31 de diciembre fun fun fun - Le chasseur abstrait
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Foto <strong>de</strong> Tapa – C. Pablo Lorenzo<br />
INDICE<br />
Ana Clara Brature - Los Coccinellidae <strong>de</strong> Varsovia (Pág. 3)<br />
Ana Romano - Añoranza; Ficción; Cautivo; Cuña; Descartable (Pág. 6)<br />
Andrés Fornells Fayos - Carta al Todopo<strong>de</strong>roso Obama; Dios Padre y Adán (Pág. 7)<br />
Daniel De Cullá - <strong>31</strong> <strong>de</strong> Diciembre Fun Fun Fun; 110; A Mi Diosa Salima; Adon<strong>de</strong> mi Corazón se<br />
Inclina; Canción al Ave; Chanando Al Chiva: Cuidado Con Ese; C.V. o Curruculo <strong>de</strong> Vida; Daniel<br />
También Tuvo 20 Años; Devuelveme el Himen, Hi De Pu; Oración a Jezabel; Las Rebajas Cuestan<br />
Un Pijo; Burra <strong>de</strong> Poesía: Antología Poética; Performance <strong>de</strong> Daniel en Alemania; Sheela Na-Gigs<br />
(Que Bella La Vulva); Ven<strong>de</strong>dores De Unguentos O Recitadores De Grasa Poética; Viagra Para Los<br />
Puerros. (Pág. 10)<br />
Diego Navajas - Caminos Juntos; Einstein; El Pelo; Encuentro triste con mujer <strong>de</strong>masiado joven y<br />
<strong>de</strong>masiado bella; Goloso; Las Afueras Del Paraíso; (Pág. 26)<br />
Ernesto Parrilla - Otros Tiempos (Pág. 28)<br />
Graziela E. Ugarte Muñoz - Raquel; Sus Manos; (Pág. 30)<br />
Juncal Gonzalo Herrero - Hace Calor En La Habitación (Pág. 32)<br />
Lidia Castro Hernando - Craso error (Pág. 33)<br />
Pamela Janet Pichinchumo Rodríguez - Al Pueblo; Persistente Duelo (Pág. 35)<br />
Pilar Ugarte Muñoz - La Vida Es Rosa; El Destino Es Ciego; Jugada Maestra (Pág. 36)<br />
Ricardo Gabriel Zanelli - Las Bestias De Pavlov (Pág. 43)<br />
Rolando Revagliatti - La Comadreja; La Campana De Cristal; La Pipa De Kif; El Perfume (Pág. 47)<br />
Aldo Enrici - El Tiempo Como La Mirada Absoluta (Pág. 48)<br />
Barri - Huyfiff (Pág. 58)<br />
Chus Canal - Poemas A Los Injuriosos; Poemas A La Rabia Y A La Impotencia; Poemas A La Vida;<br />
Lo Que Debí Decir Quizas (Pág. 59)<br />
Luis Ferrarassi - Hoy, el General San Martín Es Riogalleguense (Pág. 62)<br />
Foto <strong>de</strong> Página 63 – Marta Ojeda<br />
Juan Pablo Rochín Sánchez - Hasta La Poesía Siempre (Pág. 65)<br />
Jesús Quintanilla Osorio - La Oveja En Pesebre (Pág. 66)<br />
Rosa Esquivel - Fotos Viejas (Pág. 68)<br />
C. Pablo Lorenzo – Notas finales (Pág. 69)
Los Coccinellidae <strong>de</strong> Varsovia<br />
Por Ana Clara Breature<br />
a naclarabreature@hotmail.com<br />
Era el 12 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong>l año 1940, en la ciudad Posadas, cuando Irene<br />
Trinidad Addlers enfermera, hija <strong>de</strong> una familia acomodada, inmigrante <strong>de</strong><br />
Varsovia, se comprometería con Andrés Jesús Martínez Miharte, hijo mayor<br />
<strong>de</strong>l dueño <strong>de</strong> la única metalúrgica que le daba trabajo a casi todos los<br />
habitantes.<br />
Ellos se conocieron en Octubre <strong>de</strong> 1936, mientras Irene realizaba unas<br />
compras en el mercado <strong>de</strong> Doña María, quién era una polaca, que había<br />
venido a la Argentina a buscar una mejor vida.<br />
En esa época, las mujeres iban al mercadillo y paseaban con sus madres quienes les enseñaban <strong>de</strong><br />
forma austera como hacer las compras y pedir rebajas según sus apellidos.<br />
María con setenta y dos años, cuenta que el momento en que se conoció la pareja, fue simpático.<br />
Me dijo que Andrés y su amigo Jacinto pasaban las mañanas imitando a las madres sanguijuelas<br />
llenas <strong>de</strong> perlas. Apodo popular que le <strong>de</strong>stinaba a las mujeres que vivían a expensas <strong>de</strong> sus señores<br />
maridos<br />
Con una copa <strong>de</strong> anís entre sus <strong>de</strong>dos, cuenta que ellos solían ponerse las lechugas en la cabeza<br />
simulando los peinados <strong>de</strong> las damas; luego se movían y caminaban con un par <strong>de</strong> manzanas<br />
apoyadas en sus talones, <strong>de</strong>splazándose <strong>de</strong> forma burlona.<br />
También recuerda que estos chicos pasaban los almuerzos charlando con los empleados <strong>de</strong>l lugar.<br />
Prosigue su relato, y con una sonrisa picara, me hace saber que Andrés se sentaba en el banco <strong>de</strong>l<br />
carnicero Laurencio, y le explicaba su analogía <strong>de</strong> como las frutas viven sin su árbol como las<br />
personas sin sus ropas. Así pasaban horas, mientras que luego Jacinto le <strong>de</strong>mostraba como las frutas<br />
eran or<strong>de</strong>nadas según su belleza, y exponía que como en cualquier <strong>de</strong>sfile <strong>de</strong> prendas, primero se<br />
exhiben los frutos más lindos, para captar la atención y hacer menos vistosas a las más machucadas.<br />
De esta forma pasaban el día charlando y riendo.<br />
Pero en una mañana Irene Trinidad Addlers, fue sola a comprar con sus ahorros unos huesos con<br />
carne a lo <strong>de</strong> Laurencio.<br />
Irene era preciosa, en aquel momento tenia un cabello colorado rizado. Lo que llamaba la atención<br />
<strong>de</strong> esta muchacha es que haga ese tipo <strong>de</strong> compras más correspondiente a una clase social más<br />
humil<strong>de</strong>, pero entre los empleados, no ocasionó ningún alboroto.<br />
En ese mismo momento, llega a comprar osobuco el primer comisario, Rufino Andra<strong>de</strong> que no se<br />
había dado cuenta que su cremallera estaba a medio cerrar; y Andrés que era bien educado pero<br />
bastante torpe en sus movimientos; en un instante <strong>de</strong> carcajada; <strong>de</strong>ja caer un cajón <strong>de</strong> tomates cerca<br />
<strong>de</strong> los pies <strong>de</strong> Irene. De repente, la distinguida muchacha hija <strong>de</strong>l médico <strong>de</strong>l pueblo, vio que su<br />
vestido blanco con cintas rosadas fue manchado a salpicones <strong>de</strong>jando su imagen como una vaquita<br />
<strong>de</strong> San Antonio. Pero dicho <strong>de</strong>sparramo, no opacó la gracia <strong>de</strong> Irene.<br />
Don Laurencio, intentó compensar la situación, no le cobro y le pidió a Andrés que la acompañara<br />
hasta la casa y les lleve sus bolsas. Mientras Jacinto se escabullía buscando los tomates para<br />
ponerlos en su lugar.<br />
Y así fue el primer contacto entre estos dos adolescentes y don<strong>de</strong> empezó todo una amistad.<br />
En las primeras noches ellos pasaban horas y horas sentadas en la que hoy es conocida como La<br />
Plaza 9 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> Posadas. Sitio muy hermoso, lleno <strong>de</strong> varieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> plantas y farolas muy tenues<br />
que estaban dispuestas en círculos alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> los sen<strong>de</strong>ros que encontraban su unión en el<br />
monumento a la Libertad.<br />
Y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahí, se esmaltó una afinidad muy intensa; su itinerario constaba en contar cuantas<br />
luciérnagas apareciera y admirar como lograban reflejarse como las estrellas en el cielo pero en el<br />
llano <strong>de</strong>l césped. Luego recorrían algunos puntos <strong>de</strong> la ciudad en bicicleta, bor<strong>de</strong>ando todo el río,<br />
imaginado los diálogos <strong>de</strong> las aves mientras agarraban vuelo y se movían en grupo hacia un mismo<br />
sitio.
Ella encontraba en él un ser muy pasional lleno <strong>de</strong> frescura, e ingenuidad. Su relación nunca había<br />
sido tan confortable como la comodidad y simpatía que encontraba en Andrés.<br />
Pasó el verano, y la familia <strong>de</strong> Andrés veía en Irene una futura nuera que había logrado que su hijo<br />
se enamorara como nunca lo había hecho.<br />
Mas tar<strong>de</strong> en la primavera <strong>de</strong> 1938 Irene se recibe <strong>de</strong> enfermera, y Andrés toma la dirección <strong>de</strong> la<br />
fabrica ya que su padre se encontraba muy enfermo, pa<strong>de</strong>cía una enfermedad <strong>de</strong> diagnostico<br />
psiquiátrico.<br />
Las responsabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> sus vidas lograron distanciar la intensidad <strong>de</strong> su convivencia.<br />
Según Doña María, ya por esos tiempos, Irene había recibido una carta para viajar a Varsovia con el<br />
fin <strong>de</strong> prestar servicio y ayuda. La situación socio política <strong>de</strong> su país natal, la sentía obligada a<br />
viajar y realizar una actividad comunitaria.<br />
Empiezan a caer las primeras hojas, y en el otoño <strong>de</strong> 1939, su madre contrajo nuevas nupcias con un<br />
estanciero importante <strong>de</strong> la ciudad. Ante este acontecimiento, toma seguridad, y le escribe una carta<br />
a Andrés, comunicándole que viaja a Varsovia a trabajar en el Departamento <strong>de</strong> Bienestar Social <strong>de</strong><br />
esa ciudad.<br />
Para Irene tomar la <strong>de</strong>cisión fue muy difícil; se veía muy enamorada, y él joven también pero estaba<br />
abstraído en sus negocios familiares, los cuales le <strong>de</strong>mandaban muchos viajes al interior <strong>de</strong>l país.<br />
Doña María, hace una pausa; saca un pañuelo para limpiar sus lentes, y recuerda que el día que la<br />
muchacha partió, antes se acercó a su mercado a comprar unas manzanas, y le <strong>de</strong>jó su bicicleta a<br />
Don Laurencio para que se la entregue a Andrés, sin emitir ningún otro mensaje.<br />
Con un tapado <strong>de</strong> terciopelo color visón entre sus brazos, y una pequeña valija color marfil, se supo<br />
que la joven, tomó un tren, se dirigió al puerto, y embarcó su viaje.<br />
Las primeras bombas nazis estallaban sobre la ciudad.<br />
La familia <strong>de</strong> Andrés supo <strong>de</strong> la noticia y sorprendidos intentaron dialogar con él, preguntándole<br />
sobre los motivos repentinos <strong>de</strong> su partida.<br />
La mirada <strong>de</strong>l joven, mostraba un <strong>de</strong>sasosiego lleno <strong>de</strong> bronca, que escondía su culpa en el mismo.<br />
Los días fueron pasando, él siguió trabajando, pero su tristeza era continua. Dicen que la angustia<br />
encontraba su reposo en los paseos sobre la bicicleta que ella le había <strong>de</strong>jado.<br />
María se sirve un café, y recuerda ver como Andrés pasaba las horas <strong>de</strong>l atar<strong>de</strong>cer recorriendo la<br />
rivera <strong>de</strong>l rio.<br />
La primavera estaba <strong>de</strong>mostrando sus primeros ver<strong>de</strong>s, y una mañana llega la noticia que Irene<br />
estaba trabajando incansablemente para aliviar el sufrimiento <strong>de</strong> miles <strong>de</strong> personas tanto judías<br />
como católicas.<br />
Los escasos diarios que llegaban al interior, <strong>de</strong>scribían que ese país, estaba viviendo una situación<br />
caótica, en don<strong>de</strong> Varsovia se <strong>de</strong>smoronaba bajo una nube <strong>de</strong> miseria, enfermeda<strong>de</strong>s, muertes,<br />
torturas, y persecución.<br />
María, hace una pausa, busca un vaso, y me hace saber que en aquel tiempo, ella tenia familiares<br />
viviendo cerca <strong>de</strong> allí. Se sirve agua, y me explica, que ante la <strong>de</strong>sesperación, toma la iniciativa <strong>de</strong><br />
mandar una carta al Departamento <strong>de</strong> Bienestar Social en don<strong>de</strong> trabajaba Irene, con el fin <strong>de</strong><br />
encomendarle que se ponga en contacto con su familia.<br />
Con los ojos brillantes, termina su trago y me cuenta que, con fortuna, recibe una respuesta <strong>de</strong> la<br />
muchacha. Ante la novedad, ella habla con Don Laurencio, y le pi<strong>de</strong> que le haga saber a Andrés la<br />
dirección en don<strong>de</strong> se albergaba Irene.<br />
Pasaron los días, y la situación <strong>de</strong> caos se agravaba.<br />
El joven recibe la buena nueva, e inicio a escribirse con ella; y horrorizada por las condiciones que<br />
se estaba viviendo, le pi<strong>de</strong> a Andrés que la ayu<strong>de</strong> a pensar para ver una efectiva alternativa con la<br />
búsqueda <strong>de</strong> refugiar a los niños <strong>de</strong>l gueto. En la nota, le propone una genialidad que consistía en<br />
llevarlos en barco a la ciudad; y que él condicione un lugar para ampararlos en las afueras <strong>de</strong><br />
Posadas en una casa <strong>de</strong> campo llamada “La Mariquita” que había heredado <strong>de</strong> su padre.<br />
Al principio parecía una i<strong>de</strong>a utópica y <strong>de</strong>scabellada, pero no se <strong>de</strong>scartó la posibilidad <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r<br />
hacer algo.<br />
Esta ilusión, se comparte con Don Laurencio, el que le pi<strong>de</strong> que espere al fin <strong>de</strong>l día, porque él <strong>de</strong>
noche al terminar su labor, lo acompañará a caminar, para pensar una solución.<br />
Se encontraron en la Plaza San Martin. Sentados bajo un ombú ella observaba como la luna le<br />
iluminaba sus rostros, y mate <strong>de</strong> por medio, se pusieron en marcha para i<strong>de</strong>ar un plan.<br />
Se acordaron, que ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1938 el hermano mayor <strong>de</strong> Jacinto, trabajaba en la Dirección General <strong>de</strong><br />
Defensa <strong>de</strong> Costas, la que tuvo a su cargo la administración, organización e inspección <strong>de</strong> las<br />
unida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Defensa <strong>de</strong> Costas. A Laurencio se le ocurrió que éste contacto, podría ser la salvación<br />
para lograr con silencio, los tramites <strong>de</strong> la actividad <strong>de</strong>l traslado <strong>de</strong> Varsovia hasta la Argentina.<br />
Al otro día, ellos se pusieron en contacto con Jacinto, y a la semana se encontraron a dialogar en<br />
“La Mariquita”.<br />
Irene había logrado poner en trabajar un posible camino <strong>de</strong> esperanzas. Con hospitalidad, dialogó<br />
con los familiares <strong>de</strong> los niños, a los que les brindo la posibilidad <strong>de</strong> sacar a sus criaturas fuera <strong>de</strong>l<br />
gueto. No fue simple, y con la complicidad <strong>de</strong> unos compañeros, lograron iniciar el traslado <strong>de</strong> sus<br />
hijos hacia “La Mariquita”.<br />
Doña María, me convida con un trozo <strong>de</strong> budín, y me cuenta que ella junto con Aurelia la esposa<br />
<strong>de</strong>l carnicero, iniciaron a confeccionar unas sabanas y ropa para los niños.<br />
Como el nado <strong>de</strong> un pez <strong>de</strong> rio, la noticia transito por todos lo empleados <strong>de</strong>l mercadito.<br />
Con una sonrisa dibujada en su rostro me comenta que entre los meses <strong>de</strong> la espera, se organizaron<br />
quermeses y tertulias, con el objetivo <strong>de</strong> recaudar dinero para almacenar alimentos.<br />
En una carta Andrés, le encomendó a sus empleados, la construcción <strong>de</strong> camas, sillas, y mesas para<br />
llevar a la casa <strong>de</strong> campo.<br />
Los días, se hacían esperar, y las activida<strong>de</strong>s no cesaban.<br />
Al otro lado <strong>de</strong>l paralelo, las calles, <strong>de</strong> Varsovia se poblaban <strong>de</strong> fuego. Mientras que el polvo, la<br />
impotencia, y el odio se escondían en el cielo.<br />
Se acercaba el mes <strong>de</strong> las fiestas navi<strong>de</strong>ñas, y Jacinto vuelve a la ciudad en busca <strong>de</strong> Andrés.<br />
Ambos partieron <strong>de</strong> forma brusca, y le avisaron a Don Laurencio que prepare las cosas, porque<br />
llegarían los niños.<br />
La ansiedad y la alegría eran intensas.<br />
Se siente el ruido <strong>de</strong> un carruaje.<br />
Doña María, se levanta, me acompaña hasta la puerta, y en el trayecto me comienza a tararear una<br />
polca.<br />
Eran las siete <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, y se podía observar que alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l sol, sobrevolaban unas Vaquitas <strong>de</strong><br />
San Antonio, y al correr la mirada, se distinguía muy cerca <strong>de</strong> los arboles un bullicio que me hizo<br />
ver <strong>de</strong> lejos, como los niños corrían alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> Irene buscando atraparlas.
AÑORANZA<br />
Asomada al recuerdo<br />
emerge<br />
tu<br />
figura soberbia<br />
autoritaria<br />
<strong>de</strong>sprotegida<br />
En ari<strong>de</strong>z<br />
sembraste<br />
diminutas semillas<br />
La muñeca impávida<br />
<strong>de</strong>tecta<br />
cómo llega la muerte<br />
Despido<br />
en cuanto salpica<br />
un hálito <strong>de</strong> <strong>de</strong>stellos.<br />
FICCIÓN<br />
Una lágrima suspendida<br />
en el vértice<br />
hasta que rueda<br />
y cae sobre el papel<br />
Esa mirada<br />
en los ojos apagados<br />
exhibe ausencias<br />
Palabras <strong>de</strong>sdibujadas<br />
circulan<br />
La poeta calla:<br />
y la fantasía<br />
Las estrofas se opacan<br />
Fisurada la magia<br />
ya no quedan espejos<br />
Vacía<br />
espera la muerte.<br />
CAUTIVO<br />
Se sacu<strong>de</strong> inquieto<br />
aletea<br />
Aun agobiado<br />
se rebela<br />
Mientras lo acordonan<br />
en el intento <strong>de</strong><br />
aplastarlo<br />
chilla<br />
hien<strong>de</strong><br />
rasguña<br />
Dispuesto<br />
a salir (se)<br />
a<strong>de</strong>más gime.<br />
aleben03@yahoo.com<br />
CUÑA<br />
La matanza<br />
coagula<br />
El quejido<br />
secciona<br />
El soporte aflige<br />
escarba<br />
amputa<br />
Inocula<br />
-estéril<br />
roto<br />
perplejo-<br />
autonomía.<br />
DESCARTABLE<br />
Arrastra<br />
marginado<br />
el cuerpo<br />
La búsqueda<br />
<strong>de</strong>vuelve<br />
miseria<br />
El viento<br />
entumece<br />
¿Prosigue?<br />
<strong>de</strong>snudo<br />
Las ruedas pesan<br />
e insiste<br />
El hambre<br />
traspasa su sombra<br />
Sueña<br />
con una frazada.
Andrés Fornells Fayos<br />
anforfa@hotmail.com<br />
www.andresfornells.com<br />
CARTA AL<br />
TODOPODEROSO OBAMA<br />
Un día <strong>de</strong>l mes pasado me <strong>de</strong>tuve<br />
a saludar a mi tío Curro que estaba<br />
haciendo cola, junto a una triste,<br />
larguísima y abatida procesión <strong>de</strong><br />
parados, <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la oficina <strong>de</strong>l INEM. <strong>Le</strong> pregunté por su mujer y por su hijo.<br />
—Ella, mi Paca, se ha ido a buscar caracoles porque está la cosa tan chunga, que otra cosa<br />
no tenemos esperanza <strong>de</strong> comer hoy. Eso si encuentra alguno, que hay muchísima competencia,<br />
pues ahora los buscan tíos <strong>de</strong>sesperados que van en silla <strong>de</strong> ruedas, que están mancos, cojos y hasta<br />
ciegos. Y Rafita, mi niño, en el cole está pidiendo chicles usados a sus compañeros, para darles algo<br />
con que se entretengan sus muelas y no acaben criándole telarañas.<br />
La cara <strong>de</strong> mi pariente mostraba la angustia y la <strong>de</strong>sesperanza <strong>de</strong> los que llevan mucho<br />
tiempo <strong>de</strong>socupados y sin perspectivas <strong>de</strong> que en un futuro inmediato su crítica situación mejore, y<br />
encima con el temor <strong>de</strong> que todavía pueda empeorar más, que en nuestro país el pesimismo es ya<br />
una epi<strong>de</strong>mia.<br />
—Lo cosa está bien jodida, ¿eh, Curro?<br />
—Más que bien jodida. Ayer, mi niño, le escribió una carta al presi<strong>de</strong>nte Obama, el<br />
presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> los Estados Unidos y premio Nobel <strong>de</strong> la Paz --¡manda cojones con la exagerada<br />
cantidad <strong>de</strong> soldados y armamento <strong>de</strong>l que dispone ese tío y usa cuando le viene en gana!--.<br />
—¡Vaya ocurrencia la <strong>de</strong>l niño! —me sorprendí—. ¿Y qué quería tu Rafita <strong>de</strong> ese<br />
importantísimo personaje?<br />
—¡Qué va a querer el pobrecillo! Que el Obama ese me dé un currelo, aunque tengamos que<br />
irnos los tres a América, --que malditas las ganas, coño--, pues ninguno <strong>de</strong> nosotros tres hablamos<br />
inglés, ni nos parece habla bonita que merezca la pena apren<strong>de</strong>rla.<br />
—¿Crees que te va a contestar ese tío tan importante?<br />
—Bueno, para empezar, veremos si le llega la carta. Como no tenemos dinero para nada, se<br />
la envié sin sello, con mi huella dactilar por si vale <strong>de</strong> algo.<br />
De pronto mi tío Curro rompió a llorar.<br />
—<strong>Le</strong>vanta ese ánimo, hombre. ¿Lloras por si no llega esa carta a su <strong>de</strong>stino? —quise saber,<br />
mirándole con pro<strong>fun</strong>da lástima, al tiempo que trataba <strong>de</strong> consolarlo dándole unas cariñosas<br />
palmaditas en la espalda.<br />
—Lloro porque mi hijo confía ya más en un extraño, que en mí. ¡Y eso me da un coraje, una<br />
pena, que me parte el alma, cojones!<br />
No encontrando palabras que pudieran <strong>de</strong>spertarle esperanzas, le entregué mi pañuelo y le<br />
dije que se lo quedara, que yo tenía otro.<br />
Él lo inauguró sonándose con ruido <strong>de</strong> triste y <strong>de</strong>safinada trompeta verbenera. Antes <strong>de</strong><br />
separarme <strong>de</strong> él, le di también un tubito <strong>de</strong> pastillas para la tos que, aunque nada alimentan, por lo<br />
menos te <strong>de</strong>jan durante un ratito muy buen sabor <strong>de</strong> boca.<br />
Mi tío no recibió respuesta <strong>de</strong>l encumbrado y po<strong>de</strong>roso presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> los Estados Unidos, y<br />
lo mismo les ocurrió a varios millones <strong>de</strong> peticionarios más, aunque la mayoría <strong>de</strong> ellos le enviaron<br />
sus peticiones con los correspondientes sellos. Y es que Ser<br />
Todopo<strong>de</strong>roso en el que po<strong>de</strong>r confiar, solo el que habita los cielos, y<br />
para ello tiene uno que ser creyente, y muy buen creyente, que no lo<br />
es todo el mundo.<br />
Y no sigo escribiendo porque también yo voy a salir a buscar<br />
caracoles, a ver si encuentro alguno, que la cosa está igual <strong>de</strong> jodida<br />
que dar con un trébol <strong>de</strong> cuatro hojas. ¡Ahí es ná!
DIOS PADRE Y ADÁN<br />
Adán tuvo que esperar a morirse para que se le presentara la oportunidad <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r hablar otra<br />
vez más con Dios. Ya muerto, Adán llegó al cielo y san Pedro, antes <strong>de</strong> permitirle la entrada, leyó en<br />
voz alta y <strong>de</strong> manera concisa, lo más relevante <strong>de</strong> su vida:<br />
—Adán, por el pecado <strong>de</strong> <strong>de</strong>sobediencia, por haber comido la fruta prohibida <strong>de</strong>l árbol <strong>de</strong>l<br />
bien y el mal fuiste justamente expulsado <strong>de</strong>l Paraíso. Después <strong>de</strong> haber sufrido tan importante<br />
pérdida has sabido ganarte el pan con el sudor <strong>de</strong> tu frente, pasado calamida<strong>de</strong>s, enfermeda<strong>de</strong>s y has<br />
aceptado, aunque enfureciéndote a veces, todas las <strong>de</strong>sgracias que han caído sobre ti. Como la<br />
<strong>de</strong>sgracia <strong>de</strong> que un hijo tuyo matara a otro, y tu mujer cometiera incesto con el más joven <strong>de</strong> tus<br />
hijos. Finalmente, aunque te costó, pediste perdón al Señor por tus pecados y te arrepentiste <strong>de</strong><br />
haberlos cometido. Ahora, juzgado misericordiosamente por todo lo que acabo <strong>de</strong> reseñar, se te<br />
autoriza a entrar en la gloria. Aquí tienes un bollo <strong>de</strong> pan eterno y un vaso <strong>de</strong> agua eterna. Cómelo y<br />
bébela y, durante toda la eternidad, no volverás a conocer ni el hambre ni la sed.<br />
Adán comió y bebió lo que acababa <strong>de</strong> recibir y a continuación pidió audiencia para po<strong>de</strong>r<br />
hablar con el Todopo<strong>de</strong>roso.<br />
El encargado <strong>de</strong> controlar este tipo <strong>de</strong> <strong>de</strong>mandas, le advirtió que eran muchísimos los que,<br />
antes que él, habían solicitado lo mismo:<br />
—Por lo tanto, Adán, tendrás que esperar tres millones seiscientos trece mil años hasta que<br />
puedas ver atendida tu petición.<br />
—De acuerdo; a un ser humano mortal que suele vivir menos <strong>de</strong> cien años, le parecería una<br />
auténtica barbaridad, pero para mí que voy a vivir ya para siempre, será una pequeñez —aceptó<br />
resignado.<br />
Durante la obligada espera, Adán fue <strong>de</strong> nube en nube preguntando a todo el que encontraba<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> aquella inmensidad sin fin, si conocía el para<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Eva, a la que amó siempre a pesar <strong>de</strong><br />
la jugarreta <strong>de</strong> la manzana y habérsela pegado con su hijo pequeño.<br />
Pero antes <strong>de</strong> haber podido <strong>de</strong>scubrir dón<strong>de</strong> se hallaba aquella mujer que, a pesar <strong>de</strong> los<br />
pesares tanto quiso, le tocó el turno <strong>de</strong> ser llevado a presencia <strong>de</strong>l Creador.<br />
La impresionante, gigantesca figura <strong>de</strong>l Omnipotente ocupaba un trono colosal y se hallaba<br />
ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> una luz áurea tan potente, que cegaba al que se enfrentaba a ella, y también <strong>de</strong> una<br />
numerosa corte <strong>de</strong> maravillosos angelitos voladores, juguetones y tañedores <strong>de</strong> innumerables<br />
instrumentos musicales.<br />
Delante <strong>de</strong>l Omnipresente, Adán cayó <strong>de</strong> rodillas en señal <strong>de</strong> absoluto respeto y sumisión.<br />
Con voz <strong>de</strong> trueno, pero que no ensor<strong>de</strong>cía, sino que sonaba infinitamente dulce, amistosa y<br />
tierna, le preguntó Quién acababa <strong>de</strong> conce<strong>de</strong>rle audiencia:<br />
—¿Para qué querías verme, Adán?<br />
Dando muestras <strong>de</strong> un valor que le sorprendió hasta a él mismo, su humil<strong>de</strong> siervo expuso:<br />
—He venido a presentarte varias quejas, Señor. Lo habría hecho antes, pero me he visto<br />
obligado a esperar dos millones setecientos trece años, sin contar los noventa que me permitiste <strong>de</strong><br />
vida terrenal.<br />
Su explicación mereció una benévola sonrisa por parte <strong>de</strong>l Sumo Hacedor.<br />
—¿Qué vienes a quejarte <strong>de</strong> mí, has dicho? ¿Tú, Adán, al que di la vida, regalé un paraíso,<br />
primero, y <strong>de</strong>spués, por tu gran pecado, envié a la Tierra, que no siendo lo mismo que el Paraíso,<br />
también contiene sus maravillas, aunque para disfrutarlas tuviste que ganar el sustento con el sudor<br />
<strong>de</strong> tu frente y el cansancio <strong>de</strong> tu cuerpo, me vienes a mí con quejas?<br />
—Sí, Señor, todo eso que has enumerado es muy cierto, pero sigo queriendo quejarme,<br />
porque, a mi modo <strong>de</strong> ver, a Eva y a mí nos castigaste injustamente.<br />
Ante la obstinación <strong>de</strong>l primer hombre que Él puso sobre la Tierra,<br />
Dios Padre enarcó sus enormes cejas, gran<strong>de</strong>s como arcos iris, con la<br />
diferencia <strong>de</strong> que no eran multicolores sino <strong>de</strong> un blanco <strong>de</strong>slumbrante.<br />
—Veamos. ¿Por qué consi<strong>de</strong>ras tú, Adán, que yo os castigué<br />
injustamente a Eva y a ti?<br />
—Porque la culpa <strong>de</strong> que fuéramos tan imperfectos es totalmente
tuya, Señor, puesto que Tú fuiste quien nos creó. Y el culpable <strong>de</strong> toda chapuza es siempre quien la<br />
realiza, no quien paga sus consecuencias. Y por habernos Tú creado imperfectos, mi mujer cayó a la<br />
primera tentación que le pusiste; y por habernos Tú creado imperfectos, Caín, nuestro hijo mayor,<br />
mató a su hermano Abel por los celos homicidas que Tú le <strong>de</strong>spertaste prefiriendo el primogénito<br />
<strong>de</strong>l rebaño <strong>de</strong> Abel a los primeros frutos <strong>de</strong> la cosecha <strong>de</strong> Caín. Luego, en castigo por su crimen,<br />
maldijiste a Caín con<strong>de</strong>nándole a vagabun<strong>de</strong>ar por la tierra y lo marcaste con una señal para que<br />
nadie que lo encontrase le atacara; advirtiendo que quien matase a Caín lo pagaría con un castigo<br />
siete veces mayor. Como pue<strong>de</strong>s ver, <strong>de</strong> dos hijos que tenía para ayudarme en los penosos trabajos<br />
que <strong>de</strong>bía realizar para po<strong>de</strong>r subsistir, quedé sin ninguno. Luego tuvimos otro hijo más, Set, que<br />
aquejado <strong>de</strong>l complejo <strong>de</strong> Edipo —otra imperfección gravísima tuya— cometió conmigo la<br />
imperdonable, vergonzosa <strong>de</strong>sconsi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> meterme cuernos.<br />
El Altísimo observó al compungido Adán y, compa<strong>de</strong>ciéndose <strong>de</strong> él, dio muestras <strong>de</strong> una<br />
extraordinaria magnanimidad, pues reconociendo justas las reclamaciones que le había presentado<br />
el reclamante y, aceptando que le había salido bastante <strong>de</strong>fectuoso, concedió:<br />
—Vale, Adán, acepto la parte <strong>de</strong> culpa que me correspon<strong>de</strong>. ¿Qué reparación <strong>de</strong>seas obtener<br />
<strong>de</strong> mí?<br />
—Que me <strong>de</strong>vuelvas al maravilloso Paraíso, que me <strong>de</strong>s dos primeros hijos que conozcan el<br />
amor y <strong>de</strong>sconozcan el odio. Y que me procures una segunda Eva para que el más joven <strong>de</strong> mis<br />
hijos, Set, no se vea en la <strong>de</strong>nigradora necesidad <strong>de</strong> adornarme la frente, hecho lamentable que le<br />
quita mucha dignidad y respetabilidad a un padre que quiera atesorar ambas virtu<strong>de</strong>s.<br />
Cuando Adán vio la enorme, afectuosa, sublime sonrisa que apareció en el barbudo y<br />
bondadoso rostro <strong>de</strong>l Creador, supo que había valido la pena esperar aquellos tres millones<br />
setecientos trece años, que había esperado, para formular sus justas reclamaciones.<br />
ANDRÉS FORNELLS FAYOS x ANDRÉS FORNELLS FAYOS:<br />
Soy un español con vocación <strong>de</strong> trotamundos. He visitado varios países y vivido en un<br />
par <strong>de</strong> ellos. Tengo a gala haber hecho amigos entre las gentes <strong>de</strong> otras razas, religiones y culturas<br />
diferentes a la mía. He sido profesor <strong>de</strong> idiomas, intérprete, guía turístico, restaurador, etc. En la<br />
actualidad vivo en la Costa <strong>de</strong>l Sol con mi familia. Me han publicado numerosos relatos cortos en<br />
Norteamérica y en España, y he obtenido varios galardones en esta especialidad y en la<br />
especialidad <strong>de</strong> novela.<br />
Algunas <strong>de</strong> mis novelas publicadas son:<br />
“Los placeres <strong>de</strong> la hija <strong>de</strong>l embajador” (ganadora <strong>de</strong>l II Premio Incontinentes <strong>de</strong> novela<br />
erótica), “El seductor y la rica here<strong>de</strong>ra” (finalista <strong>de</strong>l premio <strong>de</strong> novela Ciudad <strong>de</strong> Almería<br />
2.009), “El pueblo <strong>de</strong> los milagros” (finalista <strong>de</strong>l premio internacional <strong>de</strong> novela Territorio <strong>de</strong> la<br />
Mancha 2.006 –Miami—, “La muerte tenía figura <strong>de</strong> mujer hermosa”, “Never love a foreigner” y<br />
algunos más.<br />
Colaboro con la revista marbellí “Entre médicos” y también en la Revista Papirando.<br />
Intervengo también en Radio Televisión Marbella en el programa La vida es bella, con Noticias<br />
Insólitas.
Daniel De Cullá<br />
gallotricolor@yahoo.com<br />
<strong>31</strong> DE DICIEMBRE FUN FUN FUN<br />
Si el <strong>31</strong> <strong>de</strong> <strong>diciembre</strong> me llega la muerte, preten<strong>de</strong>ré que mi esposa folle al estilo romano, como en<br />
Francia, y que se <strong>de</strong>je el mozárabe <strong>de</strong> san Isidoro, el que usa el Clero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el caso <strong>de</strong> la batalla <strong>de</strong><br />
dos caballeros que sometieron su amor al juicio <strong>de</strong>l fuego poniendo sus dos pollas en una hoguera a<br />
cual más resistiría, quedando las dos chamuscadas, y ellos como echados, abrazados, vencidos y<br />
quemados, fuera <strong>de</strong> la estacada.<br />
Me iré, antes <strong>de</strong> que me joda la muerta, al plano y llano, o campo y barranco <strong>de</strong> la Violada, que está<br />
entre Almudévar y Zuera, camino <strong>de</strong> Zaragoza a Huesca, dando matraca a los <strong>de</strong> Almudévar, y allí<br />
en la boda <strong>de</strong> unos labradores, repartiré a cucharadas el ajo, porque la novia me hizo trampantojo<br />
haciendo creer lo que no es, prometiendo casarse conmigo porque yo la hice el amor entre los<br />
trigos, yendo a una romería, dándome esperanza <strong>de</strong> acogerme, y ahora que está granada y amarilla<br />
ya no me quiere, pero el hijo que lleva es mío, y espero que tú, Muerte, te le traigas conmigo.<br />
Pediré un préstamo <strong>de</strong> vivienda, alzándome con el real y el trueco, con el trueco y el real jurando a<br />
los bancarios que soy <strong>de</strong> ley y se les <strong>de</strong>volveré a la vuelta <strong>de</strong> unos años, y así se acordarán <strong>de</strong> mí<br />
cuando vayan a cobrarlo.<br />
Me pondré limpio y guapo, y haré cacas para dios y su diablo, y no pediré perdón alguno por mis<br />
pecados, que no tengo, y soy impenitente como el padre Baena <strong>de</strong> Andujar, monje <strong>de</strong> hábito prieto,<br />
que absolvía con facilidad y sin escrúpulo, como un Pontífice y más si le chupabas la polla.
Y me colocaré mi boina <strong>de</strong> paleto, agujereado el forro, para que se que<strong>de</strong> algo escondido y luego<br />
dar la vida que no es <strong>de</strong> ley. Y cantaaré, cantaré:<br />
“ <strong>31</strong> <strong>de</strong> <strong>diciembre</strong>, <strong>fun</strong> <strong>fun</strong> <strong>fun</strong><br />
<strong>31</strong> <strong>de</strong> <strong>diciembre</strong>, <strong>fun</strong> <strong>fun</strong> <strong>fun</strong><br />
Ven muerte, y a Pedro Zaputo que soy<br />
Dale por el culo”<br />
110<br />
Todo aquel que sabe astronomía <strong>de</strong>mocrática indica a punto fijo el sitio o puesto en que el Asno se<br />
encuentra y su pesebre. Venga a verlo quien creer no quiera: yo, <strong>de</strong> tejas abajo, lo confieso, una “P”<br />
entiendo, y <strong>de</strong> estrellas para arriba <strong>de</strong> verdad que me importa un bledo don<strong>de</strong> se encuentre la nebulosa<br />
<strong>de</strong>l pesebre, comúnmente conocida como la nebulosa <strong>de</strong> Cáncer o <strong>de</strong> la Crisis galopante apropiada,<br />
apriapada <strong>de</strong> eyaculaciones en el marco <strong>de</strong>l Euro. De tejas abajo y <strong>de</strong> Jumentos a nadie voy en zaga: mis<br />
estudios han sido muchos, buenos, graves, serios; y en aquesta materia rebuznante <strong>de</strong>l voto <strong>de</strong>spunta <strong>de</strong><br />
buen modo mi talento. Con jactancia setenta y seis al más guapo en votos el uno pudo darle al otro. Al<br />
que dizque Rebuznaron con esfuerzo, y todo se les quedó en viento.<br />
Julo y Reso son los Asnos que según los poetas van <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más y representan al rebaño o a la<br />
recua contribuyendo a la Victoria por su Rebuznos en papeleta. Y en esta dualidad hecha y <strong>de</strong>recha los<br />
<strong>de</strong> Julo se consternan y se sobrecogen <strong>de</strong> miedo maniatado. Y he aquí que Reso, la causa principal <strong>de</strong> la<br />
victoria en recompensa a tales rebuznos les colocará en las estrellas, en el principal espacio <strong>de</strong> esa<br />
nubecilla que llamamos Pesebre entre dos estrellas <strong>de</strong> la constelación <strong>de</strong> Cáncer o <strong>de</strong>l Escorpión,<br />
marcadas con las letras V y E en los catálogos, y que son <strong>de</strong> 4. y 5. magnitud, que ya se hallaron en el<br />
Almagesto <strong>de</strong> Ptolomeo y en el Mi Lucha <strong>de</strong>l furer y <strong>de</strong> su copia el césar enano.<br />
Los Rebuznos <strong>de</strong> los unos han contribuido mucho a la <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong> los otros, y ya vemos al gobierno <strong>de</strong> la<br />
recua pasar horas en su palacete, y en mitad <strong>de</strong> la campiña cepillando la legitimidad <strong>de</strong>l otro, haciendo<br />
igual operación, dando a la recua cierta mezcolanza <strong>de</strong> nacional y catolicismo, haciendo realidad el<br />
hecho rebuznal <strong>de</strong> Saturno, aquel Llegué, Ví y Vencí que es lo mismo que <strong>de</strong>cir Gané, le cojí y le capé.<br />
…. ¡Dios eterno¡ Otra vez la barbarie.
Hay en Burgos un Bar Los Dos<br />
(Tu y Yo? ¡Ojala¡)<br />
Don<strong>de</strong> vienen a montones<br />
Los viejos valentones<br />
Con ardiente corazón<br />
Don<strong>de</strong> muero Yo <strong>de</strong> Amor<br />
Dejándote este poema-oración<br />
Y el testamento<br />
De que si muero me entierren<br />
En tu viña<br />
Para chupar los sarmientos<br />
De tu Vida<br />
Y los labios <strong>de</strong> tu nardo Amor.<br />
No te enamores mi diosa<br />
Salima,<br />
No te cases<br />
Porque te acostarás sufriendo<br />
Amaneciendo sufrida.<br />
OH, mi diosa santa Salima<br />
Virgen y mártir <strong>de</strong> la barra<br />
Hija <strong>de</strong> un labriego <strong>de</strong> Villadiego<br />
Y <strong>de</strong> una bella mujer árabe<br />
De Marrakech<br />
Quiéreme<br />
A MI DIOSA SALIMA<br />
ADONDE MI CORAZON SE INCLINA<br />
Y por favor no me digas<br />
“Anda vete, anda vete<br />
Que mis padres no te quieren<br />
Ni un poco<br />
Ni yo tampoco”<br />
Pues en tu Bar Los Dos<br />
Me muero por Ti, diosa <strong>de</strong> Amor<br />
Y daré una puñalá<br />
A quien te me quiera quitar.<br />
No hay ojos que no te miren<br />
Ni corazón que resista<br />
¿Recuerdas?<br />
Dos polis nacionales<br />
Han venido al bar<br />
En busca <strong>de</strong> unos ladrones<br />
Mi diosa Salima<br />
Tus ojos son<br />
Que me han robado el corazón.<br />
Ofréceme tu agua bendita<br />
La lluvia dorada<br />
De tus labios rojos.<br />
Déjame besar<br />
El cielo <strong>de</strong> tu paladar.<br />
- Recordando a Ana María Navales, escritora<br />
Pronto se cumplen tres años <strong>de</strong> la <strong>de</strong><strong>fun</strong>ción <strong>de</strong> Ana María Navales ( 11 <strong>de</strong> marzo),miembro que fue<br />
<strong>de</strong> la Junta Directiva <strong>de</strong> ACE y como no la recordé en su día me vengo ahora solo recordando los<br />
lugares en los que juntos hallamos el placer <strong>de</strong>l verso y la palabra. Algo que bien sabe, sin<br />
necesidad <strong>de</strong> pensar mal, todo el que ama la Poesía, como ella la amó.<br />
Entre 1971 y 1972 conocí a Ana María. Ella andaba por Madrid, creo que con una beca <strong>de</strong>l<br />
Ministerio <strong>de</strong> Cultura. Visitaba la Biblioteca Nacional y el Instituto <strong>de</strong> Cultura Hispánica, como yo.<br />
Aunque yo vivía en Madrid por aquel entonces. Mi primer encuentro fue una mañana sobre las doce<br />
<strong>de</strong>l mediodía en el Café Gijón, - ¿vienes mucho por aquí?; no, estoy <strong>de</strong> paso”-, don<strong>de</strong> <strong>de</strong>stacaban la<br />
gente <strong>de</strong> la farándula y los poetas malditos <strong>de</strong> las noches madrileñas. Nos caímos bien. A mí me<br />
<strong>de</strong>jó un recuerdo <strong>de</strong> plata. Vestía <strong>de</strong> blanco, como una Musa. Me regaló En las Palabras. Hoy,<br />
recordando La Amante <strong>de</strong>l Mandarín, uno <strong>de</strong> sus libros, sé que ella me hizo<br />
tilín, y soñé volver a verla algún día, pero ella se me hizo esquiva, y más<br />
tar<strong>de</strong>, me olvidó, se que por mi culpa y porque como dice el refrán “a los<br />
borricos, alfalfa”; aunque contestaba mis escritos con poemas dirigidos a la<br />
revista Turia ,<strong>de</strong> la que era directora.<br />
La curiosidad y la imaginación nos envolvían a los dos. Yo era libertario, y a<br />
ella le encantaban los círculos <strong>de</strong> intelectuales e inconformistas. Como ella<br />
<strong>de</strong>cía: “me interesa la literatura en estado virginal”, y yo me encontraba en<br />
ese estado, pues recién había abandonado el seminario conciliar en Las<br />
Vistillas y mis “noches <strong>de</strong>l sentido” estaban llenitas <strong>de</strong> pajas, y adiviné que<br />
ella, al igual que quería conquistar Madrid, <strong>de</strong>seó conquistarme, así yo lo
quería, y me conquisto con su mirada y su sonrisa tan acariciante; a veces, triste pues se sentía <strong>de</strong> la<br />
periferia, “como una paleta en la Capi”- la periferia me retrae, <strong>de</strong>cía ella- .<br />
En el café Gijón, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un par <strong>de</strong> horas hablando <strong>de</strong> los poetas <strong>de</strong>l momento y <strong>de</strong> nuestras<br />
perspectivas literarias quedamos para vernos al día siguiente por la tar<strong>de</strong> e ir a un cine <strong>de</strong> la Gran<br />
Vía en Callao. Me dio la dirección don<strong>de</strong> se hospedaba, y allí me presenté por la tar<strong>de</strong>. Un apretón<br />
<strong>de</strong> mano <strong>de</strong>recha y un beso suave, ¡y ella otra vez <strong>de</strong> blanco¡, y nos fuimos al cine, a la ultima<br />
sesión. Como mujer me conoció al momento. Caminando, ella me preguntó que cómo había <strong>de</strong>jado<br />
el seminario; y al respon<strong>de</strong>rle yo “a la lumbre y al fraile, no hurgarles, porque la lumbre se apaga y<br />
el fraile ar<strong>de</strong>”, ella sonriente me dijo “Daniel, tu eres un diamante en bruto”.Esto se me quedó<br />
grabado para siempre.<br />
En el cine, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l respeto y la amistad, acariciamos sólo nuestras manos. De verdad que no<br />
recuerdo la película. Yo pensaba si <strong>de</strong> verdad le agradaba estas pintas que llevaba <strong>de</strong> “anarko”, y si<br />
aceptaría a un poeta que no tenía don<strong>de</strong> caerse muerto. Yo vestía como un holgazán vagabundo,<br />
como <strong>de</strong>cían mis padres; y que por este camino iba a hacer la carrera <strong>de</strong>l galgo, si acaso llegando a<br />
dar con la cabeza en un pesebre, Después <strong>de</strong> tomar un café en el bar <strong>de</strong> las exquisitas napolitanas <strong>de</strong><br />
la Puerta <strong>de</strong>l Sol, junto a la lotera doña Manolita, quedamos para seguir viéndonos.<br />
Por aquel entonces yo hacía una revista literaria porno-anarko-xerox “Hoja Muerta” (1973), y<br />
chivada por la imprenta, fue metida en el Talego. Me salvaron Trece <strong>de</strong> Nieve y Gonzalo Armero,<br />
entrañable y adorable. Nos separó la represión. Más tar<strong>de</strong> nos vimos en alguna colaboración<br />
literaria como en Poesía Española, en Grama, en Norte, y en Contro le parole, Contra las palabras<br />
<strong>de</strong> Emilio Coco (Bari 2000), y alguna otra.<br />
Ah, y en otro viaje <strong>de</strong> vuelta <strong>de</strong> Lérida a Zaragoza (1976)- yo venía <strong>de</strong> un encuentro en Clermont<br />
Ferrand en Francia, y ella me esperaba en el andén <strong>de</strong> la Estación <strong>de</strong> Tren <strong>de</strong> Zaragoza, tan bella,<br />
tan linda, y tan inmaculada, ¡ay¡ con su vestido blanco. Estuvimos en la terraza <strong>de</strong> un bar cerca <strong>de</strong>l<br />
periódico El Heraldo <strong>de</strong> Aragón. Yo sé que nos hubiéramos querido; pero mis inquietu<strong>de</strong>s juveniles<br />
e inconformistas- sentía un cierto y sano odio a la mujer, pues tenía ocho hermanas-, sólo me dio<br />
paso a <strong>de</strong>cirle que quedábamos como amigos, y que si ella bajaba a Madrid o yo subía a Zaragoza,<br />
nos veríamos para tomar algo. A ella le gustaba mi poesía, y a mi la suya. Y así quedamos, pasando<br />
como el don Guido <strong>de</strong> Antonio Machado, “<strong>de</strong> mozo muy jaranero…, <strong>de</strong> viejo gran rezador”. Bueno,<br />
no tanto. Yo me casé en 1977; ella no sé cuando.<br />
Más lo que sí sé es que me dolió su muerte, y que me duele gratificante su beso <strong>de</strong> luna ( “Los<br />
labios <strong>de</strong> la luna”), recordado: me acuerdo <strong>de</strong> su cara y un remolino en su testa, esa pena en su<br />
mirada que adolecía la mía, Ana era aragonesa como mi madre y no le gustaba que yo le llamara<br />
“chiqueta”. Así, cuando nos <strong>de</strong>spedíamos, los contados días que nos vimos, yéndose el día sin sentir<br />
los dos nos quejábamos con las palabras <strong>de</strong>l refrán: Días <strong>de</strong> mayo, días <strong>de</strong> <strong>de</strong>sventura; aún no es<br />
mañana, y ya es noche oscura. Ana fue mi musa, y alguna que otra vez leo alguno <strong>de</strong> sus poemas y<br />
la recuerdo en mi Madrid.<br />
“Detente, sombra <strong>de</strong> mi bien esquivo,<br />
imagen <strong>de</strong>l hechizo que más quiero,”<br />
-Sor Juana Inés <strong>de</strong> la Cruz<br />
De la Estación <strong>de</strong> Atocha<br />
Ha salido el Ave Prick<br />
Cantando en su velocidad<br />
Su concepción<br />
Ave, Ave, Ave<br />
De Madrid a Bailén<br />
Yo quiero <strong>de</strong>cir que sí<br />
Dime tú niña mía<br />
Canción Al Ave<br />
Que me vas a dar el Sí<br />
“Dicemelo”, que me encanta<br />
Oirte bien o mal <strong>de</strong>cir<br />
Entre espumas <strong>de</strong> saliva<br />
”Chi…chi” “Chi…chi”<br />
Eres mensajera <strong>de</strong>l Amor<br />
Con tu Clit and Teat<br />
Y ¡menos mal¡<br />
No eres esclava Jumenta<br />
De Lour<strong>de</strong>s, ni <strong>de</strong> Fátima<br />
Ni <strong>de</strong>l pinaresco Henar.
CHANANDO AL CHIVA : CUIDADO CON ESE<br />
Con mi Musa o mi lira mala o buena, fui siempre buscando editores que en modo alguno <strong>de</strong>dicaron<br />
un tiempo a mi obra, así que presenté con éxito feliz mi bella prenda a antologueros, hacedores <strong>de</strong><br />
antologías, a revistas literarias publicadas en villas, en cortijos, en al<strong>de</strong>as; y ahora quiero presentar<br />
con ejemplos y pruebas a estos azores, ladrones importantes que para publicar tenían que cobrarte<br />
un güevo.<br />
Los jóvenes escritores, los poetas en ciernes, currelas <strong>de</strong> poesía, son fáciles <strong>de</strong> robar, víctimas<br />
propicias <strong>de</strong> estos birladores, estafadores que se recogen junto con el producto <strong>de</strong> sus fechorías en<br />
atarazanas o gazaperas, cual buscadores <strong>de</strong> sornas, <strong>de</strong>scui<strong>de</strong>ros que se aprovechan <strong>de</strong>l sueño ajeno,<br />
por el afán <strong>de</strong> publicar y pensando que a ellos les pue<strong>de</strong> pasar lo que a aquel tal R <strong>de</strong> Rebuzno,<br />
poeta y soldado <strong>de</strong> marina, que tenía una extraordinaria habilidad para imitar el gruñido <strong>de</strong> los<br />
cerdos, y que, sabiéndolo el famoso Godoy, le llamó para que gruñera <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> su excelencia.<br />
Y cuenta la historia verídica <strong>de</strong>l tiempo: “cáele a este, a Godoy, en gracia el gruñido que pega; y<br />
étele a nuestro R <strong>de</strong> Rebuzno con una prebenda en la santa Iglesia Catedral <strong>de</strong> Palencia”. Y<br />
prosigue: ¡quien sabe si nosotros algún día por Gruñir o Rebuznar a tiempo bellamente hallamos un<br />
Godoy que nos presente un beneficio simple o canongía” ( Elogio <strong>de</strong>l Rebuzno).<br />
Ahora, para conseguir la gracia, la victoria y aún el cetro. el Poeta en su hábitat canta:<br />
Conjúrote, <strong>de</strong>monio editorero<br />
A que saques <strong>de</strong> tu chicharra<br />
Bolsillo con varios <strong>de</strong>partamentos<br />
A que saques, digo<br />
El Arca <strong>de</strong> la herramienta<br />
Y el dinero robado a los poetas<br />
En garabato <strong>de</strong> Martelo<br />
Con tu culto inexorable<br />
De chanelaor, erudito fullero.<br />
C.V. o CURRUCULO DE VIDA<br />
Me llamo Daniel, soy mayor <strong>de</strong> edad, recién jubilado con setenta años y<br />
vivo en Eladio Prelado, Burgos capital; soy estebado, acomodado y apretado<br />
como el paño para teñirlo en la cal<strong>de</strong>ra, hominicaco, pusilánime y <strong>de</strong> mala<br />
traza, patizambo, zaparrastroso, tengo una gran experiencia <strong>de</strong> campanero y<br />
sacristán y me adoran los <strong>de</strong>l pueblo, he sido portero <strong>de</strong> noche, y ayudante<br />
<strong>de</strong> chef <strong>de</strong> cocina, tostador <strong>de</strong> pan y tirapedos; estoy cansado <strong>de</strong> sacar el<br />
perro <strong>de</strong> mi nieta a cagar en la vía pública y ver pasar los días recogiendo<br />
sus cacas, por eso <strong>de</strong>seo trabajar en su Empresa pronto y a tiempo parcial o,<br />
mejor, completo, sabiendo que la suerte coquetea algunas veces con los<br />
hombres inteligentes; pero sus favoritos son los imbéciles. No me importaría<br />
pasar unos días <strong>de</strong> prácticas, pero que su amor no diga basta, ni lo que dijo<br />
el Duque <strong>de</strong> Rivas en su Romancillo en versos <strong>de</strong> arte menor:<br />
“ Ya está en jaula la lechuza,<br />
Y si aún a cantar se niega,<br />
Yo haré que cante o que cruja”.<br />
Yo me <strong>de</strong>beré a mi patrón y como todo currante sabré <strong>de</strong>cir: “Echeme usted pan y dígame perro”,<br />
que la crisis es puro cuento <strong>de</strong> banqueros, empresarios capitalistas y autónomos <strong>de</strong> la mediana y<br />
pequeña empresa que saben a coplas y recoplas <strong>de</strong> pie quebrado y a capricho <strong>de</strong>l euro o <strong>de</strong>l dólar<br />
aviagrado:
“La vida <strong>de</strong>l bien estar<br />
De un vértigo <strong>de</strong> crisis<br />
Corre en pos,<br />
Ella corre hacia la nada”.<br />
O como en la octavilla <strong>de</strong> Iriarte:<br />
“Persuadía un tordo abuelo,<br />
Lleno <strong>de</strong> años y pru<strong>de</strong>ncia,<br />
A un tordo, su nietezuelo,<br />
Mozo <strong>de</strong> poca experiencia,<br />
A que, acelerando el vuelo,<br />
Viniese con preferencia<br />
Hacia una poblada viña<br />
E hiciese allí su rapiña”.<br />
Algo <strong>de</strong> la realidad actual, que está sucediendo, que se refiere a la vez al sujeto y al verbo (fullero<br />
y hurtar), a los que <strong>de</strong>nomina la Rreal Aca<strong>de</strong>mia, indistintamente en su Gramática, adjetivos<br />
predicativos o predicados <strong>de</strong> complemento <strong>de</strong> la Flor <strong>de</strong> Fullería; Truhanería don<strong>de</strong> petar<strong>de</strong>an y<br />
engañan los truhanes, pícaros, pillos y farsantes inventando trufas o mentiras,<br />
De mi experiencia, doquiera mi sabiduría, sé hacer buenos platos con boletus, en especial <strong>de</strong> pedo<br />
<strong>de</strong> lobo. Hago un pollo al ajillo que yo le llamo Juanilla, muy agra<strong>de</strong>cido; también, sé freír sardinas<br />
y cocinar gallina; hago unas frituras <strong>de</strong> yegua galiciana para chuparse los <strong>de</strong>dos y otras cosas; en<br />
repostería hago unas obleas y unas hostias con casta y las llamo “Castillas”; también, yemas <strong>de</strong><br />
canónigo y pedos <strong>de</strong> monja a la española; sé hacer diez tortillas con un güevo. ¡Y mis güevos a<br />
solapedo¡, disimulados, que ocultan maliciosa y cautelosamente sus pensamientos. Tengo una<br />
extraordinaria habilidad para asar al sarmiento el cerdo, el cochino, el lechón, el marrano, el gorrino<br />
y el puerco.<br />
Preparo unos callos <strong>de</strong> tripa <strong>de</strong> vaca, <strong>de</strong> ternera, <strong>de</strong> primera. Y ablando, templo, suavizo, <strong>de</strong>scuajo<br />
en manjar exquisito esas durezas que se forman en algunas partes <strong>de</strong> la epi<strong>de</strong>rmis por roce o presión<br />
<strong>de</strong> algún cuerpo extraño. De rechupete, ¡oiga¡, que yo las llamo “las bellas infieles” como aquel<br />
Perrot <strong>de</strong> Ablancourt, <strong>de</strong>l que <strong>de</strong>sciendo, que fue eminente e infatigable pero no muy fiel traductor<br />
<strong>de</strong>l siglo XVII.<br />
Estudié para abogado <strong>de</strong> secano, sin haber estudiado leyes, presumo <strong>de</strong> conocerlas. Poseo amplios<br />
saberes, dados mis estudios en Aca<strong>de</strong>mias Universitarias y Escuelas <strong>de</strong> Capacitación Agraria, don<strong>de</strong><br />
allí era el Rebuznar. Fui oyente <strong>de</strong> Rebuznos, estudiante que asiste a una cátedra <strong>de</strong> Rebuznos sin<br />
estar matriculado en ella. Gracias a la “loca <strong>de</strong> la casa”, la tele, como la llama mi trastornada agüela,<br />
se que la política se reduce a una sola palabra. Ejemplo: “Adoptadas estas disposiciones, se puso la<br />
hueste en movimiento”. Por ella sé <strong>de</strong>l blanqueo <strong>de</strong> dinero, que es llevar los billetes a la orilla <strong>de</strong>l<br />
río para lavarles. Conozco la doble contabilidad, la rata por cantidad, mediante prorrateo, y que hay<br />
que medir la vida y a los hombres con doble rasero, doble moralidad y doble pan<strong>de</strong>ro.<br />
Poseo amplios conocimientos <strong>de</strong>l güord, la eszel, la foto pedal, la sexop, y un gran ecétera,<br />
aprehendidos en Guarrete, digo Guarrate, pequeña localidad con ayuntamiento en la provincia <strong>de</strong><br />
Zamora, don<strong>de</strong> me mandaron mis padres <strong>de</strong> pequeño “jartos <strong>de</strong> mí”. “Al niño y al mulo, en el culo”,<br />
le recitaba mi padre a mi madre, o “ara con niños, segarás cadillos”. Allí aprendí a usar el ablator,<br />
instrumento para cortar el rabo a las ovejas.<br />
Por esto, y confiado en mi bien hacer, espero con ilusión ser contratado por esa su Empresa, la<br />
primera cuyo sentido queda incompleto sin mi, y que no marchite mi ilusión osándola con algún<br />
aunque, pero y no. Y que mi Curruculo no que<strong>de</strong> como poso o hez <strong>de</strong> líquidos que se va al fondo <strong>de</strong><br />
la vasija<br />
Como referencia, le digo a Jesús que le refiera todo lo bueno y malo que han contado <strong>de</strong> mí en el<br />
pueblo. Tengo la prótasis como oración adverbial condicional como siempre que, con tal que, ya<br />
que; y la prótesis, que agrega alguna o algunas palabras al principio <strong>de</strong> la palabra: adoctrinas, por
doctrinas; y mi prótesis bucal y <strong>de</strong>ntal que no me pongo porque la voy a llevar al Museo <strong>de</strong> la<br />
Evolución Humana para su exposición y disfrute <strong>de</strong>l populacho agra<strong>de</strong>cido.<br />
Es gracia que espero alcanzar <strong>de</strong>l “recto”/ ¡vaya palabreja¡ último trozo <strong>de</strong>l intestino/, proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />
Usted, confiado que su discernimiento entre más en el terreno <strong>de</strong> la lógica, ya que, gramaticalmente<br />
es apenas perceptible; aunque como dijo Gili y Gaya : “la duda <strong>de</strong> que el patrón sea un maricón, nos<br />
intranquiliza. Estoy seguro <strong>de</strong> volverlo <strong>de</strong>l revés”.Y que se muestre justo, íntegro e imparcial.<br />
Cumpla Usted su <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> contratarme. Orgulloso creo merecerlo. Acepte pues benévolo mi<br />
ofrenda.<br />
Sí… Daniel también tuvo 20 años<br />
Y se miraba la punta <strong>de</strong>l capullo<br />
Des<strong>de</strong> los diez años.<br />
Tenía 20 años<br />
y un gozo en el alma ¡glan<strong>de</strong>¡<br />
gozo en el alma ¡glan<strong>de</strong>¡<br />
y estaba en el Seminario conciliar <strong>de</strong> Madrid<br />
allí en Las Vistillas<br />
frente al puente <strong>de</strong> Bailen<br />
"el puente <strong>de</strong> los suicidas"<br />
y el tablao flamenco <strong>de</strong> La Corrala<br />
para que con las cañas y palos<br />
quitarnos lo bailao <strong>de</strong> las manos<br />
en cante duro, recio y largo.<br />
Justo al lado, un colegio <strong>de</strong> ursulinas<br />
a las que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la ventana <strong>de</strong> mi cuarto<br />
les soplaba <strong>de</strong> mis pajas<br />
y a su otro lado<br />
el templo <strong>de</strong> San Francisco el Gran<strong>de</strong><br />
don<strong>de</strong> celebraban sus bodorrios<br />
la nobleza y la alta cuartelada.<br />
Detrás , en la explanada<br />
dos putas <strong>de</strong> a peseta<br />
se <strong>de</strong>jaban pasar por la piedra:<br />
Un día me invitó Pepe, mi cuñado<br />
que dios tiene en su gloria<br />
pues fue un amantísimo padre<br />
DANIEL TAMBIEN TUVO 20 AÑOS<br />
un putero <strong>de</strong> cuidado<br />
y ese día salté la tapia<br />
porque el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> una Puta<br />
nos hace Eucaristía en el Amor dado<br />
y mi gallo montó su gallina<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> pasarla más <strong>de</strong> cuatro<br />
y cuando <strong>de</strong> vuelta<br />
volví a saltar la tapia<br />
<strong>de</strong>jando a mi cuñado sin ton ni son<br />
al otro lado<br />
los curas me agarraron<br />
y por mi <strong>de</strong>sobediencia<br />
y porque el gurriato, ¡vaya por dios¡<br />
enseñaba su cabeza <strong>de</strong> trapo<br />
hecha <strong>de</strong>l mismo pan<br />
con sabor a cuerno quemado<br />
me hicieron coger el colchón<br />
y me mandaron a casa<br />
caminando.<br />
Yo me llevé la mano al gurriato<br />
y escribiendo con él en el aire<br />
un ¡viva¡<br />
les grite:<br />
- Señor, tu me la has levantado<br />
Como nota que teje un cantar<br />
follando<br />
y no estos putos guarros.<br />
Sí... y me fui <strong>de</strong>l seminario.
DEVUELVEME EL HIMEN, HI DE PU<br />
Postapocalipsis coital<br />
Me pier<strong>de</strong>s, amada<br />
A mí a quien cada una <strong>de</strong> mis líneas verticales<br />
Determina la buena disposición <strong>de</strong> mi miembro<br />
Y tú, perversa e indócil, crees que hablas un oráculo<br />
Cuando me pi<strong>de</strong>s “<strong>de</strong>vuélveme el himen, hi <strong>de</strong> pu”<br />
Sin creer en mí como Marco el hijo <strong>de</strong> Marco Porcio Catón<br />
No creía en los griegos<br />
Cuando sé que tu himen <strong>de</strong> polvo, <strong>de</strong> consistencia blanda<br />
Hizo las <strong>de</strong>licias al igual que a mí a Gerardo <strong>de</strong> Cremona<br />
A Simón <strong>de</strong> Génova y Abraham Ju<strong>de</strong>us<br />
Roto el último libro <strong>de</strong>l nuevo testamento<br />
Y nunca creímos en lo que parece <strong>de</strong>l Apocalipsis<br />
: fatídico, terriblemente misterioso<br />
Que <strong>de</strong>jó atónitos a los más famosos sabios <strong>de</strong> Oriente<br />
Pagados con esplendi<strong>de</strong>z por Ab<strong>de</strong>rrahman I y II<br />
Y así me <strong>de</strong>jas hundido en la Guía <strong>de</strong> los Perplejos <strong>de</strong> Maimóni<strong>de</strong>s<br />
Tan feliz como suspirado en un pleito <strong>de</strong> boticarios<br />
Con aleta anal en gonopodio <strong>de</strong> ciprinodónticos<br />
O cual romero franchute con su calabaza llena<br />
Y buena la cabeza y alegre en su camino <strong>de</strong> santiago<br />
Retozando, y torciéndose el tobillo cantando<br />
Un “ me cagüen todos los diablos”.<br />
- Himen te doy, <strong>de</strong> tu lechetrezna me has <strong>de</strong> dar porquero.<br />
- Vete aquí buen pan, para untar, como el panecillo <strong>de</strong> la flor <strong>de</strong> la harina que solía llevarse a las<br />
iglesias don<strong>de</strong> el padre Pedo hacía <strong>de</strong> las suyas con los niños, y cantando en gregoriano:<br />
Más vale pájaro en mano que buitre volando, pareciendo que salió este refrán <strong>de</strong> la pedofilia<br />
eclesial, en que es mejor tener el pájaro en la mano que soltarlo a místicas volando y topar el<br />
conducto marginal <strong>de</strong>l testículo con una negra papila urogenital en palpo labiado.<br />
- Mi alma y mi vida, ¿qué quieres que te diga?<br />
- Aquellos nuestros primeros amores fueron chirlosmirlos a la mar en saco cremastérico <strong>de</strong> unión<br />
urogenital, preguntándonos como Halley:<br />
“¿qué curva podrán seguir los planetas si la acción <strong>de</strong> la gravedad disminuye con el cuadrado <strong>de</strong> la<br />
distancia? Y Newton respon<strong>de</strong>: “Una elipse”<br />
Y, ahora,¿qué hacemos en esta elipse?<br />
Aguzo las orejas<br />
Como las en<strong>de</strong>reza el caballo, mula o asno<br />
Cuando ven algo que los sorpren<strong>de</strong><br />
O les in<strong>fun</strong><strong>de</strong> recelo y<br />
Después <strong>de</strong> este falso postapocalipsis<br />
No te daré ni los borceguíes, ni cierta vasija<br />
Ni el arado ni la oreja <strong>de</strong> abad<br />
Y si esa planta seminal<br />
Herbácea anual buena en buena fe<br />
Hecha morcilla regida por una ciencia mediocre
Y una incierta y dubitativa filosofía<br />
Que ya conocía el imperio Sasánida<br />
Que he puesto a asar<br />
Y me apeo por las orejas<br />
Saliendo <strong>de</strong> esta maja<strong>de</strong>ría.<br />
Mírame tirándome <strong>de</strong> una oreja<br />
No alcanzando la otra<br />
Todo por un sexo <strong>de</strong> azar<br />
En Oreja, ¿recuerdas?<br />
Al<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong> Toledo<br />
Que ocupa el emplazamiento <strong>de</strong> la antigua<br />
E importante villa <strong>de</strong>l mismo nombre<br />
El cual es corrupción<br />
Del <strong>de</strong> Aurelia<br />
Como el tuyo, Amada Aurelia<br />
Con quien pique una cosa en historia<br />
Yo, un mancebo rubio, coronado <strong>de</strong> rosas<br />
¡qué mas quisiera¡<br />
Y Tú, envuelta en un velo floreado<br />
Y con una lechetrezna en la mano<br />
Cayendo en miel<br />
Sobre tu monte Himeto<br />
Precioso <strong>de</strong> la tacamaca<br />
Cuya resina <strong>de</strong> olor fragante<br />
Es muy apreciada<br />
Especialmente la variedad angélica<br />
Un Tu y Yo en Ja Ja Ja.<br />
ORACION A JEZABEL<br />
Yo creo en Ti, Jezabel, y te adoro<br />
Por el sexo <strong>de</strong> las flores que nos diste<br />
Por el aire, los ríos y montañas<br />
Y porque somos todos hijos tuyos<br />
Arropados por los labios pequeños, los gran<strong>de</strong>s labios<br />
De tu carnal Amor<br />
Pasados por el manto sagrado <strong>de</strong> Astarté ( Ishtar)<br />
De la ciudad <strong>de</strong> Uruk<br />
Cortesana <strong>de</strong> los dioses<br />
Amante <strong>de</strong> los hombres<br />
Amor <strong>de</strong> los Amores<br />
Reina <strong>de</strong>l cielo y señora <strong>de</strong> la Tierra<br />
Puta <strong>de</strong> los bosques<br />
Alimento <strong>de</strong> vida eterna<br />
De paz y <strong>de</strong> felicidad<br />
Que nos pusiste colocados sentados<br />
En los cuernos <strong>de</strong> Baal<br />
Como un toro joven (becerro)<br />
Presentado<br />
Dios <strong>de</strong> la lluvia y el trueno<br />
Dios <strong>de</strong> la fertilidad<br />
Hijo <strong>de</strong> El, Dios supremo y creador
“El Bondadoso”<br />
Presentado como un toro<br />
( No el manso <strong>de</strong> Osborne, claro¡)<br />
Dios y señor <strong>de</strong>l mundo<br />
Aliyán prevaleciente<br />
Zebul, príncipe señor <strong>de</strong> la tierra<br />
Jinete <strong>de</strong> las nubes<br />
En los Textos <strong>de</strong> Ras Shamra<br />
Verda<strong>de</strong>ra luz que nos guía<br />
Creador, dios supremo<br />
Que con tu esposa Isthar<br />
Diosa <strong>de</strong>l Amor y la fertilidad<br />
Reina <strong>de</strong>l cielo y <strong>de</strong> la tierra<br />
Cortesana <strong>de</strong> los dioses<br />
Amor <strong>de</strong> todos los Amores<br />
Cantaste con Gilgamesh:<br />
“¡Tú has amado el león, po<strong>de</strong>roso en fortaleza<br />
Y has cavado pozos para él siete y siete<br />
Has amado el corcel, orgulloso en la batalla<br />
Y le has <strong>de</strong>stinado el cabestro<br />
El aguijón y el látigo amoroso'".<br />
Jezabel, Jezabel<br />
Reina <strong>de</strong>l Tanaj, princesa fenicia<br />
Hija <strong>de</strong>l rey Ithobaal primero <strong>de</strong> Sión<br />
Esposa <strong>de</strong>l rey Acab <strong>de</strong>l reino norte <strong>de</strong> israel<br />
Reina <strong>de</strong>l más noble, hermoso y nutritivo <strong>de</strong> los pecados<br />
El <strong>de</strong> Lujuria, ¡ay, fornicar¡<br />
Líbranos <strong>de</strong> los Asnos y Asnas<br />
Jumentas y Jumentos <strong>de</strong> Yahveh<br />
Y <strong>de</strong>l ya ves Trino y uno<br />
Idólatras <strong>de</strong> cuentos chinos<br />
Como el <strong>de</strong> la viña <strong>de</strong> Nabot<br />
En profecías <strong>de</strong> nabos<br />
Y milagros para bobos <strong>de</strong> baba<br />
O el <strong>de</strong> los dos animales masacrados asesinados<br />
Al estilo <strong>de</strong> todas las religiones<br />
Que en el mundo ha habido<br />
Defendidas por meapilas criminales y castrados<br />
Como esos eunucos capados <strong>de</strong> Jehú<br />
Que agarrándote <strong>de</strong> los pelos<br />
Por la ventana te arrojaron<br />
Dejándote en la calle<br />
Para comida <strong>de</strong> los perros en Jezreel<br />
Quedando <strong>de</strong> ti sólo el cráneo<br />
Los pies y las manos<br />
Tres cuartos que hoy se encuentran<br />
Como me dijo un ateo y pagano<br />
En la Capilla <strong>de</strong> los Huesos en Evora<br />
Y más o menos así quedaron<br />
Los miembros <strong>de</strong> Rafael <strong>de</strong>l Riego<br />
Arrastrado en un serón hacia el patíbulo<br />
De la Plaza <strong>de</strong> la Cebada en Madrid
Y ejecutado por ahorcamiento<br />
Para posteriormente ser <strong>de</strong>capitado<br />
Entre los insultos <strong>de</strong> la misma población madrileña<br />
Turbas soeces <strong>de</strong>l populacho<br />
Que poco antes le había aclamado<br />
Por haber sido uno <strong>de</strong> los diputados<br />
Que había votado por la incapacitación <strong>de</strong>l rey<br />
Felón, cruel y asesino afrancesado<br />
“Rey cobar<strong>de</strong> y acanallado”<br />
Como dice El Niño Republicano<br />
En tres cuartos<br />
Quedando uno en Madrid<br />
Y enviándose los otros tres<br />
A Sevilla, <strong>Le</strong>ón y Málaga<br />
Para gloria <strong>de</strong> la Patria<br />
Y el asesino amado.<br />
Gloria a ti, Jezabel, Jezabel<br />
Tu lluvia dorada es agua <strong>de</strong> río ¡Viva¡<br />
Río <strong>de</strong> agua viva en nuestro Ser<br />
¡Viva¡ Aleluya¡<br />
LAS REBAJAS CUESTAN UN PIJO<br />
Un galán cortesano ha venido a Valladolid a visitar los centros<br />
comerciales <strong>de</strong> Vallsur e Ikea <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> su novia , una<br />
labradora bonita y caprichosa <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>astillas, con estudios, que<br />
está entre Medina y Valladolid, que se volvía pasmada a él cada<br />
vez que veía una tienda <strong>de</strong> trapos y absur<strong>de</strong>ces, y el galán<br />
pensaba que llevaba <strong>de</strong>lante la burra, que le daba matraca en<br />
caprichos <strong>de</strong> esta ropa o aquella, <strong>de</strong> esta prenda o esa otra, <strong>de</strong> ese<br />
picardías o aquel otro; y no se porqué, el galán, hijo <strong>de</strong> una viuda<br />
con sarna, con su mirada intuitiva <strong>de</strong>snudaba a todas las féminas y maniquíes que a su paso hallaba,<br />
y recordaba a aquel su amigo fray Mortero, fraile natural <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong> Mortera, en las montañas <strong>de</strong><br />
Burgos y que siempre picarón le <strong>de</strong>cía: “<strong>de</strong> estas caradas se hacen las papadas”; y yo le respondía:<br />
“Sí, <strong>de</strong> Asnos artificiales hechos expresamente para la custodia <strong>de</strong>l convento <strong>de</strong> los monjes <strong>de</strong><br />
Nuestra Señora <strong>de</strong> los Órganos”.<br />
En procesión por los claustros bajos y altos, iban y venían las gentes y su plebe con niños <strong>de</strong> andar<br />
y en carricoche.Y era tremendo ver este trozo <strong>de</strong> ciudad luchando por comprar y pagar en colas sin<br />
final antiguallas y nuevas reliquias, que me recordaban a todos aquellos y estos peregrinos <strong>de</strong> hoy<br />
que van andado sobre un mar tan duro como su pezuño. Sobre el lomo <strong>de</strong> las féminas había como<br />
una cruz negra y sus acompañantes, maridos, novios o abuelos no eran más que Asnífluos viejos ,<br />
jóvenes Jumentos, cantándose a sí mismos la prosa <strong>de</strong> los Burros:<br />
“Si no existiese el Rebuzno <strong>de</strong>l Placer<br />
Tienda alguna hubiera<br />
Y mucho menos universida<strong>de</strong>s<br />
Seminarios y conventos”.<br />
La moda y sus rebajas son por uso y por nosotros.<br />
- ¿Cuánto llevas comprado?, le pregunte. Y me enseñó la bolsa.<br />
Eso, no, le replique. Había visto el precio y advertí que costaba lo mismo que antes <strong>de</strong> las rebajas,
pero con el cuento <strong>de</strong> haberle subido el precio.<br />
Las rebajas son para ilusas. Engañar es el arte <strong>de</strong> la política y <strong>de</strong>l comercio, y el tratar <strong>de</strong> rebajas es<br />
venir a la fiesta <strong>de</strong>l Asno y sobre los inocentes, siendo la maja<strong>de</strong>ría la historia universal <strong>de</strong>l<br />
entendimiento humano.<br />
Cansada, la <strong>de</strong>je sentada en un banco y yo, corrido como manto sevillano, me fui a ver y escuchar<br />
música en una tienda <strong>de</strong> discos. Mientras pasaba y repasaba las cintas como en alabanza <strong>de</strong>l rascar,<br />
<strong>de</strong>finía la música <strong>de</strong> Madonna como caricia para nuestro glan<strong>de</strong>; la <strong>de</strong> Shakira como toque <strong>de</strong><br />
pelotas; la <strong>de</strong> la Gaga como lametazo en el ojo místico <strong>de</strong>l culo; la <strong>de</strong> la Britney como gallina para<br />
el poyo. Y, ah¡,ay¡, la <strong>de</strong> Rammstein , y en su Pussy, masturbación a cuatro manos para meapilas<br />
con clarinete y soplapoyas en chirlomirlas, como lo eran todos en muchos romances viejos, y en<br />
aquellos <strong>de</strong> los Siete Infantes <strong>de</strong> Lara, y los <strong>de</strong>l rey don Fernando y todos los reyes y papas que<br />
peinaron una naranja.<br />
BURRA DE POESIA : Antología Poética<br />
“ Yo que a la sombra <strong>de</strong> un pesebre limpio canté<br />
aliquando con asnífluo acento honras <strong>de</strong>l Asno, y<br />
enseñar al hombre lo que vale un buen Asno en todo<br />
tiempo”.<br />
-Virgilio. La Eneida, lib.I<br />
“En Insula Barataria comen Burra por Carnero<br />
Y las poetisas y poetas,<br />
Para más señas,<br />
Siempre comen <strong>de</strong> la Cola”.<br />
-El nuevo Sancho Panza<br />
Los pasantes <strong>de</strong> escuelas <strong>de</strong> poesía “ Jamborrillos <strong>de</strong>l jumisto <strong>de</strong> livanar”, cual caballeros <strong>de</strong><br />
industria, estafadores, muchas veces atien<strong>de</strong>n las ilusiones <strong>de</strong> los poetas y poetisas proclamando a<br />
cuatro vientos la publicación <strong>de</strong> antologías <strong>de</strong> poesía, Burras, para cebar a sus víctimas, unas veces<br />
ofreciéndoles una páginas o dos gratis, y otras pidiendo un dinero por a<strong>de</strong>lantado cual maleantes<br />
que se recogen juntos con el producto <strong>de</strong> sus fechorías, tal ermitaños <strong>de</strong> poesía, ladrones <strong>de</strong> versos,<br />
que en Jacarandana, lengua <strong>de</strong> los rufianes, presentan unas Antologías fulleras, dando a los Poetas,<br />
valiéndose <strong>de</strong> hipérboles rastreras, retóricas frases y lisonjas, la posibilidad <strong>de</strong> publicar como en<br />
abrazo <strong>de</strong>l Padre Francisco laminado, goloseado.<br />
“El Abrazo <strong>de</strong>l padre Francisco” no es más que otra variedad <strong>de</strong> atraco, que consiste en abrazar a<br />
la victima, robándole la cartera, como hace el caso al poeta o poetisa que incautos y soñadores<br />
envían poemas por libre, y cuando éstos pi<strong>de</strong>n que se les envíe un ejemplar <strong>de</strong> las mismas, se les<br />
requiere un dinero montante en carta por correo o a través <strong>de</strong> la Western<br />
Union, y a nombre <strong>de</strong> una tapia, camarada, cómplice, ayudante, tronca<br />
o tronco, consorte <strong>de</strong> carterista. Y, ¿qué recibe, las más <strong>de</strong> las veces, el<br />
poeta o poetisa?, tan solo la “astilla <strong>de</strong>l chiva”, es <strong>de</strong>cir, nada<br />
Unas veces, prometiendo la edición <strong>de</strong> 500 o mil ejemplares, no editan<br />
más que los cinco tomos exigidos por el ISBN, o los cuatro para<br />
<strong>de</strong>pósito legal, y otras, tan sólo la carátula para informar que ya está<br />
editado, dándose publicidad, siendo mentira. Así, el poema y el dinero<br />
son sacados <strong>de</strong> las entrañas <strong>de</strong> Poetas y Poetisas, confiados en surcar el<br />
mundo <strong>de</strong> la Poesía, y agraciados con el Jonjanó, timo que tiene lugar<br />
por medio <strong>de</strong> una novia imaginaria, como es Poesía, son convertidos en<br />
víctimas <strong>de</strong> materia tan sublime, haciendo honor a la Burra <strong>de</strong> Poesía,<br />
cual Flor <strong>de</strong> Fullería.
MINDEN (GERMANY) PERFORMANCE<br />
“COEVOLUTION AND THE OLD TRAIN”<br />
By DANIEL DE CULLA,<br />
MARISA LOPEZ,<br />
ISABEL GOMEZ ,<br />
and ESTER GUTIERREZ<br />
Friday 12th Sunday 14th December 2008.<br />
THE GREAT K & TRAIN ROBBERY<br />
WITH DARWIN’ THE ORIGIN OF SPECIES<br />
& BURROUGHS’ TARZAN
SHEELA-NA-GIGS ( QUE BELLA LA VULVA¡)<br />
La religión católica nunca tuvo una sola verdad en su<br />
doctrina. Siempre la iglesia católica, como todas las iglesias<br />
o religiones, y, en especial, la cristiana, se apropió <strong>de</strong> las<br />
i<strong>de</strong>as <strong>de</strong>l paganismo y sus expresiones artísticas. La vulva<br />
como el ojete es algo que llevan en su frente los servidores<br />
<strong>de</strong> dios como un estigma. Es su santo y seña <strong>de</strong> las noches<br />
<strong>de</strong>l sentido, no haciendo escrúpulos para <strong>de</strong> vez en cuando<br />
esculpirlas en los capiteles o pantocrátor <strong>de</strong> sus iglesias o<br />
ermitas románicas y góticas, con el pretexto <strong>de</strong> ben<strong>de</strong>cirles<br />
para librarles <strong>de</strong>l pecado, y <strong>de</strong>spués con<strong>de</strong>narles al fuego<br />
eterno, luego <strong>de</strong> habérseles beneficiado. Groseros y<br />
licenciosos ¡<br />
Si en el Paganismo la Vulva es símbolo <strong>de</strong> la mujer y <strong>de</strong> la<br />
diosa, como en la mitología irlan<strong>de</strong>sa, que nunca fue<br />
romanizada, a menudo <strong>de</strong>voción permanente, pues la vulva<br />
no cambia en la joven, en la madre o en la mujer arrugada,<br />
para la iglesia la Vulva es símbolo <strong>de</strong>l pecado, algo <strong>de</strong> lo que<br />
hay que beneficiarse para <strong>de</strong>spués con<strong>de</strong>nar. Como hicieron<br />
las autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la iglesia en su caza <strong>de</strong> brujas, o en su<br />
lucha constante contra el pecado y la Lujuria. En el paganismo, la unión sexual con la diosa hace al<br />
hombre rey y guerrero; en la religión, le hace pecador y pelele. Starr Goods y Robbins Dexter en su<br />
“Sexualidad, Vulva y Diosa en la Cultura irlan<strong>de</strong>sa” nos hablan <strong>de</strong> tres <strong>fun</strong>ciones vúlvicas: la<br />
primera, como profetisa, sacerdotisa y soberana; la segunda, como “dadora <strong>de</strong> energía”; y la tercera<br />
como nutriente, engendradora.<br />
Cuentan que un cura, en su sermón <strong>de</strong>l sábado, se dirigió al pueblo diciendo:<br />
– Aguijar al hígado que brama la vaca.<br />
–<br />
Y es que en esta al<strong>de</strong>a tenían costumbre <strong>de</strong> llevar la vaca al toro para que la cubra en sábado por la<br />
tar<strong>de</strong>, y, mira por don<strong>de</strong>, en este mismo día se celebraba misa <strong>de</strong> di<strong>fun</strong>tos por el tercer marido <strong>de</strong><br />
una al<strong>de</strong>ana viuda, que había sido beneficiada por el cura en la sacristía, que había enterrado fuera<br />
en el cementerio a dos maridos, y al tercero <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la iglesia, lo que aprovechó el cura para<br />
consolarla al mismo tiempo, y diciéndola:<br />
- Ahora sí que estaréis contenta que tenéis dos fuera y uno <strong>de</strong>ntro.<br />
La machista y misógina Iglesia reemplazó a la Diosa por dios, y a las Brujas por los sacerdotes<br />
controlando a base <strong>de</strong> crimen, asesinato y violación los sagrados rituales <strong>de</strong> nacimiento, muerte y<br />
resurrección.<br />
La entrada a las iglesias, catedrales, ermitas son vulvas <strong>de</strong> piedra como guardianes <strong>de</strong> la fe y caña<br />
<strong>de</strong> la doctrina, mientras que la Vulva <strong>de</strong> la Mujer ofrece una familiar y confortable y acogedora cara<br />
frente a la opresiva fuerza <strong>de</strong> la iglesia. La vulva es Vida, apertura y ventana hacia la alegría <strong>de</strong>l Ser,<br />
mientras que las vulvas pétreas <strong>de</strong> la iglesia nos conducen al embuste y la frustración. Mary<br />
Condren en su libro La Serpiente y la Diosa escribe que “ Sheeka-na-gig”, la Vulva ,se labra en los<br />
arcos <strong>de</strong> las puertas <strong>de</strong> las iglesias medievales sobre todo, animando al rebaño <strong>de</strong> la fe a entrar en su<br />
vientre eclesial negro, misterioso, con olor a <strong>de</strong>monios”, apropiándose <strong>de</strong> los rituales <strong>de</strong> vida y<br />
muerte <strong>de</strong>l paganismo, como se apropió <strong>de</strong> las tierras, riquezas y posesiones <strong>de</strong> sus enemigos e<br />
infieles, a base <strong>de</strong> empalamientos, martirios, garrote vil y tiro en la nuca.
VENDEDORES DE UNGÜENTOS O RECITADORES DE GRASA POETICA<br />
Olga y Antonio <strong>de</strong>l grupo Telira ( Tertulia Literaria Ribereña y Arandina) nunca absolvieron a<br />
Antonio Machado el haberse locamente enamorado <strong>de</strong> <strong>Le</strong>onor Izquierdo Cuevas, Soriana <strong>de</strong> 15<br />
años, y, al referirse a él, me <strong>de</strong>cían:<br />
“ Machado siempre chocará con nosotros. No nos gusta ni lo más mínimo. Machado fue un<br />
pedófilo”.<br />
Yo no sé que ganan éstos que bien ruin andan, pues Machado es uno <strong>de</strong> nuestros más gran<strong>de</strong>s<br />
Poetas; a no ser que se cumplan en ellos los proverbios <strong>de</strong> Salomón cuando dice: “ anillo o argolla<br />
<strong>de</strong> puerco es la Poesía más hermosa”, o que an<strong>de</strong>n a caza <strong>de</strong> grillos como la raposa que, cuando no<br />
halla qué comer busca grillos; y por metáfora es ocuparse <strong>de</strong> cosas rateras y tener necesidad y andar<br />
con provecho.<br />
El vulgo parece que ya cree aquello <strong>de</strong> que “no hay sábado sin sol, ni moza sin amor, ni viejo sin<br />
dolor, ni puta sin arrebol.” Y <strong>de</strong> tal caldo tal bebida, que como me dicen estos dos amigos tal fue,<br />
también, César Vallejo “Paco Yunque”, pedófilo, quien en sus trazas y tormentosas relaciones<br />
amorosas puso trabajo y diligencia, acertando y ganando en unas, y saliendo con pérdida y daño en<br />
otras.<br />
A Vallejo , que viajó a Europa en el Vapor Oraya con una moneda <strong>de</strong> 500 soles, “hombre muy<br />
moreno con nariz <strong>de</strong> boxeador y gomina en el pelo”, como le reconoció el escritor César González<br />
Ruano, estafador <strong>de</strong> judíos y asiduo <strong>de</strong>l café Tei<strong>de</strong> en Madrid, don<strong>de</strong> le conocí yo; a Vallejo, digo, le<br />
vino la pedofilia <strong>de</strong> casta. El nos <strong>de</strong>jó escrito “ Yo nací un día que dios estuvo enfermo”. “ Mis<br />
abuelas fueron indias y mis abuelos sacerdotes gallegos”, quienes llegaron al Perú a la caza <strong>de</strong> la<br />
chirlomirla india y la mística pedófila. Entre paréntesis: un tío mío, marista en el Perú, me contaba<br />
un día que las mujeres indias venían a la Rectoría a pedir favores y nos ponían el coño sobre la<br />
mesa, o nos ofrecían a sus hijos e hijas para que nos cobrásemos la gracia dada.<br />
Por ejemplo: “Mirtho”, Zoila Rosa Cuadra, su apasionado romance <strong>de</strong> 15 años. El tenía 25; María<br />
Rojas Sandoval, su musa en Los Heraldos Negros; Otilia Villanueva, <strong>de</strong> 15 años, a quien cantó en<br />
Trilce; Henriette Maisse; y Georgette Marie Philippart Traver, “ la <strong>de</strong> los abortos provocados”, <strong>de</strong><br />
18 años, él tenía 45, y que le sobrevivió a su muerte, <strong>de</strong>jándole escrito este epitafio en su tumba <strong>de</strong>l<br />
cementerio <strong>de</strong> Montparnasse: “ He nevado tanto para que duermas”.<br />
Es casi imposible tocar la sublime materia poética sin arrancar <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la pasión y el<br />
crimen <strong>de</strong> amor a dos hombres <strong>de</strong>l saco o sacamantecas <strong>de</strong> la época <strong>de</strong> Vallejo y Machado,<br />
enamoradores con mentiras y engaños,” hijo <strong>de</strong> una bruja en sortilegios <strong>de</strong> luna llena”, como<br />
confesaría uno <strong>de</strong> ellos, aunque revestidos <strong>de</strong> diferente modo en las mismas i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> amor<br />
tormentoso y Rebuznante, como lo fueron Ramón Blanco Romasanta, gallego, a quien en su partida<br />
<strong>de</strong> nacimiento consignaron como Manuela, pues creyeron que era niña, y que fue ven<strong>de</strong>dor <strong>de</strong><br />
ungüento y grasa humana , pues sacaba a las mujeres y niños asesinados a sangre fría el sebo o el<br />
unto para <strong>de</strong>spués ven<strong>de</strong>rlo; y Juan Díaz <strong>de</strong> Garayo, que usaba las manos y los dientes para acabar<br />
con las vidas y comerse los restos.<br />
Estamos limitados por el Amor a un grito, a un clamor ruidoso, a un estrépito; y es muy pequeño el<br />
campo poético en que po<strong>de</strong>mos enseñorearnos Glorias se merecen nuestros dos insignes Poetas, sí,<br />
aunque pedófilos los dos; Crimen y Castigo (Fiódor Dostoyevski), A los dos sacamantecas, hombres<br />
<strong>de</strong>l saco, porque nos han arredrado. Estos, criminales y humanos; los otros, humanos y pedófilos. Y<br />
en aquesta materia criminal y Poética Rebuznante <strong>de</strong>spuntaron <strong>de</strong> tal modo sus talentos.<br />
En 1937, Antonio Machado publicó “La Guerra”, su último libro; “ Viento <strong>de</strong>l Pueblo”, Miguel<br />
Hernán<strong>de</strong>z; “España en el Corazón”, Pablo Neruda; “España, aparta <strong>de</strong> mi este cáliz”, César<br />
Vallejo. Las malas y buenas lenguas que van y vienen <strong>de</strong> Cabildos a Capítulos y <strong>de</strong> Consistorios a<br />
Congresos han hablado, y muy mal por cierto, <strong>de</strong> Neruda y <strong>de</strong>l Hernán<strong>de</strong>z; que por ellos, como dijo<br />
un tal Padre Juan, los canónigos causaron un gran incendio.
VIAGRA PARA LOS PUERROS<br />
Estamos en los Huertos <strong>de</strong> Ocio <strong>de</strong> Don Ponce en Capiscol, Burgos, don<strong>de</strong> dos <strong>de</strong> sus hortelanos,<br />
Monsanto y Dioxido, se preparan a un duro combate convenido entre los dos <strong>de</strong> cuál <strong>de</strong> sus floretes,<br />
cheira ropera, pistola <strong>de</strong> mear, esgrimirá mejor, a cual más eréctil que<strong>de</strong>, consiguiendo el<br />
nombramiento <strong>de</strong> “Princesa <strong>de</strong> Eboli, bella pero tuerta, que perdió un ojo, el <strong>de</strong>recho, en combate <strong>de</strong><br />
esgrima; aunque las malas lenguas dicen que su ojo fue dañado por la punta <strong>de</strong>l florete ( ¿recordáis<br />
aquello <strong>de</strong> Zorrilla “Ay, don Juan ,don Juan, la puntita nada más” ?) manejado por un paje durante<br />
su infancia, y su otro ojo, fruta apetecida por nobles y por reyes, que se cuenta que esta doña Ana <strong>de</strong><br />
Mendoza, hija <strong>de</strong> una <strong>de</strong> las familias castellanas más po<strong>de</strong>rosas fue obligada a casar a los doce años<br />
con el pedófilo Ruy Gómez, por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Felipe II, que ya había gustado <strong>de</strong> ese higo, cuando se<br />
llamaba Felipe a secas.<br />
¿Cuál <strong>de</strong> los dos per<strong>de</strong>rá el ojo, el tercer ojo? Porque el premio es penetrar al contario por el ano,<br />
no sin antes, tomar la Viagra <strong>de</strong> 50 mg para saber a qué saben estas pastillas y su efecto erectilario.<br />
Se toman dos pastillas, una cada uno, se acaloran, y antes <strong>de</strong> cruzar los floretes, se ven corridos<br />
como manto sevillano, que por eso dicen los <strong>de</strong>más hortelanos y hortelanas: “Corrido te veas como<br />
en el don Ponce aViagrado”.<br />
El uno <strong>de</strong>cía: - A mi no me ha hecho nada la Viagra. Tan sólo me ha acalorado y he sentido<br />
calenturienta la cabeza. Pero lo que es engordarme el florete na <strong>de</strong> na.<br />
Y el otro: - pues a mí, que soy un prostatado, lo único que me ha hecho es encogermela más, y<br />
correrme en los a<strong>de</strong>ntros.<br />
-¿Hay quien quiera una viagra a 15 euros, a 10, a 5? Gritábamos los dos, y <strong>de</strong> esta manera íbamos<br />
bajando hasta 5, más nadie compró. Por eso, hastiados, y habiendo redactado un escrito <strong>de</strong> <strong>de</strong>nuncia<br />
al Laboratorio viagrero, escrito en la oficina <strong>de</strong> los huertos, <strong>de</strong>cidimos tratar a la viagra como<br />
fertilizante y las echamos a los puerros. Seis pastillas, seis, para ver si les dan vida y crecen más<br />
eréctiles y gruesos que los nuestros.<br />
Viendo a una hortelana agachada recogiendo berzas, la dijimos que si uno <strong>de</strong> los dos le podíamos<br />
dar un beso, respondiendo ella, dándose unas palmaditas en la nalga <strong>de</strong>recha por <strong>de</strong>trás, “dadle a mi<br />
burra, que os le dará primero”. Monsanto, que estaba colado por ella, aprovecho y, levantándole la<br />
falda, le implantó el puerro. Un puerro lacio y huero. Pero ella le halló bueno, quizás agra<strong>de</strong>ció la<br />
gracia, pero no el puerro, y al preguntarle las <strong>de</strong>más compañeras que qué había hecho, que tenía un<br />
lustre que daba envidia, ella les dijo que por un puerro; diciendo las otras:<br />
- Dadnos hartas <strong>de</strong> esos puerros.<br />
Más tar<strong>de</strong> comprobamos, al recoger los puerros, y, preparados, comerlos, que este abono fertilizante<br />
<strong>de</strong> viagra no es ni agronómico ni bélico. Que nos pasó como al hidalgo <strong>de</strong> Salamanca, que salía <strong>de</strong><br />
noche con postura <strong>de</strong> galas con plumajes, y se llamaba don Diego <strong>de</strong> Día, quedando el dicho <strong>de</strong><br />
“Diego Velázquez me llamo <strong>de</strong> día, y <strong>de</strong> noche fantasía”.
Diego Navajas<br />
dfnm71@hotmail.com<br />
Biografía:<br />
REVISTA LITERARIA Y DE TEATRO ALHUCEMA (Granada) / REVISTA CULTURAL NOVEL (Barcelona) /<br />
LA HAMACA DE LOMA (Madrid) / TÁNTALO <strong>de</strong> (Cádiz) / revista electrónica ALMIAR-MARGEN CERO.<br />
Seleccionado para el libro editado con motivo <strong>de</strong>l II CONCURSO INTERNACIONAL DE POESÍA AMOROSA<br />
convocado por el Círculo <strong>de</strong> Bellas Artes <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Palma <strong>de</strong> Mallorca / revista electrónica<br />
ARTESANÍAS LITERARIAS (Argentina) / revista electrónica PALABRAS DIVERSAS. Finalista en el XII<br />
Certamen <strong>de</strong> Poesía “Andrés García Madrid” 2010.<br />
Breve nota biográfica:<br />
Nací en Málaga el 24/04/1971 y resido en Churriana (Málaga) hasta el año 2001, cuando me traslado a<br />
Torremolinos (Málaga) por motivos sentimentales; nueve años <strong>de</strong>spués -2010- hago el camino a la inversa y<br />
regreso <strong>de</strong> nuevo, ya con familia casi numerosa, a Churriana don<strong>de</strong> resido en la actualidad. Estudios <strong>de</strong><br />
Administrativo y Empresariales (sin concluir los segundos). También estudios y trabajos relacionados con el<br />
medio ambiente, aunque mi actividad laboral principal -y actual- se <strong>de</strong>sarrolla en oficinas.<br />
Caminamos Juntos<br />
Cada mañana estacionamos en el mismo parking, a la mima hora y, a veces, incluso uno junto al<br />
otro. Si es necesario me <strong>de</strong>moro unos minutos trasteando la radio hasta que ella sale <strong>de</strong>l coche;<br />
<strong>de</strong>spués salgo yo. Con el sol a nuestras espaldas busco colocar mi prorrogada sombra a su lado y mi<br />
mano junto a la suya. Sé que ella sonríe mientras camina.<br />
Einstein<br />
Albert Einstein, en su lecho <strong>de</strong> muerte, reveló el auténtico origen <strong>de</strong>l universo y los misterios <strong>de</strong> su<br />
<strong>de</strong>stino, explicados a través <strong>de</strong> una ecuación que integraba las cuatro fuerzas <strong>fun</strong>damentales <strong>de</strong> la<br />
física. Lástima que la enfermera que lo atendía no supiese alemán.<br />
El Pelo<br />
Después <strong>de</strong> una semana encontré un pelo suyo posado sobre mi pantalón. Tras un instante <strong>de</strong><br />
pánico, me encaminé al cuarto <strong>de</strong> baño, lo coloqué meticulosamente flotando sobre el agua <strong>de</strong>l<br />
retrete, vacié por completo la cisterna tres veces y respiré pro<strong>fun</strong>damente.<br />
Encuentro triste con mujer <strong>de</strong>masiado joven y <strong>de</strong>masiado bella<br />
Al entrar hoy en la librería me dirigí, como siempre, a los estantes <strong>de</strong>l fondo don<strong>de</strong> se encuentra la<br />
sección <strong>de</strong> poesía. Para llegar a ella atravieso con paso ligero los pasillos cercanos a la entrada,<br />
pasando la vista sobre las portadas coloristas <strong>de</strong> los libros <strong>de</strong> moda, como se suspen<strong>de</strong>n los <strong>de</strong>dos<br />
sobre el pasamanos, sin tocarlo, al bajar una escalera: biografías <strong>de</strong>l Rey o <strong>de</strong>l Príncipe o <strong>de</strong> otros<br />
miembros <strong>de</strong> la familia real, la vida <strong>de</strong>l Papa, la última novela <strong>de</strong> algún presentador televisivo, algo<br />
<strong>de</strong> Sabina, best sellers varios. Al llegar encuentro una muchacha <strong>de</strong> la que sólo veo su pelo, creo<br />
que castaño, y su blusa negra que <strong>de</strong>ja ver la parte superior <strong>de</strong> una espalda blanquísima. Me veo un<br />
poco contrariado puesto que se sitúa, como suelo hacer yo, justo en el centro, abarcando toda la<br />
sección; así que me coloco a su <strong>de</strong>recha y comienzo a marearme con títulos y autores. Percibo, y no<br />
me preguntes cómo, que no se pue<strong>de</strong> concentrar en los libros, algo en lo que coincidimos.<br />
Comenzamos entonces una extraña danza sin música: yo me muevo a la izquierda por <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> ella,<br />
ella lo hace a la <strong>de</strong>recha don<strong>de</strong> antes estaba yo, ojeando los mismos títulos, doy dos pasos atrás para<br />
leer sin estorbarle, nos volvemos a cruzar, con la vista siempre al frente o sobre el libro que tenemos<br />
en las manos, pero vigilándonos <strong>de</strong> reojo y sin sumergirnos <strong>de</strong>masiado en la lectura; ofreciendo una<br />
imagen que me figuro, a cámara rápida, como un extraño minueto. En uno <strong>de</strong> esos cruces,<br />
venciendo mi timi<strong>de</strong>z infinita que, con el tiempo, he sabido disfrazar para estas situaciones <strong>de</strong>
distracción e incluso <strong>de</strong> una mal figurada pose interesante, me atrevo a mirarla un instante mínimo,<br />
justo cuando cuelga el móvil <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una conversación que me parece trivial y en la que ya<br />
percibo que está resfriada y tiene un pañolito blanco <strong>de</strong> papel arrugado, en la misma mano que<br />
sostiene el teléfono, que se pasa <strong>de</strong> vez en cuando por la nariz, lo que intuyo por el cambio a voz<br />
nasal. Así veo el rostro <strong>de</strong> una chica muy joven que apenas puedo fijar en la retina, pero que me<br />
resulta hermosísima y encantadora con su naricita sonrosada, y un flagrante escote pálido más<br />
amplio que pro<strong>fun</strong>do. Me <strong>de</strong>scubre y se cruzan un instante nuestras miradas, por lo que vuelvo a mi<br />
libro con prisa y el pulso algo alterado. Ella hace lo mismo, creo. Justo al instante <strong>de</strong>ja caer un libro<br />
que no sé dón<strong>de</strong> escondía, supongo que abrazado contra su pecho, como las mujeres <strong>de</strong> antes que<br />
<strong>de</strong>jaban caer su pañuelo, <strong>de</strong>morándose entre bolsos y carpetas en recogerlo. Yo disfrazo <strong>de</strong><br />
distracción mi <strong>de</strong>scortesía, ¿he dicho que soy muy tímido?, esbozando una extraña mueca a modo<br />
<strong>de</strong> sonrisa, tras la que siento sobre mi costado una lenta mirada <strong>de</strong> reproche. Ella cree que soy un<br />
hombre <strong>de</strong>sentendido ¿tal vez incluso “inaccesible”?, aunque la realidad es mucho más simple: sólo<br />
soy un cobar<strong>de</strong>; y se marcha. Me quedo sólo, inmóvil ante los anaqueles. Intento centrarme en los<br />
libros pero no lo consigo y entonces <strong>de</strong>cido caminar por los pasillos ojeando portadas y títulos,<br />
hacia otras secciones, con la esperanza que nunca reconoceré <strong>de</strong> encontrarla en Literatura<br />
Americana, Libros <strong>de</strong> Bolsillo, e incluso en Cocina o Plantas Ornamentales. Pero ella no está.<br />
Casualmente encuentro un libro que buscaba <strong>de</strong> Onetti y, en vez <strong>de</strong> contento por el tesoro que llevo<br />
bajo el brazo, salgo <strong>de</strong> aquella librería, a la que nunca he vuelto, pro<strong>fun</strong>damente triste.<br />
Goloso<br />
Cada mañana me compro un Donut. Lo pongo el cajón, lo miro <strong>de</strong> vez en cuando durante la jornada<br />
y a última hora, justo cuando me dispongo a salir <strong>de</strong> la oficina, lo tiro a la papelera.<br />
Las Afueras <strong>de</strong>l Paraíso<br />
Las afueras <strong>de</strong>l Paraíso no tienen horario <strong>de</strong> cierre. Están preñadas <strong>de</strong> per<strong>de</strong>dores, <strong>de</strong> vagos, <strong>de</strong><br />
parias: lixiviados <strong>de</strong> la Tierra Prometida. Aquí las sombras tienen alas y las esquinas miradas<br />
aviesas. Aquí nos reunimos cada noche la flor y nata <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sencanto, a cantar y a quemar nuestro<br />
último cartucho con el fuego <strong>de</strong> aquellos ojos que nos dieron la vida al mirarnos; -su parpa<strong>de</strong>o fue<br />
nuestro infarto-. Aquí, don<strong>de</strong> la Luna vuelve la cara y las hojas que arrastra el viento <strong>de</strong>l otoño son<br />
<strong>de</strong> afeitar, celebramos la huida <strong>de</strong> otro día con las fiestas <strong>de</strong>l silencio y la comunión <strong>de</strong> nuestra nada;<br />
-días como dagas-. Aquí nadie llega a viejo, pero ninguno es joven. Los adoquines inmisericor<strong>de</strong>s<br />
nos escupen un recuerdo por cada paso en falso. Aquí, en los arrabales <strong>de</strong>l Paraíso, la lluvia nunca<br />
es limpia y siempre cae sobre el suelo aún húmedo; si bien procura evitar aquellos charcos con<br />
vocación <strong>de</strong> espejo; -lágrimas turbias-. Un día llegó una paloma. Estaba perdida y se ofreció a<br />
alimentarnos. Pero aquí siempre rechazamos la caridad <strong>de</strong> las palomas. Los predicadores intentan<br />
venir <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace años a anunciarnos la llegada <strong>de</strong> un Salvador que nos traerá la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong> todos<br />
nuestros pecados. Pero la membrana invisible, mugrienta <strong>de</strong> nuestro lado, les corta el paso. El pan<br />
nuestro <strong>de</strong> cada día se nos acabó ayer. Mañana nos comeremos a cualquiera. Pasado a otro. Y así<br />
hasta que que<strong>de</strong> sólo uno, que se comerá a sí mismo, y quizás él, con la fuerza <strong>de</strong> todos, sea capaz<br />
<strong>de</strong> sacarnos al fin <strong>de</strong> Aquí.
Ernesto Antonio Parrilla<br />
netomancia@yahoo.com.ar<br />
Otros tiempos<br />
En otros tiempos la soledad era una cuestión geográfica, <strong>de</strong> dificulta<strong>de</strong>s a la hora <strong>de</strong> movilizarse.<br />
La pertenencia a un lugar, en ocasiones, sucedía a la fuerza. Pero el mundo ha evolucionado. Hoy<br />
nadie pertenece a ninguna parte y la soledad es un capricho <strong>de</strong> quiénes <strong>de</strong>sean estar solos.<br />
Alumbrado por la frágil lámpara <strong>de</strong>l escritorio, Sergio se entregaba a la compañía <strong>de</strong> sus<br />
amista<strong>de</strong>s. Quién diría que aquel pequeño <strong>de</strong>partamento cobijaba más <strong>de</strong> cien personas. Claro que<br />
ninguna ocupaba un lugar físico. No era necesario visitar a alguien para estar cerca, aquello era cosa<br />
<strong>de</strong>l pasado. Una computadora, una conexión a internet y el planeta se inclinaba en señal <strong>de</strong> respeto.<br />
El mundo venía a uno, con un solo click.<br />
La noche transgredía la armonía rutinaria <strong>de</strong> la realidad que asomaba por la ventana, casi como un<br />
objeto más, indiferente. A un lado <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>nador, un televisor <strong>de</strong> alta resolución transmitía noticias<br />
como un loro parlanchín, al ritmo <strong>de</strong> la frenética exposición <strong>de</strong> imágenes que se sucedían una tras<br />
otra, en un collage <strong>de</strong> sangre, hambre y muerte.<br />
Sergio miraba <strong>de</strong> reojo, muy <strong>de</strong> vez en cuando. Pero aquella pantalla le traía lo que se perdía, por<br />
quedarse allí, <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la computadora. El teléfono celular ahora <strong>de</strong>scansaba al lado <strong>de</strong>l teclado,<br />
pero solía vibrar con urgencia bastante a menudo. Las voces familiares viajaban por re<strong>de</strong>s invisibles<br />
<strong>de</strong> boca a oído y viceversa, no importara dón<strong>de</strong> ni cuando.<br />
Aquello era una central <strong>de</strong> operaciones mo<strong>de</strong>rna. No se gestaba ninguna guerra, sino lazos <strong>de</strong><br />
amistad por todas partes. En un segundo, a cada instante, casi por arte <strong>de</strong> magia. Ni fronteras ni<br />
distancias. El chat, la cámara, los correos electrónicos y los mensajes, yendo y viniendo, como un<br />
proceso natural en la evolución <strong>de</strong>l hombre, <strong>de</strong> la tecnología fruto <strong>de</strong> su creación.<br />
De pronto, Guadalupe <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r. El le escribía, pero no había contestación. <strong>Le</strong> resultó<br />
extraño. <strong>Le</strong> preguntó a otro amigo si tenía problemas con el chat, pero tampoco contestó. Algo<br />
había pasado. Quiso abrir una página y la fatídica leyenda se hizo presente: no se podía encontrar la<br />
página. El temor <strong>de</strong> los temores, la pesadilla. Se había cortado el servicio <strong>de</strong> internet.<br />
Buscó el router, ese aparatito ignorado, escondido lejos <strong>de</strong> la vista, <strong>de</strong>l que <strong>de</strong>pendía su mundo. Lo<br />
apagó y encendió. Nada. La absoluta nada. Sintió un vuelco en la zona <strong>de</strong>l abdomen, una señal <strong>de</strong><br />
malestar.<br />
No podía estar ocurriendo. Desconectó todo. Muchas veces le habían dicho que apagando y<br />
prendiendo se solucionaban la mayoría <strong>de</strong> los problemas. Encendió, esperando el milagro.<br />
Escuchó el ruido <strong>de</strong>l disco rígido mientras el nerviosismo palpitaba en sus sienes. Pero el sonido<br />
cesó. La pantalla permaneció en negro y el fantasma <strong>de</strong>l olor a quemado envolvió la sala. Corrió a<br />
<strong>de</strong>senchufar los cables pero ya era tar<strong>de</strong>. La fuente <strong>de</strong> energía había dicho basta.
Se tomó la cabeza con ambas manos, impotente. Aquello era un puñal en el corazón. Necesitaba ya<br />
mismo un <strong>de</strong>livery, alguien que conociera la ciudad y fuera en busca <strong>de</strong> un reemplazo. Se apresuró a<br />
tomar el celular, las manos le temblaban. Fue muy torpe. El pequeño aparato resbaló <strong>de</strong> su mano y<br />
cayó con fuerza al suelo. Provocó un sonido <strong>de</strong>sgarrador. Una parte salió disparada <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la<br />
mesa y otra quedó girando sobre si misma, <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> sus ojos.<br />
Aguardó a que ese incesante movimiento terminara, y fue como una última exhalación. Se agachó<br />
con angustia para comprobar que su celular ya no servía. Estaba hecho añicos. Pensó en Guadalupe,<br />
en sus amigos, en la preocupación que tendrían ante la inesperada <strong>de</strong>saparición. Se apoyó en la<br />
mesa, apesadumbrado. No vio el televisor y su codo lo golpeó. Cayó pesadamente, con un<br />
estruendo como corolario.<br />
El pánico lo asaltó. Estaba solo en la habitación, ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> los restos <strong>de</strong> su tecnología. Era una<br />
zona <strong>de</strong> <strong>de</strong>sastre. Contenía las lágrimas, por la incomprensión misma. No tenía a nadie a quién<br />
acudir, no tenía forma alguna <strong>de</strong> contacto. Por primera vez, se sentía en soledad.<br />
Atisbó a mirar la puerta. Pero no se animaba a salir. ¿Quiénes vivirían en ese mismo piso? ¿Quiénes<br />
serían sus vecinos? ¿Abrirían la puerta para <strong>de</strong>jarlo hacer una llamada? Las dudas lo asaltaban, pero<br />
también el terror. Salir fuera <strong>de</strong> aquel lugar era una i<strong>de</strong>a en la que no pensaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía tiempo.<br />
Pero <strong>de</strong>bía hacerlo, respirar hondo y tener el coraje...<br />
Tomó la <strong>de</strong>cisión en un cerrar y abrir <strong>de</strong> ojos, mientras la luna engalanaba a sus espaldas el marco<br />
oscuro <strong>de</strong> la noche. Corrió a la puerta y se topó con ella. Rebotó como un saco <strong>de</strong> huesos y quedó<br />
tendido en el suelo. El picaporte no se había abierto cuando tiró <strong>de</strong> el. Lo recordó. Se activaba con<br />
una clave. La había colocado por seguridad, para que nadie lo perturbara.<br />
Pero no la sabía. No la tenía en su mente. Para qué, había pensado en su momento. La guardaba en<br />
su correo electrónico y una copia en su celular. Se puso <strong>de</strong> pie, dolorido.<br />
Golpeó con sus manos la puerta, esperando que alguien lo oyera. Golpeó y golpeó. Pero nadie lo<br />
escuchó. Estaban todos en sus <strong>de</strong>partamentos, junto a cientos <strong>de</strong> amigos, viviendo sus vidas, sin<br />
importar el mundo, las distancias, las barreras.<br />
Datos:<br />
Publicado en antologías <strong>de</strong>l municipio <strong>de</strong> Villa Constitución (Argentina), en los años 2002, 2008,<br />
2009, 2010 y 2011. En 2009, 2010 y 2011 fue seleccionado por Editorial Dunken (Argentina) para<br />
sus antologías <strong>de</strong> cuentos. Participó en los tres volúmenes <strong>de</strong> “Mundos en Tinieblas” (2008, 2009 y<br />
2010) <strong>de</strong> Ediciones Galmort (Argentina), recibiendo una mención <strong>de</strong> honor en el tercer certamen<br />
homónimo.<br />
En 2009 obtuvo el primer premio en el certamen “Cuentos para Cuervos” <strong>de</strong> la revista El Puñal<br />
(Chile); en el mismo año, una mención especial en el concurso provincial <strong>de</strong> cuentos <strong>de</strong> la Mutual<br />
Médica <strong>de</strong> Rosario (Argentina) y en 2010 una mención <strong>de</strong> honor en el 2º Concurso <strong>de</strong> Jóvenes<br />
Escritores <strong>de</strong> Ediciones Mis Escritos (Argentina). En 2011, primer premio <strong>de</strong> microrrelato en el<br />
certamen <strong>de</strong> Latin Heritage International (USA) y primer premio <strong>de</strong> historieta (guión) en el<br />
concurso <strong>de</strong> la Biblioteca Nacional<br />
Argentina. En 2010, seleccionado su blog “Netomancia”, como el mejor blog literario <strong>de</strong> la<br />
ciudad <strong>de</strong> Rosario y zona <strong>de</strong> influencia (Argentina, Premios Blogo <strong>de</strong> Oro 2010).<br />
Asimismo fue publicado en las antologías Arte <strong>de</strong> la Literatura (España), Group Lobher (España),<br />
Cryptshow Festival (España), Sorbo <strong>de</strong> <strong>Le</strong>tras (España), Tinta Fresca (Bolivia) y también en las<br />
publicaciones Revista Comunicar (España), Re<strong>de</strong>s para la Ciencia (España), Cuentos y más<br />
(Argentina), Diario Tiempo Argentino<br />
(Argentina), Diario Página 12 (Argentina), Revista Tintas (Argentina) y Revista Risotto<br />
(Argentina), y en las publicaciones digitales Papirando (Argentina), miNatura (España) y<br />
Narrador.es (España), entre otros.<br />
Ha publicado el libro “Esperanza” en las editoriales <strong>de</strong> impresión bajo <strong>de</strong>manda “Lulu” (USA) y<br />
“Bubok” (España / Argentina). En tanto que la editorial “Emooby” (Portugal) ha editado para<br />
plataformas electrónicas (e-rea<strong>de</strong>r), los libros “Esperanza”, “Ficciones abreviadas” (relatos) y<br />
“El ladrón <strong>de</strong> sueños” (infantil).
Graziela E. Ugarte Muñoz<br />
grazielaum@hotmail.com<br />
RAQUEL<br />
Raquel coge impulso y haciendo una bonita pirueta trepa por la barra<br />
niquelada con la facilidad <strong>de</strong> un primate, pero mucho más sexy y hermosa.<br />
No <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> sonreír y, aunque las luces y el humo molestan a sus ojos <strong>de</strong><br />
agua, procura tenerlos bien abiertos, como si mirara fijamente a cada uno <strong>de</strong><br />
los ocupantes <strong>de</strong> la sala, que permanece en penumbra; sabe que así conseguirá mejores propinas. <strong>Le</strong><br />
gusta comenzar su número con algo acrobático para crear más expectación, luego se mueve con<br />
elegancia felina siguiendo al ritmo sensual <strong>de</strong> la canción elegida; es una buena bailarina y aunque<br />
sea pegada a una barra, eso se nota y muchos lo aprecian<br />
Ella mira sin ver y durante tres minutos, mientras baila poseída por la fuerza <strong>de</strong> la melodía y<br />
ejecuta una coreografía única, <strong>de</strong>scribiendo posturas sugerente y provocativa, va repasando<br />
mentalmente su agenda y aprovecha para pensar en alguna <strong>de</strong> sus muchas preocupaciones, sin<br />
prestar la mínima atención a los hombre que la miran babeantes, viendo en ella a una diosa <strong>de</strong><br />
figura escultural.<br />
Sabe, que hoy tendrá bronca con Luchano, se molestará cuando le diga que el próximo domingo<br />
no pue<strong>de</strong> venir, tiene al niño, al final todo quedará en eso; él sabe que Raquel es una bailarina<br />
profesional, es guapa y que tiene el mejor cuerpo <strong>de</strong>l local, por eso le consiente todo según las<br />
<strong>de</strong>más, y permite que trabaje sólo dos días a la semana, aunque muchos vengan a diario con la<br />
esperanza <strong>de</strong> presenciar uno <strong>de</strong> sus espectaculares números. Ella solita les encandila, y a él también.<br />
Después se viste, se <strong>de</strong>smaquilla y se marcha, sin <strong>de</strong>cir nada, como siempre. Sabe que tiene un<br />
estudio <strong>de</strong> baile y que nunca se pinta, si la ves por la calle no te imaginas lo que escon<strong>de</strong> su ropa y<br />
el partido que pue<strong>de</strong> sacarle a esos ojos <strong>de</strong> mirada melancólica.<br />
Luchano sabe eso, y que no quiere entrar en ninguna compañía, ni que la contraten para hacer<br />
giras para no tener que <strong>de</strong>jar a su hijo, al que está entregada en cuerpo y alma. Ella no dice nada<br />
pero sigue enamorada <strong>de</strong> su marido, por eso nunca sale con nadie, aunque son muchos los que la<br />
preten<strong>de</strong>n, <strong>de</strong>ntro y fuera <strong>de</strong>l local. Él lo sabe porque a veces la ha seguido, porque le gusta, porque<br />
le intriga y porque la quiere, aunque ella lo ignore y él, no piense <strong>de</strong>cirselo jamás.<br />
SUS MANOS<br />
La primera vez que vi esas manos quedé prendado <strong>de</strong> ellas. Se encontraban al otro lado <strong>de</strong> una<br />
ventanilla <strong>de</strong> Instituciones Penitenciarias a la que yo me dirigí para presentar una solicitud <strong>de</strong><br />
información. El hecho <strong>de</strong> que me llamaran tanto la atención, unas manos así en un sitio tan<br />
impersonal, tan frío, hizo que <strong>de</strong>jara volar mi imaginación y como siempre he sido un soñador y me<br />
gusta fabular <strong>de</strong>cidí no seguir recorriendo con la vista los brazos para ver el rostro <strong>de</strong> la mujer que<br />
las poseía, obligándome a no mirarla. Mientras los largos <strong>de</strong>dos hacían pasar una por una las hojas<br />
que yo aportaba las observé a placer. Bien formadas, <strong>de</strong>licadas, hermosas, con apariencia suave; la<br />
manicura perfecta <strong>de</strong> uñas ligeramente largas y bastante anchas, esmaltadas en brillo, que <strong>de</strong>jaban a<br />
la vista preciosas medias lunas. No eran unas manos blancas que parecían <strong>de</strong> alabastro, no al<br />
contrario, estaban bastante bronceadas y aquella original sortija con forma uves me llamo mucho la<br />
atención, era la primera vez que veía una así, tan rara, no tenía forma <strong>de</strong> anillo, en vez <strong>de</strong> ser<br />
redonda estaba formada solo por ángulos, picos que le daban una apariencia incomoda y sin<br />
embargo ella la llevaba con tal naturalidad que parecía formar parte <strong>de</strong> esas manos.<br />
Después <strong>de</strong> comprobarlo todo, fue estampando el sello en cada uno <strong>de</strong> los documentos aportados,<br />
con gesto automático, con fuerza, produciendo un sonido seco que me hizo salir <strong>de</strong> mis<br />
ensoñaciones, a continuación me entregó un justificante <strong>de</strong> la entrega y pulsó el interruptor para que<br />
pasara el siguiente.<br />
Tardé unos segundos en reaccionar. Ella dijo adiós, buenos días para animarme a <strong>de</strong>jar libre la
ventilla.<br />
En varias ocasiones a lo largo <strong>de</strong> ese día me sorprendí pensando en las manos <strong>de</strong> la <strong>fun</strong>cionaria<br />
que me había atendido y no pasó mucho tiempo antes <strong>de</strong> que empezara a imaginar historias en las<br />
que ellas y la mujer que las poseía cobraban vida.<br />
Empezó como un juego, cuando estaba aburrido o quería inhibirme <strong>de</strong> mi trabajo, para relajarme<br />
me recreaba en esas historias, ponía rostro a la mujer y sobre todo intentaba imaginar el tacto <strong>de</strong><br />
sus manos en mi piel, la leve caricia <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>dos paseándose por mi cuerpo, recorriendo todos los<br />
rasgos <strong>de</strong> mi cara, introduciéndose <strong>de</strong>spacio entre mi cabello y con suavidad <strong>de</strong>scribiendo círculos<br />
con las uñas en mi cabeza, como si me hiciera caracolas con el mi. El masaje me excitaba y tenía<br />
que poner veto a mis ensoñaciones.<br />
Poco a poco y sin darme cuenta aquellas manos preciosas que solo pu<strong>de</strong> ver unos minutos<br />
empezaron a obsesionarme. Volví a coger los lápices que tuve que rescatar <strong>de</strong>l maletín en el que<br />
habían permanecido por años, en el altillo <strong>de</strong> un armario, durmiendo el sueño <strong>de</strong>l olvido y las<br />
dibuje. En mil posiciones, relajadas, crispadas, reposando sobre una mesa como cuando las conocí,<br />
unidas, esperando, separadas, expresando sorpresa, dispuestas a acoger, exigentes, con los puños<br />
cerrados, dando amor, vacías, expectantes, nerviosas... Su estudio me resultó inagotable, dotándolas<br />
<strong>de</strong> vida, pero al final me cansé <strong>de</strong>l dibujo y volví a imaginar historias en las que ellas eran la<br />
principal protagonista.<br />
Me llegó una carta <strong>de</strong> Instituciones Penitenciarias y para mi aquel sobre supuso una alegría tan<br />
enorme, que cualquiera podía pensar al ver la ilusión con la que lo abrí que se trataba <strong>de</strong> la más<br />
esperada comunicación <strong>de</strong> amor. Nada más alejado <strong>de</strong> la realidad, solo me indicaban que no habían<br />
podido encontrar nada en los archivos <strong>de</strong> Madrid <strong>de</strong> la persona cuyo informe solicitaba, pero que<br />
seguirían buscando en las provincias que yo mencionaba, que si podía aportar algún dato más que lo<br />
unirían a mi expediente.<br />
Busque <strong>de</strong>nodadamente entre las viajas carpetas <strong>de</strong> mi padre cualquier indicio que pudiera<br />
servirme para situar a mi abuelo y conseguí un par <strong>de</strong> fechas y la referencia a otra ciudad,<br />
encontrando así la excusa perfecta para volver a aquella ventanilla.<br />
Había mucha gente esa mañana soleada y primaveral esperando su turno en la segunda planta <strong>de</strong>l<br />
edificio, yo tenía <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> mí más <strong>de</strong> treinta números y al fondo <strong>de</strong> la sala se abrían las<br />
ventanillas, como agujeros <strong>de</strong>l abismo. Hombres y mujeres se situaban al otro lado <strong>de</strong>l mostrador;<br />
en la que me atendieron la vez anterior ahora había un hombre, lo que me produjo una gran<br />
<strong>de</strong>silusión. ¿Y sí hoy no había venido la mujer <strong>de</strong> las manos hermosas? ¿Podía ser que no me tocara<br />
con ella? Lo mismo la habían trasladado y ya no trabajaba allí... Montones <strong>de</strong> preguntas sin<br />
respuesta surgían en mi mente, como piedras que me golpeaban la cabeza produciendo dolor, temor,<br />
<strong>de</strong>sasosiego, mientras con la mirada ansiosa intentaba localizar a la mujer <strong>de</strong> mis sueños.<br />
Tardé veintiséis número en reconocer que ella no estaba. Que la había perdido para siempre.<br />
Cuando llegó mi turno me sentía triste, sin esperanza mientras una señora joven con rostro<br />
agradable me saludo al aproximarme a la ventanilla. Yo no tenía animo para nada, sin embargo, ella<br />
era tan amable, incluso pareció mostrar interés cuando escucho mi historia, que me fui rehaciendo<br />
poco a poco <strong>de</strong> mi <strong>de</strong>silusión.<br />
Cuando cogió el escrito que yo le ofrecía las vi. Eran sus manos, las mismas manos que tantas<br />
veces imagine, las protagonistas <strong>de</strong> mis fantasías, las que llenaban mi nueva carpeta <strong>de</strong> dibujos a<br />
lápiz, carboncillo y sanguina; las que me hicieron imaginar mil y una historias; las que había amado<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> verlas; las manos más bellas que haya podido imaginar. No había duda,<br />
a<strong>de</strong>más su sortija lo confirmaba. Yo casi había perdido el habla. Nada tenía que ver el rostro afable<br />
<strong>de</strong> aquella mujer con el que mi mente había forjado. Al <strong>de</strong>volverme la copia <strong>de</strong>l papel sellada<br />
nuestras manos se rozaron y sentí una agradable sensación que me recorrió entero.<br />
– Tiene usted unas manos preciosas, señoritaaaaa...<br />
– Lour<strong>de</strong>s. Muchas gracias, a mi también me gustan. Que tenga un buen día y hasta<br />
pronto.<br />
– Gracias. Adiós.<br />
17/10/07.
Juncal Gonzalo Herrero<br />
juncalgh@hotmail.com<br />
Hace Calor En La Habitación
Lidia Castro Hernando<br />
castrohernando@gmail.com<br />
CRASO ERROR<br />
Eran hijas <strong>de</strong> la misma madre (y aunque no es importante, <strong>de</strong>l mismo<br />
padre). Mellizas. Sin embargo si algún distraído encontraba semejanzas<br />
era porque no las conocía como nosotras.<br />
Una permanecía siempre sobre los rieles <strong>de</strong> una búsqueda que<br />
consi<strong>de</strong>raba <strong>de</strong> antemano, interminable. Sus preguntas ansiosas tejían<br />
todo tiempo vacío. Recelosa, le or<strong>de</strong>naban el espacio en que<br />
acostumbraba moverse. Había aprendido que las respuestas no eran<br />
importantes, que los signos <strong>de</strong> interrogación eran el único combustible<br />
vital, y observaba como águila cada <strong>de</strong>talle para atraparlo y hacerlo<br />
suyo. Pero no era lo que se dice una neurótica. Era una mujer <strong>de</strong><br />
preguntas y <strong>de</strong> señales. Preguntas que monótonas, dulcificaban los<br />
oídos como si los <strong>de</strong>más fuésemos Ulises amarrados al mástil.<br />
La hermana tenía todas las respuestas y las segurida<strong>de</strong>s. Se cuestionaba poco,<br />
sabía mucho. Su saber era inagotable y siempre asombroso. Casi no hablaba;<br />
creíamos que en insomnio constante, se alimentaba sólo <strong>de</strong> libros. Con el tiempo la<br />
<strong>de</strong>scubrimos tímida, hasta vergonzosa. En su mundo parecía no existir el miedo. La
confianza serena que sentía, tranquilizaba los ánimos revoltosos.<br />
Ambas eran bellas, cada una a su manera. Las dos reían con soltura. Según <strong>de</strong>spués lo<br />
<strong>de</strong>mostraron, eran dóciles ante el cariño y fuertes ante las contrarieda<strong>de</strong>s. Tantos años <strong>de</strong> amistad<br />
nos habían permitido saber, fácilmente, quién era quién.<br />
Un día apareció él, mucho más joven que los <strong>de</strong>más, un sabihondo <strong>de</strong> dudas y, para <strong>de</strong>cirlo<br />
poéticamente, “interminable <strong>de</strong> penas y caricias refrenadas”. Las conoció al unísono como a un<br />
dueto <strong>de</strong> violín y cello. Aceleraron su respiración y su pensamiento. Nosotras fuimos testigos.<br />
Como fuertes tentáculos, sus brazos ajustaron dos cinturas hacía tiempo, vacías. Para qué <strong>de</strong>cirlo,<br />
otros hubieran querido conquistarlas, pero ninguno era lo bastante para cualquiera <strong>de</strong> ellas.<br />
El nuevo no podía elegir una presa y soltar la otra. A<strong>de</strong>más, creemos que nunca le importó<br />
distinguirlas. Las <strong>de</strong>jaba hablar, interrumpiéndose entre sí, entusiasmadas por el hecho <strong>de</strong> ser<br />
escuchadas sin apuro. No parecieron recordar las tantas ocasiones en que Juan y Raúl lo habían<br />
hecho. La ilusión <strong>de</strong>l enamoramiento, pensamos. Respondía preguntas interminables <strong>de</strong> una y<br />
buscaba respuestas en la otra. El <strong>de</strong>stino había preparado para él, nos confiaba, la plenitud ansiada<br />
por todo hombre. El cielo y la tierra. La serenidad y la inquietud. La pasión y la frialdad. Aunque no<br />
sabía cuál era cuál. No era importante, pensaba. Craso error.<br />
De pescador se convirtió poco a poco en carne <strong>de</strong> anzuelo.<br />
Observamos <strong>de</strong>sconcertadas cómo ambas comenzaron a compartir el calor <strong>de</strong> su cuerpo, la<br />
expresividad intencionadamente silenciosa <strong>de</strong> su mirada, el tiempo que se les hacía corto a su lado,<br />
la escucha paciente y la palabra acertada. Nada parecía impedir el flujo suave en ese triángulo.<br />
Nosotras éramos tres comadronas comentando los laberintos <strong>de</strong> la nueva relación.<br />
De a poco, los lugares <strong>de</strong> encuentro se convirtieron en propiedad conjunta. Los tres empezaron a<br />
habitar un lugar al que llamaron hogar.<br />
Hasta que él hizo la primera pregunta a quien no tenía ni quería tener respuestas y, sin pru<strong>de</strong>ncia,<br />
<strong>de</strong>spertó dudas en quien no las poseía. Mala <strong>de</strong>cisión en un momento erróneo. Estábamos ahí. Nadie<br />
respiró: el tiempo se nos hizo interminable.<br />
Por una semana <strong>de</strong>jamos que el ambiente se pacificara. Según los rumores que<br />
‘corrieroncomoliebres’, las hermanas <strong>de</strong>scubrieron casi sin buscarlo, que una caricia entre ellas les<br />
<strong>de</strong>spertaba la misma sensación que las <strong>de</strong> él. No lo pensaron dos veces. Lo echaron sin piedad.<br />
Derrotado, el siguió su camino <strong>de</strong> hembras.<br />
Biografía: nací en la Capital Fe<strong>de</strong>ral <strong>de</strong> Argentina, pero soy ciudadana por adopción <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1985<br />
<strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Mar <strong>de</strong>l Plata en la costa Atlántica. Soy Lic. en Psicología <strong>de</strong> la Universidad<br />
Nacional <strong>de</strong> Buenos Aires y Master en Psicoterapia Gestáltica y Análisis Transaccional por la<br />
Universidad <strong>de</strong> Houston, Texas, U.S.A. Tengo un Doctorado en Filosofía, becada por la misma<br />
universidad. Fui periodista-corresponsal en los tiempos en que sólo había cámaras <strong>de</strong> 35 mm y<br />
había que mandar el material por correo. He recorrido todo el mundo tres veces. Empecé a escribir<br />
crónicas periodísticas y cuando me mudé a esta ciudad redacté un Manual para profesionales con<br />
mis experiencias psicológicas; comencé en el 2001 a escribir cuentos cortos. He publicado un<br />
libro: "LA CAJA NEGRA" y estoy preparando otro mientras escribo una novela. He colaborado en<br />
18 antologías cooperativas y en cuatro antologías por elección <strong>de</strong> la Ed. Dunken. Recibí el 1º<br />
premio <strong>de</strong> la Municipalidad <strong>de</strong> General Pueyrredón y <strong>de</strong>l Círcxulo Mé y dos premios <strong>de</strong> España.<br />
Pertenezco a ocho foros <strong>de</strong> escritura por la Web, tengo dos blogs propios y soy correctora y<br />
cuentistan en tres revistas <strong>de</strong> Latinoamérica. Me apasiona la lectura y el teatro: soy actriz <strong>de</strong> teatro<br />
in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace ocho años y participé en diez obras escénicas, en algunas como<br />
dramaturga.
Pamela Janet Rodríguez Piminchumo<br />
Escritora y poeta peruana. Mi nombre Pamela Janet<br />
Rodríguez Piminchumo, nací el 5 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1983, en<br />
Lima-Perú. Estudios académicos en los institutos: superior<br />
IESTP diseño y comunicación, instituto <strong>de</strong> formación y<br />
asesoramiento profesional INFAP-ND. Cursos <strong>de</strong> li<strong>de</strong>razgo,<br />
e idiomas, estudios musicales <strong>de</strong> guitarra. Actualmente<br />
pertenezco a la escuela literaria <strong>de</strong>l sur-red <strong>de</strong> escritores y<br />
escritoras por el alba, Círculo Latinoamericano <strong>de</strong> Escritores y a la sociedad internacional <strong>de</strong> poetas,<br />
escritores y artistas.(Sipea-Perú). Corresponsal <strong>de</strong>l programa Diversos No Perversos <strong>de</strong> RNV<br />
ACTIVA- <strong>de</strong> VENEZUELA. Creadora <strong>de</strong> irrealida<strong>de</strong>s. Difusora <strong>de</strong>l colectivo cultural poético y<br />
musical. Colaborando en revistas literarias virtuales como artesanales: Revista digitales Cinosargo,<br />
Delirium Tremens, y La maquina d escribir <strong>de</strong> Perú, la fanzine <strong>de</strong> España y Papirando <strong>de</strong> Argentina.<br />
Al pueblo<br />
Empalada, hice<br />
<strong>de</strong> mi vida un sen<strong>de</strong>ro<br />
una mano en la pedriza.<br />
Juraría, que he sangrado,<br />
montando en nácar<br />
el sol <strong>de</strong> mi pueblo,<br />
portando en la senda<br />
reposando, a mi diestra<br />
voluntad, gracia y fuerza<br />
y en una pizca <strong>de</strong> sal<br />
un leve toque <strong>de</strong> arresto.<br />
No manosees el brote in<strong>de</strong>fenso<br />
porque entre hierbas seca da brillo<br />
como ante la yesca al fin <strong>de</strong> la vida<br />
al fuego se arriesga<br />
ya ar<strong>de</strong>, ya tiembla;<br />
A subversión <strong>de</strong> quiméricas,<br />
aviva un equinoccio para el brío<br />
recorre una brizna,<br />
<strong>de</strong> la última ofensiva<br />
trae esfuerzo<br />
¡Oh!, mi pueblo más puro y más sereno<br />
un rayo <strong>de</strong> dolor <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l pecho.<br />
Cruel paleta <strong>de</strong> colores<br />
y sangre en las ver<strong>de</strong>s pra<strong>de</strong>ras<br />
enflorará el valor en el <strong>de</strong>sierto,<br />
en esta futilidad <strong>de</strong> gobiernos.<br />
¿Qué historia cruel recitara la metralla?<br />
para pelear guerra mercenaria….<br />
En el foso raíces exhortadas<br />
Venciendo el silencio agobiado<br />
broto un día la lengua eterna <strong>de</strong> mi antepasado;<br />
En<strong>de</strong>ble tallo, que se congela en un bostezo<br />
por un mísero traidor rastrero.<br />
Ruda es la fraga<br />
<strong>de</strong> la que emerge la campana,<br />
liga <strong>de</strong> color rojo puro<br />
y <strong>de</strong> blanco, dócil y ligero;<br />
la llevó clavada entre el puño y la frente en alta<br />
pues no optó por el silencio<br />
artilugio que no es remedio<br />
marea alta y mar a<strong>de</strong>ntro<br />
para re<strong>de</strong>scubrir las ganas sublevadas<br />
cara-cara al horizonte<br />
a la espera <strong>de</strong> la madrugada.<br />
Persistente Duelo<br />
Y yo persisto, con los rayos el duelo,<br />
por aquel momento irrepetible <strong>de</strong> tu vida.<br />
Para rencores íntimos, pues, mira,<br />
ya no hablan los troncos con su savia fría;<br />
y quisiera empezar un simple día,<br />
como crecer en paz hacia el sol <strong>de</strong> los cielos.<br />
Palpar la tierra a raíces hambrientas tu recuerdo,<br />
cobrando fuerzas, en sus músculos mo<strong>de</strong>stos.<br />
Mareas serpenteadas<br />
<strong>de</strong> este aire y este suelo,<br />
con su leve horizonte sin <strong>de</strong>seos;<br />
Vestida <strong>de</strong> apóstol<br />
pru<strong>de</strong>nte hasta el hastío<br />
encomiéndame en secreto<br />
irremediable eucarístico;<br />
En la visita <strong>de</strong> su adiós,<br />
<strong>de</strong> su brisa consumada,<br />
<strong>de</strong> su carta aflora un dogma,<br />
un estigma para mi estancia.<br />
Creo, fue un arcángel,<br />
en un tiempo creciente...<br />
…menguante, <strong>de</strong> dígitos ausentes<br />
que al tocar el suelo se <strong>de</strong>svanecen.<br />
Mientras tanto /espero /<br />
tallar un séptimo sello<br />
nos encontraremos padre con el horizonte pleno.
Pilar Ugarte Muñoz<br />
piliuh@hotmail.com<br />
Nacida en Madrid, en enero <strong>de</strong> 1950. Casada y con dos hijas; asesora <strong>de</strong> seguros y ceramista.<br />
Escribe <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el 2003. Tertuliana y socia <strong>de</strong>l Colectivo Literario Tirarse al Folio. Escribe cuento,<br />
relato y novela.<br />
Dos coediciones (2004-2005 y 2005-2006) <strong>de</strong> relatos <strong>de</strong> la tertulia “Juntaletras” <strong>de</strong> la que formaba<br />
parte. Mención especial en el Concurso <strong>de</strong> Cuentos Taurinos “El Albero”, en Quito. Accésit en el<br />
Certamen “Villa <strong>de</strong> Garrucha” y <strong>de</strong>l celebrado en Torrevieja “Una imagen en mil palabras.”<br />
Publicada en las revistas digitales Sicenelmedio, abretelibro, Aenigma. Un relato seleccionado por<br />
editorial Ábaco en el libro recopilatorio “Pequeños gran<strong>de</strong>s cuentos”. Coedición con el grupo La<br />
Parisiena <strong>de</strong>l libro “Encuentros en la Parisiena”. Microrrelato incluido en la primera edición <strong>de</strong><br />
Relatos en Ca<strong>de</strong>na promovido por la Ca<strong>de</strong>na Ser y Escuela <strong>de</strong> Escritores. Colaboraciones<br />
ocasionales en las revistas Ars Creatio, Color Albero y Miscelánea <strong>de</strong> la Literatura y <strong>de</strong> manera<br />
habitual en Papirando. Así mismo en la revista TAF. Edición <strong>de</strong>l cua<strong>de</strong>rno literario “Tiempo <strong>de</strong><br />
Escarcha.” “Palabras al viento”, antología <strong>de</strong> relatos publicado por Ediciones Oblicuas en 2010.<br />
Ocho por Diez recopilatorio coral con el colectivo TAF. Primer premio en el certamen “Una imagen<br />
en mil palabras.” En 2011 publicación <strong>de</strong> la coedición <strong>de</strong> “Madrid entre Líneas”<br />
Pilar Por Pilar:<br />
Soy miembro <strong>de</strong> la Asociación <strong>de</strong> Escritores y Artistas. Pertenezco al<br />
Colectivo Literario “Tirarse al Folio” Una vez a la semana nos<br />
reunimos en una tertulia en la que se leen, corrigen y comentan los<br />
trabajos propuestos; con una selección <strong>de</strong> estos trabajos, anualmente<br />
editamos un libro coral, presentado en un Centro Cultural y a cargo <strong>de</strong><br />
una figura relevante <strong>de</strong> las letras. También hacemos vistas a<br />
exposiciones, excursiones y comidas. Regularmente invitamos a la<br />
tertulia a otros escritores para que compartan sus textos y experiencia<br />
con nosotros. Editamos la revista digital TAF y periódicamente<br />
publicamos una colección <strong>de</strong> Cua<strong>de</strong>rnos Literarios.<br />
Acudo regularmente a entregas <strong>de</strong> premios, presentaciones <strong>de</strong> libros y<br />
lecturas.<br />
Estoy inscrita en un taller literario en el que se leen, comparan y<br />
comentan textos.<br />
Soy socia <strong>de</strong>l Grupo Arte y Cultura con el que visito dos veces por<br />
semana museos, iglesias, conventos, palacetes… Como no todo va a ser letras, voy a una clase para<br />
apren<strong>de</strong>r a bailar Tango, que también es un bien cultural Patrimonio <strong>de</strong> la Humanidad.
LA VIDA ES ROSA<br />
Despierta Rosa cuando el sol se acuesta y la<br />
noche golpea su ventana; una ventana mínima,<br />
triste, con vistas a un edificio tan <strong>de</strong>slucido<br />
como el suyo, encajonado en una calle oscura,<br />
sin salida.<br />
Tampoco a ella le quedan <strong>de</strong>masiadas opciones,<br />
el <strong>de</strong>spiadado espejo se encarga <strong>de</strong> recordárselo<br />
a diario; las bodas <strong>de</strong> oro, conmemoradas el<br />
otoño anterior, no son más piadosas, aunque <strong>de</strong><br />
esos cincuenta años ejerciendo la prostitución<br />
no reniega; por eso, cuando pone el pie un paso<br />
más allá <strong>de</strong>l portal <strong>de</strong> su casa, sigue siendo Vida.<br />
<strong>Le</strong> gusta el sexo; lo <strong>de</strong>scubrió con el novio adolescente que la <strong>de</strong>sfloró entre aromas <strong>de</strong> poleo,<br />
tumbados en los juncos que ribeteaban el río. Poco tiempo pasó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquél atar<strong>de</strong>cer primaveral,<br />
hasta que <strong>de</strong>jó el pueblo. La capital ofrecía un mundo multicolor <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s para una mocita<br />
bien plantada; los hombres se volvían a su paso cimbreante, la piropeaban alabando su exuberancia,<br />
la guapura lozana <strong>de</strong>l rostro pícaro, la gracia insolente <strong>de</strong> a<strong>de</strong>manes…<br />
A la naturaleza tenía que agra<strong>de</strong>cerle su físico, y a la vida que la hubiese respetado en su espinosa<br />
carrera. Nunca topó con clientes violentos o que se largaran sin pagar el servicio, jamás se enzarzó<br />
con colegas ni <strong>de</strong>pendió <strong>de</strong> chulos. Empezó en el oficio por todo lo alto, en locales <strong>de</strong> postín, en<br />
hoteles <strong>de</strong> categoría, igual que los caballeros que la solicitaban. Pasó <strong>de</strong> vivir <strong>de</strong> pensión a<br />
compartir piso con dos amigas <strong>de</strong> faena, hasta que se encumbró lo suficiente para in<strong>de</strong>pendizarse en<br />
un apartamento coquetón y céntrico.<br />
También tenía que agra<strong>de</strong>cer que conociera el amor; se lo profesaba Serafín, el canoso propietario<br />
<strong>de</strong> un club que se prendó <strong>de</strong> ella sin condiciones, sin afearle su quehacer. La amaba con una pasión<br />
arrebatada que no podía correspon<strong>de</strong>r. Y lo intentó, Dios sabe que lo intentó, aunque nada le<br />
prometió ni él lo <strong>de</strong>mandó. Pero al fin la realidad cayó por su propio peso: no era ella mujer <strong>de</strong> un<br />
solo hombre ni él tenía suficiente fuelle para encandilarla. Nunca <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> ser amigos, sabía que<br />
podía contar con él para todo y eso le hacía sentirse segura. <strong>Le</strong> <strong>de</strong>bía mucho a Serafín, se preocupó<br />
<strong>de</strong> cultivarla, la enseñó a sacar el mejor partido <strong>de</strong> sí misma haciéndola todavía más <strong>de</strong>seable;<br />
también fue su enamorado el que le puso el nombre <strong>de</strong> guerra: Vida; la llamaba así, aseguraba que<br />
le revivía cuando la tenía en sus brazos.<br />
Las hojas <strong>de</strong>l calendario, incongruentemente, no son concientes <strong>de</strong>l paso <strong>de</strong>l tiempo, no entien<strong>de</strong>n<br />
<strong>de</strong> meses ni estaciones y caen indolentes sin aguardar a que sea otoño. Para Vida hace rato que llegó<br />
el <strong>de</strong>clive en forma <strong>de</strong> pliegues ceñidos a la cintura, <strong>de</strong>splomes que arruinan papada, pechos y culo,<br />
arrastrándola sin compasión cuesta abajo en su oficio. Se acabaron los clubes <strong>de</strong> categoría y los<br />
hoteles lujosos y el apartamento coquetón, los taxis… Ahora se conforma con salir cuando la luz se<br />
disipa y subir a un autobús que la <strong>de</strong>ja a las afueras <strong>de</strong> la ciudad.<br />
Su clientela, antaño elegante, en la actualidad se nutre <strong>de</strong> camioneros sudorosos y barrigudos a los<br />
que alivia, sin <strong>de</strong>snudarse, en la cabina <strong>de</strong>l camión o en el retrete <strong>de</strong> la gasolinera; a veces ni<br />
siquiera a cubierto, los apaña a mano o <strong>de</strong> rodillas en cualquier rincón discreto. Cobra poco por los<br />
servicio, lo justo para ir tirando. Pero lo cierto es que no le falta trabajo, tiene buena reputación,<br />
saber hacer y entusiasmo, sigue gozando <strong>de</strong>l trato con hombres, <strong>de</strong> dar placer y recibirlo. <strong>Le</strong> agrada<br />
pensar que gracias a su labor, las novias que llegaron al altar inmaculadas fueron muchas, también<br />
las esposas que vieron aparecer a sus maridos <strong>de</strong> buen humor, sosegados y, quizás, hasta se libraron<br />
<strong>de</strong> un pescozón, y tales conjeturas le hacen sentirse satisfecha.<br />
Regresa al barrio con la luna en retirada. En el portal queda Vida y sube Rosa las escaleras, sin<br />
prisa, que las piernas varicosas ya pesan, y se acuesta cuando el sol <strong>de</strong> mediodía asoma a su triste, a<br />
su mínima ventana sin más vista que el edificio <strong>de</strong>slucido.<br />
FIN
EL DESTINO ES CIEGO<br />
Jacinto acciona la palanca <strong>de</strong>l elevador plateado y<br />
apila las cajas <strong>de</strong> cartón gris sobre la estantería<br />
metálica. Todo en él es gris. Según contaba su<br />
di<strong>fun</strong>ta madre, cuando le tuvo en brazos por<br />
primera vez pensó que estaba muerto, o a punto<br />
dé, porque tenía la piel cenicienta, igual que los<br />
ojos. No mejoró con la edad, apenas daba los<br />
primeros pasos y el pelo empezaba a crecer<br />
revelándose <strong>de</strong> un color in<strong>de</strong>finido hasta terminar<br />
en un blanco nebuloso. Pasó por el colegio como una sombra, <strong>de</strong>l mismo modo que en el trabajo<br />
anodino que <strong>de</strong>sempeña en el almacén. Des<strong>de</strong> que tuvo uso <strong>de</strong> razón sus amaneceres son plomizos<br />
aunque luzca el sol. Y no se <strong>de</strong>be a su talante que, aún siendo silencioso y comedido, no se le pue<strong>de</strong><br />
tildar tajantemente <strong>de</strong> triste, simplemente parece un espectro. A pesar <strong>de</strong> su carácter dulce, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
siempre la gente por la calle le mira con recelo, incluso quienes le conocen muestran un innegable<br />
rechazo hacía su persona, se sienten incómodos, los intimida y las conversaciones cesan, las risas se<br />
congelan en los labios… Está resignado Jacinto, cuatro décadas intentando cambiar su sino le han<br />
agotado el fuelle y arrastra como una inmerecida con<strong>de</strong>na su soledad y <strong>de</strong>sánimo, por eso sus<br />
amaneceres son aciagos aunque brille el sol.<br />
Libre <strong>de</strong>l guardapolvo impersonal, atar<strong>de</strong>ce, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre, con una luz mortecina al salir <strong>de</strong>l<br />
trabajo; la incipiente penumbra le confiere una apariencia fantasmal, se <strong>de</strong>sdibuja en el paisaje<br />
inhóspito <strong>de</strong>l polígono industrial <strong>de</strong>solado, mudas las naves <strong>de</strong> hormigón, candadas las puertas<br />
metálicas… Y Jacinto camina cansino, con la mirada lánguida, hacia la parada <strong>de</strong>l autobús; le ve<br />
llegar al doblar la esquina, no se apresura, ¿para qué? nada ni nadie le espera en la casa.<br />
Del bus <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> un solo viajero, una mujer <strong>de</strong> mediana edad con gafas oscuras que levanta la<br />
cara, como olfateando. Duda qué dirección tomar y finalmente tantea con el bastón antes <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cidirse. Avanza en dirección a Jacinto, que parado la observa con curiosidad; no es guapa, aunque<br />
su aspecto es agradable. Mueve los labios al son <strong>de</strong> los pasos in<strong>de</strong>cisos. Extien<strong>de</strong> el bastón frente a<br />
ella, golpea el aire y se <strong>de</strong>tiene consternada.<br />
-Señorita, ¿necesita ayuda?- se acerca solícito.<br />
-He <strong>de</strong>bido extraviarme- respon<strong>de</strong> con la voz angustiada y el gesto sorprendido - No reconozco los<br />
olores ni las distancias, <strong>de</strong>bería estar frente a mi portal, he dado los pasos contados. Qué torpeza la<br />
mía, iba distraída y… Me he pasado <strong>de</strong> parada, ahora me doy cuenta; ya me parecía un trayecto<br />
<strong>de</strong>masiado largo.<br />
La mujer se encoge <strong>de</strong> hombros quitándole importancia al inci<strong>de</strong>nte.<br />
- Me llamo Esperanza, ¿Y tú?<br />
-Jacinto. Jacinto, para servirla- respon<strong>de</strong> intimidado.<br />
-Encantada. No suelo hablar con <strong>de</strong>sconocidos pero, no sé, tu voz es dulce, me inspira confianza.<br />
¿Podría acompañarme hasta la parada <strong>de</strong>l<br />
autobús? Estoy algo <strong>de</strong>sorientada, la verdad.<br />
Sonríe <strong>de</strong> un modo encantador y extien<strong>de</strong> la<br />
mano buscado el contacto. Él la observa<br />
fascinado, se <strong>de</strong>ja enlazar el brazo y la guía<br />
suavemente.<br />
Un rezagado rayo <strong>de</strong> sol se abre paso<br />
débilmente en la penumbra, atar<strong>de</strong>ce como<br />
siempre, aunque algo en su interior le dice que<br />
hoy no será lo mismo. Y quizá mañana…<br />
FIN
JUGADA MAESTRA<br />
(Relato Corto)<br />
El estri<strong>de</strong>nte timbre <strong>de</strong> la puerta induce a Sergio a ovillarse en el sofá; las manos crispadas, se<br />
aferran al asiento. Un nuevo timbrazo, más dilatado que el primero, le provoca un terror<br />
incontrolable que intenta eludir replegándose aún más, escondiendo la cabeza entre los brazos.<br />
Quien llama, insiste terco. Con el corazón en la boca, incapaz <strong>de</strong> soportar la incertidumbre, resuelve<br />
enfrentarse a ella. Atisba por la mirilla. El pasillo está a oscuras y, <strong>de</strong> nuevo, flaquea su ánimo y se<br />
arruga amedrentado en un rincón <strong>de</strong>l recibidor.<br />
-Es él- balbucea-. Seguro que es él.<br />
Necesita cerciorarse y se obliga a mirar otra vez. La luz <strong>de</strong> la escalera se encien<strong>de</strong> súbitamente y<br />
Sergio da un respingo; al otro lado <strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong>scubre a un tipo barbudo, con chaqueta <strong>de</strong> cuero y<br />
un gorro <strong>de</strong> lana calado hasta las cejas. Mira tercamente hacia abajo, a algo que hay en el suelo o<br />
que lleva en la mano, y tuerce la boca con gesto <strong>de</strong> fastidio.<br />
-Un arma- conjetura cuchicheando Sergio-, tiene una pistola, un cuchillo… En el momento que<br />
abra intentará abalanzarse sobre mí para liquidarme.<br />
El extraño <strong>de</strong>saparece <strong>de</strong> su campo <strong>de</strong> visión y el corredor se queda lúgubre, silencioso y solitario.<br />
Es listo, piensa Sergio, preten<strong>de</strong> que crea que se ha marchado. Pero no va a engañarme, estoy<br />
sobre aviso. Tendrá que hacerlo mejor si quiere pillarme.<br />
Se frota las manos, congratulado por lo bien que ha manejado la situación, y es al separase cuando<br />
se percata <strong>de</strong>l sobre que el <strong>de</strong>sconocido ha <strong>de</strong>bido meter por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la puerta, y espera ser<br />
recogido <strong>de</strong>l suelo. Pone su nombre y dirección. Sin sello. Se carcajea <strong>de</strong> su propio miedo; el tipejo<br />
sólo era un mensajero, nada más, concluye alborozado y <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> ignorarlo.<br />
Pero… ¿qué dirá el mensaje? Se pregunta intranquilo mirándolo con aprensión, aunque sin<br />
animarse a leerlo.<br />
Intenta distraerse con la televisión y, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el sillón, sus ojos vuelven una y otra vez a posarse en<br />
el sobre blanco, en las letras negras alineadas cual reguero <strong>de</strong> hormigas agoreras, letales. Tiembla al<br />
pensar que pueda tratarse <strong>de</strong> otro paso más <strong>de</strong>l malévolo juego.<br />
“Recuerda que eres la víctima”, certificaba el primero que recibió por correo electrónico.<br />
-¿Por qué yo?- tecleó entonces, pulsó a enviar y esperó en ascuas la respuesta, que no tardó en<br />
llegar:<br />
-Así es el juego. Te ha tocado. Elegiste libremente…<br />
Y bien que le pesa, se recrimina por enésima vez.<br />
Entró en aquella maldita página por azar, trasteando en el or<strong>de</strong>nador una noche <strong>de</strong> insomnio.<br />
Sufría muchas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que cortó con Ángela; le <strong>de</strong>jó, sería más correcto, harta <strong>de</strong> soportar sus celos<br />
injustificados y las <strong>de</strong>presiones posteriores al reconocer que no tenía motivos, que la causa era su<br />
carácter posesivo y manipulador, su inseguridad. Juraba que sería la última bronca, que se<br />
enmendaría, pero reincidía. Verda<strong>de</strong>ramente la tenía <strong>de</strong>sesperada; los días cordiales no eran<br />
suficientes para compensarla <strong>de</strong> los arrebatos iracundos que, sin venir a cuento, le asaltaban. Ella<br />
no pudo más con la in<strong>de</strong>fendible situación y puso tierra <strong>de</strong> por medio. Terminaron mal, muy mal.<br />
Cuando Ángela le abandonó el<br />
mundo se le vino encima; <strong>de</strong> nada<br />
sirvieron las llamadas, los regalos,<br />
sus ruegos… Resignado, llenó su<br />
vida con el trabajo, la televisión y<br />
el or<strong>de</strong>nador. Se involucró,<br />
atolondradamente, en aquel juego<br />
que prometía emociones, acción al<br />
límite, y él estaba necesitado <strong>de</strong><br />
ambas para paliar su soledad y<br />
<strong>de</strong>sidia.
La cita se concertó en un pub <strong>de</strong> copas <strong>de</strong>l extrarradio. Llegó temprano, se acomodó en la barra,<br />
pidió un güisqui y pasó revista a los parroquianos, no <strong>de</strong>masiados: dos parejas acarameladas en un<br />
rincón discreto, una mujer que miraba impaciente el reloj, tres hombres charlando animadamente en<br />
el extremo <strong>de</strong>l mostrador… A la hora convenida, siguiendo las escuetas indicaciones recibidas por<br />
Internet, se dirigió al punto <strong>de</strong> encuentro: la salida <strong>de</strong> emergencia. Un individuo enorme, con<br />
aspecto <strong>de</strong> matón <strong>de</strong> película <strong>de</strong> serie negra, sin pronunciar palabra le condujo al interior <strong>de</strong> un local<br />
anexo al bar.<br />
El recinto olía a humo <strong>de</strong> tabaco, a alcohol rancio y humedad; estaba en penumbra, iluminado<br />
apenas por la bombilla mortecina que proyectaba un mísero haz <strong>de</strong> luz amarillento sobre una mesa<br />
redonda, con cartulinas alineadas en el tapete rojo. Des<strong>de</strong> las sillas, distribuidas junto a la pared y a<br />
buena distancia unas <strong>de</strong> las otras, únicamente las puntas <strong>de</strong> los cigarrillos moviéndose<br />
esporádicamente <strong>de</strong>jaban entrever poco más que los labios <strong>de</strong> los fumadores. El escolta le indicó un<br />
asiento, y salió.<br />
Nada revelaba el sexo ni la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> los asistentes, sólo la <strong>de</strong>l hombre que hablaba emboscado<br />
en la oscuridad y que se presentó como el coordinador, aunque él presumió que había alguna mujer;<br />
le <strong>de</strong>lataba un aroma tenue a perfume que, curiosamente, le resultó familiar.<br />
Serían seis los jugadores, explicó el organizador, tres sabuesos, un policía, el ejecutor y la víctima,<br />
papeles que se asignaron eligiendo cada cual una <strong>de</strong> las cartulinas, al azar. ¿Cómo podía él imaginar<br />
que en el reverso <strong>de</strong> aquel cartón, inocente en su blancura, se escondía una sentencia?<br />
Acabada la reunión salieron <strong>de</strong> uno en uno, a intervalos <strong>de</strong> cinco minutos. Al llegar su turno<br />
pretendió remolonear por la puerta, pero el tipo forzudo le avivó para que se alejara <strong>de</strong>l callejón; ni<br />
siquiera le permitió volver a entrar al pub pretextando que estaban a punto <strong>de</strong> cerrar, y no le perdió<br />
<strong>de</strong> vista hasta que cruzó la calle, siguió hasta don<strong>de</strong> estaba aparcado el coche, y arrancó.<br />
Perturbado por cómo se había <strong>de</strong>sarrollado el <strong>de</strong>sconcertante encuentro, quiso <strong>de</strong>sligarse <strong>de</strong>l juego y<br />
mandó un email a quien actuaba <strong>de</strong> policía, su único contacto. La respuesta fue tajante: “Todo está<br />
en marcha. Contigo o sin ti, el <strong>de</strong>senlace será el previsto. Eres la víctima, y yo el único que podría<br />
ayudarte.” No aclaraba como, omisión que, en lugar <strong>de</strong> tranquilizarle, le creo aún más dudas.<br />
Decidió borrarlo, no volver a conectarse a Internet, y se propuso firmemente olvidarse <strong>de</strong>l maldito<br />
juego.<br />
Y trató <strong>de</strong> hacerlo, hasta que el conserje <strong>de</strong> su edificio le interceptó cierta mañana para<br />
comunicarle que alguien andaba indagando sobre él; lo <strong>de</strong>scribió como un señor educado, bien<br />
vestido, sin rasgos peculiares “…y pierda cuidado, don Sergio, ya sabe usted que yo soy una tumba,<br />
no voy hablando por ahí <strong>de</strong> unos y otros” añadió ufano. Lo mismo sucedió en el trabajo, aunque, a<br />
<strong>de</strong>cir <strong>de</strong> la recepcionista se trataba <strong>de</strong> un joven, guapo y dicharachero. Los sabuesos le tenían<br />
localizado. Él, a su vez, <strong>de</strong>cidió <strong>de</strong>volverles la jugada plantándoles cara; regresó al local <strong>de</strong> copas,<br />
pero nadie supo, o no quiso, dar referencias <strong>de</strong>l grupo.<br />
De poco le valía recordarse que se trataba <strong>de</strong> un juego, sólo un juego, que no llegarían al extremos<br />
<strong>de</strong> atentar contra su integridad. Se lo repetía machaconamente, sin terminar <strong>de</strong> creérselo.<br />
Y su vida se convirtió en un infierno. Desconfiaba <strong>de</strong> todo el mundo, hasta <strong>de</strong> compañeros y<br />
conocidos. El teléfono se le antoja una herramienta perniciosa. Gritaba <strong>de</strong>scompuesto al sentir una<br />
mano en el hombro y huía <strong>de</strong>spavorido si le paraban por la calle o si se tropezaba, fortuitamente,<br />
con gente que imaginaba sospechosa. Y todos se lo parecían. Lo que más le enervaba era ignorar<br />
cómo, cuándo y <strong>de</strong> qué forma llegaría el golpe fatídico. La paranoia le afectó <strong>de</strong> tal modo, que el<br />
mismísimo jefe <strong>de</strong> personal se percató <strong>de</strong> su estado soliviantado y le aconsejó pedir una baja<br />
temporal.<br />
No estaba mejor en casa; el espacio cerrado le ahogaba, percibía las pare<strong>de</strong>s aprisionándole, las<br />
puertas atrancadas impidiéndole la huída, las ventanas reforzadas… Huir <strong>de</strong> quién, si nadie podría<br />
entrar, se interrogaba y replicaba sin pausa. Aún así, lo comprobaba repetidamente, aunque ni por<br />
esas se aplacaba la <strong>de</strong>sazón que le obligaba a corretear arriba y abajo, a sentarse y levantarse al<br />
momento, a quedarse a oscuras maliciando que le observaban <strong>de</strong>s<strong>de</strong> alguna vivienda vecina para, a<br />
renglón seguido, clausurar persianas, cortinas, y pren<strong>de</strong>r las luces <strong>de</strong> todas las habitaciones.<br />
También barajó la posibilidad <strong>de</strong> acudir a la policía, la <strong>de</strong> verdad, pero sin pruebas, con sus
antece<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>presivos, la baja médica y los ansiolíticos prescritos, su credibilidad valía menos<br />
que nada.<br />
-Y ahora el maldito sobre esperando a que lo abra- vocifera <strong>de</strong>squiciado.<br />
Tiembla cuando, al fin, opta por recogerlo; los <strong>de</strong>dos espasmódicos apenas aciertan a sostener la<br />
nota mecanografiada, lapidaria: “Te veo, aunque te escondas.”<br />
Enloquece Sergio. Buscando cámaras, micrófonos, <strong>de</strong>smantela la casa; vacía armarios, <strong>de</strong>spega<br />
moquetas y empapelado, revisa los cacharros <strong>de</strong> la cocina y los frascos <strong>de</strong>l baño. De pasada, se ve<br />
reflejado en el espejo y se horroriza: las mejillas <strong>de</strong>macradas sin rasurar, los ojos enajenados<br />
hundidos en los párpados hinchados, orlados <strong>de</strong> violáceo. Cuando suena el teléfono se <strong>de</strong>sentien<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong> su patética imagen y chilla <strong>de</strong>saforado. Arranca el cable y se <strong>de</strong>rrumba al suelo llorando entre<br />
libros <strong>de</strong>stripados, ropa a jirones y objetos arrasados. La musiquilla <strong>de</strong>l celular le hace reaccionar; la<br />
pantalla indica un número <strong>de</strong>sconocido y por un momento duda en respon<strong>de</strong>r, pero la <strong>de</strong>sesperación<br />
y el certero pensamiento <strong>de</strong> que únicamente pue<strong>de</strong> tratarse <strong>de</strong> alguien <strong>de</strong> su absoluta confianza, a<br />
quien ha facilitado su móvil, le anima a buscarlo por entre los <strong>de</strong>strozos.<br />
-Ángela, gracias a Dios- grita histérico, sollozando, al reconocer la voz familiar- Me quieren matar.<br />
No sé qué hacer ¡Ayúdame!<br />
Ha prometido ir a verle. Se lo agra<strong>de</strong>ce mil veces, no sabe a quién recurrir. Ella le creerá, es<br />
comprensiva, solidaria... Aguarda ansioso.<br />
¿Por qué ha llamado precisamente hoy, en este momento? Des<strong>de</strong> una cafetería, dice. ¿Y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
siete meses?, se interroga <strong>de</strong> repente y pasea frenético entre el estropicio <strong>de</strong>l suelo, analizando la<br />
situación<br />
¿Quién mejor que Ángela conoce mis costumbres, mi vida? No. No es posible; entré en aquella<br />
página por casualidad. ¿O no? La que siempre manejaba el or<strong>de</strong>nador era ella. Alguna vez<br />
mencionó chats <strong>de</strong> contactos, juegos <strong>de</strong> rol; le encantaban esas cosas. Sí, le gustaban mucho.<br />
No sé. Ya no estoy seguro <strong>de</strong> nada. O sí, porque ella tendría que estar trabajando a estas horas ¡y<br />
menuda es, cumplidora por encima <strong>de</strong> todo! Me odia, lo sé. Entonces… a qué viene correr a<br />
ayudarme sin preguntar nada, sin rechistar siquiera. ¿Y si ella es el ejecutor? Estoy loco. El miedo<br />
me hace <strong>de</strong>svariar; Ángela no es vengativa, me quería. Tampoco es violenta, incapaz <strong>de</strong> matar un<br />
mosquito. Habrá salido a tomar un café.<br />
La gente cambia, se <strong>de</strong>sdice al instante. La hice sufrir. ¿Tanto como para arriesgarse a per<strong>de</strong>r su<br />
bienestar cometiendo un crimen? Impensable. En el laboratorio tiene un puesto magnífico,<br />
reconocida como la químico brillante que es. Aunque el rencor es mal consejero. Y muy peligroso.<br />
Seré un histérico, pero no un mentecato; vienes a matarme, querida mía. Te he <strong>de</strong>scubierto, zanja<br />
empecinado. Olí tu perfume. Te <strong>de</strong>lató, estúpida, es la prueba <strong>de</strong>finitiva. ¿Pensabas que no me iba a<br />
percatar? ¡Error! Y si crees que me vas a encontrar <strong>de</strong>sprevenido, estás lista. Yo daré el primer<br />
golpe.<br />
Lo hace. Suena el timbre. Por la mirilla espía a Ángela. Lleva guantes marrones <strong>de</strong> cuero, una<br />
bolsa sospechosa apretada contra el pecho, y ambos <strong>de</strong>talles le reafirman en su hipótesis. Sergio
escon<strong>de</strong> la mano que empuña el cuchillo, y abre.<br />
<strong>Le</strong> franquea la entrada y cierra la puerta a su espalda.<br />
-Te he traído un regalito- dice Ángela- El remedio que necesitas.<br />
Sonríe, haciendo como que no repara en el caos y el <strong>de</strong>talle afianza la sospecha. Se dispone a sacar<br />
algo <strong>de</strong> la bolsa y aña<strong>de</strong>:<br />
- Ya verás, en un santiamén <strong>de</strong>saparecerán todos tus problemas.<br />
No termina <strong>de</strong> sacarlo, la cuchillada le atraviesa el corazón. Se <strong>de</strong>rrumba Ángela entre cachivaches<br />
y papeles <strong>de</strong>spedazados. Sergio la contempla sin pena, suspirando aliviado.<br />
-Se acabó el juego- musita-. Estoy libre. Bueno, lo estaré en cuanto piense la manera <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sembarazarme <strong>de</strong> ti, perra traidora. ¿Cómo lo habrías hecho tú, listilla? Dejándome aquí hasta que<br />
algún vecino <strong>de</strong>nunciase el mal olor. Seguro. Sencillo y nada comprometido. Lo tenías todo<br />
calculado: justo a la hora que no está el portero para entrar impunemente, sin testigos. Telefonear<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una cabina. Los guantes, por las huellas…<br />
-¿Y qué arma pensabas usar?- insiste en interrogar al cadáver.<br />
No soporta la visión <strong>de</strong>l cuerpo inanimado, la mirada azul congelada en un punto <strong>de</strong>l techo blanco.<br />
Lo cubre con una toalla. Más tranquilo y picado <strong>de</strong> curiosidad, hurga en la bolsa.<br />
-¿Bombones? ¡Una caja <strong>de</strong> bombones! Mi <strong>de</strong>bilidad. Qué bien me conoces, Ángela. Entonces…<br />
¡No es posible! ¿No eras el ejecutor? ¡Dios, qué locura he hecho!<br />
-No es posible- repite <strong>de</strong>sesperado, paseando el salón- Tengo que pensar. Piensa, Sergio, piensa.<br />
Llamo a la policía, eso es, digo que dormía la siesta, que me estaban robando, que la con<strong>fun</strong>dí con<br />
el ladrón… ¿Y si no me creen?<br />
De pronto cae en la cuenta <strong>de</strong> que el juego sigue su curso letal. Se <strong>de</strong>sploma en el sofá atacado <strong>de</strong><br />
pánico, los brazos <strong>de</strong>smayados y los ojos estáticos en la pantalla negra <strong>de</strong>l televisor.<br />
Es <strong>de</strong> madrugada cuando reacciona. Emerge <strong>de</strong>l shock <strong>de</strong>bilitado. Tiene temblores, sudor gélido y<br />
el estómago dolorido. No recuerda cuándo comió por última vez.<br />
La caja <strong>de</strong> bombones se le antoja una tentación irresistible. La <strong>de</strong>stapa con urgencia y los <strong>de</strong>scubre<br />
a cual más apetecible. Duda en la elección; se mete en la boca tres juntos y los engulle con<br />
glotonería infantil. Los <strong>de</strong>gusta complacido, los pala<strong>de</strong>a.<br />
Sorprendido y horrorizado, advierte… ¿cierto regusto a almendras amargas?<br />
FIN
Antece<strong>de</strong>ntes literarios:<br />
Ricardo Gabriel Zanelli<br />
ricardozanelli@hotmail.com<br />
- LA RULETA RUSA DEL TIEMPO (Cuentos, Bs. As., 2004).<br />
- Cuentos y ensayos publicados en revista Cuásar (Bs. As.): “El tiro <strong>de</strong> gracia”<br />
(1er premio 1º Concurso <strong>de</strong> cuento fantástico y ciencia ficción revista Cuásar;<br />
1991); “Un lado <strong>de</strong>l abismo” (1997); “Bioy Casares y la ciencia ficción”<br />
(ensayo; 2005); “La vizcachera” (edición virtual; 2008).<br />
- Cuentos publicados en revista Axxón (Bs. As.): “Veinte años” (2008); “El<br />
principio <strong>de</strong> incertidumbre” (2009); “El portal <strong>de</strong> las mantícoras” (2010); “El<br />
Martincito” (2011).<br />
- Cuentos publicados en revista Papirando (Río Gallegos): “El clásico”; “Los<br />
celos <strong>de</strong> Ícaro”; “Un breviario fantástico”; “Un muerto en la vía pública” (todos<br />
entre 2009 y 2011).<br />
- NAVEGANTES (Cuento) – Publicado por Casa Eolo, España (2011).<br />
- EL ORO CARMESÍ (Cuento) – Publicado por Editorial De los cuatro vientos;<br />
Bs. As.; 2003).<br />
- Mención <strong>de</strong> honor en el Concurso internacional <strong>de</strong> microficción Garzón<br />
Céspe<strong>de</strong>s (España, 2007) (Cuentos “El ansia” y “Asunto concluido”).<br />
- 2º Premio en el Concurso <strong>de</strong> ficciones breves <strong>de</strong> la Fundación Yukio Mishima (Bs. As. 1992), por<br />
el cuento “La única solución posible”.<br />
– Cuentos publicados en diario La Voz <strong>de</strong>l Interior (Córdoba): “El pasajero” y “Reflejarse”<br />
(Ambos en 1991. Ilustraciones <strong>de</strong> Peyró).<br />
LAS BESTIAS DE PAVLOV<br />
Sabía que en Viña <strong>de</strong>l Mar lo llaman el monstruo. Aparentemente por su ferocidad. Pero él se<br />
enfrentaba a uno igual cada vez que se presentaba en vivo. Aunque no pensaba que en esos casos<br />
<strong>de</strong>biera hablarse <strong>de</strong> ferocidad; era otra cosa más bien, pero no alcanzaba a <strong>de</strong>finir qué. Cuando <strong>de</strong>jó<br />
sus estudios <strong>de</strong> psicología para <strong>de</strong>dicarse a su <strong>de</strong>voción por el canto, nunca se imaginó que iba a<br />
enfrentarse a algo semejante. Es <strong>de</strong>cir, hacía años que se presentaba en público a cantar por los más<br />
diversos lugares <strong>de</strong>l mundo, ya fuera solo con su guitarra (“La guitarrita no te va a dar <strong>de</strong> comer”, le<br />
dijo su padre, ofendido por el abandono <strong>de</strong> los estudios universitarios) o con su grupo <strong>de</strong><br />
acompañamiento, y siempre acababa con la misma sensación: la extraña sensación <strong>de</strong> que,<br />
paradójicamente, no había nadie <strong>de</strong>l otro lado <strong>de</strong>l escenario. Había, claro, una multitud, pero nadie<br />
en particular.<br />
Conocía <strong>de</strong> sobra que otros colegas habían experimentado sentimientos similares. Uno incluso<br />
había escrito un disco muy famoso acerca <strong>de</strong> que entre el artista y el público existía una pared<br />
infranqueable. Algunos le daban mayor importancia que otros. Uno le <strong>de</strong>cía: “Voy adon<strong>de</strong> me dice<br />
el manager, hago el numerito, me pongo la camiseta <strong>de</strong> la selección <strong>de</strong>l país don<strong>de</strong> esté (cuando sé<br />
dón<strong>de</strong> estoy), hago un poco <strong>de</strong> circo pa’ lo’ muchacho’, y chau. Para qué te vas a molestar. En todos<br />
lados es igual. Es sólo un trabajo. Otros van a la oficina; yo, subo a cantar”. A él le parecía<br />
<strong>de</strong>masiado pragmática esa actitud y no podía compartirla. Sabía <strong>de</strong> otro que se negaba<br />
rotundamente a cantar los viejos éxitos y se empecinaba en presentar “material nuevo”. “Cantate<br />
una que sepamos todos, che”, le gritaban, casi faltándole el respeto. Él se mantenía en sus trece.<br />
Una vez, harto, hasta llegó a mentir: “No me acuerdo <strong>de</strong> los acor<strong>de</strong>s”. Mentira: era seguro que tenía<br />
pesadillas con esos acor<strong>de</strong>s trillados. Sea como fuere, con el tiempo se quedó sin público. Éste<br />
representaba el otro extremo <strong>de</strong>l asunto. Que tampoco era su caso. Sin embargo, a la vuelta <strong>de</strong> los<br />
años, algo in<strong>de</strong>finible había ido surgiendo en su interior. In<strong>de</strong>finible, sí, pero que podía resumirlo en<br />
una simple pregunta: ¿Había alguien allí, más allá <strong>de</strong>l escenario? ¿O sólo había ese monstruo
innombrable? “¿Para quién canto yo entonces?”, se había preguntado, años ha, otro colega, muy<br />
famoso.<br />
Él, como artista, sabía que se <strong>de</strong>bía a su público. Pero el público, ¿escuchaba realmente lo que les<br />
cantaba? El “respetable”, como le dicen en la península, pagaba<br />
una entrada y él vivía <strong>de</strong> esa entrada, pero el respetable, ¿iba al<br />
show a oír su propuesta artística, o sólo asistía a una suerte <strong>de</strong> rito<br />
cada vez que él se presentaba, como quien va a misa, <strong>fun</strong>cionando<br />
las canciones (las que sabemos todos, no las otras) <strong>de</strong> manera<br />
análoga a las consignas <strong>de</strong>l sacerdote que los fieles <strong>de</strong>ben<br />
respon<strong>de</strong>r con fórmulas preestablecidas? ¿Por qué, si no, cuando<br />
tímidamente estrenaba canciones <strong>de</strong> cada nuevo álbum, sus<br />
seguidores aplaudían, con respeto, sí, pero también con<br />
impaciencia, esperando las canciones “<strong>de</strong> siempre”, esas “que<br />
sabemos todos y que po<strong>de</strong>mos cantar”. Era como si dijeran: “Dale,<br />
che, que no tenemos ganas <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r; danos la nueva dosis <strong>de</strong><br />
más <strong>de</strong> lo mismo que vinimos a buscar y para eso pagamos la<br />
entrada que, ya que estamos, no son precisamente baratas”.<br />
Llegó a pensar que, en el fondo, no tenía necesidad <strong>de</strong> seguir<br />
editando discos nuevos. Para qué iba a esforzarse a escribir nuevas<br />
canciones que iban a ser casi seguramente <strong>de</strong>spreciadas, salvo una<br />
o, con mucha suerte, dos. Al final, era mejor, más fácil, presentar<br />
todos los años un “Gran<strong>de</strong>s éxitos” perpetuo, con una o dos<br />
canciones nuevas por vez, sobre todo para calmar a esos inútiles<br />
gruñones <strong>de</strong> los críticos. A<strong>de</strong>más, por otra parte, ahora encima se<br />
“bajaban” las canciones <strong>de</strong> Internet.<br />
Sí, muy bien, pero todo eso iba en sentido contrario <strong>de</strong> su instinto<br />
artístico. Si seguía así, prefería terminar tocando en bares <strong>de</strong> mala muerte para dos o tres <strong>de</strong>lirantes<br />
que apreciaran realmente su arte y no en esos coliseos mo<strong>de</strong>rnos que son los estadios <strong>de</strong> fútbol, ante<br />
hordas enar<strong>de</strong>cidas <strong>de</strong> fanáticos. Porque ésa era la palabra: fanáticos. En el peor <strong>de</strong> los sentidos.<br />
Todas estas cuestiones estaban trastornándolo y ahora dudaba seriamente <strong>de</strong> continuar con su<br />
carrera artística o, al menos, con sus presentaciones en vivo. Pero, en caso <strong>de</strong> que así fuera, no<br />
<strong>de</strong>seaba retirarse sin antes haber revelado el enigma que lo atormentaba. Es <strong>de</strong>cir, la recurrente<br />
pregunta: ¿Había alguien allí? ¿O sólo existía el monstruo colectivo, un inefable <strong>Le</strong>viatán <strong>de</strong>l siglo<br />
XXI?<br />
Decidió entonces realizar un experimento y para ello recurrió a lo que había aprendido en su paso<br />
por las aulas <strong>de</strong> la carrera <strong>de</strong> Psicología. Conocía <strong>de</strong> sobra el famoso experimento aquel en que<br />
daban <strong>de</strong> comer a unos perros y hacían sonar una campana. Así, repetidas veces hasta que,<br />
eventualmente, la campana sonaba pero la comida ya no estaba allí. Comprobaron entonces lo que<br />
se llamó reflejos condicionados, ya que los animales corrieron presurosos a buscar la comida ahora<br />
ausente al oír el tañido <strong>de</strong> la campana. Él iba a realizar una nueva versión <strong>de</strong>l experimento. Pero las<br />
bestias iban a ser otras.<br />
Debía realizar tres conciertos en otros tantos días en una ciudad turística. Había mucha expectativa<br />
por su presentación. Él también estaba ansioso. Porque probablemente fueran sus últimos<br />
conciertos.<br />
En el primero <strong>de</strong> los tres shows arrancó, previo aviso, con canciones inéditas. “Pertenecen a mi<br />
nuevo álbum”, anunció. Interpretó cinco. Como siempre, hubo una mezcla <strong>de</strong> silencio respetuoso y<br />
tímidos aplausos. Al cabo <strong>de</strong> la quinta canción, podía palpar la ansiedad en el aire. La ansiedad <strong>de</strong><br />
las canciones conocidas, las que sabemos todos, <strong>de</strong>l plato favorito. Podía sentir que la saliva fluía en<br />
las fauces <strong>de</strong> las hordas, <strong>de</strong>l monstruo. Sonrió ahora, casi con malicia. Miró a sus músicos, haciendo<br />
un movimiento casi imperceptible con su cabeza. Entonces comenzó a rasgar en la guitarra el<br />
primer acor<strong>de</strong> -sol mayor- <strong>de</strong> su “hit” más conocido, el que habitualmente usaba en los bises.<br />
Cuando las hordas lo reconocieron, el monstruo, la bestia, <strong>de</strong>spertó. Comenzaron los gritos, los
aullidos histéricos, las luces <strong>de</strong> los encen<strong>de</strong>dores, los aplausos rabiosos. Se sintió tan <strong>de</strong>scorazonado<br />
que repitió, según su plan, varias veces el acor<strong>de</strong>, pero <strong>de</strong>sganadamente. Al fin, ante otro gesto<br />
imperceptible a sus músicos, bruscamente cambiaron <strong>de</strong> acor<strong>de</strong>, <strong>de</strong> ritmo y <strong>de</strong> canción, otra canción<br />
inédita. El griterío, los aullidos, se calmaron. Los encen<strong>de</strong>dores se apagaron. Ahora lo que podía<br />
palpar en el aire era el <strong>de</strong>sconcierto <strong>de</strong>l monstruo: la comida, el banquete, el festín anunciado por la<br />
campana, por el acor<strong>de</strong>, se había esfumado.<br />
Satisfecho y entristecido, pero inquieto, <strong>de</strong>sgranó en total tres nuevas canciones, una <strong>de</strong> las cuales<br />
duraba casi diez minutos e incluía sofisticados arreglos instrumentales. Fue en esta canción que se<br />
<strong>de</strong>jaron oír los primeros silbidos.<br />
Miró ahora a sus músicos y rasgó nuevamente el acor<strong>de</strong> mágico. Entonces el rito se repitió: los<br />
gritos, los aullidos, los encen<strong>de</strong>dores. Incluso ahora voló alguna lencería femenina. Un poco <strong>de</strong><br />
feromonas nunca viene mal para <strong>de</strong>spertar los instintos. Pero volvió sobre sus pasos, rasgó <strong>de</strong> la<br />
guitarra con rabia y cambió <strong>de</strong> acor<strong>de</strong>, <strong>de</strong> ritmo, e incluso <strong>de</strong> repertorio, porque ahora anunció que<br />
interpretarían versiones <strong>de</strong> temas ajenos. Pero, claro, según el plan, nada conocido. Ninguna que<br />
sepamos todos. Ignotas, aunque bellas, canciones <strong>de</strong> aún más ignotos músicos <strong>de</strong> quién sabe dón<strong>de</strong>.<br />
La impaciencia no tardó en brotar. Los chiflidos aumentaron, unos cuantos encen<strong>de</strong>dores aterrizaron<br />
sobre el escenario. Una botella <strong>de</strong> whisky, vacía, también. Volvieron los aullidos pero no ya <strong>de</strong><br />
placer sino <strong>de</strong> rabia, <strong>de</strong> frustración. Pudo ver con alarma que los efectivos <strong>de</strong> la policía encargados<br />
<strong>de</strong> contener a las hordas a duras penas podían lograr su cometido. Hasta sus músicos comenzaron a<br />
preocuparse. El baterista y el bajista, cercanos entre sí en el escenario por su <strong>fun</strong>ción rítmica,<br />
murmuraban si no sería mejor tocar lo que quería el público. “Si, total, no cuesta nada darles con el<br />
gusto y es más fácil para nosotros”. Mientras, el guitarrista lí<strong>de</strong>r, en la otra punta <strong>de</strong>l proscenio,<br />
empujaba con el pie a uno que había sorteado el cerco policial y había logrado subir. El tecladista, al<br />
fondo, intentó por su cuenta iniciar una canción conocida pero él lo fulminó con la mirada. Nada ni<br />
nadie iba a violentar su criterio artístico. Al fin y al cabo, era el autor <strong>de</strong> todas, pero todas las<br />
canciones. “Si no les interesa lo nuevo que vengo a ofrecerles, entonces uno <strong>de</strong> los dos está <strong>de</strong><br />
más”, pensó para sí. Es <strong>de</strong>cir, era él o la bestia. Una cuestión <strong>de</strong> vida o muerte.<br />
Al fin, muertos <strong>de</strong> miedo, iniciaron otra canción inédita. Ya había pasado más <strong>de</strong> una hora <strong>de</strong><br />
concierto. Los gritos inundaron el lugar, hubo aullidos<br />
espantosos y las botellas <strong>de</strong> whisky vacías habían<br />
reemplazado <strong>de</strong>finitivamente a los encen<strong>de</strong>dores. Por<br />
tercera vez se había anunciado la comida, el banquete,<br />
el festín y, por tercera vez también, se había<br />
escabullido. La paciencia <strong>de</strong>l monstruo se había<br />
acabado. Los policías estaban siendo masacrados sin<br />
piedad y un olor nauseabundo comenzó a pudrir el<br />
aire. El guitarrista lí<strong>de</strong>r ahora repartía guitarrazos a<br />
diestra y siniestra para no entregar el lado débil <strong>de</strong>l<br />
escenario. La bestia estaba <strong>de</strong>satada.<br />
Su libertad artística estaba siendo sido<br />
irrevocablemente ultrajada, pero la visión <strong>de</strong>l horror<br />
casi instintivamente lo llevó a rasguear una vez más el<br />
acor<strong>de</strong> bendito, ese que la bestia reconocía y que la<br />
calmaba. Hubo un silencio ahora. Al primer acor<strong>de</strong> le<br />
siguió el segundo, luego el tercero. El milagro iba<br />
tomando forma. Algunos encen<strong>de</strong>dores volvieron a<br />
pren<strong>de</strong>rse. El guitarrista lí<strong>de</strong>r pudo <strong>de</strong>jar las<br />
escaramuzas y <strong>de</strong>dicarse a tocar. A pesar <strong>de</strong> algunos<br />
estertores aislados, el monstruo parecía estar<br />
aplacándose. El olor nauseabundo <strong>de</strong>sapareció y en su<br />
lugar arreció la lencería, en todas sus variantes. Había
ahora un olor más agradable. Por lo menos en comparación con el otro. Cuando llegó el estribillo,<br />
las hordas parecían un coro <strong>de</strong> ángeles borrachos entonándolo, pero entonándolo al fin.<br />
Cuando la canción terminó, la bestia no pareció saciarse ni mucho menos y pidió más sacrificios<br />
para el gran banquete. Él miró a sus músicos, que ahora hasta se animaban tímidamente a sonreír.<br />
Uno <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> otro, interpretaron todos sus éxitos. Siete en total. Al final, la bestia parecía estar<br />
saciada, hastiada, pero siempre queda un lugar para más comida. Pidió más, pidió bises. El griterío<br />
era ensor<strong>de</strong>cedor. Con lágrimas en sus ojos, menos <strong>de</strong> alegría que <strong>de</strong> dolor, hizo un gesto a sus<br />
músicos dando a enten<strong>de</strong>r que la próxima canción la iba a interpretar él solo. Pidió al público<br />
silencio e increíblemente lo obtuvo. Comenzó entonces con la canción que había abortado a<br />
propósito dos veces y que habían interpretado finalmente para evitar la carnicería. Hubo algunos<br />
gritos pero otros los hicieron callar. Entonó con infinita tristeza su última canción. Cuando terminó,<br />
hizo señas al público para que permanecieran en silencio. Dejó la guitarra en su soporte, tomó el<br />
micrófono y preguntó:<br />
-¿Hay alguien ahí?<br />
Hubo primero un silencio eterno. Luego, el estadio se vino abajo. Aullidos, gritos inhumanos,<br />
refriegas. Vítores, pedidos <strong>de</strong> nuevos bises, pero <strong>de</strong> las canciones <strong>de</strong> siempre, y un “pogo”<br />
estremecedor <strong>de</strong>l monstruo que hicieron que todo temblara alre<strong>de</strong>dor. Sintió íntimamente que la<br />
respuesta al enigma resonaba con claridad, a pesar <strong>de</strong>l pan<strong>de</strong>monium.<br />
Sin <strong>de</strong>cir palabra y sin agra<strong>de</strong>cimientos vanos, giró sobre sí, saludó uno por uno a sus músicos y<br />
luego se perdió <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l escenario. Después los otros cuatro lo imitaron. Inútilmente reclamaron<br />
su regreso, con mayor o menor violencia.<br />
Eventualmente, los dos shows siguientes fueron cancelados. Sin fecha.
Rolando Revagliatti<br />
revadans@yahoo.com.ar<br />
Rolando Revagliatti nació en 1945 en la ciudad <strong>de</strong> Buenos Aires, la<br />
Argentina. Publicó en soporte papel un volumen que reúne su dramaturgia,<br />
dos con cuentos y relatos y quince poemarios, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la breve antología<br />
poética personal “El Revagliastés” y “Revagliatti – Antología Poética”, con<br />
selección y prólogo <strong>de</strong> Eduardo Dalter. Sus libros cuentan con ediciones<br />
electrónicas disponibles en http://www.revagliatti.net. Sus 185 producciones en<br />
vi<strong>de</strong>o se hallan en http://www.youtube.com/rolandorevagliatti -<br />
“LA COMADREJA”<br />
Vestido lucí anoche<br />
y no es que sea eso todo<br />
lo que un ganapán es capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>sear<br />
También<br />
transarme al hijo <strong>de</strong>l medio<br />
<strong>de</strong>l Ministro <strong>de</strong> Asistencialismo<br />
y Equiparación Social<br />
Desnudo lucí por la mañana<br />
y no es que sea eso todo<br />
He dicho<br />
Y me arrepiento:<br />
porque lo dije tanto<br />
que ahí se me vienen esos bichos<br />
<strong>de</strong> este libro <strong>de</strong> las Maravillas<br />
y me comen.<br />
“LA CAMPANA DE CRISTAL”<br />
Antes <strong>de</strong> dimitir he sido discernible<br />
para unos pocos indispensables iniciados<br />
Iniciadores<br />
surcaron mi mordaza.<br />
“LA PIPA DE KIF”<br />
En este libro <strong>de</strong> lona<br />
crea un circo<br />
En este circo crea<br />
y administra<br />
su libro<br />
18 poemas en la arena.
“EL PERFUME”<br />
En sus almacenes<br />
conquistado<br />
se sabe <strong>de</strong> esa luna<br />
por la que <strong>de</strong>spi<strong>de</strong><br />
EL TIEMPO COMO<br />
con<strong>de</strong>nsada<br />
el alma<br />
En la cima<br />
<strong>de</strong> la luna <strong>de</strong> su alma<br />
aún<br />
no olía.<br />
Aldo Enrici<br />
enrici_20@hotmail.com<br />
LA MIRADA ABSUELTA.<br />
Excurso a partir <strong>de</strong> la exposición fotográfica <strong>de</strong>l grupo<br />
belleza”.<br />
Una Muñeca Rusa:<br />
“ esa<br />
Aldo Enrici[1]<br />
Los muebles <strong>de</strong>l <strong>de</strong>partamento eran antiguos<br />
y sin duda hermosos, pero lo<br />
que llamó la atención <strong>de</strong> mi amigo fue una muñeca rusa.<br />
Adolfo Bioy Casares<br />
La presente composición trata <strong>de</strong> ensayar una escritura, nunca <strong>de</strong>l todo clara, -admito-, acerca la<br />
absolución <strong>de</strong>l tiempo en la fotografía, a partir <strong>de</strong> la muestra “Esa Belleza” presentada por las<br />
cuatro artistas[2] resi<strong>de</strong>ntes en la ciudad <strong>de</strong> La Plata (Argentina) que componen el colectivo Una<br />
Muñeca Rusa. El nombre <strong>de</strong>l grupo remite a las Muñecas Rusas o muñecas anidadas,<br />
matryoshka, matrioshka, babushka o “muñecas rusas” simplemente[3] (Matryoshka Doll, 2000).<br />
La muestra, al menos su nombre fotográfico, está inspirada en el discurso <strong>de</strong> John Berger<br />
y Marc Trivier. Se trata <strong>de</strong>l escrito Esa Belleza, un incurso referido al mundo estético <strong>de</strong>l<br />
escultor suizo Alberto Giacometti, cuyos cuerpos estilizados y consi<strong>de</strong>rablemente fibrosos,<br />
como huidos <strong>de</strong> un holocausto son enormemente inmunes, escapan <strong>de</strong> la materialidad, se<br />
purifican, <strong>de</strong>vienen esculturas, a la vez que <strong>de</strong>smesuradamente <strong>de</strong>lgados y hasta<br />
sublimes o inspiradores <strong>de</strong> placer permiten reconocerlo en el dolor ajeno como<br />
experiencia <strong>de</strong> la naturaleza (Sa<strong>de</strong>, 2004). En estas páginas, John Berger se sumerge en
el mundo <strong>de</strong>l escultor Alberto Giacometti a través <strong>de</strong> la mirada intimista y perspicaz <strong>de</strong>l<br />
fotógrafo Marc Trivier. Giacometti y Trivier parten en busca <strong>de</strong> una zona <strong>de</strong> experiencia en<br />
la que el acto <strong>de</strong> mirar equivale a un encuentro. O dicho <strong>de</strong> otro modo: no ofrecen<br />
testimonio <strong>de</strong> una presencia sino <strong>de</strong> un movimiento común <strong>de</strong> acercamiento, <strong>de</strong> mirada a<br />
lo extraño. No <strong>de</strong>jan tras <strong>de</strong> sí el gesto <strong>de</strong> unos pasos <strong>de</strong>cididos sino <strong>de</strong> la tensión; la<br />
tensión <strong>de</strong> las piernas, <strong>de</strong> una mirada, <strong>de</strong> una lengua, <strong>de</strong> una atención, <strong>de</strong> una soledad.<br />
Berger hace una reflexión sobre la sensibilidad, o el conjunto <strong>de</strong> interruptores que se<br />
“activan” al mirar alguna cosa, o un pequeño cúmulo <strong>de</strong> recuerdos, o <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos.<br />
Giacometti y Trivier van en busca <strong>de</strong> una zona <strong>de</strong> experiencia en la que el acto <strong>de</strong> mirar<br />
equivalga a un encuentro. Dicho <strong>de</strong> otro modo: no ofrecen testimonio <strong>de</strong> una presencia<br />
sino <strong>de</strong> un movimiento común <strong>de</strong> acercamiento (Berger, 2005). En la exposición <strong>de</strong> Una<br />
Muñeca Rusa con la constancia <strong>de</strong> la sencillez se advierte cómo en cada foto hay una<br />
mujer que se absuelve con la mirada, como a partir <strong>de</strong> su propia aura, en cuanto lejanía<br />
pero a<strong>de</strong>más hay un gran hostigamiento en el tiempo que cae sobre la foto, y la foto que<br />
parece durar ante el tiempo.<br />
Un rechazo a nuestros sentidos.<br />
Nosotros, en cuanto seres circulantes, que habitamos este yermo terráqueo <strong>de</strong> apariencia<br />
llana y <strong>de</strong> geografía esférica no conseguiríamos complicar a nadie al <strong>de</strong>cir que somos<br />
seres circulantes, pues en su mayoría estamos convencidos <strong>de</strong> eso. La calificación<br />
muestra la satisfacción con que se reconoce que el traslado ha sido una más que<br />
interesante jugada para elogiar los modos en que el hombre estuvo embebido en<br />
migraciones, precarizado por asentarse, o dispuesto al envite <strong>de</strong> los vientos, los olores, el<br />
cansancio pío <strong>de</strong> la ausencia <strong>de</strong> propiedad privada.<br />
En cuanto circulantes, hemos vuelto la vista a la cámara, miramos como si hubiese una<br />
cámara fotográfica en condiciones <strong>de</strong> hacernos durar y <strong>de</strong> absolvernos <strong>de</strong>l tiempo. Es por<br />
ello que su concepto <strong>de</strong> tactilidad tampoco tiene que ver con su acepción vulgar, sino que<br />
remite a un dominio <strong>de</strong> “sinestesia <strong>de</strong> sentidos” (Berger, 1972). Su imagen <strong>de</strong>l<br />
coleccionista como una persona con sentido sensorio está entramada con la experiencia<br />
quebrantada y yuxtapuesta <strong>de</strong> la vida mo<strong>de</strong>rna, que contrasta con el modo <strong>de</strong> recepción<br />
<strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> arte en sentido tradicional, en tanto objeto <strong>de</strong> culto, en el cual aparece como<br />
infranqueable la distancia entre su existencia y la <strong>de</strong>l espectador. Sandra Val<strong>de</strong>ttaro<br />
sostiene que Walter Benjamin se interesaba por la transformación <strong>de</strong> la pMientras esta<br />
recepción distanciada <strong>de</strong>riva en un uso elitista <strong>de</strong>l arte, la reproducción técnica anula esa<br />
distancia permitiendo un consumo <strong>de</strong>sacralizado.ercepción y la experiencia en la esfera<br />
artística y la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la experiencia aurática primordial <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> arte, pero su<br />
exploración estaba emplazada en un contexto más amplio que consistía en un examen<br />
concreto <strong>de</strong> la producción <strong>de</strong> las imágenes, urbano y en materiales <strong>de</strong> construcción<br />
(Val<strong>de</strong>ttaro 1999-2000). Sólo proporcionaría placer estético, emoción subjetiva, una<br />
reconciliación o un rechazo a nuestros sentidos y un tramo <strong>de</strong> algo que emana y fluctúa
entre nuestra realidad y la fantasía, entre el mundo <strong>de</strong> lo imaginario y el llamado real, un<br />
par <strong>de</strong> ejes que tejen <strong>de</strong> a poco lo real, don<strong>de</strong> sólo se podrá tener un criterio estético por<br />
esa <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za <strong>de</strong> la sensibilidad.<br />
Una relación entre las fotografías.<br />
En justo sumario digamos que la muestra <strong>de</strong> Una Muñeca Rusa se podría conjugar en un<br />
párrafo. Se trata <strong>de</strong> cuatro fotografías, dos <strong>de</strong> ellas dípticos. A punto <strong>de</strong> cortar, una tijera<br />
se propone advertir cavida<strong>de</strong>s con requesón. Posteriormente alguien vestido <strong>de</strong> negro<br />
libera un limón <strong>de</strong>l árbol po<strong>de</strong>roso. Redon<strong>de</strong>ces pretoriales, geometrías en una<br />
campamental corsaria <strong>de</strong> resplan<strong>de</strong>ciente áurea se soltarán en cuatro mujeres. Vuelan<br />
sobre los pelos las aves. Campaña <strong>de</strong> la ciudad para ruedas sobrepujantes. Las ruedas<br />
<strong>de</strong>leitan al verla por su movimiento posible. Esa oportuna “<strong>de</strong>lecheidad” cambia <strong>de</strong><br />
órbitas. Los panes <strong>de</strong>leitan entre sí, todo tien<strong>de</strong> a circular, viento in pictore. Las aves<br />
siguen volando mientras unas gotas <strong>de</strong> limón queman el papel fotográfico a la manera <strong>de</strong><br />
un sol. En este caso hablamos <strong>de</strong> una relación entre las fotografías, pero po<strong>de</strong>mos<br />
preguntar qué guarda cada una <strong>de</strong> ellas en su interior. En su conjunto son un conjunto,<br />
una urbanización. Pero <strong>de</strong>ntro, ya en cada foto, se revelan los puntos <strong>de</strong> relaciones<br />
sociales <strong>de</strong> la percepción, la fenomenología <strong>de</strong> cada foto, el aura como, no una simple<br />
distancia, sino como un ocultamiento <strong>de</strong> algo, pero <strong>de</strong> qué sino <strong>de</strong> una humanidad interior,<br />
<strong>de</strong> un aura humana flotando, que contiene a su copia y que no contiene al hombre mismo<br />
sino a la mujer. El hombre en el interior lleva su copia fiel, una trama muy particular <strong>de</strong><br />
espacio y tiempo. Irrepetible aparición <strong>de</strong> una lejanía por cerca que esta pueda estar.<br />
Hacer las cosas a nosotros mismos es una superación <strong>de</strong> lo irrepetible (Benjamin,2007).<br />
La tortura <strong>de</strong> género. Foto 1
La tijera <strong>de</strong> confección, penetrante, cortará el sostén, cortará la tortura <strong>de</strong>l género.<br />
Mientras esperamos que ocurra pensamos si una punta podría pinchar el cuerpo y, las<br />
gotas <strong>de</strong> sangre, lagrimosas como lágrimas <strong>de</strong> dulce licor, serían un cortejo. Son pechos<br />
<strong>de</strong> mujer. Pechos como corajes. La mujer que nos alimenta imaginariamente en la<br />
i<strong>de</strong>ntificación es primaria. Solo una mujer es ambigua como para mostrar la feroz cuchilla<br />
capaz <strong>de</strong> cortar el nudo, capaz <strong>de</strong> quitarle la vida al <strong>de</strong>seo, aunque capaz <strong>de</strong> darle vida,<br />
pues el sostén sostiene el <strong>de</strong>seo. El <strong>de</strong>seo sería solo eso, ni más ni menos que absolver<br />
la castración <strong>de</strong>l género en ambos sentidos, como género que limita el cuerpo en cuanto<br />
vestimenta, como género distintivo <strong>de</strong> lo femenino, al hacernos volver al pecho<br />
violentamente con esa espada costurera, amiga <strong>de</strong> los <strong>de</strong>dales y las máquinas <strong>de</strong> coser,<br />
tan femenina.<br />
Pero al poco <strong>de</strong> mirar la placa, la tijera no ha cortado aún el sostén, sigue ahí. La<br />
fotografía es la misma. Sólo una fantasía, una proyección, ha provocado mis piernas<br />
débiles, una fantasía ha aflojado mi <strong>de</strong>seo. Ella se libera <strong>de</strong>l sostén, ella se absuelve en el<br />
sostén <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo, pero como espectador no me libero <strong>de</strong>l sostén <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo, <strong>de</strong> ver qué<br />
suce<strong>de</strong>rá cuando caiga el sostén. Estupendo sortilegio haberse imaginado tanto, si el filo<br />
no es más que un gran estímulo fijo, <strong>de</strong> papel, si la foto no muestra movimiento, no corre,<br />
no engaña, no escapa, está siempre igual. Hay algo en la fotografía que recorre el tiempo,<br />
entre el que mira y lo que es mirado. Berger lo examina:<br />
Si aceptamos que po<strong>de</strong>mos ver aquella colina, en realidad postulamos al mismo<br />
tiempo que po<strong>de</strong>mos ser vistos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ella. La naturaleza recíproca <strong>de</strong> la visión es<br />
más primordial que la <strong>de</strong>l diálogo hablado. Y muchas veces el diálogo es un intento<br />
<strong>de</strong> verbalizar esto, un intento <strong>de</strong> explicar cómo, sea metafórica o literalmente, ‛‛ves<br />
las cosas'‛, y un intento <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir como "ve él las cosas" (Berger, 1972, 5).<br />
No miramos solo una cosa, siempre miramos la reciprocidad entre las cosas y nosotros<br />
mismos. Nuestra visión está en continua actividad, en continuo movimiento. Nosotros<br />
aprendiendo continuamente las cosas que se encuentran en una circularidad cuyo centro<br />
es ella misma, nuestra visión y el tiempo que no se parcela en la fotografía, sino que<br />
corre. No se ha <strong>de</strong>sparramado nada, ni los paralelos y mortales asfó<strong>de</strong>los, ni el limón ha<br />
<strong>de</strong>rramado el planteado jugo. No ha ocurrido lo propuesto. Algo vimos entonces en esas<br />
fotografías pero que no se <strong>de</strong>ja ver. En la Edad Media, cuando los hombres creían en la<br />
existencia física <strong>de</strong>l infierno, la vista <strong>de</strong>l fuego significaba seguramente algo muy distinto<br />
<strong>de</strong> lo que significa hoy. No obstante, su i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l infierno <strong>de</strong>bía mucho a la visión <strong>de</strong>l fuego<br />
que consume y las cenizas que permanecen, así como a su experiencia <strong>de</strong> las dolorosas<br />
quemaduras (John Berger, 1972)[4].
El limón y el agrio arrancar. Foto 2.<br />
El imaginario se endurece como un limón verdoso, <strong>de</strong> cáscara impermeable, todavía<br />
inmaduro. Ella lo toma y catará algo agrio, al parecer, como con esfuerzo, como con feliz<br />
náusea. Bebiendo con disgusto el fruto que no gusta, al igual que el limón. Tiene la<br />
aspereza ácida <strong>de</strong> su extracto. Lo primordial, el limón atado al tallo, se retuerce en su<br />
liberación, no en su alimentación. Al arrancar un limón, cuando alguien se atreve a sacar<br />
el jugo <strong>de</strong>l limón las palabras se caen y aflojan. El mundo se va, el portador <strong>de</strong>l néctar<br />
<strong>de</strong>svanece. El sostén <strong>de</strong> la primera foto <strong>de</strong>l díptico ahora, a punto <strong>de</strong> cortarse, pasa al<br />
arresto <strong>de</strong> un limón todavía ver<strong>de</strong> in<strong>de</strong>coroso, que una mano calibra. La cabeza cortada<br />
<strong>de</strong> la cruel mujer, la rama cruzando la cara y los pies, cercenados en la foto, ensor<strong>de</strong>cen<br />
la percepción, con<strong>fun</strong><strong>de</strong>n mutilando el sentido <strong>de</strong> la propuesta. La ropa negra <strong>de</strong> la<br />
muchacha es <strong>de</strong> celebración seria, el limón será cortado o no, pero hay un ritual, una<br />
repetición <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre que lo negro registra, como <strong>de</strong> sepulturera <strong>de</strong> limones.<br />
El limón ha sido cortado. Pero solo vemos el díptico, no el momento <strong>de</strong>l corte. Lo que no<br />
existe es la continuidad en la que se realiza la separación <strong>de</strong>l limón que no es sino una<br />
duración circular <strong>de</strong> lo fijo, la foto eléata, -para los eléatas griegos el cambio no existe-<br />
que transita <strong>de</strong> un extremo a otro. Estamos en la foto cortando el limón, aunque no lo<br />
constatemos. Nuestra visión elabora un sumario entonces. Si hubiera una película <strong>de</strong> la<br />
escena estaríamos seguros <strong>de</strong> algo mucho menos amplio. La película es como la<br />
escritura, que se manifiesta como el guión <strong>de</strong> montaje <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> la imagen fotográfica.
El viento remonta las aves y la gota <strong>de</strong> limón <strong>de</strong>stiñe. Foto 3<br />
El viento libera los pelos <strong>de</strong>l mundo en la tercera foto. Las fotos admirables no engañan.<br />
El que siempre se ha engañado fue el narrador con las fotos. O las fotos no son lo que<br />
vemos sino lo temporalmente transferido a la situación estética. El que no se permite<br />
engañar con la menor complicidad se engaña con la mayor realidad.<br />
El pelo suelto <strong>de</strong> la mujer está libre. Ella, su cabello, que habría sufrido <strong>de</strong> la treta atadura,<br />
ahora está libre <strong>de</strong> él. Vemos antes <strong>de</strong> pensar en muy pocas situaciones. Comúnmente<br />
hay algo pensado que interfiere en la mirada. La fijeza <strong>de</strong> la fotografía permite mirarla con<br />
tiempo, o en el tiempo. Aunque no lleve cambio en el tiempo. Ver lo que no cambia afecta<br />
igualmente el tiempo, al permitirse que cambie la modalidad <strong>de</strong> ver. Se ha visto con mis<br />
ojos lo que se pensaba a partir <strong>de</strong> una imagen.<br />
Ahora el filo <strong>de</strong> la tijera <strong>de</strong> la primera fotografía se disipa en otro filo, el pelo, (philus), en<br />
caprichos frontales <strong>de</strong> armas nobiliarias. Esa tijera, ahora <strong>de</strong> fígaro, soltará los cabellos o<br />
cortará los pelos <strong>de</strong> género que los retenía. Sueños <strong>de</strong> cebada fueron la crin castaña<br />
flotando <strong>de</strong> la empujada librante que la tijera implica. El pelo se va entre pájaros, el<br />
pelambre <strong>de</strong> los sueños se interrumpe con una mancha blanca, una gota <strong>de</strong> limón que<br />
emblanquece en su cara como un sol, <strong>de</strong>stiñendo la pintura negra. Qué es pintar sino<br />
tapar la forma <strong>de</strong>l supuesto dibujo que quedará <strong>de</strong>bajo. La aci<strong>de</strong>z <strong>de</strong>spinta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
pintura hasta el dibujo, los quema, creando una fuga, un blanco interruptor, totalmente<br />
ajeno a la foto, lejos <strong>de</strong> lo racional artístico. La cámara ha apuntado al sol para mostrarlo,<br />
pero lo que se muestra es un ímpetu contrastante. El sol, es el mismo <strong>de</strong> la Caverna <strong>de</strong><br />
Platón. Enceguece y genera contraluz, figuras negras, sombras. Vemos sombras,<br />
solamente el sol se presenta como apertura, el resto resulta velado.
Debemos, en cuanto perceptores <strong>de</strong> sombras, re<strong>de</strong>scribirnos en cuanto a las <strong>de</strong>finiciones<br />
<strong>de</strong>l montaje. Al re<strong>de</strong>finir encontramos que “fotografiar” consiste en retener con un lazo<br />
afinado la expresión interior <strong>de</strong>l movimiento, o escribir es marcar a contraluz las venas <strong>de</strong>l<br />
pensamiento mucho más fluido y memorable. La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que el alma es inmortal y<br />
transmigra proviene <strong>de</strong> los relatos pitagóricos o <strong>de</strong> los matemáticos, como Vladimir Arnold<br />
que entien<strong>de</strong>n que la física explora quietamente el mundo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la humildad experimental<br />
<strong>de</strong> la matemática:<br />
“Mathematics is a part to physics. Physics is an experimental science, a part of<br />
natural sciences. Mathematics is the part of physics where experiments are cheap”[5].<br />
Los matemáticos romantizan con alcanzar la purificación a través <strong>de</strong> rituales ascéticos, en<br />
la creencia <strong>de</strong> la inmortalidad y transmigración <strong>de</strong> las almas, que se encontrarían<br />
encerradas en el cuerpo como en una prisión o caverna platónica. Lo que pue<strong>de</strong> afirmarse<br />
es la inmortalidad <strong>de</strong>l tiempo. No se trata <strong>de</strong> que el tiempo siempre exista, en cuanto a<br />
que el tiempo es condición <strong>de</strong> la existencia. El tiempo dura y permanece como sostén <strong>de</strong>l<br />
cambio. Ese sostén que quiere cortar la tijera <strong>de</strong> la primera fotografía. Los cambios se<br />
realizan en el tiempo y aunque el tiempo cambie, aunque el tiempo vuele, es durable. La<br />
fotografía permanece privada ante el tiempo eterno, o en todo caso se acerca a un<br />
pitagorismo. Dentro <strong>de</strong> una fotografía hay una producción temporal durable aunque no<br />
cinética, sin movimiento. Tendremos que hablar <strong>de</strong> la purificación <strong>de</strong> los cuerpos en la<br />
fotografía, como duraciones en el tiempo, como sometimientos al tiempo, jamás al<br />
hombre;<br />
“esto no quiere <strong>de</strong>cir que antes <strong>de</strong> inventarse la Cámara… pensaran que cada cual<br />
podía verlo todo. Pero la perspectiva organizaba el campo visual como si eso fuera<br />
realmente lo i<strong>de</strong>al” (Berger, 1972, 10).<br />
Los cabellos se fustigan entre sí, se liquidan entre sí. Son dos fotos. Los pelos se fugan,<br />
los pájaros se vuelan, el sol, como lágrima <strong>de</strong> limón se reconoce en que todo es quemado<br />
ante él. La luz hace tenue las verda<strong>de</strong>s, las anochece como el flash <strong>de</strong>ficiente <strong>de</strong> un<br />
fotógrafo <strong>de</strong> casamientos. Hay un <strong>de</strong>seo enigmático <strong>de</strong> la vigilancia, <strong>de</strong> la vigilia lúcida, lo<br />
que está siempre en la vigilia perpetua. Y será entonces, quizás, la exigencia <strong>de</strong>l día<br />
eterno, el recuerdo <strong>de</strong> un mal día <strong>de</strong> verano, don<strong>de</strong> un eclipse solar, nos dio lugar al fin, al<br />
intervalo, a la intermitencia, a la posibilidad humana <strong>de</strong> la privación <strong>de</strong> la narcosis<br />
lumínica. Ya no sentiremos el mundo como fatalidad porque tenemos la pausa <strong>de</strong>l mundo,<br />
una ausencia <strong>de</strong>l mundo abierta al mundo (Pérez Opacak, 2008).<br />
Lo que veíamos era algo relativo que <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong> nuestra posición en el tiempo y en el<br />
espacio. No resulta posible imaginar que todo convergía en el ojo humano, punto <strong>de</strong> fuga<br />
<strong>de</strong>l infinito. Punto <strong>de</strong> convergencia <strong>de</strong>l sentido, todo termina en el ojo. Pero también, y no<br />
es contradictorio, el ojo se fuga por las cosas buscándoles sus tiempos. No solo hay<br />
visibilida<strong>de</strong>s, sino témporo-visibilida<strong>de</strong>s. No es la imagen tiempo lo que buscamos sino el<br />
tiempo en la imagen fija. La imagen quiere <strong>de</strong>tener lo que el ojo no se propone, porque es<br />
un ojo-tiempo. Antes <strong>de</strong> la foto se suponía que había un lugar privilegiado para ver. La<br />
perspectiva no le otorgaba tiempo al ojo.
Entre dos ruedas. Foto 4<br />
La última imagen posa. No posa la mujer parada ante dos ruedas sino la imagen, que no<br />
tiene motivo ni movimiento, a pesar <strong>de</strong> las dos ruedas que por magnificencia roban <strong>de</strong><br />
escena toda otra curva. Se pue<strong>de</strong>n hacer curvas con líneas rectas, eso quiere <strong>de</strong>cirse. El<br />
aura hexagonal, la ventana compuesta <strong>de</strong> sub-ventanas en cuadrículas, el flequillo recto,<br />
<strong>de</strong>terminante, <strong>de</strong> la doncella. No hay intención <strong>de</strong> siluetas blandas. El cuello azul <strong>de</strong> la<br />
muchacha está fuera <strong>de</strong> escuadra, en una armonía tan recta, como para trazar líneas <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sniveles. Los hombros en caída, en <strong>de</strong>sigualdad ante la mirada. No quiere ser vista<br />
ninguna curva. Aunque dos ruedas amenacen con llevarse el cuerpo <strong>de</strong> la foto por<br />
<strong>de</strong>lante, la foto expugna astillas rectas y duras, como dura es la foto. La duración es<br />
vivida por la conciencia. Nada que tenga que ver con el examen <strong>de</strong> la vida y la conciencia<br />
pue<strong>de</strong> ser inactivo ni el análisis pue<strong>de</strong> ser inmóvil, aunque tampoco móvil (Pérez<br />
Gamboa, 2010-2011). Dura o durable, como la foto que no <strong>de</strong>ja ver la rueda ni siquiera<br />
hay tiempo específico, sino que asoma la duración. Tanto el tiempo como el espacio<br />
instauran para la mo<strong>de</strong>rnidad física las grafías puras <strong>de</strong> la sensibilidad, como condición <strong>de</strong><br />
posibilidad <strong>de</strong> todo fenómeno. Esta i<strong>de</strong>a es actualmente absurda: primero, porque concibe<br />
a la percepción como la materia prima <strong>de</strong>l conocimiento (Bergson (1), 2006); segundo,<br />
porque concibe un tiempo similar al <strong>de</strong> la Física: un tiempo sin duración. En Materia y
Memoria, Henri Bergson presenta a la percepción como algo que, sea lo que sea, está<br />
más asociado a las necesida<strong>de</strong>s biológicas <strong>de</strong> supervivencia que a la construcción <strong>de</strong><br />
conocimiento (Bergson (2), 2006) anterior a toda conceptualización. El arte, en general,<br />
no expresa sentimientos sino que los sugiere y los introduce así en una experiencia<br />
personal. Bergson establecerá su propia i<strong>de</strong>a acerca <strong>de</strong> cualidad propia <strong>de</strong> la conciencia:<br />
la duración. Este concepto explica la continuidad <strong>de</strong> los hechos <strong>de</strong> conciencia en tanto<br />
heterogeneidad cualitativa.<br />
Atisbo Conclusivo. La duración <strong>de</strong> la mirada.<br />
Hacemos o vemos como se manifiesta la contorsión <strong>de</strong>l tiempo para durar, los<br />
comentarios contribuyen a la duración, el endurecimiento <strong>de</strong> la fotografía es el fruto <strong>de</strong> la<br />
lectura <strong>de</strong> lo que cambia en lo observado. Olvidar el tiempo, por más fija que resulte la<br />
imagen, tiene que ser un olvido <strong>de</strong> sí para que el manar discursivo persista en su<br />
emanamiento.<br />
Ante una fotografía la mirada se vuelve viajera como no lo fue jamás. Nuestros viajes,<br />
nuestros movimientos, no son eternos, no duran, los viajes se ven en las fotos no en el<br />
viajar mismo. Las fotos mutilan lo que <strong>de</strong>be interpretarse para que el viaje dure.<br />
Giacometti vuelve a estar tan membranoso como un género alisado y apretado al cuerpo<br />
aunque provee la mucosa que absuelve.<br />
El viaje no se hace en el tiempo, el tiempo tiene su madurez en el pasaje, en la esperanza<br />
<strong>de</strong> diálogo <strong>de</strong> toda mirada sobre algo que se ve pero sobre lo que no se ve más aún. Qué<br />
hace el tiempo en una foto, sino mirarse en su duración en cada instante, en cada<br />
comprensión escrita, en el viboreo <strong>de</strong> la mirada, la escritura, el comentario oral.<br />
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Doll.html#ixzz1fVRHZN00<br />
Caro Sánchez Iturbe http://unavalerianaporfavor.blogspot.com<br />
[1] Profesor titular <strong>de</strong> filosofía UNPA, Argentina, categoría <strong>de</strong> investigador 1, evaluador <strong>de</strong> Coneau,<br />
Y Conicet.<br />
[2] El colectivo una muñeca Rura está compuesto por Florencia <strong>de</strong>l Gesso, Muriel Lamarque, Licia<br />
Musacchio y Daniela Neila.<br />
[3] La traducción <strong>de</strong>l inglés al castellano <strong>de</strong>l texto <strong>de</strong> John Berger es responsabilidad <strong>de</strong>l autor <strong>de</strong><br />
este artículo.<br />
[4] Las traducciones <strong>de</strong>l texto <strong>de</strong> John Berger son responsabilidad exclusiva <strong>de</strong>l autor <strong>de</strong> este<br />
artículo.<br />
[5] “La física es una ciencia experimental, parte <strong>de</strong> las ciencias naturales. Las matemáticas son la parte <strong>de</strong> la física en<br />
la que los experimentos son más baratos" .
Barri<br />
pasotriplez@yahoo.es<br />
De “El Triunfo <strong>de</strong>l Amor II”
Chus Canal<br />
chus_canal@yahoo.es<br />
POEMAS A LOS INJURIOSOS Y LOS MENTIROSOS<br />
Poemas a los mentirosos y los injuriosos<br />
aquellos que con sus palabras <strong>de</strong> catetos<br />
hun<strong>de</strong>n la vida <strong>de</strong> las gentes <strong>de</strong> bienes<br />
palabras que escribo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el estupor<br />
<strong>de</strong> las palabras dichas por <strong>de</strong>shonor<br />
Quizás la envidia corroe vuestra alma<br />
la mía esta tranquila y en paz<br />
<strong>de</strong> jame <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir palabras oscuras<br />
a ti que habla porque si<br />
Que suplique nunca lo dije<br />
y me <strong>de</strong>jasteis sola<br />
pero hablasteis <strong>de</strong> una persona sola<br />
Vergüenza os <strong>de</strong>bería <strong>de</strong> dar<br />
pues di y dar<br />
es solo el principio<br />
si plagio era mentira <strong>de</strong> las peores<br />
pues <strong>de</strong> mi pluma salen poemas<br />
que nunca enten<strong>de</strong>réis<br />
y jamas empren<strong>de</strong>réis<br />
Espero <strong>de</strong>jar dicho<br />
que a mi no se me hun<strong>de</strong> como al Titanic<br />
que no os vi a mi lado cuando moría<br />
que solo vi a dos hermanos<br />
y una madre que sufría<br />
espero que se os caiga encima la cara <strong>de</strong> vergüenza<br />
esa sera mi venganza
POEMAS A LA RABIA Y LA IMPOTENCIA.-<br />
Poemas a la rabia <strong>de</strong> las inútiles cosas <strong>de</strong> este mundo<br />
poemas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la impotencia <strong>de</strong>l mundo<br />
sensaciones caídas por el mundo<br />
y olvidadas por el mundo<br />
Don<strong>de</strong> os quedaisteis humanos<br />
sino en los coches <strong>de</strong> segunda manos<br />
en las casas <strong>de</strong> lujos<br />
y las avenidas <strong>de</strong> lujos<br />
A la rabia por la vida y sus duras palabras<br />
van dirigidas mis sensaciones<br />
como almas y no esperanzas<br />
quiero <strong>de</strong>cir que caeré<br />
mas no sola<br />
sola me que<strong>de</strong><br />
sola moriré<br />
pero sola os diré<br />
que la rabia <strong>de</strong> la vida me ataca con cobardía<br />
Allá en mi juventud<br />
que no había caído en la rabia <strong>de</strong> la senitud<br />
<strong>de</strong>je la rabia <strong>de</strong> los días pasar<br />
y caímos y volamos<br />
<strong>de</strong>jarme dicho humanos<br />
que os espera sino hermanos<br />
Que <strong>de</strong>jáis en las miradas<br />
<strong>de</strong> las sensaciones <strong>de</strong> las bajas miradas<br />
arrojo y sinceridad<br />
y mucha maldad<br />
por vuestros semejantes<br />
por vuestros estados olvidados<br />
por la mujer que fui y ame la vida<br />
y la rabia <strong>de</strong>smedida <strong>de</strong> unos pocos<br />
que con sus daños<br />
hicieron muchos daños
POEMAS A LA VIDA.-<br />
A la vida la diría en el <strong>de</strong>venir <strong>de</strong> los días<br />
que quizás una niña caiga cuando sea medidas<br />
<strong>de</strong> lamentos <strong>de</strong> los años y sentimientos <strong>de</strong> los sentidos<br />
poemas a la vida<br />
aquella que en su vida cae como caen las amapolas<br />
Poemas a la vida<br />
vida <strong>de</strong> las vidas<br />
caeremos todos juntos<br />
y volaremos como unidos<br />
Allá a lo lejos<br />
en el firmamento <strong>de</strong> los horizontes<br />
veremos cada día y cada momento <strong>de</strong> las medidas<br />
sensaciones y olores<br />
soy la vida<br />
soy la muerte<br />
soy mariposa herida<br />
por mil lamentos herida<br />
LO QUE DEBI DECIR QUIZAS.-<br />
Lo que <strong>de</strong>bi <strong>de</strong>cir quizas es olvidame, rapaz<br />
en vez <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir te amaba tal cual<br />
y en el camino <strong>de</strong> la vida<br />
encontre un alma mia<br />
menos banal<br />
mas tal cual<br />
Aquel que con sus andares <strong>de</strong> borracho<br />
y sus ojos ver<strong>de</strong> oliva<br />
le dije vuelvo un 7 <strong>de</strong> julio<br />
lo que no dije fue <strong>de</strong> que año<br />
y <strong>de</strong> que siglo
Lo que le oi <strong>de</strong>cir en lamentos<br />
me sujeto a la vida como lamentos<br />
lo que <strong>de</strong>bi <strong>de</strong>cir es te amaba<br />
entre tanto lamentos<br />
y alla a lo lejos en los dias <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sencuentros<br />
Amare y sufrire<br />
y nunca retomare<br />
ni aun en la mas absoluta verdad<br />
aun en la mas absoluta sinceridad<br />
lo que <strong>de</strong>bi <strong>de</strong>cir quizas<br />
es vuelvo a casa<br />
con los mios<br />
sin los tuyos<br />
lo que <strong>de</strong>bi <strong>de</strong>cir quizas<br />
es amar y odiar sea quizas la vida <strong>de</strong> los <strong>de</strong>mas<br />
Luis Ferrarassi<br />
luis_ferrarassi@hotmail.com<br />
Hoy, el General San Martín es riogalleguense<br />
No se si lo han notado pero hay carteles azules en varias <strong>de</strong> las calles <strong>de</strong> la ciudad, ¿los han visto?<br />
<strong>Le</strong>erlos es tan interesante como aquel juego que inventé para entretener a mi sobrino, que consistía<br />
en encontrarle formas a las estatuas <strong>de</strong> la Plaza San Martín.<br />
“A esta le falta la cabeza, tío”, me dijo y sin saber qué respon<strong>de</strong>rle, caí en lo que todos <strong>de</strong>cimos:<br />
“Fueron los nenes malos”.<br />
A 51º37’23.94’’ Sur – 69º12’57.43’’ Oeste se encuentra una plaza. Plaza San Martín. Ex plaza
Mitre. Histórica plaza. Espacio ver<strong>de</strong> al que no le gusta el otoño, aunque le que<strong>de</strong>n bien las hojitas<br />
doradas repartidas, sin un or<strong>de</strong>n aparente, por toda su extensión. Plaza mítica que espera con ansias<br />
una nevada que nunca llega. Una nevada… pero una nevada posta.<br />
Plaza que estuvo encerrada en el pasado y aunque hoy es libre, pi<strong>de</strong> estar encerrada <strong>de</strong> nuevo.<br />
“Las cosas se han puesto difíciles… por no <strong>de</strong>cir jodidas”, me dice.<br />
En la plaza hay un cartel azul. Y en frente al actual Tribunal Superior <strong>de</strong> Justicia. Y en la Casa<br />
España. Y en el Correo. Y en el Complejo Cultural <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> Ramón y Cajal.<br />
Pero más me gusta la Plaza. Me gusta cruzarla en diagonal. Detenerme frente al monumento <strong>de</strong><br />
San Martín y mirar las calles que la ro<strong>de</strong>an. Cada vez que miro alre<strong>de</strong>dor y me encuentro con esos<br />
cuatro muchachos que me miran con curiosidad, preguntándose cuál será mi próximo movimiento,<br />
se me viene a la cabeza esa duda. Muchachos, sí, uste<strong>de</strong>s, los cuatro. Maipú, San Martín, Don<br />
Bosco y Errazuriz, les hago una pregunta: ¿por qué me miran así? ¿Será que soy uno <strong>de</strong> los pocos<br />
que se dio cuenta <strong>de</strong>l error que los atrapó para siempre? Sí, mis queridos amigos, nadie pue<strong>de</strong> dar la<br />
vuelta entera alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la plaza en auto. Hay<br />
alguno <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s que está mal parado. ¿Quién<br />
será? ¿Serás vos, Errazuriz? Me pregunto<br />
cuántos ciudadanos saben quién sos. Si alguno<br />
sabrá que no eras argentino, sino chileno y que<br />
Roca y vos fueron contemporáneos y ambos<br />
bregaban por la hermandad <strong>de</strong> Chile y Argentina.<br />
Plaza San Martín. Tu monumento. Monumento<br />
al que un amiguito mío le <strong>de</strong>scubrió una verdad:<br />
el General San Martín no señala hacia la<br />
Cordillera <strong>de</strong> los An<strong>de</strong>s, sino hacia nuestra<br />
Catedral.<br />
“No, señala a los An<strong>de</strong>s”.<br />
“No, Luis, señala a la Catedral. Si <strong>de</strong> acá, los<br />
An<strong>de</strong>s no se ven”.<br />
A veces me gustaría ser uno <strong>de</strong> esos cuidadores<br />
<strong>de</strong> la plaza, que la acarician con un lado <strong>de</strong> la<br />
escoba y con el otro, escarban entre los ladrillos<br />
para sacarle el barro amorosamente, como el<br />
manicure a una dama. A veces me gustaría ser el<br />
cóndor que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el centro <strong>de</strong> la plaza, observa<br />
atento a la garita <strong>de</strong> los cuidadores como<br />
diciendo: “Hagan su trabajo, che”.<br />
Plaza San Martín, menos mal que no soy turista,<br />
porque sino me hubiera tomado una foto con vos<br />
y ya. Y con un “ya” no me alcanza. Quiero estar<br />
cerca. Por eso me mudé al centro. Abro la<br />
ventana, saco la cabeza como un perro en un<br />
auto y alcanzo a ver tus árboles agitándose al<br />
ritmo <strong>de</strong>l viento. Te veo. Me calma eso. Me calma porque veo que todavía estás ahí, que nadie te<br />
secuestró, que llorás a escondidas y que no querés que te vean hacerlo.<br />
Cuando te visito me doy cuenta que extrañas a tus viejos amigos. Los amigos <strong>de</strong> tu edad ya no te<br />
visitan porque tienen una or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> restricción. Viste cómo es esto: “Nuevos dueños, nueva política”.<br />
Ahora estás ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> pibes que te pintan los bancos, te pisan las flores, te mutilan las estatuas y te<br />
usan <strong>de</strong> escenario para molerse a piñas.<br />
Me dicen que en las plazas <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s importantes <strong>de</strong>l país, al contrario <strong>de</strong> la nuestra, han<br />
caminado gran<strong>de</strong>s personalida<strong>de</strong>s nacionales. ¡Y a mi qué! Nuestra plaza fue recorrida por La<br />
Trifona, Quique, Maseta, el Barón Rotchilds, Panchito, Gamito y Aujier “el político”. Y son <strong>de</strong> acá,<br />
cacho… ¡De acá!
Nunca lo vi al Barón Rotchilds hablando sobre cultura y <strong>de</strong>jando en secreto su proce<strong>de</strong>ncia en la<br />
Plaza <strong>de</strong> Mayo. No lo vi nunca a Gamito, el andaluz, diciendo su característica frase “<strong>de</strong>ja el caballo<br />
correr” en la Plaza Moreno <strong>de</strong> La Plata, mientras, atiborrado <strong>de</strong> alcohol, filosofaba sobre la vida a<br />
su manera. No lo oí al petizo Aujier (más conocido en los bares locales como “El político”) <strong>de</strong>cir:<br />
“pibito, traeme un cafecito” en un bar frontal a la Plaza 25 <strong>de</strong> Mayo, <strong>de</strong> Resistencia, Chaco. Y<br />
menos aún a Quique, mendigar puchos, caminar tambaleante, haciendo gestos obscenos y<br />
escupiendo a la gente frente al Monumento <strong>de</strong> la Ban<strong>de</strong>ra en Rosario. A eso le llamo exclusividad.<br />
Me pregunto si alguna vez, al padre <strong>de</strong> la plaza, el señor Carlos Siewert, se le hubiera ocurrido verla<br />
como está hoy: madura y hermosa. Plaza San Martín. Yo no lo sé, pero estoy casi seguro que el día<br />
que murió su viejo y eterno amigo Walter Roil, un viento azotó las copas <strong>de</strong> sus árboles, llenando<br />
sus veredas <strong>de</strong> hojas secas y la gente, indiferente, <strong>de</strong>cía “otra vez viento”, cuando lo que caían no<br />
eran hojas arrancadas por el viento, sino lágrimas arrancadas por la tristeza.<br />
A veces, cuando la cruzo diagonalmente, me pego una escapadita hasta el puente <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra y miro<br />
si ya habrán vuelto a poner las islas pequeñas con los faros, los castillos milenarios y los barcos en<br />
la lagunita que se formaba allí, tal como estaban en las fotos viejas, pero veo que nada más hay<br />
barro, papeles y hasta botellas vacías.<br />
En fin, hay carteles azules por todas partes que me <strong>de</strong>tengo a leer. Ahí está tu historia, querida<br />
Gallegos, capítulos <strong>de</strong> tu historia.<br />
¡Hey, General San Martín! Vos que cruzaste los An<strong>de</strong>s, no estás en la Catedral Metropolitana, estás<br />
acá, en la plaza, en la ciudad <strong>de</strong> Río Gallegos, Provincia <strong>de</strong> Santa Cruz, República Argentina. Hoy<br />
estás acá, sos riogalleguense. Después <strong>de</strong> todo, el barco que transportó tus restos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Europa a<br />
Argentina es el mismo que, cinco años <strong>de</strong>spués, trajo los materiales y la gente para comenzar a<br />
cimentar nuestra comunidad aquel 19 <strong>de</strong> <strong>diciembre</strong> <strong>de</strong> 1885, el mismo que sale en la ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> Río<br />
Gallegos, el Transporte Villarino. Reclamo el cachito <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho que tenemos sobre tu nombre. Hoy<br />
sos nuestro. Mañana… mañana ya veremos. Uno nunca sabe. Despertamos y <strong>de</strong> a poco nos van<br />
borrando los próceres para imponernos otros.<br />
Carteles azules, capítulos <strong>de</strong> tu historia. Ya quiero leerlos, ya quiero cruzar la plaza en diagonal,<br />
guardar esperanzas <strong>de</strong> que algún día jugaré con los barcos en la lagunita, divertirme con mi sobrino<br />
a encontrarle la vuelta a las estatuas y asomarme por la ventana y chusmear si por fin nevó y si por<br />
fin has vuelto a sonreír.
Juan Pablo Rochín Sánchez<br />
juanpablo_rs4@hotmail.com
PERSONAJES.-<br />
OVEJITA.<br />
OVI.<br />
OVITA.<br />
BURRO.<br />
VAQUITA.<br />
CABALLO.<br />
JOSE.<br />
MARIA.<br />
MIQUEAS.<br />
JUAN.<br />
MARCOS<br />
Jesús Quintanilla Osorio<br />
chusino66@hotmail.com<br />
LA OVEJA EN EL PESEBRE.<br />
OBRA DE TEATRO EN UN CUADRO CON DOS ESCENARIOS.<br />
Al encen<strong>de</strong>rse la luz, ovejita comienza a hablar.<br />
OVEJITA.- Pues aunque no lo crean, queridos nietos, yo estuve en el pesebre la noche en que nació<br />
el Salvador.<br />
OVI.- ¿De veras abuelito? ¿Quieres contarnos como fue?<br />
OVITA.- Si abuelito, por favor…<br />
OVEJITA.- Está bien, les contaré como fue todo… Sucedió hace muchos años.<br />
Las ovejitas se ponen en semicírculo, y entran otros animales: Un burro, una vaquita y un caballo…<br />
Del otro lado, se encien<strong>de</strong> la luz: Un pesebre con paja simulada.<br />
José y maría entran al escenario hablando.<br />
JOSE.- Amada esposa, esta noche tendremos que pasarla aquí…No tienen lugar para nosotros en el<br />
mesón…<br />
MARÍA.- No te preocupes querido, vamos a estar bien.<br />
JOSE.- La verdad es que aunque le insistí al mesonero y le dije que tenía para pagarle, no quiso<br />
darnos un lugar…<br />
MARIA.- Sí, lo sé.<br />
JOSE.- Sinceramente, hubiera preferido no venir al censo hasta aquí, sobre todo ahora que te falta<br />
poco para el alumbramiento…<br />
MARIA.- Tú sabes que teníamos que venir a empadronarnos, así que no te sientas culpable.<br />
JOSE.- Es que no me parecen las mejores condiciones para que nazca el niño.<br />
MARIA.- ¿Recuerdas que te conté que un ángel me dijo que el niño sería hijo <strong>de</strong>l Altísimo?<br />
JOSE.- Sí querida, recuerdo cuando yo pensaba <strong>de</strong>jarte en secreto para que no hablaran mal <strong>de</strong> ti, y<br />
a mí también se me apareció un ángel para <strong>de</strong>cirme que no temiera recibirte, porque el niño sería<br />
príncipe <strong>de</strong> paz.<br />
MARIA.- Así es mi amor, ahora sólo nos queda esperar.<br />
JOSE.- Yo siento que esta noche el niño vendrá al mundo.<br />
MARIA.- Yo ya lo siento muy cerca…¿Podremos recostarnos?<br />
JOSE.- Descansa amada mía, yo velaré…<br />
María y José se quedan en silencio, se apaga la luz, <strong>de</strong>l otro lado, una luz enmarca a la ovejita que<br />
vuelve a hablar.
OVEJITA.- Y así fue niños…Mis amigos, el burro, la vaca y<br />
el caballo estaban conmigo esa vez. ¿verdad?<br />
BURRO.- Sí, esa noche la madre <strong>de</strong> nuestro Salvador estaba<br />
muy cansada.<br />
VAQUITA.- Yo quería <strong>de</strong>cirle algo pero no entendían mi<br />
lenguaje.<br />
CABALLO.- De todos modos, ellos se hubieran espantando<br />
si te hubieran oído hablar, JAJAJAJAJAJA<br />
VAQUITA.- Lo sé, pero me hubiera gustado ayudarla.<br />
OVI.- ¡Qué emocionante <strong>de</strong>be haber sido?<br />
OVITA.- Me hubiera gustado estar allí.<br />
CABALLO.- Fue muy hermoso… Conocimos al niño Jesús.<br />
OVEJITA.- Todos queríamos rendirle honor.<br />
VAQUITA.- Mira el privilegio que me tocó ver ¡El niño Dios naciendo ante mis ojos!<br />
En este interín, María y José están a obscuras, y al enfocarlos la luz <strong>de</strong> nuevo, ya tienen al bebé.<br />
Se encien<strong>de</strong> la luz <strong>de</strong> su escenario.<br />
MARIA.- Pues ya ha nacido nuestro pequeñito, querido esposo.<br />
JOSE.- Bendito sea el Señor que nos ha enviado al Salvador <strong>de</strong>l mundo.<br />
Se oye un tumulto <strong>de</strong> gente hablando.<br />
MARIA.- ¿Qué será eso, amado esposo?<br />
JOSE.- Voy a ver <strong>de</strong> quién se trata (Se levanta para ir hacia la puerta. En eso entran tres pastores).<br />
MIQUEAS.- Hemos venido a ver al Señor.<br />
JOSE.- ¿Quién les dijo que estaba aquí?<br />
JUAN.- Un ángel nos habló cuando estábamos en el campo y nos dijo que el salvador había nacido.<br />
MARCOS.- Y nos dio una señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, recostado en un pesebre, por<br />
eso hemos venido a adorarle.<br />
JOSE.- Pues a<strong>de</strong>lante, he aquí el niño. (Hace un a<strong>de</strong>mán hacia María quien sostiene al bebé en<br />
brazos).<br />
MIQUEAS.- ¿Ves qué hermoso es, brilla como una luz en esta noche?<br />
JUAN.- ¡Es el Señor! (Al <strong>de</strong>cir esto, se arrodillan los tres. Se apaga la luz y, al encen<strong>de</strong>rse en ese<br />
mismo lado, el coro canta Noche <strong>de</strong> paz).<br />
Se apaga la luz que enmarcaba a José y María, y se encien<strong>de</strong> <strong>de</strong> nuevo la otra que enmarca a los<br />
animales.<br />
OVI.- ¡Qué bella historia! ¿Puedo contarla a mis amigos?<br />
OVITA.- ¿Y yo?<br />
OVEJITA.- Claro que sí. Luego, el niño creció, y cuando ya fue todo un hombre, predicó el mensaje<br />
<strong>de</strong> Dios.<br />
OVITA.- ¿Y <strong>de</strong>spués?<br />
BURRO.- Después fue arrestado por hombres malos, y lo llevaron ante el gobernador Poncio<br />
Pilatos…<br />
OVI.- ¿Y qué hizo <strong>de</strong> malo?<br />
VAQUITA.- Nada, lo entregaron por envidia.<br />
CABALLO.- Pues así lo <strong>de</strong>cían las Escrituras, ¿O no?<br />
OVEJITA.- Así es, allí mataron a Jesús, en una cruz, para salvar a los hombre <strong>de</strong> su pecado.<br />
OVI.- ¡Qué triste fue eso!<br />
CABALLO.- Ese no es el final <strong>de</strong> la historia.<br />
OVITA.- ¿En serio?<br />
VAQUITA.- Jesús resucitó <strong>de</strong> la tumba, volvió a vivir y se fue al cielo.<br />
OVI Y OVITA.- (Al unísono) ¡Qué bueno!
OVEJITA.- Ahora niños, hay que <strong>de</strong>scansar… Es hora <strong>de</strong><br />
dormir.<br />
OVI.- Cuéntanos otras historias.<br />
OVITA.- Sí, abuelito, por favor.<br />
OVEJITA.- Hoy ya es muy noche, mañana les contaré.<br />
Bue3nas noches amigos, buenas noches pequeños, Dios los<br />
guar<strong>de</strong>.<br />
(Se apaga la luz y termina la obra).<br />
FIN.<br />
Rosa Esquivel<br />
rosagrupico@yahoo.com.ar<br />
FOTOS VIEJAS<br />
Juventud perpetuada en el tiempo,<br />
<strong>de</strong> aquellos que hace tanto partieron,<br />
sonrisas eternas, incansables….<br />
Y aquí estoy yo, viendo en sus ojos<br />
la anunciada <strong>de</strong>spedida.<br />
La luz cálida me acompaña<br />
y en el patio <strong>de</strong>sierto,<br />
a la sombra <strong>de</strong> la vieja parra,<br />
cierro los ojos y viene el susurro<br />
<strong>de</strong> voces queridas <strong>de</strong> otra patria.<br />
En leve bruma reviven los malvones floridos,<br />
las campanillas azules y el olor dulce <strong>de</strong> las uvas,<br />
las tar<strong>de</strong>s <strong>de</strong> verano con sus grillos<br />
y el croar <strong>de</strong> sapos y ranas anunciando lluvia,<br />
Eterno mar <strong>de</strong> recuerdos, suspiro <strong>de</strong> añoranza.<br />
Invisibles y etéreos, besos en rayos <strong>de</strong> oro<br />
me acarician entre risas.<br />
Mientras cae la tar<strong>de</strong>,<br />
y poco a poco van partiendo.<br />
Abro los ojos y veo en la copa <strong>de</strong> los ceibos<br />
pequeñas tórtolas rojas, que renuevan mis anhelos.<br />
En la vieja sala en penumbras,<br />
el marco <strong>de</strong> bronce guarda juventud,<br />
miradas limpias y sueños,<br />
tímidos gestos y un cachorro sentado<br />
a los pies <strong>de</strong> sus dueños.
Notas Finales<br />
Por C. Pablo Lorenzo<br />
Poco queda por <strong>de</strong>cir cuando se cierra una etapa, <strong>de</strong> nada sirve hacer evaluaciones <strong>de</strong> las<br />
repercusiones, si las tuviere, <strong>de</strong> una publicación que empezó con un grupo <strong>de</strong> escritores, ilustradores<br />
y curiosos que se fueron perdiendo en el tiempo. De algún modo, por poseer cierta capacidad <strong>de</strong><br />
constancia que tal vez sea una maldición, no he podido abandonar el proyecto y lo mantuve por tres<br />
años.<br />
Cuando se volvió una tarea <strong>de</strong> armado y selección individual <strong>de</strong>bería haberlo <strong>de</strong>jado, pero<br />
empezaron a llover colaboraciones <strong>de</strong> todos lados y se convirtió en un muestrario <strong>de</strong> escritores,<br />
fotógrafos e ilustradores que fueron armando el contenido y dándole sentido a una revista que no<br />
<strong>de</strong>scollaba <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> la centena <strong>de</strong> ediciones <strong>de</strong> su tipo pero que tenía sus colaboradores que se<br />
volvieron habituales con sus envíos <strong>de</strong> textos, algunos <strong>de</strong> los cuales ya publicaban en otros medios,<br />
y siguen haciéndolo, por eso creo que no se pier<strong>de</strong> el lugar sino que los escritores volverán a<br />
distribuirse en otras ediciones electrónicas, seguirán publicando en sus blogs, escribiendo en<br />
soledad, por que a la hora <strong>de</strong> crear se está solo frente a la obra, el proceso <strong>de</strong> largarlo al mundo es<br />
un simple <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> compartirlo o no.<br />
He tenido la suerte <strong>de</strong> publicar muy buen material literario y ensayos, <strong>de</strong> recibir colaboraciones <strong>de</strong><br />
ilustradores y fotógrafos <strong>de</strong> prestigio, no nombraré a ninguno pero si diré que han pasado más <strong>de</strong><br />
500 personas por las páginas <strong>de</strong> Papirando y que si bien no ha sido, por mi impericia, una<br />
diagramación <strong>de</strong>scollante, y ha <strong>de</strong>jado mucho que <strong>de</strong>sear a nivel <strong>de</strong> corrección ortográfica, por lo<br />
menos tenía escritores <strong>de</strong> nivel y un eje temático que sustentaba la publicación.<br />
Cerrar la publicación es una <strong>de</strong>cisión que tomé hace tiempo pero por respeto <strong>de</strong>cidí esperar para<br />
publicar esta última revista que tiene material, que en principio, no fue <strong>de</strong>stinado para este número y<br />
algunas colaboraciones <strong>de</strong> escritores <strong>de</strong>spistados que no hicieron caso al mensaje enviado en el<br />
último número que no se aceptaban más colaboraciones. Los motivos están justificados en el<br />
cansancio <strong>de</strong> manejar todo <strong>de</strong> forma unipersonal lo que me lleva a un sobre exposición y falta <strong>de</strong><br />
tiempo para proyectos nuevos entre otras cosas, mentiría si diría que los inescrupolosos<br />
mercantilistas y las críticas <strong>de</strong>structivas no contribuyeron a ese cansancio, porque si bien no espero<br />
un reconocimiento tampoco quiero darles <strong>de</strong> comer a maledicentes mendaces que se divierten con la<br />
disputa estéril, si bien son los menos, son los más ruidosos y creo que hay mucho trabajo por hacer<br />
y aunque siempre <strong>de</strong>struir fue mucho más fácil que construir he apostado a construir y lo seguiré<br />
haciendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> otros proyectos literarios con la buena leche <strong>de</strong> costumbre. Esta es mi tercera<br />
publicación, con “Mate Amargo” sacamos sólo dos números en papel y tiradas <strong>de</strong> 1000 ejemplares;<br />
con “Los Primos Del Marqués” salieron 18 números y la tirada oscilaba entre 40 y 100 ejemplares<br />
también en papel, por último “Papirando” batió mis propios records con más <strong>de</strong> 200 suscriptos,<br />
aunque no se sabe qué cantidad lo leyó en estas 21 ediciones y sus 5 especiales, como dije, la<br />
evaluación que la hagan otros, por mi parte persisto y reinsido.<br />
Debo agra<strong>de</strong>cer a las personas que se han ofrecido para continuar<br />
con la revista para que no se pierda el espacio, a los cientos <strong>de</strong><br />
colaboradores que han permitido que sus creaciones formen parte<br />
pero creo que la Revista Papirando ha llegado a su fin y no<br />
hubiese sido posible sin escritores que la hicieran, suscriptores y<br />
lectores que las leyeran. Estoy agra<strong>de</strong>cido a todos por darme la<br />
oportunidad <strong>de</strong> haber pasado aunque sea mínimamente por sus<br />
vidas. Por supuesto me quedan gratos momentos <strong>de</strong> lectura y un<br />
puñado <strong>de</strong> amigos a los que atesoraré en esta experiencia que fue<br />
importante. Hasta siempre y nuevamente gracias a todos.
Suplementos<br />
Revistas
Revista Literaria Papirando<br />
La revista bimensual PAPIRANDO, se distribuyó gratuitamente por mail durante tres años teniendo más <strong>de</strong> 200<br />
suscriptos. Trabajó con una selección <strong>de</strong> textos con un eje temático cambiante y la intención <strong>de</strong> diagramación novedosa,<br />
y aceptó colaboraciones <strong>de</strong> todo el mundo.<br />
Links <strong>de</strong> las revistas:<br />
2009<br />
Papirando 1 - Solo Web -<br />
http://issuu.com/g.m.s.camui/docs/papirandon1<br />
Papirando 2 - CIENCIA FICCIÓN - Solo Web -<br />
www.openzine.com/papirando<br />
Papirando 3 - FANTASIA - Formato ppt - pdf<br />
http://www.4shared.com/file/103344457/ea1a24cd/Papirando3.html<br />
http://www.4shared.com/file/104892929/38a0597e/Papirando_TRES.html<br />
Papirando 4 - TERROR - pdf (Para Bajar)<br />
http://www.4shared.com/file/113881234/7587432d/Papirando_4.html<br />
Papirando 5 - POLICIAL - pdf (Para Bajar)<br />
http://www.4shared.com/file/121956762/5053e9d1/Papirando_5_POLICIAL_.html<br />
Papirando 6 - MONSTRUOS - pdf (Para Bajar)<br />
http://www.4shared.com/file/134839255/613cf430/Papirando_6_-_Monstruos.html<br />
Papirando 7 – CIUDAD – pdf (para Bajar)<br />
http://www.4shared.com/file/160759322/7362f061/Papirando_7_-_Ciudad.html<br />
2010<br />
Papirando 8 – DE OTRO MUNDO – pdf (Para Bajar)<br />
http://www.4shared.com/file/199766354/863bfe6a/_2__Papirando_8_-_De_Otro_Mund.html<br />
Papirando 9 – INTERNACIONAL – pdf (para bajar)<br />
http://www.4shared.com/file/241983077/cc13b5b/-_Papirando_9_-_Internacional.html<br />
Papirando 10 – FUTBOL – pdf (para bajar)<br />
http://www.4shared.com/document/79DcXOsi/Papirando_10_-_Ftbol.html<br />
Especial Daniel De Culla<br />
http://www.4shared.com/document/6pImqoYF/Papirando_-_Suplemento_Daniel_.html<br />
Papirando 11 – Mujeres – pdf (para bajar)<br />
http://www.4shared.com/document/WbrnC8oc/-_Papirando_11_-_Mujeres.html<br />
Especial Marcos Polero<br />
http://www.4shared.com/document/cIcsVHpx/Papirando_11_-_Especial_Marcos.html<br />
Papirando 12 – De Película – pdf (para bajar)<br />
Versión Internet:<br />
http://www.4shared.com/document/Pit1L4Xd/P12_-_De_Pelcula__Versin_inter.html<br />
Versión Full:<br />
http://www.4shared.com/document/lz4bMxg0/_2__-_Papirando_12_-_De_Pelcul.html<br />
Especial Francisco Enrique Muñoz<br />
http://www.4shared.com/document/Me-f4jnz/-_Papirando_12_-_Suplemento_Fr.html<br />
Papirando 13 – Anuario – pdf (para bajar)<br />
http://www.4shared.com/document/LL1E9s1O/-_Papirando_13_ANUARIOpdf_2.html<br />
Especial José Eduardo González<br />
http://www.4shared.com/document/w0m3cmt6/-_Papirando_13_-_Suplemento_Jo.html<br />
2011<br />
Papirando 14 – Post Apocalipsis – pdf (para bajar)<br />
http://www.4shared.com/document/qKFjC76V/-_Papirando_14_Postapocalipsis.html<br />
Especial Jorge Castañeda<br />
http://www.4shared.com/document/hMFQMltY/-_ED_-_Jorge_Castaeda.html<br />
Papirando 15– Animal – pdf (para bajar)<br />
http://www.4shared.com/document/kO3iIRCW/Papirando_15_-_Animal.html<br />
Papirando 16 – Paranormal – pdf (Para bajar)<br />
http://www.4shared.com/document/ZtyDT_DY/Papirando_16_PARANORMALpdf.html<br />
Papirando 17 – Surrealismo – Sueños – pdf (Para bajar)<br />
http://www.4shared.com/document/g2lbn9Xi/-_Papirando_17_-_Subrealismo_S.html<br />
Papirando 18 – Locura - Alienación – pdf (Para bajar)<br />
http://www.4shared.com/document/u7EtjDMg/Papirando_18_-_Locura_Alienaci.html<br />
Papirando 19 – Historias <strong>de</strong> Amor – pdf (Para Bajar)
http://www.4shared.com/document/C-8T8Q-G/-_Papirando_19_-_Historias_<strong>de</strong>_.html<br />
2012<br />
Papirando 20 – ANUARIO 2 – pdf (para bajar)<br />
http://www.4shared.com/office/5ev9Z2BC/Papirando_20_-_Anuario_2011.html<br />
Post Sobre Papirando:<br />
http://revistas.cultura.gov.ar/1814/revistas-culturales/papirando<br />
Editorial: Biblioteca Popular Municipal "Sofía Vicic <strong>de</strong> Cepernic" - Calle<br />
Costa Rica y Bella Vista S/ N, Codigo Postal 9400 - Río Gallegos -<br />
Provincia <strong>de</strong> Santa Cruz - Argentina – Tel.: 02966 - 425003 Revista<br />
Papirando 21 – FINAL 2012 / / Revista Literaria<br />
Bimensual <strong>de</strong> distribución gratuita - Formato PDF / / Año IV - N° 21 -<br />
Abril <strong>de</strong> 2012 / / Editor responsable: Carlos Pablo Lorenzo / /<br />
lorenzopablo10@yahoo.com.ar / / Río Gallegos – Santa Cruz - Argentina