EDITORIAL

Los Tigres y yo
“Decir medio siglo después que pasaba
las 24 horas del día pendiente de lo que
ocurría con los Tigres sería un soberano
embuste, pero sí debo reconocer que en
esa campaña bautismal no dejé de estar
pendiente de lo que hacía Carty”
Por Humberto Acosta
Mi primer recuerdo de la llegada de los Tigres de
Aragua a la Liga Venezolana de Beisbol Profesional
en 1965 pudiera parecer extraño en demasía. Está
íntimamente ligado a una imagen de Ricardo Carty,
en una de las páginas de la desaparecida revista
Sport Gráfico. Carty estaba explayado en el banco de
los Tigres en el estadio “José Pérez Colmenares”, viendo
a la cámara con una sonrisa contagiosa. Para ser justos
con el interés particular, Carty no era un pelotero más en la
nómina del Aragua. Era el importado de más renombre, con
un prestigio ofensivo cimentado en sus primeros pasos en
las grandes ligas. Cualquiera podía verse entusiasmado con
su sola presencia en la liga.
Pero la percepción fue más allá. El arribo de los Tigres
junto con los Cardenales de Lara, para un aficionado que
aún transitaba la adolescencia y daba sus primeros pasos
en el culto por el béisbol, que dos nuevas escuadras se
incorporaran al campeonato tuvo un impacto considerable.
Sin embargo, el sentimiento que más me embargó tuvo
que ver con la curiosidad. ¿Cómo serían sus uniformes?
¿Podrán competir de tú a tú con Caracas, La Guaira,
Magallanes y Valencia desde el primer día? ¿Quiénes serán
sus principales peloteros criollos?
6 TIGRES MAGAZINE