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Deepak Chopra - SincroDestino - La MAGIA del SER Humano

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<strong>Deepak</strong><br />

CHOPRA<br />

Descifra el significado oculto de las coincidencias<br />

en tu vida y crea los milagros que has soñado


Titulo original: Sinchrodestiny. Harnessing the Infinite Power of Coincidence to Create<br />

Miracles.<br />

2003 <strong>Deepak</strong> <strong>Chopra</strong><br />

El doctor <strong>Chopra</strong> es pionero de la medicina mente-cuerpo. Ha publicado 28 libros que han<br />

sido traducidos a 35 idiomas, además de un centenar de series de audio y video. En 1999. la<br />

revista Time lo llamó e "poeta-profeta de la medicina alternativa" y lo incluyó en la lista de las<br />

100 personalidades más representativas <strong>del</strong> siglo xx, por lo que se le considera un icono de<br />

nuestro tiempo. Su capacidad y versatilidad se han expresado en sus obras, en las cuales ha<br />

combinado la física y la filosofía, lo práctico y lo espiritual, la sabiduría oriental y la ciencia<br />

occidental. Sus libros son éxitos editoriales y se han vendido por millones en diversas<br />

lenguas.<br />

"En libros anteriores [...] he escrito exhaustivamente sobre cómo obtener una salud perfecta,<br />

como encontrar el camino hacia el amor y como conocer a Dios. Este libro fue escrito con un<br />

objetivo más amplio: mostrarte una manera de ver la profunda verdad que yace detrás de la<br />

ilusión de la vida cotidiana, para que descubras tu verdadero destino y cómo forjarlo. Éste<br />

es el camino hacia la realización y, en última instancia, hacia la iluminación. [...] He intentado<br />

qUe éste sea mi libro más accesible y espero haberlo logrado."<br />

"Si supieras que los milagros<br />

pueden ocurrir, ¿cuáles pedirías?"<br />

<strong>Deepak</strong> <strong>Chopra</strong><br />

<strong>Deepak</strong> <strong>Chopra</strong> demuestra que cada coincidencia que ocurre en nuestra vida es portadora<br />

de un mensaje sobre el potencial milagroso de cada instante. El Sincrodestino trae nuevas<br />

maneras de percibir y de vivir; es una especie de renacimiento o despertar. El autor revela<br />

que si entendemos las fuerzas que dan forma a las coincidencias, podemos aprender a vivir<br />

en un nivel más profundo y lograr el acceso al flujo de la sincronicidad que yace en el núcleo<br />

de nuestra existencia<br />

En esta obra descubrirás:<br />

• que no existen las coincidencias vacías de sentido;<br />

• los siete principios <strong>del</strong> Sincrodestino;<br />

• técnicas prácticas para aplicar esos destinos.<br />

<strong>La</strong> semilla de un destino perfecto yace en ti. Esta obra excepcional te enseña cómo liberar<br />

ese potencial y alcanzar la vida que has soñado.


Índice<br />

Introducción 4<br />

Primera parte<br />

<strong>La</strong> promesa <strong>del</strong> potencial ilimitado 8<br />

1.Materia, mente y espíritu 9<br />

2.<strong>La</strong> sincronicidad en la naturaleza 16<br />

3.<strong>La</strong> naturaleza <strong>del</strong> alma 21<br />

4.<strong>La</strong> intención 26<br />

5.<strong>La</strong> función de las coincidencias 34<br />

6.Deseos y arquetipos 43<br />

Segunda parte<br />

Cómo despejar los caminos <strong>del</strong> destino 49<br />

1.Meditación y mantras 50<br />

2.Primer principio: Tú eres una ola en la estructura <strong>del</strong> cosmos 55<br />

3.Segundo principio: Descubro mi yo no circunscrito a través <strong>del</strong> espejo de relaciones 57<br />

4.Tercer principio: Domina tu diálogo interno 61<br />

5.Cuarto principio: <strong>La</strong> intención pone en movimiento la red <strong>del</strong> Universo 64<br />

6.Quinto principio: Aprovecha las turbulencias emocionales 68<br />

7.Sexto principio: Celebra la danza <strong>del</strong> cosmos 74<br />

8.Séptimo principio: Cómo tener acceso a la conspiración de improbabilidades 76<br />

9.Cómo vivir el sincrodestino 79<br />

Epitafio para aquel que ha llegado 83


Introducción<br />

Los milagros ocurren todos los días, no sólo en pueblos remotos o en lugares sagrados al otro lado<br />

<strong>del</strong> mundo, sino aquí mismo, en nuestras vidas. Brotan desde su fuente oculta, nos rodean de<br />

oportunidades y desaparecen; Son las estrellas fugaces de la vida cotidiana. Estas estrellas son tan<br />

poco frecuentes que nos parecen mágicas, pero la verdad es que surcan el cielo de manera<br />

constante. Sólo que no las notamos durante el día porque estamos deslumbrados por la luz <strong>del</strong> sol, y<br />

en la noche únicamente son visibles si volteamos hacia el lugar correcto, en un cielo oscuro y<br />

despejado.<br />

Aunque los consideramos extraordinarios, los milagros también surcan nuestra conciencia<br />

todos los días. Podemos optar por percibirlos o ignorarlos, sin reparar en que nuestro destino puede<br />

pender de un hilo. Sintoniza con la presencia de los milagros y al instante la vida se transformará en<br />

una experiencia deslumbrante, más maravillosa y emocionante de lo que jamás imaginaste; ignórala,<br />

y una oportunidad se habrá ido para siempre. <strong>La</strong> pregunta es: ¿reconocerías un milagro si lo vieras?<br />

Si lo reconocieras, ¿qué harías? Y si de alguna forma pudieras orquestar tus propios milagros,<br />

¿cuáles elegirías?<br />

Más allá de tu ser físico, más allá de tus pensamientos y emociones, en tu interior hay un reino<br />

que es potencial puro; desde este lugar, cualquier cosa y todas las cosas son posibles. Incluso los<br />

milagros, en especial los milagros. Esta parte de ti, se entreteje con todo lo que existe y existirá. He<br />

dedicado mi vida a explorar y enseñar formas para aprovechar este campo infinito de posibilidades,<br />

con el fin de redirigir y mejorar nuestras vidas en los aspectos material, emocional, físico y espiritual.<br />

En libros anteriores, me he concentrado en consecuencias específicas, por ejemplo: he escrito<br />

exhaustivamente sobre cómo obtener una salud perfecta, cómo encontrar el camino hacia el amor y<br />

cómo conocer a Dios. Este libro fue escrito con un objetivo más amplio: mostrarte una manera de ver<br />

la profunda verdad que yace detrás de la ilusión de la vida cotidiana, para que descubras tu<br />

verdadero destino y cómo forjarlo. Éste es el camino hacia la realización y, en última instancia, hacia<br />

la iluminación.<br />

Durante más de una década he estado fascinado por la idea de que las coincidencias dirigen y<br />

dan forma a nuestras vidas. Todos hemos experimentado sucesos que pueden considerarse<br />

increíbles o asombrosos. Estamos ordenando un armario y encontramos un regalo de una persona<br />

con la que no hemos hablado en años; una hora después, sin motivo aparente, esa persona nos<br />

llama por teléfono. Leemos en el periódico un artículo sobre un tratamiento experimental para el<br />

cáncer de piel y, por alguna razón desconocida, decidimos guardar ese diario. Un mes más tarde, un<br />

familiar nos llama para decirnos que acaban de diagnosticarle cáncer en la piel y la información <strong>del</strong><br />

artículo que guardamos influye en sus decisiones y termina por salvarle la vida. Nuestro auto se<br />

descompone en una carretera desierta y el primer vehículo que pasa, justo cuando nos resignamos a<br />

pasar varias horas varados, es una grúa.<br />

¿Es posible considerar estos momentos como meras coincidencias? Por supuesto que sí,<br />

pero en un análisis más detallado también podemos decir que son atisbos de lo milagroso. Cada vez<br />

que tenemos estas experiencias, podemos considerarlas sucesos azarosos en un mundo caótico y<br />

desecharlas, o podemos reconocerlas como acontecimientos potencialmente cruciales. No creo en<br />

las coincidencias sin sentido; creo que cada coincidencia es un mensaje, una pista sobre un aspecto<br />

particular de nuestras vidas que requiere atención.<br />

¿Has escuchado alguna vez esa voz tranquila y sosegada en tu interior? ¿Alguna vez has<br />

tenido un sentimiento visceral respecto de algo o alguien? Esa voz y ese sentimiento visceral son<br />

formas de comunicación a las que debemos hacer caso. <strong>La</strong>s coincidencias también son mensajes de<br />

ese tipo. Si prestas atención a las coincidencias de la vida, podrás aprender a escuchar sus mensajes<br />

claramente; si comprendes las fuerzas que moldean las coincidencias, puedes llegar a influir en éstas


y crear un conjunto propio de coincidencias significativas, aprovechar las oportunidades que te<br />

ofrezcan y experimentar la vida como un milagro en constante desarrollo que inspira admiración en<br />

todo momento.<br />

Casi todos vamos por la vida con un poco de temor, de preocupación y nerviosismo. Somos<br />

como niños que juegan a las escondidas: queremos que nos hallen pero esperamos que no lo hagan,<br />

y nos comemos las uñas de los nervios. Nos preocupamos cuando las oportunidades se acercan<br />

demasiado y nos ocultamos en las sombras cuando el temor nos desborda. Ésta no es la manera<br />

adecuada de vivir. <strong>La</strong>s personas que comprenden la verdadera naturaleza de la realidad, aquéllas a<br />

las que algunas tradiciones llaman iluminadas, pierden todo temor o aflicción. <strong>La</strong>s preocupaciones<br />

desaparecen. Una vez que comprendemos cómo funciona la vida —wl flujo de energía, información e<br />

inteligencia que dirige cada momento— empezamos a percatarnos <strong>del</strong> increíble potencial de ese<br />

momento. <strong>La</strong>s cosas mundanas simplemente dejan de molestarnos. Nos volvemos alegres y nos<br />

sentimos llenos de dicha. Además, encontramos más coincidencias en nuestra vida.<br />

Cuando vivimos valorando las coincidencias y sus significados, nos conectamos con el campo<br />

subyacente de posibilidades infinitas. Aquí empieza la magia. Éste es un estado que llamo<br />

sincrodestino, en el que es posible alcanzar el cumplimiento espontáneo de todos nuestros deseos. El<br />

sincrodestino requiere que ingresemos en la profundidad de nuestro interior y, al mismo tiempo, que<br />

tomemos conciencia de la intrincada danza de coincidencias que hay afuera, en el mundo físico.<br />

Requiere comprender la naturaleza profunda de las cosas, reconocer la fuente de la inteligencia que<br />

crea, sin cesar, nuestro Universo y mantener la intención de aprovechar las oportunidades específicas<br />

de cambio conforme se presenten.<br />

Antes de explorar este tema, hagamos un pequeño experimento. Cierra los ojos y piensa en lo<br />

que hiciste durante las últimas 24 horas. Vuelve con tu memoria desde donde estás en este<br />

momento, a donde estabas hace exactamente un día. Recuerda con el mayor detalle posible lo que<br />

hiciste, los pensamientos que pasaron por tu cabeza y los sentimientos que afectaron tu corazón.<br />

Ahora elige un asunto o lema de las pasadas 24 horas y concéntrate en él. No tiene que ser<br />

algo especialmente importante o espectacular; sólo algo que recuerdes haber enfrentado durante el<br />

día. Si fuiste al banco, puedes elegir el dinero o la situación económica; si tuviste una cita con el<br />

doctor, puedes elegir la salud; si jugaste golf o tenis, puedes concentrarte en los deportes. Piensa en<br />

este tema durante unos segundos.<br />

Ahora vuelve cinco años atrás. Concéntrate en la fecha de hoy y retrocede año por año hasta<br />

que llegues a la misma fecha cinco años atrás. Observa si puedes recordar más o menos dónde<br />

estabas y qué estabas haciendo en esa época. Intenta imaginar tu vida en ese momento, lo más<br />

claramente posible.<br />

Una vez que hayas creado una imagen mental nítida de tu vida, tal como era hace cinco años,<br />

introduce el tema o asunto de las pasadas 24 horas en el que hayas elegido concentrarte: situación<br />

económica, salud, religión o lo que haya sido. Intenta recordar la mayor cantidad de sucesos<br />

relacionados con esa área de tu vida. Por ejemplo, si el tema que elegiste es la salud, podrías<br />

recordar las enfermedades que has padecido, cómo éstas te llevaron de un médico a otro, cómo<br />

decidiste dejar de fumar y cuánto pudo haber afectado esto a otras áreas de tu vida, o la dieta que<br />

escogiste. Realiza este ejercicio ahora mismo.<br />

Mientras pensabas en el tema de tu elección, en cómo se desarrolló y afectó tu vida actual,<br />

estoy seguro de que descubriste muchas coincidencias. <strong>La</strong> vida depende en gran medida de los<br />

encuentros fortuitos, los giros <strong>del</strong> destino o los caminos que súbitamente doblan en una nueva<br />

dirección. Es probable que ese tema se haya conectado pronto con otras áreas de tu vida, pese á<br />

que al principio parecía totalmente insignificante. Al rastrear tu historia personal de este modo,<br />

puedes llegar a comprender el papel que las coincidencias han desempeñado en tu vida. Puedes ver<br />

que si un pequeño detalle hubiera sido diferente, la historia sería otra, con otras personas, en otro<br />

empleo o con una trayectoria de vida totalmente distinta.<br />

No obstante que concibas a tu vida como completamente planeada, hay sucesos que moldean<br />

tu destino de una manera que, quizá, nunca imaginaste. <strong>La</strong>s coincidencias y otros pequeños milagros<br />

que ocurren de manera cotidiana, son pistas de que el Universo te reserva planes mucho más<br />

grandes de lo que jamás soñaste. Mi vida, que para los demás parece tan bien planeada, es una<br />

sorpresa continua. Asimismo, mi pasado está lleno de notables coincidencias que me convirtieron en<br />

quien soy ahora.<br />

5


6<br />

Mi padre sirvió en el ejército hindú como médico personal de Lord Mountbatten, último<br />

gobernador general <strong>del</strong> Imperio Británico en India. Mientras cumplía con sus obligaciones, mi padre<br />

convivió estrechamente con <strong>La</strong>dy Mountbatten, con quien entabló amistad. Ella lo exhortó a solicitar<br />

una beca para convertirse en miembro <strong>del</strong> Colegio Real de Médicos, motivo por el cual mi padre<br />

partió a Inglaterra cuando yo tenía unos seis años de edad. Poco después, mi madre también dejó la<br />

India para reunirse temporalmente con mi padre, y mi hermano menor y yo quedamos al cuidado de<br />

nuestros abuelos.<br />

Un día, mi padre envió un telegrama desde Inglaterra en el que anunciaba que finalmente<br />

había aprobado todos sus exámenes. Fue un día memorable para todos. Mi abuelo, orgulloso <strong>del</strong><br />

éxito de su hijo, nos llevó a celebrar. ¡No habíamos experimentado un día tan emocionante, como<br />

ése, en nuestras jóvenes vidas! Nos llevó al cine, a una feria ambulante y a un restaurante familiar.<br />

Nos compró dulces y juguetes. El día entero fue una gloriosa vorágine de felicidad. No obstante, por<br />

la noche mi hermano y yo despertamos por el sonido de unos gemidos. Aunque no lo supimos<br />

inmediatamente, mi abuelo había muerto, y el sonido que nos había despertado era el angustioso<br />

llanto de las mujeres dolientes. El cuerpo de mi abuelo fue incinerado y sus cenizas se esparcieron en<br />

el Ganges.<br />

Esto nos afectó profundamente a mi hermano y a mí. Yo permanecía despierto por las noches,<br />

preguntándome en dónde estaba mi abuelo, y si su alma había sobrevivido de alguna forma después<br />

de su muerte. Mi hermano tuvo una reacción distinta: su piel empezó a despellejarse, como si tuviera<br />

quemaduras graves de sol. No había una explicación física para esto y consultamos a varios<br />

doctores. Un acertado médico reconoció que los recientes acontecimientos traumáticos podían haber<br />

dejado a mi hermano desprotegido y en un estado de vulnerabilidad, y que aquel síntoma era una<br />

manifestación externa evidente. También predijo que la exfoliación desaparecería cuando nuestros<br />

padres volvieran a la India, y así fue.<br />

Cuando reflexiono en estos acontecimientos tempranos, me doy cuenta de que fueron la<br />

semilla <strong>del</strong> trabajo de toda mi vida: investigaciones sobre la naturaleza <strong>del</strong> alma y estudios de la<br />

conexión mente-cuerpo en el campo de la salud. <strong>La</strong> elección de mi profesión dependió de una larga<br />

serie de coincidencias cuyos orígenes encuentro en cualquier dirección a la que mire, en este caso,<br />

en la amistad de mi padre con <strong>La</strong>dy Mountbatten.<br />

Hubo otros acontecimientos aparentemente fortuitos que influyeron todavía más en mi vida.<br />

Cuando estaba en la escuela, mi mejor amigo era un compañero que se llamaba Oppo. Él era muy<br />

hábil con las palabras. Cuando en la clase de inglés teníamos que elaborar un reporte escrito, él<br />

siempre obtenía las mejores calificaciones. También era muy divertido. Quería imitarlo en todo lo que<br />

él hacía. Cuando Oppo decidió que quería ser escritor, tomé la misma resolución.<br />

Sin embargo, el sueño de mi padre era que fuera médico. Cuando nos sentamos a platicarlo,<br />

le dije: «No, no quiero ser doctor; la medicina no me interesa en absoluto. Quiero ser un gran autor.<br />

Quiero escribir libros». No mucho después, en mi cumpleaños número catorce, mi padre me regaló<br />

algunos libros maravillosos, entre ellos: Of Human Bondage de W. Somerset Maugham, Arrowsmith<br />

de Sinclair Lewis y Magnificent Obsession de Lloyd C. Douglas. Aunque no lo mencionó en el<br />

momento, todos estos libros son sobre médicos y me dejaron una impresión tan profunda que<br />

despertaron mi deseo de convertirme en uno.<br />

El estudio de la medicina me pareció una manera ideal de iniciar la exploración de la<br />

espiritualidad. Pensé que si desentrañaba los misterios <strong>del</strong>, cuerpo humano, tal vez algún día llegaría<br />

al alma. Si no hubiera conocido a Oppo, quizá nunca hubiera desarrollado mi amor por la literatura y<br />

la escritura. Si mi padre hubiera actuado diferente y se hubiera opuesto a mi decisión de ser escritor<br />

en vez de alentarme con libros sobre médicos, tal vez me hubiera convertido en periodista. Pero<br />

estos sucesos aparentemente inconexos y esta red de relaciones —de <strong>La</strong>dy Mountbatten a mi padre,<br />

a mi abuelo y a mi hermano, y con Oppo— estaban sincronizadas entre sí. Es como si una<br />

conspiración de coincidencias hubiera forjado mi historia personal y me hubiera orientado a la vida<br />

que tanto disfruto hoy.<br />

Todos estamos inmersos en uña red de coincidencias que nos inspira y nos ayuda a dar<br />

rumbo a nuestras vidas. En este preciso instante, mi vida me ha guiado a escribir este libro, a estar<br />

en comunión contigo a través de las palabras, de esta página. El simple hecho de que estés leyendo<br />

estas palabras, que hayas encontrado este libro, que hayas decidido abrirlo y que inviertas tiempo y<br />

energía en investigar qué es el sincrodestino, es una de esas coincidencias potencialmente cruciales


de la vida. ¿Qué circunstancias te trajeron a este libro? ¿Cómo lo elegiste entre otros miles? ¿Qué<br />

cambios te gustaría hacer en tu vida, ahora que has leído los primeros párrafos?<br />

Sin embargo, identificar la red de coincidencias de nuestras vidas es sólo el primer peldaño<br />

para comprender y vivir el sincrodestino. El siguiente paso consiste en tomar conciencia de las<br />

coincidencias mientras ocurren. Es fácil verlas en retrospectiva, pero si las descubres en el momento<br />

en el que suceden, estarás en una mejor posición para aprovechar las oportunidades. Además, la<br />

conciencia se traduce en energía. Mientras más atención prestes a las coincidencias, es más probable<br />

que aparezcan, lo que significa que cada vez tendrás un mayor acceso a los mensajes que se<br />

te envían sobre el rumbo que debe tomar tu vida.<br />

<strong>La</strong> fase final <strong>del</strong> sincrodestino tiene lugar cuando tomas plena conciencia de la interrelación de<br />

todas las cosas, de cómo cada una influye en la otra, de cómo están sincronizadas entre sí. Estar en<br />

sincronía significa operar al unísono, como unidad. Imagina un cardumen que nada en una dirección;<br />

luego, en un parpadeo, todos los peces cambian de dirección. No hay un líder que dé instrucciones.<br />

Los peces no piensan: el pez que está frente a mí viró a la izquierda; por lo tanto, debo virar a la<br />

izquierda. Todo ocurre simultáneamente. Esta sincronía responde a una gran inteligencia<br />

omnipresente que reside en el corazón de la naturaleza y que se manifiesta en cada uno a través de<br />

lo que llamamos alma.<br />

Cuando aprendemos a vivir desde el alma, ocurren varias cosas. Tomamos conciencia de los<br />

exquisitos patrones y ritmos sincrónicos que gobiernan la vida. Comprendemos los infinitos recuerdos<br />

y experiencias que nos han convertido en quienes somos ahora. El temor y la ansiedad desaparecen<br />

cuando observamos el mundo conforme se desarrolla. Identificamos la red de coincidencias que nos<br />

rodea y nos damos cuenta de que hasta los sucesos más pequeños tienen un significado.<br />

Descubrimos que al prestar atención e intención a estas coincidencias, podemos conseguir<br />

resultados específicos. Establecemos contacto con todos y con todo lo que existe en el Universo y<br />

reconocemos el espíritu que nos une a ellos. Revelamos la maravilla oculta en nuestro interior y nos<br />

<strong>del</strong>eitamos en nuestra gloria recién descubierta. Conscientes, convertimos nuestra vida en la<br />

expresión infinitamente creativa para la que fue creada, y con ello vivimos nuestros sueños más<br />

profundos y nos acercamos a la iluminación.<br />

Éste es el milagro <strong>del</strong> sincrodestino.<br />

<strong>La</strong>s páginas siguientes están divididas en dos secciones. <strong>La</strong> primera explora la dinámica de las<br />

coincidencias, la sincronicidad y el sincrodestino, y responde a la pregunta ¿cómo funciona? <strong>La</strong><br />

segunda cubre los siete principios <strong>del</strong> sincrodestino, junto con una planeación diaria para que utilices<br />

lo que has aprendido. Este apartado responde a la pregunta ¿qué significa para mí?<br />

A quienes les gusta alcanzar objetivos o han leído mis libros anteriores, pueden sentirse<br />

tentados a pasar directamente a las lecciones, pero hay matices, información adicional y comentarios<br />

específicos que es conveniente entender antes de seguir a<strong>del</strong>ante. De hecho, hay que considerar que<br />

el concepto de sincrodestino ha evolucionado durante los últimos diez años y sigue haciéndolo. Tal<br />

vez hayas asistido a cursos o escuchado audiocasetes sobre el tema, pero considera este libro como<br />

sincrodestino I, una introducción, y sincrodestino II, una comprensión más avanzada y clara sobre<br />

este fenómeno, como teoría y experiencia.<br />

A quienes no conozcan mis obras anteriores, los exhorto a que no pierdan el impulso. He<br />

intentado que éste sea el libro más accesible y espero haberlo logrado. Sin embargo, a veces<br />

lidiamos con algunas preguntas profundas, y tal vez sientas de pronto que nunca comprenderás.<br />

Procura no quedarte atascado en un párrafo o una página. Cada capítulo se basa en el anterior y los<br />

capítulos siguientes aclaran los puntos que pudieron ser complejos al primer contacto. Los objetivos<br />

son dos: comprender cómo funciona el sincrodestino y aprender técnicas específicas para aprovechar<br />

su poder en la vida cotidiana.<br />

Este libro no cambiará tu vida de la noche a la mañana, pero si estás dispuesto a dedicarle<br />

unos minutos cada día, comprobarás que los milagros no sólo son posibles, sino abundantes. Los<br />

milagros pueden ocurrir todos los días, en cada hora y en cada minuto de tu vida. En este momento,<br />

las semillas de un destino perfecto están latentes en tu interior. Libera su potencial y vive una vida<br />

más maravillosa que cualquier sueño. Permíteme mostrarte cómo.<br />

7


I<br />

Primera parte<br />

<strong>La</strong> promesa <strong>del</strong><br />

potencial ilimitado


1 Materia,<br />

mente<br />

y espíritu<br />

Desde el momento en que tomamos conciencia <strong>del</strong> mundo que nos rodea, nos preguntamos cuál es<br />

nuestro lugar en él. Estas preguntas son perennes: ¿por qué estoy aquí?, ¿cuál es mi sitio en el<br />

Universo?, ¿cuál es mi destino? De niños, imaginamos el futuro como una hoja en blanco en la que<br />

podemos escribir nuestra historia. <strong>La</strong>s posibilidades son infinitas y nos sentimos llenos de energía por<br />

la promesa <strong>del</strong> descubrimiento y el placer de vivir inmersos en tanto potencial. Sin embargo,<br />

conforme crecemos, «comprendemos» nuestras limitaciones y nuestra visión <strong>del</strong> futuro se constriñe.<br />

Lo que una vez elevó la imaginación, ahora es un lastre de temor y ansiedad; lo que una vez pareció<br />

ilimitado, se vuelve estrecho y nebuloso.<br />

Existe una forma de recuperar la vertiginosa dicha <strong>del</strong> potencial inagotable. Todo lo que se<br />

necesita es comprender la verdadera naturaleza de la realidad, la disposición para aceptar la<br />

interrelación e indivisibilidad de todas las cosas. Después, con la ayuda de técnicas específicas,<br />

comprobarás cómo el mundo se abre para ti, y la buena suerte y las oportunidades, que de vez en<br />

cuando surgían, ocurrirán con más y más frecuencia. ¿Qué tan poderoso es el sincrodestino? Imagina<br />

que estás en un cuarto totalmente a oscuras y que tienes una linterna en la mano. Enciendes la<br />

linterna y ves que hay una hermosa pintura que cuelga de la pared. Tal vez pienses: «Es una obra de<br />

arte maravillosa, pero ¿es todo lo que hay?» En ese momento, el cuarto se ilumina desde arriba.<br />

Miras a tu alrededor y descubres que estás en un museo de arte, rodeado por cientos de pinturas,<br />

cada una más hermosa que la anterior. Conforme estas posibilidades se revelan, te das cuenta de<br />

que tienes una cantidad colosal de obras de arte que puedes estudiar y amar. Dejas de estar limitado<br />

a ver sólo una pintura iluminada por la débil luz de una linterna.<br />

Ésta es la promesa <strong>del</strong> sincrodestino. Éste enciende las luces; nos da la capacidad de tomar<br />

decisiones auténticas, en vez de ir por la vida adivinando ciegamente; nos permite ver significado en<br />

el mundo, comprender la conexión o sincronicidad de todas las cosas, elegir la clase de vida que<br />

queremos vivir y cumplir nuestro destino espiritual. El sincrodestino permite transformar nuestras<br />

vidas de acuerdo con lo que queremos.<br />

El primer paso para vivir de este modo consiste en entender la naturaleza de los tres niveles<br />

de existencia.<br />

Nivel 1: El ámbito físico<br />

El primer nivel de existencia es el físico o material, el universo visible. Es el mundo que mejor<br />

conocemos, al que llamamos mundo real Contiene materia y objetos con límites precisos, todo lo<br />

tridimensional y lo que percibimos con los cinco sentidos: lo que podemos tocar, ver, escuchar, sentir,<br />

probar u oler. Incluye nuestros cuerpos, el viento, la tierra, el agua, los gases, los animales, los<br />

microbios, las moléculas y las páginas de este libro. En el ámbito físico, el tiempo parece fluir en una<br />

línea tan recta que la llamamos flecha <strong>del</strong> tiempo; ésta va <strong>del</strong> pasado al presente y al futuro. Lo<br />

anterior significa que todo lo que hay en el ámbito físico tiene un principio y un final; por lo tanto, es<br />

pasajero. Los seres sensibles nacen y mueren. <strong>La</strong>s montañas se elevan desde el núcleo líquido <strong>del</strong><br />

planeta, y la lluvia y el viento incesante las erosionan.<br />

El mundo físico está gobernado por leyes inmutables de causa y efecto, por lo que todo es<br />

predecible. <strong>La</strong> física newtoniana nos permite predecir acciones y reacciones; de modo que, cuando


10<br />

una bola de billar golpea a otra con una velocidad y en un ángulo específicos, podemos anticipar<br />

exactamente qué ruta seguirá cada una sobre la mesa. Los científicos pueden calcular con precisión<br />

cuándo ocurrirá un eclipse solar y cuánto durará. Toda la comprensión de sentido común que tenemos<br />

<strong>del</strong> mundo proviene de lo que sabemos de este ámbito físico.<br />

Nivel 2: El ámbito cuántico<br />

En el segundo nivel de existencia, todo consiste en información y energía. Se le llama ámbito<br />

cuántico. En este nivel todo es insustancial, lo que significa que no puede tocarse ni percibirse con<br />

ninguno de los cinco sentidos. Tu mente, tus pensamientos, tu ego y la parte de ti que normalmente<br />

consideras que es tu ser, son parte <strong>del</strong> ámbito cuántico. Estas cosas carecen de solidez; sin embargo<br />

sabes que tu ser y tus pensamientos son reales. Aunque es más fácil pensar el ámbito cuántico en<br />

términos de la mente, engloba mucho más. De hecho, todo lo que existe en el universo visible es una<br />

manifestación de la energía y la información <strong>del</strong> ámbito cuántico. El mundo material es un<br />

subconjunto <strong>del</strong> mundo cuántico.<br />

Otra manera de explicarlo es que todo lo existente en el ámbito físico está hecho de<br />

información y energía. En la famosa ecuación de Einstein, E = MC 2 , sabemos que la energía (E) es<br />

igual a la masa (M) por la velocidad de la luz (C) al cuadrado. Esto nos dice que la materia (masa) y<br />

la energía son la misma cosa, pero en manifestaciones diferentes: energía es igual a masa.<br />

Una de las primeras lecciones de ciencia que nos enseñan en la escuela es que todo objeto<br />

sólido está hecho de moléculas, y que éstas están formadas por unidades todavía más pequeñas<br />

llamadas átomos. Nos explican que esta silla, aparentemente sólida, en la que estamos sentados,<br />

está hecha de átomos tan pequeños que no pueden verse sin la ayuda de un poderoso microscopio.<br />

Luego aprendemos que los pequeños átomos están formados por partículas subatómicas que<br />

carecen de solidez. Son literalmente paquetes u ondas de información y energía. Esto significa que<br />

en este segundo nivel de existencia, la silla en la que estás sentado no es otra cosa que energía e<br />

información.<br />

Este concepto puede ser difícil de asimilar al principio. ¿Cómo es posible que unas ondas<br />

invisibles de energía e información se perciban como objetos sólidos? <strong>La</strong> respuesta es que los<br />

sucesos en el ámbito cuántico ocurren a la velocidad de la luz; y a esa velocidad, nuestros sentidos<br />

simplemente no pueden procesar todo lo que influye en nuestra experiencia sensible. Percibimos los<br />

objetos diferentes entre sí porque las ondas de energía contienen y determinan la frecuencia o<br />

vibración de diferentes tipos de información. Es como escuchar la radio. Si sintonizamos el 101.5 de<br />

FM, por ejemplo, tal vez escuchemos sólo música clásica. Si cambiamos a una frecuencia de ondas<br />

de radio ligeramente distinta, por ejemplo al 101.9 de FM, quizá escuchemos rock and roll. En función<br />

de cómo vibra, la energía está codificada para transmitir información diferente.<br />

De esta manera, el mundo físico, el mundo de los objetos y la materia, está hecho de<br />

información contenida en una energía que vibra a distintas frecuencias. <strong>La</strong> razón por la que no vemos<br />

el mundo como una enorme red de energía es porque vibra demasiado rápido. Nuestros sentidos,<br />

que funcionan lentamente, sólo pueden registrar trozos de esta energía y actividad, y estos<br />

conglomerados de información se convierten en la silla, en mi cuerpo, en el agua y en todos los<br />

demás objetos físicos <strong>del</strong> universo visible.<br />

Esto es similar a lo que ocurre cuando vemos una película. Como sabes, una película está<br />

hecha de fotogramas individuales separados por franjas. Si viéramos la película en el carrete en una<br />

sala de proyección, veríamos los fotogramas y las separaciones. Sin embargo, cuando vemos la<br />

película, los fotogramas pasan tan rápido que nuestros sentidos no perciben la discontinuidad. Los<br />

percibimos como un flujo constante de información.<br />

En el ámbito cuántico, los trozos de campos de energía que vibran a diferentes frecuencias, y<br />

que percibimos como objetos sólidos, forman parte de un campo de energía colectivo. Si pudiéramos<br />

percibir todo lo que ocurre en el ámbito cuántico, veríamos que formamos parte de un gran caldo de<br />

energía y que todas las cosas, cada uno de nosotros y todos los objetos <strong>del</strong> ámbito físico, son sólo un<br />

conglomerado de energía que flota en este caldo de energía. En todo momento, tu campo de energía<br />

está en contacto con el de todos los demás e influye en él; todos respondemos a esa experiencia.<br />

Todos somos expresiones de esta energía e información. En ocasiones podemos sentir esta


conexión. <strong>La</strong> sensación normalmente es sutil, pero a veces es tangible. <strong>La</strong> mayoría hemos tenido la<br />

experiencia de entrar en una habitación y sentir que la tensión es tal que puede cortarse con un<br />

cuchillo, o de estar en una iglesia o un lugar sagrado y sentirnos inundados por una sensación de<br />

paz. Esto es porque la energía colectiva <strong>del</strong> entorno se mezcla con la nuestra y lo percibimos en<br />

algún nivel.<br />

En el ámbito físico también intercambiamos constantemente energía e información. Imagina<br />

que estás parado en la calle y hueles el humo <strong>del</strong> cigarrillo de una persona que camina a una cuadra<br />

de distancia. Eso significa que estás inhalando el aliento de esa persona a cien metros de distancia.<br />

El olor es sólo un indicador que te informa que estás inhalando el aliento de otra persona. Si el<br />

indicador no estuviera ahí, si la persona no estuviera fumando, de todos modos estarías inhalando su<br />

aliento, sólo que sin el humo de cigarrillo no te darías cuenta. ¿Y qué es el aliento? Es el bióxido de<br />

carbono y el oxígeno que proviene <strong>del</strong> metabolismo de cada célula <strong>del</strong> cuerpo de ese extraño. Eso es<br />

lo que estás inhalando, <strong>del</strong> mismo modo que otras personas inhalan tu aliento. Así pues, de manera<br />

constante, intercambiamos partes de nuestro ser, moléculas físicas y mensurables de nuestros<br />

cuerpos.<br />

En un nivel más profundo, en realidad no hay límites entre nuestro ser y el Universo. Cuando<br />

tocamos un objeto, lo sentimos sólido, como si hubiera un límite definido entre éste y nosotros. Los<br />

físicos dirían que percibimos la solidez de ese límite porque todo está hecho de átomos, que la solidez<br />

es la sensación que obtenemos cuando los átomos chocan contra otros átomos. Pero piensa<br />

qué es un átomo. Los átomos constan de un pequeño núcleo y una gran nube de electrones que lo<br />

rodean. No hay un caparazón rígido en su exterior, sólo una nube de electrones. Para visualizarlo,<br />

imagina un cacahuate en medio de un estadio de fútbol. El cacahuate representa el núcleo, y el<br />

estadio, el tamaño de la nube de electrones que lo rodea. Cuando tocamos un objeto, percibimos<br />

solidez al contacto de las nubes de electrones. Ésa es nuestra interpretación de la solidez, dada la<br />

sensibilidad (o relativa insensibilidad) de nuestros sentidos. Los ojos están programados para ver los<br />

objetos como tridimensionales y sólidos. <strong>La</strong>s terminales nerviosas están programadas para sentir los<br />

objetos como tridimensionales y sólidos. Sin embargo, en la realidad <strong>del</strong> ámbito cuántico, la solidez<br />

no existe. ¿Hay solidez cuando chocan dos nubes? No. Se funden y se separan. Algo similar ocurre<br />

cuando tocas un objeto. Tus campos de energía (y nubes de electrones) chocan, algunas porciones<br />

pequeñas se funden y luego te separas. Aunque te percibes como un todo, has cedido un poco de tu<br />

campo de energía al objeto y a cambio obtienes un poco de la suya. Con cada encuentro<br />

intercambiamos información y energía, y cuando nos separamos nos transformamos un poco. Aquí<br />

podemos comprobar también cuan conectados estamos con el mundo físico. Constantemente<br />

compartimos porciones de nuestros campos de energía, por lo que todos, en este nivel cuántico, en el<br />

nivel de nuestras mentes y seres, estamos conectados. Todos estamos correlacionados con los<br />

demás.<br />

Así pues, sólo en la conciencia, nuestros limitados sentidos crean un mundo sólido a partir de<br />

la energía e información puras. Pero ¿qué pasaría si pudiéramos ver en el ámbito cuántico, si<br />

tuviéramos ojos cuánticos? Veríamos que todo lo que consideramos sólido en el mundo físico, entra y<br />

sale de un vacío infinito a la velocidad de la luz. Tal como la secuencia fotograma-franja de las<br />

películas, el Universo es un fenómeno de encendido-apagado. <strong>La</strong> continuidad y solidez <strong>del</strong> mundo<br />

existen sólo en la imaginación alimentada por sentidos que no pueden discernir las ondas de energía<br />

e información que conforman el nivel cuántico de la existencia. En realidad, todos entramos y salimos<br />

de la existencia continuamente. Si pudiéramos afinar nuestros sentidos, veríamos los huecos de<br />

nuestra existencia. Estamos aquí, luego no estamos y luego volvemos otra vez. Sólo nuestra<br />

memoria mantiene la sensación de continuidad.<br />

Existe una analogía que puede ilustrar este punto. Los científicos saben que los caracoles<br />

necesitan, aproximadamente, tres segundos para registrar la luz. Imagina que un caracol me está<br />

viendo y que salgo de la habitación y realizo una proeza en tres segundos: robo un banco y regreso.<br />

En lo que al caracol concierne, nunca salí <strong>del</strong> cuarto; podría llevarlo a la corte y rendiría un testimonio<br />

perfecto. Para el caracol, el tiempo que estuve fuera <strong>del</strong> cuarto caería dentro de uno de esos huecos<br />

entre los fotogramas de la existencia discontinua. Su sentido de continuidad, suponiendo que tuviera,<br />

simplemente no registraría el hueco de tiempo.<br />

Así pues, la experiencia sensorial de todos los seres vivos es una construcción perceptiva<br />

artificial, creada en la imaginación. Hay un relato zen sobre dos monjes que observan una bandera<br />

11


12<br />

ondear en el viento. Uno dice: «<strong>La</strong> bandera está ondeando» y el otro afirma: «No, el viento se está<br />

moviendo». Su maestro se acerca y uno le pregunta: «¿Quién tiene razón? Yo digo que la bandera se<br />

está moviendo; él dice que es el viento el que se mueve». El maestro contesta: «Ambos están<br />

equivocados. Sólo la conciencia se está moviendo; cuando la conciencia se mueve, crea el mundo<br />

con su imaginación».<br />

<strong>La</strong> mente es un campo de energía e información. <strong>La</strong>s ideas también son energía e<br />

información. Tú has imaginado tu cuerpo y el resto <strong>del</strong> mundo físico, al percibir el caldo de energía<br />

como un conjunto de entidades físicas separadas. Pero ¿de dónde proviene la mente que imagina<br />

esto?<br />

Nivel 3: El ámbito no circunscrito<br />

El tercer nivel de existencia es la inteligencia o conciencia. Se le ha llamado ámbito virtual, ámbito<br />

espiritual, campo de potencial, ser universal o inteligencia no circunscrita. Aquí es donde la<br />

información y la energía surgen de un mar de posibilidades. El nivel más fundamental y básico de la<br />

naturaleza no es material. Ni siquiera es un caldo de energía e información; es potencial puro. Este<br />

nivel de realidad no circunscrita opera más allá <strong>del</strong> espacio y el tiempo porque sencillamente no<br />

existen en él. Lo llamamos no circunscrito porque no puede confinarse a un lugar. No está en ti ni<br />

fuera de ti; simplemente es.<br />

<strong>La</strong> inteligencia <strong>del</strong> ámbito espiritual es la que organiza el caldo de energía en entidades<br />

conocibles. Es lo que agrupa las partículas cuánticas en átomos, los átomos en moléculas, las<br />

moléculas en estructuras. Es la fuerza organizadora que está detrás de todas las cosas. Puede ser<br />

difícil asimilar este concepto. Una manera relativamente sencilla de pensar este ámbito consiste en<br />

reconocer la naturaleza dual de tus pensamientos. Mientras lees estas palabras, tus ojos están<br />

viendo la impresión en la página, tu mente está traduciendo la impresión a símbolos —letras y<br />

palabras— y tratando de deducir su significado. Pero reflexiona un momento: ¿quién es el que está<br />

leyendo?, ¿qué es esa conciencia que está detrás de tus pensamientos? Date cuenta de la dualidad<br />

de estos procesos internos. Tu mente está ocupada decodificando, analizando y traduciendo.<br />

Entonces, ¿quién está leyendo en realidad? Con este ligero cambio en tu atención podrás darte<br />

cuenta de que existe una presencia interna, una fuerza que siempre vive las experiencias. Ésta es el<br />

alma o inteligencia no circunscrita, y su vivencia tiene lugar en el nivel virtual.<br />

Así como la información y la energía forjan el mundo físico, este ámbito no circunscrito crea y<br />

ordena la actividad de la información y la energía. De acuerdo con el doctor <strong>La</strong>rry Dossey, exitoso<br />

escritor y estudioso de la metafísica, los acontecimientos no circunscritos tienen tres importantes<br />

características que los distinguen: están correlacionados de manera independiente, absoluta e<br />

inmediata. Analicemos brevemente lo que quiere decir con esto.<br />

El comportamiento de dos o más acontecimientos subatómicos no está determinado por las<br />

leyes de causa y efecto; significa que un suceso no es la causa de otro, aunque el comportamiento<br />

esté correlacionado o coordinado inmediatamente con éste. En otras palabras, parecen bailar al mismo<br />

son, aunque no están comunicándose entre sí en el sentido convencional. Éste es el significado<br />

de independiente.<br />

<strong>La</strong> correlación entre los acontecimientos no circunscritos es absoluta, lo que significa que la<br />

firmeza de la correlación permanece intacta, a pesar de la distancia en tiempo y espacio. Por ejemplo,<br />

si tú y yo estuviéramos hablando en una habitación, mi voz sonaría muy diferente que si estuviéramos<br />

en aceras opuestas en una calle. A esta distancia, mi voz sonaría mucho más débil, en el caso de<br />

que pudieras oírme. Si estuvieras en el ámbito no circunscrito, me escucharías claramente sin<br />

importar que yo estuviera parado a tu lado, al otro lado de la calle, a un kilómetro de distancia o,<br />

incluso, en otro continente.<br />

Finalmente, inmediato significa que los acontecimientos no circunscritos no requieren tiempo<br />

de traslado. Todos sabemos que la luz y el sonido viajan a velocidades distintas y por eso vemos el<br />

relámpago a la distancia antes de escuchar el trueno. Con los sucesos no circunscritos no hay tal<br />

retraso, pues las correlaciones de este tipo no obedecen a las leyes de la física clásica. NO hay<br />

señal, no hay luz y no hay sonido. No hay nada que tenga que trasladarse. <strong>La</strong>s correlaciones entre<br />

los acontecimientos que suceden en el nivel no circunscrito o virtual, ocurren al instante, sin causa y


sin debilitarse a través <strong>del</strong> tiempo o la distancia. <strong>La</strong> inteligencia no circunscrita está en todas partes a<br />

la vez, y puede causar múltiples efectos simultáneos en varios lugares. Es desde este ámbito virtual<br />

desde donde todas las cosas están organizadas y sirneronizadas. Por lo tanto, ésta es la fuente de<br />

las coincidencias, que son tan importantes para el sincrodestino. Cuando aprendes a vivir desde este<br />

nivel, puedes cumplir espontáneamente todos tus deseos. Puedes hacer milagros.<br />

13<br />

Evidencias <strong>del</strong> ámbito virtual<br />

El ámbito virtual no es producto de la imaginación ni <strong>del</strong> anhelo de una fuerza universal más grande<br />

que nosotros. Aunque los filósofos han discutido y debatido la existencia <strong>del</strong> espíritu durante miles de<br />

años, no fue sino hasta el siglo XX que la ciencia pudo ofrecer pruebas de la existencia de la<br />

inteligencia no circunscrita. Aunque la siguiente disertación es algo compleja, si la lees completa<br />

estoy seguro de que tendrás la misma sensación de maravilla y emoción que sentí cuando supe de<br />

esta investigación.<br />

Tal como aprendimos en la clase de ciencias, el Universo está formado tanto de partículas<br />

sólidas como de ondas. Nos enseñaron que las partículas eran los componentes básicos de todos los<br />

objetos sólidos <strong>del</strong> mundo. Por ejemplo, aprendimos que las unidades más pequeñas de materia —<br />

como los electrones <strong>del</strong> átomo—, eran partículas. Asimismo, nos enseñaron que las ondas como las<br />

<strong>del</strong> sonido o la luz no eran sólidas. No había confusión entre las dos; las partículas eran partículas y<br />

las ondas, ondas.<br />

Lo que los físicos descubrieron, posteriormente, es que una partícula subatómica es parte de<br />

lo que se conoce como paquete de onda. Aunque las ondas de energía normalmente son continuas,<br />

con cimas y depresiones separadas uniformemente, un paquete de onda es una concentración de<br />

energía.<br />

(Imagina una pequeña pelota de estática con cimas y depresiones rápidas y marcadas que<br />

representan la amplitud de la onda.)<br />

ONDA<br />

PAQUETE DE ONDA<br />

Hay dos preguntas que podemos formular sobre la partícula de este paquete de onda: 1)<br />

¿dónde está?, y 2) ¿cuál es su velocidad? Los físicos descubrieron que podemos hacer una de estas<br />

preguntas, pero no ambas. Por ejemplo, cuando preguntamos dónde está y circunscribimos una<br />

onda-partícula aun lugar, entonces se convierte en una partícula. Si preguntamos cuál es su<br />

velocidad, hemos decidido que el movimiento es el factor más importante y por tanto estamos<br />

hablando de una onda.<br />

De esta manera, de lo que estamos hablando, la onda-partícula ¿es una partícula o una onda?<br />

Depende de cuál de las dos preguntas formulemos. En cualquier momento, esa onda-partícula puede<br />

ser una partícula o bien una onda, pues no podemos conocer su ubicación y su velocidad al mismo<br />

tiempo. De hecho, mientras no midamos su emplazamiento o su velocidad, es partícula y onda al<br />

mismo tiempo. A esto se le conoce como principio de incertidumbre de Heisenberg; se trata de uno<br />

de los conceptos básicos de la física moderna.


14<br />

Imagina una caja cerrada con una onda-partícula en su interior. Su identidad definitiva no está<br />

determinada hasta que se le observa o mide de alguna forma. En el momento previo a la<br />

observación, su identidad es potencial puro. Es tanto una onda como una partícula y existe sólo en el<br />

ámbito virtual. Después de que tiene lugar la observación o la medición, el potencial se desploma y se<br />

convierte en una entidad única, una partícula o una onda. Dado que normalmente evaluamos el<br />

mundo a través de los sentidos, la idea de que algo puede existir en más de un estado a la vez, se<br />

opone totalmente a lo que nos dice nuestra intuición, pero esa es la magia <strong>del</strong> mundo cuántico. Un<br />

famoso experimento de pensamiento creado por el físico Erwin Shroedinger muestra los extraños<br />

acontecimientos que son posibles gracias a la física cuántica. Imagina que tienes una caja cerrada<br />

que contiene una onda-partícula, un gato, una palanca y un recipiente con la tapa suelta de comida<br />

para gato. Si la onda-partícula se convirtiera en partícula, pondría en acción la palanca, ésta<br />

levantaría la tapa <strong>del</strong> recipiente de comida y el gato comería. Si la onda-partícula se convirtiera en<br />

onda, la tapa permanecería en el recipiente. Si abriéramos la caja (y por tanto hiciéramos una<br />

observación), veríamos un recipiente vacío (y un gato feliz), o un recipiente lleno (y un gato<br />

hambriento). Todo depende <strong>del</strong> tipo de observación que hagamos. Pero ésta es la parte que deja a la<br />

mente atónita: antes de que veamos dentro de la caja y hagamos una observación, el recipiente está<br />

vado y lleno, y el gato está simultáneamente satisfecho y hambriento. En ese momento, ambas<br />

posibilidades existen al mismo tiempo. <strong>La</strong> observación es la que convierte la posibilidad en realidad.<br />

Por increíble que suene, recientemente, los físicos realizaron un experimento que probó este<br />

fenómeno: demostraron que un átomo cargado y no observado de berilio ¡era capaz de estar en dos<br />

lugares al mismo tiempo!<br />

Quizá lo más difícil de creer es la noción de que dos lugares distintos puede ser producto de la<br />

percepción. En otras palabras, dos sucesos correlacionados y en dos lugares diferentes pueden ser,<br />

de hecho, los movimientos de un solo suceso. Imagina que hay un pez en una pecera y que dos<br />

cámaras de video están grabando sus movimientos. <strong>La</strong>s dos cámaras se ubican en ángulo recto y<br />

proyectan sus imágenes respectivas en dos pantallas distintas, que están en otra habitación. Tú estás<br />

sentado en esta habitación mirándolas. Observas dos peces diferentes y te sorprende que el<br />

comportamiento de uno se correlaciona inmediatamente con el <strong>del</strong> otro. Por supuesto, tú no sabes<br />

qué está pasando detrás de las cámaras. Si lo supieras, verías que se trata de un sólo pez. Si<br />

colocáramos muchas cámaras en ángulos distintos y proyectáramos sus imágenes en diferentes<br />

pantallas en la misma habitación, te sorprendería la correlación de los diferentes peces al instante.<br />

Los grandes visionarios de las tradiciones místicas sugieren que lo que experimentamos todos<br />

los días es una realidad proyectada, en la que los acontecimientos y las cosas sólo están separadas<br />

en el tiempo y el espacio, de manera aparente. En el reino más profundo, todos somos miembros <strong>del</strong><br />

mismo cuerpo y cuando una parte <strong>del</strong> cuerpo se mueve, todas las demás son afectadas al instante.<br />

Los científicos también proponen un nivel de existencia llamado hiperespacio octodimensional<br />

de Minkowsky. En esta dimensión, concebida matemáticamente, la distancia entre dos sucesos, sin<br />

importar cuan distantes puedan parecer en el espacio y el tiempo, siempre es igual a cero. A su vez,<br />

esto sugiere una dimensión de existencia en la que todos somos inseparablemente uno. <strong>La</strong><br />

separación puede ser sólo una ilusión. El enamoramiento en cualquiera de sus formas tiene la<br />

capacidad de empezar a destruir esa ilusión.<br />

Como la observación es la clave para definir a la onda-partícula como una sola entidad, Niels<br />

Bohr y otros físicos creyeron que la conciencia era la única responsable de la mutación de la ondapartícula.<br />

Por tanto, puede decirse que sin conciencia nada estaría definido, todo existiría sólo como<br />

paquetes de energía potenciales o potencial puro.<br />

Éste es uno de los puntos clave de este libro. Permíteme repetirlo porque es muy importante:<br />

Sin la conciencia como observadora e intérprete, todo existiría sólo como potencial puro. Ese<br />

potencial puro es el ámbito virtual, el tercer nivel de existencia. No está circunscrito; es inagotable,<br />

infinito y abarca todas las cosas. <strong>La</strong> utilización de ese potencial es lo que nos permite hacer milagros.<br />

Milagros no es una palabra suficientemente elocuente. Permíteme volver a la física para describir<br />

cómo la ciencia ha documentado algunos de los asombrosos . hechos que pueden ocurrir desde<br />

este nivel de potencial.<br />

Intrigado e inquieto por las posibilidades abiertas por la física cuántica, Albert Einstein diseñó


su propio experimento mental: imagina dos ondas-partículas idénticas que son disparadas en<br />

direcciones opuestas. ¿Qué ocurre si preguntamos sobre la ubicación de la onda-partícula A y sobre<br />

la velocidad de la onda-partícula B? Recuerda: ambas son idénticas, por lo que cualquier cálculo que<br />

se haga sobre una, será válido para la otra, por definición. El conocimiento de la ubicación de la<br />

onda-partícula A (que por lo tanto se ha convertido en partícula) nos indica simultáneamente la<br />

ubicación de la onda-partícula B, que por lo mismo se convierte también en partícula.<br />

<strong>La</strong>s consecuencias de este experimento mental, que se ha verificado matemática y<br />

experimentalmente, son enormes. Si la observación de la onda-partícula A afecta a la onda-partícula<br />

B, entonces hay una conexión o comunicación no circunscrita en la que se intercambia información a<br />

una velocidad mayor que la de la luz, sin el intercambio de energía. Esto se opone totalmente al<br />

sentido común. A este experimento mental se le conoce como paradoja Einstein-Podolsky-Rosen.<br />

Los experimentos de laboratorio han demostrado que las leyes de la física cuántica son válidas y que<br />

la comunicación o conexión no circunscrita es una realidad.<br />

Permíteme intentar ilustrar la magnitud de este punto con un ejemplo que es un poco<br />

exagerado, pero que tiene lugar en el mundo físico, por lo que sus efectos son más fáciles de<br />

concebir. Imagina que una empresa envía simultáneamente dos paquetes idénticos, uno a mi<br />

domicilio en California y otro a tu casa. En cada una de las cajas hay una onda-partícula<br />

correlacionada y no observada: potencial puro. Tú y yo recibimos y abrimos los paquetes<br />

exactamente al mismo tiempo. Justo antes de cortar la cinta y abrir las tapas, yo creo una imagen<br />

mental de lo que quiero que contenga la caja. Cuando la abro, descubro que contiene justo lo que<br />

imaginé: un violín. Pero ésa es sólo la mitad <strong>del</strong> milagro. Cuando tú abres tu caja, ¡también contiene<br />

un violín! Cuando yo imaginé lo que quería que contuviera la caja, las ondas-partículas adoptaron una<br />

forma específica, y mi imaginación afectó la onda-partícula dé tu paquete. Podríamos repetir este<br />

experimento una y otra vez, y siempre obtendríamos el mismo resultado: 16 que yo imaginara para mí<br />

sería igualado para ti en ese preciso instante. Y no sólo puedo influir en la forma de un grupo de<br />

ondas-partículas, sino que, de alguna manera, éstas son capaces de comunicar a través de la<br />

distancia entre mi casa y la tuya, la forma que están tomando a una velocidad mayor que la de la luz.<br />

A esto se refiere la comunicación o correlación no circunscrita.<br />

En una prolongación de esta investigación, también se demostró la existencia de la comunicación no<br />

circunscrita en las personas. En el famoso experimento Grinberg-Zylberbaum, publicado en 1987, los<br />

científicos utilizaron un aparato llamado electroencefalógrafo para medir las ondas cerebrales de<br />

parejas que meditaban juntas. Descubrieron que algunas parejas mostraban una fuerte correlación<br />

entre sus patrones de ondas cerebrales, lo que sugería un estrecho vínculo o relación mental. Estas<br />

personas podían identificar, cuando se percibían en comunicación directa con la otra, información que<br />

era confirmada por las máquinas que medían sus ondas cerebrales. A estas parejas estrechamente<br />

vinculadas se les pidió que meditaran juntas, una al lado de la otra, durante veinte minutos.<br />

Después, una de ellas se trasladaba a otra habitación, cerrada y aislada. Una vez ubicadas,<br />

cada una en una habitación distinta, se les pidió que intentaran establecer comunicación directa con<br />

la otra. <strong>La</strong> persona que había sido trasladada era estimulada en su habitación con brillantes destellos<br />

de luz, que causaban en sus ondas cerebrales pequeños picos llamados potenciales provocados.<br />

Pero lo fascinante de este experimento es que la persona que no estaba expuesta a la luz, también<br />

mostraba pequeños picos en sus ondas cerebrales que correspondían a los potenciales provocados<br />

de la que estaba expuesta a los destellos. Así pues, estas dos personas estaban conectadas en un<br />

nivel profundo por medio de la meditación, y esa conexión provocaba reacciones físicas mensurables<br />

en ambas, incluso en la que no estaba expuesta al estímulo luminoso. Lo que le ocurría a una le<br />

sucedía a la otra, automáticamente y en forma instantánea.<br />

Estos resultados no pueden explicarse si no es a través de la correlación no circunscrita que<br />

ocurre en el ámbito virtual, el nivel <strong>del</strong> espíritu que conecta, organiza y sincroniza todo. Este campo<br />

ilimitado de inteligencia o conciencia está en todos lados; se manifiesta en todas las cosas. Lo hemos<br />

visto operar en el nivel de las partículas subatómicas —el componente básico de todas las cosas—, y<br />

lo hemos visto conectar a dos personas en un nivel que trasciende las divisiones. Sin embargo, no es<br />

necesario entrar en un laboratorio para ver a esta inteligencia no circunscrita en acción. <strong>La</strong>s pruebas<br />

están por todos lados, en los animales, en la naturaleza e, incluso, en nuestro cuerpo.<br />

15


2<br />

<strong>La</strong> sincronicidad<br />

en la<br />

naturaleza<br />

Los ejemplos de sincronicidad en la naturaleza son tan frecuentes que los consideramos normales.<br />

Sin embargo, si afinamos la mirada para que observe lo que parece casi imposible, el concepto de<br />

sincronicidad comenzará a cobrar sentido. Por ejemplo, mira hacia el cielo en un día de verano y<br />

espera a que aparezca una parvada. Al igual que los peces <strong>del</strong> cardumen que mencioné antes, todas<br />

las aves vuelan en formación; cuando cambian de dirección, todas ejecutan los mismos movimientos<br />

sincrónicamente. Una parvada puede constar de cientos de individuos y, sin embargo, cada uno se<br />

mueve en armonía con todos los demás sin que haya un líder. Cambian de dirección en un instante;<br />

todas las aves modifican su curso, exactamente en el mismo momento, y lo hacen a la perfección.<br />

Jamás vemos que choquen entre sí en pleno vuelo. Se elevan, giran y descienden de tal manera que<br />

parecen un organismo, como si estuvieran recibiendo instrucciones y todos obedecieran al instante.<br />

¿Cómo es posible? No hay tiempo suficiente para ningún intercambio de información, por lo que<br />

cualquier correlación de actividad . entre las aves debe ocurrir de manera no circunscrita.<br />

Los físicos han trabajado durante años para descubrir las propiedades que guían los<br />

movimientos de las aves, pero hasta ahora han fracasada <strong>La</strong> complejidad y precisión absoluta <strong>del</strong><br />

comportamiento de estos animales, invariablemente los deja boquiabiertos. Los ingenieros han<br />

estudiado los movimientos de las aves, con la intención de descubrir principios que puedan solucionar<br />

los embotellamientos. Si pudieran utilizar el mecanismo sensorial de las aves y crear a partir de éste<br />

pautas para el diseño de carreteras o automóviles, tal vez no volvería a haber accidentes de tránsito.<br />

Sabríamos con anticipación qué van a hacer todos los demás autos que están en el camino, en todo<br />

momento. Sin embargo, este proyecto nunca tendrá éxito, pues no se puede trasladar al mundo mecánico.<br />

<strong>La</strong> comunicación instantánea que vemos comúnmente en parvadas y cardúmenes proviene<br />

<strong>del</strong> nivel espiritual, de la inteligencia no circunscrita y organizadora que reside en el ámbito virtual. El<br />

resultado es la sincronicidad: seres totalmente sintonizados con el entorno y con todos los demás,<br />

bailando al ritmo <strong>del</strong> cosmos.<br />

Aunque las aves y los peces ofrecen el ejemplo más asombroso de sincronicidad en la<br />

naturaleza, existen tantos ejemplos como criaturas. Todas las criaturas sociales muestran indicios de<br />

comunicación no circunscrita, y estudios exhaustivos con insectos y animales gregarios muestran que<br />

sus respuestas a las amenazas son inmediatas, más rápidas de lo que cabría esperar de métodos de<br />

comunicación normales.<br />

El científico Rupert Sheldrake ha realizado fascinantes estudios de lo que parecen ser casos<br />

de comunicación no circunscrita, entre los perros y sus dueños. <strong>La</strong>s personas y estos animales<br />

pueden establecer vínculos estrechos, y Sheldrake ha documentado casos en los que los perros<br />

parecen saber cuándo sus dueños están por llegar a casa. Desde diez minutos a dos horas antes de<br />

que llegue su dueño, el perro se sienta frente a la puerta principal y espera como si anticipara el regreso<br />

de su dueño. Los escépticos han dicho que todo esto se explica por los hábitos; que el dueño<br />

llega todos los días a la misma hora y que el animal puede escucharlo u olerlo a kilómetros de<br />

distancia. Sin embargo, estos animales pueden predecir la llegada de sus dueños aun cuando lleguen<br />

a horas inesperadas, en autos distintos, a pie o incluso si el viento sopla en dirección contraría<br />

impidiendo que su olor llegue a la casa.<br />

Esto no ocurre con todos los perros ni con todos los dueños,, pero cuando ocurre es un<br />

fenómeno poderoso. Hay algo más sorprendente: Sheldrake ha demostrado que los perros pueden<br />

percibir las intenciones. Supongamos que el dueño está en París tomando unas vacaciones de dos


semanas, y que el perro está en su casa, en Londres. Si el dueño cambia los planes de repente y<br />

decide regresar una semana antes, el perro muestra las mismas señales de anticipación una semana<br />

antes. Tan pronto como el dueño piensa: «Es hora de ir a casa», el perro se levanta de dondequiera<br />

que haya estado durmiendo y se sienta frente a la puerta meneando la cola a esperar la llegada de su<br />

dueño.<br />

Para asegurarse que estas observaciones no sólo eran ilusiones de los dueños, los estudios<br />

verificaron las reacciones de perros específicos ante las intenciones de sus dueños de regresar a<br />

casa. Se colocaron cámaras en los lugares de la casa en los que era probable que estuviera el perro:<br />

su cama, la puerta principal, la cocina. El dueño partía sin saber adonde iba ni cuándo regresaría; eso<br />

lo determinaban los investigadores. Hasta que subía a su auto no recibía instrucciones sobre adonde<br />

dirigirse. Luego, en momentos seleccionados al azar, un investigador enviaba al dueño una señal<br />

para indicarle que volviera. Se anotaba la hora y se verificaba la reacción <strong>del</strong> perro en las cintas de<br />

video. Cuando él dueño emprendía el regreso, el perro iba a la puerta y esperaba la llegada sin<br />

importar dónde estaba aquél, qué hora era ni cuánto tiempo tardaría en llegar a casa.<br />

No hay duda de que algunas personas tienen una conexión muy fuerte con sus perros; están<br />

correlacionadas con sus animales. Están sincronizadas. A través de este vínculo, el dueño y el perro<br />

experimentan la comunicación no circunscrita.<br />

Es sencillo encontrar ejemplos de sincronicidad en el reino animal porque los animales están<br />

en contacto con la naturaleza esencial de las cosas. Los humanos perdemos este sentido de<br />

conexión en un fárrago de preocupaciones por el pago de la renta, la elección <strong>del</strong> auto que<br />

compraremos o cualquier otra distracción. Tan pronto como desarrollamos un ego, un sentido <strong>del</strong> yo<br />

separado de todos los demás, estas conexiones se oscurecen.<br />

Sin embargo, muchas personas experimentan la sincronicidad y no necesariamente practican<br />

la meditación. Todos hemos escuchado historias de gemelos idénticos que pueden sintonizarse con<br />

facilidad con lo que el otro está sintiendo o pensando. Esta misma clase de conexión puede verse en<br />

otros individuos fuertemente vinculados. Una vez estaba hablando con un paciente cuando, de súbito,<br />

sintió un dolor penetrante en el abdomen y empezó a revolcarse en el piso. Cuando le pregunté qué<br />

había pasado, me contestó: «Sentí como si alguien me hubiera apuñalado aquí». Más tarde supimos<br />

que en aquel preciso instante, su madre, que estaba en Fila<strong>del</strong>fía, había sido asaltada y apuñalada<br />

en el abdomen. El hombre tenía una fuerte conexión con ella; simple y sencillamente era la relación<br />

más importante de su vida. Estaban tan sintonizados que, en cierto nivel, su mentalidad era una.<br />

Podríamos decir que estaban inmersos.<br />

«Inmersión» es un sinónimo de correlación o sincronización; los científicos lo utilizan<br />

frecuentemente para describir algo que está contenido en otra sustancia o fuerza. Por ejemplo, unas<br />

partículas pueden estar sumergidas en un líquido y fluir en él. <strong>La</strong> palabra ayuda a describir cómo las<br />

cosas se correlacionan entre sí. Recuerda: la sincronicidad sólo ocurre cuando las personas, los<br />

animales o los objetos tienen una relación estrecha, cuando están inmersos.<br />

Por ejemplo, algunos investigadores han estudiado tribus africanas en las que las madres<br />

guardan una relación muy cercana con sus hijos. Esta relación surge durante la gestación. En el<br />

momento de la concepción la madre elige un nombre y le compone una canción que canta durante<br />

todo el embarazo. Cuando da a luz, todos los vecinos acuden y la cantan. También lo hacen en las<br />

fechas importantes: en su cumpleaños, cuando pasa de ser bebé a niño, durante los rituales de pubertad,<br />

cuando se compromete y en su boda. <strong>La</strong> canción se convierte en el sostén <strong>del</strong> vínculo original<br />

entre madre e hijo; incluso, se prolonga más allá de la muerte cuando se canta en el funeral de la<br />

persona. Ésta es la manera en que el hijo es sumergido en el mundo de la madre y de la tribu. Esto<br />

forma una conexión tan íntima que si el bebé está entre los arbustos y la madre en el campo, y el<br />

primero siente alguna incomodidad, la madre resentirá lo mismo en su cuerpo y en el mismo instante,<br />

tal como lo que ocurrió con mi paciente.<br />

Los practicantes de meditación de los que hablé en el capítulo anterior, se conocían y<br />

agradaban antes <strong>del</strong> experimento, pero la meditación hizo que se sintieran aún más inmersos. Uno<br />

puede estar conectado socialmente, ser marido y mujer, hermano o hermana, pero para que ocurra la<br />

comunicación no circunscrita debe haber una conexión más profunda.<br />

Visto de este modo parece terriblemente difícil establecer esta clase de conexión, pero en<br />

realidad, todos estamos constantemente en contacto con la inteligencia no circunscrita. El simple<br />

hecho de que nuestros cuerpos existan, se debe a la comunicación no circunscrita.<br />

17


18<br />

¿Cómo es que algo tan real y sólido como nuestros cuerpos depende de la comunicación no<br />

circunscrita? Toma en cuenta que el cuerpo humano está formado por, aproximadamente, cien mil<br />

billones de células, unas mil células por cada estrella de la Vía Láctea. Sólo son necesarias 50<br />

duplicaciones a partir <strong>del</strong> óvulo fertilizado unicelular para producir esos cien mil billones de células. <strong>La</strong><br />

primera duplicación produce dos células; la segunda, cuatro; la tercera, dieciséis; y así continúa. Para<br />

la quincuagésima duplicación, cuentas con cien mil billones de células en tu cuerpo y se detiene la<br />

duplicación.<br />

Todas las células <strong>del</strong> cuerpo parten de una sola. Ésta se duplica y se duplica, y en algún<br />

momento las células experimentan un proceso de diferenciación. El cuerpo humano tiene unos 250<br />

tipos diferentes de ellas, desde la célula adiposa, simple y esférica, hasta la nerviosa, fina y<br />

ramificada. Los científicos aún no tienen idea de cómo es que una sola célula termina dividiéndose en<br />

tantos tipos diferentes de células, capaces de organizarse para formar d estómago, el cerebro» la<br />

piel, los dientes y todas las demás partes altamente especializadas <strong>del</strong> cuerpo.<br />

Además de cumplir su tarea específica en el cuerpo, cada célula realiza millones de cosas<br />

cada segundo, sólo para mantenerse en funcionamiento: elaborar proteínas, ajustar la permeabilidad<br />

de su membrana y procesar nutrientes, por nombrar algunas. Asimismo, cada una debe saber<br />

exactamente qué están haciendo todas las demás, pues de otro modo nos desmoronaríamos. El<br />

cuerpo humano sólo puede funcionar si opera sincrónicamente y esto ocurre a través de la<br />

correlación no circunscrita. ¿De qué otro modo podrían 100 trillones de células —cada una haciendo<br />

millones de cosas cada segundo— coordinar actividades para sostener a un ser humano viviente?<br />

¿De qué otra manera podría un cuerpo humano generar pensamientos, eliminar toxinas, sonreír a un<br />

bebé —o incluso hacer un bebé—, todo al mismo tiempo?<br />

Si quiero mover los dedos de mis pies, primero necesito el pensamiento de que deseo hacerlo.<br />

Éste activa mi corteza cerebral, la cual envía un impulso nervioso a mis piernas a través de la espina<br />

dorsal y mueve mis dedos. Esto es milagroso. ¿De dónde salió el pensamiento? Antes de éste no<br />

había energía, pero tan pronto como tuve el pensamiento y la intención de mover los dedos, en mi<br />

cerebro se generó una tormenta electromagnética controlada que se transmitió a través <strong>del</strong> nervio y<br />

que lo hizo segregar cierta sustancia química. Entonces mis dedos se movieron. Ése es un fenómeno<br />

muy lineal, mecánico y fecal, excepto por esa primera parte, el pensamiento que originó todo: ¿Cómo<br />

generó el cerebro la electricidad? Los científicos entienden los mecanismos <strong>del</strong> cuerpo: potencial de<br />

acción, neurotransmisores, contracciones musculares y todo eso, pero ninguno puede demostrar a<br />

través de la experimentación de dónde proviene el pensamiento. El pensamiento no puede verse,<br />

pero sin él estaríamos paralizados. Si no hay pensamiento no hay movimiento. De alguna manera<br />

nuestra conciencia se convierte en información y energía. ¿Dónde ocurre esto?<br />

<strong>La</strong> respuesta es que el pensamiento se origina en el ámbito virtual.<br />

Nuestro cuerpo actúa de manera sincrónica todo el tiempo. Cuando hay alguna perturbación, por<br />

pequeña que sea, éste reacciona en su totalidad. Por ejemplo, supón que no has Comido en todo el<br />

día, por lo que tu nivel de azúcar en la sangre empieza a disminuir. Al instante se pone en acción toda<br />

una serie de sucesos sincrónicos para elevarlo. El páncreas secreta una hormona llamada glucagón<br />

que convierte en glucosa el azúcar almacenada en el hígado, y ésta queda inmediatamente<br />

disponible como energía; las células adiposas liberan en él torrente sanguíneo ácidos grasos y glucosa;<br />

el sistema nervioso estimula los músculos vinculados al esqueleto para que cedan sus reservas<br />

de glucosa. Todo esto ocurre al mismo tiempo. Los niveles de insulina descienden y la frecuencia<br />

Cardiaca se incrementa para activar la energía. El cuerpo realiza cerca de un millón de tareas para<br />

recuperar el nivel normal de azúcar, y ésa es sólo una de las funciones que ocurren simultáneamente.<br />

Nada de esto podría ocurrir sin una comunicación no circunscrita, sin que la información se<br />

correlacionara a una velocidad mayor a la de la luz, fuera de los limites de la física común.<br />

Se ha dicho que está comunicación no circunscrita se establece por la resonancia de la<br />

actividad eléctrica <strong>del</strong> corazón. El corazón tiene un marcapasos que lo mantiene latiendo aproximadamente<br />

72 veces por minuto. Este marcapasos emite una señal eléctrica que provoca la<br />

contracción mecánica <strong>del</strong> corazón. Siempre que hay una corriente eléctrica existe un campo<br />

electromagnético que la rodea —los campos electromagnéticos son básicamente fotones que se<br />

comportan de determinada manera—. Así pues, el corazón emite, con cada latido, su energía


electromagnética al resto <strong>del</strong> cuerpo. Incluso lo emite fuera <strong>del</strong> cuerpo (si lo amplificáramos, otras<br />

personas podrían recibir las señales). <strong>La</strong> energía se transmite por todo el cuerpo. De este modo, el<br />

corazón es el oscilador principal <strong>del</strong> cuerpo, dueño de un campo electromagnético propio. El corazón<br />

genera un campo de resonancia que provoca que cada célula <strong>del</strong> cuerpo esté inmersa con las<br />

demás, por lo que todas están sintonizadas sincrónicamente.<br />

<strong>La</strong>s células que están dentro <strong>del</strong> mismo campo de resonancia bailan al mismo son. <strong>La</strong>s<br />

investigaciones muestran que cuando pensamos creativamente, nos sentimos tranquilos o estamos<br />

enamorados, estas emociones generan un campo electromagnético coherente que se transmite al<br />

resto <strong>del</strong> cuerpo. También crean un campo de resonancia en el que cada célula <strong>del</strong> cuerpo se acopla<br />

a las demás. Cada una sabe qué están haciendo las demás porque en realidad todas hacen lo<br />

mismo, aunque expresen eficientemente sus funciones específicas: las células estomacales elaboran<br />

ácido clorhídrico, las células inmunológicas generan anticuerpos, las células pancreáticas producen<br />

insulina, etcétera.<br />

En un cuerpo saludable, esta sincronicidad manifiesta una regulación perfecta. <strong>La</strong>s personas<br />

saludables están firmemente atrapadas en estos ritmos. Cuando hay una enfermedad es porque uno<br />

de ellos se perturbó. El estrés es lo que produce más trastornos. Si estamos estresados o nos<br />

sentimos hostiles, perdemos el equilibrio <strong>del</strong> cuerpo. El estrés interrumpe la conexión no circunscrita<br />

con todo lo demás. Cuando experimentamos un malestar (mal-estar) es porque alguna parte de<br />

nuestro cuerpo está empezando a constreñirse, porque se está saliendo <strong>del</strong> campo de inteligencia no<br />

circunscrita.<br />

Hay muchas emociones que pueden perturbar el campo electromagnético <strong>del</strong> corazón, pero<br />

las que se han documentado con más precisión son la ira y la hostilidad. Una vez que se interrumpe<br />

la sincronización, el cuerpo actúa de manera desintegrada. El sistema inmunológico se inhibe, y esto<br />

acarrea problemas como mayor susceptibilidad al cáncer, las infecciones y el envejecimiento<br />

acelerado. Este efecto es tan marcado que los animales pueden percibirlo. Un perro ladrará y actuará<br />

con fiereza en presencia de una persona que alberga hostilidad. A dondequiera que vayamos,<br />

transmitimos lo que somos en este nivel íntimo.<br />

Pero nuestra conexión con la inteligencia no circunscrita no termina en los límites corporales.<br />

Al igual que el cuerpo, el Universo mantiene un equilibrio que manifiesta a través de ritmos o ciclos.<br />

Mientras viaja alrededor <strong>del</strong> Sol, la Tierra crea los ritmos estacionales. El invierno se convierte<br />

en primavera, las aves migran, los peces buscan sus sitios de desove, las plantas florecen, los<br />

árboles echan brotes, los ñutos maduran, las aves empollan. Ese simple cambio en la naturaleza, esa<br />

ligera inclinación <strong>del</strong> planeta, inicia una cascada de acontecimientos no circunscritos. Toda la<br />

naturaleza actúa como un solo organismo. Incluso las personas se sienten diferentes en cada estación;<br />

algunas tienden a deprimirse en invierno y a enamorarse en primavera. Desde el punto de vista<br />

bioquímico, ciertos cambios corporales corresponden al movimiento <strong>del</strong> planeta. Toda la naturaleza<br />

es una sinfonía y formamos parte de ella.<br />

Conforme la Tierra gira sobre su eje, nos da los ritmos circadianos. <strong>La</strong>s criaturas nocturnas<br />

despiertan en la noche y duermen durante el día. <strong>La</strong>s aves buscan alimentos en horas específicas <strong>del</strong><br />

día, llamadas horas de aves. Nuestros cuerpos también están sincronizados con los ritmos diurnos.<br />

Yo paso la mayor parte <strong>del</strong> tiempo en California, y sin un esfuerzo consciente de mi parte, mi cuerpo<br />

se adapta al ritmo californiano de acuerdo con mi zona horaria. Mi cuerpo empieza a anticipar el<br />

amanecer, lo que me permite despertar aproximadamente a la misma hora todos los días, y se<br />

desacelera en la noche, lo que me ayuda a prepararme para dormir. Durante el sueño, el cuerpo<br />

permanece activo; nos lleva a través de varias etapas de sueño y modifica las ondas cerebrales. <strong>La</strong>s<br />

hormonas que controlan y regulan las distintas funciones <strong>del</strong> cuerpo siguen produciéndose y<br />

secretando, pero en cantidades diferentes a las de la vigilia. Cada célula continúa con su millón de<br />

actividades distintas mientras la totalidad <strong>del</strong> cuerpo desarrolla su ciclo nocturno.<br />

En la Tierra sentimos los efectos <strong>del</strong> sol en el ritmo diurno y los de la Luna en el nocturno,<br />

conforme crece y disminuye el movimiento <strong>del</strong> satélite. Los ciclos lunares se manifiestan en nuestro<br />

cuerpo, lo que nos correlaciona al instante con los movimientos planetarios. El ciclo menstrual de 28<br />

días de las mujeres está influido por la Luna, y hay otros ritmos mensuales más sutiles que afectan el<br />

estado de ánimo y la productividad de las personas. Los efectos gravitacionales <strong>del</strong> Sol y la Luna<br />

sobre la Tierra provocan las mareas, las cuales también inciden en nuestros cuerpos. Después de<br />

todo, hace millones de años también fuimos habitantes <strong>del</strong> océano. Cuando nos deslizamos hacia la<br />

19


20<br />

orilla trajimos algo de él.<br />

Nuestro cuerpo tiene en ochenta por ciento la misma composición química que el océano, y<br />

sigue influido por la fuerza de las mareas. Todos estos ritmos, diurnos, lunares y estacionales están<br />

sincronizados entre sí. Hay ritmos que están dentro de otros, y estos a su vez están dentro de otros.<br />

Todos estos toques de tambor resuenan alrededor y dentro de nosotros. No somos ajenos al proceso;<br />

somos parte de él, palpitamos con el latido <strong>del</strong> Universo. <strong>La</strong> inteligencia no circunscrita está dentro y<br />

alrededor de nosotros. Es espíritu, el potencial a partir <strong>del</strong> cual surge todo. Es la base de nuestro ser;<br />

carece de dimensiones, volumen, energía y masa, y no ocupa espacio. Tampoco existe en el tiempo.<br />

Todas las experiencias son proyecciones localizadas de esta realidad no circunscrita, la cual es un<br />

potencial singular, única Aquí todo es uno e inseparable. En este nivel más profundo de realidad eres<br />

esta inteligencia no circunscrita, un ser universal que se observa a través de un sistema nervioso<br />

humano. Así como el prisma divide un rayo de luz en los colores <strong>del</strong> espectro, la inteligencia no circunscrita,<br />

al observarse a sí misma, separa una realidad única en una multitud de apariencias.<br />

Piensa que el Universo es un organismo único y enorme. Su vastedad es una realidad de la<br />

percepción. Aunque veas un gran estadio de fútbol con miles de personas dentro, el fenómeno real es<br />

un pequeño impulso eléctrico de tu cerebro que tú, el ser no circunscrito, interpretas como juego de<br />

fútbol. El Yoga Vasishta, un antiguo texto védico, afirma: «El mundo es como una gran ciudad<br />

reflejada en un espejo». Del mismo modo, el Universo es un enorme reflejo de ti en tu conciencia.<br />

Es, en pocas palabras, el alma de todas las cosas.


3<br />

<strong>La</strong> naturaleza<br />

<strong>del</strong> alma<br />

En la vastedad <strong>del</strong> océano no existe el ego. Visto a distancia, desde la Luna o desde un satélite, el<br />

océano parece quieto e inanimado, una enorme franja azul que circunda la Tierra. Sin embargo,<br />

conforme nos acercamos, comprobamos que está en movimiento constante, agitado por corrientes y<br />

mareas, remolinos y olas. Nosotros vemos estos patrones como entidades distintas. Cuando una ola<br />

se levanta podemos ver su cresta, su rompimiento y su movimiento hacia la orilla. Sin embargo, es<br />

imposible separar la ola <strong>del</strong> océano. Es imposible sacar una ola con un balde y llevarla a casa. Si<br />

tomas una fotografía de una ola y regresas al día siguiente, ninguna será exactamente igual.<br />

El océano es una analogía maravillosa para comprender el alma. Imagina que el océano ¿s la<br />

realidad no circunscrita, el campo de posibilidades infinitas, el nivel virtual de existencia que<br />

sincroniza todo. Cada uno de nosotros es como una ola de ese océano. Somos creados a partir de él<br />

y constituye la esencia misma de lo que somos. Así como las olas tienen una forma específica,<br />

nosotros adoptamos intrincados patrones de realidad no circunscrita. Este océano vasto e infinito de<br />

posibilidad es la esencia <strong>del</strong> mundo físico. El océano representa lo no circunscrito y la ola, lo<br />

circunscrito. Ambos están íntimamente vinculados.<br />

Una vez que sabemos que el alma deriva <strong>del</strong> reino no circunscrito o virtual, nuestro lugar en el<br />

Universo se hace evidente: somos tanto circunscritos como no circunscritos, patrones individuales<br />

que emergen de la inteligencia no circunscrita, la cual es parte de todo y de todos los demás. Podemos<br />

pensar entonces que el alma tiene dos partes. El alma vasta, no circunscrita, existe en el nivel<br />

virtual o espiritual. Es poderosa, pura y capaz de cualquier cosa. <strong>La</strong> parte personal, circunscrita,<br />

existe en el nivel cuántico. Ésta es la que se manifiesta en nuestra vida cotidiana y que mantiene la<br />

esencia de lo que somos. También es poderosa, pura y capaz de cualquier cosa. El mismo potencial<br />

ilimitado <strong>del</strong> espíritu infinito también reside en cada uno. Nuestra alma personal, aquélla en la que<br />

pensamos cuando pensamos en nosotros, es una floración <strong>del</strong> akna eterna.<br />

Si aprendiéramos a vivir desde el nivel <strong>del</strong> alma, veríamos que la parte más valiosa y luminosa<br />

de nuestro ser está conectada con todos los ritmos <strong>del</strong> Universo. Seríamos conscientes de nuestra<br />

capacidad de hacer milagros. Dejaríamos de sentir temor, añoranza, odio, ansiedad y duda. Vivir<br />

desde el nivel <strong>del</strong> alma, significa dejar atrás el ego y las limitaciones de la mente que nos atan a los<br />

sucesos y consecuencias <strong>del</strong> mundo físico.<br />

En la vastedad <strong>del</strong> océano, nada reclama atención individual. Hay olas, remolinos y mareas,<br />

pero en última instancia, todo es océano. Nosotros somos patrones <strong>del</strong> ámbito cuántico que<br />

aparentan ser personas; en última instancia, todo es espíritu.<br />

No obstante, todos nos sentimos plenamente individuales, ¿no es así? Nuestros sentidos nos<br />

confirman que estos cuerpos son reales y tenemos pensamientos personales e individuales.<br />

Aprendemos, nos enamoramos, tenemos hijos y trabajamos en nuestras carreras. ¿Cómo es que no<br />

sentimos este vasto océano arremolinándose en nuestro interior? ¿Por qué sentimos que nuestras<br />

vidas están tan circunscritas? Todo se debe a los tres niveles de existencia.<br />

En el nivel físico, en lo que llamamos mundo real, el alma es el observador que participa en la<br />

observación. Siempre que observamos, hay tres elementos involucrados. El primero, que ocurre en el<br />

mundo físico, es el objeto observado. El segundo, que ocurre en el nivel de la mente, es el proceso<br />

de observación. El tercer elemento es el observador mismo, al que llamamos alma.<br />

Veamos un sencillo ejemplo. Primero, un animal cuadrúpedo y peludo se convierte en objeto<br />

de tu observación. En seguida, tus ojos reciben la imagen <strong>del</strong> objeto y transmiten la señal a la mente,


22<br />

que interpreta ese objeto como un perro. Pero ¿quién está observando al perro? Dirige la conciencia<br />

hacia adentro y percibirás una presencia en tu interior. Esa presencia es tu alma, la extensión de la<br />

inteligencia no circunscrita que florece en ti. Así pues, el alma está involucrada en el proceso de<br />

conocimiento, pero también es la que conoce. Esta presencia, esta conciencia, esto que conoce, es<br />

inmutable. Es un punto de referencia fijo en medio <strong>del</strong> cambiante paisaje <strong>del</strong> mundo físico.<br />

Todos tenemos un alma, pero como cada uno observa desde lugares y experiencias<br />

diferentes, no todos observamos las mismas cosas ni de la misma manera. <strong>La</strong>s variaciones se deben<br />

a las interpretaciones personales. Por ejemplo, si tú y yo observáramos a un mismo perro, tendríamos<br />

pensamientos distintos. Yo podría considerarlo un animal feroz y sentir temor. Tú podrías verlo como<br />

una compañía amigable. Nuestras mentes interpretan la observación de distinta forma. Si yo veo un<br />

perro, corro; si tú lo ves, le silbas y juegas con él.<br />

<strong>La</strong> interpretación ocurre en el nivel de la mente, pero la que está condicionada por la<br />

experiencia es nuestra alma individual; ésta influye en las elecciones e interpretaciones por los<br />

recuerdos de experiencias pasadas. Estos pequeñísimos granos o semillas de la memoria se<br />

acumulan en el transcurso de la vida y la combinación de recuerdos e imaginación basada en la<br />

experiencia recibe el nombre de karma. El karma se acumula en la parte personal <strong>del</strong> alma, en esa<br />

ola que forma la esencia de nuestro ser y la matiza. El alma personal gobierna la conciencia y es el<br />

paradigma de la clase de persona en que cada uno se convertirá. Además, nuestros actos pueden<br />

influir en el alma personal, y modificar el karma para bien o para mal.<br />

<strong>La</strong> parte universal y no circunscrita <strong>del</strong> alma no es afectada por nuestros actos, pero está<br />

conectada con un espíritu puro e inmutable. De hecho, la definición de iluminación es el<br />

reconocimiento de que soy un ser infinito que ve y es visto, que observa y es observado desde un<br />

punto de vista específico y localizado. No importa cuánto hayamos complicado nuestras vidas,<br />

siempre es posible recurrir a la parte universal <strong>del</strong> alma, al campo infinito de potencial puro y<br />

modificar el curso de nuestro destino. Eso es el sincrodestino: aprovechar la conexión entre las<br />

almas, personal y universal, para moldear nuestras vidas.<br />

<strong>La</strong>s semillas de la memoria acumuladas por la experiencia, nuestro karma, ayudan a<br />

determinar quiénes somos, pero la individualidad de nuestra alma personal está determinada por<br />

otros factores. <strong>La</strong>s relaciones desempeñan un papel importante en la construcción <strong>del</strong> alma.<br />

Permíteme explicarlo detalladamente a través de un análisis de los distintos aspectos de la<br />

existencia. Cuando examinamos nuestros cuerpos físicos, nos damos cuenta de que no son más que<br />

un conjunto de moléculas recicladas. <strong>La</strong>s células de nuestro cuerpo se crean, mueren y reemplazan,<br />

muchas veces, a lo largo de nuestra vida. En forma constante, estamos rehaciéndonos. Para<br />

regenerarse, nuestros cuerpos convierten los alimentos que consumimos en los componentes<br />

básicos de la vida. El planeta mismo provee los nutrientes que necesitamos para renovarnos y las<br />

células que desechamos vuelven a él. Por ello, podemos afirmar que constantemente transformamos<br />

nuestros cuerpos físicos, por medio <strong>del</strong> reciclamiento de la Tierra.<br />

Ahora considera las emociones; éstas sólo son energía reciclada. No surgen de nosotros;<br />

vienen y van en función de las situaciones, circunstancias, relaciones y acontecimientos. El 11 de<br />

septiembre de 2001, la fecha <strong>del</strong> desastre <strong>del</strong> World Trade Center, los sucesos desencadenaron el<br />

miedo y el terror. Estas poderosas emociones continuaron vigentes durante meses. <strong>La</strong>s emociones<br />

no se generan aisladamente; siempre se producen por alguna interacción con el entorno. Si no hay<br />

circunstancias ni relaciones, no hay emociones. Así pues, aunque monte en cólera, de hecho no es<br />

mi cólera. Es cólera que se ha asentado en mí por un momento.<br />

Piensa en la última vez que estuviste entre personas que experimentaban una emoción<br />

similar, por ejemplo, en una turba furiosa, entre los dolientes en un funeral o entre los; aficionados en<br />

un partido de fútbol. Es casi imposible no dejarse llevar por esa emoción, pues aumenta su potencia<br />

cuando la expresan simultáneamente tantas personas. En estas situaciones, no se trata de tu ira, tu<br />

tristeza o tu júbilo. Cada emoción depende <strong>del</strong> contexto, las circunstancias y las relaciones que<br />

definen tu realidad en ese momento.<br />

¿Qué hay de los pensamientos? Éstos son información reciclada. Cada pensamiento forma<br />

parte de una base de datos colectiva. Hace 100 años hubiera sido imposible decir: «Voy a viajar a<br />

Disney World en Delta Airlines». No existía este concepto en el mundo, por lo que era imposible tener<br />

ese pensamiento. No había Disney World, Delta Airlines ni vuelos comerciales. Hasta los<br />

pensamientos más originales son simplemente información reciclada, saltos cuánticos de creatividad


que surgen <strong>del</strong> mismo estrato de información colectiva y reciclada.<br />

Átomo de sodio (Na)<br />

Aunque la expresión «salto cuántico» se ha extendido al lenguaje cotidiano, en realidad tiene<br />

un significado específico. Cuando en la escuela se habla de los átomos, normalmente se advierte que<br />

tienen un núcleo con protones y neutrones, y que los electrones giran alrededor de aquél en órbitas<br />

fijas ubicadas a distancias distintas.<br />

Dicen que los electrones permanecen en una órbita, pero que a veces cambian a otra. Si<br />

absorbe energía, un electrón puede saltar a una órbita superior; si libera energía, puede caer a una<br />

órbita inferior. Lo que no dicen es que cuando un electrón cambia de una órbita a otra, no se mueve a<br />

través <strong>del</strong> espacio que las separa; en un momento está en la órbita A y al siguiente está en la B, sin<br />

haber recorrido el espacio entre las dos. A esto se le llama salto cuántico. Un salto cuántico es un<br />

cambio de estatus —de un conjunto de circunstancias a otro— que ocurre de manera inmediata, sin<br />

sucesos intermedios.<br />

Los científicos han aprendido que no pueden predecir cuándo ni dónde ocurrirá un salto<br />

cuántico. Pueden crear mo<strong>del</strong>os matemáticos que les permiten calcularlo aproximadamente, pero no<br />

predecirlo <strong>del</strong> todo. En el nivel subatómico, esa imprevisibilidad parece no tener consecuencias. Si un<br />

electrón salta de una órbita a otra, ¿en qué nos afecta? Si piensas en todos los átomos <strong>del</strong> mundo y<br />

sumas los efectos de su imprevisibilidad, el resultado es, literalmente, el caos.<br />

Los científicos reconocen la imprevisibilidad de la naturaleza y han tratado de encontrarle un<br />

sentido. Hasta los sucesos aparentemente más simples están gobernados por esta imprevisibilidad.<br />

¿Cuándo y dónde aparecen las burbujas en una «acerola de agua hirviendo? ¿Qué patrones formará<br />

el humo de un cigarrillo encendido? ¿Cómo se relaciona la posición de las moléculas de agua que<br />

están en lo alto de una cascada con la que tendrán a la caída? Como afirma James Gleick en su libro<br />

Chaos, en lo que concierne a la física clásica, Dios bien pudo haber puesto todas esas moléculas de<br />

agua bajo la mesa y haberlas agitado personalmente.<br />

<strong>La</strong> nueva ciencia <strong>del</strong> caos trata de predecir lo impredecible a través de intrincados mo<strong>del</strong>os<br />

matemáticos. El ejemplo clásico es que una mariposa bate las alas en Texas y seis días después hay<br />

un tornado en Tokio. <strong>La</strong> conexión tal vez no sea evidente, pero existe. Ese pequeño cambio<br />

provocado por la mariposa en la presión <strong>del</strong> aire puede multiplicarse, magnificarse y producir un<br />

tornado, pero es imposible saberlo con precisión. Esta es la razón por la que los meteorólogos<br />

parecen equivocarse con tanta frecuencia y por la que las predicciones, hechas con más de 48 horas<br />

de anticipación, parecen poco confiables. A pesar de ello, de todos los acontecimientos que hay en el<br />

mundo, el clima es el más predecible.<br />

En el nivel espiritual, esto significa que jamás podremos saber a ciencia cierta qué rumbo<br />

tomará la vida, qué cambios pueden provocar en nuestro destino esos pequeños batimientos de<br />

intención y acción. Asimismo, nos dice que nunca podremos conocer plenamente la mente de Dios.<br />

Jamás comprenderemos cabalmente el cómo, el dónde ni el cuándo de nada, ni siquiera de algo tan<br />

23


24<br />

simple como el agua hirviendo. Debemos rendirnos ala incertidumbre y apreciar su belleza.<br />

Toda creatividad se basa en saltos cuánticos e incertidumbre. <strong>La</strong>s ideas verdaderamente<br />

novedosas surgen <strong>del</strong> sustrato colectivo de información en momentos especiales. Estas ideas no se<br />

originan en el afortunado individuo, sino en la conciencia colectiva. Por eso es frecuente que dos o<br />

más personas realicen descubrimientos científicos significativos al mismo tiempo. <strong>La</strong>s ideas circulan<br />

en el inconsciente colectivo y las mentes preparadas están listas para traducir esa información. Ésta<br />

es la naturaleza <strong>del</strong> genio; ser capaz de comprender lo conocible aun cuando nadie más reconozca<br />

que está ahí. En un momento, la innovación o la idea creativa no existe y al siguiente es parte de<br />

nuestro mundo consciente. Mientras tanto, ¿en dónde estuvo? En el ámbito virtual, en el nivel <strong>del</strong><br />

espíritu universal donde todo es potencial. En ocasiones, este potencial genera algo previsible; otras,<br />

algo nuevo, pero en este reino ya existen todas las posibilidades.<br />

Si nuestros cuerpos son tierra reciclada, nuestras emociones energía reciclada y nuestros<br />

pensamientos información reciclada, ¿qué es lo que nos hace individuales? ¿qué hay de la<br />

personalidad? <strong>La</strong> personalidad tampoco se origina con nosotros; se forma por la identificación<br />

selectiva con las situaciones y por las relaciones. Piensa en un amigo cercano. ¿Cómo lo defines?<br />

Generalmente lo hacemos a través de las personas de su vida: cónyuge, hijos, padres, o compañeros<br />

de trabajo. También describimos a las personas en el contexto de las situaciones de sus vidas: qué<br />

clase de trabajo realizan, dónde viven, cómo se divierten. Lo que llamamos personalidad se erige sobre<br />

un cimiento de relaciones y situaciones.<br />

Entonces cabe preguntarse: si mi cuerpo, emociones, pensamientos y personalidad no son<br />

originales ni las he creado yo, ¿quién soy en realidad? De acuerdo con muchas tradiciones<br />

espirituales, una de las grandes verdades es que yo soy el otro. Sin el otro, no existiríamos. Tu alma<br />

es el reflejó de todas las almas. Imagina lo que implicaría tratar de comprender la compleja red de<br />

interacciones personales que te han hecho lo que eres hoy: toda tu familia y amigos, cada maestro y<br />

compañero de clase que has tenido, cada dependiente de cada tienda que has visitado, cada persona<br />

con la que has trabajado o con la que has tenido contacto en algún momentode tu vida. Luego, para<br />

comprender a todas esas personas y la influencia que pudieran haber ejercido en ti, tendrías que<br />

descubrir quiénes son ellos. Ahora tendrías que describir la red de relaciones de cada una de estas<br />

personas y la tuya. Al final descubrirías que tendrías que describir al Universo entero para definir a<br />

una sola persona. Por ello podemos decir que cada persona es el Universo entero. Tú eres el infinito<br />

visto desde un punto de vista específico y localizado. Tu alma es la parte de ti que es universal e<br />

individual al mismo tiempo, y es un reflejo de todas las demás almas.<br />

Para definir de este modo al alma, es necesario comprender que tu alma es personal y<br />

universal al mismo tiempo, lo que tiene significados y consecuencias que rebasan tu experiencia<br />

personal de vida. El alma es el observador que interpreta y elige en una confluencia de relaciones.<br />

Éstas proveen los antecedentes, el escenario, los personajes y los acontecimientos que forjan la<br />

historia de nuestras vidas. Así como el alma se crea a través de relaciones y es un reflejo de todas<br />

ellas, la experiencia de vida se crea a partir <strong>del</strong> contexto y <strong>del</strong> significado.<br />

Cuando digo contexto me refiero a todo aquello que nos rodea y permite comprender el<br />

significado de las palabras, los actos o los sucesos específicos. Por ejemplo, una palabra puede tener<br />

distintos significados en función de lo que la rodea, de su contexto. Si digo la palabra «hoja» fuera de<br />

contexto, tú no puedes saber si me refiero a una hoja de árbol o a una hoja de papel. Cuando<br />

decimos que alguien citó nuestras palabras fuera de contexto es porque se malentendió su<br />

significado, pues el contexto determina el significado de todo. El flujo de significados es el flujo de la<br />

vida. Nuestro contexto determina la manera en que interpretamos lo que sucede, momento a<br />

momento, y estas interpretaciones se convierten en nuestra experiencia.<br />

Finalmente llegamos a una definición más completa <strong>del</strong> alma. El alma es el observador que<br />

interpreta y elige con base en el karma; es también una confluencia de relaciones de la que surgen<br />

los contextos y los significados, y este flujo de contextos y significados es lo que da lugar a la<br />

experiencia. Así pues, a través <strong>del</strong> alma creamos nuestras vidas.<br />

Como veremos más a<strong>del</strong>ante, la mejor manera de acercarse a la comprensión de la<br />

naturaleza dual <strong>del</strong> alma y de explorar el campo <strong>del</strong> potencial no circunscrito, es meditar. <strong>La</strong><br />

meditación permite alcanzar el nivel <strong>del</strong> alma, al eliminar de la maraña de pensamientos y emociones<br />

que mantienen nuestra atención sujeta al mundo físico. Cuando cerramos los ojos para meditar, los<br />

pensamientos surgen de manera espontánea. Sólo hay dos clases de pensamiento: recuerdos e


imaginación. Sin embargo, como ya se dijo, estos pensamientos no se originan en nuestro cuerpo<br />

físico.<br />

Realiza este pequeño experimento mental: piensa en la cena de anoche. ¿Puedes recordar<br />

qué cenaste? ¿A qué sabía la comida? ¿Qué conversaciones hubo a tu alrededor? Ahora bien,<br />

¿dónde estaba esa información antes de que te preguntara? <strong>La</strong> cena ocurrió, pero la información<br />

sobre ella no existía sino come información potencial. Si un cirujano entrara a tu cerebro, no<br />

encontraría ningún rastro de información sobre lo que cenaste anoche. <strong>La</strong> memoria reside en el nivel<br />

<strong>del</strong> alma hasta que la evocamos. Una vez que decidimos recordar la cena, conscientemente, la<br />

actividad eléctrica y la liberación de sustancias químicas nos indican actividad plena <strong>del</strong> cerebro; pero<br />

el recuerdo no ocupaba un lugar en el cerebro, antes de que lo evocáramos. El simple hecho de<br />

formular una pregunta o de intentar recordar un suceso convierte un recuerdo virtual en un recuerdo<br />

real.<br />

Lo mismo sucede con la imaginación. Un pensamiento no existe en la vida mental o física,<br />

hasta que surge <strong>del</strong> reino virtual. No obstante, la imaginación puede tener un efecto poderoso sobre<br />

la mente y el cuerpo. Un experimento mental común pero efectivo consiste en imaginar que partes un<br />

limón en rebanadas grandes, que pones una de estas entre tus dientes y que muerdes la pulpa.<br />

Imagina cómo se derrama el jugo en tu boca cuando muerdes. Si eres como la mayoría de las<br />

personas, ese fugaz pensamiento provocó que secretaras saliva. Así es como el cuerpo te dice que<br />

cree lo que tu mente está diciéndole. Pero vuelvo a preguntar: ¿dónde estaba ese limón antes de que<br />

te pidiera que pensaras en él? Sólo existía en el nivel <strong>del</strong> potencial.<br />

Así pues, la imaginación, la comprensión, la intuición, el significado, la intención, el propósito o<br />

la creatividad no tienen nada que ver con el cerebro. Éstos organizan su actividad a través de él, pero<br />

son cualidades <strong>del</strong> ámbito no circunscrito que están más allá <strong>del</strong> tiempo y el espacio. A pesar de ello,<br />

sentimos su impacto con fuerza. Una vez que entran en nuestra mente, tenemos que hacer algo con<br />

ellos y el resultado determina en parte la manera como nos definimos a nosotros mismos. Esto se<br />

debe a que tenemos mentes racionales y tendemos a crear historias alrededor de estos<br />

pensamientos. Si pensamos: «Mi esposo me ama», «mis hijos Son felices» o «disfruto mi trabajo»,<br />

creamos historias racionales alrededor de estos pensamientos y creamos un significado a partir de<br />

ellas. Luego las vivimos en el mundo físico. A esto llamamos vida diaria.<br />

Estas historias derivan de las relaciones, contextos y significados evocados a través de la<br />

memoria, los cuales provienen <strong>del</strong> karma y la experiencia. Conforme vivimos estas historias, nos<br />

damos cuenta de que no son originales. Aunque los detalles varían de un individuo a otro, los temas y<br />

motivos son eternos, arquetipos básicos que se repiten incesantemente: héroes y villanos, pecado y<br />

redención, lo divino y lo diabólico, la lujuria prohibida y el amor incondicional. Estos son los mismos<br />

temas que nos fascinan en las telenovelas, las columnas de chismes y los tabloides, donde se<br />

expresan de manera ligeramente exagerada. Nos fascinan porque en esas historias podemos<br />

identificar aspectos de nuestra alma. Son los mismos arquetipos que se representan de manera<br />

exagerada en las mitologías; ya sea que analicemos la mitología hindú, griega o egipcia,<br />

encontraremos los mismos temas y motivos. Estas historias son más convincentes y dramáticas que<br />

la ficción, porque resuenan en nuestras almas.<br />

Ahora podemos pulir todavía más nuestra definición de alma. El alma es la confluencia de<br />

significados, contextos, relaciones e historias míticas o temas arquetípicos que dan lugar a los<br />

pensamientos, recuerdos y deseos cotidianos (condicionados por el karma) que crean las historias en<br />

las que participamos.<br />

En casi todos, la participación en estas historias se da de manera automática, inconsciente.<br />

Vivimos como actores que reciben sólo una línea a la vez, que actúan sin comprender la historia<br />

completa. Sin embargo, cuando nos ponemos en contacto con nuestra alma podemos contemplar<br />

todo el guión. Comprendemos. Seguimos participando en la historia, pero ahora lo hacemos con<br />

jovialidad, conciencia y plenitud. Podemos tomar decisiones basadas en el conocimiento y nacidas de<br />

la libertad. Cada momento adquiere mayor profundidad, pues comprendemos cuál es su significado<br />

en el contexto de nuestra vida.<br />

Sin embargo, lo más emocionante es que podemos reescribir la obra y modificar los<br />

personajes con la intención de aprovechar las oportunidades que ofrecen las coincidencias y de adherirnos<br />

al llamado de nuestra alma.<br />

25


4<br />

<strong>La</strong> intención<br />

Todo niño que conozca la historia de Aladino sueña con encontrar una lámpara maravillosa de la que<br />

surja un genio capaz de concederle cualquier deseo. Como adultos sabemos que no existen<br />

lámparas ni genios tales, lo que deja al deseo encerrado en el interior de cada quien. Pero ¿qué<br />

pasaría si los deseos pudieran hacerse realidad? ¿Qué desearías para ti? ¿Qué satisfacerla tus<br />

necesidades en el nivel más profundo y básico? ¿Qué permitiría a tu alma cumplir con su destino?<br />

Todo lo que ocurre en el Universo se origina con la intención. Ya sea que quiera mover los<br />

dedos de mis pies, comprar un regalo de cumpleaños para mi esposa, beber una taza de café o<br />

escribir este libro, todo comienza con la intención. Esta intención surge siempre de la mente no<br />

circunscrita o universal, pero se localiza en la mente individual. Una vez localizada, se convierte en<br />

realidad física.<br />

De hecho, si no fuera por la intención, la realidad física no existiría. <strong>La</strong> intención activa la<br />

correlación no circunscrita y sincronizada <strong>del</strong> cerebro. Siempre que hay una cognición o percepción<br />

de la realidad física, las distintas regiones <strong>del</strong> cerebro muestran una «sincronía de fase y frecuencia»,<br />

en los patrones que activan las neuronas individuales en diferentes partes <strong>del</strong> cerebro. Ésta es una<br />

sincronización circunscrita de una frecuencia de alrededor de 40 hertz (40 ciclos por segundo).<br />

También se le conoce como vinculación y es necesaria para la cognición. Sin ésta no veríamos a las<br />

personas como personas, a las casas como casas, a los árboles como árboles o a los rostros de las<br />

fotografías como rostros. Veríamos puntos en blanco y negro, líneas dispersas, manchas de luz y<br />

sombra. De hecho, los objetos de la percepción sólo son detectados como señales electromagnéticas<br />

que se encienden o apagan. <strong>La</strong> sincronización organizada por la intención convierte los puntos, las<br />

líneas dispersas, las descargas eléctricas y los patrones de luz y sombra en un todo, en una gestalt<br />

que crea una imagen <strong>del</strong> mundo como una experiencia subjetiva. El mundo no existe como imagen<br />

sino como impulsos que se encienden y apagan; estos puntos son códigos digitales que se activan de<br />

manera aparentemente aleatoria. <strong>La</strong> sincronización los organiza y los convierte en una experiencia<br />

cerebral, en un sonido, una textura, una forma, un sabor o un olor a través de la intención. Tú, como<br />

inteligencia no circunscrita, rotulas esa experiencia y de pronto se crea un objeto material en la<br />

conciencia subjetiva.<br />

El mundo es como un manchón de Rorschach, al que convertimos en un mundo de objetos<br />

materiales a través de la sincronización orquestada por la intención. El mundo, antes de ser<br />

observado, y el sistema nervioso, antes <strong>del</strong> deseo o la intención de observar algo, existen como un<br />

campo de actividades caótico, dinámico y no lineal, que permanece en un estado de desequilibrio<br />

(actividad inestable). <strong>La</strong> intención organiza sincrónicamente estas actividades aparentemente<br />

disímbolas, caóticas y carentes de relación <strong>del</strong> universo no circunscrito; las convierte en un sistema<br />

altamente ordenado, auto-organizado y dinámico que se manifiesta de manera simultánea como un<br />

mundo observado y como un sistema nervioso a través <strong>del</strong> cual ese mundo es observado. <strong>La</strong> intención<br />

no surge <strong>del</strong> sistema nervioso, pero se organiza en él. Sin embargo, la intención es responsable<br />

de otras cosas además de la cognición y la percepción. Todo aprendizaje, recuerdo, razonamiento,<br />

inferencia y actividad motora están precedidos por la intención. <strong>La</strong> intención es la base misma de la<br />

creación.<br />

El antiguo texto védico conocido como Upanishad afirma: «Tú eres lo que tu deseo más<br />

profundo es. Como es tu deseo, es tu intención. Como es tu intención, es tu voluntad. Como es tu<br />

voluntad, son tus actos. Como son tus actos, es tu destino». Nuestro destino proviene en última


instancia de los niveles más profundos <strong>del</strong> deseo y también <strong>del</strong> nivel más profundo de la intención.<br />

Ambos están íntimamente vinculados.<br />

¿Qué es la intención? Generalmente se cree que es un pensamiento sobre algo que quieres<br />

lograr u obtener en tu vida, pero es más que eso. <strong>La</strong> intención es una forma de satisfacer una<br />

necesidad, ya sea de objetos materiales, de una relación, de realización espiritual o de amor. <strong>La</strong><br />

intención es un pensamiento que te ayuda a satisfacer una necesidad, y lo lógico es que una vez que<br />

la hayas satisfecho, te sientas feliz.<br />

Desde este punto de vista, la finalidad de todas nuestras intenciones es sentirnos felices o<br />

realizados. Si se nos preguntara qué queremos, tal vez contestaríamos «quiero más dinero». Si nos<br />

preguntaran por qué, diríamos algo como «bueno, así podría pasar más tiempo con mis hijos». Si nos<br />

preguntaran por qué queremos pasar más tiempo con nuestros hijos, podríamos decir: «Porque así<br />

sería feliz». Esto muestra que el fin último de todos nuestros objetivos, es esa realización en el nivel<br />

espiritual a la que llamamos felicidad, dicha o amor.<br />

Toda la actividad <strong>del</strong> Universo tiene su origen en la intención. De acuerdo con la tradición<br />

védica, «la intención es una fuerza de la naturaleza». <strong>La</strong> intención mantiene el equilibrio de todos los<br />

elementos y las fuerzas que permiten al Universo seguir evolucionando.<br />

<strong>La</strong> intención incluso orquesta la creatividad. Ésta tiene lugar en el nivel individual pero también<br />

ocurre universalmente, esto permite que el mundo dé saltos cuánticos en su evolución,<br />

periódicamente. En última instancia, cuando morimos el alma da un salto cuántico en la creatividad.<br />

En efecto, el alma dice: «Ahora debo expresarme a través de un nuevo organismo o encarnación».<br />

Así pues, la intención proviene <strong>del</strong> alma universal, se localiza en un. alma individual y finalmente se<br />

expresa a través de una mente individual, circunscrita.<br />

A partir de las experiencias pasadas creamos los recuerdos, que son la base de la<br />

imaginación y el deseo, y como hemos visto, el deseo es la base de la acción. El ciclo se perpetúa a<br />

sí mismo. En la tradición védica y el budismo este ciclo recibe el nombre de Rueda de Samsara, base<br />

de la existencia terrenal. El «yo» no circunscrito se convierte en el «yo» circunscrito, cuando atraviesa<br />

este proceso kármico.<br />

Cuando la intención se repite, crea un hábito. Mientras más se repita la intención, más<br />

probable es que la conciencia universal dé lugar al mismo patrón y manifieste la intención en el<br />

mundo físico. Si recuerdas el apartado sobre física, una onda-partícula que está dentro de una caja<br />

no observada es, simultáneamente, una onda y una partícula, y adopta una forma definitiva sólo<br />

hasta que es observada; comprenderás que en el momento de la observación, la probabilidad se<br />

transmuta en forma definida. Esta es la misma idea, sólo que cuando la intención se repite, es más<br />

probable que el patrón de la mente no circunscrita se transmute siguiendo tu intención, y se<br />

manifieste como una realidad física. Esto crea la ilusión de lo fácil y lo difícil, de lo posible y lo<br />

imposible. Por ello, si realmente quieres trascender lo mundano debes aprender a pensar y a soñar lo<br />

imposible. Sólo con los pensamientos repetidos lo imposible puede hacerse posible, por medio de la<br />

intención de la mente no circunscrita.<br />

<strong>La</strong> mente no circunscrita que está en ti es la misma que está en mí, o para el caso, en un<br />

rinoceronte, una jirafa, un ave o un gusano. Hasta las piedras tienen inteligencia no circunscrita. Esta<br />

mente no circunscrita, esta conciencia pura, es lo que nos da el sentido <strong>del</strong> «yo»,el «yo» que dice,<br />

«soy <strong>Deepak</strong>», «soy un ave», el «yo» que dice quién eres o quién crees que eres. Esta conciencia<br />

universales el único «yo» que existe. Pero ese «yo» único y universal experimenta un proceso de<br />

diferenciación; se transforma en un número casi infinito de observadores y observados, espectadores<br />

y escenarios, formas orgánicas e inorgánicas, todos los seres y objetos que conforman el mundo<br />

físico. Este hábito de la conciencia universal de diferenciarse en conciencias particulares es anterior a<br />

la interpretación. Por lo tanto, antes de que el «yo soy» diga «soy <strong>Deepak</strong>», o jirafa, o gusano, es<br />

simplemente «yo soy». El potencial creativo infinito <strong>del</strong> «yo» organiza el «yo» comunal y lo transforma<br />

en el «yo» que eres tú, o yo, o cualquier otra cosa que haya en el Universo.<br />

Éste es el mismo concepto de los dos niveles <strong>del</strong> alma, el universal y el individual, pero<br />

trasladado a un contexto personal. Como seres humanos estamos acostumbrados a pensar en<br />

nuestro ser individual como «yo», sin notar o apreciar el «yo» más grande y universal al que<br />

llamamos alma universal. <strong>La</strong> palabra «yo» es simplemente un ingenioso punto de referencia que<br />

utilizamos para localizar nuestro punto de vista único en el alma universal. Sin embargo, cuando nos<br />

definimos sólo como un «yo» individual, perdemos la capacidad de imaginar más allá de los límites de<br />

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28<br />

lo que tradicionalmente se considera como posible. No es que en el «yo» universal todo sea posible;<br />

es que ya existe, y lo único que necesita para transformarse en una realidad en el mundo físico es la<br />

intención.<br />

<strong>La</strong>s diferencias entre el «yo» individual o mente circunscrita y el «yo» universal o mente no<br />

circunscrita pueden verse claramente en el cuadro que se localiza en la siguiente página.<br />

<strong>La</strong> diferencia entre la mente circunscrita y la no circunscrita es la que hay entre lo ordinario y<br />

lo extraordinario. <strong>La</strong> mente circunscrita es personal e individual para cada uno de nosotros. Es la que<br />

sostiene nuestro ego, el «yo» autodefinido que va por el mundo y que está esclavizado a los hábitos<br />

condicionados. Por su misma naturaleza, la mente circunscrita nos separa <strong>del</strong> resto de la creación.<br />

Establece divisiones sólidas que nos sentimos obligados a defender, aun cuando esto implique<br />

aislarnos de significados más profundos y conexiones dichosas que resultan de sentirnos parte de lo<br />

universal.<br />

Mente circunscrita Mente no circunscrita<br />

1. mente <strong>del</strong> ego 1. espíritu<br />

2. mente individual 2. alma<br />

3. conciencia individual 3. conciencia universal<br />

4.conciencia condicionada 4. conciencia pura<br />

5. lineal 5. sincrónica<br />

6. actúa en el tiempo, el espacio y la causalidad 6. actúa fuera <strong>del</strong> espacio, el tiempo y la<br />

causalidad<br />

7. confinada a la temporalidad y limitada 7. intemporal e infinita<br />

8. racional 8. intuitiva/creativa<br />

9. condicionada a pensamientos y<br />

9. no condicionada, infinitamente<br />

comportamientos habituales, forjada por las<br />

experiencias individuales y colectivas<br />

correlacionada, infinitamente creativa<br />

10. divide 10. une<br />

11. diálogo interno: esto soy yo y esto es mío 11. diálogo interno: todo esto es yo y todo esto<br />

es mío<br />

12. dominada por el temor 12. dominada por el amor<br />

13. requiere energía 13. funciona sin energía<br />

14. necesita aprobación 14. inmune a la crítica y a la Adulación<br />

15. interpreta el «yo» que está en el observador<br />

como algo distinto <strong>del</strong> «yo» que está en lo<br />

observado<br />

15. sabe que el «yo» <strong>del</strong> observador y lo<br />

observado es el Mismo<br />

16. piensa en términos de causa y efecto 16. observa una interconexión no causal, una<br />

correlación interdependiente<br />

17. algorítmica 17. no algorítmica<br />

18. continua 18. discontinua<br />

19. consciente 19. supra-consciente<br />

20. activa cuando los sentidos están activos<br />

porque la experiencia sensorial está<br />

circunscrita<br />

21. se expresa a través <strong>del</strong> sistema nervioso<br />

intencionado (elección individual)<br />

20. siempre activa, pero más accesible para sí<br />

misma cuando los sentidos han sido<br />

suspendidos o desplazados, por ejemplo al<br />

dormir, durante los sueños, la meditación, el<br />

sopor, él trance, la oración<br />

21. se expresa a través de los sistemas<br />

autónomo y endocrino, y aún más importante,<br />

a través de la sincronización de estos<br />

sistemas (también a través de la<br />

sincronización de lo particular y lo universal,<br />

<strong>del</strong> microcosmos y el macrocosmos)


<strong>La</strong> mente circunscrita es lenta, agotadora y racional, y carece de imaginación o creatividad.<br />

Requiere atención y aprobación constantes, por lo que tiende a sentir temor, desazón y dolor.<br />

Por su parte, la mente no circunscrita es alma o espíritu puro, es la conciencia universal. Actúa<br />

más allá de los límites <strong>del</strong> espacio y él tiempo, y es la gran fuerza organizadora y unificadora <strong>del</strong><br />

Universo, de alcance y duración infinita. Por naturaleza, el alma no circunscrita se vincula con todas<br />

las cosas porque es todas las cosas. No requiere atención, energía ni aprobación; es completa en sí<br />

misma, por lo que atrae el amor y la aceptación. Es inminentemente creativa, la fuente de la que fluye<br />

toda la creación. Nos permite imaginar más allá de los límites de lo que la mente circunscrita<br />

considera posible, pensar sin restricciones y creer en milagros.<br />

Los saltos creativos dados por la mente no circunscrita, han sido confirmados por la ciencia.<br />

Los huecos en los registros de fósiles sugieren saltos creativos de imaginación por parte de la<br />

naturaleza, hipótesis conocida como equilibrio discontinuo. Por ejemplo, existen antiguos fósiles de<br />

anfibios y aves, pero no de criaturas que los vinculen entre sí. Esto sugiere un salto cuántico de<br />

imaginación; los anfibios quisieron aprender a volar y las aves fueron resultado de esa intención. Los<br />

científicos creen que los humanos evolucionaron de los primates, pero no hay registro de fósiles de la<br />

fase intermedia, el eslabón perdido. Primero había sólo primates y de repente aparecieron los<br />

humanos. ¿Qué hubo en medio? Nada.<br />

Estos constantes saltos de imaginación dan lugar a lo que nosotros vemos como el Universo.<br />

A lo largo de nuestra vida hemos visto el desarrollo de la televisión, el Internet, el correo electrónico,<br />

la tecnología nuclear y la exploración <strong>del</strong> espacio. Lo que nos guía es la imaginación, y aunque ésta<br />

es propiedad de la conciencia universal, todas estas expresiones circunscritas la condicionan. Los<br />

seres humanos tenemos la capacidad de ir más allá. Con la mente circunscrita —el «yo»<br />

circunscrito— tomamos decisiones por medio de la intención; y la mente no circunscrita —el «yo» no<br />

circunscrito— se encarga sincrónicamente de los detalles para satisfacer la intención. Así es como los<br />

sueños se vuelven realidad.<br />

Déjame explicártelo con un ejemplo. El «yo» circunscrito, que es <strong>Deepak</strong>, quiere sentirse bien<br />

a través <strong>del</strong> ejercicio y perder peso. Así pues, <strong>Deepak</strong>, el «yo» circunscrito, corre todos los días en la<br />

caminadora o en la playa. El «yo» no circunscrito de <strong>Deepak</strong> hace esto posible al hacer que el cuerpo<br />

de <strong>Deepak</strong> realice muchas funciones simultáneamente: el corazón tiene que latir más rápido y<br />

bombear más sangre, los tejidos tienen que consumir más oxígeno, los pulmones tienen que respirar<br />

más rápida y profundamente, y el azúcar, que es el combustible <strong>del</strong> organismo, tiene que quemarse<br />

rápidamente y convertirse en bióxido de carbono y agua para que se genere energía. Si el<br />

abastecimiento de combustible disminuye, hay que secretar insulina para que el glucógeno almacenado<br />

en el hígado se use como combustible. <strong>La</strong>s células inmunológicas tienen que ser estimuladas<br />

para que el cuerpo pueda resistir las infecciones que hay en el entorno mientras corro. Ésta es una<br />

lista abreviada de las cosas que deben ocurrir simultánea y sincrónicamente para que mi intención de<br />

correr se cumpla. De hecho, hay trillones y trillones de actividades que deben ocurrir de manera no<br />

circunscrita, simultáneamente, para que <strong>Deepak</strong> disfrute <strong>del</strong> acto de correr.<br />

Como vemos, la operación <strong>del</strong> cuerpo está siendo organizada por la mente no circunscrita, y<br />

mientras todas estas actividades están siendo sincronizadas, <strong>Deepak</strong> disfruta su carrera. No le<br />

preocupa si su corazón bombea la cantidad adecuada de sangre o si su hígado se olvida de<br />

metabolizar el glucógeno para convertirlo en azúcar. Eso corresponde a la inteligencia no circunscrita.<br />

El «yo» circunscrito se propone algo, y el «yo» no circunscrito organiza sincrónicamente todos los<br />

detalles.<br />

No obstante, el «yo» circunscrito no siempre coopera y a veces toma malas decisiones.<br />

Imagina a un hombre llamado Jim Smith. Está en una fiesta, y el Jim Smith circunscrito dice: «Me<br />

estoy divirtiendo en esta fiesta». Le da un sorbo a su champaña, se relaja y hace algunas nuevas<br />

amistades. El Jim Smith no circunscrito también está divirtiéndose en la fiesta, conectándose y<br />

disfrutando el momento. Pero ¿qué pasaría si el «yo» circunscrito dijera: «Me estoy divirtiendo de lo<br />

lindo». Quizá bebería más y se embriagaría. Emborracharse es una forma de desconectarse, y el<br />

«yo» no circunscrito informa al «yo» circunscrito que esa decisión tiene un precio. El «yo» no<br />

circunscrito le proporciona al «yo» circunscrito un dolor de cabeza y una cruda a la mañana siguiente.<br />

Ésta es su manera de comunicarse con el «yo» circunscrito, de decirle: «Si abusas de ti mismo, te<br />

sentirás mal».<br />

El «yo» circunscrito enfrentará repercusiones más graves si ignora los esfuerzos <strong>del</strong> «yo» no<br />

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circunscrito por disuadirlo de tomar esa decisión. Por ejemplo, si el «yo» circunscrito ignora ese<br />

mensaje y se embriaga todos los días, el Jim Smith circunscrito puede quedarse sin empleo, perder<br />

sus ingresos, deteriorar sus relaciones familiares y quizá enfermar de cirrosis y, finalmente, morir.<br />

¿Por qué? Porque la decisión de beber no actuaba a favor <strong>del</strong> Jim Smith circunscrito y <strong>del</strong> no<br />

circunscrito. No era una intención pura, pues el «yo» circunscrito la había deformado; había cambiado<br />

de forma al trasladarse de la mente no circunscrita a la circunscrita. Una intención sólo puede<br />

cumplirse sincrónicamente si satisface las necesidades tanto <strong>del</strong> «yo» circunscrito como <strong>del</strong> no circunscrito.<br />

<strong>La</strong> intención no circunscrita siempre apunta a la evolución y, por lo tanto, se orienta a las<br />

interacciones armoniosas que actúan en favor <strong>del</strong> bien mayor.<br />

<strong>La</strong> intención siempre se origina en el ámbito universal. <strong>La</strong> intención universal es, en última<br />

instancia, la que cumple la intención circunscrita, siempre y cuando favorezca las necesidades de la<br />

mente circunscrita (yo) y la mente no circunscrita (el espíritu universal). Sólo entonces las mentes<br />

circunscrita y no circunscrita cooperarán. Sin embargo, hay un factor que complica las cosas. Existen<br />

billones de seres humanos y trillones de otros seres en el planeta, cada uno con intenciones circunscritas.<br />

Digamos que voy a ofrecer una fiesta y planeo hornear montones de pasteles de todos<br />

tamaños. Para ello he comprado azúcar, harina y todos los demás ingredientes necesarios. Todo esto<br />

lo almaceno en mi despensa y así atraigo a hormigas y ratones que intentan comerse el azúcar y el<br />

harina. Cuando descubro la actividad de los ratones, compro ratoneras e insecticida. Algunos ratones<br />

mueren; las bacterias los invaden y empiezan a degradar sus cuerpos.<br />

Si analizamos con más detalle esta situación, encontraremos una conspiración de sucesos<br />

relacionados. Cada uno dio lugar a todos los demás. Para que este drama pudiera ocurrir tuvo que<br />

cultivarse trigo y caña de azúcar. Eso implica granjas, granjeros, lluvias, sol, tractores, consumidores,<br />

minoristas, mayoristas, transportistas, ferrocarriles, mercados financieros, tiendas de abarrotes y<br />

empleados, inversionistas, insecticidas, plantas químicas, conocimientos de química, etcétera. El<br />

número de mentes individuales circunscritas que participa es enorme.<br />

Cabe entonces preguntar: ¿Quién influye en quién? ¿De quién es la intención que da lugar a<br />

estos acontecimientos? <strong>La</strong> mía fue hornear pasteles. ¿Es mi intención influir en el comportamiento <strong>del</strong><br />

planeta entero, en los granjeros, el mercado de valores y los precios <strong>del</strong> trigo, sin mencionar el comportamiento<br />

de las hormigas y los ratones en mi alacena, y la actividad de otros elementos y fuerzas<br />

<strong>del</strong> Universo? ¿Era mi intención de servir pasteles la única en la que el Universo entero debía<br />

cooperar? Un ratón —suponiendo que pudiera reflexionar sobre su intención— podría creer que la<br />

responsable de esta serie de acontecimientos había sido la suya, desde la actividad de los<br />

comerciantes de grano y las condiciones <strong>del</strong> clima, hasta mi decisión de hornear pasteles.<br />

Dé hecho, las bacterias bien podrían creer que su intención había organizado la actividad de<br />

todo el Universo, incluyendo mi decisión de comprar el veneno que les proporcionó las proteínas que<br />

habrían de consumir. <strong>La</strong>s cosas pueden ser muy confusas cuando empezamos a preguntarnos de<br />

quién fue la intención que dio lugar a determinado acontecimiento.<br />

¿De quién es la intención que está creando toda esta actividad? En la realidad más profunda,<br />

el «yo» que organiza todos estos sucesos es el «yo» no circunscrito, universal. Esta fuerza<br />

ordenadora, coordina y sincroniza simultáneamente un numero infinito de acontecimientos. <strong>La</strong> mente<br />

no circunscrita vuelve constantemente a sí misma, y se renueva y renueva su creatividad, de manera<br />

que lo viejo nunca se queda estancado, sino que nace de nuevo y a cada momento. Aunque la<br />

intención proviene <strong>del</strong> «yo» circunscrito e individual, desde mi perspectiva y la <strong>del</strong> gato, el ratón, las<br />

hormigas, las bacterias y las personas que van a asistir a la fiesta, pareciera que se trata de la<br />

intención de un «yo» personal. En cada lugar, cada organismo podría estar pensando: «¡Es mi<br />

intención!» Todos y cada uno creen que su «yo» circunscrito personal es el que está haciendo algo;<br />

no obstante, en un panorama más amplio, todas estas mentes circunscritas diferentes dan lugar y<br />

crean a cada una de las demás, a través de la intención de la mente no circunscrita. Los árboles<br />

deben respirar para que yo pueda hacerlo. Los ríos deben correr para que mi sangre pueda circular.<br />

Al fin y al cabo sólo hay un «yo», exuberante, abundante, eterno, rítmico e indivisible. Todas las<br />

divisiones son ilusorias. El «yo» circunscrito sólo alcanza la realización como «yo» no circunscrito<br />

cuando ambos se conectan. Entonces empezamos a percibir que sólo existe un «yo» universal, y<br />

cuando nos conectamos empezamos a experimentar confianza, amor, perdón, gratitud, compasión,<br />

rendición, el no hacer. Así funciona la oración. Alfred Lord Tennyson, el gran poeta, dijo una vez: «<strong>La</strong><br />

oración provoca más cosas de las que soñamos». Pero no se trata de una oración producto de una


intención forzada; es la <strong>del</strong>icadeza, la sincronía, la rendición, la gratitud, la confianza, el amor y la<br />

compasión lo que me permiten, a mí, el «yo» circunscrito, experimentar y convertirme en el «yo» no<br />

circunscrito.<br />

Estamos tan atados a nuestro «yo» circunscrito, individual y personal que quedamos ciegos<br />

ante la magnificencia que está más allá de éste. <strong>La</strong> ignorancia es conciencia restringida. Para notar<br />

algo hay que ignorar todo lo demás. Así es como lo no circunscrito se vuelve circunscrito. Cuando<br />

noto algo, ignoro todo aquello que lo rodea pero que contribuye a su existencia y, por lo tanto, forma<br />

parte de él. Cuando el «yo» que es mi ego observa, sólo ve lo particular e ignora lo universal. Pero<br />

cuando el «yo» espiritual observa, puede ver el flujo <strong>del</strong> Universo que hace posible lo particular.<br />

Esta interconexión, esta indivisibilidad, es lo que hace que la vida no sólo sea posible, sino<br />

milagrosa. El mar de interrelaciones se convierte en olas individuales que estallan en gotas<br />

espumosas que brillan como diamantes y se reflejan unas a otras sólo para volver a hundirse en las<br />

profundidades <strong>del</strong> océano. Sólo existe un momento eterno —amor, espíritu o conciencia eterna— que<br />

constantemente se convierte en observador y en observado. Nosotros somos esas gotas cristalinas;<br />

cada uno hermoso y único por un momento, cada uno parte <strong>del</strong> otro, cada uno reflejando al otro.<br />

Todos provenimos <strong>del</strong> amor, espíritu o conciencia eterna; somos una figuración <strong>del</strong> «yo» universal.<br />

Aunque la interpretación, la memoria y los hábitos crean la ilusión de familiaridad o identidad de<br />

nuestra continuidad, minuto a minuto, en realidad hay posibilidades infinitas en nuestra esencia;<br />

posibilidades que sólo necesitan la intención para hacerse realidad.<br />

<strong>La</strong> intención orquesta posibilidades infinitas. Tal vez te preguntes qué clase de intención es la<br />

ideal. ¿Qué pedirías si tu intención pudiera cumplirse en este momento? Si tu intención es un deseo<br />

meramente personal y se orienta a la gratificación individual, los «yoes» circunscrito y no circunscritos<br />

pueden perder sincronización. ¿Cuántas veces has oído a las personas decir que quieren ganar la<br />

lotería? Eso puede ocurrir, pero sólo si la satisfacción de esa intención te favorece a ti tanto como al<br />

propósito mayor. Tal vez te digas: «Quiero ganar la lotería para comprarme un nuevo BMW». Hasta<br />

esa intención favorece a muchas personas: a ti, al fabricante <strong>del</strong> auto, a sus empleados, a los<br />

inversionistas y a la economía. Sin embargo, no es una intención tan poderosa como la de alguien<br />

como la Madre Teresa, porque su deseo de reunir dinero era resultado <strong>del</strong> deseo de satisfacer a<br />

otros, de dar y recibir en un nivel más profundo en favor de la gran cadena <strong>del</strong> ser. Cuando la<br />

intención de la mente no circunscrita está apoyada por la mente circunscrita, es holística y por tanto<br />

más eficaz.<br />

Podemos preguntarnos a propósito de cada una de nuestras intenciones: «¿Cómo me<br />

beneficiará y cómo beneficiará a todos con quienes tengo contacto?» Si la respuesta es que<br />

provocará dicha y satisfacción auténticas en mí y en todos aquellos en quienes influyen mis actos,<br />

entonces mi intención, junto con la rendición a la mente no circunscrita, organiza su propio<br />

cumplimiento. Existen tácticas para descubrir la intención pura y auténtica que constituye el destino<br />

de tu vida, mismas que trataremos más a<strong>del</strong>ante. Sin embargo, lo esencial es partir de un lugar de<br />

conciencia sosegada y afianzada, crear una intención apropiada en el corazón y dejar que el «yo»<br />

circunscrito se funda con el «yo» no circunscrito para permitir que la voluntad de Dios se cumpla a<br />

través de uno. He enseñado esta técnica a miles de personas que me han comentado que les<br />

funciona tan bien como a mí.<br />

Parte de la dificultad es concebir una intención que no interfiera con la intención universal. Los<br />

científicos intentaron introducir el «arroz de oro» en algunos países en vías de desarrollo, que<br />

padecen escasez de alimentos; una variedad creada por la ingeniería genética que contiene<br />

insecticidas naturales que permiten al arroz crecer en abundancia. Sin embargo, hubo algunos<br />

problemas. El arroz creado por la ingeniería genética no posee los aromas naturales que atraen a<br />

varios insectos importantes en la manutención y propagación de la cadena alimenticia. Los<br />

ecologistas temen que este arroz perturbe el ecosistema local y que, en última instancia, trastorne el<br />

clima; esto podría acarrear terribles consecuencias para todo el planeta. <strong>La</strong> conciencia estrecha o<br />

circunscrita —que observa sólo la situación particular— intenta resolverla de manera circunscrita; la<br />

conciencia expandida, el «yo» no circunscrito, observa las relaciones, las aves, las abejas, las<br />

ardillas, las marmotas y el clima (debe haber una determinada población de árboles, flora y fauna<br />

para permitir cierto tipo de clima). Una buena intención puede resultar contraproducente si se ignora<br />

la intención <strong>del</strong> «yo» no circunscrito. Los intrincados vínculos de interconexión no sólo requieren<br />

desinterés; también necesitan coordinación con los demás «yoes» individuales que provienen <strong>del</strong><br />

31


32<br />

«yo» universal.<br />

<strong>La</strong> intención no puede ser forzada, obligada ni presionada. Piensa que es como atrapar<br />

pompas de jabón en el aire: es una empresa <strong>del</strong>icada que no puede apresurarse ni forzarse. Lo<br />

mismo pasa con la meditación o el sueno. Uno no puede intentar meditar o dormir. Estas actividades<br />

requieren soltarse y mientras más nos esforcemos, menos éxito tendremos. <strong>La</strong> meditación ocurre; el<br />

sueño ocurre. Es igual con la intención; mientras menos interfiramos con ella, más comprobaremos<br />

que posee su propio poder organizador infinito. <strong>La</strong> intención tiene en sí los mecanismos para su<br />

propio cumplimiento, tal como una semilla contiene todo lo que necesita para convertirse en el árbol,<br />

la flor y el fruto. No tengo que hacer nada con esa semilla; simplemente debo sembrarla y regarla.<br />

Ella creará todo por sí misma, sin que yo intervenga.<br />

<strong>La</strong> intención es una semilla en la conciencia o espíritu. Si le prestas atención comprobarás que<br />

tiene en sí los medios para lograr su propio cumplimiento. El poder organizador infinito de la intención<br />

orquesta innumerables detalles en forma simultánea.<br />

<strong>La</strong> intención genera coincidencias; ésta es la razón por la que, cuando pensamos en algo,<br />

ocurre. <strong>La</strong> intención es la razón por la cual algunas personas tienen remisiones espontáneas o se<br />

curan solas. <strong>La</strong> intención organiza toda la creatividad <strong>del</strong> Universo; nosotros, como seres humanos,<br />

somos capaces de crear cambios positivos en nuestra vida a través de la intención. ¿Por qué<br />

entonces perdemos esa habilidad? <strong>La</strong> habilidad se pierde cuando la imagen de uno mismo eclipsa al<br />

ser, cuando sacrificamos nuestro ser verdadero a favor <strong>del</strong> ego.<br />

<strong>La</strong> conciencia de que «yo» soy algo distinto a «tú», tiene lugar alrededor de los dos o tres<br />

años de edad. A esta edad, el bebé empieza a diferenciar entre «yo» y «mío», y entre «no yo» y «no<br />

mío». Esta distinción provoca ansiedad. En realidad, el mundo no es algo distinto a nosotros, sino<br />

parte <strong>del</strong> continuo de la conciencia. <strong>La</strong> intención funciona aprovechando las fuerzas creativas<br />

inherentes al Universo. Así como tenemos nuestra creatividad personal, el Universo también<br />

manifiesta creatividad.<br />

El Universo está vivo y consciente, y responde a nuestras intenciones cuando mantenemos la<br />

relación íntima con él y lo vemos no como algo separado, sino como una prolongación de nuestro<br />

cuerpo.<br />

El poder de la intención puede restaurarse a través <strong>del</strong> regreso al ser verdadero, de la<br />

activación <strong>del</strong> ser. Quienes logran lo anterior, restablecen su conexión con la mente no circunscrita;<br />

no sienten deseos de manipular ni controlar a los demás; se mantienen al margen de la crítica y la<br />

adulación, no se sienten inferiores a nadie, pero tampoco superiores; están en contacto con el punto<br />

de referencia interno que es su alma y no con su ego. <strong>La</strong> ansiedad deja de ser un problema —pues<br />

ésta emana de la necesidad <strong>del</strong> ego de protegerse—, y esa ansiedad es lo que interfiere con lo<br />

espontáneo de la intención. <strong>La</strong> intención es el mecanismo por el que el espíritu se transforma en<br />

realidad material.<br />

<strong>La</strong> espiritualidad madura requiere sensatez de conciencia. Si eres sensato, eres sensible a la<br />

retroalimentación y, al mismo tiempo, inmune a la crítica y la adulación; aprendes a soltarte y dejas de<br />

preocuparte por los resultados; tienes confianza en el desenlace y empiezas a percibir la<br />

sincronicidad que se organiza en forma permanente, a tu alrededor. <strong>La</strong> intención proporciona<br />

oportunidades para las que debes mantenerte alerta. <strong>La</strong> buena suerte sucede cuando la oportunidad<br />

y la preparación coinciden. <strong>La</strong> intención te ofrecerá las oportunidades, pero debes actuar cuando eso<br />

ocurra.<br />

Siempre que actúes, hazlo con la actitud de que no eres tú quien realiza la acción, de que tus<br />

acciones son en realidad las de la inteligencia no circunscrita, <strong>del</strong> espíritu universal organizador.<br />

Empezarás a notar una gran disminución de ansiedad y te sentirás menos preocupado por los<br />

resultados. El estrés es una forma de ansiedad. Si estás estresado, olvídate de la sincronicidad. <strong>La</strong><br />

sincronicidad es un medio para ponernos en contacto con Dios; es el sendero hacia el significado y el<br />

propósito de la vida; es un medio para experimentar el amor y la compasión; es un medio para<br />

conectarse con la inteligencia no circunscrita <strong>del</strong> Universo. Si mi atención está puesta en situaciones<br />

que generan estrés, será difícil que tenga acceso a la sincronicidad. Para hacerlo con efectividad<br />

debes tener una actitud de rendición al ámbito universal, el cual es mucho más grande que cualquier<br />

cosa que puedas imaginar. <strong>La</strong> rendición requiere dar un salto de fe, un salto a lo desconocido. Tu<br />

diálogo interno puede reforzarlo diciendo: «<strong>La</strong>s cosas no me están saliendo como quisiera.<br />

Abandonaré mi idea de cómo deben ser. Mi sentido de 'yo' y 'mío' debe expandirse». Si das este salto


de fe serás recompensado en abundancia. Si te sorprendes preocupándote por las cuentas <strong>del</strong> mes<br />

próximo, lo apropiado sería recordar que tu intención no es únicamente satisfacer tus necesidades,<br />

sino también mandar a tus hijos a la escuela, contribuir en tu comunidad. Todos queremos satisfacer<br />

nuestras necesidades; sin embargo, una vez que hayas expresado tu intención de satisfacerlas,<br />

llévalas a la mente infinita diciendo: «Pongo todo esto en tus manos. No voy a preocuparme porque<br />

tú, la inteligencia no circunscrita que reside en mí, te encargarás de ello».<br />

Los grandes artistas plásticos, jazzistas, escritores y científicos afirman que cuando crean<br />

necesitan trascender sus identidades individuales. He trabajado con muchos músicos y compositores,<br />

y nunca he conocido a ninguno que piense en las regalías mientras escribe una canción. Una canción<br />

o una pieza musical nueva implica soltarse, dejar incubar en el ámbito no circunscrito y permitir que la<br />

música o la canción venga a ti. Todos los procesos creativos se apoyan en una etapa de incubación y<br />

consentimiento. <strong>La</strong> sincronización es un proceso creativo, pero en este caso la mente creativa es el<br />

cosmos. Cuando la preocupación por uno desaparece, la inteligencia no circunscrita hace su<br />

aparición.<br />

Recuerda: tus pensamientos no deben estar en conflicto con los propósitos <strong>del</strong> Universo. El<br />

deseo de ganar la lotería puede incrementar tu sensación de estar separado <strong>del</strong> Universo. Personas<br />

que han ganado la lotería afirman frecuentemente que se sintieron alejados de sus familiares y<br />

amigos y que no obtuvieron más felicidad. El deseo de dinero por el dinero provoca enajenación.<br />

¿Cómo podemos saber cuáles de nuestras intenciones es probable que se cumplan? <strong>La</strong><br />

respuesta reside en prestar atención a las pistas que ofrece la mente no circunscrita. Toma<br />

conciencia de las coincidencias que ocurren en tu vida. <strong>La</strong>s coincidencias son mensajes. Son pistas<br />

provenientes de Dios, espíritu o realidad no circunscrita, que te instan a liberarte de tu condicionamiento<br />

kármico, de los patrones habituales de pensamiento. Te ofrecen una oportunidad de acceder a<br />

un ámbito de conciencia en donde te sientes amado y cuidado por la inteligencia infinita de la que<br />

emanas. <strong>La</strong>s tradiciones espirituales llaman a esto estado de gracia.<br />

33


5<br />

<strong>La</strong> función<br />

de las<br />

Coincidencias<br />

Decir que las coincidencias son mensajes codificados provenientes de la inteligencia no circunscrita,<br />

plantea a la vida como una novela de misterio. Presta atención, busca pistas, descifra su significado<br />

y, al final, la verdad será revelada. En muchos sentidos, eso es exactamente lo que pasa. Después de<br />

todo, la vida es el misterio más grande.<br />

Lo que hace que la vida sea misteriosa es que nuestro destino parece estar oculto para<br />

nosotros; sólo al final de la existencia estaremos en posición de mirar hacia atrás y ver el camino<br />

recorrido. En retrospectiva, la historia de nuestra vida parece perfectamente lógica. Es fácil seguir el<br />

hilo de continuidad alrededor <strong>del</strong> cual hemos trenzado nuestras experiencias. Incluso ahora, en<br />

cualquier punto que te encuentres de tu vida, puedes mirar hacia atrás y ver con cuánta naturalidad<br />

ha fluido tu vida de un hito a otro, de un lugar o empleo a otro, de un conjunto de circunstancias a otro<br />

completamente diferente. Observa cuan sencillo pudo haber sido para ti, de sabido hacia dónde<br />

conducía tu camino. <strong>La</strong> mayoría se pregunta: «¿Por qué me preocupaba tanto? ¿Por qué fui tan duro<br />

conmigo, con mis hijos?»<br />

Si pudiéramos vivir en el nivel de la mente todo el tiempo no necesitaríamos esperar a ver en<br />

retrospectiva para conocer las grandes verdades de la vida. <strong>La</strong>s sabríamos de antemano.<br />

Participaríamos en la creación de la aventura de nuestra vida. El camino sería evidente y no<br />

necesitaríamos señales, pistas ni coincidencias.<br />

Sin embargo, la mayoría no vive en el nivel <strong>del</strong> alma. Por eso, lo único que puede mostrarnos<br />

la voluntad <strong>del</strong> Universo son las coincidencias. Todos hemos experimentado coincidencias en nuestra<br />

vida. <strong>La</strong> palabra misma describe perfectamente su significado: «co» significa con; «incidencia»<br />

significa suceso. Así pues, las coincidencias son sucesos que ocurren con otros acontecimientos, dos<br />

o más sucesos que pasan al mismo tiempo. Como la experiencia de la coincidencia es universal, la<br />

mayoría tendemos a restarle importancia. Son momentos extraños de la vida que nos maravillan y<br />

olvidamos al poco tiempo.<br />

<strong>La</strong>s coincidencias son mucho más que una fuente de diversión. Una coincidencia es una pista<br />

que nos indica la intención <strong>del</strong> espíritu universal y, como tal, es rica en significados. Algunas personas<br />

utilizan la frase «coincidencia significativa», al hablar de sucesos que ocurren al mismo tiempo y que<br />

tienen algún significado especial para quien los experimenta. Sin embargo, creo que la frase<br />

«coincidencia significativa» es redundante, pues todas las coincidencias los son. Si no fuera así, no<br />

existirían. El hecho mismo de que ocurran ya es significativo, sólo que a veces somos capaces de<br />

entender su significado y otras no.<br />

¿Qué significan las coincidencias? <strong>La</strong> parte más profunda de tu ser lo sabe» pero hay que<br />

atraer ese conocimiento a la superficie. El significado no proviene de la coincidencia misma sino de ti,<br />

de la persona que la experimenta. De hecho, sin nuestra participación, ningún suceso tendría<br />

significado, el Universo entero carecería de significado. Somos nosotros quienes damos significado a<br />

los acontecimientos y lo hacemos a través de la intención. <strong>La</strong>s coincidencias son mensajes <strong>del</strong> ámbito<br />

no circunscrito que nos indican cómo actuar para hacer que nuestros sueños —intenciones— se<br />

manifiesten. Así pues, primero debes tener una intención y entonces ponerte en contacto con tu ser<br />

espiritual. Sólo entonces podrás utilizar las coincidencias para satisfacer tus intenciones.<br />

Tener una intención es fácil, tan fácil como formular un deseo. Ser más espiritual es difícil.<br />

Muchas personas que se creen espirituales no se han sumergido aún en el vasto océano de la fuerza<br />

espiritual; más bien, nadan en la superficie alejadas de las profundidades de la experiencia universal.


35<br />

Milagros en el mundo real<br />

Los milagros son un fenómeno real. En todas las tradiciones se habla de milagros, pero cada<br />

una utiliza un lenguaje diferente. Decimos que un suceso es milagroso cuando el resultado deseado<br />

se manifiesta de manera sorprendente: queremos sanar de una terrible enfermedad, adquirir riquezas<br />

materiales o hallar nuestro objetivo. Cuando esto sucede, decimos que es milagroso. Alguien tiene<br />

una intención, un deseo o un pensamiento y entonces eso ocurre. Un milagro es un ejemplo<br />

dramático de lo que pasa cuando una persona es capaz de aprovechar el ámbito espiritual, y de<br />

aplicar una intención para manifestar su destino.<br />

Déjame darte un ejemplo de una notable coincidencia. David estaba enamorado de una mujer<br />

llamada Joanna. El la amaba profundamente, pero no estaba seguro de querer comprometerse y<br />

casarse. Finalmente, decidió que la llevaría a un parque y que ahí se le declararía. Todavía recelaba<br />

<strong>del</strong> compromiso, pero esa mañana, al despertar, se sintió invadido por una sensación de paz, de que<br />

todo estaría bien. David extendió el mantel sobre el pasto y mientras reunía el valor para formular la<br />

pregunta, pasó sobre ellos un avión con un cartel publicitario. Joanna volteó a verlo y preguntó:<br />

«¿Qué dirá el letrero?» Sin pensarlo, David contestó: «Dice: ‘Joanna, ¿quieres casarte conmigo?’»<br />

Ambos miraron con más cuidado y en efecto el letrero decía: «Joanna, ¿quieres casarte conmigo?»<br />

Ella se echó en sus brazos, se besaron y, en ese momento, David supo que casarse con ella era lo<br />

mejor que podía hacer. Al día siguiente leyeron en el periódico que otra persona se había declarado a<br />

su novia Joanna con un letrero en el parque; el avión pasó en el momento justo para David. Esta<br />

notable coincidencia fue una pista, un milagro, que le indicaba a David su futuro. Ellos siguen<br />

felizmente casados hasta ahora.<br />

<strong>La</strong>s personas que no se interesan en la espiritualidad atribuyen esta clase de sucesos a la<br />

suerte. Creo que la suerte, al menos como normalmente la entendemos, no tiene nada que ver con<br />

esto. Lo que la mayoría llama suerte no es nada más ni nada menos que la aplicación de la<br />

sincronicidad en el cumplimento de nuestras intenciones. Luis Pasteur, el científico que descubrió que<br />

los microbios pueden provocar enfermedades, afirmó: «El azar favorece a la mente preparada». Esto<br />

puede trasladarse a una sencilla ecuación: «Oportunidad + Preparación == Buena suerte». A través<br />

de las lecciones <strong>del</strong> sincrodestino, es perfectamente posible adoptar un estado de ánimo que permita<br />

ver que en la vida existen momentos oportunos y que cuando los identificamos y aprovechamos, pueden<br />

cambiar todo. «Suerte» es la palabra que utilizamos en el mundo moderno para nombrar lo<br />

milagroso.<br />

Así pues, sincronicidad, coincidencia significativa, milagro o buena suerte, son distintas formas<br />

de referirse al mismo fenómeno. Como hemos visto, la inteligencia <strong>del</strong> cuerpo se manifiesta a través<br />

de la coincidencia y la sincronicidad. También la inteligencia más amplia de la naturaleza y el<br />

ecosistema —la gran red de la vida— y la inteligencia fundamental <strong>del</strong> Universo.<br />

Cuando empezamos a considerar las coincidencias como oportunidades, cada una adquiere<br />

significado. Cada coincidencia se convierte en una oportunidad para la creatividad. Cada coincidencia<br />

se convierte en una oportunidad para convertirte en la persona que el Universo quiere que seas.<br />

Esta es la verdad última <strong>del</strong> sincrodestino: la suma total <strong>del</strong> Universo está modificándose para<br />

crear tu destino personal. Para ello utiliza «conexiones no circunscritas y no causales».<br />

¿Qué son las conexiones no causales? Si analizamos todos los sucesos inconexos de nuestra<br />

vida, todos tienen una historia entrelazada con un destino personal. No causal significa que los<br />

sucesos están relacionados entre sí, pero no por una, relación directa de causa y efecto, por lo<br />

menos en la superficie. Son no causales sin causa. Volvamos al ejemplo que mencioné en el primer<br />

capítulo: ¿qué tiene que ver que <strong>La</strong>dy Mountbatten apreciara a mi padre con el hecho de que yo<br />

leyera a Sinclair Lewis, o que mi amigo Oppo me inspirara? No existe conexión excepto porque<br />

forman parte de mi historia individual, la cual me condujo a mi destino particular. Ninguno de estos<br />

acontecimientos provocó los demás. <strong>La</strong>dy Mountbatten no ordenó a mi padre que me diera un libro de<br />

Sinclair Lewis; sin embargo esos dos sucesos actuaron conjuntamente para moldear mi destino.<br />

Todos estaban conectados en un nivel más profundo.<br />

Es imposible imaginar siquiera la complejidad de las fuerzas que están detrás de cada<br />

acontecimiento de nuestras vidas. Existe una combinación de coincidencias; el ámbito no circunscrito<br />

teje la red <strong>del</strong> karma o destino, para crear la vida personal de cada individuo, tu vida o mi vida. <strong>La</strong><br />

única razón por la que no experimentamos la sincronicidad en nuestra vida diaria es porque no


36<br />

vivimos desde el nivel en donde está ocurriendo. Normalmente percibimos sólo relaciones de causa y<br />

efecto: ésto causa eso, que causa esto otro, que causa aquello: trayectorias lineales. Sin embargo,<br />

debajo de la superficie ocurre algo más. Existe toda una red de conexiones, invisibles para nosotros.<br />

Cuando se hacen evidentes, vemos cómo nuestras intenciones están entretejidas en esta red, que es<br />

contextual, condicional, holística y rica, a diferencia de nuestra experiencia superficial.<br />

Con frecuencia caemos en comportamientos rutinarios; seguimos los mismos patrones y<br />

actuamos de manera predecible, día tras día. Programamos nuestra mente y sólo continuamos<br />

poniendo un pie <strong>del</strong>ante <strong>del</strong> otro. ¿Cómo podrían ocurrir milagros si simplemente marchamos<br />

mecánicamente por la vida, sin pensar ni estar conscientes? <strong>La</strong>s coincidencias son señalamientos en<br />

el camino que atraen nuestra atención hacia algo importante de nuestras vidas, atisbos de lo que<br />

ocurre más allá de las distracciones cotidianas. Podemos ignorar esas señales y seguir a<strong>del</strong>ante o<br />

podemos prestarles atención y vivir el milagro que está esperándonos.<br />

Cuando estaba concluyendo mi formación como médico, supe que me especializaría en<br />

neuroendocrinología, el estudio <strong>del</strong> funcionamiento de las sustancias químicas <strong>del</strong> cerebro. Desde<br />

entonces sabía que ése es un lugar donde la ciencia y la conciencia se tocan; quería explorarlo.<br />

Solicité una beca para estudiar con uno de los endocrinólogos más prominentes <strong>del</strong> mundo. Este<br />

respetado científico estaba realizando investigaciones dignas <strong>del</strong> premio Nobel y ansiaba poder<br />

aprender de él. Entre miles de solicitantes, fui uno de los seis elegidos para trabajar con él, ese año.<br />

Poco después de que empezamos, percibí que su laboratorio tenía más que ver con la gratificación<br />

<strong>del</strong> ego que con la verdadera ciencia. Los técnicos éramos tratados como máquinas y se esperaba<br />

que produjéramos trabajos de investigación en serie, listos para publicarse. Aquello era tedioso y<br />

frustrante. Era terrible y decepcionante trabajar con alguien tan famoso, tan respetado y sentirse tan<br />

desdichado como me sentía. Había asumido muy ilusionado el puesto, pero no hacía nada más que<br />

inyectar sustancias químicas a las ratas, todo el día.<br />

Cada mañana revisaba la sección de anuncios clasificados <strong>del</strong> periódico Boston Globe,<br />

consciente de mi desilusión pero pensando que el camino que estaba siguiendo era el único posible.<br />

Recuerdo haber leído un pequeño anuncio de un puesto en la sala de emergencias de un hospital<br />

local. De hecho, cada mañana, cuando abría el periódico, veía ese pequeño anuncio. Aunque lo<br />

hojeara rápidamente, siempre lo abría en la misma página, en el mismo sitio. Lo veía e inmediatamente<br />

lo sacaba de mi mente. En el fondo me imaginaba a mí mismo trabajando en esa sala de<br />

emergencias y ayudando a las personas en vez de seguir inyectando ratas, pero mi sueño había sido<br />

obtener esa beca con el renombrado endocrinólogo.<br />

Un día, ese endocrinólogo me trató de manera cruel y degradante. Discutimos y salí a la sala<br />

de espera para calmarme. Sobre la mesa estaba el Boston Globe abierto en la página <strong>del</strong> pequeño<br />

anuncio, ese mismo anuncio que había estado ignorando durante semanas. <strong>La</strong> coincidencia era demasiado<br />

evidente como para ignorarla. Todo cayó finalmente en su lugar. Supe que estaba en el lugar<br />

equivocado haciendo las cosas equivocadas. Estaba harto de la rutina, <strong>del</strong> ego de ese endocrinólogo,<br />

de las ratas, <strong>del</strong> sentimiento de no estar haciendo lo que mi corazón quería hacer. Regresé a la oficina<br />

y renuncié. El endocrinólogo me siguió al estacionamiento gritando a los cuatro vientos que mi<br />

carrera estaba acabada, que él se encargaría de que nadie me contratara.<br />

Con su voz retumbando todavía en mis oídos, subí a mi auto, fui directamente a aquella<br />

pequeña sala de emergencia, solicité el puesto y empecé a trabajar ese mismo día. Por primera vez<br />

pude tratar y ayudar a personas que realmente estaban sufriendo; por primera vez en mucho tiempo<br />

me sentí feliz. El anuncio <strong>del</strong> Boston Globe me había hecho señas durante semanas, pero las había<br />

ignorado. Finalmente me di cuenta de la coincidencia y pude cambiar mi destino. Aunque parecía que<br />

el trabajo de laboratorio era lo que había deseado toda mi vida, el hecho de prestar atención a esta<br />

coincidencia me permitió romper con mis patrones habituales. Era un mensaje sólo para mí, una<br />

señal personalizada. Todo lo que había hecho hasta ese momento eran preparativos para ese<br />

cambio. Algunos pensaron que la beca misma había sido un error, pero si no la hubiera obtenido tal<br />

vez no habría estado en Boston. Y si no hubiera estado trabajando en el laboratorio <strong>del</strong><br />

endocrinólogo, tal vez no habría visto ese anuncio y nunca hubiera escuchado el llamado de mi corazón.<br />

Tuvieron que ocurrir muchas cosas para que esta parte de mi vida se desarrollara como lo ha<br />

hecho.<br />

De acuerdo con un poema de Rumi, uno de mis literatos y filósofos favoritos, «ésta no es la<br />

realidad real. <strong>La</strong> realidad real está detrás <strong>del</strong> telón. En verdad no estamos aquí; ésta es nuestra


sombra». Lo que experimentamos como realidad cotidiana es sólo una representación de sombras.<br />

Detrás <strong>del</strong> telón está un alma viviente, dinámica e inmortal, que está más allá <strong>del</strong> tiempo y el espacio.<br />

Si actuamos desde ese nivel, podemos influir conscientemente en nuestro destino. Esto ocurre a<br />

través de la sincronización de relaciones, aparentemente no causales, que dan forma a un destino.<br />

De aquí el sincrodestino. En el sincrodestino participamos conscientemente en la creación de<br />

nuestras vidas, por medio <strong>del</strong> entendimiento <strong>del</strong> mundo que está más allá de nuestros sentidos, el<br />

mundo <strong>del</strong> alma.<br />

37<br />

<strong>La</strong> coincidencia <strong>del</strong> Universo<br />

Nada existiría, absolutamente nada, de no haber sido por una notable serie de coincidencias. Una vez<br />

leí un artículo en el que un físico describía el Big Bang que dio origen a nuestro Universo. En ese<br />

momento, el número de partículas que se crearon fue ligeramente mayor al número de antipartículas.<br />

<strong>La</strong>s partículas y las antipartículas chocaron y se aniquilaron entre sí llenando el Universo de fotones.<br />

Debido al desequilibrio inicial, hubo algunas partículas que sobrevivieron a la aniquilación, y éstas<br />

dieron origen a lo que conocemos como mundo material. Tú, yo y el resto <strong>del</strong> Universo —incluyendo<br />

estrellas y galaxias— somos restos <strong>del</strong> momento de la creación. El número total <strong>del</strong> partículas que<br />

quedaron es de 10 m (esto es, el número 1 seguido por 80 ceros). Si el número de partículas hubiera<br />

sido un poco mayor, las fuerzas gravitacionales hubieran forzado al joven Universo a colapsarse en sí<br />

mismo formando un enorme hoyo negro, lo que significa que no habría tú) yo, estrellas ni galaxias. Si<br />

el número de partículas de materia hubiera sido un poco menor, el Universo se habría expandido tan<br />

rápidamente sin opción para que las galaxias se formaran como lo hicieron.<br />

Los primeros átomos fueron de hidrógeno. Si la poderosa fuerza que sostiene el núcleo de un<br />

átomo hubiera sido un poco más débil, el deuterio —estado por el que atraviesa el hidrógeno antes<br />

de convertirse en helio— no habría existido y el Universo hubiera continuado siendo hidrógeno puro.<br />

Si, por otra parte, las fuerzas nucleares hubieran sido un poco más fuertes, todo el hidrógeno se<br />

habría quemado rápidamente, dejando a las estrellas sin combustible. Así pues, tal como las fuerzas<br />

gravitacionales necesitaban tener exactamente la fuerza que tuvieron, las fuerzas electromagnéticas<br />

que mantienen los electrones en su lugar, necesitaban ser exactamente como fueron, ni más fuertes<br />

ni mas débiles, para que las estrellas se convirtieran en supernovas y los elementos pesados se<br />

desarrollaran.<br />

El proceso <strong>del</strong> carbono y <strong>del</strong> oxígeno, esenciales para el crecimiento de organismos<br />

biológicos, requirió y requiere muchas coincidencias desde el momento <strong>del</strong> Big Bang. El hecho de<br />

que tú y yo existamos, y que el Universo, las estrellas, las galaxias y los planetas existan, ¡es un<br />

suceso muy improbable! ¡Una absoluta coincidencia! Un milagro que se remonta al principio <strong>del</strong><br />

tiempo.<br />

De haber podido ver el Universo en un momento determinado de esa época, hubiera sido<br />

imposible distinguir el patrón general que estaba desarrollándose. Cuando las estrellas se estaban<br />

formando, no habríamos podido imaginar a los planetas, por no mencionar a las jirafas, las arañas,<br />

las aves y los humanos. Cuando el espermatozoide se unió al óvulo para crear al ser humano que<br />

eres ahora, nadie podía haber imaginado la increíble historia de tu vida, las fantásticas vicisitudes de<br />

tu pasado, las personas que conocerías, los hijos que tendrías, el amor que generarías, la huella que<br />

dejarías en este mundo. No obstante, aquí estás, una prueba viviente de los milagros cotidianos. El<br />

hecho de que no podamos ver los milagros como vemos los trucos de magia, con su gratificación<br />

instantánea, no significa que no estén ocurriendo. Muchos milagros necesitan tiempo para revelarse y<br />

poder ser apreciados.<br />

Voy a contarte otro ejemplo de mi vida para ilustrar el funcionamiento pausado de la<br />

sincronicidad. Todo empezó cuando tenía diez u once años, un día en que mi padre nos llevó a mi<br />

hermano y a mí a ver un partido de criquet, entre la India y las Indias Occidentales. Los países <strong>del</strong><br />

(Caribe tenían maravillosos jugadores de criquet; algunos podían lanzar la pelota a 95 millas por hora.<br />

<strong>La</strong>s Indias Occidentales estaban apaleando a India por cinco carreras, lo que es un desastre en<br />

criquet. Fue entonces que entraron en escena dos jóvenes jugadores. Para proteger su privacía, los<br />

llamaré Saleem y Mohán.<br />

Estos jugadores eran sorprendentes. Refinaron el juego, defendieron cada pelota y anotaron


38<br />

«sixers» una y otra vez. Gracias a ellos, el equipo hindú ganó este juego imposible. <strong>La</strong>s celebraciones<br />

casi terminan en motín; la gente quemó los palos de criquet. Para mi hermano y para mi, estos dos<br />

jugadores se convirtieron en héroes. Todo lo que hadamos era soñar en d criquet Formamos un club<br />

de este deporte, y empezamos un. álbum de recortes para coleccionar información sobre Mohán y<br />

Saleem.<br />

Cuarenta años después, en compañía de tres amigos viajaba por Australia. Era imposible<br />

tomar un taxi hacia el aeropuerto, porque estaban saturados debido a un partido de criquet entre los<br />

equipos de Australia y las Indias Occidentales. Tampoco siquiera podíamos rentar un auto porque todos<br />

estaban alquilados. Finalmente, el portero <strong>del</strong> hotel nos dijo que había una limusina que iba<br />

rumbo al aeropuerto; había otras personas en ella, pero estaban dispuestas a compartirla. Nos<br />

sentimos afortunados por conseguir el aventón y nos subimos al vehículo. En él estaban una mujer<br />

llamada Kamla y un hombre. Durante el camino al aeropuerto escuchamos al chofer gritar una y otra<br />

vez, y nos preguntamos qué estaría ocurriendo. Nos dijo que las Indias Occidentales estaban<br />

vapuleando al equipo australiano. En ese momento mi mente se inundo totalmente con los recuerdos<br />

de aquel juego de mi infancia. Fue un sentimiento tan increíble que no pude evitar comentarlo con los<br />

demás pasajeros. Aunque había ocurrido varias décadas atrás, aún podía relatarlo con detalle.<br />

Cuando finalmente llegamos a la taquilla <strong>del</strong> aeropuerto, el agente le dijo a Kamla que su<br />

vuelo estaba programado para el día siguiente. ¡Ella se había equivocado de fecha! Preguntó si había<br />

boletos para ese día, pero todos los vuelos estaban vendidos. Luego llamó a su hotel para reservar<br />

otra noche, pero éste también estaba lleno debido al juego de criquet. Nosotros le sugerimos que nos<br />

acompañara a Brisbane. Uno de mis amigos le habló de la combinación de improbabilidades, de que<br />

las coincidencias son pistas que nos indican la voluntad <strong>del</strong> Universo. Ella terminó subiéndose a<br />

nuestro vuelo. En el avión, un pasajero hindú que estaba sentado a mi izquierda, me reconoció y sacó<br />

un ejemplar de uno de mis libros, «<strong>La</strong>s siete leyes espirituales <strong>del</strong> éxito». Me pidió que se lo<br />

autografiara y yo le pregunté su nombre.<br />

—Ramu —contestó.<br />

—Bien, Ramu, ¿cómo te apellidas?<br />

—Menon —contestó.<br />

—No eres hijo de Mohán Menon, ¿o sí?<br />

Él contestó que sí. ¡Mohán Menon había sido mi héroe décadas atrás en ese partido de<br />

criquet! Hablé con Ramu durante más de dos horas. Estaba totalmente sobrecogido por la emoción.<br />

Para mí, era como estar hablando con el hijo de Babe Ruth. Le pregunté si jugaba criquet y me<br />

contestó que ya no, pero que en su momento había alternado con algunos excelentes jugadores.<br />

Cuando le pregunté con quiénes, él contestó: «Ravi Mehra». En ese momento, Kamla, que estaba<br />

sentada detrás de mí, hizo una exclamación. Ravi Mehra era su hermano. Cuando empezaron a<br />

hablar, resultó que cada uno tenía contactos de negocios que podían servir al otro y más tarde<br />

pudieron ayudarse de tal modo que ambos obtuvieron grandes ganancias. Y yo fui el afortunado<br />

catalizador que transformó las vidas de estos dos extraños a los que acababa de conocer. Cuarenta<br />

años después de ese partido de criquet, la compleja e impredecible red de relaciones dio origen a una<br />

serie de oportunidades inéditas. Uno nunca sabe cómo y cuándo reaparecerá una experiencia; uno<br />

nunca sabe cuándo una coincidencia nos guiará a la oportunidad de nuestra vida.<br />

Atención e intención<br />

<strong>La</strong> conciencia organiza su actividad en respuesta a la atención y a la intención. Aquello en lo que<br />

pones tu atención se llena de energía; aquello de lo que apartas tu atención pierde fuerza. Por otro<br />

lado, la intención es la clave para la transformación, como ya vimos. Puede decirse que la atención<br />

activa el campo de energía y que la intención activa el campo de información, lo que da lugar a la<br />

transformación.<br />

Cada vez que hablamos, transmitimos información a través de un campo de energía usando<br />

ondas sonoras. Cada vez que enviamos o recibimos un correo electrónico, utilizamos información y<br />

energía. <strong>La</strong> información está en las palabras que eliges y la energía es el impulso electromagnético<br />

que viaja por el ciberespacio. <strong>La</strong> información y la energía están inextricablemente unidas.<br />

¿Has notado que cuando empiezas a prestar atención a una palabra, un color o un objeto en


particular, suelen aparecer más frecuencia en tu entorno? Mi primer auto fue un Volkswagen Beetle.<br />

Yo nunca había prestado mucha atención a los autos, y rara vez había notado Volkswagens en la<br />

calle, pero después de que compré mi Beetle, empecé a verlos por todos lados. ¡Parecía que uno de<br />

cada tres autos era un Beetle convertible rojo! No es que estos autos estuvieran desempeñando un<br />

papel más importante en el Universo, pero mi atención hizo que cualquier cosa relacionada con ellos<br />

saltara a mi campo de atención.<br />

Todos los días ocurren millones de cosas que jamás entran en nuestra mente consciente:<br />

sonidos de la calle, conversaciones de las personas que nos rodean, artículos <strong>del</strong> periódico que<br />

recorremos rápidamente con la vista, patrones en la ropa, colores de zapatos, aromas, texturas,<br />

sabores. Nuestra conciencia solo puede manejar una cantidad limitada de información, por lo que<br />

contamos con una atención selectiva. Cualquier cosa en la que decidamos concentrar nuestra<br />

atención atravesará el sistema de filtración de la mente. Por ejemplo, imagina que estoy hablando<br />

contigo en una fiesta. Tú y yo tenemos una conversación interesante y el resto de la fiesta es sólo un<br />

murmullo de fondo. Entonces, algunas personas empiezan a hablar de ti en el otro extremo de la<br />

habitación y de un momento a otro empiezas a escuchar lo que están diciendo. El murmullo de la<br />

fiesta desaparece, y aunque yo esté junto a ti hablándote al oído, tú no me escuchas. Así de<br />

poderosa es la atención.<br />

En el mundo físico contamos con muchas maneras diferentes de obtener información:<br />

periódicos, libros, televisión, radio, conversaciones por teléfono celular, radios de onda corta. Todas<br />

estas formas de explotar esa clase de información, y muchas otras, están a nuestra entera<br />

disposición. Sólo tenemos que sintonizarlas con nuestros sentidos: mirar, escuchar, sentir, oler y<br />

saborear el entorno que nos rodea. Pero si lo que queremos es explotar la información que está en el<br />

nivel <strong>del</strong> alma, necesitamos otra manera de obtenerla.<br />

Normalmente no dirigimos nuestra atención hacia esa dimensión oculta, pero todo lo que<br />

ocurre en el mundo visible ahí tiene sus raíces. Todo está conectado con todo lo demás. En el mundo<br />

espiritual esas conexiones se hacen visibles, pero en el físico sólo las vislumbramos a través de las<br />

pistas que nos dan las coincidencias. Así como la atención genera energía, la intención permite la<br />

transformación de esa energía. <strong>La</strong> atención y la intención son las herramientas más poderosas <strong>del</strong><br />

experto en espiritualidad. Son ellas las que atraen una determinada clase dé energía, y una<br />

determinada clase de información.<br />

Así pues, mientras más atención prestes a las coincidencias, más atraerás otras coincidencias<br />

que te ayudarán a aclarar su significado. <strong>La</strong> atención prestada a las coincidencias atrae la energía y<br />

la pregunta «¿qué significa?» atrae la información. <strong>La</strong> respuesta puede llegarte como una cierta idea,<br />

un sentimiento intuitivo, un encuentro o una nueva relación. Puedes experimentar cuatro<br />

coincidencias aparentemente inconexas y comprender todo de repente, al ver el noticiero de la noche:<br />

«Ah, ¡eso es lo que significaban!» Mientras más atención prestes a las coincidencias y más te<br />

preguntes por su significado, más frecuentemente ocurrirán y más evidente será su significado. En el<br />

momento en que eres capaz de percibir e interpretar las coincidencias, tu camino hacia la realización<br />

salta a la vista.<br />

Para la mayoría de las personas, el pasado reside sólo en la memoria y el futuro sólo en la<br />

imaginación. Sin embargo, en el nivel espiritual, el pasado, el futuro y todas las distintas<br />

probabilidades de la vida existen simultáneamente. Todo ocurre al miaño tiempo. Es como si<br />

estuviéramos reproduciendo un CD; el disco tiene 25 pistas, pero en este momento sólo estoy<br />

escuchando la número 1. <strong>La</strong>s demás pistas están en el disco en este mismo instante, sólo que no las<br />

estoy escuchando. Y si no soy consciente de ellas, puedo dar por hecho que no existen. Si tuviera un<br />

reproductor de pistas de las experiencias de mi vida, podría escuchar el ayer, el hoy o el mañana con<br />

la misma facilidad. <strong>La</strong>s personas que están sintonizadas con el yo profundo pueden acceder a este<br />

ámbito profundo porque ese yo no está separado <strong>del</strong> Universo. Los budistas dicen que tu «yo» es un<br />

«inter-ser» que está interrelacionado con todo lo que existe. Eres una parte inseparable de la sopa<br />

cuántica <strong>del</strong> cosmos.<br />

39<br />

Cómo fomentar las coincidencias<br />

Ya sabemos que la atención que prestamos a las coincidencias atrae más coincidencias y que la


40<br />

intención revela su significado. De este modo, las coincidencias se convierten en pistas que nos<br />

indican la voluntad <strong>del</strong> Universo y nos permiten su sincronicidad y aprovechar las infinitas<br />

oportunidades de la vida. Sin embargo, con todos esos billones de fragmentos de información que<br />

nos están llegando en todo momento, ¿cómo sabemos a qué prestar atención?, ¿cómo evitamos<br />

estar buscándole significados a cada tasca de té, a cada comercial de televisión, a cada mirada de un<br />

desconocido en la calle? A la vez ¿cómo evitamos pasar por alto información valiosa?<br />

Estas preguntas no tienen una respuesta fácil. Parte de aprender a vivir el sincrodestino<br />

consiste en aprender a ser instrumentos sensibles en nuestro entorno. Cierra los ojos un momento.<br />

Trata de percibir todo lo que hay en el ambiente. ¿Qué sonidos escuchas? ¿Qué estás oliendo,<br />

sintiendo o saboreando en este preciso instante? Pon tu atención en cada uno de tus sentidos<br />

individualmente y toma plena conciencia de ellos.<br />

Si no has practicado este ejercicio antes, es probable que hayas pasado por alto algunos de<br />

estos estímulos, no porque sean débiles, sino porque estamos tan acostumbrados a ellos que ya no<br />

les prestamos atención. Por ejemplo, ¿qué sentiste?, ¿cuál era la temperatura? ¿Había brisa o el aire<br />

estaba quieto?, ¿qué partes de tu cuerpo estaban en contacto con la silla en la que estás sentado?<br />

¿Notaste la presión en la parte posterior de tus muslos, en la parte baja de la espalda? ¿Qué me<br />

dices de los sonidos? <strong>La</strong> mayoría podemos distinguir fácilmente el ladrido lejano de un perro o el<br />

ruido de niños que juegan en la habitación contigua, pero ¿qué hay de los sonidos más sutiles?<br />

¿Escuchaste el ruido <strong>del</strong> calentador o <strong>del</strong> aire acondicionado?, ¿percibiste tu respiración o los gruñidos<br />

de tu estómago?, ¿qué me dices <strong>del</strong> barullo <strong>del</strong> tráfico?<br />

<strong>La</strong>s personas sensibles a los acontecimientos y estímulos de su entorno son sensibles a las<br />

coincidencias que les envía el Universo. <strong>La</strong>s pistas no siempre vendrán a través <strong>del</strong> correo o de la<br />

pantalla de la televisión (aunque a veces lo harán). Pueden ser tan sutiles como el olor <strong>del</strong> humo de<br />

una pipa que entra por una ventana abierta y que te recuerda a tu padre, lo que a su vez te recuerda<br />

un libro que le gustaba, y que, por alguna razón, llega a desempeñar un papel importante en tu vida,<br />

en ese momento.<br />

Por lo menos una vez al día, concéntrate durante uno o dos minutos en alguno de tus cinco<br />

sentidos: vista, oído, gusto, tacto u olfato, y permítete apreciar tantos aspectos de este sentido como<br />

sea posible. Aunque al principio te cueste trabajo, pronto lo harás con toda naturalidad. Clausura los<br />

otros sentidos si te distraen demasiado. Por ejemplo, prueba distintos alimentos mientras te tapas la<br />

nariz y cierras los ojos; concéntrate en la textura de la comida, sin distraerte con su aspecto u olor.<br />

Naturalmente, tu atención se verá atraída por los estímulos más poderosos e inusuales; estos<br />

son los que debes observar con detenimiento. Mientras más inverosímil sea la coincidencia, más<br />

vigorosa será la pista. Si estás considerando casarte y tomas conciencia de los anuncios de los<br />

anillos de compromiso, ésa es una coincidencia menor, pues dichos anuncios abundan. Sin embargo,<br />

si estás ponderando pedirle matrimonio a Joanna y en ese momento pasa sobre tu cabeza un letrero<br />

que dice: «Joanna, ¿quieres casarte conmigo?», la situación es totalmente inaudita y constituye un<br />

mensaje muy poderoso sobre el camino que el Universo tiene planeado para ti.<br />

Cuando surja una coincidencia, no la ignores. Pregúntate: «¿Cuál es el mensaje? ¿Qué<br />

significa esto?» No tienes que salir a buscar las respuestas. Formula la pregunta y las respuestas<br />

surgirán. Pueden llegar como la comprensión repentina de algo, como una experiencia creativa<br />

espontánea o como algo muy diferente. Tal vez conocerás a una persona que esté relacionada de<br />

algún modo con la coincidencia. Una conversación, una relación, un encuentro casual, una situación<br />

o un suceso te dará inmediatamente una pista sobre su significado. «¡Ah, se trataba de esto!»<br />

Recuerda cómo la discusión final que tuve con el endocrinólogo le dio significado al anuncio<br />

<strong>del</strong> Boston Globe que había estado viendo, y que hasta ese entonces ignoraba. <strong>La</strong> clave está en<br />

prestar atención y preguntar.<br />

Otra cosa que puedes hacer para fomentar las coincidencias es llevar un diario de las<br />

coincidencias de tu vida. Después de años de tomar notas, las clasifico en pequeñas, medianas,<br />

bomba y doble bomba. Tú puedes hacerlo como se te haga más fácil. Para algunos, lo más sencillo<br />

es llevar un registro diario y subrayar o señalar palabras, frases o nombres de cosas que se<br />

manifiestan como coincidencias. Otros llevan un diario especial de coincidencias; utilizan una nueva<br />

página para cada coincidencia significativa, y apuntan en esa página otras conexiones con ese<br />

suceso.<br />

A las personas que quieran ahondar con mayor profundidad en las coincidencias, les


ecomiendo la recapitulación. Ésta es una manera de tomar la posición de observador de tu vida y tus<br />

sueños, de modo que las conexiones, temas, imágenes y coincidencias se hagan más claras. Como<br />

nuestra conexión con el alma universal es mucho más evidente cuando soñamos, este proceso nos<br />

permite acceder a un nivel de coincidencias totalmente nuevo.<br />

Cuando vayas a la cama por la noche y antes de dormir, siéntate unos minutos e imagina que<br />

estás viendo en la pantalla de tu conciencia todo lo que ocurrió durante el día. Observa tu día como si<br />

fuera una película. Mírate despertando en la mañana, cepillándote los dientes, desayunando,<br />

conduciendo al trabajo, arreglando tus asuntos, regresando a casa, cenando; todo lo que haya<br />

ocurrido en el día hasta el momento de ir a la cama. No tienes que analizar, evaluar o juzgar lo que<br />

ves; sólo ve la película. Apréciala completa. Incluso es posible que repares en cosas que no te<br />

parecieron importantes en su momento. Tal vez notes que el color <strong>del</strong> cabello de la mujer que estaba<br />

detrás <strong>del</strong> mostrador de la farmacia era el mismo que tenía tu madre cuando eras niño. O tal vez<br />

prestes especial atención al chiquillo que lloraba mientras su madre lo arrastraba por el pasillo <strong>del</strong><br />

supermercado. Es sorprendente la cantidad de cosas que puedes ver en la película de tu día, que tal<br />

vez no notaste conscientemente durante el día.<br />

Mientras ves cómo pasa tu día en la película, aprovecha la oportunidad de observarte<br />

objetivamente. Tal vez te veas haciendo algo que te enorgullece en especial; a veces te verás<br />

haciendo cosas vergonzosas. Te repito: el objetivo no es evaluar, sino obtener un poco de información<br />

sobre el comportamiento <strong>del</strong> protagonista, de ese personaje que eres tú.<br />

Cuando hayas concluido la recapitulación, que puede durar sólo cinco minutos o hasta media<br />

hora, di estas palabras para ti: «Todo lo que he observado, esta película de un día de mi vida, está<br />

guardada en un lugar seguro. Puedo evocar esas imágenes en la pantalla de mi conciencia, pero tan<br />

pronto como las dejo ir, desaparecen. <strong>La</strong> película ha terminado». Luego, cuando vayas a dormir,<br />

afirma: «Así como he recapitulado el día, doy instrucciones a mi alma, a mi espíritu y a mi<br />

subconsciente para que observen mis sueños». Al principio tal vez no notes cambios, pero si<br />

practicas cada noche durante algunas semanas, empezarás a tener una experiencia muy nítida de<br />

que el sueño es el escenario y de que tú eres la persona que está observando todo. Cuando despiertes<br />

en la mañana, recapitula la noche tal como recapitulaste el día al anochecer.<br />

Una vez que seas capaz de recordar la película de tus sueños, anota algunas de las escenas<br />

más memorables. Inclúyelas en tu diario. Apunta especialmente las coincidencias. <strong>La</strong> inteligencia no<br />

circunscrita nos proporciona claves en el sueño tal y como lo hace en la vigilia. Durante el día<br />

conozco personas, tengo interacciones, me encuentro en situaciones, circunstancias, sucesos,<br />

relaciones; por la noche también experimento estas situaciones. <strong>La</strong> diferencia es que en el día parece<br />

haber una explicación lógica, racional, de lo que ocurre. Nuestros sueños no sólo son proyecciones<br />

de nuestra conciencia; son, de hecho, la interpretación que hacemos de las trayectorias de nuestra<br />

vida. Los mecanismos <strong>del</strong> sueño y de lo que nos pasa en lo que llamamos realidad, son las mismas<br />

proyecciones <strong>del</strong> alma. Sólo somos observadores.<br />

Así pues, empezamos gradualmente a notar correlaciones, imágenes que se repiten tanto en<br />

los sueños como en la realidad cotidiana; más coincidencias nos ofrecen más pistas para guiar<br />

nuestro comportamiento; empezamos a disfrutar más oportunidades; tenemos más «buena suerte».<br />

Estas pistas señalan la dirección que debemos dar a nuestra vida. A través <strong>del</strong> proceso de<br />

recapitulación reparamos en los patrones recurrentes y empezamos a desentrañar el misterio de la<br />

vida.<br />

Este proceso es especialmente útil para liberarse de hábitos destructivos. <strong>La</strong> vida tiene ciertos<br />

temas que interpreta. A veces, esos temas actúan a nuestro favor pero también en contra,<br />

especialmente si repetimos los mismos patrones o temas una y otra vez con la idea de obtener un<br />

resultado distinto. Por ejemplo, muchas personas que se divorcian vuelven a enamorarse, pero<br />

terminan en un tipo de relación exactamente igual a la que tuvieron antes. Repiten el mismo trauma,<br />

reviven la misma angustia y luego preguntan: «¿Por qué me sucede lo mismo?» El proceso de<br />

recapitulación puede ayudarnos a observar estos patrones y una vez que los hemos discernido<br />

podemos tomar decisiones más conscientes. <strong>La</strong> revisión diaria de nuestro día no es algo en absoluto<br />

necesario, pero nos ayuda a comprender y a atraer coincidencias a la superficie.<br />

Procura mantenerte sensible, observa las coincidencias en tu vida diurna y en tus sueños, y<br />

presta especial atención a lo que traspase el límite de probabilidades, esto es, la posibilidad<br />

estadística de que un acontecimiento ocurra en el espacio-tiempo. Todos necesitamos planear las<br />

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42<br />

cosas hasta cierto punto, elaborar suposiciones sobre mañana aunque de hecho no sepamos qué va<br />

a pasar. Cualquier cosa que perturbe nuestros planes o nos desvíe de la trayectoria que creemos<br />

llevar, puede ofrecernos información valiosa. Incluso la ausencia de sucesos que esperas puede ser<br />

una pista que te indique la intención <strong>del</strong> Universo.<br />

Quienes tienen dificultades para salir de la cama en las mañanas para ir a un trabajo que<br />

odian, los que no son capaces de comprometerse con sus actividades profesionales, aquellos que se<br />

sienten emocionalmente «muertos» después de un día en la oficina, necesitan prestar atención a<br />

esos sentimientos. Son señales importantes de que debe haber una forma de obtener más<br />

satisfacción de la vida. Tal vez un milagro está esperando a la vuelta de la esquina. Nunca lo sabrás<br />

mientras no formules una intención, seas sensible a las pistas que te ofrece el Universo, sigas la<br />

cadena de las coincidencias y ayudes a crear el destino que tanto deseas.<br />

Por supuesto, la vida puede ser difícil y todos tenemos tareas, responsabilidades y<br />

obligaciones cotidianas que pueden llegar a abrumarnos. <strong>La</strong>s coincidencias pueden volar hacia ti<br />

desde todas direcciones o pueden aparentar haberse secado por completo. ¿Cómo encontrar el<br />

camino en un mundo tan complejo? Tómate cinco minutos todos los días y simplemente permanece<br />

sentado en silencio. Durante esos momentos, plantéale estas preguntas a tu atención y a tu corazón:<br />

«¿Quién soy? ¿Qué quiero para mi vida? ¿Qué quiero de mi vida hoy?» Entonces relájate y deja que<br />

el flujo de tu conciencia, esa suave voz interior, las conteste. Luego, después de cinco minutos,<br />

escríbelas. Haz esto todos los días y te sorprenderá cómo las situaciones, circunstancias,<br />

acontecimientos y personas se organizarán en función de las respuestas. Éste es el comienzo <strong>del</strong><br />

sincrodestino.<br />

<strong>La</strong> primera vez puede resultar difícil contestar estas preguntas. Muchos no estamos<br />

acostumbrados a pensar en términos de nuestras necesidades y deseos, y si lo hacemos, no<br />

creemos poder satisfacerlos. Si no has definido la meta de tu vida por ti mismo, ¿qué estás haciendo<br />

entonces? Sería maravilloso si el Universo pudiera mostrarnos una gran pista, o si prefieres, una<br />

brújula gigante qué nos señalara la dirección que debemos tomar.<br />

El hecho es que la brújula está ahí. Para encontrarla sólo necesitas buscar en tu interior el<br />

deseo más puro de tu alma, el sueño que tiene para tu vida. Siéntate en silencio. Una vez que revelas<br />

ese deseo y comprendes su naturaleza esencial, cuentas con un punto de referencia constante que<br />

puedes expresar en forma de símbolos arquetípicos.


6<br />

Deseos<br />

y arquetipos<br />

Hemos llegado a la esencia misma <strong>del</strong> sincrodestino. Hemos descubierto la naturaleza dual <strong>del</strong> alma<br />

y hemos comprendido que somos parte de la inteligencia no circunscrita <strong>del</strong> mismo modo que una ola<br />

es parte <strong>del</strong> océano. Hemos aprendido a identificar la sincronicidad de todas las cosas, la matriz que<br />

nos vincula con la fuente <strong>del</strong> Universo. Hemos aprendido a valorar las coincidencias como mensajes<br />

de la inteligencia no circunscrita que nos orientan hacia nuestro destino, 7 sabemos que nuestras<br />

intenciones pueden influir en esta dirección. Todas estas revelaciones son esenciales para vivir una<br />

vida plena. Pero para recibir orientación sobre cómo construir nuestras vidas cotidianas, aún<br />

debemos responder la pregunta fundamental <strong>del</strong> ser: «¿Cuáles son mis sueños y deseos?» Esto sólo<br />

puede contestarse preguntando además: «¿Quién soy? ¿Qué quiero? ¿Cuál es mi propósito en esta<br />

vida?»<br />

Sabemos que nuestras relaciones, significados y contextos más profundos derivan <strong>del</strong> alma.<br />

Nuestra aspiración, esa empresa grandiosa, maravillosa y mítica que anhelamos llevar a cabo,<br />

también deriva en última instancia <strong>del</strong> alma. En nuestro tiempo en esta Tierra, esta alma individual no<br />

alcanzará la plenitud hasta que no cumpla su búsqueda mítica, eso que podemos llamar el Gran Plan<br />

en función <strong>del</strong> cual se organizan nuestros destinos. Dentro de cada ser humano existe un tema<br />

expansivo, un molde para una vida heroica, un dios o una diosa embrionarios que desean nacer. Éste<br />

es nuestro destino, el yo que nos negamos porque la mayoría no somos capaces de ver el campo de<br />

potencial ilimitado que está abierto para todos. Éste es nuestro mejor yo, el yo que no tiene ego, ese<br />

pequeño fragmento <strong>del</strong> Universo que actúa a través de nosotros para el bien de todos.<br />

<strong>La</strong>s personas que llevan vidas ordinarias y mundanas no han establecido contacto con el ser<br />

místico que está en su interior. Tú puedes preparar el camino hacia la iluminación al comprender el<br />

plan que está escrito en tu alma, al fomentar las relaciones que te dan contexto y significado y al<br />

representar tu drama mítico. De ahí nacen el amor y la compasión; de ahí, surgen la satisfacción y la<br />

plenitud.<br />

Estos relatos míticos, estos héroes y heroínas interiores reciben el nombre de arquetipos. Los<br />

arquetipos son temas perennes que residen en el nivel <strong>del</strong> alma colectiva y universal. Estos temas<br />

son representaciones de los anhelos, la imaginación y los deseos más profundos de nuestra alma<br />

colectiva. Estos temas han existido desde siempre. Los vemos en los escritos de las culturas<br />

antiguas, en la literatura de todas las épocas. Sus formas cambian en función <strong>del</strong> momento histórico,<br />

pero su esencia permanece. Estos arquetipos aparecen representados en las películas, las<br />

telenovelas y los periódicos sensacionalistas de nuestros días. Siempre que una persona o un<br />

personaje está «más allá <strong>del</strong> bien y <strong>del</strong> mal» estamos ante la representación de un arquetipo. Estos<br />

personajes normalmente son sencillos y tienen una intención muy clara, cualquiera que ésta sea.<br />

Divinos o diabólicos, sagrados o profanos, santos o pecadores, aventureros, sabios, buscadores,<br />

rescatadores, objetos de amor, redentores: todos son expresiones exageradas de la energía<br />

consciente <strong>del</strong> alma colectiva.<br />

Los arquetipos tienen su origen en el alma colectiva pero son representados por las almas<br />

individuales. Sus dramas míticos se representan todos los días en nuestro mundo físico. Podemos<br />

ver a Marilyn Monroe y reconocer fácilmente la encarnación de Afrodita, diosa de la sexualidad y la<br />

belleza. Podemos ver a Robert Downey Jr. como la encarnación de Dionisio o Baco, el espíritu<br />

indómito amante de la diversión. <strong>La</strong> princesa Diana era Artemisa, la inconformista, la bravía, la<br />

rebelde, la intrépida guerrera que lucha por lo que cree.


44<br />

Cada ser humano está en sintonía con algún arquetipo, o con dos o tres de ellos. Cada uno<br />

está programado en el nivel <strong>del</strong> alma para representar o mo<strong>del</strong>ar características arquetípicas. Son<br />

semillas sembradas en nuestro interior. Cuando una de ellas germina, se liberan las fuerzas de<br />

moldeado que le permiten convertirse en un determinado tipo de planta. Una semilla de tomate<br />

siempre se convertirá en una tomatera y nunca en un rosal. <strong>La</strong> activación de un arquetipo libera sus<br />

fuerzas de moldeado, las cuales nos acercan más a lo que estamos destinados a ser. Nuestros<br />

arquetipos individuales se reflejan en nuestros deseos o intenciones. Así pues, ¿quién eres?, ¿qué<br />

quieres?, ¿cuál es el propósito de tu existencia? En el nivel más profundo, estas preguntas se<br />

refieren al alma. Para hallar las respuestas debes dirigirte a esa parte <strong>del</strong> alma que es<br />

exclusivamente tuya. Así aprendemos a definir nuestros arquetipos individuales.<br />

Vivimos en una sociedad que valora la consecución de metas y que todo debe estar<br />

etiquetado, pero esto es menos útil cuando exploras la naturaleza de tu alma. Algunas personas<br />

dicen que soy escritor; otras me llaman pensador espiritual, médico de mente y cuerpo o consejero<br />

personal. Mis hijos me ven como un padre; mi esposa, como su compañero. Todos estos papeles<br />

ayudan a definirme, pero lo que soy emerge continuamente conforme se desarrolla mi destino. Si uno<br />

se etiqueta a sí mismo, se queda estancado como una mariposa atrapada en un frasco. Adoptar un<br />

arquetipo no es lo mismo que etiquetarse, pues no tiene que ver con limitaciones. Todo lo contrario.<br />

Los arquetipos son mo<strong>del</strong>os de vida, imágenes e ideas que guían tu vida hacia el destino último de tu<br />

alma. Reconocer tu verdadera naturaleza y permitirle florecer es parte de la belleza de vivir desde el<br />

nivel <strong>del</strong> alma: te conviertes en el héroe o la heroína de una saga mítica.<br />

Si permitimos que las fuerzas <strong>del</strong> mundo físico influyan en nosotros, sean o no<br />

bienintencionadas, nos desviaremos <strong>del</strong> destino de nuestra alma. Empezamos a desear cosas que no<br />

nos corresponden; empezamos a tener intenciones que no concuerdan con las intenciones <strong>del</strong><br />

Universo. ¿Qué apariencia tienen estas fuerzas? Pueden ser tan inocentes como los amigos que te<br />

aconsejan lo que creen que es mejor para tí; pueden ser tan penetrantes como los anuncios de los<br />

medios de comunicación que nos instan a comprar una cantidad interminable de productos; pueden<br />

ser tan seductoras como la oficina de la esquina con el rótulo de vicepresidente corporativo y un<br />

salario de siete cifras.<br />

Son mensajes <strong>del</strong> mundo físico, no <strong>del</strong> Universo. El proyecto que el Universo tiene para ti se<br />

encuentra en el nivel <strong>del</strong> alma. Obtenemos pistas en la forma de coincidencias y orientación en la<br />

forma de arquetipos.<br />

¿Cómo podemos distinguir cuál es nuestro destino y cuál sueño es sólo producto de nuestra<br />

cultura de masas? ¿Cuántas niñitas sueñan con ser la siguiente Bríttney Spears? ¿Cuántos niños<br />

aspiran a ser el próximo Michael Jordán? Emulamos a estas celebridades porque ellas representan<br />

sus propios arquetipos, porque tuvieron éxito en sus propias búsquedas internas. <strong>La</strong> única forma en<br />

que puedes conocer tus arquetipos y tu destino es descubriendo la voluntad <strong>del</strong> alma universal,<br />

mirando hacia lo más profundo de tu interior y al definir tus deseos más íntimos, mediante la elección<br />

<strong>del</strong> arquetipo que más se ajusta a tus intenciones y en consecuencia de su prístino mo<strong>del</strong>o.<br />

<strong>La</strong> función de los arquetipos<br />

Descubrir arquetipos es una experiencia personal. Nadie, por más que te conozca, puede decirte:<br />

«Oh, tú eres este arquetipo». <strong>La</strong> ciencia védica, la antigua tradición de sabiduría de India, dice que<br />

mientras no puedas ponerte en contacto con ese embrión de dios o diosa que incuba dentro de ti,<br />

mientras no puedas permitirle nacer, tu vida siempre será mundana. Sin embargo, una vez que ese<br />

dios o diosa se exprese a través de ti, realizarás obras grandes y maravillosas.<br />

Actualmente, tendemos a buscar arquetipos simbólicos en las celebridades, pero necesitamos<br />

fomentar expresiones plenas de los arquetipos en nosotros. Ellos son parte de lo que nos crea. De<br />

esto es de lo que están hechos nuestros sueños. De esto están hechas las mitologías, las historias<br />

contadas al calor de las fogatas, las leyendas. Esto es lo que inspira las grandes películas. En «<strong>La</strong><br />

guerra de las galaxias», Luke Skywalker es la expresión <strong>del</strong> arquetipo <strong>del</strong> eterno aventurero, que está<br />

dispuesto a tomar riesgos para explorar lo desconocido. <strong>La</strong> princesa Leia es como Artemisa, la<br />

cazadora autónoma, la protectora. Yoda es el vidente sabio, guardián de un poderoso conocimiento<br />

vinculado con la inteligencia no circunscrita. Estos son personajes de nuestra imaginación colectiva,


antiguos arquetipos presentados con aspecto futurista.<br />

Los arquetipos son vitales para comprender y definir lo que somos: expresiones individuales<br />

de una conciencia colectiva. <strong>La</strong> mitología es la fuente de nuestra civilización. Una de las<br />

consecuencias de privar a la gente de la mitología es que se unan a las pandillas callejeras. ¿Por<br />

qué? Porque las pandillas tienen un líder, tienen rituales, tienen ritos de iniciación, todo lo que<br />

encontramos en la mitología. Nuestros niños se unen a ellas porque buscan una experiencia mítica.<br />

Cuando alguien hace algo notable, cuando los astronautas caminan en la luna, cuando un piloto<br />

emprende el primer vuelo en solitario a través <strong>del</strong> Atlántico, estamos hablando de búsquedas míticas.<br />

Jasón en busca <strong>del</strong> Vellocino de oro, Icaro remontando el vuelo con alas de plumas y cera. Desde el<br />

rapto de Perséfone por Plutón hasta Orfeo buscando a su esposa entre las sombras <strong>del</strong> Hades,<br />

desde Apolo y Krishna hasta todas las historias de la mitología celta, ésta es la fuente más profunda<br />

de civilización e identidad.<br />

Pandillas, películas, telenovelas y celebridades son seductoras justamente porque pulsan esta<br />

cuerda mística, pero son sustitutos vulgares de la mitología. Los arquetipos auténticos son<br />

representados por gente como Mahatma Gandhi, Martin Luther King, Rosa Parks, cualquiera que se<br />

alce por encima de la vida diaria hasta el reino de lo maravilloso. Ellos alcanzaron la grandeza porque<br />

accedieron a la conciencia colectiva, la cual les dio la habilidad de ver simultáneamente varías seríes<br />

de sucesos y predecir el futuro con base en las elecciones <strong>del</strong> momento. Se dice que cuando<br />

Mahatma Gandhi fue forzado a bajar <strong>del</strong> tren en Durban, Sudáfrica, cerró los ojos y vio al Imperio<br />

Británico derrumbarse en gran parte <strong>del</strong> mundo. Este episodio modificó el curso de la historia.<br />

Estos acontecimientos provocan cambios en los mecanismos cognoscitivos y perceptivos.<br />

Normalmente, éstos únicamente permiten ver lo que está ocurriendo aquí, justo frente a nosotros. No<br />

obstante, de vez en cuando podemos despertar potencialidades latentes y la sabiduría para usarlas.<br />

En sánscrito se les conoce como siddhis, palabra que significa poder sobrenatural, percepción<br />

extrasensorial, sincronicidad y telepatía, productos todos <strong>del</strong> ámbito no circunscrito. Estos son los<br />

poderes que se manifiestan en los mitos.<br />

45<br />

Cómo identificar tus arquetipos<br />

El proceso de hallar un arquetipo debe ser jovial. No te preocupes por elegir de forma equivocada.<br />

Como surgen de la conciencia colectiva, todos están presentes en cada uno de nosotros. Sin<br />

embargo, algunos están representados con mayor fuerza. Tu objetivo es encontrar uno, dos o hasta<br />

tres arquetipos que resuenen contigo con más energía, aquéllos que representen tu corazón. No<br />

elijas quién quieres ser ni siquiera qué cualidades valoras más. Busca las cualidades hacia las que te<br />

sientas atraído, que te motiven, inspiren. <strong>La</strong>s identificarás cuando las encuentres. Lo mejor de todo es<br />

que no hay respuestas equivocadas.<br />

Para ayudarte en tu búsqueda prueba el siguiente ejercicio, inspirado en la obra de mi amiga<br />

Jean Houston, autora de A Mythic Life: Learning to Live Our Greater Story. En sus libros hay muchos<br />

ejercicios que recomiendo ampliamente. Ponte cómodo y despeja tu mente. Lo ideal es que te lean<br />

los párrafos que siguen mientras mantienes los ojos cerrados. Si es posible, grábalos en cinta o en<br />

CD y reprodúcelos para que puedas imaginar las escenas con mayor claridad. Sin embargo, si los<br />

lees con la mente abierta y despejada, también puede funcionar.<br />

Empieza por respirar profundamente unas cuantas veces. Inhala y exhala lentamente, y libera<br />

cualquier tensión o resistencia que estés cargando en tu cuerpo. Sigue respirando lenta, profunda y<br />

suavemente, y permite que cada exhalación te lleve a un lugar más profundo, silencioso y relajado.<br />

Ahora imagina que estás caminando por un hermoso camino campestre bordeado por árboles<br />

y lejos <strong>del</strong> tumulto de la ciudad. Mientras paseas, observas la exuberancia <strong>del</strong> campo; aves que<br />

vuelan en el cielo, conejos de cola blanca que corretean por el camino y mariposas que revolotean.<br />

Llegas a un claro y ves una encantadora casita rústica de techo de paja. <strong>La</strong> puerta está abierta e<br />

invita a pasar. Te asomas y ves una sala y un pasillo que lleva a la parte trasera de la casa. Te sientes<br />

muy cómodo y seguro, como si volvieras a tu propia casa. Empiezas a caminar por el pasillo y entras<br />

a un cuarto pequeño. Encuentras la puerta de un armario y la abres. Al apartar la ropa, descubres un<br />

boquete en el fondo. Guando lo atraviesas, ves que lleva a una antigua escalera de piedra que baja y<br />

baja en círculos. Hay poca luz, por lo que desciendes cuidadosamente, un peldaño a la vez, tomado


46<br />

<strong>del</strong> barandal y con cuidado de no caer. Bajas más, más y más. Al final, llegas al pie de la escalera y te<br />

encuentras en la orilla de un ancho río que refleja los rayos plateados de la luna. Sentado al lado <strong>del</strong><br />

río, escuchas el suave murmullo de la corriente y miras el infinito cielo estrellado.<br />

A la distancia ves un pequeño bote que navega hacia ti. Mientras se desliza por el río, una<br />

figura envuelta en una toga de lino se pone de pie y te hace señas para que subas. Sintiéndote<br />

seguro y protegido, subes a bordo y te dan una prenda larga y suelta, decorada con símbolos<br />

antiguos para que te la pongas. El bote navega a través de un túnel estrecho que parece prolongarse<br />

al infinito. El barquero barbudo que está en la popa empieza a cantar algunos mantras desconocidos<br />

y unos momentos después notas que tus sentidos están mucho más alerta. Estás relajado, pero al<br />

mismo tiempo, curiosamente eufórico.<br />

Una luz aparece al final <strong>del</strong> túnel y cada vez brilla más. Conforme te acercas a ella te das<br />

cuenta de que es una invitación para entrar al ámbito virtual. Cuando aceptas y te sumerges en la luz,<br />

sientes repentinamente que pierdes peso. Empiezas a elevarte por encima <strong>del</strong> bote y percibes cómo<br />

te fundes con la luz. Te conviertes en esa luz. Ahora eres un ser virtual, una esfera palpitante de luz.<br />

Desde este ámbito de potencialidad pura, puedes emerger a la realidad cuántica y material en<br />

cualquier forma o figura, y en cualquier lugar <strong>del</strong> espado-tiempo que elijas.<br />

Te sumerges en las profundidades de tu ser de luz y emerges como la diosa Hera, reina <strong>del</strong><br />

Olimpo y de todos los dioses de Grecia, símbolo <strong>del</strong> poder y la belleza regios. Tú diriges el mundo,<br />

con confianza plena y autoridad. Tus súbditos confían en tu seguridad y fortaleza. Eres la expresión<br />

última de la seguridad en uno mismo. Siente lo que es tener la conciencia de esta poderosa diosa.<br />

Siente las sensaciones de desplazarte en su cuerpo. Siente lo que es tener sus gestos, su forma de<br />

hablar, sus expresiones faciales. Observa el mundo a través de sus ojos. Escucha el mundo a través<br />

de sus oídos.<br />

Ahora dile a adiós a esta diosa y regresa a tu forma virtual de luz. Una vez más estás en el<br />

reino <strong>del</strong> potencial puro, latente de posibilidades. Sumérgete en las profundidades de tu ser de luz y<br />

emerge como el viejo rey sabio, diestro en el arte de navegar por las tormentas de la vida. Eres el<br />

sabio barbado, el gran rishi que ve las formas y los fenómenos <strong>del</strong> mundo como una danza cósmica.<br />

Estás en este mundo pero no perteneces a él, y cada uno de tus pensamientos, palabras y acciones<br />

expresa una absoluta perfección. Siente lo que es tener la conciencia de un sabio. Tu mente es la<br />

mente de un vidente. Siente lo que es tener sus pensamientos, su forma de hablar y sus gestos.<br />

Observa el mundo a través de sus ojos.<br />

Ahora deja ir al visionario y vuelve a sumergirte en tu esencia como ser virtual de luz.<br />

Sumérgete en tus profundidades y emerge como el redentor. Tú eres la luz de la compasión, radiante<br />

de perdón y esperanza. Tu sola presencia disipa la oscuridad sin importar cuan sombría parezca.<br />

Eres la esencia de los avatares, de Cristo, de Buda. Tu naturaleza transforma la experiencia en fe. Sé<br />

testigo de los pensamientos que surgen en la mente <strong>del</strong> redentor. Siente las emociones <strong>del</strong> corazón<br />

<strong>del</strong> redentor. Experimenta el mundo a través de sus ojos, pleno de compasión y amor por todos los<br />

seres sensitivos.<br />

Ahora deja ir al redentor y regresa a tu esencia primordial. Eres un ser virtual de luz, una<br />

fuente destilada de energía universal. Eres el potencial entero de todo lo que fue, es y será.<br />

Sumérgete en las profundidades de esta naturaleza de luz y emerge como la madre divina. Eres la<br />

fuerza nutricia esencial, henchida de energía vivificante. Eres Deméter, Shakti, el lado femenino de<br />

Dios. Eres la madre divina que dispensa su amor y bondad en todos los seres sensitivos. Eres la<br />

fuerza creativa primordial que da origen a las formas y los fenómenos. Experimenta la conciencia de<br />

la madre divina. Siente los sentimientos de la madre divina. Ve la creación a través de sus ojos.<br />

Escucha a la creación a través de sus oídos. Inhala y exhala el aliento de la madre divina.<br />

Ahora deja ir a la madre divina. Vuelve a asumir tu naturaleza esencial de luz pura, la energía<br />

virtual primordial, pletórica de posibilidades para manifestar cualquier cosa en que elijas convertirte.<br />

Húndete en las profundidades de tu ser y emerge como Dionisio, el dios de la sensualidad, <strong>del</strong> éxtasis<br />

y la embriaguez, <strong>del</strong> exceso y el desenfreno. Eres la personificación de la rendición total al momento.<br />

Es tu naturaleza no postergar nada, sumergirte en la experiencia de estar vivo. Estás ebrio de amor.<br />

Experimenta el mundo con la conciencia de Dionisio. Siente la embriaguez. Percibe el mundo con<br />

ojos dionisiacos. Escucha la música <strong>del</strong> Universo como una celebración de tu ser. Déjate llevar por el<br />

éxtasis de los sentidos y <strong>del</strong> espíritu.<br />

Ahora deja ir a Dionisio y sumérgete de nuevo en tu estado primordial de energía, de luz


virtual pura. Encuentra el impulso de sabiduría e inteligencia que está dentro de tu potencial infinito y<br />

emerge como la diosa de la sabiduría, Saraswati o Atenea. Eres el protector de la civilización con tu<br />

compromiso con el conocimiento, la sabiduría, las artes y el conocimiento científico. Eres un auténtico<br />

guerrero espiritual, dedicado a destruir cualquier ignorancia que impida la expresión de la verdad.<br />

Experimenta la conciencia de una diosa de la sabiduría. Observa el mundo a través de sus ojos;<br />

escucha la presente conversación a través de sus oídos. Eres refinamiento, eres elegancia, eres<br />

urbanidad y sabiduría en su máxima expresión.<br />

Ahora deja ir a la diosa de la sabiduría. Regresa a tu estado original de luz virtual pura.<br />

Sumérgete en tu ser ilimitado y no manifiesto rebosante de potencial. Zambúllete en tu esencia de luz<br />

y emerge como Afrodita, como Venus, la diosa <strong>del</strong> amor y la belleza. Eres la encarnación de la<br />

sensualidad, la pasión y la sexualidad. En tu presencia, los seres sensitivos pierden la cabeza y<br />

ansían el arrobamiento de Eros. Expresa y experimenta la conciencia de la diosa <strong>del</strong> amor. Siente el<br />

cuerpo de la diosa de la sensualidad. Saborea su sensualidad. Observa el mundo a través de los ojos<br />

de la diosa <strong>del</strong> amor.<br />

Ahora deja ir a la diosa <strong>del</strong> amor y vuelve a tu esencia de luz como un ser puro y no<br />

diferenciado de posibilidades infinitas. Sumérgete profundamente en tu esencia y emerge como el<br />

niño sagrado, la expresión <strong>del</strong> potencial puro y divino. Eres la encarnación de la inocencia y<br />

personificas las expectativas de amor incondicional, tanto de darlo como de recibirlo. Has nacido de<br />

padres divinos y rebosas de destino y potencial cósmico. Observa el mundo a través de los ojos <strong>del</strong><br />

niño sagrado. Siente el amor que fluye a través de tu corazón de inocencia. Sé juguetón como el niño<br />

de luz que se regodea en su propio ser.<br />

Libera al niño sagrado. Siéntete como un ser virtual de luz. Descansa en tu infinitud. Eres un<br />

latido vibrante de energía capaz de crear cualquier cosa que desees. Zambúllete profundamente en<br />

tu esencia de luz y emerge como el alquimista cósmico. Eres el mago supremo, capaz de convertir<br />

nada en algo y algo en nada. Sabes que el mundo de los sentidos es absurdo. Sientes el mundo<br />

material como una expresión de tu energía consciente, a la que puedes transformar en materia con tu<br />

intención y tu atención. Puedes asumir cualquier forma que elijas, viva o inanimada, porque eres la<br />

conciencia en todos sus disfraces. Eres Krishna; eres las posibilidades infinitas. Siéntete como<br />

Krishna, el alquimista cósmico, capaz de manifestar cualquier cosa que quieras. Experimenta la conversión<br />

de tus pensamientos en fenómenos. Observa el universo a través de los ojos de Krishna.<br />

Siente el cosmos como tu cuerpo. No estás en el Universo; el Universo está en ti.<br />

Ahora, juega unos minutos con tu energía creativa y manifiéstate como cualquier forma que<br />

elijas. Puede ser uno de los arquetipos comunes que acabamos de mencionar o puede ser otra cosa.<br />

Conviértete en cualquier ser que quieras experimentar. Asume la conciencia de un gran pintor o de un<br />

gran músico. Experimenta el mundo como un poderoso líder político. Conviértete en águila;<br />

experimenta el mundo como un ave que planea. Conviértete en ballena y siente la conciencia de un<br />

ser marino juguetón. No hay límites para tus expresiones posibles. Disfruta tu ser virtual, satisfecho<br />

<strong>del</strong> conocimiento y la experiencia de tu potencial infinito. De esta forma eres todos los muchos dioses<br />

y diosas, arquetipos e imágenes míticas en un cuerpo. Ahora permite que cualquier imagen, frase,<br />

símbolo o palabra que surja, tome forma en tu conciencia.<br />

Cuando sientas que has experimentado una amplia gama de posibilidades interesantes, elige<br />

tres imágenes, símbolos, palabras o frases arquetípicas que resuenen en tu interior, que te inspiren y<br />

motiven. Pueden ser dioses o diosas que conozcas, imágenes, animales, símbolos de elementos,<br />

fuerzas <strong>del</strong> cosmos, palabras, frases o cualquier otra característica que signifique algo para ti;<br />

cualquier cosa que te resulte profundamente cómoda cuando la experimentes en tu mente. Debes<br />

sentir que si estas personas o características aparecieran en tu mundo y se expresaran a través de ti,<br />

serías capaz de realizar cosas grandes y maravillosas. Siempre recomiendo que los hombres elijan<br />

por lo menos un arquetipo femenino, y que las mujeres elijan al menos uno masculino. Todos<br />

tenemos cualidades masculinas y femeninas en nuestro interior; ignorar cualquier aspecto de nuestro<br />

ser, implica sofocar esa fuente de pasión personal.<br />

Escribe en un papel, tus tres símbolos o arquetipos y empieza a coleccionar pinturas,<br />

imágenes, símbolos o alhajas que te los recuerden. Algunas personas erigen un pequeño altar para<br />

sus arquetipos, alrededor <strong>del</strong> cual concentran su búsqueda <strong>del</strong> ser. Si las cualidades principales de<br />

tus arquetipos pueden expresarse en palabras o frases, escríbelas en una hoja de papel para que<br />

tengas algo que te los recuerde. Observa estos recordatorios por lo menos una vez al día, de pre-<br />

47


48<br />

ferencia después de meditar y hazles una invitación: «Por favor ven y exprésate a través de mí».<br />

Permíteles que te recuerden la inspiración de tu vida. Cuando te sientas perdido o distraído en el<br />

mundo, ellos pueden ser la brújula que te reoriente hacia tu ser verdadero.<br />

En vez de seguir la última corriente de la moda o de emular a una estrella de cine, da forma a<br />

tu ser, a tus pensamientos y a tus actos con base en tus arquetipos. <strong>La</strong>s personas lo hacen todos los<br />

días sin darse cuenta siquiera de que lo están haciendo. ¿Alguna vez has escuchado la pregunta<br />

«¿qué haría Jesús?»? A los cristianos que se sienten atascados en una encrucijada de sus vidas o<br />

que tienen que tomar una decisión sobre cómo actuar, se les recomienda que se formulen esta<br />

pregunta. Es una forma de utilizar el poderoso arquetipo <strong>del</strong> redentor, encarnado por Jesucristo, como<br />

una guía para la vida. Utiliza tus arquetipos personales de la misma manera. Pregúntate: ¿estoy<br />

actuando de manera coherente con mis arquetipos? Esta es una manera profunda de preguntarse:<br />

«¿Estoy siendo fiel a mí mismo?» Encontrarás plenitud a través de tus arquetipos si permites que los<br />

dioses, diosas, tótems o personalidades representen su drama a través de ti. Ellos son las llaves que<br />

te permitirán alcanzar tu auténtico y milagroso destino.


II<br />

Segunda parte<br />

Cómo despejar<br />

los caminos<br />

<strong>del</strong> destino


1<br />

Meditación<br />

y mantras<br />

<strong>La</strong> herramienta más poderosa que tenemos para aprender a vivir el sincrodestino, para distinguir los<br />

patrones de interconexión <strong>del</strong> Universo, para hacer milagros a partir de nuestros deseos, es la<br />

meditación. <strong>La</strong> meditación permite colocar nuestra atención e intención en los planes más sutiles, con<br />

lo que podemos acceder a toda esa información y energía oculta sin explorar.<br />

Si tu médico te prescribiera caminar durante veinte minutos dos veces al día y te dijera que<br />

con esas caminatas obtendrás buena salud, tranquilidad, despreocupación, mayor arito en tu vida<br />

personal y profesional, ¿seguirías su recomendación? <strong>La</strong> mayoría al menos lo intentaría. <strong>La</strong> prescripción<br />

<strong>del</strong> sincrodestino es meditar entre quince y veinte minutos dos veces al día, más un momento<br />

para cursar una invitación a tus arquetipos (tal como se describe en el capítulo anterior). Si haces<br />

esto dos veces al día, empezarás a notar una transformación en tu vida. El resto <strong>del</strong> tiempo seguirás<br />

actuando como lo has hecho siempre. Medita en la mañana, vive el resto <strong>del</strong> día y vuelve a meditar<br />

en la noche. Eso es todo lo que necesitas para iniciar la transformación de tu vida y la creación de los<br />

milagros que quieres.<br />

Todo lo que has leído en este libro ha sido una preparación para la práctica de la meditación<br />

que te llevará a la iluminación y a vivir el sincrodestino. Esos conocimientos no son necesarios, pero<br />

son divertidos. Si tuviéramos que entender física cuántica para alcanzar la iluminación, sólo los físicos<br />

cuánticos lo lograrían. Curiosamente, los grandes pioneros de la física cuántica también promovieron<br />

la causa <strong>del</strong> espíritu al cuestionar el significado más profundo de la vida. Entre estos notables<br />

científicos está Wolfang Puli, quien junto con Carl Jung, fue el primero que habló de sincronicidad.<br />

Erwin Schroedinger, Paul Dirac, Werner Heisenberg, Max Planck, David Bohm y.John Wheeler son<br />

otros que creyeron que la física cuántica es inexplicable si no incluimos a la conciencia como un<br />

componente primario de la realidad fundamental. No obstante, no es necesario saber de religión,<br />

filosofía o ciencia para acceder al espíritu. Todo lo que tienes que hacer es prestar atención a las<br />

instrucciones que siguen. <strong>La</strong> meditación es un proceso sencillo aunque difícil de describir, pero muy<br />

fácil de hacer una vez que empiezas a practicarlo con regularidad. A continuación te presentaré los<br />

elementos básicos de la meditación para que puedas aplicar exitosamente los principios <strong>del</strong><br />

sincrodestino que se describen en el resto <strong>del</strong> libro.<br />

Cómo meditar<br />

Nuestras mentes están constantemente activas, siempre saltan de un pensamiento a otro, de una<br />

emoción a otra. Para establecer contacto con k inteligencia no circunscrita —el alma universal que<br />

reside en nuestro interior y que es parte de todos nosotros— es necesario encontrar un camino que<br />

vaya más allá de la neblina de pensamientos distractores que normalmente la ocultan. Es imposible<br />

avanzar a través de esta barrera tanto como lo es hacerlo en una neblina real Si quieres ver al otro<br />

lado de la calle en un día de niebla, nada físico que hagas podrá ayudarte. Debes esperar, paciente y<br />

tranquilo, hasta que la neblina se disipe y se vaya por sí sola. De vez en cuando se abren claros que<br />

te permiten ver qué hay <strong>del</strong> otro lado. Lo mismo ocurre con los pensamientos. Cuando estamos<br />

tranquilos podemos encontrar momentos de silencio puro a los que llamo «claros», y a través de ellos<br />

podemos dar un . vistazo al nivel más profundo <strong>del</strong> alma. Cada vistazo incrementa la comprensión;<br />

finalmente, nuestra conciencia se expande.


El propósito de la meditación es dejar de pensar por un momento, esperar a que la neblina de<br />

pensamientos se disipe y dar un vistazo al espíritu interior. Para la mayoría es muy difícil controlar el<br />

torrente de pensamientos. Los principiantes pueden sentirse frustrados, pero la frustración es apenas<br />

otro pensamiento, otra emoción que se interpone en el camino. El objetivo es liberar todos los<br />

pensamientos con tranquilidad y mesura.<br />

Una manera común de iniciar la meditación, consiste en concentrarse en una cosa sin<br />

forzarse; de manera que sea más difícil que otros pensamientos entren a la mente. A mí me gusta<br />

empezar con una meditación de respiración. Para iniciar la meditación, encuentra una posición<br />

cómoda. Siéntate en una silla cómoda con los pies bien apoyados en el piso. Coloca las manos en tu<br />

regazo, con las palmas hacia arriba. Cierra los ojos y presta atención a tu respiración. Observa cómo<br />

entra y sale el aire sin intentar controlarlo de ninguna forma. Tal vez notes que tu respiración se<br />

vuelve espontáneamente más rápida o más lenta, profunda o superficial, o que incluso se detiene por<br />

un momento. Observa los cambios sin resistencia y sin anticiparte. Cuando tu atención se desvíe<br />

hacia un sonido <strong>del</strong> entorno, una sensación en tu cuerpo o un pensamiento de tu mente, haz volver tu<br />

conciencia, sin forzarla, a tu respiración.<br />

Ésta es la meditación básica. Una vez que una persona se siente cómoda con sólo sentarse<br />

en silencio y concentrarse en su respiración, recomiendo agregar un mantra, el cual crea un ambiente<br />

mental y permite expandir la conciencia.<br />

51<br />

Mantras<br />

<strong>La</strong> palabra mantra consta de dos partes: «man», que es la raíz fonética de la palabra «mente», y<br />

«tra», que es la raíz fonética de la palabra «instrumento». Así pues, la palabra mantra significa<br />

literalmente «instrumento de la mente». <strong>La</strong> antigua tradición de sabiduría védica analizó los distintos<br />

sonidos de la naturaleza, las vibraciones fundamentales <strong>del</strong> mundo que nos rodea. De acuerdo con<br />

los vedas, estos sonidos son expresiones de la mente infinita o cósmica, y constituyen la base <strong>del</strong><br />

lenguaje humano. Por ejemplo, si pronuncias todas las letras el alfabeto, vocales y consonantes,<br />

escucharás que esos sonidos son los que emiten espontáneamente todos los bebés. Estos sonidos<br />

también contienen las mismas vibraciones que producen los animales. Y si escuchas cuidadosamente,<br />

notarás que los mismos sonidos están por todas partes en la naturaleza. Son los sonidos <strong>del</strong><br />

viento, <strong>del</strong> crepitar <strong>del</strong> fuego, <strong>del</strong> trueno, de la corriente <strong>del</strong> río, <strong>del</strong> estallido de las olas en la playa. <strong>La</strong><br />

naturaleza es vibración. El ser infinito vibra y su vibración es rítmica, musical y primordial. <strong>La</strong> vibración<br />

es el medio por el cual el potencial infinito se expresa como universo manifiesto.<br />

El universo manifiesto, al parecer formado de objetos sólidos, en realidad se constituye de<br />

vibraciones, y los objetos vibran a distintas frecuencias. Obviamente, si pateo una roca grande no<br />

siento vibración, sino dolor. Sin embargo, el hecho es que el pie que siente el dolor y el cerebro que lo<br />

registra, también son vibración. <strong>La</strong> vibración interactúa con la vibración y nosotros interpretamos eso<br />

como materia y sensación. Mantra es una palabra que describe esta característica <strong>del</strong> Universo.<br />

Se dice que los sabios antiguos escuchaban estas vibraciones <strong>del</strong> Universo cuando estaban<br />

en profunda meditación. Todos podemos escucharlas en cualquier momento. Es sencillo. Si acallas tu<br />

mente y te sientas en silencio, escucharás vibraciones. Puedes probarlo cuando quieras; incluso, si te<br />

tapas los oídos las escucharás. Tu cuerpo también vibra con constancia, pero los sonidos son tan<br />

leves que, por lo general, no los escuchas. Si te sientas en silencio en un lugar donde no haya ruido,<br />

escucharás un zumbido de fondo en el aire. Y si empiezas a prestarle atención, con la práctica<br />

lograrás escuchar todos los mantras que están registrados en la literatura védica.<br />

Los vedas también afirman que si recitas en voz alta un mantra, su patrón específico de<br />

vibraciones genera efectos propios que pueden dar lugar a sucesos en el ámbito físico. <strong>La</strong> recitación<br />

mental de un mantra genera una vibración mental, que luego se vuelve más abstracta; ésta, al final,<br />

te traslada al campo de conciencia o espíritu puro desde donde surgió la vibración. Por ello, un<br />

mantra es una manera muy eficaz de trascender y regresar a la fuente de pensamiento, que es<br />

conciencia pura. Ésta es la razón por la que se recomiendan mantras específicos: por las vibraciones<br />

específicas que inducen.<br />

El mantra que utilizo y recomiendo para alcanzar el sincrodestino es simplemente «so-hum».<br />

Éste es el mantra de la respiración. Si te concentras en tu respiración escucharás «so-hum»


52<br />

conforme el aire entra y sale de tus pulmones. Mientras inhalas, el sonido de esa vibración es «so»;<br />

cuando exhalas, el sonido es «hum». Si quieres puedes experimentar con esto. Inhala<br />

profundamente, cierra los ojos y la boca, y exhala con energía por la nariz. Si te concentras<br />

escucharás el «hum» con claridad.<br />

Una de las técnicas de la meditación consiste, simplemente, en concentrarse en el lugar de<br />

procedencia de la respiración. Con los ojos cerrados, inhala y piensa en la palabra «so»; cuando<br />

exhales, piensa en la palabra «hum». Gradualmente, la respiración y el sonido se harán más y más<br />

pausados. <strong>La</strong> respiración se tranquiliza tanto que casi parece detenerse. Cuando tranquilizas tu<br />

respiración, tranquilizas tu mente. Cuando trasciendes, el mantra «so-hum» desaparece por completo<br />

y tu respiración se detiene por un instante. El tiempo mismo hace una pausa y te encuentras en el<br />

campo de la conciencia pura, en el ámbito no circunscrito, en el espíritu, en el fundamento <strong>del</strong> ser.<br />

El mantra, por tanto, es una forma de experimentar la conciencia no circunscrita. Aborígenes<br />

australianos, hindúes, indios americanos y muchas otras culturas tradicionales los han utilizado<br />

durante miles de años. En todas las tradiciones, el uso de mantras implica cantar para crear<br />

vibraciones especiales, sonidos <strong>del</strong> Universo que forjan algo de la nada, que mueven energía de lo no<br />

manifiesto a lo manifiesto.<br />

Sutra<br />

Un sutra es un mantra con significado. El mantra en sí mismo no significa nada; es sólo una vibración,<br />

un sonido. Se convierte en sutra cuando hay una intención codificada en el sonido. Sufra es una<br />

palabra en sánscrito que deriva de la voz latina «sutre». Ésta es la raíz de la palabra castellana «suturar»,<br />

que significa «unir con costura». Un sutra es literalmente un zurcido en el alma, un zurcido de<br />

intención. Tanto los mantras como los sutras nos permiten trascender a una conciencia más profunda.<br />

Puedes utilizar el mantra «so-hum» para trascender y después una palabra, un sutra, para sembrar<br />

una intención particular en tu conciencia.<br />

Los mensajes de los sutras son simples y complejos al mismo tiempo. Puede tomarme todo un<br />

día o la mitad <strong>del</strong> libro, explicar y comprender el sutra «aham brahmasmi» («la esencia de mi ser es la<br />

realidad última, raíz y sustento de todo lo que existe»). Sin embargo, él mismo contiene la<br />

comprensión plena de ese complejo pensamiento. El sutra, esa frase, encierra su comprensión total.<br />

Con sólo ponerle atención experimentarás y comprenderás la explicación de su contenido.<br />

Hay mantras y sutras que han sido utilizados provechosamente durante miles de años y que<br />

encontrarás en los capítulos que siguen. Son un camino para llegar al sincrodestino. Aunque las<br />

palabras en sánscrito que expresan esos sutras te suenen extrañas, eso no les resta efectividad. No<br />

tienes que entender su significado para que funcionen. Recuerda: son los sonidos de la naturaleza e<br />

incluyen su significado. El alma entenderá su significado aun cuando tú no puedas.<br />

¿Por qué se utilizan como mantras y sutras estas antiguas palabras, en vez de otras más<br />

modernas? <strong>La</strong> respuesta tiene que ver con la potencia. <strong>La</strong> utilización de mantras y sutras nuevos<br />

dificulta el proceso de experimentar la sincronicidad. Puedo ir de mi casa a la oficina de muchas<br />

maneras: puedo tomar la carretera; guiarme con un mapa de carreteras o con uno topográfico; tomar<br />

un helicóptero; ir al muelle y tomar un barco.<br />

Sin embargo, si tomo un camino bien andado, conocido y que he tomado muchas veces, el<br />

viaje será más fácil. Del mismo modo, los mantras y sutras que han sido utilizados durante miles de<br />

años, por millones de personas a lo largo de las generaciones, constituyen la ruta más sencilla hacia<br />

la trascendencia y el ámbito no circunscrito.<br />

Hay una razón más para utilizar algo que ha sido empleado muchas veces antes para un<br />

propósito particular. Cada vez que se utiliza un mantra o un sutra, se incrementan las posibilidades de<br />

que se produzca un resultado similar en un uso posterior de ese mantra o sutra. Recordarás que en la<br />

disertación sobre la onda-partícula en el capítulo 1 vimos que cada vez que una onda-partícula se<br />

transforma en un patrón de onda específico, se incrementan las posibilidades de que se transforme<br />

en el mismo patrón de onda en el futuro.<br />

En realidad, los sutras son intenciones que aumentan las probabilidades estadísticas de<br />

conversión de una función de onda, dentro de un rango de probabilidades previsible. Esto significa<br />

que mientras más se utilice un sutra, mayor es la probabilidad de que su intención se cumpla. Por


ello, es mejor usar un sutra antiguo y muy usado que uno nuevo. Procura no desanimarte por el uso<br />

<strong>del</strong> sánscrito; considera a estas antiguas palabras como aliadas, en tu búsqueda de la trascendencia<br />

que lleva al sincrodestino.<br />

Los siguientes capítulos explican los siete principios <strong>del</strong> sincrodestino e incluyen ejercicios que<br />

fortalecerán tu comprensión. Estos siete principios son formas de pensar las características de la<br />

inteligencia no circunscrita, así como de relacionarlas con tu vida. Cada principio ofrece una lección<br />

nueva, una manera novedosa de relacionarte que te acerca al espíritu con sus posibilidades infinitas.<br />

A continuación está el programa para alcanzar el sincrodestino, una forma específica de<br />

utilizar todos los elementos que hemos visto hasta ahora:<br />

1. Comienza cada día en un lugar tranquilo, donde no seas molestado. Reúne símbolos de<br />

tus arquetipos y colócalos frente a ti.<br />

2. Medita durante veinte minutos y utiliza el mantra «so-hum». Esto expande tu conciencia y<br />

te pone en un estado de ánimo receptivo.<br />

3. Inmediatamente después de la meditación, cuando abras los ojos, observa los símbolos de<br />

tus arquetipos y hazles una invitación o invoca a las energías arquetípicas para que se<br />

expresen a través de ti. Di: «Les pido que se vuelvan parte de mí y actúen a través de mí.<br />

Guíen mi vida».<br />

4. Lee el principio <strong>del</strong> sincrodestino que corresponde a este día. Hay siete principios <strong>del</strong><br />

sincrodestino y siete días en la semana. El día que empieces, lee el primer principio. No<br />

tienes que comprender todos los conceptos contenidos en ese principio. Sólo léelo. En el<br />

segundo día, continúa con el segundo principio; en el tercero, con el tercero, etcétera. Te<br />

recomiendo que no saltes para atrás y para a<strong>del</strong>ante. El octavo día regresa al primer<br />

principio y comienza la serie otra vez.<br />

Cada principio tiene un sutra que condensa sus enseñanzas. Comprende a fondo el<br />

significado <strong>del</strong> sutra. Realiza los ejercicios que le corresponden, hasta que se hayan convertido en<br />

parte de tu realidad. Después de varias semanas, lograrás obtener los beneficios <strong>del</strong> capítulo entero<br />

con sólo leer el sutra. Lo ideal es que sigas este programa diariamente y que cada día, cada semana<br />

y cada mes te acerque a cumplir el destino de tu vida.<br />

Estos primeros cuatro pasos no deben tomar más de veinte o treinta minutos. Repite el<br />

procedimiento en la noche. Durante el resto <strong>del</strong> día no tienes que hacer nada especial. Sólo vive tu<br />

vida normalmente. <strong>La</strong> meditación matutina dirige tu intención durante el día aun cuando no pienses<br />

en ello. Al leer el principio, creas esa intención y permites que la inteligencia no circunscrita sincronice<br />

los millones de acontecimientos individuales que deben ocurrir para que se cumpla. Eso es todo lo<br />

que tienes que hacer.<br />

Aunque la intención trabaja por sí misma por medio de la sincronicidad, organizada a su vez<br />

por la inteligencia no circunscrita, la sincronicidad puede bloquearse a causa <strong>del</strong> ego. ¿Cómo<br />

podemos saber cuando el ego se interpone en el camino de nuestros sueños? Hay muchas pistas,<br />

pero la más importante es la ansiedad. Sentimos ansiedad cuando nuestro ser o espíritu está<br />

eclipsado por la propia imagen o por el ego. Nuestro ser auténtico, esencial, no siente estrés ni ansiedad.<br />

Una persona centrada no siente estrés ni ansiedad. Estos sentimientos son señal de que tu<br />

conexión íntima con la entidad no circunscrita está bloqueada. Esto le ocurre con frecuencia a la<br />

mayoría. <strong>La</strong> manera de superar este obstáculo y recuperar la dirección perdida a causa <strong>del</strong> estrés o<br />

ansiedad es con un proceso al que llamo heliotropismo.<br />

El heliotropismo es el mecanismo natural que permite a las plantas crecer en dirección a la<br />

luz. Por extensión, creo que tus pensamientos e intenciones son el equivalente de esa luz, y que el<br />

mundo crece en la dirección que hará que esas intenciones se cumplan. Utiliza las «Afirmaciones<br />

sutra» que están al final de cada uno de los siguientes siete capítulos, siempre que sientas estrés o<br />

ansiedad o que te alejes de tu centro durante el día. Simplemente, acude a la afirmación sutra de ese<br />

día (tal vez quieras fotocopiarlas y llevarlas contigo para que puedas usarlas cuando necesites<br />

restablecer tu sentido <strong>del</strong> ser). Lee la primera afirmación en silencio y permite que surja una imagen<br />

en tu conciencia. Tan pronto como percibas la imagen, recita el sutra de ese día indicado en los<br />

ejercicios. Haz lo mismo con cada una de las afirmaciones de ese día. Tan pronto como termines<br />

todas las afirmaciones, cosa que te llevará aproximadamente un minuto, debes sentirte centrado de<br />

53


54<br />

nuevo.<br />

Después de cada capítulo encontrarás uno o varios ejercicios diseñados para ilustrar los<br />

principios y guiarte a una comprensión más profunda de los sutras. Estos ejercicios no son parte de la<br />

meditación diaria, sino un complemento. Realízalos cuando sientas que te gustaría dar ese paso<br />

extra hacia la comprensión de los principios <strong>del</strong> sincrodestino.<br />

En última instancia, esto es todo lo que necesitas para llegar a donde ocurre el sincrodestino:<br />

los siete principios, los siete sutras, tus arquetipos, la capacidad de meditar utilizando el mantra «sohum»,<br />

y las afirmaciones sutra para cuando sientas que empiezas a perder tu centro. En tus manos,<br />

éstas son las herramientas que hacen que los milagros ocurran.


2<br />

Primer principio:<br />

Tú eres una ola en<br />

la estructura<br />

<strong>del</strong> cosmos<br />

Sutra: Aham Brahmasmi<br />

<strong>La</strong> esencia de mi ser es la realidad última, raíz y sustento<br />

<strong>del</strong> Universo, fuente de todo lo que existe<br />

El primer principio <strong>del</strong> sincrodestino reconoce la inteligencia subyacente que da origen a mi cuerpo, a<br />

tu cuerpo y al Universo como un todo, desde las estrellas y galaxias hasta las partículas subatómicas.<br />

Este campo de inteligencia consciente es la fuente <strong>del</strong> cosmos. Es el cuerpo extenso que todos<br />

compartimos, que nos vincula. <strong>La</strong> esencia de mi ser es también la esencia de tu ser y la de todos los<br />

seres.<br />

Tú, yo y el Universo somos lo mismo. Yo soy el Universo, circunscrito en un ser humano<br />

individual. Tú también eres el Universo, circunscrito en tu cuerpo, que lee estas palabras en este<br />

momento particular <strong>del</strong> espacio-tiempo. Ambos existimos sólo como olas individuales en el campo de<br />

inteligencia consciente. Cada aspecto de nuestro ser está acoplado y concertado por esta inteligencia<br />

no circunscrita e infinita, el océano ilimitado de conciencia <strong>del</strong> cual tú, yo y el Universo surgimos. Ni<br />

siquiera nuestros pensamientos, deseos y sueños son técnicamente nuestros; son manifestaciones<br />

<strong>del</strong> Universo total. Cuando descubres que las intenciones y deseos que surgen en ti son las<br />

intenciones mismas <strong>del</strong> Universo, puedes renunciar a tu deseo de controlar y dejar que la vida<br />

maravillosa para la que naciste se desarrolle en toda su magnificencia.<br />

Una vez que entiendas esta premisa, comprenderás el sutra <strong>del</strong> primer principio <strong>del</strong><br />

sincrodestino: "la esencia de mi ser es la realidad última; es la esencia de todos los demás seres; es<br />

la fuente de todo lo que existe, raíz y sustento <strong>del</strong> Universo". Aunque parece simple, puede hacer<br />

falta toda una vida para dilucidarlo; su significado para nuestras vidas es profundo. Cuando<br />

entendemos plenamente este sencillo sutra, todo se hace posible porque todo existe en nuestro<br />

interior. Tú y yo somos lo mismo, y cada uno es el ser infinito proyectando un punto de vista particular,<br />

tu punto de vista y mi punto de vista. Mi ser es inseparable de todo lo que existe, tal como el tuyo es<br />

inseparable de todo lo que existe.<br />

El poder de este pensamiento emerge cuando nos damos cuenta de que el ser trabaja<br />

sincrónicamente. Como yo soy una extensión de la inteligencia consciente, y ésta es la fuente de toda<br />

la realidad, entonces yo soy la fuente de toda la realidad. Yo creo mi propia experiencia.<br />

<strong>La</strong> intención brota de nuestros deseos más profundos y estos son moldeados por el karma. Tú<br />

y yo no tenemos el mismo karma; por ello, no poseemos exactamente los mismos deseos. Hemos<br />

amado a personas diferentes, nos hemos arrodillado ante tumbas distintas, hemos rezado en altares<br />

diversos. <strong>La</strong>s particularidades <strong>del</strong> deseo son únicas para cada uno. No obstante, si seguimos fe<br />

cadena <strong>del</strong> deseo, al final todos somos lo mismo. Queremos ser felices; queremos sentirnos<br />

realizados; queremos que nuestras vidas tengan significado y propósito; queremos una sensación de<br />

conexión con Dios o con lo espiritual; queremos que los demás nos respeten y amen; queremos<br />

sentirnos seguros. Estos deseos son universales, pero la ruta que seguimos para satisfacerlos es<br />

exclusiva de cada uno y se basa en las experiencias y los recuerdos individuales, es decir, en el<br />

karma. Todos nos dirigimos hacia el mismo destino, pero tomamos caminos diferentes. Llegamos<br />

juntos después de recorrer distintas rutas.


56<br />

Ejercicio 1: El testigo silencioso<br />

Ve a un lugar tranquilo donde no seas molestado. Pon tu cinta o CD de música relajante favorito.<br />

Cierra los ojos. Una vez que lo hagas, dirige tu atención hacia quien está escuchando en realidad.<br />

Empieza a percibir dos facetas distintas de ti mismo. Tus oídos reciben el sonido y tu cerebro procesa<br />

las notas, pero eso es sólo el aspecto mecánico. ¿Quién conecta las notas de manera que formen<br />

música? Mientras estás pensando en el proceso de escuchar, ¿quién escucha efectivamente?<br />

Percibe al testigo silencioso, el escucha silencioso que siempre está presente. Esta presencia<br />

no sólo está en ti, sino en el espacio que te rodea. Es esa parte de ti que está más allá de los<br />

pensamientos y sentimientos <strong>del</strong> momento, la parte que nunca se cansa y nunca duerme. Tampoco<br />

puede ser destruida. Reconoce que este testigo silencioso siempre está ahí. Es esa parte de ti que<br />

puedes atisbar cuando el parloteo de tus pensamientos es silenciado a través de la meditación.<br />

¿Puedes sentir esta corriente más profunda de conciencia en tu interior?<br />

<strong>La</strong> conciencia de este testigo silencioso marca el inicio de la conciencia <strong>del</strong> campo de<br />

inteligencia consciente, la fuente de todas las sincronicidades de nuestra vida.<br />

Ejercicio 2: ¿Por qué estás aquí?<br />

Para este ejercicio necesitarás papel, pluma y diez minutos sin interrupciones.<br />

Pregúntate por qué estás aquí. Escribe lo primero que se te ocurra. Esta pregunta está abierta<br />

a muchas interpretaciones, por lo que debes anotar cualquier pensamiento que desencadene. No te<br />

preocupes por cómo escribes; ni siquiera tienen que ser oraciones completas.<br />

Ahora plantéate la pregunta otra vez: ¿Por qué estás aquí? Escribe una nueva respuesta. Haz<br />

esto veinte veces. Sigue buscando formas nuevas de interpretar la pregunta, de modo que cada<br />

réplica sea única y responda a un aspecto distinto de la pregunta.<br />

Ahora revisa tus respuestas. ¿Qué te dicen? ¿Puedes discernir algún patrón o progresión?<br />

¿Qué te dice esto sobre cómo ves la vida?<br />

Puedes considerar tu vida como una serie de acontecimientos externos e internos, pero<br />

también puedes aprender a ver un vínculo entre esos acontecimientos, entre sí y entre ellos y algo<br />

más espiritual. Cuando lo hagas, empezarás a ver tu vida como una oportunidad para compartir el<br />

don especial que sólo tú puedes aportar al mundo. Ésta es una respuesta a la pregunta de por qué<br />

estás aquí. Esta clase de claridad de propósito te ayudará a dirigir tus intenciones.<br />

Afirmaciones sutra<br />

para el primer principio<br />

Imagina que el Universo entero está siendo representado en tu interior.<br />

(Cuando tengas una imagen en la mente, di Aham brahmasmi)<br />

Imagina que estás conectado con todo lo que existe.<br />

(Aham brahmasmi)<br />

Imagina que eres como una cuenta de cristal. Reflejas la luz de todos los demás seres<br />

sensitivos. También reflejas la luz de todo el Universo.<br />

(Aham brahmasmi)<br />

Imagina que eres una hebra <strong>del</strong> hilo cósmico, conectada con todas las demás hebras.<br />

(Aham brahmasmi)<br />

Imagina que eres eterno.<br />

(Aham brahmasmi)


Sutra: Tat Tvam Asi<br />

Me veo en los demás y veo a los demás en mí mismo<br />

<strong>La</strong> comprensión <strong>del</strong> funcionamiento de las relaciones humanas es una de las claves más importantes<br />

<strong>del</strong> sincrodestino. En Occidente tendemos a esperar que la psicología popular nos proporcione<br />

estrategias para manejar nuestros pensamientos y sentimientos. Con demasiada frecuencia, los libros<br />

de autoayuda nos proponen manipular nuestras relaciones para hacerlas más satisfactorias. Sin<br />

embargo, el desarrollo de relaciones humanas positivas implica mucho más que una táctica; significa<br />

crear un entorno humano en el que el sincrodestino pueda manifestarse. Esto es absolutamente<br />

fundamental, en el mismo sentido en que lo es la fuerza de gravedad o el aire que respiramos.<br />

El mantra para este principio dice: «Yo soy aquello». Este principio se basa en el primero, en<br />

el que aprendimos que todos somos extensiones <strong>del</strong> campo universal de energía, distintos puntos de<br />

vista de una entidad única. Yo soy aquello implica ver todas las cosas <strong>del</strong> mundo, ver a todas las<br />

personas <strong>del</strong> mundo y darnos cuenta de que estamos mirando otra versión de nosotros. Tú y yo<br />

somos lo mismo. Todo es lo mismo. Yo soy aquello, tú eres aquello, todo es aquello. Todos somos<br />

espejos de los demás y debemos aprender a vernos en el reflejo de las demás personas. A esto se le<br />

llama espejo de las relaciones. A través <strong>del</strong> espejo de una relación, descubro mi yo no circunscrito.<br />

Por esta razón, el desarrollo de las relaciones es la actividad más importante de mi vida. Todo lo que<br />

veo a mi alrededor es una expresión de mí mismo.<br />

Por todo esto, las relaciones son una herramienta para la evolución espiritual cuya meta última<br />

es la unidad en la conciencia. Todos somos inevitablemente parte de la misma conciencia universal,<br />

pero los verdaderos avances tienen lugar cuando empezamos a reconocer esa conexión en nuestra<br />

vida cotidiana.<br />

<strong>La</strong>s relaciones son una de las maneras más efectivas para alcanzar la unidad en la<br />

conciencia, porque siempre estamos envueltos en relaciones. Piensa en la red de relaciones que<br />

mantienes: padres, hijos, amigos, compañeros de trabajo, relaciones amorosas. Todas son, en<br />

esencia, experiencias espirituales. Por ejemplo, cuando estás enamorado, romántica y<br />

profundamente enamorado, tienes una sensación de atemporalidad. En ese momento, estás en paz<br />

con la incertidumbre. Te sientes de maravilla, pero vulnerable; sientes cercanía pero también<br />

desprotección. Estás transformándote, cambiando, pero sin miedo. Te sientes maravillado. Ésa es<br />

una experiencia espiritual.<br />

A través <strong>del</strong> espejo de las relaciones, de cada una de ellas, descubrimos estados prolongados<br />

de conciencia. Tanto aquellos a quienes amamos como aquellos por quienes sentimos rechazo, son<br />

espejos de nosotros. ¿Hacia quiénes nos sentimos atraídos? Hacia las personas que tienen<br />

características similares a las nuestras, pero eso no es todo. Queremos estar en su compañía porque<br />

subconscientemente sentimos que al hacerlo, nosotros podemos manifestar más de esas características.<br />

Del mismo modo, sentimos rechazo hacia las personas que nos reflejan las características<br />

que negamos de nosotros. Si sientes una fuerte reacción negativa hacia alguien, puedes estar seguro<br />

de que tú y esa persona tienen características en común, características que no estás dispuesto a<br />

aceptar. Si las aceptaras, no te molestarían.<br />

Cuando reconocemos que podemos vernos en los demás, cada relación se convierte en una<br />

herramienta para la evolución de nuestra conciencia. Gracias a esta evolución experimentamos


58<br />

estados extendidos de conciencia. Es en estos estados, cuando accedemos al ámbito no circunscrito,<br />

que podemos experimentar el sincrodestino.<br />

<strong>La</strong> próxima vez que te sientas atraído por alguien, pregúntate qué te atrajo. ¿Su belleza,<br />

gracia, elegancia, autoridad, poder o inteligencia? Cualquier cosa que haya sido, sé consciente de<br />

que esa característica también florece en ti. Si prestas atención a esos sentimientos podrás iniciar el<br />

proceso de convertirte en ti más plenamente.<br />

Obviamente, lo mismo se aplica a las personas hacia las que sientes rechazo. Al adoptar más<br />

plenamente tu verdadero yo, debes comprender y aceptar tus características menos atractivas. <strong>La</strong><br />

naturaleza esencial <strong>del</strong> Universo es la coexistencia de valores opuestos. No puedes ser valeroso si<br />

no tienes a un cobarde en tu interior; no puedes ser generoso si no tienes a un tacaño; no puedes ser<br />

virtuoso si careces de la capacidad para actuar con maldad.<br />

Gastamos gran parte de nuestras vidas negando este lado oscuro y terminamos proyectando<br />

esas características oscuras en quienes nos rodean. ¿Has conocido personas que atraigan<br />

sistemáticamente a su vida a los sujetos equivocados? Normalmente, aquéllas no comprenden por<br />

qué les sucede esto una y otra vez, año tras año. No es que atraigan esa oscuridad; es que no están<br />

dispuestas a aprobarlas en sus propias vidas. Un encuentro con una persona que no te agrada es<br />

una oportunidad para aceptar la paradoja de la coexistencia de los opuestos; de descubrir una nueva<br />

faceta de ti. Es otro paso a favor <strong>del</strong> desarrollo de tu ser espiritual. <strong>La</strong>s personas más esclarecidas <strong>del</strong><br />

mundo aceptan todo su potencial de luz y oscuridad. Cuando estás con alguien que reconoce y<br />

aprueba sus rasgos negativos, nunca te sientes juzgado. Esto sólo ocurre cuando las personas ven el<br />

bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, como características externas.<br />

Cuando estamos dispuestos a aceptar los lados luminoso y oscuro de nuestro ser, podemos<br />

empezar a curarnos y a curar nuestras relaciones. Empieza por algo muy simple, con la persona más<br />

desagradable que se te pueda ocurrir. Por ejemplo, piensa en Adolfo Hitler y di: ¿Cómo es posible<br />

que yo pueda parecerme a Hitler? <strong>La</strong> mayoría se niega a aceptar algún parecido, por mínimo que<br />

sea, con Adolfo Hitler. Pero piénsalo detenidamente. ¿Alguna vez has expresado prejuicios con<br />

respecto a algún grupo de personas por su nombre, su color de piel, su acento, su discapacidad? Si<br />

puedes pensar en algún ejemplo de esto en tu vida, entonces debes aceptar la similitud entre tú y<br />

Adolfo Hitler. Todos somos multidimensionales, omnidimensionales. Todo lo que existe en algún lugar<br />

<strong>del</strong> mundo también existe en nosotros. Cuando aceptamos esos distintos aspectos de nuestro ser,<br />

reconocemos nuestra conexión con la conciencia universal y expandimos nuestra conciencia<br />

personal.<br />

Hay un maravilloso relato sufí que ilustra la manera en que este espejo influye en nuestras<br />

vidas. Un hombre llegó a un pueblo y fue a ver al maestro sufí, el anciano sabio de la localidad. El<br />

visitante dijo:<br />

—Estoy considerando mudarme aquí. Me preguntaba qué clase de vecindario es éste.<br />

¿Puede decirme cómo son las personas de aquí?<br />

—Dime qué clase de personas vivían en el lugar de donde vienes —dijo el maestro sufí.<br />

—Oh, eran salteadores, estafadores y embusteros.<br />

—¿Sabes algo? Ésa es exactamente la clase de personas que viven aquí.<br />

El visitante se fue y nunca volvió. Media hora después, otro hombre entró al pueblo, buscó al<br />

maestro sufí y le dijo:<br />

—Estoy pensando en mudarme para acá. ¿Puede decirme qué clase de personas viven aquí?<br />

—Dime qué clase de personas vivían en el lugar de donde vienes —volvió a responder el<br />

maestro.<br />

—Oh, eran las personas más amables, dulces, compasivas y afectuosas. ¡Los voy a extrañar<br />

muchísimo!<br />

—Ésa es exactamente la clase de personas que vive aquí —dijo el maestro.<br />

Esta historia nos recuerda que las características que distinguimos más claramente en los<br />

demás están presentes en nosotros. Cuando seamos capaces de ver en el espejo de las relaciones,<br />

podremos empezar a ver nuestro ser completo. Para esto es necesario estar en paz con nuestra<br />

ambigüedad, aceptar todos los aspectos de nosotros. Necesitamos reconocer, en un nivel profundo,<br />

que tener características negativas no significa que seamos imperfectos. Nadie tiene exclusivamente<br />

características positivas. <strong>La</strong> presencia de características negativas sólo significa que estamos<br />

completos; gracias a esta totalidad, podemos acceder más fácilmente a nuestro ser universal, no


circunscrito.<br />

59<br />

Ejercicio 3: Aceptar la dualidad<br />

Para este ejercicio, necesitas una hoja de papel y una pluma.<br />

Piensa en una persona que te resulte muy atractiva. En el lado izquierdo <strong>del</strong> papel haz una<br />

lista de diez o más características positivas de esa persona. Anota todo lo que se te ocurra. Escribe<br />

rápidamente. El secreto está en no darle tiempo a tu mente consciente para que edite tus<br />

pensamientos. ¿Por qué te gusta esta persona? ¿Porqué la encuentras atractiva? ¿Qué admiras en<br />

ella? ¿Es una persona amable, afectuosa, flexible, independiente? ¿Admiras que maneje un auto hermoso,<br />

que luzca un peinado favorecedor, que viva en una casa bonita? Sólo tú vas a ver esta lista; sé<br />

completamente honesto. Si te atoras antes de llegar a diez características, di en voz alta: «Me gusta<br />

esta persona porque.».» y llena el espacio en blanco. Puedes escribir tantas como quieras, pero no te<br />

detengas antes de llegar a diez.<br />

Ahora trae a tu conciencia a alguien que te resulte repulsivo, alguien que moleste, te irrite, te<br />

exaspere o te incomode en alguna forma. Empieza a definir las características específicas que te<br />

parecen poco atractivas. En el lado derecho <strong>del</strong> papel, elabora una lista de diez o más de estos<br />

rasgos indeseables. ¿Por qué te molesta esa persona? ¿Por qué te molesta o enfurece? Escribe<br />

tantas características como quieras, pero no te detengas antes de diez.<br />

Cuando hayas terminado ambas listas, piensa de nuevo en la persona que te parece atractiva<br />

e identifica al menos tres características poco atractivas de ella. No rechaces esta idea; nadie es<br />

perfecto (mientras más puedas aprender a aceptar esto en los demás, más dispuesto estarás a<br />

hacerlo en ti). Luego piensa en la persona que te parece poco atractiva e identifica tres rasgos que<br />

sean relativamente interesantes.<br />

Ahora debes tener, al menos, 26 características escritas en el papel. Léelas todas y encierra<br />

en un círculo las que puedas reconocer en ti. Por ejemplo, si escribiste «compasivo» para la persona<br />

atractiva, pregúntate si alguna vez has actuado con compasión. Si es así, encierra esa palabra. No lo<br />

pienses demasiado; responde con lo primero que se te ocurra. Haz esto con todas las palabras de la<br />

lista; encierra las que describan un rasgo que puedas identificar en tu propia naturaleza.<br />

Lee la lista otra vez. Entre las palabras que no encerraste, encuentra las que definitivamente<br />

no te puedes aplicar, las que no te describen en absoluto. Señálalas con una palomita.<br />

Por último, entre las palabras encerradas en un círculo, identifica las tres que mejor te<br />

describan. Da vuelta a la hoja y escribe esas tres palabras. Luego vuelve a las palabras palomeadas<br />

e identifica las tres que menos te describan, las que por ninguna circunstancia se te pueden aplicar.<br />

Escribe estas tres palabras atrás de la hoja, debajo de las tres que mejor te describen. Lee esas seis<br />

palabras: las tres que mejor te describen y las tres que menos se te aplican. Tú tienes todos estos<br />

rasgos y características. <strong>La</strong>s características que niegas con mayor energía también son parte de ti, y<br />

probablemente son las que provocan más turbulencias en tu vida. Atraes a las personas que tienen<br />

estas seis características, las más positivas porque tal vez sientas que no las mereces, y las más<br />

negativas porque te rehúsas a reconocer su presencia en tu vida.<br />

Una vez que puedas verte en los demás, será mucho más fácil establecer contacto con ellos y,<br />

a través de esa conexión, descubrir la conciencia de la unidad. <strong>La</strong> puerta que lleva al sincrodestirto<br />

estará abierta. Éste es el poder <strong>del</strong> espejo de las relaciones.<br />

Ejercicio 4: Namaste<br />

<strong>La</strong> palabra sánscrita «Namaste» (que se pronuncia namastéi) significa «el espíritu que está en mí<br />

honra al espíritu que está en ti». Cuando establezcas contacto visual por primera vez con otra<br />

persona, di para ti: «Namaste». Ésta es una forma de reconocer que el ser que está ahí, es el mismo<br />

que está aquí.<br />

Cuando lo haces, la otra persona reconoce en un nivel profundo todo lo que tiene que ver<br />

contigo: tu lenguaje corporal, tu expresión, tus palabras, tu timbre de voz. Aunque este saludo se<br />

hace en silencio, la otra persona percibirá consciente o inconscientemente el respeto implícito en él.


60<br />

Practica este ejercicio unos días y verifica si puedes notar alguna diferencia en tus interacciones con<br />

los demás.<br />

Afirmaciones sutra<br />

para el segundo principio<br />

Imagina que tu espíritu no sólo está en ti sino en todos los demás seres y en todo lo que existe.<br />

(tat tvam asi)<br />

Imagina que todos son un reflejo de ti.<br />

(tat tvam asi)<br />

Imagina que cuando miras el Universo estás mirando tu espejo.<br />

(tat tvam asi)<br />

Imagina que ves lo que los demás ven.<br />

(tat tvam asi)<br />

Imagina que puedes sentir lo que los demás sienten.<br />

(tat tvam asi)<br />

Imagina que eres las características que más admiras en los demás.<br />

(tat tvam asi)<br />

Imagina que los demás reflejan las características que más aprecias de ti.<br />

(tat tvam asi)<br />

Imagina que eres una persona que está en un salón de espejos. Puedes verte a kilómetros de<br />

distancia y cada reflejo que ves es de ti mismo aunque parece distinto.<br />

(tat tvam asi)


4<br />

Tercer principio:<br />

Domina tu diálogo<br />

interno<br />

Sufra: Sat ChitAnanda<br />

Mi diálogo interno refleja el fuego de mi alma<br />

El tercer principio describe cómo tu mente crea tu realidad, y cómo al dominar tu diálogo interno<br />

puedes transformar la realidad para crear abundancia.<br />

El mantra sat chit ananda nos dice que nuestra alma es ese lugar que es espontáneamente<br />

amor, conocimiento y felicidad absolutos. Sat significa verdad, libertad de todas las limitaciones. Chit<br />

significa conocimiento total, intuición o conciencia pura. Ananda significa dicha, felicidad total, realización<br />

absoluta. Así pues, el significado de la frase es: «Mi alma está libre de limitaciones. Mi alma<br />

es intuitiva. Mi alma está plenamente realizada».<br />

El diálogo interno es una de nuestras características más elementales. Cuando conocemos a<br />

las personas solemos fijarnos en cómo van vestidas, en el auto que manejan, en el reloj que usan.<br />

Con base en todas estas pistas externas, nos formamos una impresión <strong>del</strong> individuo. Pero este juicio<br />

precipitado no es más que el resultado de la conversación de nuestro ego consigo mismo. Esta voz,<br />

juzga constantemente esto y evalúa aquello. Este diálogo interno cumple una función importante: al<br />

elaborar juicios contribuye a la sobrevivencia: «Esta persona puede ser peligrosa». «Esta fruta puede<br />

hacerme bien». «Este puede ser un mal momento para pedir un aumento». Aunque es útil, esta voz<br />

puede hacerte creer que tú y ella son lo mismo, que sus objetivos son tus objetivos. Pero como<br />

hemos visto, hay otro lugar en tu interior donde reside el testigo silencioso. Éste es el lugar donde<br />

estableces contacto con el espíritu, donde la mente circunscrita da paso a la mente no circunscrita.<br />

Éste es el lugar al que puedes acceder a través de la meditación.<br />

Diálogo interno y poder personal<br />

<strong>La</strong> sincronización con el campo de inteligencia da como resultado el equilibrio físico, emocional y<br />

espiritual; nos brinda una fortaleza y flexibilidad que nos permiten superar sin esfuerzo cualquier reto.<br />

Adquirimos la capacidad de transformar los retos, de manera que nos enriquezcan y reunimos más<br />

fuerza al superarlos.<br />

Nuestro diálogo interno nos permite este gran poder, porque es, en realidad, el diálogo interno<br />

<strong>del</strong> campo de inteligencia consciente. Cuando estamos sintonizados con la conciencia universal,<br />

cuando estamos sincronizados con el campo de inteligencia no circunscrita, recibimos el poder que<br />

emana de su fuerza ilimitada. Este poder viene desde dentro y, cuando lo tenemos, no hay nada que<br />

no podamos hacer.<br />

Hay dos clases de poder que emanan <strong>del</strong> ser. El primero es el poder adjudicado, que proviene<br />

de tener un nombre famoso, mucho dinero o un título impresionante. El poder adjudicado puede ser<br />

formidable, pero al fin y al cabo, se agota. El poder verdadero proviene <strong>del</strong> interior y su fundamento<br />

es espiritual y no material; es permanente y no muere con nuestro cuerpo. Con la adjudicación, la<br />

identidad y el poder provienen de alguna referencia externa: un objeto, una situación, un símbolo de<br />

estatus, una relación, el dinero. En el poder personal, la identidad resulta de escuchar al ser auténtico<br />

y el poder proviene de la referencia interna <strong>del</strong> espíritu.<br />

Cuando actúas con base en esta referencia interna, tu sentido <strong>del</strong> yo es diáfano y no se ve


62<br />

afectado por factores externos. Ésta es la fuente <strong>del</strong> poder personal. Cuando los factores externos<br />

dejan de influir en tu sentido <strong>del</strong> yo, te vuelves inmune a la crítica y la adulación. También llegas a<br />

entender que todos somos iguales porque estamos conectados con el mismo flujo de inteligencia<br />

consciente. Esto significa que comprendes que en esta vida no estás por debajo ni por arriba de<br />

nadie. No tienes que pedir, rogar ni convencer a nadie de nada porque no tienes que convencerte a ti.<br />

Aunque todo esto suena maravilloso, muy pocos alcanzan este estado de referencia interna.<br />

Con demasiada frecuencia enturbiamos el mensaje al permitir la intervención <strong>del</strong> ego. Nuestros<br />

pensamientos, influidos por factores externos —preocupaciones económicas, estrés laboral, tensión<br />

en nuestras relaciones—, terminan entorpeciendo nuestro desarrollo espiritual y desviándonos en<br />

dirección opuesta a la que queremos seguir.<br />

<strong>La</strong>s mejores dos formas de vencer esa tendencia son la meditación y la práctica consciente<br />

<strong>del</strong> diálogo interno positivo. El diálogo interno positivo nos ayuda a avanzar en la dirección correcta,<br />

promueve la sincronicidad y fomenta el desarrollo espiritual. Con un diálogo interno positivo podemos<br />

crear poder personal.<br />

Por ejemplo, supón que tu empleo actual no te satisface y quieres encontrar otro. Empiezas a<br />

hojear los periódicos y a hablar con amigos relacionados con tu profesión, pero nada sucede. Tal vez<br />

te sientas frustrado y tu diálogo interno concluya: «No hay nada para mí allá afuera». Observa y<br />

contrasta esa respuesta con un ejemplo de una parte muy distinta <strong>del</strong> mundo. Imagina que un<br />

cazador de la selva <strong>del</strong> Amazonas, tiene dificultades para hallar presas. Si acude con un chamán<br />

para buscar una solución, ninguno de los dos la buscará en otra parte que no sea el interior <strong>del</strong><br />

cazador. Jamás se les ocurre decir algo como: «No hay nada para mí allá afuera», pues saben que<br />

los animales están ahí. El problema es que hay algo en el interior <strong>del</strong> cazador que evita que los encuentre,<br />

algo que los aleja. Así pues, el chamán le pide al cazador que participe en un ritual diseñado<br />

para cambiar lo que está en su corazón y mente, pues el corazón y la mente son los que controlan la<br />

realidad externa.<br />

Cuando nos sorprendemos mirando al mundo y diciendo «no hay nada para mí allá afuera»,<br />

tal vez debiéramos ver en nuestros corazones y decir: «Si no hay nada allá afuera, ¿hay algo aquí<br />

adentro?»<br />

Debemos examinar nuestro diálogo interno, para descubrir los sitios donde bloqueamos el<br />

flujo de energía consciente, con el fin de hacer a un lado el ego, apartarnos <strong>del</strong> camino y permitir que<br />

el fuego <strong>del</strong> alma resplandezca a través de nosotros.<br />

Los sabios védicos dicen que si tienes fuego en el alma, éste se refleja en el brillo de tus ojos.<br />

Se refleja espontáneamente en tu lenguaje corporal y en tus movimientos. Todo lo que piensas,<br />

sientes, dices y haces refleja ese mismo fuego. ¿Qué apariencia tiene? No hay reglas absolutas, pero<br />

el espíritu se refleja en expresión y comportamiento impecables que se abstienen de cualquier cosa<br />

que pudiera considerarse hiriente.<br />

El espíritu se refleja en confianza, felicidad, buen humor, audacia, amabilidad y consideración.<br />

<strong>La</strong> calidad de tu diálogo interno resulta evidente para los demás de manera inmediata, aunque tal vez<br />

no la reconozcan como lo que es. Cuando practicas el diálogo interno positivo, las personas quieren<br />

establecer vínculos afectivos contigo, ayudarte, estar cerca de ti. Quieren compartir el amor, la<br />

conciencia y la dicha que resplandece en tus ojos, y que se refleja en cada uno de tus actos. Éste es<br />

el verdadero poder interior.<br />

Ejercicio 5: El fuego de tus ojos<br />

El fuego de tu alma se reflejará en tus ojos. Siempre que te mires en un espejo, aunque sea por uno o<br />

dos segundos, haz contacto visual con tu imagen y repite en silencio los tres principios que<br />

constituyen el fundamento de la autonomía personal.<br />

En primer lugar, di: Soy totalmente independiente de las opiniones buenas o malas de los<br />

demás. En segundo lugar: No estoy por debajo de nadie. En tercer lugar: Soy valeroso ante cualquier<br />

desafío. Mira tus ojos en el espejo y observa cómo se reflejan esas actitudes. Sólo en tus ojos, no en<br />

tu expresión facial. Busca el brillo de tus ojos para recordar el fuego de tu alma.


63<br />

Afirmaciones sutra<br />

para el tercer principio<br />

Imagina que estás centrado y en completa paz.<br />

(sat chit ananda)<br />

Imagina que observas el mundo con paz y sabiduría.<br />

(sat chit ananda)<br />

Imagina que no te afectan la adulación ni la crítica.<br />

(sat chit ananda)<br />

Imagina que estás concentrado en el viaje, no en el destino.<br />

(sat chit ananda)<br />

Imagina que en tu presencia, toda hostilidad es superada por una profunda paz.<br />

(sat chit ananda)<br />

Imagina que no te interesan los resultados.<br />

(sat chit ananda)<br />

Imagina que hay dentro de ti un profundo océano que no es afectado por turbulencia alguna.<br />

(sat chit ananda)<br />

Imagina que el amor irradia de ti como lo hace la luz de una hoguera.<br />

(sat chit ananda)<br />

Imagina que estás enamorado de todo y de todos. Imagina que estás embriagado de amor.<br />

(sat chit ananda)<br />

Imagina que la respuesta correcta viene a ti, de manera espontánea; siempre que te<br />

preguntan algo.<br />

(sat chit ananda)<br />

Imagina que sabes exactamente qué hacer en cualquier situación.<br />

(sat chit ananda)


5<br />

Cuarto principio:<br />

<strong>La</strong> intención pone en<br />

manifiesto la red<br />

<strong>del</strong> universo<br />

Sutra: San Kalpa<br />

Mis intenciones tienen un poder infinito de organización<br />

Nuestras intenciones son una manifestación <strong>del</strong> Universo total porque nosotros somos parte de él;<br />

además, contienen en sí mismas los elementos necesarios para su cumplimiento. Todo lo que<br />

necesitamos realmente es claridad en nuestra intención. Si podemos quitar al ego <strong>del</strong> camino, las<br />

intenciones se cumplirán por sí mismas. Nuestras intenciones atraen los elementos y fuerzas, los<br />

sucesos, las situaciones, las circunstancias y las relaciones necesarias para alcanzar su resultado.<br />

De hecho, no tenemos que participar en los detalles; esforzarse demasiado puede resultar<br />

contraproducente. <strong>La</strong> inteligencia no circunscrita sincroniza los actos <strong>del</strong> Universo para cumplir tus<br />

intenciones por ti. <strong>La</strong> intención es una fuerza natural como la gravedad, pero más poderosa. Nadie<br />

tiene que concentrarse en la gravedad para que ésta actúe. Nadie puede decir: «No creo en la fuerza<br />

de gravedad» porque es algo que actúa en el mundo, la entendamos o no. <strong>La</strong> intención funciona de la<br />

misma manera.<br />

A manera de ejemplo, piensa en alguna ocasión en la que hayas querido recordar alguna cosa<br />

relativamente banal, el nombre de una persona o el título de un libro. Lo tenías en la punta de la<br />

lengua, pero no podías recordarlo. Una vez que haces memoria echas a andar una intención, pero<br />

mientras más te esfuerzas, más inasequible parece la información. Sin embargo, si logras quitar a tu<br />

ego <strong>del</strong> camino y abandonas el procedimiento de rememoración, tu intención pasa al ámbito virtual y<br />

a su poder infinito de organización. Aun cuando tú hayas pasado a otros pensamientos, el ámbito<br />

virtual sigue buscando la información sin tu participación consciente. Más tarde, cuando estás a punto<br />

de dormir o viendo una película, el nombre que con tanto esfuerzo tratabas de recordar simplemente<br />

salta a tu conciencia. Este ejemplo ordinario ilustra la manera en que funciona la intención. Todo lo<br />

que tenemos que hacer es generar la intención y dejar que el Universo se haga cargo.<br />

<strong>La</strong> única preparación o participación que se requiere para liberar el poder de la intención es la<br />

conexión con el campo de inteligencia consciente. Ésta puede lograrse de muchas maneras, pero una<br />

de las mejores es la meditación. Cuando una persona alcanza cierto nivel de conciencia, cualquier<br />

cosa que intente empieza a ocurrir. Hay personas que están tan vinculadas con el campo de<br />

inteligencia consciente que cada una de sus intenciones se manifiesta. El Universo entero se<br />

organiza alrededor de ellas. Lo anterior no quiere decir que todas sus intenciones personales se<br />

cumplan; más bien que las personas que están conectadas con el campo de inteligencia consciente<br />

adoptan las intenciones <strong>del</strong> Universo. Sus intenciones se cumplen, porque la mente cósmica está<br />

utilizando esas intenciones para satisfacer sus propios deseos.<br />

Debemos buscar oportunidades para hacer uso de las intenciones, porque la sociedad no las<br />

ofrece. Si eres como la mayoría de las personas, no tendrás muchas oportunidades de ir a un retiro<br />

en la montaña para concentrarte en el desarrollo de tu espíritu. Lo más seguro es que tengas un momento<br />

libre cuando estés atorado en el tráfico o cuando esperes una importante llamada telefónica en<br />

tu oficina. Éstas son oportunidades para practicar la conciencia atemporal y la intención espiritual.<br />

Una intención no es un simple capricho. Requiere atención y también desapego. Una vez que<br />

has generado la intención conscientemente, debes ser capaz de desvincularte <strong>del</strong> resultado y dejar<br />

que el Universo se ocupe de los detalles de su cumplimiento. De otra manera, el ego se interpone y<br />

enturbia el proceso. Si tu intención no se cumple tan rápido como quisieras, te sentirás frustrado; tu


sentido de autosuficiencia puede sentirse amenazado o quizá empieces a experimentar lástima por ti<br />

mismo. En la naturaleza, la intención elabora su propio cumplimiento. Lo único que puede interferir es<br />

que esté dominada por los deseos de tu propio ego y por intereses totalmente egoístas.<br />

Por supuesto, la mejor manera de lograr que cada una de tus intenciones se cumplan consiste<br />

en ajustarías a la intención cósmica, en crear una armonía entre lo que tú quieres y lo que el Universo<br />

quiere para ti. Una vez que surja esta congruencia comprobarás que la sincronicidad empezará a<br />

desempeñar un papel importante en tu vida. <strong>La</strong> mejor manera de crear esa armonía es fomentar una<br />

sencilla actitud de gratitud. Reconoce tu gratitud por todo lo que hay en tu vida. Da gracias por tu<br />

lugar en el cosmos y por la oportunidad que tienes de promover el destino que compartimos todos.<br />

Parte de crear armonía, implica abandonar cualquier tipo de aflicciones; éstas provienen <strong>del</strong> ego. Los<br />

animales no tienen problemas con rencores ni aflicciones; sólo los humanos cargamos la intención<br />

con toda clase de bagajes emocionales. Debes dejar atrás todo eso para poder crear una intención<br />

pura.<br />

65<br />

Ejercicio 6: Cómo concentrar la intención<br />

<strong>La</strong> mejor manera de concentrarnos en las intenciones consiste en escribirlas. Aunque éste puede<br />

parecer un primer paso obvio, muchas personas lo ignoran. Como resultado, sus intenciones<br />

frecuentemente carecen de concentración y por ello no se cumplen.<br />

Ve a un lugar tranquilo donde no seas molestado. Escribe lo que quieres en todos los distintos<br />

niveles <strong>del</strong> deseo. Incluye deseos materiales, de relaciones, de autoestima, de gratificación <strong>del</strong> ego,<br />

espirituales. Sé lo más concreto que puedas.<br />

Pregúntate qué quieres en el nivel material en cuanto a abundancia y afluencia. ¿Quieres<br />

tener una casa propia de cuatro recámaras? Escribe eso. ¿Quieres tener la capacidad de mandar a<br />

tus hijos a la universidad? Escribe eso. Piensa también en tus deseos de gratificación sensual: oído,<br />

tacto, vista, gusto, olfato y sensualidad, cualquier cosa que complazca tus sentidos. Pregúntate qué<br />

quieres en el ámbito de las relaciones. Escribe tus deseos para todas ellas: compañeros<br />

sentimentales, hijos, padres, amigos y relaciones profesionales.<br />

Escribe qué quieres en cuánto a logros o reconocimiento personal. Identifica qué quieres en<br />

un nivel más universal. ¿Cómo puedes ayudar? ¿Qué quieres hacer con tu vida desde el punto de<br />

vista de tu sociedad, tu país, tu civilización? ¿Con qué quieres contribuir? Escribe lo que quieres en<br />

cuanto a descubrir tu sentido más elevado <strong>del</strong> yo. ¿Quién quieres ser? ¿Qué espiritualidad quieres<br />

incorporar a tu vida. Escribe todo lo que desees en una hoja de papel. Agrega o elimina deseos de tu<br />

lista conforme vayan cambiando o se cumplan.<br />

Medita sobre cómo sería la vida si todos estos deseos se cumplieran. Ve si puedes generar<br />

visiones interiores de satisfacción genuina, en los niveles material y espiritual. No te preocupes por<br />

tener estas visiones en algún orden en particular, ni porque sean realistas o no. Sólo aprécialas,<br />

siéntelas con los cinco sentidos. El objetivo es lograr una atención congruente en estos niveles de<br />

aspiración. Cuando hay esa clase de congruencia, el diálogo interno es muy poderoso y claro; te ayudará<br />

a alcanzar la conciencia de unidad.<br />

<strong>La</strong>s intenciones no necesitan atención constante, pero sí necesitan mantenerse concentradas.<br />

Éste es un hábito que puedes desarrollar con el tiempo. Mira tu lista una o dos veces al día. Léela<br />

inmediatamente antes de meditar. Cuando entras en meditación silencias al yo. El ego desaparece.<br />

Como resultado, te desvinculas de los resultados, no te involucras en los detalles y permites que el<br />

poder infinito de organización de la inteligencia profunda organice y cumpla por ti todos los detalles de<br />

tus intenciones. <strong>La</strong> clave consiste en retirarse <strong>del</strong> nivel <strong>del</strong> ego, <strong>del</strong> nivel <strong>del</strong> yo y de la autoestima,<br />

permitir que la inteligencia no circunscrita organice el cumplimiento de tus deseos, a través de la<br />

sincronicidad.<br />

Al principio puedes ser todo lo egoísta que quieras. Incluso, tus intenciones pueden centrarse<br />

en el «yo» y en los pequeños detalles de lo que quieres que ocurra en tu vida. Sin embargo, con el<br />

tiempo descubrirás que el objetivo es lograr la satisfacción en todos los niveles, no sólo en el <strong>del</strong> ego<br />

o personal. Conforme empieces a ver el cumplimiento de tus intenciones, tus intereses egoístas<br />

disminuirán porque sabrás que puedes tenerlo todo. Cuando tienes suficiente comida no te<br />

obsesionas con comer todo el tiempo. Con las intenciones pasa lo mismo. Cuando sabes que su


66<br />

cumplimiento es posible, piensas menos en tus necesidades personales y más en las <strong>del</strong> resto <strong>del</strong><br />

mundo. Éste es un proceso que pasa por varias etapas. Sé paciente, pero observa cómo empiezan a<br />

ocurrir milagros.<br />

Ejercicio 7: El sutra <strong>del</strong> corazón<br />

Éste es un ejercicio de meditación que demuestra el poder de la intención, pero es más que una mera<br />

demostración. Practica este ritual regularmente para concentrar tu atención y tu intención.<br />

Ve a un lugar donde no seas molestado durante quince minutos. Cierra los ojos y practica el<br />

mantra <strong>del</strong> sonido primordial «so-hum» durante cinco minutos para ubicar tu conciencia en tu<br />

respiración.<br />

Después de cinco minutos, ubica tu conciencia mental en el área de tu corazón, en medio de<br />

tu pecho. Con tu atención en el corazón puedes empezar a sentir que éste empieza a latir con más<br />

fuerza. Esto es normal. Conforme sientas los latidos, empieza a percibir gratitud. Para sentirla, piensa<br />

en todas las cosas, sucesos y relaciones de tu vida por las que tienes alguna razón de estar<br />

agradecido. Permite que esas imágenes salgan a la superficie en tu conciencia, mientras mantienes<br />

tu atención en el corazón. Tómate un momento para pensar en todas las personas que amas, y en<br />

todas las que comparten su amor contigo.<br />

Entonces di: «Cada decisión que tomo es una opción entre una aflicción y un milagro. Elijo los<br />

milagros y dejo atrás las aflicciones». Ciertas aflicciones y resentimientos, y las personas<br />

relacionadas con ellos, pueden saltar a tu conciencia. Si lo hacen, sólo di: «Dejo atrás las aflicciones.<br />

Elijo los milagros». Entonces toma conciencia de tu corazón otra vez y empieza a inhalar con la<br />

intención de llenarlo de aire. Mientras lo haces, di: «Amor, conciencia, dicha, amor», y luego exhala a<br />

la misma cuenta de cuatro. Entre cada inhalación y exhalación, realiza una pausa de varios<br />

segundos. Practica esto durante tres o cuatro minutos.<br />

Por medio de la meditación sutra <strong>del</strong> corazón, el fuego de tu alma, que es amor, conciencia y<br />

dicha, empezará a difundirse a través <strong>del</strong> corazón. Aquí es donde se unen los principios tercero y<br />

cuarto <strong>del</strong> sincrodestino: ahora, el fuego de tu alma empieza a crear tu intención.<br />

Después de decir varias veces: «Dejo atrás las aflicciones y elijo los milagros», empieza a<br />

repetir mentalmente la frase: «Ustedes se cumplirán». Esto prepara a tu mente para recibir la<br />

intención de la inteligencia no circunscrita y para comprender que ésa es, simultáneamente, tu<br />

intención.<br />

Después de un minuto aproximado, deja ir todos los pensamientos y dirige toda la atención<br />

hacia tu corazón. Percibe sus latidos, ya sea como sonido o como sensación. Siente cómo palpita.<br />

Una vez que puedas sentirlo, transfiere tu atención a tus manos y siente en ellas el latido <strong>del</strong> corazón.<br />

Propón la intención de incrementar el flujo sanguíneo a tus manos. Sólo ten la intención. Conforme el<br />

flujo se incremente, percibirás la aceleración de tu pulso, calor, cosquilieos o alguna otra sensación.<br />

Propón la intención de incrementar la temperatura de manera que tus manos se calienten, más y<br />

más. Siente el calor de tus manos mientras la intención aumenta por sí sola el flujo sanguíneo.<br />

Cuando tus manos se hayan calentado, dirige tu atención hacia la cara, hacia la parte que<br />

rodea los ojos, y ten la misma intención. Incrementa el flujo sanguíneo a tu cara de manera que<br />

empiece a sonrojarse y calentarse. Sólo ten la intención. Tal vez sientas palpitaciones o cosquilieos<br />

alrededor de los ojos, conforme el flujo sanguíneo aumente y tu cara se caliente.<br />

Al final, dirige tu atención otra vez al corazón. Imagina que hay un puntito de luz que pulsa en<br />

él y que está en sincronía con sus latidos. Este punto de luz es la luz de tu alma y late con las tres<br />

cualidades <strong>del</strong> alma: amor, conciencia y dicha o sat chit ananda. Siente este punto de amor,<br />

conciencia y dicha mientras late. Está emitiendo una luz radiante al resto de tu cuerpo. Deja que el<br />

punto de luz se desvanezca lentamente de tu conciencia, y dirige ésta a todo tu cuerpo. Percibe las<br />

sensaciones. Ahora abre los ojos. <strong>La</strong> meditación ha concluido.


67<br />

Afirmaciones sutra<br />

para el cuarto principio<br />

Imagina que el Universo es un vasto océano de conciencia y que tus intenciones, que salen<br />

disparadas de tu corazón, son ondas que lo atraviesan.<br />

(san kalpa)<br />

Imagina que tu intención está organizando la actividad infinita <strong>del</strong> Universo, y que sirve de<br />

contrapeso para el ecosistema de seres individuales.<br />

(san kalpa)<br />

Imagina que tu intención puede curar a los que no están bien.<br />

(san kalpa)<br />

Imagina que tu intención puede llevar alegría y risas a los que sufren.<br />

(san kalpa)<br />

Imagina que puedes dar éxito a los que están fracasando.<br />

(san kalpa)<br />

Imagina que puedes dar fortaleza a los que se sienten débiles y temerosos.<br />

(san kalpa)<br />

Imagina que puedes dar esperanza a los que se sienten desvalidos.<br />

(san kalpa)<br />

Imagina que tus pensamientos influyen en las fuerzas naturales <strong>del</strong> Universo, que puedes<br />

provocar lluvia o sol, nubes o arco iris.<br />

(san kalpa)<br />

Imagina que cada pensamiento que tienes, cada palabra que pronuncias, cada acción que<br />

realizas, tiene como resultado algún beneficio para el mundo.<br />

(san kalpa)


6<br />

Quinto principio:<br />

Aprovechas<br />

las turbulencias<br />

emocionales<br />

Sutra: Moksha<br />

Soy emocionalmente libre<br />

Cuando entendemos que la realidad externa no puede separarse de la realidad interna, que el<br />

Universo es en realidad nuestro propio cuerpo extenso, resulta evidente que la energía negativa que<br />

está en nuestro interior es destructiva. <strong>La</strong> turbulencia emocional es uno de los principales obstáculos<br />

para el cumplimiento espontáneo de los deseos; sin embargo, es posible transformar la energía<br />

negativa en un nivel más elevado de conciencia.<br />

<strong>La</strong> palabra moksha significa libertad. Lo que expresa este sutra cuando resuena en tu interior<br />

es: «Soy emocionalmente libre. Mi alma es ajena al melodrama. Estoy libre de resentimiento,<br />

aflicción, hostilidad y culpa. Estoy libre de engreimiento y de egoísmo. Estoy libre de<br />

autoconmiseración. Puedo reírme de mí. Puedo ver el lado humorístico de la vida». Todas estas<br />

afirmaciones están contenidas en la libertad; si no soy emocionalmente libre, ensombrezco y enturbio<br />

la experiencia <strong>del</strong> espíritu con el ego, y mis mejores intenciones no pueden cumplirse.<br />

En última instancia, la libertad emocional produce libertad psicológica y espiritual. En realidad<br />

sólo existen dos emociones: el placer y el dolor; o se siente bien o se lastima. <strong>La</strong> mayoría cree que<br />

las dos emociones fundamentales son el amor y el miedo, pero éstas son en realidad formas de responder<br />

al placer o al dolor potenciales. Amor significa que queremos acercarnos a algo porque<br />

pensamos que nos dará placer; temor significa que queremos alejarnos porque creemos que nos<br />

producirá dolor.<br />

Pasamos nuestra vida en la búsqueda <strong>del</strong> placer y evitando el dolor. <strong>La</strong>s cosas que producen<br />

placer o dolor son diferentes para cada uno. El placer y el dolor surgen de nuestras necesidades. Si<br />

tengo antojo de helado de chocolate y tú me das helado de chocolate, interpreto la situación como<br />

placentera; si tú tienes alergia al chocolate y alguien te da helado de este sabor, ese obsequio está<br />

relacionado con el dolor. Todo se reduce a la percepción y la interpretación. El ego es el que<br />

interpreta las cosas como placenteras o dolorosas, el que siente cualquier cruce sin permiso de sus<br />

fronteras como doloroso.<br />

<strong>La</strong> condición óptima y más adecuada es la <strong>del</strong> equilibrio. Cuando tenemos una turbulencia<br />

emocional perturbamos el equilibrio interno natural, lo cual puede obstaculizar nuestra evolución<br />

espiritual y hasta desconectarnos de la sincronicidad. Esto no significa que las emociones sean dañinas<br />

en sí ni que deban evitarse. Como personas, siempre tendremos emociones; es parte de la<br />

condición humana. Sin embargo, las emociones extremas nos desvían <strong>del</strong> auténtico propósito de<br />

nuestras vidas. Siempre habrá sucesos o relaciones que desencadenen emociones intensas; siempre<br />

habrá cosas que provoquen gran dolor o ansiedad, lo que debemos evitar es quedarnos atascados en<br />

una emoción.<br />

Piensa que la vida es un río con dos orillas: placer en una, dolor en otra. <strong>La</strong> mejor manera de<br />

navegar por ese río es mantenerse en medio, avanzar a la misma distancia de las dos orillas. Si te<br />

acercas demasiado a alguna de ellas, pierdes velocidad y corres el riesgo de encallar. Demasiado<br />

placer produce adicción; demasiado dolor puede eclipsar tu goce de la vida.<br />

Es importante señalar que el dolor no tiene que ser físico. Puede ser dolor emocional o incluso<br />

el recuerdo de un dolor pasado. Aunque nuestro instinto natural nos hace evitar el dolor, debemos<br />

manejarlo cuando ocurra. De otra manera, resurgirá más a<strong>del</strong>ante en alguna forma de turbulencia


emocional. <strong>La</strong> forma que tome puede resultarte inesperada, pero resurgirá inevitablemente, tal vez<br />

como insomnio, enfermedad, ansiedad o depresión.<br />

Quizás la emoción más destructiva sea la ira. <strong>La</strong> meta última de la transformación espiritual es<br />

la iluminación, el estado perpetuo de conciencia de unidad, la conciencia constante de que tú, yo y el<br />

resto <strong>del</strong> Universo estamos diseñados de la misma tela, tejidos a partir de la inteligencia no<br />

circunscrita. <strong>La</strong> ira nos impulsa a hacer daño a los demás; esto implica ir en la dirección opuesta a la<br />

iluminación y a la conciencia de unidad. <strong>La</strong> ira enturbia cualquier percepción de unidad; la ira se<br />

relaciona únicamente con el ego. En vez de impulsarte hacia la sincronicidad y la iluminación, la ira te<br />

empuja hacia atrás; te cierra a los mensajes transformadores <strong>del</strong> Universo.<br />

Por lo tanto, es indispensable controlar esta forma de turbulencia emocional. En realidad,<br />

ventilar la ira no sirve de nada; esto simplemente aviva la emoción y le permite crecer. Los sentimientos<br />

de ira deben tratarse de manera positiva, tan pronto como sea posible. El objetivo no es<br />

avivarla ni enterrarla para tratar de reprimirla. Debemos transformarla —como a cualquier otra<br />

emoción negativa— en nuestro interior.<br />

El primer paso para transformar las emociones consiste en asumir la responsabilidad de lo<br />

que estamos sintiendo. Para asumir esta responsabilidad debemos reconocer la emoción. ¿Qué<br />

estás sintiendo? ¿En qué parte de tu cuerpo la sientes? Una vez que puedas identificarla, obsérvala.<br />

Siéntela los más objetivamente que puedas, como si fueras otra persona. <strong>La</strong> ira es desencadenada<br />

por el dolor. Describe el dolor desde este punto de vista objetivo.<br />

Una vez que hayas identificado el dolor puedes empezar a expresarlo, liberarlo y compartirlo.<br />

Transforma la experiencia dolorosa en una nueva conciencia. Con el tiempo puedes llegar a celebrar<br />

el dolor como otro paso hacia la iluminación espiritual. Al aceptar el dolor de esta manera, la turbulencia<br />

emocional desaparecerá y el camino a la sincronicidad volverá a despejarse.<br />

69<br />

Ejercicio 8: Cómo manejar el dolor<br />

Este ejercicio requiere diez minutos de tranquilidad en un lugar donde no seas molestado. Comienza<br />

meditando unos momentos. Con los ojos cerrados, recuerda algún suceso o situación <strong>del</strong> pasado que<br />

te haya enojado mucho. Puede ser una discusión, una época en la que tus sentimientos fueron<br />

lastimados o algún encuentro fortuito que te haya molestado. Una vez que te hayas ubicado en una<br />

situación de esta naturaleza, intenta recordar todos los detalles que puedas. Haz una película mental<br />

de lo que ocurrió exactamente.<br />

El primer paso para manejar el dolor de esta situación es identificar con precisión qué estás<br />

sintiendo. ¿Qué palabra describe mejor lo que sientes con respecto a este acontecimiento o<br />

situación? Busca una palabra que englobe tantos de esos sentimientos como sea posible, tu mejor<br />

descripción. Ahora, concéntrate en esa palabra durante unos segundos.<br />

Deja que tu atención se desplace gradualmente de esa palabra a tu cuerpo. ¿Qué<br />

sensaciones físicas sientes como resultado de revivir esa emoción? Todas las emociones tienen<br />

aspectos mentales y físicos inseparables. Los sentimientos ocurren en la mente y en el cuerpo al<br />

mismo tiempo. Percibe las sensaciones que ha originado este suceso en el que estás pensando. ¿Se<br />

crisparon automáticamente tus manos? ¿Sientes opresión en el estómago? ¿Te duele? Percibe la<br />

experiencia física de la emoción y ubícala en un punto específico de tu cuerpo.<br />

El siguiente paso consiste en expresar el sentimiento. Coloca tu mano en la parte <strong>del</strong> cuerpo<br />

donde sientes que está ubicado y di en voz alta: «Aquí duele». Si el dolor tiene más de un<br />

emplazamiento, toca cada parte y repite la frase «aquí duele».<br />

En nuestro interior tenemos el poder para hacer que desaparezca el dolor de cualquier pena.<br />

Nuestras reacciones a los acontecimientos externos se localizan en el cuerpo. Creamos emociones<br />

que generan dolor físico. Cuando comprendemos este simple hecho podemos aprender a cambiar<br />

nuestra forma de responder a los sucesos externos. Podemos elegir nuestra reacción a los<br />

acontecimientos. Si reaccionamos con ira, hostilidad, depresión, ansiedad o alguna otra emoción<br />

intensa, nuestros cuerpos siguen esa dirección y generan la secreción de las hormonas,<br />

contracciones musculares y otras reacciones físicas afines que producen dolor. Por tanto, debemos<br />

tener siempre presente que estos efectos son nuestra responsabilidad porque tenemos la capacidad<br />

de modificar nuestras reacciones y hacerlas menos dañinas. Somos capaces de liberarnos <strong>del</strong> drama


70<br />

y la turbulencia emocional. Medita unos momentos en el concepto de responsabilidad personal en las<br />

reacciones emocionales.<br />

Una vez que ubicas y reconoces el dolor, y que has asumido la responsabilidad por su<br />

existencia, puedes liberarlo. Sitúa tu atención en la parte <strong>del</strong> cuerpo donde tienes el dolor. Procura<br />

liberar con cada exhalación esa tensión que estás manteniendo. Concéntrate durante medio minuto<br />

en liberar la tensión y el dolor con cada respiración. Déjalo ir. Exhálalo.<br />

El siguiente paso es compartir el dolor. Imagina que puedes hablar con la persona involucrada<br />

en la situación que has recordado para este ejercicio. ¿Qué le dirías? Mientras lo piensas, recuerda<br />

que ella no fue la causa verdadera de tu dolor. Tú tuviste la reacción emocional que se manifestó en<br />

dolor físico. Tú has asumido la responsabilidad. Con esto en mente, ¿qué le dirías a esa persona? Lo<br />

que decidas decirle será exclusivo de ti y de tu situación. Cualquier cosa que digas para compartir el<br />

dolor que sentiste ayudará a eliminar para siempre esa experiencia de tu conciencia. Comparte lo que<br />

sentiste, lo que sientes ahora y la manera en que planeas manejar esos sentimientos a futuro.<br />

Puedes practicar este ejercicio siempre que sientas turbulencia emocional en tu vida. Cuando<br />

lo hayas terminado, dedica un momento para celebrar que esta experiencia dolorosa te ha servido<br />

para trascender a un nivel más elevado de conciencia. Si lo practicas regularmente, con el tiempo<br />

serás capaz de liberarte por completo de la turbulencia y el dolor emocional, y despejarás el camino<br />

para experimentar la sincronicidad.<br />

Ejercicio 9: Comunicación no violenta<br />

Siempre habrá situaciones y circunstancias en las que alguien cruce alguna frontera personal, y haga<br />

estallar respuestas emocionales intensas. Este ejercicio se basa en el excelente libro Nonviolent<br />

Communication, de Marshall Rosenberg.<br />

<strong>La</strong> comunicación no violenta consta de cuatro pasos básicos, que incluyen cuatro preguntas<br />

que debemos formularnos siempre que estemos asumiendo una actitud defensiva. Cuando alguien te<br />

saca de quicio, resulta tentador responder con una provocación similar. Sin embargo, esta respuesta<br />

no es la óptima, no es productiva, malgasta energía personal valiosa y genera más turbulencia en el<br />

mundo. Para realizar este ejercicio, piensa en una situación reciente en la que algo te molestó o<br />

perturbó en alguna forma. Con esa experiencia en mente, contesta estas cuatro preguntas.<br />

Paso 1: Distingue entre observación y evaluación<br />

Define qué pasó realmente en vez de concentrarte en tu interpretación de lo que pasó. Sé lo más<br />

objetivo que puedas cuando describas el suceso. Pregúntate: ¿A qué estás respondiendo en<br />

realidad? ¿Qué ocurrió realmente? ¿Qué viste y escuchaste?<br />

Por ejemplo, imagina que vas en tu auto pensando en qué necesitas para la cena de esta<br />

noche. Tu esposa nota tu silencio y te pregunta: «¿Por qué estás molesto?» Tú contestas: «No estoy<br />

molesto por nada, sólo pensabas en la cena». Tu esposa respondió a tu silencio con una evaluación,<br />

no con una observación. Siempre que le atribuyes un significado a una acción, estás haciendo una<br />

interpretación o evaluación. Trata de identificar en los siguientes pares de oraciones, cuál es la<br />

evaluación y cuál la observación.<br />

a) Te vi coqueteando con esa mujer en la fiesta.<br />

b) Te vi hablando con esa mujer por más de una hora en la fiesta.<br />

a) Tu trabajo se ha vuelto más importante para ti que tu familia.<br />

b) Te has ido al trabajo antes <strong>del</strong> amanecer y has regresado a casa después de las 10 de<br />

la noche, todos los días durante las últimas tres semanas.<br />

a) Ya no me amas.<br />

b) Ya no me besas cuando llegas <strong>del</strong> trabajo.


En los tres pares de oraciones, la primera es la interpretación o evaluación.<br />

Siempre que te sorprendas respondiendo con una reacción emocional, detente un momento y<br />

trata de discernir entre la interpretación y la observación objetiva <strong>del</strong> acontecimiento. <strong>La</strong>s<br />

observaciones son poderosas, porque nos permiten reconocer qué tanto de nuestra respuesta se<br />

basa en la interpretación. Esto nos permite modificar los patrones de respuesta a los actos de los<br />

demás.<br />

71<br />

Paso 2: Define tus sentimientos<br />

Piensa en los sentimientos que surgieron como resultado de la situación. ¿Qué estás sintiendo?<br />

Cuando describas tus sentimientos utiliza un lenguaje que refleje sólo aquéllos de los que eres<br />

responsable y evita palabras que te conviertan en víctima. Por ejemplo, puedes sentirte satisfecho,<br />

enojado, discrepante, ansioso, asustado, valeroso, confiado, dichoso, desconcertado, alegre, libre,<br />

eufórico, calmado, sorprendido, jubiloso, impaciente, esperanzado, jovial, optimista, orgulloso,<br />

radiante, relajado, sensible, avergonzado, aburrido, confundido, abatido, contrariado, descontento,<br />

soso, fatigado, culpable, hostil, furioso, celoso, flojo o solo.<br />

Evita palabras que impliquen que otra persona «te haga sentir» de cierta manera. Por ejemplo,<br />

no puedes sentirte «atacado» por ti mismo; esa emoción no surge de ti sino de tu respuesta a las<br />

acciones de otro. Otras palabras que debes evitar son: abandonado, abusado, traicionado, estafado,<br />

coaccionado, menospreciado, manipulado, malinterpretado, explotado, rechazado, ignorado,<br />

desatendido. Cuando usas estas palabras para identificar tus sentimientos, es porque le estás dando<br />

a los demás demasiado poder sobre tus emociones. Si es así, tiendes a atraer personas que<br />

provocan estos sentimientos y quedas atrapado en un círculo vicioso. Es muy difícil ser feliz si no<br />

eres dueño de tus propias emociones.<br />

Paso 3: Establece claramente tus necesidades<br />

Pregúntate: ¿Qué necesito en esta situación? Si todas tus necesidades estuvieran satisfechas, no<br />

estarías experimentando sentimientos intensos. Identifica la necesidad lo más concretamente que<br />

puedas. Comienza con tu reacción visceral, y sigue la cadena de deseos hasta que encuentres<br />

algunos ejemplos específicos de cosas que puedas pedir. Por ejemplo: «Necesito sentirme amado».<br />

¿Por qué? «Me siento solo y necesito sentirme menos solo». ¿Por qué? «No tengo amigos íntimos;<br />

necesito encontrar algunos y desarrollar relaciones». Esta línea de pensamientos te llevará finalmente<br />

a algo que puedas pedirle a otra persona. No puedes pedirle que te haga sentir amado —eso está<br />

más allá de la capacidad de cualquier persona—, pero sí que te acompañe al cine, a una fiesta o a<br />

tomar un café.<br />

Paso 4: Pide, no exijas<br />

Cuando hemos identificado una necesidad y estamos listos para formular una petición, en vez de<br />

pedir, con frecuencia exigimos. Es menos probable que se cumplan las exigencias porque las<br />

personas suelen responder mal a ellas. No obstante, a la mayoría le satisface cumplir una petición.<br />

Por ejemplo, en vez de exigir: «Recoge la ropa en la tintorería», es más probable que<br />

obtengas una respuesta positiva si pides: «¿Podrías recoger la ropa en la tintorería, por favor?»<br />

Además, como en el paso 3, lo más conveniente es pedir un comportamiento específico.<br />

Mientras más específico seas, más probable será que obtengas respuesta. Por ejemplo, en vez de<br />

pedir: «Ámame por siempre», puedes preguntar: «¿Quieres casarte conmigo?» En vez de formular la<br />

pregunta general «¿podemos pasar más tiempo juntos?», puedes preguntar: «¿Podemos ir al parque<br />

esta tarde?»<br />

Estos pasos son útiles en todas las situaciones, pero especialmente en las conflictivas.<br />

Siempre que participes en una situación tensa, permítete separarte de tus emociones <strong>del</strong> momento y<br />

elegir la comunicación consciente. ¿Qué observas? ¿Cómo te hace sentir eso? Determina tu


72<br />

necesidad. Formula una petición. Esto deberá evitar una situación potencialmente inestable y te<br />

ayudará a mantener —o a recuperar— la ecuanimidad.<br />

Ejercicio 10: Cómo sanar la ira de la infancia<br />

Para este ejercicio necesitarás aproximadamente diez minutos sin interrupciones.<br />

Recuerda el día de ayer. Imagina que tu memoria es un videocasete que puedes rebobinar<br />

hasta cualquier momento que quieras. Regresa sólo 24 horas. ¿Qué hiciste durante el día? ¿Hubo<br />

algo que te asustara o te hiciera enojar? No tiene que ser nada especialmente importante o<br />

dramático; tal vez te sentiste impaciente mientras hacías cola o viste actuar a alguien grosera o<br />

desconsideradamente. Intenta recordar, por espacio aproximado de un minuto, los sucesos <strong>del</strong> día<br />

con el mayor detalle posible. Concéntrate en un momento de ira; toma conciencia de las sensaciones<br />

de tu cuerpo y de la emoción en tu mente.<br />

Ahora regresa esa cinta de video aún más. Remóntate a un año atrás exactamente. Procura<br />

recordar qué estabas haciendo el año pasado, en esta fecha o en la más cercana que puedas. ¿En<br />

qué pensabas en esa época? ¿Recuerdas haber estado preocupado o enojado por algo? Intenta<br />

sentir en tu mente y en tu cuerpo las emociones de ese tiempo. ¿Son iguales a las que recordaste<br />

haber sentido ayer?<br />

Rebobina la cinta más, hasta tu adolescencia. Concéntrate de nuevo en una situación que te<br />

haya enojado o asustado. Revive mental y físicamente los sentimientos. Observa cómo la ira que<br />

experimentaste ayer, está construida sobre las emociones de este tiempo lejano.<br />

Ahora intenta recordar un incidente de tu niñez. ¿Cuál es la primera ocasión en que recuerdas<br />

haber estado realmente enojado? Trae esa experiencia a tu conciencia. ¿Dónde estabas cuando<br />

sucedió? ¿Quién más estaba ahí? ¿Quién o qué te molestó tanto? Percibe todas las sensaciones<br />

generadas por esa ira.<br />

Observa cómo el miedo y la ira se han acumulado a lo largo de los años. Aunque no puedas<br />

recordarla, hubo una época en que no conocías la ira ni el miedo, una época de paz y tranquilidad<br />

total. Trata de imaginar cómo pudo haber sido esa experiencia de dicha absoluta. Concéntrate en un<br />

momento anterior al miedo o la ira. Rebobina esa cinta imaginaria de tu vida hasta que la pantalla<br />

quede en blanco, y siente cómo las fronteras que te separan de tu entorno se evaporan. Siente<br />

durante un minuto la pérdida total de toda la ira, el temor y el ego acumulados.<br />

Con ese sentimiento de dicha total todavía en tu conciencia, empieza a a<strong>del</strong>antar esa cinta de<br />

video imaginaria. Visita los mismos puntos en los que te detuviste antes, esos momentos de ira o<br />

temor de tu niñez, de tu adolescencia, de hace un año, de ayer. Mientras visualizas esas escenas otra<br />

vez, introduce en ellas la experiencia de dicha. En vez de permitir que los momentos de ira se<br />

acumulen, empieza a borrarlos uno por uno, desde tu primera infancia hasta ayer. Dedica un minuto,<br />

aproximado, a sentir cómo la ira y el miedo son borrados por este recuerdo de dicha. Y conforme<br />

estos sentimientos se borran, permite que la acumulación tóxica de años de ira y miedo<br />

desaparezcan de tu espíritu.<br />

Puedes practicar este ejercicio en cualquier momento, para atacar desde la raíz el problema<br />

de la ira. Muchas personas lo encuentran especialmente útil en las noches, justo antes de dormir,<br />

para despertar con ese sentimiento de dicha y sin residuos de ira.<br />

Afirmaciones sutra<br />

para el quinto principio<br />

Imagina que existes sin forma física, que eres un campo de conciencia que está en todas partes y en<br />

todo momento.<br />

(moksha)<br />

Imagina que has dejado atrás por siempre toda ira o resentimiento.<br />

(moksha)<br />

Imagina que eres libre <strong>del</strong> deseo de culpar y de la culpabilidad.<br />

(moksha)


Imagina que nunca te dejas llevar por el melodrama o la histeria.<br />

(moksha)<br />

Imagina que puedes escoger cualquier emoción que quieras experimentar.<br />

(moksha)<br />

Imagina que puedes establecer cualquier objetivo que quieras y alcanzarlo.<br />

(moksha)<br />

Imagina que eres libre de tus impulsos y patrones de comportamiento habituales.<br />

(moksha)<br />

Imagina que estás libre de cualquier adicción.<br />

(moksha)<br />

Imagina que nunca participas en habladurías.<br />

(moksha)<br />

Imagina que eres libre de responder al nivel más alto, sin importar cuál sea la situación ni<br />

cómo se comporten los demás.<br />

(moksha)<br />

Imagina que no existen límites para lo que puedes manifestar.<br />

(moksha)<br />

Imagina que puedes ver las posibilidades infinitas en todo momento.<br />

(moksha)<br />

73


7<br />

Sexto principio:<br />

Celebra la danza<br />

<strong>del</strong> cosmos<br />

Sutra: Shiva-Shakti<br />

Doy a luz a los dioses y diosas que están en mi interior;<br />

ellos expresan todos sus atributos y poderes a través de mí<br />

El sexto principio nos exhorta a vivir la vida con plenitud, a través <strong>del</strong> aprovechamiento de los<br />

aspectos masculino y femenino de nuestro ser.<br />

Una manera de sacar provecho de ambos aspectos de nuestro ser, consiste en apelar a<br />

arquetipos tanto masculinos como femeninos. Según Carl Jung, los arquetipos son recuerdos<br />

heredados que están representados en la mente como símbolos universales y que pueden<br />

observarse en los sueños y los mitos. Son estados de conciencia. Los arquetipos son concentraciones<br />

universales de energía psíquica.<br />

Los arquetipos existen como potencial y yacen latentes en tu conciencia. Todos tenemos por<br />

lo menos un arquetipo, el cual permanece latente hasta que es liberado por alguna situación <strong>del</strong><br />

entorno o de la vida mental, consciente o inconsciente de una persona. Una vez liberado, el arquetipo<br />

manifiesta sus poderes y atributos a través de ella. Lo que haces con tu vida es normalmente un<br />

reflejo de la combinación de tus arquetipos. Por ejemplo, una persona que ostenta un poder<br />

excepcional en el mundo —un rey o un presidente— seguramente tiene a Zeus o a Hera como<br />

arquetipos de poder y liderazgo. Pero si esa persona también es excepcionalmente sabia, también<br />

puede tener a Atenea como arquetipo de sabiduría.<br />

Es posible liberar conscientemente a tu arquetipo por medio de la intención. Cuando<br />

descubres cuáles son tus arquetipos primarios puedes empezar a llamarlos diariamente. Rodea tu<br />

cama de símbolos, palabras o representaciones que te recuerden tus arquetipos. Que éstas sean las<br />

primeras cosas que veas cuando despiertes por las mañanas. Pí<strong>del</strong>es orientación y sabiduría, que se<br />

vuelvan parte de ti y que trabajen a través de ti. Esto puede ser tan sencillo como decir: «Te pido que<br />

te vuelvas parte de mí y que trabajes a través de mí. Guía mi vida».<br />

Si invitas a tus arquetipos siguiendo este método inmediatamente después de tu meditación<br />

diaria, empezarás a sentir su presencia más fuerte y directa. Ellos pueden darte acceso a las<br />

fortalezas ocultas que están en tu interior.<br />

Ejercicio 11: Encontrar el cosmos interior<br />

Graba esto en una cinta para que puedas escucharlo mientras realizas el ejercicio. Siéntate o<br />

acuéstate cómodamente y con los ojos cerrados. Acalla tu diálogo interno concentrándote en tu<br />

respiración. Después de algunos minutos, pon tu atención en el corazón. Visualiza tu corazón como<br />

una esfera palpitante de luz. En esta esfera visualiza dos o tres seres divinos o energías arquetípicas.<br />

Pueden ser ángeles, dioses o diosas. Ahora visualiza el resto de tu cuerpo también como un cuerpo<br />

de luz. Imagina lentamente que este cuerpo de luz y su esfera palpitante de seres divinos se expande<br />

hasta ocupar por completo la habitación en la que estás sentado o acostado. Permite que la<br />

expansión traspase los confines de la habitación, de manera que ya no estés en esta sino que ella<br />

esté en ti. Continúa el proceso de expansión de tu cuerpo de luz hasta que la ciudad entera en la que<br />

vives exista en tu cuerpo: edificios, gente, tráfico y campo. Sigue expandiendo tu sentido <strong>del</strong> yo hasta


incluir en tu ser físico el estado en el que vives, tu país y finalmente el planeta entero. Observa cómo<br />

el mundo entero existe en ti: todas las personas, los demás seres sensitivos, árboles y bosques, ríos<br />

y montañas, lluvia y luz <strong>del</strong> sol, tierra y agua. Estos son distintos componentes de tu ser; son los<br />

distintos órganos de tu cuerpo. Ahora di en silencio: «No estoy en el mundo; el mundo está en mí». Si<br />

percibes algún desequilibrio en este mundo tuyo, pide a los seres divinos que siguen bailando en la<br />

esfera palpitante de tu corazón que los corrijan. Pí<strong>del</strong>es que cumplan cualquier deseo que tengas y<br />

que den armonía, belleza, alivio y júbilo a las distintas partes de tu ser cósmico. Continúa expandiendo<br />

tu sentido <strong>del</strong> yo hasta incluir planetas y lunas, estrellas y galaxias. Ahora di en silencio:<br />

«No estoy en el Universo; el Universo está en mí». Empieza a disminuir lentamente el tamaño de tu<br />

ser cósmico hasta que puedas sentir otra vez tu cuerpo personal. Imagina que los trillones de células<br />

de tu cuerpo personal forman parte de una danza, que cada célula es un universo entero en sí<br />

misma. Recuerda que tu ser auténtico habita en todos estos niveles de la creación: <strong>del</strong> microcosmos<br />

al macrocosmos, <strong>del</strong> átomo al universo, de tu cuerpo personal a tu cuerpo cósmico. Recuerda que en<br />

cada uno de estos niveles de tu existencia están a tu alcance las energías divinas que organizan de<br />

manera no circunscrita la danza cósmica para crear la interacción armoniosa de los elementos y las<br />

fuerzas que pueden realizar cualquier deseo. Expresa tu agradecimiento a estas energías<br />

arquetípicas. Ahora permanece sentado o acostado en silencio percibiendo todas las sensaciones de<br />

tu cuerpo. Tal vez tengas cosquilleos o te sientas eufórico. Después de dos o tres minutos abre los<br />

ojos. El ejercicio ha concluido.<br />

75<br />

Afirmaciones sutra<br />

para el sexto principio<br />

Imagina que puedes cambiar de forma.<br />

(Shiva-Shakti)<br />

Imagina que puedes ser masculino y femenino si lo deseas.<br />

(Shiva-Shakti)<br />

Imagina que eres fuerte, decidido, valeroso, expresivo y poderoso.<br />

(Shiva-Shakti)<br />

Imagina que eres hermoso, sexual, intuitivo, enriquecedor y afectuoso.<br />

(Shiva-Shakti)<br />

Imagina que eres estable como una montaña.<br />

(Shiva-Shakti)<br />

Imagina que eres flexible como el viento.<br />

(Shiva-Shakti)<br />

Imagina que eres un ángel alado.<br />

(Shiva-Shakti)<br />

Imagina que eres un ser iluminado que tiene compasión infinita.<br />

(Shiva-Shakti)<br />

Imagina que eres un ser divino de Dios jugando en el reino celestial.<br />

(Shiva-Shakti)<br />

Imagina otra vez que puedes cambiar de forma, que puedes convertirte en cualquier animal,<br />

ave, insecto, planta o incluso roca.<br />

(Shiva-Shakti)<br />

Imagina que todos los seres míticos residen en ti aunque hay algunos que son tus arquetipos<br />

favoritos.<br />

(Shiva-Shakti)<br />

Imagina que puedes convertirte en los héroes y heroínas que más admiras.<br />

(Shiva-Shakti)


8<br />

Séptimo principio:<br />

Cómo tener acceso a<br />

la conspiración de<br />

improbabilidades<br />

Sutra: Ritam<br />

Estoy atento a las coincidencias; sé que son mensajes de<br />

Dios. Fluyo con la danza cósmica<br />

El séptimo principio incorpora todos los demás aspectos <strong>del</strong> sincrodestino para proponer un enfoque<br />

de la vida, basado en la conciencia pacífica.<br />

Ritam significa que estoy atento a la conspiración de improbabilidades.<br />

Cualquier suceso tiene una probabilidad o posibilidad particular de ocurrir. <strong>La</strong> probabilidad de<br />

ganar la lotería es muy baja; la de ganarla sin haber comprado un billete, es todavía menor.<br />

Nuestros actos potencian la probabilidad de que algo ocurra y muchos están determinados por<br />

nuestro condicionamiento kármico; esas interpretaciones de experiencias y relaciones pasadas dan<br />

forma y afectan los recuerdos y deseos de nuestra vida. Si hemos sido afortunados en el pasado,<br />

aumenta la probabilidad de que compremos un billete de lotería. Sin embargo, una persona que<br />

nunca ha ganado nada, puede sentirse derrotada incluso antes de comprar el billete y quizá nunca<br />

llegue a comprarlo.<br />

Así pues, para cambiar tu vida, debes liberarte de tu condicionamiento kármico actual. Debes<br />

cambiar tu interpretación de lo que ocurre en tu vida. Debes transformarte en la persona para la cual<br />

las probabilidades de que ocurran grandes cosas aumenten. Esta transformación comienza en el<br />

nivel <strong>del</strong> alma. El alma le da significado a los sucesos. El alma actúa a través de la influencia que<br />

ejerce sobre nuestra mente y para cada acto hay un recuerdo, una interpretación. Significado,<br />

experiencia, interpretación, recuerdo, deseo; todos están íntimamente ligados por el ciclo kármico.<br />

Nos acostumbramos a una cierta manera de hacer las cosas y repetimos ese patrón por<br />

hábito, simplemente porque es cómodo. Para cambiar tu vida debes encontrar una manera de romper<br />

el hábito. Esto no es fácil, pero las personas lo hacen todos los días. El mejor método consiste en<br />

estar alerta a las señales de probabilidades nuevas. Estas señales nos llegan en forma de<br />

coincidencias.<br />

<strong>La</strong>s coincidencias son mensajes provenientes <strong>del</strong> ámbito no circunscrito, invitaciones a romper<br />

nuestras cadenas kármicas, a renunciar a lo conocido y a aceptar lo desconocido. Una coincidencia<br />

es un salto creativo, cuántico, en el comportamiento <strong>del</strong> Universo. Como lo conocido es un hábito<br />

producto <strong>del</strong> condicionamiento pasado, la creatividad y la libertad están en lo desconocido, en<br />

cualquier cosa que traspase el límite de probabilidades establecido por el karma.<br />

Por eso, es importante estar atento a las coincidencias y llevar un registro. Al tomar conciencia<br />

de ellas podemos descubrir los significados ocultos que guardan para nuestra vida.<br />

Una coincidencia es, por definición, una experiencia sincrónica. Proviene <strong>del</strong> ámbito no<br />

circunscrito y afecta nuestro mundo de maneras imprevisibles. El hecho mismo de que sea una<br />

coincidencia significa que es un mensaje de Dios. Debemos prestarle atención y luego poner manos a<br />

la obra; es nuestra oportunidad para proponer una respuesta creativa. El objetivo de la iluminación es<br />

ir más allá <strong>del</strong> patrón de probabilidades y experimentar la libertad auténtica. Por esto es importante no<br />

ignorar nunca las coincidencias. No ignores nunca una oportunidad de ver lo que el Universo ha<br />

planeado para ti. Si prestas atención a las coincidencias, comprobarás que se multiplican para darte<br />

más oportunidades.<br />

Éste es el secreto <strong>del</strong> sincrodestino. Todas las ideas presentadas aquí son los principios


ectores <strong>del</strong> Universo. Si conduces tu vida con base en ellas, vivirás la vida de tus sueños. <strong>La</strong><br />

comprensión de que estos principios no son sólo abstracciones sino que intervienen en todo lo que<br />

hacemos implica algo más que conciencia; es una especie de celebración. Cuando has dominado el<br />

sincrodestino, cuando has aprendido a sincronizar tu vida con el Universo, en realidad estás<br />

celebrando la danza cósmica.<br />

77<br />

Ejercicio 12: Unir todos los cabos<br />

Ve a un lugar donde haya mucha actividad; un centro comercial, por ejemplo. Compra algo de comer<br />

en el área de alimentos. Siéntate en una banca. Cierra los ojos. Con plena conciencia <strong>del</strong> sabor de la<br />

comida, huele su aroma y siente su textura. Mantén los ojos cerrados y presta atención a todos los<br />

sonidos <strong>del</strong> entorno. ¿Qué música oyes? ¿Villancicos navideños? ¿El tema de una película?<br />

¿Puedes escuchar la conversación de las personas que están cerca de ti? ¿Puedes escuchar frases<br />

o palabras sueltas? ¿Hay algún sonido que te resulte atractivo o que llame tu atención más que los<br />

otros? Ahora ubica tu conciencia en tu cuerpo. Siente todo lo que te rodea. <strong>La</strong> rigidez o blandura de la<br />

banca o el sillón. ¿Es de madera, metal o tela? Ahora abre los ojos y observa la escena que te rodea:<br />

las personas que caminan, los colores, las tiendas, los artículos de las vitrinas, las galerías de arte.<br />

Ahora cierra los ojos y vuelve a percibir en tu imaginación lo que experimentaste: sabores, olores,<br />

texturas, colores, los objetos que viste, los sonidos que escuchaste. Ahora, elige un artículo de cada<br />

una de las experiencias sensitivas, por ejemplo: helado de fresa, el olor <strong>del</strong> pan en el horno,<br />

villancicos navideños, el tema de la película «Goldfinger» de James Bonds una hermosa pintura de<br />

una puesta de sol sobre unas colinas que descienden hasta el océano, un artista callejero pintando<br />

este cuadro. Imagina que tocas ks rocas escarpadas de la playa con tu mano. Ahora piensa que<br />

todos estos sonidos, olores, texturas y sabores son parte de una historia. Pregúntate: «¿Qué historia<br />

será ésta?» Pide a tu yo no circunscrito que te la revele. Ahora deja ir todo; confía en que tu yo no<br />

circunscrito te dará la respuesta, en la forma de una experiencia sincrónica.<br />

El ejercicio anterior proviene de una experiencia que tuve en un centro comercial durante la<br />

época navideña. Un año después estaba en Jamaica y mientras daba un paseo por el campo, vi una<br />

escena muy similar a la de la pintura: un hermoso atardecer sobre una colina cerca <strong>del</strong> mar. Cuando<br />

pregunté, me dijeron que ese lugar se llamaba Strawberry Hill y que la película «Goldfinger» de<br />

James Bond se había filmado ahí. En Strawberry Hill había un hermoso hotel y decidí visitarlo. Había<br />

un lujoso gimnasio. El director de éste estaba encantado de conocerme y me dijo que me había<br />

estado buscando durante varias semanas porque quería orientación sobre las terapias ayurvédicas.<br />

Terminamos hablando de una colaboración conjunta. Varios años después también conocí al dueño<br />

<strong>del</strong> hotel, un ejecutivo de una compañía de discos. Su esposa me había consultado a causa de una<br />

enfermedad y nos hicimos amigos íntimos. Él me dio valiosos consejos cuando produje mi primer CD<br />

musical de meditaciones curativas. Muchos años después, nuestras amistades han seguido<br />

evolucionando y nos sentimos vinculados en el espíritu <strong>del</strong> amor. Sabemos que estamos conectados<br />

kármicamente.<br />

Afirmaciones sutra para el séptimo principio<br />

Imagina que puedes moverte al ritmo de los impulsos de un Universo consciente.<br />

(ritam)<br />

Imagina que bailas al ritmo <strong>del</strong> Universo.<br />

(ritam)<br />

Imagina que los ritmos de tu cuerpo están en perfecto orden.<br />

(ritam)<br />

Imagina que tu cuerpo es una sinfonía.<br />

(ritam)<br />

Imagina que eres la armonía <strong>del</strong> Universo.<br />

(ritam)<br />

Imagina que cada vez que buscas algo, el Universo te da pistas en forma de coincidencias.


78<br />

vigilia.<br />

(ritam)<br />

Imagina que hay una conexión entre lo que ocurre en tus sueños y lo que ocurre en tu vida de<br />

(ritam)<br />

Imagina que estás evolucionando y te estás transformando en un ser más elevado.<br />

(ritam)<br />

Imagina que hay un significado y un propósito en todo lo que ocurre y en todo lo que haces.<br />

(ritam)<br />

Imagina que hay una aportación que tienes que hacer al mundo.<br />

(ritam)<br />

Imagina que la vida está llena de coincidencias.<br />

(ritam)<br />

Imagina que percibes lo que otros tal vez no.<br />

(ritam)<br />

Imagina que distingues el significado oculto de los acontecimientos.<br />

(ritam)<br />

Imagina que la vida está llena de experiencias intensas.<br />

(ritam)<br />

Imagina que tienes talentos únicos que utilizas para servir y ayudar a los demás.<br />

(ritam)<br />

Imagina que todas tus relaciones son enriquecedoras y gozosas.<br />

(ritam)<br />

Imagina que te <strong>del</strong>eitas en el juego y el humor.<br />

(ritam)


9<br />

Cómo vivir el<br />

sincrodestino<br />

Me gustaría volver a la pregunta que formulé al principio <strong>del</strong> libro: si supieras que los milagros pueden<br />

ocurrir, ¿cuáles pedirías?<br />

<strong>La</strong> mayoría de las personas piensa, primero, en tener dinero suficiente. Poseer un billón de<br />

dólares en el banco reduciría, sin duda, nuestra ansiedad económica. Tendemos a pensar que una<br />

vez que tengamos esa clase de seguridad seremos libres de elegir la vida que nos hace más felices,<br />

que satisface nuestras necesidades interiores, que corrobora nuestra estancia en la Tierra como<br />

valiosa. Si supieras que puedes tener todo eso y hacer todo lo que quieras, ¿qué elegirías tener?,<br />

¿qué elegirías hacer?<br />

El sincrodestino te permite que hagas que estos milagros ocurran, sin límites, sin fin. Y lo hace<br />

empujándote, suave y progresivamente, <strong>del</strong> ámbito circunscrito al no circunscrito. Cuando vivimos<br />

únicamente en el ámbito circunscrito, estamos empobrecidos. Nuestras cuentas bancarias<br />

espirituales están vacías. En el ámbito circunscrito, donde la mayoría residimos todo el tiempo, nunca<br />

sabemos qué va a pasar a continuación. ¿Vamos a llegar al final <strong>del</strong> día, de la semana, <strong>del</strong> mes?<br />

Aquí tus actos llevan la carga de la ansiedad. Tus pensamientos serán enturbiados por la duda y tus<br />

intenciones serán obstaculizadas por las preocupaciones <strong>del</strong> ego.<br />

<strong>La</strong> utilización <strong>del</strong> sincrodestino para ponerte en contacto con el ámbito no circunscrito te<br />

permite entrar a un reino de creatividad y correlación infinitas. En éste tienes seguridad, estás libre de<br />

ansiedad y eres libre de ser la persona que estás destinada a ser. Tienes el equivalente espiritual de<br />

un billón de dólares en el banco. En el ámbito no circunscrito, posees una reserva ilimitada de<br />

conocimiento, inspiración, creatividad y potencial. Tienes acceso a una reserva infinita de todo lo que<br />

el Universo puede ofrecer. Independientemente de lo que ocurra en tu vida, tú estás tranquilo, seguro<br />

e infinitamente bendecido.<br />

Los principios <strong>del</strong> sincrodestino ofrecen una ruta directa hacia el desarrollo de tu conexión con<br />

el ámbito no circunscrito. Practica la meditación y revisa las afirmaciones sutra cada día. Con el<br />

tiempo te sentirás tan vinculado con el espíritu que los milagros serán no sólo posibles, sino parte<br />

natural de tu vida cotidiana.<br />

Al igual que todo viaje que valga la pena, vivir el sincrodestino requerirá algún sacrificio de tu<br />

parte. Debes sacrificar tus ideas equivocadas de que el mundo funciona como una maquinaria bien<br />

aceitada, pero sin conciencia. Debes sacrificar tu noción de que estás solo en el mundo. Debes<br />

sacrificar el mito de que una vida mágica es imposible. Algunas personas viven vidas mágicas todo el<br />

tiempo. Han aprendido a restablecer el contacto con la energía ilimitada que yace en la raíz <strong>del</strong><br />

Universo. Han aprendido a buscar pistas de la intención <strong>del</strong> ámbito no circunscrito que se manifiestan<br />

en las coincidencias, y a inferir significados de ellas para saber qué necesitan hacer para aumentar<br />

las probabilidades de que ocurran cosas maravillosas.<br />

Sincrodestino y estados de conciencia<br />

Según los Vedas, existen siete estados de conciencia, pero muchos de ellos no han sido investigados<br />

por los científicos médicos modernos. De hecho, la ciencia establecida no reconoce muchos de estos.<br />

En India, uno de los más grandes sabios <strong>del</strong> siglo pasado, Sri Aurobindo, dijo que como estamos en<br />

una etapa muy temprana de la evolución humana, la mayoría experimentamos sólo los primeros tres


80<br />

estados de conciencia: sueño, vigilia y onirismo. Con el tiempo reconoceremos y comprenderemos<br />

los estados expandidos de conciencia y, cuando lo hagamos, conceptos tales como sincronicidad,<br />

telepatía, clarividencia y conocimiento de vidas pasadas serán aceptados por todos.<br />

Cada uno de los siete estados de conciencia representa un incremento en nuestra experiencia<br />

de la sincronicidad; cada estado sucesivo nos acerca al ideal de iluminación. Todos experimentan los<br />

primeros tres estados básicos, pero por desgracia la mayoría nunca va más allá de ellos.<br />

El primer nivel de conciencia es el sueño profundo. En el sueño profundo tenemos cierta<br />

conciencia: respondemos a estímulos como sonido, luz brillante o sensaciones táctiles, pero en<br />

general nuestros sentidos es tan embotados y hay muy poca cognición o percepción.<br />

El segundo estado de conciencia es el onírico. Durante la experiencia onírica estamos un poco<br />

más despiertos y un poco más alertas que durante el sueño profundo. Cuando soñamos tenemos<br />

experiencias: vemos imágenes, escuchamos sonidos, incluso pensamos. Mientras soñamos, el<br />

mundo de nuestros sueños parece real, importante y pertinente. Es sólo cuando despertamos que<br />

reconocemos al sueño como una realidad confinada, al momento en el que estábamos soñando y<br />

quizá no directamente relevante como nuestra vida de vigilia.<br />

El tercer estado de conciencia es la vigilia. Es en el que estamos casi todo el tiempo. <strong>La</strong><br />

actividad cerebral mensurable <strong>del</strong> estado de vigilia es muy diferente a la de los estados de sueño<br />

profundo y onirismo.<br />

El cuarto estado de conciencia ocurre cuando logramos echar un vistazo al alma, cuando<br />

trascendemos, cuando estamos absolutamente quietos y tranquilos, aunque sea por una fracción de<br />

segundo, y tomamos conciencia <strong>del</strong> observador que está dentro de nosotros. Este estado de<br />

conciencia se presenta durante la meditación, cuando percibimos los huecos, esos tranquilos<br />

momentos que están entre nuestros pensamientos. <strong>La</strong>s personas que meditan regularmente tienen<br />

esta experiencia cada vez que meditan. Como resultado, su estado <strong>del</strong> yo se expande.<br />

El cuarto estado de conciencia también produce sus propios efectos fisiológicos. Los niveles<br />

de cortisol y adrenalina descienden, el estrés se reduce, la presión sanguínea disminuye y las<br />

funciones inmunológicas se agudizan. Los investigadores han demostrado que cuando percibimos el<br />

hueco que está entre los pensamientos, la actividad cerebral es muy distinta a la que tenemos<br />

cuando simplemente estamos despiertos y alertas. Esto significa que el hecho de atisbar el alma<br />

produce cambios fisiológicos en el cerebro y el cuerpo. En este cuarto estado de conciencia, así<br />

como podemos echar un vistazo al alma, también podemos ver los inicios de la sincronicidad.<br />

El quinto estado de conciencia recibe el nombre de conciencia cósmica. En este estado tu<br />

espíritu puede observar tu cuerpo material. Tu conciencia va más allá de la vigilia de tu cuerpo y <strong>del</strong><br />

atisbo <strong>del</strong> alma; tiene conocimiento cabal de tu lugar como parte <strong>del</strong> espíritu infinito. Aun cuando tu<br />

cuerpo está dormido, tu espíritu, el observador silencioso, mira al cuerpo en sueño profundo, casi<br />

como una experiencia fuera <strong>del</strong> cuerpo. Cuando eso ocurre hay una conciencia atenta y observadora,<br />

no sólo cuando duermes y sueñas, sino también cuando estás completamente despierto. El espíritu<br />

observa y tú eres el espíritu. El observador puede ver el cuerpo que sueña y el sueño, en forma<br />

simultánea. <strong>La</strong> misma experiencia ocurre en la conciencia de la vigilia. Tu cuerpo puede estar jugando<br />

un partido de tenis, hablar por teléfono o ver la televisión. Mientras tanto, tu espíritu está observado al<br />

cuerpo-mente realizar estas actividades.<br />

Este quinto estado se llama conciencia cósmica porque tu conciencia es circunscrita y no<br />

circunscrita al mismo tiempo. En este quinto estado, cuando percibes tu conexión con la inteligencia<br />

no circunscrita, es cuando la sincronicidad empieza a manifestarse con toda su fuerza. En este<br />

estado, te das cuenta de que una parte de ti está circunscrita y que otra, por ser no circunscrita, está<br />

vinculada con todo. Experimentas plenamente tu unidad con todo lo que existe. Tu intuición, tu<br />

creatividad y tu conciencia aumentan. <strong>La</strong>s investigaciones muestran que cuando alguien ha<br />

alcanzado un estado de conciencia cósmica tal que tiene esta experiencia de observación, aun<br />

cuando esté ocupado en otras actividades, sus ondas cerebrales semejan a las que se producen<br />

durante la meditación. Estas personas pueden estar jugando fútbol, pero sus ondas cerebrales son<br />

idénticas a las de una persona que está meditando.<br />

El sexto estado de conciencia se llama conciencia divina. En éste, el observador está cada<br />

vez más y más alerta. En la conciencia divina no sólo sientes la presencia <strong>del</strong> espíritu en ti, sino que<br />

empiezas a sentir ese espíritu en todos los seres. Ves la presencia <strong>del</strong> espíritu en las plantas. En<br />

última instancia, sientes la presencia <strong>del</strong> espíritu en las piedras. Reconoces que la fuerza que anima


la vida se expresa en todos los objetos <strong>del</strong> Universo, tanto en el observador como en lo observado,<br />

tanto en el espectador como en el escenario. Esta conciencia divina nos permite ver la presencia de<br />

Dios en todas las cosas. <strong>La</strong>s personas que están en un estado de conciencia divina son capaces de<br />

comunicarse, incluso, con los animales y las plantas.<br />

Éste no es un estado de conciencia constante para la mayoría. Entramos y salimos de él. Sin<br />

embargo, los grandes profetas y videntes, entre ellos Jesucristo, Buda, muchos yoguis y muchos<br />

santos, vivieron en la conciencia divina.<br />

El séptimo y último estado de conciencia, el objetivo final, se llama conciencia de unidad.<br />

También puede llamársele iluminación. En la conciencia de unidad, el espíritu de quien percibe y el de<br />

lo percibido se funden y se convierten en uno. Cuando esto ocurre, vemos el mundo como una<br />

extensión de nuestro propio ser. No sólo nos identificamos con nuestra conciencia personal sino que<br />

vemos que el mundo entero es una proyección de nuestro ser. Hay una transformación completa <strong>del</strong><br />

yo personal al yo universal. En este estado, los milagros son comunes pero no son necesarios porque<br />

el reino infinito de posibilidades está a nuestro alcance en todo momento. Trascendemos la vida.<br />

Trascendemos la muerte. Somos el espíritu que siempre fue y siempre será.<br />

Cómo desplazarse entre los estados de conciencia<br />

El sincrodestino acelera nuestra capacidad de avanzar por los estados de conciencia con cuatro<br />

métodos. El primero y más importante es la meditación diaria. <strong>La</strong> meditación nos permite atisbar el<br />

alma a través de los huecos que hay entre los pensamientos, y descubrir al observador silencioso que<br />

está en nuestro interior. Es el paso que nos permite avanzar <strong>del</strong> tercero al cuarto estado de<br />

conciencia, de estar simplemente despiertos, a estar atentos y ser conscientes <strong>del</strong> alma. El segundo<br />

método consiste en practicar la recapitulación como se describe en el capítulo 5. <strong>La</strong> recapitulación<br />

nos permite cultivar a ese observador silencioso, que puede llevarnos <strong>del</strong> cuarto al quinto estado de<br />

conciencia. <strong>La</strong> recapitulación nos permite reconocer que lo que era real durante el día es ahora parte<br />

<strong>del</strong> sueño, tal como la realidad de un sueño se desvanece cuando despertamos. El simple hecho de<br />

pensar: «Voy a observar mis sueños» te permite experimentar lo que se conoce como «sueño<br />

lúcido». Pronto podrás convertirte en coreógrafo y director de tus sueños y modificarlos mientras<br />

ocurren. Si recapitulas tu día de vigilia y tus sueños, empezaras a desarrollar esa capacidad de<br />

observar durante la vigilia, tanto tus sueños como tus experiencias diurnas.<br />

El tercer método consiste en favorecer las relaciones, en experimentarlas como una conexión<br />

entre espíritu y espíritu y no entre un ego y otro. Esto facilita el acceso al sexto estado de conciencia.<br />

El abandono de tu necesidad de aprobación y de control acelera este proceso. Cuando las personas<br />

están verdaderamente sintonizadas entre sí, experimentan la sincronicidad en su relación.<br />

El cuarto método consiste en leer los sutras. En mi experiencia, si lees la misma oración, el<br />

mismo sutra todos los días, éste empezará a adoptar nuevos significados y a engendrar nuevas<br />

experiencias conforme tu conciencia se expande. <strong>La</strong> sabiduría védica sostiene que el conocimiento<br />

es distinto en cada estado de conciencia. Conforme tu conciencia se expande, la misma oración<br />

empieza a tomar nuevos matices de significado que te permiten una comprensión más profunda. Esa<br />

comprensión influye en tu manera de experimentar el mundo y esas experiencias pueden influir en tu<br />

estado de conciencia. Con el tiempo y la práctica aprenderás a ver el mundo como nunca creíste<br />

posible, lleno de magia y milagros, capaz de satisfacer cada deseo de tu corazón.<br />

81<br />

Qué esperar <strong>del</strong> sincrodestino<br />

Aunque las ideas presentadas en este libro pueden ser el principio de una vida entera de evolución y<br />

realización personales, de ti depende si quieres penetrar en la conspiración de improbabilidades y<br />

encontrar el tesoro escondido que yace detrás de ella. Puedes iniciar el camino hacia el sincrodestino<br />

como una manera de obtener riquezas, para encontrar relaciones más significativas o para alcanzar<br />

el éxito en tu carrera. Sin duda, el sincrodestino puede hacer todo esto por ti. Sin embargo, su<br />

objetivo último es expandir tu conciencia y abrir una puerta hacia la iluminación. Disfruta el viaje.<br />

Cada estado trae nuevas maravillas, nuevas maneras de percibir y de vivir en el mundo. Piensa que


82<br />

el sincrodestino es una especie de renacimiento o de despertar. Así como tus días son drásticamente<br />

distintos y más emocionantes que el sueño profundo, los estados quinto, sexto o séptimo de<br />

conciencia multiplican aquello que puedes experimentar. A través <strong>del</strong> sincrodestino podrás<br />

convertirte, finalmente, en la persona que el Universo tiene planeada, ser tan poderoso como el<br />

deseo, tan creativo como el espíritu. Todo lo que necesitas es entusiasmo para unirte a la danza<br />

cósmica y disposición para explorar los milagros <strong>del</strong> alma.<br />

Una vez que estos milagros empiecen a incrementarse en tu experiencia de vida, empezarás<br />

a darte cuenta de que el sincrodestino es sólo el síntoma de un fenómeno más profundo. Este<br />

fenómeno es un cambio en tu identidad y una toma de conciencia de quién eres en realidad.<br />

Empiezas a entender que tu verdadero yo no es una persona; tu verdadero yo es un campo de<br />

inteligencia en el que la persona con la que te has identificado y todas las demás personas y el<br />

entorno en el que existen, surgen y evolucionan como resultado de tus interacciones contigo mismo.<br />

Ya no interpretas al Universo como la suma total de partículas separadas y distintas, sino como una<br />

unidad coherente e indivisible en la que la personalidad con la que te identificas actualmente y sus<br />

pensamientos y todas las demás personalidades y sus pensamientos, y todos lo sucesos y<br />

relaciones, son interdependientes, patrones entretejidos, un comportamiento único de tu yo no<br />

circunscrito. Tú eres el misterio luminoso en el que el Universo entero, con todas sus formas y<br />

fenómenos, surge y se hunde. Cuando tomas conciencia de esto hay una transformación completa de<br />

tu yo personal a tu yo universal, un conocimiento empírico de la inmortalidad, la pérdida absoluta de<br />

todo temor, incluso <strong>del</strong> temor a la muerte. Te has convertido en un ser que irradia amor <strong>del</strong> mismo<br />

modo que el Sol irradia luz. Finalmente has llegado al lugar donde empezó tu viaje.


No vayas a mi tumba y llores<br />

pues no estoy ahí.<br />

Yo no duermo.<br />

Soy un millar de vientos que soplan,<br />

el brillo de un diamante en la nieve,<br />

la luz <strong>del</strong> sol sobre el grano maduro,<br />

la suave lluvia de verano.<br />

En el silencio <strong>del</strong>icado <strong>del</strong> amanecer<br />

soy un ave rápida en vuelo.<br />

No vayas a mi tumba y llores,<br />

no estoy ahí,<br />

yo no morí.<br />

Indio americano anónimo.<br />

Epitafio para<br />

aquel que<br />

ha llegado


Digitalizado el 1 - 2 de Abril 2004 por:<br />

LeoF<br />

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