Boletín Agosto 23

puedo olvidar de María Rosa Todisco, de
Carlos Santini, Jorge González, José Luis
Martí y Mario Alvarez. Ellos estuvieron
muchos años. Yo aprendí hacer comidas
con lo que se conseguía. Con el mondongo
que nos daba el frigorífico hacía matambre.
Al hígado lo salteaba con ajo y cebolla y lo
mezclaba con el arroz. Los chicos los
devoraban.
En los años en que Elsa Margarita estuvo en
funciones, hubo episodios tristes que como
hacen a la historia de la Escuela, conviene
recordarlos. El primero de ellos fueron los
episodios de robo y de vandalismo. Y el
segundo fue el huracán del 19 de junio de
1991.
-En cuanto al vandalismo fue tremendo.
Rompieron todo, todo. Tuvimos que irnos al
Club Social y Deportivo Camet. En la Escuela
no se podía hacer nada, tal el daño que
habían hecho en la cocina. Nunca supimos
por qué, ni quién fue el autor. ¡Romper la
Escuela! Imagínese el daño que es eso.
Romper el sitio que debe resguardarse como
algo sagrado, porque es el templo donde se
forman los chicos de hoy, los adultos del
mañana.
-El huracán fue también desolador. Pero ahí
volvió a brillar la Directora, Betty Duarte, que
jamás me olvidaré de ella. Rápidamente
organizó las cosas. De nuevo fuimos al Club
Camet y a la Sociedad de Fomento. No se
perdieron días de clase y no faltó la comida.
El viento movió todo el techo, hubo que
hacerlo íntegramente de nuevo. También
apareció la Cooperadora con una serie
inagotable de eventos. Bingos y reuniones. Yo
terminaba la jornada del viernes y ahí
empalmaba con la preparación de pizzas,
empanadas y pastafrolas para la kermese del
domingo. El lunes, firme de nuevo en la
cocina. Betty Duarte era imparable. Cuando
terminaban las clases ya estaba organizando
los viajes. Es que nos llevó a muchos lugares,
a Córdoba, a las Cataratas, a los espectáculos
de Mar del Plata y en el verano al
balneario de Luna Roja, donde
pasábamos el día.
Y así pasaron los años. Llegamos sin
darnos cuenta a 2012. Había sido tanta la
actividad desarrollada que no hubo
tiempo para pensarla, para evaluarla. Una
mañana, mientras cocinaba, irrumpió la
Directora, Cecilia Sachetto, quién le
informó la jubilación.
Elsa Margarita se vio de repente sin su
rutina y tuvo que cambiar de hábitos y
poner la atención en cosas que antes le
pasaban desapercibidas.
-Pero la vida es una escuela permanente
—nos dice con nostalgia— y teniendo
tiempo para pensar me vienen a la
memoria otras personas vinculadas a la
Escuela. Yo tuve la ocasión de conocerla a
la ex Directora, Clara Ilarregui de Ugalde,
que había estado en la fundación de
instituciones de la zona. También lo
recuerdo a Maximino Suárez, presidente
de la Cooperativa y a Perla Carlino.
En esta sección del Boletín de la
Cooperativa hemos rescatado hoy la
figura de Elsa Margarita Méndez.
Generaciones completas de alumnos la
recuerdan como lo que es: un ejemplo de
mujer trabajadora que supo hacer las
cosas. Proveer el alimento a los chicos,
para que cuenten con la energía que les
permita absorber los conocimientos, y
alcanzar el desarrollo físico y de actividad
necesarios. Que lo que hizo, lo hizo bien.
-Las otras directoras —finaliza Elsa
Margarita—también estuvieron bien. Todas
comprometidas, no es justo olvidarlas.
Pero vuelvo, a la que más recuerdo, es a
Betty Duarte. Uno de los tantos ejemplos
que nos dejó fue el de que jamás faltaba.
Lo que más anhelo es que se le haga un
homenaje, que algún aula o salón de la
Escuela, lleve su nombre. Ahí me quedaría
tranquila.