8 <strong>PROYECTO</strong> Comisión Nacional de Evaluación de la Asociación Proyecto Hombre: Belén Aragonés, Amalia Calvo, Estrella Rueda, Félix Rueda, Arantza Yubero, José Luis Sancho, Ana Gutiérrez y Cristina Fernández-Coll. Terapias Evaluación de los grupos de autoayuda en proyecto hombre
<strong>PROYECTO</strong> 9 INTRODUCCIÓN Proyecto Hombre, a lo largo de los años, ha ido definiendo una visión propia y una manera particular de abordar el trabajo con las familias de drogodependientes. Esta visión nace del concepto de persona (y por extensión, de familia) presente en la filosofía y valores de nuestra institución, tales como la aceptación incondicional y la preocupación sincera hacia las personas, la confianza en el potencial humano, el compromiso personal, el encuentro interpersonal, etc. Desde Proyecto Hombre intentamos ofrecer a cada miembro de la familia, la posibilidad de tomar conciencia de sus patrones relacionales con el resto de familiares (fundamentalmente con el drogodependiente), con el fin de que logren introducir cambios significativos que le lleven a satisfacer sus necesidades personales y/o relacionales de afiliación, emocionales, de apoyo, etc., y a resolver los posibles conflictos presentes en la dinámica familiar. En definitiva, a mantener relaciones interpersonales saludables, sanas, satisfactorias, adecuadas. La persona con problemas de adicción, por lo general, ocupa un lugar desproporcionado, excesivamente central en el sistema familiar, que absorbe y utiliza a su favor las energías y recursos de éste. Desde tal posición centrípeta, toda la familia gira en torno a él, lo cual puede derivar en una situación patológica. En la familia, cada uno de sus miembros debe aprender a asumir sus propias responsabilidades, tareas y roles, así como a respetar las de los demás. El trabajo con las familias en los Centros que forman parte de la Asociación Proyecto Hombre, tiene una base común y compartida, así como unos objetivos comunes consensuados, aunque la metodología concreta de cada Centro, se adecua a los diferentes perfiles con los que trabajan los programas de tratamiento y/o prevención selectiva e indicada. El abordaje de esta tarea, se realiza desde una perspectiva holística e integradora, que favorece el desarrollo de las personas, ayudándoles a descubrir sus potencialidades y estimulando el cambio en aquellas áreas y comportamientos sobre los que se mantienen las conductas adictivas y de riesgo. La autoayuda se constituye en la dinámica fundamental de la relación terapéutica. Se trata de ayudar al otro para que se ayude a sí mismo, dentro de un proceso de acompañamiento en el que la meta es que la persona salga adelante gracias al aprendizaje y/o descubrimiento de sus potencialidades. Entre las numerosas definiciones que se han propuesto, destacamos la aportada por Katz y Bender (1976), definición que ha adoptado la Organización Mundial de la Salud: “Los grupos de autoayuda son grupos pequeños y voluntarios estructurados para la ayuda mutua y la consecución de un propósito específico. Estos grupos están integrados habitualmente por iguales que se reúnen para ayudarse mutuamente en la satisfacción de una necesidad común, para superar un handicap común o problemas que trastornan la vida cotidiana, y conseguir cambios sociales y/o personales deseados. Los iniciadores y miembros de estos grupos, perciben que sus necesidades no son o no pueden ser satisfechas por las instituciones sociales existentes. Los grupos de ayuda mutua enfatizan la interacción social cara a cara y la responsabilidad personal de sus miembros. Con frecuencia, proporcionan ayuda material, así como apoyo emocional. Están orientados a la causa del problema y promueven una ideología o conjunto de valores a través de los cuales los miembros del grupo pueden obtener e incrementar un sentimiento de identidad personal”. Existe un acuerdo entre los investigadores en distinguir tres funciones fundamentales que se dan en los grupos de autoayuda: a) Función de apoyo emocional, a través de la cual las personas comparten experiencias y se sienten aceptadas por los demás. b) Función de apoyo instrumental o material, donde se intercambian ayudas que sirvan para resolver problemas prácticos y cotidianos. c) Función de apoyo informacional, donde a través del proceso grupal, las personas reciben información y guía. Los Grupos de Autoyuda, como espacio de encuentro para familiares de los drogodependientes, son por tanto un lugar privilegiado en el que la escucha, la identificación con los otros y la empatía, refuerzan: > Los objetivos que los profesionales se marcan, tanto con las familias como con los usuarios en el proceso de tratamiento.