Cuando el presidente Calde - Libertas

El sistema de partidos en México es
utópico. En cambio un buen negocio
familiar. En este contexto la
organización civil: Movimiento de Regeneración
Nacional, MORENA, pretende convertirse
antes de enero próximo en otro partido,
no como nuevo concepto de izquierda, sino
como el resto de pequeños para alimentar su
subsistencia con fondos federales y formar
alianzas para conseguir espacios políticos, sin
ofrecer opción real de gobierno, pues las masas
desideologizadas, solo perciben actores
políticos diferentes.
De entrada da mala espina que el candidato
presidencial perdedor de izquierda
Manuel López Obrador al distanciarse de las
otras corrientes de la misma ideología conforme
con familiares y amigos en desgracia
política la presentación de lo que podría ser
nuevo partido sin marcada diferencia ideológica.
Está comprobado que la izquierda
mexicana en sus diferentes versiones solo
cree en el egoísmo y en el fanatismo ciego
que la divide. Al final podría tratarse de un
sueño guajiro de AMLO, quien se cree mesías
de las masas, aunque se trata de un fenómeno
coyuntural y pasajero. O por lo menos
buscará permanecer como francotirador de
la política, alimentado por las arcas oficiales.
La izquierda, incluido el PRD, está integrada
por partidos minoritarios que para
ganar espacios electorales se obliga a buscar
alianza, incluida con su antípoda ideológica
de Acción Nacional (PAN), como ya adelanta
será en los procesos de 2013. El tabasqueño
cree tener las riendas de esa corriente para
convertirse en verdadera fuerza política, sin
analizar que está rodeado de la misma jauría
de carroñeros, que por siempre han ejercido
división interna y jalado agua para su molino.
MORENA pretende ser la luz de esa co-
rriente cuando la tendencia en México,
después de la alternancia pacífica del poder,
es instituir el bipartidismo, como el norteamericano
donde existen por lo menos 30 partidos
pequeños satélites del Demócrata y
Republicano, que únicamente aspiran a
7 octubre 2012
@Angel_Viveros | angelviveros@hotmail.com | POR ÁNGEL VIVEROS
Los diablos de alternancia
y bipartidismo
recibir dinero de fondos federales en tiempos
de campaña. A diferencia de México, en
USA requieren por lo menos cinco por ciento
de los sufragios, aunque no existe diferencia
en cuanto que los grandes partidos son una
colación de intereses diversos que no resuelven
la problemática social.
La insistencia del PAN por la reelección
parlamentaria y municipal forma parte del
interés bipartidista semejante al norteamericano.
Por eso en la elección presidencial
pasada públicamente presentó al PRI como
único opositor real. En cambio la izquierda
pretende nueva reforma electoral, mediante
la cual pueda llegar al poder, sin muros como
las encuestas, gastos de campaña, o compras
de votos.
El regreso del Partido Revolucionario Institucional
(PRI) al poder -consintió diferentes
reformas políticas para la alternancia en el
poder en el 2000-, sería el único, junto con
el PAN, con capacidad para plantear el bipartidismo
para dar paso a dos grandes coaliciones
antagónicas que generen estabilidad
política, y solo dejar partidos satélites a fin de
que los ciudadanos se sientan expresados en
alguna otra fuerza política. Contar con más
de media docena de micro paridos, México
no será más democrático, pues únicamente
sirven como contrapesos del voto, y para los
pesos y centavos de algunas familias vívales
de la política.
La postura del presidente electo, Enrique
Peña Nieto, al implantar nueva forma de
hacer política con acercamientos a fuerzas
antagónicas de la derecha, todavía lejano
con la izquierda, ya generó ganancias con la
aprobación de la Reforma Laboral y de Transparencia
en materia de Contabilidad. Si bien
corresponden todavía a la administración
panista, el mensaje está a la vista de lo que
vendrá en el futuro.
Quienes se oponen al bipartidismo basan
su tesis en que aún cuando existe un sistema
de partidos fragmentado, el electorado se
siente representado en el Congreso. Los que
están a favor argumentan que los pequeños
han frenado al país ante la falta de unidad
para sacar adelante las mejores leyes para
un mejor país. Este divisionismo ha vuelto
inestable el trámite legislativo como en la reforma
laboral, y se culpan unos y otros de las
docenas de normas en la congeladora.
Para llegar por los menos al tripartidismo
debe comenzarse por otra reforma política,
y colocar candados más robustos para la integración
de un partido con mayor número
de afiliados y de votación, donde entraría
MORENA. Las condiciones están dadas, solo
hay que dar el paso.
CARTELERA POLÍTICA
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