimiento de la obligación,
debe estar lista i para ejecutar la, suya.. -El ,vendedor
que no recibeel precio::'.tiene á . su favor e1 , derecho
de - redención. Este - derechó es de, gran, utilidad al
vendedor de cosas -muebles, porque ,,, equivale, al de
prenda /ácz'/a .' en la venta de inmuebles le correponde
la ¡izpo/eca /ça/,restablecida por el inciso 1?
del artículo 1.853.
El compi-aclor pierdél benefido del término que
le ha sido acordado por el vendedor para pagar el
'precio y 'nb puede' exigir-da. . entrega de la cosa, -si'
despüés de la 'venta se hace iizsolvene..' la insohencia
debe resultar, 'de 'hechos 'evidentes y notorios, como la
cesión de bienes"ó.la enajenación que hiciere el comprador
de los qué se le ' conocen. O cae en estado
dequiebz'a, dice el artículo, lo que significa haber sido
declarado . en quiebra, porque antes de la- declaratoria
judicial no existe . el estado de quehra. El peli-
,g-ro iimineii1e, de -ue habla la ly, lo ap recia el Juez
por las circunstancias de la causa

3': -
La &ucióp dada por el c;mprador aleja el riesgo
de que el vendedor pierda ' precio, y por tantd, está
en el deber de efectuar la tradición. Si el comprador
era ya insolvente ó ;e hallaba en quiebra, cuando
el vendedor le otorgó el plazo á sabiendas, no
pierde ese beneficio, salvo el caso de dolo.
Por lo demás, esta. disposición no hace más que
aplicar la del artículo 1.142 que es el principio de
Derecho común.
Art. 1'.439. La cosa debe entregarse en el estado en que:
se halle en el momento de la venta.
Desde el día de la venta todos los frutos pertenecen al comprador.
Vemos en el articulo 1.430 que la cosa vendida perece
ó se deteriora para el comprador, que es su dueño.
Coti arreglo á este principio debe entenderse, pues,
la disposición de este artículo; La cosa ha de entregarse
corno se hallaba precisamente e el momento de
la venta, porque después ha podido haber perecido
en parte, ó haberse deteriorado ó desme j orados sin estar
en mora el vendedor ni haber incurrido, en culpa,
sino corno se encuentra en el Inomenlo de la Iradzción.
Los aumentos ordinarios ú extraordinarios que se
han efectuado en ella pertenecen al comprador, así
como los frutos naturales ó civiles, desde el instante
mismo de la venta. Pendiente la condición, jos frutos
percibidos pertenecen al vendedor en las ventas
condicionales.
La forma en que fue redactado este artículo supone
que la venta y la tradición se verificaron en e1
mismo tiempo.
Art. 1.440. La obligación de entregar la cosa comprende
la de entregar sus accesorios y todo -lo que •sl;i destinado
perpetuidad para su uso.
Por ejemplo: en una propedacl rural los insrurnei;os,
herramientas, útiles y animales' destina los ;l

- 348
cultivo ; en, los edificios, las llaves, los títulos y planos,
de los dueño anteriores; respecto de un carrua -
je, los carros que sirven para tiro; de una máquina
los enseres anexos,
Art; 1.441. El vendedor está obligado á entregar la cosa
en toda la cantidad expresada en el contrato, salvo las modificaciones
siguientes:
Si la venta de un inmueble se ha hecho con expresión de
su cáhidá, á razón de tanto por medida, el vendedor está obligado
á entregar al comprador que lo exija, la cantidad expresada
en el contrato.
Cuando' esto no es posible 6 el comprador no lo exije, el
vendedor está obligado í sufrir una disminución proporcional.
en el precio.
Si se encuentra que la cabida del inmueble es superior
la' expresada- en el contrato, el comprador debe pagar, la diferencia
del precio; pero puede desistir del contrato, si el excedente,
del precio pasa de la veinteña parte de l' cantidad declarada.
La cosa' vendida debe ser entregada idénticamente'
la misma.en sustancia, cantidad y,calidad. Esta
regla 'es.'común á los bienes. müebles y á los inmuebles
;' por manera: que,.,si; ,la-cosa no es por aquellos
respectos da misma, que fue objeto del contrato, el
comprador tiene derecho de rehusarla y de pedir la
resolución del contrato.
'Fe he comprado un' quintal de azúcár,, diez cabauds',"
ú'na - casa, etc., ro estoyobligado'árecibir noven-
¿a" lil$as 'de áquella, nú-e-ve caballos ni parte de' la
aunque me' propongas' disminución de precio y
aunque no se hubiesen señalado individualmente las
cosas veñ'didas, porque esas ventas forman cada una
un todo. Si te he comprado un fundo determinado
por sus linderos, sin expresión de medida, extensión'
ni cabida, nada podrástregarm ni podré reclamarte
.que no sea lo, comprendido den tro,de los linderos fijados.
Esta regla tiene excepcione: que la ley establece
pata !os ,Pasos en que , e venoen inmuebles' cn te

- 349 -
ferencia á su contenido ó medida, ' son las expresadas
en este y el artículo siguiente.
Prirnea Iiz5ófesis. Vnta de ún fundo determinado,
hecha con indicación de su cabida, á razón de tanto
la medida,á que se contrae este artículo; Pedro vende
á Pablo la hacienda de El C'ogollal, que consta de veinte
hectáreas, á razón de mil, bolívares la hectárea, y
aquí importa poco. que exprese ó no el valor total.
Con el hecho de indicar el precio de cada hectárea, los
contratantes demuestran cuanta importancia asignaii á
la medida y á su precio proporcional, por lo cual deter.
inina las coñsecuen'cias que pueden resultar del error
cometido por el vendedor en cuanto á la extensión.
Pueden suceder dos cosas: 0—que el contenido
real sea inferior al expresado en el contrato ; 2—que
sea mayor.. En aquella circunstancia, si, por ejemplo,
el fundo no tiene más que diez y nueve hectáreas, el
comprador puede ! exigir al vendedor que complete la
cantidad vendida tomando lo que falta de un terreno
contiguo; pero, si esto no es posible, ó el comprador
no lo exige, el vendedor está obligado á descontar
ioo bolívares, para que la hectárea no resulte
vendida en más de lo pactado.
Nótese que el comprador tiene derecho de exigir
el cumplimiento de la cosa Vendida ó la disminución
del precio, por pequeña que sea la diferencia. Si se trata
de un área nada más, podría pedir la rebaja de cien bolívares
en el precio.
En la otra especie cuando el contenido' es mayor,
el comprador está obligado á pagar la diferencia que
resulta á favor del vendedor. No puede decir : he
comprado solamente veinte hectáreas, no necesito esa
media hectárea excedente, que dlispoga de ella el vendedor..
La situación de éste sería muy embarazosa, y
por eso la ley obliga al comprado á tomary pagar el
aumento. Pero, ese deber des a cuando excede de 1a
cin/ena 'ar/e, que no conté con tal recargo en el

- 35C) -
La ley no da al comprador el derecho de desistir
le1 contrato cuando el contenido resulte menor que el
declarado, aunque el déficit pase de la veintena. La
razón es que si el comprador puede hallarse imposibilitado
de pagar más cuando hay exceso, ningún gravamen
recae sobre él, cuando ha de pagar menos.
Salvo el caso en que demuestre que necesita para un
fin especial la cantidad, de terreno mencionada en la
venta, por ejemplo, para levantar un edificio, erigir una
máquina, etc., porque entonces dejaría de serle útil la
adquisición, y sería justo resolver el contrato de venta.
Art. 1442. En todos los casos en que la venta sea de un
cuerpo determinado y limitado, 6 de fundos distintos y separados, 6
que comience por la medida 6 por la indicación del cuerpo vendido
seguida de la medida, la expresión de la medida, no da lugar á
ningún suplemento de precio en favor del vendedor por el exceso

35'
vares, hacienda que consta dé veinte hectáreas. Si la
medida real resúlta ser de diez y nueve hectáreas y.
media, ó de- veinte hectáreas vtres cuartos, 'no hay ningún
derecho de reclamación, de parte del comprador
al vendedor ó de éste contra aquél. Es menester que
resulten diez y nueve -hectáreas por lo menos, ó veintiuna,
para que nazca el derédho antedicho, y en este
último caso el comprador tiene el de desistir.
2° Venta en que se trata de un 'cuerpo de bienes
distintos y separados: te i'endo mi hacienda La Eseranza,
constante dé diez hectáreas y un terreno no
cultivado que mide otras diez hectáreas, todo por 20.000
bolívares. Supongamos que la hectárea sembrada vale
1.500 bolívares y la otra oo y falta una de éstas.
La diferencia en cuanto á la medida alcanza en realidad
á una veintena parte; pero, en canto á' la lo/a/idad
del valor de las cosas vendidas, sólo es de una cuarentena.
No hay por consiguiente derecho á reclamar,
porque la ley, se refiere al valor, no al contenido.
En el Derecho antiguo francés se - establecían reglas
distintas, cuando al indicar el fundo vendido se
expresaba ptirnefo ]a medida, por ejemplo: "te vendo
veinte fanegas de tierra que componen mi hacienda
de San Juan" ; 6 de mencionada después : 'te vendo
mi hacienda de San Juan. constante de veinte fanegas,
etc:" Para evitar interpreLiciones diversas se declaró
terminantemente en este artículo que esa circunstancia
no altera en nadael precepto ordenado.
- Las partes pueden renunciar en el contrato á toda
redianción por las diferencias sobredichas. -Debe
inferirse racionalmente que se ha hecho tal renuncia
cuando después de expresada la medida dijeran por
ejemplo OCO más á menos. - -
Art, 1.443. En elcaso ti) que, segn el artkiiio.. precedente,
haya luar á aumento de precio por excedente de la 6edida, el
coiprador puede elegir entre desistir del contrate 6 par el su -
Oienlento de precio con sus intereses, si retiene el inmueble.
El compradoi' tiene este derecho para e vitar (IUC el

352 -
aumento de precio, montante á la veintena parte ó
más, le fuere sumamente gravoso. Ya dijimos en el
artftulo 1.406 que no tiene el de desistir cuando el contenido
resulta menór, aunque pae de la 'cuota dichá.
'Art. -En todos los casos en que el comprador ejerza
el derecho de desistir del contrato, el vendedor está obligado á
reembolsarle, además del precio que ha recibido, los gastos del
contrato.
El comprador no es responsable de la resolución
que se verifica: lo es más bien el vendedor que ignoraba
lo que vendía en cuanto á la cabida y extensión.
Art. t En todos lbs casos expresados en los artículos
anteriores, la acción en suplemento de precio que corresponde
al' vendedor, y la que corresponde al comprador para la disminución
del precio 6 la resolución del contrato, deben intentarse
dentro de un año, á contar desde 'el día del contrato, so pena de
la pérdida de los derechos respectivos.
Esta prescripción corre contra los contratantes,
aun cuando sean incapaces. Es un término fatal para
ejercer un derecho, que no se suspende ni interrumpe
como el de las prescripciones ordinarias.
; Art. Í.446. Si se han vendido dos fundos por el mismo
contrato 'y por ün solo precio, con la designación de la medida
'de cada uno de ellos, y se encuentra que la cabida es menor
en el uno y mayor en el .otro, se hace compensación hasta la
debida concurrencia, y la acción, tanto en suplemento como en
disminución del precio, ño tiene lugar, sino de conformidad con
las rglas que quedan establecidas.
o Es indispensable que los fundos sean reiinidos' en
el mismo contrato y por una sola cantidad como precio.
La ley supone únicamente la venta de dos fundos,, pero
podrían ser más de dos. Ningún fundamento racional se
opone á ello.
La . porción que falta en uno debe ser igual á lo que
sobre en otro. 'Si la diferencia en más ó 'menos fuese
mayor, habría lugar t los ' mismos derechas expresados
en los artículos precedentes cuando alcanzaran á
veintena parte de h totalidad de tos fundos vendidos.

- .5.).i -
Art. 1.47. La -cuestión sobre si la pérdida 6 el deterioro
de la cosa vendida y aun no entregada debe ser de cuenta del
vendedor 6 del comprador, se decidirá según las reglas esta-,
blecidas en el Título De las obligaciones y de los con/ralos en
general.
Esta disposición, meramente de referencia,- es en.
verdad inútil. Se puso -en el Código francés para refirmar
que la decisión de ese punto no ,depende de la tradición
de la cosa, sino de las reglas establecidas par
las obligaciones del contrato.
Véanse los artículos 1.212 y 1.265.
Del saneamiento
29 '- -
Art. i.. Por el saneamiento que debe el- vendedor -al,
comprador responde: -
19 De la posesión pacífica de la cesa vendida.
- 29 De los vicios ó defectos ocultos de la misma.
El saneamíenlo es la obligación que tiene el vendedor
de asegurar al comprador la posesión pacífica de
la cosá respecto de todo hecho anterior al contrato,
así como de los vicios ó defectos ocultos anteriores también
á la venta.'
Es una -circunstancia izo/ural, no esencial del contrato,
porque ella existe por virtud de la ley, vo los
contratantes pueden eliminarla ó modificarla.
No sólo en la venta, en todos los contratos t título,
oneróo, en los cuales se trasmite la propiedad de la
cosa, procede elstnt'amien/o. Existe también e11 1los que
se cede únicamente el uso de la cosa, como en el ai'rendamien/o
y el c(7;iz(,dalo. artículos 1.523 y 1.699. 'También
es procedente en el legado, artículo 840, y en la donación,
conforme al artículo 1054.
La obligación de saneamiento es indivisible, artículo
1 .168, porqu la responsabilidad que por virtud
de la venta coiitiaé el vendedor-se funda en un hecho.
que no es suseptil)l&d división natural, -ni intelectual..
23-1'. III

- 354 -
El vendedor no puede pretender que debe responder
únicamente de una parte de la cosa vendida, sea en
cuanto á la posesión pacífica de ella, sea en cuanto á los
vicios ó defectos ocultos. Si son varios los compradores,
cada uno de ellos tiene íntegra la acción de saneamiento
contra el vendedor; si son varios los' vendedores, cada
uno está obligado por el todo, y si el vendedor hubiere
muerto, la acción dicha puede intentarse contra cada
uno de sus herederos por el todo, sin perjuicio dé lo
prevenido en los artículos 1. 173 y 1. 174.
No debe confundirse la indivisibilidad de la obligación
de saneamiento con el derecho que tienen las partes
de estipular. que, llegado el caso de la evicción, el
vendedor sólo restituirá una parte del precio, ó no indemnizará
sino de una cuota señalada de -los daños y perjuicios,
etc. El todo indivisible es entonces esa parte
estipulada, que representa el monto de la obligación.
Del saneam len/o en caso de evicción
Art. 1.449. Aunque en el contrato •de. venta no se haya
estipulado el saneatniento, el vendedor responde al comprador
de la evicción que le prive del todo 6 parte de la cosa vendida,
r de Is cargas con que se pretenda gravarla, que no hayan
sido declaradas en el contrato.
'La evicción es la desposesión de la cosa ordenada
por sentencia judicial. Si el comprador ha sido despojado
de la cosa vendida, por un hecho ó un acto que
no sea judicial, no tiene derecho de exigir saneamiento
al vendedor. Lo mismo sucede en la perturbación de
hcho. Para esos casos le bastan al comprador para
reclamar la cosa y defenderla en juicio, los derechos
de que está revestido corno propietario. Lo que se llama
en Jurisprudencia un ¡zeclzo del princibe, es decir, un
acto discrecional del Poder Ejecutivo, no da lugar á
saneamiento. La Corte de Casación de Francia ha decidido,
sin embargo, q ue cuando ese acto se ha dictado
en virtud de atribuciones lcgles para restablecer derechos
preexistentes, la obligación de sanear es ineludible.

355
Tiene también el comrador acción de saneamzenlo
cuando la cosa resulta gravada con hipoteca, servidumbres
ú otras cargas ú obligaciorkes no declaradas en el
contrato.
En la venta hecha por ejecución judicial -procede
también el saneamiento por evicción. El ejecutado enajena
contra su voluntad, y es privado del dominio de la
cosa, sin su consentimiento en esta expropiación lega];
pero, satisfaciendo los derechos de legítimos acreedores,
contrae indudablemente las obligaciones del vendedor.
Para exonérarse de ellas habría sido necesario
que antes hubiese declarado expresamente que no respondía
del saneamiento, por tener dudas respecto de
los derechos que pudieran deducir terceras personas en
reclmación de la propiedad ó de derechos hipotecarios
ú otras acciones reales inherentes á ella.
El adjudicatario de la cosa vendida en remate judicial
puede en cao de evicción repetir el precio de los
acreedores á quienes se "pago con el producto de la
venta. El adjudicatario no lo debe y los acreedores
lo retienen sin causa proced, pues, en ése caso la
condicho indebihi.
Además de la ación dé saneamiénto que corresponde
al rematador contra'el cjecutado,y la ación de
lo indebido antedicho, jucde aul reclamar ci resarcimiento
de daños y perjuicios al ejecutante. si Por, ° su
culpa fueron incluidos 'eii ci embargo y remate bienes
no pertenecientes al ejecutado, sin que constara
ningún acto de 'éste que hiciese presumir la propiedad.
Asímismó es procedente la obligación de sanear
en las ventas que se hacen en expropiación? por causa
de utilidad pública. Si el propiétario verdadero de. la
cosa reclama los derechos que en ella l correponden,
la Nación, el Estado ó el Municipio que por aquel modo
la adquirió, llamará á responder de sneamiehto al que
la poseía como dueño, y éste deberá restituir el precio
satisfecho al reivindicante. Militan aquí las mismas ra-

i
- 356 -.
zones que respecto de la ejecución judicial hemos expresado.
El hecho de que emane la evicción debe ser anterior
á la venta, sea ó no personal del vendedor y sus causantes.
Una prescripción comenzada antes de la-venta y
vencida' después no se considera un hecho anterior porque
no se ha consumado sino cuando el comprador po.
día impedirlo, haciendo uso de sus derechos. La evicción
ó las perturbaciones por causas posteriores son
riesgos que corren por cuenta del comprador, como las
pérdidas que pueda sufrir por caso fortuito.
Un ' caso puede presentarse en que el motivo de la
evicción ocurra después de la venta, y es cuandoel
- propietario que ha vendido la cosa por un documento
- privado á una persona la vende más tarde á otra; que
registra la escritura de propiedad. Pero, la posterioridad
no es sino aparente porque el título de enajenación
del inmueble no vale respecto de terceros, sino á
contar de la fecha del. rgistro, y con esta formalidad el
vendedor antepuso la segunda venta á la primera,
dando por resultado que el comprador por documento
privado fue desposeído j.idicialmente de la c3sa vendida.
De todos modos la evicción proviene d un hecho
personal del vendedor, cuyas consecuencias le son absolutamente
imputables, articulo 1.451.
Elcomprador' amenazado de evicción puede exigir
el saneamiento de su vendedor inmediato 6 de cualquiera
de los causantes de éste que , estuviere obligado,
a responder de saneamiento, pues el comprador adquirió
• j.Linto con la propiedad de la cosa todos los derechos
que . vendedor inmediato tenía por razón de ella contra
sus causantes, y esto sin' necesidad de ocurrir del
mas reciente al mas remoto Así lo ha decidido la
Corte de Casación 'de Francia por sentencia de 1? de
ñoviembre de 1884. El mismo Tribunal ha resuelto
también qué el comprador ue por pacto expreso se.
encuentra privado' de la'cción de Saneamiento. contra
su vendedor, tiene deiecho, sin embargo, de reclamar

- 357 -
lo contra el vendedor de su vendedor, según lo explicado
arriba, y ese derecho le corresponde por tanto al
adquirente de la cosa á título gratuito, como el donatario,
contra aquellas personas de quienes el donante
derivó su propiedad á título oneroso, sujeto á la responsabilidad
'mencionada.
El comprador tiene derecho al saneamiento,
cuando por herencia del verdadero propietario sigue
poseyendo legítimamente la cosa que le fue trasmitida
por la venta. Su título de adquisición ha cambiado y
puede hacerse restituir el precio que indebidamente
pagó, junto con los gastos y costas del contrato. No
procederán sin duda las otras indetimizaciones, porque
no se han verificado los daños y perjuicios para los que
se dan.
Si fuere el vendedor el que hubiese heredado al
propietario, no tendría acción reivindicatoria contra la
cosa vendida por él mismo, porque en su calidad de
vendedor estaba obligado á la evicción, y se produciría
una confusión de derechos y obligaciones tal que destruiríA
todo recurso en aquel sentido. De allí el axioma
jurídico ATo puede causar la , evicción el que está obli-
Kado á ,oarafzÉi'r. Quern de cvichone'lenel aclio, eurndeiñ
ag'enlem rete /1 it excetio.
Art, 1.450. Los contratantes pueden z por convenios particulares
aumentar 6 dismihuir el efecto de esta obligación legal
y convenir también en que el vendedor, quede libre de ella.
Como la obligación, de sáiidar no es esencial sino
natural en el cohtrato "dé veñtay las partes pueden estipular
sobre ese punto' lo que tengan á bien. Pueden
establecer tina cláusula penal para dar mayor gravedad
á la obligación, prefijar el nionto dé los daños y perjúi:
cios, 'limitar la indemnización á'una parte de los perjuicios,
' determinar lbs'gastos 'y hasta exoríerar'de toda
responsabilidd al vendedor. ... '
Esta última cláusula está sujeta á a-rias rtricciones,
conforme á los artículos siguientes.

- 358.-
Art. 1.451. Aunque se haya estipulado que el vendedor no
queda pbligado al saneamiento, responderá, sin embargo, del que
iesulte de un. hecho que le sea personal. Toda convención con—
traria es nula.
Tampoco valdrá la estipulaci6n por la cual se liberte al vendedor
del saneamiento, si éste procede de mala fe, y el comprador
ignorare la causa que diere motivo á la evicción:
La ley no permite que el vendedor se exonere de
la responsabilidad proveniente de un hecho suyo personal.
Por ejemplo: si había enajenado ó hipotecado
antes la cosa á otra persona. Dar por válida Ja exoneración
6 disminución del saneamiento en esos casos
equivaldría á legitimar el dolo. Anúlase toda estipulación
en contrario, de lo que resulta que en semejante
circunstancia el saneamiento es considerado como requisito
esencial.
Para que la estipulación sobredicha fuese eócaz, se-
Ja menester que la evicción se derivara de un hecho
al cuál sea extraño el vendedor: verbo y gracia, de
un título que anteriormente había otorgado el causante
del vendedor.
La mala fe del vendedor es motivo -suficiente para
obligarle á sanear, aun cuando el comprador haya renunciado
ese derecho ; pero el comprador que sabía la
mala fe del vendedor se hizo complice suyo, y pierde
por ello el derecho que la ley acuerda al que trata de
buena fe.
La Jurisprudencia hace, sin embargo, en esta materia
distinciones importantes. La estipulacióñ será
necesariamente nula si expresa en términos generales:
que el vendedor no será responsable de saneamiento
ni aún por la evicción que' provenga de sus hechos
personales. Pero, será válida, si sé refiere, á un hecho
particular del vendedor, como á una venta celebrada
anteriormente á favor de determinada persona, á una
hipoteca especial constituida, etc. El comprador adquiere
entonces con pleno conocimiento, con el riesgo
de la evicción, y el caso se rigP legalmente por eI,artír'
1 0 que sigue.

- 359 -
Art. 1.452. Aunque se haya estipulado que el vendedor no
quede obligado al saneamiento, en caso de evicción deberá restituir
el precio, á menos que el comprador hubiere tenido conocimiento
del riesgo de la evicción en el- momento de la venta, 6 que haya
comprado á todo riesgo.
Como se ve en los artículos anteriores, el legislador
ha llenado de trabas y restricciones la estipulación que
liberta al vendedor de la obligación de sanear. Cuando
la admite por legítima no hace más que reducirla,
considerando que el vendedor no tiene razón para retener
el precio de la cosa vendida, llegado el caso de perder
el comprador la propiedad que le trasmitió, y que
concede mucho, redimiendo al vendedor de la obligación
de pagar lo demás que en el artículo siguiente se
le impone como consecuencias del saneamiento.
El pacto de no sanear que ]Imita la obligación del
vendedor á restituir el preció, es válido solamente cuando
la evicción no procede de un hecho personal suyo ó
de mala fe. Lo mismo sucede cuando por convenio
de las partes se disminuye la responsabilidad del vendedor,
sea en cuanto á la cantidad, sea respecto de las
otras consecuencias de la evicción, como los frutos, daños,
perjuicios, costas, etc.
Y es necesario para que el vendedor quede absolutamente
libre de esa responsabilidad, que el comprador
supiese que adquiría una cosa en litigio ó que podía
ser 'más tarde litigiosa, que la comprase á todo riesgo,
pues de esa manera el vendedor no transfirió sino un
derecho eventual, una pretensión, una esperanza de
vencer en el litis futuro, y eso puede ser objeto de un
contrato. Esa circunstancia, puede constar del mismo
instrumento de la venta ó de otros actos -ó escritos.
El vendedor puede retener en tal situación el precio
de la venta, aunque sobrevenga la evicción, porque
la causa de ese contrato aleatorio fue la eventualidad ó
esperanza cedida al comprador. -
Art. 1.453. Si se ha, prometido el saneamiento 6 si nada se
ha estipulado sobre él, el comprador que ha padecido la- evicción
tiene derecho á exigir del 'vendedor

- 360 -
9 La restitución del precio.
29 La de los frutos, cuando está obligado árestituirlos al pro-,
pietario que ha reivindicado la cosa.
39 Las costas del pleito que ha causado la evicción, y las
del que hubiere seguido con el vendedor para el saneamiento en lo
conducente.
49 Los daños ' perjuicios, y los gastos y costas del contrato.
Si la restitución de frutos se hubiere..impuesto al comprador,
como poseedor de mala fe, csarí la obligación impuesta al
vendedor en el nñmnero segundo de este articulo.
El comjraclor que padece evicción tiene dercho á
las indemnizaciones enumeradas aquí, ásaber
i Lr rcs/l/?Ici67 del reé'io. El bago de éste
tiene por causa la trasmisión de ]a propiçdad y vice
versa. Veriíicada la -evicci6r, el , cdrnpradbr se encuéntra
que ha pagado lo que no dbía y le asiste el derecho
de repetirlo por la condicho iudcbifi, que decían 10
Romanos.
2a La -de IOS/'2u/OS cua;zdci es/ti oblzga.do ti. reshiL
guii'los al»ro/5z .ç/(z ¡o que reivizdica. Es preciso distin
guir: si el comprador es de buena- fe hace suyos los
frutos percibidos y no está obligado á ninguna 1:estitp-
•ción. La ley no se refiere, pues. sino á los devengados
después de la demanda de reivindicación, que está obligado
á devolver conforme' al artículo 686. De esos
deberá ser indemnizado por el vendedor que responde
del saneamiento.
Si el comprador es de mala fe no tiene derecho á
retener los frutos recogidos durante la 'posesión: debe;
rá restituirlosal propietario sin acción! contra el vendedor.
.
3—Las cos/as del pl'iho ze ha causado la evic-
• ción, ehc. El propietario propóne contra el comprador
la acción reivindicadora y-éste reclama el saneamiento
de] vendedor. Estos dos pleitos son casi siempre un
oio juicio, según los artículos I7,' 198 y 199 dei
Código de Procedimiento Civil. Es racional que esos

- 361 -
gastos sean de cuenta del endedor que los ha causado.
• 4—Los daños y p6rjuícios y lós graslos y cosis
del contrato- Los primeros , tienen rugar. cuando
coñiprador no está ompletamente resarcidó con las
otras indemnizaciones de Fa pérdidas sufridas. Es condición
esencial que sea de buea fe para poderids reclamar.
El vendedor los debe en todo caso, orahaya
procedido de búeñafe, ora haya incurrido en dólo. Para
esascircunstañcias son aplicables las regias establecidas
en los artículos 1.19,
1.193 yJ.1g4.
'Lbs gatos y'ostas dl contrato debieron ser Satisfechos
por elcomprador, 1.425. Justo es que el vendedor'
se los reintége, pues por culpa suya queda sin
efectó el contrato.'-4'
El comprador que después' de la venta sabe que se
le ha vendidó una cosa ajena, no está obligado á esperar
la evicción. Le bastaría para prescribir el título
y la buena fe que tuvo en el rnomeno de la adquisición,
artículo,685, si eL,.verdadero, propietario no rç
dama en, el tiempo legal, pero p.ue .d.e antes deanUr
Al vendedor por la resolución del' contrato y exigirle
la retitucion del preio y las deinas incleinniiaciones que
por derecho le correspondan.
Art 1454 Si al verificarse la euccion l'i coa vendida se
halla disminuida en valor, 6'considerableii-iente deteriorada; ya
ea por negligencia' del comprador, ya por. futrza mayor, el
vehdedor está, sin embargo,: obligado' á restituir el precio íiite
gro.
Si-I,-el comprador ha sacado provecho de os deterioros que
ha causadoci ' endedor tiene derecho 1 parte ti c i M
precio pro porcional á ese provecho.
Li endckr de entregar lacant idad qe cci
rn ce comí rador como precio de la cosa 'n aten
der. al valor que ésta tenga én la actualidad . porque
ese deber..se lo impone la b y titulo -,uto R)í fO
de indemnización de dafios y perJunio.
La cosa. har,iisminuido,su valor
hrberse •detcrii'ado i por fuerza mayor, como, por ti n

- 362 -
incendio que la destruyó en parte, por culpa ó negligencia
del, comprador que no la cuidó ó reparó en tiempo,
ó por circunstancias enteramente extrañas ála yo-
¡untad de éste, como por una depreciación en el valor
de los inmuebles, etc. El vendedor deberá sieitpre el
precio íntegro.
La ley no excluye la negligencia del comprador,
porque éste creyéndose propietario ha , podido ser n-
gligente. con lo que considera suyo.. Caso habrá en que
el comprador descuida ó deja, deteriorar, la, cosa, á sabienda
de que exista una causa de evicción,, y tiene en
cierto modo interés en que se haga valer, para eximirse
de los gastos de reparación, pero á eso mimo
ha dado lugar el vendedor, y no puede quejarse
á nadie.
Si el corñpadtr sacó provecho de los deterioros
de la cosa, como si hubiere vendido los materiales
provenientes de una demolicjón, ,el vendedor ie'dscóntará
del precio que debe iestituirle la parte pçoporcionalal
valor dichó,: porque no; es justo que 'el
comprador se enriquezca con perjuicio de aquél. -
Art. 1.455. Si la cosa vendida ha aumentado en valor para
la época de la evicción, aun indepéndientemente de hechos del
comprador, el 'vendedor" está obligado á pagarle el exceso de
valor, además del precio que recibió.
Por la evicción el comprador pierde el valor actual,
que es el que ha alcanzado la cosa, y es justo que
le sea pagado por el ven4edor. No importa que el
'aumentó' provenga de circunstancias enterameri .te* ,ajenas.
de los esfuerzos del adquirente, ni que sea en
gran manera considerable. Por ejemplo: si la cosa
comprada ' en 20.000 bolívares, vale ahora .5 0.000 por
haber aumentado el precio de las propiedades urbanas;
si un predio agrícola cómprado en ioo.000 bo
'livares se esimá' hoy en 300.OcO por pagar inmedíato
'á 'él un ferrocarril' de reciente creación ú otro
'tivo semejante.

-363-
Art. i El vendedor está obligado á reembolsar al
comprador, 6 á hacerle reembolsar por el que ha reivindicado,
las refacciones y mejoras útiles que le haya hecho al fundo, y
á que tenga derecho.
La palabra refacciones está tornada aquí en el
sentido de reparaciones. Recordemos que se pueden
hacer en la cosa tres especies de gástos ó impensas:
i'—Las im»nsas necesarias, que son las exigidas
por las reparaciones indispensables pára la conservación
de}a cosa, corno la composición de los techos dl edificio,
la reconstrucción de una pared desplomada, cte.: el
pago de esos gastos son debidos al comprador, aunque
corno regularmente sucede no-hayan aumentado
de modo alguno el valor de la cosa.
2.—Las útiles, ' . .que se denominan simplemente
mejoras, porque bonifican, la cosa yaumentan su valor,
como la edificación de otras piezas •en una casa,
la desecación de un terreno pantanoso ó el riego
de otro estéril, etc.: éstos gastos se debenreembolsar
al comprador que con ellos mejoró la cosa comprada;
y
3a
—Las volupluarias, que son las cáusadas para
obras de meró lujo ó embellecimiento, como los estucos,
pavimento de mármol, pinturas, estatuas, jardines,
etc. : á las de esta clase se refiere el artículo
siguiente.
Contrayéndonos á las dos primeras que son las
regladas por este artículo, examinemos cuál, es la cantidad
á que el comprador tiene derecho. Ya hemos
dicho que respectc de las refacciones, ó sean las reparaciones
necesarias, el comprador puede reclamarlas
en todo caso. En cuanto á las mejoras, asisten
al comprador los mismos derechos del poseedor de
buena fe, siempre que las mejorasexistan al tiempo
de la evicción, artfiilo 687, y como tal no puede e*i
gir sino la suma Je.nor entre el monto de las ¡m-
Densas y el mayor vaior dado á la cosa, artículo 68.
Verbo y gracia: t1 corprador gastó seil boU-

364 ---
vares en diferentes mejoras, que solo han aumentado
el fundo en cuatro mil, ó, vice versa, invirtió cuatro
mii bolívares que dieron un aumento de valor de
seis mil.
El que reivindicó el fundo, ó c vendedor en su
defecto, está obligado á pagar al comprador por esa
causa cuatro mil bolívares en ambos casos. Así se
deduce de los conceptos y á• q2h fc'a derecho, introducidas
por nuestro artículo, comes modificación de
lo establecido en ci Código ftancs * en el italiano.
Observemos, sin embargo, que el coniirador no
pierde con la aplicación de esa rcia sino cuando
aparece mayor el gasto que el incremento de la cosa,
y éso puede decirse que lo tenía ya perdido; porque,
cuando por el contrario el incremento es mayor que
el gasto, se le tiene forzosamente en cuenta al apreciar
el valor total de la cosa, en la época de la evicción
en que manda la ley se paguen los aumentos,
cualquiera que sea el motivo de ellos.
Por lo expuesto en los artículos anteriores, vemos
que el vendedor está obligado á restituir el precio al
comprador, á pagarle las costas del pleito, á indmnizarle
de los daños y perjuicios, á devolverle los gastos
y costas del contrato; respecto de los frutos le
satisfará los que se haya visto obligado á restituir al
propietario. Pero, las refacciones y las nejoras está
en el deber de abonarlas el propietario que reivindica,
pues á ellas tiene derecho el comprador como
poseedor de buena ó de mala fe, y el vendedor- las
paga cuando el propietario no las satisface, porque
-- la obligación le incumbe también por virtud de la
evicción.
Art. 1.457. Si el vendedoi vendió de mala fe ci fundo
ajeno, está obligado á reembolsar al comprador de buena fe
todos los gastos, aun voluptuarios, que éste haya hecho en el
fundo.
Disposición que concuerda con el artículo 1.1 .
1 6.

365 -
•Sí hubo dolo de parte del ,'vendedor, 'e doctrina admitida
que está obligado á pagar al comprador aun
el myor valor de las impénsas útiles no representado
en el aumento de la cosa, no siendo por tanto
áplicable entonces la regla del artículo 688. Colígese
ésto de las palabras lodos ¡OS' gaslos, que emplea el
artículo, cuya extensión comprende aquellas.
El vendedor, pagará al comprador ambos gas/os
voluj5lua?ios, porque son pérdidas 'directas éinmediatas
que éste padece por falta de cumplimiento del contrato,
causadas por el vndedor de mala fe, que no
transfirió la propiedad al 'comprador. -
Si el comprador es dé mala fe, calificativo que
merecerá si contrató la cosa ,á sabiendas de que 'no
pertenecía al vendedor, no' podía exigir sino ci pago
de' las impensas necesarias y útiles, que la ley acuerda
al poseedor de buena ó de mala fe.
Art. 1.458. Siha habido evicción de una parte de la cosa,
y esta parte es de tal importancia, relativamente al todo, que
el cómprador no.' la hubiera comprado sin aquella parte, pued
te hacer resolver 'el contrato de venta.
Tratase ahora de 1 i. evzczon barcial de la cosa
Obsérvese que la ley no ha dejado en este punto al
comprador Jibertad para decidir, como en el caso del
articulo 1 430 Necesitase aquí que la parte de la cual
ha sufrido eviccion sea de mucl?a importancia relativamente
al todo, 2,apreciación que puede` ser , materia
de controversia y que elJuez resolvera como cuestión
dehecho, mientras que allá bastt'l'decisióndel
comprador, aun cuando la porción que. ha erécidb sea
relativamente pequeña La razon es que en este ul
timo caso el contrato no ha tenido todivia ejecucion,
y no se alteran por tanto con el desistimiento del comprador
relac9nes jurdicas cre tda ya, como acon tete
en el caso de eviçciÓn
Si sdeclara afirmati' amene u condicion estable
c1da en ci articulo, el mpra or pdedereclama h
resolución de 'la y 'óbt'ir'á 'la t€sti 'tucirV

366.
pírcio y las demás indemnizaciones que procedan como
en el caso de evicción total.
Puede estimarse la evicción parcia,l comprendida
en la disposición mencionada, si, por ejemplo el fundo
ha perdido por aquella causa las agmas que servían
para el riego, los terrenos que necesita para desahogo
de la propiedad ó una parte de las sementeras, bos-
(jl es, etc. Es de suponerse en tales casos que la privación
de esas porciones del predio harán su- cultivo
menos productivo¿) más costoso, y que el contratante
no lo había adquirido en esa situación.
Art. 1.459. Si en el CISO de evicci6n de una parte del fundo
vendido no se resolviere la venta, el valor de la parte sobre
que ha tenido lugar la evicción sera pagada al comprad or por el
vendedor, según la estimación que se, haga en la época de la
evicción Y no en proporción del precio total¡ de la.. venta, ya
haya aumentado, ya haya, disminuido el valor total dela cosa
ven di da.
La venta del fundo puede no resolverse, porque al
comprador no le convenga pedir la resolución, aun hallándose
en el caso á que se refiere el artíc'ulo precedente,
6 porque la pérdida padecidano alcance la importancia
sobredicha. Dç uno ó de otro modo, el vendedor
estará obligado á pagar la porción de que ha sido
privado el comprador por la evicción parcial.
Esa pordion puede ser una parte señalada y . especial
del fundo, como una vega determinada de la finca,
una arboleda particular, una casa situada en tierra , de la
hacienda, etc. ,. .ó ser un derecho de rico que corresponde
al predio en ciertos días, una parte alícuota, de
él, como Ja tercera ó la cuarta parte del inrnneblc que
reivindica un heredero, etc. Para :ambos casos, pro
diviso 6: pro irdiv.iso la ley preceptúa una misma regla,
conforme á la cual el vendedor deberá satisfacer el
valor de la parte sobre que se, efectúa la evicción, según
la' estimación que de aquella se haga en la época
en que el comprador es . desposeído por sentencia judiciaL
sin atender al prçcio total de la venta, ni . , al aumentó
ó disminución que haya tenido la cosa vendida.

- 367 -
Trátase, por ejemplo, de una vega del fundo, que
vale actualmente tres mil bolívares, según la aprecia'ión
pericial verificada, aunque, si se tomara- en consiaeración
que aquella porción de terreno representa poco más
6 menos la décima parte del predio que costó cuarenta
mi], 6 que vale hoy sesenta mil, debería calcularse en cuatro
Ó cinco mil. Trátase de la mitad del predio que fue adquirido
por cincuenta, mil bolívares, y la mitad dicha se
estima ahora por quince mil, ésto será lo que el vendedor
ha de pagar al comprador. Lo mismo dir,mos si
la evicción parcial se contrae á un derecho de riego ú
otra cosa semejante.
Esta disposición es criticada por algunos autores,
porque el comprador es más favorecido cuando hay
evicción, total, una vez que el vendedor, está entonces
obligado á pagar, no sólo el precio de la venta, sirio el
aumento de valor que la cosa haya alcanzado después, y
en la evicción parcial queda sujeto á recibir menos,
siendo la misma la causa legal de la repetición que compete
al comprador. -
Es de este lugar recordar que el precepto establecido
no'excluye en manera alguna el derecho que asiste
al comprador para desistir del contratoó pedir SLI resolución',
cuando la venta se hace por la medida ó con
indicación de la. medida, artículos 1441 y siguientes
Art. 1.460. Si el fundo vendido está gravado con servidumbres
no aparentes, que no hayan sido declaradas en el contrato, y
qe sean de tal importancia que se presuma que si el comprador'las
hubiera conocido, no hubiera comprado el fondo, el comprador
puede pedir la resolución del contráid, í menos que -prefiera una
indemnización. .
Cbntráese á las servidumbres coii que pudeestar
gravado el predió por el hecho del hombre. No 'etán
comprendidas las establecids por la ley que el- comprador
-debe conocer: I.:s servidumbres. son las no
aparentes, es decir, aqtiUas cuya existencia no se indica
por ninguna señal '.sible, como la de no edificar ó
no edificar sino hasta cierta altura, artículo 6i:.'No se-

- 368 -
ría lo inismo, si la servidumbre fuese abarente, como la
de acueducto, paso, etc. con obras visibles que no pueden
ser ignoradas.
Rige aquí la misma regla contenida en li dos artículos
que preceden.
La resolución ó indemnizaciones pueden resultar
también de la evicción total ó parcial de ser cidumbres
establecidas en favor del predio, como las :itadas de
acueducto, riego, paso, luz, etc., y cuya pérJida representa
para el predio dominante una disminucion de valor
6 de utilidad,por fflanera que sin el goce de aquellas
servidunbres el comprador no se habría decidido á
adquirir el predio
Puede ser también causa de resolución iridemnización
el descubrimiento de cargos ignorado que pesan
sobre el fundo ; verbo y gracia, un derecho le usufructo,
de uso ó habitación, un arrendamiento y otras prestaciones.reales
6 personales.
• Art. 1.461. Las otras reclamaciones que puedii nacer con
ocasión de perjuicios debidos al comprador por la ineeciici6n de la
venta, deben decidirse por las reglas establecidas en .l Título De
las obh

-369 ---
brar con él propietario un arrt ;lo judicial ó ext'rajudicial,
que el vendedor podría :econocer 6 rechazar, si
prdbse qué tenía medios de defensa suficientes para.
ser absueltos de la demanda, conforme ál artículo siguiente.
Art. I463. Cesa la obligación die sanear por causa de evicción,
cuándo el coripradorno hace notificar al vendedor la demanda
de evicción en los términos señalados ,,n el Código de Procedimiento
Civil, y éste prueba que tenía medios de defensa suficientes
para ser absue}to de la demanda.
Está prohibido al compradQr abandonarla cosa ni
convenir en la demanda de reivindicación. Su deber es
llamar en garantía al vendedor, para no exponerse á
perder el derecho de saneamiento. Pero, no siempre
la omisión de lá citación dicha produce ese efecto. Es
necesario que el vendedor requerido por el saneamiento
pruebe los medios suficientes de defensa, de que antes
hablamos y á. que se refiere este artículo, el cual excluye
toda controversia temeraria.
Véanse los artículos 19.7, 198 y 199 del Código de
Procedimiento, Civil.
Dei sanarnienfo por los vicios 6 dfec/os ocultósde
la cosa vendida
• .. Art. 1.464. El vendedor está obligado al, saneamiento de la
cosa vendida porlos vicios ó defects ocultos, que la hacen impropia
para el uso á que está destinada, ó que disminuyen' el uso de
tal manera, que si el comprador los hubiera conocido, no la habría
comprado 6 hubiera ofrecido un precio menor.
Estos'son los vicios que se llaman ;edlzibiiorios.
Se necesita que 'hagan'imp'ropia la' cosa para el uso expresado
ó disn'nuyan éste.
• .. , Por ejemplo: he' comprado una casa para habitar-
'la onmifamila, resulta que se hace- húriieda.éinfecta
en los ,das 'de' uias, tengo derecho de pedir la resolu-'
ción de la venta,. , •. .
He comprado un sitio para criar ganados, y descu-
24--T. ox.

- 370 -
bro luego que en cierta estación se llena de gusanos,
lo cual obliga á sacar los animales de allí ; me asiste el
mismo derecho.
He comprado un tronco de caballos para mi c.-
rruaje, y uno de ellos se cansa; he comprado un piano,
que no se mantiene nunca afinado, etc., en todos estos
casos se da la acción red/zibíloria por las razones antedichas.
Si los vicios ó defectos no impiden ni disminuyen
el uso de la cosa, es evidente que no autorizah la resolución
del contrato, aunque la cosa adole2ca de imperfecciones.
Art. 11.465. El vendedor no está obligado por los vicios
aparents, y que el comprador habría podido conocer , por sí
mismo.
• El comprador debe culparse-á si mismo, si siendo
visibles los vicios ó defectos de la cosa, no 1QS examinó
y apreció como era su deber.
Art. 1.466. Es responsable el vendedor de los vicios'
ocultos,
aunque él no los conociera, á menos que hubiere estipulado no
quedar obligado en este caso al saneamiento.
El . vendedor no se excusa con la ignorancia de los
vicios ó defectos de la cosa, ya porque debe saber el
estado de la cosa que vende, ya porque si esa excusa
fuese legal siempre se alegaría, para exirrfirse de res-
'pon sabilidad.
Esta especie de saneamiento puede- renunciarse
tarnbiénpor parte del comprador, y el vendedor queda
libre de responsabilidad, si de su parte no ha habido
dolo, como sucedería si hubiese ocultado al comprador
vicios ó defectos, que el vendedor conocía.
Las palabras en es/¿ caso de que se vale el artículo
indican que es ineficaz la renuncia del saneamiento,,
si se hizo sabiendo el v..ndedor los vicios6,. defectos
de la-cosa, los cuales ignoraba el conp.rador.
Esa e Stlpulac i.!)fl estaría viciada por la mala fe del
vendedor, artículO 1.468.

3 7 1 -
Art, 1.467. En los casos d; los artículo 1.464 y 1.466, el
comprador puede escoger entre devolver la cosa, haciéndose restituir
el precio, y retener la cosa, haciéndose restituir la parte de
precio que se determine por expertos.
El comprador puede escoger entre la acción red/iirbi/oria
para obtener la resolución de la venta, y la acción
quantirniñoris para pedir la disminución proporcional
del precio. Estas acciones nos vienen del Derecho
Romano.
Art. 1.468. Si el vendedor conocía los vicios de la cosa vendida,
está obligado á .pagar daños y perjuicios al comprador, además
de restituirle el precio.
Solamente en caso de dolo se impone al vendedor
la responsabilidad de daños y perjuicios.
En el saneamien/opoi- evicción el vendedor e's siempre
responsable de ellos, artículo 1.453; porque el propietario
no'puede ignorar si es suya la cosa que enajena,
mientras que no hay culpa si i gnora los vicios 6
defectos ocultos de la misma.
Art. 1.469. Si el vendedor ignoraba los vicios de la cosa
vendida,, está obligado á pagar daños y perjuicios al comprador.
además de restituirle el precio.
En la nota anterior darnos la razón de esta disposición.
La buena fe excusa al vendedor para el pago
de-los daños y perjuicios.
Art. 1.470. Si la cosa que tenía vicios ha perecido por causa
de sus defectos la pérdida es de cargo del, vendedor que está
obligado á restituir el precio, y á las otras indemnizaciojies indicadas
en los dos artículos precedentes..
Pero la pérdida ocasiónada po un caso fortuito es de cuenta
del comprador.
•Supónese aquí que la cosa perece á consecuencia
de . sus defectos antes de vencerse el término que la
ley señala p.ara proponer la • acción redhibitoria.
Destruida la cosa por efecto de un caso fortuito,
sería las más veces difícil, averiguar si existían ó no
vicios ó defectos que la hacían impropia, e .tc. La pruc-

- 372 -
ba anticipada que se hubiese promovido no valdría, sin
haberse discutido en juicio.
Para explicar , esta disposición se dice que el com
prador en semejan tes casos está sometido á una condición
resolutoria, y que por tanto la pérdida de lá cosa
sobrevenida pendiente la condición debe ser por su
cuenta. Pero, si la pérdida ocurriese intentada ya la
acción redhibitoria, le sería debida la indemnización,
en el supuesto de que probase el fundamento de la acción,
porque la propuesta de la demanda fija la situáción
jurídica de las partes que no son responsables, ni
pueden prevalerse en favor propio de, las lentitudes
del procedimiento.
Tampoco tendrá el comprador derecho de reclamación,
si la cosa pereció' por su culpa.
Omite la ley hablar del perecimiento en.partede
la cosa, por lo que inferimos que es aplicable la misma
regla cuando ocurre ese caso.
Art. 1.471. El compradr debe intentar la acción redhibitoriaque
proviene de vicios de l cosa en el término de un año, á
contar desde el día de la tradición, si se¡ trata deinmuebles ;si se
trata de animales, debe intentarse dentro de cuarenta días;y sise
trata 'de otras cosas muebles, dentro de tres meses; en uno ú otro
caso' á contar desde la entrega. . .
La acción redhibitoria en las ventas de muebles, no,tiene lugar,
sino por los vicios determinados por, la ley , 6 por usos locales.
La acción redhibitoria no tiene lugar en los remates judiciales
'Estos téi-minos se cuentan desde la tradición.d entrega;
porque, aunque ella no es necesaria para transferir
el dominio, él adquirente no está en psibilidad
de conocer los vicios ó defectos de la cosa hasta que
entra en la posesión corporal de ellá.
' Respcto dé los ánimáles exígese 'que aquellos estn
c9mprendidos énI'os qiae' de antemano se hayan
deteiminadopor la lo por los usos locales para cvi
tar' sin luda las pretensioñes exageradas dl ir.rés
paicular.
En las ventas verificadas en pública subasta no pro-

- 373 -
cede la acción redhibitoria, porque los interesados tienen
lugar y tiempo para examinarlas cosas que se
ofrecen en remate y deben aprovechar los lapsos legales
fijados para ese y otros fines.
- SECCION 5
De las oblzç-aciones del comftrador.
Ar. 1.472. La obligación del comprador es pagar M precio
en el día y en el lugar determinados por el contrato de venta.
Además de esta' obligación, el comprador tiene las
de recibir la cosa comprada y pagar los gastos que haya
hecho el vendedor para conservarla después de vendida,
cuando el comprador ha estado en mora de reci-.
birla.
Tiene también la de pagar los gastos de escritura y
demás, á que se refiere el artículo 1.425.
Al calificar la ley de principal la obligación de pagar
el precio es porque existen ó puéden existir otras
obligaciones respecto del comprador.
El artículo 1.424 expresa cuáles son las condiciones
que debe tener el precio.
Los contratantes pueden fijar el día y el lugar en
que debe pagarse el precio, y es será la regla á que antes
que todo se someterán las partes, atento á que los
pactos celebrados legalmente por ellas son por regla
general la primera, ley . del contrato.
Art. 1.473. Cuando nada se ha establecido respecto de esto,
el comprador debe pagar en el lugar y en la época en que debe
hacerse la tradición. . .
Para el caso en que las partes ñada'.han determinado
en ese punto establece la ley que el comprador debe
pagar en el lugar.y en el día en que debe efectuarse la
tradición.
En las ventas de inmuebles el recibo de la cosa
por parte del compfador ofrece de ordinario pocas
dificultades, puesto que la tradición de los inmuebles
puede hacerse por el'otorgamiento , de la escritura y la

- 374
entrega de las llaves, si se trata ( edificios 6 de calquier
otro modo 'simbólico. Ma yores son las de las cosas
muebles, sobre todo cuando son de las que necesitan
pesarse, medirse 6 contarse, porque requieren actos
materiales de entrega y aprehensión.
La tradición y consiguiente recibo de la cosa deben
verificarse inmediatamente después de celebrado el contrato,
salvo pacto modificatorio, como si se estipulase
que el vendedor guardará la • cosa en depósito hasta
cierto tiempo, en que el comprador acudirá á recibirla.
En cuanto á la obligación de pagar el precio, es
indudable que si el comprador no la cumple, el vendedor
puede hacer uso contra él de varios derechos, á saber:
¡9 cl derecho de reÉención, que permite el articulo
1.438 ; 29 el de resolución, conforme al artículo i. ii
39 el de hztoteca legal, si la venta es de cosa inmueble.
artículo 1.853, número 19-Y y 49 el qie concede el artículo
1.477, silo f uere de cosas muebles, derechos que tienden
casi todos ellos á proporcionar al vendedor los medios
de hacer efectiva la obligación del comprador de satisfacer
la suma debida.
El precio debe pagarse íntegramente, de suerte
que el vendedor no está obligado á recibirlo por-partes
en períodos sucesivos, si así no se hubiese convenido,
y no pagado, en totalidad puede considerarse
como no 'satisfecho para los efectos de la resolución.
A falta de pacto, la tradición ha 'de verificarse
material 6 simbólicamente en el lugar conde se encúentra
la cosa en el momento de la venta, artículo
1 ,437, y la ley fija el -pago allí de acuerdo con el artículo
1.214.
El artículo que explicamos contiene dos dercgaciones
del Derecho común: i. al establecer que ci
precio debe pagarse el día de la tradición, de lo
que resulta que si se otorga plazo para la entrega
de la cosa, sin decir nada sobre el precio, el comprador
disfruta del mismo plazo, y es regla general

- 375 -
que no goza de término sino el deudor á quien se
le concede; y que el precio debería pagarse á
menos de estpulacin cont:aria, en el domicilio del
comprador, que es el deudor, y. la ley lo obliga aquí
á pagar donde se hace la tradición, quizá porque puede
ser menos gravoso, al comprador hacer allá el pago,
que alvendedor entregar la cosa en, el domicilio del
comprador, y es de precepto que 'el pago y la trdición
sean sinitáneos.
ATt. Z. 474. k falta de convención especial, el comprador de
bei intereses del precio hasta el día del pago, aun cuando ¡ro haya
incurrido en mora, si la cosa vendida y entregada produce frutos
fi otra rentá.
El..,comprador no debe' intereses del precio más
qÚe . n . tres casos: 19 cuando se han estipulado; 29
:.iañdo'. aun: in haber pacto expreso la cosa recibida
por él produce, frutos ó rentas; y 39 cuando está en
mora, y.se halla en esa situación,..tanto si recibida la
cosa deja. de pagar el precio, corno cuando la cosa se
encuentra á disposición del comprador y no se presenta
á recibirla.
En el primer, caso los ,..interçses serán los convencionales
y se contarán- - desde la fecha del contrato;
en el segundo se computarán desde la tradición y en
el tercero desde la 'venta. 6 del tiempo fijado para recibir
la cosa. En estos dos últimos casos se pagarán
los intereses legales.
Art. 1.75. Si el oriíptadr es Perturbado 6 tuviere fundado
temor de sello por una S acci6n, sea hipotecaria, sea reivindicatoria,
puede suspender el pago del'precio, hasta que el vendedór
haya ,hecho cesar la perturbación 6 el peligro, á no ser que este
Últio dé garantia suficiente, 6 que se haya estipulado que no obstante
cualquier contingencia de esta clase, el comprador verifique
el pago. .
Si el comprador posee pruebas pQsitivas de que la
cosa. que le ha sido vendida, no pertenece al vendedor,
puede no solamente abstenerse de hacer el pago sino
prornc ­-r judicialmente la nulidad de la venta. Sería

37I.
absurdo c1uc la ley 10 sometiese á la futura evicción de
la cosa, y hemos visto en el artículo 1.449 que aun después
de recibida la hosa puede intentar aquella facción,
tan luego como sepa que le ha sido vendida una cosa
aj e u a
Ċuando careciendo de tales pruebas es' pertUrba
do, ó tiene justo temor de serlo, por uria acción
reivindicatoria ó hipotecaria, que también podría provenir
de la prenda, la anticresis y hasta del arren
damiento en ciertos casos, el ¿omprado:
cho por esta dispósición de suspender ,provisioi2ialmente
el pago, salvo los tres casos siguientes: . 10 51
el vendedor le .da fianza suficiente de restituirle la
cantidad pagada con los' daños y perjuicios: etc.; 29
si estipuló que no podría retener el precio en el
caso de perturbación 'y 39J5j compró á. todo riesgo,
á sabiendas de probables' evicción.
Es dctrin crrie•nte que el comprador no se'liberta
del pago de intereses cuando suspende Ja en,
trega del precio por la' 'perturbación ó el temor de
ella, si seencuentr. 'comprendido en' los casos del
artículo [.4 .74. Por otrparté, la ley no lo :a1toriza
para repetir el precio pagado al vendedor.. Ese dere
cho no le corresponde sino en.. el caso. de- evicción,
porque la circunstancia de- ser:perturbado no hace indebido
el pago
Toca á los tribuñalés apreciar. si. hay perturbación
ó si es fundado el,temor de sufrirla.. No se
trata aquí de la perturbación de hecho, sino.de la de
derecho, la que provienc de alguna de,]asacciones expresadas.
Para el caso de temó.r,deserpertúrbado,
lo mismo es que se haya realizado ó noia tradición.
C-1 conipradot' pod.Há nega'rse á recibir la ' cosa .micnas
aquel exista, á .fih de que no se lé obligue á pa
ar el precio. '
Este derecho del comprador es semejante al que
e da al vendedor p.r el árt,lo '1438;
Art. i.6. . C'ando se trata de, cosas rnub1es1 rc'solu-

- 377 -
ción de lav enta tiene luçr de leio u recho en interés del
vendedor, si el comprado no se a pres: itado á recibirla. ante
qi.Ie haya espirado el término i.ara la entrega de la cosa
vendida; ó si, aunque se L. y a nreser.ado .i recibirla no ha ofrecido
elprecio, á menos que s le hva atorgado plazo más
1rgo para esto.
Nuestro Código suprimió, en esta Sección varios
artículos que en el Código francés y en el it:álano se
refieren ,á la resolución de la venta de los irim6ebles
por falta de pago del precio. Verdaderamente son inútiles,
porque ninguna regla nueva establecen, y en
sustancia no han hecho más q ue 'reproducir preceptos
contenidos ea e] cuerpo del ierecho. Nos remitiremos,
pues, en cuanto á ]o imuehleis, á la disposición
del articulo 1.131 que domina principalmente esta na
teria,.sin distinción de bienes.
Las regias que nuestro Código ha conservado, no
son especiales para las cos.- nmdeb1es ; pero, antes
de examinarlas nos parece conveniente indicar las
consecuencias que produce la resolución de la venta por
falta de pago del precio, u saber
1a
El vendedor recobra. la cosa, si de' ella había
hecho tradición al comprudo y le restituye las porciopes
del precio que hubie ('¿do á cuenta.
2a
El vendedor tienc (lerecho de 'exigir la restitución
de los frutos percil'íhs por el comprador, y en
cambio debe restituir á este los intereses que le hubiere
pagado por la suma debida, así corno también I
abona intereses por la que había entregado á cuenta del
precio estipulado.
3a El comprador es ILÍ obligado á inc1emnizar 'al
vendedor ia dshejoras deterioros, que ha sufrido
la cosa durante él tieinpo que la poseyó y que provenga
de culpa ' 6 hcho su yo, al mismo tiempo que puede
exigir al vddédor que le resarza las .impensas 1 verificadas
pai'a lá conrración de la cosa y las mejoras
efcctuada'ñ' eli, 'conforne ii;r t cnlo 688, careciendo
de todo derecho para recia mar el aumento que la cosa

- 37; -
haya alcanzado por causas naturales, y sin obligación
de satisfacer 'os daños procedentes de caso fortuito.
4a• Quedan sin ningúñ efecto las enajenaciones de
la cosa, consentidas por el. comprador, lo mismo que
los derechos reales establecidos por él, según la regla:
Resolu fío jure danlis resolvifurjus Yaccij5ienlís siempre
que en la escritura de venta, legalmente registtad,
conste la hipoteca legal del artículo 1.853, respecto de
los inmuébles; rige en cuanto 5. las cosas muebles el
precepto del artículo 1.477 debiéndose tener presente
que en nuestra legislación la posesión de esas cosas
no equivale al título, como es de principio en las leyes
'francesas.
Estas consecuencias no privan 1 al vepdedor de la acción
que le compete para reclamar al corñprador el
pago de los daños y' perjuicios, que hubiere padecido
por la inejecución del contrato.
1 .
Cuándo se' 'rata de bienes inmuebles, para que se
produzca la resolución, de la venta por el motivo antedicho,
se necesita la declaratoria judicial, á menos que
se haya establecido como condición resbiutoria expresa.
Sabemos que si las partes han declarada en el contrato
que la' venta se resolverá de pleno derecho, no cum-
'pliendo el comprador con la obligación de pagar el
precio dentro de cierto tiempo, la resolución se verifica
por sí misma, antes de la intervención judicial sin per
juicio del que asiste al vendedor para pedir la ejecución
de aquella obligación, artículo 1. 131.
Tal es el efecto del pacto comisorio 6 de la ley
comisoria, explícito 6. implícito, cuyo fin, es resolver
el contrato cuándo una de las partes falta á. lo estiptilado.
L, disposición de nuestro Código se contrae particularmente
á las cosas mueblés,. para los casos en
que el comprador no se ha presentado 5. recibirlas antes
que, haya expirado el término fijado para ello, 6 cuando
acuda á recibir sin ofrecer el precio, respecto del cual no
se ha otorgado plazo. La resolución se efectúa en inte-

- 379 -
rés deI vendedor, quien. por tanto, puede, si le conviene,
dejarlas por cuenta del comprador y exigirle judicialmente
que ocurra á pagarlas y recibirlas, haciéndolas
poner entre tanto. en. depósito.
El motivo de esta facultad acordada al vendedor,
de venderle á otro las cosas contratadas, ó de
exigirle al comprador que venga á recibirlas, se funda
en la necesidad que seguramente tiene aquél de desocupar,
su casa ó almacenes, y tal vez de adquirir
otras cosas para reemplazar las que vendió, ó de precaverse
de la baja de precio que pueden tener en el
mercado.
Si el comprador las pagó, el vendedor no puede
disponer de ellas; sino obligarlo á recibirlas y aun
ponerlas también en depósito por cuenta del comprador.
Art. 1.477. Si se ha hecho la venta sin plazo para el pago
del precio, puede el vendedor, por falta del pago del precio,
reivindicar las cosas muebles vendidas, mientras que las posea
el comprador, 6 impedir que las venda, con tal que la demanda
en reivindicación se entable dentro de los quince días de la
entrega, y que las cosas vendidas se encuentren en el mismo estado
en que se' hallaban en la época de la entrega.
Pero, el derecho de reivindicación no tiene efecto con perjuicio
del privilegio acordado al locador, cuando no consta que,
al tiempo de la introducción de los muebles en la casa 6 fundo
alquilado, haya sido informado el locador de que aún se debía
el preçio.
'Las disposiciones de este artículo no derogan las leyes y
usos comerciales respecto á la reivindicación.
Tres condiciones se requieren para esta reivindicación:
i que el comprador posea las cosas ;
que se hallen en el mismo estado, porque no procedería,
si, por ejemplo, el comprador hubiese hecho
un vestido con la tela que compró; y 3 que se reclame
ese derecho en el término de quince dfas.
El locador tiene para el pago de los alquileres
privilegio, sobre los muebles del inquilino que se hallan
en la casa arrendada, artículo 1.840, número 5. Para

- 380 -
que ese derecho no se sobreponga al del vendedor,
es necesario que este haga saber al dueño de l casa,
al tiempo que los, muebles sean introducidos 'en ella,
el crédito que por muebles le corresponde en razón
de no habérsele pagado el precio en todo ó en
parte.
La acción para pedir el pago dél precio prescribe
á los veinte años, como todas las acciones 'personales,
sean muebles 6 inmuebles las cosa 1 s vendidas
Ėn el artículo 1.925 se limita á ocho días el 'térmiño
para esta acción reivindicatoria en el caso de
cesión de bienes del comprador.
SECCION 6
De , la resolución de la venta
Art. 1.478. Independientemente de las causas de nulidad'
y de resolución, ya explicadas en este Título, y de las comunes
á todas las convenciones, el contrato de venta puede r-eolverse
por el - ejercicio del derecho de retracto. -
Laventa puede corno los demás; contratos ser
impugnada por causa de nulidad que la destruya en
su origen y •esencia, por ejemplo, si tiene por objeto
una cosa que no' está en el comerçio, artículo i.o88.
Si la causa es ilícita, articulo roi,' si 'se efectúa
entre, cónyuges, artículo 1.427: si e hace para
disimular una disposicion testamentaria 9
'una dona
ción. en favQr de personas incapaces, artículos 741 y
1.034
Pide ser combatida por vía' de scisión, en los
cas de los ártículos i.o8ó y 1.269.
Puede ser tacadt por' 'el' dereho de' re&ción,
deñás,del •caso previstó en el'artículo' 1.1 31 ,, en los
conteilidos é ñ' los- artículos I.43' 0, 1.441,' 1.442 y
L458.
Sabehibs'ue 1as Lausas de nulzda?l se diferen
1ad, dé la"rcsi64' 'n que aquéllas '1T motiva
la inexistencia legal del contrato, y éstas nacen de çir-

- 381 -
cunstancias que anulan un contrato que -existe con -
vicios. La resolucióit -se distingue de ambas en que
tiene por objeto poner término á - un contrato que es
del todo perfecto, pero que no se -ha cumplido ó podido-
cumplir. -
Lái resolucióz produce los efectos principales siguientes.
• 19 El vendedor recobra la cosa vendida, si había
hecho tradición, y restituye el precio ó parte del precio,
que le había sido pagado por el comprador.
- 29 El comprador - que está en posesión debe.
restituir los frutos de la cosa -vendida.
39 El comprador responde en el mismo caso de
los deterioros de la cosa, que no sean-derivados de
caso fortuíto ó- fuerza mayor, y tiene derecho al mismo
tiempo á las impensas necesarias y al pago de las
m-ejoras según el artículo 671.
- 49 No valen las enajenaciones ó gravámenes consentidos
por el comprador, de acuerdo con la regla:
resol-ulió jure danlis resolví/nr jus acc-siefl/is.
- Esta Sección se ocupa .especialmerte en determinar
los priflCipiQS á que está sujeta. la -resolución
¿le , la' venta, por el ejercicio del derecho de retracto.
El retracto se divide . ep convencional .y legal. -
- . -
- Del retracto convencional
Art. 1.479 El retracto convencional es - 'un pacto por el
que e vendedor se reserva recuperar la cosa vendida, median-
-te la restituci6n' del precio y el reembolso de los gastos que
se expresan en el artícuío. 1.490.
.Si se impúsiere al vendedor, la . obligación de rescatar, se
coisiderará entonces el contrato sólo como l)réstao interés
con garantía del, dominio de: la cosa que se dice vrndida.
La venta coh pacto de , retracto es 'una venta condicional.
La cín:iciÓn es resolutoria para elcomprador,
que, pierde e donminio . de la cosa vendida si se
vnca la rest ucion del precio de ella y como a
una condición ,esolutoia corresponde otra-.ssftensiz.a,
-• • -

- 382 -
artículo 1.124, es claro que mieíLras se efectúa la.
restitución antedicha está solo en usper'so la traslación
del dominio respecto del vendedor.
El pacto de refracto debe estipuJarse y constar en
el documento mismo de la venta. Si se hiciese después
sería un contrato nuevo, en el que aparecería pactada
una venia ó tina promesa de venia. Por eso dice la
ley que el vendedor se reserva.
Pueden venderse con este pacto' tanto las cosas
muebles como las inmuebles, corporales é incorporales.
Nuestro Cóuigo ha desechado con razón, las expresiones
de retroventa y pacto de i'elrovendendo que
comunmente se usan, y con las cuales parece que se
quiere dar a comprender que se necesita una nueva venta
del comprador al vendedor, para que se produzcan los
efectos legales del retracto.
Es evidente que ellos se realizan 'por el mero
cumplimiento de la condición resolutoria precitada,
en razón de que la cosa vendida vue'lv al dominio
del vendedor, corno si la venta no se hubiese celebrado,
y así no se requiere nuevo transferimiento de.:la
propiedad,. sino la restitución del precio. Al decir de
algunos autores es propiamente un disiractus lo que
se verifica, esto es, la extinción del contrato hecho, y
no coniractus novus. . -.
A primera vista preséntase la condición de restituir
el precio, como simplemente potestativa de parte del
vendedor, lo cual debería anular la obligación, conforme
al artículo 1.128'; pero, no es así, pues aquel hecho
dependerá siempre de muchas circunstancias que
hacen mixta la condición estipulada, artículo. 1.125.
Ordinariamente, en Venezuela la venta con pacto
de' retracto no es más que la garantía'de un préstamo
de dinero á interés. ' El vendedor conserva casi siempre
el uso de, lá cosa, mediante el pago de una pensión
á canon mensual á título de locación, que equivale
al rédio de la cantidad recibida; ó el comprador

383
toma la cosa vendida, y entonces el uso de ella compensa
el interés dicho.
El contrato de mutuo disimulado bajo esa forma
puede ser anulado en los países en que las leyes tasan
el interés convencional, cuando en aquel pacto se
abriga la usura. Entre nosotros es perfectamente legítimo,
porque el interés del dinero lo fijan aquí libremente
las partes, y hay completa libertad de contratos,
artículos 1.720 5 1.097, 1098 y 1.184. -
En las ventas de esa especie referentes á cosas
muebles puede ocultarse muy bien el contrato llamado
zo-noratícic, que está prohibido por el artículo 1.819,
como sucede cuando el deudor en vez de aparecer entregando
la cosa en prenda conviene en venderla al acreedor,
reservándose el derecho de recobrarla pagando la
suma recibida como precio de ella. Formalizado así
el contrato sería imposible tacharlo como contrario á
la ley expresada.
En la Sección correspondiente clirenios, por qué
ha desaparecido en Venezuela la hipoteca como garantía
en los negocios más frecuentes. Indudable es que
el acreedor retrocede ante el temor de los gastos
y dilaciones judiciales que. lleva consigo el procedimiento
necesario para hacer efectiva la garantía hipotecaria,
que la venta con el pacto sobredicho le
proporciona en la mayoría de los casos absoluta seguridad
respecto del derecho que se desprende de
Su propiedad.
El deudor puede encontrar; sin embargo, ventajas
en la operación mencionada que no le brinda, el contrato
de préstamo á interés, á'saber: 1 que el deudor
limita su responsabilidad á la cosa vendida rhientras
que el que ha constituido bipoteca ó prenda eh resguardo
de la deuda, ó no ha otorgado ninguna garantía
especial, está obligado primero con los bienes gravado;,
y luego y en todo caso con sus demás bienes
hasta cubrir, el monto de su obligación; y 2' que si la
cosa vendida bajo condición resolutoria picc en todo

-384---
ó n parte antes de verificarse la condiin, la pierde
el acreedor convertido en comprador sin más derecho
contra el deudor, cuando es sabido qué'l pérdidá . de
la cosa hipotecaria ó predaria la sufre el deudor; Sifl
quedar libre de la deuda.
:Se ha agregado á este artíc!lo una disposición
que se había, hecho indispensable para evitar confusiones
en esta materia. Es práctica entré algunos
abogados y corredores añadir al contrato de venta
con pacto de retracto, una cláusula por la cual 'e1 derecho
de rescatar que corresponde al vendedor se-convierte-
en la obligación de restituir el precio recibido
al expirar el término estipulado parael retracto; Así
el contrato cambiaba absolutamente de naturaleza, y,
aunque se le denominase venta bajo condición, resolutoria,
no era en realidad sino, un préstamo á interés
con garantía del dominio de la cosa objeto de 'la-negociación.
Esto'
st lo declara ahora expresamente el legislador
conforme con los principios que rigen esos contratos.
Las diferencias que de tales estipulaciones se desprenden
son desde, luego de gran frascendetícia. He aquf las
principales: la el llamado 'comprador no viene á sér
sitio un acre'e'dor'hipotecario, y . el vendedor un deudor
de cantidad determinada: 2' aquel no hace süya por
consiguiente la cosa que sé dice vendida por falta de
pago, sino que adquiere el derecho, de dérnandar y'
ejecutar al deudor para que se le pague con el valor
de l. cosa: 3' todo lo que sobre la cosa después de
cubierto el crédito, sus intereses y costas, pertenecerá
al deudor: 4L los demás acrcedore de éste pueden
exigir quese renate la. cosa . para quese les pague
con el sobrante; y finalmente, el vendedor obligado
á restituir el precio pude ser conipelido á ello por
él acreedor, aunque la cosa haya perecido, y ejecutado
en sus otros hiene, porque se trata de un préstamo,
no de una venta co; retracto.

Art., 1.480. El derecho de retracto no puede ser estipulado
por un plazo que exceda de cinco afios.
Cuando se ha estipulado por un tiempo más largo, se reduce
á este plazo.
Si no se ha fijado tiempo para ejercer el derécho de retracto,
la acci6n para in~entarlo se prescribe por el término de cinco
afios, contados desde la fecha del contrato.
Las disposiciones de este artículo no impiden que pueda estipularse
nuevas pr6rrogas para ejercer el derecho de rescate,
aunque el plazo fijado y esas pr6rrogas lleguen á exceder de cinco
afios.
La ley reduce el término del retracto con el propósito
de que 110 permanezca por mucho tiempoffil1ertoel
dominio de las cosas. Dentro de ese lapso podría
someterse' ácondición el ejercicio del derecho
. mismo de retracto, como si se dijera ~ «me reservo el
derecho de reti-acto, si dentro del término de dos años,
Ó todo .el que permite la ley para ejecutarlo, llega mi
familia de Francia.» En ese caso sera menester que estacondición
se cumpla previamente para que pueda
efectuarse la condición resolutoria, constante en la restitución
del precio.
No hay en nuesttoconcepto ninguna dificultad en
estipular que la suma que haya de restituirse para la resolución
de la venta sea mayor ó menor que el precio
pagado. AIgunosexpositores asoman duda 'acerca de la
validez del contrato .cuando es mayor. fundados en el
carácter usurario. que reviste la negociación; pero, ya
hemos dich0 El ue entre nosotros es absolutamente libre
laestipulación del interés _del dinero, y por tanto ningún
reproche podríamos hacerle en ese sentido á aquel
pacto:
. No. hen1'os hallado en los autores _objeción alguna
relativa al caso en que se tl"ata de menor suma.
,_ La ley permite que se puedan e~tipular prórrogas
despl,1és de vencido el plazo. aunque sUll1adascon el
termino que primitiv9-m,::nte se _.acordó excedan delos
cinco años dados .PO~ laley. Se ha querido _con ésto
Pfoporciori;:¡,r alcOl;npT;:¡,dor, -que es el. acreedor, unmo-
Z5--T. 1II.

386 -
do leal de esperar al vendedor que rescate ]acosa
enajenada, sin que padezca aquél ningún perjuicio en
los derechos que 1e asigna el contrato. Esta disposición
•tiende á moderar el rigor de la ley que hace irrevocable
la venta después que expira el plazo para e1 retracto.
Art. 1481. Si ci vendedor no ejerce el derecho de retracto
en el ,trinino convenid ' , el comprador adquiere irrevocablemente
la propiedad.
Las palabras il(Cifl de retracto de que se valía antes
ci Cúdfto en este artículo han sido sustituidas ahora
con las de derecho de retracto, que son mis exactas, porque
aquellas parecían indicar que el vendedor estaba
obligado t recurrir ii. la vía judicial para ejercer el retracto
cuando basta para efectuar ésto que se devuelva
la suma de dinero que S( recibió como precio de la cosa
vendida. Si no hizo la restitución en tiempo hábil
pierde ci derecho de rescate y la venta se hace irrevocable
para el comprador que no está obligado á recibir
más tarde ci precio pagado.
"i ello es perfectamente just), pi.ics la regla general
q ue, Si no se cu mflI)lC la condición, la obligación se
consl(lera inexistente, y aquí la obligaciómi del compra -
dor es devolver la cosa al vendedor, para quien el retracto
es un derecho, una facultad de que puede hacer
no uso, artículos 1.123 y 1.133.
El vendedor debe restituir el precio al comprador y
reembolsarle los gastos, á que se refiere el artículo 1.479,
sin necesidad de demanda judicial ; deniancla que tampoco
ha menester ci comprador para hacer suya la cosa.
si el vendedor omite el cumplimiento de aquel deber.
Nada aprovecha al comprador el negarse á recibir la
cantidad debida, porque la condición se tiene por cumplida
cuando ci obligado impide su cumplimiento, artículo
1.124. El comprador es para la ley un obligado
en el sentido de que ha contraído el deber de recibir
el precio que dió por la cosa vendida y devolver ésta al

- 387 -
vendedor que la rescata: pero, el vendedor deberá justificar
por los medios que concede lá ley, que el comprador
se negó á recibirla cantidad 6 que no fue encontrado
en su domicilio, etc., lo cual puede probar con testigos,
porque no se trata de probar la extinción de una
obligación sino el hecho de que se ha cumplido una condición
estipulada.
En semejantes circunstancias sería de gran utilidad
una declaración hecha ante un Juez del lugar, á quienes
se mostrasen los valores en efectivo destinados para obtener
la resolución de la venta, y se pidiese certificación
del acto como quien promueve una justificación de
nudo hecho para asegurar un derecho, y aun pudiera
dejarse depositada la cantidad en un banco ó en cualquiera
casa de comercio á disposición del comprador,
depósito que queda á riesgo y peligro del que por sí ó
por medio de mandatario debió estar presente para recibir.
Es opinión admitida en Jurisprudencia que en
este caso no son indispensables el ofrecimiento real y la
conszgnación, porque éstos los exige la ley cuando se
trata del pago, artículo 1.226, y aquí nos referimos al
cumplimiento de una coíidición.
El hecho de qúe el vendedor no reintegre al comprador
COfl toda exactitud de los gastos y costos - mencionados
en el artículo 1.490, por no estar aup líquidos,
no autoriza para sostener que no se ha cumplido lá condición
resolutoria, si se ha entregado ú' ofrecido el precio
y una cantidad calculada prudentemente para satisfacer
aquellas otras obligaciones.
Por lo demás, el vendedor puede en cualquier
tiempo, antes de vencerse el término, restituir el precio
y reembolsar los gastos al comprador, para recuperaria
cosa vendida. En realidad, el vendedor es un
contratante sometido á una condición para el ejercicio
de un' derecho, y cuando para el cumplimiento de la
cóndición se establece un tiempo determinado, la ley, le
acuerda á la parte un bermeflrio de que ella puede ó no
hacer uso. Pero, aun considerando al vendedor como

388 -
un mero deudor, tenemos que reconocer, la facultad
que le asiste de renunciar el término, Jo cual efectuará
adelantándose á cumplir la condición resolutoria pactada,
y el comprador, que ocupa aquí el lugar del acreedor,
no puede negarse á recibir, a menos que se haya
estipulado claramente en el contrato de venta condicional,
queel vendedor no podrá ejercer el derecho de retracto
antes del término fijado por las partes, artículo
1.141.
Art. 1.482. El término corre contra toda persona, aun menor,
salvo ci recurso contra quien, haya lugar.
El túrmino corre aun contra las personas, respecto
de las cuales se suspende ordinariamente la prescripción,
según los artículos 1.940 y 1.941.
Los que hayan sido perjudicados por dolo ó culpa
de sus representantes legales, , podrán proponer contra
ellos las acciones que les competan. El término
quedará, sin embargo vencido por lo que se ve que la
ley considera este aunto de oden público.
Art. I. 483. Si el vendedor no ejerce el derecho de rctracto
puede intentar su acción contra los terceros adquirentes, si el
pacto consta de la escritura de enajenación.
El pacto de retracto crea ¿'t favor del vendedor
una de esas acciones que se llama. en derecho in rem
insc z5/a, es decir, que sin ser propiamente reales,
porque emanan de una obligación persúnal, con ellas
se persigue el cumplimiento de una obligación, que no
se p u ede realizar, sino en tina cosa determinada, objeto
especial del contrato.
Para esto son necesarias clos circunstancias esenciales':
1a que el Pacto referido haya sido una condición,
expresa de la venta, establecida junto con ella,
pues hemos visto en el artículo 1.449 Y siguiente que
si se estipula posteriormente no hay en verdad pacto
de retrado sino promesa da venta 6 de reventa, de parte
del comprador, que adquiere la cosa vendida pura
si m':lemente ; y 2' que el tacto de retracto conste de

- 389
escritura, la cual ha de ser la de la misma enajenación,
para que quede llena la primera circunstancia
dicha, por donde. resulta que no es admisible el pacto
ajustado verbalmente, aunque por ser la venta un contrato
consensual no necesite de la forma escrita para
perfeccionarse y existir.
El pacto de ret,acto puede consignarse en una venta
formalizada en documento privado. Preciso es, sin embargo
distinguir en cuanto á la, calidad de los bienes
y á sus consecuencias jurídicas. Sean muebles, sean inmuebles
las cosas vendidas, el derecho de retracto tendrá
lugar ¿ntre las partes, aunque conste de aquel
género de instrumento, artículo 1.286. Si se trata de
cosas muebles, valdrá también respecto de terceros,
porque en nuestra legislación la posesión de la cosa
mueble no equivale á título, como en el Código francés,
y' la traslación de la propiedad de tales bienes
no requieren ninguna formalidad pública de transcripción
ó registro para que produzca efecto respecto
de todo'el• mundo. Si se trata de 'bienes inmuebles,
deberá registrarse legalmente la escritura de, enajenación'
en que aparece la cláusula de retracto, á fin de
que 'pueda hacerse, extensiva á los terceros adquirentes,
'qué. dice este artículo. Véase los artículos 1.285,
1.884' y'I.885.
'Al comprador de la cosa sujeta á condición resolutoria
o le está prohibido, salvo ' estipulación expresa
'en contrario,. vender, ó de cualquier otro modo,
epajnar, 6 hipotecar aquella. Los terceros adqui:
rntes 6 acreedores hipotecarios deben saber que el
'cñiprador sólo posee un derecho resoluble por, el
cumplimientó : de la condicion, y que no . puede trasniitirles
sino una propiedad condicional. Nemo dat quod
on ha bel..
El registro de la escritura de enajenación proporcionará
ese onocimierito al adquirente del inmueble."
En cuanto a'l'de cosas muebles, es deber suyo
exigir 'que se le presente el documento en virtud del

)90
cual adquirlo e lue
e n d P ara estar— sec*yuro'(_1(--A.,l
(1^e-re,c,lio con que, I)roced(,-.k. 1-4'41 (-Iolo del no
11*be- rta la cosa k7>enel*lda el.e Icas.. coilsectie_.ncísas *de 1 retracto,
1 Y. tc-anto es asig atin tic conste en los doc,U~
nientos, t,ilter.io-res. la cosa ha sl'do, eiiaj*ena da por
el sin inencionar el nacto (.le retracto,.:. JL el
i ) ri in 1 tivo Ve1](ledor. )-u(.- le P (--irsecyUirla ell mall os de
n C 1 ua quier otro I)ose-e p —ti c ti i- I*r . i la coiid¡c io—ii reso-
1 Li to r 1 ¿_,1 *Seor iIII (.1,1 i)rincil)1O 1 1171"0¿ (^(17111S 7 C
SO - I IIII-J lí . S
A 1 4S 4. El
(a e t o (1, l-ctr,,,Icto *ejerce todos
los de su vejicledor,.
[)I'(.>Sc1,11)(,%ioii c(wre. en su fii^. 9 01.0 tanto Contna e -erd a*dero-
1 ) p 1 e t 1 r C.CMIO COntl-IiI, los que I )reteii(I,-C- t ii . tener hipote,cas ú
otros ( I.e r e c1 10 S Sobro, lia Costa ^-Cli(liclt-le
Puede o )oner (_T leío (le (.1XCUSIO11 .11 los acreedores de
sa vendedor.
C011 ré P z C', lo 1)rodUCe, ted-os
los 0 efectos (le la v e i-, ta a r 1 C011I P , ád 0 r y a^d
qLliere.la. 1-).ropiedc^i(1 coii, toc].().s sus d(.. -&rechos como
l,-coiitece en las SUjetas Ca co i¡'dicion re "
solutoría4 Iii* l) 0 teca r.I.a, etc-O
y e, S 11) r oo-a en t o (A o S )s (l(- -,íreclios 'CI SU -VC n d c: dó r
E 1 v c--,1 n cl (--1 cl r le(.', 1 SI 1 "kl"C z C e der. en aj. e. * n a r
aun -Iii1)Ot,ecCrir s.t.1 (¡é > i /i
]-.1«` 11 el- ca so de
venta, por ejeniplo, -el Cadquirente -de ese- derécho.. ptiede
re»stituir! e_,,1 I)recio con los demas pacros le.,gale.s, y
.hacer SLly.^a* la' c OSCIL Si' I-a f,,,t^ctil-tad de Tetraer. _fi-le
enajena(I,,Cl. 4 f a v (-N 1 (.1 c o-niprarlor i-ní'snio la venta
an-tes coliclicl(*)11

- 391
dores en general da el artículo 1. 197; pero entonces
el comprador puede oponer al acreedor ejecutante
elhnejicio de excusión, de que habla este artículo,
es decir, que puede exigirle que ejecute antes los
otros bienes que posea el vendedor, y cuando quede
demostrado que esos bienes no. existen ó son insuficientes,
será que el acreedor del vendedor podrá rematar
el derecho que este tenga en la cosa vendida
con retracto.
El vendedor puede también. vender la cosa misma.
Esa venta se estimará como enajenación hecha
.bajo ·la condición susjensiva.· «si recobra por retracto
la cosa vendida »; y podría igualmente hipotecarIa en
la propia forma, de suerte que la hipoteca no tuyiese
efecto, sino en el caso de haber sido readquirido el
inmueble por el hipotecante.
Las enajenaciones efectuadas por el comprador
con pacto de retracto se .resuelvetl, esto es.desaparecen,
se extinguen en absoluto, por Jarestitución del
precio y demás pagos, que constituyen la condición
resoltdoria del derecho de propiedad adquirido por él:
las enajenaciones del vendedor están pendientespélra
su validez de la condición suspcmivtt que antes dijimas,
de que recobre la propiedad pl)r el cumplimiento
de la cOJU!/ciónresolutoria antedicha, 10 cual es
confofll1e al principio ya demostrado de que toda COltdición
reso!zdoria lleVé1-envuelta en sí misma una condición
susjenSiVtl, y vice versa.
La ley declara que la prescripción cOrte en favor
del comprador, como consecuencia de la regla estabI~cidade
que ejerce todos los derechos del vendedor.
La existencia de la condición resolutoria no los
disminuye en nada. Junto con aquellos derechos tendrá
también las obligaciones correlativas. La pr(Cscripción
correrá, pues, desde luego,contr,L él, siempre
que se refiera a derechos inherentes á ¡acosa.
El comprador puede contar el tiempo que ha poseícL.>
dúraOte la condición resoIutori3, para prescribir CO!l-

-
tia el verdadero propiet:io 6 contra el acreedor hipo;
tecario, y sumar ese tiempo con el de la posesión
anterior de que gozó i- .védedor.
Discútese eií'tre' los tritadistás si debe considerarse
suspendida 6 no la piescripó' para adquirir ó
extinguir una servidumbt e, cuandc, el comprador del
predio sujeto á pacto de retracto es dueño al propio
tiempo del otro predio respecto del cual aquél esdominante
6 sirviente. Dícese en pro, que'. no puede
ber 'prescripción, porque la' servidumbre se -extingue
zso jre cuando la' propiedad del predio doininante..y
la del sirvienté se reunen en una misnia persona, artículo
647; y en contra, que el comprador ,ejerce un
1 derecho resoluble, : y' que por ese motivo no es ppible
afirmar que hay c6nfusión,.sino cuando la condición
.deja de cumplirse y ,.el comprador adquiere irrevocablemente
la propiedad. Nos decidirnos por la opinión
afirmativa, que hallamos perfectamente, ajustada á los
principios , jurídicos. Mientras los dos predios están en
poder de un solo dueño no puede ejercer.ea'ctiya ni
fpasivamente el derecho de. servidumbre, nemine res sua
sé,vt. 'La confusión- tenlporal se confirma. alce,se
el •comprador própietario incomutable del fundovendido
condicionalmente. Si la venta se resuelve, 'el es
tado' jurídico del predio se ,retrotrae á la , época de la
venta, y, revocada por aquella causa la.cpnfusip.re
vivirá la serddumbre y el derecho 'de,adquirirla extinguirla
por prescripción.
Creemos también -muy racional la doctrina, .seón1a
cual se sostiene en Jurisprudencia que el vendedor,
- al'recobrar por virtüd del retracto, la propkdadde la
cosa, puede uiiir, el tiempo de su posesión al» de ia.que
ejerció el compzador, para el efecto de precribírontra
los que estén investidos de acciones reeindiçatorias
6 hipotecarias:' Cumplida la condición resolutoria, el
comprador se encuentra en el caso del .que, p'oseyó á
nombre de otro,,, y :esa posesión es igieima y bastante
ese fin, artículo 665. Podemos cc frroarros con esa

- 393 -
sola consideración, sin necesidad de entrar á investigar
si debe 6·· no 'reputarse al comprador causante del vendedor
que retrae.
Silos acreedores del vendedor pretenden enbargar
y 1"emat~r el derecho de retracto, ó ejercerlo ellos
por su deudor, paraaprovecharse de las ventajas que de
eso puedan reportarse .. el comprador tiene la facultad de
oponerles elbellejici() de excUSiÓll, con arreglo al artículo
1.794, entl. propósito .de que' sean ejecutados antes
otros bienes del vendedor y pueda conservar el comprador
el provecho que resulte de no hacer el vendedor
I,.1S0 del retracto,
Pero si la cosa vendida la persigue el acreedor por
virtud de hipoteca anterior ála venta, no cabe entonces el
be1Zefieiodeexe2lsió11, según los artículos J .868 Y 1.869,
pues de otra manera eldcudorpodría embaT;tzé,r ó dilatar
la ejecución de la obligación hipotecaria con sólo
vender b cosa hipotecadabajop«cto de re/raeto.
Art. 1.485. Si el comprador con pacto de retracto de una
paree indiv¡s~lde un fundase ha hecho adjudicatario del fundo
entero,: por liótaci6n provocada contra él, puede ohlig-ar al yendedor.á
r~.scat~r todocl fundo, si qlliere hacer uso del retracto.
Para la cabal inteligencia de este artfetdo es útil
presentar por medio di: ejemplos IrJSc1iversos casos que
püédéllocurrir.
SLlpoligafnos que Pedro y Pablo son propietarios
deua fundoindiYiso. y que el primero \Tillle al se.­
gundo, .bajo padl7 de retrado. la tercera p¡~rte .queen
aquél le correspcJnc1e.
Hecho d ret;·"cto, Pedro se \'olver;i ¡í.encontrar
en el mismo estado con Pablo. ó con la.p

- 394-
Si lainclh'ish:m cesó,duranteoltérmtpo 'f1íad.o
para el retracto, es (¡Ue hay que' distinguir::
¡

395
muchos herederos. Cada uno de éstos puede usar el derecho de
retracto, pero sólo por la pte de que es heredero.
Se 'necesita que hayan vendido coizJuiiÉamen1e, en
un mismo t contrato y 4tie 'el fundo sea común. La
falta de cualquiera de estas circunstancias •hace inaplicable
la disposición ¿lue sigue.
El caso de .los herederos es aun más preciso en
el 'sentido de ' las circunstancias dichas, :que se encuentran
necesariamente reunidas.
Art.W41. 4 8 7. Puede sin embargo, el comprador, en los dos
casos"expresados en el artículo anterior, hacer citar á todos los
Vendedores ó á todos los coherederos, para que se acuerden entre
sí para el rescate del fundo entero; y si no se pusieren de
acuerdo, aquél no puede ser obligado á consentir en el rescate
parcial.
Pero si uno 6 muchos de los coherederos 6 vendedores del
fundo común no quieren efectuar el rescate, pueden los otros y
aun iín solo de ellos, verificarlo por la totalidad por su propia
cuenta. '.
Aquí había ciertamente un error de redacción:
los t asos expresados no se hallan en los artículos que
preceden, conio decí antes el Código sino sólo en el
anterior.
Provino , la equivocación dé .que el caso de ser
'\írios los vendedores conjuntos' y ,el de los herederos
del vendedor, están expresados en dos ártícuios en el
.Código francés (1.668 y 6ó9). ,y en el siguiente que
nuestro Çódigo copió no se advirtió esa circunstancia.
Ahora se ha corregidocon la debida claridad.
Si , , en la venta hecha, auque conste de un mismo
documento, cada vendedor ha traspaado. una parte determinada,
se estimará como si fuesen varias ventas,
y cada vendedor odrá rsata la qu le' pertenécé.
Lo rñismd será si la venta éfectuada conjuntamente
,comprendiese' varios f.úndos.
La prohibición 'del, 1fescate parcial favorece al comprador
que adquirió,, el fundo como un todo, y áquien
racionalm.ente no debe' obligarse ,á,fraccionarlo 'cqn
perjuicio propio.

- 396 -
Art. 1.488. Si diferentes propietarios de un fundo no lo han
vendido conjuntamente y en totalidad, sino que cada uno ha
vendido solo su parte, pueden ejercer el derecho de retracto separadamente,
cada uno por ,la porción que le corresponde.
El comprador no puede obligar al que ejerce, la acción de
esa manera á que rescate el fundo entero.
Esta dispósición queda explicada en, las precedentes.
El comprador que ha pactado con varios vendedores
no puede imponerles el rescate total.
Art. 1489. . Si el comprador ha dejado muchos herederos,
el derecho de rescate no puede ejercerse sino contra cada uno de
ellos y por la parte que le corresponde, sea que la cosa vendida
esté indivisa,' 6 que hayasido dividida entre ellos.
Pero, si la sucesión se ha dividido y la cosa vendida ha sido
comprendida en la porción de uno de los herederos, la acción
puede intentarse contra este por el todo.
Aqíí se trata de la obligación dividida poi la
muerte del comprador, obsérvese la inexactitud' en
que también se incurrió antes en este artículo, lo mismo
que en ci artículo 1.48,i_. de emplear la pa'labraacen
vez de ,derecho ó beneficio ,de retracto que
ahora se ha corregido también.
Este punto no ofrecerá dificultad sino ipcomodidad
para el vendedor. Ninguno de los herederos puede
negarse á cumplir el pacto.
Corno el derecho de retracto sigue á la cosa es
claro que deberá ejercerse con relación,al que le haya
,correspondido segin la partición.
Si son varios los compradores con pacto de re
tracto, debe el vendedor acudir á cada mio 'de ellos
para el rescate, salvo estip'ulaóión
Art. 1.490. El vendedor, que hace uso clél ,derecho de retracto
debe reembolsar al comprador no sólo el precio recibido,
sino también los gastos y costos de la venta, los de las reparaciones
necesarias, y los de .las mejoras qué ,han aumentado el
valor'de¡ , fundo hasta concurrencia del irnayór valor que éste
tenga, y llenar además cualquier deber que se ,hubiere impuesto
en el contrato. ' '
11 1
FI vendedor que entra en posesión del fundo, en' 'virtud del

- 397 -
retracto, lo toma libre de todas las cargas que le haya impuesto
el comprador.
Las reparaciones y mejoras cuando el comprador
ha tornado posesión real de la cos?s. Si ésta ha quedado
en poder del vendedor, á título de arrendamiento,
las que hubiese hecho el arrendatario dicho se determinarán
por aquel contrato, si el comprador adquiere
irrevocablemente la propiedad de la cosa, artículo
1.556.
El vendedor está obligado á pagar las mejoras
por el mayor valor que haya adquirido la cosa, regla
distinta de la del, articulo 688.
El legislador, que en toda esta materia se manifiesta
generalmente favorable al vendedor con pacto de
retracto, aparece duro en esta disposición. El comprador
podrá casi siempre imposibilitar el rescate cuando
entra en posesión corporal del predio vendido, con
las mejoras que haga en él, y que aumenten de una
manera considerable la cantidad que debe restituirse
hasta el punto de que no pueda ser entregada por el
vendedor al cumplirse el plazo estipulado. Para evitar
esa situación debe haber pacto expreso que liberte al
vendedor de la obligai6n de pagar todas las impensas
que no merezcan la calificación de nccesa'zas.
Sucede por otra parte frecuentemente que el vendedor
negocia la venta con retracto para invertir la cantidad
que recibe en mejorar, aunentar ¿ concluir la casa
6 fundo' que verde. Su sitiación jurídica respecto del
comprador es muy precaria, al hacere irrevocable la
venta por falta de restitución del precio, si no estipula
que se tendrá en cuenta el mayor valor que adquiera
el predio por aquella inversión, pues el comprador que
tiene en tal caso el carácter de arrendador no está oblio
r ado á reconocer los aumentos ó mejoras; corno hemos
dicho, y puede hacerlo todo suyo en defecto (le rescate.
Las enajenaciones y cargas desaparecen por el cumplimiento
de la condición resolutoria. Si el vendedor

- 398
adquiere el dominio de la cosa, por una venta hecha con
1)osterior!clad al termino del retracto, la regla es distinta.
Aunque el comprador y el vendedor se pusieran déacuerdo
para hacer que , la cosa volviese libre de cargas
al dueño primitivo, no podría hacerlo con perjuicio de
los derechos (le terceros.
Art. 1.491. Si en el contrato de venta con pacto de retracto
se ha estipulado que el vendedor quede como arrendatario ó inquilino
del fundo, sera nula toda cláusula por la cual se pene la
falta de pago de pensiones con la pérdida del derecho de rescate.
Las pensiones de arrendamiento podrán cobrarse ante el tribunal
competente según su cuantía, y pedirse la desocupación de
casa, en juicio verbal, ó que el subarrendatario si lo hubiere, se
entienda directamente con el comprador bajo pacto de retracto,
sin que en ninguno - (le- estos caso se menoscabe ci derecho de
rescate, ni el t(rmino estipulado para usarlo.
Disposición enteramente nueva, cuyo objeto es favorecer
al vendedor contra la saña dci acreedor, que
figura como comprador. Perder el derecho de retracto
por la simple circuntancia de no pagar las pensiones.
de arrendamiento, era un pacto comisorio de los más
odiosos. Aunque hayi estipulación contraria, el comprador
no posee ahora inis recursoq nc el de reclamar
udicialmcntc lo que se ie debe por. arrendamiento. ; y
pedir la (lcsocup:lci(,)n (le la casa, si (le tal se tratare.
Concédesele tambon ci (le . entenderse directamente
con el subarrendaario I-lue que haya-.para los efectos del
pago. l.)e suerte que el vendedor continúa gozando
de su derecho de rescate, aunque, no pague las pensiones
ni desoéupe el predio.
DeI refracto legal.
-,
Art. 1.492. El retracto legal es el, derecho que tiene alguno
por la ley de subrogarse en lugar del que adquiere una cosa inmueble,
por compra ó dación en pago, con las mismas condiciones
estipuladas en el contrato.
El copropietario- de una cosa común, que no puede dividirse
cómodamente 6 sin menoscabo, puede usar del retracto en el caso

- 399 -
de venderse á un extraño la parte de alguno ó de todos los demás
condueños.
En el caso de que dos ó más copropietarios quieran usar
del retracto, sólo podrán hacerlo á prorrata de la porción que
tengan en la cosa común.
También corresponde al dueño directo y al enfiteuta en sus
casos, el, derecho de rçtraer de un tercero.
Esta especie de retracto produce también la resolución
de la venta por una condiión i'cso/u(oria, establecida
por la ley ; y se funda en la préferer1ia que
merece el copropietario en la adquisición de la parte
enajenada por el otro copropietario de la cosa común,
ya para alcanzar el dominio de toda ella, ya para evitarse
la unión en intereses con alguna persona que no
le sea agradable.
Para que sea aceptable el retracto se necesita
que la cosa se encuentre indivisa, y no admita cómoda
división matérial ;y ? 29 que el copropietario se haya
desprendido de su parte por 'u/ o dtr/;i en aço,
pues si la hubiese donado ú leado no procedería ci
retracto. . .
El retrae/o /e,-al sólo se da entre condueños, ora
venga la comunidad de disposiciones testamentarias ó
actos entre vivos; ora venga de cualquier hecho mdcpendiente
de la voluntad (le comuneros.
No es procedente el retracto' cuando un copropietario
vende su parte á otro copropietario. Los otros
condueños no pueden pretender ni preferencia, ni p"°
rrata: la. ley da el retracto sólo con relación i adquirentes
extraños.
No se pçnie cuando uno de los condueños ha
traspasado la propiedad de la parte que le pertenece,
á título lucrativo, porque entonces no podrían sustituirse
las mismas condiciones estipuladas; pero, el copropietario
tiene siempre el derecho de provocar la división
y'licitación, para hacer cesar la comunidad.
'u El dueño directo y el enfiteuta gozan del derech
de. retracto porqueson condueños en ci dominio de
la cosa.

- ¿loo
El refracto legal se limita á los bienes inmuebles,
mientras que el convencional puede referirse á toda
especie de bienes.
Art. 1.493. No puede usarse del derecho de retracto, sino
dentro de nueve días, contados desde el aviso que debe dar el
vendedor 6 el comprador al que tiene este derecho, ó á quien
lo represente. Si estuviese ausente y no hubiere quien lo represente,
el término sera de cuarenta (lías, contados desde la fecha
del registro de la escritura.
Estos términos son breves é improrrogables, para
que no esté por mucho tiempd en suspenso la propiedad
de las cosas.
Cuando el copropietario está presente, por sí ó por
Sil representante, en el lugar de la venta, el término
es de nueve días, t contar del aviso 'del vendedor ó.
del comprador, prescindiendo de la fecha de la escritura.
Cuando esté ausente, es decir, no presente en el
lugar dicho, y no tiené mandatario, ni otra persona alguna
que pueda representar sus, derechos, es menester
que haya escritura pública, pará contar desde su fecha
el término .de cuarenta ,dias fijado ahora por la ley.
No exige el artículo que el aviso mencionado se
haga en forma auténtica.
Art. 1.494. En el retracto legal tiene lugar Jo dispuesto en
los artículos 1.482 y 1.490.; aquél en cuanto sea aplicable.
Sobre e! artícflo 1.02 CS necesario tener en consideración
que las Personas incapaces para contratar,
deben llenar antes formalidades indispensables para
'adquirir, que pueden absorber el tiempo fijado para el
retracto 'legaL por Id que no es posible que se aplique
de manera absoluta, respecto de ellas, la disposición
contenida en el precitado artículo. La ley deja sin duda
á salto esos inconvenientes al decir : en cuanto sea
aplicable. Pero, es natural creer que el representante
del incapaz debe promover las diligencias para obtéocr
la autorización de verifipar el retracto, dentro de
los términos antedichos, pues sería inadmisible la pro-

--401 -
longación indefinida, que resultaría del silencio guardado
en aquel tiempo y la posibilidad de iniciarlas en
cualquiera otra oportunidad.
Las obligaciones del que retrae son las mismas en
el retracto legal que en el convencional, acerca del
reembolso del precio, gastos, costas, etc., expresadas
en el artículo 1.490.
La multitud de retractos que existían en Francia
por las leyes antiguas ha quedado reducida á tres por
el Código de aquella Nación: el refracto Par iidivisión,
que se da á la mujer para hacer suya la parte indivisa
del inmueble que recae en la comunidad; el retracto
sucesoral que tiene el heredero para adquirir los derechos
de la herencia que un coheredero haya cedido á
u1 extraño, y que en cierto modo reconoce nuestra legislaeiónen
el de comuneros; y el refraclo li/zioso, es
decir, de los derechos que están en actual litigio, por
el cual puede el demandado subrogarse en la cesión
que haga el acreedor, pagando al cesionario una suma
igual á la que éste hubiese dado para adquirir los derechos
y acciones que se hallan en litigio, artículos
1.493 y 1.499.
Nuestro Código no le ha dado cabida alguna á ese
retracto, si bien se funda en un principio de equidad
con el fin de impedir las especulaciones de que puede
ser objeto un pleito para terceros, y aunque no solo el
Código francés, sino el italiano y el español lo han establecido
con- innegable acierto.
SECCION 7
De la cesión de eré di/os z2 o/ros derechos
Art. 1.495 La cesión de un crédito, de un derecho 6 de una
cci6n és perfecta, y el derecho cedido se trasmite al cesionario,
desde que hay convenio sobre el crédito 6 derecho cedido y ci
precio, aunque no se ha ya hecho tradición.
La tradición se hace con la entrega del t itulo diucj 11 t 111ca el
crédito 6 decho cedido.
La cesión de créditos y derechos es, como la venta,

0'
-con,trato C071SC/ li s 71 (11, b i* la le i,,-*a, 1. a IZ12110 07,leroso
U.C11C liOS, 1 tos,,qu e ell -a Cosa brecz0 y COIZ
y
Sen 117¡11 .1 Cu
n t oda cesion i fi u ra n t.res- personas -el' c e¿lel i
te q ti (..0 -..^l ^d I'I e II o (lel C `di*to
-el, cestoizarzo a-. pe r
s o n,,a a c o s e iac( a cesi -on, y el Cedidb G.
obli -ra, d 0, ? or", e
C1 --..d*to.
Gp
-Sil 1 C. e. -fica Irt SP¿1SO,
P OYO ilitillel C.I, q.L 1 Ce 'S1011 e Ci'(- *Ir(1,clios se encuentra" en
tod'o,acto C
&^ c
clue aquellos tr asmiten por.
C011SCIC11(111CH111 (.1 e, a ^f 1(. larac` 101 i II e C11 a o de 1 a' conven
C1011 -C (.11. 1 C )va d 1 Cro, la 1, e, -se con tra eaquí *a los de
c i o ii s. p e, rs on a le. s - q u e p,ue. den.. ser e n j ena~
0 S ti( S( - tr.ri-siillt(:11. i) 0 r C U
t r. VIVOS ati e 11 os 1) rs o n a. ^e s,. s(,J 1 e.1 r ie -ra n ..a bien es 1 n
_k. 1 111( "blli C (1,ctel III 10,s CO.I 1,10 'los- que, provienen
t i,n c i t -L i o (1,e CA 1 ', 1,4 C, 1.11(1 a ni lento *
-)s-( -.,.reciios,^rcajes C oíi-iiii-lo,, sion, u,s. ti 1 f, r ucto
IS
se rIv.i L i tii 1) r C. 1( e (1_* ` 1 -S e te SC r, 1. (fe 11 c1n cU ri n to ,
CCI, jip
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tr.VI - SOaso IL
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(¡.t c 0 CI 11 11 o 1) e n ser inateria de .,ce `,
100,1 S. 1 -1 o S ^.i e, l." C -C. t 1, e: de, n - ser- enaj~enados -y
Cle P el. S L 0 l.) c 1) e 1,s o i -i C.i. --S era po—r. c-onsiox.ilen
l,$ toa l t el' a c e S, -1 ¿ os el r e, ol-io s,4 (jue son eminei
1 ) (.1 rs, ti

403 -
adquisición del crédito ó dérecho cedido, y es por
tanto equivalente á la venta, al paso que la causa
de la subrogación dicha es el pago de la duda, y
acarrea desde luego entre el acreedor y el deudor
la 'extinción de aquella. Las partes en la cesión se
proponen' enajenar y adquirir, mientras que en :la subrogación
el acreedor no tiene. en mira sino la libe-'
ración y el traspaso de derecho: es un efecto se-'
cundario. Por eso es doctrina generalmente 'admitida
que la subrogación no produce la obligación de
garantía, como la cesión. '
Por lo demás, en la cesión lo' nismo que en l
subrogación, 'no se necesita el con señti miento . del deudor
para' que sean válidas entre los que intérvienen.
La subrógación vale respecto de terceros, aunque no
haya sido 'notificada al deudor, ni conste su aceptación,
y 'es evidente que si el acreedor hubiese admitido
el pago' de una acreencia que no existía ' siibrogado
al que pagó, éste tendría en su f'or la ac
ción por el pago de lo indebido, como igualmente en
el caso en que el deudor le pagara otra vez al acreedor
después' de la subrogación. Véase el artículo
J.219 citado.
En cuanto á las diferencias que existen entre la
cesión y la novación por mutación de acreedor, nos.
remitimos á lo expuesto en ci articulo 1.234. 1n la
cesión no hay más que un traspaso de la rnisma obligación,
por lo que el cedido no: contrae ninguna obli-"
gación con el cesionario y para que éste, pueda ejercer
por razón de la cesión derechos contra terceros,
basta que el deudor sea notificado;, 1 tiempo que la
novacIón exige que ci deudor esti 1 )uie una nueva obligación
con el segundo acreedor, coa lo 1u(- se extingue
la obligación primitiva, N , d:' :irjuí diversas con,-
secuencias jurídicas. -
La cesión perfecta sin nec:dad de' tradiéión,
porque es un ;o,"rato 'ocsCnSuai. En cuanto '. ia.
trac: íón, erf ada ' or rneco de la entre'a del titulo,

- 404
L ley repite lo dicho en el artículo 1.435. E 1 título
que debe entregarse es el que establece los derechos
del cedente contra el cedido. Si el crédito no consta
por escrito sería entonces suficiente en sentir de algunos
aut,ores, para los efectos de la tradición el uso
que del derecho hace el comprador con consentimiento
del vendedor, según la regla general para la tradición
de las cosas iincorpnrales, qué contiene el articulo
precitado.
Aunque el cesionario adquiere por 'virtud de la
cesión todos los derechos que corresponden al cede.nte
contra el cedido, forzoso es exceptuarlos que
son relativos á la persona de aquél. Así, cuando el,
cedente es menor, el cesionario no puede pretender
que no corra contra él la prescripción que estaba en
suspenso. El crédito no cambia de natuileza ni de
condiciones,,,, pero puede sufrir, como vemos en el , .
ejemplo propuesto, las alteraciones qué se d'rived' de,.
la calidad, . de las personas que son partes en la cesión.
Art. i. 496. El cesionario no tiene derechos contra terceros
, sino después que la cesión ha sido notificada' al deudor, 6
que éste la ha aceptado.
Mientras, la cesión no ha sido notificada al deudor
.ó ésté no la 'ha:accptado, la venta del crédito
novale sino entre el cedente y el cesionario. Un
tercero,, acreedor del cedente, que, procede judi'cialmeh'te,
puede embargar el crédito, ­ y el cesionario no
podría oponerle la cesión hecha á su favor, porque
flO había .sido notiflcada ni aceptada, como lo previene
este artículo..
No ce la ley entre nosotros que esOs Rctos
consten de documentos auténticos, á diterencia de lo
que preceptúan el Código francés y el italiano. La
notificación puede constar de una carta en que el deudor
" a,yise recibo de la que le haya dirigido el acreedr
cedente para . participarle la cesión, y la acepta -
ciúr. puede constar del mismo modo ó de Una nota

•k
da por eí'deudor en el título ó de un acto-separado,
pero es natural creer qué' todo's deben tener'
echá,cierta para obrar Contra terceros, artkulo 1.292.
Advirtamos que la 'notifrçin puede ser promovida
por el cedente 6 por- d'csió pario, y.,á uno y á
otro puede el deudor manifestar,: su aceptación. No
.fijn las, leyes para la notificación ningún término 'espe
dal, de Joque iferimoque ,,ppede hacerse mientras no
haya pr.escrítolaacreéncia. iiñ después' de la muerte
del cedente': de'cedido, con tal qué el eedent no haya
sido declarado.,en quiebr. '•
El. deudor sería responsable al cesionario, si después
de la aceptación ó notificación pagase 21 cedente ó
un acreedor de éste.í Aunque los - ine ,dios estali,ecidos
po la ley sean, imperfectos para asegurar los deredos
de..terceros. considéranse bastantes efl 'el concepto
de que todo el que tenga interés acudirá siempre al'
deudor mismo, para in'formarse del stado'y condicio-
•nes del crédito.
Sobre'ia compensacióri véase el artículo 1.258, en
donde aparece que al cesionario puede serle Más ütil
Ja aceptación- del deudor que la notificación.
'Si el crédito ha sido cedido á varias personas, tendá
mejor derechoel que primero haya hecho'.lanotiflición
cbtenido la aceptación del. deudor. Esos acto's
equivalen á la toma de posesión de que habla, el
artículo 'itoo Los acreedores del cedente, los del cesionario.
los diferentescesionarios y el deudor mismo,
se reputan feceros con reiación al cedente- y al .cesiona-,
'que son las., partes principales en1 cesión. Los
c-esonaros tendrían dere,.,l:s iguales si hubiesen efectua-'
-do al propio tiempo :aqueIlos actos, y'se pagarían en
propor'ión., .salv las acciones qué les' torre. endieran
-e oor 'restitF:-'óñ de precio, co'tos, gasros,
da,.; os yperuici,'etc.
'Si el conflicto oc,rre entre una persona á quien el
eedora'cedd'el ditó y otra áquien lo dÓ en

í
4 o 6 awumc=~
p re g la. para niar el,.- que tnga
-derecho -Será. la , niísma _zy p1 : a da.
Cuando la notn,ficada c,odid.o
pues-, p que el» crea i to s Ii ca 1 la ',.-'..'Mbargado' 0 0 C> p# ; or u n ter. cero,
e .¡ cesionarno :pu - edé 1 — r e c e s i. o na .-.
iri.os. die un creditc), a (,.-,.la ti n o t W-11C', pó r la parte le
toca clerec 1 io d e ser pagado Sui, 0 aten. der a 1 -a fecha dél
ta, 1 qú 'h-aya hecho al- c.edi.R.,..
1. 4,97w E. 1 deudor queda vII, `damente, líbre
ya nnt" .
si
íficad
paga
*o
al
Cedeiú a^r^l.tes ---qtíe 'é'Ste . esior.,,.airio. -le ha
lá
1; (locumen tos que iievan la -acer.,tacion exp1p
cita (s i ni p 1 líe ita dé¡ deudo,n
S 10
1.101 (teudor- -CeCIC 0. pagQ a dente. des-pues de la
-n, n c^ tvG,. c. a n aceptacnon nario Cest. 0 pue 'de ob` Liga r1a
a a g^ -11 deudor podrá entonces. repet'r lo - que pacr›
.^rb. go- al a,cre.,edor." ante si.. pa c5 -4 I> s` ' p, c, 1 cesionai,^1,1 . .6 0 S e ra e
que tendra. que ^,repetnr de¡ cedente, ]El.. p rkncí plo sen,
t,ado!, u 1 s^libre. el pago. es- extensioyo à todo-ṡ los d enias
.Modos de 0 ext1 Sa.Mente. por ...de nte *o
,,onarHO 10 -Der la fal.ta rJ e... aceptar, í' n` de- -no i ac,
.ailipoc lop ob a .para,. que . e1 ced-`dó pa
110*.7.ac-ión iá
0 Q con
iempre que n o ho, ya so*«)revenl'ldo op-0, 5. 1 c i o n d.cá,
t e e T 0
It^l,,,xcep.,tua-nse. de, ^L reg eO. ..n t,enñda en., este

- 40-, --
io
i , clases de documentos los que han sido firmados
ó .expe4id s á la orden: del acrdor, como las letras
-de , - ;cambio, libranza pagarés, etc., en que por
-virtud del . endoso se trasmite ja -propiedad al cesionario
; tantorespecto del deudor-como respecto de
terceros, sin necesidad de ninguna otra formalidad - ui
tenor;? .los títulos expedidos simplemente al porlador,
que deben ser pagados al que los presente pues
el domiiio es trasmisible por la merá tradición de mano
á rr, no ; y 3° los títulos, bonos y aciones iioinativos
de sociedades civiles .ó compañías ,,de comercio que
se ,transfieren por un acto firmado en los libros detinados
al -efecto. - -
En todos ellos se supone que cóncurre la acetacion
explicita 6 implicita del deudor
'Art. 1.498. La cesi6n de un crédito- comprende los accesorios
de ese • crédito',tales como las fianzas; privilegias 6 hipotecaS.
El cesionario del crédito eslo que llamaban los
juriscotisultos romanos ftrocurator in rem suam Recub
del cedeñte todos -los derechos que éste tenía en 'el
crédito,' y obra cómo mandatario en causa propia, persiguiendo
el pago que á su causante era debido, con 1a
garantías . quie -para seguridad-. ,del, acreedor se constituyeron
por el deudor. -
Las fianzas, -privilegios é hipotecas constituidasí en
seguridad del' crédito pasan con la cesión, r sin necesidad
de formalidad especial. alguna. Hemos visto en
el artículo 1.242 que lasfianzas no se trasmiten nunca
.nJr,la-novacíón,1y que re de los-pivi1eeios é -
. tecas es menester para cóniderarlos trasladados á la
obligaçión nuev., que el acreedor haya hecho de ellos
reserva exftr( y que el deudor preste su consentimiento.
Nada de eso , es indispensable en la t'esión,
porque la obligación 1 cedidaL gue 'siendo. absolutaneñla
misma, y 1 garantias ordadas por el deuder
acompañan la ol 'igacióó coi' o accesorios de ella. -
1o - e se demue .tra q 'e 110 por .-er hipotecario el :r-

di*to cedído es precíso q l. la ce sion se for.riwtali*ce e.n,
escritura p u1blíCa * _p,ara el o .udor, y a un, —par -a o#s­- , te rc.e--
* »
ros quep.pueda` n tener p i..)rta,-... poco uie, n- es
d Yte no,' d'e'l 'cre* ditú quí. P-1, go*ka. c la .,-h'I'*P''Oteca Co.n stituida^,,
,y.,.so ta.podriaii estos u t s a a a fá -1,t , de« a reg.i s t" ró",
del—, c* esionari'o cuan d0 1 esen a,dq'01,r -d-0
por d*
r e er is- t r a do"e] de`» rec h* o h ipótecario, -tra*sri~ii, t i d o
OC11
por..-
el ac...ree d..,or. t que ­l(-)' 'd? 10 - --eli Segu r id^ ca -- d— xd c^- una, d eu d*a ,
P ^opia,, -a rt i cu lo I S, l.*
CI l(_.nio s di' 'C h ó e- 11 - e 1,- a'rtí C*' u 9 j -que ór; la...:
CeSIO11 110 asan. a, cesionarío os- be ne
4
ficios*^ pura
p
Ir;
ente`~
pers,unci CS c
p
-de-1- 1.1. cedi té,-, COIno -1 os - p ovie Al e
ni e n ­.) *da r i d Více, el
versa Si. d
ces,,i*o,,n ario e.s e- nor
9oza ra dc, z lo' 4s fa v.o r es, - d co e ss e estado, aun que el` ce dú. ntt
l é_ f l'i a^' 'Es^as Otras circii nsta n ci a S Se. ej-antes
0 1 raac 1 i 9 ndejj `t' d` ¿-lic ti t%e.s 1 d itó Ce d d 09
-0¡14 -1 os- J -d e! 1 cte. re d ito e ntra n 1 p$ i. ntere
ses r,,*titas^ N.
qiie de., e. n e ni esp-u e s #del, tras.
p a s, J
E-1- d e d,--o i. e opo cr al ces i o. -,ti^,.a.rio ,ad e rna » s de
^n- s,,. exi c e e t o n e s,
p
q.yi Z­SO ' , 11 att,vas, a.-,e Ste-, to a.s las -ii e
h-tij.);í^e^ra--
p d q
do' Cf_ld(.4 11 te C 0,111.- 0 1 a.S. d %kA d o-10 o.,¡...
"V-I'óle..Iicia^ -conietI.- dO.S., 1) .(,),F ^^l,-a sI. q u,e se r e. fi^. e-ran a J*.a'
.ób 1 1 ra *e *Jo o w- ni 1 s m a N s: ad-m. i te, mas rest.,ric.-cio-n. q-p:c-
-,Con e,.s 1 aí,` a u ,, a c d a. d d e. 1 a. p c.,r S' o .n -a
4,9 9. El, qtie. cede un c r éo" d í t` 0 ,: ú -0i ro 'd, e r'a -e
a ex istéá-e la d i
,i,.ein-. P o de la:
o iz5e
-o
15 P­
s.er
0
dto a
qu-e aava s-1- do ced íd. c o ni e), dos(1 -du —síwz" a 'rant`la
Es t S 'I-a (7 1,177* 09 a 0 íba 1` -lión.i d -e
S tz. lí ¿I r¿, 77í 1 > Ud q S —e e d tLí ce en está,> es . p ^e
ICI— #1_-n .a
al res1)k» d r d e. la xis^ encia e 401 C-'^'r^edi
-a t p q ^^nca
ss.. i, ^d
)or 91-OC .,,^L C t
1 b d
D

409
¿ -De que ca n tidad debe, entonces responder lo 9 el ce~
dente a, cesionari*o La I.e y n »ha o sido explicita en
este-'puntó,'.y es menester ate ..nernos a la' re' 9.- la -del
Derecho co ung el] CU Y, a interpretacion d*fieren 1 10'S -ex *w
p o S ¡t o r e s.,,- — --S i _Cla, lo compro a Fe*`lix'-pot

.410
cli)are,z,c.a, i i el r S'í restilta te ...)Qr , ..jelil 1.0 ( l ile no ex iste
e s n. ul, a. (t i a nza o a
0
ii
e-
po ca ^co n CI Ll e C, S ta 5a as e ii
c Li a n
ceslon arlo a ri e -(-r-oclo o^d ráff
I*iaccr. ..e c c t] k., (.1 CI, r C.S l) o n s a b í`1'¡d a e r Cec C'r te ` 0 t tf
LI e as I-ali ti.a s 1 n' e iij ero n ¿ p ro a ]-).l`c n'-1,í:>,, %_.* 1. i t *e a e o-n-
eS 1 ó n, rej-)L 1 t a.i1 fr 0 SCCYUrb` C —la
anto, e o c, i cr anc c S, C.o n o—, el —ltal i,aii o , -traen
Ci I.S US ICI 0, l.-] -e S C, S J.) C.0 1 e. S' S01)re —1 t C.es 1 VIO 1 il-1 del rd, *íO .2
t 111 ^-,t s e as j (1,1 —q U e C, S. m Cria—
)róceso
a( l d,*] -e ti te' j)ara esa **^esion. se la' U e*. 1, -las.- e., Y.0
4.0
S -e
0 - -c 1 r e c,Ii o (l," i, ta c t 0, j)or., ir t -4 (I'-« *del
'1^u e * I)ers^o-na
contr.1 SC, 11,t Ce cli*do 41 ^c^^ r ec itó' p d -e ree nib o -^-a r
cesiot c,C.Sio.11rir.,! -() c . e l ) r( c o ­ e a —el «l a
con— ` ', - 4 -lo^ S., 111
t c, re-Ss—e -S c o.]. ]t o o
11-
1)
0
1,111 e 11 t V¿. IS 110 _ílIZ-ly,a e n, e i is c L 1 , LI z d' a Sa
S
de' 1'0C* e ra s e r s on,a s co t ría 5,- u e, -n o: proce
A.P
da el
t ó-
l l 00 El Ced C-11 U 11Q.., y de (1 e so vencia dél
a (ACLI.C101-1 ISMO, -C U .l 11 (10 (1.0, -11 )rom, é¡ i CI ó' e- x P resflille — li t e y S - 0' S
t1r.i co n. c ti. i -rencia de i p re c i.o que. s., 1 -e, y i-a
ado p Or el Cre- ito
111, es a a' p-o?
. provie.,lle d a
o ii -vre i i.c i(-)-.n c] a s í),artes...
Lal colsa, i ¡,d
L7
a
l-
e s C. r,^ C i t 0 s o. I.,v e ii c_.i d
Cu .0J..r_- 11 -0 e S 111 q LA na- C ve l ti al,* t, d.. ad q Ue- -1,10 el
,,1 v 1 `1 .11 .,c,,(Y, 47 a C. .,i.o-n — de. -1 de de.I, 0.11,1—1 — a ^c - r eI>
e d o r.,, La cr-'a
ra, ].*,t­ ti' d e re a, la-, '^Q S- v,,-,e.íi.ci a, 0 ct 1 al 4 . . u- . "& n, _, 1. i ­c ', a m e n,
a. e t t eni. o. de -la c.e s vo n —y ---a 1 a so venela tu
ra, 111U ti 1 el d Cir q 11 e S* lá -solveilcia, d el deLI...CIQ, r— -,,ce.di
-C 1 0, d S111 1 -1 ,0 c, 1 c,s a p a_ r e c -e.f po. u n »o. ^el el cesi, onario,
Cr '-ó y o r a c,.,i a I).Or., llabe'r co nve n i -o. ,,e n evaintar,una
o h , 1) 0.t l-cracloil, C.0 Z-1 c C —s, Ola- r i a,. c, o n s,e c Li c, n. te in e n c, 'rá
-a
r fa- i i'tI a, d e 11h. cip., d e 11 t el*— 4
ir r ce ^s 0 Sta-ra 111.to r i z a o,^ a r e c ,.m a ni a r esa
aran ti a t no- c t.¡ a.ii - CO— S e Ii a c 0 m ro,. ad. ""0 z 1 - ^lá a,
.-' . ` post - #b 1 1 ~
satis -dad 'C 11 q Lit C -Si Cw#— e,.,nc-i, e ní i í -a C, e.,LI,,^
p
Qr de fac e=r -a
acre.lenc.t^ CI . LR ^c 1 .o I`da ¡In. d o s r e_,. cr as, cy e n, e,ra s
z a b^ e nvo s creer., .,que kI, :D Arec ]so v n aCe ir^, ..a,¡n t, S
w,#
c e 1
r
c o
U e
1 y a .41 f^, m

41-1.
sion fdé os.. b lenes- d el- deud'on a menos que se haya
renuncia, d..o. .Sa orma 1
.'S*-1 e -c,^er,^d*en te ha gara nUzado. I-a so vencia` no pued e
S e« ob. do.,, iera po-r -e lo ma s,, ...% qu e ..h,as.ta « el ^pre^c1,o re c'*bi.do,,
1
dádó ~que..en la crarántia ---n, o s, e., - Ii. a de'ter,mlna do e mon
to— de* -.^, -Yla -sa b1,1t ad ''S tiponese- raciona me,n.te 1,1 q-ue
el, c6 d. ente., no ha querido..., 1 -erarantir la, SOIVCn.cla . _por
u.na suma ma.yo r de -,,Ia..'que,*..electivament e le ha's'Ido
e.n.tr,ega d a p.or e ce^ionari.o,., p"o.,rqu.^e, n'o se presum.e
n un, -ca que. ki.na p^ersona renuncia s. -ti s. -(e e r e c hó s- ti i acrra,
va s U:,, p.o s 1 c 1 on .,e n u n contrato si-n i i .i -n crtina con^ipeii-^
sacion,
p e ro, no l e_... es ta. P ro h`bído l a 1 cede nte pactar a*
iYaran tía: .,de,-, sol.ve n-cia- . . por, e,! V'al,-ó.r ' ' nominal` de! Cre d l_
se coloca por. ..su ibre vo 1.unta d e.ii la , ..si-tu-ación
del -que -habien do, recibído. -diez se. x'P .o n . e- , a te-ti er- q Lte
p a ar. qu-ince. o veinte, -Es dtieii^o e e 'hacer"l^o^. 'El C -n
trató.
9
tlen'-e' e 11^, e 1 »e. rto Modo un caracter .,al,eatori*o'
como en. nuestra eoris a^cioii no -existeri- p, r ec, p to S c o, ti
Y?
tra p, ..la u,s-,L,,i-ra -e. 1 pacto. n, o seria en inan era alo,^'' na re
N u ,e . S'tro' ari lcu o -io,- 'li, a ` b la -die intereseis
ni die :d
nos -y per ui-ctos o q -tie. COI *e cr*i m,o S lle. e«, -^p ^0* de
--.e,S.to.s, -110.1.
J q
-p ro,c e de ra, s 1 n o ctian*-^do 1-ia,ya ni,:o ra u oc ti
9
rra n
hechos que.. de, n lugar a. ale` t v^ rec amadiónes
A-fte Ti`5ó 4.6 J. Cú - a nid o - e* * 1 'c`e-d e n te ha r- liza‹ o a sol
C11 e 1- de-udor. y" nada s e, ha ^con ven*dó 'bré. la. (^iira'cl()11 ¡de
Vencia
esta
..desde
responsabilidad
. , lá época
-
de.
se
la
presume
cesl* *,Oil
haberl-a', OJO (lel créiito,
li*mitado"k
si elj)
-t
azo,
un ano,
­ (
ti
e t
Contar
taba ya ven,cido,
e es~
ven.ci.
si
-05
el
el.-
cre ..^ld'i,
ano corre,
o, es
desde".e
pa ga dú
^v!e^ncililiento!"
ro -en un t c 1 -111 l 1 i- lo, que, Ziti 11 llo est.1
Sí
d
so vencia
él
se
c.ré*di*.to.,-,.es
^extingue^..
d.'e-*'u-*^na
.-.-,,el
r,e*ti.ti.-,pc:írpet
-Japso —de, d Z.
1`
- t1 f1,
1

2
a a P r esen,te a a f u tu c -o, n u o áta n*i J.
nk ey
e,,
si
In
.da la, re cr I.a —para* c. uan d o na d
-e¿, h aya., Clé ~,.co - Y en n,
C5C. P1111to, 'Te a- q * e omamos d e
CK190 R alnano
0.
pcirque ranc-es- ejo a;'01.5 CO rn. ir ata"''te.s, n a jÍacio,n
de, C.SOS },.s Zz( h` a bien do' sen'tá d ó. q a
garantia
CO
*.se ­e átiende d C 1;.á t,.3
---e u a n' d o n-o
.n .sta expresaniente. 0 -contr'':tl a o..
es Cr,eemos q ue. lá re(7la, ta-bI e ­ "c"d,' i x ra. c ,
e a pen. úte '^'b^e^ o -servar c-,Ua-ni=
C
CU y termin.o y 0.1 _,,1 b SU - d b` se z n:
to -cr.edí,,to^. ­ s,ubo* rdI j na d a on d icion d, u ra
Ci *0n' d e la crarCtnt a -'se co,nta -ra, d es d aque ^a se
Climpla.
k El artJ> io'c''L'i 1 o se —re f.ie e.* 11,t a^^,,.re C,
n* -ta p,e.r .pe a, sto es
a' que p ro v 1 é n c dó ¿le la "entfttctis,i o^,s . e e n-s osO ' C
.tal-x l.- 01 - 'la #-i r i a to t i a. d e a r e& n la, te n ipora y
tal
q Ure d a redúcidCl'a U11 a d uracic
,
A*¡-toa. y) 9 el ti et
venCIC.,. 1a sin espe C,

413 -
En •esta materia pueden presentarse tres casos,
que interesa estudiar:
i9 Una persona vende los derechos que cree
tener como heredero en una herencia, sin afirmar la
existencia de tales derechos: lo que vende es la
pretensión que el cedente tiene á la herencia, para
que el cesionario la reclame á su propio riesgo. Si
la pretensión resulta infundada, el comprador no podrá
exigir nada del vendedor, dado que se encuentra
en el caso del que compra sin la garantía del saneamiento,
á todo riesgo.
29 Vende los bienes y valores de que se compone
una sucesión abierta,, de la cual es heredero,
determinándolos específicamente uno á uno: ci contrato
celebrado es una venta ordinaria, que se rige
por las reglas del Derecho común, y el heredero
vendedor contrae las obligacion es correspondientes.
39 Vende la herencia en conjunto, sin especificar
los bienes de que consta: este es el caso del
artículo.
La garantía de derecho establecida por la ley
se limita á responder de la calidad de heredero. Pero
esa garantía puede ser aumentada ó disminuida en
el contrato, .y así ci vendedor puede obligarse á responder
no sólo de que es heredero, sino también de
la propiedad de los bienes especificados al efecto, ó
estipular que no responde de sus derechos hereditarios.
En el primer supuesto ei vendedor contraería
todas las obligaciones ordinarias (le1 saneamiento en
el segundo podría hallarse ohliçado í rest i tu i r el
precio sin ms gastos ni indemnización de daños y
perjuicios. .á menos que cuino antes decimos constase
que sólo se había vendido una pretensión, un
derecho dudoso, una acción controvertible, salvo desde
luego en toda circunstancia el vicio del (1010 artítulo
.1.451.
La garantía del derecho de hercdtro

tanto en el caso en que « ce4ente resulta no serlo
en absoluto ) como cn'.o h3.biendo cedido sus derechos
como ,heredero'c la rutad de la sucesión, aparece
que no lo es sino por .a tercera ó cuarta parte,
etc.. No debe • ninguna grai tía si sus derechos hereditarios
aparecen, por un t. amento descubierto posteriormnte.
á la cesión, disminuidos por legados particu1aes
ordenados por el de cujus, pero sería ciertamente
responsable en el caso de que el testador hubiese
distribuido todos sus bienes entre otras personas á
título de legado, de institución de heredero ó bajo
cualquiera otra denominación.
• Es también' responsable al cesionario si perdió la
calidad de heredero por 'indignidad ó renuncia.
• La venta de la herencia á que venimos refiriéndonos
produce la' separación de patrimonios entre el
heredero y la sucesi6n. Cesa la confusión que según
los artículos 1.263 y 1.264 pudo haberse verificado,
porque cesa la imposibilidad de ejercer los derechos
que existían en favor ó en contra del que poseía
como, heredero, y .'de aquí la obligación del vendedor
de restituir á la herencia lo que de ella' habría tomado
ó recibido, y de pagar lo que á la misma debía,
antes de la confusión dicha, y asimismo la obligación
correlativa del comprador de reenbolsar al vendedor
lo que éste hubiera abonado por deudas ycargos
de la sucesión, y pagarle lo que la herencia le
debía antes de reunirse en el heredero las calidades
de ,acreedor y deudor, salvo pacto en contrario
Pero, el heredero entrega al cesionario todo lo
que ha recibido con aquel carácter en el estado en
que 'se encuentran las cosas en el 'momento de la
cesión. Si vendió algunas de ellas entregara el precio,
si otras se hallan deterioradas no está obligado
á. pagar el deterioro aunque sea originado de culpa
propia, con tal que no haya dolo. No es responsable
de créditos 6 derechos que se hayan extinguido
por prescripción. Responde de las donaciones que

415 -
haya efectuado, si bien no se haya aprovechado de
chis, porque pertenecen á. la masa hereditaria.
Parécenos inútil decir que los efectos de la cesión
de la herencia en cuanto suspende la confusión
antes verificada en el heredero no se extiende á terceros.
Las deudas extinguidas no renacen, por consiguiente,
contra los fiadores ni contra otras personas
comprometidas por obligaciones accesorias, porque
éstas y aquéllos son enteramente extraños á las
estipulaciones habidas entre el cedente y el cesionario.
Así como renacen los créditos y las deudas del
heredero, renacen las servidumbres activas y pasivas
que existían entré inmuebles del heredero é inmuebles
de la herencia.
Respecto de los créditos pertenecientes á la sucesión,
el heredero cumple con entregarle al cesionarío
los títulos correspondientes para que notifique
los deudores, sin responsabilidad alguna ni en cuanto
á la existencia de los créditos, ni á la solvencia de
los obligados.
Conviene advertir qie la venta mencionada no
altera en nada la situación de los acreedores hereditarios,
para quienes el heredero sigue personalmente
obligado, aunque ellos 1)uCdefl reciain:ir tifibiélI del
cesionario el pago de IOS crdditos para la acción oblícua
del articulo 1.197.
La venta de la herencia no comprende ni puede
comprender, aún por pacto expreso, ci cara ctcr de
heredero, que es inalienable é intrasmisible. Tampoco
deben suponerse incluidos en ella los retratos, papeles
de familia y otros derechos esencialmente personales
Ėl comprador de la herencia puede hacer suyos
los aumentos que ésta llegue á alcanzar ulteriormente
por derecho de acrecer, artículo S41. Es opinión generalmente
admitida que ese derecho debe conside-
•rarse como accesorio de los emolumentos de la su-

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csión vendida, y que si en el caso concreto no consta
que la intención del vendedor fue limitar la enajehación
á la herencia adquirida ya por, él; deberá estimarse
comprendido el acrecimiento, en la entá cele.
brada.
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de la herencia cai'ece de facultad
pp repudiarla, aceptarla pura y simplemente o bajo
be:1eflcio de inventario. La herencia basa al. csihnario
ya aceptada, atento á que la verta significa
aceptación de parte del heredero, artículo 905. ' Corra
la venta ó cesión del heredero ptede ejercerse el derecho
de retracto legal, si concurren las circunstancias
exigidas por el articulo 1.492.
Para concluir esta materia examinaremos cuáles
son los derechos que tiene el heredero verdadero contra
el que creyendo serlo enajenó la herencia y contra
los tercerosi poseedores de los bienes hereditarios.
Es indudable que la venta hecha por el herede o
aftarenle es, nula. Tuvo por objeto ana cosa ajen, y
'es principio elemental, que no podemos trasmitirpropiedad
en lo que no nos pertenece ; Neme dad uod
non, 'Jiabel. El heredero verdadero podrá,por tanto, reclamar,
al heredero aparente en virtud de la accion de
, ,Petición de herencia, los bienes hereditarios o su va
br. Si recibió y poseyó la herencia de buen`a fe, verbo
y gracia, porque era el flamado, ab intes1t ''el
instituido en el testamento que se conocia 1y apareció
otro después gozará de los derechos que la ley aciíerda
a los poseedores de ese carácter, y si piocedio
de mla'fe sera respnsabIe de : -Ios l frutos rentas
daños y per juicios que corrspbndan etc
Al heredero verdadtro ,compete la acción rei in-.
dicatoria contra los adquirentes de lbs 'bienes ant'dichos,
pues declarado, que no ha existido el,dei'eho
hereditario del cedente es imposible que subsistan
el que trasmitió al se'jo'ar1jlos que este otorgo
° tercero Obra aquí çJ 1l no el precepto jur,idnb
Resoluto jure anti .resol'i-r j's,

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poco que algunos ó todos hayan procedido de buena
fe, porque la buena fe no basta pára adquirir, si no
va unida á los demás elementos necesarios para la
prescripción.
La causa de la resolución es en este caso necesatia,
emanada de hechos independientes de la voluntad
del que contrató; produce efectos retroactivos,
6, como dicen los autores, la resolución se verifica
ex func, desde el comienzo deja estipulación y abraza
lo pasado y lo futuro, á diferencia de cuando se efectúa
por causa voluntaria en que se produce ex nunc,
desde el instante de la resolución y sólo para lo venidero.
Véanse los artículos 1.056, 1.131 y 1.861.
Lo que se dice aquí de las enajenaciones no se
extiende á los pagos hechos de buena fe al heredero
aparente, - que se hallaba en posesión del crédito. Esos
pagos son' actos de administración para los cuales
estaba autorizado por la posesión de la herencia. ' El
heredero verdadero podrá reclamar los valores que
aquel recibió sin derecho alguno contra los deudores
que pagaron y quedaron válidamente librados, artículo
1.206.
Quedan, pues, sin efectos las enajenaciones consentidas
por el heredero aparente, las hipotecas y demás
derechos reales creados en los bienes por él y
sus causa—habientes.
FIN DEL TOMO 111
27-T. III.