1 PRIMERA PARTE: INFANCIA 1.- El niño perdido ... - Javier Puebla
1 PRIMERA PARTE: INFANCIA 1.- El niño perdido ... - Javier Puebla
1 PRIMERA PARTE: INFANCIA 1.- El niño perdido ... - Javier Puebla
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
9.- Traidor traicionado<br />
Nada le sentaba peor que tener que disculparse por algo que no consideraba falta<br />
alguna. Al fin y al cabo no tenía la culpa de que la madre de Tobías hubiera muerto. ¿De<br />
qué habría muerto?<br />
Sacudió la cabeza, intentando sacarse de las neuronas cualquier distracción.<br />
-Procura parecer arrepentido- pensó.<br />
Barcelona continuaba triste, como tintada de un feo color marrón claro. Su<br />
caminar quedaba lapidado bajo el bramido de la circulación, y para cuando llegaba al<br />
humilde bloque de pisos donde vivía su amigo ya había repetido sus frases una docena<br />
de veces. <strong>El</strong> rol debía estar más que ensayado. Quizá Tobías recapacitase.<br />
Llamó al telefonillo. Al poco una voz extraña le preguntó.<br />
-¿Sí?<br />
-Buenos días. Soy Oriol. ¿Está Tobías?<br />
Mutismo. Un segundo después, la puerta se abría. Una vez dentro, el sonido de<br />
los coches se apagó. Subiendo por las oscuras escaleras, los pasos se perdían en el<br />
silencio tras unos momentos de eco. 2º C. Apretó el timbre, mientras carraspeaba. La<br />
puerta cedió con una lentitud inquietante.<br />
-Hola, Oriol.<br />
Tobías parecía preocupado, temeroso.<br />
-Necesito hablar contigo. Sé que estuvo mal convencerte para seguir a tu abuelo<br />
ese día, pero créeme: yo no sabía que tu madre estaba allí enterrada. No lo sabía.<br />
<strong>El</strong> otro abrió la boca, pero una voz desde el fondo de la casa le interrumpió.<br />
-¡Tobías! ¿Es Oriol?<br />
-Sí, Arnau.<br />
Oriol frunció el ceño al ver aparecer a Arnau, uno de aquellos imbéciles de<br />
clase. Menudo mamarracho.<br />
-Déjame hablar con él.<br />
Tobías bajó la mirada y dejó a Oriol en el umbral de la puerta. Arnau, de<br />
ondulado cabello dorado y grandes ojos castaños, llegó ante él con una sonrisa burlona<br />
pintada en los labios.<br />
-Ya no quiere saber nada de ti- le dijo, claro y directo-. ¿Qué pasa contigo,<br />
Oriol?<br />
-Tobías es amigo mío. Tú no tienes nada que ver con esto.<br />
-No eres amigo suyo. Ahora ya no.<br />
-¡Quiero ver a Tobías! ¡Tobías!<br />
-¡Te he dicho que no quiere estar más contigo!- gritó Arnau, plantándose ante<br />
Oriol con los brazos en jarras. Tobías parecía guardar silencio en el interior de la casa.<br />
Oriol se quedó paralizado. De modo que había sido sustituido en apenas dos<br />
meses. Arnau había pasado a ocupar su lugar. Maldito Arnau. Y maldito Tobías.<br />
Tardó un momento en decidir qué hacer. Se dio la vuelta y descendió las<br />
escaleras a paso ligero. Al llegar a la calle las lágrimas empapaban sus mejillas.<br />
Y Tobías, mirando por la ventana, también lloró.<br />
10