Editorial - Central Mexicana de Servicios Generales de Alcohólicos ...

Todos
podemos
hacerlo
Camina esqueleto…
Fernando T. Grupo Renacimiento, CERESO de Tula, área Hidalgo.
Hola a todos mi nombre es Fernando T. y soy alcohólico.
Estoy privado de mi libertad desde hace ya 2 años y tres
meses, aquí tuve el conocimiento de lo que es Alcohólicos
Anónimos y lo que este programa me ofrece. Mi problema
principal era el alcohol, a mis 26 años he sabido lo
que es tocar fondo y andar por el camino de la maldad.
Mi condena es de 7 años, pero a pesar de eso, siento
que soy otra persona desde que me acerqué al grupo,
me doy cuenta de cómo poco a poco voy mejorando.
Crecí en un barrio muy complicado al lado de mis padres
y mis dos hermanos, que no supe valorar por mi
mala conducta y falta de fe. Desde mi infancia fui muy
conflictivo, constantemente fui expulsado de la escuela,
por lo que decidí comenzar a laborar.
A través del trabajo conocí el alcohol, primero comencé
por beber poco, pero después llegue al punto de perder
la noción por completo, en ese ambiente conocí a personas
más hundidas que yo, lo cual me hacía pensar que
no estaba tan mal.
Era afortunado por que a pesar de mi alcoholismo, yo
tenía una casa, una familia que me apoyaba y además
una esposa e hijos, sin embargo, preferí estar en la calle,
me perdía por varios días o por semanas, mientras
mis padres y mi esposa me buscaban. Me desaparecía
en una vecindad de mala muerte, con otros alcohólicos
igualitos a mí, dormía en el suelo y cuando se me pasaba
el efecto del alcohol, salía de la vecindad a robar para
seguir alcoholizándome.
Conforme pasaba el tiempo, mi adicción crecía a pasos
agigantados, por lo cual me metí en muchos problemas
que me llevaron a estar encarcelado varias veces.
Después de emocionalmente haber abandonado a mi
familia, mi esposa se aburrió de mi, pues yo no mostraba
ni la más mínima intención de cambiar mi manera
Boletín “Desde Adentro”
de beber, no creía en un Ser Superior, solo creía en mí.
Destrocé mi hogar, me convertí en un mal padre, me
despreocupé totalmente de todas mis responsabilidades,
vendí todo lo que tenía para seguir bebiendo, desaparecí
todo hasta dejar vacío aquel que fue una vez mi
nido de amor.
Cuando mi esposa me abandonó definitivamente, me
mude a la casa de mis padres, pero ya no era el mismo
Fer en el que alguna vez mis padres llegaron a confiar,
y como era de esperarse, también a ellos los dañe abusando
de la confianza que me dieron.
Me dediqué a robar y a beber por un año consecutivo.
Mi padre me regalaba una infinidad de consejos y mi
madre derramaba lágrimas por ver a su hijo hundido en
el alcohol, y más aún, porque arrastré a uno de mis hermanos
a mis andadas. Uno de los consejos más sabios
que mi padre me regalo era una frase que aunque nunca
la supe valorar, siempre llamó mi atención: “Camina
esqueleto que la vida principia mañana y mal conmigo,
pero peor sin mi”. Ahora me doy cuenta de la razón que
tenía mi padre, ya que cometí un asalto a una empresa
por lo cual estuve a punto de perder la vida, quedé inconciente
y al regresar en mi, me encontraba en el hospital
en calidad de detenido, de ahí me trasladaron a este
centro de readaptación.
Cuando llegué a la cárcel, no lo podía creer, creí que saldría
muy pronto, y aún ahí me seguí destruyendo, conforme
pasaban los días me tomé unos momentos para
reflexionar y un día, un buen amigo me hizo la invitación
para asistir al grupo y hasta la fecha no lo he dejado, no
les puedo decir que ya estoy curado, pero como dice el
programa, sólo por hoy estoy a salvo.