Violencia Política en el Perú II 1980-1988

CAP. 3 OPINIONES : FUERZAS ARMADAS
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bien elegida, según la cual se han ocupado bases antisubversivas en puntos
cuidadosamente designados, desde donde se opera contra los
elementos subversivos, se está logrando una progresiva pacificación. La
acción represiva va, pues, por buen camino. (....) ante las expresiones
conflictivas de la prensa diaria, la opinión pública peruana, en cuanto se refiere
al problema de la subversión, está decididamente confundida. Porque en
definitiva, quién es el enemigo: ¿Sendero Luminoso o el Gral. Noel, ese personaje
a quien la prensa, no sólo la manipuladora sino también la otra, ha satanizado?
De esta confusión resulta un ganador incontrovertible, que es SL. Porque
se favorece a Sendero Luminoso, cuando se desprestigia a quien lo está
combatiendo (...). También se hace un señalado favor a SL cuando se califica
de "guerra sucia" a la acción represiva de las fuerzas de orden. En la dialéctica
de la subversión se tiende a calificar así todo intento represivo de la expansión
comunista; en muchos casos hay razón para eso, particularmente cuando quienes
reprimen surgen de instituciones reaccionarias, tradicionalmente despreciativas
de la vida de sus adversarios. Ni el pueblo, ni las Fuerzas Armadas, ni las Fuerzas
Policiales peruanas responden a esas características (…). Finalmente, (...) otra
forma de apoyo a las fuerzas subversivas es quizá la más efectiva de todas las
que actualmente se están usando. Es la referente a la prédica, muy respetable por
cierto, que tiende a defender la vigencia de los derechos humanos. Los derechos
humanos son una de las mayores conquistas de la humanidad, nadie lo duda.
Ahora bien, ¿cómo se aplican esas fundamentales normas en una situación virtual
de guerra, como la que se vive en Ayacucho? La respuesta, indudablemente, no
es fácil ni es este autor el indicado para sentar cátedra al respecto. Lo que interesa
remarcar aquí es que las normas militares aplicadas a situaciones operativas,
relegan a un segundo plano todo lo que no sea el cumplimiento de la misión.
Las cuestiones humanitarias, dentro de este contexto, son casi solamente un marco
de referencia y, aunque parezca cínico decirlo, las normas al respecto mayormente
tienden a preservar la moral del combatiente propio, pues se sabe que un soldado
que en campaña se dedica al pillaje, al asesinato, es un hombre desmoralizado
que puede poner en peligro el cumplimiento de la misión (...). Los medios
informativos, por lo menos una importante parte de ellos, no están cumpliendo,
pues, una labor orientadora como conviene a la nación; antes bien, están
confundiendo a la opinión. Para evitar que esta nota contribuya a esa confusión
y dé lugar a erróneas interpretaciones, debemos terminarla precisando algunos
puntos: en primer lugar, no hemos sostenido que en la zona declarada
en emergencia se está produciendo una guerra formal; hemos sostenido que, por
la naturaleza de la lucha antisubversiva, las fuerzas del orden actúan en función
de las normas referidas a las operaciones de combate, pues no disponen de
otra metodología para hacerlo. No combaten contra un enemigo formal que lucha
bajo banderas respetables y que, en consecuencia, es digno del respeto que
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