Anatomía del caciquismo extremeño: «Jarrapellejos», de Felipe Trigo
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JOSE RAYA TELLEZ<br />
No se pue<strong>de</strong> ser más explícito., se trata <strong>de</strong> que D. Florián,<br />
hasta el momento diputado provincial, ,se eche medias suelas, en<br />
el Gobierno Civil <strong>de</strong> Badajoz ya que, como apunta más a<strong><strong>de</strong>l</strong>an-<br />
te, su <strong>de</strong>smedida afición a las cupletistas madri!eñas, estaba en<br />
trance <strong>de</strong> arruinar el caudal <strong>de</strong> los Ayuntamientos <strong><strong>de</strong>l</strong> partido.<br />
Sin embargo, es a nivel municipal, o lo que es lo mismo, a ni-<br />
vel doméstico, don<strong>de</strong> la corrupción, por ser más próxima, se hace<br />
más insufrible. Los ejemplos abundan y, a veces, contrastan <strong>de</strong><br />
forma sangrante con la permanente penuria <strong><strong>de</strong>l</strong> pueblo; como<br />
aquel momento en que pequeños campesinos y jornaleros, ante la<br />
carestía provocada por la plaga <strong>de</strong> langosta, pi<strong>de</strong>n el trigo <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
pósito:<br />
«En la confusión horrenda pudieron escuchar lo que<br />
pedían: «iPan! ¡Pan! ¡Abajo los ricos miserables! iAbajo<br />
las limosnasl... ¡Que nos entreguen el pósito!... ....<br />
-Me parece -díjole al alcal<strong>de</strong> el sesudo don Macarioque<br />
les vas a ;tener que dar el trigo.<br />
-¿Que trigo?<br />
-El <strong><strong>de</strong>l</strong> pósito<br />
-Si no hay<br />
-iCómo!- repuso sorprendido, que por ser <strong>de</strong> la Junta<br />
<strong>de</strong> asociados sabíalo bien-¿No había mil ochocientas<br />
fanegas?<br />
-Pues... ¡No las hay! (22)<br />
Ni que <strong>de</strong>cir tiene que el trigo <strong><strong>de</strong>l</strong> pósito había pasado a pro-<br />
piedad <strong><strong>de</strong>l</strong> alcai<strong>de</strong>, alter ego, como sabemos, <strong>de</strong> nuestro buen<br />
Jarrapellejos, y a quien no le importaba ni poco ni mucho que el<br />
cargo estuviese o no remunerado. !Sobraban ocasiones <strong>de</strong> resarcir-<br />
se con creces!<br />
Mediante tales procedimientos el cacique sabe ro<strong>de</strong>arse <strong>de</strong> una<br />
auténtica cohorte don<strong>de</strong> no faltan los asesinos. En efecto. La Joya<br />
se ve conmovida por un crimen pasional en el que se encuen-<br />
tran implicados dos señoritos <strong>de</strong> los que componen su círculo,<br />
Mariano Marzo y Saturnino Cruz. Es preciso echar tierra sobre el<br />
asunto y nuestro hombre no se arredra: nombra Gobernador Civil<br />
al primero, en sustitución <strong>de</strong> D. Florián, y alcai<strong>de</strong> <strong>de</strong> La Joya al<br />
segundo, porque, como él mismo dice: nadie podrá creer que