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La gran señora del espiritismo - Federación Espírita Española

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Muchos fueron los curiosos que corrieron hasta las cenizas y recogieron puñados de papeles<br />

que guardasen algo que se pudiese leer, a salvo de las llamas (6)<br />

(6)Algunos escritores narran que Allan Kardec recibió de un admirador un puñado de<br />

cenizas que él conservó en su escritorio en un recipiente de cristal. Los recuerdos <strong>del</strong><br />

heroico pasado espirita se perdieron en Francia, los últimos, se dice, cuando los nazis,<br />

después de la invasión a París, ocuparon la "Maison des Spirites".<br />

Traeré todos los libros que deseéis en mi próximo viaje a Marsella...- Desahogo en voz alta el<br />

capitán de la marina mercante, Ramón <strong>La</strong>gier y Pomares.<br />

Aquella acción provenida <strong>del</strong> Santo oficio, creó en la multitud exactamente la inquietud que<br />

deseaba evitar. Lejos de conseguir la indiferencia, consiguió aumentar la curiosidad pública.<br />

Algo de lo que se tenía apenas informaciones imprecisas o informes en conversaciones de<br />

cafeterías, tertulias familiares o por informes de segunda o tercera mano, ganaba ahora un<br />

interés directo. Y fue así que en ese mismo año de 1861, pasó a predicar el nuevo<br />

espiritualismo en España un hombre que gozaba de una ilustre reputación en los círculos<br />

filosóficos y literarios, Don Alberto Perón, que detenidamente estudió las obras de Kardec,<br />

revive de la misma un compendio, titulándolo "Carta de un espiritista a don Francisco de<br />

Paulo Canalejas" No obstante, su trabajo no tuvo la repercusión tan alta y sonora como la que<br />

alcanzó el obispo Palau, aunque con un propósito diferente.<br />

Vista actual de la explanada donde existía la Ciuda<strong>del</strong>a de Barcelona, escenario de la<br />

quema de los libros de Allan Kardec, por orden <strong>del</strong> Santo Oficio.<br />

Cuenta la historia que, ocho años más tarde, en 1869, atendiendo a repetidas instancias <strong>del</strong><br />

pueblo de Barcelona, se derrumbó la Ciuda<strong>del</strong>a, sobre cuyos pilares más tarde se pueden<br />

admirar los jardines <strong>del</strong> Parque Municipal.

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