A PALOS A PALOS A PALOS
No será una misa ricotera en - Ni a Palos
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4 NI A <strong>PALOS</strong> Domingo 17 de mayo de 2009<br />
humor<br />
La esfinge<br />
http://www.flickr.com/photos/tangysd/<br />
nota de investigación<br />
Con el volante a la derecha<br />
NO ES TEMERARIO AFIRMAR QUE LOS TAXISTAS SUELEN TENER PENSAMIENTOS REACCIONA-<br />
RIOS. LOS CRONISTAS DE NI A <strong>PALOS</strong> SE OLVIDARON ESTA SEMANA DE TOMAR BONDIS Y<br />
CONVERSARON CON TACHEROS PARA ENTENDER POR QUÉ LOS ETIQUETAN DE “FACHOS”.<br />
http://www.flickr.com/photos/alex-s/<br />
POR Manuel Carboni<br />
________________________________<br />
mcarboni@niapalos.com<br />
No hay dos viajes iguales.<br />
Las posibilidades<br />
de tomarse dos veces<br />
el mismo taxi son,<br />
en principio, remotas. Cada viaje<br />
es una nueva experiencia, con su<br />
propia singularidad. El recorrido;<br />
el precio; la charla; todas variables<br />
que impiden poder decir<br />
“Esto ya lo viví”.<br />
Cada vez que uno se sube a un<br />
taxi, en realidad se está subiendo<br />
a un mundo de 4 puertas. Un<br />
mundo que tiene su propio Dios,<br />
un señor que ocupa el asiento de<br />
adelante, que impone sus propias<br />
reglas, elige de qué se habla y en<br />
última instancia, tiene en sus<br />
manos nuestra vida y nuestra<br />
seguridad personal, valores desechables<br />
con un mero volantazo.<br />
Esta situación de superioridad<br />
es generalmente aprovechada por<br />
el conductor, que con inigualable<br />
oficio nos sacará a pasear por los<br />
temas más diversos, desde los<br />
problemas de tránsito y el clima<br />
hasta cuestiones filosóficas de<br />
gran profundidad, con todos los<br />
grados intermedios.<br />
Por estos motivos es que resulta<br />
tan incómodo toparse con<br />
el más temible de todos los taxistas:<br />
el taxista silencioso.<br />
Todos lo conocemos. Todos<br />
lo padecimos alguna vez. ¿Qué<br />
es lo que oculta? La tensión en el<br />
aire es insoportable. Uno trata de<br />
ponerle pilas, “Hace calor, ¿eh?”.<br />
Sólo hay lugar para una respuesta<br />
seca. Arremetemos: “¿Cómo<br />
van Ñuls y Vélez?”. Otra respuesta<br />
distante. Uno trata de evadirse<br />
mirando por la ventanilla pero<br />
la tensión sigue. Intentamos una<br />
vez más: “Che, qué bárbaro esto<br />
de De Angeli...”. La respuesta no<br />
mejora y cualquier intento chocará<br />
con la misma frialdad.<br />
Tratar de razonar con el tachero<br />
silencioso resulta una tarea<br />
tan infructuosa como rezarle<br />
a un Dios que no te escucha. Un<br />
Dios que es capaz de terminar<br />
todo con un volantazo, en un<br />
viaje de destino incierto que parece<br />
no terminar jamás.<br />
POR MARTÍN RODRÍGUEZ, julia<br />
mengolini Y FEDERICO SCIGLIANO<br />
________________________________<br />
investigaciones@niapalos.com<br />
Uno de los cronistas<br />
sale de un banco en<br />
el barrio del Abasto.<br />
Toma un taxi para<br />
ir al centro. El saludo es amable.<br />
Hay silencio. Se oye en la radio<br />
que hablan del dengue. El taxista<br />
se da vuelta y comenta: “¿Viste?<br />
No es culpa ni siquiera del gobierno.<br />
Es un problema mundial,<br />
por el calentamiento global”. El<br />
cronista reconoce la mirada realista<br />
y fría de un tachero que no<br />
supone al dengue como una conspiración<br />
de los políticos… Pero el<br />
taxista sigue: “Sí, el problema es<br />
mundial, pero en este país los negros<br />
piojosos no se bañan. Andá<br />
vos a explicarles el dengue, los<br />
hijos de re mil puta no se bañan<br />
igual…”.<br />
La ley de la calle<br />
José Pablo Feinmann ha sugerido<br />
en varios ensayos el fascismo<br />
de los taxistas, esos trabajadores<br />
que pasan más de diez horas con<br />
el culo en el asiento tratando de<br />
juntar (si es que son peones) algo<br />
más que el alquiler del día en una<br />
ciudad cuyas calles, avenidas y<br />
puentes suelen ser escenario de<br />
lucha, ocupación y cortes. Orlando<br />
Barone, periodista de gran experiencia<br />
(tiene como 70 pirulos)<br />
y agudo observador de la calle,<br />
dijo: “Aquel Rolando Rivas, taxista,<br />
interpretado por García Satur<br />
se murió como su creador ficcional,<br />
Alberto Migré. Un protagonista<br />
tachero que hoy fuese creíble<br />
tendría que ser reaccionario,<br />
xenófobo, rabioso y anti casi todo:<br />
antiperonista, antipolítico, antipiquete,<br />
antipolicía, antibolitas y<br />
paraguas, antigay, antitravesti, antijóvenes<br />
con tatuajes, antilimpiavidrios,<br />
antihuelga, antimujeres<br />
que manejen, antivilleros, etc.”<br />
8 de la noche. Al tachero, un<br />
hombre grande, se lo ve cansado.<br />
Para en el primer semáforo<br />
y se oyen de fondo los acordes<br />
de una canción de U2. El pasajero<br />
es curioso. Le pregunta qué<br />
radio escucha. El tachero le dice:<br />
“Aspen”. “¿Aspen?”. “Sí, es la que<br />
mejor agarra la antena”. “Ah,<br />
creí que era Radio 10”, “¿La del<br />
Negro Oro ese? No querido, yo<br />
llevo todo el día arriba del auto,<br />
y a mí nadie me tiene que contar<br />
la realidad”.<br />
Nos preguntamos, temerosos<br />
de esas generalizaciones, si no<br />
hay algo en las condiciones de<br />
trabajo del taxista -la relación, digamos,<br />
entre su rentabilidad y el<br />
“orden del espacio público”- que<br />
pueda dotar irremediablemente<br />
de fascismo silvestre al vernáculo<br />
conductor aurinegro. O sea, para<br />
un tachero y su bolsillo no es lo<br />
mismo que haya una marcha por<br />
Avenida de Mayo al mediodía a<br />
que no la haya. Sería raro y hasta<br />
inverosímil, imaginar que frente<br />
a una columna de la CGT o de la<br />
CTA, o frente a un grupo piquetero,<br />
el taxista pida disculpas al<br />
pasajero, se baje del auto y salude<br />
con el puño levantado “la lucha de<br />
los compañeros”. Hay muchísimas<br />
más probabilidades de que, una<br />
vez que la marcha pasó, y cuando<br />
el auto comienza a andar, baje la<br />
ventanilla y esgrima su grito de<br />
guerra: “¡Vayan a laburar!”.<br />
Otro de los cronistas de Ni a<br />
Palos viaja en taxi, al volante<br />
va Norberto, tachero desde hace<br />
pocos años. Fue banquero hasta<br />
1982, cuando decidió irse del<br />
“Para un<br />
tachero no es lo<br />
mismo que haya<br />
una marcha al<br />
mediodía en Av.<br />
de Mayo a que<br />
no la haya”<br />
país, sin suerte. Supo ser delegado<br />
de base de los banqueros. ¿Estás<br />
afiliado?, pregunta el cronista.<br />
“Por la Obra Social, no por el sindicato<br />
-responde Norberto-. La<br />
obra social del sindicato de peones<br />
es excelente, pero el gremio es<br />
un desastre”.<br />
La radio ataca<br />
Escribió José Pablo Feinmann<br />
en Página 12 el 25 de junio de<br />
2007, frente al triunfo de Macri en<br />
las elecciones porteñas: “El votante<br />
de Macri es el taxista al que Radio<br />
10 le hace el bocho todo el día”.<br />
Unos días en Santiago de Chile<br />
y cuatro viajes en taxi alcanzan<br />
para comprobar esa medición<br />
feinmanniana: todos son pinochetistas,<br />
unos días en Madrid: todos<br />
franquistas.<br />
Pero la tesis de que los tacheros<br />
son fachos porque escuchan Radio<br />
10 todo el día, mutila el aspecto<br />
estrictamente laboral, que no es<br />
menor. Si la idea es que los taxistas<br />
del mundo tienen predisposición<br />
a las ideas fascistas, ese carácter<br />
global confirma también que nadie<br />
se tomó demasiado tiempo<br />
para analizar las condiciones de<br />
trabajo del tachero. Para él su recaudación<br />
depende del estado<br />
del orden público, lo que lo hace<br />
un enemigo objetivo de cuanto<br />
corte de calle, piquete o disturbio<br />
callejero exista. Al tachero que escucha<br />
radio todo el día mientras<br />
enfrenta el tráfico, el corte de los<br />
chicos “del Cole” o de los médicos<br />
del Garrahan o de los artesanos de<br />
Florida le da lo mismo: es un tipo<br />
que rechaza visceralmente todas<br />
las protestas. Su partido, ya lo dijimos,<br />
es el Partido del Orden.<br />
Chacabuco y Alsina. Pasamos<br />
por donde había un cordón policial.<br />
En la vereda, tapado con una<br />
bolsa de plástico, un cadáver. La<br />
imagen perturba notablemente. El<br />
tachero, con el codo apoyado en la