LOST 7x05: De lo que hay que proteger la Isla
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12<br />
— Tenemos <strong>que</strong> huir. No podemos seguir ni un minuto más aquí<br />
— Conmigo no contéis — Dijo Guillermo — Quiero estar donde esté<br />
Máriam<br />
— ¿Estás seguro Guillermo? — el joven asintió angustiado — Me parece<br />
justo — Concedió Car<strong>lo</strong>s — Zoe, Alejandro ¿Puedo contar con vosotros?<br />
Los dos asintieron<br />
— Pues estad atentos por<strong>que</strong> cuando tengamos <strong>la</strong> oportunidad no <strong>la</strong><br />
desaprovecharemos — Dijo Car<strong>lo</strong>s<br />
— ¿Pero cómo <strong>lo</strong> haremos? — preguntó Zoe confusa — ¿Cómo escapar<br />
de aquí?<br />
Car<strong>lo</strong>s <strong>que</strong>dó cal<strong>la</strong>do, pensativo, apoyado en <strong>la</strong> pared y con <strong>la</strong> mirada<br />
perdida.<br />
— o —<br />
En <strong>la</strong> otra p<strong>la</strong>ya, Chema abría el día dándose un chapuzón en <strong>la</strong>s<br />
tranqui<strong>la</strong>s aguas del mar. A distancia, sentado en una roca, Pab<strong>lo</strong> le<br />
observaba con atención. Su rostro reve<strong>la</strong>ba c<strong>la</strong>ramente <strong>lo</strong>s pensamientos<br />
más enjundiosos. Se le veía irritado, <strong>lo</strong> <strong>que</strong> contrastaba con el estado de<br />
Chema, <strong>que</strong> salió del agua totalmente re<strong>la</strong>jado y reconfortado por el primer<br />
baño de <strong>la</strong> mañana. El joven no se percató de <strong>la</strong> presencia de Pab<strong>lo</strong>, pero sí<br />
vio llegar a Mano<strong>lo</strong>, <strong>que</strong> venía en carrera suave por <strong>la</strong> oril<strong>la</strong>.<br />
— Buenos días — saludó cordial Chema; Mano<strong>lo</strong> se detuvo a su altura,<br />
recuperando el aliento— Hemos madrugado, ¿eh?<br />
— Sí — contestó Mano<strong>lo</strong> — es <strong>la</strong> mejor hora para correr. ¿Cómo está el<br />
agua? ¿Fría?<br />
— Bueno. . . ahora mismo no me siento <strong>la</strong>s pe<strong>lo</strong>tas, pero por <strong>lo</strong> demás. . . jejeje<br />
— respondió Chema jocoso<br />
Los dos rieron, y Pab<strong>lo</strong> desde su posición seguía observando. Contrastaba<br />
<strong>la</strong> seriedad del joven con <strong>lo</strong>s gestos re<strong>la</strong>jados de sus compañeros.<br />
En <strong>la</strong> zona de <strong>la</strong>s tiendas, <strong>la</strong> gente comenzaba a desperezarse; poco a poco,<br />
<strong>lo</strong>s chicos iban saliendo de <strong>la</strong>s tiendas, entre bostezos y estiramientos. Chus<br />
salió de su tienda con ojos somnolientos y a punto estuvo de chocarse