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CEMENTERIO
/'
DE TABAPUAN
Se llega al cementerio de Tabapuán
por una avenida bordeada de bambúes
altos, sombríos, cuyos troncos
de estrías verde amarillas
HORÁCIO COSTA con el viento se mecen y cantan,
algo mecánicos o disonantes,
Para Juan Malpartida sus acordes como ruidos
de bisagras oxidadas
o como quejumbres misteriosas
de inconformes aves prisioneras.
Cinco grupos de ficus bien podados,
en los que hacen sus nidos los gorriones,
en el atrio esconden un número igual
de bancos de cemento redondos.
Sin duda, desde aquí se divisa
el mejor panorama de la ciudad;
aquí se sientan los domingos
parejas enlazadas de enamorados
y los miembros más viejos de las familias
que acompañaron por la avenida
los escasos serpenteantes cortejos.
El portón de hierro del cementerio
es moderno, claro, funcional:
fue construido al tiempo que Brasilia,
sobre otro portón de madera
que no resistió el paso de los años.
Dentro del perímetro irregular
de mil brazas de extensión