LOST 7x05: De lo que hay que proteger la Isla
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Su tensión desaparecía al tiempo <strong>que</strong> no podía evitar <strong>que</strong> <strong>la</strong>s lágrimas<br />
asomaban a sus ojos. Car<strong>lo</strong>s notó temb<strong>la</strong>r a Zoe, <strong>que</strong> se derrumbó en un<br />
silencioso l<strong>la</strong>nto sobre el pecho de su amigo. Car<strong>lo</strong>s besó tiernamente <strong>la</strong><br />
frente de Zoe y le acarició el pe<strong>lo</strong>.<br />
— Tranqui<strong>la</strong>, no dejaré <strong>que</strong> te ocurra nada — Le susurró Car<strong>lo</strong>s al oído<br />
— no tienes nada <strong>que</strong> temer.<br />
Zoe abrazó fuertemente a Car<strong>lo</strong>s agradeciendo sus pa<strong>la</strong>bras. Y seguidamente<br />
intentó eliminar el sentimiento de me<strong>la</strong>ncolía de su cuerpo. Zoe no<br />
<strong>que</strong>ría sentirse débil.<br />
— ¡No me pienso acostar contigo! — Dijo el<strong>la</strong> enjugándose <strong>la</strong>s lágrimas<br />
con una de sus manos mientras con <strong>la</strong> otra seguía abrazando a Car<strong>lo</strong>s.<br />
Zoe vestía una amplia sonrisa<br />
— ¡Jajaja! me has pil<strong>la</strong>do — Car<strong>lo</strong>s continuó bromeando — pero, nunca<br />
digas de este agua no beberé.<br />
Zoe no contestó y volvió a hundir <strong>la</strong> cabeza en el pecho de Car<strong>lo</strong>s. Éste<br />
le correspondió acariciándole de nuevo <strong>la</strong> espalda.<br />
<strong>De</strong> repente, un golpe seco en <strong>la</strong> puerta sobresaltó al grupo. Zoe se apartó<br />
de Car<strong>lo</strong>s<br />
Un hombre entrado en <strong>la</strong> treintena, alto, pe<strong>lo</strong> castaño ligeramente <strong>la</strong>rgo,<br />
apareció con una bolsa de papel con sandwiches y una botel<strong>la</strong> con agua.<br />
Car<strong>lo</strong>s le miró fijamente. El hombre sonrió tímidamente y se acercó a <strong>la</strong><br />
celda.<br />
— Os traigo comida y agua — Dijo a<strong>que</strong>l hombre<br />
Nadie movió un múscu<strong>lo</strong>. Zoe, Car<strong>lo</strong>s y Alejandro le miraban fijamente.<br />
Guillermo continuaba sumido en sus pensamientos. El hombre pasó <strong>la</strong><br />
botel<strong>la</strong> entre <strong>la</strong>s rejas y Zoe <strong>la</strong> cogió. A continuación, pasó <strong>la</strong> bolsa de<br />
sandwiches. Car<strong>lo</strong>s a<strong>la</strong>rgó <strong>la</strong> mano, y cuando sus manos se rozaron,<br />
una fuerte descarga de electricidad estática les sobresaltó. Car<strong>lo</strong>s y a<strong>que</strong>l<br />
hombre se miraron a <strong>lo</strong>s ojos.<br />
— ¿Tú eres Car<strong>lo</strong>s, verdad? — Dijo el hombre con <strong>la</strong> mano aún temb<strong>la</strong>ndo<br />
por <strong>la</strong> descarga.<br />
— El mismo — Car<strong>lo</strong>s hacía gestos de do<strong>lo</strong>r y movía <strong>la</strong> mano intentando<br />
sacudirse <strong>la</strong> molestia — ¿ Por qué <strong>lo</strong> preguntas?