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Santiago de Cali,
Febrero de 2013
Editorial
ÓRGANO INFORmATIVO
Y FORmATIVO DE LA
ARquIDIÓCESIS DE CALI
Año 2012
Tercera Época
No. 155 de Febrero
de 2013
Edición de 9.000 ejemplares
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La rectora de UNICATÓLICA, Dra. Lida S. Solarte Astaíza,
y el presidente de la FUNDACION NORTE-SUR, Dr. Orlando
Hernández González, se reunieron el pasado 18 de enero
para firmar un convenio de cooperación entre las dos instituciones,
el cual establece líneas de trabajo que permitan
optimizar recursos para desarrollar trabajos conjuntos en
el marco de la cooperación, explorando intereses en las
funciones sustantivas de la educación superior.
De esta forma, se realizará el primer Diplomado de Cooperación
Internacional, que beneficiará a administrativos,
académicos, estudiantes de UNICATÓLICA y directivos
de la Arquidiócesis de Cali, en la formación en temas y
metodologías actuales sobre cooperación internacional
y su aporte al desarrollo de las organizaciones sociales.
La Fundación Norte-Sur ha trabajado en democratizar
El signo humedecido de la cruz que mezcla el agua bendita con
las cenizas del pecado y de la muerte, se haga ver en las frentes
de todos los creyentes. La fe nos pasa de pecadores a penitentes:
pecadores en proceso permanente de conversión. Porque no hay
santo que no sea un pecador, ni pecador que no pueda ser un santo.
† Darío de Jesús Monsalve Mejía
Arzobispo de Cali
“CONVIÉRTETE Y CREE
EN EL EVANGELIO”
D
esde el 13 de febrero, con el miércoles
de ceniza, empezamos el santo
ejercicio de la Cuaresma para la
Pascua 2013. El don de la fe cristiana,
que supera a la fe religiosa, es sobre todo creerle a
Jesucristo, creer en Él y creer como Él. Esto significa
que Jesús está vivo, es nuestro contemporáneo y
nos llama por nuestro propio nombre, como lo hace
el Señor Resucitado. “Y he aquí que YO ESTOY CON
USTEDES todos los días hasta el fin del mundo” (Mt
28,20). “Mira que ESTOY A LA PUERTA y llamo; si
alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré a su
casa y cenaré con él y él conmigo” (Ap3,20). Esta
presencia, esta voz y llamada acontecen hoy también.
Es misión de los creyentes todos, movidos por
el mismo Espíritu, anunciarlo y conducir hasta Él a
quienes quieren verlo (Jn12, 21). Es compromiso de
cada uno “dar testimonio de la resurrección del Señor
Jesús” (Hch4, 33). Pero es tarea de todos los que nos
profesamos cristianos obedecer y construir la unidad,
para que el mundo crea en Jesucristo y acepte el Reino
de Dios (Jn17, 21).
¿Por qué está tan ausente Dios de la vida de tantos?
¿Por qué nuestras sociedades y naciones no “globalizan”
el valor de la unidad sino los valores del consumo
y de las bolsas del mercado? ¿Por qué el progreso
humano no se ancla en lo espiritual, lo ético y lo equitativo?
Detrás de estos interrogantes está el drama
del pecado y de la división entre quienes creemos
en Jesús. Nuestra fe no convence al mundo si no
vence al pecado. La realidad del pecado como tal,
más allá de la trasgresión legal o del actuar contra la
propia conciencia, se refiere a nuestra relación personal
con Dios, a la infidelidad del corazón, a la ruptura del
“vínculo conyugal” que la fe en el Dios Vivo y Único ha
establecido. Ciertamente que hay una “culpa original”
detrás de toda infidelidad personal: “Serán ustedes
como Dios” (Gn3, 5). La seducción de la idolatría, de
ese querer alcanzar los fines humanos al margen de
Dios, endiosando lo creado y lo humano o, también,
materializando a Dios, cosificándolo, volviéndolo “objeto”
de nuestras soberbias y ambiciones, está allá en el
fondo de la inclinación pecaminosa. Idolatría, maldad,
muerte y corrupción son eslabones de la cadena del
pecado.
Pero Dios ha cambiado esta lógica de pecado y de
y descentralizar la información sobre métodos y fuentes
de recursos internacionales no reembolsables, logrando
capacitar en diversos niveles a más de 19.000 gestores
sociales de 503 municipios colombianos.
En su experiencia académica se destaca: 6 promociones
de la Especialización en Cooperación Internacional
y Gerencia Social en Convenio con la Universidad de San
Buenaventura de Cali; 42 promociones presenciales y 6
virtuales del Diplomado en Cooperación Internacional
para el Desarrollo Social; 4 Simposios Internacionales de
Cooperación al Desarrollo y 2 Ruedas Internacionales de
Negocios Culturales; adicionalmente, cada dos años realiza
el Congreso Colombiano de Cooperación Internacional,
donde han participado conferencistas de 81 países y 39
organismos Internacionales.
muerte: ha abierto con su Hijo el Cielo, derramando
su misericordia sobre la humanidad a través de la
Encarnación. A quien no tenía pecado, Dios lo hizo
pecado para rescatar a los pecadores. Jesús, el Señor,
ha recorrido todos nuestros extravíos para volvernos al
Padre. La vida se absorbe ahora a la muerte y la gracia
sobreabunda en donde abundó el pecado. Ahora es el
tiempo de la gracia. La salvación es el horizonte que se
absorbe nuestra condenación a causa de la culpa y de
las penas merecidas. ES HORA DE VOLVER A JESÚS.
El signo humedecido de la cruz que mezcla el agua
bendita con las cenizas del pecado y de la muerte,
se haga ver en las frentes de todos los creyentes. La
fe nos pasa de pecadores a penitentes: pecadores
en proceso permanente de conversión. Porque no
hay santo que no sea un pecador, ni pecador que
no pueda ser un santo. Bástennos figuras como las
del rey David (Salmo 50), o la de Pedro o San Dimas
(el buen ladrón), o la samaritana y la Magdalena, para
comprenderlo.
En el Año de la Fe, entremos en la dimensión pascual
de la fe cristiana: la del bautismo que nos sumerge
con Cristo en su muerte y nos levanta con Él en su
resurrección. El sacramento de la penitencia es ese
signo eficaz de este nuevo nacimiento, que prolonga en
nuestro caminar hacia el Cielo la VIDA NUEVA, la novedad
del Reino de Dios que está cerca. Fe y conversión
son inseparables. Ellas constituyen el milagro de Dios
en nuestras vidas: “Conviértete y cree en el Evangelio”.
Que las prácticas cuaresmales de la oración
(escucha y respuesta), el ayuno y la limosna, sean
acogidas con decisión por todos para que renazcan
en nosotros el sentido de Dios, la conciencia del
propio pecado y la presencia del prójimo más necesitado.
Que la celebración del sacramento de la
reconciliación o penitencia y el ejercicio piadoso del
“viacrucis” los días viernes de cuaresma, hasta el
Gran Viernes del triduo santo, nos centren en la persona
de Jesús, encontrado en la Iglesia y seguido por
el camino de la penitencia y de la reparación. Pero,
sobre todo, que resplandezca NUESTRA FE PASCUAL,
contagiando a las familias y a esta sociedad herida
por la violencia, del optimismo del Resucitado y de la
disposición para el perdón: recibido de Dios, pedido
y ofrecido a nuestros prójimos. ¡Vibre nuestra fe con
el gozo de la Pascua!
Firma de convenio interinstitucional Nuevo Obispo para
la Diócesis de Quibdó
con la Fundación Norte-Sur El Santo Padre ha nombrado al reverendo Juan Carlos
Barreto Barreto, hasta ahora rector del Seminario Mayor
diocesano “La Providencia” como obispo de la diócesis de
Quibdó (superficie 12.500, población 198.310, católicos
186.010, sacerdotes 49, religiosos 62). El obispo electo nació
en 1968 en Guamo (Colombia); ha estudiado Filosofía y Teología
en el Seminario Mayor Misionero del “Espíritu Santo” de
la diócesis de Sonsón – Rionegro. Es licenciado en Teología
Espiritual por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.
Fue ordenado sacerdote en 1993. En su ministerio pastoral ha
desempeñado las siguientes funciones: párroco de “Nuestra
Señora de Chiquinquirá” y delegado diocesano para la Infancia
Misionera; vicario parroquial de la catedral de “Nuestra Señora
del Rosario”, párroco de “El Divino Niño”, delegado diocesano
para los “Grupos de Oración”; formador del Seminario
Mayor diocesano “La Providencia”; delegado diocesano para
la liturgia y para la pastoral sacerdotal y vocacional.