contenido - Yacht Club Argentino
contenido - Yacht Club Argentino
contenido - Yacht Club Argentino
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
EL YACHT<br />
Alguien como él, con buena fuerza física y espiritual. Por más que<br />
meditara, siempre llegaba a la misma persona: el hermano Owenaugh.<br />
Chapoteando bajo un diluvio Seehan se retrasó y se hizo de noche.<br />
Apartando el miedo al asalto de ladrones o de perros salvajes, siguió<br />
camino tratando de no tropezar a la sola luz de los relámpagos que<br />
desprendía la atronadora tormenta. Llegó al convento empapado y<br />
nervioso. Cuando le abrían el pesado portón sintió el sosiego de<br />
alcanzar refugio. Atravesando el enorme patio central, se dirigió<br />
directamente a su habitación. Cerrada su puerta, encendió yesca bajo<br />
un pequeño hornillo con las chispas de su eslabón contra un pedernal<br />
de bolsillo. Soplando consiguió llamas para encender su propia leña y<br />
también encendió una vela. Sacudió su pesada capa de tweed grueso,<br />
empapada y salpicada de barro, colgándola extendida contra las piedras<br />
de una pared. Tras cepillar su hábito intentó frotarse el cuerpo con hojas<br />
frescas de encina, pero se desplomó en su camastro. Logrando<br />
santiguarse, apagó la vela y se quedó dormido.<br />
Durante el almuerzo del día siguiente, Seehan pidió permiso al<br />
prior para proponerle a Owenaugh su participación en el proyecto. En<br />
aquel monasterio todos eran de sangre celta pero solamente se hablaba<br />
en latín.<br />
Los tres monjes se reunieron al atardecer en el jardín del convento.<br />
El superior, pronunciando una bendición se retiró dejándolos solos.<br />
Owenaugh aceptó inmediatamente. Era más joven que Seehan pero<br />
mucho más corpulento. Según lo que el druida le había dicho a Seehan,<br />
ambos decidieron las etapas a seguir.<br />
En seguida consultaron al carpintero, quien señaló que debían<br />
obtener las ramas más largas y rectas, dejándolas en agua de mar;<br />
también que deberían curtir cueros de buey y acumular grasa y leña en<br />
el lugar de construcción que debía ser fijo y cubierto, donde además<br />
tendrían que levantar con ladrillos: un horno para hacer brasas, un<br />
fogón para calentar un caldero grande y un piletón para ablandar las<br />
varas con agua hirviente. El carpintero se comprometió a elaborar<br />
14<br />
Cuentos Náuticos<br />
Hace mil años (continuación)<br />
por Alfredo Bafico Rojas<br />
remos, orza, timón, mástil, verga, tambuchos y soportes de apoyo pero<br />
el resto tendrían que construirlo ellos dos. Necesitaban la colaboración<br />
de sus cofrades.<br />
Seehan juntó coraje y volvió ante el prior para pedirle un lugar<br />
dentro del convento, relatando sus conversaciones con el druida,<br />
Owenaugh y el carpintero.<br />
Se les concedió parte de un depósito que tenía un portal grande<br />
para el paso de un carro. Pero quedó en claro que todos los trabajos se<br />
harían después de terminar las actividades habituales del monasterio.<br />
Todos los monjes querían cooperar. Owenaugh y unos cofrades se<br />
dedicaron a limpiar el lugar y moldear los ladrillos para levantar las obras<br />
de trabajo. Seehan con otro grupo de religiosos y el carpintero salieron a<br />
buscar varillas. La arboleda, el monasterio y el mar eran tres lugares<br />
alejados entre sí, un triángulo que deberían transitar muchas veces.<br />
Comenzaron exactamente en el solsticio de verano, cortando y<br />
apilando ramas rectas. Poco antes del equinoccio de otoño sumergieron<br />
los paquetes de diez varas lastrados con piedras en una fosa de mar<br />
protegida por rocas grandes. A media primavera, sacaron las ramas a<br />
tierra firme y las dejaron al sol para estacionarlas junto a los cueros de<br />
buey, que bien rasados y salados quedaron estaqueados a la intemperie<br />
por los seis meses de más calor.<br />
Para el equinoccio del segundo otoño todo estaba suficientemente<br />
seco y fue transportado hasta el depósito del monasterio, donde ya<br />
esperaban herramientas, leña, grasa, horno, fogón y piletón.<br />
La construcción del bote tardó ocho meses más y quedó terminada<br />
poco antes del solsticio del segundo verano.<br />
Tras ser bendito, el bote se cargó sobre un carro tirado por bueyes<br />
y se lo llevó hasta una rampa de maderos engrasados que cubrían una<br />
pendiente cavada en la orilla del mar. La embarcación fue botada y ya<br />
a flote, fue lastrada con piedras en su interior.<br />
Entre los presentes estaban unos pescadores a quienes Seehan y<br />
Owenaugh habían pedido más consejo sobre las artes de la navegación.<br />
Un joven gigantón se adelantó y con cierta timidez les ofreció su ayuda.<br />
Otro de más edad propuso empezar allí mismo.<br />
Ante la alegría general, los tres jóvenes vadearon hasta el bote y lo<br />
abordaron, empapados pero felices.<br />
El grandote, que solamente hablaba en antiguo gaelic, les mostró<br />
como manejar la orza y el timón. Cuando entendieron los "porqué" y