Bájalo a tu disco duro - Gaceta Náutica

NÚMERO 28 · MARZO DE 2013 www.acnauticosbaleares.com
Edita: ACNB
Parecía superado el debate sobre si un club náutico tiene derecho
a gestionar plenamente y sin ingerencias todos los servicios
portuarios de su concesión, pero, ocho años después de la
aprobación de la Ley de Puertos de Baleares y a pesar de casos
REDACCIÓN ACNB
PALMA
Un club náutico es mucho más que
un puerto recreativo, pero su vocación
deportiva no anula en ningún
caso su naturaleza portuaria. En los
últimos tiempos han surgido voces
que, de manera claramente interesada,
intentan vender a la sociedad
y a los poderes públicos involucrados
en la gestión portuaria que los
náuticos y marítimos no tienen derecho
a ampliar y mejorar su oferta
de servicios. Esas críticas proceden,
curiosamente, de sectores que llevan
la libre competencia en el frontispicio
de su discurso y que, incurriendo
en una evidente contradicción,
pretenden terminar con sus rivales
empresariales mediante argumentos
falaces.
Porque, no lo olvidemos, los clubes
náuticos son asociaciones deportivas
cuya gestión no difiere de
la de cualquier empresa. Ofrecen
servicios y, como es lógico, cobran
por ellos, al igual que hacen las marinas.
El hecho diferencial de un
club, el que justificaría sobradamente
su protección, no está en su actividad
portuaria, sino en la obligada
reinversión de todos sus beneficios
en la mejora de las instalaciones (de
titularidad pública, por cierto), en la
organización de eventos deportivos
y en la formación de los navegantes
del futuro, es decir, en el sostenimiento
de la base de un sector que
se nutre de la existencia de ciudadanos
que aman la mar.
La Ley es muy clara: los clubes
pueden dar beneficios (de hecho, es
mejor para todos que así sea), pero
tienen expresamente prohibido repartirlos
entre sus asociados. Son,
pues y a todos los efectos, entidades
sin ánimo de lucro. Es muy importante
comprender este importante
matiz para rebatir el argumento de
quienes, mediante una visión cortoplacista
de las posibilidades económicas
del sector, buscan acorralar a
los clubes para imponer modelos de
gestión que, como se ha visto claramente
en el puerto Mahón, están
condenados al más estrepitoso de
los fracasos. Es crucial seguir denunciando
las prácticas de estos
lobbys de la especulación, cuyas
principales inversiones se realizan
en países orientales, para garantizar
el futuro del sector de la náutica recreativa
y el acceso al mar de los
ciudadanos. Y hay que hacerlo, sin
ambages, ante la opinión pública y
ante las administraciones autonó-
club de noticias
Boletín informativo de la Asociación de Clubes Náuticos de Baleares
judiciales tan sonados como el de Gerardo Díaz Ferrán, vuelven
a la carga los defensores de los oligopolios. La ACNB reivindica
en este artículo el modelo de gestión portuaria de los
clubes sin ánimo de lucro y apunta como prueba de su eficacia
la manera en que éstos se han adaptado a las estrecheces de la
crisis, sin reclamar condonaciones ni aplazamientos de deudas
a la Administración y sin, por supuesto, abandonar sus
concesiones, casos que sí se han dado en otras empresas.
Un modelo social y sostenible
Los clubes náuticos de Baleares reivindican la eficacia de su sistema de gestión portuaria
Servicio de varada con travelift en el Club Nàutic S’Arenal. / PEPE QUIROGA
mica y estatal. Es mucho lo que está
en juego.
La Asociación de Clubes Náuticos
de Baleares (ACNB) fue constituida
en su momento para reivindicar un
modelo de gestión portuaria que ha
demostrado ser eficaz y duradero.
Las instituciones públicas comprendieron,
aunque sólo parcialmente, la
relevancia histórica y social de los
clubes e impulsaron una ley (la de
Puertos de 2005) que, sin reconocer
expresamente el papel fundamental
de los náuticos para la economía y la
vertebración social de las Islas, sí per-
LO QUE DICE LA LEY
mitió la renovación de las concesiones
autonómicas que estaban amenazadas
por la caducidad y los movimientos
estratégicos de grandes
grupos empresariales que ahora,
ocho años después y a pesar de todo
lo sucedido, vuelven a la carga argumentando
que los clubes náuticos
no deben ofrecer, por ejemplo, servicios
como el de varada -como si
sus socios y usuarios de tránsito no
tuvieran barcos-, y pretendiendo limitar
el margen de maniobra de estas
entidades para hacer rentables, y
por consiguiente sostenibles, sus
concesiones. Alegan la falsa «competencia
desleal» de los clubes para
intentar mantener su posición de
monopolio en servicios que, como el
mantenimiento de embarcaciones,
siempre han sido consustanciales a
la actividad portuaria y se han venido
practicando históricamente en
un gran número de puertos. Competencia,
sí, por supuesto; desleal,
en ningún caso.
La ACNB considera que los hechos
son elocuentes y demuestran que el
modelo de gestión de los clubes
náuticos es, sin lugar a dudas, uno
de los más eficientes. Su régimen
democrático permite la posibilidad
de la renovación interna y garantiza
la sostenibilidad económica. La
prueba más evidente de que el sistema
funciona es la manera en la que
los clubes náuticos de Baleares se
han adaptado a las estrecheces de la
crisis sin la necesidad de solicitar
aplazamientos en el pago de los cánones
por la ocupación del espacio
público y sin que ninguno de ellos
haya tenido que recurrir al abandono
de la concesión, supuestos que sí
se han dado en otras empresas.
Los clubes náuticos, por otro lado,
carecen de vocación expansiva y
limitan sus expectativas de crecimiento
a sus vigentes concesiones,
que en algunos casos se han quedado
pequeñas para atender la doble
función de promoción deportiva y
gestión portuaria. El hecho de ser
entidades sin ánimo de lucro no
deslegitima a los clubes para mejorar
los puertos públicos que explotan
ni para tratar de incrementar sus
ingresos -siempre dentro del marco
establecido por la Ley de Puertos- y
contribuir de esta manera a prestar
una mejor atención a sus usuarios,
ya sean socios o transeúntes. El
buen funcionamiento de un puerto
deportivo redunda en beneficio del
conjunto de la economía. En el caso
de los clubes náuticos lo hace, además,
en el de la sociedad. Porque,
hay que insistir, la ley no ofrece lugar
a dudas: todo el beneficio que
obtienen los náuticos y marítimos
debe reinvertirse en la conservación
y mejora del puerto y en actividades
deportivas. Más claro, agua.
Asociaciones deportivas sin ánimo de lucro
Los clubes náuticos son
asociaciones cuya regulación
general se enmarca en
el ámbito de la legislación
deportiva, cuya competencia
está transferida a las
comunidades autónomas,
siendo las normas básica
para su regulación la Ley
14/2006, de 17 de octubre,
del Deporte de las Islas
Baleares, y el Decreto
147/1997, de 21 de no-
viembre, sobre constitución
y funcionamiento de
los clubes deportivos en el
ámbito de la comunidad
autónoma.
También son de aplicación
los estatutos sociales
y la reglamentación específica
de las federaciones
en las que están inscritos.
Es importante destacar
que los clubes náuticos, en
virtud del ya citado Decre-
to 147/1997, deben repercutir
sus beneficios en el
desarollo del objeto social,
que no es otro que el fomento
del deporte náutico
en cualquier de sus vertientes,
quedando prohibido
de forma expresa (artículo
73.2) el reparto de
beneficios entre los socios.
Tanto es así que, en caso
de extinción de un club,
sus fondos revertirían en
la federación correspondiente.
Los náuticos obtienen
los recursos para la promoción
deportiva a través de
los servicios portuarios
(amarre, varada, mantenimeinto,
etcétera) que prestan
a sus propios socios y
a otros usuarios en tránsito,
así como de empresas
patrocinadoras. Gracias a
ello, los clubes lideran la
formación de navegantes
desde la base y organizan
eventos deportivos (en algunos
casos de relevancia
internacional) que son beneficiosos
para el conjunto
de la economía y la oferta
complementaria del sector
turístico. Apartar a los clubes
de la gestión portuaria
sería sencillamente catastrófico
para el deporte
náutico en España.