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haber algún alcohol malo o una mezcla endiablada. Perdí la tarde totalmente y<br />
estoy todavía cansada.<br />
Jueves 17<br />
Antier viajé a Jean-les-Pins: mala impresión, tarde aburrida y perdida.<br />
Ayer con día agradable y bien aprovechado, por la tarde fui a pie hasta St. Jean:<br />
la villa Cantarella queda cerca, fui a visitarla de nuevo y conversé con la criada.<br />
Hoy jueves escribí cartas en la mañana y por la tarde fui a Cannes a ver a Evelyn<br />
Duffant con quien visité algunas villas. No me gustaron nada, Cannes tampoco.<br />
Evelyn me pareció demasiado intranquila, demasiado traits d’esprit delante del<br />
enamorado. Me cansó. Sentí gran alivio cuando arrancó el tren y me quedé por<br />
fin sola en el vagón con mi libro. ¡Qué razón tenía Emilia! ¡Qué fastidiosa es la<br />
gente!<br />
<strong>TERESA</strong> <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> <strong>PARRA</strong><br />
43<br />
Domingo 27<br />
El viernes después de escribir y dormirme profundamente sentí<br />
algo raro como si me despertaran. Encendí, me levanté a beber agua y volví<br />
a acostarme y apagué, sintiendo siempre la sensación de ese algo raro. Cerré<br />
los ojos para dormir y al abrirlos en la media oscuridad (había mucha luna y<br />
tenía la ventana abierta) vi un reflejo muy grande sobre la cómoda. Pensé: es la<br />
luna que se refleja en el espejo de plata que está sobre la cómoda. Un momento<br />
después la luz (grande y muy clara) se apagó encima de la cómoda y se fue a<br />
encender en un rincón de la pared donde no parecía posible que pudiera ser<br />
reflejo venido del exterior. Estuvo así como diez minutos. Eran las doce de la<br />
noche. No tenía miedo y dije mentalmente: Emilia, si eres tú, demuéstramelo de<br />
algún modo: que se apague la luz por ejemplo. Y la luz se fue. Creo que era esto<br />
una contestación a lo que había reflexionado en la tarde acerca de mis lecturas<br />
sobre la inmortalidad del alma y mis dudas de siempre presentes a pesar de<br />
tantas pruebas. Fui ayer a la iglesia y recé, pero hoy domingo me he ido a misa.<br />
Tomo hoy la resolución de hacerlo con fe en obsequio del alma de Emilia que por<br />
sí misma me ha hecho decir “recen” con una imploración tan honda y tan triste.