Deepak Chopra - SincroDestino - La MAGIA del SER Humano
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<strong>Deepak</strong><br />
CHOPRA<br />
Descifra el significado oculto de las coincidencias<br />
en tu vida y crea los milagros que has soñado
Titulo original: Sinchrodestiny. Harnessing the Infinite Power of Coincidence to Create<br />
Miracles.<br />
2003 <strong>Deepak</strong> <strong>Chopra</strong><br />
El doctor <strong>Chopra</strong> es pionero de la medicina mente-cuerpo. Ha publicado 28 libros que han<br />
sido traducidos a 35 idiomas, además de un centenar de series de audio y video. En 1999. la<br />
revista Time lo llamó e "poeta-profeta de la medicina alternativa" y lo incluyó en la lista de las<br />
100 personalidades más representativas <strong>del</strong> siglo xx, por lo que se le considera un icono de<br />
nuestro tiempo. Su capacidad y versatilidad se han expresado en sus obras, en las cuales ha<br />
combinado la física y la filosofía, lo práctico y lo espiritual, la sabiduría oriental y la ciencia<br />
occidental. Sus libros son éxitos editoriales y se han vendido por millones en diversas<br />
lenguas.<br />
"En libros anteriores [...] he escrito exhaustivamente sobre cómo obtener una salud perfecta,<br />
como encontrar el camino hacia el amor y como conocer a Dios. Este libro fue escrito con un<br />
objetivo más amplio: mostrarte una manera de ver la profunda verdad que yace detrás de la<br />
ilusión de la vida cotidiana, para que descubras tu verdadero destino y cómo forjarlo. Éste<br />
es el camino hacia la realización y, en última instancia, hacia la iluminación. [...] He intentado<br />
qUe éste sea mi libro más accesible y espero haberlo logrado."<br />
"Si supieras que los milagros<br />
pueden ocurrir, ¿cuáles pedirías?"<br />
<strong>Deepak</strong> <strong>Chopra</strong><br />
<strong>Deepak</strong> <strong>Chopra</strong> demuestra que cada coincidencia que ocurre en nuestra vida es portadora<br />
de un mensaje sobre el potencial milagroso de cada instante. El Sincrodestino trae nuevas<br />
maneras de percibir y de vivir; es una especie de renacimiento o despertar. El autor revela<br />
que si entendemos las fuerzas que dan forma a las coincidencias, podemos aprender a vivir<br />
en un nivel más profundo y lograr el acceso al flujo de la sincronicidad que yace en el núcleo<br />
de nuestra existencia<br />
En esta obra descubrirás:<br />
• que no existen las coincidencias vacías de sentido;<br />
• los siete principios <strong>del</strong> Sincrodestino;<br />
• técnicas prácticas para aplicar esos destinos.<br />
<strong>La</strong> semilla de un destino perfecto yace en ti. Esta obra excepcional te enseña cómo liberar<br />
ese potencial y alcanzar la vida que has soñado.
Índice<br />
Introducción 4<br />
Primera parte<br />
<strong>La</strong> promesa <strong>del</strong> potencial ilimitado 8<br />
1.Materia, mente y espíritu 9<br />
2.<strong>La</strong> sincronicidad en la naturaleza 16<br />
3.<strong>La</strong> naturaleza <strong>del</strong> alma 21<br />
4.<strong>La</strong> intención 26<br />
5.<strong>La</strong> función de las coincidencias 34<br />
6.Deseos y arquetipos 43<br />
Segunda parte<br />
Cómo despejar los caminos <strong>del</strong> destino 49<br />
1.Meditación y mantras 50<br />
2.Primer principio: Tú eres una ola en la estructura <strong>del</strong> cosmos 55<br />
3.Segundo principio: Descubro mi yo no circunscrito a través <strong>del</strong> espejo de relaciones 57<br />
4.Tercer principio: Domina tu diálogo interno 61<br />
5.Cuarto principio: <strong>La</strong> intención pone en movimiento la red <strong>del</strong> Universo 64<br />
6.Quinto principio: Aprovecha las turbulencias emocionales 68<br />
7.Sexto principio: Celebra la danza <strong>del</strong> cosmos 74<br />
8.Séptimo principio: Cómo tener acceso a la conspiración de improbabilidades 76<br />
9.Cómo vivir el sincrodestino 79<br />
Epitafio para aquel que ha llegado 83
Introducción<br />
Los milagros ocurren todos los días, no sólo en pueblos remotos o en lugares sagrados al otro lado<br />
<strong>del</strong> mundo, sino aquí mismo, en nuestras vidas. Brotan desde su fuente oculta, nos rodean de<br />
oportunidades y desaparecen; Son las estrellas fugaces de la vida cotidiana. Estas estrellas son tan<br />
poco frecuentes que nos parecen mágicas, pero la verdad es que surcan el cielo de manera<br />
constante. Sólo que no las notamos durante el día porque estamos deslumbrados por la luz <strong>del</strong> sol, y<br />
en la noche únicamente son visibles si volteamos hacia el lugar correcto, en un cielo oscuro y<br />
despejado.<br />
Aunque los consideramos extraordinarios, los milagros también surcan nuestra conciencia<br />
todos los días. Podemos optar por percibirlos o ignorarlos, sin reparar en que nuestro destino puede<br />
pender de un hilo. Sintoniza con la presencia de los milagros y al instante la vida se transformará en<br />
una experiencia deslumbrante, más maravillosa y emocionante de lo que jamás imaginaste; ignórala,<br />
y una oportunidad se habrá ido para siempre. <strong>La</strong> pregunta es: ¿reconocerías un milagro si lo vieras?<br />
Si lo reconocieras, ¿qué harías? Y si de alguna forma pudieras orquestar tus propios milagros,<br />
¿cuáles elegirías?<br />
Más allá de tu ser físico, más allá de tus pensamientos y emociones, en tu interior hay un reino<br />
que es potencial puro; desde este lugar, cualquier cosa y todas las cosas son posibles. Incluso los<br />
milagros, en especial los milagros. Esta parte de ti, se entreteje con todo lo que existe y existirá. He<br />
dedicado mi vida a explorar y enseñar formas para aprovechar este campo infinito de posibilidades,<br />
con el fin de redirigir y mejorar nuestras vidas en los aspectos material, emocional, físico y espiritual.<br />
En libros anteriores, me he concentrado en consecuencias específicas, por ejemplo: he escrito<br />
exhaustivamente sobre cómo obtener una salud perfecta, cómo encontrar el camino hacia el amor y<br />
cómo conocer a Dios. Este libro fue escrito con un objetivo más amplio: mostrarte una manera de ver<br />
la profunda verdad que yace detrás de la ilusión de la vida cotidiana, para que descubras tu<br />
verdadero destino y cómo forjarlo. Éste es el camino hacia la realización y, en última instancia, hacia<br />
la iluminación.<br />
Durante más de una década he estado fascinado por la idea de que las coincidencias dirigen y<br />
dan forma a nuestras vidas. Todos hemos experimentado sucesos que pueden considerarse<br />
increíbles o asombrosos. Estamos ordenando un armario y encontramos un regalo de una persona<br />
con la que no hemos hablado en años; una hora después, sin motivo aparente, esa persona nos<br />
llama por teléfono. Leemos en el periódico un artículo sobre un tratamiento experimental para el<br />
cáncer de piel y, por alguna razón desconocida, decidimos guardar ese diario. Un mes más tarde, un<br />
familiar nos llama para decirnos que acaban de diagnosticarle cáncer en la piel y la información <strong>del</strong><br />
artículo que guardamos influye en sus decisiones y termina por salvarle la vida. Nuestro auto se<br />
descompone en una carretera desierta y el primer vehículo que pasa, justo cuando nos resignamos a<br />
pasar varias horas varados, es una grúa.<br />
¿Es posible considerar estos momentos como meras coincidencias? Por supuesto que sí,<br />
pero en un análisis más detallado también podemos decir que son atisbos de lo milagroso. Cada vez<br />
que tenemos estas experiencias, podemos considerarlas sucesos azarosos en un mundo caótico y<br />
desecharlas, o podemos reconocerlas como acontecimientos potencialmente cruciales. No creo en<br />
las coincidencias sin sentido; creo que cada coincidencia es un mensaje, una pista sobre un aspecto<br />
particular de nuestras vidas que requiere atención.<br />
¿Has escuchado alguna vez esa voz tranquila y sosegada en tu interior? ¿Alguna vez has<br />
tenido un sentimiento visceral respecto de algo o alguien? Esa voz y ese sentimiento visceral son<br />
formas de comunicación a las que debemos hacer caso. <strong>La</strong>s coincidencias también son mensajes de<br />
ese tipo. Si prestas atención a las coincidencias de la vida, podrás aprender a escuchar sus mensajes<br />
claramente; si comprendes las fuerzas que moldean las coincidencias, puedes llegar a influir en éstas
y crear un conjunto propio de coincidencias significativas, aprovechar las oportunidades que te<br />
ofrezcan y experimentar la vida como un milagro en constante desarrollo que inspira admiración en<br />
todo momento.<br />
Casi todos vamos por la vida con un poco de temor, de preocupación y nerviosismo. Somos<br />
como niños que juegan a las escondidas: queremos que nos hallen pero esperamos que no lo hagan,<br />
y nos comemos las uñas de los nervios. Nos preocupamos cuando las oportunidades se acercan<br />
demasiado y nos ocultamos en las sombras cuando el temor nos desborda. Ésta no es la manera<br />
adecuada de vivir. <strong>La</strong>s personas que comprenden la verdadera naturaleza de la realidad, aquéllas a<br />
las que algunas tradiciones llaman iluminadas, pierden todo temor o aflicción. <strong>La</strong>s preocupaciones<br />
desaparecen. Una vez que comprendemos cómo funciona la vida —wl flujo de energía, información e<br />
inteligencia que dirige cada momento— empezamos a percatarnos <strong>del</strong> increíble potencial de ese<br />
momento. <strong>La</strong>s cosas mundanas simplemente dejan de molestarnos. Nos volvemos alegres y nos<br />
sentimos llenos de dicha. Además, encontramos más coincidencias en nuestra vida.<br />
Cuando vivimos valorando las coincidencias y sus significados, nos conectamos con el campo<br />
subyacente de posibilidades infinitas. Aquí empieza la magia. Éste es un estado que llamo<br />
sincrodestino, en el que es posible alcanzar el cumplimiento espontáneo de todos nuestros deseos. El<br />
sincrodestino requiere que ingresemos en la profundidad de nuestro interior y, al mismo tiempo, que<br />
tomemos conciencia de la intrincada danza de coincidencias que hay afuera, en el mundo físico.<br />
Requiere comprender la naturaleza profunda de las cosas, reconocer la fuente de la inteligencia que<br />
crea, sin cesar, nuestro Universo y mantener la intención de aprovechar las oportunidades específicas<br />
de cambio conforme se presenten.<br />
Antes de explorar este tema, hagamos un pequeño experimento. Cierra los ojos y piensa en lo<br />
que hiciste durante las últimas 24 horas. Vuelve con tu memoria desde donde estás en este<br />
momento, a donde estabas hace exactamente un día. Recuerda con el mayor detalle posible lo que<br />
hiciste, los pensamientos que pasaron por tu cabeza y los sentimientos que afectaron tu corazón.<br />
Ahora elige un asunto o lema de las pasadas 24 horas y concéntrate en él. No tiene que ser<br />
algo especialmente importante o espectacular; sólo algo que recuerdes haber enfrentado durante el<br />
día. Si fuiste al banco, puedes elegir el dinero o la situación económica; si tuviste una cita con el<br />
doctor, puedes elegir la salud; si jugaste golf o tenis, puedes concentrarte en los deportes. Piensa en<br />
este tema durante unos segundos.<br />
Ahora vuelve cinco años atrás. Concéntrate en la fecha de hoy y retrocede año por año hasta<br />
que llegues a la misma fecha cinco años atrás. Observa si puedes recordar más o menos dónde<br />
estabas y qué estabas haciendo en esa época. Intenta imaginar tu vida en ese momento, lo más<br />
claramente posible.<br />
Una vez que hayas creado una imagen mental nítida de tu vida, tal como era hace cinco años,<br />
introduce el tema o asunto de las pasadas 24 horas en el que hayas elegido concentrarte: situación<br />
económica, salud, religión o lo que haya sido. Intenta recordar la mayor cantidad de sucesos<br />
relacionados con esa área de tu vida. Por ejemplo, si el tema que elegiste es la salud, podrías<br />
recordar las enfermedades que has padecido, cómo éstas te llevaron de un médico a otro, cómo<br />
decidiste dejar de fumar y cuánto pudo haber afectado esto a otras áreas de tu vida, o la dieta que<br />
escogiste. Realiza este ejercicio ahora mismo.<br />
Mientras pensabas en el tema de tu elección, en cómo se desarrolló y afectó tu vida actual,<br />
estoy seguro de que descubriste muchas coincidencias. <strong>La</strong> vida depende en gran medida de los<br />
encuentros fortuitos, los giros <strong>del</strong> destino o los caminos que súbitamente doblan en una nueva<br />
dirección. Es probable que ese tema se haya conectado pronto con otras áreas de tu vida, pese á<br />
que al principio parecía totalmente insignificante. Al rastrear tu historia personal de este modo,<br />
puedes llegar a comprender el papel que las coincidencias han desempeñado en tu vida. Puedes ver<br />
que si un pequeño detalle hubiera sido diferente, la historia sería otra, con otras personas, en otro<br />
empleo o con una trayectoria de vida totalmente distinta.<br />
No obstante que concibas a tu vida como completamente planeada, hay sucesos que moldean<br />
tu destino de una manera que, quizá, nunca imaginaste. <strong>La</strong>s coincidencias y otros pequeños milagros<br />
que ocurren de manera cotidiana, son pistas de que el Universo te reserva planes mucho más<br />
grandes de lo que jamás soñaste. Mi vida, que para los demás parece tan bien planeada, es una<br />
sorpresa continua. Asimismo, mi pasado está lleno de notables coincidencias que me convirtieron en<br />
quien soy ahora.<br />
5
6<br />
Mi padre sirvió en el ejército hindú como médico personal de Lord Mountbatten, último<br />
gobernador general <strong>del</strong> Imperio Británico en India. Mientras cumplía con sus obligaciones, mi padre<br />
convivió estrechamente con <strong>La</strong>dy Mountbatten, con quien entabló amistad. Ella lo exhortó a solicitar<br />
una beca para convertirse en miembro <strong>del</strong> Colegio Real de Médicos, motivo por el cual mi padre<br />
partió a Inglaterra cuando yo tenía unos seis años de edad. Poco después, mi madre también dejó la<br />
India para reunirse temporalmente con mi padre, y mi hermano menor y yo quedamos al cuidado de<br />
nuestros abuelos.<br />
Un día, mi padre envió un telegrama desde Inglaterra en el que anunciaba que finalmente<br />
había aprobado todos sus exámenes. Fue un día memorable para todos. Mi abuelo, orgulloso <strong>del</strong><br />
éxito de su hijo, nos llevó a celebrar. ¡No habíamos experimentado un día tan emocionante, como<br />
ése, en nuestras jóvenes vidas! Nos llevó al cine, a una feria ambulante y a un restaurante familiar.<br />
Nos compró dulces y juguetes. El día entero fue una gloriosa vorágine de felicidad. No obstante, por<br />
la noche mi hermano y yo despertamos por el sonido de unos gemidos. Aunque no lo supimos<br />
inmediatamente, mi abuelo había muerto, y el sonido que nos había despertado era el angustioso<br />
llanto de las mujeres dolientes. El cuerpo de mi abuelo fue incinerado y sus cenizas se esparcieron en<br />
el Ganges.<br />
Esto nos afectó profundamente a mi hermano y a mí. Yo permanecía despierto por las noches,<br />
preguntándome en dónde estaba mi abuelo, y si su alma había sobrevivido de alguna forma después<br />
de su muerte. Mi hermano tuvo una reacción distinta: su piel empezó a despellejarse, como si tuviera<br />
quemaduras graves de sol. No había una explicación física para esto y consultamos a varios<br />
doctores. Un acertado médico reconoció que los recientes acontecimientos traumáticos podían haber<br />
dejado a mi hermano desprotegido y en un estado de vulnerabilidad, y que aquel síntoma era una<br />
manifestación externa evidente. También predijo que la exfoliación desaparecería cuando nuestros<br />
padres volvieran a la India, y así fue.<br />
Cuando reflexiono en estos acontecimientos tempranos, me doy cuenta de que fueron la<br />
semilla <strong>del</strong> trabajo de toda mi vida: investigaciones sobre la naturaleza <strong>del</strong> alma y estudios de la<br />
conexión mente-cuerpo en el campo de la salud. <strong>La</strong> elección de mi profesión dependió de una larga<br />
serie de coincidencias cuyos orígenes encuentro en cualquier dirección a la que mire, en este caso,<br />
en la amistad de mi padre con <strong>La</strong>dy Mountbatten.<br />
Hubo otros acontecimientos aparentemente fortuitos que influyeron todavía más en mi vida.<br />
Cuando estaba en la escuela, mi mejor amigo era un compañero que se llamaba Oppo. Él era muy<br />
hábil con las palabras. Cuando en la clase de inglés teníamos que elaborar un reporte escrito, él<br />
siempre obtenía las mejores calificaciones. También era muy divertido. Quería imitarlo en todo lo que<br />
él hacía. Cuando Oppo decidió que quería ser escritor, tomé la misma resolución.<br />
Sin embargo, el sueño de mi padre era que fuera médico. Cuando nos sentamos a platicarlo,<br />
le dije: «No, no quiero ser doctor; la medicina no me interesa en absoluto. Quiero ser un gran autor.<br />
Quiero escribir libros». No mucho después, en mi cumpleaños número catorce, mi padre me regaló<br />
algunos libros maravillosos, entre ellos: Of Human Bondage de W. Somerset Maugham, Arrowsmith<br />
de Sinclair Lewis y Magnificent Obsession de Lloyd C. Douglas. Aunque no lo mencionó en el<br />
momento, todos estos libros son sobre médicos y me dejaron una impresión tan profunda que<br />
despertaron mi deseo de convertirme en uno.<br />
El estudio de la medicina me pareció una manera ideal de iniciar la exploración de la<br />
espiritualidad. Pensé que si desentrañaba los misterios <strong>del</strong>, cuerpo humano, tal vez algún día llegaría<br />
al alma. Si no hubiera conocido a Oppo, quizá nunca hubiera desarrollado mi amor por la literatura y<br />
la escritura. Si mi padre hubiera actuado diferente y se hubiera opuesto a mi decisión de ser escritor<br />
en vez de alentarme con libros sobre médicos, tal vez me hubiera convertido en periodista. Pero<br />
estos sucesos aparentemente inconexos y esta red de relaciones —de <strong>La</strong>dy Mountbatten a mi padre,<br />
a mi abuelo y a mi hermano, y con Oppo— estaban sincronizadas entre sí. Es como si una<br />
conspiración de coincidencias hubiera forjado mi historia personal y me hubiera orientado a la vida<br />
que tanto disfruto hoy.<br />
Todos estamos inmersos en uña red de coincidencias que nos inspira y nos ayuda a dar<br />
rumbo a nuestras vidas. En este preciso instante, mi vida me ha guiado a escribir este libro, a estar<br />
en comunión contigo a través de las palabras, de esta página. El simple hecho de que estés leyendo<br />
estas palabras, que hayas encontrado este libro, que hayas decidido abrirlo y que inviertas tiempo y<br />
energía en investigar qué es el sincrodestino, es una de esas coincidencias potencialmente cruciales
de la vida. ¿Qué circunstancias te trajeron a este libro? ¿Cómo lo elegiste entre otros miles? ¿Qué<br />
cambios te gustaría hacer en tu vida, ahora que has leído los primeros párrafos?<br />
Sin embargo, identificar la red de coincidencias de nuestras vidas es sólo el primer peldaño<br />
para comprender y vivir el sincrodestino. El siguiente paso consiste en tomar conciencia de las<br />
coincidencias mientras ocurren. Es fácil verlas en retrospectiva, pero si las descubres en el momento<br />
en el que suceden, estarás en una mejor posición para aprovechar las oportunidades. Además, la<br />
conciencia se traduce en energía. Mientras más atención prestes a las coincidencias, es más probable<br />
que aparezcan, lo que significa que cada vez tendrás un mayor acceso a los mensajes que se<br />
te envían sobre el rumbo que debe tomar tu vida.<br />
<strong>La</strong> fase final <strong>del</strong> sincrodestino tiene lugar cuando tomas plena conciencia de la interrelación de<br />
todas las cosas, de cómo cada una influye en la otra, de cómo están sincronizadas entre sí. Estar en<br />
sincronía significa operar al unísono, como unidad. Imagina un cardumen que nada en una dirección;<br />
luego, en un parpadeo, todos los peces cambian de dirección. No hay un líder que dé instrucciones.<br />
Los peces no piensan: el pez que está frente a mí viró a la izquierda; por lo tanto, debo virar a la<br />
izquierda. Todo ocurre simultáneamente. Esta sincronía responde a una gran inteligencia<br />
omnipresente que reside en el corazón de la naturaleza y que se manifiesta en cada uno a través de<br />
lo que llamamos alma.<br />
Cuando aprendemos a vivir desde el alma, ocurren varias cosas. Tomamos conciencia de los<br />
exquisitos patrones y ritmos sincrónicos que gobiernan la vida. Comprendemos los infinitos recuerdos<br />
y experiencias que nos han convertido en quienes somos ahora. El temor y la ansiedad desaparecen<br />
cuando observamos el mundo conforme se desarrolla. Identificamos la red de coincidencias que nos<br />
rodea y nos damos cuenta de que hasta los sucesos más pequeños tienen un significado.<br />
Descubrimos que al prestar atención e intención a estas coincidencias, podemos conseguir<br />
resultados específicos. Establecemos contacto con todos y con todo lo que existe en el Universo y<br />
reconocemos el espíritu que nos une a ellos. Revelamos la maravilla oculta en nuestro interior y nos<br />
<strong>del</strong>eitamos en nuestra gloria recién descubierta. Conscientes, convertimos nuestra vida en la<br />
expresión infinitamente creativa para la que fue creada, y con ello vivimos nuestros sueños más<br />
profundos y nos acercamos a la iluminación.<br />
Éste es el milagro <strong>del</strong> sincrodestino.<br />
<strong>La</strong>s páginas siguientes están divididas en dos secciones. <strong>La</strong> primera explora la dinámica de las<br />
coincidencias, la sincronicidad y el sincrodestino, y responde a la pregunta ¿cómo funciona? <strong>La</strong><br />
segunda cubre los siete principios <strong>del</strong> sincrodestino, junto con una planeación diaria para que utilices<br />
lo que has aprendido. Este apartado responde a la pregunta ¿qué significa para mí?<br />
A quienes les gusta alcanzar objetivos o han leído mis libros anteriores, pueden sentirse<br />
tentados a pasar directamente a las lecciones, pero hay matices, información adicional y comentarios<br />
específicos que es conveniente entender antes de seguir a<strong>del</strong>ante. De hecho, hay que considerar que<br />
el concepto de sincrodestino ha evolucionado durante los últimos diez años y sigue haciéndolo. Tal<br />
vez hayas asistido a cursos o escuchado audiocasetes sobre el tema, pero considera este libro como<br />
sincrodestino I, una introducción, y sincrodestino II, una comprensión más avanzada y clara sobre<br />
este fenómeno, como teoría y experiencia.<br />
A quienes no conozcan mis obras anteriores, los exhorto a que no pierdan el impulso. He<br />
intentado que éste sea el libro más accesible y espero haberlo logrado. Sin embargo, a veces<br />
lidiamos con algunas preguntas profundas, y tal vez sientas de pronto que nunca comprenderás.<br />
Procura no quedarte atascado en un párrafo o una página. Cada capítulo se basa en el anterior y los<br />
capítulos siguientes aclaran los puntos que pudieron ser complejos al primer contacto. Los objetivos<br />
son dos: comprender cómo funciona el sincrodestino y aprender técnicas específicas para aprovechar<br />
su poder en la vida cotidiana.<br />
Este libro no cambiará tu vida de la noche a la mañana, pero si estás dispuesto a dedicarle<br />
unos minutos cada día, comprobarás que los milagros no sólo son posibles, sino abundantes. Los<br />
milagros pueden ocurrir todos los días, en cada hora y en cada minuto de tu vida. En este momento,<br />
las semillas de un destino perfecto están latentes en tu interior. Libera su potencial y vive una vida<br />
más maravillosa que cualquier sueño. Permíteme mostrarte cómo.<br />
7
I<br />
Primera parte<br />
<strong>La</strong> promesa <strong>del</strong><br />
potencial ilimitado
1 Materia,<br />
mente<br />
y espíritu<br />
Desde el momento en que tomamos conciencia <strong>del</strong> mundo que nos rodea, nos preguntamos cuál es<br />
nuestro lugar en él. Estas preguntas son perennes: ¿por qué estoy aquí?, ¿cuál es mi sitio en el<br />
Universo?, ¿cuál es mi destino? De niños, imaginamos el futuro como una hoja en blanco en la que<br />
podemos escribir nuestra historia. <strong>La</strong>s posibilidades son infinitas y nos sentimos llenos de energía por<br />
la promesa <strong>del</strong> descubrimiento y el placer de vivir inmersos en tanto potencial. Sin embargo,<br />
conforme crecemos, «comprendemos» nuestras limitaciones y nuestra visión <strong>del</strong> futuro se constriñe.<br />
Lo que una vez elevó la imaginación, ahora es un lastre de temor y ansiedad; lo que una vez pareció<br />
ilimitado, se vuelve estrecho y nebuloso.<br />
Existe una forma de recuperar la vertiginosa dicha <strong>del</strong> potencial inagotable. Todo lo que se<br />
necesita es comprender la verdadera naturaleza de la realidad, la disposición para aceptar la<br />
interrelación e indivisibilidad de todas las cosas. Después, con la ayuda de técnicas específicas,<br />
comprobarás cómo el mundo se abre para ti, y la buena suerte y las oportunidades, que de vez en<br />
cuando surgían, ocurrirán con más y más frecuencia. ¿Qué tan poderoso es el sincrodestino? Imagina<br />
que estás en un cuarto totalmente a oscuras y que tienes una linterna en la mano. Enciendes la<br />
linterna y ves que hay una hermosa pintura que cuelga de la pared. Tal vez pienses: «Es una obra de<br />
arte maravillosa, pero ¿es todo lo que hay?» En ese momento, el cuarto se ilumina desde arriba.<br />
Miras a tu alrededor y descubres que estás en un museo de arte, rodeado por cientos de pinturas,<br />
cada una más hermosa que la anterior. Conforme estas posibilidades se revelan, te das cuenta de<br />
que tienes una cantidad colosal de obras de arte que puedes estudiar y amar. Dejas de estar limitado<br />
a ver sólo una pintura iluminada por la débil luz de una linterna.<br />
Ésta es la promesa <strong>del</strong> sincrodestino. Éste enciende las luces; nos da la capacidad de tomar<br />
decisiones auténticas, en vez de ir por la vida adivinando ciegamente; nos permite ver significado en<br />
el mundo, comprender la conexión o sincronicidad de todas las cosas, elegir la clase de vida que<br />
queremos vivir y cumplir nuestro destino espiritual. El sincrodestino permite transformar nuestras<br />
vidas de acuerdo con lo que queremos.<br />
El primer paso para vivir de este modo consiste en entender la naturaleza de los tres niveles<br />
de existencia.<br />
Nivel 1: El ámbito físico<br />
El primer nivel de existencia es el físico o material, el universo visible. Es el mundo que mejor<br />
conocemos, al que llamamos mundo real Contiene materia y objetos con límites precisos, todo lo<br />
tridimensional y lo que percibimos con los cinco sentidos: lo que podemos tocar, ver, escuchar, sentir,<br />
probar u oler. Incluye nuestros cuerpos, el viento, la tierra, el agua, los gases, los animales, los<br />
microbios, las moléculas y las páginas de este libro. En el ámbito físico, el tiempo parece fluir en una<br />
línea tan recta que la llamamos flecha <strong>del</strong> tiempo; ésta va <strong>del</strong> pasado al presente y al futuro. Lo<br />
anterior significa que todo lo que hay en el ámbito físico tiene un principio y un final; por lo tanto, es<br />
pasajero. Los seres sensibles nacen y mueren. <strong>La</strong>s montañas se elevan desde el núcleo líquido <strong>del</strong><br />
planeta, y la lluvia y el viento incesante las erosionan.<br />
El mundo físico está gobernado por leyes inmutables de causa y efecto, por lo que todo es<br />
predecible. <strong>La</strong> física newtoniana nos permite predecir acciones y reacciones; de modo que, cuando
10<br />
una bola de billar golpea a otra con una velocidad y en un ángulo específicos, podemos anticipar<br />
exactamente qué ruta seguirá cada una sobre la mesa. Los científicos pueden calcular con precisión<br />
cuándo ocurrirá un eclipse solar y cuánto durará. Toda la comprensión de sentido común que tenemos<br />
<strong>del</strong> mundo proviene de lo que sabemos de este ámbito físico.<br />
Nivel 2: El ámbito cuántico<br />
En el segundo nivel de existencia, todo consiste en información y energía. Se le llama ámbito<br />
cuántico. En este nivel todo es insustancial, lo que significa que no puede tocarse ni percibirse con<br />
ninguno de los cinco sentidos. Tu mente, tus pensamientos, tu ego y la parte de ti que normalmente<br />
consideras que es tu ser, son parte <strong>del</strong> ámbito cuántico. Estas cosas carecen de solidez; sin embargo<br />
sabes que tu ser y tus pensamientos son reales. Aunque es más fácil pensar el ámbito cuántico en<br />
términos de la mente, engloba mucho más. De hecho, todo lo que existe en el universo visible es una<br />
manifestación de la energía y la información <strong>del</strong> ámbito cuántico. El mundo material es un<br />
subconjunto <strong>del</strong> mundo cuántico.<br />
Otra manera de explicarlo es que todo lo existente en el ámbito físico está hecho de<br />
información y energía. En la famosa ecuación de Einstein, E = MC 2 , sabemos que la energía (E) es<br />
igual a la masa (M) por la velocidad de la luz (C) al cuadrado. Esto nos dice que la materia (masa) y<br />
la energía son la misma cosa, pero en manifestaciones diferentes: energía es igual a masa.<br />
Una de las primeras lecciones de ciencia que nos enseñan en la escuela es que todo objeto<br />
sólido está hecho de moléculas, y que éstas están formadas por unidades todavía más pequeñas<br />
llamadas átomos. Nos explican que esta silla, aparentemente sólida, en la que estamos sentados,<br />
está hecha de átomos tan pequeños que no pueden verse sin la ayuda de un poderoso microscopio.<br />
Luego aprendemos que los pequeños átomos están formados por partículas subatómicas que<br />
carecen de solidez. Son literalmente paquetes u ondas de información y energía. Esto significa que<br />
en este segundo nivel de existencia, la silla en la que estás sentado no es otra cosa que energía e<br />
información.<br />
Este concepto puede ser difícil de asimilar al principio. ¿Cómo es posible que unas ondas<br />
invisibles de energía e información se perciban como objetos sólidos? <strong>La</strong> respuesta es que los<br />
sucesos en el ámbito cuántico ocurren a la velocidad de la luz; y a esa velocidad, nuestros sentidos<br />
simplemente no pueden procesar todo lo que influye en nuestra experiencia sensible. Percibimos los<br />
objetos diferentes entre sí porque las ondas de energía contienen y determinan la frecuencia o<br />
vibración de diferentes tipos de información. Es como escuchar la radio. Si sintonizamos el 101.5 de<br />
FM, por ejemplo, tal vez escuchemos sólo música clásica. Si cambiamos a una frecuencia de ondas<br />
de radio ligeramente distinta, por ejemplo al 101.9 de FM, quizá escuchemos rock and roll. En función<br />
de cómo vibra, la energía está codificada para transmitir información diferente.<br />
De esta manera, el mundo físico, el mundo de los objetos y la materia, está hecho de<br />
información contenida en una energía que vibra a distintas frecuencias. <strong>La</strong> razón por la que no vemos<br />
el mundo como una enorme red de energía es porque vibra demasiado rápido. Nuestros sentidos,<br />
que funcionan lentamente, sólo pueden registrar trozos de esta energía y actividad, y estos<br />
conglomerados de información se convierten en la silla, en mi cuerpo, en el agua y en todos los<br />
demás objetos físicos <strong>del</strong> universo visible.<br />
Esto es similar a lo que ocurre cuando vemos una película. Como sabes, una película está<br />
hecha de fotogramas individuales separados por franjas. Si viéramos la película en el carrete en una<br />
sala de proyección, veríamos los fotogramas y las separaciones. Sin embargo, cuando vemos la<br />
película, los fotogramas pasan tan rápido que nuestros sentidos no perciben la discontinuidad. Los<br />
percibimos como un flujo constante de información.<br />
En el ámbito cuántico, los trozos de campos de energía que vibran a diferentes frecuencias, y<br />
que percibimos como objetos sólidos, forman parte de un campo de energía colectivo. Si pudiéramos<br />
percibir todo lo que ocurre en el ámbito cuántico, veríamos que formamos parte de un gran caldo de<br />
energía y que todas las cosas, cada uno de nosotros y todos los objetos <strong>del</strong> ámbito físico, son sólo un<br />
conglomerado de energía que flota en este caldo de energía. En todo momento, tu campo de energía<br />
está en contacto con el de todos los demás e influye en él; todos respondemos a esa experiencia.<br />
Todos somos expresiones de esta energía e información. En ocasiones podemos sentir esta
conexión. <strong>La</strong> sensación normalmente es sutil, pero a veces es tangible. <strong>La</strong> mayoría hemos tenido la<br />
experiencia de entrar en una habitación y sentir que la tensión es tal que puede cortarse con un<br />
cuchillo, o de estar en una iglesia o un lugar sagrado y sentirnos inundados por una sensación de<br />
paz. Esto es porque la energía colectiva <strong>del</strong> entorno se mezcla con la nuestra y lo percibimos en<br />
algún nivel.<br />
En el ámbito físico también intercambiamos constantemente energía e información. Imagina<br />
que estás parado en la calle y hueles el humo <strong>del</strong> cigarrillo de una persona que camina a una cuadra<br />
de distancia. Eso significa que estás inhalando el aliento de esa persona a cien metros de distancia.<br />
El olor es sólo un indicador que te informa que estás inhalando el aliento de otra persona. Si el<br />
indicador no estuviera ahí, si la persona no estuviera fumando, de todos modos estarías inhalando su<br />
aliento, sólo que sin el humo de cigarrillo no te darías cuenta. ¿Y qué es el aliento? Es el bióxido de<br />
carbono y el oxígeno que proviene <strong>del</strong> metabolismo de cada célula <strong>del</strong> cuerpo de ese extraño. Eso es<br />
lo que estás inhalando, <strong>del</strong> mismo modo que otras personas inhalan tu aliento. Así pues, de manera<br />
constante, intercambiamos partes de nuestro ser, moléculas físicas y mensurables de nuestros<br />
cuerpos.<br />
En un nivel más profundo, en realidad no hay límites entre nuestro ser y el Universo. Cuando<br />
tocamos un objeto, lo sentimos sólido, como si hubiera un límite definido entre éste y nosotros. Los<br />
físicos dirían que percibimos la solidez de ese límite porque todo está hecho de átomos, que la solidez<br />
es la sensación que obtenemos cuando los átomos chocan contra otros átomos. Pero piensa<br />
qué es un átomo. Los átomos constan de un pequeño núcleo y una gran nube de electrones que lo<br />
rodean. No hay un caparazón rígido en su exterior, sólo una nube de electrones. Para visualizarlo,<br />
imagina un cacahuate en medio de un estadio de fútbol. El cacahuate representa el núcleo, y el<br />
estadio, el tamaño de la nube de electrones que lo rodea. Cuando tocamos un objeto, percibimos<br />
solidez al contacto de las nubes de electrones. Ésa es nuestra interpretación de la solidez, dada la<br />
sensibilidad (o relativa insensibilidad) de nuestros sentidos. Los ojos están programados para ver los<br />
objetos como tridimensionales y sólidos. <strong>La</strong>s terminales nerviosas están programadas para sentir los<br />
objetos como tridimensionales y sólidos. Sin embargo, en la realidad <strong>del</strong> ámbito cuántico, la solidez<br />
no existe. ¿Hay solidez cuando chocan dos nubes? No. Se funden y se separan. Algo similar ocurre<br />
cuando tocas un objeto. Tus campos de energía (y nubes de electrones) chocan, algunas porciones<br />
pequeñas se funden y luego te separas. Aunque te percibes como un todo, has cedido un poco de tu<br />
campo de energía al objeto y a cambio obtienes un poco de la suya. Con cada encuentro<br />
intercambiamos información y energía, y cuando nos separamos nos transformamos un poco. Aquí<br />
podemos comprobar también cuan conectados estamos con el mundo físico. Constantemente<br />
compartimos porciones de nuestros campos de energía, por lo que todos, en este nivel cuántico, en el<br />
nivel de nuestras mentes y seres, estamos conectados. Todos estamos correlacionados con los<br />
demás.<br />
Así pues, sólo en la conciencia, nuestros limitados sentidos crean un mundo sólido a partir de<br />
la energía e información puras. Pero ¿qué pasaría si pudiéramos ver en el ámbito cuántico, si<br />
tuviéramos ojos cuánticos? Veríamos que todo lo que consideramos sólido en el mundo físico, entra y<br />
sale de un vacío infinito a la velocidad de la luz. Tal como la secuencia fotograma-franja de las<br />
películas, el Universo es un fenómeno de encendido-apagado. <strong>La</strong> continuidad y solidez <strong>del</strong> mundo<br />
existen sólo en la imaginación alimentada por sentidos que no pueden discernir las ondas de energía<br />
e información que conforman el nivel cuántico de la existencia. En realidad, todos entramos y salimos<br />
de la existencia continuamente. Si pudiéramos afinar nuestros sentidos, veríamos los huecos de<br />
nuestra existencia. Estamos aquí, luego no estamos y luego volvemos otra vez. Sólo nuestra<br />
memoria mantiene la sensación de continuidad.<br />
Existe una analogía que puede ilustrar este punto. Los científicos saben que los caracoles<br />
necesitan, aproximadamente, tres segundos para registrar la luz. Imagina que un caracol me está<br />
viendo y que salgo de la habitación y realizo una proeza en tres segundos: robo un banco y regreso.<br />
En lo que al caracol concierne, nunca salí <strong>del</strong> cuarto; podría llevarlo a la corte y rendiría un testimonio<br />
perfecto. Para el caracol, el tiempo que estuve fuera <strong>del</strong> cuarto caería dentro de uno de esos huecos<br />
entre los fotogramas de la existencia discontinua. Su sentido de continuidad, suponiendo que tuviera,<br />
simplemente no registraría el hueco de tiempo.<br />
Así pues, la experiencia sensorial de todos los seres vivos es una construcción perceptiva<br />
artificial, creada en la imaginación. Hay un relato zen sobre dos monjes que observan una bandera<br />
11
12<br />
ondear en el viento. Uno dice: «<strong>La</strong> bandera está ondeando» y el otro afirma: «No, el viento se está<br />
moviendo». Su maestro se acerca y uno le pregunta: «¿Quién tiene razón? Yo digo que la bandera se<br />
está moviendo; él dice que es el viento el que se mueve». El maestro contesta: «Ambos están<br />
equivocados. Sólo la conciencia se está moviendo; cuando la conciencia se mueve, crea el mundo<br />
con su imaginación».<br />
<strong>La</strong> mente es un campo de energía e información. <strong>La</strong>s ideas también son energía e<br />
información. Tú has imaginado tu cuerpo y el resto <strong>del</strong> mundo físico, al percibir el caldo de energía<br />
como un conjunto de entidades físicas separadas. Pero ¿de dónde proviene la mente que imagina<br />
esto?<br />
Nivel 3: El ámbito no circunscrito<br />
El tercer nivel de existencia es la inteligencia o conciencia. Se le ha llamado ámbito virtual, ámbito<br />
espiritual, campo de potencial, ser universal o inteligencia no circunscrita. Aquí es donde la<br />
información y la energía surgen de un mar de posibilidades. El nivel más fundamental y básico de la<br />
naturaleza no es material. Ni siquiera es un caldo de energía e información; es potencial puro. Este<br />
nivel de realidad no circunscrita opera más allá <strong>del</strong> espacio y el tiempo porque sencillamente no<br />
existen en él. Lo llamamos no circunscrito porque no puede confinarse a un lugar. No está en ti ni<br />
fuera de ti; simplemente es.<br />
<strong>La</strong> inteligencia <strong>del</strong> ámbito espiritual es la que organiza el caldo de energía en entidades<br />
conocibles. Es lo que agrupa las partículas cuánticas en átomos, los átomos en moléculas, las<br />
moléculas en estructuras. Es la fuerza organizadora que está detrás de todas las cosas. Puede ser<br />
difícil asimilar este concepto. Una manera relativamente sencilla de pensar este ámbito consiste en<br />
reconocer la naturaleza dual de tus pensamientos. Mientras lees estas palabras, tus ojos están<br />
viendo la impresión en la página, tu mente está traduciendo la impresión a símbolos —letras y<br />
palabras— y tratando de deducir su significado. Pero reflexiona un momento: ¿quién es el que está<br />
leyendo?, ¿qué es esa conciencia que está detrás de tus pensamientos? Date cuenta de la dualidad<br />
de estos procesos internos. Tu mente está ocupada decodificando, analizando y traduciendo.<br />
Entonces, ¿quién está leyendo en realidad? Con este ligero cambio en tu atención podrás darte<br />
cuenta de que existe una presencia interna, una fuerza que siempre vive las experiencias. Ésta es el<br />
alma o inteligencia no circunscrita, y su vivencia tiene lugar en el nivel virtual.<br />
Así como la información y la energía forjan el mundo físico, este ámbito no circunscrito crea y<br />
ordena la actividad de la información y la energía. De acuerdo con el doctor <strong>La</strong>rry Dossey, exitoso<br />
escritor y estudioso de la metafísica, los acontecimientos no circunscritos tienen tres importantes<br />
características que los distinguen: están correlacionados de manera independiente, absoluta e<br />
inmediata. Analicemos brevemente lo que quiere decir con esto.<br />
El comportamiento de dos o más acontecimientos subatómicos no está determinado por las<br />
leyes de causa y efecto; significa que un suceso no es la causa de otro, aunque el comportamiento<br />
esté correlacionado o coordinado inmediatamente con éste. En otras palabras, parecen bailar al mismo<br />
son, aunque no están comunicándose entre sí en el sentido convencional. Éste es el significado<br />
de independiente.<br />
<strong>La</strong> correlación entre los acontecimientos no circunscritos es absoluta, lo que significa que la<br />
firmeza de la correlación permanece intacta, a pesar de la distancia en tiempo y espacio. Por ejemplo,<br />
si tú y yo estuviéramos hablando en una habitación, mi voz sonaría muy diferente que si estuviéramos<br />
en aceras opuestas en una calle. A esta distancia, mi voz sonaría mucho más débil, en el caso de<br />
que pudieras oírme. Si estuvieras en el ámbito no circunscrito, me escucharías claramente sin<br />
importar que yo estuviera parado a tu lado, al otro lado de la calle, a un kilómetro de distancia o,<br />
incluso, en otro continente.<br />
Finalmente, inmediato significa que los acontecimientos no circunscritos no requieren tiempo<br />
de traslado. Todos sabemos que la luz y el sonido viajan a velocidades distintas y por eso vemos el<br />
relámpago a la distancia antes de escuchar el trueno. Con los sucesos no circunscritos no hay tal<br />
retraso, pues las correlaciones de este tipo no obedecen a las leyes de la física clásica. NO hay<br />
señal, no hay luz y no hay sonido. No hay nada que tenga que trasladarse. <strong>La</strong>s correlaciones entre<br />
los acontecimientos que suceden en el nivel no circunscrito o virtual, ocurren al instante, sin causa y
sin debilitarse a través <strong>del</strong> tiempo o la distancia. <strong>La</strong> inteligencia no circunscrita está en todas partes a<br />
la vez, y puede causar múltiples efectos simultáneos en varios lugares. Es desde este ámbito virtual<br />
desde donde todas las cosas están organizadas y sirneronizadas. Por lo tanto, ésta es la fuente de<br />
las coincidencias, que son tan importantes para el sincrodestino. Cuando aprendes a vivir desde este<br />
nivel, puedes cumplir espontáneamente todos tus deseos. Puedes hacer milagros.<br />
13<br />
Evidencias <strong>del</strong> ámbito virtual<br />
El ámbito virtual no es producto de la imaginación ni <strong>del</strong> anhelo de una fuerza universal más grande<br />
que nosotros. Aunque los filósofos han discutido y debatido la existencia <strong>del</strong> espíritu durante miles de<br />
años, no fue sino hasta el siglo XX que la ciencia pudo ofrecer pruebas de la existencia de la<br />
inteligencia no circunscrita. Aunque la siguiente disertación es algo compleja, si la lees completa<br />
estoy seguro de que tendrás la misma sensación de maravilla y emoción que sentí cuando supe de<br />
esta investigación.<br />
Tal como aprendimos en la clase de ciencias, el Universo está formado tanto de partículas<br />
sólidas como de ondas. Nos enseñaron que las partículas eran los componentes básicos de todos los<br />
objetos sólidos <strong>del</strong> mundo. Por ejemplo, aprendimos que las unidades más pequeñas de materia —<br />
como los electrones <strong>del</strong> átomo—, eran partículas. Asimismo, nos enseñaron que las ondas como las<br />
<strong>del</strong> sonido o la luz no eran sólidas. No había confusión entre las dos; las partículas eran partículas y<br />
las ondas, ondas.<br />
Lo que los físicos descubrieron, posteriormente, es que una partícula subatómica es parte de<br />
lo que se conoce como paquete de onda. Aunque las ondas de energía normalmente son continuas,<br />
con cimas y depresiones separadas uniformemente, un paquete de onda es una concentración de<br />
energía.<br />
(Imagina una pequeña pelota de estática con cimas y depresiones rápidas y marcadas que<br />
representan la amplitud de la onda.)<br />
ONDA<br />
PAQUETE DE ONDA<br />
Hay dos preguntas que podemos formular sobre la partícula de este paquete de onda: 1)<br />
¿dónde está?, y 2) ¿cuál es su velocidad? Los físicos descubrieron que podemos hacer una de estas<br />
preguntas, pero no ambas. Por ejemplo, cuando preguntamos dónde está y circunscribimos una<br />
onda-partícula aun lugar, entonces se convierte en una partícula. Si preguntamos cuál es su<br />
velocidad, hemos decidido que el movimiento es el factor más importante y por tanto estamos<br />
hablando de una onda.<br />
De esta manera, de lo que estamos hablando, la onda-partícula ¿es una partícula o una onda?<br />
Depende de cuál de las dos preguntas formulemos. En cualquier momento, esa onda-partícula puede<br />
ser una partícula o bien una onda, pues no podemos conocer su ubicación y su velocidad al mismo<br />
tiempo. De hecho, mientras no midamos su emplazamiento o su velocidad, es partícula y onda al<br />
mismo tiempo. A esto se le conoce como principio de incertidumbre de Heisenberg; se trata de uno<br />
de los conceptos básicos de la física moderna.
14<br />
Imagina una caja cerrada con una onda-partícula en su interior. Su identidad definitiva no está<br />
determinada hasta que se le observa o mide de alguna forma. En el momento previo a la<br />
observación, su identidad es potencial puro. Es tanto una onda como una partícula y existe sólo en el<br />
ámbito virtual. Después de que tiene lugar la observación o la medición, el potencial se desploma y se<br />
convierte en una entidad única, una partícula o una onda. Dado que normalmente evaluamos el<br />
mundo a través de los sentidos, la idea de que algo puede existir en más de un estado a la vez, se<br />
opone totalmente a lo que nos dice nuestra intuición, pero esa es la magia <strong>del</strong> mundo cuántico. Un<br />
famoso experimento de pensamiento creado por el físico Erwin Shroedinger muestra los extraños<br />
acontecimientos que son posibles gracias a la física cuántica. Imagina que tienes una caja cerrada<br />
que contiene una onda-partícula, un gato, una palanca y un recipiente con la tapa suelta de comida<br />
para gato. Si la onda-partícula se convirtiera en partícula, pondría en acción la palanca, ésta<br />
levantaría la tapa <strong>del</strong> recipiente de comida y el gato comería. Si la onda-partícula se convirtiera en<br />
onda, la tapa permanecería en el recipiente. Si abriéramos la caja (y por tanto hiciéramos una<br />
observación), veríamos un recipiente vacío (y un gato feliz), o un recipiente lleno (y un gato<br />
hambriento). Todo depende <strong>del</strong> tipo de observación que hagamos. Pero ésta es la parte que deja a la<br />
mente atónita: antes de que veamos dentro de la caja y hagamos una observación, el recipiente está<br />
vado y lleno, y el gato está simultáneamente satisfecho y hambriento. En ese momento, ambas<br />
posibilidades existen al mismo tiempo. <strong>La</strong> observación es la que convierte la posibilidad en realidad.<br />
Por increíble que suene, recientemente, los físicos realizaron un experimento que probó este<br />
fenómeno: demostraron que un átomo cargado y no observado de berilio ¡era capaz de estar en dos<br />
lugares al mismo tiempo!<br />
Quizá lo más difícil de creer es la noción de que dos lugares distintos puede ser producto de la<br />
percepción. En otras palabras, dos sucesos correlacionados y en dos lugares diferentes pueden ser,<br />
de hecho, los movimientos de un solo suceso. Imagina que hay un pez en una pecera y que dos<br />
cámaras de video están grabando sus movimientos. <strong>La</strong>s dos cámaras se ubican en ángulo recto y<br />
proyectan sus imágenes respectivas en dos pantallas distintas, que están en otra habitación. Tú estás<br />
sentado en esta habitación mirándolas. Observas dos peces diferentes y te sorprende que el<br />
comportamiento de uno se correlaciona inmediatamente con el <strong>del</strong> otro. Por supuesto, tú no sabes<br />
qué está pasando detrás de las cámaras. Si lo supieras, verías que se trata de un sólo pez. Si<br />
colocáramos muchas cámaras en ángulos distintos y proyectáramos sus imágenes en diferentes<br />
pantallas en la misma habitación, te sorprendería la correlación de los diferentes peces al instante.<br />
Los grandes visionarios de las tradiciones místicas sugieren que lo que experimentamos todos<br />
los días es una realidad proyectada, en la que los acontecimientos y las cosas sólo están separadas<br />
en el tiempo y el espacio, de manera aparente. En el reino más profundo, todos somos miembros <strong>del</strong><br />
mismo cuerpo y cuando una parte <strong>del</strong> cuerpo se mueve, todas las demás son afectadas al instante.<br />
Los científicos también proponen un nivel de existencia llamado hiperespacio octodimensional<br />
de Minkowsky. En esta dimensión, concebida matemáticamente, la distancia entre dos sucesos, sin<br />
importar cuan distantes puedan parecer en el espacio y el tiempo, siempre es igual a cero. A su vez,<br />
esto sugiere una dimensión de existencia en la que todos somos inseparablemente uno. <strong>La</strong><br />
separación puede ser sólo una ilusión. El enamoramiento en cualquiera de sus formas tiene la<br />
capacidad de empezar a destruir esa ilusión.<br />
Como la observación es la clave para definir a la onda-partícula como una sola entidad, Niels<br />
Bohr y otros físicos creyeron que la conciencia era la única responsable de la mutación de la ondapartícula.<br />
Por tanto, puede decirse que sin conciencia nada estaría definido, todo existiría sólo como<br />
paquetes de energía potenciales o potencial puro.<br />
Éste es uno de los puntos clave de este libro. Permíteme repetirlo porque es muy importante:<br />
Sin la conciencia como observadora e intérprete, todo existiría sólo como potencial puro. Ese<br />
potencial puro es el ámbito virtual, el tercer nivel de existencia. No está circunscrito; es inagotable,<br />
infinito y abarca todas las cosas. <strong>La</strong> utilización de ese potencial es lo que nos permite hacer milagros.<br />
Milagros no es una palabra suficientemente elocuente. Permíteme volver a la física para describir<br />
cómo la ciencia ha documentado algunos de los asombrosos . hechos que pueden ocurrir desde<br />
este nivel de potencial.<br />
Intrigado e inquieto por las posibilidades abiertas por la física cuántica, Albert Einstein diseñó
su propio experimento mental: imagina dos ondas-partículas idénticas que son disparadas en<br />
direcciones opuestas. ¿Qué ocurre si preguntamos sobre la ubicación de la onda-partícula A y sobre<br />
la velocidad de la onda-partícula B? Recuerda: ambas son idénticas, por lo que cualquier cálculo que<br />
se haga sobre una, será válido para la otra, por definición. El conocimiento de la ubicación de la<br />
onda-partícula A (que por lo tanto se ha convertido en partícula) nos indica simultáneamente la<br />
ubicación de la onda-partícula B, que por lo mismo se convierte también en partícula.<br />
<strong>La</strong>s consecuencias de este experimento mental, que se ha verificado matemática y<br />
experimentalmente, son enormes. Si la observación de la onda-partícula A afecta a la onda-partícula<br />
B, entonces hay una conexión o comunicación no circunscrita en la que se intercambia información a<br />
una velocidad mayor que la de la luz, sin el intercambio de energía. Esto se opone totalmente al<br />
sentido común. A este experimento mental se le conoce como paradoja Einstein-Podolsky-Rosen.<br />
Los experimentos de laboratorio han demostrado que las leyes de la física cuántica son válidas y que<br />
la comunicación o conexión no circunscrita es una realidad.<br />
Permíteme intentar ilustrar la magnitud de este punto con un ejemplo que es un poco<br />
exagerado, pero que tiene lugar en el mundo físico, por lo que sus efectos son más fáciles de<br />
concebir. Imagina que una empresa envía simultáneamente dos paquetes idénticos, uno a mi<br />
domicilio en California y otro a tu casa. En cada una de las cajas hay una onda-partícula<br />
correlacionada y no observada: potencial puro. Tú y yo recibimos y abrimos los paquetes<br />
exactamente al mismo tiempo. Justo antes de cortar la cinta y abrir las tapas, yo creo una imagen<br />
mental de lo que quiero que contenga la caja. Cuando la abro, descubro que contiene justo lo que<br />
imaginé: un violín. Pero ésa es sólo la mitad <strong>del</strong> milagro. Cuando tú abres tu caja, ¡también contiene<br />
un violín! Cuando yo imaginé lo que quería que contuviera la caja, las ondas-partículas adoptaron una<br />
forma específica, y mi imaginación afectó la onda-partícula dé tu paquete. Podríamos repetir este<br />
experimento una y otra vez, y siempre obtendríamos el mismo resultado: 16 que yo imaginara para mí<br />
sería igualado para ti en ese preciso instante. Y no sólo puedo influir en la forma de un grupo de<br />
ondas-partículas, sino que, de alguna manera, éstas son capaces de comunicar a través de la<br />
distancia entre mi casa y la tuya, la forma que están tomando a una velocidad mayor que la de la luz.<br />
A esto se refiere la comunicación o correlación no circunscrita.<br />
En una prolongación de esta investigación, también se demostró la existencia de la comunicación no<br />
circunscrita en las personas. En el famoso experimento Grinberg-Zylberbaum, publicado en 1987, los<br />
científicos utilizaron un aparato llamado electroencefalógrafo para medir las ondas cerebrales de<br />
parejas que meditaban juntas. Descubrieron que algunas parejas mostraban una fuerte correlación<br />
entre sus patrones de ondas cerebrales, lo que sugería un estrecho vínculo o relación mental. Estas<br />
personas podían identificar, cuando se percibían en comunicación directa con la otra, información que<br />
era confirmada por las máquinas que medían sus ondas cerebrales. A estas parejas estrechamente<br />
vinculadas se les pidió que meditaran juntas, una al lado de la otra, durante veinte minutos.<br />
Después, una de ellas se trasladaba a otra habitación, cerrada y aislada. Una vez ubicadas,<br />
cada una en una habitación distinta, se les pidió que intentaran establecer comunicación directa con<br />
la otra. <strong>La</strong> persona que había sido trasladada era estimulada en su habitación con brillantes destellos<br />
de luz, que causaban en sus ondas cerebrales pequeños picos llamados potenciales provocados.<br />
Pero lo fascinante de este experimento es que la persona que no estaba expuesta a la luz, también<br />
mostraba pequeños picos en sus ondas cerebrales que correspondían a los potenciales provocados<br />
de la que estaba expuesta a los destellos. Así pues, estas dos personas estaban conectadas en un<br />
nivel profundo por medio de la meditación, y esa conexión provocaba reacciones físicas mensurables<br />
en ambas, incluso en la que no estaba expuesta al estímulo luminoso. Lo que le ocurría a una le<br />
sucedía a la otra, automáticamente y en forma instantánea.<br />
Estos resultados no pueden explicarse si no es a través de la correlación no circunscrita que<br />
ocurre en el ámbito virtual, el nivel <strong>del</strong> espíritu que conecta, organiza y sincroniza todo. Este campo<br />
ilimitado de inteligencia o conciencia está en todos lados; se manifiesta en todas las cosas. Lo hemos<br />
visto operar en el nivel de las partículas subatómicas —el componente básico de todas las cosas—, y<br />
lo hemos visto conectar a dos personas en un nivel que trasciende las divisiones. Sin embargo, no es<br />
necesario entrar en un laboratorio para ver a esta inteligencia no circunscrita en acción. <strong>La</strong>s pruebas<br />
están por todos lados, en los animales, en la naturaleza e, incluso, en nuestro cuerpo.<br />
15
2<br />
<strong>La</strong> sincronicidad<br />
en la<br />
naturaleza<br />
Los ejemplos de sincronicidad en la naturaleza son tan frecuentes que los consideramos normales.<br />
Sin embargo, si afinamos la mirada para que observe lo que parece casi imposible, el concepto de<br />
sincronicidad comenzará a cobrar sentido. Por ejemplo, mira hacia el cielo en un día de verano y<br />
espera a que aparezca una parvada. Al igual que los peces <strong>del</strong> cardumen que mencioné antes, todas<br />
las aves vuelan en formación; cuando cambian de dirección, todas ejecutan los mismos movimientos<br />
sincrónicamente. Una parvada puede constar de cientos de individuos y, sin embargo, cada uno se<br />
mueve en armonía con todos los demás sin que haya un líder. Cambian de dirección en un instante;<br />
todas las aves modifican su curso, exactamente en el mismo momento, y lo hacen a la perfección.<br />
Jamás vemos que choquen entre sí en pleno vuelo. Se elevan, giran y descienden de tal manera que<br />
parecen un organismo, como si estuvieran recibiendo instrucciones y todos obedecieran al instante.<br />
¿Cómo es posible? No hay tiempo suficiente para ningún intercambio de información, por lo que<br />
cualquier correlación de actividad . entre las aves debe ocurrir de manera no circunscrita.<br />
Los físicos han trabajado durante años para descubrir las propiedades que guían los<br />
movimientos de las aves, pero hasta ahora han fracasada <strong>La</strong> complejidad y precisión absoluta <strong>del</strong><br />
comportamiento de estos animales, invariablemente los deja boquiabiertos. Los ingenieros han<br />
estudiado los movimientos de las aves, con la intención de descubrir principios que puedan solucionar<br />
los embotellamientos. Si pudieran utilizar el mecanismo sensorial de las aves y crear a partir de éste<br />
pautas para el diseño de carreteras o automóviles, tal vez no volvería a haber accidentes de tránsito.<br />
Sabríamos con anticipación qué van a hacer todos los demás autos que están en el camino, en todo<br />
momento. Sin embargo, este proyecto nunca tendrá éxito, pues no se puede trasladar al mundo mecánico.<br />
<strong>La</strong> comunicación instantánea que vemos comúnmente en parvadas y cardúmenes proviene<br />
<strong>del</strong> nivel espiritual, de la inteligencia no circunscrita y organizadora que reside en el ámbito virtual. El<br />
resultado es la sincronicidad: seres totalmente sintonizados con el entorno y con todos los demás,<br />
bailando al ritmo <strong>del</strong> cosmos.<br />
Aunque las aves y los peces ofrecen el ejemplo más asombroso de sincronicidad en la<br />
naturaleza, existen tantos ejemplos como criaturas. Todas las criaturas sociales muestran indicios de<br />
comunicación no circunscrita, y estudios exhaustivos con insectos y animales gregarios muestran que<br />
sus respuestas a las amenazas son inmediatas, más rápidas de lo que cabría esperar de métodos de<br />
comunicación normales.<br />
El científico Rupert Sheldrake ha realizado fascinantes estudios de lo que parecen ser casos<br />
de comunicación no circunscrita, entre los perros y sus dueños. <strong>La</strong>s personas y estos animales<br />
pueden establecer vínculos estrechos, y Sheldrake ha documentado casos en los que los perros<br />
parecen saber cuándo sus dueños están por llegar a casa. Desde diez minutos a dos horas antes de<br />
que llegue su dueño, el perro se sienta frente a la puerta principal y espera como si anticipara el regreso<br />
de su dueño. Los escépticos han dicho que todo esto se explica por los hábitos; que el dueño<br />
llega todos los días a la misma hora y que el animal puede escucharlo u olerlo a kilómetros de<br />
distancia. Sin embargo, estos animales pueden predecir la llegada de sus dueños aun cuando lleguen<br />
a horas inesperadas, en autos distintos, a pie o incluso si el viento sopla en dirección contraría<br />
impidiendo que su olor llegue a la casa.<br />
Esto no ocurre con todos los perros ni con todos los dueños,, pero cuando ocurre es un<br />
fenómeno poderoso. Hay algo más sorprendente: Sheldrake ha demostrado que los perros pueden<br />
percibir las intenciones. Supongamos que el dueño está en París tomando unas vacaciones de dos
semanas, y que el perro está en su casa, en Londres. Si el dueño cambia los planes de repente y<br />
decide regresar una semana antes, el perro muestra las mismas señales de anticipación una semana<br />
antes. Tan pronto como el dueño piensa: «Es hora de ir a casa», el perro se levanta de dondequiera<br />
que haya estado durmiendo y se sienta frente a la puerta meneando la cola a esperar la llegada de su<br />
dueño.<br />
Para asegurarse que estas observaciones no sólo eran ilusiones de los dueños, los estudios<br />
verificaron las reacciones de perros específicos ante las intenciones de sus dueños de regresar a<br />
casa. Se colocaron cámaras en los lugares de la casa en los que era probable que estuviera el perro:<br />
su cama, la puerta principal, la cocina. El dueño partía sin saber adonde iba ni cuándo regresaría; eso<br />
lo determinaban los investigadores. Hasta que subía a su auto no recibía instrucciones sobre adonde<br />
dirigirse. Luego, en momentos seleccionados al azar, un investigador enviaba al dueño una señal<br />
para indicarle que volviera. Se anotaba la hora y se verificaba la reacción <strong>del</strong> perro en las cintas de<br />
video. Cuando él dueño emprendía el regreso, el perro iba a la puerta y esperaba la llegada sin<br />
importar dónde estaba aquél, qué hora era ni cuánto tiempo tardaría en llegar a casa.<br />
No hay duda de que algunas personas tienen una conexión muy fuerte con sus perros; están<br />
correlacionadas con sus animales. Están sincronizadas. A través de este vínculo, el dueño y el perro<br />
experimentan la comunicación no circunscrita.<br />
Es sencillo encontrar ejemplos de sincronicidad en el reino animal porque los animales están<br />
en contacto con la naturaleza esencial de las cosas. Los humanos perdemos este sentido de<br />
conexión en un fárrago de preocupaciones por el pago de la renta, la elección <strong>del</strong> auto que<br />
compraremos o cualquier otra distracción. Tan pronto como desarrollamos un ego, un sentido <strong>del</strong> yo<br />
separado de todos los demás, estas conexiones se oscurecen.<br />
Sin embargo, muchas personas experimentan la sincronicidad y no necesariamente practican<br />
la meditación. Todos hemos escuchado historias de gemelos idénticos que pueden sintonizarse con<br />
facilidad con lo que el otro está sintiendo o pensando. Esta misma clase de conexión puede verse en<br />
otros individuos fuertemente vinculados. Una vez estaba hablando con un paciente cuando, de súbito,<br />
sintió un dolor penetrante en el abdomen y empezó a revolcarse en el piso. Cuando le pregunté qué<br />
había pasado, me contestó: «Sentí como si alguien me hubiera apuñalado aquí». Más tarde supimos<br />
que en aquel preciso instante, su madre, que estaba en Fila<strong>del</strong>fía, había sido asaltada y apuñalada<br />
en el abdomen. El hombre tenía una fuerte conexión con ella; simple y sencillamente era la relación<br />
más importante de su vida. Estaban tan sintonizados que, en cierto nivel, su mentalidad era una.<br />
Podríamos decir que estaban inmersos.<br />
«Inmersión» es un sinónimo de correlación o sincronización; los científicos lo utilizan<br />
frecuentemente para describir algo que está contenido en otra sustancia o fuerza. Por ejemplo, unas<br />
partículas pueden estar sumergidas en un líquido y fluir en él. <strong>La</strong> palabra ayuda a describir cómo las<br />
cosas se correlacionan entre sí. Recuerda: la sincronicidad sólo ocurre cuando las personas, los<br />
animales o los objetos tienen una relación estrecha, cuando están inmersos.<br />
Por ejemplo, algunos investigadores han estudiado tribus africanas en las que las madres<br />
guardan una relación muy cercana con sus hijos. Esta relación surge durante la gestación. En el<br />
momento de la concepción la madre elige un nombre y le compone una canción que canta durante<br />
todo el embarazo. Cuando da a luz, todos los vecinos acuden y la cantan. También lo hacen en las<br />
fechas importantes: en su cumpleaños, cuando pasa de ser bebé a niño, durante los rituales de pubertad,<br />
cuando se compromete y en su boda. <strong>La</strong> canción se convierte en el sostén <strong>del</strong> vínculo original<br />
entre madre e hijo; incluso, se prolonga más allá de la muerte cuando se canta en el funeral de la<br />
persona. Ésta es la manera en que el hijo es sumergido en el mundo de la madre y de la tribu. Esto<br />
forma una conexión tan íntima que si el bebé está entre los arbustos y la madre en el campo, y el<br />
primero siente alguna incomodidad, la madre resentirá lo mismo en su cuerpo y en el mismo instante,<br />
tal como lo que ocurrió con mi paciente.<br />
Los practicantes de meditación de los que hablé en el capítulo anterior, se conocían y<br />
agradaban antes <strong>del</strong> experimento, pero la meditación hizo que se sintieran aún más inmersos. Uno<br />
puede estar conectado socialmente, ser marido y mujer, hermano o hermana, pero para que ocurra la<br />
comunicación no circunscrita debe haber una conexión más profunda.<br />
Visto de este modo parece terriblemente difícil establecer esta clase de conexión, pero en<br />
realidad, todos estamos constantemente en contacto con la inteligencia no circunscrita. El simple<br />
hecho de que nuestros cuerpos existan, se debe a la comunicación no circunscrita.<br />
17
18<br />
¿Cómo es que algo tan real y sólido como nuestros cuerpos depende de la comunicación no<br />
circunscrita? Toma en cuenta que el cuerpo humano está formado por, aproximadamente, cien mil<br />
billones de células, unas mil células por cada estrella de la Vía Láctea. Sólo son necesarias 50<br />
duplicaciones a partir <strong>del</strong> óvulo fertilizado unicelular para producir esos cien mil billones de células. <strong>La</strong><br />
primera duplicación produce dos células; la segunda, cuatro; la tercera, dieciséis; y así continúa. Para<br />
la quincuagésima duplicación, cuentas con cien mil billones de células en tu cuerpo y se detiene la<br />
duplicación.<br />
Todas las células <strong>del</strong> cuerpo parten de una sola. Ésta se duplica y se duplica, y en algún<br />
momento las células experimentan un proceso de diferenciación. El cuerpo humano tiene unos 250<br />
tipos diferentes de ellas, desde la célula adiposa, simple y esférica, hasta la nerviosa, fina y<br />
ramificada. Los científicos aún no tienen idea de cómo es que una sola célula termina dividiéndose en<br />
tantos tipos diferentes de células, capaces de organizarse para formar d estómago, el cerebro» la<br />
piel, los dientes y todas las demás partes altamente especializadas <strong>del</strong> cuerpo.<br />
Además de cumplir su tarea específica en el cuerpo, cada célula realiza millones de cosas<br />
cada segundo, sólo para mantenerse en funcionamiento: elaborar proteínas, ajustar la permeabilidad<br />
de su membrana y procesar nutrientes, por nombrar algunas. Asimismo, cada una debe saber<br />
exactamente qué están haciendo todas las demás, pues de otro modo nos desmoronaríamos. El<br />
cuerpo humano sólo puede funcionar si opera sincrónicamente y esto ocurre a través de la<br />
correlación no circunscrita. ¿De qué otro modo podrían 100 trillones de células —cada una haciendo<br />
millones de cosas cada segundo— coordinar actividades para sostener a un ser humano viviente?<br />
¿De qué otra manera podría un cuerpo humano generar pensamientos, eliminar toxinas, sonreír a un<br />
bebé —o incluso hacer un bebé—, todo al mismo tiempo?<br />
Si quiero mover los dedos de mis pies, primero necesito el pensamiento de que deseo hacerlo.<br />
Éste activa mi corteza cerebral, la cual envía un impulso nervioso a mis piernas a través de la espina<br />
dorsal y mueve mis dedos. Esto es milagroso. ¿De dónde salió el pensamiento? Antes de éste no<br />
había energía, pero tan pronto como tuve el pensamiento y la intención de mover los dedos, en mi<br />
cerebro se generó una tormenta electromagnética controlada que se transmitió a través <strong>del</strong> nervio y<br />
que lo hizo segregar cierta sustancia química. Entonces mis dedos se movieron. Ése es un fenómeno<br />
muy lineal, mecánico y fecal, excepto por esa primera parte, el pensamiento que originó todo: ¿Cómo<br />
generó el cerebro la electricidad? Los científicos entienden los mecanismos <strong>del</strong> cuerpo: potencial de<br />
acción, neurotransmisores, contracciones musculares y todo eso, pero ninguno puede demostrar a<br />
través de la experimentación de dónde proviene el pensamiento. El pensamiento no puede verse,<br />
pero sin él estaríamos paralizados. Si no hay pensamiento no hay movimiento. De alguna manera<br />
nuestra conciencia se convierte en información y energía. ¿Dónde ocurre esto?<br />
<strong>La</strong> respuesta es que el pensamiento se origina en el ámbito virtual.<br />
Nuestro cuerpo actúa de manera sincrónica todo el tiempo. Cuando hay alguna perturbación, por<br />
pequeña que sea, éste reacciona en su totalidad. Por ejemplo, supón que no has Comido en todo el<br />
día, por lo que tu nivel de azúcar en la sangre empieza a disminuir. Al instante se pone en acción toda<br />
una serie de sucesos sincrónicos para elevarlo. El páncreas secreta una hormona llamada glucagón<br />
que convierte en glucosa el azúcar almacenada en el hígado, y ésta queda inmediatamente<br />
disponible como energía; las células adiposas liberan en él torrente sanguíneo ácidos grasos y glucosa;<br />
el sistema nervioso estimula los músculos vinculados al esqueleto para que cedan sus reservas<br />
de glucosa. Todo esto ocurre al mismo tiempo. Los niveles de insulina descienden y la frecuencia<br />
Cardiaca se incrementa para activar la energía. El cuerpo realiza cerca de un millón de tareas para<br />
recuperar el nivel normal de azúcar, y ésa es sólo una de las funciones que ocurren simultáneamente.<br />
Nada de esto podría ocurrir sin una comunicación no circunscrita, sin que la información se<br />
correlacionara a una velocidad mayor a la de la luz, fuera de los limites de la física común.<br />
Se ha dicho que está comunicación no circunscrita se establece por la resonancia de la<br />
actividad eléctrica <strong>del</strong> corazón. El corazón tiene un marcapasos que lo mantiene latiendo aproximadamente<br />
72 veces por minuto. Este marcapasos emite una señal eléctrica que provoca la<br />
contracción mecánica <strong>del</strong> corazón. Siempre que hay una corriente eléctrica existe un campo<br />
electromagnético que la rodea —los campos electromagnéticos son básicamente fotones que se<br />
comportan de determinada manera—. Así pues, el corazón emite, con cada latido, su energía
electromagnética al resto <strong>del</strong> cuerpo. Incluso lo emite fuera <strong>del</strong> cuerpo (si lo amplificáramos, otras<br />
personas podrían recibir las señales). <strong>La</strong> energía se transmite por todo el cuerpo. De este modo, el<br />
corazón es el oscilador principal <strong>del</strong> cuerpo, dueño de un campo electromagnético propio. El corazón<br />
genera un campo de resonancia que provoca que cada célula <strong>del</strong> cuerpo esté inmersa con las<br />
demás, por lo que todas están sintonizadas sincrónicamente.<br />
<strong>La</strong>s células que están dentro <strong>del</strong> mismo campo de resonancia bailan al mismo son. <strong>La</strong>s<br />
investigaciones muestran que cuando pensamos creativamente, nos sentimos tranquilos o estamos<br />
enamorados, estas emociones generan un campo electromagnético coherente que se transmite al<br />
resto <strong>del</strong> cuerpo. También crean un campo de resonancia en el que cada célula <strong>del</strong> cuerpo se acopla<br />
a las demás. Cada una sabe qué están haciendo las demás porque en realidad todas hacen lo<br />
mismo, aunque expresen eficientemente sus funciones específicas: las células estomacales elaboran<br />
ácido clorhídrico, las células inmunológicas generan anticuerpos, las células pancreáticas producen<br />
insulina, etcétera.<br />
En un cuerpo saludable, esta sincronicidad manifiesta una regulación perfecta. <strong>La</strong>s personas<br />
saludables están firmemente atrapadas en estos ritmos. Cuando hay una enfermedad es porque uno<br />
de ellos se perturbó. El estrés es lo que produce más trastornos. Si estamos estresados o nos<br />
sentimos hostiles, perdemos el equilibrio <strong>del</strong> cuerpo. El estrés interrumpe la conexión no circunscrita<br />
con todo lo demás. Cuando experimentamos un malestar (mal-estar) es porque alguna parte de<br />
nuestro cuerpo está empezando a constreñirse, porque se está saliendo <strong>del</strong> campo de inteligencia no<br />
circunscrita.<br />
Hay muchas emociones que pueden perturbar el campo electromagnético <strong>del</strong> corazón, pero<br />
las que se han documentado con más precisión son la ira y la hostilidad. Una vez que se interrumpe<br />
la sincronización, el cuerpo actúa de manera desintegrada. El sistema inmunológico se inhibe, y esto<br />
acarrea problemas como mayor susceptibilidad al cáncer, las infecciones y el envejecimiento<br />
acelerado. Este efecto es tan marcado que los animales pueden percibirlo. Un perro ladrará y actuará<br />
con fiereza en presencia de una persona que alberga hostilidad. A dondequiera que vayamos,<br />
transmitimos lo que somos en este nivel íntimo.<br />
Pero nuestra conexión con la inteligencia no circunscrita no termina en los límites corporales.<br />
Al igual que el cuerpo, el Universo mantiene un equilibrio que manifiesta a través de ritmos o ciclos.<br />
Mientras viaja alrededor <strong>del</strong> Sol, la Tierra crea los ritmos estacionales. El invierno se convierte<br />
en primavera, las aves migran, los peces buscan sus sitios de desove, las plantas florecen, los<br />
árboles echan brotes, los ñutos maduran, las aves empollan. Ese simple cambio en la naturaleza, esa<br />
ligera inclinación <strong>del</strong> planeta, inicia una cascada de acontecimientos no circunscritos. Toda la<br />
naturaleza actúa como un solo organismo. Incluso las personas se sienten diferentes en cada estación;<br />
algunas tienden a deprimirse en invierno y a enamorarse en primavera. Desde el punto de vista<br />
bioquímico, ciertos cambios corporales corresponden al movimiento <strong>del</strong> planeta. Toda la naturaleza<br />
es una sinfonía y formamos parte de ella.<br />
Conforme la Tierra gira sobre su eje, nos da los ritmos circadianos. <strong>La</strong>s criaturas nocturnas<br />
despiertan en la noche y duermen durante el día. <strong>La</strong>s aves buscan alimentos en horas específicas <strong>del</strong><br />
día, llamadas horas de aves. Nuestros cuerpos también están sincronizados con los ritmos diurnos.<br />
Yo paso la mayor parte <strong>del</strong> tiempo en California, y sin un esfuerzo consciente de mi parte, mi cuerpo<br />
se adapta al ritmo californiano de acuerdo con mi zona horaria. Mi cuerpo empieza a anticipar el<br />
amanecer, lo que me permite despertar aproximadamente a la misma hora todos los días, y se<br />
desacelera en la noche, lo que me ayuda a prepararme para dormir. Durante el sueño, el cuerpo<br />
permanece activo; nos lleva a través de varias etapas de sueño y modifica las ondas cerebrales. <strong>La</strong>s<br />
hormonas que controlan y regulan las distintas funciones <strong>del</strong> cuerpo siguen produciéndose y<br />
secretando, pero en cantidades diferentes a las de la vigilia. Cada célula continúa con su millón de<br />
actividades distintas mientras la totalidad <strong>del</strong> cuerpo desarrolla su ciclo nocturno.<br />
En la Tierra sentimos los efectos <strong>del</strong> sol en el ritmo diurno y los de la Luna en el nocturno,<br />
conforme crece y disminuye el movimiento <strong>del</strong> satélite. Los ciclos lunares se manifiestan en nuestro<br />
cuerpo, lo que nos correlaciona al instante con los movimientos planetarios. El ciclo menstrual de 28<br />
días de las mujeres está influido por la Luna, y hay otros ritmos mensuales más sutiles que afectan el<br />
estado de ánimo y la productividad de las personas. Los efectos gravitacionales <strong>del</strong> Sol y la Luna<br />
sobre la Tierra provocan las mareas, las cuales también inciden en nuestros cuerpos. Después de<br />
todo, hace millones de años también fuimos habitantes <strong>del</strong> océano. Cuando nos deslizamos hacia la<br />
19
20<br />
orilla trajimos algo de él.<br />
Nuestro cuerpo tiene en ochenta por ciento la misma composición química que el océano, y<br />
sigue influido por la fuerza de las mareas. Todos estos ritmos, diurnos, lunares y estacionales están<br />
sincronizados entre sí. Hay ritmos que están dentro de otros, y estos a su vez están dentro de otros.<br />
Todos estos toques de tambor resuenan alrededor y dentro de nosotros. No somos ajenos al proceso;<br />
somos parte de él, palpitamos con el latido <strong>del</strong> Universo. <strong>La</strong> inteligencia no circunscrita está dentro y<br />
alrededor de nosotros. Es espíritu, el potencial a partir <strong>del</strong> cual surge todo. Es la base de nuestro ser;<br />
carece de dimensiones, volumen, energía y masa, y no ocupa espacio. Tampoco existe en el tiempo.<br />
Todas las experiencias son proyecciones localizadas de esta realidad no circunscrita, la cual es un<br />
potencial singular, única Aquí todo es uno e inseparable. En este nivel más profundo de realidad eres<br />
esta inteligencia no circunscrita, un ser universal que se observa a través de un sistema nervioso<br />
humano. Así como el prisma divide un rayo de luz en los colores <strong>del</strong> espectro, la inteligencia no circunscrita,<br />
al observarse a sí misma, separa una realidad única en una multitud de apariencias.<br />
Piensa que el Universo es un organismo único y enorme. Su vastedad es una realidad de la<br />
percepción. Aunque veas un gran estadio de fútbol con miles de personas dentro, el fenómeno real es<br />
un pequeño impulso eléctrico de tu cerebro que tú, el ser no circunscrito, interpretas como juego de<br />
fútbol. El Yoga Vasishta, un antiguo texto védico, afirma: «El mundo es como una gran ciudad<br />
reflejada en un espejo». Del mismo modo, el Universo es un enorme reflejo de ti en tu conciencia.<br />
Es, en pocas palabras, el alma de todas las cosas.
3<br />
<strong>La</strong> naturaleza<br />
<strong>del</strong> alma<br />
En la vastedad <strong>del</strong> océano no existe el ego. Visto a distancia, desde la Luna o desde un satélite, el<br />
océano parece quieto e inanimado, una enorme franja azul que circunda la Tierra. Sin embargo,<br />
conforme nos acercamos, comprobamos que está en movimiento constante, agitado por corrientes y<br />
mareas, remolinos y olas. Nosotros vemos estos patrones como entidades distintas. Cuando una ola<br />
se levanta podemos ver su cresta, su rompimiento y su movimiento hacia la orilla. Sin embargo, es<br />
imposible separar la ola <strong>del</strong> océano. Es imposible sacar una ola con un balde y llevarla a casa. Si<br />
tomas una fotografía de una ola y regresas al día siguiente, ninguna será exactamente igual.<br />
El océano es una analogía maravillosa para comprender el alma. Imagina que el océano ¿s la<br />
realidad no circunscrita, el campo de posibilidades infinitas, el nivel virtual de existencia que<br />
sincroniza todo. Cada uno de nosotros es como una ola de ese océano. Somos creados a partir de él<br />
y constituye la esencia misma de lo que somos. Así como las olas tienen una forma específica,<br />
nosotros adoptamos intrincados patrones de realidad no circunscrita. Este océano vasto e infinito de<br />
posibilidad es la esencia <strong>del</strong> mundo físico. El océano representa lo no circunscrito y la ola, lo<br />
circunscrito. Ambos están íntimamente vinculados.<br />
Una vez que sabemos que el alma deriva <strong>del</strong> reino no circunscrito o virtual, nuestro lugar en el<br />
Universo se hace evidente: somos tanto circunscritos como no circunscritos, patrones individuales<br />
que emergen de la inteligencia no circunscrita, la cual es parte de todo y de todos los demás. Podemos<br />
pensar entonces que el alma tiene dos partes. El alma vasta, no circunscrita, existe en el nivel<br />
virtual o espiritual. Es poderosa, pura y capaz de cualquier cosa. <strong>La</strong> parte personal, circunscrita,<br />
existe en el nivel cuántico. Ésta es la que se manifiesta en nuestra vida cotidiana y que mantiene la<br />
esencia de lo que somos. También es poderosa, pura y capaz de cualquier cosa. El mismo potencial<br />
ilimitado <strong>del</strong> espíritu infinito también reside en cada uno. Nuestra alma personal, aquélla en la que<br />
pensamos cuando pensamos en nosotros, es una floración <strong>del</strong> akna eterna.<br />
Si aprendiéramos a vivir desde el nivel <strong>del</strong> alma, veríamos que la parte más valiosa y luminosa<br />
de nuestro ser está conectada con todos los ritmos <strong>del</strong> Universo. Seríamos conscientes de nuestra<br />
capacidad de hacer milagros. Dejaríamos de sentir temor, añoranza, odio, ansiedad y duda. Vivir<br />
desde el nivel <strong>del</strong> alma, significa dejar atrás el ego y las limitaciones de la mente que nos atan a los<br />
sucesos y consecuencias <strong>del</strong> mundo físico.<br />
En la vastedad <strong>del</strong> océano, nada reclama atención individual. Hay olas, remolinos y mareas,<br />
pero en última instancia, todo es océano. Nosotros somos patrones <strong>del</strong> ámbito cuántico que<br />
aparentan ser personas; en última instancia, todo es espíritu.<br />
No obstante, todos nos sentimos plenamente individuales, ¿no es así? Nuestros sentidos nos<br />
confirman que estos cuerpos son reales y tenemos pensamientos personales e individuales.<br />
Aprendemos, nos enamoramos, tenemos hijos y trabajamos en nuestras carreras. ¿Cómo es que no<br />
sentimos este vasto océano arremolinándose en nuestro interior? ¿Por qué sentimos que nuestras<br />
vidas están tan circunscritas? Todo se debe a los tres niveles de existencia.<br />
En el nivel físico, en lo que llamamos mundo real, el alma es el observador que participa en la<br />
observación. Siempre que observamos, hay tres elementos involucrados. El primero, que ocurre en el<br />
mundo físico, es el objeto observado. El segundo, que ocurre en el nivel de la mente, es el proceso<br />
de observación. El tercer elemento es el observador mismo, al que llamamos alma.<br />
Veamos un sencillo ejemplo. Primero, un animal cuadrúpedo y peludo se convierte en objeto<br />
de tu observación. En seguida, tus ojos reciben la imagen <strong>del</strong> objeto y transmiten la señal a la mente,
22<br />
que interpreta ese objeto como un perro. Pero ¿quién está observando al perro? Dirige la conciencia<br />
hacia adentro y percibirás una presencia en tu interior. Esa presencia es tu alma, la extensión de la<br />
inteligencia no circunscrita que florece en ti. Así pues, el alma está involucrada en el proceso de<br />
conocimiento, pero también es la que conoce. Esta presencia, esta conciencia, esto que conoce, es<br />
inmutable. Es un punto de referencia fijo en medio <strong>del</strong> cambiante paisaje <strong>del</strong> mundo físico.<br />
Todos tenemos un alma, pero como cada uno observa desde lugares y experiencias<br />
diferentes, no todos observamos las mismas cosas ni de la misma manera. <strong>La</strong>s variaciones se deben<br />
a las interpretaciones personales. Por ejemplo, si tú y yo observáramos a un mismo perro, tendríamos<br />
pensamientos distintos. Yo podría considerarlo un animal feroz y sentir temor. Tú podrías verlo como<br />
una compañía amigable. Nuestras mentes interpretan la observación de distinta forma. Si yo veo un<br />
perro, corro; si tú lo ves, le silbas y juegas con él.<br />
<strong>La</strong> interpretación ocurre en el nivel de la mente, pero la que está condicionada por la<br />
experiencia es nuestra alma individual; ésta influye en las elecciones e interpretaciones por los<br />
recuerdos de experiencias pasadas. Estos pequeñísimos granos o semillas de la memoria se<br />
acumulan en el transcurso de la vida y la combinación de recuerdos e imaginación basada en la<br />
experiencia recibe el nombre de karma. El karma se acumula en la parte personal <strong>del</strong> alma, en esa<br />
ola que forma la esencia de nuestro ser y la matiza. El alma personal gobierna la conciencia y es el<br />
paradigma de la clase de persona en que cada uno se convertirá. Además, nuestros actos pueden<br />
influir en el alma personal, y modificar el karma para bien o para mal.<br />
<strong>La</strong> parte universal y no circunscrita <strong>del</strong> alma no es afectada por nuestros actos, pero está<br />
conectada con un espíritu puro e inmutable. De hecho, la definición de iluminación es el<br />
reconocimiento de que soy un ser infinito que ve y es visto, que observa y es observado desde un<br />
punto de vista específico y localizado. No importa cuánto hayamos complicado nuestras vidas,<br />
siempre es posible recurrir a la parte universal <strong>del</strong> alma, al campo infinito de potencial puro y<br />
modificar el curso de nuestro destino. Eso es el sincrodestino: aprovechar la conexión entre las<br />
almas, personal y universal, para moldear nuestras vidas.<br />
<strong>La</strong>s semillas de la memoria acumuladas por la experiencia, nuestro karma, ayudan a<br />
determinar quiénes somos, pero la individualidad de nuestra alma personal está determinada por<br />
otros factores. <strong>La</strong>s relaciones desempeñan un papel importante en la construcción <strong>del</strong> alma.<br />
Permíteme explicarlo detalladamente a través de un análisis de los distintos aspectos de la<br />
existencia. Cuando examinamos nuestros cuerpos físicos, nos damos cuenta de que no son más que<br />
un conjunto de moléculas recicladas. <strong>La</strong>s células de nuestro cuerpo se crean, mueren y reemplazan,<br />
muchas veces, a lo largo de nuestra vida. En forma constante, estamos rehaciéndonos. Para<br />
regenerarse, nuestros cuerpos convierten los alimentos que consumimos en los componentes<br />
básicos de la vida. El planeta mismo provee los nutrientes que necesitamos para renovarnos y las<br />
células que desechamos vuelven a él. Por ello, podemos afirmar que constantemente transformamos<br />
nuestros cuerpos físicos, por medio <strong>del</strong> reciclamiento de la Tierra.<br />
Ahora considera las emociones; éstas sólo son energía reciclada. No surgen de nosotros;<br />
vienen y van en función de las situaciones, circunstancias, relaciones y acontecimientos. El 11 de<br />
septiembre de 2001, la fecha <strong>del</strong> desastre <strong>del</strong> World Trade Center, los sucesos desencadenaron el<br />
miedo y el terror. Estas poderosas emociones continuaron vigentes durante meses. <strong>La</strong>s emociones<br />
no se generan aisladamente; siempre se producen por alguna interacción con el entorno. Si no hay<br />
circunstancias ni relaciones, no hay emociones. Así pues, aunque monte en cólera, de hecho no es<br />
mi cólera. Es cólera que se ha asentado en mí por un momento.<br />
Piensa en la última vez que estuviste entre personas que experimentaban una emoción<br />
similar, por ejemplo, en una turba furiosa, entre los dolientes en un funeral o entre los; aficionados en<br />
un partido de fútbol. Es casi imposible no dejarse llevar por esa emoción, pues aumenta su potencia<br />
cuando la expresan simultáneamente tantas personas. En estas situaciones, no se trata de tu ira, tu<br />
tristeza o tu júbilo. Cada emoción depende <strong>del</strong> contexto, las circunstancias y las relaciones que<br />
definen tu realidad en ese momento.<br />
¿Qué hay de los pensamientos? Éstos son información reciclada. Cada pensamiento forma<br />
parte de una base de datos colectiva. Hace 100 años hubiera sido imposible decir: «Voy a viajar a<br />
Disney World en Delta Airlines». No existía este concepto en el mundo, por lo que era imposible tener<br />
ese pensamiento. No había Disney World, Delta Airlines ni vuelos comerciales. Hasta los<br />
pensamientos más originales son simplemente información reciclada, saltos cuánticos de creatividad
que surgen <strong>del</strong> mismo estrato de información colectiva y reciclada.<br />
Átomo de sodio (Na)<br />
Aunque la expresión «salto cuántico» se ha extendido al lenguaje cotidiano, en realidad tiene<br />
un significado específico. Cuando en la escuela se habla de los átomos, normalmente se advierte que<br />
tienen un núcleo con protones y neutrones, y que los electrones giran alrededor de aquél en órbitas<br />
fijas ubicadas a distancias distintas.<br />
Dicen que los electrones permanecen en una órbita, pero que a veces cambian a otra. Si<br />
absorbe energía, un electrón puede saltar a una órbita superior; si libera energía, puede caer a una<br />
órbita inferior. Lo que no dicen es que cuando un electrón cambia de una órbita a otra, no se mueve a<br />
través <strong>del</strong> espacio que las separa; en un momento está en la órbita A y al siguiente está en la B, sin<br />
haber recorrido el espacio entre las dos. A esto se le llama salto cuántico. Un salto cuántico es un<br />
cambio de estatus —de un conjunto de circunstancias a otro— que ocurre de manera inmediata, sin<br />
sucesos intermedios.<br />
Los científicos han aprendido que no pueden predecir cuándo ni dónde ocurrirá un salto<br />
cuántico. Pueden crear mo<strong>del</strong>os matemáticos que les permiten calcularlo aproximadamente, pero no<br />
predecirlo <strong>del</strong> todo. En el nivel subatómico, esa imprevisibilidad parece no tener consecuencias. Si un<br />
electrón salta de una órbita a otra, ¿en qué nos afecta? Si piensas en todos los átomos <strong>del</strong> mundo y<br />
sumas los efectos de su imprevisibilidad, el resultado es, literalmente, el caos.<br />
Los científicos reconocen la imprevisibilidad de la naturaleza y han tratado de encontrarle un<br />
sentido. Hasta los sucesos aparentemente más simples están gobernados por esta imprevisibilidad.<br />
¿Cuándo y dónde aparecen las burbujas en una «acerola de agua hirviendo? ¿Qué patrones formará<br />
el humo de un cigarrillo encendido? ¿Cómo se relaciona la posición de las moléculas de agua que<br />
están en lo alto de una cascada con la que tendrán a la caída? Como afirma James Gleick en su libro<br />
Chaos, en lo que concierne a la física clásica, Dios bien pudo haber puesto todas esas moléculas de<br />
agua bajo la mesa y haberlas agitado personalmente.<br />
<strong>La</strong> nueva ciencia <strong>del</strong> caos trata de predecir lo impredecible a través de intrincados mo<strong>del</strong>os<br />
matemáticos. El ejemplo clásico es que una mariposa bate las alas en Texas y seis días después hay<br />
un tornado en Tokio. <strong>La</strong> conexión tal vez no sea evidente, pero existe. Ese pequeño cambio<br />
provocado por la mariposa en la presión <strong>del</strong> aire puede multiplicarse, magnificarse y producir un<br />
tornado, pero es imposible saberlo con precisión. Esta es la razón por la que los meteorólogos<br />
parecen equivocarse con tanta frecuencia y por la que las predicciones, hechas con más de 48 horas<br />
de anticipación, parecen poco confiables. A pesar de ello, de todos los acontecimientos que hay en el<br />
mundo, el clima es el más predecible.<br />
En el nivel espiritual, esto significa que jamás podremos saber a ciencia cierta qué rumbo<br />
tomará la vida, qué cambios pueden provocar en nuestro destino esos pequeños batimientos de<br />
intención y acción. Asimismo, nos dice que nunca podremos conocer plenamente la mente de Dios.<br />
Jamás comprenderemos cabalmente el cómo, el dónde ni el cuándo de nada, ni siquiera de algo tan<br />
23
24<br />
simple como el agua hirviendo. Debemos rendirnos ala incertidumbre y apreciar su belleza.<br />
Toda creatividad se basa en saltos cuánticos e incertidumbre. <strong>La</strong>s ideas verdaderamente<br />
novedosas surgen <strong>del</strong> sustrato colectivo de información en momentos especiales. Estas ideas no se<br />
originan en el afortunado individuo, sino en la conciencia colectiva. Por eso es frecuente que dos o<br />
más personas realicen descubrimientos científicos significativos al mismo tiempo. <strong>La</strong>s ideas circulan<br />
en el inconsciente colectivo y las mentes preparadas están listas para traducir esa información. Ésta<br />
es la naturaleza <strong>del</strong> genio; ser capaz de comprender lo conocible aun cuando nadie más reconozca<br />
que está ahí. En un momento, la innovación o la idea creativa no existe y al siguiente es parte de<br />
nuestro mundo consciente. Mientras tanto, ¿en dónde estuvo? En el ámbito virtual, en el nivel <strong>del</strong><br />
espíritu universal donde todo es potencial. En ocasiones, este potencial genera algo previsible; otras,<br />
algo nuevo, pero en este reino ya existen todas las posibilidades.<br />
Si nuestros cuerpos son tierra reciclada, nuestras emociones energía reciclada y nuestros<br />
pensamientos información reciclada, ¿qué es lo que nos hace individuales? ¿qué hay de la<br />
personalidad? <strong>La</strong> personalidad tampoco se origina con nosotros; se forma por la identificación<br />
selectiva con las situaciones y por las relaciones. Piensa en un amigo cercano. ¿Cómo lo defines?<br />
Generalmente lo hacemos a través de las personas de su vida: cónyuge, hijos, padres, o compañeros<br />
de trabajo. También describimos a las personas en el contexto de las situaciones de sus vidas: qué<br />
clase de trabajo realizan, dónde viven, cómo se divierten. Lo que llamamos personalidad se erige sobre<br />
un cimiento de relaciones y situaciones.<br />
Entonces cabe preguntarse: si mi cuerpo, emociones, pensamientos y personalidad no son<br />
originales ni las he creado yo, ¿quién soy en realidad? De acuerdo con muchas tradiciones<br />
espirituales, una de las grandes verdades es que yo soy el otro. Sin el otro, no existiríamos. Tu alma<br />
es el reflejó de todas las almas. Imagina lo que implicaría tratar de comprender la compleja red de<br />
interacciones personales que te han hecho lo que eres hoy: toda tu familia y amigos, cada maestro y<br />
compañero de clase que has tenido, cada dependiente de cada tienda que has visitado, cada persona<br />
con la que has trabajado o con la que has tenido contacto en algún momentode tu vida. Luego, para<br />
comprender a todas esas personas y la influencia que pudieran haber ejercido en ti, tendrías que<br />
descubrir quiénes son ellos. Ahora tendrías que describir la red de relaciones de cada una de estas<br />
personas y la tuya. Al final descubrirías que tendrías que describir al Universo entero para definir a<br />
una sola persona. Por ello podemos decir que cada persona es el Universo entero. Tú eres el infinito<br />
visto desde un punto de vista específico y localizado. Tu alma es la parte de ti que es universal e<br />
individual al mismo tiempo, y es un reflejo de todas las demás almas.<br />
Para definir de este modo al alma, es necesario comprender que tu alma es personal y<br />
universal al mismo tiempo, lo que tiene significados y consecuencias que rebasan tu experiencia<br />
personal de vida. El alma es el observador que interpreta y elige en una confluencia de relaciones.<br />
Éstas proveen los antecedentes, el escenario, los personajes y los acontecimientos que forjan la<br />
historia de nuestras vidas. Así como el alma se crea a través de relaciones y es un reflejo de todas<br />
ellas, la experiencia de vida se crea a partir <strong>del</strong> contexto y <strong>del</strong> significado.<br />
Cuando digo contexto me refiero a todo aquello que nos rodea y permite comprender el<br />
significado de las palabras, los actos o los sucesos específicos. Por ejemplo, una palabra puede tener<br />
distintos significados en función de lo que la rodea, de su contexto. Si digo la palabra «hoja» fuera de<br />
contexto, tú no puedes saber si me refiero a una hoja de árbol o a una hoja de papel. Cuando<br />
decimos que alguien citó nuestras palabras fuera de contexto es porque se malentendió su<br />
significado, pues el contexto determina el significado de todo. El flujo de significados es el flujo de la<br />
vida. Nuestro contexto determina la manera en que interpretamos lo que sucede, momento a<br />
momento, y estas interpretaciones se convierten en nuestra experiencia.<br />
Finalmente llegamos a una definición más completa <strong>del</strong> alma. El alma es el observador que<br />
interpreta y elige con base en el karma; es también una confluencia de relaciones de la que surgen<br />
los contextos y los significados, y este flujo de contextos y significados es lo que da lugar a la<br />
experiencia. Así pues, a través <strong>del</strong> alma creamos nuestras vidas.<br />
Como veremos más a<strong>del</strong>ante, la mejor manera de acercarse a la comprensión de la<br />
naturaleza dual <strong>del</strong> alma y de explorar el campo <strong>del</strong> potencial no circunscrito, es meditar. <strong>La</strong><br />
meditación permite alcanzar el nivel <strong>del</strong> alma, al eliminar de la maraña de pensamientos y emociones<br />
que mantienen nuestra atención sujeta al mundo físico. Cuando cerramos los ojos para meditar, los<br />
pensamientos surgen de manera espontánea. Sólo hay dos clases de pensamiento: recuerdos e
imaginación. Sin embargo, como ya se dijo, estos pensamientos no se originan en nuestro cuerpo<br />
físico.<br />
Realiza este pequeño experimento mental: piensa en la cena de anoche. ¿Puedes recordar<br />
qué cenaste? ¿A qué sabía la comida? ¿Qué conversaciones hubo a tu alrededor? Ahora bien,<br />
¿dónde estaba esa información antes de que te preguntara? <strong>La</strong> cena ocurrió, pero la información<br />
sobre ella no existía sino come información potencial. Si un cirujano entrara a tu cerebro, no<br />
encontraría ningún rastro de información sobre lo que cenaste anoche. <strong>La</strong> memoria reside en el nivel<br />
<strong>del</strong> alma hasta que la evocamos. Una vez que decidimos recordar la cena, conscientemente, la<br />
actividad eléctrica y la liberación de sustancias químicas nos indican actividad plena <strong>del</strong> cerebro; pero<br />
el recuerdo no ocupaba un lugar en el cerebro, antes de que lo evocáramos. El simple hecho de<br />
formular una pregunta o de intentar recordar un suceso convierte un recuerdo virtual en un recuerdo<br />
real.<br />
Lo mismo sucede con la imaginación. Un pensamiento no existe en la vida mental o física,<br />
hasta que surge <strong>del</strong> reino virtual. No obstante, la imaginación puede tener un efecto poderoso sobre<br />
la mente y el cuerpo. Un experimento mental común pero efectivo consiste en imaginar que partes un<br />
limón en rebanadas grandes, que pones una de estas entre tus dientes y que muerdes la pulpa.<br />
Imagina cómo se derrama el jugo en tu boca cuando muerdes. Si eres como la mayoría de las<br />
personas, ese fugaz pensamiento provocó que secretaras saliva. Así es como el cuerpo te dice que<br />
cree lo que tu mente está diciéndole. Pero vuelvo a preguntar: ¿dónde estaba ese limón antes de que<br />
te pidiera que pensaras en él? Sólo existía en el nivel <strong>del</strong> potencial.<br />
Así pues, la imaginación, la comprensión, la intuición, el significado, la intención, el propósito o<br />
la creatividad no tienen nada que ver con el cerebro. Éstos organizan su actividad a través de él, pero<br />
son cualidades <strong>del</strong> ámbito no circunscrito que están más allá <strong>del</strong> tiempo y el espacio. A pesar de ello,<br />
sentimos su impacto con fuerza. Una vez que entran en nuestra mente, tenemos que hacer algo con<br />
ellos y el resultado determina en parte la manera como nos definimos a nosotros mismos. Esto se<br />
debe a que tenemos mentes racionales y tendemos a crear historias alrededor de estos<br />
pensamientos. Si pensamos: «Mi esposo me ama», «mis hijos Son felices» o «disfruto mi trabajo»,<br />
creamos historias racionales alrededor de estos pensamientos y creamos un significado a partir de<br />
ellas. Luego las vivimos en el mundo físico. A esto llamamos vida diaria.<br />
Estas historias derivan de las relaciones, contextos y significados evocados a través de la<br />
memoria, los cuales provienen <strong>del</strong> karma y la experiencia. Conforme vivimos estas historias, nos<br />
damos cuenta de que no son originales. Aunque los detalles varían de un individuo a otro, los temas y<br />
motivos son eternos, arquetipos básicos que se repiten incesantemente: héroes y villanos, pecado y<br />
redención, lo divino y lo diabólico, la lujuria prohibida y el amor incondicional. Estos son los mismos<br />
temas que nos fascinan en las telenovelas, las columnas de chismes y los tabloides, donde se<br />
expresan de manera ligeramente exagerada. Nos fascinan porque en esas historias podemos<br />
identificar aspectos de nuestra alma. Son los mismos arquetipos que se representan de manera<br />
exagerada en las mitologías; ya sea que analicemos la mitología hindú, griega o egipcia,<br />
encontraremos los mismos temas y motivos. Estas historias son más convincentes y dramáticas que<br />
la ficción, porque resuenan en nuestras almas.<br />
Ahora podemos pulir todavía más nuestra definición de alma. El alma es la confluencia de<br />
significados, contextos, relaciones e historias míticas o temas arquetípicos que dan lugar a los<br />
pensamientos, recuerdos y deseos cotidianos (condicionados por el karma) que crean las historias en<br />
las que participamos.<br />
En casi todos, la participación en estas historias se da de manera automática, inconsciente.<br />
Vivimos como actores que reciben sólo una línea a la vez, que actúan sin comprender la historia<br />
completa. Sin embargo, cuando nos ponemos en contacto con nuestra alma podemos contemplar<br />
todo el guión. Comprendemos. Seguimos participando en la historia, pero ahora lo hacemos con<br />
jovialidad, conciencia y plenitud. Podemos tomar decisiones basadas en el conocimiento y nacidas de<br />
la libertad. Cada momento adquiere mayor profundidad, pues comprendemos cuál es su significado<br />
en el contexto de nuestra vida.<br />
Sin embargo, lo más emocionante es que podemos reescribir la obra y modificar los<br />
personajes con la intención de aprovechar las oportunidades que ofrecen las coincidencias y de adherirnos<br />
al llamado de nuestra alma.<br />
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4<br />
<strong>La</strong> intención<br />
Todo niño que conozca la historia de Aladino sueña con encontrar una lámpara maravillosa de la que<br />
surja un genio capaz de concederle cualquier deseo. Como adultos sabemos que no existen<br />
lámparas ni genios tales, lo que deja al deseo encerrado en el interior de cada quien. Pero ¿qué<br />
pasaría si los deseos pudieran hacerse realidad? ¿Qué desearías para ti? ¿Qué satisfacerla tus<br />
necesidades en el nivel más profundo y básico? ¿Qué permitiría a tu alma cumplir con su destino?<br />
Todo lo que ocurre en el Universo se origina con la intención. Ya sea que quiera mover los<br />
dedos de mis pies, comprar un regalo de cumpleaños para mi esposa, beber una taza de café o<br />
escribir este libro, todo comienza con la intención. Esta intención surge siempre de la mente no<br />
circunscrita o universal, pero se localiza en la mente individual. Una vez localizada, se convierte en<br />
realidad física.<br />
De hecho, si no fuera por la intención, la realidad física no existiría. <strong>La</strong> intención activa la<br />
correlación no circunscrita y sincronizada <strong>del</strong> cerebro. Siempre que hay una cognición o percepción<br />
de la realidad física, las distintas regiones <strong>del</strong> cerebro muestran una «sincronía de fase y frecuencia»,<br />
en los patrones que activan las neuronas individuales en diferentes partes <strong>del</strong> cerebro. Ésta es una<br />
sincronización circunscrita de una frecuencia de alrededor de 40 hertz (40 ciclos por segundo).<br />
También se le conoce como vinculación y es necesaria para la cognición. Sin ésta no veríamos a las<br />
personas como personas, a las casas como casas, a los árboles como árboles o a los rostros de las<br />
fotografías como rostros. Veríamos puntos en blanco y negro, líneas dispersas, manchas de luz y<br />
sombra. De hecho, los objetos de la percepción sólo son detectados como señales electromagnéticas<br />
que se encienden o apagan. <strong>La</strong> sincronización organizada por la intención convierte los puntos, las<br />
líneas dispersas, las descargas eléctricas y los patrones de luz y sombra en un todo, en una gestalt<br />
que crea una imagen <strong>del</strong> mundo como una experiencia subjetiva. El mundo no existe como imagen<br />
sino como impulsos que se encienden y apagan; estos puntos son códigos digitales que se activan de<br />
manera aparentemente aleatoria. <strong>La</strong> sincronización los organiza y los convierte en una experiencia<br />
cerebral, en un sonido, una textura, una forma, un sabor o un olor a través de la intención. Tú, como<br />
inteligencia no circunscrita, rotulas esa experiencia y de pronto se crea un objeto material en la<br />
conciencia subjetiva.<br />
El mundo es como un manchón de Rorschach, al que convertimos en un mundo de objetos<br />
materiales a través de la sincronización orquestada por la intención. El mundo, antes de ser<br />
observado, y el sistema nervioso, antes <strong>del</strong> deseo o la intención de observar algo, existen como un<br />
campo de actividades caótico, dinámico y no lineal, que permanece en un estado de desequilibrio<br />
(actividad inestable). <strong>La</strong> intención organiza sincrónicamente estas actividades aparentemente<br />
disímbolas, caóticas y carentes de relación <strong>del</strong> universo no circunscrito; las convierte en un sistema<br />
altamente ordenado, auto-organizado y dinámico que se manifiesta de manera simultánea como un<br />
mundo observado y como un sistema nervioso a través <strong>del</strong> cual ese mundo es observado. <strong>La</strong> intención<br />
no surge <strong>del</strong> sistema nervioso, pero se organiza en él. Sin embargo, la intención es responsable<br />
de otras cosas además de la cognición y la percepción. Todo aprendizaje, recuerdo, razonamiento,<br />
inferencia y actividad motora están precedidos por la intención. <strong>La</strong> intención es la base misma de la<br />
creación.<br />
El antiguo texto védico conocido como Upanishad afirma: «Tú eres lo que tu deseo más<br />
profundo es. Como es tu deseo, es tu intención. Como es tu intención, es tu voluntad. Como es tu<br />
voluntad, son tus actos. Como son tus actos, es tu destino». Nuestro destino proviene en última
instancia de los niveles más profundos <strong>del</strong> deseo y también <strong>del</strong> nivel más profundo de la intención.<br />
Ambos están íntimamente vinculados.<br />
¿Qué es la intención? Generalmente se cree que es un pensamiento sobre algo que quieres<br />
lograr u obtener en tu vida, pero es más que eso. <strong>La</strong> intención es una forma de satisfacer una<br />
necesidad, ya sea de objetos materiales, de una relación, de realización espiritual o de amor. <strong>La</strong><br />
intención es un pensamiento que te ayuda a satisfacer una necesidad, y lo lógico es que una vez que<br />
la hayas satisfecho, te sientas feliz.<br />
Desde este punto de vista, la finalidad de todas nuestras intenciones es sentirnos felices o<br />
realizados. Si se nos preguntara qué queremos, tal vez contestaríamos «quiero más dinero». Si nos<br />
preguntaran por qué, diríamos algo como «bueno, así podría pasar más tiempo con mis hijos». Si nos<br />
preguntaran por qué queremos pasar más tiempo con nuestros hijos, podríamos decir: «Porque así<br />
sería feliz». Esto muestra que el fin último de todos nuestros objetivos, es esa realización en el nivel<br />
espiritual a la que llamamos felicidad, dicha o amor.<br />
Toda la actividad <strong>del</strong> Universo tiene su origen en la intención. De acuerdo con la tradición<br />
védica, «la intención es una fuerza de la naturaleza». <strong>La</strong> intención mantiene el equilibrio de todos los<br />
elementos y las fuerzas que permiten al Universo seguir evolucionando.<br />
<strong>La</strong> intención incluso orquesta la creatividad. Ésta tiene lugar en el nivel individual pero también<br />
ocurre universalmente, esto permite que el mundo dé saltos cuánticos en su evolución,<br />
periódicamente. En última instancia, cuando morimos el alma da un salto cuántico en la creatividad.<br />
En efecto, el alma dice: «Ahora debo expresarme a través de un nuevo organismo o encarnación».<br />
Así pues, la intención proviene <strong>del</strong> alma universal, se localiza en un. alma individual y finalmente se<br />
expresa a través de una mente individual, circunscrita.<br />
A partir de las experiencias pasadas creamos los recuerdos, que son la base de la<br />
imaginación y el deseo, y como hemos visto, el deseo es la base de la acción. El ciclo se perpetúa a<br />
sí mismo. En la tradición védica y el budismo este ciclo recibe el nombre de Rueda de Samsara, base<br />
de la existencia terrenal. El «yo» no circunscrito se convierte en el «yo» circunscrito, cuando atraviesa<br />
este proceso kármico.<br />
Cuando la intención se repite, crea un hábito. Mientras más se repita la intención, más<br />
probable es que la conciencia universal dé lugar al mismo patrón y manifieste la intención en el<br />
mundo físico. Si recuerdas el apartado sobre física, una onda-partícula que está dentro de una caja<br />
no observada es, simultáneamente, una onda y una partícula, y adopta una forma definitiva sólo<br />
hasta que es observada; comprenderás que en el momento de la observación, la probabilidad se<br />
transmuta en forma definida. Esta es la misma idea, sólo que cuando la intención se repite, es más<br />
probable que el patrón de la mente no circunscrita se transmute siguiendo tu intención, y se<br />
manifieste como una realidad física. Esto crea la ilusión de lo fácil y lo difícil, de lo posible y lo<br />
imposible. Por ello, si realmente quieres trascender lo mundano debes aprender a pensar y a soñar lo<br />
imposible. Sólo con los pensamientos repetidos lo imposible puede hacerse posible, por medio de la<br />
intención de la mente no circunscrita.<br />
<strong>La</strong> mente no circunscrita que está en ti es la misma que está en mí, o para el caso, en un<br />
rinoceronte, una jirafa, un ave o un gusano. Hasta las piedras tienen inteligencia no circunscrita. Esta<br />
mente no circunscrita, esta conciencia pura, es lo que nos da el sentido <strong>del</strong> «yo»,el «yo» que dice,<br />
«soy <strong>Deepak</strong>», «soy un ave», el «yo» que dice quién eres o quién crees que eres. Esta conciencia<br />
universales el único «yo» que existe. Pero ese «yo» único y universal experimenta un proceso de<br />
diferenciación; se transforma en un número casi infinito de observadores y observados, espectadores<br />
y escenarios, formas orgánicas e inorgánicas, todos los seres y objetos que conforman el mundo<br />
físico. Este hábito de la conciencia universal de diferenciarse en conciencias particulares es anterior a<br />
la interpretación. Por lo tanto, antes de que el «yo soy» diga «soy <strong>Deepak</strong>», o jirafa, o gusano, es<br />
simplemente «yo soy». El potencial creativo infinito <strong>del</strong> «yo» organiza el «yo» comunal y lo transforma<br />
en el «yo» que eres tú, o yo, o cualquier otra cosa que haya en el Universo.<br />
Éste es el mismo concepto de los dos niveles <strong>del</strong> alma, el universal y el individual, pero<br />
trasladado a un contexto personal. Como seres humanos estamos acostumbrados a pensar en<br />
nuestro ser individual como «yo», sin notar o apreciar el «yo» más grande y universal al que<br />
llamamos alma universal. <strong>La</strong> palabra «yo» es simplemente un ingenioso punto de referencia que<br />
utilizamos para localizar nuestro punto de vista único en el alma universal. Sin embargo, cuando nos<br />
definimos sólo como un «yo» individual, perdemos la capacidad de imaginar más allá de los límites de<br />
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lo que tradicionalmente se considera como posible. No es que en el «yo» universal todo sea posible;<br />
es que ya existe, y lo único que necesita para transformarse en una realidad en el mundo físico es la<br />
intención.<br />
<strong>La</strong>s diferencias entre el «yo» individual o mente circunscrita y el «yo» universal o mente no<br />
circunscrita pueden verse claramente en el cuadro que se localiza en la siguiente página.<br />
<strong>La</strong> diferencia entre la mente circunscrita y la no circunscrita es la que hay entre lo ordinario y<br />
lo extraordinario. <strong>La</strong> mente circunscrita es personal e individual para cada uno de nosotros. Es la que<br />
sostiene nuestro ego, el «yo» autodefinido que va por el mundo y que está esclavizado a los hábitos<br />
condicionados. Por su misma naturaleza, la mente circunscrita nos separa <strong>del</strong> resto de la creación.<br />
Establece divisiones sólidas que nos sentimos obligados a defender, aun cuando esto implique<br />
aislarnos de significados más profundos y conexiones dichosas que resultan de sentirnos parte de lo<br />
universal.<br />
Mente circunscrita Mente no circunscrita<br />
1. mente <strong>del</strong> ego 1. espíritu<br />
2. mente individual 2. alma<br />
3. conciencia individual 3. conciencia universal<br />
4.conciencia condicionada 4. conciencia pura<br />
5. lineal 5. sincrónica<br />
6. actúa en el tiempo, el espacio y la causalidad 6. actúa fuera <strong>del</strong> espacio, el tiempo y la<br />
causalidad<br />
7. confinada a la temporalidad y limitada 7. intemporal e infinita<br />
8. racional 8. intuitiva/creativa<br />
9. condicionada a pensamientos y<br />
9. no condicionada, infinitamente<br />
comportamientos habituales, forjada por las<br />
experiencias individuales y colectivas<br />
correlacionada, infinitamente creativa<br />
10. divide 10. une<br />
11. diálogo interno: esto soy yo y esto es mío 11. diálogo interno: todo esto es yo y todo esto<br />
es mío<br />
12. dominada por el temor 12. dominada por el amor<br />
13. requiere energía 13. funciona sin energía<br />
14. necesita aprobación 14. inmune a la crítica y a la Adulación<br />
15. interpreta el «yo» que está en el observador<br />
como algo distinto <strong>del</strong> «yo» que está en lo<br />
observado<br />
15. sabe que el «yo» <strong>del</strong> observador y lo<br />
observado es el Mismo<br />
16. piensa en términos de causa y efecto 16. observa una interconexión no causal, una<br />
correlación interdependiente<br />
17. algorítmica 17. no algorítmica<br />
18. continua 18. discontinua<br />
19. consciente 19. supra-consciente<br />
20. activa cuando los sentidos están activos<br />
porque la experiencia sensorial está<br />
circunscrita<br />
21. se expresa a través <strong>del</strong> sistema nervioso<br />
intencionado (elección individual)<br />
20. siempre activa, pero más accesible para sí<br />
misma cuando los sentidos han sido<br />
suspendidos o desplazados, por ejemplo al<br />
dormir, durante los sueños, la meditación, el<br />
sopor, él trance, la oración<br />
21. se expresa a través de los sistemas<br />
autónomo y endocrino, y aún más importante,<br />
a través de la sincronización de estos<br />
sistemas (también a través de la<br />
sincronización de lo particular y lo universal,<br />
<strong>del</strong> microcosmos y el macrocosmos)
<strong>La</strong> mente circunscrita es lenta, agotadora y racional, y carece de imaginación o creatividad.<br />
Requiere atención y aprobación constantes, por lo que tiende a sentir temor, desazón y dolor.<br />
Por su parte, la mente no circunscrita es alma o espíritu puro, es la conciencia universal. Actúa<br />
más allá de los límites <strong>del</strong> espacio y él tiempo, y es la gran fuerza organizadora y unificadora <strong>del</strong><br />
Universo, de alcance y duración infinita. Por naturaleza, el alma no circunscrita se vincula con todas<br />
las cosas porque es todas las cosas. No requiere atención, energía ni aprobación; es completa en sí<br />
misma, por lo que atrae el amor y la aceptación. Es inminentemente creativa, la fuente de la que fluye<br />
toda la creación. Nos permite imaginar más allá de los límites de lo que la mente circunscrita<br />
considera posible, pensar sin restricciones y creer en milagros.<br />
Los saltos creativos dados por la mente no circunscrita, han sido confirmados por la ciencia.<br />
Los huecos en los registros de fósiles sugieren saltos creativos de imaginación por parte de la<br />
naturaleza, hipótesis conocida como equilibrio discontinuo. Por ejemplo, existen antiguos fósiles de<br />
anfibios y aves, pero no de criaturas que los vinculen entre sí. Esto sugiere un salto cuántico de<br />
imaginación; los anfibios quisieron aprender a volar y las aves fueron resultado de esa intención. Los<br />
científicos creen que los humanos evolucionaron de los primates, pero no hay registro de fósiles de la<br />
fase intermedia, el eslabón perdido. Primero había sólo primates y de repente aparecieron los<br />
humanos. ¿Qué hubo en medio? Nada.<br />
Estos constantes saltos de imaginación dan lugar a lo que nosotros vemos como el Universo.<br />
A lo largo de nuestra vida hemos visto el desarrollo de la televisión, el Internet, el correo electrónico,<br />
la tecnología nuclear y la exploración <strong>del</strong> espacio. Lo que nos guía es la imaginación, y aunque ésta<br />
es propiedad de la conciencia universal, todas estas expresiones circunscritas la condicionan. Los<br />
seres humanos tenemos la capacidad de ir más allá. Con la mente circunscrita —el «yo»<br />
circunscrito— tomamos decisiones por medio de la intención; y la mente no circunscrita —el «yo» no<br />
circunscrito— se encarga sincrónicamente de los detalles para satisfacer la intención. Así es como los<br />
sueños se vuelven realidad.<br />
Déjame explicártelo con un ejemplo. El «yo» circunscrito, que es <strong>Deepak</strong>, quiere sentirse bien<br />
a través <strong>del</strong> ejercicio y perder peso. Así pues, <strong>Deepak</strong>, el «yo» circunscrito, corre todos los días en la<br />
caminadora o en la playa. El «yo» no circunscrito de <strong>Deepak</strong> hace esto posible al hacer que el cuerpo<br />
de <strong>Deepak</strong> realice muchas funciones simultáneamente: el corazón tiene que latir más rápido y<br />
bombear más sangre, los tejidos tienen que consumir más oxígeno, los pulmones tienen que respirar<br />
más rápida y profundamente, y el azúcar, que es el combustible <strong>del</strong> organismo, tiene que quemarse<br />
rápidamente y convertirse en bióxido de carbono y agua para que se genere energía. Si el<br />
abastecimiento de combustible disminuye, hay que secretar insulina para que el glucógeno almacenado<br />
en el hígado se use como combustible. <strong>La</strong>s células inmunológicas tienen que ser estimuladas<br />
para que el cuerpo pueda resistir las infecciones que hay en el entorno mientras corro. Ésta es una<br />
lista abreviada de las cosas que deben ocurrir simultánea y sincrónicamente para que mi intención de<br />
correr se cumpla. De hecho, hay trillones y trillones de actividades que deben ocurrir de manera no<br />
circunscrita, simultáneamente, para que <strong>Deepak</strong> disfrute <strong>del</strong> acto de correr.<br />
Como vemos, la operación <strong>del</strong> cuerpo está siendo organizada por la mente no circunscrita, y<br />
mientras todas estas actividades están siendo sincronizadas, <strong>Deepak</strong> disfruta su carrera. No le<br />
preocupa si su corazón bombea la cantidad adecuada de sangre o si su hígado se olvida de<br />
metabolizar el glucógeno para convertirlo en azúcar. Eso corresponde a la inteligencia no circunscrita.<br />
El «yo» circunscrito se propone algo, y el «yo» no circunscrito organiza sincrónicamente todos los<br />
detalles.<br />
No obstante, el «yo» circunscrito no siempre coopera y a veces toma malas decisiones.<br />
Imagina a un hombre llamado Jim Smith. Está en una fiesta, y el Jim Smith circunscrito dice: «Me<br />
estoy divirtiendo en esta fiesta». Le da un sorbo a su champaña, se relaja y hace algunas nuevas<br />
amistades. El Jim Smith no circunscrito también está divirtiéndose en la fiesta, conectándose y<br />
disfrutando el momento. Pero ¿qué pasaría si el «yo» circunscrito dijera: «Me estoy divirtiendo de lo<br />
lindo». Quizá bebería más y se embriagaría. Emborracharse es una forma de desconectarse, y el<br />
«yo» no circunscrito informa al «yo» circunscrito que esa decisión tiene un precio. El «yo» no<br />
circunscrito le proporciona al «yo» circunscrito un dolor de cabeza y una cruda a la mañana siguiente.<br />
Ésta es su manera de comunicarse con el «yo» circunscrito, de decirle: «Si abusas de ti mismo, te<br />
sentirás mal».<br />
El «yo» circunscrito enfrentará repercusiones más graves si ignora los esfuerzos <strong>del</strong> «yo» no<br />
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circunscrito por disuadirlo de tomar esa decisión. Por ejemplo, si el «yo» circunscrito ignora ese<br />
mensaje y se embriaga todos los días, el Jim Smith circunscrito puede quedarse sin empleo, perder<br />
sus ingresos, deteriorar sus relaciones familiares y quizá enfermar de cirrosis y, finalmente, morir.<br />
¿Por qué? Porque la decisión de beber no actuaba a favor <strong>del</strong> Jim Smith circunscrito y <strong>del</strong> no<br />
circunscrito. No era una intención pura, pues el «yo» circunscrito la había deformado; había cambiado<br />
de forma al trasladarse de la mente no circunscrita a la circunscrita. Una intención sólo puede<br />
cumplirse sincrónicamente si satisface las necesidades tanto <strong>del</strong> «yo» circunscrito como <strong>del</strong> no circunscrito.<br />
<strong>La</strong> intención no circunscrita siempre apunta a la evolución y, por lo tanto, se orienta a las<br />
interacciones armoniosas que actúan en favor <strong>del</strong> bien mayor.<br />
<strong>La</strong> intención siempre se origina en el ámbito universal. <strong>La</strong> intención universal es, en última<br />
instancia, la que cumple la intención circunscrita, siempre y cuando favorezca las necesidades de la<br />
mente circunscrita (yo) y la mente no circunscrita (el espíritu universal). Sólo entonces las mentes<br />
circunscrita y no circunscrita cooperarán. Sin embargo, hay un factor que complica las cosas. Existen<br />
billones de seres humanos y trillones de otros seres en el planeta, cada uno con intenciones circunscritas.<br />
Digamos que voy a ofrecer una fiesta y planeo hornear montones de pasteles de todos<br />
tamaños. Para ello he comprado azúcar, harina y todos los demás ingredientes necesarios. Todo esto<br />
lo almaceno en mi despensa y así atraigo a hormigas y ratones que intentan comerse el azúcar y el<br />
harina. Cuando descubro la actividad de los ratones, compro ratoneras e insecticida. Algunos ratones<br />
mueren; las bacterias los invaden y empiezan a degradar sus cuerpos.<br />
Si analizamos con más detalle esta situación, encontraremos una conspiración de sucesos<br />
relacionados. Cada uno dio lugar a todos los demás. Para que este drama pudiera ocurrir tuvo que<br />
cultivarse trigo y caña de azúcar. Eso implica granjas, granjeros, lluvias, sol, tractores, consumidores,<br />
minoristas, mayoristas, transportistas, ferrocarriles, mercados financieros, tiendas de abarrotes y<br />
empleados, inversionistas, insecticidas, plantas químicas, conocimientos de química, etcétera. El<br />
número de mentes individuales circunscritas que participa es enorme.<br />
Cabe entonces preguntar: ¿Quién influye en quién? ¿De quién es la intención que da lugar a<br />
estos acontecimientos? <strong>La</strong> mía fue hornear pasteles. ¿Es mi intención influir en el comportamiento <strong>del</strong><br />
planeta entero, en los granjeros, el mercado de valores y los precios <strong>del</strong> trigo, sin mencionar el comportamiento<br />
de las hormigas y los ratones en mi alacena, y la actividad de otros elementos y fuerzas<br />
<strong>del</strong> Universo? ¿Era mi intención de servir pasteles la única en la que el Universo entero debía<br />
cooperar? Un ratón —suponiendo que pudiera reflexionar sobre su intención— podría creer que la<br />
responsable de esta serie de acontecimientos había sido la suya, desde la actividad de los<br />
comerciantes de grano y las condiciones <strong>del</strong> clima, hasta mi decisión de hornear pasteles.<br />
Dé hecho, las bacterias bien podrían creer que su intención había organizado la actividad de<br />
todo el Universo, incluyendo mi decisión de comprar el veneno que les proporcionó las proteínas que<br />
habrían de consumir. <strong>La</strong>s cosas pueden ser muy confusas cuando empezamos a preguntarnos de<br />
quién fue la intención que dio lugar a determinado acontecimiento.<br />
¿De quién es la intención que está creando toda esta actividad? En la realidad más profunda,<br />
el «yo» que organiza todos estos sucesos es el «yo» no circunscrito, universal. Esta fuerza<br />
ordenadora, coordina y sincroniza simultáneamente un numero infinito de acontecimientos. <strong>La</strong> mente<br />
no circunscrita vuelve constantemente a sí misma, y se renueva y renueva su creatividad, de manera<br />
que lo viejo nunca se queda estancado, sino que nace de nuevo y a cada momento. Aunque la<br />
intención proviene <strong>del</strong> «yo» circunscrito e individual, desde mi perspectiva y la <strong>del</strong> gato, el ratón, las<br />
hormigas, las bacterias y las personas que van a asistir a la fiesta, pareciera que se trata de la<br />
intención de un «yo» personal. En cada lugar, cada organismo podría estar pensando: «¡Es mi<br />
intención!» Todos y cada uno creen que su «yo» circunscrito personal es el que está haciendo algo;<br />
no obstante, en un panorama más amplio, todas estas mentes circunscritas diferentes dan lugar y<br />
crean a cada una de las demás, a través de la intención de la mente no circunscrita. Los árboles<br />
deben respirar para que yo pueda hacerlo. Los ríos deben correr para que mi sangre pueda circular.<br />
Al fin y al cabo sólo hay un «yo», exuberante, abundante, eterno, rítmico e indivisible. Todas las<br />
divisiones son ilusorias. El «yo» circunscrito sólo alcanza la realización como «yo» no circunscrito<br />
cuando ambos se conectan. Entonces empezamos a percibir que sólo existe un «yo» universal, y<br />
cuando nos conectamos empezamos a experimentar confianza, amor, perdón, gratitud, compasión,<br />
rendición, el no hacer. Así funciona la oración. Alfred Lord Tennyson, el gran poeta, dijo una vez: «<strong>La</strong><br />
oración provoca más cosas de las que soñamos». Pero no se trata de una oración producto de una
intención forzada; es la <strong>del</strong>icadeza, la sincronía, la rendición, la gratitud, la confianza, el amor y la<br />
compasión lo que me permiten, a mí, el «yo» circunscrito, experimentar y convertirme en el «yo» no<br />
circunscrito.<br />
Estamos tan atados a nuestro «yo» circunscrito, individual y personal que quedamos ciegos<br />
ante la magnificencia que está más allá de éste. <strong>La</strong> ignorancia es conciencia restringida. Para notar<br />
algo hay que ignorar todo lo demás. Así es como lo no circunscrito se vuelve circunscrito. Cuando<br />
noto algo, ignoro todo aquello que lo rodea pero que contribuye a su existencia y, por lo tanto, forma<br />
parte de él. Cuando el «yo» que es mi ego observa, sólo ve lo particular e ignora lo universal. Pero<br />
cuando el «yo» espiritual observa, puede ver el flujo <strong>del</strong> Universo que hace posible lo particular.<br />
Esta interconexión, esta indivisibilidad, es lo que hace que la vida no sólo sea posible, sino<br />
milagrosa. El mar de interrelaciones se convierte en olas individuales que estallan en gotas<br />
espumosas que brillan como diamantes y se reflejan unas a otras sólo para volver a hundirse en las<br />
profundidades <strong>del</strong> océano. Sólo existe un momento eterno —amor, espíritu o conciencia eterna— que<br />
constantemente se convierte en observador y en observado. Nosotros somos esas gotas cristalinas;<br />
cada uno hermoso y único por un momento, cada uno parte <strong>del</strong> otro, cada uno reflejando al otro.<br />
Todos provenimos <strong>del</strong> amor, espíritu o conciencia eterna; somos una figuración <strong>del</strong> «yo» universal.<br />
Aunque la interpretación, la memoria y los hábitos crean la ilusión de familiaridad o identidad de<br />
nuestra continuidad, minuto a minuto, en realidad hay posibilidades infinitas en nuestra esencia;<br />
posibilidades que sólo necesitan la intención para hacerse realidad.<br />
<strong>La</strong> intención orquesta posibilidades infinitas. Tal vez te preguntes qué clase de intención es la<br />
ideal. ¿Qué pedirías si tu intención pudiera cumplirse en este momento? Si tu intención es un deseo<br />
meramente personal y se orienta a la gratificación individual, los «yoes» circunscrito y no circunscritos<br />
pueden perder sincronización. ¿Cuántas veces has oído a las personas decir que quieren ganar la<br />
lotería? Eso puede ocurrir, pero sólo si la satisfacción de esa intención te favorece a ti tanto como al<br />
propósito mayor. Tal vez te digas: «Quiero ganar la lotería para comprarme un nuevo BMW». Hasta<br />
esa intención favorece a muchas personas: a ti, al fabricante <strong>del</strong> auto, a sus empleados, a los<br />
inversionistas y a la economía. Sin embargo, no es una intención tan poderosa como la de alguien<br />
como la Madre Teresa, porque su deseo de reunir dinero era resultado <strong>del</strong> deseo de satisfacer a<br />
otros, de dar y recibir en un nivel más profundo en favor de la gran cadena <strong>del</strong> ser. Cuando la<br />
intención de la mente no circunscrita está apoyada por la mente circunscrita, es holística y por tanto<br />
más eficaz.<br />
Podemos preguntarnos a propósito de cada una de nuestras intenciones: «¿Cómo me<br />
beneficiará y cómo beneficiará a todos con quienes tengo contacto?» Si la respuesta es que<br />
provocará dicha y satisfacción auténticas en mí y en todos aquellos en quienes influyen mis actos,<br />
entonces mi intención, junto con la rendición a la mente no circunscrita, organiza su propio<br />
cumplimiento. Existen tácticas para descubrir la intención pura y auténtica que constituye el destino<br />
de tu vida, mismas que trataremos más a<strong>del</strong>ante. Sin embargo, lo esencial es partir de un lugar de<br />
conciencia sosegada y afianzada, crear una intención apropiada en el corazón y dejar que el «yo»<br />
circunscrito se funda con el «yo» no circunscrito para permitir que la voluntad de Dios se cumpla a<br />
través de uno. He enseñado esta técnica a miles de personas que me han comentado que les<br />
funciona tan bien como a mí.<br />
Parte de la dificultad es concebir una intención que no interfiera con la intención universal. Los<br />
científicos intentaron introducir el «arroz de oro» en algunos países en vías de desarrollo, que<br />
padecen escasez de alimentos; una variedad creada por la ingeniería genética que contiene<br />
insecticidas naturales que permiten al arroz crecer en abundancia. Sin embargo, hubo algunos<br />
problemas. El arroz creado por la ingeniería genética no posee los aromas naturales que atraen a<br />
varios insectos importantes en la manutención y propagación de la cadena alimenticia. Los<br />
ecologistas temen que este arroz perturbe el ecosistema local y que, en última instancia, trastorne el<br />
clima; esto podría acarrear terribles consecuencias para todo el planeta. <strong>La</strong> conciencia estrecha o<br />
circunscrita —que observa sólo la situación particular— intenta resolverla de manera circunscrita; la<br />
conciencia expandida, el «yo» no circunscrito, observa las relaciones, las aves, las abejas, las<br />
ardillas, las marmotas y el clima (debe haber una determinada población de árboles, flora y fauna<br />
para permitir cierto tipo de clima). Una buena intención puede resultar contraproducente si se ignora<br />
la intención <strong>del</strong> «yo» no circunscrito. Los intrincados vínculos de interconexión no sólo requieren<br />
desinterés; también necesitan coordinación con los demás «yoes» individuales que provienen <strong>del</strong><br />
31
32<br />
«yo» universal.<br />
<strong>La</strong> intención no puede ser forzada, obligada ni presionada. Piensa que es como atrapar<br />
pompas de jabón en el aire: es una empresa <strong>del</strong>icada que no puede apresurarse ni forzarse. Lo<br />
mismo pasa con la meditación o el sueno. Uno no puede intentar meditar o dormir. Estas actividades<br />
requieren soltarse y mientras más nos esforcemos, menos éxito tendremos. <strong>La</strong> meditación ocurre; el<br />
sueño ocurre. Es igual con la intención; mientras menos interfiramos con ella, más comprobaremos<br />
que posee su propio poder organizador infinito. <strong>La</strong> intención tiene en sí los mecanismos para su<br />
propio cumplimiento, tal como una semilla contiene todo lo que necesita para convertirse en el árbol,<br />
la flor y el fruto. No tengo que hacer nada con esa semilla; simplemente debo sembrarla y regarla.<br />
Ella creará todo por sí misma, sin que yo intervenga.<br />
<strong>La</strong> intención es una semilla en la conciencia o espíritu. Si le prestas atención comprobarás que<br />
tiene en sí los medios para lograr su propio cumplimiento. El poder organizador infinito de la intención<br />
orquesta innumerables detalles en forma simultánea.<br />
<strong>La</strong> intención genera coincidencias; ésta es la razón por la que, cuando pensamos en algo,<br />
ocurre. <strong>La</strong> intención es la razón por la cual algunas personas tienen remisiones espontáneas o se<br />
curan solas. <strong>La</strong> intención organiza toda la creatividad <strong>del</strong> Universo; nosotros, como seres humanos,<br />
somos capaces de crear cambios positivos en nuestra vida a través de la intención. ¿Por qué<br />
entonces perdemos esa habilidad? <strong>La</strong> habilidad se pierde cuando la imagen de uno mismo eclipsa al<br />
ser, cuando sacrificamos nuestro ser verdadero a favor <strong>del</strong> ego.<br />
<strong>La</strong> conciencia de que «yo» soy algo distinto a «tú», tiene lugar alrededor de los dos o tres<br />
años de edad. A esta edad, el bebé empieza a diferenciar entre «yo» y «mío», y entre «no yo» y «no<br />
mío». Esta distinción provoca ansiedad. En realidad, el mundo no es algo distinto a nosotros, sino<br />
parte <strong>del</strong> continuo de la conciencia. <strong>La</strong> intención funciona aprovechando las fuerzas creativas<br />
inherentes al Universo. Así como tenemos nuestra creatividad personal, el Universo también<br />
manifiesta creatividad.<br />
El Universo está vivo y consciente, y responde a nuestras intenciones cuando mantenemos la<br />
relación íntima con él y lo vemos no como algo separado, sino como una prolongación de nuestro<br />
cuerpo.<br />
El poder de la intención puede restaurarse a través <strong>del</strong> regreso al ser verdadero, de la<br />
activación <strong>del</strong> ser. Quienes logran lo anterior, restablecen su conexión con la mente no circunscrita;<br />
no sienten deseos de manipular ni controlar a los demás; se mantienen al margen de la crítica y la<br />
adulación, no se sienten inferiores a nadie, pero tampoco superiores; están en contacto con el punto<br />
de referencia interno que es su alma y no con su ego. <strong>La</strong> ansiedad deja de ser un problema —pues<br />
ésta emana de la necesidad <strong>del</strong> ego de protegerse—, y esa ansiedad es lo que interfiere con lo<br />
espontáneo de la intención. <strong>La</strong> intención es el mecanismo por el que el espíritu se transforma en<br />
realidad material.<br />
<strong>La</strong> espiritualidad madura requiere sensatez de conciencia. Si eres sensato, eres sensible a la<br />
retroalimentación y, al mismo tiempo, inmune a la crítica y la adulación; aprendes a soltarte y dejas de<br />
preocuparte por los resultados; tienes confianza en el desenlace y empiezas a percibir la<br />
sincronicidad que se organiza en forma permanente, a tu alrededor. <strong>La</strong> intención proporciona<br />
oportunidades para las que debes mantenerte alerta. <strong>La</strong> buena suerte sucede cuando la oportunidad<br />
y la preparación coinciden. <strong>La</strong> intención te ofrecerá las oportunidades, pero debes actuar cuando eso<br />
ocurra.<br />
Siempre que actúes, hazlo con la actitud de que no eres tú quien realiza la acción, de que tus<br />
acciones son en realidad las de la inteligencia no circunscrita, <strong>del</strong> espíritu universal organizador.<br />
Empezarás a notar una gran disminución de ansiedad y te sentirás menos preocupado por los<br />
resultados. El estrés es una forma de ansiedad. Si estás estresado, olvídate de la sincronicidad. <strong>La</strong><br />
sincronicidad es un medio para ponernos en contacto con Dios; es el sendero hacia el significado y el<br />
propósito de la vida; es un medio para experimentar el amor y la compasión; es un medio para<br />
conectarse con la inteligencia no circunscrita <strong>del</strong> Universo. Si mi atención está puesta en situaciones<br />
que generan estrés, será difícil que tenga acceso a la sincronicidad. Para hacerlo con efectividad<br />
debes tener una actitud de rendición al ámbito universal, el cual es mucho más grande que cualquier<br />
cosa que puedas imaginar. <strong>La</strong> rendición requiere dar un salto de fe, un salto a lo desconocido. Tu<br />
diálogo interno puede reforzarlo diciendo: «<strong>La</strong>s cosas no me están saliendo como quisiera.<br />
Abandonaré mi idea de cómo deben ser. Mi sentido de 'yo' y 'mío' debe expandirse». Si das este salto
de fe serás recompensado en abundancia. Si te sorprendes preocupándote por las cuentas <strong>del</strong> mes<br />
próximo, lo apropiado sería recordar que tu intención no es únicamente satisfacer tus necesidades,<br />
sino también mandar a tus hijos a la escuela, contribuir en tu comunidad. Todos queremos satisfacer<br />
nuestras necesidades; sin embargo, una vez que hayas expresado tu intención de satisfacerlas,<br />
llévalas a la mente infinita diciendo: «Pongo todo esto en tus manos. No voy a preocuparme porque<br />
tú, la inteligencia no circunscrita que reside en mí, te encargarás de ello».<br />
Los grandes artistas plásticos, jazzistas, escritores y científicos afirman que cuando crean<br />
necesitan trascender sus identidades individuales. He trabajado con muchos músicos y compositores,<br />
y nunca he conocido a ninguno que piense en las regalías mientras escribe una canción. Una canción<br />
o una pieza musical nueva implica soltarse, dejar incubar en el ámbito no circunscrito y permitir que la<br />
música o la canción venga a ti. Todos los procesos creativos se apoyan en una etapa de incubación y<br />
consentimiento. <strong>La</strong> sincronización es un proceso creativo, pero en este caso la mente creativa es el<br />
cosmos. Cuando la preocupación por uno desaparece, la inteligencia no circunscrita hace su<br />
aparición.<br />
Recuerda: tus pensamientos no deben estar en conflicto con los propósitos <strong>del</strong> Universo. El<br />
deseo de ganar la lotería puede incrementar tu sensación de estar separado <strong>del</strong> Universo. Personas<br />
que han ganado la lotería afirman frecuentemente que se sintieron alejados de sus familiares y<br />
amigos y que no obtuvieron más felicidad. El deseo de dinero por el dinero provoca enajenación.<br />
¿Cómo podemos saber cuáles de nuestras intenciones es probable que se cumplan? <strong>La</strong><br />
respuesta reside en prestar atención a las pistas que ofrece la mente no circunscrita. Toma<br />
conciencia de las coincidencias que ocurren en tu vida. <strong>La</strong>s coincidencias son mensajes. Son pistas<br />
provenientes de Dios, espíritu o realidad no circunscrita, que te instan a liberarte de tu condicionamiento<br />
kármico, de los patrones habituales de pensamiento. Te ofrecen una oportunidad de acceder a<br />
un ámbito de conciencia en donde te sientes amado y cuidado por la inteligencia infinita de la que<br />
emanas. <strong>La</strong>s tradiciones espirituales llaman a esto estado de gracia.<br />
33
5<br />
<strong>La</strong> función<br />
de las<br />
Coincidencias<br />
Decir que las coincidencias son mensajes codificados provenientes de la inteligencia no circunscrita,<br />
plantea a la vida como una novela de misterio. Presta atención, busca pistas, descifra su significado<br />
y, al final, la verdad será revelada. En muchos sentidos, eso es exactamente lo que pasa. Después de<br />
todo, la vida es el misterio más grande.<br />
Lo que hace que la vida sea misteriosa es que nuestro destino parece estar oculto para<br />
nosotros; sólo al final de la existencia estaremos en posición de mirar hacia atrás y ver el camino<br />
recorrido. En retrospectiva, la historia de nuestra vida parece perfectamente lógica. Es fácil seguir el<br />
hilo de continuidad alrededor <strong>del</strong> cual hemos trenzado nuestras experiencias. Incluso ahora, en<br />
cualquier punto que te encuentres de tu vida, puedes mirar hacia atrás y ver con cuánta naturalidad<br />
ha fluido tu vida de un hito a otro, de un lugar o empleo a otro, de un conjunto de circunstancias a otro<br />
completamente diferente. Observa cuan sencillo pudo haber sido para ti, de sabido hacia dónde<br />
conducía tu camino. <strong>La</strong> mayoría se pregunta: «¿Por qué me preocupaba tanto? ¿Por qué fui tan duro<br />
conmigo, con mis hijos?»<br />
Si pudiéramos vivir en el nivel de la mente todo el tiempo no necesitaríamos esperar a ver en<br />
retrospectiva para conocer las grandes verdades de la vida. <strong>La</strong>s sabríamos de antemano.<br />
Participaríamos en la creación de la aventura de nuestra vida. El camino sería evidente y no<br />
necesitaríamos señales, pistas ni coincidencias.<br />
Sin embargo, la mayoría no vive en el nivel <strong>del</strong> alma. Por eso, lo único que puede mostrarnos<br />
la voluntad <strong>del</strong> Universo son las coincidencias. Todos hemos experimentado coincidencias en nuestra<br />
vida. <strong>La</strong> palabra misma describe perfectamente su significado: «co» significa con; «incidencia»<br />
significa suceso. Así pues, las coincidencias son sucesos que ocurren con otros acontecimientos, dos<br />
o más sucesos que pasan al mismo tiempo. Como la experiencia de la coincidencia es universal, la<br />
mayoría tendemos a restarle importancia. Son momentos extraños de la vida que nos maravillan y<br />
olvidamos al poco tiempo.<br />
<strong>La</strong>s coincidencias son mucho más que una fuente de diversión. Una coincidencia es una pista<br />
que nos indica la intención <strong>del</strong> espíritu universal y, como tal, es rica en significados. Algunas personas<br />
utilizan la frase «coincidencia significativa», al hablar de sucesos que ocurren al mismo tiempo y que<br />
tienen algún significado especial para quien los experimenta. Sin embargo, creo que la frase<br />
«coincidencia significativa» es redundante, pues todas las coincidencias los son. Si no fuera así, no<br />
existirían. El hecho mismo de que ocurran ya es significativo, sólo que a veces somos capaces de<br />
entender su significado y otras no.<br />
¿Qué significan las coincidencias? <strong>La</strong> parte más profunda de tu ser lo sabe» pero hay que<br />
atraer ese conocimiento a la superficie. El significado no proviene de la coincidencia misma sino de ti,<br />
de la persona que la experimenta. De hecho, sin nuestra participación, ningún suceso tendría<br />
significado, el Universo entero carecería de significado. Somos nosotros quienes damos significado a<br />
los acontecimientos y lo hacemos a través de la intención. <strong>La</strong>s coincidencias son mensajes <strong>del</strong> ámbito<br />
no circunscrito que nos indican cómo actuar para hacer que nuestros sueños —intenciones— se<br />
manifiesten. Así pues, primero debes tener una intención y entonces ponerte en contacto con tu ser<br />
espiritual. Sólo entonces podrás utilizar las coincidencias para satisfacer tus intenciones.<br />
Tener una intención es fácil, tan fácil como formular un deseo. Ser más espiritual es difícil.<br />
Muchas personas que se creen espirituales no se han sumergido aún en el vasto océano de la fuerza<br />
espiritual; más bien, nadan en la superficie alejadas de las profundidades de la experiencia universal.
35<br />
Milagros en el mundo real<br />
Los milagros son un fenómeno real. En todas las tradiciones se habla de milagros, pero cada<br />
una utiliza un lenguaje diferente. Decimos que un suceso es milagroso cuando el resultado deseado<br />
se manifiesta de manera sorprendente: queremos sanar de una terrible enfermedad, adquirir riquezas<br />
materiales o hallar nuestro objetivo. Cuando esto sucede, decimos que es milagroso. Alguien tiene<br />
una intención, un deseo o un pensamiento y entonces eso ocurre. Un milagro es un ejemplo<br />
dramático de lo que pasa cuando una persona es capaz de aprovechar el ámbito espiritual, y de<br />
aplicar una intención para manifestar su destino.<br />
Déjame darte un ejemplo de una notable coincidencia. David estaba enamorado de una mujer<br />
llamada Joanna. El la amaba profundamente, pero no estaba seguro de querer comprometerse y<br />
casarse. Finalmente, decidió que la llevaría a un parque y que ahí se le declararía. Todavía recelaba<br />
<strong>del</strong> compromiso, pero esa mañana, al despertar, se sintió invadido por una sensación de paz, de que<br />
todo estaría bien. David extendió el mantel sobre el pasto y mientras reunía el valor para formular la<br />
pregunta, pasó sobre ellos un avión con un cartel publicitario. Joanna volteó a verlo y preguntó:<br />
«¿Qué dirá el letrero?» Sin pensarlo, David contestó: «Dice: ‘Joanna, ¿quieres casarte conmigo?’»<br />
Ambos miraron con más cuidado y en efecto el letrero decía: «Joanna, ¿quieres casarte conmigo?»<br />
Ella se echó en sus brazos, se besaron y, en ese momento, David supo que casarse con ella era lo<br />
mejor que podía hacer. Al día siguiente leyeron en el periódico que otra persona se había declarado a<br />
su novia Joanna con un letrero en el parque; el avión pasó en el momento justo para David. Esta<br />
notable coincidencia fue una pista, un milagro, que le indicaba a David su futuro. Ellos siguen<br />
felizmente casados hasta ahora.<br />
<strong>La</strong>s personas que no se interesan en la espiritualidad atribuyen esta clase de sucesos a la<br />
suerte. Creo que la suerte, al menos como normalmente la entendemos, no tiene nada que ver con<br />
esto. Lo que la mayoría llama suerte no es nada más ni nada menos que la aplicación de la<br />
sincronicidad en el cumplimento de nuestras intenciones. Luis Pasteur, el científico que descubrió que<br />
los microbios pueden provocar enfermedades, afirmó: «El azar favorece a la mente preparada». Esto<br />
puede trasladarse a una sencilla ecuación: «Oportunidad + Preparación == Buena suerte». A través<br />
de las lecciones <strong>del</strong> sincrodestino, es perfectamente posible adoptar un estado de ánimo que permita<br />
ver que en la vida existen momentos oportunos y que cuando los identificamos y aprovechamos, pueden<br />
cambiar todo. «Suerte» es la palabra que utilizamos en el mundo moderno para nombrar lo<br />
milagroso.<br />
Así pues, sincronicidad, coincidencia significativa, milagro o buena suerte, son distintas formas<br />
de referirse al mismo fenómeno. Como hemos visto, la inteligencia <strong>del</strong> cuerpo se manifiesta a través<br />
de la coincidencia y la sincronicidad. También la inteligencia más amplia de la naturaleza y el<br />
ecosistema —la gran red de la vida— y la inteligencia fundamental <strong>del</strong> Universo.<br />
Cuando empezamos a considerar las coincidencias como oportunidades, cada una adquiere<br />
significado. Cada coincidencia se convierte en una oportunidad para la creatividad. Cada coincidencia<br />
se convierte en una oportunidad para convertirte en la persona que el Universo quiere que seas.<br />
Esta es la verdad última <strong>del</strong> sincrodestino: la suma total <strong>del</strong> Universo está modificándose para<br />
crear tu destino personal. Para ello utiliza «conexiones no circunscritas y no causales».<br />
¿Qué son las conexiones no causales? Si analizamos todos los sucesos inconexos de nuestra<br />
vida, todos tienen una historia entrelazada con un destino personal. No causal significa que los<br />
sucesos están relacionados entre sí, pero no por una, relación directa de causa y efecto, por lo<br />
menos en la superficie. Son no causales sin causa. Volvamos al ejemplo que mencioné en el primer<br />
capítulo: ¿qué tiene que ver que <strong>La</strong>dy Mountbatten apreciara a mi padre con el hecho de que yo<br />
leyera a Sinclair Lewis, o que mi amigo Oppo me inspirara? No existe conexión excepto porque<br />
forman parte de mi historia individual, la cual me condujo a mi destino particular. Ninguno de estos<br />
acontecimientos provocó los demás. <strong>La</strong>dy Mountbatten no ordenó a mi padre que me diera un libro de<br />
Sinclair Lewis; sin embargo esos dos sucesos actuaron conjuntamente para moldear mi destino.<br />
Todos estaban conectados en un nivel más profundo.<br />
Es imposible imaginar siquiera la complejidad de las fuerzas que están detrás de cada<br />
acontecimiento de nuestras vidas. Existe una combinación de coincidencias; el ámbito no circunscrito<br />
teje la red <strong>del</strong> karma o destino, para crear la vida personal de cada individuo, tu vida o mi vida. <strong>La</strong><br />
única razón por la que no experimentamos la sincronicidad en nuestra vida diaria es porque no
36<br />
vivimos desde el nivel en donde está ocurriendo. Normalmente percibimos sólo relaciones de causa y<br />
efecto: ésto causa eso, que causa esto otro, que causa aquello: trayectorias lineales. Sin embargo,<br />
debajo de la superficie ocurre algo más. Existe toda una red de conexiones, invisibles para nosotros.<br />
Cuando se hacen evidentes, vemos cómo nuestras intenciones están entretejidas en esta red, que es<br />
contextual, condicional, holística y rica, a diferencia de nuestra experiencia superficial.<br />
Con frecuencia caemos en comportamientos rutinarios; seguimos los mismos patrones y<br />
actuamos de manera predecible, día tras día. Programamos nuestra mente y sólo continuamos<br />
poniendo un pie <strong>del</strong>ante <strong>del</strong> otro. ¿Cómo podrían ocurrir milagros si simplemente marchamos<br />
mecánicamente por la vida, sin pensar ni estar conscientes? <strong>La</strong>s coincidencias son señalamientos en<br />
el camino que atraen nuestra atención hacia algo importante de nuestras vidas, atisbos de lo que<br />
ocurre más allá de las distracciones cotidianas. Podemos ignorar esas señales y seguir a<strong>del</strong>ante o<br />
podemos prestarles atención y vivir el milagro que está esperándonos.<br />
Cuando estaba concluyendo mi formación como médico, supe que me especializaría en<br />
neuroendocrinología, el estudio <strong>del</strong> funcionamiento de las sustancias químicas <strong>del</strong> cerebro. Desde<br />
entonces sabía que ése es un lugar donde la ciencia y la conciencia se tocan; quería explorarlo.<br />
Solicité una beca para estudiar con uno de los endocrinólogos más prominentes <strong>del</strong> mundo. Este<br />
respetado científico estaba realizando investigaciones dignas <strong>del</strong> premio Nobel y ansiaba poder<br />
aprender de él. Entre miles de solicitantes, fui uno de los seis elegidos para trabajar con él, ese año.<br />
Poco después de que empezamos, percibí que su laboratorio tenía más que ver con la gratificación<br />
<strong>del</strong> ego que con la verdadera ciencia. Los técnicos éramos tratados como máquinas y se esperaba<br />
que produjéramos trabajos de investigación en serie, listos para publicarse. Aquello era tedioso y<br />
frustrante. Era terrible y decepcionante trabajar con alguien tan famoso, tan respetado y sentirse tan<br />
desdichado como me sentía. Había asumido muy ilusionado el puesto, pero no hacía nada más que<br />
inyectar sustancias químicas a las ratas, todo el día.<br />
Cada mañana revisaba la sección de anuncios clasificados <strong>del</strong> periódico Boston Globe,<br />
consciente de mi desilusión pero pensando que el camino que estaba siguiendo era el único posible.<br />
Recuerdo haber leído un pequeño anuncio de un puesto en la sala de emergencias de un hospital<br />
local. De hecho, cada mañana, cuando abría el periódico, veía ese pequeño anuncio. Aunque lo<br />
hojeara rápidamente, siempre lo abría en la misma página, en el mismo sitio. Lo veía e inmediatamente<br />
lo sacaba de mi mente. En el fondo me imaginaba a mí mismo trabajando en esa sala de<br />
emergencias y ayudando a las personas en vez de seguir inyectando ratas, pero mi sueño había sido<br />
obtener esa beca con el renombrado endocrinólogo.<br />
Un día, ese endocrinólogo me trató de manera cruel y degradante. Discutimos y salí a la sala<br />
de espera para calmarme. Sobre la mesa estaba el Boston Globe abierto en la página <strong>del</strong> pequeño<br />
anuncio, ese mismo anuncio que había estado ignorando durante semanas. <strong>La</strong> coincidencia era demasiado<br />
evidente como para ignorarla. Todo cayó finalmente en su lugar. Supe que estaba en el lugar<br />
equivocado haciendo las cosas equivocadas. Estaba harto de la rutina, <strong>del</strong> ego de ese endocrinólogo,<br />
de las ratas, <strong>del</strong> sentimiento de no estar haciendo lo que mi corazón quería hacer. Regresé a la oficina<br />
y renuncié. El endocrinólogo me siguió al estacionamiento gritando a los cuatro vientos que mi<br />
carrera estaba acabada, que él se encargaría de que nadie me contratara.<br />
Con su voz retumbando todavía en mis oídos, subí a mi auto, fui directamente a aquella<br />
pequeña sala de emergencia, solicité el puesto y empecé a trabajar ese mismo día. Por primera vez<br />
pude tratar y ayudar a personas que realmente estaban sufriendo; por primera vez en mucho tiempo<br />
me sentí feliz. El anuncio <strong>del</strong> Boston Globe me había hecho señas durante semanas, pero las había<br />
ignorado. Finalmente me di cuenta de la coincidencia y pude cambiar mi destino. Aunque parecía que<br />
el trabajo de laboratorio era lo que había deseado toda mi vida, el hecho de prestar atención a esta<br />
coincidencia me permitió romper con mis patrones habituales. Era un mensaje sólo para mí, una<br />
señal personalizada. Todo lo que había hecho hasta ese momento eran preparativos para ese<br />
cambio. Algunos pensaron que la beca misma había sido un error, pero si no la hubiera obtenido tal<br />
vez no habría estado en Boston. Y si no hubiera estado trabajando en el laboratorio <strong>del</strong><br />
endocrinólogo, tal vez no habría visto ese anuncio y nunca hubiera escuchado el llamado de mi corazón.<br />
Tuvieron que ocurrir muchas cosas para que esta parte de mi vida se desarrollara como lo ha<br />
hecho.<br />
De acuerdo con un poema de Rumi, uno de mis literatos y filósofos favoritos, «ésta no es la<br />
realidad real. <strong>La</strong> realidad real está detrás <strong>del</strong> telón. En verdad no estamos aquí; ésta es nuestra
sombra». Lo que experimentamos como realidad cotidiana es sólo una representación de sombras.<br />
Detrás <strong>del</strong> telón está un alma viviente, dinámica e inmortal, que está más allá <strong>del</strong> tiempo y el espacio.<br />
Si actuamos desde ese nivel, podemos influir conscientemente en nuestro destino. Esto ocurre a<br />
través de la sincronización de relaciones, aparentemente no causales, que dan forma a un destino.<br />
De aquí el sincrodestino. En el sincrodestino participamos conscientemente en la creación de<br />
nuestras vidas, por medio <strong>del</strong> entendimiento <strong>del</strong> mundo que está más allá de nuestros sentidos, el<br />
mundo <strong>del</strong> alma.<br />
37<br />
<strong>La</strong> coincidencia <strong>del</strong> Universo<br />
Nada existiría, absolutamente nada, de no haber sido por una notable serie de coincidencias. Una vez<br />
leí un artículo en el que un físico describía el Big Bang que dio origen a nuestro Universo. En ese<br />
momento, el número de partículas que se crearon fue ligeramente mayor al número de antipartículas.<br />
<strong>La</strong>s partículas y las antipartículas chocaron y se aniquilaron entre sí llenando el Universo de fotones.<br />
Debido al desequilibrio inicial, hubo algunas partículas que sobrevivieron a la aniquilación, y éstas<br />
dieron origen a lo que conocemos como mundo material. Tú, yo y el resto <strong>del</strong> Universo —incluyendo<br />
estrellas y galaxias— somos restos <strong>del</strong> momento de la creación. El número total <strong>del</strong> partículas que<br />
quedaron es de 10 m (esto es, el número 1 seguido por 80 ceros). Si el número de partículas hubiera<br />
sido un poco mayor, las fuerzas gravitacionales hubieran forzado al joven Universo a colapsarse en sí<br />
mismo formando un enorme hoyo negro, lo que significa que no habría tú) yo, estrellas ni galaxias. Si<br />
el número de partículas de materia hubiera sido un poco menor, el Universo se habría expandido tan<br />
rápidamente sin opción para que las galaxias se formaran como lo hicieron.<br />
Los primeros átomos fueron de hidrógeno. Si la poderosa fuerza que sostiene el núcleo de un<br />
átomo hubiera sido un poco más débil, el deuterio —estado por el que atraviesa el hidrógeno antes<br />
de convertirse en helio— no habría existido y el Universo hubiera continuado siendo hidrógeno puro.<br />
Si, por otra parte, las fuerzas nucleares hubieran sido un poco más fuertes, todo el hidrógeno se<br />
habría quemado rápidamente, dejando a las estrellas sin combustible. Así pues, tal como las fuerzas<br />
gravitacionales necesitaban tener exactamente la fuerza que tuvieron, las fuerzas electromagnéticas<br />
que mantienen los electrones en su lugar, necesitaban ser exactamente como fueron, ni más fuertes<br />
ni mas débiles, para que las estrellas se convirtieran en supernovas y los elementos pesados se<br />
desarrollaran.<br />
El proceso <strong>del</strong> carbono y <strong>del</strong> oxígeno, esenciales para el crecimiento de organismos<br />
biológicos, requirió y requiere muchas coincidencias desde el momento <strong>del</strong> Big Bang. El hecho de<br />
que tú y yo existamos, y que el Universo, las estrellas, las galaxias y los planetas existan, ¡es un<br />
suceso muy improbable! ¡Una absoluta coincidencia! Un milagro que se remonta al principio <strong>del</strong><br />
tiempo.<br />
De haber podido ver el Universo en un momento determinado de esa época, hubiera sido<br />
imposible distinguir el patrón general que estaba desarrollándose. Cuando las estrellas se estaban<br />
formando, no habríamos podido imaginar a los planetas, por no mencionar a las jirafas, las arañas,<br />
las aves y los humanos. Cuando el espermatozoide se unió al óvulo para crear al ser humano que<br />
eres ahora, nadie podía haber imaginado la increíble historia de tu vida, las fantásticas vicisitudes de<br />
tu pasado, las personas que conocerías, los hijos que tendrías, el amor que generarías, la huella que<br />
dejarías en este mundo. No obstante, aquí estás, una prueba viviente de los milagros cotidianos. El<br />
hecho de que no podamos ver los milagros como vemos los trucos de magia, con su gratificación<br />
instantánea, no significa que no estén ocurriendo. Muchos milagros necesitan tiempo para revelarse y<br />
poder ser apreciados.<br />
Voy a contarte otro ejemplo de mi vida para ilustrar el funcionamiento pausado de la<br />
sincronicidad. Todo empezó cuando tenía diez u once años, un día en que mi padre nos llevó a mi<br />
hermano y a mí a ver un partido de criquet, entre la India y las Indias Occidentales. Los países <strong>del</strong><br />
(Caribe tenían maravillosos jugadores de criquet; algunos podían lanzar la pelota a 95 millas por hora.<br />
<strong>La</strong>s Indias Occidentales estaban apaleando a India por cinco carreras, lo que es un desastre en<br />
criquet. Fue entonces que entraron en escena dos jóvenes jugadores. Para proteger su privacía, los<br />
llamaré Saleem y Mohán.<br />
Estos jugadores eran sorprendentes. Refinaron el juego, defendieron cada pelota y anotaron
38<br />
«sixers» una y otra vez. Gracias a ellos, el equipo hindú ganó este juego imposible. <strong>La</strong>s celebraciones<br />
casi terminan en motín; la gente quemó los palos de criquet. Para mi hermano y para mi, estos dos<br />
jugadores se convirtieron en héroes. Todo lo que hadamos era soñar en d criquet Formamos un club<br />
de este deporte, y empezamos un. álbum de recortes para coleccionar información sobre Mohán y<br />
Saleem.<br />
Cuarenta años después, en compañía de tres amigos viajaba por Australia. Era imposible<br />
tomar un taxi hacia el aeropuerto, porque estaban saturados debido a un partido de criquet entre los<br />
equipos de Australia y las Indias Occidentales. Tampoco siquiera podíamos rentar un auto porque todos<br />
estaban alquilados. Finalmente, el portero <strong>del</strong> hotel nos dijo que había una limusina que iba<br />
rumbo al aeropuerto; había otras personas en ella, pero estaban dispuestas a compartirla. Nos<br />
sentimos afortunados por conseguir el aventón y nos subimos al vehículo. En él estaban una mujer<br />
llamada Kamla y un hombre. Durante el camino al aeropuerto escuchamos al chofer gritar una y otra<br />
vez, y nos preguntamos qué estaría ocurriendo. Nos dijo que las Indias Occidentales estaban<br />
vapuleando al equipo australiano. En ese momento mi mente se inundo totalmente con los recuerdos<br />
de aquel juego de mi infancia. Fue un sentimiento tan increíble que no pude evitar comentarlo con los<br />
demás pasajeros. Aunque había ocurrido varias décadas atrás, aún podía relatarlo con detalle.<br />
Cuando finalmente llegamos a la taquilla <strong>del</strong> aeropuerto, el agente le dijo a Kamla que su<br />
vuelo estaba programado para el día siguiente. ¡Ella se había equivocado de fecha! Preguntó si había<br />
boletos para ese día, pero todos los vuelos estaban vendidos. Luego llamó a su hotel para reservar<br />
otra noche, pero éste también estaba lleno debido al juego de criquet. Nosotros le sugerimos que nos<br />
acompañara a Brisbane. Uno de mis amigos le habló de la combinación de improbabilidades, de que<br />
las coincidencias son pistas que nos indican la voluntad <strong>del</strong> Universo. Ella terminó subiéndose a<br />
nuestro vuelo. En el avión, un pasajero hindú que estaba sentado a mi izquierda, me reconoció y sacó<br />
un ejemplar de uno de mis libros, «<strong>La</strong>s siete leyes espirituales <strong>del</strong> éxito». Me pidió que se lo<br />
autografiara y yo le pregunté su nombre.<br />
—Ramu —contestó.<br />
—Bien, Ramu, ¿cómo te apellidas?<br />
—Menon —contestó.<br />
—No eres hijo de Mohán Menon, ¿o sí?<br />
Él contestó que sí. ¡Mohán Menon había sido mi héroe décadas atrás en ese partido de<br />
criquet! Hablé con Ramu durante más de dos horas. Estaba totalmente sobrecogido por la emoción.<br />
Para mí, era como estar hablando con el hijo de Babe Ruth. Le pregunté si jugaba criquet y me<br />
contestó que ya no, pero que en su momento había alternado con algunos excelentes jugadores.<br />
Cuando le pregunté con quiénes, él contestó: «Ravi Mehra». En ese momento, Kamla, que estaba<br />
sentada detrás de mí, hizo una exclamación. Ravi Mehra era su hermano. Cuando empezaron a<br />
hablar, resultó que cada uno tenía contactos de negocios que podían servir al otro y más tarde<br />
pudieron ayudarse de tal modo que ambos obtuvieron grandes ganancias. Y yo fui el afortunado<br />
catalizador que transformó las vidas de estos dos extraños a los que acababa de conocer. Cuarenta<br />
años después de ese partido de criquet, la compleja e impredecible red de relaciones dio origen a una<br />
serie de oportunidades inéditas. Uno nunca sabe cómo y cuándo reaparecerá una experiencia; uno<br />
nunca sabe cuándo una coincidencia nos guiará a la oportunidad de nuestra vida.<br />
Atención e intención<br />
<strong>La</strong> conciencia organiza su actividad en respuesta a la atención y a la intención. Aquello en lo que<br />
pones tu atención se llena de energía; aquello de lo que apartas tu atención pierde fuerza. Por otro<br />
lado, la intención es la clave para la transformación, como ya vimos. Puede decirse que la atención<br />
activa el campo de energía y que la intención activa el campo de información, lo que da lugar a la<br />
transformación.<br />
Cada vez que hablamos, transmitimos información a través de un campo de energía usando<br />
ondas sonoras. Cada vez que enviamos o recibimos un correo electrónico, utilizamos información y<br />
energía. <strong>La</strong> información está en las palabras que eliges y la energía es el impulso electromagnético<br />
que viaja por el ciberespacio. <strong>La</strong> información y la energía están inextricablemente unidas.<br />
¿Has notado que cuando empiezas a prestar atención a una palabra, un color o un objeto en
particular, suelen aparecer más frecuencia en tu entorno? Mi primer auto fue un Volkswagen Beetle.<br />
Yo nunca había prestado mucha atención a los autos, y rara vez había notado Volkswagens en la<br />
calle, pero después de que compré mi Beetle, empecé a verlos por todos lados. ¡Parecía que uno de<br />
cada tres autos era un Beetle convertible rojo! No es que estos autos estuvieran desempeñando un<br />
papel más importante en el Universo, pero mi atención hizo que cualquier cosa relacionada con ellos<br />
saltara a mi campo de atención.<br />
Todos los días ocurren millones de cosas que jamás entran en nuestra mente consciente:<br />
sonidos de la calle, conversaciones de las personas que nos rodean, artículos <strong>del</strong> periódico que<br />
recorremos rápidamente con la vista, patrones en la ropa, colores de zapatos, aromas, texturas,<br />
sabores. Nuestra conciencia solo puede manejar una cantidad limitada de información, por lo que<br />
contamos con una atención selectiva. Cualquier cosa en la que decidamos concentrar nuestra<br />
atención atravesará el sistema de filtración de la mente. Por ejemplo, imagina que estoy hablando<br />
contigo en una fiesta. Tú y yo tenemos una conversación interesante y el resto de la fiesta es sólo un<br />
murmullo de fondo. Entonces, algunas personas empiezan a hablar de ti en el otro extremo de la<br />
habitación y de un momento a otro empiezas a escuchar lo que están diciendo. El murmullo de la<br />
fiesta desaparece, y aunque yo esté junto a ti hablándote al oído, tú no me escuchas. Así de<br />
poderosa es la atención.<br />
En el mundo físico contamos con muchas maneras diferentes de obtener información:<br />
periódicos, libros, televisión, radio, conversaciones por teléfono celular, radios de onda corta. Todas<br />
estas formas de explotar esa clase de información, y muchas otras, están a nuestra entera<br />
disposición. Sólo tenemos que sintonizarlas con nuestros sentidos: mirar, escuchar, sentir, oler y<br />
saborear el entorno que nos rodea. Pero si lo que queremos es explotar la información que está en el<br />
nivel <strong>del</strong> alma, necesitamos otra manera de obtenerla.<br />
Normalmente no dirigimos nuestra atención hacia esa dimensión oculta, pero todo lo que<br />
ocurre en el mundo visible ahí tiene sus raíces. Todo está conectado con todo lo demás. En el mundo<br />
espiritual esas conexiones se hacen visibles, pero en el físico sólo las vislumbramos a través de las<br />
pistas que nos dan las coincidencias. Así como la atención genera energía, la intención permite la<br />
transformación de esa energía. <strong>La</strong> atención y la intención son las herramientas más poderosas <strong>del</strong><br />
experto en espiritualidad. Son ellas las que atraen una determinada clase dé energía, y una<br />
determinada clase de información.<br />
Así pues, mientras más atención prestes a las coincidencias, más atraerás otras coincidencias<br />
que te ayudarán a aclarar su significado. <strong>La</strong> atención prestada a las coincidencias atrae la energía y<br />
la pregunta «¿qué significa?» atrae la información. <strong>La</strong> respuesta puede llegarte como una cierta idea,<br />
un sentimiento intuitivo, un encuentro o una nueva relación. Puedes experimentar cuatro<br />
coincidencias aparentemente inconexas y comprender todo de repente, al ver el noticiero de la noche:<br />
«Ah, ¡eso es lo que significaban!» Mientras más atención prestes a las coincidencias y más te<br />
preguntes por su significado, más frecuentemente ocurrirán y más evidente será su significado. En el<br />
momento en que eres capaz de percibir e interpretar las coincidencias, tu camino hacia la realización<br />
salta a la vista.<br />
Para la mayoría de las personas, el pasado reside sólo en la memoria y el futuro sólo en la<br />
imaginación. Sin embargo, en el nivel espiritual, el pasado, el futuro y todas las distintas<br />
probabilidades de la vida existen simultáneamente. Todo ocurre al miaño tiempo. Es como si<br />
estuviéramos reproduciendo un CD; el disco tiene 25 pistas, pero en este momento sólo estoy<br />
escuchando la número 1. <strong>La</strong>s demás pistas están en el disco en este mismo instante, sólo que no las<br />
estoy escuchando. Y si no soy consciente de ellas, puedo dar por hecho que no existen. Si tuviera un<br />
reproductor de pistas de las experiencias de mi vida, podría escuchar el ayer, el hoy o el mañana con<br />
la misma facilidad. <strong>La</strong>s personas que están sintonizadas con el yo profundo pueden acceder a este<br />
ámbito profundo porque ese yo no está separado <strong>del</strong> Universo. Los budistas dicen que tu «yo» es un<br />
«inter-ser» que está interrelacionado con todo lo que existe. Eres una parte inseparable de la sopa<br />
cuántica <strong>del</strong> cosmos.<br />
39<br />
Cómo fomentar las coincidencias<br />
Ya sabemos que la atención que prestamos a las coincidencias atrae más coincidencias y que la
40<br />
intención revela su significado. De este modo, las coincidencias se convierten en pistas que nos<br />
indican la voluntad <strong>del</strong> Universo y nos permiten su sincronicidad y aprovechar las infinitas<br />
oportunidades de la vida. Sin embargo, con todos esos billones de fragmentos de información que<br />
nos están llegando en todo momento, ¿cómo sabemos a qué prestar atención?, ¿cómo evitamos<br />
estar buscándole significados a cada tasca de té, a cada comercial de televisión, a cada mirada de un<br />
desconocido en la calle? A la vez ¿cómo evitamos pasar por alto información valiosa?<br />
Estas preguntas no tienen una respuesta fácil. Parte de aprender a vivir el sincrodestino<br />
consiste en aprender a ser instrumentos sensibles en nuestro entorno. Cierra los ojos un momento.<br />
Trata de percibir todo lo que hay en el ambiente. ¿Qué sonidos escuchas? ¿Qué estás oliendo,<br />
sintiendo o saboreando en este preciso instante? Pon tu atención en cada uno de tus sentidos<br />
individualmente y toma plena conciencia de ellos.<br />
Si no has practicado este ejercicio antes, es probable que hayas pasado por alto algunos de<br />
estos estímulos, no porque sean débiles, sino porque estamos tan acostumbrados a ellos que ya no<br />
les prestamos atención. Por ejemplo, ¿qué sentiste?, ¿cuál era la temperatura? ¿Había brisa o el aire<br />
estaba quieto?, ¿qué partes de tu cuerpo estaban en contacto con la silla en la que estás sentado?<br />
¿Notaste la presión en la parte posterior de tus muslos, en la parte baja de la espalda? ¿Qué me<br />
dices de los sonidos? <strong>La</strong> mayoría podemos distinguir fácilmente el ladrido lejano de un perro o el<br />
ruido de niños que juegan en la habitación contigua, pero ¿qué hay de los sonidos más sutiles?<br />
¿Escuchaste el ruido <strong>del</strong> calentador o <strong>del</strong> aire acondicionado?, ¿percibiste tu respiración o los gruñidos<br />
de tu estómago?, ¿qué me dices <strong>del</strong> barullo <strong>del</strong> tráfico?<br />
<strong>La</strong>s personas sensibles a los acontecimientos y estímulos de su entorno son sensibles a las<br />
coincidencias que les envía el Universo. <strong>La</strong>s pistas no siempre vendrán a través <strong>del</strong> correo o de la<br />
pantalla de la televisión (aunque a veces lo harán). Pueden ser tan sutiles como el olor <strong>del</strong> humo de<br />
una pipa que entra por una ventana abierta y que te recuerda a tu padre, lo que a su vez te recuerda<br />
un libro que le gustaba, y que, por alguna razón, llega a desempeñar un papel importante en tu vida,<br />
en ese momento.<br />
Por lo menos una vez al día, concéntrate durante uno o dos minutos en alguno de tus cinco<br />
sentidos: vista, oído, gusto, tacto u olfato, y permítete apreciar tantos aspectos de este sentido como<br />
sea posible. Aunque al principio te cueste trabajo, pronto lo harás con toda naturalidad. Clausura los<br />
otros sentidos si te distraen demasiado. Por ejemplo, prueba distintos alimentos mientras te tapas la<br />
nariz y cierras los ojos; concéntrate en la textura de la comida, sin distraerte con su aspecto u olor.<br />
Naturalmente, tu atención se verá atraída por los estímulos más poderosos e inusuales; estos<br />
son los que debes observar con detenimiento. Mientras más inverosímil sea la coincidencia, más<br />
vigorosa será la pista. Si estás considerando casarte y tomas conciencia de los anuncios de los<br />
anillos de compromiso, ésa es una coincidencia menor, pues dichos anuncios abundan. Sin embargo,<br />
si estás ponderando pedirle matrimonio a Joanna y en ese momento pasa sobre tu cabeza un letrero<br />
que dice: «Joanna, ¿quieres casarte conmigo?», la situación es totalmente inaudita y constituye un<br />
mensaje muy poderoso sobre el camino que el Universo tiene planeado para ti.<br />
Cuando surja una coincidencia, no la ignores. Pregúntate: «¿Cuál es el mensaje? ¿Qué<br />
significa esto?» No tienes que salir a buscar las respuestas. Formula la pregunta y las respuestas<br />
surgirán. Pueden llegar como la comprensión repentina de algo, como una experiencia creativa<br />
espontánea o como algo muy diferente. Tal vez conocerás a una persona que esté relacionada de<br />
algún modo con la coincidencia. Una conversación, una relación, un encuentro casual, una situación<br />
o un suceso te dará inmediatamente una pista sobre su significado. «¡Ah, se trataba de esto!»<br />
Recuerda cómo la discusión final que tuve con el endocrinólogo le dio significado al anuncio<br />
<strong>del</strong> Boston Globe que había estado viendo, y que hasta ese entonces ignoraba. <strong>La</strong> clave está en<br />
prestar atención y preguntar.<br />
Otra cosa que puedes hacer para fomentar las coincidencias es llevar un diario de las<br />
coincidencias de tu vida. Después de años de tomar notas, las clasifico en pequeñas, medianas,<br />
bomba y doble bomba. Tú puedes hacerlo como se te haga más fácil. Para algunos, lo más sencillo<br />
es llevar un registro diario y subrayar o señalar palabras, frases o nombres de cosas que se<br />
manifiestan como coincidencias. Otros llevan un diario especial de coincidencias; utilizan una nueva<br />
página para cada coincidencia significativa, y apuntan en esa página otras conexiones con ese<br />
suceso.<br />
A las personas que quieran ahondar con mayor profundidad en las coincidencias, les
ecomiendo la recapitulación. Ésta es una manera de tomar la posición de observador de tu vida y tus<br />
sueños, de modo que las conexiones, temas, imágenes y coincidencias se hagan más claras. Como<br />
nuestra conexión con el alma universal es mucho más evidente cuando soñamos, este proceso nos<br />
permite acceder a un nivel de coincidencias totalmente nuevo.<br />
Cuando vayas a la cama por la noche y antes de dormir, siéntate unos minutos e imagina que<br />
estás viendo en la pantalla de tu conciencia todo lo que ocurrió durante el día. Observa tu día como si<br />
fuera una película. Mírate despertando en la mañana, cepillándote los dientes, desayunando,<br />
conduciendo al trabajo, arreglando tus asuntos, regresando a casa, cenando; todo lo que haya<br />
ocurrido en el día hasta el momento de ir a la cama. No tienes que analizar, evaluar o juzgar lo que<br />
ves; sólo ve la película. Apréciala completa. Incluso es posible que repares en cosas que no te<br />
parecieron importantes en su momento. Tal vez notes que el color <strong>del</strong> cabello de la mujer que estaba<br />
detrás <strong>del</strong> mostrador de la farmacia era el mismo que tenía tu madre cuando eras niño. O tal vez<br />
prestes especial atención al chiquillo que lloraba mientras su madre lo arrastraba por el pasillo <strong>del</strong><br />
supermercado. Es sorprendente la cantidad de cosas que puedes ver en la película de tu día, que tal<br />
vez no notaste conscientemente durante el día.<br />
Mientras ves cómo pasa tu día en la película, aprovecha la oportunidad de observarte<br />
objetivamente. Tal vez te veas haciendo algo que te enorgullece en especial; a veces te verás<br />
haciendo cosas vergonzosas. Te repito: el objetivo no es evaluar, sino obtener un poco de información<br />
sobre el comportamiento <strong>del</strong> protagonista, de ese personaje que eres tú.<br />
Cuando hayas concluido la recapitulación, que puede durar sólo cinco minutos o hasta media<br />
hora, di estas palabras para ti: «Todo lo que he observado, esta película de un día de mi vida, está<br />
guardada en un lugar seguro. Puedo evocar esas imágenes en la pantalla de mi conciencia, pero tan<br />
pronto como las dejo ir, desaparecen. <strong>La</strong> película ha terminado». Luego, cuando vayas a dormir,<br />
afirma: «Así como he recapitulado el día, doy instrucciones a mi alma, a mi espíritu y a mi<br />
subconsciente para que observen mis sueños». Al principio tal vez no notes cambios, pero si<br />
practicas cada noche durante algunas semanas, empezarás a tener una experiencia muy nítida de<br />
que el sueño es el escenario y de que tú eres la persona que está observando todo. Cuando despiertes<br />
en la mañana, recapitula la noche tal como recapitulaste el día al anochecer.<br />
Una vez que seas capaz de recordar la película de tus sueños, anota algunas de las escenas<br />
más memorables. Inclúyelas en tu diario. Apunta especialmente las coincidencias. <strong>La</strong> inteligencia no<br />
circunscrita nos proporciona claves en el sueño tal y como lo hace en la vigilia. Durante el día<br />
conozco personas, tengo interacciones, me encuentro en situaciones, circunstancias, sucesos,<br />
relaciones; por la noche también experimento estas situaciones. <strong>La</strong> diferencia es que en el día parece<br />
haber una explicación lógica, racional, de lo que ocurre. Nuestros sueños no sólo son proyecciones<br />
de nuestra conciencia; son, de hecho, la interpretación que hacemos de las trayectorias de nuestra<br />
vida. Los mecanismos <strong>del</strong> sueño y de lo que nos pasa en lo que llamamos realidad, son las mismas<br />
proyecciones <strong>del</strong> alma. Sólo somos observadores.<br />
Así pues, empezamos gradualmente a notar correlaciones, imágenes que se repiten tanto en<br />
los sueños como en la realidad cotidiana; más coincidencias nos ofrecen más pistas para guiar<br />
nuestro comportamiento; empezamos a disfrutar más oportunidades; tenemos más «buena suerte».<br />
Estas pistas señalan la dirección que debemos dar a nuestra vida. A través <strong>del</strong> proceso de<br />
recapitulación reparamos en los patrones recurrentes y empezamos a desentrañar el misterio de la<br />
vida.<br />
Este proceso es especialmente útil para liberarse de hábitos destructivos. <strong>La</strong> vida tiene ciertos<br />
temas que interpreta. A veces, esos temas actúan a nuestro favor pero también en contra,<br />
especialmente si repetimos los mismos patrones o temas una y otra vez con la idea de obtener un<br />
resultado distinto. Por ejemplo, muchas personas que se divorcian vuelven a enamorarse, pero<br />
terminan en un tipo de relación exactamente igual a la que tuvieron antes. Repiten el mismo trauma,<br />
reviven la misma angustia y luego preguntan: «¿Por qué me sucede lo mismo?» El proceso de<br />
recapitulación puede ayudarnos a observar estos patrones y una vez que los hemos discernido<br />
podemos tomar decisiones más conscientes. <strong>La</strong> revisión diaria de nuestro día no es algo en absoluto<br />
necesario, pero nos ayuda a comprender y a atraer coincidencias a la superficie.<br />
Procura mantenerte sensible, observa las coincidencias en tu vida diurna y en tus sueños, y<br />
presta especial atención a lo que traspase el límite de probabilidades, esto es, la posibilidad<br />
estadística de que un acontecimiento ocurra en el espacio-tiempo. Todos necesitamos planear las<br />
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42<br />
cosas hasta cierto punto, elaborar suposiciones sobre mañana aunque de hecho no sepamos qué va<br />
a pasar. Cualquier cosa que perturbe nuestros planes o nos desvíe de la trayectoria que creemos<br />
llevar, puede ofrecernos información valiosa. Incluso la ausencia de sucesos que esperas puede ser<br />
una pista que te indique la intención <strong>del</strong> Universo.<br />
Quienes tienen dificultades para salir de la cama en las mañanas para ir a un trabajo que<br />
odian, los que no son capaces de comprometerse con sus actividades profesionales, aquellos que se<br />
sienten emocionalmente «muertos» después de un día en la oficina, necesitan prestar atención a<br />
esos sentimientos. Son señales importantes de que debe haber una forma de obtener más<br />
satisfacción de la vida. Tal vez un milagro está esperando a la vuelta de la esquina. Nunca lo sabrás<br />
mientras no formules una intención, seas sensible a las pistas que te ofrece el Universo, sigas la<br />
cadena de las coincidencias y ayudes a crear el destino que tanto deseas.<br />
Por supuesto, la vida puede ser difícil y todos tenemos tareas, responsabilidades y<br />
obligaciones cotidianas que pueden llegar a abrumarnos. <strong>La</strong>s coincidencias pueden volar hacia ti<br />
desde todas direcciones o pueden aparentar haberse secado por completo. ¿Cómo encontrar el<br />
camino en un mundo tan complejo? Tómate cinco minutos todos los días y simplemente permanece<br />
sentado en silencio. Durante esos momentos, plantéale estas preguntas a tu atención y a tu corazón:<br />
«¿Quién soy? ¿Qué quiero para mi vida? ¿Qué quiero de mi vida hoy?» Entonces relájate y deja que<br />
el flujo de tu conciencia, esa suave voz interior, las conteste. Luego, después de cinco minutos,<br />
escríbelas. Haz esto todos los días y te sorprenderá cómo las situaciones, circunstancias,<br />
acontecimientos y personas se organizarán en función de las respuestas. Éste es el comienzo <strong>del</strong><br />
sincrodestino.<br />
<strong>La</strong> primera vez puede resultar difícil contestar estas preguntas. Muchos no estamos<br />
acostumbrados a pensar en términos de nuestras necesidades y deseos, y si lo hacemos, no<br />
creemos poder satisfacerlos. Si no has definido la meta de tu vida por ti mismo, ¿qué estás haciendo<br />
entonces? Sería maravilloso si el Universo pudiera mostrarnos una gran pista, o si prefieres, una<br />
brújula gigante qué nos señalara la dirección que debemos tomar.<br />
El hecho es que la brújula está ahí. Para encontrarla sólo necesitas buscar en tu interior el<br />
deseo más puro de tu alma, el sueño que tiene para tu vida. Siéntate en silencio. Una vez que revelas<br />
ese deseo y comprendes su naturaleza esencial, cuentas con un punto de referencia constante que<br />
puedes expresar en forma de símbolos arquetípicos.
6<br />
Deseos<br />
y arquetipos<br />
Hemos llegado a la esencia misma <strong>del</strong> sincrodestino. Hemos descubierto la naturaleza dual <strong>del</strong> alma<br />
y hemos comprendido que somos parte de la inteligencia no circunscrita <strong>del</strong> mismo modo que una ola<br />
es parte <strong>del</strong> océano. Hemos aprendido a identificar la sincronicidad de todas las cosas, la matriz que<br />
nos vincula con la fuente <strong>del</strong> Universo. Hemos aprendido a valorar las coincidencias como mensajes<br />
de la inteligencia no circunscrita que nos orientan hacia nuestro destino, 7 sabemos que nuestras<br />
intenciones pueden influir en esta dirección. Todas estas revelaciones son esenciales para vivir una<br />
vida plena. Pero para recibir orientación sobre cómo construir nuestras vidas cotidianas, aún<br />
debemos responder la pregunta fundamental <strong>del</strong> ser: «¿Cuáles son mis sueños y deseos?» Esto sólo<br />
puede contestarse preguntando además: «¿Quién soy? ¿Qué quiero? ¿Cuál es mi propósito en esta<br />
vida?»<br />
Sabemos que nuestras relaciones, significados y contextos más profundos derivan <strong>del</strong> alma.<br />
Nuestra aspiración, esa empresa grandiosa, maravillosa y mítica que anhelamos llevar a cabo,<br />
también deriva en última instancia <strong>del</strong> alma. En nuestro tiempo en esta Tierra, esta alma individual no<br />
alcanzará la plenitud hasta que no cumpla su búsqueda mítica, eso que podemos llamar el Gran Plan<br />
en función <strong>del</strong> cual se organizan nuestros destinos. Dentro de cada ser humano existe un tema<br />
expansivo, un molde para una vida heroica, un dios o una diosa embrionarios que desean nacer. Éste<br />
es nuestro destino, el yo que nos negamos porque la mayoría no somos capaces de ver el campo de<br />
potencial ilimitado que está abierto para todos. Éste es nuestro mejor yo, el yo que no tiene ego, ese<br />
pequeño fragmento <strong>del</strong> Universo que actúa a través de nosotros para el bien de todos.<br />
<strong>La</strong>s personas que llevan vidas ordinarias y mundanas no han establecido contacto con el ser<br />
místico que está en su interior. Tú puedes preparar el camino hacia la iluminación al comprender el<br />
plan que está escrito en tu alma, al fomentar las relaciones que te dan contexto y significado y al<br />
representar tu drama mítico. De ahí nacen el amor y la compasión; de ahí, surgen la satisfacción y la<br />
plenitud.<br />
Estos relatos míticos, estos héroes y heroínas interiores reciben el nombre de arquetipos. Los<br />
arquetipos son temas perennes que residen en el nivel <strong>del</strong> alma colectiva y universal. Estos temas<br />
son representaciones de los anhelos, la imaginación y los deseos más profundos de nuestra alma<br />
colectiva. Estos temas han existido desde siempre. Los vemos en los escritos de las culturas<br />
antiguas, en la literatura de todas las épocas. Sus formas cambian en función <strong>del</strong> momento histórico,<br />
pero su esencia permanece. Estos arquetipos aparecen representados en las películas, las<br />
telenovelas y los periódicos sensacionalistas de nuestros días. Siempre que una persona o un<br />
personaje está «más allá <strong>del</strong> bien y <strong>del</strong> mal» estamos ante la representación de un arquetipo. Estos<br />
personajes normalmente son sencillos y tienen una intención muy clara, cualquiera que ésta sea.<br />
Divinos o diabólicos, sagrados o profanos, santos o pecadores, aventureros, sabios, buscadores,<br />
rescatadores, objetos de amor, redentores: todos son expresiones exageradas de la energía<br />
consciente <strong>del</strong> alma colectiva.<br />
Los arquetipos tienen su origen en el alma colectiva pero son representados por las almas<br />
individuales. Sus dramas míticos se representan todos los días en nuestro mundo físico. Podemos<br />
ver a Marilyn Monroe y reconocer fácilmente la encarnación de Afrodita, diosa de la sexualidad y la<br />
belleza. Podemos ver a Robert Downey Jr. como la encarnación de Dionisio o Baco, el espíritu<br />
indómito amante de la diversión. <strong>La</strong> princesa Diana era Artemisa, la inconformista, la bravía, la<br />
rebelde, la intrépida guerrera que lucha por lo que cree.
44<br />
Cada ser humano está en sintonía con algún arquetipo, o con dos o tres de ellos. Cada uno<br />
está programado en el nivel <strong>del</strong> alma para representar o mo<strong>del</strong>ar características arquetípicas. Son<br />
semillas sembradas en nuestro interior. Cuando una de ellas germina, se liberan las fuerzas de<br />
moldeado que le permiten convertirse en un determinado tipo de planta. Una semilla de tomate<br />
siempre se convertirá en una tomatera y nunca en un rosal. <strong>La</strong> activación de un arquetipo libera sus<br />
fuerzas de moldeado, las cuales nos acercan más a lo que estamos destinados a ser. Nuestros<br />
arquetipos individuales se reflejan en nuestros deseos o intenciones. Así pues, ¿quién eres?, ¿qué<br />
quieres?, ¿cuál es el propósito de tu existencia? En el nivel más profundo, estas preguntas se<br />
refieren al alma. Para hallar las respuestas debes dirigirte a esa parte <strong>del</strong> alma que es<br />
exclusivamente tuya. Así aprendemos a definir nuestros arquetipos individuales.<br />
Vivimos en una sociedad que valora la consecución de metas y que todo debe estar<br />
etiquetado, pero esto es menos útil cuando exploras la naturaleza de tu alma. Algunas personas<br />
dicen que soy escritor; otras me llaman pensador espiritual, médico de mente y cuerpo o consejero<br />
personal. Mis hijos me ven como un padre; mi esposa, como su compañero. Todos estos papeles<br />
ayudan a definirme, pero lo que soy emerge continuamente conforme se desarrolla mi destino. Si uno<br />
se etiqueta a sí mismo, se queda estancado como una mariposa atrapada en un frasco. Adoptar un<br />
arquetipo no es lo mismo que etiquetarse, pues no tiene que ver con limitaciones. Todo lo contrario.<br />
Los arquetipos son mo<strong>del</strong>os de vida, imágenes e ideas que guían tu vida hacia el destino último de tu<br />
alma. Reconocer tu verdadera naturaleza y permitirle florecer es parte de la belleza de vivir desde el<br />
nivel <strong>del</strong> alma: te conviertes en el héroe o la heroína de una saga mítica.<br />
Si permitimos que las fuerzas <strong>del</strong> mundo físico influyan en nosotros, sean o no<br />
bienintencionadas, nos desviaremos <strong>del</strong> destino de nuestra alma. Empezamos a desear cosas que no<br />
nos corresponden; empezamos a tener intenciones que no concuerdan con las intenciones <strong>del</strong><br />
Universo. ¿Qué apariencia tienen estas fuerzas? Pueden ser tan inocentes como los amigos que te<br />
aconsejan lo que creen que es mejor para tí; pueden ser tan penetrantes como los anuncios de los<br />
medios de comunicación que nos instan a comprar una cantidad interminable de productos; pueden<br />
ser tan seductoras como la oficina de la esquina con el rótulo de vicepresidente corporativo y un<br />
salario de siete cifras.<br />
Son mensajes <strong>del</strong> mundo físico, no <strong>del</strong> Universo. El proyecto que el Universo tiene para ti se<br />
encuentra en el nivel <strong>del</strong> alma. Obtenemos pistas en la forma de coincidencias y orientación en la<br />
forma de arquetipos.<br />
¿Cómo podemos distinguir cuál es nuestro destino y cuál sueño es sólo producto de nuestra<br />
cultura de masas? ¿Cuántas niñitas sueñan con ser la siguiente Bríttney Spears? ¿Cuántos niños<br />
aspiran a ser el próximo Michael Jordán? Emulamos a estas celebridades porque ellas representan<br />
sus propios arquetipos, porque tuvieron éxito en sus propias búsquedas internas. <strong>La</strong> única forma en<br />
que puedes conocer tus arquetipos y tu destino es descubriendo la voluntad <strong>del</strong> alma universal,<br />
mirando hacia lo más profundo de tu interior y al definir tus deseos más íntimos, mediante la elección<br />
<strong>del</strong> arquetipo que más se ajusta a tus intenciones y en consecuencia de su prístino mo<strong>del</strong>o.<br />
<strong>La</strong> función de los arquetipos<br />
Descubrir arquetipos es una experiencia personal. Nadie, por más que te conozca, puede decirte:<br />
«Oh, tú eres este arquetipo». <strong>La</strong> ciencia védica, la antigua tradición de sabiduría de India, dice que<br />
mientras no puedas ponerte en contacto con ese embrión de dios o diosa que incuba dentro de ti,<br />
mientras no puedas permitirle nacer, tu vida siempre será mundana. Sin embargo, una vez que ese<br />
dios o diosa se exprese a través de ti, realizarás obras grandes y maravillosas.<br />
Actualmente, tendemos a buscar arquetipos simbólicos en las celebridades, pero necesitamos<br />
fomentar expresiones plenas de los arquetipos en nosotros. Ellos son parte de lo que nos crea. De<br />
esto es de lo que están hechos nuestros sueños. De esto están hechas las mitologías, las historias<br />
contadas al calor de las fogatas, las leyendas. Esto es lo que inspira las grandes películas. En «<strong>La</strong><br />
guerra de las galaxias», Luke Skywalker es la expresión <strong>del</strong> arquetipo <strong>del</strong> eterno aventurero, que está<br />
dispuesto a tomar riesgos para explorar lo desconocido. <strong>La</strong> princesa Leia es como Artemisa, la<br />
cazadora autónoma, la protectora. Yoda es el vidente sabio, guardián de un poderoso conocimiento<br />
vinculado con la inteligencia no circunscrita. Estos son personajes de nuestra imaginación colectiva,
antiguos arquetipos presentados con aspecto futurista.<br />
Los arquetipos son vitales para comprender y definir lo que somos: expresiones individuales<br />
de una conciencia colectiva. <strong>La</strong> mitología es la fuente de nuestra civilización. Una de las<br />
consecuencias de privar a la gente de la mitología es que se unan a las pandillas callejeras. ¿Por<br />
qué? Porque las pandillas tienen un líder, tienen rituales, tienen ritos de iniciación, todo lo que<br />
encontramos en la mitología. Nuestros niños se unen a ellas porque buscan una experiencia mítica.<br />
Cuando alguien hace algo notable, cuando los astronautas caminan en la luna, cuando un piloto<br />
emprende el primer vuelo en solitario a través <strong>del</strong> Atlántico, estamos hablando de búsquedas míticas.<br />
Jasón en busca <strong>del</strong> Vellocino de oro, Icaro remontando el vuelo con alas de plumas y cera. Desde el<br />
rapto de Perséfone por Plutón hasta Orfeo buscando a su esposa entre las sombras <strong>del</strong> Hades,<br />
desde Apolo y Krishna hasta todas las historias de la mitología celta, ésta es la fuente más profunda<br />
de civilización e identidad.<br />
Pandillas, películas, telenovelas y celebridades son seductoras justamente porque pulsan esta<br />
cuerda mística, pero son sustitutos vulgares de la mitología. Los arquetipos auténticos son<br />
representados por gente como Mahatma Gandhi, Martin Luther King, Rosa Parks, cualquiera que se<br />
alce por encima de la vida diaria hasta el reino de lo maravilloso. Ellos alcanzaron la grandeza porque<br />
accedieron a la conciencia colectiva, la cual les dio la habilidad de ver simultáneamente varías seríes<br />
de sucesos y predecir el futuro con base en las elecciones <strong>del</strong> momento. Se dice que cuando<br />
Mahatma Gandhi fue forzado a bajar <strong>del</strong> tren en Durban, Sudáfrica, cerró los ojos y vio al Imperio<br />
Británico derrumbarse en gran parte <strong>del</strong> mundo. Este episodio modificó el curso de la historia.<br />
Estos acontecimientos provocan cambios en los mecanismos cognoscitivos y perceptivos.<br />
Normalmente, éstos únicamente permiten ver lo que está ocurriendo aquí, justo frente a nosotros. No<br />
obstante, de vez en cuando podemos despertar potencialidades latentes y la sabiduría para usarlas.<br />
En sánscrito se les conoce como siddhis, palabra que significa poder sobrenatural, percepción<br />
extrasensorial, sincronicidad y telepatía, productos todos <strong>del</strong> ámbito no circunscrito. Estos son los<br />
poderes que se manifiestan en los mitos.<br />
45<br />
Cómo identificar tus arquetipos<br />
El proceso de hallar un arquetipo debe ser jovial. No te preocupes por elegir de forma equivocada.<br />
Como surgen de la conciencia colectiva, todos están presentes en cada uno de nosotros. Sin<br />
embargo, algunos están representados con mayor fuerza. Tu objetivo es encontrar uno, dos o hasta<br />
tres arquetipos que resuenen contigo con más energía, aquéllos que representen tu corazón. No<br />
elijas quién quieres ser ni siquiera qué cualidades valoras más. Busca las cualidades hacia las que te<br />
sientas atraído, que te motiven, inspiren. <strong>La</strong>s identificarás cuando las encuentres. Lo mejor de todo es<br />
que no hay respuestas equivocadas.<br />
Para ayudarte en tu búsqueda prueba el siguiente ejercicio, inspirado en la obra de mi amiga<br />
Jean Houston, autora de A Mythic Life: Learning to Live Our Greater Story. En sus libros hay muchos<br />
ejercicios que recomiendo ampliamente. Ponte cómodo y despeja tu mente. Lo ideal es que te lean<br />
los párrafos que siguen mientras mantienes los ojos cerrados. Si es posible, grábalos en cinta o en<br />
CD y reprodúcelos para que puedas imaginar las escenas con mayor claridad. Sin embargo, si los<br />
lees con la mente abierta y despejada, también puede funcionar.<br />
Empieza por respirar profundamente unas cuantas veces. Inhala y exhala lentamente, y libera<br />
cualquier tensión o resistencia que estés cargando en tu cuerpo. Sigue respirando lenta, profunda y<br />
suavemente, y permite que cada exhalación te lleve a un lugar más profundo, silencioso y relajado.<br />
Ahora imagina que estás caminando por un hermoso camino campestre bordeado por árboles<br />
y lejos <strong>del</strong> tumulto de la ciudad. Mientras paseas, observas la exuberancia <strong>del</strong> campo; aves que<br />
vuelan en el cielo, conejos de cola blanca que corretean por el camino y mariposas que revolotean.<br />
Llegas a un claro y ves una encantadora casita rústica de techo de paja. <strong>La</strong> puerta está abierta e<br />
invita a pasar. Te asomas y ves una sala y un pasillo que lleva a la parte trasera de la casa. Te sientes<br />
muy cómodo y seguro, como si volvieras a tu propia casa. Empiezas a caminar por el pasillo y entras<br />
a un cuarto pequeño. Encuentras la puerta de un armario y la abres. Al apartar la ropa, descubres un<br />
boquete en el fondo. Guando lo atraviesas, ves que lleva a una antigua escalera de piedra que baja y<br />
baja en círculos. Hay poca luz, por lo que desciendes cuidadosamente, un peldaño a la vez, tomado
46<br />
<strong>del</strong> barandal y con cuidado de no caer. Bajas más, más y más. Al final, llegas al pie de la escalera y te<br />
encuentras en la orilla de un ancho río que refleja los rayos plateados de la luna. Sentado al lado <strong>del</strong><br />
río, escuchas el suave murmullo de la corriente y miras el infinito cielo estrellado.<br />
A la distancia ves un pequeño bote que navega hacia ti. Mientras se desliza por el río, una<br />
figura envuelta en una toga de lino se pone de pie y te hace señas para que subas. Sintiéndote<br />
seguro y protegido, subes a bordo y te dan una prenda larga y suelta, decorada con símbolos<br />
antiguos para que te la pongas. El bote navega a través de un túnel estrecho que parece prolongarse<br />
al infinito. El barquero barbudo que está en la popa empieza a cantar algunos mantras desconocidos<br />
y unos momentos después notas que tus sentidos están mucho más alerta. Estás relajado, pero al<br />
mismo tiempo, curiosamente eufórico.<br />
Una luz aparece al final <strong>del</strong> túnel y cada vez brilla más. Conforme te acercas a ella te das<br />
cuenta de que es una invitación para entrar al ámbito virtual. Cuando aceptas y te sumerges en la luz,<br />
sientes repentinamente que pierdes peso. Empiezas a elevarte por encima <strong>del</strong> bote y percibes cómo<br />
te fundes con la luz. Te conviertes en esa luz. Ahora eres un ser virtual, una esfera palpitante de luz.<br />
Desde este ámbito de potencialidad pura, puedes emerger a la realidad cuántica y material en<br />
cualquier forma o figura, y en cualquier lugar <strong>del</strong> espado-tiempo que elijas.<br />
Te sumerges en las profundidades de tu ser de luz y emerges como la diosa Hera, reina <strong>del</strong><br />
Olimpo y de todos los dioses de Grecia, símbolo <strong>del</strong> poder y la belleza regios. Tú diriges el mundo,<br />
con confianza plena y autoridad. Tus súbditos confían en tu seguridad y fortaleza. Eres la expresión<br />
última de la seguridad en uno mismo. Siente lo que es tener la conciencia de esta poderosa diosa.<br />
Siente las sensaciones de desplazarte en su cuerpo. Siente lo que es tener sus gestos, su forma de<br />
hablar, sus expresiones faciales. Observa el mundo a través de sus ojos. Escucha el mundo a través<br />
de sus oídos.<br />
Ahora dile a adiós a esta diosa y regresa a tu forma virtual de luz. Una vez más estás en el<br />
reino <strong>del</strong> potencial puro, latente de posibilidades. Sumérgete en las profundidades de tu ser de luz y<br />
emerge como el viejo rey sabio, diestro en el arte de navegar por las tormentas de la vida. Eres el<br />
sabio barbado, el gran rishi que ve las formas y los fenómenos <strong>del</strong> mundo como una danza cósmica.<br />
Estás en este mundo pero no perteneces a él, y cada uno de tus pensamientos, palabras y acciones<br />
expresa una absoluta perfección. Siente lo que es tener la conciencia de un sabio. Tu mente es la<br />
mente de un vidente. Siente lo que es tener sus pensamientos, su forma de hablar y sus gestos.<br />
Observa el mundo a través de sus ojos.<br />
Ahora deja ir al visionario y vuelve a sumergirte en tu esencia como ser virtual de luz.<br />
Sumérgete en tus profundidades y emerge como el redentor. Tú eres la luz de la compasión, radiante<br />
de perdón y esperanza. Tu sola presencia disipa la oscuridad sin importar cuan sombría parezca.<br />
Eres la esencia de los avatares, de Cristo, de Buda. Tu naturaleza transforma la experiencia en fe. Sé<br />
testigo de los pensamientos que surgen en la mente <strong>del</strong> redentor. Siente las emociones <strong>del</strong> corazón<br />
<strong>del</strong> redentor. Experimenta el mundo a través de sus ojos, pleno de compasión y amor por todos los<br />
seres sensitivos.<br />
Ahora deja ir al redentor y regresa a tu esencia primordial. Eres un ser virtual de luz, una<br />
fuente destilada de energía universal. Eres el potencial entero de todo lo que fue, es y será.<br />
Sumérgete en las profundidades de esta naturaleza de luz y emerge como la madre divina. Eres la<br />
fuerza nutricia esencial, henchida de energía vivificante. Eres Deméter, Shakti, el lado femenino de<br />
Dios. Eres la madre divina que dispensa su amor y bondad en todos los seres sensitivos. Eres la<br />
fuerza creativa primordial que da origen a las formas y los fenómenos. Experimenta la conciencia de<br />
la madre divina. Siente los sentimientos de la madre divina. Ve la creación a través de sus ojos.<br />
Escucha a la creación a través de sus oídos. Inhala y exhala el aliento de la madre divina.<br />
Ahora deja ir a la madre divina. Vuelve a asumir tu naturaleza esencial de luz pura, la energía<br />
virtual primordial, pletórica de posibilidades para manifestar cualquier cosa en que elijas convertirte.<br />
Húndete en las profundidades de tu ser y emerge como Dionisio, el dios de la sensualidad, <strong>del</strong> éxtasis<br />
y la embriaguez, <strong>del</strong> exceso y el desenfreno. Eres la personificación de la rendición total al momento.<br />
Es tu naturaleza no postergar nada, sumergirte en la experiencia de estar vivo. Estás ebrio de amor.<br />
Experimenta el mundo con la conciencia de Dionisio. Siente la embriaguez. Percibe el mundo con<br />
ojos dionisiacos. Escucha la música <strong>del</strong> Universo como una celebración de tu ser. Déjate llevar por el<br />
éxtasis de los sentidos y <strong>del</strong> espíritu.<br />
Ahora deja ir a Dionisio y sumérgete de nuevo en tu estado primordial de energía, de luz
virtual pura. Encuentra el impulso de sabiduría e inteligencia que está dentro de tu potencial infinito y<br />
emerge como la diosa de la sabiduría, Saraswati o Atenea. Eres el protector de la civilización con tu<br />
compromiso con el conocimiento, la sabiduría, las artes y el conocimiento científico. Eres un auténtico<br />
guerrero espiritual, dedicado a destruir cualquier ignorancia que impida la expresión de la verdad.<br />
Experimenta la conciencia de una diosa de la sabiduría. Observa el mundo a través de sus ojos;<br />
escucha la presente conversación a través de sus oídos. Eres refinamiento, eres elegancia, eres<br />
urbanidad y sabiduría en su máxima expresión.<br />
Ahora deja ir a la diosa de la sabiduría. Regresa a tu estado original de luz virtual pura.<br />
Sumérgete en tu ser ilimitado y no manifiesto rebosante de potencial. Zambúllete en tu esencia de luz<br />
y emerge como Afrodita, como Venus, la diosa <strong>del</strong> amor y la belleza. Eres la encarnación de la<br />
sensualidad, la pasión y la sexualidad. En tu presencia, los seres sensitivos pierden la cabeza y<br />
ansían el arrobamiento de Eros. Expresa y experimenta la conciencia de la diosa <strong>del</strong> amor. Siente el<br />
cuerpo de la diosa de la sensualidad. Saborea su sensualidad. Observa el mundo a través de los ojos<br />
de la diosa <strong>del</strong> amor.<br />
Ahora deja ir a la diosa <strong>del</strong> amor y vuelve a tu esencia de luz como un ser puro y no<br />
diferenciado de posibilidades infinitas. Sumérgete profundamente en tu esencia y emerge como el<br />
niño sagrado, la expresión <strong>del</strong> potencial puro y divino. Eres la encarnación de la inocencia y<br />
personificas las expectativas de amor incondicional, tanto de darlo como de recibirlo. Has nacido de<br />
padres divinos y rebosas de destino y potencial cósmico. Observa el mundo a través de los ojos <strong>del</strong><br />
niño sagrado. Siente el amor que fluye a través de tu corazón de inocencia. Sé juguetón como el niño<br />
de luz que se regodea en su propio ser.<br />
Libera al niño sagrado. Siéntete como un ser virtual de luz. Descansa en tu infinitud. Eres un<br />
latido vibrante de energía capaz de crear cualquier cosa que desees. Zambúllete profundamente en<br />
tu esencia de luz y emerge como el alquimista cósmico. Eres el mago supremo, capaz de convertir<br />
nada en algo y algo en nada. Sabes que el mundo de los sentidos es absurdo. Sientes el mundo<br />
material como una expresión de tu energía consciente, a la que puedes transformar en materia con tu<br />
intención y tu atención. Puedes asumir cualquier forma que elijas, viva o inanimada, porque eres la<br />
conciencia en todos sus disfraces. Eres Krishna; eres las posibilidades infinitas. Siéntete como<br />
Krishna, el alquimista cósmico, capaz de manifestar cualquier cosa que quieras. Experimenta la conversión<br />
de tus pensamientos en fenómenos. Observa el universo a través de los ojos de Krishna.<br />
Siente el cosmos como tu cuerpo. No estás en el Universo; el Universo está en ti.<br />
Ahora, juega unos minutos con tu energía creativa y manifiéstate como cualquier forma que<br />
elijas. Puede ser uno de los arquetipos comunes que acabamos de mencionar o puede ser otra cosa.<br />
Conviértete en cualquier ser que quieras experimentar. Asume la conciencia de un gran pintor o de un<br />
gran músico. Experimenta el mundo como un poderoso líder político. Conviértete en águila;<br />
experimenta el mundo como un ave que planea. Conviértete en ballena y siente la conciencia de un<br />
ser marino juguetón. No hay límites para tus expresiones posibles. Disfruta tu ser virtual, satisfecho<br />
<strong>del</strong> conocimiento y la experiencia de tu potencial infinito. De esta forma eres todos los muchos dioses<br />
y diosas, arquetipos e imágenes míticas en un cuerpo. Ahora permite que cualquier imagen, frase,<br />
símbolo o palabra que surja, tome forma en tu conciencia.<br />
Cuando sientas que has experimentado una amplia gama de posibilidades interesantes, elige<br />
tres imágenes, símbolos, palabras o frases arquetípicas que resuenen en tu interior, que te inspiren y<br />
motiven. Pueden ser dioses o diosas que conozcas, imágenes, animales, símbolos de elementos,<br />
fuerzas <strong>del</strong> cosmos, palabras, frases o cualquier otra característica que signifique algo para ti;<br />
cualquier cosa que te resulte profundamente cómoda cuando la experimentes en tu mente. Debes<br />
sentir que si estas personas o características aparecieran en tu mundo y se expresaran a través de ti,<br />
serías capaz de realizar cosas grandes y maravillosas. Siempre recomiendo que los hombres elijan<br />
por lo menos un arquetipo femenino, y que las mujeres elijan al menos uno masculino. Todos<br />
tenemos cualidades masculinas y femeninas en nuestro interior; ignorar cualquier aspecto de nuestro<br />
ser, implica sofocar esa fuente de pasión personal.<br />
Escribe en un papel, tus tres símbolos o arquetipos y empieza a coleccionar pinturas,<br />
imágenes, símbolos o alhajas que te los recuerden. Algunas personas erigen un pequeño altar para<br />
sus arquetipos, alrededor <strong>del</strong> cual concentran su búsqueda <strong>del</strong> ser. Si las cualidades principales de<br />
tus arquetipos pueden expresarse en palabras o frases, escríbelas en una hoja de papel para que<br />
tengas algo que te los recuerde. Observa estos recordatorios por lo menos una vez al día, de pre-<br />
47
48<br />
ferencia después de meditar y hazles una invitación: «Por favor ven y exprésate a través de mí».<br />
Permíteles que te recuerden la inspiración de tu vida. Cuando te sientas perdido o distraído en el<br />
mundo, ellos pueden ser la brújula que te reoriente hacia tu ser verdadero.<br />
En vez de seguir la última corriente de la moda o de emular a una estrella de cine, da forma a<br />
tu ser, a tus pensamientos y a tus actos con base en tus arquetipos. <strong>La</strong>s personas lo hacen todos los<br />
días sin darse cuenta siquiera de que lo están haciendo. ¿Alguna vez has escuchado la pregunta<br />
«¿qué haría Jesús?»? A los cristianos que se sienten atascados en una encrucijada de sus vidas o<br />
que tienen que tomar una decisión sobre cómo actuar, se les recomienda que se formulen esta<br />
pregunta. Es una forma de utilizar el poderoso arquetipo <strong>del</strong> redentor, encarnado por Jesucristo, como<br />
una guía para la vida. Utiliza tus arquetipos personales de la misma manera. Pregúntate: ¿estoy<br />
actuando de manera coherente con mis arquetipos? Esta es una manera profunda de preguntarse:<br />
«¿Estoy siendo fiel a mí mismo?» Encontrarás plenitud a través de tus arquetipos si permites que los<br />
dioses, diosas, tótems o personalidades representen su drama a través de ti. Ellos son las llaves que<br />
te permitirán alcanzar tu auténtico y milagroso destino.
II<br />
Segunda parte<br />
Cómo despejar<br />
los caminos<br />
<strong>del</strong> destino
1<br />
Meditación<br />
y mantras<br />
<strong>La</strong> herramienta más poderosa que tenemos para aprender a vivir el sincrodestino, para distinguir los<br />
patrones de interconexión <strong>del</strong> Universo, para hacer milagros a partir de nuestros deseos, es la<br />
meditación. <strong>La</strong> meditación permite colocar nuestra atención e intención en los planes más sutiles, con<br />
lo que podemos acceder a toda esa información y energía oculta sin explorar.<br />
Si tu médico te prescribiera caminar durante veinte minutos dos veces al día y te dijera que<br />
con esas caminatas obtendrás buena salud, tranquilidad, despreocupación, mayor arito en tu vida<br />
personal y profesional, ¿seguirías su recomendación? <strong>La</strong> mayoría al menos lo intentaría. <strong>La</strong> prescripción<br />
<strong>del</strong> sincrodestino es meditar entre quince y veinte minutos dos veces al día, más un momento<br />
para cursar una invitación a tus arquetipos (tal como se describe en el capítulo anterior). Si haces<br />
esto dos veces al día, empezarás a notar una transformación en tu vida. El resto <strong>del</strong> tiempo seguirás<br />
actuando como lo has hecho siempre. Medita en la mañana, vive el resto <strong>del</strong> día y vuelve a meditar<br />
en la noche. Eso es todo lo que necesitas para iniciar la transformación de tu vida y la creación de los<br />
milagros que quieres.<br />
Todo lo que has leído en este libro ha sido una preparación para la práctica de la meditación<br />
que te llevará a la iluminación y a vivir el sincrodestino. Esos conocimientos no son necesarios, pero<br />
son divertidos. Si tuviéramos que entender física cuántica para alcanzar la iluminación, sólo los físicos<br />
cuánticos lo lograrían. Curiosamente, los grandes pioneros de la física cuántica también promovieron<br />
la causa <strong>del</strong> espíritu al cuestionar el significado más profundo de la vida. Entre estos notables<br />
científicos está Wolfang Puli, quien junto con Carl Jung, fue el primero que habló de sincronicidad.<br />
Erwin Schroedinger, Paul Dirac, Werner Heisenberg, Max Planck, David Bohm y.John Wheeler son<br />
otros que creyeron que la física cuántica es inexplicable si no incluimos a la conciencia como un<br />
componente primario de la realidad fundamental. No obstante, no es necesario saber de religión,<br />
filosofía o ciencia para acceder al espíritu. Todo lo que tienes que hacer es prestar atención a las<br />
instrucciones que siguen. <strong>La</strong> meditación es un proceso sencillo aunque difícil de describir, pero muy<br />
fácil de hacer una vez que empiezas a practicarlo con regularidad. A continuación te presentaré los<br />
elementos básicos de la meditación para que puedas aplicar exitosamente los principios <strong>del</strong><br />
sincrodestino que se describen en el resto <strong>del</strong> libro.<br />
Cómo meditar<br />
Nuestras mentes están constantemente activas, siempre saltan de un pensamiento a otro, de una<br />
emoción a otra. Para establecer contacto con k inteligencia no circunscrita —el alma universal que<br />
reside en nuestro interior y que es parte de todos nosotros— es necesario encontrar un camino que<br />
vaya más allá de la neblina de pensamientos distractores que normalmente la ocultan. Es imposible<br />
avanzar a través de esta barrera tanto como lo es hacerlo en una neblina real Si quieres ver al otro<br />
lado de la calle en un día de niebla, nada físico que hagas podrá ayudarte. Debes esperar, paciente y<br />
tranquilo, hasta que la neblina se disipe y se vaya por sí sola. De vez en cuando se abren claros que<br />
te permiten ver qué hay <strong>del</strong> otro lado. Lo mismo ocurre con los pensamientos. Cuando estamos<br />
tranquilos podemos encontrar momentos de silencio puro a los que llamo «claros», y a través de ellos<br />
podemos dar un . vistazo al nivel más profundo <strong>del</strong> alma. Cada vistazo incrementa la comprensión;<br />
finalmente, nuestra conciencia se expande.
El propósito de la meditación es dejar de pensar por un momento, esperar a que la neblina de<br />
pensamientos se disipe y dar un vistazo al espíritu interior. Para la mayoría es muy difícil controlar el<br />
torrente de pensamientos. Los principiantes pueden sentirse frustrados, pero la frustración es apenas<br />
otro pensamiento, otra emoción que se interpone en el camino. El objetivo es liberar todos los<br />
pensamientos con tranquilidad y mesura.<br />
Una manera común de iniciar la meditación, consiste en concentrarse en una cosa sin<br />
forzarse; de manera que sea más difícil que otros pensamientos entren a la mente. A mí me gusta<br />
empezar con una meditación de respiración. Para iniciar la meditación, encuentra una posición<br />
cómoda. Siéntate en una silla cómoda con los pies bien apoyados en el piso. Coloca las manos en tu<br />
regazo, con las palmas hacia arriba. Cierra los ojos y presta atención a tu respiración. Observa cómo<br />
entra y sale el aire sin intentar controlarlo de ninguna forma. Tal vez notes que tu respiración se<br />
vuelve espontáneamente más rápida o más lenta, profunda o superficial, o que incluso se detiene por<br />
un momento. Observa los cambios sin resistencia y sin anticiparte. Cuando tu atención se desvíe<br />
hacia un sonido <strong>del</strong> entorno, una sensación en tu cuerpo o un pensamiento de tu mente, haz volver tu<br />
conciencia, sin forzarla, a tu respiración.<br />
Ésta es la meditación básica. Una vez que una persona se siente cómoda con sólo sentarse<br />
en silencio y concentrarse en su respiración, recomiendo agregar un mantra, el cual crea un ambiente<br />
mental y permite expandir la conciencia.<br />
51<br />
Mantras<br />
<strong>La</strong> palabra mantra consta de dos partes: «man», que es la raíz fonética de la palabra «mente», y<br />
«tra», que es la raíz fonética de la palabra «instrumento». Así pues, la palabra mantra significa<br />
literalmente «instrumento de la mente». <strong>La</strong> antigua tradición de sabiduría védica analizó los distintos<br />
sonidos de la naturaleza, las vibraciones fundamentales <strong>del</strong> mundo que nos rodea. De acuerdo con<br />
los vedas, estos sonidos son expresiones de la mente infinita o cósmica, y constituyen la base <strong>del</strong><br />
lenguaje humano. Por ejemplo, si pronuncias todas las letras el alfabeto, vocales y consonantes,<br />
escucharás que esos sonidos son los que emiten espontáneamente todos los bebés. Estos sonidos<br />
también contienen las mismas vibraciones que producen los animales. Y si escuchas cuidadosamente,<br />
notarás que los mismos sonidos están por todas partes en la naturaleza. Son los sonidos <strong>del</strong><br />
viento, <strong>del</strong> crepitar <strong>del</strong> fuego, <strong>del</strong> trueno, de la corriente <strong>del</strong> río, <strong>del</strong> estallido de las olas en la playa. <strong>La</strong><br />
naturaleza es vibración. El ser infinito vibra y su vibración es rítmica, musical y primordial. <strong>La</strong> vibración<br />
es el medio por el cual el potencial infinito se expresa como universo manifiesto.<br />
El universo manifiesto, al parecer formado de objetos sólidos, en realidad se constituye de<br />
vibraciones, y los objetos vibran a distintas frecuencias. Obviamente, si pateo una roca grande no<br />
siento vibración, sino dolor. Sin embargo, el hecho es que el pie que siente el dolor y el cerebro que lo<br />
registra, también son vibración. <strong>La</strong> vibración interactúa con la vibración y nosotros interpretamos eso<br />
como materia y sensación. Mantra es una palabra que describe esta característica <strong>del</strong> Universo.<br />
Se dice que los sabios antiguos escuchaban estas vibraciones <strong>del</strong> Universo cuando estaban<br />
en profunda meditación. Todos podemos escucharlas en cualquier momento. Es sencillo. Si acallas tu<br />
mente y te sientas en silencio, escucharás vibraciones. Puedes probarlo cuando quieras; incluso, si te<br />
tapas los oídos las escucharás. Tu cuerpo también vibra con constancia, pero los sonidos son tan<br />
leves que, por lo general, no los escuchas. Si te sientas en silencio en un lugar donde no haya ruido,<br />
escucharás un zumbido de fondo en el aire. Y si empiezas a prestarle atención, con la práctica<br />
lograrás escuchar todos los mantras que están registrados en la literatura védica.<br />
Los vedas también afirman que si recitas en voz alta un mantra, su patrón específico de<br />
vibraciones genera efectos propios que pueden dar lugar a sucesos en el ámbito físico. <strong>La</strong> recitación<br />
mental de un mantra genera una vibración mental, que luego se vuelve más abstracta; ésta, al final,<br />
te traslada al campo de conciencia o espíritu puro desde donde surgió la vibración. Por ello, un<br />
mantra es una manera muy eficaz de trascender y regresar a la fuente de pensamiento, que es<br />
conciencia pura. Ésta es la razón por la que se recomiendan mantras específicos: por las vibraciones<br />
específicas que inducen.<br />
El mantra que utilizo y recomiendo para alcanzar el sincrodestino es simplemente «so-hum».<br />
Éste es el mantra de la respiración. Si te concentras en tu respiración escucharás «so-hum»
52<br />
conforme el aire entra y sale de tus pulmones. Mientras inhalas, el sonido de esa vibración es «so»;<br />
cuando exhalas, el sonido es «hum». Si quieres puedes experimentar con esto. Inhala<br />
profundamente, cierra los ojos y la boca, y exhala con energía por la nariz. Si te concentras<br />
escucharás el «hum» con claridad.<br />
Una de las técnicas de la meditación consiste, simplemente, en concentrarse en el lugar de<br />
procedencia de la respiración. Con los ojos cerrados, inhala y piensa en la palabra «so»; cuando<br />
exhales, piensa en la palabra «hum». Gradualmente, la respiración y el sonido se harán más y más<br />
pausados. <strong>La</strong> respiración se tranquiliza tanto que casi parece detenerse. Cuando tranquilizas tu<br />
respiración, tranquilizas tu mente. Cuando trasciendes, el mantra «so-hum» desaparece por completo<br />
y tu respiración se detiene por un instante. El tiempo mismo hace una pausa y te encuentras en el<br />
campo de la conciencia pura, en el ámbito no circunscrito, en el espíritu, en el fundamento <strong>del</strong> ser.<br />
El mantra, por tanto, es una forma de experimentar la conciencia no circunscrita. Aborígenes<br />
australianos, hindúes, indios americanos y muchas otras culturas tradicionales los han utilizado<br />
durante miles de años. En todas las tradiciones, el uso de mantras implica cantar para crear<br />
vibraciones especiales, sonidos <strong>del</strong> Universo que forjan algo de la nada, que mueven energía de lo no<br />
manifiesto a lo manifiesto.<br />
Sutra<br />
Un sutra es un mantra con significado. El mantra en sí mismo no significa nada; es sólo una vibración,<br />
un sonido. Se convierte en sutra cuando hay una intención codificada en el sonido. Sufra es una<br />
palabra en sánscrito que deriva de la voz latina «sutre». Ésta es la raíz de la palabra castellana «suturar»,<br />
que significa «unir con costura». Un sutra es literalmente un zurcido en el alma, un zurcido de<br />
intención. Tanto los mantras como los sutras nos permiten trascender a una conciencia más profunda.<br />
Puedes utilizar el mantra «so-hum» para trascender y después una palabra, un sutra, para sembrar<br />
una intención particular en tu conciencia.<br />
Los mensajes de los sutras son simples y complejos al mismo tiempo. Puede tomarme todo un<br />
día o la mitad <strong>del</strong> libro, explicar y comprender el sutra «aham brahmasmi» («la esencia de mi ser es la<br />
realidad última, raíz y sustento de todo lo que existe»). Sin embargo, él mismo contiene la<br />
comprensión plena de ese complejo pensamiento. El sutra, esa frase, encierra su comprensión total.<br />
Con sólo ponerle atención experimentarás y comprenderás la explicación de su contenido.<br />
Hay mantras y sutras que han sido utilizados provechosamente durante miles de años y que<br />
encontrarás en los capítulos que siguen. Son un camino para llegar al sincrodestino. Aunque las<br />
palabras en sánscrito que expresan esos sutras te suenen extrañas, eso no les resta efectividad. No<br />
tienes que entender su significado para que funcionen. Recuerda: son los sonidos de la naturaleza e<br />
incluyen su significado. El alma entenderá su significado aun cuando tú no puedas.<br />
¿Por qué se utilizan como mantras y sutras estas antiguas palabras, en vez de otras más<br />
modernas? <strong>La</strong> respuesta tiene que ver con la potencia. <strong>La</strong> utilización de mantras y sutras nuevos<br />
dificulta el proceso de experimentar la sincronicidad. Puedo ir de mi casa a la oficina de muchas<br />
maneras: puedo tomar la carretera; guiarme con un mapa de carreteras o con uno topográfico; tomar<br />
un helicóptero; ir al muelle y tomar un barco.<br />
Sin embargo, si tomo un camino bien andado, conocido y que he tomado muchas veces, el<br />
viaje será más fácil. Del mismo modo, los mantras y sutras que han sido utilizados durante miles de<br />
años, por millones de personas a lo largo de las generaciones, constituyen la ruta más sencilla hacia<br />
la trascendencia y el ámbito no circunscrito.<br />
Hay una razón más para utilizar algo que ha sido empleado muchas veces antes para un<br />
propósito particular. Cada vez que se utiliza un mantra o un sutra, se incrementan las posibilidades de<br />
que se produzca un resultado similar en un uso posterior de ese mantra o sutra. Recordarás que en la<br />
disertación sobre la onda-partícula en el capítulo 1 vimos que cada vez que una onda-partícula se<br />
transforma en un patrón de onda específico, se incrementan las posibilidades de que se transforme<br />
en el mismo patrón de onda en el futuro.<br />
En realidad, los sutras son intenciones que aumentan las probabilidades estadísticas de<br />
conversión de una función de onda, dentro de un rango de probabilidades previsible. Esto significa<br />
que mientras más se utilice un sutra, mayor es la probabilidad de que su intención se cumpla. Por
ello, es mejor usar un sutra antiguo y muy usado que uno nuevo. Procura no desanimarte por el uso<br />
<strong>del</strong> sánscrito; considera a estas antiguas palabras como aliadas, en tu búsqueda de la trascendencia<br />
que lleva al sincrodestino.<br />
Los siguientes capítulos explican los siete principios <strong>del</strong> sincrodestino e incluyen ejercicios que<br />
fortalecerán tu comprensión. Estos siete principios son formas de pensar las características de la<br />
inteligencia no circunscrita, así como de relacionarlas con tu vida. Cada principio ofrece una lección<br />
nueva, una manera novedosa de relacionarte que te acerca al espíritu con sus posibilidades infinitas.<br />
A continuación está el programa para alcanzar el sincrodestino, una forma específica de<br />
utilizar todos los elementos que hemos visto hasta ahora:<br />
1. Comienza cada día en un lugar tranquilo, donde no seas molestado. Reúne símbolos de<br />
tus arquetipos y colócalos frente a ti.<br />
2. Medita durante veinte minutos y utiliza el mantra «so-hum». Esto expande tu conciencia y<br />
te pone en un estado de ánimo receptivo.<br />
3. Inmediatamente después de la meditación, cuando abras los ojos, observa los símbolos de<br />
tus arquetipos y hazles una invitación o invoca a las energías arquetípicas para que se<br />
expresen a través de ti. Di: «Les pido que se vuelvan parte de mí y actúen a través de mí.<br />
Guíen mi vida».<br />
4. Lee el principio <strong>del</strong> sincrodestino que corresponde a este día. Hay siete principios <strong>del</strong><br />
sincrodestino y siete días en la semana. El día que empieces, lee el primer principio. No<br />
tienes que comprender todos los conceptos contenidos en ese principio. Sólo léelo. En el<br />
segundo día, continúa con el segundo principio; en el tercero, con el tercero, etcétera. Te<br />
recomiendo que no saltes para atrás y para a<strong>del</strong>ante. El octavo día regresa al primer<br />
principio y comienza la serie otra vez.<br />
Cada principio tiene un sutra que condensa sus enseñanzas. Comprende a fondo el<br />
significado <strong>del</strong> sutra. Realiza los ejercicios que le corresponden, hasta que se hayan convertido en<br />
parte de tu realidad. Después de varias semanas, lograrás obtener los beneficios <strong>del</strong> capítulo entero<br />
con sólo leer el sutra. Lo ideal es que sigas este programa diariamente y que cada día, cada semana<br />
y cada mes te acerque a cumplir el destino de tu vida.<br />
Estos primeros cuatro pasos no deben tomar más de veinte o treinta minutos. Repite el<br />
procedimiento en la noche. Durante el resto <strong>del</strong> día no tienes que hacer nada especial. Sólo vive tu<br />
vida normalmente. <strong>La</strong> meditación matutina dirige tu intención durante el día aun cuando no pienses<br />
en ello. Al leer el principio, creas esa intención y permites que la inteligencia no circunscrita sincronice<br />
los millones de acontecimientos individuales que deben ocurrir para que se cumpla. Eso es todo lo<br />
que tienes que hacer.<br />
Aunque la intención trabaja por sí misma por medio de la sincronicidad, organizada a su vez<br />
por la inteligencia no circunscrita, la sincronicidad puede bloquearse a causa <strong>del</strong> ego. ¿Cómo<br />
podemos saber cuando el ego se interpone en el camino de nuestros sueños? Hay muchas pistas,<br />
pero la más importante es la ansiedad. Sentimos ansiedad cuando nuestro ser o espíritu está<br />
eclipsado por la propia imagen o por el ego. Nuestro ser auténtico, esencial, no siente estrés ni ansiedad.<br />
Una persona centrada no siente estrés ni ansiedad. Estos sentimientos son señal de que tu<br />
conexión íntima con la entidad no circunscrita está bloqueada. Esto le ocurre con frecuencia a la<br />
mayoría. <strong>La</strong> manera de superar este obstáculo y recuperar la dirección perdida a causa <strong>del</strong> estrés o<br />
ansiedad es con un proceso al que llamo heliotropismo.<br />
El heliotropismo es el mecanismo natural que permite a las plantas crecer en dirección a la<br />
luz. Por extensión, creo que tus pensamientos e intenciones son el equivalente de esa luz, y que el<br />
mundo crece en la dirección que hará que esas intenciones se cumplan. Utiliza las «Afirmaciones<br />
sutra» que están al final de cada uno de los siguientes siete capítulos, siempre que sientas estrés o<br />
ansiedad o que te alejes de tu centro durante el día. Simplemente, acude a la afirmación sutra de ese<br />
día (tal vez quieras fotocopiarlas y llevarlas contigo para que puedas usarlas cuando necesites<br />
restablecer tu sentido <strong>del</strong> ser). Lee la primera afirmación en silencio y permite que surja una imagen<br />
en tu conciencia. Tan pronto como percibas la imagen, recita el sutra de ese día indicado en los<br />
ejercicios. Haz lo mismo con cada una de las afirmaciones de ese día. Tan pronto como termines<br />
todas las afirmaciones, cosa que te llevará aproximadamente un minuto, debes sentirte centrado de<br />
53
54<br />
nuevo.<br />
Después de cada capítulo encontrarás uno o varios ejercicios diseñados para ilustrar los<br />
principios y guiarte a una comprensión más profunda de los sutras. Estos ejercicios no son parte de la<br />
meditación diaria, sino un complemento. Realízalos cuando sientas que te gustaría dar ese paso<br />
extra hacia la comprensión de los principios <strong>del</strong> sincrodestino.<br />
En última instancia, esto es todo lo que necesitas para llegar a donde ocurre el sincrodestino:<br />
los siete principios, los siete sutras, tus arquetipos, la capacidad de meditar utilizando el mantra «sohum»,<br />
y las afirmaciones sutra para cuando sientas que empiezas a perder tu centro. En tus manos,<br />
éstas son las herramientas que hacen que los milagros ocurran.
2<br />
Primer principio:<br />
Tú eres una ola en<br />
la estructura<br />
<strong>del</strong> cosmos<br />
Sutra: Aham Brahmasmi<br />
<strong>La</strong> esencia de mi ser es la realidad última, raíz y sustento<br />
<strong>del</strong> Universo, fuente de todo lo que existe<br />
El primer principio <strong>del</strong> sincrodestino reconoce la inteligencia subyacente que da origen a mi cuerpo, a<br />
tu cuerpo y al Universo como un todo, desde las estrellas y galaxias hasta las partículas subatómicas.<br />
Este campo de inteligencia consciente es la fuente <strong>del</strong> cosmos. Es el cuerpo extenso que todos<br />
compartimos, que nos vincula. <strong>La</strong> esencia de mi ser es también la esencia de tu ser y la de todos los<br />
seres.<br />
Tú, yo y el Universo somos lo mismo. Yo soy el Universo, circunscrito en un ser humano<br />
individual. Tú también eres el Universo, circunscrito en tu cuerpo, que lee estas palabras en este<br />
momento particular <strong>del</strong> espacio-tiempo. Ambos existimos sólo como olas individuales en el campo de<br />
inteligencia consciente. Cada aspecto de nuestro ser está acoplado y concertado por esta inteligencia<br />
no circunscrita e infinita, el océano ilimitado de conciencia <strong>del</strong> cual tú, yo y el Universo surgimos. Ni<br />
siquiera nuestros pensamientos, deseos y sueños son técnicamente nuestros; son manifestaciones<br />
<strong>del</strong> Universo total. Cuando descubres que las intenciones y deseos que surgen en ti son las<br />
intenciones mismas <strong>del</strong> Universo, puedes renunciar a tu deseo de controlar y dejar que la vida<br />
maravillosa para la que naciste se desarrolle en toda su magnificencia.<br />
Una vez que entiendas esta premisa, comprenderás el sutra <strong>del</strong> primer principio <strong>del</strong><br />
sincrodestino: "la esencia de mi ser es la realidad última; es la esencia de todos los demás seres; es<br />
la fuente de todo lo que existe, raíz y sustento <strong>del</strong> Universo". Aunque parece simple, puede hacer<br />
falta toda una vida para dilucidarlo; su significado para nuestras vidas es profundo. Cuando<br />
entendemos plenamente este sencillo sutra, todo se hace posible porque todo existe en nuestro<br />
interior. Tú y yo somos lo mismo, y cada uno es el ser infinito proyectando un punto de vista particular,<br />
tu punto de vista y mi punto de vista. Mi ser es inseparable de todo lo que existe, tal como el tuyo es<br />
inseparable de todo lo que existe.<br />
El poder de este pensamiento emerge cuando nos damos cuenta de que el ser trabaja<br />
sincrónicamente. Como yo soy una extensión de la inteligencia consciente, y ésta es la fuente de toda<br />
la realidad, entonces yo soy la fuente de toda la realidad. Yo creo mi propia experiencia.<br />
<strong>La</strong> intención brota de nuestros deseos más profundos y estos son moldeados por el karma. Tú<br />
y yo no tenemos el mismo karma; por ello, no poseemos exactamente los mismos deseos. Hemos<br />
amado a personas diferentes, nos hemos arrodillado ante tumbas distintas, hemos rezado en altares<br />
diversos. <strong>La</strong>s particularidades <strong>del</strong> deseo son únicas para cada uno. No obstante, si seguimos fe<br />
cadena <strong>del</strong> deseo, al final todos somos lo mismo. Queremos ser felices; queremos sentirnos<br />
realizados; queremos que nuestras vidas tengan significado y propósito; queremos una sensación de<br />
conexión con Dios o con lo espiritual; queremos que los demás nos respeten y amen; queremos<br />
sentirnos seguros. Estos deseos son universales, pero la ruta que seguimos para satisfacerlos es<br />
exclusiva de cada uno y se basa en las experiencias y los recuerdos individuales, es decir, en el<br />
karma. Todos nos dirigimos hacia el mismo destino, pero tomamos caminos diferentes. Llegamos<br />
juntos después de recorrer distintas rutas.
56<br />
Ejercicio 1: El testigo silencioso<br />
Ve a un lugar tranquilo donde no seas molestado. Pon tu cinta o CD de música relajante favorito.<br />
Cierra los ojos. Una vez que lo hagas, dirige tu atención hacia quien está escuchando en realidad.<br />
Empieza a percibir dos facetas distintas de ti mismo. Tus oídos reciben el sonido y tu cerebro procesa<br />
las notas, pero eso es sólo el aspecto mecánico. ¿Quién conecta las notas de manera que formen<br />
música? Mientras estás pensando en el proceso de escuchar, ¿quién escucha efectivamente?<br />
Percibe al testigo silencioso, el escucha silencioso que siempre está presente. Esta presencia<br />
no sólo está en ti, sino en el espacio que te rodea. Es esa parte de ti que está más allá de los<br />
pensamientos y sentimientos <strong>del</strong> momento, la parte que nunca se cansa y nunca duerme. Tampoco<br />
puede ser destruida. Reconoce que este testigo silencioso siempre está ahí. Es esa parte de ti que<br />
puedes atisbar cuando el parloteo de tus pensamientos es silenciado a través de la meditación.<br />
¿Puedes sentir esta corriente más profunda de conciencia en tu interior?<br />
<strong>La</strong> conciencia de este testigo silencioso marca el inicio de la conciencia <strong>del</strong> campo de<br />
inteligencia consciente, la fuente de todas las sincronicidades de nuestra vida.<br />
Ejercicio 2: ¿Por qué estás aquí?<br />
Para este ejercicio necesitarás papel, pluma y diez minutos sin interrupciones.<br />
Pregúntate por qué estás aquí. Escribe lo primero que se te ocurra. Esta pregunta está abierta<br />
a muchas interpretaciones, por lo que debes anotar cualquier pensamiento que desencadene. No te<br />
preocupes por cómo escribes; ni siquiera tienen que ser oraciones completas.<br />
Ahora plantéate la pregunta otra vez: ¿Por qué estás aquí? Escribe una nueva respuesta. Haz<br />
esto veinte veces. Sigue buscando formas nuevas de interpretar la pregunta, de modo que cada<br />
réplica sea única y responda a un aspecto distinto de la pregunta.<br />
Ahora revisa tus respuestas. ¿Qué te dicen? ¿Puedes discernir algún patrón o progresión?<br />
¿Qué te dice esto sobre cómo ves la vida?<br />
Puedes considerar tu vida como una serie de acontecimientos externos e internos, pero<br />
también puedes aprender a ver un vínculo entre esos acontecimientos, entre sí y entre ellos y algo<br />
más espiritual. Cuando lo hagas, empezarás a ver tu vida como una oportunidad para compartir el<br />
don especial que sólo tú puedes aportar al mundo. Ésta es una respuesta a la pregunta de por qué<br />
estás aquí. Esta clase de claridad de propósito te ayudará a dirigir tus intenciones.<br />
Afirmaciones sutra<br />
para el primer principio<br />
Imagina que el Universo entero está siendo representado en tu interior.<br />
(Cuando tengas una imagen en la mente, di Aham brahmasmi)<br />
Imagina que estás conectado con todo lo que existe.<br />
(Aham brahmasmi)<br />
Imagina que eres como una cuenta de cristal. Reflejas la luz de todos los demás seres<br />
sensitivos. También reflejas la luz de todo el Universo.<br />
(Aham brahmasmi)<br />
Imagina que eres una hebra <strong>del</strong> hilo cósmico, conectada con todas las demás hebras.<br />
(Aham brahmasmi)<br />
Imagina que eres eterno.<br />
(Aham brahmasmi)
Sutra: Tat Tvam Asi<br />
Me veo en los demás y veo a los demás en mí mismo<br />
<strong>La</strong> comprensión <strong>del</strong> funcionamiento de las relaciones humanas es una de las claves más importantes<br />
<strong>del</strong> sincrodestino. En Occidente tendemos a esperar que la psicología popular nos proporcione<br />
estrategias para manejar nuestros pensamientos y sentimientos. Con demasiada frecuencia, los libros<br />
de autoayuda nos proponen manipular nuestras relaciones para hacerlas más satisfactorias. Sin<br />
embargo, el desarrollo de relaciones humanas positivas implica mucho más que una táctica; significa<br />
crear un entorno humano en el que el sincrodestino pueda manifestarse. Esto es absolutamente<br />
fundamental, en el mismo sentido en que lo es la fuerza de gravedad o el aire que respiramos.<br />
El mantra para este principio dice: «Yo soy aquello». Este principio se basa en el primero, en<br />
el que aprendimos que todos somos extensiones <strong>del</strong> campo universal de energía, distintos puntos de<br />
vista de una entidad única. Yo soy aquello implica ver todas las cosas <strong>del</strong> mundo, ver a todas las<br />
personas <strong>del</strong> mundo y darnos cuenta de que estamos mirando otra versión de nosotros. Tú y yo<br />
somos lo mismo. Todo es lo mismo. Yo soy aquello, tú eres aquello, todo es aquello. Todos somos<br />
espejos de los demás y debemos aprender a vernos en el reflejo de las demás personas. A esto se le<br />
llama espejo de las relaciones. A través <strong>del</strong> espejo de una relación, descubro mi yo no circunscrito.<br />
Por esta razón, el desarrollo de las relaciones es la actividad más importante de mi vida. Todo lo que<br />
veo a mi alrededor es una expresión de mí mismo.<br />
Por todo esto, las relaciones son una herramienta para la evolución espiritual cuya meta última<br />
es la unidad en la conciencia. Todos somos inevitablemente parte de la misma conciencia universal,<br />
pero los verdaderos avances tienen lugar cuando empezamos a reconocer esa conexión en nuestra<br />
vida cotidiana.<br />
<strong>La</strong>s relaciones son una de las maneras más efectivas para alcanzar la unidad en la<br />
conciencia, porque siempre estamos envueltos en relaciones. Piensa en la red de relaciones que<br />
mantienes: padres, hijos, amigos, compañeros de trabajo, relaciones amorosas. Todas son, en<br />
esencia, experiencias espirituales. Por ejemplo, cuando estás enamorado, romántica y<br />
profundamente enamorado, tienes una sensación de atemporalidad. En ese momento, estás en paz<br />
con la incertidumbre. Te sientes de maravilla, pero vulnerable; sientes cercanía pero también<br />
desprotección. Estás transformándote, cambiando, pero sin miedo. Te sientes maravillado. Ésa es<br />
una experiencia espiritual.<br />
A través <strong>del</strong> espejo de las relaciones, de cada una de ellas, descubrimos estados prolongados<br />
de conciencia. Tanto aquellos a quienes amamos como aquellos por quienes sentimos rechazo, son<br />
espejos de nosotros. ¿Hacia quiénes nos sentimos atraídos? Hacia las personas que tienen<br />
características similares a las nuestras, pero eso no es todo. Queremos estar en su compañía porque<br />
subconscientemente sentimos que al hacerlo, nosotros podemos manifestar más de esas características.<br />
Del mismo modo, sentimos rechazo hacia las personas que nos reflejan las características<br />
que negamos de nosotros. Si sientes una fuerte reacción negativa hacia alguien, puedes estar seguro<br />
de que tú y esa persona tienen características en común, características que no estás dispuesto a<br />
aceptar. Si las aceptaras, no te molestarían.<br />
Cuando reconocemos que podemos vernos en los demás, cada relación se convierte en una<br />
herramienta para la evolución de nuestra conciencia. Gracias a esta evolución experimentamos
58<br />
estados extendidos de conciencia. Es en estos estados, cuando accedemos al ámbito no circunscrito,<br />
que podemos experimentar el sincrodestino.<br />
<strong>La</strong> próxima vez que te sientas atraído por alguien, pregúntate qué te atrajo. ¿Su belleza,<br />
gracia, elegancia, autoridad, poder o inteligencia? Cualquier cosa que haya sido, sé consciente de<br />
que esa característica también florece en ti. Si prestas atención a esos sentimientos podrás iniciar el<br />
proceso de convertirte en ti más plenamente.<br />
Obviamente, lo mismo se aplica a las personas hacia las que sientes rechazo. Al adoptar más<br />
plenamente tu verdadero yo, debes comprender y aceptar tus características menos atractivas. <strong>La</strong><br />
naturaleza esencial <strong>del</strong> Universo es la coexistencia de valores opuestos. No puedes ser valeroso si<br />
no tienes a un cobarde en tu interior; no puedes ser generoso si no tienes a un tacaño; no puedes ser<br />
virtuoso si careces de la capacidad para actuar con maldad.<br />
Gastamos gran parte de nuestras vidas negando este lado oscuro y terminamos proyectando<br />
esas características oscuras en quienes nos rodean. ¿Has conocido personas que atraigan<br />
sistemáticamente a su vida a los sujetos equivocados? Normalmente, aquéllas no comprenden por<br />
qué les sucede esto una y otra vez, año tras año. No es que atraigan esa oscuridad; es que no están<br />
dispuestas a aprobarlas en sus propias vidas. Un encuentro con una persona que no te agrada es<br />
una oportunidad para aceptar la paradoja de la coexistencia de los opuestos; de descubrir una nueva<br />
faceta de ti. Es otro paso a favor <strong>del</strong> desarrollo de tu ser espiritual. <strong>La</strong>s personas más esclarecidas <strong>del</strong><br />
mundo aceptan todo su potencial de luz y oscuridad. Cuando estás con alguien que reconoce y<br />
aprueba sus rasgos negativos, nunca te sientes juzgado. Esto sólo ocurre cuando las personas ven el<br />
bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, como características externas.<br />
Cuando estamos dispuestos a aceptar los lados luminoso y oscuro de nuestro ser, podemos<br />
empezar a curarnos y a curar nuestras relaciones. Empieza por algo muy simple, con la persona más<br />
desagradable que se te pueda ocurrir. Por ejemplo, piensa en Adolfo Hitler y di: ¿Cómo es posible<br />
que yo pueda parecerme a Hitler? <strong>La</strong> mayoría se niega a aceptar algún parecido, por mínimo que<br />
sea, con Adolfo Hitler. Pero piénsalo detenidamente. ¿Alguna vez has expresado prejuicios con<br />
respecto a algún grupo de personas por su nombre, su color de piel, su acento, su discapacidad? Si<br />
puedes pensar en algún ejemplo de esto en tu vida, entonces debes aceptar la similitud entre tú y<br />
Adolfo Hitler. Todos somos multidimensionales, omnidimensionales. Todo lo que existe en algún lugar<br />
<strong>del</strong> mundo también existe en nosotros. Cuando aceptamos esos distintos aspectos de nuestro ser,<br />
reconocemos nuestra conexión con la conciencia universal y expandimos nuestra conciencia<br />
personal.<br />
Hay un maravilloso relato sufí que ilustra la manera en que este espejo influye en nuestras<br />
vidas. Un hombre llegó a un pueblo y fue a ver al maestro sufí, el anciano sabio de la localidad. El<br />
visitante dijo:<br />
—Estoy considerando mudarme aquí. Me preguntaba qué clase de vecindario es éste.<br />
¿Puede decirme cómo son las personas de aquí?<br />
—Dime qué clase de personas vivían en el lugar de donde vienes —dijo el maestro sufí.<br />
—Oh, eran salteadores, estafadores y embusteros.<br />
—¿Sabes algo? Ésa es exactamente la clase de personas que viven aquí.<br />
El visitante se fue y nunca volvió. Media hora después, otro hombre entró al pueblo, buscó al<br />
maestro sufí y le dijo:<br />
—Estoy pensando en mudarme para acá. ¿Puede decirme qué clase de personas viven aquí?<br />
—Dime qué clase de personas vivían en el lugar de donde vienes —volvió a responder el<br />
maestro.<br />
—Oh, eran las personas más amables, dulces, compasivas y afectuosas. ¡Los voy a extrañar<br />
muchísimo!<br />
—Ésa es exactamente la clase de personas que vive aquí —dijo el maestro.<br />
Esta historia nos recuerda que las características que distinguimos más claramente en los<br />
demás están presentes en nosotros. Cuando seamos capaces de ver en el espejo de las relaciones,<br />
podremos empezar a ver nuestro ser completo. Para esto es necesario estar en paz con nuestra<br />
ambigüedad, aceptar todos los aspectos de nosotros. Necesitamos reconocer, en un nivel profundo,<br />
que tener características negativas no significa que seamos imperfectos. Nadie tiene exclusivamente<br />
características positivas. <strong>La</strong> presencia de características negativas sólo significa que estamos<br />
completos; gracias a esta totalidad, podemos acceder más fácilmente a nuestro ser universal, no
circunscrito.<br />
59<br />
Ejercicio 3: Aceptar la dualidad<br />
Para este ejercicio, necesitas una hoja de papel y una pluma.<br />
Piensa en una persona que te resulte muy atractiva. En el lado izquierdo <strong>del</strong> papel haz una<br />
lista de diez o más características positivas de esa persona. Anota todo lo que se te ocurra. Escribe<br />
rápidamente. El secreto está en no darle tiempo a tu mente consciente para que edite tus<br />
pensamientos. ¿Por qué te gusta esta persona? ¿Porqué la encuentras atractiva? ¿Qué admiras en<br />
ella? ¿Es una persona amable, afectuosa, flexible, independiente? ¿Admiras que maneje un auto hermoso,<br />
que luzca un peinado favorecedor, que viva en una casa bonita? Sólo tú vas a ver esta lista; sé<br />
completamente honesto. Si te atoras antes de llegar a diez características, di en voz alta: «Me gusta<br />
esta persona porque.».» y llena el espacio en blanco. Puedes escribir tantas como quieras, pero no te<br />
detengas antes de llegar a diez.<br />
Ahora trae a tu conciencia a alguien que te resulte repulsivo, alguien que moleste, te irrite, te<br />
exaspere o te incomode en alguna forma. Empieza a definir las características específicas que te<br />
parecen poco atractivas. En el lado derecho <strong>del</strong> papel, elabora una lista de diez o más de estos<br />
rasgos indeseables. ¿Por qué te molesta esa persona? ¿Por qué te molesta o enfurece? Escribe<br />
tantas características como quieras, pero no te detengas antes de diez.<br />
Cuando hayas terminado ambas listas, piensa de nuevo en la persona que te parece atractiva<br />
e identifica al menos tres características poco atractivas de ella. No rechaces esta idea; nadie es<br />
perfecto (mientras más puedas aprender a aceptar esto en los demás, más dispuesto estarás a<br />
hacerlo en ti). Luego piensa en la persona que te parece poco atractiva e identifica tres rasgos que<br />
sean relativamente interesantes.<br />
Ahora debes tener, al menos, 26 características escritas en el papel. Léelas todas y encierra<br />
en un círculo las que puedas reconocer en ti. Por ejemplo, si escribiste «compasivo» para la persona<br />
atractiva, pregúntate si alguna vez has actuado con compasión. Si es así, encierra esa palabra. No lo<br />
pienses demasiado; responde con lo primero que se te ocurra. Haz esto con todas las palabras de la<br />
lista; encierra las que describan un rasgo que puedas identificar en tu propia naturaleza.<br />
Lee la lista otra vez. Entre las palabras que no encerraste, encuentra las que definitivamente<br />
no te puedes aplicar, las que no te describen en absoluto. Señálalas con una palomita.<br />
Por último, entre las palabras encerradas en un círculo, identifica las tres que mejor te<br />
describan. Da vuelta a la hoja y escribe esas tres palabras. Luego vuelve a las palabras palomeadas<br />
e identifica las tres que menos te describan, las que por ninguna circunstancia se te pueden aplicar.<br />
Escribe estas tres palabras atrás de la hoja, debajo de las tres que mejor te describen. Lee esas seis<br />
palabras: las tres que mejor te describen y las tres que menos se te aplican. Tú tienes todos estos<br />
rasgos y características. <strong>La</strong>s características que niegas con mayor energía también son parte de ti, y<br />
probablemente son las que provocan más turbulencias en tu vida. Atraes a las personas que tienen<br />
estas seis características, las más positivas porque tal vez sientas que no las mereces, y las más<br />
negativas porque te rehúsas a reconocer su presencia en tu vida.<br />
Una vez que puedas verte en los demás, será mucho más fácil establecer contacto con ellos y,<br />
a través de esa conexión, descubrir la conciencia de la unidad. <strong>La</strong> puerta que lleva al sincrodestirto<br />
estará abierta. Éste es el poder <strong>del</strong> espejo de las relaciones.<br />
Ejercicio 4: Namaste<br />
<strong>La</strong> palabra sánscrita «Namaste» (que se pronuncia namastéi) significa «el espíritu que está en mí<br />
honra al espíritu que está en ti». Cuando establezcas contacto visual por primera vez con otra<br />
persona, di para ti: «Namaste». Ésta es una forma de reconocer que el ser que está ahí, es el mismo<br />
que está aquí.<br />
Cuando lo haces, la otra persona reconoce en un nivel profundo todo lo que tiene que ver<br />
contigo: tu lenguaje corporal, tu expresión, tus palabras, tu timbre de voz. Aunque este saludo se<br />
hace en silencio, la otra persona percibirá consciente o inconscientemente el respeto implícito en él.
60<br />
Practica este ejercicio unos días y verifica si puedes notar alguna diferencia en tus interacciones con<br />
los demás.<br />
Afirmaciones sutra<br />
para el segundo principio<br />
Imagina que tu espíritu no sólo está en ti sino en todos los demás seres y en todo lo que existe.<br />
(tat tvam asi)<br />
Imagina que todos son un reflejo de ti.<br />
(tat tvam asi)<br />
Imagina que cuando miras el Universo estás mirando tu espejo.<br />
(tat tvam asi)<br />
Imagina que ves lo que los demás ven.<br />
(tat tvam asi)<br />
Imagina que puedes sentir lo que los demás sienten.<br />
(tat tvam asi)<br />
Imagina que eres las características que más admiras en los demás.<br />
(tat tvam asi)<br />
Imagina que los demás reflejan las características que más aprecias de ti.<br />
(tat tvam asi)<br />
Imagina que eres una persona que está en un salón de espejos. Puedes verte a kilómetros de<br />
distancia y cada reflejo que ves es de ti mismo aunque parece distinto.<br />
(tat tvam asi)
4<br />
Tercer principio:<br />
Domina tu diálogo<br />
interno<br />
Sufra: Sat ChitAnanda<br />
Mi diálogo interno refleja el fuego de mi alma<br />
El tercer principio describe cómo tu mente crea tu realidad, y cómo al dominar tu diálogo interno<br />
puedes transformar la realidad para crear abundancia.<br />
El mantra sat chit ananda nos dice que nuestra alma es ese lugar que es espontáneamente<br />
amor, conocimiento y felicidad absolutos. Sat significa verdad, libertad de todas las limitaciones. Chit<br />
significa conocimiento total, intuición o conciencia pura. Ananda significa dicha, felicidad total, realización<br />
absoluta. Así pues, el significado de la frase es: «Mi alma está libre de limitaciones. Mi alma<br />
es intuitiva. Mi alma está plenamente realizada».<br />
El diálogo interno es una de nuestras características más elementales. Cuando conocemos a<br />
las personas solemos fijarnos en cómo van vestidas, en el auto que manejan, en el reloj que usan.<br />
Con base en todas estas pistas externas, nos formamos una impresión <strong>del</strong> individuo. Pero este juicio<br />
precipitado no es más que el resultado de la conversación de nuestro ego consigo mismo. Esta voz,<br />
juzga constantemente esto y evalúa aquello. Este diálogo interno cumple una función importante: al<br />
elaborar juicios contribuye a la sobrevivencia: «Esta persona puede ser peligrosa». «Esta fruta puede<br />
hacerme bien». «Este puede ser un mal momento para pedir un aumento». Aunque es útil, esta voz<br />
puede hacerte creer que tú y ella son lo mismo, que sus objetivos son tus objetivos. Pero como<br />
hemos visto, hay otro lugar en tu interior donde reside el testigo silencioso. Éste es el lugar donde<br />
estableces contacto con el espíritu, donde la mente circunscrita da paso a la mente no circunscrita.<br />
Éste es el lugar al que puedes acceder a través de la meditación.<br />
Diálogo interno y poder personal<br />
<strong>La</strong> sincronización con el campo de inteligencia da como resultado el equilibrio físico, emocional y<br />
espiritual; nos brinda una fortaleza y flexibilidad que nos permiten superar sin esfuerzo cualquier reto.<br />
Adquirimos la capacidad de transformar los retos, de manera que nos enriquezcan y reunimos más<br />
fuerza al superarlos.<br />
Nuestro diálogo interno nos permite este gran poder, porque es, en realidad, el diálogo interno<br />
<strong>del</strong> campo de inteligencia consciente. Cuando estamos sintonizados con la conciencia universal,<br />
cuando estamos sincronizados con el campo de inteligencia no circunscrita, recibimos el poder que<br />
emana de su fuerza ilimitada. Este poder viene desde dentro y, cuando lo tenemos, no hay nada que<br />
no podamos hacer.<br />
Hay dos clases de poder que emanan <strong>del</strong> ser. El primero es el poder adjudicado, que proviene<br />
de tener un nombre famoso, mucho dinero o un título impresionante. El poder adjudicado puede ser<br />
formidable, pero al fin y al cabo, se agota. El poder verdadero proviene <strong>del</strong> interior y su fundamento<br />
es espiritual y no material; es permanente y no muere con nuestro cuerpo. Con la adjudicación, la<br />
identidad y el poder provienen de alguna referencia externa: un objeto, una situación, un símbolo de<br />
estatus, una relación, el dinero. En el poder personal, la identidad resulta de escuchar al ser auténtico<br />
y el poder proviene de la referencia interna <strong>del</strong> espíritu.<br />
Cuando actúas con base en esta referencia interna, tu sentido <strong>del</strong> yo es diáfano y no se ve
62<br />
afectado por factores externos. Ésta es la fuente <strong>del</strong> poder personal. Cuando los factores externos<br />
dejan de influir en tu sentido <strong>del</strong> yo, te vuelves inmune a la crítica y la adulación. También llegas a<br />
entender que todos somos iguales porque estamos conectados con el mismo flujo de inteligencia<br />
consciente. Esto significa que comprendes que en esta vida no estás por debajo ni por arriba de<br />
nadie. No tienes que pedir, rogar ni convencer a nadie de nada porque no tienes que convencerte a ti.<br />
Aunque todo esto suena maravilloso, muy pocos alcanzan este estado de referencia interna.<br />
Con demasiada frecuencia enturbiamos el mensaje al permitir la intervención <strong>del</strong> ego. Nuestros<br />
pensamientos, influidos por factores externos —preocupaciones económicas, estrés laboral, tensión<br />
en nuestras relaciones—, terminan entorpeciendo nuestro desarrollo espiritual y desviándonos en<br />
dirección opuesta a la que queremos seguir.<br />
<strong>La</strong>s mejores dos formas de vencer esa tendencia son la meditación y la práctica consciente<br />
<strong>del</strong> diálogo interno positivo. El diálogo interno positivo nos ayuda a avanzar en la dirección correcta,<br />
promueve la sincronicidad y fomenta el desarrollo espiritual. Con un diálogo interno positivo podemos<br />
crear poder personal.<br />
Por ejemplo, supón que tu empleo actual no te satisface y quieres encontrar otro. Empiezas a<br />
hojear los periódicos y a hablar con amigos relacionados con tu profesión, pero nada sucede. Tal vez<br />
te sientas frustrado y tu diálogo interno concluya: «No hay nada para mí allá afuera». Observa y<br />
contrasta esa respuesta con un ejemplo de una parte muy distinta <strong>del</strong> mundo. Imagina que un<br />
cazador de la selva <strong>del</strong> Amazonas, tiene dificultades para hallar presas. Si acude con un chamán<br />
para buscar una solución, ninguno de los dos la buscará en otra parte que no sea el interior <strong>del</strong><br />
cazador. Jamás se les ocurre decir algo como: «No hay nada para mí allá afuera», pues saben que<br />
los animales están ahí. El problema es que hay algo en el interior <strong>del</strong> cazador que evita que los encuentre,<br />
algo que los aleja. Así pues, el chamán le pide al cazador que participe en un ritual diseñado<br />
para cambiar lo que está en su corazón y mente, pues el corazón y la mente son los que controlan la<br />
realidad externa.<br />
Cuando nos sorprendemos mirando al mundo y diciendo «no hay nada para mí allá afuera»,<br />
tal vez debiéramos ver en nuestros corazones y decir: «Si no hay nada allá afuera, ¿hay algo aquí<br />
adentro?»<br />
Debemos examinar nuestro diálogo interno, para descubrir los sitios donde bloqueamos el<br />
flujo de energía consciente, con el fin de hacer a un lado el ego, apartarnos <strong>del</strong> camino y permitir que<br />
el fuego <strong>del</strong> alma resplandezca a través de nosotros.<br />
Los sabios védicos dicen que si tienes fuego en el alma, éste se refleja en el brillo de tus ojos.<br />
Se refleja espontáneamente en tu lenguaje corporal y en tus movimientos. Todo lo que piensas,<br />
sientes, dices y haces refleja ese mismo fuego. ¿Qué apariencia tiene? No hay reglas absolutas, pero<br />
el espíritu se refleja en expresión y comportamiento impecables que se abstienen de cualquier cosa<br />
que pudiera considerarse hiriente.<br />
El espíritu se refleja en confianza, felicidad, buen humor, audacia, amabilidad y consideración.<br />
<strong>La</strong> calidad de tu diálogo interno resulta evidente para los demás de manera inmediata, aunque tal vez<br />
no la reconozcan como lo que es. Cuando practicas el diálogo interno positivo, las personas quieren<br />
establecer vínculos afectivos contigo, ayudarte, estar cerca de ti. Quieren compartir el amor, la<br />
conciencia y la dicha que resplandece en tus ojos, y que se refleja en cada uno de tus actos. Éste es<br />
el verdadero poder interior.<br />
Ejercicio 5: El fuego de tus ojos<br />
El fuego de tu alma se reflejará en tus ojos. Siempre que te mires en un espejo, aunque sea por uno o<br />
dos segundos, haz contacto visual con tu imagen y repite en silencio los tres principios que<br />
constituyen el fundamento de la autonomía personal.<br />
En primer lugar, di: Soy totalmente independiente de las opiniones buenas o malas de los<br />
demás. En segundo lugar: No estoy por debajo de nadie. En tercer lugar: Soy valeroso ante cualquier<br />
desafío. Mira tus ojos en el espejo y observa cómo se reflejan esas actitudes. Sólo en tus ojos, no en<br />
tu expresión facial. Busca el brillo de tus ojos para recordar el fuego de tu alma.
63<br />
Afirmaciones sutra<br />
para el tercer principio<br />
Imagina que estás centrado y en completa paz.<br />
(sat chit ananda)<br />
Imagina que observas el mundo con paz y sabiduría.<br />
(sat chit ananda)<br />
Imagina que no te afectan la adulación ni la crítica.<br />
(sat chit ananda)<br />
Imagina que estás concentrado en el viaje, no en el destino.<br />
(sat chit ananda)<br />
Imagina que en tu presencia, toda hostilidad es superada por una profunda paz.<br />
(sat chit ananda)<br />
Imagina que no te interesan los resultados.<br />
(sat chit ananda)<br />
Imagina que hay dentro de ti un profundo océano que no es afectado por turbulencia alguna.<br />
(sat chit ananda)<br />
Imagina que el amor irradia de ti como lo hace la luz de una hoguera.<br />
(sat chit ananda)<br />
Imagina que estás enamorado de todo y de todos. Imagina que estás embriagado de amor.<br />
(sat chit ananda)<br />
Imagina que la respuesta correcta viene a ti, de manera espontánea; siempre que te<br />
preguntan algo.<br />
(sat chit ananda)<br />
Imagina que sabes exactamente qué hacer en cualquier situación.<br />
(sat chit ananda)
5<br />
Cuarto principio:<br />
<strong>La</strong> intención pone en<br />
manifiesto la red<br />
<strong>del</strong> universo<br />
Sutra: San Kalpa<br />
Mis intenciones tienen un poder infinito de organización<br />
Nuestras intenciones son una manifestación <strong>del</strong> Universo total porque nosotros somos parte de él;<br />
además, contienen en sí mismas los elementos necesarios para su cumplimiento. Todo lo que<br />
necesitamos realmente es claridad en nuestra intención. Si podemos quitar al ego <strong>del</strong> camino, las<br />
intenciones se cumplirán por sí mismas. Nuestras intenciones atraen los elementos y fuerzas, los<br />
sucesos, las situaciones, las circunstancias y las relaciones necesarias para alcanzar su resultado.<br />
De hecho, no tenemos que participar en los detalles; esforzarse demasiado puede resultar<br />
contraproducente. <strong>La</strong> inteligencia no circunscrita sincroniza los actos <strong>del</strong> Universo para cumplir tus<br />
intenciones por ti. <strong>La</strong> intención es una fuerza natural como la gravedad, pero más poderosa. Nadie<br />
tiene que concentrarse en la gravedad para que ésta actúe. Nadie puede decir: «No creo en la fuerza<br />
de gravedad» porque es algo que actúa en el mundo, la entendamos o no. <strong>La</strong> intención funciona de la<br />
misma manera.<br />
A manera de ejemplo, piensa en alguna ocasión en la que hayas querido recordar alguna cosa<br />
relativamente banal, el nombre de una persona o el título de un libro. Lo tenías en la punta de la<br />
lengua, pero no podías recordarlo. Una vez que haces memoria echas a andar una intención, pero<br />
mientras más te esfuerzas, más inasequible parece la información. Sin embargo, si logras quitar a tu<br />
ego <strong>del</strong> camino y abandonas el procedimiento de rememoración, tu intención pasa al ámbito virtual y<br />
a su poder infinito de organización. Aun cuando tú hayas pasado a otros pensamientos, el ámbito<br />
virtual sigue buscando la información sin tu participación consciente. Más tarde, cuando estás a punto<br />
de dormir o viendo una película, el nombre que con tanto esfuerzo tratabas de recordar simplemente<br />
salta a tu conciencia. Este ejemplo ordinario ilustra la manera en que funciona la intención. Todo lo<br />
que tenemos que hacer es generar la intención y dejar que el Universo se haga cargo.<br />
<strong>La</strong> única preparación o participación que se requiere para liberar el poder de la intención es la<br />
conexión con el campo de inteligencia consciente. Ésta puede lograrse de muchas maneras, pero una<br />
de las mejores es la meditación. Cuando una persona alcanza cierto nivel de conciencia, cualquier<br />
cosa que intente empieza a ocurrir. Hay personas que están tan vinculadas con el campo de<br />
inteligencia consciente que cada una de sus intenciones se manifiesta. El Universo entero se<br />
organiza alrededor de ellas. Lo anterior no quiere decir que todas sus intenciones personales se<br />
cumplan; más bien que las personas que están conectadas con el campo de inteligencia consciente<br />
adoptan las intenciones <strong>del</strong> Universo. Sus intenciones se cumplen, porque la mente cósmica está<br />
utilizando esas intenciones para satisfacer sus propios deseos.<br />
Debemos buscar oportunidades para hacer uso de las intenciones, porque la sociedad no las<br />
ofrece. Si eres como la mayoría de las personas, no tendrás muchas oportunidades de ir a un retiro<br />
en la montaña para concentrarte en el desarrollo de tu espíritu. Lo más seguro es que tengas un momento<br />
libre cuando estés atorado en el tráfico o cuando esperes una importante llamada telefónica en<br />
tu oficina. Éstas son oportunidades para practicar la conciencia atemporal y la intención espiritual.<br />
Una intención no es un simple capricho. Requiere atención y también desapego. Una vez que<br />
has generado la intención conscientemente, debes ser capaz de desvincularte <strong>del</strong> resultado y dejar<br />
que el Universo se ocupe de los detalles de su cumplimiento. De otra manera, el ego se interpone y<br />
enturbia el proceso. Si tu intención no se cumple tan rápido como quisieras, te sentirás frustrado; tu
sentido de autosuficiencia puede sentirse amenazado o quizá empieces a experimentar lástima por ti<br />
mismo. En la naturaleza, la intención elabora su propio cumplimiento. Lo único que puede interferir es<br />
que esté dominada por los deseos de tu propio ego y por intereses totalmente egoístas.<br />
Por supuesto, la mejor manera de lograr que cada una de tus intenciones se cumplan consiste<br />
en ajustarías a la intención cósmica, en crear una armonía entre lo que tú quieres y lo que el Universo<br />
quiere para ti. Una vez que surja esta congruencia comprobarás que la sincronicidad empezará a<br />
desempeñar un papel importante en tu vida. <strong>La</strong> mejor manera de crear esa armonía es fomentar una<br />
sencilla actitud de gratitud. Reconoce tu gratitud por todo lo que hay en tu vida. Da gracias por tu<br />
lugar en el cosmos y por la oportunidad que tienes de promover el destino que compartimos todos.<br />
Parte de crear armonía, implica abandonar cualquier tipo de aflicciones; éstas provienen <strong>del</strong> ego. Los<br />
animales no tienen problemas con rencores ni aflicciones; sólo los humanos cargamos la intención<br />
con toda clase de bagajes emocionales. Debes dejar atrás todo eso para poder crear una intención<br />
pura.<br />
65<br />
Ejercicio 6: Cómo concentrar la intención<br />
<strong>La</strong> mejor manera de concentrarnos en las intenciones consiste en escribirlas. Aunque éste puede<br />
parecer un primer paso obvio, muchas personas lo ignoran. Como resultado, sus intenciones<br />
frecuentemente carecen de concentración y por ello no se cumplen.<br />
Ve a un lugar tranquilo donde no seas molestado. Escribe lo que quieres en todos los distintos<br />
niveles <strong>del</strong> deseo. Incluye deseos materiales, de relaciones, de autoestima, de gratificación <strong>del</strong> ego,<br />
espirituales. Sé lo más concreto que puedas.<br />
Pregúntate qué quieres en el nivel material en cuanto a abundancia y afluencia. ¿Quieres<br />
tener una casa propia de cuatro recámaras? Escribe eso. ¿Quieres tener la capacidad de mandar a<br />
tus hijos a la universidad? Escribe eso. Piensa también en tus deseos de gratificación sensual: oído,<br />
tacto, vista, gusto, olfato y sensualidad, cualquier cosa que complazca tus sentidos. Pregúntate qué<br />
quieres en el ámbito de las relaciones. Escribe tus deseos para todas ellas: compañeros<br />
sentimentales, hijos, padres, amigos y relaciones profesionales.<br />
Escribe qué quieres en cuánto a logros o reconocimiento personal. Identifica qué quieres en<br />
un nivel más universal. ¿Cómo puedes ayudar? ¿Qué quieres hacer con tu vida desde el punto de<br />
vista de tu sociedad, tu país, tu civilización? ¿Con qué quieres contribuir? Escribe lo que quieres en<br />
cuanto a descubrir tu sentido más elevado <strong>del</strong> yo. ¿Quién quieres ser? ¿Qué espiritualidad quieres<br />
incorporar a tu vida. Escribe todo lo que desees en una hoja de papel. Agrega o elimina deseos de tu<br />
lista conforme vayan cambiando o se cumplan.<br />
Medita sobre cómo sería la vida si todos estos deseos se cumplieran. Ve si puedes generar<br />
visiones interiores de satisfacción genuina, en los niveles material y espiritual. No te preocupes por<br />
tener estas visiones en algún orden en particular, ni porque sean realistas o no. Sólo aprécialas,<br />
siéntelas con los cinco sentidos. El objetivo es lograr una atención congruente en estos niveles de<br />
aspiración. Cuando hay esa clase de congruencia, el diálogo interno es muy poderoso y claro; te ayudará<br />
a alcanzar la conciencia de unidad.<br />
<strong>La</strong>s intenciones no necesitan atención constante, pero sí necesitan mantenerse concentradas.<br />
Éste es un hábito que puedes desarrollar con el tiempo. Mira tu lista una o dos veces al día. Léela<br />
inmediatamente antes de meditar. Cuando entras en meditación silencias al yo. El ego desaparece.<br />
Como resultado, te desvinculas de los resultados, no te involucras en los detalles y permites que el<br />
poder infinito de organización de la inteligencia profunda organice y cumpla por ti todos los detalles de<br />
tus intenciones. <strong>La</strong> clave consiste en retirarse <strong>del</strong> nivel <strong>del</strong> ego, <strong>del</strong> nivel <strong>del</strong> yo y de la autoestima,<br />
permitir que la inteligencia no circunscrita organice el cumplimiento de tus deseos, a través de la<br />
sincronicidad.<br />
Al principio puedes ser todo lo egoísta que quieras. Incluso, tus intenciones pueden centrarse<br />
en el «yo» y en los pequeños detalles de lo que quieres que ocurra en tu vida. Sin embargo, con el<br />
tiempo descubrirás que el objetivo es lograr la satisfacción en todos los niveles, no sólo en el <strong>del</strong> ego<br />
o personal. Conforme empieces a ver el cumplimiento de tus intenciones, tus intereses egoístas<br />
disminuirán porque sabrás que puedes tenerlo todo. Cuando tienes suficiente comida no te<br />
obsesionas con comer todo el tiempo. Con las intenciones pasa lo mismo. Cuando sabes que su
66<br />
cumplimiento es posible, piensas menos en tus necesidades personales y más en las <strong>del</strong> resto <strong>del</strong><br />
mundo. Éste es un proceso que pasa por varias etapas. Sé paciente, pero observa cómo empiezan a<br />
ocurrir milagros.<br />
Ejercicio 7: El sutra <strong>del</strong> corazón<br />
Éste es un ejercicio de meditación que demuestra el poder de la intención, pero es más que una mera<br />
demostración. Practica este ritual regularmente para concentrar tu atención y tu intención.<br />
Ve a un lugar donde no seas molestado durante quince minutos. Cierra los ojos y practica el<br />
mantra <strong>del</strong> sonido primordial «so-hum» durante cinco minutos para ubicar tu conciencia en tu<br />
respiración.<br />
Después de cinco minutos, ubica tu conciencia mental en el área de tu corazón, en medio de<br />
tu pecho. Con tu atención en el corazón puedes empezar a sentir que éste empieza a latir con más<br />
fuerza. Esto es normal. Conforme sientas los latidos, empieza a percibir gratitud. Para sentirla, piensa<br />
en todas las cosas, sucesos y relaciones de tu vida por las que tienes alguna razón de estar<br />
agradecido. Permite que esas imágenes salgan a la superficie en tu conciencia, mientras mantienes<br />
tu atención en el corazón. Tómate un momento para pensar en todas las personas que amas, y en<br />
todas las que comparten su amor contigo.<br />
Entonces di: «Cada decisión que tomo es una opción entre una aflicción y un milagro. Elijo los<br />
milagros y dejo atrás las aflicciones». Ciertas aflicciones y resentimientos, y las personas<br />
relacionadas con ellos, pueden saltar a tu conciencia. Si lo hacen, sólo di: «Dejo atrás las aflicciones.<br />
Elijo los milagros». Entonces toma conciencia de tu corazón otra vez y empieza a inhalar con la<br />
intención de llenarlo de aire. Mientras lo haces, di: «Amor, conciencia, dicha, amor», y luego exhala a<br />
la misma cuenta de cuatro. Entre cada inhalación y exhalación, realiza una pausa de varios<br />
segundos. Practica esto durante tres o cuatro minutos.<br />
Por medio de la meditación sutra <strong>del</strong> corazón, el fuego de tu alma, que es amor, conciencia y<br />
dicha, empezará a difundirse a través <strong>del</strong> corazón. Aquí es donde se unen los principios tercero y<br />
cuarto <strong>del</strong> sincrodestino: ahora, el fuego de tu alma empieza a crear tu intención.<br />
Después de decir varias veces: «Dejo atrás las aflicciones y elijo los milagros», empieza a<br />
repetir mentalmente la frase: «Ustedes se cumplirán». Esto prepara a tu mente para recibir la<br />
intención de la inteligencia no circunscrita y para comprender que ésa es, simultáneamente, tu<br />
intención.<br />
Después de un minuto aproximado, deja ir todos los pensamientos y dirige toda la atención<br />
hacia tu corazón. Percibe sus latidos, ya sea como sonido o como sensación. Siente cómo palpita.<br />
Una vez que puedas sentirlo, transfiere tu atención a tus manos y siente en ellas el latido <strong>del</strong> corazón.<br />
Propón la intención de incrementar el flujo sanguíneo a tus manos. Sólo ten la intención. Conforme el<br />
flujo se incremente, percibirás la aceleración de tu pulso, calor, cosquilieos o alguna otra sensación.<br />
Propón la intención de incrementar la temperatura de manera que tus manos se calienten, más y<br />
más. Siente el calor de tus manos mientras la intención aumenta por sí sola el flujo sanguíneo.<br />
Cuando tus manos se hayan calentado, dirige tu atención hacia la cara, hacia la parte que<br />
rodea los ojos, y ten la misma intención. Incrementa el flujo sanguíneo a tu cara de manera que<br />
empiece a sonrojarse y calentarse. Sólo ten la intención. Tal vez sientas palpitaciones o cosquilieos<br />
alrededor de los ojos, conforme el flujo sanguíneo aumente y tu cara se caliente.<br />
Al final, dirige tu atención otra vez al corazón. Imagina que hay un puntito de luz que pulsa en<br />
él y que está en sincronía con sus latidos. Este punto de luz es la luz de tu alma y late con las tres<br />
cualidades <strong>del</strong> alma: amor, conciencia y dicha o sat chit ananda. Siente este punto de amor,<br />
conciencia y dicha mientras late. Está emitiendo una luz radiante al resto de tu cuerpo. Deja que el<br />
punto de luz se desvanezca lentamente de tu conciencia, y dirige ésta a todo tu cuerpo. Percibe las<br />
sensaciones. Ahora abre los ojos. <strong>La</strong> meditación ha concluido.
67<br />
Afirmaciones sutra<br />
para el cuarto principio<br />
Imagina que el Universo es un vasto océano de conciencia y que tus intenciones, que salen<br />
disparadas de tu corazón, son ondas que lo atraviesan.<br />
(san kalpa)<br />
Imagina que tu intención está organizando la actividad infinita <strong>del</strong> Universo, y que sirve de<br />
contrapeso para el ecosistema de seres individuales.<br />
(san kalpa)<br />
Imagina que tu intención puede curar a los que no están bien.<br />
(san kalpa)<br />
Imagina que tu intención puede llevar alegría y risas a los que sufren.<br />
(san kalpa)<br />
Imagina que puedes dar éxito a los que están fracasando.<br />
(san kalpa)<br />
Imagina que puedes dar fortaleza a los que se sienten débiles y temerosos.<br />
(san kalpa)<br />
Imagina que puedes dar esperanza a los que se sienten desvalidos.<br />
(san kalpa)<br />
Imagina que tus pensamientos influyen en las fuerzas naturales <strong>del</strong> Universo, que puedes<br />
provocar lluvia o sol, nubes o arco iris.<br />
(san kalpa)<br />
Imagina que cada pensamiento que tienes, cada palabra que pronuncias, cada acción que<br />
realizas, tiene como resultado algún beneficio para el mundo.<br />
(san kalpa)
6<br />
Quinto principio:<br />
Aprovechas<br />
las turbulencias<br />
emocionales<br />
Sutra: Moksha<br />
Soy emocionalmente libre<br />
Cuando entendemos que la realidad externa no puede separarse de la realidad interna, que el<br />
Universo es en realidad nuestro propio cuerpo extenso, resulta evidente que la energía negativa que<br />
está en nuestro interior es destructiva. <strong>La</strong> turbulencia emocional es uno de los principales obstáculos<br />
para el cumplimiento espontáneo de los deseos; sin embargo, es posible transformar la energía<br />
negativa en un nivel más elevado de conciencia.<br />
<strong>La</strong> palabra moksha significa libertad. Lo que expresa este sutra cuando resuena en tu interior<br />
es: «Soy emocionalmente libre. Mi alma es ajena al melodrama. Estoy libre de resentimiento,<br />
aflicción, hostilidad y culpa. Estoy libre de engreimiento y de egoísmo. Estoy libre de<br />
autoconmiseración. Puedo reírme de mí. Puedo ver el lado humorístico de la vida». Todas estas<br />
afirmaciones están contenidas en la libertad; si no soy emocionalmente libre, ensombrezco y enturbio<br />
la experiencia <strong>del</strong> espíritu con el ego, y mis mejores intenciones no pueden cumplirse.<br />
En última instancia, la libertad emocional produce libertad psicológica y espiritual. En realidad<br />
sólo existen dos emociones: el placer y el dolor; o se siente bien o se lastima. <strong>La</strong> mayoría cree que<br />
las dos emociones fundamentales son el amor y el miedo, pero éstas son en realidad formas de responder<br />
al placer o al dolor potenciales. Amor significa que queremos acercarnos a algo porque<br />
pensamos que nos dará placer; temor significa que queremos alejarnos porque creemos que nos<br />
producirá dolor.<br />
Pasamos nuestra vida en la búsqueda <strong>del</strong> placer y evitando el dolor. <strong>La</strong>s cosas que producen<br />
placer o dolor son diferentes para cada uno. El placer y el dolor surgen de nuestras necesidades. Si<br />
tengo antojo de helado de chocolate y tú me das helado de chocolate, interpreto la situación como<br />
placentera; si tú tienes alergia al chocolate y alguien te da helado de este sabor, ese obsequio está<br />
relacionado con el dolor. Todo se reduce a la percepción y la interpretación. El ego es el que<br />
interpreta las cosas como placenteras o dolorosas, el que siente cualquier cruce sin permiso de sus<br />
fronteras como doloroso.<br />
<strong>La</strong> condición óptima y más adecuada es la <strong>del</strong> equilibrio. Cuando tenemos una turbulencia<br />
emocional perturbamos el equilibrio interno natural, lo cual puede obstaculizar nuestra evolución<br />
espiritual y hasta desconectarnos de la sincronicidad. Esto no significa que las emociones sean dañinas<br />
en sí ni que deban evitarse. Como personas, siempre tendremos emociones; es parte de la<br />
condición humana. Sin embargo, las emociones extremas nos desvían <strong>del</strong> auténtico propósito de<br />
nuestras vidas. Siempre habrá sucesos o relaciones que desencadenen emociones intensas; siempre<br />
habrá cosas que provoquen gran dolor o ansiedad, lo que debemos evitar es quedarnos atascados en<br />
una emoción.<br />
Piensa que la vida es un río con dos orillas: placer en una, dolor en otra. <strong>La</strong> mejor manera de<br />
navegar por ese río es mantenerse en medio, avanzar a la misma distancia de las dos orillas. Si te<br />
acercas demasiado a alguna de ellas, pierdes velocidad y corres el riesgo de encallar. Demasiado<br />
placer produce adicción; demasiado dolor puede eclipsar tu goce de la vida.<br />
Es importante señalar que el dolor no tiene que ser físico. Puede ser dolor emocional o incluso<br />
el recuerdo de un dolor pasado. Aunque nuestro instinto natural nos hace evitar el dolor, debemos<br />
manejarlo cuando ocurra. De otra manera, resurgirá más a<strong>del</strong>ante en alguna forma de turbulencia
emocional. <strong>La</strong> forma que tome puede resultarte inesperada, pero resurgirá inevitablemente, tal vez<br />
como insomnio, enfermedad, ansiedad o depresión.<br />
Quizás la emoción más destructiva sea la ira. <strong>La</strong> meta última de la transformación espiritual es<br />
la iluminación, el estado perpetuo de conciencia de unidad, la conciencia constante de que tú, yo y el<br />
resto <strong>del</strong> Universo estamos diseñados de la misma tela, tejidos a partir de la inteligencia no<br />
circunscrita. <strong>La</strong> ira nos impulsa a hacer daño a los demás; esto implica ir en la dirección opuesta a la<br />
iluminación y a la conciencia de unidad. <strong>La</strong> ira enturbia cualquier percepción de unidad; la ira se<br />
relaciona únicamente con el ego. En vez de impulsarte hacia la sincronicidad y la iluminación, la ira te<br />
empuja hacia atrás; te cierra a los mensajes transformadores <strong>del</strong> Universo.<br />
Por lo tanto, es indispensable controlar esta forma de turbulencia emocional. En realidad,<br />
ventilar la ira no sirve de nada; esto simplemente aviva la emoción y le permite crecer. Los sentimientos<br />
de ira deben tratarse de manera positiva, tan pronto como sea posible. El objetivo no es<br />
avivarla ni enterrarla para tratar de reprimirla. Debemos transformarla —como a cualquier otra<br />
emoción negativa— en nuestro interior.<br />
El primer paso para transformar las emociones consiste en asumir la responsabilidad de lo<br />
que estamos sintiendo. Para asumir esta responsabilidad debemos reconocer la emoción. ¿Qué<br />
estás sintiendo? ¿En qué parte de tu cuerpo la sientes? Una vez que puedas identificarla, obsérvala.<br />
Siéntela los más objetivamente que puedas, como si fueras otra persona. <strong>La</strong> ira es desencadenada<br />
por el dolor. Describe el dolor desde este punto de vista objetivo.<br />
Una vez que hayas identificado el dolor puedes empezar a expresarlo, liberarlo y compartirlo.<br />
Transforma la experiencia dolorosa en una nueva conciencia. Con el tiempo puedes llegar a celebrar<br />
el dolor como otro paso hacia la iluminación espiritual. Al aceptar el dolor de esta manera, la turbulencia<br />
emocional desaparecerá y el camino a la sincronicidad volverá a despejarse.<br />
69<br />
Ejercicio 8: Cómo manejar el dolor<br />
Este ejercicio requiere diez minutos de tranquilidad en un lugar donde no seas molestado. Comienza<br />
meditando unos momentos. Con los ojos cerrados, recuerda algún suceso o situación <strong>del</strong> pasado que<br />
te haya enojado mucho. Puede ser una discusión, una época en la que tus sentimientos fueron<br />
lastimados o algún encuentro fortuito que te haya molestado. Una vez que te hayas ubicado en una<br />
situación de esta naturaleza, intenta recordar todos los detalles que puedas. Haz una película mental<br />
de lo que ocurrió exactamente.<br />
El primer paso para manejar el dolor de esta situación es identificar con precisión qué estás<br />
sintiendo. ¿Qué palabra describe mejor lo que sientes con respecto a este acontecimiento o<br />
situación? Busca una palabra que englobe tantos de esos sentimientos como sea posible, tu mejor<br />
descripción. Ahora, concéntrate en esa palabra durante unos segundos.<br />
Deja que tu atención se desplace gradualmente de esa palabra a tu cuerpo. ¿Qué<br />
sensaciones físicas sientes como resultado de revivir esa emoción? Todas las emociones tienen<br />
aspectos mentales y físicos inseparables. Los sentimientos ocurren en la mente y en el cuerpo al<br />
mismo tiempo. Percibe las sensaciones que ha originado este suceso en el que estás pensando. ¿Se<br />
crisparon automáticamente tus manos? ¿Sientes opresión en el estómago? ¿Te duele? Percibe la<br />
experiencia física de la emoción y ubícala en un punto específico de tu cuerpo.<br />
El siguiente paso consiste en expresar el sentimiento. Coloca tu mano en la parte <strong>del</strong> cuerpo<br />
donde sientes que está ubicado y di en voz alta: «Aquí duele». Si el dolor tiene más de un<br />
emplazamiento, toca cada parte y repite la frase «aquí duele».<br />
En nuestro interior tenemos el poder para hacer que desaparezca el dolor de cualquier pena.<br />
Nuestras reacciones a los acontecimientos externos se localizan en el cuerpo. Creamos emociones<br />
que generan dolor físico. Cuando comprendemos este simple hecho podemos aprender a cambiar<br />
nuestra forma de responder a los sucesos externos. Podemos elegir nuestra reacción a los<br />
acontecimientos. Si reaccionamos con ira, hostilidad, depresión, ansiedad o alguna otra emoción<br />
intensa, nuestros cuerpos siguen esa dirección y generan la secreción de las hormonas,<br />
contracciones musculares y otras reacciones físicas afines que producen dolor. Por tanto, debemos<br />
tener siempre presente que estos efectos son nuestra responsabilidad porque tenemos la capacidad<br />
de modificar nuestras reacciones y hacerlas menos dañinas. Somos capaces de liberarnos <strong>del</strong> drama
70<br />
y la turbulencia emocional. Medita unos momentos en el concepto de responsabilidad personal en las<br />
reacciones emocionales.<br />
Una vez que ubicas y reconoces el dolor, y que has asumido la responsabilidad por su<br />
existencia, puedes liberarlo. Sitúa tu atención en la parte <strong>del</strong> cuerpo donde tienes el dolor. Procura<br />
liberar con cada exhalación esa tensión que estás manteniendo. Concéntrate durante medio minuto<br />
en liberar la tensión y el dolor con cada respiración. Déjalo ir. Exhálalo.<br />
El siguiente paso es compartir el dolor. Imagina que puedes hablar con la persona involucrada<br />
en la situación que has recordado para este ejercicio. ¿Qué le dirías? Mientras lo piensas, recuerda<br />
que ella no fue la causa verdadera de tu dolor. Tú tuviste la reacción emocional que se manifestó en<br />
dolor físico. Tú has asumido la responsabilidad. Con esto en mente, ¿qué le dirías a esa persona? Lo<br />
que decidas decirle será exclusivo de ti y de tu situación. Cualquier cosa que digas para compartir el<br />
dolor que sentiste ayudará a eliminar para siempre esa experiencia de tu conciencia. Comparte lo que<br />
sentiste, lo que sientes ahora y la manera en que planeas manejar esos sentimientos a futuro.<br />
Puedes practicar este ejercicio siempre que sientas turbulencia emocional en tu vida. Cuando<br />
lo hayas terminado, dedica un momento para celebrar que esta experiencia dolorosa te ha servido<br />
para trascender a un nivel más elevado de conciencia. Si lo practicas regularmente, con el tiempo<br />
serás capaz de liberarte por completo de la turbulencia y el dolor emocional, y despejarás el camino<br />
para experimentar la sincronicidad.<br />
Ejercicio 9: Comunicación no violenta<br />
Siempre habrá situaciones y circunstancias en las que alguien cruce alguna frontera personal, y haga<br />
estallar respuestas emocionales intensas. Este ejercicio se basa en el excelente libro Nonviolent<br />
Communication, de Marshall Rosenberg.<br />
<strong>La</strong> comunicación no violenta consta de cuatro pasos básicos, que incluyen cuatro preguntas<br />
que debemos formularnos siempre que estemos asumiendo una actitud defensiva. Cuando alguien te<br />
saca de quicio, resulta tentador responder con una provocación similar. Sin embargo, esta respuesta<br />
no es la óptima, no es productiva, malgasta energía personal valiosa y genera más turbulencia en el<br />
mundo. Para realizar este ejercicio, piensa en una situación reciente en la que algo te molestó o<br />
perturbó en alguna forma. Con esa experiencia en mente, contesta estas cuatro preguntas.<br />
Paso 1: Distingue entre observación y evaluación<br />
Define qué pasó realmente en vez de concentrarte en tu interpretación de lo que pasó. Sé lo más<br />
objetivo que puedas cuando describas el suceso. Pregúntate: ¿A qué estás respondiendo en<br />
realidad? ¿Qué ocurrió realmente? ¿Qué viste y escuchaste?<br />
Por ejemplo, imagina que vas en tu auto pensando en qué necesitas para la cena de esta<br />
noche. Tu esposa nota tu silencio y te pregunta: «¿Por qué estás molesto?» Tú contestas: «No estoy<br />
molesto por nada, sólo pensabas en la cena». Tu esposa respondió a tu silencio con una evaluación,<br />
no con una observación. Siempre que le atribuyes un significado a una acción, estás haciendo una<br />
interpretación o evaluación. Trata de identificar en los siguientes pares de oraciones, cuál es la<br />
evaluación y cuál la observación.<br />
a) Te vi coqueteando con esa mujer en la fiesta.<br />
b) Te vi hablando con esa mujer por más de una hora en la fiesta.<br />
a) Tu trabajo se ha vuelto más importante para ti que tu familia.<br />
b) Te has ido al trabajo antes <strong>del</strong> amanecer y has regresado a casa después de las 10 de<br />
la noche, todos los días durante las últimas tres semanas.<br />
a) Ya no me amas.<br />
b) Ya no me besas cuando llegas <strong>del</strong> trabajo.
En los tres pares de oraciones, la primera es la interpretación o evaluación.<br />
Siempre que te sorprendas respondiendo con una reacción emocional, detente un momento y<br />
trata de discernir entre la interpretación y la observación objetiva <strong>del</strong> acontecimiento. <strong>La</strong>s<br />
observaciones son poderosas, porque nos permiten reconocer qué tanto de nuestra respuesta se<br />
basa en la interpretación. Esto nos permite modificar los patrones de respuesta a los actos de los<br />
demás.<br />
71<br />
Paso 2: Define tus sentimientos<br />
Piensa en los sentimientos que surgieron como resultado de la situación. ¿Qué estás sintiendo?<br />
Cuando describas tus sentimientos utiliza un lenguaje que refleje sólo aquéllos de los que eres<br />
responsable y evita palabras que te conviertan en víctima. Por ejemplo, puedes sentirte satisfecho,<br />
enojado, discrepante, ansioso, asustado, valeroso, confiado, dichoso, desconcertado, alegre, libre,<br />
eufórico, calmado, sorprendido, jubiloso, impaciente, esperanzado, jovial, optimista, orgulloso,<br />
radiante, relajado, sensible, avergonzado, aburrido, confundido, abatido, contrariado, descontento,<br />
soso, fatigado, culpable, hostil, furioso, celoso, flojo o solo.<br />
Evita palabras que impliquen que otra persona «te haga sentir» de cierta manera. Por ejemplo,<br />
no puedes sentirte «atacado» por ti mismo; esa emoción no surge de ti sino de tu respuesta a las<br />
acciones de otro. Otras palabras que debes evitar son: abandonado, abusado, traicionado, estafado,<br />
coaccionado, menospreciado, manipulado, malinterpretado, explotado, rechazado, ignorado,<br />
desatendido. Cuando usas estas palabras para identificar tus sentimientos, es porque le estás dando<br />
a los demás demasiado poder sobre tus emociones. Si es así, tiendes a atraer personas que<br />
provocan estos sentimientos y quedas atrapado en un círculo vicioso. Es muy difícil ser feliz si no<br />
eres dueño de tus propias emociones.<br />
Paso 3: Establece claramente tus necesidades<br />
Pregúntate: ¿Qué necesito en esta situación? Si todas tus necesidades estuvieran satisfechas, no<br />
estarías experimentando sentimientos intensos. Identifica la necesidad lo más concretamente que<br />
puedas. Comienza con tu reacción visceral, y sigue la cadena de deseos hasta que encuentres<br />
algunos ejemplos específicos de cosas que puedas pedir. Por ejemplo: «Necesito sentirme amado».<br />
¿Por qué? «Me siento solo y necesito sentirme menos solo». ¿Por qué? «No tengo amigos íntimos;<br />
necesito encontrar algunos y desarrollar relaciones». Esta línea de pensamientos te llevará finalmente<br />
a algo que puedas pedirle a otra persona. No puedes pedirle que te haga sentir amado —eso está<br />
más allá de la capacidad de cualquier persona—, pero sí que te acompañe al cine, a una fiesta o a<br />
tomar un café.<br />
Paso 4: Pide, no exijas<br />
Cuando hemos identificado una necesidad y estamos listos para formular una petición, en vez de<br />
pedir, con frecuencia exigimos. Es menos probable que se cumplan las exigencias porque las<br />
personas suelen responder mal a ellas. No obstante, a la mayoría le satisface cumplir una petición.<br />
Por ejemplo, en vez de exigir: «Recoge la ropa en la tintorería», es más probable que<br />
obtengas una respuesta positiva si pides: «¿Podrías recoger la ropa en la tintorería, por favor?»<br />
Además, como en el paso 3, lo más conveniente es pedir un comportamiento específico.<br />
Mientras más específico seas, más probable será que obtengas respuesta. Por ejemplo, en vez de<br />
pedir: «Ámame por siempre», puedes preguntar: «¿Quieres casarte conmigo?» En vez de formular la<br />
pregunta general «¿podemos pasar más tiempo juntos?», puedes preguntar: «¿Podemos ir al parque<br />
esta tarde?»<br />
Estos pasos son útiles en todas las situaciones, pero especialmente en las conflictivas.<br />
Siempre que participes en una situación tensa, permítete separarte de tus emociones <strong>del</strong> momento y<br />
elegir la comunicación consciente. ¿Qué observas? ¿Cómo te hace sentir eso? Determina tu
72<br />
necesidad. Formula una petición. Esto deberá evitar una situación potencialmente inestable y te<br />
ayudará a mantener —o a recuperar— la ecuanimidad.<br />
Ejercicio 10: Cómo sanar la ira de la infancia<br />
Para este ejercicio necesitarás aproximadamente diez minutos sin interrupciones.<br />
Recuerda el día de ayer. Imagina que tu memoria es un videocasete que puedes rebobinar<br />
hasta cualquier momento que quieras. Regresa sólo 24 horas. ¿Qué hiciste durante el día? ¿Hubo<br />
algo que te asustara o te hiciera enojar? No tiene que ser nada especialmente importante o<br />
dramático; tal vez te sentiste impaciente mientras hacías cola o viste actuar a alguien grosera o<br />
desconsideradamente. Intenta recordar, por espacio aproximado de un minuto, los sucesos <strong>del</strong> día<br />
con el mayor detalle posible. Concéntrate en un momento de ira; toma conciencia de las sensaciones<br />
de tu cuerpo y de la emoción en tu mente.<br />
Ahora regresa esa cinta de video aún más. Remóntate a un año atrás exactamente. Procura<br />
recordar qué estabas haciendo el año pasado, en esta fecha o en la más cercana que puedas. ¿En<br />
qué pensabas en esa época? ¿Recuerdas haber estado preocupado o enojado por algo? Intenta<br />
sentir en tu mente y en tu cuerpo las emociones de ese tiempo. ¿Son iguales a las que recordaste<br />
haber sentido ayer?<br />
Rebobina la cinta más, hasta tu adolescencia. Concéntrate de nuevo en una situación que te<br />
haya enojado o asustado. Revive mental y físicamente los sentimientos. Observa cómo la ira que<br />
experimentaste ayer, está construida sobre las emociones de este tiempo lejano.<br />
Ahora intenta recordar un incidente de tu niñez. ¿Cuál es la primera ocasión en que recuerdas<br />
haber estado realmente enojado? Trae esa experiencia a tu conciencia. ¿Dónde estabas cuando<br />
sucedió? ¿Quién más estaba ahí? ¿Quién o qué te molestó tanto? Percibe todas las sensaciones<br />
generadas por esa ira.<br />
Observa cómo el miedo y la ira se han acumulado a lo largo de los años. Aunque no puedas<br />
recordarla, hubo una época en que no conocías la ira ni el miedo, una época de paz y tranquilidad<br />
total. Trata de imaginar cómo pudo haber sido esa experiencia de dicha absoluta. Concéntrate en un<br />
momento anterior al miedo o la ira. Rebobina esa cinta imaginaria de tu vida hasta que la pantalla<br />
quede en blanco, y siente cómo las fronteras que te separan de tu entorno se evaporan. Siente<br />
durante un minuto la pérdida total de toda la ira, el temor y el ego acumulados.<br />
Con ese sentimiento de dicha total todavía en tu conciencia, empieza a a<strong>del</strong>antar esa cinta de<br />
video imaginaria. Visita los mismos puntos en los que te detuviste antes, esos momentos de ira o<br />
temor de tu niñez, de tu adolescencia, de hace un año, de ayer. Mientras visualizas esas escenas otra<br />
vez, introduce en ellas la experiencia de dicha. En vez de permitir que los momentos de ira se<br />
acumulen, empieza a borrarlos uno por uno, desde tu primera infancia hasta ayer. Dedica un minuto,<br />
aproximado, a sentir cómo la ira y el miedo son borrados por este recuerdo de dicha. Y conforme<br />
estos sentimientos se borran, permite que la acumulación tóxica de años de ira y miedo<br />
desaparezcan de tu espíritu.<br />
Puedes practicar este ejercicio en cualquier momento, para atacar desde la raíz el problema<br />
de la ira. Muchas personas lo encuentran especialmente útil en las noches, justo antes de dormir,<br />
para despertar con ese sentimiento de dicha y sin residuos de ira.<br />
Afirmaciones sutra<br />
para el quinto principio<br />
Imagina que existes sin forma física, que eres un campo de conciencia que está en todas partes y en<br />
todo momento.<br />
(moksha)<br />
Imagina que has dejado atrás por siempre toda ira o resentimiento.<br />
(moksha)<br />
Imagina que eres libre <strong>del</strong> deseo de culpar y de la culpabilidad.<br />
(moksha)
Imagina que nunca te dejas llevar por el melodrama o la histeria.<br />
(moksha)<br />
Imagina que puedes escoger cualquier emoción que quieras experimentar.<br />
(moksha)<br />
Imagina que puedes establecer cualquier objetivo que quieras y alcanzarlo.<br />
(moksha)<br />
Imagina que eres libre de tus impulsos y patrones de comportamiento habituales.<br />
(moksha)<br />
Imagina que estás libre de cualquier adicción.<br />
(moksha)<br />
Imagina que nunca participas en habladurías.<br />
(moksha)<br />
Imagina que eres libre de responder al nivel más alto, sin importar cuál sea la situación ni<br />
cómo se comporten los demás.<br />
(moksha)<br />
Imagina que no existen límites para lo que puedes manifestar.<br />
(moksha)<br />
Imagina que puedes ver las posibilidades infinitas en todo momento.<br />
(moksha)<br />
73
7<br />
Sexto principio:<br />
Celebra la danza<br />
<strong>del</strong> cosmos<br />
Sutra: Shiva-Shakti<br />
Doy a luz a los dioses y diosas que están en mi interior;<br />
ellos expresan todos sus atributos y poderes a través de mí<br />
El sexto principio nos exhorta a vivir la vida con plenitud, a través <strong>del</strong> aprovechamiento de los<br />
aspectos masculino y femenino de nuestro ser.<br />
Una manera de sacar provecho de ambos aspectos de nuestro ser, consiste en apelar a<br />
arquetipos tanto masculinos como femeninos. Según Carl Jung, los arquetipos son recuerdos<br />
heredados que están representados en la mente como símbolos universales y que pueden<br />
observarse en los sueños y los mitos. Son estados de conciencia. Los arquetipos son concentraciones<br />
universales de energía psíquica.<br />
Los arquetipos existen como potencial y yacen latentes en tu conciencia. Todos tenemos por<br />
lo menos un arquetipo, el cual permanece latente hasta que es liberado por alguna situación <strong>del</strong><br />
entorno o de la vida mental, consciente o inconsciente de una persona. Una vez liberado, el arquetipo<br />
manifiesta sus poderes y atributos a través de ella. Lo que haces con tu vida es normalmente un<br />
reflejo de la combinación de tus arquetipos. Por ejemplo, una persona que ostenta un poder<br />
excepcional en el mundo —un rey o un presidente— seguramente tiene a Zeus o a Hera como<br />
arquetipos de poder y liderazgo. Pero si esa persona también es excepcionalmente sabia, también<br />
puede tener a Atenea como arquetipo de sabiduría.<br />
Es posible liberar conscientemente a tu arquetipo por medio de la intención. Cuando<br />
descubres cuáles son tus arquetipos primarios puedes empezar a llamarlos diariamente. Rodea tu<br />
cama de símbolos, palabras o representaciones que te recuerden tus arquetipos. Que éstas sean las<br />
primeras cosas que veas cuando despiertes por las mañanas. Pí<strong>del</strong>es orientación y sabiduría, que se<br />
vuelvan parte de ti y que trabajen a través de ti. Esto puede ser tan sencillo como decir: «Te pido que<br />
te vuelvas parte de mí y que trabajes a través de mí. Guía mi vida».<br />
Si invitas a tus arquetipos siguiendo este método inmediatamente después de tu meditación<br />
diaria, empezarás a sentir su presencia más fuerte y directa. Ellos pueden darte acceso a las<br />
fortalezas ocultas que están en tu interior.<br />
Ejercicio 11: Encontrar el cosmos interior<br />
Graba esto en una cinta para que puedas escucharlo mientras realizas el ejercicio. Siéntate o<br />
acuéstate cómodamente y con los ojos cerrados. Acalla tu diálogo interno concentrándote en tu<br />
respiración. Después de algunos minutos, pon tu atención en el corazón. Visualiza tu corazón como<br />
una esfera palpitante de luz. En esta esfera visualiza dos o tres seres divinos o energías arquetípicas.<br />
Pueden ser ángeles, dioses o diosas. Ahora visualiza el resto de tu cuerpo también como un cuerpo<br />
de luz. Imagina lentamente que este cuerpo de luz y su esfera palpitante de seres divinos se expande<br />
hasta ocupar por completo la habitación en la que estás sentado o acostado. Permite que la<br />
expansión traspase los confines de la habitación, de manera que ya no estés en esta sino que ella<br />
esté en ti. Continúa el proceso de expansión de tu cuerpo de luz hasta que la ciudad entera en la que<br />
vives exista en tu cuerpo: edificios, gente, tráfico y campo. Sigue expandiendo tu sentido <strong>del</strong> yo hasta
incluir en tu ser físico el estado en el que vives, tu país y finalmente el planeta entero. Observa cómo<br />
el mundo entero existe en ti: todas las personas, los demás seres sensitivos, árboles y bosques, ríos<br />
y montañas, lluvia y luz <strong>del</strong> sol, tierra y agua. Estos son distintos componentes de tu ser; son los<br />
distintos órganos de tu cuerpo. Ahora di en silencio: «No estoy en el mundo; el mundo está en mí». Si<br />
percibes algún desequilibrio en este mundo tuyo, pide a los seres divinos que siguen bailando en la<br />
esfera palpitante de tu corazón que los corrijan. Pí<strong>del</strong>es que cumplan cualquier deseo que tengas y<br />
que den armonía, belleza, alivio y júbilo a las distintas partes de tu ser cósmico. Continúa expandiendo<br />
tu sentido <strong>del</strong> yo hasta incluir planetas y lunas, estrellas y galaxias. Ahora di en silencio:<br />
«No estoy en el Universo; el Universo está en mí». Empieza a disminuir lentamente el tamaño de tu<br />
ser cósmico hasta que puedas sentir otra vez tu cuerpo personal. Imagina que los trillones de células<br />
de tu cuerpo personal forman parte de una danza, que cada célula es un universo entero en sí<br />
misma. Recuerda que tu ser auténtico habita en todos estos niveles de la creación: <strong>del</strong> microcosmos<br />
al macrocosmos, <strong>del</strong> átomo al universo, de tu cuerpo personal a tu cuerpo cósmico. Recuerda que en<br />
cada uno de estos niveles de tu existencia están a tu alcance las energías divinas que organizan de<br />
manera no circunscrita la danza cósmica para crear la interacción armoniosa de los elementos y las<br />
fuerzas que pueden realizar cualquier deseo. Expresa tu agradecimiento a estas energías<br />
arquetípicas. Ahora permanece sentado o acostado en silencio percibiendo todas las sensaciones de<br />
tu cuerpo. Tal vez tengas cosquilleos o te sientas eufórico. Después de dos o tres minutos abre los<br />
ojos. El ejercicio ha concluido.<br />
75<br />
Afirmaciones sutra<br />
para el sexto principio<br />
Imagina que puedes cambiar de forma.<br />
(Shiva-Shakti)<br />
Imagina que puedes ser masculino y femenino si lo deseas.<br />
(Shiva-Shakti)<br />
Imagina que eres fuerte, decidido, valeroso, expresivo y poderoso.<br />
(Shiva-Shakti)<br />
Imagina que eres hermoso, sexual, intuitivo, enriquecedor y afectuoso.<br />
(Shiva-Shakti)<br />
Imagina que eres estable como una montaña.<br />
(Shiva-Shakti)<br />
Imagina que eres flexible como el viento.<br />
(Shiva-Shakti)<br />
Imagina que eres un ángel alado.<br />
(Shiva-Shakti)<br />
Imagina que eres un ser iluminado que tiene compasión infinita.<br />
(Shiva-Shakti)<br />
Imagina que eres un ser divino de Dios jugando en el reino celestial.<br />
(Shiva-Shakti)<br />
Imagina otra vez que puedes cambiar de forma, que puedes convertirte en cualquier animal,<br />
ave, insecto, planta o incluso roca.<br />
(Shiva-Shakti)<br />
Imagina que todos los seres míticos residen en ti aunque hay algunos que son tus arquetipos<br />
favoritos.<br />
(Shiva-Shakti)<br />
Imagina que puedes convertirte en los héroes y heroínas que más admiras.<br />
(Shiva-Shakti)
8<br />
Séptimo principio:<br />
Cómo tener acceso a<br />
la conspiración de<br />
improbabilidades<br />
Sutra: Ritam<br />
Estoy atento a las coincidencias; sé que son mensajes de<br />
Dios. Fluyo con la danza cósmica<br />
El séptimo principio incorpora todos los demás aspectos <strong>del</strong> sincrodestino para proponer un enfoque<br />
de la vida, basado en la conciencia pacífica.<br />
Ritam significa que estoy atento a la conspiración de improbabilidades.<br />
Cualquier suceso tiene una probabilidad o posibilidad particular de ocurrir. <strong>La</strong> probabilidad de<br />
ganar la lotería es muy baja; la de ganarla sin haber comprado un billete, es todavía menor.<br />
Nuestros actos potencian la probabilidad de que algo ocurra y muchos están determinados por<br />
nuestro condicionamiento kármico; esas interpretaciones de experiencias y relaciones pasadas dan<br />
forma y afectan los recuerdos y deseos de nuestra vida. Si hemos sido afortunados en el pasado,<br />
aumenta la probabilidad de que compremos un billete de lotería. Sin embargo, una persona que<br />
nunca ha ganado nada, puede sentirse derrotada incluso antes de comprar el billete y quizá nunca<br />
llegue a comprarlo.<br />
Así pues, para cambiar tu vida, debes liberarte de tu condicionamiento kármico actual. Debes<br />
cambiar tu interpretación de lo que ocurre en tu vida. Debes transformarte en la persona para la cual<br />
las probabilidades de que ocurran grandes cosas aumenten. Esta transformación comienza en el<br />
nivel <strong>del</strong> alma. El alma le da significado a los sucesos. El alma actúa a través de la influencia que<br />
ejerce sobre nuestra mente y para cada acto hay un recuerdo, una interpretación. Significado,<br />
experiencia, interpretación, recuerdo, deseo; todos están íntimamente ligados por el ciclo kármico.<br />
Nos acostumbramos a una cierta manera de hacer las cosas y repetimos ese patrón por<br />
hábito, simplemente porque es cómodo. Para cambiar tu vida debes encontrar una manera de romper<br />
el hábito. Esto no es fácil, pero las personas lo hacen todos los días. El mejor método consiste en<br />
estar alerta a las señales de probabilidades nuevas. Estas señales nos llegan en forma de<br />
coincidencias.<br />
<strong>La</strong>s coincidencias son mensajes provenientes <strong>del</strong> ámbito no circunscrito, invitaciones a romper<br />
nuestras cadenas kármicas, a renunciar a lo conocido y a aceptar lo desconocido. Una coincidencia<br />
es un salto creativo, cuántico, en el comportamiento <strong>del</strong> Universo. Como lo conocido es un hábito<br />
producto <strong>del</strong> condicionamiento pasado, la creatividad y la libertad están en lo desconocido, en<br />
cualquier cosa que traspase el límite de probabilidades establecido por el karma.<br />
Por eso, es importante estar atento a las coincidencias y llevar un registro. Al tomar conciencia<br />
de ellas podemos descubrir los significados ocultos que guardan para nuestra vida.<br />
Una coincidencia es, por definición, una experiencia sincrónica. Proviene <strong>del</strong> ámbito no<br />
circunscrito y afecta nuestro mundo de maneras imprevisibles. El hecho mismo de que sea una<br />
coincidencia significa que es un mensaje de Dios. Debemos prestarle atención y luego poner manos a<br />
la obra; es nuestra oportunidad para proponer una respuesta creativa. El objetivo de la iluminación es<br />
ir más allá <strong>del</strong> patrón de probabilidades y experimentar la libertad auténtica. Por esto es importante no<br />
ignorar nunca las coincidencias. No ignores nunca una oportunidad de ver lo que el Universo ha<br />
planeado para ti. Si prestas atención a las coincidencias, comprobarás que se multiplican para darte<br />
más oportunidades.<br />
Éste es el secreto <strong>del</strong> sincrodestino. Todas las ideas presentadas aquí son los principios
ectores <strong>del</strong> Universo. Si conduces tu vida con base en ellas, vivirás la vida de tus sueños. <strong>La</strong><br />
comprensión de que estos principios no son sólo abstracciones sino que intervienen en todo lo que<br />
hacemos implica algo más que conciencia; es una especie de celebración. Cuando has dominado el<br />
sincrodestino, cuando has aprendido a sincronizar tu vida con el Universo, en realidad estás<br />
celebrando la danza cósmica.<br />
77<br />
Ejercicio 12: Unir todos los cabos<br />
Ve a un lugar donde haya mucha actividad; un centro comercial, por ejemplo. Compra algo de comer<br />
en el área de alimentos. Siéntate en una banca. Cierra los ojos. Con plena conciencia <strong>del</strong> sabor de la<br />
comida, huele su aroma y siente su textura. Mantén los ojos cerrados y presta atención a todos los<br />
sonidos <strong>del</strong> entorno. ¿Qué música oyes? ¿Villancicos navideños? ¿El tema de una película?<br />
¿Puedes escuchar la conversación de las personas que están cerca de ti? ¿Puedes escuchar frases<br />
o palabras sueltas? ¿Hay algún sonido que te resulte atractivo o que llame tu atención más que los<br />
otros? Ahora ubica tu conciencia en tu cuerpo. Siente todo lo que te rodea. <strong>La</strong> rigidez o blandura de la<br />
banca o el sillón. ¿Es de madera, metal o tela? Ahora abre los ojos y observa la escena que te rodea:<br />
las personas que caminan, los colores, las tiendas, los artículos de las vitrinas, las galerías de arte.<br />
Ahora cierra los ojos y vuelve a percibir en tu imaginación lo que experimentaste: sabores, olores,<br />
texturas, colores, los objetos que viste, los sonidos que escuchaste. Ahora, elige un artículo de cada<br />
una de las experiencias sensitivas, por ejemplo: helado de fresa, el olor <strong>del</strong> pan en el horno,<br />
villancicos navideños, el tema de la película «Goldfinger» de James Bonds una hermosa pintura de<br />
una puesta de sol sobre unas colinas que descienden hasta el océano, un artista callejero pintando<br />
este cuadro. Imagina que tocas ks rocas escarpadas de la playa con tu mano. Ahora piensa que<br />
todos estos sonidos, olores, texturas y sabores son parte de una historia. Pregúntate: «¿Qué historia<br />
será ésta?» Pide a tu yo no circunscrito que te la revele. Ahora deja ir todo; confía en que tu yo no<br />
circunscrito te dará la respuesta, en la forma de una experiencia sincrónica.<br />
El ejercicio anterior proviene de una experiencia que tuve en un centro comercial durante la<br />
época navideña. Un año después estaba en Jamaica y mientras daba un paseo por el campo, vi una<br />
escena muy similar a la de la pintura: un hermoso atardecer sobre una colina cerca <strong>del</strong> mar. Cuando<br />
pregunté, me dijeron que ese lugar se llamaba Strawberry Hill y que la película «Goldfinger» de<br />
James Bond se había filmado ahí. En Strawberry Hill había un hermoso hotel y decidí visitarlo. Había<br />
un lujoso gimnasio. El director de éste estaba encantado de conocerme y me dijo que me había<br />
estado buscando durante varias semanas porque quería orientación sobre las terapias ayurvédicas.<br />
Terminamos hablando de una colaboración conjunta. Varios años después también conocí al dueño<br />
<strong>del</strong> hotel, un ejecutivo de una compañía de discos. Su esposa me había consultado a causa de una<br />
enfermedad y nos hicimos amigos íntimos. Él me dio valiosos consejos cuando produje mi primer CD<br />
musical de meditaciones curativas. Muchos años después, nuestras amistades han seguido<br />
evolucionando y nos sentimos vinculados en el espíritu <strong>del</strong> amor. Sabemos que estamos conectados<br />
kármicamente.<br />
Afirmaciones sutra para el séptimo principio<br />
Imagina que puedes moverte al ritmo de los impulsos de un Universo consciente.<br />
(ritam)<br />
Imagina que bailas al ritmo <strong>del</strong> Universo.<br />
(ritam)<br />
Imagina que los ritmos de tu cuerpo están en perfecto orden.<br />
(ritam)<br />
Imagina que tu cuerpo es una sinfonía.<br />
(ritam)<br />
Imagina que eres la armonía <strong>del</strong> Universo.<br />
(ritam)<br />
Imagina que cada vez que buscas algo, el Universo te da pistas en forma de coincidencias.
78<br />
vigilia.<br />
(ritam)<br />
Imagina que hay una conexión entre lo que ocurre en tus sueños y lo que ocurre en tu vida de<br />
(ritam)<br />
Imagina que estás evolucionando y te estás transformando en un ser más elevado.<br />
(ritam)<br />
Imagina que hay un significado y un propósito en todo lo que ocurre y en todo lo que haces.<br />
(ritam)<br />
Imagina que hay una aportación que tienes que hacer al mundo.<br />
(ritam)<br />
Imagina que la vida está llena de coincidencias.<br />
(ritam)<br />
Imagina que percibes lo que otros tal vez no.<br />
(ritam)<br />
Imagina que distingues el significado oculto de los acontecimientos.<br />
(ritam)<br />
Imagina que la vida está llena de experiencias intensas.<br />
(ritam)<br />
Imagina que tienes talentos únicos que utilizas para servir y ayudar a los demás.<br />
(ritam)<br />
Imagina que todas tus relaciones son enriquecedoras y gozosas.<br />
(ritam)<br />
Imagina que te <strong>del</strong>eitas en el juego y el humor.<br />
(ritam)
9<br />
Cómo vivir el<br />
sincrodestino<br />
Me gustaría volver a la pregunta que formulé al principio <strong>del</strong> libro: si supieras que los milagros pueden<br />
ocurrir, ¿cuáles pedirías?<br />
<strong>La</strong> mayoría de las personas piensa, primero, en tener dinero suficiente. Poseer un billón de<br />
dólares en el banco reduciría, sin duda, nuestra ansiedad económica. Tendemos a pensar que una<br />
vez que tengamos esa clase de seguridad seremos libres de elegir la vida que nos hace más felices,<br />
que satisface nuestras necesidades interiores, que corrobora nuestra estancia en la Tierra como<br />
valiosa. Si supieras que puedes tener todo eso y hacer todo lo que quieras, ¿qué elegirías tener?,<br />
¿qué elegirías hacer?<br />
El sincrodestino te permite que hagas que estos milagros ocurran, sin límites, sin fin. Y lo hace<br />
empujándote, suave y progresivamente, <strong>del</strong> ámbito circunscrito al no circunscrito. Cuando vivimos<br />
únicamente en el ámbito circunscrito, estamos empobrecidos. Nuestras cuentas bancarias<br />
espirituales están vacías. En el ámbito circunscrito, donde la mayoría residimos todo el tiempo, nunca<br />
sabemos qué va a pasar a continuación. ¿Vamos a llegar al final <strong>del</strong> día, de la semana, <strong>del</strong> mes?<br />
Aquí tus actos llevan la carga de la ansiedad. Tus pensamientos serán enturbiados por la duda y tus<br />
intenciones serán obstaculizadas por las preocupaciones <strong>del</strong> ego.<br />
<strong>La</strong> utilización <strong>del</strong> sincrodestino para ponerte en contacto con el ámbito no circunscrito te<br />
permite entrar a un reino de creatividad y correlación infinitas. En éste tienes seguridad, estás libre de<br />
ansiedad y eres libre de ser la persona que estás destinada a ser. Tienes el equivalente espiritual de<br />
un billón de dólares en el banco. En el ámbito no circunscrito, posees una reserva ilimitada de<br />
conocimiento, inspiración, creatividad y potencial. Tienes acceso a una reserva infinita de todo lo que<br />
el Universo puede ofrecer. Independientemente de lo que ocurra en tu vida, tú estás tranquilo, seguro<br />
e infinitamente bendecido.<br />
Los principios <strong>del</strong> sincrodestino ofrecen una ruta directa hacia el desarrollo de tu conexión con<br />
el ámbito no circunscrito. Practica la meditación y revisa las afirmaciones sutra cada día. Con el<br />
tiempo te sentirás tan vinculado con el espíritu que los milagros serán no sólo posibles, sino parte<br />
natural de tu vida cotidiana.<br />
Al igual que todo viaje que valga la pena, vivir el sincrodestino requerirá algún sacrificio de tu<br />
parte. Debes sacrificar tus ideas equivocadas de que el mundo funciona como una maquinaria bien<br />
aceitada, pero sin conciencia. Debes sacrificar tu noción de que estás solo en el mundo. Debes<br />
sacrificar el mito de que una vida mágica es imposible. Algunas personas viven vidas mágicas todo el<br />
tiempo. Han aprendido a restablecer el contacto con la energía ilimitada que yace en la raíz <strong>del</strong><br />
Universo. Han aprendido a buscar pistas de la intención <strong>del</strong> ámbito no circunscrito que se manifiestan<br />
en las coincidencias, y a inferir significados de ellas para saber qué necesitan hacer para aumentar<br />
las probabilidades de que ocurran cosas maravillosas.<br />
Sincrodestino y estados de conciencia<br />
Según los Vedas, existen siete estados de conciencia, pero muchos de ellos no han sido investigados<br />
por los científicos médicos modernos. De hecho, la ciencia establecida no reconoce muchos de estos.<br />
En India, uno de los más grandes sabios <strong>del</strong> siglo pasado, Sri Aurobindo, dijo que como estamos en<br />
una etapa muy temprana de la evolución humana, la mayoría experimentamos sólo los primeros tres
80<br />
estados de conciencia: sueño, vigilia y onirismo. Con el tiempo reconoceremos y comprenderemos<br />
los estados expandidos de conciencia y, cuando lo hagamos, conceptos tales como sincronicidad,<br />
telepatía, clarividencia y conocimiento de vidas pasadas serán aceptados por todos.<br />
Cada uno de los siete estados de conciencia representa un incremento en nuestra experiencia<br />
de la sincronicidad; cada estado sucesivo nos acerca al ideal de iluminación. Todos experimentan los<br />
primeros tres estados básicos, pero por desgracia la mayoría nunca va más allá de ellos.<br />
El primer nivel de conciencia es el sueño profundo. En el sueño profundo tenemos cierta<br />
conciencia: respondemos a estímulos como sonido, luz brillante o sensaciones táctiles, pero en<br />
general nuestros sentidos es tan embotados y hay muy poca cognición o percepción.<br />
El segundo estado de conciencia es el onírico. Durante la experiencia onírica estamos un poco<br />
más despiertos y un poco más alertas que durante el sueño profundo. Cuando soñamos tenemos<br />
experiencias: vemos imágenes, escuchamos sonidos, incluso pensamos. Mientras soñamos, el<br />
mundo de nuestros sueños parece real, importante y pertinente. Es sólo cuando despertamos que<br />
reconocemos al sueño como una realidad confinada, al momento en el que estábamos soñando y<br />
quizá no directamente relevante como nuestra vida de vigilia.<br />
El tercer estado de conciencia es la vigilia. Es en el que estamos casi todo el tiempo. <strong>La</strong><br />
actividad cerebral mensurable <strong>del</strong> estado de vigilia es muy diferente a la de los estados de sueño<br />
profundo y onirismo.<br />
El cuarto estado de conciencia ocurre cuando logramos echar un vistazo al alma, cuando<br />
trascendemos, cuando estamos absolutamente quietos y tranquilos, aunque sea por una fracción de<br />
segundo, y tomamos conciencia <strong>del</strong> observador que está dentro de nosotros. Este estado de<br />
conciencia se presenta durante la meditación, cuando percibimos los huecos, esos tranquilos<br />
momentos que están entre nuestros pensamientos. <strong>La</strong>s personas que meditan regularmente tienen<br />
esta experiencia cada vez que meditan. Como resultado, su estado <strong>del</strong> yo se expande.<br />
El cuarto estado de conciencia también produce sus propios efectos fisiológicos. Los niveles<br />
de cortisol y adrenalina descienden, el estrés se reduce, la presión sanguínea disminuye y las<br />
funciones inmunológicas se agudizan. Los investigadores han demostrado que cuando percibimos el<br />
hueco que está entre los pensamientos, la actividad cerebral es muy distinta a la que tenemos<br />
cuando simplemente estamos despiertos y alertas. Esto significa que el hecho de atisbar el alma<br />
produce cambios fisiológicos en el cerebro y el cuerpo. En este cuarto estado de conciencia, así<br />
como podemos echar un vistazo al alma, también podemos ver los inicios de la sincronicidad.<br />
El quinto estado de conciencia recibe el nombre de conciencia cósmica. En este estado tu<br />
espíritu puede observar tu cuerpo material. Tu conciencia va más allá de la vigilia de tu cuerpo y <strong>del</strong><br />
atisbo <strong>del</strong> alma; tiene conocimiento cabal de tu lugar como parte <strong>del</strong> espíritu infinito. Aun cuando tu<br />
cuerpo está dormido, tu espíritu, el observador silencioso, mira al cuerpo en sueño profundo, casi<br />
como una experiencia fuera <strong>del</strong> cuerpo. Cuando eso ocurre hay una conciencia atenta y observadora,<br />
no sólo cuando duermes y sueñas, sino también cuando estás completamente despierto. El espíritu<br />
observa y tú eres el espíritu. El observador puede ver el cuerpo que sueña y el sueño, en forma<br />
simultánea. <strong>La</strong> misma experiencia ocurre en la conciencia de la vigilia. Tu cuerpo puede estar jugando<br />
un partido de tenis, hablar por teléfono o ver la televisión. Mientras tanto, tu espíritu está observado al<br />
cuerpo-mente realizar estas actividades.<br />
Este quinto estado se llama conciencia cósmica porque tu conciencia es circunscrita y no<br />
circunscrita al mismo tiempo. En este quinto estado, cuando percibes tu conexión con la inteligencia<br />
no circunscrita, es cuando la sincronicidad empieza a manifestarse con toda su fuerza. En este<br />
estado, te das cuenta de que una parte de ti está circunscrita y que otra, por ser no circunscrita, está<br />
vinculada con todo. Experimentas plenamente tu unidad con todo lo que existe. Tu intuición, tu<br />
creatividad y tu conciencia aumentan. <strong>La</strong>s investigaciones muestran que cuando alguien ha<br />
alcanzado un estado de conciencia cósmica tal que tiene esta experiencia de observación, aun<br />
cuando esté ocupado en otras actividades, sus ondas cerebrales semejan a las que se producen<br />
durante la meditación. Estas personas pueden estar jugando fútbol, pero sus ondas cerebrales son<br />
idénticas a las de una persona que está meditando.<br />
El sexto estado de conciencia se llama conciencia divina. En éste, el observador está cada<br />
vez más y más alerta. En la conciencia divina no sólo sientes la presencia <strong>del</strong> espíritu en ti, sino que<br />
empiezas a sentir ese espíritu en todos los seres. Ves la presencia <strong>del</strong> espíritu en las plantas. En<br />
última instancia, sientes la presencia <strong>del</strong> espíritu en las piedras. Reconoces que la fuerza que anima
la vida se expresa en todos los objetos <strong>del</strong> Universo, tanto en el observador como en lo observado,<br />
tanto en el espectador como en el escenario. Esta conciencia divina nos permite ver la presencia de<br />
Dios en todas las cosas. <strong>La</strong>s personas que están en un estado de conciencia divina son capaces de<br />
comunicarse, incluso, con los animales y las plantas.<br />
Éste no es un estado de conciencia constante para la mayoría. Entramos y salimos de él. Sin<br />
embargo, los grandes profetas y videntes, entre ellos Jesucristo, Buda, muchos yoguis y muchos<br />
santos, vivieron en la conciencia divina.<br />
El séptimo y último estado de conciencia, el objetivo final, se llama conciencia de unidad.<br />
También puede llamársele iluminación. En la conciencia de unidad, el espíritu de quien percibe y el de<br />
lo percibido se funden y se convierten en uno. Cuando esto ocurre, vemos el mundo como una<br />
extensión de nuestro propio ser. No sólo nos identificamos con nuestra conciencia personal sino que<br />
vemos que el mundo entero es una proyección de nuestro ser. Hay una transformación completa <strong>del</strong><br />
yo personal al yo universal. En este estado, los milagros son comunes pero no son necesarios porque<br />
el reino infinito de posibilidades está a nuestro alcance en todo momento. Trascendemos la vida.<br />
Trascendemos la muerte. Somos el espíritu que siempre fue y siempre será.<br />
Cómo desplazarse entre los estados de conciencia<br />
El sincrodestino acelera nuestra capacidad de avanzar por los estados de conciencia con cuatro<br />
métodos. El primero y más importante es la meditación diaria. <strong>La</strong> meditación nos permite atisbar el<br />
alma a través de los huecos que hay entre los pensamientos, y descubrir al observador silencioso que<br />
está en nuestro interior. Es el paso que nos permite avanzar <strong>del</strong> tercero al cuarto estado de<br />
conciencia, de estar simplemente despiertos, a estar atentos y ser conscientes <strong>del</strong> alma. El segundo<br />
método consiste en practicar la recapitulación como se describe en el capítulo 5. <strong>La</strong> recapitulación<br />
nos permite cultivar a ese observador silencioso, que puede llevarnos <strong>del</strong> cuarto al quinto estado de<br />
conciencia. <strong>La</strong> recapitulación nos permite reconocer que lo que era real durante el día es ahora parte<br />
<strong>del</strong> sueño, tal como la realidad de un sueño se desvanece cuando despertamos. El simple hecho de<br />
pensar: «Voy a observar mis sueños» te permite experimentar lo que se conoce como «sueño<br />
lúcido». Pronto podrás convertirte en coreógrafo y director de tus sueños y modificarlos mientras<br />
ocurren. Si recapitulas tu día de vigilia y tus sueños, empezaras a desarrollar esa capacidad de<br />
observar durante la vigilia, tanto tus sueños como tus experiencias diurnas.<br />
El tercer método consiste en favorecer las relaciones, en experimentarlas como una conexión<br />
entre espíritu y espíritu y no entre un ego y otro. Esto facilita el acceso al sexto estado de conciencia.<br />
El abandono de tu necesidad de aprobación y de control acelera este proceso. Cuando las personas<br />
están verdaderamente sintonizadas entre sí, experimentan la sincronicidad en su relación.<br />
El cuarto método consiste en leer los sutras. En mi experiencia, si lees la misma oración, el<br />
mismo sutra todos los días, éste empezará a adoptar nuevos significados y a engendrar nuevas<br />
experiencias conforme tu conciencia se expande. <strong>La</strong> sabiduría védica sostiene que el conocimiento<br />
es distinto en cada estado de conciencia. Conforme tu conciencia se expande, la misma oración<br />
empieza a tomar nuevos matices de significado que te permiten una comprensión más profunda. Esa<br />
comprensión influye en tu manera de experimentar el mundo y esas experiencias pueden influir en tu<br />
estado de conciencia. Con el tiempo y la práctica aprenderás a ver el mundo como nunca creíste<br />
posible, lleno de magia y milagros, capaz de satisfacer cada deseo de tu corazón.<br />
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Qué esperar <strong>del</strong> sincrodestino<br />
Aunque las ideas presentadas en este libro pueden ser el principio de una vida entera de evolución y<br />
realización personales, de ti depende si quieres penetrar en la conspiración de improbabilidades y<br />
encontrar el tesoro escondido que yace detrás de ella. Puedes iniciar el camino hacia el sincrodestino<br />
como una manera de obtener riquezas, para encontrar relaciones más significativas o para alcanzar<br />
el éxito en tu carrera. Sin duda, el sincrodestino puede hacer todo esto por ti. Sin embargo, su<br />
objetivo último es expandir tu conciencia y abrir una puerta hacia la iluminación. Disfruta el viaje.<br />
Cada estado trae nuevas maravillas, nuevas maneras de percibir y de vivir en el mundo. Piensa que
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el sincrodestino es una especie de renacimiento o de despertar. Así como tus días son drásticamente<br />
distintos y más emocionantes que el sueño profundo, los estados quinto, sexto o séptimo de<br />
conciencia multiplican aquello que puedes experimentar. A través <strong>del</strong> sincrodestino podrás<br />
convertirte, finalmente, en la persona que el Universo tiene planeada, ser tan poderoso como el<br />
deseo, tan creativo como el espíritu. Todo lo que necesitas es entusiasmo para unirte a la danza<br />
cósmica y disposición para explorar los milagros <strong>del</strong> alma.<br />
Una vez que estos milagros empiecen a incrementarse en tu experiencia de vida, empezarás<br />
a darte cuenta de que el sincrodestino es sólo el síntoma de un fenómeno más profundo. Este<br />
fenómeno es un cambio en tu identidad y una toma de conciencia de quién eres en realidad.<br />
Empiezas a entender que tu verdadero yo no es una persona; tu verdadero yo es un campo de<br />
inteligencia en el que la persona con la que te has identificado y todas las demás personas y el<br />
entorno en el que existen, surgen y evolucionan como resultado de tus interacciones contigo mismo.<br />
Ya no interpretas al Universo como la suma total de partículas separadas y distintas, sino como una<br />
unidad coherente e indivisible en la que la personalidad con la que te identificas actualmente y sus<br />
pensamientos y todas las demás personalidades y sus pensamientos, y todos lo sucesos y<br />
relaciones, son interdependientes, patrones entretejidos, un comportamiento único de tu yo no<br />
circunscrito. Tú eres el misterio luminoso en el que el Universo entero, con todas sus formas y<br />
fenómenos, surge y se hunde. Cuando tomas conciencia de esto hay una transformación completa de<br />
tu yo personal a tu yo universal, un conocimiento empírico de la inmortalidad, la pérdida absoluta de<br />
todo temor, incluso <strong>del</strong> temor a la muerte. Te has convertido en un ser que irradia amor <strong>del</strong> mismo<br />
modo que el Sol irradia luz. Finalmente has llegado al lugar donde empezó tu viaje.
No vayas a mi tumba y llores<br />
pues no estoy ahí.<br />
Yo no duermo.<br />
Soy un millar de vientos que soplan,<br />
el brillo de un diamante en la nieve,<br />
la luz <strong>del</strong> sol sobre el grano maduro,<br />
la suave lluvia de verano.<br />
En el silencio <strong>del</strong>icado <strong>del</strong> amanecer<br />
soy un ave rápida en vuelo.<br />
No vayas a mi tumba y llores,<br />
no estoy ahí,<br />
yo no morí.<br />
Indio americano anónimo.<br />
Epitafio para<br />
aquel que<br />
ha llegado
Digitalizado el 1 - 2 de Abril 2004 por:<br />
LeoF<br />
Enjoy!