El Caleidoscopio - Crisis Energética
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CAPITULO 4<br />
DERIVADOS FINANCIEROS<br />
Mateo, Parábola de los Talentos, Cap. 25, Vers. 29: "al que más tiene más se le dará, y al que<br />
menos tiene, se le quitará para dárselo al que más tiene".<br />
LA PARADOJA.<br />
De las figuras retóricas, incluidas la metáfora y la ironía, acaso la más bella sea, quizá, la<br />
paradoja, y es por el poso de inquietud azorada que aloja en nuestro discernimiento una vez<br />
consumida, permaneciendo unos instantes flotando en nuestra mente cual pavesa de hoguera<br />
mientras lentamente se diluye entre los conocimientos acendrados y la inseguridad<br />
inaprensible de estas maravillosas contradicciones.<br />
Algo parecido al retrogusto que expresaría un enólogo para definir el sabor de un vino.<br />
Esta De Umberto Eco es bellísima:<br />
Es segura que toda recta, independientemente de su longitud, puede ser dividida en dos partes<br />
iguales. Pero si su extensión es insignificante, es posible que debiese dividirse en dos partes<br />
una recta formada por un número impar de divisibles. Si quisiésemos que ambas rectas fuesen<br />
iguales habría que haber dividido en dos el indivisible mediano.<br />
Y siendo este, aunque ínfimo, a su vez extenso y por tanto una recta inescrutable en su<br />
brevedad, debería ser también divisible en dos partes iguales.<br />
Y así hasta el infinito.<br />
No existe cuerpo sólido tan compacto como el oro, y sin embargo, con una sola onza de este<br />
apreciado metal y un batidor de oro conseguiremos mil láminas; la mitad de ellas serán<br />
suficientes para dorar un lingote de plata. De esa misma onza de oro, los artesanos que de<br />
antiguo preparaban hilos de oro y plata para pasamanería con sus ruecas, es factible que la<br />
redujesen a un hilo del espesor de un cabello de una longitud de un cuarto de legua, o cinco<br />
mil pies, o 1.393 metros; y a un punto se detendrían estos artesanos al no poseer los<br />
instrumentos adecuados; ni siquiera el ojo podría ya divisar el hilo a partir de ese momento.<br />
Pero, si unos insectos microscópicos industriosos y sabios poseyesen el conocimiento para<br />
alargar ese hilo de suerte que pudiese extenderse desde París hasta Bruselas…y si existiesen a<br />
su vez los insectos de estos insectos ¿a qué sutilezas no conduciría ese hilo de oro?<br />
Si lo observásemos con un microscopio óptico primero, de sencillas lentes, para escrutarlo a<br />
continuación con uno electrónico de lentes magnéticas y continuar divisando los sucesivos<br />
gradientes en el campo escalar pasando a un microscopio digital, luego a uno cuántico de<br />
nanoscópica precisión y efecto túnel y así hasta el infinito (observando ya con el ojo de<br />
Argos) produciendo esta división partes cada vez más pequeñas y a pesar de ello