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Leonardo Hernández:<br />
primer exponente del poder tigrero<br />
Fino defensor de la tercera base, recordado por su cabellera<br />
rizada y sus ademanes antes de cada turno, fue dueño del record<br />
de jonrones para el equipo con 44 hasta que Roberto Zambrano<br />
se lo arrebató.<br />
Por César Méndez Campero<br />
Temporada 1987-1988, un tipo corpulento, con melena oscura rizada, se<br />
para en el plato del José Pérez Colmenares portando el uniforme blanco<br />
y casco rojo de los Tigres de Aragua. Una silbatina se enciende en las<br />
tribunas incluso antes de que el anunciador interno, Gilberto González<br />
mencione su nombre. Saltos, estiramientos, pasos cortos, movimientos<br />
de la parte posterior baja del cuerpo. Se retira el casco, sacude sus “rulos”,<br />
se coloca la protección en la cabeza y procede a batear con una pose<br />
muy estilizada. Sus brazos ubicados a mitad de su cráneo sostienen el<br />
madero erguido. Los fieros ojos del toletero apenas se asoman sobre su<br />
codo izquierdo. “Al bate: Leonardo Hernández, tercera base”. Algarabía<br />
en las tribunas.<br />
Leonardo Hernández en el José Pérez Colmenarez<br />
“Yo le tomé mucho cariño al<br />
equipo y me enamoré de la ciudad<br />
(Maracay). Desde que fui cambiado<br />
por el Caracas a los Tigres, también<br />
cambié de residencia. Vivía en la<br />
Capital y me vine. Compre algunas<br />
propiedades aquí y me quedé”.<br />
Así comenzó la conversación con<br />
Leonardo Hernández, primer gran<br />
exponente del poder criollo con los<br />
Tigres de Aragua en las décadas<br />
del 80 y 90. Fueron 44 jonrones en<br />
diez temporadas con los bengalas.<br />
“Fueron campañas maravillosas<br />
las que viví con el equipo. La<br />
superestrella era David Concepción,<br />
un elemento sumamente modesto<br />
con todos nosotros. Nos<br />
llevábamos muy bien con él y<br />
todavía tenemos comunicación”<br />
recordó respecto de aquel equipo<br />
de mediados de los ochenta.<br />
“Oswaldo Olivares, es compadre<br />
mío personal –acota- y el resto<br />
de los jugadores, nos dábamos<br />
íntegros, jugábamos con pasión.<br />
Nos bajábamos prácticamente del<br />
avión para ponernos la camiseta<br />
de los equipos locales” recordó.<br />
El popular antesalista y toletero<br />
derecho no era ajeno a la reacción<br />
en las tribunas cada vez que iba<br />
a consumir turno y era anunciado<br />
por los altavoces. Contrario a<br />
lo que se puede pensar, nunca<br />
le molestó la situación. “Eso<br />
me sorprendió mucho a mi en<br />
Caracas, cuando me uniformé por<br />
primera vez con los Leones. Yo<br />
venía de mi primera temporada en<br />
Clase A con los Dodgers y ellos me<br />
trajeron a jugar aquí. No sé por qué<br />
la gente lo tomó así. Debe ser por<br />
los ademanes que yo hacía. Eran<br />
mis ejercicios, que los hacía por<br />
el frío que sentía cuando jugaba<br />
en los Estados Unidos” contó.<br />
“Por ese clima, yo me mantenía<br />
saltando y la afición aquí lo tomó<br />
de otra manera. Era algo gracioso,<br />
porque yo lo disfrutaba también.<br />
Yo me unía al espectáculo. Gracias<br />
a Dios nunca tuve problemas por<br />
eso, ni dentro ni fuera del terreno,<br />
porque el público sabía que era una<br />
cuestión del espectáculo” aseguró<br />
Hernández.<br />
14 TIGRES MAGAZINE