28.04.2013 Views

Nota realizada para la revista Freeway y publicada - BlogCouture

Nota realizada para la revista Freeway y publicada - BlogCouture

Nota realizada para la revista Freeway y publicada - BlogCouture

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Yo nunca vi un fantasma. Antes era como mi amigo y espiaba por <strong>la</strong>s rendijas de<br />

<strong>la</strong>s casas abandonadas <strong>para</strong> detectar movimiento, pero ya no lo hago. En <strong>la</strong> ciudad,<br />

además, pocas casas abandonadas tienen grietas que permitan ver su interior: los<br />

dueños, por miedo a que sean usurpadas, tapian puertas y ventanas con <strong>la</strong>drillo, incluso<br />

con hormigón. Resultan todavía más inquietantes que antes, parecen casas ciegas.<br />

De todas <strong>la</strong>s historias de fantasmas que conocí solo creí una, y <strong>la</strong> contó una chica que<br />

jamás volví a ver, en una fiesta, tarde, cuando se terminó <strong>la</strong> música y nos quedamos<br />

los más íntimos del dueño de casa, los más borrachos y los más solitarios. El<strong>la</strong> a su<br />

fantasma no lo vio, lo sintió. Estaba medio dormida, a oscuras, esperando a su novio<br />

en <strong>la</strong> cama. Era invierno. En un momento sintió <strong>la</strong>s manos frías de quien creía su novio<br />

tomándole los brazos, <strong>la</strong>s piernas he<strong>la</strong>das metiéndose debajo de <strong>la</strong>s suyas <strong>para</strong> ser<br />

calentadas. El novio <strong>la</strong> abrazaba demasiado fuerte y estaba demasiado frío, y <strong>la</strong> chica<br />

se quejó, gritó, juguetona, “¡salí, tarado, me muero, no seas boludo!”. Las manos y<br />

los pies fríos dejaron de tocar<strong>la</strong> y entonces alguien encendió <strong>la</strong> luz y <strong>la</strong> chica vio a<br />

su novio verdadero en <strong>la</strong> puerta de <strong>la</strong> habitación, vestido, con <strong>la</strong>s zapatil<strong>la</strong>s puestas,<br />

preguntándole por qué gritaba, quién era el boludo. La chica, mientras lo contaba,<br />

sonreía un poco. Le preguntaron, me acuerdo, si se había mudado de <strong>la</strong> casa, pero<br />

yo no seguí escuchando. Desde entonces, casi todas <strong>la</strong>s noches, antes de dormirme,<br />

espero con aprehensión ese abrazo, los dedos he<strong>la</strong>dos acariciándome <strong>la</strong> frente.<br />

25

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!