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Edición Número 2 - Septiembre 2015 - <strong>Actualidad</strong> Criminológica UCJC<br />
Asesinato ritual en Tanzania<br />
Victor Rodríguez Alonso<br />
Noche cerrada en Kanunge (Tanzania). Apenas son las<br />
diez, pero la oscuridad inunda la estepa africana. En la<br />
Granja de la familia Bunzari el sueño se interrumpe con<br />
un fuerte estruendo, al tiempo que la puerta principal de<br />
la choza se viene abajo.<br />
Zenga Buyanga Meli se despierta, alertado por el ruido.<br />
Se encuentra en la habitación que comparte con su<br />
hija Gama, aún dormida. Es entonces cuando escucha gritos<br />
en un idioma extraño, voces de hombres que hablan<br />
entre sí. Se levanta, y temeroso por sus bisnietos, se dirige<br />
hacia la habitación contigua, la de su nieta Kulwa; en la<br />
que descansa con sus tres hijos (el más pequeño de los<br />
cuales apenas cuenta con unas semanas de vida).<br />
Antes de llegar, es reducido por dos individuos, que<br />
lo conducen hacia el exterior. Allí le espera un grupo numeroso<br />
de hombres armados con machetes y escopetas.<br />
Presa del pánico, el hombre intenta volver hacia dentro,<br />
pero los asaltantes le atacan violentamente hasta acabar<br />
con su vida.<br />
Kulwa lo ha presenciado todo. Recoge a sus hijos, y<br />
con ellos, se adentra en las profundidades del monte. Solo<br />
uno de ellos queda en el interior de la choza, los invasores<br />
lo han capturado. Se llama Lugolola y tiene siete años.<br />
El pequeño grita y se resiste. Los hombres lo inmovilizan,<br />
deben obtener su brazo cuando aún esté con vida. Se<br />
lo amputan con los machetes, justo por debajo del hombro,<br />
y terminan asestándole un último golpe en el rostro,<br />
a la altura de la frente.<br />
Lugolola Bunzari es albino. Su brazo izquierdo será utilizado<br />
para elaborar un brebaje llamado muti, cuyas supuestas<br />
facultades son procurar suerte y felicidad para<br />
quien lo toma.<br />
En la espesura del bosque, Kulwa pudo escuchar el último<br />
grito de su hijo antes de morir. Un solo gemido, muy<br />
corto. Y después el silencio.<br />
UNA REALIDAD PREOCUPANTE<br />
Este no es, ni mucho menos, un suceso aislado. En la<br />
última década, más de setenta y cinco personas con albinismo<br />
han sido asesinadas en Tanzania con fines rituales.<br />
A ello, además, hay que añadirle que los hechos no obtienen<br />
una cobertura informativa proporcional a su gravedad.<br />
Es fácil encontrar en los medios a quienes abordan el<br />
tema desde una posición simplista y monocausal; ya sea<br />
achacando el problema a la barbarie de estos pueblos “incivilizados”<br />
y anclados en el pasado, o atribuyendo toda la<br />
responsabilidad a las hambrientas fauces del capitalismo.<br />
En realidad, se trata de un fenómeno de difícil datación:<br />
la práctica de este tipo de rituales tiene un origen<br />
difuso que se remonta a épocas inmemoriales, sin embargo,<br />
la existencia de factores políticos y socioeconómicos<br />
ha motivado la renovación de determinados patrones<br />
culturales y la introducción de nuevas creencias que han<br />
acrecentado de forma drástica el problema. En este sentido,<br />
debemos ser muy precisos al diferenciar esta nueva<br />
oleada de ataques (desde el año 2007) estrechamente<br />
conectados con factores políticos y económicos, de los<br />
acaecidos anteriormente.<br />
La problemática planteada se postula, por tanto, como<br />
un tema de compleja explicación, en la que la enorme influencia<br />
de la cultura tradicional y la brujería muti en la<br />
sociedad suajili, se mezcla con factores coyunturales de<br />
carácter político-económico.<br />
La situación de la comunidad albina en África no es<br />
precisamente un asunto que abra los telediarios en occidente.<br />
Ni si quiera en los países protagonistas de estos sucesos<br />
ocupa más de cinco minutos en sus espacios informativos.<br />
Sin embargo, los hechos alcanzan una gravedad<br />
inusitada, y suponen una de las mayores lacras del nuevo<br />
siglo. Según datos aportados por el Alto Comisionado de<br />
las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, solamente<br />
en los últimos seis meses al menos quince albinos<br />
han sido secuestrados y asesinados.<br />
La región Mwanza de Tanzania es el escenario de la<br />
mayor cantidad de estos asesinatos. Esto se debe, en gran<br />
medida, a la existencia de alrededor de 3.000 curanderos<br />
waganga (la mayor concentración de todo el país). Se tra-<br />
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