Cuando el presidente Calde - Libertas

TORRE NEGRA
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POR EDUARDO PASQUEL | epasquel@yahoo.com | @lalopasquel
El 26 de septiembre ante la Asamblea
General de las Naciones Unidas, el
presidente de México, Felipe Calderón
Hinojosa, sorprendió a propios y extraños
al señalara que si los países consumidores de
droga “están decididos y resignados a consumir
drogas, [que] busquen, entonces, alternativas
de mercado que cancelen las estratosféricas
ganancias de los criminales”. Además apuntó
que si estos países no pueden bajar el consumo
“entonces tienen la obligación moral de
explorar todas las alternativas para eliminar
las estratosféricas ganancias de los criminales,
incluyendo explorar las opciones regulatorias
o de mercado... Hoy propongo, formalmente,
que ésta, nuestra Organización de las Naciones
Unidas, se comprometa en el tema, que haga
una valoración profunda de los alcances y de
los límites del actual enfoque prohibicionista en
materia de drogas”.
Algunos han criticado la posición del
presidente Calderón, considerándola tardía.
Expresan que es ya al final de su administración
cuando abre la puerta a esta posibilidad,
cuando ya la violencia generada por este
fenómeno ha dejado más de 60 mil muertos
en nuestro país. Otros recurren al expe-
diente del lugar común para afirmar que más
vale tarde que nunca. Recordamos que tres
ex presidentes latinoamericanos: Fernando
Henríquez Cardoso, de Brasil; Cesara Gaviria,
El enfoque prohibicionista
de Colombia y Ernesto Zedillo, de México, se
han manifestado a favor de la apretura al comercio
legal de drogas blandas, por ejemplo:
la marihuana. Pero también recordamos que
ninguno de los tres lo hizo como mandatario,
sino una vez que dejaron su posición.
En realidad, dejando a un lado la oportunidad
del señalamiento de Calderón bien
valdría la pena que le tomasen la palabra y la
Organización de Naciones Unidas realizara la
valoración solicitada al enfoque prohibicionista
en materia de drogas.
Ahora bien, propongo respetuosamente,
que se haga otra valoración, que se revise
concienzudamente la alternativa de lo que
podríamos llamara el enfoque liberacionista
o de mercado en materia de drogas. La razón
es que probablemente podríamos llegar a la
conclusión que han llegado muchos, de que
la prohibición no solo no ha servido sino que
ha empeorado las cosas y, por lo tanto, pasar
libremente a un modelo de mercado que no
conocemos siquiera en papel.
Liberar la producción, industrialización,
distribución y comercialización de la ma-
rihuana, por ejemplo, significaría que todos
los actores en el proceso estuvieran regulados
como todos los demás implicados en
los procesos similares en todos los países. Le
dejo algunas preguntas que se presentarían
si esto ocurriera en México:
1. ¿Quiénes hoy delinquen ganando
cantidades estratosféricas aceptarán
incorporarse a la legalidad, ya sea como
empresarios o empleados, ganando
mucho menos y pagando impuestos?
2. ¿Quienes así lo hicieran recibirían
un indulto general por los crímenes
cometidos con anterioridad?
3. ¿Los productores agrícolas de marihuana
recibirán apoyos gubernamentales,
como los productores de granos,
hortalizas, frutas y verduras?
4. ¿La marihuana sería regulada por las
leyes como lo es el tabaco, las bebidas
alcohólicas, los alimentos, las bebidas
no alcohólicas, los medicamentos, etc.?
¿Y en su caso, tendrán un registro de
la Comisión Federal para la Protección
contra Riesgos Sanitarios, COFEPRIS?
5. ¿A la marihuana se le aplicará un
Impuesto Especial sobre Productos y
Servicios, IEPS?
Así podríamos seguir con la lista de preguntas
con todas las que usted quiera incluir,
y una vez que tengamos las respuestas
podremos tomar una decisión informada
acerca de si vale la pena transitar de un enfoque
prohibicionista a un enfoque liberal o
de mercado.
Antes no.
7 octubre 2012