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Descargar - Els arbres de Fahrenheit

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equivocada: cuántas veces, sin embargo, se bebe la auténtica, o bien en sueños o<br />

bien en lo que se cuenta a los <strong>de</strong>más. O bien se piensa que el río que se lleva las<br />

ocasiones <strong>de</strong>saprovechadas es solo un grifo, y se le cierra <strong>de</strong>spués, como si así<br />

todo quedara arreglado. El arrepentimiento es una sensibilidad que el mundo<br />

burgués casi solo conoce en la vida <strong>de</strong> los negocios, o lo que es lo mismo, un sueño<br />

cargado <strong>de</strong> arrepentimiento gira, la mayoría <strong>de</strong> las veces, en torno a un dinero<br />

perdido. Entretanto, sin embargo, entre los pequeños burgueses tiene su sitio la<br />

actitud heroica, esa misma actitud que no adoptó en el momento <strong>de</strong>bido, lo mismo<br />

que la palabra tonante, que tampoco sonó entonces. El sueño nos muestra lo<br />

<strong>de</strong>seado tal y como podría haber sido, lo justo, tal y como <strong>de</strong>bería haber sido. Toda<br />

la jactancia tiene aquí su lugar, todo orgullo necio se halla en la misma línea, y el<br />

recuerdo <strong>de</strong> que las cosas fueron <strong>de</strong> otra manera ce<strong>de</strong> ante el <strong>de</strong>seo y la vanidad.<br />

LA NOCHE DE LOS LARGOS CUCHILLOS<br />

No muy lejos <strong>de</strong> aquí se encuentran los múltiples sueños que se <strong>de</strong>leitan en pagarle<br />

con creces al otro. Son sueños especialmente agradables, la venganza es dulce,<br />

pero mezquina si es solo imaginable. La mayoría <strong>de</strong> los hombres son <strong>de</strong>masiado<br />

cobar<strong>de</strong>s para el mal, <strong>de</strong>masiado débiles para el bien; el mal que no pue<strong>de</strong>n o que<br />

no pue<strong>de</strong>n todavía hacer lo gozan anticipadamente en el sueño <strong>de</strong> la venganza. La<br />

pequeña burguesía, sobre todo, tiene, <strong>de</strong> siempre, el gusto <strong>de</strong>l rencor agazapado;<br />

es muy <strong>de</strong> ella el caer sobre el inocente, ya que se dispara, sobre todo, en la<br />

dirección <strong>de</strong> la mínima resistencia. De la noche <strong>de</strong> los largos cuchillos surgió Hitler,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el sueño <strong>de</strong> esta noche fue llamado por los señores, al ver en él un<br />

instrumento útil. El sueño <strong>de</strong> venganza nazi es subjetivamente un sueño retenido,<br />

no un sueño rebel<strong>de</strong>; es rabia sorda, no revolucionaria. Por lo que se refiere a las<br />

seiscientas escobas <strong>de</strong> hierro, al odio contra la vida inmoral <strong>de</strong> los judíos y <strong>de</strong> las<br />

clases superiores, la virtud <strong>de</strong> la clase media solo revela aquí, como siempre en<br />

casos tales, sus sueños más propios. Así como con su venganza no aborrece la<br />

explotación, sino solo el hecho <strong>de</strong> no ser uno mismo aquel que explota, así la virtud<br />

no aborrece la disipación <strong>de</strong> los ricos, sino solo que no se es personal y<br />

específicamente quien la disfruta. A ello están dirigidas, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre, los titulares<br />

<strong>de</strong> los periódicos tan susceptibles al rubor, <strong>de</strong> la prensa pornográfica y <strong>de</strong><br />

escándalo. «La verdad hoy, <strong>de</strong> nuevo: en las Galerías Wertheim gallinas <strong>de</strong> cocido,<br />

en el chalet <strong>de</strong>l barrio <strong>de</strong> Tiergarten un harén. Revelaciones sensacionales.» Se<br />

trata, empero, tan solo <strong>de</strong> revelaciones sobre la rabia <strong>de</strong>l burgués mismo, tanto por<br />

lo que se refiere al frau<strong>de</strong> <strong>de</strong> Wertheim como por loque se refiere a la lascivia <strong>de</strong> los<br />

judíos. De aquí la ten<strong>de</strong>ncia inmediata a ponerse en el lugar <strong>de</strong>l Wertheim<br />

aniquilado, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un ajuste <strong>de</strong> cuentas que en los supuestos abusos<br />

económicos no hace más que cambiar el beneficiario <strong>de</strong> ellos. Lo brutal y cobar<strong>de</strong>,<br />

el aliento repulsivo, casi semejante al <strong>de</strong> un urinario público, propio <strong>de</strong> esta clase <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>seos, es lo que caracteriza, <strong>de</strong> siempre, a la plebe. La plebe es venal y<br />

absurdamente peligrosa, y, por tanto, pue<strong>de</strong> ser cegada y utilizada por los que<br />

disponen <strong>de</strong> los medios suficientes y están verda<strong>de</strong>ramente interesados en los<br />

pogromos fascistas. El incitador, lo esencial en las noches <strong>de</strong> los largos cuchillos<br />

era, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, el gran capital; pero el pequeño burgués fuera <strong>de</strong> sí era la<br />

manifestación asombrosa, repelentemente disponible <strong>de</strong> ese algo esencial. Del<br />

pequeño burgués partió el terror; es el veneno, todavía no eliminado, <strong>de</strong>l aaverage<br />

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