Libro Digital La Victoria de la Cruz

Mateo 12:34-37,” ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo
malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen
tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas
cosas. Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán
cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras
serás condenado.”
Cuatro manifestaciones que puede tener la lengua
Adulación o lisonjear: es decirle a alguien lo que nunca le dirías detrás de él, es
hipocresía, la persona que hace esto solo busca sacar provecho.
Judas 1:16, “Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios
deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho.
pedir discernimiento, analizar la persona, que nadie saque provecho de nosotros.”
Proverbios 28:23: “El que reprende al hombre, hallará después mayor gracia. Que el
que lisonjea con la lengua.”
Es preferible reprender que estar adulando para sacar provecho.
La crítica destructiva y “constructiva”: la crítica sea destructiva o constructiva
sigue siendo crítica, es juzgar para destruir algo que no es comprobado, es
juicio sin misericordia. Es llevar el dedo amenazador para señalar.
Isaías 58:9, “Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si
quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad;”
Emitir un juicio previo, te hace igual al que comete el pecado, es juicio sin
misericordia.
Romanos 2:1-2, “Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que
juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas
haces lo mismo. Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas
es según verdad.”
Difamación: es hablar de los demás y publicarlo, el que habla de los defectos de
uno, habla con los demás de tus defectos.
Santiago 4:11-12,” Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura
del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú
juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. Uno solo es el dador de la ley, que
puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?”
La Victoria de la Cruz Página 39