Calendario Litúrgico - Pastoral 2012-2013 Ciclo «C - Cope

4 – presentación
convincentes del Señor resucitado, y sean, a la vez, capaces de señalar la
puerta de la fe a tantos que están en búsqueda de la verdad. El Papa invita
a toda a la Iglesia a vivir este año como un don y un tiempo de gracia.
La fe es un don divino y, a la vez, una adhesión personal a Dios; es al
mismo tiempo el asentimiento libre a toda la verdad revela por Dios. La fe
como confianza personal en el Señor y profesada en el Credo son inseparables,
se evocan y se exigen mutuamente. Existe un fuerte vínculo entre
la fe profesada, celebrada y vivida. Sus contenidos mueven a los católicos
a ser testigos y confesores de la misma fe que profesaron, celebraron y
vivieron los apóstoles y los santos en la Iglesia de todos los tiempos.
La Carta de Benedicto XVI y las Indicaciones pastorales para el Año
de la fe, que ha publicado la Congregación para la Doctrina de la Fe, intentan
promover en toda la Iglesia un movimiento centrado en la fe. Este
movimiento encierra tres puntos principales: la fe profesada, celebrada y
vivida. Los contenidos de la fe se encuentran maravillosamente en el Catecismo
de la Iglesia Católica. Por otro lado, el Año de la fe ofrece a los files
cristianos la oportunidad de profundizar en los documentos del Concilio
Vaticano II. La celebración litúrgica pide y exige el espíritu de fe para que
favorezca la participación plena en ella y los participantes se encuentren
con Cristo, misterio pascual de muerte y de resurrección; la fe vivida es
síntesis de la fe profesada y celebrada. En la celebración la fe profesada,
la lex credendi se convierte en lex orandi y las dos leyes se prolongan en
compromiso en lex vivendi. La unión de las tres leyes hace que la fe iniciada
en el bautismo, crezca en las celebraciones litúrgicas y se manifieste
haciendo que los católicos sean auténticos testigos de la fe en medio del
mundo. El redescubrimiento de la fe y su vivencia gozosa ayudarán a consolidar
la unidad y la comunión en la gran familia de la Iglesia.
La fe cristiana es el encuentro con una Persona, que ofrece un nuevo
horizonte a la vida. Sin fe la vida es gris y materialista, encerrada en el
vacío y sin horizontes. El encuentro con Jesucristo resucitado hace que la
fe crezca en el corazón del creyente y se manifieste en todo su esplendor
en sus acciones. El Papa en su Carta, insiste que en nuestros días la fe es
un don a redescubrir, cultivar y testimoniar para saber celebrar y vivir el
misterio de la fe con alegría.
La fe es compañera de vida desde nuestro bautismo hasta el día de
nuestra muerte. En el más allá no existe la virtud de la fe. Mientras somos
peregrinos nos permite distinguir con ojos siempre nuevos las maravillas
que Dios ha hecho y hace por nosotros y nos permite discernir la verdad
de la falsedad.